Política visceral

Por: Leonardo Díaz

Tsakiris acuña el concepto de “política visceral” para referirse al fenómeno de la conducta humana como resultado de la experiencia emocional emergente de la interacción entre nuestra fisiología y un entorno cambiante, que afecta nuestras elecciones y acciones políticas, mientras estas afectan también a nuestras emociones.

“¿Qué significa ser un animal político en el siglo XXI?” La pregunta es formulada por el psicólogo cognitivo de la Universidad de Londres, Manos Tsakiris. Con esta interrogante, nos estimula a replantearnos la mirada intelectualista de la acción política realizada desde una interpretación de la tradición aristotélica.

Desde esa influyente interpretación, hemos entendido la conducta ética y política regida por una racionalidad en permanente conflicto con las emociones, a las que debe enfrentar y someter para organizar la sociedad con el propósito de lograr “la buena vida”.

Sin embargo, desde el pasado siglo, el desarrollo de la investigación cognitiva ha recuperado una tradición filosófica marginada en Occidente que, recuperando el rol de las emociones en nuestra condición antropológica, invierte el modelo racionalista de la ética y la política. En las palabras de Hume, recordadas por Tsakiris: “la razón es, y solo debe ser esclava de las pasiones, y nunca puede pretender otro oficio que el de servirlas y obedecerlas”. (https://aeon.co/essays/politics-is-in-peril-if-it-ignores-how-humans-regulate-the-body).

¿Significa esta mirada una apología de la irracionalidad, entregar la acción ética y política al capricho desenfrenado de la naturaleza? En modo alguno. Significa entender que nuestras acciones, aún aquellas que atribuimos al cálculo de la razón, están cargadas de emociones. Por tanto, si no le otorgamos a las mismas la jerarquía que poseen, nuestro marco comprensivo de los actos éticos y políticos quedará sensiblemente empobrecido.

Desde esta óptica, las emociones no juegan un papel marginal o excepcional en la vida política, sino que constituyen su epicentro. Tsakiris acuña el concepto de “política visceral” para referirse al fenómeno de la conducta humana como resultado de la experiencia emocional emergente de la interacción entre nuestra fisiología y un entorno cambiante, que afecta nuestras elecciones y acciones políticas, mientras estas afectan también a nuestras emociones.

Desde esta perspectiva, la comprensión de la vida política implica la asunción de nuestra corporalidad como fundamento de nuestras acciones. Con ello, nuestra mirada se encauza hacia los estados fisiológicos y psicológicos que condicionan la vida pública, y hacia cómo los mismos pueden favorecer determinados procesos sociales en función de su orientación.

Se trata de un enfoque transdiciplinar y naturalista, con importantes precedentes en la filosofía contemporánea. De este modelo teórico derivaremos consecuencias para la filosofía y las ciencias políticas en los próximos artículos de esta columna. Incorporaremos su perspectiva biológica, psicológica y humanística para un análisis integral de nuestras acciones en el espacio público y los móviles que las incitan

Fuente: https://acento.com.do/opinion/politica-visceral-8887184.html

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La genética no determina ninguna orientación sexual.

Los expertos recuerdan que los principales determinantes son ambientales, sociales y culturales
La genética no determina ninguna orientación sexual
Valentina Raffio
El Periódico

La orientación sexual, como cualquier otro aspecto de la conducta humana, tiene un componente genético. Una nueva investigación a gran escala sobre el genoma humano desvela que existen algunas variantes genéticas que se asocian con las identidades no heterosexuales. ¿Significa esto que se han hallado los ‘genes de la homosexualidad‘? En absoluto. Los expertos recuerdan que, aunque pueda existir cierta predisposición genética o biológica, el comportamiento sexual de una persona es impredecible y, como ocurre con todos los aspectos del comportamiento, puede variar en función de factores ambientales, sociales y culturales.

