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Toque de queda y su impacto

Por: Tahira Vargas García

Se necesita una revisión de las medidas desde la escucha a la población desde los distintos estratos sociales, grupos generacionales, contextos y provincias tomando en cuenta las zonas con mayor y menor propagación.

El toque de queda parece haber logrado hasta cierto punto la sensibilización frente al COVID 19 y sus formas de contagio. Sin embargo, no ha tenido todo el impacto esperado en la disminución de la presencia de la pandemia en el país. El punto de partida de los horarios establecidos en el toque de queda es el supuesto de que las personas se juntan principalmente los fines de semana y en la tanda nocturna para divertirse y las aglomeraciones, lo que no necesariamente responde a la realidad en su totalidad.

Las personas en los barrios y comunidades están continuamente en interacción produciéndose una presencia permanente del carácter festivo en los días de semana en las distintas tandas, matutinas, vespertinas y nocturnas que se mezcla con las actividades cotidianas tanto domésticas como laborales y del sector informal. Juntarse para consumir alcohol no es una conducta únicamente nocturna ni de fin de semana, es continua y constante. Siendo así una conducta de riesgo no solo por la agrupación de personas sino por los efectos del alcohol en la salud física y mental de las personas. Junto a este elemento hay que indicar las resistencias en varios grupos poblacionales de distintos lugares del país para cumplir y acoger a cabalidad el toque de queda. Algunas posibles razones son las siguientes:

  •  Razones económicas. Gran parte de nuestra población vive del sector informal y microempresas y teje estrategias de sobrevivencia desde la interacción social Las restricciones de movilización, apertura de negocios y espacios de diversión los fines de semana afectan notablemente una gran parte de la población que obtiene sus ingresos por esas vías.
  • Hacinamiento. El hacinamiento permea la vida de las personas vulnerables en barrios y comunidades en el ámbito nacional. Las calles y callejones son extensiones de los hogares y en ellas se desarrollan actividades domésticas, interactivas y recreativas. Los hogares no están cerrados sino abiertos en determinados contextos.
  • Barreras culturales al cumplimiento de normas. La débil educación ciudadana y la poca aplicación de regímenes de consecuencias ante las violaciones a normas influyen en su cumplimiento, se entiende con relaciones primarias, complicidades y corrupción (dadivas) se logra impunidad. En todo este período desde marzo hasta ahora de toque de queda se ha reproducido esta práctica en varios lugares del país.

La aplicación del toque de queda está afectada por prácticas de violencia y violaciones de derechos por algunos miembros de la Policía Nacional y la DIGESETT contra ciudadanos y ciudadanas lo que debilita (la ya débil) confianza hacia estos organismos de seguridad por la población.

Igualmente, es importante desarrollar campañas de educación en salud que favorezcan a mejorar en la población sus condiciones de salud física y mental desde la disminución del consumo de alcohol, ingesta de alimentos, frutas y vegetales que favorezcan el sistema inmunológico y el contacto diario con el sol a través del ejercicio al aire libre. Estas campañas deben contar con distintas herramientas de difusión que no se reduzca a las redes sociales (aunque son importantes) y que aprovechen el tejido social existente en las distintas comunidades.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/toque-de-queda-y-su-impacto-8901085.html

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Prioridades claras: Europa apuesta a la educación presencial

Europa/15-01-2021/Autor(a) y Fuente:lahora.com.ec

La vuelta al colegio en Europa tras las vacaciones de Navidad varía según la realidad de cada país. Muchos países enfrentan agresivos rebrotes del coronavirus y, a pesar de endurecer las medidas de confinamiento y restricciones ciudadanas, apuestan por mantener reforzar la educación presencial.

Italia empezó por los menores

Las regiones italianas retrasaron el retorno que el Gobierno central había fijado para el 7 de enero y después retrasado al próximo lunes 11.

El regreso presencial para los secundarios iniciará entre el 18 de enero y el 1 de febrero, pero la mayoría de los escolares de infantil y primaria retornaron el pasado viernes.

Países Bajos ayuda a la ‘primera línea’

El Gobierno aplazó el retorno hasta el 18 de enero. Hay colegios abiertos para hijos de los profesionales “vitales” para el control de la pandemia, como sanitarios o policías, aunque allí no reciben lecciones: están supervisados por un adulto mientras siguen las clases virtuales.

Alemania aplaza a febrero

Para atajar la propagación del coronavirus, se pospuso la reapertura de las aulas al menos hasta el 31 de enero.

Todos a las aulas en Francia

En Francia, más de 12 millones de alumnos de preescolar, primaria y secundaria volvieron a clase el pasado lunes 4 de enero.

El protocolo sanitario exige que los niños de más de seis años lleven mascarilla.

Los secundarios combinan clases presenciales y virtuales, y refuerzan con más pruebas de Covid-19.

Bélgica aisla a viajeros

Los escolares belgas volvieron a las aulas el 4 de enero, pero los alumnos que viajaron al extranjero deben guardar una cuarentena de 10 días antes de reincorporarse a las clases.

El día escolar es completo, a excepción de los últimos años de secundaria.

Cada escuela define su protocolo.

España insiste en lo presencial

Autoridades españolas defienden que la Covid-19 tiene mínima incidencia en los centros educativos y que son esenciales las clases presenciales.

Algunas comunidades iniciaron el 7 de enero, otras aplazaron por el frío.

Reino Unido mantiene guarderías

Reino Unido cerró centros primarios y secundarios, salvo para alumnos vulnerables o hijos de trabajadores esenciales. Para ellos y quienes deben ir a trabajar, las guarderías permanecen abiertas.

Es un ‘salvoconducto’ en Grecia

La enseñanza primaria, los jardines de infancia, las guarderías y la educación especial reabren hoy. Las escuelas establecen distintos horarios de entrada y salida, así como el uso de varias entradas si las hubiera.

