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Brasil, Perú y Colombia, entre los países latinoamericanos con más niños huérfanos por COVID

El universo 

Uno de los impactos secundarios que ha tenido la pandemia del coronavirus es el incremento de los niños huérfanos o privados de sus cuidadores.

La primera ola de la pandemia cobró la vida de varias personas sin discriminar nada: raza, sexo, edad, condiciones económicas o dependencia familiar. Así, con los múltiples decesos de adultos y adultos mayores, la tasa de orfandad se incrementó.

Según un estudio publicado por la revista médica inglesa The Lancelot, casi dos millones de menores de edad, entre niños y adolescentes, han perdido a alguno de sus progenitores o tutores que los tenían a cargo (como los abuelos) durante los primeros catorce meses de la pandemia, en 21 países, como Sudáfrica (5 niños por cada 1.000, con un total de 94.625 niños) y los Estados Unidos (>1 niño por cada 1.000, totalizando 113.708 niños).

Los países latinoamericanos con más niños huérfanos por COVID-19. Imagen: pexels

Los países latinoamericanos que se incluyen en la lista hacen parte de un grupo de diez países en los que dicha tasa de orfandad está por encima de 1; incluyen a:

  • Perú, con 1 niño por cada 1.000, con un total de 98.975 niños en estado de orfandad.
  • México, con 3,5 niños por cada 1.000, con un total de 141.132 niños en estado de orfandad.
  • Brasil, con 2,4 niños por cada 1.000, totalizando 130.363 niños en estado de orfandad.
  • Colombia, con 2,3 niños por cada 1.000, totalizando cerca de 50.000 niños sin adulto tutor.

Las cifras se constataron gracias a una investigación en conjunto con las universidades de Harvard, el Imperial College de Londres, la Universidad de Oxford, el University College de Londres y la Universidad de Ciudad del Cabo, e instituciones internacionales como el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se utilizaron métodos desarrollados y validados hace años para estimar la cantidad de niños en todo el mundo que habrían quedado huérfanos a causa del sida para pronosticar la cantidad de huérfanos a causa de la crisis sanitaria actual.

Uno de los impactos secundarios que ha tenido la pandemia del coronavirus es el alza de los niños huérfanos o privados de sus cuidadores. Imagen: Pexels

”Por cada dos personas que mueren por COVID-19, un niño queda huérfano tras enfrentar la muerte del padre o la madre, o del abuelo o la abuela que lo cuidaba y que vivía en su casa”, explicó Susan Hillis, quien lideró el estudio y es parte del Equipo de Respuesta COVID-19 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.

Esta problemática por muerte trae para quienes siguen en el mundo una serie de inconvenientes no solo económicos, sino también mentales; y según Hillis, pueden durar toda la vida.

Cuando un menor pierde a su cuidador, sea padre, madre o abuelo, tiene mayor probabilidad de sufrir problemas de salud mental, emocional, violencia física y sexual o pobreza familiar. En el peor de los casos, sufre todos los daños antes mencionados. “Estas experiencias adversas aumentan el riesgo de suicidio, embarazo adolescente, enfermedades infecciosas, incluido el VIH/sida, y enfermedades crónicas”, escribió el equipo. (I)

https://www.eluniverso.com/noticias/internacional/ninos-huerfanos-coronavirus-latinoamerica-covid19-colombia-brasil-peru-nota/

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México: Pánico en Secundaria, Covid en primera reunión de docentes

Por: Roberto Dyke Rivera. Dossier Político

Hermosillo, Sonora – El 11 de agosto, los maestros permanecieron congregados en la plaza de uso deportivo de la escuela secundaria, escuchando la información del subdirector del turno matutino, Ismael Corral Mendívil. Eran 58 docentes, pero uno de ellos traía Covid. Nadie lo sabía, tampoco la afectada.

Por la noche la maestra informó que dio positivo. Estaba contagiada. El día de la reunión de los docentes, administrativos y personal de apoyo, ya había saludado a algunos maestros y maestras. Se desató el pánico en la secundaria General No. 2 “Cajeme”. La sensación fue de contagio general.

La camaradería del magisterio, tan común en los días de regreso a la escuela, se tornó en angustia y preocupación.

En sus redes de comunicación de WhatsApp, la angustia creció:

¿A cuántos más estaría llegando el contagio como resultado de estos gestos de amabilidad y aprecio tan comunes en el gremio?

Mayor angustia cuando nada parecía cambiar la disposición oficial de que los días miércoles, jueves y viernes, todo el personal debería estarse reportando a la escuela. Por la mañana y por la tarde.

