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Opinión | El ritual escolar: Comunicación – La Catástrofe (2ª parte)

Por: Andrés García Barrios

A través del abuso del Like/Me gusta, hemos creado una sociedad de personas juntas, pero no unidas. La escuela también ha seguido esta tendencia convirtiendo el diálogo en un monólogo donde todo lo diferente es expulsado.

El esplendor de comunicación que se impuso sobre el mundo entero desde mediados del siglo pasado, pronto se vio ensombrecido por un radical escepticismo. Las críticas iban en dos sentidos. La primera objetaba que, si se daba a todo mundo el derecho a hablar, es decir, si en la casa, la escuela y la comunidad se promovía un diálogo de verdad libre e igualitario, todas las autoridades perderían fuerza y como consecuencia sobrevendrían la anarquía y el libertinaje (eso se decía en los sesenta contra el movimiento hippie y las escuelas llamadas “activas”).

Por otra parte, en cuanto a los medios masivos de comunicación, se denunciaba que con ellos ocurría justo lo opuesto: no eran libres ni plurales, no eran partidarios de una expresión igualitaria ni facilitaban el intercambio democrático de las ideas: estaban supeditados a autoridades económicas y políticas, y manipulaban los contenidos conforme al interés de éstas: la comunicación de masas no era verdadera comunicación sino sólo transmisión de mensajes de forma unilateral: las únicas diferencias reales entre, por ejemplo, una televisora y otra, eran las necesarias para la competencia comercial: el espectador lo único que podía hacer era prender el aparato, cambiar de canal y apagar el aparato, pero no tenía ninguna posibilidad de participar en un verdadero diálogo.

Sin embargo, este tipo de manipulación era más profunda de lo que expresaba la mayoría de esas críticas. El problema iba más allá de sólo darle la palabra a algunos y quitársela a otros. Imponer sobre la gente la manera de pensar de los poderosos no era lo peor. Mucho más dañino (y mucho más fácil) era repetir una y otra vez sólo lo que el público quería escuchar: es decir, afirmar y reafirmar sin cesar lo que la gran mayoría de los espectadores (la masa) pensaban de sí mismos, de sus familias, de la sociedad y de la vida en general.

Las cada vez más abundantes celebridades que aparecían en la televisión, la radio o la prensa, dando consejos y emitiendo opiniones, no hablaban de sí mismas, no presentaban su verdadera forma de pensar y vivir; estaban obligadas a repetir los guiones que se les asignaban y tenían rigurosamente estipulado (en general por contrato) lo que podían decir y lo que no. Estas “personalidades” de ninguna manera se abrían al diálogo y a la confrontación con las ideas, sentimientos y valores de sus “admiradores”. Se hacían partidarias de creencias y tradiciones populares que en realidad muchas veces menospreciaban, y anunciaban con entusiasmo productos comerciales que jamás habían consumido ni consumirían.

Los medios de comunicación no mostraban un mundo distinto al que el público ya conocía: no incluían otras historias, otros dramas, otro tipo humor, otros problemas ni otras formas de entretenerse y divertirse: no les interesaba hablar de otra vida posible. En una palabra, desdeñaban todo papel educativo. Parece que es cierta la frase de un magnate de la televisión mexicana que un día exclamó: “Si la gente quiere mierda, mierda le voy a dar” (así, con esas palabras).

Al sumergirse en la red, el usuario sólo se está viendo a sí mismo.

Obviamente, al “darle por su lado” al espectador, creaban en éste la sensación de que lo estaban tomando en cuenta, y aquel devolvía el favor depositando en los medios su confianza. Así, éstos ―alumbrados por su cauda de “estrellas”― se iban convirtieron en verdaderos representantes populares (“el cuarto poder” llegó a llamárseles). El público sentía que se expresaba a través de ellos, que en ellos circulaban sus propias ideas, que en lo que los medios decían él misma aprobaba o desaprobaba las acciones de otros, y al consumir los productos que ahí publicitaban, les mostraba y reafirmaba su lealtad. En fin, cada espectador estaba convencido de que a través de los medios participaba activamente de la vida social.

Pero no era así. Esa falta de honestidad ―ingrediente sin el cual toda comunicación es una falacia― dejaba al espectador solo con sus propias ideas, creyendo que el mundo entero estaba de acuerdo con él y que su vida tenía importancia hasta para los más famosos y “ejemplares”. Pero en realidad, sólo se estaba comunicando consigo mismo; sin darse cuenta se estaba quedando solo, cada vez más.

Dicen que el peor mal es el falso bien. Para los que creemos (junto con la psicoanalista francesa Francoise Doltó) que la comunicación es la principal misión del ser humano en este planeta, pocas cosas resultan más crueles y discriminadoras que el hecho de sistemáticamente hacer creer a alguien que te importa su punto de vista cuando no es así.

Redes ¿sociales?

En el contexto de esta falsa “comunicación” mundial, la internet fue bien recibida, como si sólo ella y su red electrónica faltaran para completar la esperada unidad del mundo. El colmo del engaño (engaño a un ser que, creyendo comunicarse, sólo escucha sus propias ideas) se alcanzó con las redes sociales. En esa herramienta que supuestamente facilitaría el encuentro entre todos los habitantes del planeta, muchos vieron ―y ven aún― el mayor enemigo de lo humano en el nuevo siglo.

No exagero. En el famoso documental El dilema de las redes sociales, un verdadero ejército de excreadores de este tipo de plataformas se lanzan contra ellas para denunciarlas: se trata, revelan, de una red donde cada ser humano recibe un paquete de verdades, estímulos y satisfactores especialmente diseñados para él por un sistema poderosísimo que tiene acceso a toda su información y a información de todo el mundo (obviamente sin qué nada de esto él lo sepa). Esa red sólo le ofrece lo que le es afín, no le da nada que lo contradiga, al menos no que lo contradiga seriamente: nada que le exija cuestionarse y cambiar, nada que le comunique, nada que lo eduque en un sentido profundo.

La escuela también ha seguido esta tendencia, donde todo lo diferente es expulsado.

Al contrario, el sistema está haciendo que su estrecho mundo individual se le aparezca como la realidad entera. El usuario de redes cree que tiene acceso a una oferta universal de asuntos y que puede elegir de entre ellos, cuando en realidad le están restringiendo el menú sin decírselo. Al sumergirse en la red, sólo se está viendo a sí mismo. Y ―como ocurre siempre ante el espejo― al sentirse en esa plena confianza, se desnuda libremente, mostrándose a sí mismo tal cual (con todo lo que siente, piensa, lee, mira, desayuna o desea), cosa que el sistema agradece y utiliza para conocerlo mejor y seguir reciclando frente a él exclusivamente lo que, como decimos, le es afín. Gracias a las redes, está destinado a hablar más y más sólo consigo mismo y a convertirse en un entusiasta interlocutor de su propio eco.

