Cantar nutre el cerebro infantil. La voz, el primer instrumento musical

24 Enero 2019/Fuente: Terra Mater

Parece como si los adultos necesitáramos siempre argumentos sobre la utilidad de las cosas para dar valor a lo que en sí mismo es valioso. Pero dado que estamos inmersos en un mundo tan rápido y que va descartando lo que desde siempre ha nutrido el rico mundo infantil (los juegos, los cuentos,las canciones …), merece la pena conocer qué dice la ciencia sobre los efectos de cantar en los niños pequeños.

La ciencia ya ha descubierto que la música (no tanto escucharla como hacerla) es uno de los estímulos más potentes y complejos-completos para el desarrollo de los niños y jóvenes (¡y de los adultos!).  Pero ¿y cuando los niños son demasiado pequeños para aprender a tocar un instrumento?  La respuesta es sencilla: la voz.

Las canciones infantiles son una parte importante de la tradición cultural infantil por algo. Si todas las culturas tienen su propio folklore infantil es porque responde a una necesidad universal, ahora científicamente estudiada en una investigación realizada en la Universidad de Munster (Alemania) por los Dres. Thomas Blank y Karl Adamek. El estudio se realizó en 500 jardines de infancia, con la colaboración del Departamento de Salud Publica, constatándose que un 88% de los niños que cantaban frecuentemente estaban preparados para la escolarización normal, en contraste con solo un 44% de aquellos en cuya escuela se cantaba menos.

El estudio demostró que cantar y jugar cantando estimula el desarrollo físico, mental y social de los niños en una medida que se ha subestimado, y que se refleja en una mejor maduración cerebral y en el desarrollo del habla, la inteligencia social y el control de la agresión.

Cantar beneficia a todos los niños, pero de un modo muy especial a aquellos que viven situaciones de desventaja social(violencia familiar, escasos recursos, inmigración reciente…).  Es difícil medir los incontables beneficios de una actividad que pone en juego el cuerpo, las emociones y la mente, pero una posible explicación parcial la dan los estudios neurobiológicos y fisiológicos que muestran que cantar produce hormonas de bienestar y reduce las que desencadenan reacciones de agresión.

Del mismo modo, es fácil deducir que aquellas canciones infantiles que implican juegos, rondas, palmas, etc., a un determinado ritmo, al ser de más compleja ejecución e involucrar tantas habilidades diferentes sincronizadamente, potencien aún más las conexiones neuronales y la maduración de estructuras cerebrales básicas.

Faltaría más investigación sobre el efecto en los niños pequeños de sustituir las canciones infantiles tradicionales, todas ellas compuestas en la escala pentatónica (según la pedagogía Waldorf más cercana al momento evolutivo de los mas pequeños), por canciones que escuchan jóvenes y adultos, todas ellas compuestas en la escala heptatónica.  Eso sin mencionar otros aspectos como las letras, el efecto sensorial sobre niños muy pequeños de muchas de las canciones  modernas o la pérdida cultural que supone que la riqueza del folklore tradición popular infantil vaya cayendo en el olvido.

“Hoy en día pocos niños serían capaces de cantar cinco o seis canciones tradicionales catalanas o españolas. Nos hemos quedado sin lazo con la tierra. No nos percatamos de que cuanto más globales son la vida y la sociedad, más importante resulta que recordemos nuestras raíces e identidad.”

Jordi Savall. La Vanguardia Magazine. 22/03/2015

Fuente: https://terramater.es/cantar-nutre-el-cerebro-de-los-ninos-la-voz-el-primer-instrumento-musical/?fbclid=IwAR2brZoOp6pPAzjDRotoRPnWbRCda1rZi8OYbn7yrRgI7e3elZpbPVeSk_I

Comparte este contenido:

¡Juguemos a apoyar el cambio!

22 de marzo de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Por: Jesús María Moradillo de la Hija

Decía Emma Goldmann (1869-1940): La auténtica emancipación no comienza en las urnas ni en los tribunales, comienza en el alma de la mujer”.

El otro día caminando por la calle veo a un grupo de niñas que cantaban algo que me traía recuerdos infantiles. En el barrio donde vivía de niño, cuando no estaban los amigos habituales, no había más remedio que jugar con las chicas a las gomas o a la comba, había que “admitirlas” como compañeras de juegos, pero sólo para no aburrirse. No me daba cuenta entonces que eran ellas las que me “admitían” en su grupo. Al jugar con ellas solían cantar una canción que seguro os suena:

“Mamá, papá, con cuántos añitos me dejas casar?. /Con uno, con dos, con tres…” y así seguía hasta que fallaba. Hoy día, escuchaba la misma canción pero con otra la letra: “Mamá,  papá, cuántos añitos tendré?. Uno, dos, tres…”

Al principio no lo di importancia, pero después pensando en la pegadiza canción veía que ha habido un cambio importante. La sociedad ha cambiado gracias a que ha habido un cambio educativo. Hoy día la sociedad es más igualitaria, al menos estamos en el camino hacia ello gracias a que nos tomamos más en serio una coeducación no solo en las aulas, sino también en los entornos no-formales. Esta coeducación todavía deja mucho que desear en el entorno audiovisual, o dicho de otra manera hay mucho camino que recorrer.

En las canciones no sólo transmitimos memes culturales, sino que además se transmiten de manera más rápida y eficaz por su componente emocional. De hecho, aprendemos mejor cantando. Quizás nuestras mentes infantiles entonces  no caían en la cuenta de la importancia del contenido de dichas canciones, así como tampoco en lo mucho que podía calar su mensaje en nuestro no-consciente. Tengo una niña de dos años y medio a la que la gusta oír canciones y procuro que no sean algunas que implican un rol machista de la mujer, pues con los alumnos podemos hacer lo mismo: vamos a apoyar el cambio de una cultura machista a una no machista. Para este cambio podemos empezar con el análisis de algunas canciones infantiles. La actividad que he realizado con alumnos en torno a los 14 años, aunque puede ser para todas las edades, es la siguiente:

  1. Les propongo recordar canciones infantiles. Yo propongo una, pero antes escucho sus ideas.
  2. Las cantamos y luego las escribimos.
  3. Por grupos leemos la letra y señalamos aquello que de pistas sobre violencia de género, subordinación, minusvaloración, encasillamiento del rol femenino, etc. En fin, lo que pueda implicar una actitud o hecho machista.
  4. Después por grupos jugamos a cambiar la letra eliminando esa actitud o hecho machista. De esta manera apoyamos el cambio.

Hay muchos ejemplos que seguro os recuerdan momentos de la infancia, en este link encontraréis una selección. No todas tienen contenido machista, pero sí unas cuantas, por lo que hago grupos en clase para que las identifiquen y cambien la letra. Esto es muy divertido, al mismo tiempo que entrenamos nuestra capacidad crítica para identificar actitudes machistas. Así que ¡juguemos a apoyar el cambio!

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/juguemos-apoyar-el-cambio/

Comparte este contenido: