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México: Quinta Ola de contagios COVID ‘ahoga’ a escuelas y maestros en Quintana Roo

Por: Fernanda Duque/Sipse

Docentes acusan desatención e indiferencia del sindicato y autoridades ante el alza de casos positivos.

El aumento de contagios de COVID-19 en Quintana Roo ha preocupado a los trabajadores de la educación, incluso, grupos sindicalizados externaron que hay una desatención e indiferencia por parte de sus representantes y de las autoridades.

Lorena Elizabeth Ribbon, coordinadora en Quintana Roo del Movimiento Nacional por la Transformación Sindical del SNTE, explicó que se han presentado diversos contagios en las escuelas y centros de trabajo, por lo que hay ausencia de docentes en las aulas.

“El gobernador ya pidió que se vuelva a utilizar el cubrebocas. Muchos maestros están contagiados y no están acudiendo a la parte final del ciclo, hay escuelas donde hay dos o tres maestros que están faltando por lo mismo”.
Asimismo, mencionó que pese a esta situación no se tiene un escrito por parte de la sección 25 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), por lo que cada plantel ha tenido que tomar sus propias medidas internas.
En cuanto a los contagios, mencionó que no se ha externado el número preciso de trabajadores que actualmente están cursando con la enfermedad causada por el virus SARS-CoV2.
“Si el sindicato estuviera realmente comprometido con el magisterio, sería una de las prioridades establecer una postura clara. La parte sindical se ha mostrado indiferente a la atención de COVID, sobre todo, de vigilar que en las escuelas haya claridad en cuántas personas han sido afectadas”.
La entrevistada señaló que hasta el momento no se ha hecho la revisión puntual de la situación que presentan las escuelas en esta quinta ola, insistiendo en continuar con la modalidad presencial.
“No ha habido una bandera de lucha, ni de atención, para decir que en nuestras escuelas llevan tantos casos o un porcentaje de, para que se suspendan las clases o se haga una atención mucho más puntual”.
De acuerdo con la Secretaría de Salud en Quintana Roo, la entidad suma más de 103 mil casos positivos desde el inicio de la pandemia de COVID-19, mientras que los casos diarios se han mantenido en más de 600 cada 24 horas.
Fuente de la información e imagen: https://sipse.com
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España: Ómicron golpea a colegios e institutos: aulas vacías, profesores con varias clases a la vez y sustitutos contagiados antes de llegar

Por: Ivanna Vallespín  y Javier Martín-Arroyo

El ministerio y las comunidades han lanzado un mensaje de tranquilidad porque las cifras de bajas docentes no son tan altas como esperaban (en torno al 3,2%), pero las medias estadísticas esconden situaciones dramáticas en muchos puntos de España.

El día a día —incluso el minuto a minuto— del instituto público Dr. Puigvert de Barcelona está gobernado por la incertidumbre. ¿Cuándo va a saltar el próximo positivo? Ya sea entre el alumnado o entre el profesorado: “El miércoles a la una nos llamó un sustituto porque le habían asignado nuestro centro. A las tres nos volvía a llamar diciendo que tenía covid”, cuenta la directora, Txeli Segué.

 

En este instituto del distrito de Sant Andreu, lo peor de la sexta ola de la covid, con la variante ómicron infectando como nunca, ha dejado en su primera semana lectiva tras las vacaciones de Navidad un rastro de una decena de profesores de baja por covid (de un total de 71) y medio centenar de alumnos confinados (de 665). El viernes, detrás de cada puerta de cada aula se podía encontrar una situación diferente, pero en muy pocas conseguían mantener la normalidad. En un grupo de 4º de ESO (15 años), la profesora de castellano solo tenía dos alumnos; el día anterior se había detectado un positivo y la mayoría de compañeros había decidido no ir, aunque los protocolos sanitarios no les obligan a ausentarse. Un piso más arriba, en 1º de bachillerato, nueve alumnos miraban concentrados la pantalla de su portátil; toca Tecnología, pero el profesor no está, imparte la clase desde casa porque, aunque se encuentra bien, tiene coronavirus.

En el Dr. Puigvert han vivido esta semana una situación límite que pilla a todos (docentes, alumnos y familias), además, bastante exhaustos, después de meses de esfuerzos en los que han sufrido algún caso de covid persistente entre el profesorado e, incluso, un fallecimiento. Y la semana que viene puede ir a peor: Marcela de la Rosa, secretaria del instituto, calcula que al ritmo actual en unos días ya se habrá contagiado la mitad de la plantilla solo en el último mes.

Como el suyo, hay muchos otros centros educativos en todo el país cuyo día a día está muy lejos de la normalidad, aunque sea la de antes de la llegada de ómicron. Como el instituto público San Isidoro de Sevilla o el colegio concertado Juan Ramón Jiménez de Gran Canaria, donde algunos profesores están teniendo que atender varias aulas a la vez. O como el colegio público un pueblo del interior de Valencia en el que falta el 25% de la plantilla y, de cinco profesionales del equipo de infantil, quedan dos a pie de aula.