El uso de la mascarilla es obligatorio y los adultos que acompañen a los alumnos podrán salir de su domicilio pese al confinamiento obligatorio.

Los niños primero en Portugal

Portugal reanudó clases el lunes 4 y no se plantea cerrar las escuelas a pesar de que se prepara para un nuevo confinamiento general.

Los brotes de Covid-19 que surgen en las aulas se atajan con cuarentenas y enseñanza a distancia para los alumnos obligados a aislarse.

Pruebas gratis en Austria

Los alumnos austríacos aún no tienen fecha de retorno, desde diciembre.

El Gobierno anunció un sistema de test rápidos, gratuitos y voluntarios.

Hungría toma la temperatura

Guarderías y alumnos de hasta 14 años volvieron la semana pasada, el resto lo hará en febrero. Los centros educativos controlan la temperatura corporal de los alumnos y profesores a la entrada. EFE

Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102337744/prioridades-claras-europa-apuesta-a-la-educacion-presencial

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El Salvador: Cada día, 50 mujeres fueron víctimas de violencia entre enero y junio de 2020

América Central/El Salvador/15-01-2021/Autor(a) y Fuente: www.elsalvador.com

Entre enero y junio del año pasado se registraron 9,176 casos, de acuerdo con el Informe semestral Hechos de violencia contra la mujer. No solo incluye violencia física, sino también de otros tipos.

El confinamiento por la pandemia del COVID-19 se ha sumado a los patrones culturales ya existentes, como el caso del machismo, para que se repitan actos violentos contra centenares de salvadoreñas. Foto Referencia. Archivo

Cincuenta casos diarios de violencia contra la mujer fueron reportados en el primer semestre del año pasado, de acuerdo con el Informe semestral Hechos de violencia contra la mujer, de enero a junio 2020. El dato total es de 9,176 hechos, que incluye violencia sexual, física, patrimonial, laboral y otra, según el informe hecho por el Gobierno.

En 1,569 de los casos se trata de mujeres menores de 18 años.

Los datos que se recolectar a través de la Juntas de Protección de la Niñez y de la Adolescencia son igual de preocupantes; solo el año pasado, entre enero y septiembre, a través de esa institución se recibieron 6,779 casos por posible amenaza o vulneración de los derechos de infantes y adolescentes. Aquí se incluyen casos de violencia física ( 3,890); sexual (1,955), psicológica (1,194), emocional 761, moral (89) y cultural (2).

En el año 2019, hubo 562 mujeres que recibieron atención a causa de violencia sexual, en los diferentes establecimientos de salud del país. Los departamentos con mayor egreso fueron: San Salvador (27.9%), Santa Ana (13.5%), Ahuachapán (11.2%) y La Libertad (11.0%).

Pero también hubo 3,655 atenciones ambulatorias. El departamento con mayores atenciones es San Salvador (15.2%), seguido de Usulután (15.0%) y San Vicente (11.0%).

Las alcaldías apoyan de diferentes formas en el combate a la violencia sexual y la estrategia para detectar y ubicar a víctimas se desarrolla en el seno de los talleres que imparten, ya sea de panadería, bisutería u otras, pues es ahí donde acuden las personas atraídas por la oportunidad de aprender.

Luis Edgardo Silva, encargado de la Unidad de la Mujer, en el municipio de Delicias de Concepción, Morazán, explicó que “los talleres son un imán para que la mujer se acerquen. Para nosotros es un requisito que las mujeres deben de pasar un proceso de por lo menos ocho talleres de género para que tengan una base de cómo entender cuando hay agresiones y poder exigir sus derechos”.

El representante municipal comentó que cuando solo se ofrece el taller de género no existe demanda por parte de la población, por ello este tipo de talleres es parte de otro que brinda la comuna.

En el municipio de San Miguel, la Unidad de la Mujer y la Secretaria de la Familia de la alcaldía trabajan con otras organizaciones para ayudar a las mujeres violentadas y para orientarlas a trazar un plan de vida.

Las afectaciones psicológicas y el círculo de violencia llevan a que la víctima pueda desconocer su valor como persona, comentó Rosa Ochoa, encargada de la Secretaria de la Familia.

“Las mujeres violentadas son remitidas por la Oficina de Atención a Víctima o el ISDEMU. Nosotros les damos el seguimiento en formación. Y en paralelo el ISDEMU viene y les da charlas sobre sus derechos y cuales son las rutas de denuncia que pueden hacer de forma confidencial”, añadió Ochoa. A través de este mecanismo, el año pasado lograron ayudar a 12 mujeres violentadas.

“Cuando son remitidas, ellas vienen de un tratamiento psicológico de primeros auxilios. La mayoría vienen tímidas con miedos e inseguridades, mucho desconocimiento sobre sus habilidades y capacidades, y cuando se trabaja con ellas sus proyectos de vida, la mayoría no tiene claridad para que son buenas”, expuso.

En su mayoría las Unidades de la Mujer cuentan con programas preventivos o de acompañamiento si la víctima así lo solicita.

“Nosotros intervenimos a veces no de una manera directa porque puede existir riesgos sociales, pero transferimos la información a las autoridades pertinentes y ellos se encargan. Con nosotros es más que todo la orientación y si la víctima lo solicita se le da el acompañamiento, de lo contrario manejamos sólo cierta información, no manejamos la información precisa”, explicó a Luis Silva, de la alcaldía de Delicias de Concepción.

El año pasado, la municipalidad de San Francisco Gotera en Morazán, trabajó junto al ISDEMU un Plan de prevención contra la violencia, el cual se centró en capacitar a la mujer “para que conozca que no puede ser violentada y que hay diferentes tipos de violencia”, explicó Karina Flores, jefa de la Unidad de la Mujer, de esa comuna.

El plan fue diseñado para ser desarrollado en las comunidades con pequeños grupos de mujeres que estén informadas a donde acudir en caso de violencia sexual.

