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Un año de COVID: Informe demoledor de la Organización Mundial de la Salud sobre las políticas en los países occidentales

Fuentes: De Wereld Morgen

La Organización Mundial de la Salud expone en un informe tajante el cúmulo de fallos. Describe cómo los gobiernos y las organizaciones de salud pública de todo el mundo han sido lentos e ineficaces a la hora de responder al coronavirus. Sorprende la torpeza de muchos países occidentales.

Sin preparación

El informe, elaborado por un grupo de expertos,icomienza afirmando que el mundo no estaba preparado para esta pandemia. Sin embargo, durante décadas se había predicho que era inevitable una pandemia viral de este tipo.

Hace cinco años la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que había una necesidad urgente de investigar más sobre los coronavirus. Para los gigantes farmacéuticos esa investigación no era rentable en aquel momento y, por lo tanto, apenas se realizó. El afán de lucro primó sobre el interés general.

Ignorar las advertencias

Entonces llegó la pandemia. A principios de enero de 2020 se descubrió un nuevo coronavirus en Wuhan. El 24 de enero quedó claro que este virus podía transmitirse de persona a persona y que además era muy contagioso. Una semana después, el 30 de enero, la OMS declaró una emergencia médica internacional.

Algunos países no esperaron a esa declaración y pasaron inmediatamente a la acción. Así es como Vietnam ya introdujo el distanciamiento social y el endurecimiento de los controles fronterizos desde mediados de enero. Ya el 12 de enero (¡!) Taiwán envió a dos epidemiólogos a Wuhan para estudiar el virus. Desde principios de febrero en muchos aeropuertos de África se examinó sistemáticamente a los viajeros extranjeros

Tanto la OMS como otros organismos emitieron repetidas advertencias señalando la gravedad de la situación. Pero la mayoría de los países occidentales pensaban que eran inmunes. “Demasiados países desatendieron esa señal”, dice el informe.ii

Los países occidentales sólo tomaron medidas reales a partir de mediados de marzo, después del desplome de los mercados bursátiles (el 12 de marzo). Según el grupo de expertos, “solo unos pocos países aprovecharon plenamente la información disponible para responder ante las pruebas de una epidemia emergente”.

Un tiempo precioso perdido

De este modo, se perdió un tiempo especialmente valioso, al menos un mes y medio. Sin embargo, cada día cuenta en el inicio de una epidemia. En la fase inicial de la primera ola, es decir, antes de que se impusieran las medidas de protección, el virus se multiplicó por diez cada diez días. Es decir, si los gobiernos occidentales hubieran intervenido diez días antes, la tasa de infección (la curva) y el número de muertos habrían sido diez veces menores.

Debido a esta reacción tardía las salas de la UCI se llenaron rápidamente a expensas de otros pacientes que requerían operaciones urgentes, lo que también incrementó el número total de muertes. La consecuencia queda clara en el gráfico.iii Richard Horton, redactor en jefe de la célebre revista médica The Lancet, concluye que la mayoría de las muertes por COVID en Bélgica se podrían haber evitado.

El informe también reprocha a las autoridades sanitarias su lentitud a la hora de responder a los primeros indicios de que personas sin síntomas también podrían difundir el nuevo coronavirus. Sin embargo, informes de China y Alemania ya habían documentado este fenómeno en una fase temprana. Pero las principales autoridades sanitarias, incluida la propia Organización Mundial de la Salud, dieron consejos contradictorios y a veces engañosos.

Políticas torpes

La mayoría de los gobiernos occidentales se negaron a aprender de las experiencias de los países que habían sido los primeros en verse afectados. Medidas evidentes como el distanciamiento social o el uso de mascarillas se convirtieron en nuestras regiones en temas de debate político. Se descartaron los confinamientos porque no encajaban con nuestros “valores occidentales”… hasta que, por supuesto, no tuvimos otra opción.

En muchos países faltaron suministros esenciales al principio de la pandemia, como mascarillas, ropa protectora, oxígeno, respiradores, etc. El libre mercado no es aparentemente eficiente para hacer frente a una crisis sanitaria imprevista. Años y años de austeridad neoliberal también hicieron que faltara personal sanitario (suficientemente formado): quedó dolorosamente claro en nuestras residencias para personas mayores.

Salvo excepciones, los gobiernos no han logrado establecer un sistema eficaz de pruebas, detección y aislamiento necesario para controlar el COVID-19. En Bélgica este sistema aún no está a punto.

No hay confianza en el gobierno

En Occidente la desconfianza de la población hacia sus gobiernos era ya bastante elevada. La torpeza de las políticas relacionadas con el COVID no hizo más que aumentar esta falta de confianza. Sin embargo, esa confianza es esencial para lograr buenos resultados en una lucha contra una pandemia, algo que también nos enseñan las experiencias de los países asiáticos.

Como resultado de esta desconfianza, se reduce el cumplimiento de las medidas, proliferan las teorías conspirativas y abundan las ideas erróneas. Lo primero lleva a más infecciones y a una prolongación de las medidas de seguridad. Los otros dos factores hacen que las dudas sobre las vacunas sean alarmantes en muchos países.