¿Qué tipo de comunidad podemos crear todos esos individuos que vivimos así? Como nos explica el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, a través del abuso del Like/Me gusta y de las redes, los seres humanos hemos creado una sociedad de personas juntas, pero no unidas; una pluralidad de individuos aislados donde todos somos “yo” pero no “nosotros”.

¿Y en la escuela?

La escuela también se ha visto amenazada por esta tendencia de las redes sociales a crear parcelas personales de realidad y a convertir el diálogo en un monólogo donde todo lo diferente es expulsado. ¿No es cierto que en determinado momento los alumnos de algunas escuelas empezaron a hablar de que los maestros estaban ahí para atender a sus demandas de conocimiento? Ellos ―los estudiantes― podían elegir lo que querían aprender y los maestros debían aportárselos: “Quiero que usted me enseñe esto. Sí, yo voy a decirle lo que va a explicarme”. A partir de entonces, muchos nos seguimos preguntando si la educación escolar podría ser sustituida por una especie de autodidactismo en que cada individuo elija sólo lo que quiera aprender y que pueda hallarlo en los medios electrónicos (en un contexto así, la escuela o bien desaparecería o se convertiría en un simple proveedor de información, organizada en función de lo que cada quien requiera).

Sin embargo, a la luz de las nuevas críticas, también podemos pensar que en un tipo de “escuela” así los alumnos sólo creerían estar construyéndose a sí mismos cuando en realidad simplemente estarían adquiriendo habilidades para ser más y más parecidos a lo que el sistema espera de ellos. Para “autoexplotarse”, como dice Byung-Chul Han.

¿Podremos de verdad prescindir de un tipo ancestral de escuela donde la comunicación es entendida como un “abrirse al otro”; de una comunidad de aprendizaje donde, en el intercambio con otro, uno va más allá de su personalidad, y donde el diálogo es la forma de fortalecer la identidad individual y la unidad social? Seguiré hablando de ello en este artículo sobre la comunicación en el ritual escolar.

(Continuará)

Fuente de la información: https://observatorio.tec.mx

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Libro(PDF): (Des)iguales y (des)conectados. Políticas, actores y dilemas info-comunicacionales en América Latina

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

En este libro nos proponemos trabajar sobre uno de los problemas contemporáneos del campo, que quedó expuesto con crudeza a partir de la catástrofe planetaria que ha significado la pandemia «COVID 19: la desigualdad info-comunicacional, que tiene a la conectividad y a su reverso, la desconexión, como algunos de sus puntos medulares.»

Autoras(es): 

Daniela Monje. [Coordinadora]
Alina Fernández. Ana Laura Hidalgo. [Editoras]

Mariela Baladron. Diego de Charras. Ezequiel Rivero. Diego Rossi. Helena Martins. Ivonete da Silva Lopes. Manoel Dourado Bastos. Elisabet Gerber. Luis Breull. Olga Forero Contreras. Juan Diego Muñoz. Iván Jiménez Cárdenas. Hilda Saladrigas Medina. Beatriz Pérez Alonso. Fidel Alejadro Rodríguez Derivet. Willy Pedroso Aguiar. Álvaro Terán. Angy Mora. José Roberto Pérez. Carlos F. Baca Feldman. Daniela Parra Hinojosa. Erick Huerta Velázquez. Eduardo Villanueva Mansilla. Gabriel Kaplún. Federico Beltramelli. Gustavo Buquet. Daniela Monje. María Soledad Segura. César Bolaño. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO.

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-813-003-3

Idioma: Español

Descarga: (Des)iguales y (des)conectados. Políticas, actores y dilemas info-comunicacionales en América Latina

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2395&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1565

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Opinión | El ritual escolar: Comunicación – Todo comunica (parte 1)

Por: Andrés García Barrios

El lenguaje está siendo sometido a revisión (y a una revolución) para que devenga más inclusivo, más universal, y que contenga elementos de identificación para todas las personas.

Hacia mediados del siglo pasado, millones de personas de todo el mundo (sociólogos, antropólogos, psicólogos, intelectuales, comunicadores, artistas…) se unieron entusiasmados a una nueva corriente de pensamiento que ponía a la Comunicación en la cúspide de nuestras prácticas y conocimientos. Todo comunica era la nueva consigna que regía al mundo. Según ésta, todo lo que los seres humanos hacemos, sentimos o pensamos se traduce en comportamientos que comunican algo a alguien.

Aquella nueva corriente era parte de un momento histórico. Como nos recuerda el periodista y ensayista John Higgs en su libro Historia alternativa del siglo XX, desde finales del XIX se habían venido poniendo en duda, una a una, todas las creencias, prácticas, conocimientos, tradiciones, en fin, todos los ejes culturales que con gran paciencia ―y para su tranquilidad― la humanidad había levantado durante siglos. Así habían ido cayendo Dios, la certidumbre científica, la honra militar, el orden moral, el valor del arte, la esperanza de la educación, lo sagrado de la familia, la dorada materialidad del dinero… En sólo unas décadas se había perdido todo centro, todo “eje del mundo”, y hasta la conciencia individual se sumergía en los abismos del subconsciente y corría el riesgo de perderse.

Por eso, cuando los científicos sociales de Palo Alto, California, anunciaron que todo en este mundo es comunicación, millones de personas se asieron a esa rotunda verdad, encontrando la solución a su creciente angustia. ¡La comunicación! Algo tan cotidiano como ella, tan universal y antiguo, seguía funcionando. El milagro se debía justamente a que la comunicación era una actividad que prescindía de todo centro, que era el reflejo mismo de lo “descentrado”, de lo que va y viene, de lo que pasa de uno a otro, de una mente a otra, en un constante fluir. En 1934, la famosa escritora danesa Isak Dinesen ponía en la mente de uno de sus personajes las siguientes palabras: “¡Qué difícil es conocer la verdad! Me gustaría saber si es posible decir absolutamente la verdad cuando se está solo. A mi entender, la verdad es una idea que nace y depende de la conversación y la comunicación humanas”. La literatura se hacía partidaria de la nueva conciencia.

Los años sesenta dieron el rotundo a esa liberación que ponía como eje del mundo al contacto humano. Con el hippiesmo, hombres y mujeres se soltaron el pelo como primer símbolo de lo que pierde el centro y vuela. Decían que cada uno de nosotros es capaz de desprenderse de su cuerpo individual y “viajar” hacia los demás seres humanos y el cosmos, y sentirse uno con ellos. “Para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros. Los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia”, publicaba en 1960 el poeta mexicano Octavio Paz.

Esta nueva forma de pensar no era propia sólo de aquel movimiento juvenil, popular y espontáneo (quizás el más espontáneo de la historia, según el insigne Arnold J. Toynbee). También en los estrechos círculos de la academia empezaba a imponerse una nueva manera de pensar: desde el punto de vista de la filosofía tampoco existía el centro, ni en la realidad ni en el conocimiento: todo estaba descentrado y lo único que existía era el pensamiento, el habla, la escritura (el discurso, en suma), que no podía fijarse en ningún punto pero que sí podía hilvanarse y deshilvanarse como una madeja, y además permitía extraños “saltos” de encuentro con “el otro”.

