Disciplina sin azotes: guía para educar sin violencia por edades

El castigo corporal no educa, solo provoca daños: se asocia con una mayor probabilidad de padecer trastornos mentales, intentos de suicidio y consumo de drogas en la edad adulta

¿Son útiles los azotes para enseñar a los niños a comportarse? La respuesta aún no es rotunda a favor del sí o del no, pero cada vez más países ven esta práctica como algo negativo para la salud de los niños.

En todo el mundo, cerca de 300 millones de niños de 2 a 4 años, es decir, tres de cada cuatro, reciben algún tipo de disciplina física por parte de sus padres o cuidadores. De estos últimos, 1.100 millones consideran que el castigo físico es necesario para criar o educar adecuadamente a un niño, según UNICEF.

‘Disciplina efectiva para criar niños sanos’ es la nueva guía, tras la última revisión llevada a cabo en 1998, que la Academia Americana de Pediatría (AAP) ha publicado recientemente. Su objetivo es erradicar los castigos físicos y verbales como métodos correctivos, los cuales son legales en todos los estados del país.

Un estudio anterior, realizado en 2016 conjuntamente por las universidades de Texas y de Michigan y publicado por The Journal of Family Psychology, destacó que los castigos físicos pueden provocar un peor comportamiento y más agresividad a largo plazo y tienen los mismos efectos que haber sufrido «abusos físicos» durante la juventud, aunque de manera «ligeramente inferior».

Catigo físico: «Todo castigo en el que se utilice la fuerza física y se pretenda causar cierto grado de dolor o incomodidad, aunque sea leve»

La Iniciativa Global para Acabar con el Castigo Corporal a los Niños define el castigo corporal o físico como «todo castigo en el que se utilice la fuerza física y se pretenda causar cierto grado de dolor o incomodidad, aunque sea leve». Esto implica, principalmente, golpear a los niños con la mano(bofetadas o azotes) o con un instrumento (látigo, palo, cinturón, zapato, cuchara de madera, o similar); pero también puede conllevar dar patadas, sacudir, empujar, pellizcar, morder, o tirar del pelo o las orejas a los niños, además de obligarles a permanecer en posiciones incómodas o a ingerir, de forma forzada, algún producto, por ejemplo, lavar la boca de un niño con jabón o hacerle tragar especias picantes.

Por otro lado, las formas no físicas de castigo por parte de los padres también tienen efectos perjudiciales sobre la autoestima de los niños. Aquí se incluyen, entre otros, el castigo que menosprecia, humilla, avergüenza, denigra, amenaza, asusta o ridiculiza al niño.

Los problemas económicos, las enfermedades mentales, la violencia de pareja o el consumo de drogas aumenta el riesgo de propiciar castigos físicos a los hijos

Existen evidencias de que el apoyo al castigo corporal entre los padres está disminuyendo en los Estados Unidos. En 2004, muchos de ellos consideraban los azotes como una forma socialmente aceptable de disciplina, pero una encuesta nacional, realizada en 2016, muestra que dicho apoyo cada vez es menor, particularmente entre los padres jóvenes.

El castigo corporal, como medio educativo, es más frecuente en hogares con padres que sufren síntomas depresivos, que recibieron una educación de estas características, o que están influenciados por un trauma de su juventud y relacionan los comportamientos negativos de sus hijos con sus propias experiencias pasadas. Además, el riesgo de propiciar castigos severos a los niños aumenta cuando la familia está experimentando factores estresantes, como problemas económicos, enfermedades mentales, violencia de pareja o abuso de sustancias.

Consecuencias del castigo corporal

Según los investigadores de la AAP, el castigo corporal está relacionado con un mayor riesgo de trastornos, tanto de comportamiento como cognitivos, psicosociales, físicos o emocionales, en los niños que los sufren. Los golpes a niños menores de 18 meses aumentan la probabilidad de que padezcan lesiones físicas, pueden llevar a un comportamiento agresivo en niños en edad preescolar y escolar, y aumentan los enfrentamientos de los hijos con los padres, dañando así la relación filio-paternal.