El Ministerio de Educación y las comunidades han enviado durante toda la semana mensajes de tranquilidad, argumentando que las cifras de bajas docentes no son tan altas, que no son preocupantes: una media del 3,2%, según los datos del ministerio, con picos en algunas comunidades que superan el 5%. Y, aunque los sindicatos elevan las cifras hasta el 6% e incluso hasta el 10%, es cierto que en muchos sitios han conseguido de momento esquivar la bala: Vicent Mañes, presidente de la federación española de directores de centros públicos de infantil y primaria (Fedeip), cuenta que, por ejemplo, en su centro, el Bertomeu Llorens i Royo de Catarroja (Valencia), no ha tenido ninguna baja esta semana ni entre el profesorado ni entre los monitores de comedor. Mañes, que pensó que la situación en general iba a ser más caótica de lo que está siendo, reconoce también que es muy heterogénea.

Los peores golpes de la sexta ola

De hecho, en muchas otras escuelas las cosas se han torcido de forma dramática por la falta de profesores, pero también por la de alumnos, y no solo los que están enfermos, sino los que deciden no acudir a clase (ellos o sus familias) por temor a un escenario de contagios desbocados, haciendo caso omiso de los protocolos sanitarios que acaban de suavizar los criterios por los que se decretan cuarentenas preventivas. Son centros con clases semivacías y profesores que cuelgan las tareas directamente en la nube porque no saben cuántos alumnos acudirán, con docentes doblando la jornada, con clases de infantil en las que se van sucediendo los contagios sin que se lleguen a decretar cuarentena alguna —ya solo se recomienda aislar toda la clase cuando se den cinco casos o más de infección activa—.

En el instituto San Isidoro de Sevilla una tormenta perfecta ha significado 15 ausencias a principios de semana, casi el 25% de su claustro de 62 docentes: seis por contagios de covid (un 10%), un profesor con secuelas de la vacuna, cuatro con enfermedades de larga duración y cuatro jubilaciones durante las Navidades. El director, Ignacio Aíza, espera recuperar la plantilla del todo este lunes y ha evitado pedir sustitutos para los profesores con síntomas leves debido a su reincorporación progresiva: “Por muy eficientes que sean los sustitutos, para uno o dos días tampoco ayuda mucho”.

Alumnos en el instituto San Isidoro en Sevilla, en clase el pasado jueves. Alumnos en el instituto San Isidoro en Sevilla, en clase el pasado jueves.PACO PUENTES (EL PAÍS)

Para suplir las ausencias esta primera semana fue clave el cuadrante con los horarios de guardias y la voluntad de ayudar de gran parte de los profesores, que a veces aumentaron sus horas de trabajo para supervisar durante las guardias a los 30 alumnos por clase en la ESO y los 35 de bachillerato. Varios docentes coincidían el pasado jueves en que la mayor dificultad ha sido trabajar con varios grupos a la vez, a pesar de que las aulas estuvieran próximas entre sí y a veces dos grupos pequeños de asignaturas optativas se pudieran reunir en un aula. A mediados de semana, la profesora de Dibujo Lola Mena se lamentaba: “Llevo tres días y parece que llevo un trimestre entero. Acabo de pasar una guardia con seis grupos sin profesor y 1º de ESO [alumnos de 12 años] solo había dado dos horas de clase”.

 

“Hemos tenido que echar mano de las orientadoras”, cuenta Martín Díaz Fivunen, jefe de estudios del colegio concertado Juan Ramón Jiménez de Gran Canaria, ubicado en las faldas del extinto volcán de Bandamarelata. “Yo mismo me he encontrado dividido entre dos clases por falta de personal. Y en los niveles inferiores van sin mascarillas, por lo que el profesorado está nervioso”, añade. En el centro tenían el viernes cinco profesores de baja por contagio (de un total de 29).

 

Beatriz Martínez es docente de un colegio público de un pueblo del interior de Valencia en el que faltan siete profesores de 29. En infantil todos los niños van sin mascarilla. “Es muy difícil. El otro día, con las vacunas [la Comunidad Valenciana está inmunizando a los menores de 12 años en los centros escolares], los niños lloraban y se agarraban y la mascarilla se nos iba al garete”, cuenta Martínez. Y, como no se están confinando las clases cuando se detecta un caso, como ocurría antes de las vacaciones, “un día hay un positivo, a los dos días otros dos… Pero, al llegar de forma escalonada, es casi imposible que lleguemos a hacer cuarentena”, continúa la maestra. En primaria, añade, al faltar muchos alumnos, el gran dilema ha sido si seguir avanzando materia o no.

“Nos tendrían que enviar a casa”

Andrea Rodríguez, alumna de 4º de ESO, conversaba el viernes inquieta con un par de compañeros en un pasillo del instituto Dr. Puigvert de Barcelona. Media hora antes les habían comunicado un positivo en su grupo. Se negaban a volver a clase. “Nos tenemos que quedar todo el día aquí, pero estamos angustiados porque no sabemos si hay más positivos en clase. Nos tendrían que enviar a casa”, reclama. “No teníamos que haber empezado las clases [en enero] o, al menos, que nos hubieran hecho una PCR a todos”, añade otro alumno, Ismael Hussain. En la clase de castellano solo han acudido dos estudiantes por la detección un día antes de un caso de covid, explica Muhammad Ali: “Quedamos con los amigos en venir a clase, pero veo que al final no ha venido nadie. Nosotros nos lo tomamos con filosofía y venimos, como cada día”.

“Publicamos el recuento diario [de casos covid] en nuestra web, queremos que las familias estén informadas”, explica la directora por teléfono. Ella es una de las docentes con covid, pero sigue gestionando el centro desde casa. La secretaria del instituto, Marcela de la Rosa, añade: “Al estrés que ya traes por los contagios en el entorno familiar se suma el ver cómo se están tensionando las escuelas. Nos gustaría centrarnos en temas estrictamente educativos, pero tienes que gestionar las bajas y las emociones de los alumnos. Los adolescentes viven muy intensamente todo lo referente a la covid”.

