América del Norte/Estados Unidos/ W. Edward Steinmueller/Julio del 2016/file:///C:/Users/Administrador
Introducción: ¿Qué es una economía basada en el conocimiento? El crecimiento económico moderno depende del aumento de la productividad. Esta relación se puede observar más directamente cuando vemos que, a lo largo de los últimos 100-150 años (depende del país), el aumento de la productividad en el sector agrícola de los países de la OCDE ha liberado a grandes contingentes de mano de obra de la agricultura al tiempo que aumentaba la producción agrícola. La mano de obra dispensable en la agricultura encontró empleo en industrias en las zonas urbanas, donde el aumento de la productividad era igual o superior al de la agricultura. En los últimos decenios, el sector servicios ha absorbido una cuota creciente de la fuerza laboral urbana, pero con resultados mucho más desiguales en el aumento de la productividad. En los países más avanzados en este proceso histórico, el alcance y profundidad de la transformación han sido considerables. El paisaje ha sido transformado en «entornos construidos», y gran parte del conocimiento sobre cómo ganarse la vida o cómo vivir en estos nuevos entornos laborales y físicos ha tenido que ser inventado.
Una característica básica de éstos profundos cambios es la inversión en conocimientos para aumentar la capacidad productiva de los bienes de capital, del trabajo y de los insumos de los recursos naturales. Por lo tanto, decir que las economías industrializadas se «basan en el conocimiento» no es más que el reconocimiento de que el contenido y la estructura de las actividades económicas, así como gran parte de los fundamentos sociales de los países industrializados, se pueden distinguir de sus predecesores por el ritmo y el alcance de la producción y aplicación de los conocimientos. Todas las sociedades se basan en el conocimiento debido a su dependencia de un conjunto de artefactos físicos e instituciones culturales cuya producción y articulación requieren conocimientos. El rasgo distintivo de las sociedades modernas basadas en el conocimiento es el alcance y el ritmo del crecimiento, así como la alteración en la acumulación y transmisión de los conocimientos, gran parte de los cuales son nuevos o se desenvuelven en contextos distantes del que los vio nacer.
El carácter central de la base de conocimientos en las economías «avanzadas», aquellas economías que han experimentado la mayor discontinuidad en la creación y distribución de conocimientos, tiene múltiples implicaciones para el desarrollo económico, tecnológico y social. Por ejemplo, la tasa agregada de crecimiento de las principales economías depende cada vez más de la creación de nuevas industrias, cuyas tasas de crecimiento superan a las de los sectores establecidos y, por lo tanto, aumentan la tasa media de crecimiento del conjunto de la economía (Kuznets1966). A lo largo de los últimos cincuenta años, las industrias que desempeñan este papel son la farmacéutica moderna y los instrumentos médicos, la aeronáutica, las tecnologías de la información y la comunicación y un conjunto de nuevos materiales (por ejemplo, los plásticos). Las interacciones entre estas nuevas industrias, así como su interacción con las industrias más antiguas del automóvil, máquinas herramientas, equipos eléctricos e industria petroquímica, han sido de carácter sinérgico. El carácter central de la ciencia y la tecnología en estas industrias más nuevas significa que el cambio tecnológico no sólo ha tenido un impacto generalizado en el aumento de la productividad del trabajo y el capital. También acelera el crecimiento económico directamente y a través de efectos sinérgicos. Los economistas han especulado con la idea de que los efectos macroeconómicos de estos desarrollos sean lo bastante significativos como para justificar el análisis de las características de los «rendimientos crecientes» como un fenómeno macroeconómico (Romer 1986).
La expresión «economía basada en los conocimientos» capta una diferencia cualitativa características únicas de la información como insumo económico, el papel de la
“flexibilidad» de la producción y la distribución, los efectos de ampliar y estrechar
los procesos de «control», estrechamente vinculados al uso de las TIC, son objeto de
una explicación deficiente o incluso son ignorados en los cálculos tradicionales de la
productividad física.