Así, los procesos de comunicación (¡y los medios de comunicación!) iban restableciendo la confianza. Se proclamaba que todo mundo tenía derecho a hablar. Pensadores de la altura de Karl Jaspers, Erich Fromm y Ludwig Habermas, veían en ello el medio para resarcir el tejido social, tan convaleciente, tan desgreñado aquí y allá, roto en todos los sitios donde antes había un “centro”. Finalmente, en 1986, la gran psicoanalista y educadora francesa Francoise Doltó aseguraba que la misión humana en este mundo es comunicarnos y presagiaba la inminente llegada de una herramienta mundial de comunicación que pondría a todo el mundo en contacto.

En este contexto, la institución escolar se volcó a experimentar con las nuevas prácticas y a modificar la vieja visión de la educación como una disciplina supeditada al “progreso” (según esta visión, cada generación tenía el derecho y la obligación de transmitir sus logros y conocimientos a la siguiente). Con la nueva perspectiva, todo era intercambio, mutuo entendimiento; las escuelas eran tanto más innovadoras cuanto más fomentaban el trabajo en equipo y renunciaban al control que el maestro tenía sobre el alumno. Éste se convirtió en un interlocutor activo y finalmente en un verdadero constructor de su personalidad y su conocimiento, y eso no en soledad sino mediante herramientas compartidas con una comunidad de aprendizaje.

Finalmente, con la llegada de internet y de las redes sociales, el boom de la comunicación alcanzó al planeta entero. De pronto, todos teníamos a mano una cámara para registrar lo que nos ocurría (a nosotros y a nuestro alrededor). Se le juzgaba una obsesión voyeurista o un mantenerse alejado del entorno, pero en realidad era como si quisiéramos confirmar en todo momento la vieja máxima del filósofo: “Yo soy yo y mi circunstancia”. En efecto, yo no sólo era yo sino también lo que ocurría en torno a mí, lo que veía y me veía, lo que escuchaba y me escuchaba.

No sólo estábamos más interconectados que nunca y teníamos acceso a más información, sino que entrar en contacto con otras personas también adquiría un nuevo valor. Francoise Doltó ―que como vimos predijo la llegada de internet― murió antes de que un alud de selfies inundara el mundo, pero es muy probable que su mente ―tan aguda como generosa― habría visto en ellas no una manifestación narcisista (como tanto se ha dicho) sino una nueva forma de comunicación basada en atreverse, por fin, a compartirse a uno mismo. La idea es atrevida, pero tiene sentido. Como dice John Higgs en su libro arriba citado, esos autorretratos no son pura autocontemplación y autocomplacencia: “… no son meros intentos de reforzar un concepto personal del yo individual, sino que existen para ser observados (por otros) y, de este modo, fortalecer las relaciones que se dan a través de la red. Esas fotos sólo adquieren sentido cuando se comparten”.

Si quisiéramos seguir con la apología de las redes sociales, podríamos hablar de cómo han servido para evidenciar la cantidad de talento artístico que existe en el mundo, y cómo han democratizado la expresión pública de las artes, antes tan elitista. Como nunca, la gente lee y escribe poesía, expresa ideas, canta, baila, hace magia, seduce, cuenta chistes, expresa dolores y temores…

Esta forma tan contundente de experimentar y proclamar que yo soy yo y mi mundo, ha llegado acompañada de movimientos sociales que exigen el inmediato reconocimiento de la diversidad humana y el respeto a las diferencias. Este inédito avance sigue siendo un logro de la comunicación entendida como práctica de identidad. El lenguaje (que es quizás lo más personal y a la vez lo más común que tenemos los seres humanos) está siendo sometido a revisión (podríamos decir a una verdadera revolución, por momentos violenta) para que devenga más inclusivo, más universal, y que contenga más elementos de identificación para todos. En la mayoría de los países la exigencia es incipiente, pero ya hay muchos lugares donde yo puedo al menos reclamar que los demás se dirijan a mi como yo deseo, sin reducirme a una generalidad sino al contrario, abriéndose a mis singularidades (creo que los casos extremos no son sino elocuentes detonaciones de esta tendencia: he escuchado de una persona que pide que se le considere no un él, ella o ello, sino un ellos, así, en plural: “Call me they”, pide).

(Continuará)

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Comunicarse no es tan fácil: ¿Dialogamos?

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

Dialogar es un hecho social que a muchos les indica “civilidad”. Dialogar tiene “buena prensa” y normalmente es la mejor estrategia para dirimir (bien o mal) acuerdos o desacuerdos. Y muy raramente un diálogo verdadero omite la igualdad de oportunidades y, principalmente, la igualdad de condiciones. Dialogar es un hecho humano, exigente, que tiene requisitos concretos y abstractos raramente cumplidos. Otra cosa es mantener “conversaciones” que el viento suele llevarse. Dialogar no significa coloquio de monólogos o soliloquios.

Sabemos que el requisito principal para desarrollar un diálogo, en toda su extensión semántica y práctica, radica en voluntades abiertas, verificables y proactivas para escuchar, nos guste o no, lo que un interlocutor piensa y hace. Que tal voluntad de escucha, en su proactividad, pide también disposición para alcanzar acuerdos pertinentes, concretos y conjuntos, con cambios de actitudes. Que, en igualdad de circunstancias, los dialogantes tendrían equidad en las contribuciones, y en los recursos, para realizar cambios, incluso cooperativamente. Que el siguiente paso de un buen diálogo sería una convivencia armónica. Pero se requiere igualdad (no uniformidad) de posiciones objetivas y subjetivas. ¿Es eso posible en sociedades divididas en clases?  Sólo los pueblos hermanos dialogan honestamente.

Aún en condiciones desiguales, es posible cierto nivel de diálogo, pero será siempre un diálogo determinado por las asimetrías y es de importancia metodológica primordial observar cómo y cuánto influyen tales asimetrías en las características del diálogo, y sus consecuencias, en el corto, mediano y largo plazo. Esto parecería perfecto si no fuese porque, evaluamos porcentajes y resultados de los diálogos asimétricos, se detectan emboscadas generalmente abusivas, que traicionan lo que pudo parecer voluntad civilizada para resolver diferendos. Hemos visto diálogos revestidos con sonrisas y discursos muy promisorios, inmediatamente traicionados con mil y un canalladas originadas por las disparidades de poderes, de economías y de armamentos. Como fueron traicionados los diálogos de Paz por Colombia. Como las farsas dialoguistas del Movimiento (golpista) San Isidro en Cuba. Y miles de ejemplos más.

