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Así será la transición editorial a la ciencia abierta

Por: Candela Ollé

Retrocedamos al año 2011, cuando la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación y su artículo 37 centrado en la “Difusión en acceso abierto” ya detallaba en cinco puntos las medidas para poder tener un verdadero acceso abierto a la ciencia en España.

Desde entonces, numerosos estudios y autores han evaluado el grado de cumplimiento de esta ley dando como resultados porcentajes de cumplimiento muy bajos (9%).

No en vano, la citada ley en su último punto, el seis, retrocedía en avances:

“Lo anterior se entiende sin perjuicio de los acuerdos en virtud de los cuales se hayan podido atribuir o transferir a terceros los derechos sobre las publicaciones, y no será de aplicación cuando los derechos sobre los resultados de la actividad de investigación, desarrollo e innovación sean susceptibles de protección”.

En estos ocho años han surgido muchos informes que han intentado avanzar en el camino sin notable éxito, pero hasta la llegada del Plan S –publicado en 2018– no se ha acelerado la transición hacia el ya conocido acceso abierto y la ciencia abierta.

El Plan S consta de un objetivo y diez principios con la finalidad de que –a partir del 1 de enero de 2021– todas las publicaciones –con un claro énfasis en las publicaciones académicas revisadas por pares– financiadas con subvenciones públicas sean de acceso abierto, bien publicadas en revistas o repositorios.

Diez principios

El Plan S establece diez principios para conseguir estos objetivos:

  1. Los autores deben conservar los derechos de autor de sus publicaciones, que deben publicarse bajo una licencia abierta como Creative Commons (CC BY).
  2. Los miembros de la coalición deben establecer criterios y requisitos sólidos para las revistas y plataformas de acceso abierto que cumplan con los requisitos.
  3. También deberían ofrecer incentivos para la creación de revistas y plataformas de acceso abierto compatibles si aún no existen.
  4. Las tasas de publicación deben ser sufragadas por los financiadores o las universidades, no por investigadores individuales.
  5. Dichas tasas de publicación deben ser estandarizadas y limitadas.
  6. Las universidades, las organizaciones de investigación y las bibliotecas deben alinear sus políticas y estrategias.
  7. Para los libros y monografías, el plazo podrá ampliarse más allá de 2021.
  8. Los archivos y repositorios abiertos deben ser reconocidos por su importancia.
  9. Las revistas híbridas de acceso abierto no cumplen con el principio clave.
  10. Los miembros de la coalición deben supervisar y sancionar el cumplimiento de este Plan.

Cinco retos

En este artículo pondremos el foco en cinco de los retos que deben afrontar las revistas a corto plazo en el contexto de la ciencia abierta, que va de la mano del Plan S.

La ciencia abierta se fundamenta en ocho dimensiones: acceso abierto, datos, educación, incentivos, nuevas métricas, integridad de la investigación y ciencia ciudadana. Además de un buen listado de beneficios identificados, como la transparencia, la efectividad, la rápida transferencia de conocimiento que evita duplicidades y aumenta la rapidez de la investigación, la reproducibilidad, evitar el fraude, una mayor productividad y la mejora del impacto social de la investigación.

En el contexto de las ocho dimensiones o pilares de la ciencia abierta hemos seleccionado los que consideramos los cinco grandes retos de las revistas académicas, que son:

  • la sostenibilidad económica,
  • la revisión abierta (open peer review),
  • las nuevas métricas (altmetrics),
  • la difusión de los contenidos en las redes sociales y
  • la gestión de los datos de investigación.

Todo ello configura un ecosistema en ebullición y expansión, con una coincidencia no casual de la explosión de las redes sociales junto con la ciencia abierta y los grandes volúmenes de datos científicos.

El acceso abierto es la palanca de arranque de la ciencia abierta y el fuerte impulso político de la Comisión Europea (Horizon 2020 o Plan S) ha acelerado la transición de la publicación de acceso libre.

Actualmente nadie se pregunta si el acceso abierto se llegará a imponer, ya que la pregunta es cuándo lo hará.

No hay marcha atrás para la ciencia abierta

La ciencia abierta se encuentra en una etapa en la que no es posible un paso atrás, pero hay que hacer todavía un cambio de paradigma, ya que abre todas las fases de la investigación científica, desde la revisión y la evaluación hasta la publicación y la difusión.

Así como en los años noventa del siglo pasado el reto era la digitalización e Internet y, desde el año 2000, el acceso abierto, a partir de 2015 el nuevo marco del open science contiene muchas implicaciones para la edición científica.

Es imprescindible marcarnos un calendario de acción en el que el primer reto es la sostenibilidad económica. ¿Cómo se pagan los costes editoriales? Hay mucho debate en torno a cuál debe ser el modelo de negocio. Existen diferentes vías de financiación de las revistas científicas y, a la vez, es uno de los aspectos más criticados.

Es el caso de los elevados precios de los Article Processing Charges (APC), con los que el autor se hace cargo de los costes de la edición.

La Fair Open Access Alliance recomienda que los costes de procesamiento de artículos no excedan los 1 000 dólares estadounidenses (800 euros aproximadamente) por artículo, aunque hay revistas que llegan a cobrar casi 4 000 dólares. Algunas de las vías de financiación mayoritarias son: las tasas (APC), la financiación pública y los consorcios de usuarios.

El segundo reto planteado es el modelo de evaluación de expertos en abierto. Las editoriales están experimentando cómo se puede dotar de más transparencia y apertura al proceso de evaluación de expertos. Por ejemplo, la plataforma F1000 hace públicas las identidades de los revisores y acompaña al artículo de sus informes y el estado de aprobación.

La editorial MDPI, en cambio, opta en algunos de sus títulos por un modelo más flexible, en el que el autor y el revisor deciden si se hacen públicos el informe y la identidad de los revisores. Open reports, open identities da la posibilidad de citar las revisiones, etcétera. Son algunas de las muchas posibilidades en este campo.

El mismo contexto obliga a buscar nuevas métricas (tercer reto) para evaluar más allá de las citas y los cuartiles. La búsqueda de indicadores alternativos para romper el monopolio del factor de impacto tiene un largo recorrido.

Además, surge el concepto de métricas abiertas, que son las métricas de la próxima generación, y serán claves, tal y como menciona el principio número 10 del Plan S, ya que “los financiadores se comprometen a evaluar los resultados de la investigación durante las decisiones de financiamiento, y valorarán el mérito intrínseco del trabajo y no considerarán el canal de publicación, su factor de impacto —u otras métricas de la revista— o el editor”.

Qué queremos comunicar

Las revistas y la comunicación científica no quedan al margen de las redes sociales (cuarto reto).

Nos tenemos que plantear la esencia de qué queremos difundir: dónde es más adecuado publicar, cómo hemos de hacerlo, ¿apostamos por los formatos audiovisuales?, para quién –cuál es nuestro público– y por qué. De este modo, seleccionaremos mejor la red para hacer llegar nuestro mensaje.

Las redes se pueden clasificar como generalistas y especializadas —las más utilizadas por los investigadores son ResearchGate, Academia.edu, Mendeley, Twitter, Facebook y LinkedIn—.

La web social permite que haya un enlace entre instituciones, autores y lectores; favorece la visibilidad y el impacto de los contenidos fuera de la academia; genera debate y dinamiza la comunidad científica y promueve el uso de diferentes formatos —vídeo, fotografía o infografía—.

Nuevas oportunidades para los investigadores

El uso de los medios sociales (social media) ofrece una serie de oportunidades para las revistas e investigadores: múltiples plataformas de interrelación entre instituciones, autores y lectores; incremento de la visibilidad; permiten llegar a múltiples públicos, la importancia en aumento de la estrategia SEO (siglas de Search Engine Optimization u Optimización para Motores de Búsqueda); generan un incremento del impacto, así como una dinamización de la comunidad científica, fidelización y curación de otros contenidos. Son un buen canal para socializar la investigación con la ciudadanía, y en el momento en que esto se produzca, el esfuerzo y el debate que está generando el Plan S estará ampliamente reembolsado.

El último aspecto a enfatizar es la gestión de datos en abierto (quinto reto). Algunas de las recomendaciones son adoptar los principios FAIR (Findability, Accessibility, Interoperability, and Reusability, en español fáciles de encontrar, accesibles, interoperables y reutilizables), seleccionar los datos con interés para usos futuros, elaborar un plan de gestión de datos, asignar licencias abiertas, depositar los contenidos en repositorios de confianza y promover la citación de los conjuntos de datos como si fueran cualquier otro recurso.

¿Estamos listos?

¿La comunicación científica está lista para ser abierta en 2021? En España hemos analizado las 214 revistas del Scimago Journal Rank de Ciencias Sociales (López-Borrull et al. (2020). “El Plan S y el ecosistema de revistas españolas en Ciencias Sociales hacia el acceso abierto: amenazas y oportunidades”, El Profesional de la Información (en prensa)) valorando los requerimientos técnicos que el Plan S marca para las publicaciones académicas y los resultados muestran que solo 11 de las 214 revistas cumplen 10 de los 12 requerimientos obligatorios que la cOAlition S demanda a las revistas para que los investigadores puedan publicar en ellos.

Además, las revistas españolas de Ciencias Sociales deben tomarse los requerimientos del Plan S como una oportunidad para hacer una definitiva transformación digital, la que no se hizo cuando se pasó a la gestión de artículos en formato pdf. Así, los requerimientos son también una hoja de ruta de calidad y transparencia de las revistas científicas en acceso abierto.

En el camino hacia la ciencia abierta, de momento se concentran los esfuerzos y cambios para las publicaciones, pero la línea de tiempo para lograr el acceso abierto de las monografías y capítulos de libros será más larga y requiere un proceso separado, todavía por definir.

Fuente: http://theconversation.com/asi-sera-la-transicion-editorial-a-la-ciencia-abierta-131272

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Producción Científica China Bajo La Lupa

Por: Sofía García-Bullé

En tiempos de alta tensión internacional, el conocimiento puede volverse un arma y los académicos fuentes de información confidencial codiciada.

Las universidades son espacios donde se genera y comparte conocimiento y donde se llevan a cabo grandes descubrimientos científicos y tecnológicos a través de la investigación científica. El propósito de la investigación científica es aportar conocimiento y recursos que contribuyan al  avance de la humanidad. En algunas ocasiones, el proceso de investigación implica la producción y manejo de información altamente sensible y confidencial, por lo que se exige a los científicos evitar verse influenciados o comprometidos por intereses políticos o económicos ya que un caso de deshonestidad académica en este tipo de situaciones puede provocar incidentes internacionales.

En artículos anteriores hemos hablado sobre cómo el panorama geopolítico puede afectar el trabajo y hasta la integridad física de académicos de diversas áreas del conocimiento. Estas situaciones suelen darse ante el temor constante de los regímenes políticos del uso indebido de la información que pueda comprometer la seguridad nacional de países enteros. A continuación presentamos tres casos en los que malas prácticas y el manejo inadecuado de información confidencial, se extendieron más allá del rubro académico para convertirse en un conflicto entre naciones.