Una escuela que, al igual que un gran número de ellas, lucen semi abandonadas, sin recibir la limpieza adecuada; y otras, como la secundaria “Cajeme”, desmanteladas por los robos recurrentes de que fue objeto en el periodo de receso escolar. Salones sin aparatos de aire acondicionado, afectaciones en su mobiliario, robos de oficinas, afectaciones de cableado eléctrico, etc.

¿“LLUEVA O TRUENE” O SUICIDIO COLECTIVO?

Apenas se dio a conocer el contagio de la docente, y los potenciales riesgos con el resto del personal, intervino el supervisor Fausto Blanco Dávalos, y previa instrucción para levantar la minuta del acto de reunión, así como la constancia médica de la presencia del Covid, instruyó la suspensión de labores.

Esta acción del supervisor escolar debió contar con el visto bueno de la estructura educativa de la Secretaría de Educación y Cultura. No se podían arriesgar al crecimiento de los contagios. Dos semanas de suspensión de actividades presenciales. Las capacitaciones se llevarán a cabo de forma virtual.

Las preguntas en el magisterio son:
¿Cuántos docentes de otras escuelas más pudieron resultar afectados o con riesgos en este inicio de actividades presenciales y que, por temores burocráticos o incluso amenazas, permanecen callados?
¿Cuántas más, cuando desde el nivel nacional el reporte es de un aumento terrible de los contagios con más de 20 mil casos diarios?
¿Cuántas más, cuando el secretario de Salud en Sonora, Enrique Clausen llama a evitar las congregaciones mientras que en las escuelas las reuniones son obligadas?

El llamado presidencial del habrá clases a finales de agosto “llueva o truene”, ya causó pánico en las primeras reuniones escolares… que parecen actos temerarios ante los estragos y la mortalidad del virus.

Fuente de la información: https://dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=254245

Fotografía: dossierpolitico

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Balance del «curso covid»: docentes, familias y sindicatos ponen nota

Por:

  • La comunidad educativa tilda de «éxito» un curso marcado por la pandemia del coronavirus y, al mismo tiempo, exige a la Administración más inversión para mantener las medidas en el curso 21-22. Todo apunta a que, al menos en cuestión de ratios, no será así.

Toca a su fin el curso escolar 2020-2021. Un año marcado, sin duda alguna, por la pandemia. También por las medidas de higiene y seguridad para la prevención de contagios y las múltiples restricciones que de ellas derivan. El coronavirus nos ha cambiado la vida a todos. Ha afectado, en mayor o menor medida, a la totalidad de los ámbitos de nuestra sociedad. Por supuesto, el sector educativo no ha sido una excepción.

El curso arrancó con dudas y recelos. Muchos. El futuro era incierto. Un mar de inquietudes con respecto a si las medidas adoptadas en los centros educativos, tales como la reducción de ratios o el establecimiento de grupos burbuja, serían suficiente para evitar contagios masivos entre los docentes, el alumnado y sus familias. Los acontecimientos marcarían la pauta: vuelta a la presencialidad o resignación remota frente a la fría pantalla del ordenador.

La predisposición y el trabajo duro de todos los miembros de la comunidad educativa permitió finalmente que el curso escolar transcurriese siguiendo las directrices de la «nueva normalidad». De la mejor manera posible. Tanto es así que, a pesar de los duros momentos atravesados, especialmente tras las vacaciones de Navidad cuando el repunte de casos obligó a activar la modalidad a distancia en algunos centros, existe un cierto consenso en tildarlo de “éxito”.

También se ha alcanzado un acuerdo generalizado en alabar el esfuerzo de docentes, equipos directivos, familias y alumnos que, a pesar de los vaivenes e indecisiones que caracterizaron a determinadas administraciones autonómicas, supieron dar lo mejor de sí para desencallar el barco y hacerlo navegar, incluso a contracorriente.

Es momento ahora de hacer balance. De pararse a pensar. De analizar y reflexionar. Valorar los aspectos positivos, aquello que se ha hecho bien. También los errores, pequeños y grandes.

La pandemia no ha terminado. El curso 2021-2022, aunque la situación sanitaria haya mejorado como resultado de las campañas de vacunación masivas, no será “normal”. Y es precisamente en esa línea en la que se debe trabajar. Comprender que, le pese a quien le pese, la escuela no volverá de inmediato a ser lo que era antes. Un periodo de tránsito es necesario. Es momento de estar alerta. Cuidar y cuidarse. Seguir haciéndolo. Para evitar males mayores. Eso sí, la luz al final del túnel está, cada día, más y más cerca.

