Page 29 of 51
1 27 28 29 30 31 51

¡A producir educación de calidad en masa! Convirtamos la excepción en la regla…

Cynthia Hobbs

Imagina una cadena de producción, organizada con todos los insumos necesarios para producir una escuela próspera. Ahora, imagina de nuevo que existen pocas escuelas que son efectivas. ¿Cómo cambiarías la línea de producción? Este es el problema con el que se enfrenta el Ministro de Educación de Jamaica (MoE – por sus siglas en inglés): ¿cómo desarrollar un sistema de apoyo que mejore todas las escuelas de bajo desempeño académico? Por supuesto, sí es posible identificar ejemplos de maestros fantásticos y de directores que son  líderes sólidos, pero es imposible lograr que un país entero sobreviva a partir de la excelencia de solo unas pocas escuelas.

Según la Inspección Nacional de Educación de Jamaica (NEI – por sus siglas en inglés), las escuelas efectivas son aquellas que tienen se desempeñan satisfactoriamente en las siguientes ocho áreas.

  1. Liderazgo y gestión
  2. Apoyo de los maestros a los estudiantes
  3. Desempeño de los estudiantes en pruebas y evaluaciones regionales y nacionales
  4. Progreso de los estudiantes
  5. Desarrollo personal y social de los estudiantes
  6. Recursos humanos y materiales
  7. Programas de currículo y de mejora
  8. Protección, seguridad, salud y bienestar de los estudiantes

Según un estudio reciente sobre la eficacia de escuelas solicitado por el Ministerio de Educación a través del BID, el NEI clasificó al 50% de las escuelas primarias y secundarias de la muestra como efectivas. De estas escuelas, el 70% se caracterizó por poseer un liderazgo sólido. No obstante, una de cada tres escuelas clasificadas como inefectivas también obtuvieron una calificación alta en liderazgo escolar sólido, lo cual demuestra que este no es el único factor que asegura la efectividad escolar.

¿De qué manera se pueden transformar las escuelas para que sean efectivas?

En Jamaica, todas las escuelas efectivas poseen un ingrediente secreto fundamental: el Plan de Mejoramiento de la Escuela (SIP). Aunque el MoE exige que cada escuela desarrolle su propio SIP, no todas lo hacen. Los cuatro componentes del SIP que contribuyen al éxito de las escuelas son:

  1. Autoevaluación
  2. Promoción de la articulación entre los distintos grupos de interés para crear una visión conjunta de la escuela
  3. Incorporación del SIP en la rutina diaria de la escuela
  4. Monitoreo y evaluación continuos

Además de las clasificaciones del SIP y del NEI, el Estudio de la Efectividad de las Escuelas también identificó 9 condiciones que pueden ayudar a aumentar la eficacia. Tal como lo muestra la figura de abajo, el modelo incluye ocho factores principales y un noveno factor, que es transversal: un liderazgo escolar efectivo. De hecho, si lo vemos más de cerca, tanto el modelo de  9 factores como la clasificación de NEI tienen en común la importancia del liderazgo eficaz.

Así que… tomémonos unos segundos para reflexionar.

¿Cuáles son las buenas noticias?

Aunque aún los aprendizajes estudiantiles son bajos en Jamaica, los resultados del NEI muestran que una de cada tres escuelas inefectivas sí tiene un liderazgo eficaz. Esto significa que algunas escuelas sí han logrado desarrollar áreas que son críticas para su éxito. La otra buena noticia es que la mejora no implica grandes costos. De hecho, los factores que se han visto más asociados con el desempeño estudiantil no representan grandes inversiones financieras. Entre ellos, vale la pena destacar: ‘el nivel alto de participación por parte de los padres y la comunidad’, ‘el monitoreo frecuente del aprendizaje y de la enseñanza’, y ‘la colaboración y la comunicación’. Estos factores están altamente correlacionados con resultados positivos en los aprendizajes de los estudiantes y no requieren de muchos recursos. Además, el hecho de que existan buenos líderes en las escuelas permite que estos puedan involucrar a los maestros, los padres y la comunidad para que conjuntamente promuevan un cambio positivo en sus escuelas.

En Jamaica, el recientemente inaugurado Centro Nacional para el Liderazgo Educativo aplicará algunas de estas lecciones aprendidas en entrenar a directores de escuela y demás líderes escolares para que mejoren sus habilidades. Por supuesto, el desafío aún es grande, pero por lo menos Jamaica tiene las herramientas para superarlo. Así, con esta formación, se espera que este pequeño país del Caribe pueda comenzar a producir masivamente escuelas efectivas.

¿Y tú? ¿Qué ingredientes utiliza tu comunidad en América Latina y el Caribe para lograr que sus escuelas sean efectivas?

Comparte este contenido:

El primer amor nunca se olvida. Y menos si es violento

Claudia Piras

Elena tiene 16 años y vive una situación familiar violenta. En su casa, además de su madre y su hermano (su padre emigró por trabajo) viven seis familiares más. Tiene una mala relación con una tía y uno de sus tíos ha pegado a su madre. Por eso a Elena no le gusta estar en su casa, y admite que va a fiestas y toma alcohol más de una vez por semana para olvidarse de sus problemas. Tuvo un novio, muy celoso y controlador que no la dejaba hablar con otros chicos, pero a pesar de todo dice no haber sufrido violencia.