La historia de los diálogos está plagada por las más diversas experiencias que incluyen el parto de los saberes (en la mayéutica de Sócrates) hasta las falsificaciones en el uso del diálogomanipulado como emboscada ideológica para poner tramposamente, “en pie de igualdad” lo que es simplemente irreconocible, inadmisible e inmoral. Tal como suelen ser los diálogos convocados por el imperio o los diálogos obrero-patronales; los diálogos usados en la televisión como ejemplos de democracia burguesa farandulizada o los diálogos propuestos a la juventud para que se crea el cuento de que “todos somos iguales” bajo el capitalismo. Y muchos caen ingenuamente.

Bajo las condiciones actuales de dominación capitalista, acudir a una mesa de diálogo, o exigirla, implica hacer explícitas las agendas concretas, el currículum de los interlocutores y todas las desigualdades que rodean a la iniciativa. No podemos dialogar sobre la pobreza en el mundo si alguno de los dialogantes acude hambriento. No se puede dialogar sin denunciar las  coacciones, las amenazas o las limitaciones impuestas antes o durante el diálogo. No se puede dialogar sobre la Paz si ellos son dueños de la industria bélica planetaria; no se puede dialogar sobre cultura si ellos son los dueños de las máquinas de guerra ideológica que disfrazan como “medios de comunicación”; no se puede dialogar sobre democracia si ellos mantienen bloqueados a nuestros países. Nada de eso se parece al diálogo ni a la civilización. No caigamos en sus emboscadas. Podemos ir a sus mesas, pero jamás iremos ingenuamente. Iremos a denunciarlos, principalmente. Por método.

No es intransigente exigir condiciones dignas. Lo inaceptable es prestarse a una trampa que nos han tendido miles de veces abusando de su poderío autoritario y clasista. No es arrogancia exigir igualdad de oportunidades e igualdad de condiciones. No es petulancia someter a revisión minuciosa el contenido de las agendas y, especialmente, hacer valer nuestro derecho a incluir en las agendas los temas que nos importan y preocupan históricamente. Necesitamos una metodología social y justa para el desarrollo de los diálogos, sus acuerdos, seguimiento y correcciones. Como lo hacen algunas asambleas populares en no pocos territorios de nuestra Patria Grande.

¿Hay que dialogar con todos? Sólo si respetan a los pueblos, si merecen la confianza de las luchas que tienen bien puestos los en las batallas. Necesitamos instrumentos científicos y ayudas teórico-metodológicas para acudir suficientemente informados a una mesa de diálogo; acudir suficientemente advertidos sobre toda posible triquiñuela burguesa; acudir nutridos por la experiencia que da la lucha desde las bases. Evitar, a toda costa, obedecer cualquier agenda inconsulta, aunque la disfracen de colectiva. Asistir seguros de que hablaremos lenguajes comunes, sin palabrerío “técnico”, sin enredos semánticos que no entendamos o no se nos hubiere consultado. Asistir con la fuerza moral de nuestras historias de lucha y nuestras grandes victorias revolucionarias. Pero jamás asistir ingenuos. “Por el engaño nos han derrotado más que por la fuerza” decía el gigante Simón Bolívar. Que bastante sabía de diálogos.

Fernando Buen Abad Domínguez

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Libro (PDF): Radio comunitaria : participación ciudadana sin límites

Reseña: CLACSO

 

Sin licencia o con ella, la radio comunitaria se ha impuesto en la realidad latinoamericana. Para comunidades rurales, indígenas y urbanas, este medio ha sido la única posibilidad de dar visibilidad a las contradicciones, injusticias y diferencias que padecen. Las radios comunitarias han sido también espacios de expresión, cohesión y lucha por el derecho a la comunicación, a la información y a la cultura. Durante las primeras décadas del siglo xxi el marco jurídico que regula a los medios de comunicación y las políticas públicas hacia la radiodifusión se modificaron y, aunque de manera insuficiente, las nuevas normas reconocen y garantizan condiciones para el desarrollo de la radio comunitaria. Este libro recoge la discusión actual sobre tales cambios. Además, en sus páginas se muestran las coordenadas para pensar a los medios sociales cuando la digitalización ha operado un cambio de fondo en los procesos de producción, circulación y consumo de contenidos, al mismo tiempo que ha afianzado las formas de interacción entre medios y comunidad. En los dos estudios de caso aquí incluidos se describen fundamentales experiencias ciudadanas para el ejercicio de la libertad de expresión. Este libro es una lectura indispensable para comprender el avance de la radio comunitaria que, alentada por ciudadanos de variadas preocupaciones y delante de la hegemonía de la comunicación comercial, de los medios públicos y de los oficiales, construye un perfil propio y ocupa un sitio singular en el nuevo ecosistema comunicacional.

 

Autor(es): Villalba Gómez, Carlos Eduardo – Ortega Ramírez, Patricia – Repoll, Jerónimo – Montaño Rico, Juan Daniel –   Repoll, Jerónimo –  Compilador/a o Editor/a   Ortega Ramírez, Patricia
Editorial/Editor: Bonilla Artigas Editores
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, DCSH/UAM-X
Idioma: Español
País de Edición: Mexico
ISBN:  978-607-28-1781-4
978-607-8636-58-7
Descarga Libro (PDF): Radio comunitaria : participación ciudadana sin límites
Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar
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Raquel Graña: “Muchos niños empiezan a ver porno en Primaria o 1º de ESO”

Hablamos con Raquel Graña, sexóloga, youtuber y autora del libro ‘Sex On’, sobre la importancia de la educación sexual y la influencia que tienen las redes sociales en las relaciones de los jóvenes.

“Muchos comienzan a ver porno en 1º ESO, algunos en 6º de Primaria”, afirma la sexóloga, psicóloga y coach educativa Raquel Graña. Y, precisamente por eso, insiste: “Las familias deberían hablar sobre sexo con sus hijos y no solo desde el mundo de la prevención, sino desde la empatía”.

Graña enseña educación afectivo-sexual en colegios e institutos, imparte formaciones como experta por toda España y es ‘youtuber’: su canal ‘Íntimas Conexiones con Raquel Graña’ cuenta con más de 700.000 seguidores. Con motivo de la publicación de su libro con consejos sobre educación sexual para adolescentes, ‘Sex-On’ (Vergara), explica cómo se debería enseñar esta materia, qué papel juega la familia y cómo influyen las redes sociales, el porno y los ‘realities’ de televisión en las relaciones de los jóvenes.

Pregunta: La educación sexual está ganando terreno poco a poco en el ámbito educativo. Pero ¿cómo se debería impartir? ¿qué temas debería tocar?

Respuesta: Lógicamente deben impartirlo personas con formación en sexología, que tengan un conocimiento demostrado en este ámbito.

El foco de los temas dependerá de cada centro escolar y de la demanda concreta del alumnado. Si bien, sobre todo, debería estar enfocado a la gestión emocional y la afectividad. Hoy en día el ‘sexo’ se muestra de una forma totalmente fría y frívola, sin emociones. Por lo tanto, la educación sexual ayuda a empatizar, a entender al otro, a ponerse en su lugar y a trabajar la comunicación y el respeto.