Un conflicto sobre declaración de fondos

El pasado martes 11 de febrero, autoridades federales estadounidenses arrestaron a Charles Lieber, uno de los principales expertos en nanotecnología a nivel mundial. El científico mantenía su posición como presidente del departamento de Química en la Universidad de Harvard cuando aceptó un puesto de asesor en la Universidad de Wuhan, China. El objetivo era apoyarlos como experto en la fundación de un laboratorio y crear propuestas de investigación estratégicas y visionarias.

De acuerdo a los reportes del Buró Federal de Investigación (FBI por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, el Dr. Lieber recibió 15 millones de dólares en fondos por parte de el Instituto de Salud y el Departamento de Defensa estadounidenses; a la vez  que sus empleadores en China, le pagaban 50,000 dólares mensuales para fondos para investigación, pagos que no habían sido reportados por el científico.

El conflicto se debe a que, en Estados Unidos, todo investigador debe revelar si recibe fondos de otros países. Tras encontrar este encubrimiento, el Departamento de Defensa cuestionó al Dr. Lieber al respecto, quien a su vez proporcionó información falsa. Actualmente Lieber se encuentra suspendido de su posición en Harvard y enfrenta cargos federales por mentir al Departamento de Defensa.

¿Un posible caso de espionaje exitoso?

Yanqing Ye trabajó como investigadora en el departamento de Física, Química y Bioingeniería Médica de la Universidad de Boston hasta abril del 2019, posteriormente la Dra. Ye regresó a China. Los problemas con su estancia surgieron recientemente cuando fiscales federales de los Estados Unidos denunciaron que en la aplicación para su visa, la científica ocultó su posición como teniente en el Ejército Popular de Liberación, el ejército nacional de la República Popular China. Sin embargo, el currículum que la investigadora presentó a la Universidad de Boston al aplicar,  incluía información sobre un grado académico obtenido en la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa, la institución de educación superior del Ejército Popular de Liberación.

Los fiscales además sostienen que durante su estancia de investigación en Estados Unidos, la Dra. Ye siguió recibiendo y llevando a cabo órdenes de sus superiores en la milicia china. El gobierno estadounidense levantó cargos contra la investigadora por fraude de visa, realizar declaraciones falsas y conspiración con un gobierno extranjero, pero no ha sido arrestada, dado que se encuentra en China.

Publish or perish”: un cáncer de la academia

Otro caso es el de Zaosong Zheng. El investigador afiliado a la Universidad de Harvard fue descubierto tratando de salir del país con 21 ampolletas robadas de un laboratorio del Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Boston.

Las ampolletas contenían material de una importante investigación relacionada con el desarrollo del cáncer. Tras ser arrestado, el académico admitió haber intentado escapar con estas muestras para publicar la investigación bajo su nombre en China e impulsar su carrera científica. Zhen enfrenta cargos por contrabando y falso testimonio, y actualmente se encuentra bajo la custodia del gobierno estadounidense.

¿Qué pasa cuando solo es un error desafortunado?

Los arrestos y procesos mencionados anteriormente forman parte de un despliegue del gobierno estadounidense ante las sospechas y amenazas de espionaje y robo de información motivadas por las tensiones internacionales entre Estados Unidos y China. El gobierno estadounidense ha comentado repetidamente la necesidad de proteger agresivamente el conocimiento generado en el país que pudiera ser robado y utilizado por otras potencias mundiales. Casos como los anteriores podrían darle la razón, pero, ¿qué tan estrictos pueden ser en términos de colaboraciones internacionales académicas sin caer en un caso extremo de paranoia? y ¿Cómo afectaría esta práctica a la apertura científica y colaboración académica?

En agosto del año pasado, Feng Tao, quien trabajaba como químico en la Universidad de Kansas fue acusado de fraude por el supuesto fallo en comunicar una posición de tiempo completo en una universidad china, mientras recibía fondos federales estadounidenses. A diferencia del caso del Dr. Lieber, por ejemplo, el académico no proporcionó información falsa y aparentemente no mostró malicia ni dolo en la omisión de la información sobre su puesto en China.

Su abogado, Peter R. Zeidenberg, declinó comentar sobre el caso específico del Dr. Tao, pero sugirió que los fiscales estadounidenses podrían estar persiguiendo desmedidamente a académicos chinos con lazos internacionales que solamente cometieron un error de comunicación y no necesariamente son espías. “Los profesores tienen periodos libres en verano, a veces toman trabajos en China durante ese tiempo, y no creen que sea necesario reportarlo”, comentó el abogado. Zeidenberg agregó que el estar desinformados sobre la obligación de reportar asignaciones en el extranjero puede costarle muy caro a profesores y académicos, a los que se les pueden imputar cargos por fraude con penas de hasta 20 años, más aún si se levantan cargos por contrabando, espionaje o conspiración.

Una política de cero tolerancia

A partir del 2018, el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Session, inició una estrategia para enfrentar la posibilidad de espionaje internacional, especialmente de China. Hoy en día hay cientos de investigaciones abiertas involucrando el trabajo de académicos de procedencia china o de aquellos que tienen lazos con instituciones de este origen.

En muchos casos se investigan y persiguen conducta que ocurrieron hace muchos años, en los que los criterios de seguridad no eran los que se aplican hoy en día. Frank Wu, profesor de leyes y ex-presidente del Comité de los 100, una organización de chino-americanos prominentes, ha calificado estas nuevas estrategias como innecesariamente agresivas y potencialmente devastadoras para el desarrollo de la ciencia americana, debido a que el país asiático contribuye financieramente a la producción científica de Estados Unidos y, más aún, un enorme número de colaboradores académicos tiene conexiones con China.

El miedo al espionaje y al robo de conocimiento por parte de Estados Unidos, viene no solo de la noción de China como un enemigo potencial en la arena científica, sino en la idea de que solo en Estados Unidos se produce conocimiento tecnológico de punta, lo cual aumenta el peligro de que otras potencias mundiales intente apropiarse de este. Tomando en cuenta el panorama geopolítico actual, las medidas precautorias para proteger la información pueden ser útiles, pero es crucial que las autoridades y las instituciones de educación superior encuentren una forma de asegurar un buen uso de la información en las instancias de cooperación científica internacional sin dejar de habilitar las plataformas que hacen posible esta cooperación y generan el conocimiento científico en primer lugar.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ciencia-china-bajo-la-mira-estados-unidos

Imagen: Gerd Altmann en Pixabay

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ESPECIAL: Niños de América Latina expresan con dibujos su apoyo al pueblo chino por el coronavirus

América Latina y El Caribe/16-02-2020/Autor(a) y Fuente: spanish.xinhuanet.com

Con dibujos y mensajes de ánimo, niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe expresaron su apoyo al pueblo chino en su lucha contra el nuevo coronavirus (Covid-19).

A los pequeños sólo les bastó papel y lápices de colores para plasmar un mensaje de consuelo, de apoyo, de solidaridad para la población que está sufriendo por la epidemia que surgió en la ciudad china de Wuhan, capital de la provincia central de Hubei.

«Animo China», «China tú sí puedes» y «Todos unidos en la lucha contra el coronavirus» son algunas de las expresiones de los niños y niñas que a través de sus dibujos buscan dar un poco de consuelo a los chinos.

Niños y niñas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela enviaron sus mensajes a través de las redes sociales.

Luca Vittori, un niño argentino de 11 años, dibujó a un equipo de médicos y como mensaje escribió «Nuestros verdaderos superhéroes», rindiendo de esta forma un homenaje a quienes están ayudando a los enfermos por el virus.

Desde la ciudad de Buenos Aires, Argentina, el pequeño dijo que se inspiró en una foto que vio publicada en los medios de comunicación, donde un grupo de médicos se preparaba para realizar su trabajo.

Angie, una niña boliviana de cinco años, decidió mandar a los niños y niñas de China muchos corazones en apoyo por lo que están pasando.

Triste por lo que ve en las noticias sobre la epidemia, Angie puso en su dibujo también a las personas que salen de los hospitales tras su recuperación.

Melanie Wendy, una pequeña brasileña de nueve años, escribió en portugués «Todos juntos en la lucha contra el coronavirus» en su dibujo.

Desde la ciudad de Sao Paulo, Brasil, Melanie plasmó el sentimiento de muchos niños y niñas del mundo, quienes preocupados por el virus hacen notar que entre todos está la solución.

Emilia Paz, una niña chilena de ocho años, dibujó a una «superniña» que combate el coronavirus, epidemia que mantiene en cuarentena a millones de personas en China para evitar su expansión.

«Desde colombia los apoyamos en este difícil momento por el que atraviesa China», escribió en su mensaje Ana Sophia, de 11 años.

Con las banderas de China y Colombia en sus manos, la pequeña Ana mandó todo su apoyo y solidaridad al pueblo chino.

Y con el dicho popular de Costa Rica: ¡Pura vida! José David Porras Méndez, de 11 años, mandó su apoyó a los niños y niñas de China que están sufriendo por el nuevo coronavirus, llamado oficialmente Covid-19 por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Desde La Habana, Cuba, Víctor Manuel, de 10 años; Jean Carlos Acosta Reyes, de seis, y Yadrián Hernández Sánchez, de 12 años, mostraron su solidaridad con el pueblo chino.

Bastó un pedazo de cartón y colores para que los cubanos dibujaran un corazón demostrando su afecto hacia los chinos y con la etiqueta #FuerzaChina darle mayor peso a su mensaje.

«#FuerzaChina ustedes saldrán adelante, nuestro corazón está con ustedes», escribió por su parte la pequeña Aillyn Iza, de 10 años, desde Quito, Ecuador.

Mientras tanto, en El Salvador, los hermanos Castellano: Valeria de 13 años y Javier de 11, dibujaron un corazón, un oso panda y un pajarito, acompañados de la leyenda «China tú puedes».

Valeria expresó su confianza en que el pueblo chino saldrá adelante: «Cómo siempre lo saben hacer».

Giselle Alvarez, una pequeña hondureña de ocho años, tomó sus lápices de colores y dibujó a un niño chino con cubrebocas, un implemento que ha ayudado a evitar contagios.

«China tú puedes, eres invencible y genial. Puedes vencer al virus y ser valiente», escribió desde la Ciudad de México la niña Shanti Itzé, de siete años, quien sonriendo espera que esta epidemia pase pronto.

Con apenas cinco años, el pequeño panameño Mateo Valenzuela dibujó la bandera de China rodeada de corazones en solidaridad con aquella región que está sufriendo por el nuevo coronavirus.

Lorenzo, un adolescente peruano de 14 años, aprovechó los beneficios de la tecnología para escribir en mandarín su apoyo al pueblo chino por el coronavirus detectado a finales del año pasado en la ciudad de Wuhan.

En tanto, Filippa, una niña uruguaya de cinco años, se dibujó ella con un oso panda tomado de la mano debajo de un arcoíris en apoyo a los niños y niñas de China.