Docentes y equipos directivos, en guardia

“Hacemos una valoración muy positiva del curso. Las medidas de distancia interpersonal entre el alumnado, así como la ventilación y el establecimiento de grupos burbuja han sido claves para conseguir que los centros educativos sean espacios seguros”, argumenta el secretario de la Fedadi y director del IES Pare Vitòria de Alcoy (Alicante), Antonio González.

“El aspecto negativo más relevante ha sido la semipresencialidad. Lo complica todo muchísimo. Es por ello que el principal objetivo que se debe marcar ahora la Administración es garantizar la presencialidad en educación secundaria y bachillerato con vistas al próximo curso”, añade.

Vicent Manyes es director en el CEIP Bertomeu Llorens i Royo de Catarroja, en Valencia. Además, es presidente de la Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos de Educación Infantil y Primaria (Fedeip). Si algo destaca del recién finalizado curso es “el gran esfuerzo realizado por toda la comunidad educativa. En primer lugar, los alumnos, que se han adaptado muy bien. También sus familias, incluso las que se mostraban recelosas a la presencialidad al principio. Por último, los maestros y directivos de los colegios, que han dado lo mejor de sí para que este curso fuera un éxito”.

Aunque se muestra, en líneas generales, satisfecho con los planes de contingencia diseñados por la Administración, reconoce su preocupación por la previsible reducción de recursos de cara al curso académico 21-22. “El próximo año tendremos más recursos que hace dos, pero menos que en el pasado. Es clave mantener las medidas el próximo curso, porque no habrá normalidad total. Confío en que los grupos burbuja se mantengan, pero la cuestión se complica si no hay profesores suficientes…”, afirma.

Otra cuestión de relevancia con respecto al siguiente año académico es la aplicación de la nueva ley educativa, la Lomloe. Ideada por Isabel Celaá, será la nueva ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, quien deba ponerla en marcha. “Consideramos que la nueva ley educativa es un avance en comparación con la anterior. No obstante, seguimos detectando carencias: falta de consenso entre las diferentes fuerzas políticas, un currículo demasiado cargado de contenidos, la ausencia de obligatoriedad de la educación infantil, la falta de desarrollo en cuanto a la función directiva, entre otras”, lamenta Manyes.

Las familias, a la espera

“Ha sido un año muy duro. Durísimo. Una prolongación del anterior, que también lo fue. Pero también ha sido un año que nos ha permitido localizar debilidades y propuestas de mejora para los problemas y las deficiencias de nuestro sistema educativo, tanto anteriores como nuevas”, señala la presidenta de la FAPA Francisco Giner de los Ríos de Madrid, Carmen Morillas.

Morillas sostiene que “la educación es un derecho fundamental que, en estos años de pandemia, se ha vulnerado”, motivo por el cual el próximo curso será clave para revertir la situación. “Es fundamental mantener la presencialidad y aumentar la inversión si queremos que haya equidad. La crisis ha traído consigo un incremento de la desigualdad, de la brecha social. De ahí la importancia de mantener medidas como la bajada de ratios, que ha mejorado los resultados académicos y la convivencia en el aula”, apostilla.

Pese a que las fallas del sistema educativo son palpables, Morillas reconoce que “como consecuencia de la incapacidad de los partidos políticos, de uno y otro signo, para aparcar sus diferencias, lo cierto es que ya vamos un poquito tarde con el inicio del nuevo curso. Aunque en otras comunidades se va arrojando algo de luz, en Madrid aún no sabemos qué medidas nos vamos a encontrar en cuanto a la organización de los centros para el curso 21-22”, concluye.

Los sindicatos, preocupados

“El curso nos deja un sabor agridulce. Cosas buenas como el regreso a la presencialidad, al menos en infantil y primaria, y cosas malas, como la deficiente labor de la Administración. Las ayudas y la inversión que se han hecho en educación se quedan en nada si la comparamos con otros sectores”. El responsable de Política Educativa en la Confederación STEs, José Ramón Merino, apunta y dispara.

Coincide a este respecto el secretario general de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras, Francisco García: “La Administración actuó de manera razonable, aunque en la mayoría de las comunidades lo hizo de manera tardía e insuficiente. Pedimos la contratación de 72.000 profesores para garantizar la presencialidad de la enseñanza no universitaria. Se contrató, finalmente, a la mitad, lo que impidió garantizar la presencialidad en secundaria y bachillerato. Nos parece un error tremendo”.

Ambos consideran precipitada la decisión de volver a las ratios prepandemia. “Para el nuevo curso se deberían mantener e, incluso, ampliar las medidas del pasado con el objetivo de garantizar entornos seguros, pero las comunidades están haciendo lo contrario para ahorrarse unos euros. Van contra el sentido común y la lógica, pues los jóvenes, al no estar vacunados, son quienes se están contagiando más en estos momentos”, advierte García.