P: ¿Qué dudas son las más habituales entre los adolescentes en la actualidad? ¿Están más informados que los de generaciones pasadas?

R: Son las dudas de toda la vida, no hemos evolucionado mucho en ese sentido: ¿le gustaré? ¿cómo lo sé? ¿cómo será la primera vez (entendida como coito)? ¿me dolerá? ¿cómo será la menstruación? ¿hay algún método ecológico y cómodo? ¿duele hacer ‘x’ cosa…? ¿cómo sé si estoy preparada/o?

Educación sexual para adolescentes

“Las dudas son las de toda la vida, no hemos evolucionado mucho en ese sentido”

Están bombardeados de informaciones incorrectas, sobre todo del grupo de iguales, del porno, de muchos posts o vídeos en redes sociales. Tienen acceso a mucha información, pero deben valorar cuál es buena y cuál no.

P: ¿Está incrementando el consumo de pornografía en estas edades? ¿De qué forma influye en su identidad de género, roles y sexualidad?

R: Muchos comienzan a ver porno en 1ºESO, algunos en 6º de Primaria. Cuando digo esto muchas familias se escandalizan, pero claro… Ellas no están conmigo y con ellos, a solas, en el aula. Conmigo se sueltan, se abren y no se sienten juzgados.

Este consumo influye en sus prácticas y en sus experiencias, ya que muchos quieren experimentar justamente lo que ven en los vídeos o creen que saben hacerlo por lo que se muestra en las imágenes del porno.

P: ¿Deberían hablar los padres con sus hijos sobre sexo? ¿Cómo pueden abordar el tema de una manera natural?

R: Deberían y no solo desde el mundo de la prevención, si no desde la empatía, el respeto y entender que ellos también tienen preocupaciones y problemas. Muchas veces los adultos se olvidan de que fueron adolescentes y los ignoran u obvian sus historias. Esto es un gran error.

Deben tratar de fomentar la empatía, la escucha activa, el hablar de sentimientos y de comprensión desde Primaria. A los adultos también les queda mucho trabajo en este ámbito.

P: La primera regla, el despertar sexual, las relaciones… ¿Qué temas no pueden faltar en estas conversaciones? Y, ¿cuándo es buen momento para empezar a hablar?

R: Las emociones y los pilares principales dentro de una relación: comunicación, confianza y respeto. También hablar de que una práctica debe ser consentida y consensuada, previamente hablada.

Es necesario hablar desde que preguntan, de forma natural y sencilla. Y, aprovechar que en Primaria comienzan con los cambios corporales para abordar estos temas para que se encuentren informados y no perdidos.

P: Sexting, publicación de fotos íntimas, autoestima… ¿Qué consejos darías tanto a las familias como a los propios adolescentes respecto al uso de las redes sociales en el ámbito de la sexualidad?

R: Son libres de hacer lo que quieran, pero también deben conocer sus consecuencias. Yo no educo desde el miedo, siempre desde lo positivo con responsabilidad. Les pongo casos claros y ejemplos reales de personas que han hecho sexting y han tenido problemas de difusión de imágenes íntimas, de adolescentes con cuentas abiertas y seguidores adultos que se inventan otras identidades… Les aconsejo que hagan las cosas con cabeza y, ¿por qué? porque si comienzas a prohibir, dejan de escuchar.

Ellos quieren ser adultos, así que dales ese espacio, confía y deja que se equivoquen si es necesario. Eso sí, si alguna vez se les pasa por la cabeza quedar con un desconocido… mejor si van con amigos. Si a alguien le está explotando una neurona leyendo esto… que sea consciente de que los adultos ya lo hacen en las apps de ligue.

“Si comienzas a prohibir, dejan de escuchar”

P: Programas como ‘La isla de las tentaciones’… ¿Entretenimiento o influencia? ¿Tiene un impacto en cómo perciben las relaciones?

R: Sí, claro, principalmente les llegan estereotipos y cánones de belleza irreales que lo que hacen es fomentar más la inseguridad y las comparaciones. Pensad una cosa, ¿si les sucede a los adultos, por qué no a ellos?

Es un ejemplo de la sociedad o de lo que atrae a la sociedad, es una mezcla de entretenimiento, morbo, influencia, mensajes erróneos… En este programa se vive todo con una intensidad emocional muy grande y sin ninguna gestión.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/porno-en-primaria/

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La incomunicación en los medios hegemónicos de comunicación

Por Adolfo Pérez Esquivel

Frente a la concentración del poder informativo nacieron las redes comunitarias en la resistencia y rebeldía que hacen “caminar la palabra” expresan su voz que recrea la vida, son valiosas en su dinámica y capacidad cultural y resistencia a la imposición del “pensamiento único”.

Por suerte la opinión pública todavía
no se ha dado cuenta de que opina
lo que quiere la opinión privada
-(Quino)

Tratar sobre los medios hegemónicos de comunicación es un tema complicado y conflictivo, quien lo intenta se mete en un laberinto habitado por la serpiente de dos cabezas, mito o realidad que aparece en los tiempos pasados y presentes desde los antiguos arios de la India, en las culturas precolombinas y en la civilización Chaco-Santiagueña, como en otras civilizaciones que se interrelacionaron a través de migraciones, historias y mitos.

La humanidad camina entre luchas y esperanzas, buscando construir sociedades más justas y fraternas, los desafíos para alcanzarlo exigen compromiso, unidad en la diversidad y resistencia a la opresión, la creatividad de generar nuevos paradigmas de vida; Leopoldo Marechal decía: “·estamos sumergidos en un laberinto y hay que luchar y saber que del laberinto se sale por arriba”, es el desafío de los pueblos.

Los avances tecnológicos y científicos aportan a la vida y desarrollo la capacidad de dar lo mejor y lo peor. Las tecnologías provocaron la aceleración del tiempo y fagocitaron a las generaciones sometidas a su dominación y dependencia, la máquina es como el cáncer de la vida moderna. Albert Einstein quien preveía lo que se avecinaba y el impacto de la aceleración del tiempo y avances tecnológicos sobre la población, se preguntaba si ese día que tanto temía finalmente llegaría y dijo: “Tengo miedo del día que la tecnología vaya a sobrepasar a la interacción humana. El mundo será una generación de idiotas”. La pregunta es, ¿si ese día llegó?