En el San Isidoro de Sevilla también les gustaría poder centrarse un poco más en lo educativo. “Lo peor ha sido que tenemos Selectividad en junio y vamos agobiados con el temario. Nos ha faltado la profe de Lengua, la de Geografía y la de Economía [con 11 horas lectivas a la semana]. Cuando los profes de guardia no dan abasto, nos bajamos todos al patio”, explicaba el pasado jueves Miranda Plantón, alumna de 17 años de 2º de bachillerato.

El instituto sevillano presume de ser el más añejo de España, con 176 años de historia, y acogió alumnos como Severo Ochoa y Manuel Machado. Ubicado cerca de la populosa y céntrica Alameda de Hércules, hoy viste pasillos y muebles vetustos pero dignos para un edificio de 1967. Es bilingüe de alemán, respira bullicio, buen ambiente y tiene bajas temperaturas. Las ventanas y puertas no se cierran nunca, por lo que la mayoría viste abrigos, gorros y calcetines polares para protegerse de las corrientes permanentes. Hace dos años que ningún profesor cierra la puerta de la clase por la pandemia.

“El instituto tiene muy buena ventilación, aunque es incómodo a nivel de bienestar y se está mejor incluso en el patio, porque allí no hay corriente. Las primeras horas son las peores”, dice Lilian Rivera, orientadora del centro. El director defiende que esa ventilación permanente es la causa de que en dos años no haya habido ni un contagio entre alumnos ni profesores y todos se hayan originado fuera del centro: “Aguanté las presiones de los padres, pero también otros alumnos me pidieron que no se cerraran las ventanas, preocupados por sus padres y abuelos. Eso sí, con la Filomena [la gran nevada del año pasado] pasamos dos semanas tremendas y algún alumno con sabañones”.

Alumnos del instituto San Isidoro de Sevilla, este jueves. Alumnos del instituto San Isidoro de Sevilla, este jueves. PACO PUENTES

Al margen de los 50 alumnos positivos por coronavirus (de 800) hay muchos otros con síntomas y sin diagnosticar ni resultado de test que por prudencia se han quedado en casa. Antes se les mandaban las tareas a los que faltaban por contagios, ahora la variante ómicron va a tal velocidad que todos los profesores las suben directamente a la nube para que los ausentes se las descarguen. Frente al 10% de profesores contagiados por covid en el San Isidoro, Andalucía ha tenido una media del 1,2% de sustituciones esta primera semana, 1.321 plazas en una plantilla de 106.000 docentes

Jubilaciones sin cubrir

En el caso de las cuatro jubilaciones del San Isidoro de Sevilla, la Consejería de Educación andaluza las conocía con antelación. Estaban previstas para diciembre, pero algún fallo técnico o humano impidió que el lunes pasado se cubrieran. “Hemos tenido mala suerte porque habitualmente el sustituto llega al día siguiente. El último reparto fue el 15 de diciembre. Se jubilaron después y no saltó la alerta durante las Navidades, no sé qué ha pasado”, comentaba Aíza con desconcierto. Esta semana, a las ausencias del profesorado se sumó la falta de dos limpiadoras por traslado, de las cinco que hay, y un conserje de los cuatro con los que cuenta el centro. Por si fuera poco, hasta julio pasado había faltado por excedencia una de las dos administrativas del centro, cuya baja no se cubrió durante nada menos que dos años

En el Dr. Puigvert de Barcelona, la secretaria De la Rosa admite que el inicio del curso está siendo “fatal”, con más del 10% de la plantilla de baja. Durante la pasada semana en Cataluña se detectaron 30.500 positivos entre alumnos de todas las etapas y 3.800 entre el profesorado y en confinamiento había 52.632 estudiantes (el 3,65% del total) y 6.663 docentes (4%). Aunque la Generalitat insiste en que se están cubriendo las ausencias desde el primer día, el colapso del sistema lo hace inviable. “Tenemos un profesor que dio positivo el sábado, recibimos su baja el lunes y el sustituto ha llegado hoy [por el viernes pasado]. Pero solo estará un día porque el titular se reincorpora el lunes”, describe De la Rosa. Desde el 7 de enero, Cataluña ha nombrado 5.261 sustitutos, aunque el sindicato mayoritario Ustec denuncia que hasta un 30% de las vacantes no se cubren por los contagios también entre los sustitutos y por la falta endémica en algunas especialidades.

La celeridad y el alcance de la cobertura de las ausencias de docentes también está siendo muy distinto, dependiendo de la comunidad, incluso de la etapa educativa (CC OO asegura que se están solucionando mucho mejor en secundaria y muy mal o casi nada en infantil). Así, como ocurre con todo lo demás, cuando eres el centro que se queda en el lado malo de la estadística, las medias no consuelan. La directora del Dr. Puigvert detalla que, de la decena de bajas de profesorado que han tenido esta semana, solo han cubierto tres por la falta de especialistas en los perfiles que ellos necesitan. Así, tienen que hacer encaje de bolillos para cubrir los huecos: tirar de guardias, que un docente se reparta entre dos aulas, dar clase de forma presencial y virtual a la vez a 50 alumnos… Y admiten en el centro que un día tuvieron que enviar tres grupos al patio porque no quedaban más docentes.


Con información de Guillermo VegaElisa Silió y J. A. Aunión.