Por otra parte, el castigo corporal se asocia con una mayor probabilidad de padecer trastornos mentales, intentos de suicidio y consumo de drogas en la edad adulta.

El castigo físico en el mundo

En 1989, la ONU, a través de su Comité de los Derechos del Niño, instó a todos los estados miembros a prohibir el castigo corporal de los niños e instituir programas educativos sobre disciplina positiva. «Las partes tomarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño de todas las formas de violencia física o mental, lesiones o abuso, negligencia o tratamiento negligente, maltrato o explotación, incluido el abuso sexual, mientras esté bajo el cuidado de los padres, tutores o cualquier otra persona que cuide del niño», señaló.

De acuerdo con los últimos datos de Unicef y la Iniciativa Global para Acabar con el Castigo Corporal a los Niños, publicados en 2017, en la actualidad, únicamente sesenta países a nivel mundial han implantado leyes que prohíben totalmente el uso del castigo corporal contra los niños en el hogar. Entre ellos, Suecia fue pionera en adoptar una legislación en 1979. España, modificó, en diciembre de 2007, el artículo 145 del Código Civil, que permitía que los padres o tutores «corrigieran» moderadamente a los hijos. A partir de entonces, estos deben «respetar su integridad física y psicológica».

Sorprende la situación de algunos países culturalmente avanzados. Así, Francia, Italia o Reino Unido no tienen prohibiciones o tienen leyes poco claras, mientras que la legislación canadiense defiende el derecho de los padres «a administrar castigos físicos a sus hijos de entre dos y 12 años, pero sin usar objetos o golpes en la cabeza».

Educar según las etapas de la infancia

La palabra «disciplina» proviene del latín («disciplinare»), que significa enseñar o entrenar, siendo el discípulo el seguidor o alumno de un maestro, líder o filósofo. Educar a los hijos no es sencillo, pero conocer algunas estrategias disciplinarias efectivas, apropiadas para la edad y el desarrollo de un niño, ayudan a hacer esta tarea más llevadera.

La American Academy of Pediatrics (AAP), de EE UU, ofrece una serie de pautas de disciplina que los padres pueden seguir y que permiten al niño regular su propio comportamiento, evitándole sufrir daños, realzando sus habilidades cognitivas, socioemocionales y de funcionamiento ejecutivo, y reforzando los patrones de comportamiento enseñados por sus padres y cuidadores.

BEBÉS

– Da buen ejemplo, los bebés aprenden observando.

– Usa un lenguaje positivo. Limita el uso del «no» para las cuestiones más importantes, como la seguridad.

– Distrae y reemplaza un objeto peligroso por uno que esté bien para jugar.

– Establece unas reglas básicas a seguir por aquellos que se encuentran en el entorno del bebé (familiares, cuidadores…). Todos los niños necesitan una disciplina constante.

NIÑOS PEQUEÑOS

– Elogia los comportamientos positivos e ignora los que quieras desalentar.

– Anticipa los desencadenantes de las rabietas, pueden ser frecuentes a esta edad.

– Enseña a no caer en conductas agresivas (golpear, morder, dar patadas…), pero sin recurrir a los azotes. Da ejemplo lidiando con los conflictos de pareja de manera constructiva.

– Reconoce los conflictos entre hermanos pero evita tomar partido. Por ejemplo, si surge una discusión sobre un juguete, el juguete se puede guardar.

EDAD PREESCOLAR

– Asigna tareas apropiadas para su edad, como guardar sus juguetes.

– Da instrucciones simples y recompensa con elogios.

– Permite que elija entre alternativas aceptables.

Enseña a tratar a los demás como uno mismo quiere ser tratado.

– Enseña cómo lidiar con los sentimientos de ira de manera positiva.

– Resuelve conflictos utilizando tiempos de espera o eliminando la fuente del conflicto.

NIÑOS EN EDAD ESCOLAR

– Explica qué opciones son buenas o malas frente a situaciones difíciles y sus respectivas consecuencias.

– Habla sobre las expectativas familiares y anima a alcanzarlas.

– Proporciona un equilibrio de privilegios y responsabilidad, a mejor comportamiento más privilegios, y viceversa.

– Continúa modelando la paciencia, la preocupación y el respeto por los demás.