R. Panikkar en “Técnica y Tiempo” señala que: “La técnica hace posible pensar a una velocidad que ningún ser humano es hoy capaz de lograr. Pero, cuando se pasa de una determinada velocidad límite, cuando se franquea la “barrera humana”, ¿no podría producirse una cierta mutación, una cierta ruptura que nos hiciera cambiar de plan? La aceleración del tiempo lleva a profundizar las culturas del descarte, donde una noticia actual a los tres minutos es vieja y la próxima noticia envejece con la misma rapidez; vivimos en el torbellino del presente sometidos en gran parte por los medios hegemónicos que en lugar de comunicar, controlan la información incomunicando y manipulando a la población para imponer el “pensamiento único” que nos repiten constantemente, son los poderes de quienes controlan la comunicación y el mercado, dónde nada hay fuera de esos límites, sólo el abismo. “Con machaconería ideológica llegaron a construir lo que los teóricos hoy llaman “el círculo de la razón”, porque abarca el pensamiento único, el único que se puede pensar, (I. Ramonet), estamos viviendo una etapa totalitaria y aparece de muchas formas en el tiempo como la serpiente de dos cabezas.

En varias culturas milenarias la serpiente bicéfala es un signo cósmico, le rendían culto en el antiguo Egipto. En arqueología comparada existe una interrelación entre los diversos continentes y culturas; podemos verlo en Tiahuanaco en la Puerta del Sol, -INTI- representado sosteniendo en sus manos las serpientes bicéfalas. En la pirámide de Teotihuacán, los Mayas rendían culto al Dios Quetzalcoalt, la serpiente emplumada que representa la vida, el cosmos y la fecundidad, en la cultura incaica que llega hasta el norte argentino en la civilización Chaco-Santiagueña, la serpiente bicéfala es representada en las urnas funerarias y cerámicas.

El libro sagrado del Génesis, nos señala cómo la serpiente incita y convence con la palabra a Eva y Adán, a comer el fruto del árbol prohibido del conocimiento del bien y del mal.

La serpiente en algunas culturas es un signo maléfico, según su giro y dirección, como la cruz gamada o svástica que se apropia y utiliza el nazismo, son dos serpientes bicéfalas que se entrecruzan y marcan los caminos del poder totalitario y las terribles consecuencias de guerras, holocaustos, terror y muerte que sufrió la humanidad…y la serpiente utilizó la “palabra” para lograr su objetivo.

Estoy volviendo a leer “Cánticos Cósmico” de Ernesto Cardenal un hermano de caminada por América Latina -Abya Yala- quien en su Cantiga 2 dice: “En el principio/-antes del espacio-tiempo-/Era la palabra / Todo lo que es pues es verdad / Poema. /Las cosas existen en forma de palabra…/Era la palabra (Palabra amorosa.)/Misterio y a la vez expresión de ese misterio./El que es y a la vez expresa lo que es./“Cuando en el principio no había todavía nadie/Él creó las palabras (naikito)/Y nos la dio, así como la yuca…” Primero fue el Verbo…”-

El ser humano dispone de su libre albedrio, Sartre dice que: “uno está condenado a su libertad”, vive la angustia existencial y la soberbia que todo depende de sí mismo, olvidándose de nosotros y nosotras y saber que la libertad comienza por el respeto ajeno.

Esta pequeña introducción sobre la palabra, nos lleva a profundizar, ver y recorrer los laberintos de los medios de comunicación, los valores y la ética, la energía de la palabra y no olvidar que con una palabra podemos amar y con una palabra podemos destruir y provocar tanto daño como un arma. Como dice Cardenal- “las cosas existen en forma de palabra…”

Sabemos que ningún medio de comunicación es aséptico, tienen sus intereses, ideologías de diversos signos; su misión es informar en la diversidad y riqueza cultural, estar al servicio de la Verdad, de valores y pertenencia de sus pueblos.

Gandhi decía que: La Verdad es el encuentro con Dios. En muchos medios hegemónicos están muy lejos de Dios y muy cerca de la serpiente y su veneno.

Frente a la concentración del poder informativo nacieron las redes comunitarias en la resistencia y rebeldía que hacen “caminar la palabra” expresan su voz que recrea la vida, son valiosas en su dinámica y capacidad cultural y resistencia a la imposición del “pensamiento único”. Es una lucha permanente y desigual al accionar de la serpiente con su carga de veneno y odio, tergiversando y manipulando la palabra, anteponiendo sus intereses políticos y económicos, por sobre los derechos de los pueblos, que luchan por alcanzar su liberación y sacudirse de la esclavitud del sistema de dominación, de la pobreza y la explotación.

La suspensión de conciencia

El tema que voy a tratar no se agota en esta nota, simplemente es un pequeño esbozo necesario para conocer y profundizar los mecanismos de acción sicosocial utilizados en tiempos de guerra y en tiempos de paz por los ejércitos, como en los medios de comunicación utilizados por dirigentes políticos para imponer la acción sicológica en personas y sociedades a fin de lograr “la suspensión de conciencia”, a lo que llamo el “monocultivo de las mentes”, con los tóxicos de la propaganda y la palabra devaluada, semejante a la lengua bífida de la serpiente.

Hay mecanismos y formas de inducir y someter a los pueblos, tenemos demasiados ejemplos utilizados en la formación de las fuerzas armadas y de seguridad, sus estructuras son piramidales y hay veces que son sometidos a regímenes totalitarios, a la alteración de valores y ética, siendo suplantados por otros “valores”, supuestamente superiores a los anteriores, ya sean religiosos, políticos y sociales, como mecanismos de acción sicosocial impuestos por dictaduras y gobiernos autoritarios. La concentración y monopolio de los medios de comunicación imponen el totalitarismo informativo, violando los DDHH y la libertad de prensa.

La manipulación de conciencia por medio de la propaganda es lograr que todos y todas actúen de la misma manera y asuman las mismas responsabilidades, logrando que la culpabilidad se diluya en lo colectivo para no quedar excluidos.

El jerarca nazi Adolf Eichman cuando lo juzgan por sus crímenes en Israel dice en su defensa: “La misión de un soldado es obedecer las órdenes de sus superiores y no discutir si son buenas o no, su misión es obedecer…” la misma acción sicológica utilizó la dictadura militar argentina y otros ejércitos en el mundo que necesitan aliados y la complicidad de los medios de comunicación, sometiendo al pueblo por medio de la propaganda a la “obediencia ciega”.

En el Serpaj tuve un encuentro pedido por sus abogados con el entonces capitán de la Armada, Adolfo Scilingo, actualmente preso en España condenado por crímenes de lesa humanidad, quien declara que: “actuaron por orden de sus superiores en dos vuelos de la muerte con prisioneros, que eran inyectados para evitar su resistencia y arrojados al mar o al Río de la Plata, atados de pies y manos con alambres y pesos para que los cuerpos no suban a la superficie”.

Scilingo me expresa que estaba convencido que libraban una guerra para defender al país del comunismo internacional, los prisioneros eran considerados enemigos de la patria, cuando el avión regresaba a la base los esperaba el capellán militar y les daba misa, diciéndoles que lo hecho era para salvar a la patria. La ley y el poder judicial no existían, los dictadores eran señores de la vida y muerte del pueblo.

La “suspensión de conciencia” es un mecanismo de dominación para manipular a personas y pueblos, vaciarlos de conciencia crítica a fin de convertirlos “en una masa manejable”.