Desde su casa en Montevideo, Filippa dice que está enterada del virus y confía que China saldrá adelante, pues tiene pensado un día viajar y conocer el país, tener mucho amigos chinos para ir con su animal favorito: el oso panda.

Las niñas venezolanas Asly de 12 años, Catiana de nueve y Kenyerli de nueve años sacaron a relucir su imaginación y conocimientos para plasmar en papel sus sentimientos hacia el país asiático.

Dibujaron un mundo con los niños unidos, un corazón con la bandera de China, entremezclados con los mensajes de apoyo como «Viva China», «China tú puedes» y #FuerzaChina».

Es así como niños de América Latina y el Caribe expresaron su solidaridad hacia el pueblo chino en medio de la epidemia que mantiene en alerta al mundo entero.

CHILE-SANTIAGO-CHINA-NUEVO CORONAVIRUS-APOYO

SANTIAGO, 12 febrero, 2020 (Xinhua) — Danna Suárez, de 5 años, realiza un dibujo en apoyo a la lucha de China contra la neumonía causada por el nuevo coronavirus, en Santiago, capital de Chile, el 10 de febrero de 2020. (Xinhua/Mario Dávila/AGENCIAUNO)

CHILE-SANTIAGO-CHINA-NUEVO CORONAVIRUS-APOYO

SANTIAGO, 12 febrero, 2020 (Xinhua) — Danna Suárez, de 5 años, muestra un dibujo que ella elaboró en apoyo a la lucha de China contra el nuevo coronavirus, en Santiago, capital de Chile, el 10 de febrero de 2020. (Xinhua/Mario Dávila/AGENCIAUNO)

CHILE-SANTIAGO-CHINA-NUEVO CORONAVIRUS-APOYO

SANTIAGO, 12 febrero, 2020 (Xinhua) — Danna Suárez, de 5 años, muestra un dibujo que ella elaboró en apoyo a la lucha de China contra el nuevo coronavirus, en Santiago, capital de Chile, el 10 de febrero de 2020. (Xinhua/Mario Dávila/AGENCIAUNO)

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SANTIAGO, 12 febrero, 2020 (Xinhua) — Danna Suárez, de 5 años, muestra un dibujo que ella elaboró en apoyo a la lucha de China contra el nuevo coronavirus, en Santiago, capital de Chile, el 10 de febrero de 2020. (Xinhua/Mario Dávila/AGENCIAUNO)

CHILE-SANTIAGO-CHINA-NUEVO CORONAVIRUS-APOYO

SANTIAGO, 12 febrero, 2020 (Xinhua) — Danna Suárez, de 5 años, muestra un dibujo que ella elaboró en apoyo a la lucha de China contra el nuevo coronavirus, en Santiago, capital de Chile, el 10 de febrero de 2020. (Xinhua/Mario Dávila/AGENCIAUNO)

ECUADOR-QUITO-CHINA-NUEVO CORONAVIRUS-APOYO

QUITO, 11 febrero, 2020 (Xinhua) — Aillyn Iza, de 10 años, sostiene un dibujo que ella realizó con el mensaje «Fuerza China ustedes saldrán adelante, nuestro corazón está con ustedes», en solidaridad con China en su lucha contra el coronavirus, en Quito, capital de Ecuador, el 8 de febrero de 2020. (Xinhua/Santiago Armas)

ECUADOR-QUITO-CHINA-NUEVO CORONAVIRUS-APOYO

QUITO, 11 febrero, 2020 (Xinhua) — Imagen del 8 de febrero de 2020 del dibujo que elaboró Aillyn Iza, de 10 años, con el mensaje «Fuerza China ustedes saldrán adelante, nuestro corazón está con ustedes», en solidaridad con China en su lucha contra el coronavirus, en Quito, capital de Ecuador. (Xinhua/Santiago Armas)

ECUADOR-QUITO-CHINA-NUEVO CORONAVIRUS-APOYO

QUITO, 11 febrero, 2020 (Xinhua) — Aillyn Iza, de 10 años, realiza un dibujo con el mensaje «Fuerza China ustedes saldrán adelante, nuestro corazón está con ustedes», en solidaridad con China en su lucha contra el coronavirus, en Quito, capital de Ecuador, el 8 de febrero de 2020. (Xinhua/Santiago Armas)

 

CUBA-HABANA-CHINA-NUEVO CORONAVIRUS-APOYO

LA HABANA, 10 febrero, 2020 (Xinhua) — Imagen del 8 de febrero de 2020 de un dibujo hecho por los niños Víctor Manuel, de 10 años, Jean Carlos Acosta Reyes, de 6 años, y Yadrián Hernández Sánchez, de 12 años, para su mostrar apoyo y solidaridad al pueblo de China, en La Habana, Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)

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LA HABANA, 10 febrero, 2020 (Xinhua) — Los hermanos Víctor Manuel (i), de 10 años, y Jean Carlos Acosta Reyes (d), de 6 años, sostienen su dibujo hecho por ellos para mostrar su apoyo y solidaridad al pueblo de China, en La Habana, Cuba, el 8 de febrero de 2020. (Xinhua/Joaquín Hernández)

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LA HABANA, 10 febrero, 2020 (Xinhua) — Yadrián Hernández Sánchez, de 12 años, sostiene su dibujo hecho para mostrar su apoyo y solidaridad al pueblo de China, en La Habana, Cuba, el 8 de febrero de 2020. (Xinhua/Joaquín Hernández)

 

BRASIL-SAO PAULO-CHINA-NUEVO CORONAVIRUS-APOYO

SAO PAULO, 9 febrero, 2020 (Xinhua) — Melanie Wendy, una niña brasileña de 9 años, sostiene su dibujo en apoyo a la lucha de China contra la neumonía causada por el nuevo coronavirus, en Sao Paulo, Brasil, el 7 de febrero de 2020. (Xinhua/Rahel Patrasso)

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SAO PAULO, 9 febrero, 2020 (Xinhua) — Melanie Wendy, una niña brasileña de 9 años, sostiene su dibujo en apoyo a la lucha de China contra la neumonía causada por el nuevo coronavirus, en Sao Paulo, Brasil, el 7 de febrero de 2020. (Xinhua/Rahel Patrasso)

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SAO PAULO, 9 febrero, 2020 (Xinhua) — Melanie Wendy, una niña brasileña de 9 años, sostiene su dibujo en apoyo a la lucha de China contra la neumonía causada por el nuevo coronavirus, en Sao Paulo, Brasil, el 7 de febrero de 2020. (Xinhua/Rahel Patrasso)

Fuente e Imagen: http://spanish.xinhuanet.com/2020-02/13/c_138778400_4.htm

 

 

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Docentes que leen y transforman: La lectura en la escuela y en la universidad

Por: Ana Cristina Chávez

Promover el desarrollo del hábito lector en los estudiantes universitarios es una labor obligatoria de los docentes, que por supuesto, debe constituirse en una tarea permanente desde los primeros años de escuela, alimentada, a su vez, por el calor amoroso del hogar. La premisa en nuestros países debe ser: “padres que leen: hijos que leen; docentes que leen: estudiantes que leen”.

El punto de partida, la formación del hábito (y de la pasión)…

Las letras iniciales con las que nutrimos a nuestros niños por lo general están bañadas de vivos colores, canciones, juegos y divertidos cuentos, pero a medida que los pequeños van creciendo, la escuela y la tarea de leer van asociándose ya no a diversión, a entretenimiento, o a placer, sino a obligación, a aprendizaje forzado, a memorización, ¿y por qué negarlo? a castigo, ¿les resulta conocido eso de si te portas mal te vas a tu cuarto a estudiar? ¿O la letra con sangre entra?

Pero ¿cómo conciliarnos con la experiencia lectora? ¿Cómo convertirla en una mágica aventura, desde los primeros años de formación? ¿Cómo hacer entender que es un auténtico placer y no un estimulo negativo con aires sancionatorios?   Indudablemente, el primer paso es propiciar el hecho lector en el círculo familiar, convertir los libros en parte del entorno hogareño, no como simples objetos decorativos, sino como miembros de la familia, unos con los que nos reímos, lloramos, viajamos, y también les consultamos acerca de nuestras dudas e inquietudes existenciales, porque ellos siempre poseen la respuesta perfecta para nosotros y nos tienen paciencia, como buenos amigos saben esperarnos hasta que estemos preparados para poder disfrutar plenamente de su compañía.

Matute (2014, pág. 33), afirma: “todo lo que deseas saber se encuentra en los libros, todo”, y más adelante agrega:

las palabras escritas hacen magia en tu cabeza y crean a su vez imágenes, sensaciones, recuerdos, otras palabras. Las palabras escritas pueden ser leídas por otros para ti, entonces puedes aprender a disfrutar de su aroma y de su música, (pág. 40).

 

Por esta razón, maestros, padres, tíos, abuelos, hermanos, ¡todos! debemos interactuar con los libros y demostrarles a nuestros niños que la lectura es una magnífica aliada. Debemos leer en familia, transformar ese acto que por lo general es individual, en un acto colectivo. Al respecto, Medina (2014) asegura:

pasar del acto solitario al acto solidario en la actividad de lectura supone un enriquecimiento de la experiencia al leer, puesto que lo subjetivo, lo individual, lo propio, lo diferente del otro, completa el saber de todos y cada uno de los participantes; y simultáneamente, la intersubjetividad, lo común, lo similar, adjudica una visión integral y cohesionada que complementa la mirada particular, la cuestiona o la refuerza (pp 38-39).

 

En ese proceso de compartir la experiencia lectora, debemos conversar sobre lo que leemos, qué estamos entendiendo, qué sentimos mientras leemos, qué imágenes recreamos en nuestra mente producto de la lectura. Hay que hablar sobre libros y lo que significan para nosotros. Recientemente, en una de esas interminables colas afuera de una agencia bancaria terminé de leer “Ensayo sobre la lucidez” de José Saramago, y el destino final de los personajes principales me dejó tan conmocionada que permanecí en silencio por varios segundos; no sabía si echarme a llorar o enfurecerme por lo que les ocurrió, pues me pareció un desenlace inesperado y me generó tal sensación de desasosiego que necesitaba compartirla con alguien, pero miré alrededor y solo observé a personas desconocidas hablando de distintos temas, así que esperé a llegar a casa y conversé por teléfono con un amigo acerca del libro, haciendo énfasis en ese capítulo en particular, me sentí más aliviada y además pude recomendar una excelente lectura a alguien que seguro la sabrá apreciar.