· Las TIC sostienen la formación y el crecimiento de nuevas industrias, por ejemplo,
los multimedia, el comercio electrónico y los paquetes de programas. La
complementariedad de las TIC también potencian el crecimiento dentro de la
industria. Por ejemplo, el aumento de programas informáticos basados en gráficos
ha reforzado y ha sido reforzado por el aumento de impresoras que utilizan
tecnología láser y de inyección de tinta. Es difícil saber hasta dónde se remontan
estas interrelaciones porque las estadísticas públicas suelen clasificar o agrupar
erróneamente la producción industrial. Corremos el serio peligro de perder una
comprensión operativa de la estructura de la economía moderna y, por ende, la
capacidad de evaluar el impacto de los cambios económicos en la salud de la
competencia o la distribución del poder económico.
· Las TIC sostienen el cambio organizacional. Al generalizar y redistribuir la
información dentro de la organización, es posible idear nuevas estructuras de control
y modelos de organización del trabajo, disminuir el alcance y cambiar el carácter del
procesamiento y selección de la información humana. A pesar de la importancia de
estos métodos y de su adopción generalizada, hay pocas investigaciones sistemáticas
disponibles para evaluar si reflejan la mejor práctica o para medir su influencia. Por
ejemplo, los estudios de caso en Zuboff (1988) aún se encuentran entre los estudios
más útiles sobre los efectos de las tecnologías de la información en el lugar de
trabajo (a pesar del hecho de que éstas ya aparecieron hace más de diez.
Conclusión El alcance del programa definido en las páginas anteriores indica la profundidad del desafío que afrontamos en las ciencias sociales para actualizar nuestras investigaciones con el fin de abordar la realidad emergente de la sociedad basada en el conocimiento. Muy pocos países han tomado este desafío en serio en la financiación de su investigación en ciencias sociales. La consecuencia es que son relativamente pocos los jóvenes especialistas en ciencias sociales que desarrollan los conocimientos especializados o la experiencia necesaria para afrontar los desafíos que la sociedad conocerá en los próximos años, incluyendo la aplicación de las TIC. Para quienes han desarrollado estos conocimientos expertos y experiencia (a menudo a través de opciones profesionales largas y no convencionales) hay mucho más trabajo de lo que ellos podrían asumir y un creciente conjunto de temas que las empresas y los gobiernos desean abordar rápidamente. La ausencia de fondos estructurales para crear centros de excelencia en este ámbito sigue siendo el principal problema, puesto que todos los temas tratados más arriba entrañan un grado de interdisciplinariedad o especialización que no se ajusta fácilmente a las disciplinas existentes en las ciencias sociales. La buena investigación en este terreno casi siempre implica la creación de equipos de investigación estables que aúnen los conocimientos especializ ados, la recopilación sistemática de datos (que, por desgracia, envejecen rápidamente) y fuertes vínculos entre los académicos y las empresas que miran hacia el futuro. Es de esperar que, en los años que vienen, estos equipos sean más numerosos Traducido del inglés Notas 17 * Este artículo tiene su origen en otra investigación no publicada y elaborada para el proyecto de Economía de la Información de la Delft University of Technology y patrocinada por el Telematics Institute. Referencias ARROW, K.J., 1962. ‘Economic Welfare and the Allocation of Resources for Invention’ in National Bureau of Economic Research (NBER) [El bienestar económico y la asignación de recursos para la invención en el National Bureau of Economic Research (NBER)], The Rate and Direction of Inventive Activity. [Ritmo y dirección de la actividad inventiva] Princeton University Press: 609-25 COHEN, W. M. & LEVINTHAL, D.A., 1989. ‘Innovation and Learning: The Two Faces of R&D’ [Innovación y aprendizaje: las dos caras de I+D], Economic-Journal 99(397), septiembre: 569-96. COWAN, R., DAVID, P.A. y FORAY, D., 2000. ‘The Explicit Economics of Knowledge Codification and Tacitness’ [La economía explícita de la codificación y el carácter tácito del conocimiento], ‘ Industrial and Corporate Change 9 (2):211-254. DAVID, P.A.; FORAY, D., 1996. ‘Information Distribution and the Growth of Economically Valuable Knowledge: A Rationale for Technological Infrastructure Policies’ [La distribución de la información y el aumento del conocimiento económicamente valioso: razones para las políticas de infraestructura tecnológica], En: M. Teubal et al. (eds.) Technological Infrastructure Policy: An International Perspective [La política de infraestructura tecnológica: una perspectiva internacional],. Boston; Dordrecht y
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