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M.H.: “Apuntes sobre la situación energética”, un trabajo de Claudio Lozano y Gustavo Lahoud. ¿De qué se tratan estos apuntes? que escribiste con tu colega, compañero de militancia, director del Banco Nación. Un miembro crítico del gobierno.
G.L.: Sí, porque en los temas que tienen que ver más directamente con su trabajo, política laboral, empleo, análisis económico general, Vicentín, ha sido muy importante y ha puesto en debate un aspecto central que tiene que ver con la recuperación de un rol inteligente y realmente fiscalizador del Estado en una actividad que está encarada por pequeños grupos que generan a la vez grupos concentrados tanto privados como nacionales y extranjeros, como ha sido el caso de Vicentín y con enormes criterios de opacidad para el manejo de los propios negocios, lo cual incluye offshorización y evasión permanente de capitales de la Argentina. Así funciona en parte la economía argentina.
En cuanto a la publicación “Apuntes sobre la situación energética” surgió a partir de que en los últimos meses se han dado a conocer distintos borradores de un proyecto de inversiones hidrocarburíferas en las que estaría trabajando el gobierno de Alberto Fernández y la verdad es que hemos podido acceder a un material bastante completo de lo que se está trabajando y una de las cuestiones que nos llamó la atención es que se trata de un esquema de promoción de inversiones a gran escala, tanto para gas y petróleo, pero fundamentalmente centrado en Vaca Muerta y con perspectiva de trabajar en nuestro Mar Argentino, en la plataforma continental del Atlántico Sur. Con inversiones que iban en función de los distintos tipos de proyectos porque había distintos regímenes promocionales, un total de cuatro, que iban de los 200 a los 1.200 millones de dólares.
Y los regímenes promocionales, tanto para gas como para petróleo, se establecerían por veinte años. Imaginate que amén de todas estas cuestiones, en el contexto en el que necesitamos discutir una agenda propia, de la región, de transición energética, descolgarse con un esquema de estas características.
M.H.: Y con una impronta productivista exportadora tengo entendido.
G.L.: Así es, lo marcamos en el documento, y además tiene otra característica que entronca con esta situación en la que nosotros caracterizamos con la que funciona la Argentina permanentemente, exportadora de dólares y de nuestros propios bienes a partir de la fuga cuya contracara es el endeudamiento.
Hay una serie de inversiones que están apalancadas o incentivadas a partir de la posibilidad de que aquellos que las realizan puedan acceder a importantes porcentajes de liberación de la tenencia de divisas por posibles importaciones.
Es decir, divisas que no se ingresarían al sistema, al mercado de cambios nacional y de las que podrían disponer libremente los posibles inversores en estos esquemas que se están pensando, con niveles que van del 40 al 60%, según los proyectos y los capitales que se inviertan.
A la vez que exenciones impositivas de todo tipo, bajas en los propios cobros de las regalías, que son los derechos que le cabe cobrar a las provincias productoras por la explotación de sus recursos hidrocarburíferos y también a la Nación en el caso de las explotaciones que están a más de 12 millas marinas y que son de jurisdicción nacional. Reducción de regalías como un incentivo más para propiciar ese esquema inversor a gran escala.
Esto es lo más remarcable de este proyecto. Uno se pregunta a partir de esto, en primer lugar, si este es un esquema que podría ser de una manera u otra relacionado con lo que la Argentina tiene como objetivo fundamental a encarar que es la disponibilidad, acceso, con sostenibilidad ambiental, que son los ejes centrales sobre los que hay que trabajar en el sistema energético, para garantizar precios justos y accesibles en un marco de funcionamiento de la energía.
Que tiene que estar en línea con darle competitividad al resto de la economía. Y no generar en el contexto de la discusión en la que estamos, cambio climático de por medio, aumento de las tensiones por la falta de compromisos adecuados para la baja de emisiones de los principales contaminadores del mundo.
No se puede propiciar un esquema por veinte años que implicaría que nosotros incorporemos nuevas e irreversibles zonas de sacrificio. No solo Vaca Muerta, sino otras zonas de la Patagonia y lo que hoy plantea un escenario de ciencia ficción como es la posible explotación de nuestro Atlántico Sur. En donde, ha habido a principios de julio una audiencia convocada por el ministerio de Ambiente para presentar los informes iniciales de la proyección sísmica en tres bloques de la Cuenca argentina norte, que es una de las cuencas que había sido licitada durante el último año de Macri.
Y esto terminó en un escándalo, no ha trascendido públicamente. Participaron más de 500 personas, muchas de ellas de los frentes marítimos desde Mar del Plata hasta la Patagonia, muy preocupadas las comunidades por las posibles implicancias que podría tener liberar una explotación a gran escala en condiciones no solo climáticas, sino también ambientales muy complejas, porque ahí tenemos una diversidad marina.