La historia de Elena es real, aunque no su nombre. Es uno de los testimonios de los adolescentes participantes en el programa Amor… pero del bueno, una iniciativa piloto de prevención de la violencia en el noviazgo en México, donde las encuestas encuentran que el 79% de los alumnos de tercer año de secundaria se encuentra en una relación de noviazgo o la ha tenido en el último año. De estos jóvenes con pareja:

  • El 24% ha sufrido violencia psicológica
  • El 17% violencia física
  • El 7% violencia sexual

Lastimosamente estas cifras no son muy distintas a las de otros países de la región. Tampoco se alejan del panorama general de violencia de género en América Latina, con proporciones que la definen como un problema de salud pública y una prioridad en la agenda de desarrollo post 2015.

Con frecuencia la violencia en el noviazgo es el primer paso de un proceso de aceptación de relaciones de parejas violentas que es difícil de revertir, por lo cual desarrollar acciones preventivas dirigidas a los más jóvenes debería ser el punto de partida de la solución.

El programa Amor…pero del bueno

Y ese fue el objetivo del programa Amor… pero del bueno, que busca que la comunidad escolar asuma una postura crítica ante la violencia de género y promueva acciones individuales e institucionales orientadas hacia la construcción de una convivencia incluyente, respetuosa, equitativa, igualitaria y no violenta.

Durante 16 sesiones integradas en el programa de clases, los jóvenes se enfrentan a sus propias concepciones y prejuicios sobre los roles de género, comparten sus emociones, miedos y expectativas sobre sus relaciones de pareja, discuten sobre los malos tratos (como el control del celular, celos, agresiones verbales) y cómo estos, a pesar de parecer inocuos, pueden derivar en situaciones más graves. También cuestionan los mensajes sexistas presentes en los medios de comunicación y se informan sobre los recursos disponibles en sus planteles y la comunidad.

El programa demostró que con una metodología dinámica, participativa, de respeto mutuo y donde se busca escuchar a los propios estudiantes, los jóvenes están muy motivados a participar. De hecho, entre los resultados de la evaluación de impacto destaca una reducción significativa de la incidencia de violencia psicológica, tanto de la víctima como del agresor, y una disminución en la aceptación de estereotipos de noviazgo machista.

Suele decirse que los primeros amores nunca se olvidan. Desgraciadamente, esto quizá sea aún más cierto cuando el noviazgo implica violencia de género, ya sea física o psicológica, algo que puede marcar a una persona y sus decisiones durante el resto de su vida. Hablemos con nuestros hijos e hijas de los estereotipos de los roles de género, de los rostros de la violencia de género… Hablamos con ellos de amor… pero del bueno.

Comparte este contenido:

¿Qué relación hay entre el sistema educativo y una sala de emergencias?

Javier Luque

El New York Times publicó un artículo titulado “Un mar de cambio en el tratamiento de los infartos” sobre la disminución de un 38% en la tasa de mortalidad por infartos en la población estadounidense. Sorpresivamente, este logro fue alcanzado tanto en los hospitales privados como en los centros hospitalarios más pobres y sin nuevos descubrimientos médicos, nuevas tecnologías o incentivos de pago y tuvo poca difusión pública. La clave fue una serie de cambios en procedimientos que redujeron el tiempo que tomaba destapar la arteria bloqueada y hacer que la sangre circulara nuevamente.

Mientras leía el artículo, me pregunté: ¿qué podríamos aprender nosotros, como profesionales de la educación de esta historia? ¿Qué pasaría si tratáramos a los estudiantes con la misma urgencia con la que este sistema de salud trató a pacientes con corazones en riesgo? A continuación, describo cinco lecciones para mejorar el sistema educativo sacadas de un lugar tan inesperado como una sala de emergencias. 

 Lección 1: Aprender de aquellos con mejor desempeño

Desde el principio, los cardiólogos coincidían en que el tiempo de demora entre el infarto y las intervenciones médicas tenían un efecto considerable en la tasa de supervivencia de los pacientes. Sin embargo, las verdaderas razones de esta demora fueron realmente entendidas cuando se creó una base de datos nacional con información relevante, la cual permitió identificar a los hospitales con mejor rendimiento.

Varios sistemas educativos en América Latina han hecho esfuerzos para recolectar información que evalúe el desempeño escolar. Sin embargo, se hace énfasis en los resultados promedio y no en identificar aquellos con mejor rendimiento. En algunos países los sistemas educativos sí pueden reconocer cuáles son las mejores escuelas, pero se hace un esfuerzo limitado para identificar sus buenas prácticas, desperdiciando así una oportunidad para crear conocimiento que mejoraría la calidad de nuestros sistemas.

Lección 2: Maximizar el uso de la información disponible

Los hospitales del artículo obtenían información valiosa acerca de los pacientes, pero no aprovechaban adecuadamente. Si bien estaba disponible, los datos no eran compartidos con quienes la podían utilizar efectivamente. Los mejores hospitales revolucionaron el flujo de información entre los usuarios, las salas de emergencia y los doctores.