El recién publicado estudio, aparecido este jueves en la revista ‘Science‘, toma como referencia los datos genéticos de más de 470.000 personas que habían recurrido al Biobank del Reino Unido y a la empresa 23andMe, ambas iniciativas dedicadas al estudio del genoma humano. A partir de ahí, los investigadores interrogaron a los participantes de este estudio sobre su orientación a través de un cuestionario con preguntas como: «¿Alguna vez has tenido relaciones sexuales con alguien de tu mismo sexo? ¿Hacia quién te sientes sexualmente atraído?». A partir de esta información, los expertos empezaron a buscar correlaciones entre estas respuestas y los marcadores genéticos a través de un método conocido como GWAS, por sus siglas en inglés.

El análisis demuestra que existen unos cinco localidades del cromosoma que pueden asociarse con la no heterosexualidad. Esto implicaría que factores genéticos y, por lo tanto hereditarios, pueden predisponer entre el 8 y el 25% de la población a sentirse atraída hacia alguien de su mismo sexo. Esto, lejos de significar que existen uno o varios ‘ genes gays ‘, sugeriría que existen miles variantes genéticas que determinan pequeños rasgos de la personalidad y que la suma de todos esos pequeños cambios acabara dando forma a una orientación sexual.

La controvertida interpretaciónEsta no es la primera vez que se estudia si la homosexualidad puede tener un componente genético. Estudios en gemelos idénticos, por ejemplo, ya habían apuntado que, incluso en el caso de dos individuos criados en un idéntico entorno, los genes podían contribuir a su definir su orientación sexual en un 18% de los casos en las mujeres y en un 37% en los hombres. En este caso, las motivaciones de este estudio, según argumentan los investigadores en las conclusiones de su análisis, tendrían que ver con la protección de los individuos con sexualidades no normativas. «Evidenciar que la orientación sexual tiene un componente biológico podría contribuir a la aceptación y a la protección legal del colectivo», añade Melinda C. Mills, investigadora del departamento de Sociología de la Universidad de Oxford, en un artículo complementario.

«Estos hallazgos proporcionan información sobre los fundamentos biológicos del comportamiento sexual entre personas del mismo sexo», comenta Andre Ganna, investigador principal del estudio afiliado la Unidad de Medicina Genómica de Hospital General de Boston y el Broad Institute del MIT, Harvard y Cambridge. «Los resultados también subrayan la importancia de evitar conclusiones simplistas ya que los fenotipos de comportamiento son complejos, nuestros conocimientos sobre genética todavía son rudimentarios, sobre todo porque existe un largo historial de uso indebido de los resultados genéticos con fines sociales», comenta el experto. La interpretación del estudio, de hecho, podría resultar algo espinosa.

Limitaciones del estudioMás allá de sus llamativas conclusiones, este estudio se presenta ante la comunidad científica con unas limitaciones un tanto controvertidas. Para empezar, «la distinción entre heterosexual y no heterosexual basándose en la práctica o no de relaciones con individuos del mismo sexo parece algo simplista. La orientación sexual no viene definida solo por comportamientos sexuales, sino también por los sentimientos y la identidad que considere el propio individuo», comenta Claudio Díaz García, bioquímico experto en genética y miembro de PRISMA, asociación para la diversidad afectivosexual y de género en ciencia, tecnología e innovación. A esto habría que sumarle que la investigación parte de una muestra sesgada: los participantes del estudio, ya incluidos en las bases de datos genómicas, son todos de procedencia occidental, clase socioeconómica alta y, según muestran los datos, tienen entre 40 y 70 años.

Asimismo, el debate de base también tendría que ver con el determinismo genético. Es decir, la tendencia a reducir algo tan complejo como la sexualidad humana como el resultado de unos genes concretos. «No podemos olvidar de los factores no biológicos mucho más difíciles de estudiar e interpretar», comenta Díaz García. Es el caso, por ejemplo, de las condiciones socioeconómicas, el país de residencia, el entorno familiar y otras variables que influencien el desarrollo de los individuos y, por lo tanto, la expresión de su sexualidad.