La desigualdad social derivada de la crisis económica es un asunto que también preocupa a los sindicatos. “Es necesario más apoyo a la enseñanza pública, que es donde se encuentran escolarizados los hijos e hijas de las familias más humildes, las que verdaderamente están pagando el pato de esta crisis. Son necesarios más medios y más ayudas, al igual que están haciendo el resto de las potencias europeas”, asevera Merino.

La atención a la diversidad es otra de las asignaturas pendientes en el curso covid. “Debemos seguir dando pasos adelante en materia de atención a la diversidad. Lo hecho hasta ahora resulta insuficiente, pues quien antes ya era vulnerable ahora lo es aún más. La cuestión de las ratios no responde meramente a una cuestión sanitaria, que también, sino a una mejor respuesta a las necesidades educativas del alumnado. Además, hacen falta más políticas educativas: más becas, más ayudas…”, destaca García.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/07/16/balance-del-curso-covid-docentes-familias-y-sindicatos-ponen-nota/

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¿Estás procrastinando más? Culpa a la pandemia

Por: Paulette Delgado

Procrastinar tiene menos que ver con la gestión del tiempo y más con la gestión de las emociones y una batalla en tu cerebro.

Muchas personass tenían grandes planes para la cuarentena: leer más, aprender un idioma, aprovechar todo ese tiempo libre en algo productivo, entre otros propósitos. Pero a medida que avanzó la pandemia muchas personas enfrentan ansiedad, agotamiento y dificultad para concentrarse.

La pandemia por COVID-19 ha generado una crisis de salud mental alrededor del mundo, alimentando malos hábitos como la procrastinación. Y aunque algunas personas catalogan la procrastinación como mal manejo del tiempo, se trata más bien de un problema de manejo de las emociones, según Tim Pychyl, profesor de psicología que investiga la procrastinación y su relación con el bienestar personal en la Universidad de Carleton en Ottawa, Ontario. Fuschia Sirois, quien estudia la procrastinación en la Universidad de Sheffield, está de acuerdo con el profesor Pychyl. «La gente habla de la procrastinación como un problema de gestión del tiempo porque así es como se ve en la superficie, ¿verdad? Pero en realidad no tiene mucho que ver con la gestión del tiempo. Tiene que ver con el manejo del estado de ánimo», dijo a VICE. Pero, ¿por qué prolongamos nuestras tareas?

No pasa nada si lo pospones

A veces hay consecuencias por no hacer inmediatamente las tareas o pendientes que tenemos que hacer, pero en otras ocasiones no hay consecuencia alguna. Según Joseph Ferrari, profesor de psicología en la Universidad DePaul en Chicago, la misma sociedad alienta a las personas a no hacer las cosas temprano. Él explica que «nos castigan por llegar tarde a nuestra cultura, no nos recompensan por llegar temprano». Y cuando internalizamos el mensaje de que no tiene sentido llegar temprano, podemos aplicarlo a cualquier tarea que deba realizarse.

El profesor Pychyl explica que por eso es importante centrarse en lo bien que se siente cuando se completa una tarea en lugar de pensar en el estrés que nos produce hacerla. Hacer una lista de pendientes es de gran ayuda, ya que ir marcando pendientes como completados te ayudarán a hacer más ,ya que crean el sentimiento de eficacia.

La manera en que te sientes respecto a hacer algo que te hace procrastinar

Fuschia Sirois, quien estudia la procrastinación en la Universidad de Sheffield, dijo a VICE que es común que las personas procrastinen cuando se sienten inseguras, más si la tarea es nueva. “Es una ecuación bastante simple: menos confianza equivale a más evitación”, dice.

Otro caso es sentirse incompetente o ansioso ante una tarea porque nos preocupa que otros juzguen cómo la realizamos. Un ejemplo muy simple es escribir un correo electrónico, mucha gente lo pospone porque otra persona lo verá y no saben si lo que escribieron es lo correcto. Las personas también evitan las tareas tediosas o aquellas que no son divertidas así que optan por procrastinar aunque sea algo que tome menos tiempo que un episodio de alguna serie.

Utilizar la lógica para intentar engañarse y corregir un comportamiento que es inherentemente emocional

Comúnmente la gente evita hacer algo porque está asociado a emociones negativas como sentirse juzgado, es algo aburrido, nuevo, nos da miedo, etcétera. Y aunque acciones como dividir el proyecto en partes pequeñas, organizar un horario, limpiar el espacio de trabajo u otros consejos que uno se encuentra en línea, ayudan a hacer el entorno menos procrastinador, no significa que ayude si se trata de un problema emocional.