En el sector educativo alrededor del mundo se producen grandes volúmenes de información, (resultados educativos por estudiante, datos de matriculación por zona geográfica y edad, etc). Sin embargo, existen brechas significativas entre la data recolectada y su uso efectivo. Por ejemplo, en Honduras, la evaluación nacional se lleva a cabo en noviembre pero los resultados llegan a las escuelas en abril, cuando ya es muy tarde para desarrollar estrategias remediales para los alumnos que lo requieren, o para hacer ajustes en la distribución docente.

Lección 3: Crear procesos de toma de decisiones más eficientes

Un cambio decisivo que permitió a los hospitales reducir sus tiempos de respuesta fue la reorganización de los procesos de tomas de decisiones en la sala de emergencias. Los protocolos anteriores requerían que los especialistas aprobaran cada procedimiento, incluso si esto significaba que debían ser contactados en la madrugada. La mayoría de los procedimientos eran aprobados, pero aun así se perdía mucho tiempo.

Los cambios en estos procesos de decisión son, de cierta manera, similares a la tendencia de descentralización que se observa en varios sistemas educativos. Actualmente, muchas decisiones requieren múltiples niveles de aprobación, lo que añade tiempo pero poco valor agregado. Por ejemplo, el proceso administrativo que una escuela debe dedicar para adquirir una simple escoba sobrepasa exponencialmente el costo directo de la escoba. Además, la mayoría de las escuelas tiende a resolver los problemas que enfrentan de forma de independiente antes de que el papeleo sea procesado.

Lección 4: Discutir abiertamente los resultados a fin de asegurar la calidad

Los cambios en el tratamiento de los infartos estaban basados, en su mayoría, en sentido común e involucraban costos muy bajos, pero aun así su implementación fue polémica. Algunos estudios concluían, después de examinar la misma evidencia, que las tasas de mortalidad no se habían reducido debido a las mejoras en los tiempos de espera. Esto llevó a que la evidencia fuese revisada nuevamente y el consenso inicial prevaleció al final.

De manera similar, las políticas educativas no están exentas de debate. En muchos casos, evaluaciones muestran resultados diferentes para intervenciones similares, lo que dificulta llegar a una sola conclusión. Sin embargo, al revisar la evidencia, se logra alcanzar consensos. Por ejemplo, las evaluaciones de programas de implementación de tecnologías de la información y la comunicación (TICs) en el salón de clases han producido resultados variados. Ahora, el consenso es que las intervenciones relacionadas con TICs requieren un importante componente decapacitación docente.

Lección 5: Entender el carácter de urgencia

Las enfermedades del corazón son la primera causa de muerte en los Estados Unidos, por lo que la urgencia de incrementar las tasas de supervivencia es evidente. La necesidad de reformas inmediatas en la educación es tal vez menos obvia.

Actualmente, hay evidencia sólida que indica que existen ventanas de oportunidades en ciertas edades en las que el aprendizaje debe ser maximizado para no perder el potencial de los niños. Adicionalmente, cada vez que un estudiante no está vinculado a las actividades de aprendizaje en su salón, se pierde una oportunidad y se hacen más profundas las brechas de aprendizaje en relación a otros estudiantes. Esto podría poner al niño o niña en una situación que lo conlleve a la deserción escolar.

¿Podemos entonces cambiar la conversación para hacer de la educación un asunto de urgencia, incluso cuando su impacto directo no sea tan inmediato como el de salvar la vida de un paciente? Creo que sí podemos. Así como ahora se salva un 38% más de vidas, pongámonos nuestra propia meta: mejorar los resultados estudiantiles en un 38% y mucho más.

Comparte este contenido:

El chupete del milenio, un smartphone

El niño sentado con sus padres en la mesa de un restaurant comenzó a aburrirse. Inició la manifestación que todo niño de 2 años tiene bien practicada: tirar los cubiertos de la mesa, bajarse de la silla y querer acostarse en el piso. El padre miró a la madre, ella aprobó con la mirada y el padre entregó al niño su Smartphone. El niño sonrió feliz y segundos después, silencio absoluto.

Seguro todos han presenciado una escena similar a esta. Lo que todos nos preguntamos es ¿Soy realmente mala madre o mal padre si utilizo este hipnotizador del nuevo milenio? 

Existe mucho escepticismo en el uso de nuevas tecnologías, por ejemplo, en la educación. Todos los expertos están de acuerdo en que son mucho más efectivas las interacciones cara a cara para el desarrollo de los niños tanto en las habilidades duras como en las blandas. Los experimentos han demostrado que un niño de 2 años de edad que ve un video de su madre explicándole cómo encontrar un objeto oculto, tendrá mayor dificultad siguiendo sus instrucciones que si la mamá está en la habitación con él. Hay estudios que determinan que los niños menores de 2 años y medio en realidad no entienden muy bien las pantallas en formato bidimensional. A su vez, la posición de la Academia Americana de Pediatría es bastante firme en contra de la TV para los menores de 2 años.