Fuente de la informaciòn e imagen: EL PAÍS

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México/COVID en Jalisco: Detectan 14 casos en alumnos de educación básica

Las tasas de contagio de COVID-19 en planteles escolares continúan estables, dice el Gobierno de Jalisco

 

Durante la última semana, se identificaron un total de 14 casos de COVID-19 en alumnos de escuelas de educación básica en Jalisco, con lo que el reporte de incidencias se mantiene estable, dijo el Gobierno estatal. La semana anterior se detectaron 2 contagios en estudiantes.

«La incidencia de casos activos de COVID-19 detectados en planteles de educación básica continúa a la baja con el 0.0065 por ciento en estudiantes, es decir, 14 casos activos; por su parte, en el personal educativo se registraron 8, lo que equivale al 0.0008 por ciento del total de la plantilla», informó en un comunicado.

Detalló que los contagios se detectaron en 20 escuelas, lo que equivale al 0.15% de los 13 mil 415 planteles de educación básica en todo Jalisco durante la semana del 19 al 25 de noviembre.

A dos semanas del regreso presencial en 100% de escuelas

Hace ya 13 semanas del regreso a clases presenciales en Jalisco y suman dos semanas desde la autorización del regreso a las aulas del 100% de los alumnos de educación básica y media superior.

Según cifras del Gobierno estatal, en la semana anterior, del 12 al 18 de noviembre, se identificaron 2 contagios de COVID-19 en estudiantes y 10 en trabajadores de escuelas de educación básica. Del 5 al 11 de noviembre se detectaron 12 casos en alumnos y 25 en personal de planteles.

Sobre la incidencia de contagios en planteles de educación media superior,  se reportaron 18 casos activos en estudiantes; por su parte, en el personal educativo se registraron 14 casos en escuelas federales, estatales, particulares y centros de capacitación.

En cuanto a educación superior, en la segunda quincena de noviembre un total de 32 instituciones de educación superior reportaron 10 casos positivos de alumnos y 5 casos de docentes.

Fuente de la información e imagen: https://www.informador.mx/

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México: Fallece por Covid-19 el secretario de Educación en Coahuila

Por: Leopoldo Ramos

Saltillo, Coah., El secretario de Educación de Coahuila, Higinio González Calderón, falleció la madrugada de este jueves por Covid-19 en un hospital privado del norte de Saltillo.

El gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís confirmó la noticia en redes sociales,.

Me acaban de informar del fallecimiento de mi amigo, el doctor Higinio González Calderón. Un funcionario ejemplar que trabajó incansablemente para que Coahuila avanzara en materia educativa, dejándonos una gran enseñanza a su paso por la Secretaría de Educación de Coahuila, escribió el mandatario estatal.

El 6 de octubre la Secretaría de Educación informó que Higinio González Calderón resultó positivo a Covid-19 luego de realizarse la prueba por algunos malestares.

Una semana después fue internado de urgencia debido a que presentó complicaciones de salud, y hasta ese momento era reportado como estable; sin embargo, dos semanas después, tuvo que ser intubado por complicaciones.

Desde entonces se le ubicó en el área de terapia intensiva; era asistido por un ventilador para respirar y su evolución era negativa, según el propio secretario de Salud, Roberto Bernal.

González Calderón tenía 76 años de edad. Fue profesor de carrera; fundó y dirigió la Universidad Autónoma del Noreste, privada.

El 28 de octubre el gobernador nombró a María del Carmen Ruiz Esparza encargada del despacho.

Fuente de la información: La Jornada

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España: CCOO acusa a Educación de «ignorar» los acuerdos de la Junta de Personal en contratación de maestros PROA+

La Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras en Cantabria ha acusado a la Consejería de Educación de «ignorar» los acuerdos de la Junta de Personal Docente en contratación de maestros PROA+.

En un comunicado, el sindicato ha vuelto a criticar la forma de actuar y la «falta de transparencia» de la Consejería de Educación en lo que se refiere a la contratación de empleo público y ha lamentado «el oscurantismo y la falta de negociación» en lo relacionado con el cuerpo de maestros, donde «está ignorando lo acordado en las últimas reuniones mantenidas con los sindicatos representados en la Junta de Personal Docente».

Concretamente, la Federación de Enseñanza ha censurado que «el nuevo despropósito» de la Consejería de Marina Lombó se refiere a la contratación de plazas vinculadas al programa PROA+, financiado en su integridad por Fondos Europeos.

CCOO ha explicado que estas plazas, según la última reunión informativa entre la Consejería y las organizaciones sindicales de la Junta de Personal, comenzarían a ser ofertadas a partir del 11 de noviembre, con contratos a jornada completa y con duración hasta el 31 de agosto.

La «sorpresa» del sindicato ha sido ver ya en la página web de la Consejería la oferta de una plaza para un centro concertado con una jornada parcial de 25 horas semanales y requiriendo una titulación que no se ajusta a las materias que según la oferta se ha de impartir.

La secretaria general de la Federación de Enseñanza de CCOO en Cantabria, Conchi Sánchez, ha subrayado que «este sindicato no va a consentir este tipo de discriminación entre la pública y la concertada y muchísimo menos la desigualdad de trato entre trabajadores de un mismo cuerpo que, desempeñando el mismo trabajo, tengan peores condiciones que otros compañeros».