El aspecto ético a debateEl estudio, a su vez, se ha presentado acompañado de debate. «En una sociedad que no discrimina contra las orientaciones no normativas estos resultados serían neutrales. Como si estuviéramos buscando la base genética del color de los ojos, idealmente se trataría de entender qué nos hace como somos: heterosexuales, homosexuales o bisexuales; trans o cis; mujeres, hombres o intersex; de género normativo o queer-no binario», comentan desde la junta de PRISMA. Los científicos y activistas de la entidad se muestran preocupados ante el planteamiento del estudio y, sobre todo, sus posibles interpretaciones. «Los problemas a los que se enfrentan las personas LGTBIQA+ no se deben al hecho intrínseco de su diversidad afectivosexual y de género, sino al tratamiento injusto, de rechazo, discriminación y maltrato, que algunos miembros e instituciones de esas sociedades ejercen sobre el colectivo, tanto a nivel de comunidad como a título individual», añaden.

Esta preocupación tiene mucho que ver con el hecho de que históricamente las investigaciones sobre la conducta sexual no normativa han sido utilizadas para patologizar la homosexualidad y plantear herramientas para ‘curar’ o ‘evitar’ todo aquello que se salía de la norma. En el caso del recién publicado estudio, el debate ético que se plantea es hasta qué punto es necesario encontrar una justificación para los comportamientos no heterosexuales. «¿Es necesario encontrar una base genética para que se reconozca el derecho fundamental de ser quienes somos y amar a quien queramos?», reflexionan desde la entidad.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/ciencia/20190829/estudio-science-genetica-homosexualidad-7611044

Fuente de la Información: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=259982&titular=la-gen%E9tica-no-determina-ninguna-orientaci%F3n-sexual-

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Conductismo High-Tech

Por: Juana M. Sancho

Ante el aumento de las tecnologías ‘persuasivas’, como educadores, primero debemos ser conscientes de que existe para después, insistir en nuestras capacidades de análisis, pensamiento, acción y reacción.

Hace un par de años nos visitó un amigo de Hollywood (Estados Unidos) con sus hijos de 11 y 9 años. Los intensos días de ocio y conversación nos proporcionaron enormes posibilidades para entender el mundo actual. La ambición del mayor, gran aficionado a practicar deportes, era “hacerse rico” lo antes posible. Según él, para poder pasar todo su tiempo con sus hijos. (Cuando le pregunté que si él querría pasar todo su tiempo con sus padres me dijo: – “!Por supuesto que no!”). La del pequeño, ser inventor para idear artilugios que “mejoraran” la vida de la gente. Uno de los inventos en los que pensaba era “algún artefacto” más sofisticado que los actuales pañales, para que las personas que estaban jugando o haciendo algo que les interesase mucho no tuvieran que levantarse para ir al baño. Disfrutamos mucho de su amena conversación y de sus ocurrencias, pero resulta que ahora ¡Netflix le está copiando sus ideas!

Un artículo publicado por Haley Sweetland Edwards, el 13 de abril en el semanario Time, pone de manifiesto cómo los desarrolladores de aplicaciones digitales (apps) se pelean, cada vez de forma más manifiesta, por crear productos más y más adictivos. Según una de las personas entrevistadas por este periodista, la gente bromea todo el tiempo sobre cómo crear “un producto-pañal”. Algo tan adictivo que “no se quieran levantar ni para hacer pis”. De hecho, el CEO de Netflix Reed Hastings, decía a sus inversores que el máximo competidor de la compañía era el sueño. Según este gran ejecutivo “cuando ves un programa de Netflix y te vuelves adicto a él, te quedas despierto hasta altas horas de la noche”. Así que: “Estamos compitiendo con el margen del sueño. Y es una gran cantidad de tiempo”.

¡Bienvenidos a la modelación de la conducta high-tech! Ahora no solo queremos tu trabajo, ¡queremos tu ocio, tu vida, tus sueños!