Definitivamente, con ese texto de Saramago varias veces sentí el mazazo del que habla Franz Kafka en la carta dirigida a Oscar Pollak en 1904, citada por Gladys Madriz (2010), allí el autor de “La Metamorfosis” expresa:

En general, creo que solo debemos leer libros que nos muerdan y nos arañen. Si el libro que estamos leyendo no nos obliga a despertarnos como un mazazo en el cráneo, ¿para qué molestarnos en leerlo? ¿Para que nos haga más felices, como dices tú? Cielo santo, ¡seríamos igualmente felices si no tuviéramos ningún libro! Los libros que nos hacen felices podríamos escribirlos nosotros mismos si no nos quedara otro remedio. Lo que necesitamos son libros que nos golpeen como una desgracia dolorosa, como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos, libros que nos hagan sentirnos desterrados a las junglas más remotas, lejos de toda presencia humana, algo semejante al suicidio. Un libro debe ser el hacha que quiebre el mar helado dentro de nosotros. Eso es lo que creo. (pág. 17)

Las líneas de Kafka nos remiten a la pasión por leer, a las sensaciones profundas que este acto es capaz de producir, a experiencias significativas como consecuencia del diálogo entre el lector y el autor, tal vez en un tono dramático pero no por eso menos real. A esto le agrego que a través de la lectura podemos transformarnos, romper paradigmas, comprender la realidad y cambiarla, cuando nos damos cuenta de las incongruencias de la vida, las desigualdades e injusticias sociales, al hacer desde el conocimiento y la reflexión, una lectura crítica del mundo. En torno a esto, Prieto Figueroa (1981), nos recuerda:

Vivir, sin duda, es más importante que leer, pero leer ayuda a vivir en plenitud, contribuye a hacer la vida más hermosa, más amplia, más generosa. Leer es también una forma de vivir, cuando de las lecturas extraemos las ideas que auxilian nuestra acción y que, enriqueciendo nuestra experiencia, la hacen más eficaz y más valiosa. (pág. 57)

¿Y qué mejor manera de vivir que hacerlo en libertad? Gozando de autonomía, de capacidad de acción y reflexión, para relacionarnos con el mundo de manera consciente y responsable, convirtiéndonos en personas “sentipensantes” (en palabras de Orlando Fals Borda y Eduardo Galeano), aptitudes que deben fomentarse y ser desarrolladas desde el ámbito educativo y familiar, mediante el diálogo, la convivencia con otros y la lectura crítica de la realidad. ¿Pero cómo lograrlo cuando de la escuela se expulsan las emociones, los sentimientos, la pasión y las voces propias? Madriz (2010), asevera:

El hecho de haber sacado formalmente y por la puerta a las emociones profundas de nuestros ámbitos educativos puede ser una de las causas de no tener hoy buenos lectores…Nuestra educación se ha basado la más de las veces en acallar los diálogos internos, las voces interiores de los múltiples yoes que pueblan la mismidad que somos, y donde la pasión, execrada por la racionalidad del ¿para qué sirve?, se ha visto sucumbir ante tanta presión. Reivindicar la fuerza y potencia de la pasión y vincularla con la lectura se convierte en una posibilidad de formación que comenzamos a introducir en nuestras aulas. (pp.18-19)

   En el mismo orden de ideas, Prieto Figueroa (1981) considera:

Ha de entenderse que la función de la escuela es más que una mecánica práctica de alfabetización. De nada vale enseñar a leer las palabras si no se enseña a penetrar el hondo significado de ellas, en su espíritu; si no se aprende a desentrañar el pensamiento contenido en los libros, comparando y comprobando. La escuela debe crear una aptitud para el pensamiento y la meditación, y si no lo hace no cumple su función trascendental, y los individuos seguirán tan analfabetos como antes: analfabetas intelectuales, fáciles presas para la mentira y el engaño… (pág. 79)

De allí la importancia de convertir la escuela y la universidad en espacios de libertad, en escenarios de lectura placentera, crítica y voluntaria –nos apunta Rod Medina (2014) -sin cercenar la creatividad con prácticas antipedagógicas de metódica cerrada. Los docentes, como mediadores de lectura debemos promover textos acordes con los intereses y motivaciones de nuestros estudiantes, niños y jóvenes, sin negarles su potencial creativo y creador. Ángel Madriz (2010), explica que las escuelas promueven las siguientes tres acciones que le restan encanto a la lectura: 1. Convertir la práctica lectora en herramienta exclusiva para la enseñanza de la ortografía, mejorar la dicción, corregir la redacción y ejercitar la memoria; 2. Obligar el análisis literario, exigiendo el acercamiento a los textos desde la determinación de los personajes, caracterización del ambiente, explicación del argumento, la fecha de nacimiento del autor o si es un poema, indicando el tipo de verso, disposición de la rima, la métrica o las figuras literarias que presenta; 3. Exigir la interpretación del texto apegándose a determinadas propuestas crítico-metodológicas, sin propiciar previamente el deseo de leer y la sed de conocimiento, hace que el lector se convierta en un ser mudo, pasivo  e indiferente.

Lo antes descrito constituye un craso error que ha fomentado el rechazo a la lectura por parte de nuestros niños y jóvenes, quienes al llegar a la edad adulta continúan reproduciendo esas actitudes negativas. ¿Pero cómo enseñar a leer, a disfrutar del acto lector, si no se siente en carne propia?, por eso me pregunté: ¿Leen nuestros docentes universitarios?, ¿Qué leen?, ¿Con cuánta frecuencia?, ¿Con cuál propósito?, ¿Venezuela es un país de lectores? Veamos qué descubrimos.

La lectura en Venezuela…

Sobre la última interrogante de la sección anterior, ya Prieto Figueroa (1981, pág. 55) lo sentenciaba en su época: “Los profesionales no leen, pero es porque de jóvenes, como dije antes, no se formó en ellos la pasión de la lectura, que es una hermosa y noble pasión sustentada por un hábito y por el refinamiento del espíritu”. Criterio similar comparte diez años después Antillano (1991):

En Venezuela nadie lee… El problema básico es instrumental: no se lee porque no hay deseo lector, pero en la base de ello se asume un elemento más grave: no se lee porque no se sabe leer… No hay comprensión lectora, la dificultad es mecánica, elemental. (pág. 23)

La escritora zuliana añade a esa realidad del momento, una serie de elementos que alejaban a los libros de las personas, y que se resumen en los siguientes: 1. La errática metodología usada en la escuela para la enseñanza de la lengua, donde prevalece el estudio del aspecto gramatical y el uso de textos no acordes con los intereses y motivaciones de los potenciales lectores. 2. La poca efectividad de las políticas de distribución, promoción y venta de libros, tanto en manos de las editoriales privadas como de los órganos responsables del Estado en los ámbitos culturales y educativos. 3. Los altos costos del papel como materia prima y del trabajo de  impresión, y 4. La poca difusión e irrespeto a la producción de los escritores venezolanos.

Más de veinte años después de los planteamientos de Prieto Figueroa y Antillano, el escenario nacional es otro. Con la elección de Hugo Chávez Frías como presidente de la República Bolivariana de Venezuela, la política  de gobierno en torno a la democratización del libro avanzó significativamente e impulsó el desarrollo de hábitos lectores en la población, gestión que continuó el mandatario Nicolás Maduro Moros, posicionando a la lectura como un auténtico hecho de revolución cultural.

En el año 2003, el presidente Chávez lanzó la Misión Robinson, la cual, a través del programa de alfabetización “Yo sí puedo”, reivindicó a la población que durante décadas fue excluida del sistema escolar, fomentando su reconocimiento como sujetos históricos de cambio y exaltando la importancia de saber leer y escribir como acto de liberación intelectual y espiritual. Reflejo del éxito de tal iniciativa, el 28 de octubre de 2005, la UNESCO declaró a Venezuela territorio libre de analfabetismo; un reconocimiento internacional que celebró los avances del gobierno en materia educativa y cultural.

Así, durante la gestión bolivariana, el Estado ha creado casas editoriales como El Perro y la Rana, Biblioteca Ayacucho, Instituto del Patrimonio Cultural, Centro Nacional de Historia, Monte Ávila y Archivo General de la Nación, para fortalecer la producción y reedición de textos. A esto se añade la creación de las Librerías del Sur, en todo el territorio nacional, y la Feria Internacional del Libro de Venezuela, con sus capítulos regionales, lo que año tras año suma actividades de promoción de la lectura, venta de libros y captación de potenciales lectores.

Vinculado a esto, Fagundez (2015), entrevistó para la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) a Christian Valles, presidenta del Centro Nacional del Libro, quien informó:

 

El libro está ubicado dentro de la cotidianidad del venezolano, antes no era un elemento cotidiano ni simbólicamente ni fácticamente. Ahora, es algo de lo que la gente habla. 82% lee cualquier material de lectura, desde periódicos hasta libros, y 52,2% se autocalifica como lectora de libros y cada año se leen unos tres libros al año.

 

De acuerdo a lo referido por Valles, aún el hábito de leer no representa la prioridad del venezolano, pero aclara que antes de 1998, la lectura implicaba un  beneficio para un reducido sector de la población, convirtiéndose casi en un hábito de la élite, mientras que «ahora se lee en todos los sectores, no en los niveles que quisiéramos ni el tipo de lectura o de literatura al que quisiéramos que se llegara, pero se está leyendo muchísimo», acotó la dirigente cultural.

 

A esto se suma que en los últimos tiempos, con el auge de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, las plataformas digitales y los dispositivos electrónicos se presentan como  alternativa al libro impreso, fenómeno en incremento con la distribución gratuita por parte del Estado, de tabletas y minilaptos en escuelas y centros universitarios, democratizando entre los niños y jóvenes, el acceso a la información y la alfabetización tecnológica. ¿Pero entregando computadoras y propiciando el uso activo de las redes sociales el gobierno nacional realmente está contribuyendo a la formación de lectores críticos y responsables? La experiencia personal como docente universitaria me dice que no es así, pues falta trabajar con estrategias dirigidas a los usuarios-lectores, que humanicen la lectura y no solo que la instrumentalicen.

 

Una gran ventaja de internet además de unir a las personas, es que éstas pueden acceder en cuestión de segundos a datos de su interés, abriéndose a un mundo de conocimientos con sólo hacer un “clic” en el teclado del computador o pulsar la pantalla táctil de la tableta, pero en contraposición, esa facilidad para  aproximarse a cualquier tema sin tener que leer mucho, visitar bibliotecas, o comprar libros, convierte a los jóvenes en lectores menos acuciosos y críticos, quienes asumiendo el mínimo esfuerzo mental, no seleccionan ni jerarquizan la información efectivamente, no interpretan ni comprenden lo que leen, por lo cual recurren al plagio intelectual. Tampoco se cercioran de que la información copiada sea la adecuada, y con frecuencia me he topado con textos en los que aseguran “que aquí en Chile, España o Argentina, hacemos esto o aquello”, cuando la investigación se está realizando en tierras falconianas y el autor de la misma es fanático de la arepa pelada.

 

Incluso es decepcionante conseguir varios informes completamente iguales porque fueron copiados íntegramente de internet y no citan la fuente. Peor aún cuando se les pregunta el contenido del trabajo: empiezan a sudar, se ponen nerviosos, y su mente queda en blanco sin poder articular palabra alguna. Es allí cuando empiezo a cuestionar mi labor como docente mediadora de lectura, una tarea que a diario me enfrenta a nuevos retos en materia pedagógica y didáctica, para dar respuesta a las necesidades académicas y profesionales de la nueva era.