Por ejemplo, para una persona que siente que no tiene las habilidades para realizar una actividad, juntar toda la información y recursos necesarios para llevarla a cabo es una opción más viable que tener un espacio de trabajo ordenado. A veces las personas piensan de más las cosas, convirtiéndolas en más grandes o complicadas de lo que realmente son. Contar con lo necesario para completarlas puede ayudar.

Estár atrapado en una espiral de vergüenza

Sirois también explica que muchas veces los procrastinadores tienen baja autoestima, suelen pensar que sólo ellos prolongan las tareas por lo que genera emociones negativas. Evitan hacer algo que encuentran desagradable, sufren la presión de ser juzgados por esto y así lo evitan aún más, formando un círculo vicioso. “Todo lo que hace la autocrítica, entonces, es generar más sentimientos negativos sobre la tarea, lo que hace que uno quiera evitarla aún más”, dijo Sirois. «Es por eso que estas cosas se prolongan».

No pedir ayuda

Reconocer que procrastinar es algo que todos hacen y normalizarlo ayudará a aliviar la culpa y ese sentimiento de vergüenza que muchas personas tienen. Es por eso que hablar con otros al respecto es de gran ayuda para superarlo. Además, contar con apoyo reduce el estrés ya que aporta un apoyo emocional y espacio seguro para la escucha. Ser amable en lugar de crítico contigo mismo hará que sea más fácil pedir ayuda.

Por otro lado, la procrastinación no se trata solo de evitar hacer ciertas tareas o es causada por temas emocionales, la procrastinación tiene sus raíces en el desarrollo evolutivo, con dos partes clave del cerebro compitiendo por el control. La revista National Geographic explica más al respecto y hace un desglose de la ciencia detrás de la procrastinación, el efecto que ha tenido la pandemia y estrategias para sobrellevarla.

La ciencia detrás de la procrastinación: batallas cerebrales

En un artículo para el Centro Nacional de Información Biotecnológica (NCBI por sus siglas en inglés) varios neurocientíficos descubrieron que la procrastinación es una pelea constante entre el sistema límbico y la corteza prefrontal que evolucionó después, hace unos 15 o 16 millones de años. El primero controla comportamientos básicos de supervivencia como la respuesta de luchar o huir ante una situación, así como emociones y búsqueda del placer. Está relacionado con el impulso y buscar gratificación instantánea. Por su parte, la corteza prefrontal es responsable de comportamientos más complejos, como planificar. En situaciones de ansiedad, miedo o estrés, el sistema límbico reacciona, orillando a las personas al alivio temporal de la procrastinación en lugar de enfrentarse a tareas abrumadoras.

Venganza a la hora de dormir

Al inicio de la cuarentena, uno de los síntomas más comunes que presentaron muchas personas fue la fatiga ocasionada por las restricciones impuestas como medidas preventivas. Al distanciarse socialmente y estar encerrados, mantener un horario regular y contar con espacios para objetivos específicos como trabajar, comer, dormir o relajarse, se fue complicando lo que facilita el no poder concentrarse en una tarea. Según la experta Julianna Miner, profesora adjunta de salud global y comunitaria en la Universidad George Mason en Virginia, la falta de estructura perjudica a las personas que son propensas a procrastinar. No tienen esa división de un lugar de trabajo y un lugar para relajarse, ya que todo lo hacen desde sus hogares.

Una de las actividades donde la gente procrastina es a la hora de dormir, algo que en China se le conoce como “procrastinación de la hora de acostarse por venganza», que se popularizó en Twitter. Se refiere a que las personas se “vengan” al mantenerse más tiempo despiertas para dedicarse a divertirse. Según un estudio de 2019 en la revista Frontiers in Neuroscience, son las mujeres quienes más practican este tipo de procrastinación. A raíz de la pandemia, esto ha ido en aumento debido a las demandas adicionales sobre su tiempo durante la cuarentena, al encargarse de actividades como cuidar a sus hijos y el hogar.

Otro término de moda es la “procrastinación productiva” que se refiere a dejar de hacer algo por hacer otra tarea. Por ejemplo, las actividades de barrer y trapear. Aunque estas actividades no son improductivas, posponerlas por otras actividades que también se necesitan llevar a cabo aumenta el nivel de estrés a la larga, porque siguen sin completarse.