El informe de la OMS lo resume así: “En algunos países la crisis de la COVID-19 ha puesto de relieve un déficit de confianza entre las personas, las instituciones y sus líderes. La falta de confianza también ha alimentado ‘la infodemia’iv y ha creado un círculo vicioso de desinformación y respuestas inadecuadas. Ese profundo déficit de confianza en combinación con el uso que se hace de las redes sociales […] y las repercusiones que esto conlleva muestran también el fracaso de una respuesta analógica [medios clásicos, n.d.r.] en una era digital”.

¿Tu dinero o tu vida?

Según el informe, los gobiernos se guiaron y se guían demasiado por consideraciones económicas, con la idea de que unas medidas demasiado estrictas perjudicarían demasiado a la economía. Un error.

“Una observación del Grupo previa a la realización de su estudio es que los resultados económicos han sido mejores en aquellos países que han aplicado debidamente medidas estrictas de control de la salud pública, que son, a su vez, los países en los que también se han registrado unos resultados sanitarios […] sustancialmente mejores que los resultados de los demás. El mismo patrón parece aplicarse al ritmo de recuperación: aquellas medidas de salud pública más estrictas vienen acompañadas de recuperaciones económicas más sólidas.”

La falta de una política firme ha provocado meses de (semi)confinamientos e incertidumbre en los mercados, lo que el año pasado costó a la economía mundial un 7%, es decir, 6 billiones de dólares. “Este es claramente un caso en el que la inversión de unos miles de millones puede suponer un ahorro de billones”, concluye el informe.

La debacle de las vacunas

En el pasado Tedros, Secretario General de la OMS, había expresado en repetidas ocasiones su enfado por el comportamiento acaparador de los países ricos con respecto a las vacunas. Mientras que los países ricos tendrán suficientes dosis este año para vacunar a sus ciudadanos de tres a cinco veces, una gran proporción de la población de los países más pobres no verá ninguna dosis.

El informe de la OMS es especialmente tajante al respecto: “No será posible aprovechar al máximo el potencial que ofrecen las vacunas si se deja que los criterios para determinar quién accede a ellas vengan dictados por el poder económico y los estrechos intereses nacionales […]. No podemos permitir que arraigue el principio de que resulta aceptable que los países de ingresos altos puedan vacunar al 100 % de su población, mientras los países más pobres deben arreglárselas con una cobertura de apenas el 20 %. El hecho de que una persona haya ido a nacer en Liberia, en Nueva Zelanda o en cualquier otro lugar no debería ser el factor que determine su lugar en la lista de las vacunación”.

Gráfico: ¿Cuándo se podrá disponer ampliamente de las vacunas contra el coronavirus?

El nacionalismo de las vacunas también es miope. En palabras de Tedros: “Cuanto más esperemos a proporcionar vacunas, pruebas y tratamientos a todos los países, más rápido se afianzará el virus, más cepas surgirán, más probable será que las vacunas actuales sean ineficaces y más difícil será la recuperación de todos los países. Nadie está a salvo hasta que todo el mundo esté a salvo.”

El informe confirma esta opinión: “Solo la aplicación de principios de universalidad y equidad podrá hacer que el mundo salga unido de esta crisis”.

Mea culpa

El panel también hace autocrítica. La propia OMS no emprendió reformas fundamentales para prepararse para una pandemia. Pero el problema es más profundo. A la institución “le ha faltado poder para hacer el trabajo que se espera de ella”. Funciona sobre la base del consenso de los gobiernos nacionales y no tiene poder para hacer cumplir las normas. Según el informe, existe una enorme diferencia entre lo que se espera de la organización y la cantidad de dinero que recibe.

Todo esto “ha dejado al mundo peligrosamente expuesto, como demuestra la pandemia de COVID-19. Las consecuencias de esta pandemia deben servir para aprovechar una de esas oportunidades que se presentan una sola vez por generación: la de que los Estados miembros reconozcan como algo que redunda en beneficio común el hecho de que el sistema internacional disponga de un conjunto de herramientas debidamente reforzadas para cumplir firmes funciones de alerta de pandemia y contención de brotes”.

* * *

La coronapandemia es la mayor crisis sanitaria de los últimos cien años. Todas las crisis ponen a prueba la resistencia y la preparación de una sociedad. Para la mayoría de los países occidentales los resultados de esta prueba son devastadores.

Esperemos que esto nos ayude a deshacernos de nuestro obstinado sentimiento de superioridad hacia el resto del mundo. Pero más importante aún es que aprovechemos esta crisis para reflexionar detenidamente sobre dónde y por qué salieron mal las cosas, y qué se necesita para evitar una debacle semejante en el futuro.

El informe de la OMS confirma los análisis de Richard Horton, Michel Collon y otros.v Es sorprendente que los principales medios de comunicación no cubran o apenas cubran estas voces y se nieguen a abrir el debate fundamental sobre las políticas del COVID. Todavía queda mucho trabajo por hacer.