Los educadores (espero que la mayoría) sabemos bastante de las consecuencias del conductismo. Los teóricos y partidarios de esta forma de entender la enseñanza y el aprendizaje nos han proporcionado importantes claves para entender algunos mecanismos que modelan la conducta y todos los educadores, de forma más o menos intensa o consciente, hemos utilizado algunos (o muchos de ellos). Aunque también sabemos (afortunadamente) que el cerebro (y quizás el estómago como sugería Manel Vicent) nos permite rechazar o resistir los persistentes rituales por los que hemos pasado en los distintos contextos educativos, pero sobre todo en la escuela. Porque si no fuera así, todas las personas que hemos experimentado un determinado modelo de enseñanza pensaríamos y actuaríamos de la misma manera. Y, afortunadamente, no es así.

Quizás por esto, mantengo la esperanza de que algunos (espero que muchos) logremos salvarnos del potente y permeable desarrollo de las “tecnologías persuasivas” anteriormente anunciadas. Se trata de un campo relativamente nuevo de investigación que estudia cómo los ordenadores pueden utilizarse para controlar los pensamientos y las acciones humanas. Sabemos desde hace tiempo que los desarrollos tecnológicos de tipo artefactual, simbólico, organizativo o biotecnológico han venido modelando nuestras formas de construir el mundo, relacionarnos y pensar (Mumford, L. 1982. Técnica y civilización. Madrid: Alianza). Pero según B.J. Fogg (2003. Persuasive Technology: Using Computers to Change what We Think and Do. Amsterdam; Boston: Morgan Kaufmann Publishers), que fue uno de los primeros en estudiar seriamente cómo los ordenadores influyen en la conducta humana, si hace 20 años hubiera anunciado que pronto crearíamos máquinas que controlaran a los humanos, habría habido un alboroto, pero hoy estamos rodeados de tecnologías persuasivas.

Según Haley Sweetland Edward, desde las grandes compañías de tecnología de consumo, como el gigante Amazon, al programador solitario que construye el próximo Candy Crush, utilizan algún tipo de tecnología persuasiva. El objetivo suele ser inequívoco: quieren que pasemos el mayor tiempo posible en sus plataformas. De este modo, por ejemplo, Facebook (bueno, sus programadores), determina qué vídeos, noticias y comentarios de amigos aparecen en la parte superior de tu “alimentador” y la frecuencia con la que se te informa de las nuevas notificaciones.

Snapchat distribuye insignias que mantienen rayas diarias, un ingenioso sistema construido en parte sobre la bien estudiada necesidad psicológica de los humanos de mantener el progreso. No digamos de las estrategias utilizadas por los diseñadores de videojuegos y de gamificación, que analizan datos de los usuarios para determinar, por ejemplo, en cuánto tiempo agotan su paciencia o superan un nivel, para ajustar la interfaz y hacerla más frustrante, para que paguen para saltarse un nivel, o más gratificante, repartiendo regalos para que no se den por vencidos.

Los educadores hemos de conocer esta nueva realidad, considerar hasta qué punto estamos “persuadidos” por ella y, sobre todo, encontrar formas de transcenderla. En primer lugar, porque no son las máquinas las que nos controlan, sino quienes las diseñan y se enriquecen con ellas. Y, en segundo, porque seguimos siendo seres humanos con capacidad de análisis, pensamiento, acción y reacción.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/07/02/conductismo-high-tech/

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El gran negocio de las emociones

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

Aunque hoy la agresividad publicitaria se empeña en vendernos su uso del “deep learning” como nueva Biblia de las ventas, se trata de un mecanismo de control tan viejo como la lucha de clases. Hoy se publicita como el milagro de los sensores digitales que, por ejemplo, registran movimientos musculares del rostro para detectar “emociones” que interpreta con algoritmos, es una historia que recorre los sótanos más ignotos de la inteligencia militar -de todos los tiempos- y la inteligencia corporativa del espionaje empresarial y del reino de latifundistas del clero.