“Nosotros podemos recibir las denuncias acá y la trasladamos a la autoridades correspondientes, hasta el momento no hemos recibido ningún tipo de denuncia y podemos decir que el año pasado según la Policía Nacional Civil no hubo violencia en el municipio” , comentó Flores.

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/eldiariodehoy/cada-dia-50-mujeres-victimas-de-violencia-enero-junio-2020/794914/2021/

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España: Salud confirma que el ocio es la causa del «contagio masivo» en Navidad

Por: David Gómez


Los efectos de las fiestas de Nochevieja afloran y la Región registra otro pico de positivos diarios, con 1.807 enfermos más.

La pandemia está absolutamente fuera de control en la Región, que ayer marcó otro máximo de positivos diarios con 1.807 nuevos casos detectados en las 24 horas del lunes. La tasa de positividad es del 21,9%.

Y lo peor es que todavía no se ha tocado techo en esta tercera ola epidémica. Durante estos días están aflorando los contagios vinculados a la Nochevieja y aún tienen que asomar los de Reyes. En las dos oleadas anteriores, se ha repetido la misma ecuación: al aumento de los casos le sigue de forma inevitable el incremento de ingresos hospitalarios y, finalmente, el de fallecimientos. Así que, por desgracia, todo apunta a que la factura de la Navidad va a ser demasiado cara para cientos de familias murcianas.

El portavoz técnico del Comité de Seguimiento de la Covid-19 en la Región, Jaime Pérez, fue muy claro ayer a la hora de establecer las causas que han llevado a esta situación alarmante. Según los datos de la Consejería de Salud, ocho de cada diez contagios con vínculo epidemiológico contrastado (78%) guardan relación con el ocio. Con las reuniones familiares y de amigos celebradas durante las fiestas navideñas, bien se hayan producido estas en domicilios particulares o en los locales de hostelería y restauración. De ahí, los portadores del virus lo trasladaban a los hogares, infectando a familias enteras. La consecuencia es que ya hay cerca de 10.500 enfermos de Covid-19 en la actualidad en la Región, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia en marzo.

La tasa de incidencia en la franja de edad de entre 17 y 34 años supera el millar de casos por cada 100.000 habitantes

«Está muy claro lo que ha pasado en estas navidades. Nos hemos juntado con los amigos o con la familia, nos hemos quitado la mascarilla en confianza y, como consecuencia de esto, se ha producido un contagio masivo que se ha trasladado a los hogares», resumió ayer Jaime Pérez.

Los jóvenes

Otro dato que viene a reafirmar la tesis de que el ocio está detrás de la mayor parte de contagios es el de la franja de edad que más se está viendo afectada por el coronavirus en esta tercera ola epidémica. Jaime Pérez reveló que la tasa de incidencia entre las personas de entre 17 y 34 años –las que más interacción social suelen tener– es de 1.181 casos por cada 100.000 habitantes, muy por encima de cualquier otro grupo de edad. La siguiente franja es la de entre 35 y 64 años, cuya tasa de incidencia está en 839 casos por 100.000 habitantes, según la información estadística de la Consejería de Salud.

El portavoz técnico del Comité Covid admite que el esperado repunte tras las navidades ha superado todas las previsiones de la Consejería. Por eso el Gobierno regional se ha apresurado en adoptar decisiones como el cierre de la hostelería en 36 municipios, una medida cuya entrada en vigor se adelantó un día y se aplica desde ayer. Pérez confía en que las restricciones ofrezcan resultados en dos semanas, como ya pasó en noviembre, cuando se consiguió aplanar la curva hasta contar «con la tasa de incidencia más baja de la península».

Confinamiento

Por este motivo, el Ejecutivo regional no se plantea por ahora pedir el confinamiento estricto, como reclaman el Colegio de Médicos y partidos políticos como Unidas Podemos. Prefiere esperar a ver la eficacia de las medidas acordadas el lunes. Además, señala que la postura de la Consejería es que, si se tiene que producir un encierro domiciliario como el de marzo, corresponde al Gobierno central decretarlo.

En cualquier caso, el portavoz del Comité de Seguimiento de la Covid-19 recomienda a los ciudadanos que lo mejor que pueden hacer en esta situación crítica es quedarse en sus casas y evitar la interacción con cualquier persona que no pertenezca a su núcleo de convivencia.

Por otra parte, un total de 227 usuarios y trabajadores de las residencias de mayores y discapacitados se encuentran en estos momentos afectados por coronavirus, comunicaron fuentes de la Consejería Salud. Así, el número de positivos en estos centros ha aumentado en 77 casos con respecto a este lunes, cuando se contabilizaron unos 150.

Asimismo, en la jornada del lunes se produjeron otras tres víctimas mortales, que elevan a 790 la cifra total de fallecidos. Son dos hombres y una mujer de Santomera, Bullas y Murcia, con edades entre los 63 y los 86 años.

Por su parte, el Ministerio de Sanidad notificó ayer 25.438 positivos y 408 fallecimientos. La incidencia acumulada nacional en 14 días asciende a 454 casos por cada 100.000 habitantes, lo que significa un incremento de 19 puntos en un solo día.

Fuente e imagen: https://www.laverdad.es/murcia/salud-confirma-ocio-20210113003425-ntvo.html

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México: COVID-19 exacerbó problemas económicos, de salud y psicológicos de mujeres que buscan a personas desaparecidas

Durante la pandemia por COVID-19, mujeres con familiares desaparecidos enfrentan dificultades para solventar los gastos de las búsqueda, ya que perdieron sus fuentes de ingresos y los apoyos económicos que obtenían de instituciones gubernamentales, como las comisiones de atención a víctimas.