Traducido del neerlandés por Sven Magnus

Fuente: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2021/03/12/een-jaar-covid-vernietigend-rapport-van-de-wereldgezondheidsorganisatie-over-de-aanpak-in-de-westerse-landen/

Notas:

i El informe se presentó el 19 de enero. Fue preparado por un Panel de la Organización Mundial de la Salud, encabezado por Helen Clark, exprimera ministra de Nueva Zelanda y por Ellen Johnson Sirleaf, exresidenta de Liberia. El texto completo se puede leer aquí.

ii Por supuesto, el informe no habla explícitamente del fracaso de los «países occidentales». Pero si se consideran los países a los que se aplican las críticas del informe, se llega automáticamente a esa conclusión.

iii Fuente: The Economist; Worldometers.

iv El término ‘infodemia’ procede de la Organización Mundial de la Salud. Se trata de una abundancia de información, tanto on line como off line, con el objetivo de imponer una visión dominante. “Incluye los intentos intencionados de difundir información errónea para socavar la respuesta de salud pública y promover agendas alternativas de grupos o individuos.”

v Richard Horton, ‘La catástrofe de COVID-19. What’s Gone Wrong and How to Stop it Happening Again’, Polity 2020; Michel Collon, ‘Planète Malade – Enquête & Entretiens’, Investig’Action 2020.

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Covid veio para mostrar o pior da humanidade e arranhar as bolhas em que vivemos

De: Ilka Oliva Corado

Tradução do Beatriz Cannabrava, Revista Diálogos do Sul

Muitos definiram este 2020 como o ano maldito, por causa do vírus. Mas esse vírus é apenas um dos milhares que existem, não é o único que mata: por exemplo, a insensibilidade mata mais pessoas. Dar as costas e fingir ignorar o que nos confronta: o racismo, o classismo e o esquecimento. Meter-nos em nossas bolhas e fechá-las com sete chaves porque tudo o que aconteça lá fora, o que vivam outros, não nos interessa. Por isso é que vemos tantas crianças morando na rua e morrer aí mesmo e não nos causa espanto nem pena, nem muito menos a indignação que nos faça agir.

De repente este vírus veio arranhar um pouco as portas de nossas bolhas, por aí levou embora algum ser querido, talvez pessoas que como nós viraram as costas quando deviam agir para ajudar os outros; morrer ou morrer por causa do vírus não as faz mais nobres depois de mortos. Mas nós as santificamos porque esse vírus maldito as levou. Mas, e a fome que sentem os que fazem do lixão seu lar? Por que não reagimos quando famílias inteiras falecem por causa de um talude entre os vulcões de lixo? Em que momento permitimos que isso acontecesse? Que os lixões sejam lares de tantas famílias, cidades completas…

A pandemia, uma de tantas, Porque não nos doeu, como doeu 2020, a tráfico de crianças, adolescentes e mulheres para exploração sexual? Isso é palpável, visível, estão em cada esquina, não podemos ignorar. Ou será que como vírus, até que toque a um de nós? Então e só então faremos visível o que desprezamos porque não era nosso assunto e perceberemos que estamos sozinhos, porque os outros fingirão não ver porque tal como fazemos hoje, não será assunto deles. É o germe do patriarcado e da mesquinharia.

Este vírus veio para mostrar o pior de nós, foi apenas uma oportunidade para mostrarmos como somos na realidade. Por exemplo, pessoas que foram parar a um hospital tomam fotos de outros pacientes que estão na UTI, as publicam nas redes sociais expondo a gravidade da doença. Por que não tiram fotos de si próprios? Expor assim os outros… E o fazem enfermeiras, médicos, pacientes, o que indica que não porque têm maior escolaridade têm respeito pela privacidade dos outros.

E o que dizer dos que tiram fotos aos idosos em suas famílias que estão em suas camas, gravemente doentes e as publicam nas redes sociais. Por que chegar tão baixo? E pior ainda, os que têm o vírus de forma branda, mas por preguiça tiram fotos despenteados, com a barba de uma semana, sujeiras de oito dias, e as publicam nas redes sociais dizendo que são sobreviventes da Covid. Quando na verdade uma pessoa que está gravemente doente não pode nem mexer um dedo. Isso é faltar ao respeito a todas as pessoas que morreram e que estão gravemente doentes pelo vírus. Mas assim é a consistência humana: rala e rachada.

Foi lindo ver os povos originários doando suas colheitas, chegando nos povoados com caminhões cheios de verduras e frutas para alimentar famílias inteiras. Enquanto em outros lugares as pessoas saiam com bandeiras brancas pedindo ajuda e o que faziam os que podiam ajudar era fechar-se a sete chaves em suas casas cômodas, publicando fotos nas redes sociais de sua abundante comida, seus vinhos caros e suas chaminés soltando fumaça enquanto recordavam nostálgicos seus viagens pelo mundo. Muitos deles hoje choram a morte de um ser querido, mas ainda com essa dar não dignificam a estender a mão àqueles que o necessitam, porque o dinheiro, a avareza e o egoísmo regem suas vidas. Em compensação onde a colheita foi abundante e foi doada, a dor de um é a dor de todos.