Merece una indicación aparte la burrada mercantil que pretende obtener conclusiones lineales de un fenómeno tan completo y diverso como es el espectro emocional en las culturas más diversas. En todo caso es ese el pecado originalrepetitivo, hasta la náusea, en el negocio de publicistas urgidos de igualarlo todo para dar lugar a la uniformidad cuantitativa de las mercancías. O dicho de otro modo, es la lógica del vendedor que necesita muchos compradores enamorados de la misma mercancía repetida, por y para las ganancias, más allá de la Cultura y más allá de los individuos.

Para vender (muy cara) su lógica publicitaria han hecho todo género de experimentos y todo tipo de malabares tecnológicos. Se trata de vender su “gran poder” cognitivo y su destreza mercadológica para imponernos cualquier cosa con el “argumento” de que ellos pueden saber qué piensa y qué siente “la clientela”. Y sin soslayar su cinismo de espionaje (implícito y explícito) hacen de su oferta también una mercancía que es realmente un delito al que se suma el secuestro de información sin consultar y sin autorización de los involucrados. Las leyes brillan por su ausencia porque la única ley que vale es la del mercado.

Quieren que creamos, por ejemplo, que las expresiones humanas tienen comunes denominadores emocionales estándar y legibles en puntos específicos del rostro. Quieren que creamos que una sonrisa tiene iguales o similares cargas emocionales sin explicar dónde ocurre en el espectro de todas las desigualdades económicas, sociales, culturales e históricas. Tendrían que explicar su “muestra”, su marco teórico, sus fundamentos y sus objetivos o intereses de fines y de principios. Y deben hacerlo a la vista de todos porque la información sobre el comportamiento de los “compradores” no les pertenece.

Especialmente el interés de los publicistas por las emociones tiene la frontera del poder adquisitivo. Poco importa qué siente quien no tiene capacidad de compra. Tampoco importa el que no tiene capacidad para decidir sobre el presupuesto familiar. Se diga lo que se diga. Eso deja al universo de los intereses por la emociones de mercado margen reducido de la población mundial y con un descarte de género proclive al machismo. El capitalismo en persona.

No es lo mismo “big data” que “deep learning” y estos no se confunden con otros “paquetes”  en el inventario posmoderno del relato mercantil. Cada uno es sometido por la diversidad de intereses que desemboca en uno solo que es el control de las masas al servicio de su esclavitud feliz, creativa, rentable y hereditaria. Por “sæcula sæculorum”.

Así que no hay razón para creerles ni hay causales para rasgar las vestiduras creyendo que estamos en un Apocalipsis por la dominación mediática de “última generación”. Millones de personas todavía se confiesan en las iglesias y millones van al psicoanálisis que no son menos mercado de emociones que otros muchos. Con sus excepciones valiosas. No se trata aquí de negar a ultranza los logros manipuladores conquistados por el “big data” y todos los sucedáneos con su tecnología espectacular, ni de esconder sus ventas o “prestigio”. Se trata de esclarecer en qué lado de la lucha de clases opera para no llegar al equívoco de que se trata de un aporte noble y “asexuado”

Así pues, algunos venden la “big data” o el “deep learning” como si se tratase de verdades reveladas para seducir anhelos de dominación conductual, ideológica y emocional. Sueño añejo de toda dictadura. Venden la idea de que lo saben todo y de que ese saber es una llave maestra con la que, así nomas, linealmente se puede dominar a las masas. Y han hecho todo tipo de experimentos. Fundamentalmente mercantiles.

Algo similar a los que fue y es el recopilador histórico de información llamado “confesionario”. Algo similar a los métodos de espionaje barrio por barrio, taxi por taxi… La clase dominante lo ha sido también porque ha sabido apropiarse y controlar la información en todas sus escalas cualitativas y cuantitativas mientras los pueblos han sido sometidos a todo género de chantajes, miedos y extorsiones para que provea “datos” sobre lo que son, hacen, sienten, anhelan y sueñan. Desde el confesionario hasta el psicoanálisis.

