¿Qué hace que los jóvenes de 15 años se sientan menos creativos, curiosos, persistentes y responsables que los de 10 años? ¿Y cuáles podrían ser las consecuencias de esto para su futuro?
Estas son algunas de las preguntas que aborda un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre habilidades socioemocionales que se consideran cruciales para el desarrollo presente y futuro de los niños y jóvenes en edad escolar.
Para medir estas habilidades a nivel internacional por primera vez, la OCDE realizó una encuesta en diez ciudades: Bogotá y Manizales (Colombia), Daegu (Corea del Sur), Helsinki (Finlandia), Houston (Estados Unidos), Estambul (Turquía), Moscú (Rusia), Ottawa (Canadá), Sintra (Portugal) y Suzhou (China).
Se aplicaron cuestionarios a alumnos de 10 y 15 años sobre sus comportamientos, actitudes y preferencias, para evaluar si veían en sí mismos un conjunto de 15 habilidades socioemocionales: desde la responsabilidad y la curiosidad hasta la perseverancia, resistencia al estrés, cooperación, tolerancia, sociabilidad, autocontrol y creatividad.
Lo que llamó la atención de los investigadores es que, en general, los jóvenes de 15 años parecían tener mucho menos desarrolladas casi todas las habilidades socioemocionales en comparación con los de 10 años.
Es decir, parece haber una caída significativa en estas habilidades a medida que los niños llegan a la adolescencia.
Esta caída fue más marcada en las niñas en la mayoría de las habilidades analizadas: sin bien por un lado las jóvenes mostraron más empatía, espíritu cooperativo y responsabilidad que los niños, estos mostraron más control emocional, sociabilidad y energía que ellas.
«Esta caída (entre las edades de 10 y 15) es muy clara en lo que respecta a la creatividad, que aparece en niveles mucho más bajos entre los jóvenes de 15 años», dijo el director de educación de la OCDE, Andreas Schleicher, durante un reciente seminario.
«Puede ser que estos jóvenes sean más inseguros y tímidos [que los de 10 años], pero también puede ser que nuestros sistemas educativos no estén fomentando la creatividad de los jóvenes».
Schleicher destacó el valor que estas habilidades emocionales tienen para el mercado profesional del futuro y para la conducta de los ciudadanos.
«Sabemos lo importante que son la curiosidad y la creatividad en el mundo en el que vivimos. La capacidad de crear es lo que nos diferencia de la inteligencia artificial de las computadoras».
Además, señaló que la creatividad no es algo aislado: «los estudiantes más creativos también exhiben niveles mucho mayores de empatía, tolerancia y responsabilidad».
Los cambios en la adolescencia
Durante un seminario web en el Centro Nacional de Educación y Economía de EE.UU. (NCEE), celebrado el 27 de octubre, los ponentes destacaron que la adolescencia es un período de gran transformación emocional y física para los jóvenes.
Susan Rivers, una investigadora de habilidades socioemocionales, planteó que los hallazgos de la OCDE quizá no tomen en cuenta «el papel de la pubertad y el crecimiento del cerebro durante la adolescencia».
«También es una época magnífica, rica y desafiante, así que no es sorprendente que los jóvenes necesiten habilidades más fuertes para navegar por estas aguas», dijo.
Esta misma observación es planteada por otros investigadores.
«Los niños tienen un tipo de requerimiento de sus habilidades socioemocionales y luego llega la adolescencia y todo cambia», explica Ricardo Primi, investigador del Laboratorio de Políticas y Prácticas Educativas del Instituto Ayrton Senna de Brasil.
Hay una «confusión emocional» que pone estas habilidades bajo control en la adolescencia, haciendo que los jóvenes se vean a sí mismos como menos capaces, agrega Primi.
En el seminario, Schleicher estuvo de acuerdo en que estos factores son relevantes.
Pero sostiene que incluso si este declive en la creatividad es mera autoconciencia, lo que realmente importa es el impacto que tendrá en las expectativas de estos jóvenes sobre su propio futuro.
«Porque si una niña de 15 años se percibe a sí misma como menos creativa, o si una niña de 15 años se ve a sí misma como menos creativa que los niños, esto influirá en la decisión que tomará. Influirá en la carrera a la que aspira», dijo Schleicher.
«La forma en que nos vemos tiene mucha influencia en nuestro desarrollo, por lo que el papel de los adultos es ayudar durante este período, abrir puertas a los jóvenes, en lugar de dejar que se cierren como resultado de esta autoconciencia».