En este sentido, ha señalado que en la pública los afectados son los docentes de Educación Infantil y Primaria, «que, habiendo solicitado una plaza del cupo COVID, van a perder el salario y los puntos de los meses de verano y, en el caso de los docentes de la concertada, que una plaza PROA+ pagada íntegramente por fondos europeos, tenga carácter de parcialidad», ha dicho.

Sánchez ha asegurado que va a poner este asunto en manos de los servicios jurídicos del sindicato «para ver qué se puede hacer» y ha animado a todos quienes se encuentren ocupando una plaza Covid en Educación Primaria a ponerse en contacto con la Federación para estudiar su caso y «pelear por sus derechos».

Fuente de la información: https://www.20minutos.es

Imagen: https://cantabria.fe.ccoo.es/Politica_de_privacidad

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La cuarta ola es ya una realidad

Por: Sergio Ferrari 

Se polariza la brecha entre los vacunados y los vacuna escépticos

Lejos de desaparecer, el COVID-19 recupera protagonismo en Europa luego del respiro estival. Y ahora se confirma la que ya es una realidad: la cuarta ola. La variante Delta se proyecta como el actor virulento de esta tragedia social que parece no tener fin.

Esta nueva ola se está acelerando debido, principalmente, a los contagios entre la población adulta joven, advirtió la tercera semana de agosto el Instituto Robert Koch (RKI), organismo alemán de prevención y control de enfermedades.

Los casos de infección se han incrementado una vez más desde inicios de julio, luego del paréntesis de abril a junio. El número de hospitalizaciones también aumenta, con una diferencia neta con respecto a las olas anteriores: ahora la franja de edad predominante es de 35 a 59 años. Si bien en Alemania hacia la tercera semana de agosto un 63.8% de la población ha recibido al menos una dosis de la vacuna –y un 58.25%, las dos– el RKI considera que el riesgo de contagio es siempre mucho más alto entre los no vacunados y que han recibido una sola dosis. La variante Delta representa el 99% de la incidencia pandémica total en ese país.

El caso suizo

Realidad semejante a la que se vive en Suiza, donde los epidemiólogos también reconocen que la cuarta ola ya está instalada en el país, con casi 3000 casos diarios a fines de agosto y más de 500 personas hospitalizadas afectadas por el coronavirus, para una población de 8.5 millones de habitantes. Proporcionalmente la realidad helvética correspondería a casi 18 mil casos diarios en Argentina o España, 24 mil en Francia, o bien 45 mil en México. A pesar de esta tendencia ascendente, el número de decesos diarios a causa de la pandemia se mantiene bajo si se compara con el de los meses anteriores. Elemento que indicaría, tendencialmente, que el impacto de esta cuarta ola en vidas humanas será menor que las anteriores.

Para evaluar el estado de la situación sanitaria, los expertos internacionales sostienen que es necesario medir el porcentaje de pruebas de detección que han dado positivo, es decir, la “tasa de positivos”. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si esta cifra no supera el 5%, se considera que la pandemia está controlada. Si supera ese umbral, se corre el riesgo de que la pandemia se descontrole.

El 20 de agosto, en Suiza, esa tasa llegó al 12.9%, casi la mitad del máximo alcanzado durante el peor momento de la crisis, en noviembre del año pasado (26.9%). Sin embargo, mucho mayor que la de unas pocas semanas atrás, a inicios de julio, cuando no alcanzaba al 1%. Constatación adicional de que la pandemia vuelve a intensificar su impacto.

La tercera semana de agosto, Tanja Stadler, la nueva responsable del Grupo de Trabajo COVID-19 de la Confederación Helvética, compartió su preocupación a raíz del violento aumento de casos. El último mes, las admisiones hospitalarias se han duplicado, sucesivamente, tres veces. El 90% de las mismas son personas no vacunadas, y casi la mitad es gente que regresa al país luego de las vacaciones, en particular de la región de los Balcanes y Grecia. Si en septiembre se mantuviera esta constante, aumentaría el nivel de hospitalizaciones, lo que hace temer a algunos epidemiólogos la posibilidad de un nuevo tensionamiento del sistema hospitalario. Otros consideran que se vive una situación pandémica de “meseta” y que los riesgos para la sobrecarga de hospitales son menores que en las olas anteriores. Para fundamentar esta evaluación contabilizan no solo la cantidad de vacunados, sino también la alta proporción de personas de riesgo que ha recibido las dos dosis, así como el porcentaje de la población que ya ha contraído el virus en este último año y medio.

Según Stadler, el problema es que ahora el país se confronta con una dinámica que se desarrolla velozmente, propia de la naturaleza de la variante Delta. Todo esto en un momento del año muy particular debido al regreso de las vacaciones veraniegas de julio y agosto y la caída paulatina de las temperaturas, lo que limita las actividades al aire libre y concentra la vida social en espacios cerrados. Señala dicha experta que, alrededor de este mismo periodo el año pasado, factores semejantes no contribuyeron a frenar la explosión de una segunda ola, que impactó en noviembre y diciembre y que en definitiva fue la más agresiva desde que el COVID-19 comenzó a golpear en Europa.

El ámbito científico insiste en la necesidad imperiosa de extender la vacunación a niñas y niños a partir de los 12 años y extender el pasaporte COVID-19 a bares, restaurantes y actividades culturales. Y propone que a partir de octubre todos los tests –hasta ahora mayoritariamente financiados por el Estado—sean sufragados por los usuarios, como una forma indirecta de estimular la vacunación, la cual seguirá siendo gratuita. Autoridades federales hablan de la posibilidad de establecer una lista de “países de alto riesgo” y de volver a establecer el asilamiento obligatorio para los viajeros que lleguen de los mismos.