Éste fue uno de los hallazgos del “Diagnóstico de afectaciones a partir del COVID-19”, que elaboró en diciembre de 2020 el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, A. C. (IMDHD), tras consultar a voceras de 13 colectivos de familiares de personas desaparecidas en Estado de México, Oaxaca, Puebla y Veracruz.

De acuerdo con el informe, todas las voceras entrevistadas coincidieron en que, en medio de la pandemia, han enfrentado dificultades para solventar los gastos de sus traslados para diligencias de búsqueda, principalmente porque las integrantes de los colectivos perdieron sus fuentes de ingresos y los apoyos económicos de instituciones gubernamentales, como las comisiones de atención a víctimas.

“No hemos podido salir a hacer las diferentes actividades que regularmente hacíamos antes. La mayoría de los integrantes viven de lo que trabajan. No tenemos financiamiento de ningún tipo. Nosotros aportamos como podemos. Unos más, unos menos”, declaró al IMDHD una de las mujeres entrevistadas.

De acuerdo con la organización, el contexto de la pandemia ha paralizado las búsquedas de personas en campo, ya que los colectivos han migrado todos sus esfuerzos al acompañamiento a distancia, por ejemplo por medio de redes sociales o teléfono, lo que redujo los gastos en este momento de crisis económica para las familias.

“Tuvimos problemas económicos porque el lugar donde estábamos situados, por cuestiones de pago de renta, tuvimos que dejarlo; todo mundo encerrado y nosotras dando seguimiento por teléfono, así que entregamos el lugar”, dijo una vocera.

Además de la falta de apoyos económicos, en los cuatro estados, las voceras de los colectivos refirieron que sólo una minoría de las integrantes (quienes tienen trabajos formales, están jubiladas o tienen familiares con prestaciones laborales) son derechohabientes de los servicios de salud públicos como IMSS, ISSSTE o PEMEX.

El resto de las integrantes sólo tenía acceso al extinto Seguro Popular, por lo que durante la pandemia recurren a la atención que brinda la Comisión Nacional de Atención a Víctimas o las comisiones estatales. No obstante, de acuerdo con las voceras, los procesos de atención en estas dependencias suelen ser tardados y llenos de trabas, por lo que terminan pagando servicios de salud privados, por ejemplo, los consultorios de las farmacias.

“Ayer se estaba muriendo una persona y la regresamos a su casa porque en ningún lado la quisieron atender, lo económico es lo que importa y es con lo que uno menos cuenta. Yo me espanté porque no encontramos un doctor en toda Tierra Blanca que nos atendiera a la muchacha, fuimos a varios hospitales y no nos quisieron atender porque podía ser COVID. La regresamos a su casa y le hice un té para el dolor y ya”, reveló una de las voceras.

En las entidades con mayor casos de contagios de COVID-19, como el Estado de México, IMDHD encontró que aproximadamente 20 por ciento de las integrantes de los colectivos se contagiaron del nuevo virus. En este caso, algunas no recibieron el apoyo de las comisiones de víctimas para ser tratadas o no había espacio en los hospitales para recibir la atención, resultando en la muerte de los familiares. En otros casos, el servicio brindado por el IMSS fue deficiente.

“Mal, el servicio médico del IMSS muy mal. Mi hija y yo fuimos porque necesitábamos la incapacidad, pero hemos tenido secuelas por la enfermedad. Nos dio en mayo-junio y más de tres meses después seguimos con molestia”, contó una persona.

“A una compañera la trataron en el Seguro, pero quedó mal, y como es muy humilde no podía pagar atención médica privada”, dijo otra. “Ella y su familia se tuvieron que mover y conseguir por su cuenta porque no tuvieron atención, vieron con CEAV, y no quisieron cubrir los gastos”; y “no tuvieron atención médica. Realmente no. Estuvieron padeciendo mucho. Primero estuvieron en el Estado de México, tocando puertas porque no los aceptaron. No había camas, no había respiradores, cuando pudieron ingresar, pues, ya era muy tarde, prácticamente ese fue uno de los factores que determinó la muerte. Después, como estaban muy llenos los hospitales en EDOMEX se vinieron a la Ciudad de México”, fueron algunos de los testimonios.

De acuerdo con el IMDHD, la mayoría de las voceras aseguraron que su estado de salud se ha visto afectado a partir de la desaparición de sus familiarse. Ella  padecen

enfermedades como hipertensión, diabetes, obesidad, insomnio, ansiedad y depresión; sin embargo, en el caso de los padecimientos psicológicos, éstos se han visto exacerbados durante la pandemia por los problemas económicos, la incertidumbre respecto a sus casos, la falta de actividad e interés de las autoridades y la sensación de no estar haciendo nada para buscar a los suyos.

“Todas tenemos muchos padecimientos a raíz de la desaparición de nuestros hijos, principalmente depresión, diabetes e hipertensión. La mayoría está presentando, durante el confinamiento, cuadros de ansiedad cuando antes no los teníamos, no sé si porque no estamos saliendo”, declaró una de las voceras.

“Nos ha afectado mucho el encierro, incluso para las búsquedas, cuando nos sentíamos mal buscábamos y así ya no sentíamos que estábamos de brazos cruzados. Pero ahora, las familias están muy preocupadas y ansiosas, lo que más tienen es estrés, ansiedad, depresión, y aparte no tienen dinero. No hay búsquedas para calmarnos y tampoco dinero, pero hay familias donde las señoras son las cabezas de familia y ahorita no están trabajando, y súmale el estrés de que no están trabajando bien las fiscalías”, agregó otra vocera.

Ausencia de ingresos propios

El IMDHD explicó que las integrantes de los colectivos no pueden tener trabajos formales, ya que necesitan empleos flexibles que les permitan dedicar tiempo a la búsqueda y otras actividades relacionadas. Por ello, muchas de las integrantes realizan trabajo del hogar remunerado.