En esta misma línea de investigación, un estudio realizado por Patricia K. Kuhl experimentó cómo los bebés adquieren el lenguaje. El experimento consistió en exponer a los niños de 6 y 12 meses de edad, a una lengua extranjera. En el primer experimento, bebés estadounidenses fueron expuestos en 12 sesiones de laboratorio a personas que les hablaban en chino mandarín, situación similar a tener parientes orientales de visita durante unas semanas. En un segundo experimento, los niños fueron expuestos a los mismos hablantes de lengua extranjera y materiales a través de audiovisuales y grabaciones de sólo audio. Los resultados demostraron que la exposición al idioma mandarín sí tuvo efecto en los bebés que interactuaron en forma personal pero al utilizar grabaciones y videos no se registró efecto alguno. Esto sugiere que el proceso de aprendizaje requiere interacción social.

Investigaciones como estas nos llevan a pensar que las tecnologías no ayudan en los procesos de desarrollo de un niño, sin embargo, el año pasado el British Medical Journalpublicó una interesante investigación donde reveló que los niños de entre 5 y 7 años que jugaron con videojuegos, adecuados para su edad a lo largo de su vida, no mostraron ningún cambio de comportamiento negativo. Por otro lado, se encontró que los niños de la misma edad que veían más de 3 horas de televisión o videos al día tenían una mayor probabilidad de tener problemas de conducta. Estos resultados se obtuvieron a partir de un estudio de largo plazo, Millennium Cohort Study, desarrollado por un grupo de investigadores ingleses que ha estado siguiendo a 19.000 niños nacidos entre el 2000 y 2001.

Aunque existe suficiente investigación sobre el bajo efecto de la televisión  para el desarrollo cognitivo de los niños, los videos y otras herramientas de comunicación unidireccionales, aún no hay pruebas suficientes de los beneficios de las tecnologías bidireccionales o interactivas. Es decir, pocos estudios han examinado la televisión y los juegos electrónicos por separado para ver si tienen efectos similares. Cada tecnología permite diferentes interacciones con los usuarios y por tanto las evaluaciones tienen que realizarse para las diferentes opciones.

Con todos los datos anteriores podemos  volver  a nuestra pregunta inicial. El Smartphone es tan “smart” que sirve como un medio de comunicación interactivo y a su vez pasivo. Entonces, si tu hijo o hija mira más de 3 horas diarias en el youtube de tu teléfono el  mismo video de Frozen, sólo va a desarrollar rabia en ti por hacerte escuchar la misma canción una y otra vez. Ahora, si el aparato en cuestión es utilizado como un medio de comunicación interactivo, y el/la menor juega con las aplicaciones apropiadas para su edad, no hay ninguna evidencia de que esto se vuelva un problema.  Claro, que como nos indica la racionalidad, todo en su justa medida, y a su vez, entendiendo que ninguna tecnología puede suplir la interacción humana.

Todavía no hay suficiente investigación sobre el efecto de las tecnologías interactivas utilizadas para el aprendizaje y el desarrollo de los niños menores de 3 años. Si eres investigador, comparte este artículo, quizás alguno de tus colegas se anime, investigue y comparta con nosotros los resultados.

Fuente: http://blogs.iadb.org/desarrollo-infantil/2014/02/25/el-chupete-del-milenio-un-smartphone/

Comparte este contenido:

Multipliquemos el placer

Enma Näslund-Hadley

Unos investigadores británicos llegaron a la conclusión de que las fórmulas matemáticas pueden dar a nuestro cerebro el mismo tipo de placer que la música o el arte. Ahora que se acerca el Día Mundial de la Ciencia 2014, no puedo dejar de pensar en cómo podemos lograr que nuestros estudiantes sientan este tipo de placer por las matemáticas y las ciencias.  Los puntajes recientes de la Evaluación Internacional de Aprendizaje de los Alumnos (PISA – por sus siglas en inglés) nos dicen alto y claro que la mayoría de nuestros estudiantes no creen en la belleza de las matemáticas  y las ciencias.

El problema puede ser que en América Latina y el Caribe la enseñanza de las matemáticas se suele limitar a sentarse en un escritorio y sustituir los números en fórmulas. De igual modo, en la clase de ciencias memorizamos hechos y científicos famosos de la historia. Y… ¡admitámoslo! la memorización es igual de emocionante que una visita al médico.

En realidad, las matemáticas y las ciencias van mucho más allá. Se trata de formas y patrones, relaciones espaciales y visualización, razonamiento, resolución de problemas, y hasta de la vida cotidiana. Es una herramienta para entender todo lo que nos rodea. Si las clases de matemáticas y ciencias ayudaran a los estudiantes a ver un panorama más amplio, muchos niños y niñas quedarían enganchados.

No hay una receta única para a atraer a los estudiantes al zen de las matemáticas y las ciencias. Sin embargo, hay muchos enfoques prometedores que pueden llegar a inspirar a responsables de política y educadores. Algunas escuelas y distritos escolares de los Estados Unidos ayudan a sus estudiantes a relacionarse con las Ciencias, Ingeniería,  Tecnología y Matemáticas (STEM – por sus siglas en inglés) mediante el arte (STEAM). El ArtsEdge del Kennedy Center proporciona lecciones del STEAM de composición musical en las cuales los estudiantes aplican el uso de fracciones matemáticas  a la ejecución del ritmo. Además de lograr que las matemáticas y las ciencias sean más atractivas, el arte trae consigo el beneficio de que promueve la creatividad y la innovación, habilidades del siglo 21 claves para que nuestros estudiantes afronten exitosamente los problemas complejos del mundo de hoy.