 

Sobre esta realidad actual, Medina (2014) diferencia a dos tipos de lectores a partir de un criterio de temporalidad: el lector tradicional y el lector nuevo. Para el escritor caraqueño, el lector tradicional es aquél que lee libros, lo que le ha permitido consolidar sus competencias lectoras y apreciar la literatura, pues ha disfrutado de una cultura rica en experiencias lectoras, fundamentadas principalmente en la oralidad. El lector tradicional es un lector ávido de buenos textos, es más crítico, de gustos literarios más complejos y se adapta  eficientemente al uso de los nuevos formatos electrónicos de lectura. Por el contrario, el lector nuevo es más consumidor que lector, es aficionado a las redes sociales, a la información que circula en el ciberespacio y a establecer contacto virtual antes que personal. No es un lector crítico y se le dificulta distinguir contenidos y comprenderlos. No siente atracción por los libros, profundiza menos en sus experiencias lectoras, definidas generalmente, por la lectura escolar y la lectura de imágenes. Finalmente, su cultura oral es más restringida, proporcionada con mayor frecuencia por la televisión y el cine.

 

Como se evidencia, Medina caracteriza a dos generaciones de lectores con diferencias extremadamente marcadas, que perfectamente pueden estar representadas por padres e hijos o docentes y estudiantes, por lo cual surgen algunas interrogantes: ¿Cómo conciliar esas diferencias? ¿Qué estrategias podemos implementar en los centros educativos y núcleos familiares para desarrollar el potencial de los nuevos lectores? Ya lo sugerí con anterioridad al mencionar la necesidad de humanizar el proceso de lectura, lo cual significa enfocarnos en el lector, sus expectativas, sueños, intereses y formas de aprender y no en los instrumentos y métodos de la lectura. Vinculado a esa idea, el investigador referido plantea:

 

Si se asume la lectura como objeto final, entonces la figura de la persona que lee se difumina, perdiéndose entre los porqués y paraqués de las iniciativas que pretenden formar nuevos lectoras y lectoras. Toda política, pública o particular, que tenga como objetivo principal el estímulo de la lectura y la formación de los lectores, debe colocar como centro de sus acciones a la persona que lee… No los libros, no la lectura (pág. 22)

 

Teniendo en cuenta los planteamientos expuestos, es preciso reconocer que hoy en día los venezolanos leemos más y mejor, gracias al esfuerzo del Estado, pero sigue siendo una tarea pendiente superar los escollos educativos que en materia de enseñanza de la lectura ha enfrentado la escuela desde hace diversas décadas, y que se repiten o incrementan en la universidad.

A continuación conozcamos dos experiencias concretas de estudios de hábitos lectores en el sector universitario, la primera corresponde a una encuesta en línea realizada a estudiantes y docentes de la Universidad Católica Andrés Bello en el año 2018 y la segunda es una consulta realizada el presente año a docentes de distintos centros de estudios de Venezuela, quienes también respondieron en línea a una serie de preguntas abiertas.

Universitarios que leen: La experiencia en la UCAB

El Centro de Investigación y Evaluación Institucional (CIEI) y la Escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en la ciudad de Caracas, durante el mes de noviembre de 2018 realizaron una investigación titulada ¿Cómo y para qué leemos?”, con el propósito de indagar en los hábitos de lectura de los estudiantes y profesores de la universidad.

Los responsables del estudio fueron Gabriel Wald, María Graciela Fernández y Yolanda Cañoto, quienes a través de una encuesta autoadministrada en línea, como técnica usada para la recolección de la información, recabaron las respuestas de 240 estudiantes de pregrado y 67 docentes de la sede Montalbán de la UCAB.

Las preguntas de investigación fueron dos: ¿Cuáles son los hábitos generales de lectura entre universitarios? y ¿Qué preferimos y qué hacemos realmente? Estas a su vez se dividieron en otras interrogantes que presentaban alternativas de respuestas cerradas. En tal sentido, los resultados expuestos en el informe final son los siguientes:

  • En cuanto a los hábitos de lectura y particularmente la frecuencia con la que leen, el 82% de los docentes manifestó hacerlo diariamente, igual que 42% de los estudiantes, mientras que un 13 % de alumnos lee varias veces a la semana.

 

  • Sobre los motivos que tienen para leer, el 24% de los profesores declaró que lo hace para mantenerse actualizado en su profesión, un 19% respondió que es por estudios académicos y el 17% lo hace para enseñar a otros. En cuanto a las motivaciones estudiantiles, el 39% de los encuestados lee por estudios académicos y el 33% para entretenerse, lo que contrasta notablemente con el 17% de los docentes que lee por recreación.

 

  • Los temas que prefiere leer el 65% de los estudiantes son de entretenimiento y luego los de tipo informativo (16%). En cambio, el 45% de los docentes lee temas de educación y el 23% textos de entretenimiento, mientras que el 17 % lee temas informativos.

 

  • En cuanto al tiempo que le dedican a la lectura, el 35% de los estudiantes lee de treinta minutos a una hora, y el 28% de una a dos horas. Por su parte, el 30% de los profesores invierte más de dos horas en leer y un 28% de una a dos horas.

 

  • Acerca del lugar donde prefieren leer, el 70% de los docentes respondió que lo hace en su casa, y solo el 22% lee en la oficina o sitio de trabajo. Igualmente, el 58% de los estudiantes prefiere leer en su lugar de habitación, apenas un 15% en la biblioteca de la universidad y el 12% lo hace en el transporte público.

 

  • Al preguntar cuál es el soporte de lectura que utilizan habitualmente, el 42% de los profesores optó por el papel y el 21% por la laptop, seguido por un 17% que lee en su computadora de mesa. Las cifras relacionadas con los estudiantes reflejan que 43% de los encuestados usa el papel, el 21% el celular y el 11% su tableta electrónica.

 

  • Sobre las fuentes de consulta utilizadas con frecuencia, los participantes del estudio podían seleccionar varias opciones de manera simultánea, por tanto, la preferencia de los docentes se manifestó así: Páginas web especializadas (73%), libros impresos (57%), motores de búsqueda web (57 %) y 54% libros digitales. Por otro lado, los estudiantes, al momento de leer e investigar prefieren recurrir a motores de búsqueda web (62%), libros digitales (60%), páginas web especializadas (58%), libros impresos (52%) y redes sociales como instagram (51%), lo que demuestra que los encuestados prefieren las fuentes digitales antes que las impresas como el libro, las revistas o los periódicos.

 

  • Al parecer, la crisis económica del país ha afectado la adquisición de libros, porque el 60% de los docentes no ha comprado material de lectura en los últimos seis meses y el 65% de los estudiantes tampoco lo ha hecho.

 

  • Para dar respuesta a la segunda pregunta general, el 70 % de los docentes y el 76 % de los estudiantes afirmaron que prefieren leer en papel, pero 58 % de los profesores la última vez que leyó lo hizo en un soporte digital. Igual ocurrió con el 57 % de los estudiantes.

 

  • Al preguntarles si usaron una biblioteca en los últimos seis meses, el 84 % de los estudiantes respondió afirmativamente, al igual que el 64 % de los profesores. Pero en cuanto a la frecuencia de uso, el 62 % de los docentes la visitó de una a dos veces por mes, mientras que el 53 % de los alumnos la usó de una a siete veces en la semana.

 

  • Finalmente, en relación al motivo de visita a la biblioteca, el 70% de los alumnos acudió para estudiar y el 64% de los docentes para consultar libros.

Entre las conclusiones y recomendaciones, destacan las siguientes ideas de los responsables del informe: a) Los estudiantes se entretienen leyendo más que los docentes; b) La sustitución del libro físico, en papel, no es por decisión propia, sino por necesidad, lo cual parece atentar contra la experiencia integradora de los sentidos durante la lectura, desestimulando la imaginación; c) Recurren a la lectura digital pero no les agrada mucho, y aunque visitan la biblioteca es necesario crear nuevos y mejores espacios en donde se retome la lectura del libro.

 

Por último, considero que la investigación realizada por el equipo de la UCAB, brinda información valiosa de tipo cuantitativa, sobre los intereses y hábitos de lectura de los actores educativos de esa casa de estudios, lo que permitirá el desarrollo de estrategias institucionales de promoción de la lectura y uso de las bondades de la biblioteca, no solo como sitio de reunión o de estudio, sino como espacio para la lectura de recreación y reivindicación del libro físico. Sabemos que los datos aportados no representan la totalidad de la población universitaria de nuestro país, pero nos permite aproximarnos a realidades concretas y propiciar mejoras y transformaciones.

 

 

 

 

 

Docentes, universidad y lectura: Una mirada cualitativa

Pero más allá de las frías estadísticas, ¿qué nos dice la vivencia de nuestros profesores universitarios venezolanos, acerca de su relación con la lectura? Para saberlo, ocho docentes de distintas instituciones de los estados Falcón, Mérida y Sucre nos confiaron su voz, y compartieron ideas en torno a sus hábitos lectores, referidos a gustos e intereses acerca de lo que leen y cómo promueven la lectura entre sus estudiantes.

A través de un sondeo en línea realizado entre el 12 y 22 de abril de 2019, que permitía la interacción directa con los informantes, recibimos las respuestas a las siguientes preguntas: 1. ¿Acerca de cuáles temas prefieres leer?, 2. ¿Qué tipo de textos prefieres leer (ensayos, artículos científicos, artículos periodísticos, novelas, cuentos, poesía, entre otros)?, 3. ¿Con cuánta frecuencia acostumbras a leer?, 4. ¿Prefieres leer libros digitales o físicos y por qué?, 5. ¿Cuáles libros leíste en el último mes?, 6. ¿Qué libro estás leyendo en la actualidad?, 7. ¿Cómo promueves la lectura entre tus estudiantes? Una vez interpretada la información, pudimos caracterizar de manera emergente los hábitos de lectura de los profesores universitarios consultados, quedando de la siguiente forma:

  1. Los docentes prefieren leer temas relacionados con su área profesional y las unidades curriculares que facilitan, aunque eso no los exime de leer tópicos de cultura general y literarios como novelas y poesía:

Mariangela P. docente de la Universidad Nacional del Turismo, en Mérida, y coordinadora del Programa Nacional de Formación en Turismo, opta por leer temas relacionados con economía, turismo, política y productividad, también novelas cortas. Por su parte, Jayaline R. docente de la Universidad Politécnica Territorial de Falcón “Alonso Gamero” (UPTAG), en Contaduría Pública,  aprecia la lectura vinculada con el crecimiento personal y organizacional, novelas románticas y religión. Tibisay Ch. economista, y profesora de la UPTAG, se inclina por lo temas políticos, económicos y de actualidad informativa. Alí M. jubilado del Ministerio del Poder Popular para la Educación y Coordinador del Centro Internacional Miranda, en el estado Sucre, nos confiesa: “Prefiero leer temas relacionados con educación, geopolítica del conocimiento y temas variados de interés y de cultura general”.