Si bien este trabajo les da flexibilidad, en tiempo de pandemia ha significado una disminución considerable en su ingreso, ya que sus empleadores les han reducido el número de días de trabajo. Antes de la pandemia, la gran mayoría trabajaba toda la semana, ahora sólo trabajan un par de días o incluso perdieron el empleo.

“Una de las compañeras que estaba limpiando casas ya no está yendo con la maestra que iba a limpiarle, pero está yendo a hacer tacos de canasta por lo menos dos veces a la semana, y entonces ya es una ayudadita”, relató una vocera del Estado de México.

Otra actividad entre las integrantes de los colectivos es la venta de diversas cosas. Muchas reciben donaciones de ropa que venden en los tianguis o en bazares. Ahora, con pandemia, muchas han dejado de vender por el cierre de los tianguis. Algunas otras que vendían en algún lugar de la vía pública, las autoridades no les permiten instalarse, de acuerdo con el IMDHD. Muchas de estas mujeres sobreviven gracias a los apoyos solidarios que se hacen entre las integrantes de los colectivos o de personas externas que las apoyan.

Además de esta situación, el diagnóstico señala que todas las voceras entrevistadas coincidieron en que las desapariciones y homicidios han continuado aun en el contexto de la pandemia y que las posibilidades de buscar de manera inmediata se han reducido, por lo que su papel se limita a brindar asesoría telefónica, hacer y difundir fichas de búsqueda y presionar a las autoridades para que hagan su trabajo.

“Sí, han aumentado las desapariciones y han aumentado los homicidios, antes de que me llamaras estaba asesorando a dos familias, diario desaparecen tres o cuatro. En Huatusco cada mes, o cada quince días, hay mínimo dos o tres homicidios; “una compañera ya tenía un hijo desaparecido y le desaparecieron a otro por algunos días; “a una vecina, hace tres meses se llevaron a su hijo Hugo y ya forma parte de mi colectivo, y tiene 20 días que sepultó a su nieta que se la mataron”; y “en los últimos meses han desaparecido muchas muchachas. Algunas han sido ubicadas, pero otras siguen sin ser ubicadas”, refirieron las voceras.

Frente a la imposibilidad de hacer búsquedas en campo, los colectivos han optado por presionar con más fuerza a las autoridades. “Aunque no estemos haciendo ahorita realmente la búsqueda como quisiéramos en campo, podemos seguir presionando por medio de llamadas a las autoridades cuando nos llegan casos de niñas o muchachos que están desaparecidos”, refirieron.

No obstante, tanto en Puebla como en Veracruz, Oaxaca y Estado de México, los colectivos coincidieron en que muchos de los casos de desaparición, las búsquedas e investigaciones están detenidos porque, según argumentan las autoridades, “no pueden checar cómo están los expediente ni cómo van las diligencias debido a las restricciones de la pandemia”.

Los colectivos entrevistados para este diagnóstico fueron, en el Estado de México, el colectivo Mariposas Destellando Buscando Corazones y Justicia; Buscándote con Amor Estado de México; y la Asamblea vecinal: Nos Queremos Vivas Neza. En Oaxaca se entrevistó al colectivo Oaxaqueños Unidos Exigiendo Justicia; y en Puebla se entrevistó al colectivo Uniendo Cristales.

En Veracruz se entrevistó a Unidos por Amor a Nuestros Desaparecidos; El Solecito Veracruz; Buscando Corazones Perdidos Xalapa; Corazones Ausentes;  Familiares en Búsqueda María Herrera Xalapa; Madre Luna de la Cuenca; Grupo Buscando a Nuestros Desaparecidos y Desaparecidas Veracruz; y el colectivo Familias Desaparecidas Orizaba Córdoba.

Fuente e imagen:  CIMAC Noticias

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Jordi Riera: Tenemos que hacer todos los esfuerzos necesarios para cubrir la brecha digital que la pandemia está suponiendo

Por: educaweb

Jordi Riera (Barcelona, 1962) es Catedrático de Educación en la Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y del Deporte Blanquerna de la Universitat Ramon Llull. Ha sido decano de la misma facultad y vicerrector de la URL, presidente de la Asociación Catalana de Pedagogos de Catalunya y del Colegio de Pedagogos de Catalunya, miembro del Consejo Superior de Evaluación del Sistema Educativo de Catalunya y del Consell de Expertos de Bienestar Social de la Generalitat de Catalunya. Ha publicado numerosos libros y artículos científicos en prensa, así como en revistas especializadas sobre temas educativos. Es el investigador principal del Grupo de Investigación Consolidado de Pedagogía, Sociedad e Innovación con el apoyo de las TIC (PSITIC). Ha dirigido el Anuario: Retos de la educación en Catalunya 2018, de la Fundación Jaume Bofill.

¿Cuál cree que ha sido el impacto del COVID-19 en la educación?

En términos generales, la pandemia ha impactado en el ámbito educativo de una manera determinante, convulsa y disruptiva, tanto en un sentido negativo como positivo.

Negativamente, y más allá del grave problema sociosanitario que estamos viviendo, porque a nivel educativo ha supuesto una ruptura repentina, no prevista, con la presencialidad justo en medio de un curso escolar, con todo el que esto supone de improvisación y emergencia de actuación. Esta emergencia también ha puesto en evidencia la necesidad de mejorar en competencias digitales docentes en general y también la clara brecha digital que existe en la sociedad, donde en torno a un 10-15% de chicos y chicas de Primaria y Secundaria han desconectado de la escuela, por falta de recursos tecnológicos o infraestructurales necesarios para seguir «conectados» de forma no presencial.

Pero positivamente también por lo que está suponiendo de provocación de cambios y movilización de energías individuales y colectivas en torno a la innovación en el uso de recursos sociotecnológicos – digitales centrados en la comunicación y el aprendizaje en línea, como apoyo o sustitución provisional de la presencialidad. Después de la pandemia, todos habremos avanzado unas cuantas pantallas en esta dimensión transformativa, que quizás se nos resistían años atrás y que ahora las circunstancias nos han forzado, por pura necesidad, a mejorar y a profundizar.