En el BID hemos colaborado con los Ministerios de Educación de varios países para desarrollar y probar modelos que usan el juego y la práctica para motivar a maestros y estudiantes a que sientan pasión por las matemáticas y las ciencias. Con el modelo Matemáticas para Todos, maestros argentinos de cinco mil escuelas, están utilizando un enfoque pedagógico basado en una obra de teatro que tiene como objetivo dar significado a las matemáticas y promover la comprensión de conceptos matemáticos en sus estudiantes. Su filosofía considera que la inclinación natural de los niños a jugar, no es una distracción, sino un aliado del aprendizaje.

En Paraguay, un contexto que presenta ciertos vacíos en la formación y en la pedagogía del docente, los maestros usan lecciones de audio interactivas que cubren el currículo de matemáticas para preescolar. Estos audios permiten a los estudiantes desarrollar sus habilidades a través de parodias, canciones y juegos. Además, desde que las aulas en Paraguay tienden a ser bilingües, el audio y los materiales escritos combinan español y guaraní.  En Perú, un programa de ciencia y medio ambiente ayuda a los estudiantes a desarrollar habilidades de resolución de conflictos por medio de problemas de la vida diaria que despiertan su interés y estimulan su imaginación.

Aunque los modelos de enseñanza son diferentes, estos enfoques prometedores en el aula tienen algunas cosas en común. En primer lugar, tratan de hacer que las matemáticas y las ciencias sean importantes para el estudiante, haciendo uso de los conocimientos que aportan a la clase. En segundo lugar, el maestro no es ni un conferencista alejado ni un espectador relegado que solo observa pasivamente el descubrimiento de sus estudiantes. Al contrario, el docente guía a los estudiantes en su exploración y les proporciona retroalimentación. En tercer lugar, estos modelos se implementan acompañados de desarrollo profesional intensivo para los profesores que incluye entrenamientos y tutorías en el aula de clase. En cuarto lugar, el ambiente de aprendizaje es “seguro” porque los errores se convierten en oportunidades para aprender. Por último, estos programas van más allá de promover habilidades de pensamiento crítico porque también fomentan las habilidades de pensamiento creativo.

Debemos hacer un esfuerzo por estar preparados para enfrentar los desafíos del mañana. Desde hoy, comprometámonos con despertar la pasión de todos nuestros niños y jóvenes por las matemáticas y las ciencias.

Fuente: http://blogs.iadb.org/educacion/2014/11/07/multipliquemos-el-placer/

Comparte este contenido:

América Latina y Chile: ¿Hay salida del capitalismo académico?

José Joaquín Brunner

América Latina es la región del mundo con una mayor participación de matrícula privada dentro del total de la matrícula de educación terciaria. Según la cifra más reciente de la UNESCO, los 18 países latinoamericanos, exceptuando a Cuba, poseen una matrícula privada promedio de un 45% la cual, puesta al día para cada uno de ellos, podría estimarse ascendería a un 50% o más. Las cifras nacionales oscilan entre un 14% en el caso de Uruguay y un 84% para el caso a Chile. De hecho, puede decirse que en varios países de la región,  la expansión, masificación y, en ciertos casos, universalización de la educación terciaria fue producto de procesos de privatización de la provisión. En un sentido podría afirmarse que ha culminado una amplia fase de expansión privatizada de la cobertura que se inició en los años ochenta y que estuvo acompañada por numerosas transformaciones en cuanto al financiamiento y la provisión de la educación superior, así como la multiplicación de los diplomas (títulos y grados) y el crecimiento de la heterogeneidad de los productos y servicios provistos y la calidad de los mismos.

1

Frente a este contexto, se observa el inicio –durante los años recientes– de lo que podría llegar a ser un verdadero cambio de marea en las políticas de educación superior en la región. Según un estudio en elaboración, 11 de los 19 países latinoamericanos han promovido “iniciativas significativas de cambio de la legislación de base de la educación superior”. Una revisión panorámica de dichos cambios permite constatar que ellos corresponden en su mayor parte a una reacción frente a lo que se consideran excesos de las políticas neoliberales que favorecieron la privatización de la expansión, la creación de mercados en el ámbito de la educación superior y el uso por parte de los gobiernos de mecanismos e instrumentos de cuasimercado para el financiamiento de las instituciones estatales. Como consecuencia los sistemas nacionales habrían perdido cohesión, crecido anárquicamente y segmentado social y académicamente, debilitado su vocación pública y capacidad de servicio al desarrollo y bienestar nacionales. En breve, habrían sido envueltos por el capitalismo académico y hoy se desenvolverían de acuerdo a sus lógicas.