Pero el discurso tecnológico en su fase digital embriaga a muchos y los convierte en clientes de falacias a granel. Hacen pasar por saberes “avanzados” viejas manías de archivo cuya conquista principal es la facilidad para mover masas se información a gran velocidad. Pero eso no las convierte el irrefutables. Por más seductor que suene un “estudio” que hubiere registrado a gran velocidad movimientos musculares en los rostros de 4 millones de personas, el hecho cuantitativo no es suficiente para obtener de ahí conclusiones verdaderas. Menos si las hermenéuticas están infectadas de origen por la lógica de la mercancía y su plusvalía. Muchos espejitos de vidrio no son la realidad por más que brillen bonito a los ojos de los mercaderes.

El universo emocional de los seres humanos ha sido ambicionado por todo tipo de audacias “controladoras”. El modelo de dominación recurrente ha sido la inducción de miedo en variedades insondables y los éxitos reportan resultados desiguales y combinados. Miedo a lo visible y a lo invisible, miedo a lo subterráneo, lo terrenal y lo extraterrestre. Miedo al mar, al cielo y a los desiertos. Miedo al microcosmos y al macrocosmos. Miedo al yo interior y miedo a todos lo seres humanos. Miedo en todas sus presentaciones y dosificaciones. Miedo pasado, presente o futuro. Miedo, incluso, por las dudas. Miedo ala clase trabajadora consciente y organizada.

Y desde luego las emociones humanas también ofrecen filones mercantiles muy jugosos porque uno de los miedos burgueses -por antonomasia- es no poder controlar lo que piensan y sienten los pueblos. Por eso proliferan los inventos tecnológicos y la saliva para venderlos. Por eso cunden los nuevos mitos del “ultra poder” de la cibernética en la fase en que se nos presenta como el nuevo demiurgo armando con ultra-sensores capaces de saber, a mañana, tarde y noche, dónde estamos, qué hacemos y qué nos place o displace. Eso incluye a los teléfonos “inteligentes”, los ordenadores de nueva generación, los televisores inteligentes y las cámaras de vigilancia.

Para que ese mito mercantil funcione a plenitud publicitaria, y se cobre mucho dinero por eso, ha sido necesario legitimar de facto el espionaje. “Big brother”, cámaras de vigilancia, organismos de inteligencia… y todo género de intromisión en la vida nuestra hasta llegar al punto de una nueva adicción narcótica basada en espiar a todo mundo mientras somos espiados con en buena parte de las redes sociales. Hay que expropiar integralmente toda esa estrategia de recolección y ofensiva con la información; desnudar sus mitos de mercado y producir una Revolución Ética (como proponía Adolfo nchez Vázquez) y a la vista de todos reelaborar sus aportes y sirva como herramienta para conocernos mejor en igualdad de oportunidades y principalmente de condiciones.

La próxima vez que llene usted un formulario de trabajo, de escuelas o de bancos. La próxima vez que responda a encuestas telefónicas breves o largas… la próxima vez que ponga “like” o “emoticones” sonría “lo están filmando” para hacer negocio con toda la información que uno provea. Eso no implica que ya tengan dominada a toda la especie humana. Grandes Revoluciones están en marcha.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/El-gran-negocio-de-las-emociones-20170517-0003.html

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Pérez Cárdenas, autor de ‘Sida, repensar la prevención’: Usar condón es ir de bombero pirómano

España/05 de Noviembre de 2016/Actuall

El autor de «Sida, repensar la prevención» señala en su libro que la promiscuidad y los cambios constantes de pareja aumentan los contagios del VIH. Por ello aconseja promover la educación ante la pobreza moral de los llamados países civilizados.

Cada año se producen 2,5 millones de casos de sida en el mundo. Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el sida publicado en 2015, en el año 2014 había hasta 36,9 millones de personas contagiadas en todo el planeta.