¿En qué medida siguen vigentes los ejes de la nueva relación educativa y de las nuevas dinámicas de la innovación educativa que expuso al inicio de la publicación?

No solo siguen vigentes, sino que todavía se ha puesto más en evidencia en el momento actual de la pandemia. Sostengo que, mientras queramos seguir arraigados a los viejos parámetros de esta relación, superar momentos y retos como los que supone la pandemia, es más difícil encontrar soluciones. Aquí radica, a mi parecer, la enorme dificultad que estamos sufriendo para ligar normativas sociosanitarias con los objetivos, metodologías y espacios de aprendizaje. En la introducción del Anuario, ciertamente, defendí que los tres esos clavos de la relación educativa tenían que evolucionar para avanzar hacia la sociedad y la educación que aspiramos. Tanto en lo que se refiere al tiempo, al contenido como a la forma de esta relación. Y mire usted como esto se ha puesto todavía más de manifiesto en tiempo de pandemia.

En primer lugar, defendíamos allá que había que revisar la coordenada tiempo de esta relación. Nos preguntábamos si podíamos conseguir una escuela donde el horario, los tiempos y los espacios de aprendizaje permitan el emprendimiento en el acto de aprender, la libre relación educativa, intergeneracional y cargada de momentos únicos y significativos en los que en ningún caso nunca más interrumpiera el timbre. Imaginábamos pues una nueva concepción del tiempo de la relación menos sujeto a horarios encapsulados y más abierto e integrador de las experiencias educativas, que priorice la calidad de las mismas (enfoque Kairos del tiempo de educar) a la cantidad (enfoque de Cronos actual). Si ya tuviéramos esta nueva escuela, la pandemia no habría sido tanto problema en la reimaginación de lo que toca hacer ahora.

En segundo lugar, hablábamos de los cambios necesarios en la revisión del contenido de la relación. Hace poco el Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya enunciaba que, dada la situación que vivimos, quizás nos teníamos que plantear una revisión del currículum competencial que vaya al core de lo que es objeto de aprendizaje y de manera interdisciplinar, es decir, no tanto dividida por asignaturas y materias, dado que habrá que trabajar con grupos más reducidos y estables, con menos diversidad de profesores itinerantes por los grupos. Esto, si lo sabemos aprovechar, querría decir una revisión transformadora de todo el currículum, desde esta perspectiva más holística e integradora del saber. Aquí pues tenemos también una nueva y gran oportunidad, en la línea que defendíamos en la introducción del Anuario en cuanto a la revisión del contenido de la relación educativa.

Y, finalmente, planteábamos una revisión del eje formal de la relación. Defendíamos allá que el momento prepandemia ya hace tiempo que pone en entredicho el propio concepto de una relación sostenida esencialmente por la díada histórica educadoreducando. Hemos de avanzar hacia nuevas formas de relación que amplían el concepto de la clásica díada y también de concepción del aula hacia un sistema multiagente de interacciones en el marco de un gran ecosistema de aprendizaje, en el que las aportaciones diversas, complementarias y significativas de la misma familia, de la comunidad, del territorio, en contextos de aprendizaje formal, no formal e informal, tanto de apoyo presencial como sociodigital, son el nuevo marco formal donde acontece la relación educativa, y donde el maestro se convierte en el principal líder-referente de continuidad de las varias experiencias, pero no el agente único. Si esto lo tuviéramos del todo asumido e integrado en la escuela actual, bien es verdad que la pandemia tampoco supondría una crisis tan decisiva en el momento de afrontar la problemática a la que nos abocan todas las medidas de seguridad sociosanitarias que tenemos que implementar. Entre todos, y desde una visión comunitaria-territorial del reto educativo, se encuentran más recursos y estrategias de superación del reto actual.

 «Desde una visión comunitaria-territorial del reto educativo se encuentran más recursos y estrategias de superación del reto actual».

 ¿Qué temas tratados en el Anuari 2018 requieren un replanteamiento tras la irrupción del COVID-19? ¿Por qué?

Lo que necesitamos no es un replanteamiento, sino que ¡todos ellos ganen en actualidad máxima de toma de conciencia de los mismos! Tanto desde la concepción de la evaluación que defendíamos en el primer capítulo, como desde la necesidad de avanzar en la aportación sociodigital en la educación, como una mejora de la orientación y, específicamente, en los contextos más vulnerables. Allá defendíamos justamente esta visión en red de corresponsabilidades e imaginábamos un sistema educativo más descentralizado y más empoderador de los centros y de los territorios. Y también, por eso, ¡teníamos que imaginar los mejores profesionales de la docencia y la mejor investigación! Ninguno de los temas tratados pues en el Anuari2018 queda en un segundo plano, más bien al contrario: habría que recuperarlos todos para avanzar.

Diversas entidades y organismos han constatado que la educación presencial no puede sustituirse por la virtual sin merma de la calidad educativa, sobre todo en las primeras etapas educativas. ¿Cómo se podría mejorar esta formación de manera ágil, teniendo en cuenta que todavía no existe vacuna para el COVID-19?

Mejorando la formación de los propios formadores. La calidad educativa tiene que ver con el máximo aprovechamiento de la relación educativa tanto en el sentido de aprendizaje como de la misma relación que se establece en ella.

Es evidente que la relación presencial es insustituible al 100%, con todo lo que aporta el contacto directo y próximo, por una relación virtual. Pero esto no quita que esta última no se pueda desarrollar con el máximo de calidad posible más allá de las limitaciones obvias que supone trabajar a distancia. Y, por eso, hay que seguir ofreciendo a nuestros profesores un plan de formación continua, justamente de carácter virtual, de forma que, implícita y explícitamente, la misma formación continuada sea fuente de aprendizaje sostenido por parte del maestro.