   Igualmente, Anthony A. poeta, escritor, y profesor en la carrera de Educación en la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt (UNERMB), en el estado Falcón, asegura que lee “diversos temas, sobre todo culturales, literarios y teóricos”.  Por otro lado, Luis D. docente falconiano de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM) y coordinador del PNF en Historia, afirma que disfruta leer “temas de historia, política, petróleo, cultura, sociedad, y educación”. Para mantenerse actualizada en sus labores pedagógicas, Ingry G. periodista y docente de la Universidad Bolivariana de Venezuela, sede Falcón, acostumbra a leer textos sobre innovación educativa, mientras que Douglas V. licenciado en Ciencias Sociales y profesor de la UPTAG, se inclina por los “temas referentes con la filosofía, origen y evolución del pensamiento filosófico occidental, la historia, los grandes acontecimientos a nivel mundial, economía y principales doctrinas económicas”.

   La información anterior es sustentada mediante los títulos de los libros que los docentes leyeron en el último mes y de los que están leyendo en la actualidad:

Mariangela P: “Alternativas al capitalismo/colonialismo del siglo XXI”,  y “El vato que cayó del cielo”; actualmente leo “Pensamiento lateral” y “Baila, baila, baila.”

Jayaline R: “Chocolate caliente para el alma de quien trabaja”, de Canfield, Hansen, Rogerson, Rutte y Clauss. Tengo más de tres semanas que estoy releyendo “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva.”

Tibisay Ch: “Estoy leyendo Bolívar, de Mijares” (Se refiere al libro “El Libertador”, de Augusto Mijares).

Alí M: “Leí la intoxicación lingüística de Vicente Romano. Estoy leyendo los artículos que integran un libro que escribe el profe Luis Bonilla, relacionado con la educación, la pedagogía crítica y la cuarta revolución industrial”.

Ingy G: La praxeología, como alternativa en la sistematización de experiencias. La praxeología. Teoría práctica, de Vargas y Geran.

Anthony A: “Leí recientemente una selección de obras de Voltaire y Diderot, Holderlin, y estoy leyendo a Mircea Eliade.”

Douglas V: “Dios es una mujer y el Imperio contracultural (relectura). Actualmente leo China, un gigante que despierta”.

Luis D: “En abril, que aún no termina, releí Chávez nuestro, de Rosa Elizalde y Luis Báez (siempre lo releo en abril); ¿Coro o Santa Ana de Coro? de Luis Alfonso Bueno; Boves, El urogallo, de Herrera Luque, y actualmente estoy leyendo La luna de Fausto, también de Herrera Luque. Hay un texto muy interesante en el área universitaria, específicamente en lo referente a la transformación universitaria que siempre lo tengo de cabecera, transformación universitaria como compendio que se editó cuando Yadira Córdova y Luis Bonilla, y uno muy bueno de Boaventura de Sousa Santos sobre la universidad del siglo XXI”

  1. Los profesores no discriminan en la lectura de los distintos géneros textuales, aprecian cualquier género, siempre que exponga temas de su interés de forma atractiva:

   Al respecto, Jayaline R. confirma: “Leo de todo un poco; me voy por lo atractivo del título y el vínculo donde me desenvuelvo en lo personal y laboral”, otro buen lector es el profesor Douglas V. quien recurre a los ensayos y textos científicos, para su actualización formativa, y a la literatura y poesía, como entretenimiento. Igualmente Alí M. gusta de leer “ensayos, artículos científicos, una buena poesía y un buen libro”. Sin embargo, nos conseguimos docentes que optan preferiblemente por los géneros académicos, tal es el caso de Ingry G. o aquellos que declaran su aversión al género poético, ejemplo de ello es Luis D. quien manifiesta que lee diversos textos “excepto poesía, lamentablemente no me gusta”.

  1. Nuestros profesores universitarios son asiduos lectores, leen con frecuencia, como hábito personal y por exigencia profesional:

Unos lo hacen a diario, como Douglas V: “leo todos los días, mínimo una hora, solo libros físicos”, Mariangela P. quien confiesa que lee diariamente y no se enfoca en un solo libro, sino que lee varios, o Luis D. para quien la lectura es un hábito arraigado,  y asegura. “Leo diariamente, cotidianamente.”

Otros lo hacen dependiendo de las responsabilidades que tengan y el tiempo con el que cuenten, o incluso, según la densidad de la lectura que estén realizando, como Ingry G. quien lee semanalmente o cada quince días, Tibisay Ch. quien todos los meses trata de leer nuevos libros “dependiendo de lo digeribles que sean”, o como Jayaline R. para quien su frecuencia de lectura “en realidad depende del tiempo disponible, pero cuando no lo hago con un libro formalmente, leo cualquier artículo que consiga”.

  1. El soporte o formato preferido de lectura es el libro físico, pero los soportes digitales son de gran utilidad, por la variedad de títulos disponibles en la web y su fácil accesibilidad:

   Los docentes consultados coincidieron en su preferencia por leer libros físicos, destacando sus cualidades en cuanto a los niveles de practicidad, aprovechamiento en el uso de las técnicas de lectura, cuidado de la salud visual e incluso resguardo de la seguridad frente a los altos niveles delictivos en el país.

   Con relación a esto, Anthony A. declaró: “Me gusta leer en físico, pero la ventaja de los digitales es que a veces consigues cosas que no has hallado en físico. Pero leo los dos formatos a la par, aunque los prefiero en físico. Algunas de sus ventajas tienen que ver con la situación venezolana, por ejemplo, un ladrón no te robará jamás un libro, pero sí una tableta o un teléfono. Otra ventaja es que no necesita electricidad, si el servicio eléctrico falla puedes leer hasta bajo la luz de una vela. Tengo por manía subrayar y hacer notas en lo que leo, por eso prefiero el libro para poder rayarlo”.

   En la misma tónica, Alí M. asevera: “Prefiero el libro físico, pero hoy leer un libro digital es igual de provechoso que leerse uno físico, si en ambos puedo hacer notas al margen, mejor”. Tibisay Ch. declaró que lee en ambos formatos “aunque los digitales me agotan la vista y afectan la cervical”, Jayaline R. destaca el aspecto práctico y enfatiza: “prefiero los físicos porque los puedo llevar a cualquier lado y aprovechar cualquier momento para leer”. Hablando en cifras, Luis D. aclara que los formatos que usa para la lectura, son en “un 60% en físico, digitalmente también, pero los prefiero tradicionalmente. Excepto las colecciones, que son más accesibles en digital producto de los costos y el acceso a la web”.

Por último, Douglas V. nos recuerda la aventura sensorial que puede representar la lectura de un buen libro y expresa: “Prefiero los físicos, por la dilatada costumbre, me place sentirlos en mis manos”.

  1. En sus sesiones de clase, los docentes promueven la lectura mediante la asignación de trabajos escritos con el propósito de desarrollar las habilidades investigativas, generan discusiones grupales de textos asignados, e implementan técnicas de interacción dialógica y socialización de conocimientos, apoyándose también en el uso de recursos audiovisuales:

   Al consultarle a los docentes cómo motivan a sus estudiantes para que desarrollen el hábito de la lectura, respondieron que asignan la lectura de diversos textos en clases, estimulan la redacción de ensayos y la discusión grupal de los tópicos abordados. Específicamente, Tibisay Ch. hace que los estudiantes de Contaduría Pública de la UPTAG lean, “asignando ensayos a partir de lecturas de la especialidad”, igual ocurre con Douglas V, profesor del eje sociocrítico en la misma institución, quien estimula la lectura “A través de la asignación de actividades de investigación sobre un tema determinado”. Por su parte, Ingry G. profesora de Comunicación Social en la UBV, dice que los estudiantes, “en clase, leen materiales y analizan los temas en trabajo grupal”

Pero otros indagan más en las preferencias y hábitos lectores de los alumnos, como Mariangela P. a quien el frío clima de las tierras merideñas no le resta calidez en su rol de educadora, pues afirma: “Suelo preguntar quién lee y por qué lee, varias veces en el semestre, también hay unidades que desarrollamos sobre una lectura conjunta de un libro o extracto”. Asimismo, la pasión por la lectura puede contagiarse, tal como lo procura Alí M. en el estado Sucre, quien asegura: “La promuevo predicando con el ejemplo y recomendando  lecturas cortas y largas relacionadas con el interés de los estudiantes, que por lo general son docentes en ejercicio”.

   Jayaline R. profesora de la UPTAG, apela a sus habilidades comunicativas para orientar a los estudiantes y recurre a la interdisciplinariedad, apoyándose en expertos en el área de lectoescritura. En tal sentido, busca que los estudiantes lean “indicándoles la importancia que tiene para una persona expresarse correctamente de manera oral y escrita, y que eso se logra solo con la lectura.  Adicionalmente, como doy clase en Contaduría Pública, les hago ver que ellos, como profesionales, se comunican con sus clientes y jefes e interpretarán y elaborarán informes de gestión donde la comunicación es importante para el logro de sus objetivos. También hacemos ejercicios de lectura, apoyados con nuestro querido profesor Federico Colina.”

  Por otro lado, Anthony A. profesor de la asignatura Taller de lectura y comentario de textos, en la carrera de Educación en la UNERMB, asevera: “Les leo y les cuento, les explico o trato de explicar desde diversos puntos de vista la lectura que hagamos, sobre todo relacionando con la realidad o su realidad inmediata. Aparte les sugiero nombres de autores o de libros, y a veces vemos documentales o películas sobre el tema literario o cultural.”

Finalmente, una estrategia de gran utilidad en el sector universitario, es la organización de  eventos de investigación, como congresos, seminarios, foros, conversatorios, en los que se hable de libros, autores, estudios innovadores y se muestre la producción editorial más reciente, para estimular la acuciosidad de los participantes y el deseo de recrear nuevos conocimientos. Como profesores, debemos estar actualizados de lo que ocurre en el ámbito académico y en nuestra área profesional específica, y eso debemos fomentarlo en los estudiantes. Al respecto, Luis D. comenta: “Les envío material por la web, soy docente de la UNEFM de Ciencias Económicas y Sociales y dirijo la cátedra de Sociedad y cultura, anteriormente discutíamos artículos, ensayos, materiales hemerográficos y otros, para los cinco grandes temas que contenía la unidad curricular y al final discutíamos con exposiciones los materiales que más le llamasen la atención. Por otro lado, al dirigir a su vez el PNF en Historia, la diversidad de temas históricos son la columna cotidiana de la discusión que se resalta en foros, conversatorios y congresos desarrollados a través de las investigaciones de los compañeros, y a los cuales asistimos consecutivamente desde ya hace una década”.

