México/28 julio 2016/Fuente: Su Médico
Últimamente me he preguntado, ¿Qué tan informada esta la sociedad en el tema de la discapacidad? Y en el intento por responder tal cuestionamiento, me propuse preguntar a conocidos, amigos y familiares sobre el tema, confirmando que la respuesta que creía, era correcta: muy poco o nada, y la poca información que tenían era en su mayoría errónea. Sin embargo, me encontré que realmente existe un interés por conocer sobre el tema.
Sabemos que tener algún tipo de discapacidad simboliza una vida más dificil, y hago énfasis en más dificil, porque en México no existe aún, una cultura generalizada por el bienestar social, quizá por nuestra tan arraigada cultura latinoamericana, que si bien, se destaca por la unión familiar, por otro lado muestra resistencia a dejar crecer a nuestro semejante si no lo podemos hacer nosotros. En este sentido, no tener una discapacidad o no estar en contacto con una persona con discapacidad en el entorno cercano, crea una condición de lejanía o falta de empatía ante esta condición.
Por otro lado, siendo la educación un indicador internacional relacionado con la posición socioeconómica de un país y el medio para obtener conocimientos y aptitudes que forman a un ser humano que definen el cómo se desenvuelve en sus diferentes ámbitos, familiar, personal, laboral y social, la administración del presidente Peña Nieto no ha podido consolidar la reforma educativa ante el rechazo del magisterio disidente, en este entorno la educación de niños y adolescentes con discapacidad pasa a segundo término y encontramos que las escuelas carecen de recursos materiales (apoyos técnicos), falta de maestros capacitados, etc.
Con la resiente visión de derechos humanos, se busca revertir la imagen negativa de las personas con discapacidad, como personas que dan lastima o son objeto de burla, morbo y asistencialismo, buscamos concebirlo como un sujeto pleno de derechos, uno de esos derechos, la educación.
Entonces nos enfrentamos a preguntas tales como ¿La educación especial es correcta?, ¿La educación actual es incluyente?, ¿Estamos preparados para dicha visión? ¿Debemos de tomar las medidas necesarias para incluir a los niños y adolescentes con discapacidad en las escuelas regulares?
La respuesta a tales preguntas tiene su sustento jurídico en lo estipulado por el artículo 24 de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ya que México reconoce el derecho de las personas con discapacidad a la educación inclusiva en todos los niveles, sin discriminación y en igualdad de oportunidades con los demás, estableciendo dicho fundamento legal en su normativa interna en el artículo 3º Constitucional y 12 de la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad.
De modo tal, que se puede diferenciar a la Educación Especial de la Educación Regular Inclusiva; la primera se brinda en un espacio físico adecuado a las necesidades de cada tipo de discapacidad, con servicios educativos escolarizados y de apoyo integral, mejor conocido como Centro de Atención Múltiple (CAM) donde se imparte los programas de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), así como el programa de Formación para la Vida y el Trabajo (CAM Laboral) enfocado a una población con discapacidad de entre 15 a 22 años de edad, donde se desarrollan competencias laborales en disciplinas como: Costura, confección y bordado; estilismo y bienestar personal; preparación de alimentos y bebidas; fabricación de muebles de madera y manufactura de productos metálicos y de madera; prestación de servicios de limpieza; panadería y repostería; serigrafía; apoyo al servicio de comensales; servicios de jardinería, cultivo de frutos y plantas comestibles; servicios de apoyo a labores de oficina ¹.
En lo que concierne a la Educación Regular Inclusiva, podemos encontrar que conforme al Programa Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad 2014-2018 ² , es la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) en coordinación con las entidades paraestatales, las demás dependencias y entidades de las Administración Pública Federal, como la Secretaría de Educación Pública (SEP), siendo esta última quien establece en el Sistema Nacional de Educación el programa para la educación especial y el programa para la educación regular inclusiva; quienes deben de fomentar la plena inclusión educativa de las personas con alguna condición de discapacidad en el sistema educativo, para tal fin, encontramos que existe la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER) en la cual se proporcionan apoyos técnicos, metodológicos y conceptuales a los alumnos en general, con la finalidad de evitar la exclusión, y eliminar cualquier barrera que pudiera existir que evite el aprendizaje y la participación.
Cabe resaltar que en la Ciudad de México existe el Centro de Recursos, de Información y Orientación (CRIO), el cual es único en su tipo, por ser el órgano de difusión de la Dirección de Educación Especial, donde se puede encontrar información, apoyo y orientación a personal docente, padres de familia, estudiantes, investigadores y público en general, mediante el uso de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), servicio de biblioteca, Lengua de Señas Mexicana, transcripción de documentos al Sistema Braille, conversión de textos a voz, etc.
De lo anterior, se puede observar que existe por lo menos en la agenda pública el tema de la discapacidad, con la reciente implementación de consejos, programas, registros y sistemas, como el Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad ³ , el Sistema Nacional de Información sobre la Discapacidad (SiDis), el Registro Nacional de Personas con Discapacidad (ReNaDis), sin embargo falta voluntad política para que dicha agenda se promocione, y efectivamente se aplique.
Me atrevo a mencionar esto, debido a como lo muestran datos del Censo de Población y Vivienda de 2000, realizados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el porcentaje de personas con discapacidad entre 3 y 29 años que asiste a la escuela es solo de 45.5 % (por ciento), de dicho porcentaje los hombres (43.9 %) tienen menor oportunidad de acceder a servicios educativos que las mujeres (46.1 %), así como es notorio que conforme avanza la edad de las personas con discapacidad, también lo es su ingreso al sector educativo y peor hablando de zonas rurales, lo que denota un atraso en dicho sector que influye en su forma poco inclusiva de relacionarse con la sociedad y la exposición a factores externos como discriminación, abuso, alfabetización y pobreza 4.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) muestra cifras alarmantes en el tema, ya que según sus datos el 90 % de los niños con algún tipo de discapacidad no asiste a la escuela, y en el caso de los adultos en dicha condición solo el 3 % (por ciento) saben leer y escribir, siendo aún menor el porcentaje en el caso de las mujeres (1 %).
Como se ha descrito el rezago educativo del país se enfatiza en su población con discapacidad, es de suma importancia una amplia difusión de las acciones, leyes, organismos y programas que existen en el tema educativo en pro de las personas con discapacidad y que estos sean realmente implementados a nivel nacional.
Debemos medir el éxito de los pocos programas educativos para personas con discapacidad implementados en el país, estos y otros que vayan implementando el gobierno federal y los estados nos permitirán pasar de una política meramente asistencialista a una inclusión educativa, que facilite a las personas con discapacidad lograr una vida productiva y autosuficiente, lograr una visibilidad ante la sociedad y eliminar las condiciones de discriminación.
Nos queda un muy largo camino, hoy todo está en leyes, se requiere la voluntad política de los tres niveles de gobierno para asignar recursos económicos a los programas definidos para realmente iniciar el cambio.
Fuente: http://sumedico.com/opinion/la-discapacidad-y-la-educacion-en-mexico/