Al mismo tiempo que son necesarios los foros y debates virtuales en torno a esta praxis, ayudando a los maestros y las maestras a hacer su propia tira de recursos y estrategias según la edad y contexto de sus alumnos. Y también hay que seguir ampliando y mejorando todos los repositorios de recursos virtuales de acceso libre de los que disponemos actualmente, alimentándolos con todas las experiencias innovadoras que los mismos educadores y educadoras están desplegando a lo largo de estos tiempos de pandemia.

También se ha denunciado el crecimiento de las desigualdades educativas a raíz del coronavirus. ¿Qué medidas extra cree que deberían tomarse, además de las propuestas en la publicación?

En el Anuario proponemos muchas medidas proactivas y no reactivas como tenemos que tomar ahora. Pero, sin dejar de defender que las actuaciones a medio y largo plazo son las que nos tienen que permitir afrontar esta crisis con las mejores garantías, ahora mismo tenemos que hacer todos los esfuerzos necesarios para dar cobertura a la brecha digital que la pandemia está suponiendo.

Tenemos que diagnosticar dónde faltan aparatos, conexión o las dos cosas, y hacer llegar las dos cosas con los recursos que haga falta y con packs de comunicación. No nos podemos permitir lo que hasta ahora, en muchos contextos vulnerables, ha supuesto la brecha digital.

En estos entornos, la comunicación digital de la escuela con las familias ha cogido forma -en el mejor de los casos- como máximo de un móvil y un whatsapp, o incluso sin whatsapps, haciendo uso de los SMS’s. Y poca cosa más. Y esto está generando una brecha dentro de la brecha, lo cual es muy preocupante. Por lo tanto, es necesaria la máxima atención a estas bolsas de necesidades tecnológicas, si no queremos salir de la pandemia con una agudización grave de la desigualdad.

La orientación académica y profesional también ha sufrido el impacto del COVID-19. ¿Cómo podría ofrecerse un acompañamiento adecuado, sobre todo en periodos de transición?

Tal y como proponemos en el Anuario, incrementando los nodos de orientación y asumiendo que el paradigma de la orientación acontece cada vez más multiagente y multiprofesional. No hacemos bastante con los orientadores profesionales, que en todo caso nos tienen que liderar. Tenemos que asumir el rol orientador toda la tribu, para atender en diferentes momentos y lugares las necesidades y dudas de nuestros jóvenes.

Y, por tanto, tenemos que diseñar e implementar un modelo de orientación en red de conexiones con diferentes recursos y espacios de orientación. La escuela se queda corta en este reto. Muchos retos de la orientación pueden ser asumidos desde un enfoque comunitario en red con la escuela, y desplegarla en código de proximidad con los jóvenes. Sus transiciones y dudas más relevantes encuentran más cobertura en la red de capital social de la comunidad que en una atención particular. Hace falta que fomentemos pues un nuevo modelo de orientación a lo largo de toda la vida, que se base en la capacidad orientadora que puede desplegar una comunidad madura y rica en capital social, donde la escuela puede hacer un papel dinamizador, pero no solitario, de la orientación.

«Tenemos que diseñar e implementar un modelo de orientación en red de conexiones con diferentes recursos y espacios».

Si hoy le pidieran dirigir el anuario 2020 y seleccionar los retos a tratar, ¿cuáles calificaría de imprescindibles?

Desgraciadamente hemos avanzado poco en el marco de los retos que planteamos a lo largo de los 10 capítulos del Anuario del 2018, pero probablemente todavía enfatizaría más el reto de reconceptualizar la escuela como parte de una red de corresponsabilidades, con clara vocación de escuela comunitaria.

La pandemia lo está poniendo de manifiesto: las escuelas abiertas y muy integradas en el contexto comunitario al que pertenecen están encontrando mejor soluciones y más seguras (puesto que de seguridad sociosanitaria se trata también) que las que están endocentrades en ellas mismas.

Los retos de futuro, como estamos defendido e investigando hace muchos años desde mi grupo de investigación PSITIC de Blanquerna de la Universitat Ramon Llull, pasa por un cambio de modelo de la escuela y de la concepción de la educación que toca al currículum, la evaluación, la organización escolar, el rol del maestro y, en general a nivel macro, la reconceptualitzación del conjunto del sistema educativo en formato de red educativa descentralizada y de gran componente comunitaria, tal y como se recoge en el Anuario del 2018. Y si a alguno le quedaba alguna duda, el contexto en que vivimos, por suerte o por desgracia, todavía lo ha puesto más en evidencia.

Fuente e Imagen: https://www.educaweb.com/noticia/2020/10/28/tenemos-hacer-todos-esfuerzos-necesarios-cubrir-brecha-digital-pandemia-esta-suponiendo-19347/

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México: Enfermeras que atienden COVID-19 enfrentan incertidumbre laboral y cansancio

Texto: Angélica Jocelyn Soto Espinosa/ Foto: César Martínez López

Enfermeras mexicanas conmemoraron el Día Nacional de la Enfermería expuestas a riesgos de contagio por COVID-19, sobrecarga laboral, afectaciones emocionales, distanciamiento con su familia e incertidumbre con respecto a su estabilidad en el empleo. 

Cada 6 de enero, México conmemora el Día Nacional de la Enfermería. Este 2021, sin embargo, la efeméride llegó en medio de una pandemia que ya cobró la vida en nuestro país de al menos 130 mil personas.

La enfermería, constituida casi totalmente por mujeres, es la principal actividad al frente de la atención de todas las personas que han sido contagiadas con el nuevo virus, lo que las expone a mayor riesgo de contagio porque son quienes mantienen todo su turno laboral en contacto directo con las y los pacientes, su entorno, sus fluidos y sus secreciones.