Como se evidencia en esta consulta con enfoque cualitativo, la data aportada por los informantes posee una gran riqueza, pues a través de sus discursos francos y sencillos, pudimos  realizar una aproximación más cálida, amena y cercana a la realidad de nuestros docentes universitarios, en lo concerniente a sus hábitos lectores y a las estrategias que desarrollan en sus aulas de clase para propiciar la lectura en los estudiantes, ya que si hablamos de humanizar la lectura en las instituciones educativas del país, esto pasa primero por darle voz a los actores involucrados, tanto a los estudiantes como a los profesores, pues ambos, en un proceso de interacción dialógica permanente, comparten sus experiencias, vivencias y formas de ver el mundo, pero también de leerlo críticamente, para entenderlo y transformarlo.

Como consideración final, es necesario retomar la idea de Paulo Freire (2008, pág. 53) acerca del estudio y la lectura, quien afirma: “El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas”. De allí la importancia de fomentar la lectura crítica y amorosa tanto en la escuela como en la universidad, para formar seres creativos, generadores de nuevos conocimientos e innovadores, capaces de la acción-reflexión necesarias que permitirá transformar realidades. Leamos, pues.

 

* Licenciada en Comunicación Social, Magíster en Gerencia de Recursos Humanos, docente ordinaria con la categoría de Agregada en la Universidad Politécnica Territorial de Falcón Alonso Gamero.

 

Referencias bibliográficas

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Freire, P. (2008). La importancia de leer y el proceso de liberación. Décimo octava edición. Siglo XXI editores. México

Lovera, L. (2018, 28 de octubre). “Hace 13 años Venezuela fue declarada como Territorio Libre de Analfabetismo”. Prensa Fundayacucho. Diario Correo del Orinoco, versión digital. Documento en línea disponible en http://www.correodelorinoco.gob.ve/hace-13-anos-venezuela-fue-declarada-como-territorio-libre-de-analfabetismo/ Fecha de consulta: 23 de abril de 2019.

Madriz, Á. (2010) “Literatura, lectura y enseñanza. Visión crítica. Propuesta emergente”. Segunda edición. Ediciones del Vice Rectorado Académico de la Universidad del Zulia. Venezuela.

Madriz, G. (2010). “Soy desde ti. La lectura (entre) el tú y el (nos)otro(s)”. Fundación Editorial El perro y la rana. Caracas, Venezuela.

Matute, M. (2014) “¿Cómo hacernos amigos de los libros mientras vemos televisión? Manual de la Librería Mediática para jóvenes comunicadores.” Fundación Editorial El perro y la rana. Caracas, Venezuela.

Medina, R. (2014) “A leer se aprende leyendo. La mediación de la lectura en la formación de lectores críticos”. Centro Nacional del Libro (CENAL). Caracas, Venezuela.

Prieto Figueroa, L. (1981) “La magia de los libros”. Quinta edición. Monte Ávila Editores, C.A. Caracas, Venezuela.

Wald  G., Fernández, M. y Cañoto, Y. (2018) “¿Cómo y para qué leemos?” Universidad Católica Andrés Bello. Escuela de Psicología y Centro de Investigación y Evaluación Institucional. Caracas, Venezuela. Documento en línea disponible en http://elucabista.com/wp-content/uploads/2018/12/C%C3%B3mo-y-para-qu%C3%A9-leemos-EstudioUCAB-NOV-2018.pdf

 

Fuente: La autora escribe para el Portal Otras Voces en Educación

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Aprendizaje conectivo: un nuevo camino al conocimiento

Por: Sofía García-Bullé

Las interconexiones entre lo que pasa dentro y fuera de la escuela son la clave para mantener a los alumnos motivados.

La Dra. Mizuko Ito comenzó su conferencia magistral en el CIIE 2019 con una anécdota muy peculiar. Relató una experiencia con su hijo en la que el joven jugaba Starcraft justo antes de la hora de dormir. Al momento de terminar la sesión de juego, él imprimió un texto que se llevó para leer. Cuando Ito le preguntó de qué se trataba el contenido impreso, su hijo respondió que era un cuento de fan fiction dentro de la universo ficcional de Starcraft. Al preguntar esto, la profesora de antropología de la Universidad de California, en Irvin, descubrió algo crucial que jugaría un papel importante en el futuro educativo de su hijo: sus aficiones.

La teoría del aprendizaje conectivo sostiene que la educación no es un proceso lineal, es un conjunto de interconexiones que construyen la estructura cognitiva en la que los estudiantes se apoyan para absorber y entender información nueva. Como tejidos de un organismo, los intereses y pasiones de los alumnos trazan el camino hacia las áreas que más desean aprender y en las que muy posiblemente se desarrollarán profesionalmente en el futuro. Bajo este contexto, es necesaria no solo una transferencia de conocimiento, sino la vivencia educacional que los mantenga motivados, activos y prestos a aprender.

La Dra. Ito argumentó que el involucramiento de los estudiantes es un asunto crítico para mantener la calidad de la experiencia educativa, y explicó que este involucramiento va en descenso a medida que los estudiantes avanzan a través de los grados en su carrera académica. Para cuando llegan a la universidad, el 45 % de los estudiantes reportan aprender poco durante los primeros dos años de formación universitaria, simplemente porque no están involucrados. Sus intereses personales y lo que los motiva no está conectado con lo que aprenden en la educación formal.

Como punto de partida para compartir esta apatía, Ito propone hacernos una serie de preguntas: ¿Dónde están los jóvenes? ¿Qué les gusta hacer? ¿Qué podemos hallar en común entre lo que les gusta hacer y lo que necesitamos enseñarles para convertirse en lo que quieren ser? Estas son los cuestionamientos base del aprendizaje conectivo.

“No es suficiente que tu hijo palomee un par de criterios en la lista de lo que aprenden en la escuela, tienen que tener intereses, tienen que salvar el mundo un par de veces, tienen que tener unos cuantos miles de seguidores en YouTube o Facebook”.

De acuerdo a un reporte de Common Sense Media, los adolescentes de 13 a 18 años pasan 7 horas y 22 minutos al día detrás de una pantalla, solo para entretenimiento, ya que este tiempo no incluye actividades como deberes escolares o comunicaciones del día a día. Interactuar en línea y consumir contenidos digitales ya no es solo algo que los jóvenes hacen, es lo que los hace a ellos. Es en internet donde comienzan a recibir sus primeras instancias de información; esta información les ayuda a definir sus intereses y estos intereses a elegir los pares con los que van a convivir  y aprender en conjunto.

Ito comentó que ser simplemente el “portero” de este mundo digital y limitar el tiempo en línea de nuestros hijos y alumnos, coarta la oportunidad de conocer la manera en que estas interacciones y contenidos los ayudan a formar las estructuras cognitivas que podrían aprovechar al momento de aproximarse a la educación formal. Se pierde la conexión entre aquello que motiva a los jóvenes a aprender y los conocimientos, que nos toca a nosotros enseñar.

Quizás la parte más poderosa de la conferencia magistral a cargo de Ito no fueron las estadísticas ni los datos contundentes que usó para mostrar el impacto de esta desconexión entre lo que los estudiantes quieren aprender y lo que nosotros necesitamos enseñarles; sino los testimonios  que ejemplificaron lo que pasa cuando existe una relación directa entre lo que el estudiante ama hacer y lo que necesita aprender para desarrollarse.

Tal testimonio era el de una estudiante de la escuela Quest to Learn, quien cursaba secundaria y amaba Minecraft. Ella y su primo pidieron a su escuela formar un club extra curricular del videojuego. Fue en este club donde la alumna aprendió a hacer videos de Minecraft y utilizó las habilidades técnicas y sociales aprendidas para mejorar en la esfera de la educación formal.

Otro ejemplo es el de Manjit, de 18 años, quien no consideraba que podría tener un futuro como escritor hasta que conoció el trabajo de jóvenes como él que escribían fan fiction. También presentó el caso de  Katie, de 14 años, a quien no le emocionaba la lectura ni la redacción, hasta que encontró una comunidad de fans de One Direction que escribían en la plataforma Wattpad.

“No es suficiente que tu hijo palomee un par de criterios en la lista de lo que aprenden en la escuela, tienen que tener intereses, tienen que salvar el mundo un par de veces, tienen que tener unos cuantos miles de seguidores en YouTube o Facebook”, dice Ito, y explica que hay un sin fin de eventos que suceden fuera de la escuela y que son cruciales para el desarrollo cognitivo y emocional de los estudiantes. La profesora agregó que maestros y expertos en educación aún están descubriendo cómo conectar los intereses, interacciones y comunidades que motivan a los estudiantes a aprender con la educación formal.

Sin duda, un trabajo complejo, pero podemos empezar preguntando a nuestros alumnos qué les gusta hacer fuera de la escuela y descubrir junto con ellos lo que aprenden haciendo lo que aman.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/aprendizaje-conectivo-mizuko-ito

Imagen: fancycrave1 en Pixabay

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Por una pedagogía sin evidencias

Cada vez recibo más invitaciones a participar en encuentros y jornadas que, con sus variantes, finalizan en la importancia de generar investigaciones “basadas en evidencia”: para mejorar las intervenciones educativas, para tomar decisiones, para comprender el contexto actual, etcétera. Las investigaciones en educación que actualmente se estiman pertinentes son las que generan “evidencia”; las demás pueden derivar en palabrería, en planteos abstractos sin asidero empírico, con cierta denostación de la teoría en el peor sentido de la expresión, “apartada de los avatares cotidianos”.

Estas invitaciones, sin quererlo, me dieron pie para pensar algunas cuestiones para esta columna. En primer lugar, estimo que al apoyarnos en el término inglés evidence, nuestra traducción no es del todo acertada. Porque las palabras están cargadas de significados, ellos van conformando nuestra mirada del mundo y contribuyen a interpretarlo. Como sabemos, la mayor parte de la investigación académica en la actualidad se publica en inglés –al menos la que se supone relevante– y evidence, además de eventualmente equivaler a “evidencia”, también significa “datos”, “hechos”. Pero una cosa es contar con datos –que siempre es necesario interpretar– y otra cosa es contar con evidencias, pues algo que se nos vuelve evidente se nos aparece como “obvio”. Entonces, este es el primer mojón a tener presente: una cuestión de lenguaje, nada menor.

En segundo lugar, esto afecta al corazón mismo de la investigación. Investigar –está en su base– implica enfrentarse a la indagación, a algo que en principio se desconoce. Todo lo contrario a que sea evidente. Si algo fuera evidente, no investigaríamos. Ya sabríamos las respuestas a priori. Podemos tener sospechas, hipótesis de trabajo, pistas, pero buscamos a tientas, nos acercamos, bordeamos. Basta tomar contacto con cualquier manual de historia de la ciencia para admirar las marchas y contramarchas que condujeron, luego de mucha acumulación, esfuerzos e incluso fracasos, a descubrimientos, inventos u otros aportes. ¿Qué era lo evidente que estos gigantes de la humanidad no veían?