ADOLESCENTES

– Equilibra tu amor y apoyo incondicionales con expectativas, reglas y límites claros.

– Encuentra tiempo todos los días para hablar. Es más probable que los jóvenes tomen decisiones saludables si se mantienen conectados con los miembros de la familia.

– Haz por conocer a sus amigos y habla sobre relaciones responsables y respetuosas.

– Reconoce los esfuerzos, logros y éxitos en lo que hace.

– Elogia la opción de evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas. Da ejemplo a través de tu propio uso responsable de estas sustancias.

Fuente: https://www.elcorreo.com/padres-hijos/educacion/disciplina-azotes-consejos-educar-hijos-20181115090525-ntrc.html

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Cómo gestionar los conflictos con tus hijos sin castigarles

Por: Olga Carmona

Dejarnos llevar por el impulso, es lo fácil. Eso no es educar, es reaccionar

Tras mi artículo Educar sin castigos, de ninguna clase, os ofrezco varias pautas para conseguir negociar con tus hijos sin necesidad de recurrir a ellos. A la hora de valorar qué hacer frente a un “mal comportamiento” de un niño o niña, invito a una primera reflexión sobre si lo ocurrido es un mal comportamiento y para quién. Después planteo que no nos quedemos solo en cómo intervenir para enseñarles la forma adecuada de resolver un conflicto, sino ir más allá y tratar de entender por qué se provocó y qué está detrás de un mal comportamiento.

Es frecuente que detrás de algunas conductas inadecuadas lo que hay es simplemente una falta de herramientas y/o de información que hubieran permitido al niño actuar de otra manera.

Otras veces, las “malas” conductas encierran emociones dolorosas a situaciones para las que no tienen otra forma de gestionar ni de expresar, ni siquiera de identificar.

Por eso, como padres, como educadores, tenemos que trabajar en las dos direcciones paralelamente: la reflexión y la intervención.

Está sobradamente demostrado que el castigo no sirve para crear aprendizajes a largo plazo, no cambia las causas que provocan la conducta inapropiada y conduce a emociones negativas hacia quien lo impone, luego tenemos que habilitar otras maneras de enseñar a nuestros hijos a manejarse de formas más constructivas, tanto para ellos como para los demás. Esto exige, el empleo de una gran dosis de inteligencia emocional por nuestra parte y también de creatividad. Dejarnos llevar por el impulso, por el castigo cargado de impotencia, por la falta de alternativas, por la agresividad que algunas situaciones nos generan, es lo fácil, lo automático, para lo que estamos programados. Pero eso no es educar. Eso es reaccionar.

Educar requiere un máximo de paciencia, empatía y de creatividad. Requiere una intención voluntaria de desprogramarnos, requiere muchas veces una “silla de pensar” para nosotros. Un lugar donde, a solas y apartado de nuestro hijo, seamos capaces de calmarnos y recuperar cierta serenidad. A partir de ahí, podremos “accionar” en lugar de “reaccionar”, podremos conectarnos con la situación objetiva y valorar con suficiente distancia lo que de verdad ocurrió y hasta qué punto era tan importante. Podremos ejercer como educadores, no como parte del problema.

Así pues, este sería el primer paso ante un conflicto que nos provoca emociones intensas de ira o agresividad: no actuar. Si se trata de una agresión entre hermanos, poner a salvo al agredido y tratar de hacer lo posible por no formar parte del círculo vicioso y añadir más agresividad y tensión. El siguiente paso sería neutralizar también la intensa emoción que tiene tanto el agresor, como el agredido, priorizando a este último.

Si se trata de otro tipo de mal comportamiento, también suele desatar emociones muy fuertes en ellos y cuando su cerebro está inundado de cortisol (hormona del estrés) no escucha, no ve, no aprende. Está literalmente borracho de negatividad y nuestras palabras serán incluso contraproducentes, aún en el caso de que remotamente sean escuchadas.

El abrazo, si se deja, el acompañamiento tranquilo y silencioso, las palabras calmadas que no buscan culpables ni respuestas, ayudan a ir recuperando un estado donde sí será posible entenderse y tal vez, aprender algo.