Un año después la revista The Lancet HIV revelaba que el número de casos ha aumentado hasta 38,8 millones a finales de 2015, año en el que se contagiaron 2,5 millones de personas.

A pesar de que ahora mueren menos infectados gracias a que más personas tienen acceso al tratamiento antirretrovírico -así lo recoge el informe de la ONU-, el número de infectados aumenta cada año.

Pedro Pérez Cárdenas, doctor en en Psicopedagogía y licenciado en Químicas, autor de “Sida, repensar la prevención”, explica el fenómeno empleando el término “bombero pirómano”.

Sostiene Pérez que con el sida se ha generado el modelo de bombero pirómano que aparenta apagar un incendio, pero en realidad lo favorece. “Si una persona me dice que está contra el sida, pero no renuncia a estilos de vida peligrosos que le hacen cercano al virus, no le creo”, declara a Actuall.

Pero más allá de los tratamientos, ¿cómo se puede luchar contra la pandemia?

El autor de “Sida, repensar la prevención” aporta algunas claves: “Hay que promover la educación y los valores ante la pobreza moral que se da en los llamados países desarrollados. El sida es una enfermedad que está muy unida a la conducta humana, por ello mientras no nos civilicemos un poco más esto va a seguir pegando fuerte”, asegura a Actuall.

Poirtada del libro: Sida, repensar la prevención / Ed. Sekotia
Poirtada del libro: Sida, repensar la prevención / Ed. Sekotia

La promiscuidad, sostiene, tiene una influencia decisiva. “Igual que pisar el acelerador en un coche aumenta los accidentes, la promiscuidad y los cambios constantes de pareja aumentan los contagios. Es una visión hedonista de la vida. El problema es que seguimos teniendo referentes sociales promiscuos, así que mientras los jóvenes sigan viendo la telebasura, vamos por mal camino”, reflexiona Pérez Cárdenas.

Hay datos especialmente preocupantes, sobre todo referido a los adolescentes. El número de muertes entre los más jóvenes a causa del sida se ha triplicado desde el año 2000, según demostró el director de los programas mundiales del VIH de Unicef, Craig McClure, durante el Foro de pensamiento crítico celebrado en Johannesburgo en diciembre de 2015.

La mitad de los adolescentes infectados en 2014 viven en seis países: Sudáfrica, Nigeria, Kenia, India, Mozambique y Tanzania. Esta enfermedad es la principal causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años en África y la segunda a nivel mundial. De hecho los adolescentes son el único grupo de población en que las cifras de mortalidad no disminuyen.

El caso de los bisexuales

Claro que en Europa las cosas no están mucho mejor. En 2014 se registraron más de 142.000 casos de inmunodeficiencia humana, cifra que supone el récord anual, según la Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud. Mientras que en la transmisión heterosexual es la principal causa del incremento en Europa del Este, en la UE lo es el sexo entre hombres. “Los diagnósticos de VIH entre homosexuales han crecido a ritmo alarmante, del 30% en 2005 al 42% en 2014, con subidas en toda la UE y el espacio Económico Europeo excepto seis países”, recoge el informe.

Una tendencia muy similar -incluso peor- la sigue España, donde la incidencia del sida no disminuye, pues se registran más de 3.000 nuevos pacientes cada año. En 2014 el ministerio de Sanidad informó de que se produjeron 3.336 casos, o sea, casi diez al día. Pero los casos reales, como ocurre en cualquier lugar, son incalculables, puesto que mucha gente no se somete a las pruebas.

Desde 2005 los contagios en España han aumentado un 1,5% mientras que en la mayoría de la Europa occidental los casos han disminuido

Desde 2005 los contagios en España han aumentado un 1,5% mientras que en la mayoría de la Europa occidental los casos han disminuido. A finales de 2015 los contagiados en nuestro país eran 130.330.