Próximos pasos

La procrastinación es una tendencia difícil de vencer, sin embargo, los expertos aseguran que actividades como el mindfulness o atención plena y la autocompasión ayudan para evitar la procrastinación ya que tratan sobre superar emociones negativas. Esto se comprobó en un estudio del 2020 en la Revista Internacional de Psicología Positiva Aplicada ya que se encontró que las personas que hacían ejercicios cortos de mindfulness se concentraban más en sus tareas.

Tim Pychyl recomienda no sobrecargarse con la idea de un proyecto completo, sino mejor concentrarse en tareas pequeñas ya que así engañas a tu cerebro a mirar una acción a la vez y no la emoción de estrés que se asocia con el trabajo. Otros expertos recomiendan pensar en qué los ayudó a ser productivos en el pasado o buscar a un compañero que los presione a ser responsables o, como se mencionó anteriormente, crear una lista de tareas.

Aún así, en caso de que alguien esté teniendo problemas con la procrastinación, más debido a la pandemia, los expertos recomiendan buscar una evaluación médica o ir con un psicólogo para descartar que se deba a problemas de salud mental como depresión, ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) entre otros.

Fuente e imagen: observatorio.tec

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Cómo superar el abandono escolar en América Latina

Por: Luis Scasso

Superar la baja matriculación de los jóvenes en centros de formación profesional es clave.

En marzo del 2020, la covid 19 obligó a la humanidad a realizar drásticas modificaciones en su modus vivendi y a las autoridades a tomar decisiones preventivas, masivas y radicales. Particularmente la suspensión de clases presenciales en —prácticamente— toda América Latina, puso al descubierto con total crudeza las desigualdades de acceso a la educación.

Al insuficiente acceso a las tecnologías, a la conectividad, y a recursos educativos en los hogares, se suma la incertidumbre de enfrentar un eventual incremento de la tasa de abandono escolar al comienzo del nuevo ciclo lectivo, que podría hacer retroceder en niveles históricos los esfuerzos sostenidos de los países durante los últimos 30 años para incrementar las tasas de cobertura, especialmente en la educación secundaria.

Hasta la aparición de la pandemia, en América Latina la tasa de titulados en secundaria era, en promedio, de un 60%, es decir, de cada 100 niños que ingresaban a primer grado, 40 no se graduarían de la secundaria. Hoy, según Unesco, en algunos países, por cada 100 estudiantes correspondientes al 30% de la población de menores ingresos solamente 15 finalizarán sus estudios secundarios; 23 de cada 100 se graduarán si pertenecen al 30% de ingresos medios; mientras que más de 50 lo harán satisfactoriamente si pertenecen al 40% de ingresos más altos.

Respecto a la educación superior, si bien la cifra de estudiantes en la región ha crecido a más de 30 millones, según cifras del Observatorio de Ciencia, Tecnología y Sociedad de la OEI, Iberoamérica posee un margen de crecimiento potencial en el acceso a la universidad mientras mantiene modestas tasas de titulación universitaria.

Según la OIT, 23 millones no trabajaban, no buscaban trabajo y no estudiaban. Es decir, muchos jóvenes no finalizan sus estudios secundarios, solo una minoría accede a la Universidad, y menos aún se titulan satisfactoriamente.

Esta realidad nos invita a repensar algunas estrategias de vinculación del sistema educativo formal y no formal con el mundo del trabajo. La formación técnico-profesional en sus diversos formatos podría constituirse en una oportunidad para continuar los estudios, acceder rápidamente al mercado de trabajo o, incluso, finalizar los estudios secundarios en programas combinados.

En el marco del esfuerzo regional que realiza la OEI, en Argentina se viene impulsando la Mesa de Educación y Trabajo de la que participan empresas, sindicatos, gobierno y universidades, iniciativa que ha identificado aspectos que inciden en la baja matriculación de los jóvenes en centros de formación profesional o de educación técnica superior, como la falta de articulación entre niveles y modalidades educativas, lo cual obstaculiza las trayectorias estudiantiles y reduce sus márgenes de elección.

Un sistema más integrado permitiría que los jóvenes opten por la formación profesional al término de la secundaria y que luego, esos estudios sean reconocidos por las universidades como créditos para continuar estudiando. También que la educación secundaria les provea formación técnica en algunas áreas del conocimiento o que, si abandonaron la escolaridad, puedan finalizarla mientras realizan estudios de formación profesional.

Un registro único de competencias profesionales permitiría a los empleadores acceder a la información de la evolución formativa de sus trabajadores pudiendo reconocer en el salario y jerarquía las competencias adquiridas y debidamente certificadas, como ya lo hacen el Sistema Nacional de Cualificaciones de España o la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina.