De acuerdo con el reporte del 4 de enero del 2021 que da a conocer semanalmente la Secretaría de Salud, seis de cada 10 profesionales de salud que han padecido la enfermedad por COVID-19 son mujeres; 40 por ciento del total de este personal contagiado son enfermeras.

Cimacnoticias platicó con cuatro enfermeras que laboran en distintas instituciones públicas de salud en la Ciudad de México que atienden pacientes COVID, para conocer cómo han cambiado sus condiciones laborales y de vida tras la pandemia.

Sandra, enfermera que labora desde abril pasado en una unidad temporal para la atención de pacientes COVID. Este enero cumplió ocho meses de no ver a su familia. También tuvo que cambiar de residencia y, en algunos casos, ha tenido que hacer uso de los cuartos de hoteles que en la CDMX se pusieron a disposición del personal sanitario que atiende la pandemia.

Antes de la COVID-19, en una jornada laboral promedio, Sandra atendía un máximo de seis pacientes al día y en estado de salud no tan grave. Actualmente, en una área de hospitalización atiende cotidianamente entre 8 a 11 pacientes en estado de salud de moderado a delicado. En el caso de pacientes en terapia intensiva, antes atendía a 1 persona y ahora 2 en estado de gravedad.

Aunque Sandra trabaja las mismas horas que antes de la pandemia y su sueldo aumentó de 16 a 24 mil pesos al mes, las jornadas son más extenuantes toda vez que han tenido que prepararse para la aplicación de nuevos procedimientos y conocer cerca una enfermedad nueva para todas las personas, incluyendo para  el personal sanitario.

En esto coincide Rosario, enfermera obstetra en un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social, que atiende a mujeres embarazadas con COVID.  De acuerdo con Rosario, al inicio de la pandemia el personal directivo y altos mandos del hospital para el que labora no supieron cómo lidiar con las necesidades del personal de enfermería y no les proporcionaron material de calidad, lo que derivó en contagios y hasta muerte de sus compañeras y compañeros.

Fue varios meses después de la pandemia que se tuvo un mejor manejo de las condiciones de trabajo de las enfermeras, de acuerdo con Rosario, quien aseguró que la atención de pacientes COVID es más cansada porque –y en esto coincidieron todas las entrevistadas– el uso del Equipo de Protección Personal es pesado y deshidrata.

Amalia, que atiende a niñas y niños con COVID en el Hospital Infantil de México desde abril de 2019, relató que cuando empezaron a escuchar de los primeros casos de contagio imperó entre el personal un “miedo ante lo desconocido”, que poco a poco fue convirtiéndose en respeto.

La enfermera detalló que, como en el caso de muchas otras compañeras, la COVID le abrió las puertas para laborar en las instituciones públicas, para aumentar su sueldo, que en su caso –al venir de una institución privada– se duplicó, y de crecer profesionalmente.

Sin embargo, por la contingencia sanitaria, tuvo que modificar sus hábitos de vida. Por ejemplo, dejó de visitar por varios meses a su mamá y su papá, a quienes veía una vez por semana. Además de vivir con el constante miedo de ser portadora del virus y contagiar a alguien más.

Laura, una enfermera con 26 años de trayectoria, dijo que tras la pandemia se tuvieron que modificar no sólo los espacios de trabajo dentro del hospital sino también en su casa, con la instalación de tapetes sanitizantes o hacer un cambio de ropa al llegar del trabajo; no obstante, el mayor reto de su trabajo en esta época ha sido presenciar la pérdida de los pacientes.

“El riesgo ha aumentado y el trabajo también. Es muy estresante porque tienes paciente grave y de repente se ponen mal dos o tres pacientes al mismo tiempo. Algunas veces no te das a basto para atender la situación tan eficientemente como quisieras.

Tuve la experiencia de trabajar en un hospital de Tijuana por quince días, y fue una experiencia muy fuerte pues la demanda de la atención médica era muy grande. Gran parte del personal adscrito al hospital estaba con incapacidad por COVID y tuvimos que entrar nosotros (que laboran en la CDMX) y después de nosotros llegaron otros grupos. Ahí sí vi mucha gente morir en cuestión de minutos, a pesar de ayudarlos de manera muy profesional y expedita, era inútil, morían. Nunca jamás antes había llorado tanto por la muerte de mis pacientes, esa sensación de impotencia, coraje mezclados con desesperación ha sido una experiencia que me ha marcado mi vida profesional”, detalló la enfermera.

Antes de la pandemia, en  julio de 2019, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) contabilizó que en el país había 472 mil 781 personas se dedicaban a la enfermería con un grado técnico o especializado de las cuales el 79.1 por ciento mujeres; no obstante, la Secretaría de Salud estimaba que México tenía un déficit de 730 mil enfermeras y enfermeros para cubrir las necesidades sanitarias del país.

Además del déficit del personal, desde 2016 y durante los años recientesmiles de enfermeras han protestado en manifestaciones públicas para exigir una mejora salarial de acuerdo a su nivel de estudios, que en muchos casos es de maestría o más de una especialización; y el reconocimiento social de su labor.

Tras los primeros tres meses de la pandemia, el gobierno federal contrató un total de mil 502 enfermeras especialistas y 18 mil 664 enfermeras generales, de acuerdo con la SS, y el IMSS ofreció a 161 mil 807 personas un bono salarial del 20 por ciento.

No obstante, las enfermeras consultadas coincidieron en que lo prioritario para ellas es que se atienda su salud mental, toda vez que enfrentan desgaste físico y emocional por la pandemia, además de que desconocen qué pasará con sus empleos una vez que las hospitalizaciones disminuyan y se requiera en menor medida de sus servicios, ya que nadie les puede garantizar que su sueldo actual se mantenga o, mejor aún, gocen de una plaza fija.

Fuente.  CIMAC Noticias

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