La intención aquí no es profundizar en una discusión epistemológica que se vuelva tediosa, pero evidence como datos nunca son evidentes. Basta acercarnos en estos tiempos electorales a cualquier discusión en los que, ante los mismos números (datos) que supuestamente remiten a realidades empíricas definidas, las interpretaciones resultan diversas. Y aquí nos situamos frente a otra dimensión de la problemática: cuando a la realidad histórica le asignamos una suerte de esencia (hay que ser “realistas”, se dice), justamente, lo que hacemos, es vaciarla de su movimiento permanente. Con ello, estimamos, “los políticos lo único que hacen es pelearse”, porque supuestamente la realidad es evidente. El asunto radica, desde otra perspectiva, en que la interpretación está en los datos, construye los datos, no viene después de los datos. Y esta posibilidad de construir los datos es lo que llamamos teoría. Es lo que permite situarlos, contextualizar su pertinencia, establecer relaciones, comprenderlos.

Contar con “evidencias” vacía, en esta dirección, el valor de la teoría. Apostamos a evidencias como “varitas mágicas” que faciliten pistas de cómo hacer las cosas. Es la sobrevaloración del método, del cómo, postergando el qué, el por qué y el para qué. Claro está, la búsqueda de estos fundamentos es mucho más difícil, sinuosa, problemática y genera múltiples discusiones y perspectivas inmediatamente. Nos lleva a “pelearnos”.

En particular, en educación, asistimos a un momento histórico de renovación, actualización y/o alteración de sentidos. En estas transiciones, en ocasiones, buscamos “recetas” que nos digan cómo hacer las cosas: cómo mantener vivo el interés de los niños y jóvenes, cómo incorporar la tecnología, cuáles son las estrategias para mejorar la lectoescritura, etcétera. Pero ello presupone, omitiendo por “teórico” como sinónimo de intrincado, abstracto y apartado de las experiencias educativas cotidianas, preguntas del tipo: ¿qué sería eso que llamamos “interés”? ¿vínculo con experiencias cercanas?, ¿vínculo con preocupaciones vitales?, ¿vínculo con aplicaciones futuras en distintas esferas de la vida social?, ¿u otra entidad? Esto ya abriría un conjunto variado de interrogantes que nos llevarían a alguna discusión, a “pelearnos”, ya que podemos apoyarnos en distintas convicciones, podemos partir de nuestras propias experiencias previas, podemos remitirnos a diferentes situaciones educacionales en las que, por ensayo y error, algo nos dio más “resultado” que en otro momento.

Y así podríamos seguir en relación con otros asuntos. Si bien Pierre Bourdieu “veía” cómo se reproducía la desigualdad social (bien empírica, bien evidente, bien injusta), no resultaban evidentes sus mecanismos; es decir, no aparecían como obvios y naturales. Si investigaba “basado en evidencias”, dichos mecanismos estarían claros y las “soluciones” serían automáticas; bastarían la voluntad personal y de una sociedad para enfrentarla. Con su noción de “capital cultural”, por señalar uno (bien teórico, bien abstracto), podemos comprender algunos de esos mecanismos que, situados en el corazón de las estructuras y relaciones sociales, se hacen difíciles de remover; y no resulta lineal cómo revertir la desigualdad social. Su aporte, demás está decirlo, es bien relevante para el estudio de las relaciones entre educación y desigualdad. Pero su “error” está en no haber ofrecido pautas, punto por punto, de cómo revertirla. Por ello, se le acusa, a él y a otros muchos, de caer en palabrería.

Podríamos comentar lo mismo acerca de Yves Chevallard y su “transposición didáctica”. Él no la propone como postulado a seguir por los educadores, como “solución”, sino que la ofrece para intentar comprender los procesos, distancias y secuencias que hay en la consideración de los saberes y cómo devienen conocimiento, y ser más “conscientes” de los movimientos que hay en la enseñanza y en el aprendizaje. Infinitos, diversos según las creencias de los sujetos, distintos según los momentos del año, entre otras cuestiones.

Podríamos, también, acercarnos a algunos planteos que se repiten como mantra en estos tiempos electorales y, por ello, aparecen como evidentes. Distintas investigaciones a nivel mundial muestran que los docentes resultan claves para que los aprendizajes sean valiosos y, por ello, hay que contar con políticas que atraigan a los mejores estudiantes de educación media para que elijan la docencia. Al respecto, dos cuestiones podrían interpelar lo “evidente”: 1) dichos docentes, por supuesto, serán relevantes, pero su docencia se pone en juego en un vasto conjunto más amplio de factores que potencian, limitan y/o condicionan su acción: las condiciones edilicias, los materiales didácticos, el diálogo con las familias, el clima institucional y la relación con los colegas, las condiciones salariales que favorecen (o no) la concentración de energías, la selección de material, el estudio y el trabajo en equipo, entre otros; 2) y esto es lo menos “evidente”, en un sistema educativo para todos debemos contar con una población también amplia de docentes, por lo que no es aplicable lo de contar con los “mejores”: ¿cuántos son los mejores, en unos 60.000 docentes del sistema educativo uruguayo? ¿Qué es ser el “mejor”: tener mejores calificaciones, ser los líderes de su generación o disponer de una creatividad sin límites? Si fuera el mejor, él o ella, a solas, no podría con 700.000 niños, niñas y jóvenes de, al menos, la etapa obligatoria de la educación formal. Además, si todos los mejores eligen la docencia, tendríamos otras profesiones igualmente importantes debilitadas, elegidas por los que no son los mejores. Por ello, lo que importa en términos políticos es que sean buenos docentes, no los mejores, y garantizar una preparación adecuada para el ejercicio de la docencia.

En términos amplios, esta reflexión sobre la educación, esta búsqueda de fundamentos poco evidentes, es lo que llamamos pedagogía. Es la que en ocasiones se posterga ante la urgencia de las evidentes problemáticas en educación, ante los desafíos acuciantes que plantean las nuevas generaciones, ante el vértigo de los cambios en el mundo. Pero es la que habilita a investigar, sin evidencias en la mano. Es la que requiere la política para trazarse algunos horizontes normativos, en disputa, según lo que venimos afirmando, para poder traducirlos en acciones. Es el lado pedagógico de la política.

Álvaro Silva Muñoz. Departamento de Pedagogía, Política y Sociedad, Instituto de Educación, FHCE – Udelar.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2019/11/por-una-pedagogia-sin-evidencias/

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El aprendizaje provoca cambios profundos en el cerebro

Por: Tendencias 21

Las neuronas se movilizan para procesar la experiencia con mayor rapidez e intensidad

El aprendizaje provoca profundos cambios en el cerebro que ayudan a procesar la experiencia y a concentrar nuestra atención en lo más relevante. Cuando aprendemos, los patrones neuronales son muy específicos y se vuelven más fuertes.

Investigadores del Laboratorio Cold Spring Harbor (CSHL) en NY han descubierto por primera vez cómo el cerebro procesa el aprendizaje de las habilidades de la vida.

Lo han observado mediante un experimento controlado con ratones, pero los investigadores creen que es válido también para comprender los mecanismos de decisión de los seres humanos.

Los investigadores se refieren a lo que pasa en el cerebro cuando nos vemos en un entorno desconocido y debemos descubrir sus posibilidades y rutas por las que movernos. Es un momento de desconcierto total.

Lo que ocurre cuando el cerebro empieza a aprender una habilidad básica es una reacción neuronal específica, que es la que conforma el aprendizaje.

Cuando empezamos a percibir ese entorno y a relacionar datos, el flujo neuronal aumenta: el cerebro acude en ayuda de nuestra cognición espacial.

En primer lugar aumenta el flujo de neuronas implicadas en el aprendizaje y su respuesta a los estímulos es cada vez más rápida.

Más selectivas

Otra característica de este proceso es que cada vez más, las neuronas se vuelven más selectivas: se centran en aspectos concretos para reforzar nuestra atención y potenciar el aprendizaje.

Esta reacción establece una diferencia esencial entre el cerebro que aprende y el del que todavía no ha aprendido: el cerebro del novato está lleno de patrones no selectivos de respuesta neuronal.

Por el contrario, en el cerebro que ha aprendido, los patrones de respuesta neuronales son muy específicos. Y cuando nos hacemos un experto en algo, el patrón neuronal de conocimiento se vuelve incluso más fuerte.

Este proceso culmina cuando aprendemos a desenvolvernos completamente en ese entorno nuevo. Cuando eso ocurre, incluso es posible anticipar la decisión que va a tomar el cerebro al llegar, por ejemplo, a un cruce de caminos. La reacción cerebral es la misma ante una misma circunstancia en virtud del aprendizaje adquirido.

Cambios en el cerebro

La conclusión principal del estudio es que el aprendizaje provoca profundos cambios en el cerebro, orientados precisamente a facilitar y potenciar el aprendizaje.

Esta constatación permite pensar en posibles formas de ayudar a los seres humanos a aprender más rápidamente una habilidad.

En el experimento con ratones, quedó claro que los estímulos visuales y auditivos potencian el aprendizaje.

Los investigadores consideran entonces posible proporcionar esos estímulos a la experiencia humana, para conseguir que las personas aprendan más rápidamente una habilidad básica.

Lo que debemos tener claro al respecto es que el cerebro es un poderoso aliado cuando debemos resolver situaciones desconocidas: los cambios que experimenta pueden ayudarnos a perfeccionar la experiencia y a acelerar el procesamiento de la información.

Metodología

Este experimento se desarrolló con ratones situados en un entorno estimulante en el que debían acometer nuevas tareas en función de decisiones.

Cuando tomaban la decisión correcta, recibían una recompensa que les confirmaba que esa era la mejor decisión. Así podían aprender cuáles eran las mejores opciones.

Durante meses, los ratones se desenvolvieron en ese entorno. Los investigadores usaron un microscopio de imágenes de dos fotones y una gran cantidad de herramientas genéticas, para observar lo que pasaba en el cerebro de los roedores durante el experimento.

Los investigadores decodificaron la actividad neuronal entrenando una pequeña red artificial llamada Máquina de soporte vectorial, que consiste en un conjunto de algoritmos de aprendizaje automático.

La red recopila datos de rendimiento de múltiples ensayos y los combina con la actividad de todas las neuronas, sopesándolas para adivinar qué va a hacer el animal.

«Registramos la actividad de cientos de neuronas, todas al mismo tiempo, y estudiamos lo que las neuronas hicieron al aprender», explica la autora principal, Anne Churchland, en un comunicado.

«Hasta ahora nadie sabía realmente cómo los animales o los humanos aprenden la estructura de una tarea y cómo la actividad neuronal lo respalda», añade.

“Descubrimos que en todos los animales, su aprendizaje ocurre gradualmente durante aproximadamente cuatro semanas. Y descubrimos que lo que apoya el aprendizaje son los cambios de actividad en un montón de neuronas», concluye.

Referencia

Excitatory and Inhibitory Subnetworks Are Equally Selective during Decision-Making and Emerge Simultaneously during Learning. Farzaneh Najafi et al. Neuron,  November 18, 2019.DOI:https://doi.org/10.1016/j.neuron.2019.09.045
Fuente: https://www.tendencias21.net/El-aprendizaje-provoca-cambios-profundos-en-el-cerebro_a45572.html

 

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