Este tipo de iniciativas contribuyen a una formación profesional y técnica más atractiva para los jóvenes. Asimismo, una oferta educativa más integrada entre niveles de enseñanza, con contenidos articulados, sistemas de créditos y flexibilidad de tránsito entre modalidades y niveles otorgará a los jóvenes más oportunidades para finalizar sus estudios y más herramientas para acceder al mundo del trabajo creando mejores condiciones de inclusión y movilidad social en la región.

Luis Scasso es director de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) en Argentina.

https://elpais.com/educacion/2021-04-06/como-superar-el-abandono-escolar-en-america-latina.html

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Puerto Rico: Casos de COVID acumulados en menores de 10 años supera los 10 mil

Por: https://www.metro.pr

Continúan en aumento los casos entre niños en Puerto Rico, donde hay 18 hospitalizados pediátricos por COVID

Estadísticas actualizadas hoy por el Departamento de Salud, mostraron que el total de casos positivos de COVID-19 que se han acumulado en menores de 10 años desde el inicio de la pandemia, ya superó los 10 mil.

Según el tablero digital de la agencia, un total de 10,073 niños con menos de 10 años se han contagio del virus.

Por otra parte, un total de 16,715 menores entre 10 a 19 años también han dado positivo a la enfermedad en Puerto Rico.

En cuanto a la capacidad de los hospitales, los datos de la agencia señalan que 18 menores se encuentran hospitalizados por coronavirus, pero ninguno está conectado a ventilador.

El rango de edad entre 20 a 29 años continúa siendo el que más acumulados del virus ha tenido, con un total de 35,029 hasta el momento.

Salud informó hoy un total de 1,026 nuevos casos positivos de COVID-19, de los cuales 333 son confirmados y 149 son probables.

*https://www.metro.pr/pr/noticias/2021/03/30/casos-covid-acumulados-menores-10-anos-supera-los-10-mil.html?fbclid=IwAR2N9Ur04W9yScMUdOJ8A7a2ADXn3prhMwMNeo2EHGOHNyKSCohsXzWYeo0

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Enfermera escolar: una figura esencial durante la Covid-19

La crisis sanitaria actual por la Covid-19 ha supuesto un golpe determinante para poner en relieve el papel de estos profesionales.

La crisis sanitaria ha cambiado nuestras vidas para siempre y sus consecuencias irán más allá de los meses del estado de alarma. Y es que muchos aspectos de la vida diaria se han visto afectados por esta «nueva normalidad» que ha trastornado por completo los hábitos y rutinas diarias, sobre todo, la de los menores de edad. Ante estos nuevos escenarios, una de las inquietudes cada vez más frecuentes entre los padres, alumnos y docentes es que el centro educativo cuente con un servicio sanitario completo y adecuado para solventar tanto las enfermedades cotidianas como la prevención y gestión correcta ante crisis epidemiológicas como la actual pandemia.

Contribuir a la mejora de la educación para la salud, con apoyo y soporte de la enfermera escolar especializada y coordinadora in-situ, es una necesidad tanto para nuestros menores como para una correcta gestión del centro educativo. «La enfermera escolar, como profesional de la salud, también tiene la co-responsabilidad de cuidar, ayudar a prevenir, apoyar y educar en salud, a toda la comunidad educativa como un pilar más en la formación completa de nuestros hijos como personas sanas en toda la amplitud de este concepto», Jesús Ruiz, CEO de Schoolnurses.

La crisis sanitaria actual por la Covid-19 ha supuesto un golpe determinante para poner en relieve el papel de estos profesionales, y es una oportunidad de mejorar y aprender que hay que invertir en prevención y formación. Es lo que ponen de relieve desde Schoolnurses, donde defienden la necesidad de que este tipo de profesionales sanitarios tengan presencia en todas las instituciones educativas y que puedan también servir de apoyo para aliviar la ya muy tocada Atención Primaria, un sistema abocado al desbordamiento debido al envejecimiento poblacional y malos hábitos, y que demanda intervenir en edades tempranas para conseguir resultados a largo plazo.

Con esta premisa, Schoolnurses nace para aportar una solución 360º para que cada colegio cuente como mínimo con un profesional sanitario. Una metodología única que dota suma las últimas tecnologías como blockchain o business intelligence para dotar a su personal de medios seguros, confidenciales y actualizados según las situaciones de cada momento.