Una vez sea posible iniciar un diálogo hay un lenguaje tóxico a evitar:

  • Las etiquetas: eres… (eres agresivo, eres lento).
  • Los absolutismos: siempre, nunca.
  • Las generalizaciones: No hay una sola vez que te diga que hagas los deberes y te pongas a la primera.
  • Las ironías.
  • Las metáforas, que a determinadas edades no entienden y te alejan de ser escuchado.

Las frases hechas.

  • Una comunicación efectiva, tras un conflicto requiere pautas muy sencillas pero que solo fluyen desde un estado de ánimo sereno y con ganas de construir:
  • Pedir al niño que describa lo ocurrido y escuchar sin corregirle, sin juzgarle.
  • Si no es capaz de hacerlo (por edad, por falta de recursos lingüísticos, etc), ayudarle a la reconstrucción de lo que ocurrió, tratando de bajar el lenguaje de forma que nos podamos entender.
  • Que intente identificar la emoción que le llevó a hacerlo y la que sintió después de haberlo hecho: “me enfadé tanto con mi hermano que le di con la caja”.
  • Reconocer la emoción y darle importancia. No queremos inhibir el sentir, sino enseñarles a identificar sus emociones para poderlas manejar. No está mal sentir cualquier cosa, es parte de la naturaleza humana y juzgarlas como malas o buenas invita a la culpa e impide su canalización.
  • Explicarle cómo nos hemos sentido nosotros frente a su mal comportamiento, con palabras certeras, llamando a cada emoción por su nombre: frustrado, enfadado, triste… Desde el “yo me he sentido”, jamás utilizaremos “me has hecho sentir”. Debes hacerte cargo de tus emociones, son tuyas, no suyas. Bastante tiene él o ella con empezar a conocerlas como para además ocuparse de las tuyas. Se supone que eres el que tiene la mayor cantidad de información.
  • Ayudarle a empatizar, buscando ejemplos muy cercanos, cotidianos, que le conecten con una emoción parecida. Sirven las pelis, los dibujos animados, los cuentos, algún incidente en clase… Recordemos que para educar necesitamos altas dosis de creatividad.
  • Recuerda lo hablado o vuelve a hablarlo las veces que hagan falta, cada vez que lo necesite. Sin caer en el hastío, en el “ya te lo he dicho” o peor, en el “te lo dije”.
  • El sentido el humor es un maravilloso comodín a la hora de educar. La risa desbloquea y sustituye el cortisol por endorfinas, creando un cerebro abonado para el aprendizaje, el que perdura. Solo aprendemos aquello que está asociado a una emoción. Entonces, tratemos de hacerlo en positivo

Otra cosa a tener en cuenta cuando educamos es saber que nuestro cerebro tiene serias dificultades para procesar el “No”. Por tanto, tengo muchas más opciones de ser escuchado cuando enuncio frases en positivo que en negativo: “no debes pegar a tu hermano” es mucho menos eficaz que “me gustaría que cuidaras a tu hermano un poco más”… hay mil ejemplos.

Reconoceremos cada éxito, pero mucho más cada intento.

Confía, confía, confía… si mandas el mensaje emocional de que no crees que será capaz de cambiar, de hacerlo mejor, no lo hará. Y lo peor, esa sensación le acompañará el resto de su vida. Te necesita para construirse. CONFÍA, con el corazón, con honestidad. Tiene todo el potencial para hacerlo, solo necesita tu mirada positiva.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/03/06/mamas_papas/1488792799_854703.html

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Los efectos en tus hijos del ‘rincón de pensar’ y otros castigos

Por: Olga Carmona 

Aislar e ignorar física y afectivamente al niño sólo logran que obedezca por miedo

Una madre encadena a una farola a su hija de ocho años por faltar a clase, era el titular de la noticia publicada en este medio hace unos días. Estoy convencida de que la mayoría de los padres y madres que la leyeron pensaron que era una barbaridad. Sin embargo, y conviniendo con todos en que efectivamente lo es, yo quiero hoy hablar de otras formas de maltrato infantil cotidianas, normalizadas, asumidas por la mayoría de los que educan y que llamamos eufemísticamente castigo.