De los 26% de heterosexuales infectados, una parte son varones que tienen tanto conductas bisexuales, por ello, el porcentaje de varones con VIH y que tenían relaciones con personas de ambos sexos podría ser cercano al 70%, pues el 53,9% de los contagiados son estrictamente homosexuales.

Así, en 2013 el Sistema de Vigilancia del Ministerio de Sanidad comunicaba que más del 80% de los nuevos casos de VIH se produjo entre gays. También hay que tener en cuenta el número de personas en cada grupo. A pesar de que los homosexuales son el 3% de la población -señala el libro-, protagonizan la mayoría de los contagios (70%).

Renunciar a un estilo de vida

¿A qué se debe este desequilibrio? “Nadie lo puede negar, es un dato estadístico. La realidad es tozuda. Si tomo 1.000 personas homosexuales y heteros, la proporción de los que me voy a encontrar con VIH es mucho más alta entre homosexuales. Son más promiscuos y el sexo anal conlleva más riesgos”, declara a Actuall Pérez Cárdenas.

No es alentador el estudio publicado en Holanda en enero de 2016 publicado en Science Transnational Medicine, que señalaba que a pesar de que los tratamientos mejoran, el número de casos sigue aumentando. El 71% de los nuevos infectados no sabía de su situación y tampoco que se habían contagiado con hombres que en un 30% de casos tampoco lo sabía.

“¿No se puede cambiar la mentalidad haciendo ver que el sexo loco trae funestas consecuencias para la propagación del sida?”, pregunta Pérez Cárdenas

Un problema puntual

Otro de los puntos negros y de lo que menos se habla es de la eficacia del preservativo como barrera a la propagación del sida. “¿No se puede cambiar la mentalidad haciendo ver que el sexo loco trae funestas consecuencias para la propagación del sida?”, apunta Pérez, que añade que “difundir condones entre la población y animar a su uso se ha demostrado ineficaz o al menos insuficiente”.

El libro recoge que el 23% de los maridos y de las esposas de los que ya tenían sida se infectaron a pesar de usar consistentemente el preservativo. Según la OMS el preservativo falla entre un 10 y un 20% de los casos.

La no infabilidad del preservativo también se demuestra por los datos aportados por el Servicio Andaluz de Salud, que revela que el 71% de las jóvenes que solicitaron la píldora del día después reconocieron que se debía a que el condón se había roto.

Algo parecido es lo que se desprende de lo publicado por la Sociedad Española de la Contracepción en noviembre de 2011: el 77% de 6.200 mujeres entre 14 y 50 años que habían recurrido a la píldora del día después reconocieron haber tenido algún “problema puntual” con el preservativo, es decir, que tomaron la píldora porque ocurrió “algo anormal”.

Un estudio a jóvenes de EEUU: el 71% de los que habían usado condón en los últimos tres meses experimentaron al menos un error durante el periodo de utilización

Los resultados de otros estudios van encaminados en la misma dirección. Se trata del realizado por G. Paz-Bailey a jóvenes de Estados Unidos: el 71% de los que habían usado condón en los últimos tres meses experimentaron al menos un error durante el periodo de utilización (el 41% se olvidaba de su uso, el 31% sufría roturas y el 15% deslizamientos, y solamente un 16% se podía clasificar como “usuario consistente”.

No hace mucho en Colombia volvió a quedar en evidencia la fiabilidad de los preservativos. En 2011 el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos decomisó casi 100.000 condones de las marcas Deluxe, Eclipse de Amor, Condon Life y Green Mate. Los preservativos, que se habían distribuido en los barrios más humildes de Bogotá, presentaban problemas de calidad tales como orificios.

En Sudáfrica el ministerio de Salud se vio obligado a retirar en 2007 millones de preservativos de la compañía Kohrs Medical Supplies porque no superaron el test de aire que garantiza la seguridad de estos productos.

Fuente: http://www.actuall.com/vida/pedro-perez-autor-de-sida-repensar-la-prevencion-animar-al-uso-del-condon-se-ha-demostrado-ineficaz/

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