Un buen ejemplo del significado y  los límites de aquel cambio de marea es la reforma en curso en Chile, aunque todavía se halla en proceso de discusión, elaboración y recién al comienzo de su concreción. Programáticamente, esta reforma se propone modificar el paradigma de la política pública en este sector. Se trataría de pasar de la educación superior entendida como un bien de consumo, se dice, a entenderla como un derecho social garantizado. Representaría un intento de desmercantilizar o descomodificar de la educación superior chilena. En otras palabras, el objetivo programático y paradigmático sería crear un espacio desprivatizado (no comercial ni competitivo) para el desarrollo de una educación pública entendida como un bien público “puro” y, por ende, exclusivamente financiado por la renta nacional. Desaparecerían los precios (de mercado) de la educación superior y ella sería sujeta a una regla de “gratuidad universal”, según proclama el gobierno de la presidenta Bachelet.

Tan ambiciosa meta choca, sin embargo, con el hecho de que el régimen de provisión chileno es, como vimos, altamente privatizado tanto en la dimensión de la provisión (84% de la matrícula es privada)  como en la dimensión del financiamiento (éste alcanza en Chile a un 2.5% del PIB, del cual al momento un 60% es aportado por los estudiantes y sus familias con el apoyo de becas y créditos subsidiados por el Estado). Por lo mismo, desprivatizar la provisión supondría traspasar una parte progresivamente mayor de la matrícula del sector privado al estatal, aumentando el tamaño actual de las universidades estatales y creando un amplio conjunto de nuevas instituciones de este tipo en las principales ciudades del país. De hecho, desde ya el Estado ha acordado crear dos nuevas universidades regionales, pero de tamaño menor, y una red de centros de formación técnica (formación de ciclo corto), uno en cada una de las 15 regiones del país. De modo que la tarea de incrementar significativamente el peso de la provisión estatal aparece aun como una cuestión incierta y constituye un formidable desafío.

Desprivatizar el financiamiento, por su lado, supondría sustituir gasto privado por gasto fiscal, incrementando el financiamiento del Estado hasta alcanzar en el límite un 100% del gasto en educación de pregrado al momento de materializarse la “gratuidad universal”. En ese momento, el fisco chileno se transformaría en líder mundial de gasto en educación superior, por encima incluso de los países nórdicos, pero con una captación de recursos por vía de impuestos inferior a la mitad de aquellos países. Es decir, se trata de un desafío aún más formidable que el anterior. Y, a todas luces, imposible de afrontar en el actual estado de desarrollo del país, con su actual carga tributaria y con los enormes déficit de arrastre en cuanto a gasto público en educación temprana y cuidado de los niños y en los niveles primario y secundario de la educación.

Adicionalmente, la reforma chilena  intentaría modificar los demás componentes del modelo de gasto público de la educación terciaria, de forma tal manera de: (i) eliminar progresivamente el actual esquema de apoyos estudiantiles basado en créditos y becas, (ii) ofrecer un trato preferente a las instituciones estatales mediante fondos basales (no condicionados), (iii) mantener los subsidios directos actuales al grupo de universidades privadas “con vocación pública” como se las denomina allí y ampliar su número, y (iv) perseverar en el uso de ciertos mecanismos de cuasimercado (como fondos competitivos y contratos de desempeño) para el financiamiento de funciones de bien público de las universidades que reciben financiamiento directo del Estado.

Las anteriores medidas serían complementadas con cambios en la gobernanza del sistema de manera de ampliar la esfera de atribuciones del Estado; el fortalecimiento de la institucionalidad de control de la calidad (acreditación); la creación de un régimen de supervisión y fiscalización del uso de los recursos (superintendencia); el establecimiento de un marco nacional de cualificaciones para ordenar la oferta de cursos y programas y la adopción de nuevas modalidades de admisión y cuotas de discriminación  positiva para fines de mejorar la equidad.

Como puede verse, se trata de un ambicioso –iluso, lo llaman otros– plan de reformas que, expresivo del cambio de marea que parece estar ocurriendo en América Latina, reúne en un solo paquete el conjunto de reformas que diferentes gobiernos vienen promoviendo separada y gradualmente durante el último quinquenio.

Su aprobación en un solo paquete supondría una alta capacidad política-técnica y luego, su implementación, un aparato administrativo y de gobernanza de la educación superior dotado de una gran capacidad de ejecución. En ausencia de esos factores parece difícil que las reformas puedan acordarse y luego llevarse a la práctica. Existe la idea, además, que el gobierno Bachelet –que ha prometido presentar esas reformas durante los próximos meses– carece del respaldo de opinión pública, de los equipos, las habilidades y el tiempo requeridos para montar y conducir una tan compleja transformación socio-política, cultural y organizacional.

En suma, y cualquiera sea la evaluación sustantiva de las reformas anunciadas, resulta difícil imaginar que en los 24 meses que restan al actual gobierno, éste pueda poner en marcha una reforma paradigmática de las políticas y del sistema de educación superior para sustraerlo de las contradicciones del capitalismo académico y elevarlo a la condición de un servicio público gratuito, de calidad y libre de las tensiones del entorno. Por el contrario, lo más probable es que –por ahora– las contradicciones del sistema aumenten y su desempeño y resultados no mejoren significativamente.

José Joaquín Brunner es Profesor Titular de la Universidad Diego Portales de Chile y Director de la Cátedra UNESCO de políticas comparadas de Educación Superior.