Não foi um ano maldito, nem o vírus é maldito, os inconsistentes somos nós; teve que vir um vírus para cuspir-nos na cara as pessoas que somos e pôr em evidência nossa miséria humana que carece de valores, de palavras e de ação. Porque milhares no mundo sentem fome, perto de nós há povos inteiros passando fome e não é um vírus do momento, a fome pode ser curada, pode ser eliminada, e também a desnutrição infantil crônica; não se necessita um milagre nem uma vacina, o que se necessita é dignidade, indignação, solidariedade.

Os famosos desastres naturais não são naturais, podem ser evitados porque são causados por todo o dano que fizemos ao planeta; os líderes políticos têm sim que agir, mas nós como sociedade também. Porque o mínimo que façamos ou se ficamos passivos tudo isso afeta o planeta. Para não ir tão longe, este ano sobraram milhares de máscaras no mar. Nem o ano nem o vírus são malditos.

2020 deveria ser um ano em que a humanidade começou a se regenerar, que começou a tomar consciência do dano que fazia a si mesma, ao planeta e a outros seres vivos. Mas não foi assim e não o será e poderão vir mil vírus mais, levar embora famílias completas que não aprenderemos, porque o egoísmo, a altivez, a insensibilidade e a mediocridade estão no nosso DNA.

De outro planeta, claro está, parecem os que dão a mão, mantém o ombro, compartilham a pouca comida, doam suas colheitas e sentem como própria a tragédia alheia. E não têm grandes mansões, nem chaminés soltando fumaça, vinhos caros, viagens pelo mundo, nem mestrados ou doutorados. São as pessoas comuns, em muitos casos também as mais excluídas e empobrecidas. É o povo. Com o que nos continuam dando a lição de que não se trata de ter, mas sim de vontade. Por eles a esperança de um mundo melhor ainda não foi arrancada de raiz. E as almas que se negam a deixar de sonhar continuarão acreditando em uma primavera de brotos abundantes.

Fuente: https://cronicasdeunainquilina.com

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#Covid19Hoy: Brasil reabre las escuelas con una gran brecha en el acceso a la educación

Por: Alba Santana/  france24.com 
En Brasil, uno de los epicentros de la pandemia, las escuelas vuelven a retomar las clases después de casi un año de cierre, una reapertura que acusa una enorme brecha educativa. Entretanto, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador hizo este lunes su primera reaparición en público tras contraer el coronavirus y la OMS hizo un nuevo llamado a la repartición equitativa de la vacuna en los países pobres para superar la pandemia.

Poco más de un mes después de haber iniciado el 2021, el mundo continúa haciendo frente a la pandemia mundial provocada por el nuevo coronavirus. Mientras los programas de vacunación siguen avanzando en todo el planeta, las nuevas variantes del virus y los rebrotes periódicos siguen siendo un reto global.

Actualmente, el virus suma más de 106,3 millones de casos y más 2,3 millones de muertes a nivel global.

Según la Universidad Johns Hopkins, el país más afectado sigue siendo Estados Unidos, seguido por India, Brasil, Reino Unido, Rusia, Francia y España.

Brasil, uno de los países más azotados por la pandemia de Covid-19, se dispone a abrir paulatinamente las escuelas y a retomar las clases presenciales tras casi un año suspendidas a causa del virus.

Según la Unesco, el país tropical fue una de las naciones que mantuvo más tiempo cerrados los centros educativos, dejando sin acceso a la educación a 5,5 millones de niños y adolescentes durante 43 semanas, el doble de la media mundial.

De los veinte estados que esperan reabrir sus centros educativos entre febrero y marzo, este lunes fue el turno de São Paulo, la región más rica e industrializada de Brasil, pero también una de las más afectadas por el virus.

Así lo anunció el gobernador de la región João Doria en redes sociales este 8 de febrero, dando por comenzado el “año lectivo” en São Paulo. Aunque la reapertura de las escuelas no ha sido fácil para el gobierno estatal, que tuvo que enfrentarse al sindicato de profesores ante los tribunales.

Con una ocupación máxima del 35% en las aulas, son muchas regiones que han decidido apostar por un régimen híbrido entre la educación presencial y remota para poder garantizar el distanciamiento social. Aunque la educación remota representa un gran problema para la sociedad brasileña, ya que casi el 40 % de los estudiantes de escuelas públicas urbanas de Brasil no tiene computador ni tableta en casa.

Además, esta desigualdad en el acceso a la educación también se advierte en el hecho de que uno de cada cuatro brasileños aún no tiene acceso a internet, de acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

Sin acceso a la tecnología necesaria para dar clases a distancia ni a Internet, la asistencia a las clases virtuales será un reto para muchos de los estudiantes brasileños.

Con EFE y AFP

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The Year of the Pandemic

By: Ilka Oliva Corado

Translated  by Marvin Najarro

Due to the virus, this 2020 has been designated by many people as the cursed year. But it is only one among the thousands that exist; it is not the only one that kills, more people are killed, for example, by the lack of empathy. By turning a blind eye and feigning ignorance to what hits us head on: racism, classism and oblivion. Locking ourselves in our bubbles and keep them under lock and key, because everything that happens outside, what others experience, doesn’t concern us. That is why we see so many children living on the streets and dying right there without feeling any horror or pain, not to mention the indignation that would make us act accordingly.