La forma en que castigamos a nuestros niños ha evolucionado en los últimos años, en los que el castigo físico es cada vez menor y peor visto, porque además es ilegal. Sin embargo, han aparecido formas aparentemente más benignas, como la famosa y generalizada “silla o rincón de pensar”. Este engendro gestado y parido por el conductismo más mohoso y maquillado no es otra cosa que el famoso tiempo fuera (time out) disfrazado de moraleja reflexiva. De todos los que somos padres o educadores es sabida la capacidad de reflexión que tiene un niño de tres o cuatro años sobre un suceso o una conducta inadecuada. Hagan el experimento y pregunten a un niño qué ha estado pensando después de estar un rato sentado en la silla de “pensar” y sin riesgo a equivocarme la mayoría le dirá que solo a que pasara el tiempo y le dejaran continuar su vida.

Eso, en el mejor de los casos, porque la silla de pensar es la silla del resentimiento y la confusión. Es una técnica punitiva, se trata de una expulsión o aislamiento del niño sin dotarle de ningún tipo de herramienta para que aprenda a gestionar el conflicto. Un niño no sabe pensar si no es guiado y acompañado con un adulto y desde luego, nadie puede pensar inundado de ira o de frustración. Aislar e ignorar física y afectivamente a un niño no educa. Por el contrario, contenerle, ayudarle a calmarse (respiración, frasco de la calma, un cojín preferido, un abrazo si se deja, unas cuantas carreras…), para después guiarle hacia una reflexión sobre lo ocurrido y tratar conjuntamente de encontrar una mejor manera de hacer las cosas, sí educa. Porque no se trata solo de decirle lo que no es correcto, sino de mostrarle caminos alternativos al mal comportamiento. Incluso pueden utilizarse recursos como teatralizar la situación con las nuevas estrategias para que “ensaye” su puesta en marcha, o darle al botón imaginario del retroceso para tener la oportunidad de esta vez, hacerlo bien. Ellos necesitan saber cómo y es nuestra responsabilidad ayudarles. No expulsarles.

Nos han entrenado durante generaciones para pensar que el castigo, adecuadamente suministrado, es educativo. Y no lo hemos cuestionado. Desde la ciencia conductista que experimenta con perros y ratas de laboratorio, nos dijeron que el castigo modifica la conducta. Y es verdad. Al menos, en el caso de las ratas y los perros. La cuestión es que modificar la conducta no es educar, es adiestrar. Es hacer que el otro haga lo que es presuntamente correcto por miedo y por sumisión porque estoy ejerciendo una acción punitiva sobre él.

Hemos normalizado grandes dosis de violencia contra los niños en nombre de su educación, en el peligroso “por su bien”. Forma parte de la cotidianidad de los hogares la amenaza, la violencia verbal, el silencio, el chantaje, la sumisión. Hablo de una sociedad que entiende la educación y la crianza de forma vertical donde yo adulto, tengo la prerrogativa de administrar la dosis de respeto y dignidad hacia ti que por ser menor y/o saber menos que yo, estás por debajo. Hablo de una sociedad profundamente adultocentrista y violenta en su forma de vincularse y ejercer el poder. Hablo de miles de generaciones que han transmitido todo esto como la sangre que nos corre por las venas sin cuestionamiento alguno, porque cuestionar eso era cuestionar a quien lo ejerció sobre nosotros.

Las consecuencias del castigo

Pero además de que el castigo, en cualquiera de sus variantes, atenta contra la dignidad de quien lo recibe, intoxica el vínculo padre-hijo, produce resentimiento, anula el criterio, genera indefensión, conductas evitativas, y violencia, fragiliza una autoestima en construcción, genera ansiedad y miedo, y perpetúa el modelo anacrónico, simplista e ineficaz de educación, que ya no defenderían ni los conductistas más radicales. Se trata de un modelo aprendizaje que corresponde al siglo pasado y experimentado inicialmente con animales, para generalizarlo después al comportamiento humano. El castigo modifica la conducta, es efectista y nos encanta porque crea el espejismo de que hemos sido capaces de corregir aquello que el niño ha hecho mal, víctimas de la inmediatez de todo lo que hoy nos ocupa. Educar es una carrera de fondo, que consiste básicamente en sembrar la motivación intrínseca en el propio niño para hacer lo que ha de hacerse. Con los castigos no se interioriza el aprendizaje a largo plazo, los niños solo obedecen por miedo y se dejan fuera las variables emocionales y cognitivas, que son básicamente el barro del que estamos hechos.