En este marco global el problema se profundiza por la enorme resistencia de casi la mitad de la población suiza a vacunarse. A pesar de las campañas oficiales y la existencia de stocks abundantes, hasta el 27 de agosto solo el 51.03% de la población se había inmunizado con ambas dosis. Este porcentaje aumenta al 57.01% cuando se incluye a las personas que recibieron una sola dosis.

“Paradójicamente esta cuarta ola es la de los no-vacunados en un continente donde sobran las vacunas cuando en la gran mayoría del planeta faltan las dosis”, enfatiza el doctor suizo Bernard Borel, activo en la lucha contra el COVID-19 en el Cantón de Vaud. Y agrega: “Es absurdo. Es la consecuencia de una sociedad egoísta y egocéntrica, donde muchos desprecian el valor de la salud como bien común”.

La situación europea

Según la OMS hasta el lunes 23 de agosto, la situación de casos en Europa era preocupante en varios países. Gran Bretaña contabilizaba 423.000 nuevas infecciones (+ 14 % en relación a la incidencia por 100.000 habitantes de las semanas precedentes); Francia 314.000 (+ 1%); Alemania 79.000(+128%); Gran Bretaña 423.000 (+14%) e Italia 88.000 (+12%).

Albania con + 422%; Bosnia Herzegovina con +344; y Bulgaria con +204% se ubican entre los países más fuertemente afectados por el incremento exponencial pandémico. España, a pesar de sus 134.000 nuevos casos en las dos últimas semanas, registra una disminución de la incidencia de -52%. Junto con Turquía, Portugal, la Federación Rusa, Finlandia, Bélgica y Uzbekistán es la única del continente que en los últimos quince días no vio aumentar la incidencia del COVID-19.

Con respecto al porcentajes de inmunización, al 23 de agosto, el 69% de la población de Dinamarca ya estaba completamente vacunada. En España y Portugal, 67%; en Gran Bretaña, 62%, y en los Países Bajos, 61%. El porcentaje cae por debajo del 60% en Italia (58%); Francia (56%) y Grecia, (52%). En menos de 50% se encuentran los países nórdicos, a excepción de Suecia, con 50.5% de su población inmunizada. El porcentaje se precipita bruscamente en la Europa Oriental; en Rusia apenas llega al 24%.

El avance de la vacunación en Europa ha experimentado desarrollos dispares. En algunos países, como Francia, la resistencia a los programas de inmunización se ha expresado a través de significativas movilizaciones callejeras. Y en formas menos masivas en Italia, Grecia, Irlanda, Gran Bretaña y Suiza, entre otros. De una u otra manera, esas expresiones de protesta, así como el áspero debate continental en torno a la crisis pandémica, ponen de manifiesto la polarización que experimenta la sociedad europea en el presente.

La protesta

La dinámica europea de los vacuna-escépticos es muy diversa y expresa condimentos nacionales específicos.

El Francia, por ejemplo, el sábado 21 de agosto, miles de personas protestaron en gran parte del país contra el pasaporte sanitario. Era el sexto fin de semana consecutivo de manifestaciones. El arranque se dio el 24 de julio, jornada sobre la cual diversas fuentes, como el cotidiano Liberation, hablaron de 160 mil participantes. En la convocatoria del 15 de agosto el Ministerio del Interior contabilizó 214 mil manifestantes en todo el país. Por su parte, el colectivo militante Nombre Jaune, que publica un recuento ciudad por ciudad, calculó más de 388 mil participantes a nivel nacional.

Según Liberation, “Este movimiento heterogéneo, que comenzó a mediados de julio y que reúne a personas más allá de la galaxia de los escépticos o los antivacunas, ha crecido de forma inédita en pleno verano”. En paralelo a la entrega del pasaporte (o tarjeta) sanitaria, que pasó a ser obligatorio en bares, restaurantes y hospitales. Desde el lunes 23 de agosto, más de 120 grandes centros comerciales y tiendas de la región de París y de la mitad sur de Francia están obligados a comprobar sistemáticamente este documento, como ya sucedía en vuelos de línea nacional, trenes etc.

Este diverso conglomerado que continúa ganando las calles en Francia expresa desacuerdos de fondo con las políticas gubernamentales. El “anti-Macronismo”, –en referencia al presidente Emmanuel Macron–, es el elemento unificador. Y para muchos la protesta contra las medidas sanitarias vigentes no es más que un pretexto para cuestionar al gobierno. Desde las esferas oficiales responden que la cantidad de gente que ha acudido a vacunarse es más significativa que la de los que vienen protestando desde julio.

En Suiza, la “resistencia” antivacuna reúne a sectores y actitudes muy diversas, aunque, en este caso, el discurso antigubernamental no es dominante.

Concuerdan sectores conservadores de derecha y grupos reaccionarios. Junto con activistas ambientalistas o de izquierda, críticos contra el poder de las transnacionales farmacéuticas a las que acusan de sacar el principal provecho de la actual crisis.

Se le suman grupos juveniles que esgrimen dos argumentos principales: no constituyen la fracción etaria que puede padecer los principales efectos brutales del COVID-19 y nadie puede garantizar de forma absoluta –debido a lo novedoso de las vacunas utilizadas-, que eventualmente las mismas no causen efectos secundarios a mediano o largo plazo.