Suddenly this virus came to scratch our bubbles’ doors, taking the lives of some of our beloved ones; perhaps people who like us looked the other way when they must have acted to help others. Die, or die from coronavirus do not make them nobler after death. But we sanctify them because that cursed virus killed them. But what about the hunger experienced by those who make garbage dumps their home? Why don’t we flinch when an avalanche of garbage kill entire families? To begin with, how and when did we allow this to happen? That garbage dumps became the homes of so many families; entire cities…

The pandemic, one of many. Why hasn’t the trafficking of children, adolescents and women for the purpose of sexual exploitation hurt us, as it did the 2020? It is a fact, visible, it is everywhere, we cannot ignore it. Or it will be like the virus, until it touches one of us? Then and only then we will make patent what we have discarded, because it was not our business, and then we will realize that we will be alone because the others will look the other way, just as we do today, it will not be their business. It is the germ of patriarchy and pettiness.

This virus brought out the worst in us, it was just an occasion to show the kind of people we really are, as is the case with some people – hospitalized – with a cell phone taking pictures of other patients who are in intensive care, and then sharing them in social media exposing the severity of the disease. If they don’t have anything else to do, why don’t they take pictures of their own balls? Why expose others in this way. Nurses, doctors, and patients have done this, which in no way indicates that just because some people have a higher level of education, they respect the privacy of others.

And what about those who take pictures of their family elders, who are prostrated and seriously ill, and share them on social networks. Why such a level of meanness? And even worse, those affected with the virus of laziness, or in other words, not severely ill but who are lazy and take advantage of the situation to hang out and take pictures of themselves uncombed, with a seven-day beard, eight-day sleep in eyes, and post them on social networks saying they are Covid survivors. When in reality any person who is seriously ill cannot even move a finger. This is nothing more than disrespecting all those who have died and are seriously ill from the virus. But that’s what human consistency is: thin, cracked.

Among the beautiful things that we could see were the indigenous peoples donating their crops, reaching villages with trucks full of vegetables and fruits to feed whole families. While in others places people came out waving white flags asking for help, and the response of those who could help was to lock themselves under lock and key in their comfortable houses, posting pictures on social networks of the abundant food, their expensive wines and smoky fireplaces while reminiscing nostalgic about their travels around the world. Today many of them mourn the death of a loved one, but even with that pain they do not deign to reach out to those in need because money, greed and selfishness rule their lives. By contrast, where the harvest abounded and was donated, the pain of one is the pain of all.

It was not a cursed year, nor is the virus, we are the inconsistent ones that a virus had to come up to spit in our faces the scum that we are and trace our human misery that lacks values, words and actions. Because millions of people around the world are suffering from hunger, they are there close to us, and it is not a virus. Hunger can be cured, it can be eliminated, also chronic child malnutrition, you don’t need a miracle or a vaccine, all you need is dignity, indignation, and solidarity.

The well-known natural disasters are not natural, they can be avoided because they are caused by all the damage we have done to the planet. Political leaders have to act, of course, but we as a society have to act too. Because being passive or not doing anything can be harmful. A case in point is the millions of face masks that will end up in the sea. In any case, neither the year nor the virus is the damned one.

2020 should have been the year in which humanity began to regenerate, to become aware of the damage it did to itself; the planet and other living organisms. But it is not the case, and it will not be, and a thousand more viruses may come along and kill entire families, that we will not learn, because selfishness, arrogance, insensitivity and mediocrity is the DNA that we carry inside.

From another planet they seem, indeed, those who extend a helping hand, share a plate of food, donate their crops and feel other people’s tragedy as their own. And they don’t have big mansions, or smoking chimneys; or expensive wines; or travel around the world; or master’s degrees, or PhDs. It is the ordinary people, in many cases also the most excluded and impoverished. It is the people. With this they continue to teach us the lesson that it is not about having but about generosity. Thanks to them our hope for a better world has not yet been extinguished. And the souls that refuse to stop dreaming will continue to believe in a spring of abundant offshoots.

Source: https://cronicasdeunainquilina.com

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México: Efectos de crisis por COVID impactan más en mujeres: OIT

Tras advertir que el impacto de la crisis por COVID no ha tenido los mismos efectos para mujeres trabajadoras que para hombres, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoció que sin el pago de subsidios salariales que se dio en algunos países, las y los trabajadores hubieran perdido 6.5 por ciento de la masa salarial entre el primer y el segundo trimestre de 2020; en el caso de las mujeres, la pérdida hubiera sido de 8.1 por ciento frente al 5.4 por ciento en el de los hombres; es decir, tres puntos de diferencia por sexo.

Al presentar su “Informe Mundial sobre Salarios 2020-2021” este 2 de diciembre, el organismo internacional dijo que “esta diferencia se deriva sobre todo de la reducción de las horas de trabajo, más que de la diferencia en el número de despidos. La masa salarial perdida a consecuencia de la caída de las horas de trabajo fue del 6.9 por ciento en el caso de las mujeres, frente al 4.7 por ciento en el de los hombres”.