Se trata de construir cimientos sólidos desde dentro, no convertir a nuestros hijos en marionetas manejadas por la aprobación o desaprobación del entorno, siendo capaces de estimular el criterio propio y el sentido de la dignidad. Se trata de romper un círculo vicioso transmitido por generaciones donde hemos creído que para educar es necesario violentar, coartar, rescindir, amenazar, mientras que simultáneamente les ahorramos por sobreprotección la posibilidad de experimentar las consecuencias del error, construyendo sin querer una sociedad individualista, poco empática que nunca se pregunta el porqué de una mala conducta y solo tiende a eliminarla. Si educamos en el resentimiento obtendremos adultos con deseos de venganza que la ejercerán en cuanto se les brinde el poder para ello: como padres, como jefes, como vecinos, como individuos en definitiva que se relacionan con ese oscuro lugar.

La pregunta obvia entonces es que si no disponemos de esta herramienta tan socorrida para combatir el mal comportamiento, ¿cómo lo hacemos? Yo abogo por un modelo educativo basado en la prevención y en la comunicación emocional. Un modelo donde, por supuesto, hay límites razonados y donde no evito que el niño sienta las consecuencias naturales de un mal comportamiento. Son estas las que nos servirán de vehículo para la reflexión, acompañada y el aprendizaje a través de la experiencia, único aprendizaje verdadero que conduce al crecimiento sano y a la madurez. Un modelo que pone más luz en lo que se hace bien que en el error, un modelo donde dicho error es un recurso genuino y valioso para el aprendizaje, no algo a combatir.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/11/08/mamas_papas/1478602590_915298.html

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Japanese parents admit they leave their children as a form of punishment all the time

Asia/Japón/junio 2016/Autor: Victoria Finan/ Fuente: dailymail.co.uk

ResumenUn experto en educación ha afirmado que no es raro que los padres en Japón abandonen a sus hijos como una forma de castigo después de siete años de edad, Yamato Tanooka se encontró casi una semana después de que sus padres lo dejaron en bosques densos infestados oso.

An education expert has claimed that it isn’t unusual for parents in Japan to abandon their children as a form of punishment after seven-year-old Yamato Tanooka was found nearly a week after his parents left him in dense bear-infested woodland.

University professor Naoki Ogi said he he had been told by many adults in Japan that abandonment is common disciplinary procedure.

Writing on his blog, he said: ‘The parents who put him in this situation must be harshly condemned’

‘Surely, they will be arrested soon,’ he added.

But he also said that many adults had told him they too as children were abandoned by their parents as a form of punishment.

‘This is apparently not unusual!!’ he wrote on his blog.

Yamato was found safe and well yesterday in a disused military facility, three miles from where he went missing on the northern island of Hokkaido.

He had remained alive by sleeping in between two mattresses and surviving off water from a tap outside the facility.

He had made the trek after his parents disciplined him by abandoning him – only to find him missing when they returned to collect him minutes later.

Japanese reacted with outrage on social media after news emerged of what happened last Saturday, with the actions of the parents roundly condemned as ‘abuse’ and them being described as ‘stupid’ for what they had done.

And though there was a national sigh of relief after the boy’s rescue, opinions remained harsh.

‘Missing boy was found and that’s all wonderful, but the parents must be disciplined such as being abandoned on an uninhabited island,’ read a Japanese-language tweet.

The father, Takayuki Tanooka, admitted that what he did was wrong, apologising in front of reporters after being reunited with his son, and decrying his own action as ‘excessive’.

While many social critics, television personalities and others have condemned the parents, some were quick to sympathise over frustration related to child-rearing and discussed their own experiences of tough parental love.

‘Should we call all forms of strict disciplining abuse?’ said one tweet.