Vance Packard, en sus obras “Las formas ocultas de la propaganda” y “Los trepadores de la pirámide”, analiza los mecanismos de la acción sicológica de la propaganda dirigida a lograr que la mercancía alcance mejor venta; utilizando el convencimiento por medios visuales, informativos, colores y gráficos y la palabra que taladra conciencias, la televisión y medios electrónicos que llevan a comportamientos colectivos.

La serpiente está presente, oculta en su sombra desde los albores de la humanidad y en el tiempo se manifiesta en distintas metamorfosis.

Periodistas testigos de la Verdad

Del laberinto se sale por arriba, siempre existe la fuerza de la esperanza, tenemos que recuperar y valorar los testimonios de vida de muchos hombres y mujeres que ejercieron y ejercen el periodismo que lo asumen con coraje, muchos dieron sus vidas cumpliendo con su misión periodística. Son testigos/as en defensa de la dignidad y la verdad utilizando “la palabra”.

Quiero recordar algunos/as: A Vladimir Herzog asesinado bajo tortura por la dictadura militar de Brasil, el 25 de octubre de 1975 por informar al pueblo sobre las atrocidades de la dictadura y defender los DDHH.

Mario Podestá, corresponsal de guerra y compatriota, con quien me encontré antes de su viaje para cubrir la guerra en Irak, me pidió información y contactos en Bagdad de personas amigas y del hospital pediátrico, bombardeado por la OTAN y EEUU. Su intención era visitar el hospital y reunirse con los médicos/as.

Mónica Cabrera periodista argentina que acompañaba a Mario, los dos murieron en la ruta en el desierto desde Amman a Bagdad, el 14-4-2003.

El camarógrafo español José Couso, muerto por tropas de los EEUU en el Hotel Palestina, en Bagdad el 8-4-2003. Son cientos, miles de periodistas en el mundo víctimas de la violencia.

Rodolfo Walsh, desaparecido el 25-3-77, quien tuvo el coraje de la palabra para denunciar las atrocidades de la dictadura militar argentina y enviarle una carta a la junta de comandantes, siendo secuestrado y desaparecido hasta el presente. Rodolfo asumió la responsabilidad como periodista de luchar por la verdad, fue coherente entre el decir y el hacer y su testimonio perdura en la vida y conciencia del pueblo, es un ejemplo de ética profesional.

No puedo dejar de señalar la cárcel injusta que sufre Julián Assange, preso en una prisión de máxima seguridad en Gran Bretaña, por publicar informes sobre los horrores cometidos por los EEUU en Irak y otros países del mundo. EEUU y sus aliados quieren silenciar con el miedo y la persecución a quienes se atrevan a desafiar el sistema de impunidad de la gran potencia y sus cómplices. Es de destacar la complicidad de los grandes medios de comunicación sobre la guerra en Irak y las mentiras de las armas de destrucción masivas para justificar la invasión a Irak y los bombardeos sobre la ciudad de Bagdad, contra la población civil. Los grupos hegemónicos de información cómplices de los EEUU utilizaron miles de palabras y mentiras para hacer creer al mundo que Irak tenía armas de destrucción masiva para justificar la guerra.

Oscar Wilde decía que: “hipócrita es aquel que sabe el precio de todas las cosas y el valor de ninguna”. Precio y valor no son lo mismo.

A Luther King no le dolía tanto el accionar de los malos, como el silencio de los “buenos”. He ahí el silencio cómplice de los medios de comunicación con la prisión de Julián Assange; a quien visité en Londres cuando se encontraba como refugiado político en la embajada del Ecuador.

Tenemos que recordar el coraje de Alicia Castro en ese entonces embajadora argentina en Gran Bretaña que denunció la injusticia contra Julián, y se logró impedir su extradición a los EEUU gracias a la campaña internacional, pero aún continúa preso en Gran Bretaña. Alicia trabaja en el presente por su liberación.

Una incansable luchadora argentina, Stella Calloni, periodista y corresponsal de la Jornada de México, investigadora del Plan Cóndor en Paraguay en los Archivos del Terror, entre otros trabajos de investigación, aporta su experiencia y lucha social en el periodismo de la resistencia al servicio de los pueblos, lleva su vida reflexionando y trabajando sobre el caminar de América Latina y denunciando las violaciones de los DDHH y de los pueblos.

La FELAP durante años denuncia la persecución a los/as periodistas, víctimas de la violencia política en los países latinoamericanos, reclamando la libertad de prensa, la solidaridad y el fortalecimiento de la democracia y los DDHH , contemplados en las leyes nacionales, como en los pactos y protocolos internacionales.

En este caminar entre luchas y resistencia de los pueblos nos preguntamos: ¿Si a alguien le importan las lágrimas de los oprimidos?

Antonio Porchia decía que: “No ves el río de llanto, porque le falta una lágrima tuya”.

Abya Yala continúa con las venas abiertas

A cincuenta años de las Venas Abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, duele la realidad que nos toca vivir, -el filósofo español, Julián Marías decía: “Que vivimos en el mejor de los mundos posibles”,- “es el único mundo que tenemos, nuestra Casa Común”, que debemos defender para todos y todas y para lograrlo tenemos que remar contra corriente del sistema de opresión.

Cuando joven viajaba a Corrientes y Cataratas del Iguazú a visitar a mi familia, tengo presente la aventura y el desafío de remar en el río Paraná desde la ciudad de Corrientes a la Isla Antequera en el Chaco, a las plantaciones del tío Juan, había que remar contra corriente para cruzar el río y llegar a destino, exigía un gran esfuerzo físico y resistir en la canoa para que no nos arrastre la correntada y nos derive río abajo y perder el destino.

El desafío es remar contra la corriente del “pensamiento único” y resistir para que no nos impongan el “monocultivo de las mentes”, necesitamos de la resistencia cultural y generar nuevos paradigmas de vida, de construcción social, cultural, política, económica y espiritual, y enfrentar las desigualdades sociales, el hambre, la pobreza, la discriminación, revindicar el derecho de la mujer, los pueblos originarios y el medio ambiente.

Nos impusieron la economía devastadora de la deuda externa y la inflación galopante por aquellos que privilegian el capital financiero sobre la vida de los pueblos. “No llamemos política económica a aquello que no es sino un tratado de guerra escrito con la sangre de los oprimidos” (L.P.Aguirre).

En el ejercicio de toda democracia se necesita de la oposición, de la libertad de prensa y la palabra creadora y ser cómo el tábano socrático para despertar y corregir a quienes gobiernan y aportar a la vida, no hay democracia sin participación del pueblo.