En el mundo, aproximadamente 327 millones de personas asalariadas perciben una remuneración equivalente o inferior al salario mínimo por hora vigente. Esta cuantía representa 19 por ciento del total de las personas asalariadas y abarca a 152 millones de mujeres, de acuerdo con la OIT.

Pese a que en números absolutos hay más hombres que mujeres percibiendo el salario mínimo o un monto inferior, las mujeres son mayoría en esta categoría: aunque constituyen 39 por ciento de los asalariados del mundo con un sueldo superior al mínimo, representan 47 por ciento de las personas asalariadas que perciben una remuneración inferior o equivalente al salario mínimo.

Por lo general, dijo la OIT, las mujeres predominan entre las y los trabajadores mal pagados; los estudios indican que en muchos casos el salario mínimo reduce la brecha salarial de género.

En todas las regiones la proporción de mujeres que perciben el salario mínimo o un monto inferior es mayor que entre quienes perciben un monto superior al del salario mínimo. También predominan las y los trabajadores jóvenes (menores de 25 años), los que tienen un nivel de instrucción inferior y los trabajadores rurales, lo cual apunta a que el salario mínimo también reduce la brecha salarial entre estos y otros grupos, de acuerdo con el organismo internacional.

Por lo que respecta a las características laborales, el informe indicó que quienes perciben el salario mínimo o una suma inferior tienen más probabilidades de trabajar con un contrato temporal o a tiempo parcial que quienes gozan de un nivel de remuneración más elevado; además en promedio trabajan más horas.

México, la desigualdad

De acuerdo con el más reciente reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), al tercer trimestre de 2020, la pobreza laboral de los hombres ocupados presentó un aumento de 2.0 puntos porcentuales respecto al primer trimestre de 2020, mientras que la pobreza laboral de las mujeres ocupadas se mantuvo en 15.6 por ciento, en el mismo periodo.

Esto quiere decir que en nuestro país los hombres ocupados reportaron un ingreso laboral real mensual de 4 mil 516.86 pesos, mientras el ingreso de las mujeres fue de 3 mil 822.51 pesos. En términos relativos para este trimestre, en México el ingreso de los hombres ocupados es aproximadamente 1.2 veces mayor al de las mujeres.

En términos absolutos, entre el tercer trimestre de 2019 y el tercer trimestre de 2020 (antes de la pandemia), el ingreso laboral real promedio de los hombres disminuyó 24.59 pesos, mientras que el de las mujeres aumentó 289.60 pesos.

“Este incremento en el ingreso laboral real promedio de las mujeres indica una recuperación de 314.19 pesos respecto a la brecha del mismo periodo del año anterior”, dijo el Coneval.

Fuente  e imagen: CIMAC Noticias

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¿Sabían que el Fondo Monetario Internacional defiende un impuesto covid?

Por: Marc Vandepitte
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Marc Vandepitte, lector infatigable, presenta en este artículo varios hechos destacados, varias cifras y citas de todo el mundo que apenas han atraído la atención de los demás medios de comunicación, pero que sin duda hay que mencionar para entender el caótico mundo actual

Un impuesto covid

El coronavirus ha supuesto un golpe sin precedentes para la economía. En el segundo trimestre en el mundo había casi 500 millones de personas menos con trabajo. El FMI calcula en 28.000.000 millones de dólares el coste total para el periodo 2020-2025, lo que representa no menos del 32 % del producto mundial, es decir, la misma riqueza que ha producido Bélgica en medio siglo. Los gobiernos han inyectado sumas considerables a la economía para evitar que se desmorone totalmente. Hasta el momento se han inyectado unos 11.700.000 millones de dólares, es decir, un 13 % del producto mundial.

La gran pregunta es, por lo tanto, quién va a pagar esta enorme factura. Siguiendo la política neoliberal, en la crisis financiera de 2008 se le hizo pagar la factura a la población activa por medio de planes de austeridad y de reducciones de salarios. Pero, ¿saben ustedes que el Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual es, precisamente, el motor de la política de austeridad de estos últimos cuarenta años, de pronto ha dado un giro de 180 grados? Según el FMI, esta crisis provocará unos “daños duraderos” a la economía y constituirá un “importante revés para el nivel de vida de la población de todo el mundo”. Por consiguiente, afirma el FMI, se deberían aumentar los impuestos a las personas ricas y a las empresas (1). ¿A qué esperamos para hacerlo?

Ánimo de lucro y vacunas

Es excelente que pronto haya una vacuna. Pero con la inmensa atención que se le está prestando exclusivamente a Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson es como si nuestra salud dependiera de las multinacionales y de los capitales privados, aunque la realidad es lo contrario.