‘If you were his parents, would you never keep a distance from your child or even abandon them?

‘This case could be a chance to think about how we engage with children.’

Another Twitter user expressed sympathy with the father, whose impulsive decision to momentarily punish his son turned into a nightmare.

‘Many say the father in the Hokkaido abandonment case is scum, but he was not going to go home without the child.’

Ogi on Friday softened his tone somewhat, recognising that the entire family needs psychological care as they start the healing process after their ordeal.

‘How much distrust is Yamato feeling toward his parents?’ Ogi asked in a fresh blog post.

‘I hope experts will offer adequate care and careful counselling to all members of the family.’

Fuente de la noticia: http://www.dailymail.co.uk/news/article-3625046/Abandonment-common-form-Japanese-punishment-says-education-expert-day-Yamato-Tanooka-island-Hokkaido.html

Fuente de la imagen: http://i.dailymail.co.uk/i/pix/2016/06/04/10/34E24E2C00000578-3625046-image-a-25_1465031665657.jpg

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cooperación genuina, Nicaragua, castigo infantil

Nicaragua en Conferencia contra el castigo infantil

Nicaragua en Conferencia contra el castigo infantil

Por: Viena. Radio La Primerísima / Embanic

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/general/204140/nicaragua-en-conferencia-contra-el-castigo-infantil

Más de 200 representantes gubernamentales de 70 naciones se dieron cita este martes y miércoles en la ciudad de Viena para participar en la Conferencia Mundial «Hacia una infancia libre de castigo corporal», cuyo objetivo principal fue servir de inspiración para colaborar de forma conjunta  en la construcción de un mundo donde el respeto por la dignidad humana de los niños y niñas sea la norma y no la excepción.

El evento fue inagurado por la Dra. Sophie Karmasin, Ministra Federal para la Familia y Juventud de Austria, quién hizo hincapié en que «La violencia no debe ser jamás parte de la educación y debe rechazarse categóricamente.»  Como invitada de honor del gobierno austríaco, estuvo presente  Su Majestad  Silvia Renate Sommerlath, Reina consorte de Suecia desde 1976. «Tengo grandes esperanzas de que en esta Conferencia podamos dar algunos pasos que nos acerquen a la meta de terminar con la violencia.», dijo la reina durante su discurso.  También asistió la  Presidenta de Malta, Sra.  Marie-Louise Coleiro Preca, quien abogó por el respeto a los derechos de los niños, niñas y adolecentes y una sociedad digna para la infancia.  Malta será el país anfitrión de la próxima Conferencia Mundial en el 2018.

El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional estuvo representado por Karla Beteta, Embajadora de Nicaragua en Alemania, quien destacó que en nuestro modelo de Fe, Familia y Comunidad las niñas,  niños y adolescentes son sujetos de derecho y protagonistas.  Asímismo se refirió al cuerpo jurídico y a los instrumentos normativos, que brindan protección especial a la infancia y adolescencia y prohíben el castigo físico o cualquier otro tipo de trato humillante.

Enfatizó  que además de contar con leyes completas e integrales con un espíritu e interés superior de proteger el desarrollo y fortalecimiento de las familias nicaragüense,  nuestros logros se basan en el proyecto Cristiano, Socialista y Solidario impulsado por el Presidente Daniel Ortega Saavedra. Compartió con la audiencia cómo  promovemos  los  valores y  el trato respetuoso, cariñosos y amoroso entre todos los integrantes de la familia, en  comunidad, desde los padres hasta educadores, casas maternas, CDI, Centros y Unidades de Salud; hasta los jóvenes de la Promotoría Solidaria que acompañan este hermoso proyecto en visitas casa a casa por todo el país.

Finalmente, reiteró la voluntad política del gobierno de Nicaragua de trabajar  arduamente y convocados a cuidar juntos la  convivencia en nuestros hogares, familias y comunidades para que prevalezca la cultura nicaragüense de respeto, solidaridad, de alegría por Vivir en Paz.

En el marco de la Conferencia se firmó una resolución que hace un llamado a todos los países del mundo a garantizar por medios de sus legislaciones una educación libre de todo tipo de violencia contra los niños y niñas.

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