Publicado originalmente en nexos: http://www.brunner.cl/?p=14120

Comparte este contenido:

Aprender es más importante que saber

 Javier Martínez Aldanondo

Stannis Baratheon: ¿Por qué la obsidiana iba a matar a un caminante?
Sam: No lo sé
Sam: Lo he visto alteza
Stannis Baratheon: ¿Qué has visto?
Sam: El ejercito de los muertos y cuando vengan…
Stannis Baratheon: Tenemos que saber cómo luchar contra ellos, sigue leyendo Samwell Tarly
Game Of Thrones (Temporada 5)

Indiscutiblemente, nuestra vida está organizada alrededor del saber. Nadie te contrata para un trabajo sin revisar tu curriculum y verificar lo que sabes (qué carrera y en qué universidad estudiaste). Todos los países han establecido 12 años de enseñanza obligatoria pero el colegio ha terminado imitando al concurso Quien quiere ser millonario al convertirse en una interminable sucesión de saberes (asignaturas) que todos los niños deben dominar, aunque inmediatamente olvidan casi todos esos conceptos. Para el sistema educativo, aprender no es prioritario ya que evalúa el resultado pero no el proceso. Nadie pregunta a un niño qué aprendió sino cómo le fue, qué nota sacó. Y la tendencia no hace más que acentuarse. La industria educativa nos bombardea con todo tipo de productos y nos tiene convencidos de que si no estudias al menos un Master, no tienes futuro laboral. Incluso socialmente, ser considerado una persona culta (haber leído libros y autores clásicos y saber muchas “cosas”) sigue siendo muy valorado. Sin embargo, la hegemonía del saber comienza a tambalearse. El responsable de RRHH de Google reconoce que, para su empresa, el expediente académico no sirve de nada. El Media Lab del MIT (uno de los centros de investigación más prestigiosos del mundo) contrató como director a un experto sin título universitario. Steve Jobs en Apple o Amancio Ortega en Zara, demostraron cómo crear y liderar multinacionales sin estar respaldados por esos saberes intelectuales aparentemente imprescindibles.

¿Por qué podría ser más importante aprender que saber? La primera razón es obvia: solo sabes algo si antes lo aprendiste. No hay conocimiento sin aprendizaje previo. La segunda razón pasa más desapercibida: El conocimiento tiene fecha de caducidad. Tarde o temprano, lo que sabes va perdiendo vigencia. Recuerden los casos de Blackberry o Kodak. Ambas empresas disfrutaron de un saber (conocimiento) que les permitió liderar sus mercados ejerciendo un dominio aplastante. Sin embargo, las dos han desaparecido de la cúspide porque ese saber se estancó, no evolucionó y otros competidores con nuevos conocimientos más avanzados las sobrepasaron.
No hay duda de que saber es importante, sobre todo cuando eres el único que sabe y ese saber permanece inalterable. Pero dormirse en los laureles con lo que sabes puede ser letal. El refrán “Pan para hoy y hambre para mañana” lo ilustra a la perfección. Desde el momento en que el mundo cambia a velocidades vertiginosas, puedes estar seguro de que cada vez falta menos para que lo que sabes sea sustituido por otro conocimiento más innovador. En ese caso, la única alternativa posible es aprender.

¿Cómo diferenciar aprendizaje de conocimiento? En la película de Quentin Tarantino Kill Bill Volumen 2, la protagonista Uma Thurman llega a un monasterio dirigido por un legendario maestro de artes marciales. El monje le demuestra cómo atravesar una gruesa tabla de madera con un golpe de puño y le ordena severamente que practique hasta que lo consiga. La nueva pupila comienza a ejercitarse y durante el extenuante proceso, se rompe los nudillos, sangra y sufre enormemente. Más adelante en la película, la misma protagonista es enterrada viva en un ataúd de madera y cuando despierta, se da cuenta de que la única manera de salir con vida es rompiendo el ataúd a puñetazos (lo que hace mientras suena música de Morricone). Aprender es todo lo que haces antes de tener un problema y te exige motivación, sacrificio, constancia, tiempo y mucha práctica. Eso es justo lo que Uma hace desde que llega al monasterio para aprender a romper la madera con el puño. No hay teoría, solo práctica. Gestión del conocimiento es lo que haces cuando tienes el problema, que es lo que le ocurre cuando se encuentra sepultada. Si llegado el momento no tienes conocimiento, no puedes resolver el problema (sobrevivir) y en ese caso mueres. Pero claro, para tener conocimiento, anteriormente has tenido que dedicar un colosal esfuerzo a aprender ya que no hay conocimiento sin aprendizaje. El saber solo llega como consecuencia de aprender.

Cada vez que doy una conferencia, llevo un cubo Rubik y ofrezco un cheque de 1 millón de dólares a cualquier miembro de la audiencia que sea capaz de resolverlo. La inmensa mayoría reconoce que, por más que quieran ganar el premio, carecen del conocimiento para hacerlo. Los problemas no existen, lo que falta es conocimiento para solucionarlos. El campeón mundial de Rubik necesita apenas 5 segundos para resolver el cubo. Claro que para ello, ha dedicado un sinfín de horas a aprender, a practicar. Una vez que cuentas con el conocimiento, los problemas pasan a convertirse en tareas que solo te demandan tiempo. Cuando escribí La vida es una sucesión de cubos de Rubik, me refería a que aunque domines perfectamente un cubo, puedes estar seguro que pronto ese cubo te lo van a cambiar, se va a complejizar porque cambiará el mercado, la competencia, la tecnología, la legislación… y por tanto, lo que sabes ya no te servirá. La única manera de adaptarte y seguir vigente será aprendiendo cosas nuevas. Cambiar es sinónimo de aprender. Innovar significa aprender.