M.H.: Se mezclan varios temas, medio ambiente, transiciones productivas energéticas, cambio climático. El denominado “nuevo acuerdo verde”. ¿Qué podés comentarnos al respecto? Y quiero mencionar a Vaca Muerta porque hay denuncias por la reiterada situación sísmica que se ha producido en la zona.
G.L.: Esto ocurre hace años, nos vamos enterando por la población local y esto ha desaparecido de cualquier tipo de reporte que hagan las empresas, con YPF a la cabeza, que están delante de la producción en Vaca Muerta y esto plantea una preocupación muy importante, porque los registros de este tipo de situaciones como consecuencias directamente relacionadas con la explotación masiva, vía fracking, en los EE UU tiene antecedentes muy importantes de costa a costa y en el interior del país.
Como sabemos es el único gran país que ha encarado experiencias de producción masiva a través de la técnica del fracking. Cuando me consultabas por el llamado “nuevo acuerdo verde” que se viene tratando hace algunos años, y que el ministro Kulfas al parecer hace ya varios meses, lo ha presentado como uno de los caminos que debería emprender la Argentina, ahí lo que hay que advertir es que no se trata solamente de incluir fuentes renovables en una matriz energética más diversificada, sino de lo que se trata es de cambiar el tipo, la modalidad y el paso del patrón productivo de crecimiento.
Porque el problema es que cuando se planifica en materia energética, la falta de una planificación sistémica, hace que se piensen desvinculados los fenómenos de la producción, por otro lado, los de la transformación y, por otro, los de distribución y consumo.
Y todos forman parte de la economía política de la energía hidrocarburífera y de la energía en general. Quiero decir que la Argentina puede incorporar con criterios de descentralización regional desarrollo de fuentes renovables, combinadas con otras. Pero esto tiene que partir de un criterio nacional y tendiente a la integración regional con los países limítrofes. Y a esta altura de la crisis mundial en la que estamos, el gran acuerdo verde que yo vería por delante es que planteemos una estrategia de integración regional en materia energética.
M.H.: Algo de eso había planteado el Comandante Chávez.
G.L.: Chávez lo planteó cuando se puso en marcha uno de los instrumentos más importantes, que fue liquidado en los años neoliberales, que fue la UNASUR. Esto se trabajó en el Consejo de energía sudamericano, en los primeros esbozos y lamentablemente luego del 2013/4 no se siguió por esa línea.
Esa estrategia verde no puede ser nunca confundida con la estrategia de transición que las corporaciones hoy ya están planteando. Porque las corporaciones llevan movilidad sustentable con litio de por medio, hasta la posibilidad de introducir otra variante como hidrógeno verde asociado a la producción renovable a gran escala.
Todos esos proyectos están pensados sin tener en cuenta adecuadamente los cambios que vamos a tener que hacer en el funcionamiento a gran escala de la economía y en el comportamiento de los patrones de consumo de todos los sectores.
Son visiones que se ponen en juego como para patear la pelota hacia adelante del contexto de crisis climática en el que estamos y a través del cual los grandes capitales buscan lavarse la cara a través de esta estrategia verde que implica, por otro lado, volver a generar una dinámica de endeudamiento a gran escala, que es otro de los fenómenos que yo veo asociado a esto.
A partir de la reedición de los “bonos verdes” que estuvo vinculado al famoso acuerdo de Kioto de 1999 que quedó en la nada finalmente. Pero que sirvió para encarar que los países centrales tuvieran carta libre para seguir encarando proyectos contaminadores en el hemisferio sur y para, por otro lado, frenar nuestros procesos de desarrollo desde otro lugar.
Entonces, hoy en un contexto como el actual, la única agenda climática, o verde, de desarrollo que tenemos que plantear tiene que estar en línea con recuperar una visión sistémica de la energía, para un modelo de crecimiento nacional que tiene que reocupar inteligentemente nuestro país, poner en producción sostenible zonas que hoy no lo están.
Lo mismo pasa respecto del mapa energético. La Cuenca del Noroeste con eje en Salta y la de Cuyo con eje en Mendoza están prácticamente abandonadas, porque todos los capitales hidrocarburíferos nacionales e internacionales están yendo en búsqueda de mayor rentabilidad a Vaca Muerta o poniendo la perspectiva en la posible explotación futura del Atlántico Sur.
M.H.: Me consta lo de Salta, porque he hablado mucho el tema con “Pepino” Fernández, de la UTD de Mosconi. ¿A “Apuntes…” se puede acceder por internet?
G.L.: Se puede acceder a través de www.ipypp.org.ar
Fuente: https://rebelion.org/de-cara-a-la-crisis-climatica-el-gran-acuerdo-verde-seria-plantear-una-estrategia-de-integracion-regional-en-materia-energetica/