Iglesias fundamentalistas de todo tipo, así como sectores extremos que se autodefinen como constitucionalistas, quienes consideran las medidas anti COVID-19 como restrictivas de las libertades individuales, se suman al rechazo de la vacuna.

Común denominador de todos los refractarios: la preeminencia de la decisión individual sobre la colectiva. Para ellos, la contribución a una solidaridad social, especialmente hacia los sectores de mayor riesgo, no es un argumento decisivo como para concurrir a los centros de vacunación.

Dos visiones de una coyuntura sanitaria que crispa los espíritus e intensifica la brecha societal entre vacunados y no vacunados y que comienza a convertirse en un nuevo tipo de contradicción identitaria cotidiana. Y que exaspera a algunas autoridades cantonales, que incluso proponen pasarles la factura de los gastos hospitalarios a los pacientes no vacunados, medida extrema que atentaría contra principios constitucionales esenciales.

En la Suiza enriquecida, el debate con respecto a la vacuna, sea con argumentos de derecha o de izquierda, no hace más que robustecer la retórica social del privilegio. Cada individuo que rechaza inmunizarse sabe que, en el peor de los casos, nunca le va a faltar una cama de hospital, una máscara de oxígeno o una máquina respiratoria si tienen que entubarlo.

Más aún, este debate posterga la reflexión sobre la sociedad global, la solidaridad activa entre naciones y la necesaria lucha mancomunada para generalizar y democratizar el acceso a la vacuna en el mundo entero. Única fórmula para derrotar, verdaderamente, al CODIV-19 y sus actuales y futuras variantes.

https://rebelion.org/la-cuarta-ola-es-ya-una-realidad/
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La escasez de vacunas y la falta de infraestructura lastran el regreso a clases en América Latina

Nodal

Escuelas sin agua, aulas mal ventiladas o muy pequeñas para garantizar la distancia social que exige la pandemia; maestros agotados y mal pagados; falta de vacunas y sistemas de salud deficientes; grandes extensiones selváticas o montañosas sin acceso a internet.

La lista de desafíos que enfrenta el regreso a clases en América Latina es enorme. En su informe regional de abril, Unicef, la oficina de la ONU para la infancia, decía que al 31 de marzo solo ocho países tenían sus escuelas totalmente abiertas (Costa Rica, Nicaragua y seis islas del caribe), 10 países las tenían cerradas (entre ellos México, Venezuela y Perú) y otros 18 países las mantenían parcialmente abiertas (Argentina, Chile, Colombia, Bolivia, Paraguay y Ecuador, entre otros).

«Tres de cada cinco niños y niñas que perdieron un año escolar en el mundo durante la pandemia viven en América Latina y el Caribe», advertía Unicef. Cinco meses después, la región intenta revertir esa realidad, aunque con grandes diferencias entre países.

Demoras en la región andina

Venezuela es el país que más tiempo ha mantenido sus escuelas cerradas y el que más ha demorado la reapertura, en una región en la que también se puede incluir a Colombia, Ecuador y Perú. El gobierno de Nicolás Maduro cerró las aulas el 13 de marzo de 2020 y a poco más de un mes del inicio de un nuevo ciclo hay siete millones de alumnos en el limbo. El presidente ha ordenado el regreso a las clases presenciales a partir de octubre, una promesa que ha chocado con una dura realidad sanitaria: solo el 4% de la población ha recibido la vacuna completa contra la covid-19. Se suma, además, la falta de maestros.

La líder sindical Raquel Figueroa advierte de que 100.000 docentes han emigrado del país o han dejado la profesión durante los últimos cinco años, expulsados por la crisis política y económica. «Si hay un 40% de déficit de maestros, ¿cómo se van a abrir más turnos para reducir el número de alumnos por cursos, por ejemplo?», dice. Un maestro de escuela cobra en Venezuela el equivalente a ocho euros mensuales.

El Gobierno de Colombia, en tanto, anunció este mes el regreso a clases presenciales en el sistema público, tras un año y medio de suspensión. La decisión no ha caído bien en los sindicatos, que han convocado manifestaciones. Hoy, a pesar de la directiva, más de la mitad de los colegios públicos siguen cerrados, según cálculos del Ministerio de Educación. El sistema tiene además un grave déficit de infraestructuras, sobre todo en las zonas rurales. La realidad es otra en Bogotá, donde se ha avanzado desde enero hacia una reapertura gradual de los colegios: más del 99% de las escuelas públicas de la capital ya han regresado a las aulas.

Problemas similares de infraestructura afectan a Perú. Según datos oficiales, solo en Lima Metropolitana hay más de 14.600 colegios que no están en condiciones de garantizar las medidas de protección contra la covid-19 o están en barrios con alta transmisión del virus. Perú ha destinado este año unos 123 millones de dólares (unos 104 millones de euros) para que los colegios estatales habiliten lavamanos portátiles donde faltan servicios higiénicos, «pero muchos no tienen acceso directo a agua», dice José Carlos Vera, director de Gestión Descentralizada del Ministerio de Educación.

Para compensar la falta de clases, Vera indica que el ministerio ha creado el programa Aprendo en Comunidad, con 185 lugares para actividades recreativas, deportivas y de socialización. El regreso total a las aulas no será, en cualquier caso, antes de finales de año, cuando el Gobierno espera haber vacunado a los 675.022 maestros del sistema público. Al día de hoy, solo el 50% de los maestros ha recibido la inyección.