Aprender está íntimamente relacionado con el pasado porque es lo que tuviste que hacer para acumular saber. Pero también condiciona el futuro porque todo lo que hagas de ahora en adelante depende de tu capacidad para aprender. Aprender, al igual que comer o dormir, es algo que necesitarás hacer durante toda tu vida. El conocimiento, sin embargo, tiene que ver con el presente, es lo que te permite tomar decisiones y actuar, aquí y ahora. Si te proyectas a medio o largo plazo, para tus planes de futuro, aprender es más importante que saber.

Si aprender es tan importante, entonces resulta imprescindible saber cómo se aprende. Cada vez que pregunto cómo aprendemos, pasan 2 cosas curiosas: primero, los interrogados dudan mucho antes de responder, como si nunca se hubiesen hecho la pregunta. Y segundo, su respuesta reproduce fielmente el modelo adquirido en la escuela: Haces un curso dirigido por un profesor, te entregan los contenidos, estudias… Afortunadamente, también aquí las cosas están mejorando. Hace 2 semanas, pregunté a los participantes en un taller de innovación ¿cómo se aprende? y para mi sorpresa, y con toda naturalidad, respondieron “Haciendo”.  Si el proceso de producción de conocimiento se llama aprendizaje, más vale que te conviertas en un experto en el arte de aprender porque tu vida depende de ello. Pero ojo, no confundamos aprender con estudiar. Aprender es el mejor ejercicio para el cerebro. La característica que nos hace más humanos es la habilidad de aprender. En EEUU, se habla ya del concepto de “Learning agility” (agilidad o flexibilidad para aprender) como la principal cualidad de un profesional del siglo XXI.

¿Por qué le damos mayor relevancia al saber que al aprendizaje? Muy simple: por pereza. Queremos disfrutar los beneficios del saber sin hacer el esfuerzo de aprender. Ansiamos el resultado pero no estamos tan dispuestos a realizar el sacrificio del proceso. Todo el mundo quiere tener un cuerpo perfecto pero muy pocos quieren moderarse con la comida o hacer ejercicio a diario. El saber te entrega estabilidad y seguridad. Cuando eres reconocido por lo que sabes, tienes pocos incentivos para aprender. Con el paso del tiempo, es inevitable acomodarse, perder el hambre de progresar y la emoción de descubrir cosas nuevas. Dado que aprendemos aquello que nos apasiona, la motivación emerge como un factor fundamental. Por eso mismo, un profesor tiene que estar enamorado de su rol porque de otra manera no puede entusiasmar a sus alumnos. Es necesaria una gran dosis de curiosidad, cansarse de lo que sabes y aburrirse de hacer siempre lo mismo para estar abiertos a innovar. Una persona con actitud siempre corre con ventaja: tiene voluntad de aprender y un enorme futuro mientras el resto tienen sobre todo pasado. El actor Will Smith confiesa “Siempre he considerado que tengo un talento promedio pero en lo que si destaco es en una obsesión enfermiza para la práctica y la preparación”. Cuando alguien tiene capacidad de aprender, puede llegar a saber cualquier cosa. Pero si te quedas únicamente con lo que sabes y no sigues aprendiendo, bien porque no te interesa o porque no tienes la humildad de reconocer que no lo sabes todo, corres un riesgo mortal. La verdadera ignorancia no es la falta de conocimiento sino negarse a aprender. Si tienes que escoger, es más valiosa la capacidad de aprender (que genera nuevos saberes continuamente) que la de aferrarse a un solo saber y tratar de explotarlo.

Hace algunas décadas, en España se hizo muy famoso un anuncio en televisión impulsado por la industria del lujo cuyo eslogan era “Un diamante es para siempre”. Desafortunadamente, nada es para siempre. Saber es fundamental pero aprender lo es mucho más porque no existe saber si no hay un proceso de aprendizaje anterior. Al ritmo al que cambia la sociedad, si dependes únicamente de lo que sabes, rápidamente te deprecias, pierdes vigencia y valor. El único remedio para evitar anquilosarte es aprender. Para el presente, el conocimiento es esencial. Para el futuro, aprender es la clave. El escritor Mario Benedetti lo expresó espléndidamente “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas». No puedes dejar de aprender. La buena noticia, como plasma en un libro reciente el tío y entrenador de Rafael Nadal, es que todo se puede aprender. Va siendo hora de cambiar el “tanto sabes, tanto vales” por el “tanto aprendes, tanto vales”. Por cierto, ¿ayer aprendiste algo?

Fuente del artículo: http://www.novagob.org/discussion/view/141085/aprender-es-mas-importante-que-saber

Comparte este contenido:
Page 29 of 51
1 27 28 29 30 31 51