«Armas contra las mayores amenazas de nuestro tiempo»
En su informe, la OCDE sostiene que «el éxito en la educación actual no es el desarrollo cognitivo, sino el desarrollo del carácter«, y cuestiona si a medida que los niños crecen, las escuelas están reduciendo el espacio para este desarrollo.
«Se trata de curiosidad (abrir mentes), compasión (abrir corazones), y coraje (poner a funcionar nuestros recursos cognitivos, sociales y emocionales para actuar)», dice el texto.
«Estas cualidades, llamadas habilidades sociales y emocionales, son también armas contra las mayores amenazas de nuestro tiempo: la ignorancia (una mente cerrada), el odio (un corazón cerrado) y el miedo (el enemigo de la acción)».
Otro punto importante es que, de acuerdo con la encuesta de la OCDE, los estudiantes con habilidades sociales y emocionales agudas tienden a obtener mejores resultados académicos.
«Ser intelectualmente curioso y persistente son las habilidades más fuertemente relacionadas con las (buenas) calificaciones escolares, tanto para los 10 años como los mayores de 15 años en lectura, matemáticas y artes «, dice el informe.
Para Andreas Schleicher, estas habilidades deben ser desarrolladas de manera activa (e intencional) en niños y adolescentes, tal como lo hacemos con el conocimiento tradicional de las matemáticas, por ejemplo.
Y este es el gran desafío para las escuelas.
Por su parte, la investigadora Susan Rivers destacó que «ya existe una gran carga para las redes educativas y los educadores», a la par de una falta de apoyo institucional «para que los niños, los profesores y las propias familias puedan fomentar y nutrir estas habilidades» en los jóvenes.
En opinión de Schleicher, puede ser necesario rediseñar los planes de estudio escolares, dando más protagonismo al desarrollo de estas características positivas.
«Algunos planes de estudio se están redefiniendo radicalmente, como en Singapur, ya no con asignaturas (como matemáticas e idiomas) desempeñando un papel central y siguiendo las habilidades socioemocionales», explica.
«Cuando das una clase de educación física en Singapur, no es necesario pensar en cómo el deporte hace que los estudiantes sean más atléticos, sino en cómo puede moldear su carácter, crear empatía y responsabilidad para ellos mismos y los demás «, señala el director de educación de la OCDE.
Por cierto, Schleicher considera el hecho de que las clases de deportes y artes pierdan espacio en el plan de estudios de los estudiantes adolescentes como una pérdida de oportunidades para desarrollar habilidades útiles.
«Los niños que participan en actividades artísticas demuestran niveles más altos de creatividad y curiosidad, en todos los lugares estudiados», dice.
Además, un ambiente escolar agradable fue identificado en el seminario de NCEE como crucial para permitir que florezca la capacidad socioemocional, especialmente la empatía y el control emocional.
La mayoría de los estudiantes entrevistados por la OCDE dijeron que les gusta su escuela. Pero es preocupante que alrededor de una cuarta parte de ellos dijeran que «no sienten que pertenecen a la escuela, no hacen amigos fácilmente y se sienten solos».
Kimberly Schonert-Reichl, que estudia el tema en la Universidad de Illinois en Chicago y que también fue oradora en el evento NCEE, dijo que su propia investigación muestra que los maestros o estudiantes estresados terminan «contagiándose» unos a otros con más estrés y ansiedad, lo cual inhibe el desarrollo de habilidades emocionales.
«Cuando los maestros estaban estresados y agotados, un análisis de los niveles de cortisol de los estudiantes (obtenidos de muestras de saliva) indicó que los estudiantes también estaban bajo estrés», señaló.
Finalmente, la OCDE destaca que las desigualdades sociales juegan un papel importante.
«Parece que los estudiantes de entornos menos ricos tienen más desafíos que superar y menos oportunidades y menos apoyo para desarrollar estas habilidades», dice el informe.
Las personas que mostraron mayor capacidad de autogestión (como la perseverancia y la organización), confianza en su potencial y apertura a lo nuevo fueron los que tuvieron más herramientas para superar los obstáculos impuestos por la pobreza y la baja educación.
Así, argumentan los expertos, enseñar y fomentar estas habilidades desde una edad temprana, en la infancia y la adolescencia, ayudaría no solo a mejorar el desempeño escolar de los jóvenes, sino también a prepararlos para los desafíos de la vida adulta.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-59313691