Desde la aparición de los otros dos coronavirus, el SRAS en 2002 y el MERS en 2012, los científicos nos habían advertido varias veces acerca de esta nueva pandemia (2). En 2016 la Organización Mundial de la Salud clasificó el coronavirus entre las ocho principales amenazas virales que requerían más investigación (3). Sin embargo, a las empresas farmacéuticas no les interesaba porque en aquel momento no se preveían beneficios, de modo que no es de extrañar que nos hayamos encontrado con que no estábamos en absoluto preparados para la pandemia más previsible de todos los tiempos. Según Chomsky, los intereses del mercado han desempeñado una vez más un papel ansiogénico en detrimento de la humanidad.

Conviene saber que entre 2009 y 2018 las grandes farmacéuticas gastaron más dinero en pagar dividendos y en comprar su propias acciones que en investigación y desarrollo (4).

También conviene saber que los gobiernos y las organizaciones supranacionales han sufragado en gran parte el costo de investigación y desarrollo de las vacunas y medicamentos para el covid-19. Solo en Estados Unidos se trata de 10.000 millones de dólares. Es, pues, mucho dinero de los gobiernos, pero ¿adivinan quién se va a embolsar dentro de muy poco los descomunales beneficios? Basta con mirar la cotización en Bolsa de las grandes farmacéuticas implicadas.

Las enormes diferencias de los precios de las vacunas demuestran que para las grandes farmacéuticas se trata solo de una cuestión de dinero. ¿Sabían que Moderna pide hasta 37 dólares por dosis, mientras que AstraZeneca pide entre 3 y 4 dólares? Johnson & Johnson y Sanofi piden 10 dólares por dosis.

Vacunar: más fácil de decir que de hacer

Es la primera vez en la historia que se tiene que vacunar a toda la población del mundo a la vez, pero, como se suele decir, lo que salva vidas humanas no es la vacuna sino la vacunación. Y es que vacunar a 7.800 millones de personas será una hazaña gigantesca. ¿Saben que solo en Estados Unidos se necesitarán 850 millones de jeringas? En mayo este país apenas tenía 15 millones almacenados. Para los países menos ricos el problema será todavía más grave.

Los transportes supondrán un reto enorme. ¿Saben que para distribuir una sola dosis a todos los habitantes del planeta se necesitarán 8.000 vuelos de un Boeing 747 cargo? Las vacunas de Pfizer y de Moderna requieren dos inyecciones.

Además, es necesario refrigerar las vacunas. La de Pfizer se tiene que conservar a una temperatura inferior a -70°C. La producción de estas unidades de refrigeración especializadas está en pleno apogeo, pero se necesitarán varios meses antes de que todos los países dispongan de instalaciones suficientes. ¿Sabían que Estados Unidos no dispone de estas instalaciones y que debe encargarlas a China, el país contra el que ha emprendido una guerra comercial? China tiene los precios más bajos y la mayor capacidad en este sector.

Para la mayoría de los países del Sur es imposible, cuando no prohibitivo, almacenar y transportar vacunas a temperaturas de congelación. Afortunadamente, hay una alternativa: como AstraZeneca, los chinos han creado una vacuna que se puede conservar a una temperatura normal de refrigeración (2°C – 8°C) durante tres años.

En todo el mundo tenemos actualmente 11 vacunas candidatas en fase 3, que es la última fase antes de la aprobación oficial. ¿Sabían que cuatro de estas candidatas son de fabricación china? ¿Y sabían que China ha donado 2.000 millones de dólares a Covax, un grupo de compra conjunta mundial apadrinado por la ONU cuyo objetivo es vacunar al 20 % de la población, en particular de los países del Sur, de aquí a finales del año que viene? La contribución china es cuatro veces mayor que la de la Unión Europea.

Notas:

(1) Textualmente se afirma: “La mayor parte de las economías sufrirán daños perdurables en el potencial de oferta, como consecuencia de los daños perdurables que dejarán la profunda recesión de este año y la necesidad de cambio estructural. Las persistentes pérdidas del producto constituyen un grave revés para los niveles de vida en relación con las expectativas que existían antes de la pandemia.
Si bien será difícil adoptar nuevas medidas de ingreso fiscal durante la crisis, los gobiernos quizá deban plantearse la posibilidad de incrementar los impuestos progresivos aplicados a los particulares más acaudalados y a los que se ven relativamente menos afectados por la crisis (por ejemplo, subiendo las tasas impositivas vigentes para las categorías de ingreso más altas, las propiedades más costosas, las ganancias de capital y los patrimonios), así como la posibilidad de modificar la tributación de las empresas para asegurarse de que paguen impuestos acordes con sus ganancias”, FMI, Perspectives de l’économie mondiale, octubre 2020, p. xiv y xviii.

(2) Richard Horton, The COVID-19 Catastrophe. What’s Gone Wrong and How to Stop it Happening Again, Cambridge, 2020, p. 33-34.

(3) World Health Organization, An R&D Blueprint for Action to Prevent Epidemics, Plan of Action May 2016, p. 22.

(4) Los beneficios de una sociedad que cotiza en Bolsa se pueden o bien reinvertir en una nueva sociedad por medio de una producción suplementaria o por medio de la compra de nuevas tecnologías, de la investigación y desarrollo, etc., o bien se pueden distribuir a los accionistas (dividendos) o utilizarse para volver a comprar acciones. Esta última opción generalmente permite aumentar el precio de las acciones, lo cual es interesante para los accionistas. Las dos últimas opciones se hacen en detrimento de una inversión en el futuro de la empresa. En el caso de la industria farmacéutica la investigación y desarrollo son proporcionalmente muy importantes.