La labor de la enfermera escolar viene determinada por la realidad cambiante de cada colegio. La enfermera antes de la pandemia asistía, educaba, investigaba y gestionaba cada caso. Actualmente, como coordinadores COVID, además de valorar cada posible afectado y determinar si puede ser un posible contagio, elaborar listados, comunicar con Salud Pública y familias, cumple un papel fundamental en el ecosistema escolar como asesora y guía a claustro, familias, dirección y alumnos para prevenir contagios, minimizar riesgos, evaluar y adaptar protocolos oficiales y velar por que se cumplan todas las recomendaciones sanitarias.

«Ahora más que nunca, contar con este tipo de profesional es una necesidad esencial para cualquier colegio, no solo porque es de gran ayuda para atender heridas o traumatismos diarios, o dar soporte a alumnos con problemas crónicos o eventuales, sino también porque supervisan la muy necesaria formación continuada en temas de salud y bienestar», explica Ruiz.

Con todo ello, contar con un servicio de enfermería escolar va más allá de tener una persona que se encargue solo de curar heridas y poner tiritas. «Su conocimiento del entorno, la realidad personal real de alumnos durante toda su vida escolar, familias con las que se desarrollan vínculos muy estrechos y su especial enfoque sanitario y el poder compartir el día a día con el resto de personal del colegio, la posicionan como una pieza clave, además de en la crítica detección precoz, en ser garante de igualdad de condiciones para los alumnos que por razones de salud podrían no ver sus derechos respetados; es decir se convierte en garantes de sus derechos fundamentales», matiza Ruiz.

En lo que va del actual curso escolar, Schoolnurses ha dado cobertura a más de 43.000 alumnos y ha realizado más de 145.000 intervenciones, de las cuales más de un 48 % fueron accidentes o detección de potenciales enfermedades o casos sospechosos y otro 28 % fueron gestión y atención de medicaciones o controles diarios, sin olvidar las horas extras invertidas en coordinación COVID como parte de una de sus muchas competencias como gestión en caso de epidemias. Además, durante esta crisis han llevado a cabo más de 1,5 mil test preventivos y ayudado a identificar unos 80 casos positivos o en sus colegios y centros de trabajo, evitando así el contagio que habría supuesto al resto de personal y alumnos en estos colegios donde están presentes

¿Qué otros beneficios tiene disponer de un servicio de enfermería escolar?

● Valoración correcta de los casos y emergencias.

Una enfermera escolar es una pieza clave de apoyo a toda la comunidad educativa porque se encarga de dar asistencia a las personas y valorando con criterio sanitario en caso de que se presente una emergencia como una herida, dolor de cabeza, estómago, etc., o incluso un traumatismo leve, y que puede no ser ni tan leve como parezca, ni tan grave como aparente.

Da continuidad y soporte a los Planes de Cuidado personales.

Gestiona con seguridad las necesidades de controles o medicaciones rutinarias o de rescate de los casos de enfermedades crónicas como puede ser la diabetes, asma, alergias, epilepsia, entre otros. Evitando el absentismo escolar o laboral en muchos casos.

● Educa en hábitos saludables

La enfermera escolar,como parte de su formación profesional en donde debe enseñar a otros profesionales o al paciente cómo cuidar de su salud o seguir un tratamiento pautado por su médico, también está capacitada para educar a los niños y adultos en hábitos saludables. Es decir, mientras supervisa la correcta colocación de insulina a un niño diabético, por ejemplo, puede reforzar sus conocimientos de la enfermedad y darle consejos sobre cómo cuidar su alimentación y correcto descanso.

● Coordina y/o adapta formación en salud asociada con el bienestar físico, mental, emocional, social, medioambiental e incluso espiritual.

La enfermera escolar es, técnicamente, un docente más. Se trata de una figura que está capacitada para promover la salud en toda su amplitud holística, no sólo la física. La salud es mucho más que la ausencia de enfermedad. Para alumnos, profesores y familias. Para ello, puede desarrollar o adaptar sus propios talleres, pero también sumar o coordinar contenidos y estrategias continuadas, en colaboración con el centro escolar, de las colaboraciones con otros especialistas adaptando estos contenidos a cada comunidad educativa abordando temas esenciales relacionados con trastornos la nutrición, las enfermedades, el acoso escolar, la prevención de drogodependencias, mindfulness, higiene del sueño, revisiones de la vista, etc.

Asimismo, es importante resaltar que la enfermera escolar contribuye a una evidente reducción del estrés del profesorado, reforzando el desarrollo de sus competencias educativas. Todo ello, en beneficio del propio centro educativo, que ve mejorada su excelencia, calidad y seguridad al tiempo que cumple con los derechos del menor para con la salud e igualdad de oportunidades.

Fuente e imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-enfermera-escolar-figura-esencial-durante-covid-19-202103150124_noticia.html

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