Otra cosa es la oposición cargada de veneno, es la degradación del odio y su capacidad destructiva, la palabra emponzoñada de la serpiente que busca masificar conciencias y voluntades a través de las mentiras, utilizando los medios hegemónicos de comunicación que generan incertidumbre y distorsionan la realidad, saturan a los pueblos sobre ejes que martillan permanentemente tratando de imponer el reduccionismo y el absolutismo. Lo ocurrido el día 27 de febrero de este año en la concentración de la oposición de derecha en Plaza de Mayo, pone de relieve que actuaron de manera denigrante y muestran el rostro del odio y la mentira para atacar al gobierno, utilizaron lo peor, se montaron sobre irregularidades de las “vacunas Vip”, sin ningún análisis crítico de la política de Estado, de las urgencias y necesidades para la salud de la población. Recurrieron a los medios para acusar al gobierno de envenenar al pueblo con las vacunas”. Ignorando la decisión presidencial, reafirmando el derecho e igualdad para todos /as y su actuar al desplazar a los funcionarios en faltas.

La falta de ética y la ceguera del odio, los llevó a colgar bolsas mortuorias con supuestos cadáveres de dirigentes del gobierno en las rejas de la Casa de Gobierno, lo que pone en evidencia la degradación de la oposición, su mediocridad y falta de aportes y soluciones en bien del pueblo.

Debemos hacer memoria, durante el gobierno de Macri se privilegió a los ricos y se marginó a las dos terceras partes de la población. Sumergió al país en la deuda externa con el FMI, impagable e inmoral que debe ser investigada y saber adónde fueron a parar los millones de dólares del préstamo del FMI. Los medios de comunicación avalaron y defendieron al gobierno de Macri y sus negociados con el FMI sin importarles las consecuencias que cargan sobre el pueblo por generaciones, provocando más pobreza, hambre y falta de recursos para la educación y la salud.

A esa oposición destructiva y degradante dije que hay que darles la “Vacuna contra el odio”, tal vez aprendan, una vez vacunados que con el odio nada se construye.

Los golpes de Estado en el continente no terminaron con las dictaduras y la DSN (Doctrina de Seguridad Nacional), surgen nuevas formas de dominación como la “lawfare” -la guerra judicial- que amenaza las democracias: los golpes de Estado en Honduras, Paraguay, Brasil, Bolivia, la complicidad del Director General de la OEA Luis Almagro, dirigido por los EEUU apoyando el golpe de Estado contra Evo Morales, el golpe de Estado y la destitución en Brasil de Dilma Rousseff, y el accionar del juez Sergio Moro, contra Lula da Silva, condenado a prisión sin prueba alguna, el juez cómplice de la política de los EEUU para Latinoamérica, les sirvió para impedir que Lula se presente como candidato presidencial en las elecciones. El imperio siempre está presente para asegurar sus intereses regionales y mundiales.

Recientemente la justicia de Brasil sobreseyó a Lula de las acusaciones de corrupción que fuera objeto por la lawfare.

Nada de lo que señalo podría ser sin la complicidad de los grandes medios de información de la prensa canalla, escrita y televisiva como O GLOBO y otros medios levantando calumnias, ataques, denuncias y abriendo causas judiciales contra Lula.

En Argentina el gobierno de Macri buscó por todos los medios atacar a Cristina Fernández de Kirchner, utilizando la complicidad del Juez Bonadío, (fallecido) y el fiscal Stornelli, quien continúa en funciones a pesar de las causas judiciales y los “cuadernos fantasmas”, esgrimidos para un ataque contra Cristina y su gobierno, con la complicidad de jueces y funcionarios judiciales que son parte del poder político, apoyados por los medios de comunicación como Clarín y la Nación entre otros, para acusar a Cristina utilizando la “Lawfare” y buscando dañar a su familia, provocando todo el daño posible como los allanamientos a sus propiedades, perseguir y poner presos a varios ex funcionarios del gobierno peronista.

La corporación judicial actúa de forma nefasta sobre la independencia de los poderes del Estado y la vida democrática del país. Es urgente la reforma del poder judicial y de la Corte Suprema de Justicia y recuperar la salud de la República.

Tenemos que tener claro que si alguien cometió algún ilícito en funciones del Estado es la justicia quien determinará el grado de responsabilidad.

Los medios hegemónicos de información juzgan y condenan antes que la justicia, iniciando campañas extra judiciales.

Buscaron atacar y denigrar a jueces que tienen el coraje de asumir su responsabilidad, de hacer justicia. Macri quiso impedir el avance de la causa y pidió la destitución del Juez de Dolores, Alejo Ramos Padilla, quien estaba a cargo de investigar los actos y delitos de Marcelo D’Alessio, la complicidad de periodistas, fiscales y la extorsión de funcionarios cercanos al macrismo.

La hipocresía e impunidad del poder político y judicial, avanzaron en imponer sus intereses sobre la vida del pueblo.

No podemos quedarnos en la angustia existencial, los pueblos tienen la capacidad de indignarse frente a las injusticias y de rebelarse para lograr construir un nuevo paradigma que implica un profundo cambio de la mentalidad epocal. De los conceptos y los valores que forman una visión particular de la realidad de una época determinada. La velocidad de cambio de nuestra época es mucho más rápida que las anteriores, en virtud de los “soportes” que la generan. El drama se está dando, a nivel social, entre el mundo rápido que está naciendo, y el mundo lento, generalmente abarcante de las regiones más pobres del planeta- (L.P.Aguirre)

El nuevo paradigma desafía a los humanos a buscar nuevas razones para probar que poseemos algún tipo de capacidad (razón) para fundar nuevos comportamientos éticos y praxis con pretensiones de distinguir la libertad de la tiranía. La falsedad de la verdad, lo justo de lo injusto o si estamos condenados a la lógica posmoderna del pensamiento débil y de la fragmentación relativista. (L.P.A). J.L. Borges dice: “no hay una sola página, una sola palabra, que sea sencilla, ya que todas postulan el universo, cuyo más notorio atributo es la complejidad”.

Si queremos alcanzar los objetivos de construir una sociedad de iguales, más justa y fraterna, tenemos que aprender a remar contra la corriente para llegar a destino sin perder el rumbo.

No podemos dejar de señalar a la serpiente que hace de la palabra el veneno para contaminar a los pueblos y que utiliza su lengua para mentir, dañar y hacer creer a la población que lo que dice es verdad, impone, la hipocresía del “pensamiento único”, o como lo señalo, buscan dominar a los pueblos con el “monocultivo de las mentes” con los tóxicos de la propaganda, y no la búsqueda de la Verdad, la información que ayude a la conciencia crítica y los valores culturales, sociales y espirituales de los pueblos.

Las tecnologías han cambiado las relaciones del tiempo y el ser humano. Marx decía que; “hasta ahora los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.”

Los tiempos agitados que corren nos obligan a navegar abrazados al mástil de la nave. Y ese mástil se me ocurre que bien lo puede representar quien un día dijo que “lo contrario del amor no es, como muchas veces o casi siempre se piensa, el odio, sino el miedo de amar, y el miedo de amar; es el miedo de ser libre” -Pablo Freire-.

Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz.

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