Este artículo se publicó originalmente en De Wereld Morgen. Traducción del neerlandés al francés por Anne Meert para Investig’Action.

Fuente: https://www.investigaction.net/fr/saviez-vous-que-le-fmi-plaide-pour-une-taxation-corona-quelques-faits-marquants-a-propos-du-covid-19/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar aautor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.

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Unicef llama a proteger a los niños más vulnerables ante la covid

Fuentes: IPS

El impacto de la pandemia covid-19 ha sido muy duro para los niños y se necesita urgentemente evitar que esta crisis de salud se convierta en una crisis de los derechos de los niños, planteó la Unicef con motivo del Día Mundial de la Infancia este viernes 20.

“A lo largo de la pandemia ha existido un mito persistente, de que los niños apenas se ven afectados por la enfermedad. Nada podría estar más lejos de la verdad”, expuso Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

El impacto es previsiblemente mayor en los 356 millones de niños, uno de cada seis, que viven en condiciones de pobreza extrema en el mundo, y al paso de la pandemia pueden agregarse otros 150 millones que quedarían en pobreza multidimensional, sin acceso a educación, salud, vivienda, nutrición, agua potable y saneamiento.

En esa población vulnerable pide Unicef que se concentren los esfuerzos, en su más reciente informe, “Evitar la generación perdida del covid-19”.

Aunque los síntomas de la covid suelen ser más leves en los niños, las infecciones están aumentando y sus vidas se pueden marcar por el impacto a largo plazo en la educación, la nutrición y el bienestar.

“Si bien los niños pueden enfermarse y propagar la enfermedad, esto es solo la punta del iceberg de la pandemia. Las interrupciones en los servicios clave y las crecientes tasas de pobreza representan la mayor amenaza para los niños”, dijo Fore.

Cuanto más persista la crisis, “más profundas serán sus repercusiones y el futuro de toda una generación está en riesgo”, añadió.

El informe señala que, al 3 de noviembre, en 87 países los niños y adolescentes menores de 20 años representaban uno de cada nueve infectados por covid, 11 por ciento de los 25,7 millones de infecciones notificadas por estos países.

La covid ha implicado interrupciones en los servicios sociales y de salud críticos para los niños. En un tercio de los 140 países analizados por Unicef, se registra una caída de al menos 10 por ciento en temas como vacunación de rutina, atención ambulatoria de enfermedades infecciosas infantiles y servicios de salud materna.

Hay una disminución del 40 por ciento en la cobertura de los servicios de nutrición para mujeres y niños en 135 países, y en octubre de este año 265 millones de niños seguían perdiendo las comidas escolares en todo el mundo.

Se estima que en un período de 12 meses podrían morir dos millones de niños más a causa de enfermedades infantiles, y 20 000 bebés más nacerían muertos, por las graves interrupciones de los servicios de salud y aumento de la desnutrición.

Otros entre seis y siete millones de menores de cinco años sufrirán emaciación o desnutrición aguda, traducida en 10 000 muertes infantiles adicionales cada mes, principalmente en África subsahariana y Asia meridional.

En noviembre, todavía 572 millones de alumnos, 30 por ciento de los matriculados en todo el mundo, estaban afectados por el cierre de escuelas en 30 países. En su máximo pico ese cierre afectó a 1570 millones de estudiantes.

Para responder a esta crisis, Unicef pide a los gobiernos y otros agentes sociales que, en primer lugar, garanticen el acceso a los servicios de nutrición y salud, y hagan que las vacunas sean asequibles y estén disponibles para todos.

Se requiere proteger la salud mental de niños y jóvenes, y poner fin al abuso y la violencia de género. La experiencia obtenida de anteriores emergencias de la salud demuestra que las niñas se enfrentan a un riesgo mayor de ser víctimas de la violencia por razón de género, el matrimonio infantil y los embarazos.

También se debe asegurar que todos los niños continúen con su educación, incluyendo en este principio el cierre de la brecha digital.

“Este no es el momento de desviar los fondos nacionales destinados a la educación”, reza el informe, y sostiene que “si la comunidad internacional trabaja unida, podemos conectar a internet a 3500 millones de niños y jóvenes para el año 2030”.

Se plantea la necesidad de aumentar el acceso al agua potable, al saneamiento y la higiene, abordar la degradación del ambiente y el cambio climático, revertir el aumento de la pobreza infantil y redoblar la protección a los niños y sus familias que viven en situaciones de conflicto, desastre y desplazamiento.

Fore dijo que “en este Día Mundial de la Infancia, pedimos a los gobiernos, los socios y el sector privado que escuchen a los niños y den prioridad a sus necesidades. Mientras miramos hacia un mundo pospandémico, los niños deben ser lo primero”.

Fuente: https://www.ipsnoticias.net/2020/11/unicef-llama-proteger-los-ninos-mas-vulnerables-ante-la-covid/

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