El vecino Ecuador también avanza hacia la presencialidad desde junio, por ahora en forma voluntaria. En el estreno del curso escolar, el Gobierno del conservador Guillermo Lasso dispuso que los centros de primaria y secundaria podían voluntariamente iniciar el retorno a las aulas si cumplían con los protocolos de cuidado. El proyecto arrancó con 1.301 centros públicos y privados de primaria y secundaria.

La mayoría, más de 1.000, eran establecimientos públicos y en zonas rurales, donde el acceso a internet es más limitado. «Los padres de familia que decidan no enviar a sus hijos a la escuela continuarán sus estudios en casa», anunciaba entonces el Ministerio de Educación. Casi tres meses después, hay 2.691 escuelas de primaria y secundaria autorizadas para la presencialidad. Solo 270.000 alumnos, de un total de 4,4 millones, asisten de forma completa a las aulas.

Brasil, a dos velocidades

Brasil ha estado 13 meses con las clases cerradas. Desde principios de agosto, finalmente, las escuelas públicas han comenzado a reabrir en casi todos los Estados; los que faltan esperan hacerlo en septiembre. No existe, sin embargo, una regla única para el regreso, en un país enorme donde las regiones tienen mucha autonomía. Algunas capitales, como Manaos (en el Estado de Amazonas), han vuelto totalmente a la presencialidad, mientras que otras como Fortaleza (en Ceará) tienen un modelo híbrido, con los alumnos por turnos y parte de las actividades a distancia.

En cualquier caso, ir al colegio no es aún obligatorio para los alumnos y varios gobernadores han optado por establecer capacidades máximas para garantizar la distancia entre los alumnos. En la ciudad más poblada del país, São Paulo, el 64% de los estudiantes ya participa en clases presenciales, mientras que el 36% todavía está en actividades en línea.

Desde el inicio de la pandemia, son los estudiantes más pobres los que han tenido menos acceso a la educación a distancia en Brasil. Muchos incluso han dejado de estudiar porque ni siquiera tienen un móvil o acceso a internet. El año pasado, 172.000 niños de entre 6 y 17 años abandonaron la escuela en el país, según una estimación de un informe del Banco Mundial. En las escuelas privadas, en cambio, las puertas se abrieron el año pasado en gran parte del país, tras una intensa presión de las empresas, que aseguraron estar mejor preparadas para seguir las medidas sanitarias. En São Paulo, por ejemplo, están autorizadas a funcionar al 100% de su capacidad.

México vuelve a clases

México es uno de los países del mundo que ha mantenido las aulas cerradas durante más tiempo, unos 17 meses, y la voluntad del Gobierno es abrirlas ya, este lunes, de forma universal. A ello están convocados todos los alumnos y profesores desde los más pequeños hasta el fin de la secundaria. El regreso a las clases ha encontrado grandes reticencias por parte de los docentes, molestos algunos por la falta de pago de su salario, y otros porque no creen que las escuelas tengan las condiciones sanitarias suficientes para volver a la normalidad. Muchos centros en México no cuentan tan siquiera con agua corriente y durante el cierre pandémico han sido saqueados.

Tampoco las familias están convencidas con la presencia de los niños en las aulas. Temen contagios entre los suyos derivados de la escuela, aunque lo cierto es que millones de niños están en las calles, en las tiendas, en cualquier sitio, porque toda la economía está abierta. Una encuesta de una asociación de nombre elocuente, AbremiEscuela, certificó 97 contagios en 23.108 escuelas que estuvieron más de un mes abiertas en estos tiempos en diferentes Estados.

«La vida es primero», dicen en la coordinadora sindical CNTE, cuyos maestros asociados han rechazado la idea de volver a las aulas y prefieren seguir dando clases en línea. Los docentes, sin embargo, ya recibieron su vacuna, aunque fue la china CanSino, que ha despertado algunas suspicacias sobre su protección. Algunos maestros han optado por añadir otra dosis de distinto laboratorio.

El Cono Sur, a ritmo de vacunas

Argentina, Uruguay y Chile avanzan, con restricciones, hacia la normalización educativa. El primero regresará a la «presencialidad plena» el 1 de septiembre, tras un año y medio de medidas excepcionales. El curso lectivo de 2020 se desarrolló, salvo las dos semanas iniciales, de forma virtual, con las aulas cerradas. En 2021, los profesores fueron incluidos entre el personal prioritario para recibir la vacuna y cada provincia organizó el cronograma de regreso a la presencialidad. Primero, con las clases divididas en burbujas repartidas en el horario escolar. A partir de la próxima semana, con el mismo número de alumnos que antes de la pandemia, pero manteniendo medidas de prevención tradicionales.

Otro país con altas tasas de vacunación ha sido Chile. El país ha reabierto el 74% de los colegios, según datos del Ministerio de Educación. La cifra coincide con la mejor situación sanitaria de toda la pandemia y masividad en la vacunación. Mientras la positividad está en el 1,1%, un 84,4% de la población objetivo (15.200.000 personas) ha terminado con su esquema de inmunización contra la covid-19. En cualquier caso, el regreso a clases ha dependido en gran medida del sistema de gestión de los colegios, con más porcentaje entre los privados y menos entre los públicos y lo concertados.

En el municipio de Santiago, el centro de la ciudad donde se encuentran muchos de los privados más emblemáticos, ninguno de los 44 municipales han abierto. En el sur de la ciudad, Patricia Herrera, por ejemplo, tiene a su cargo a sus nietos de 7 y 8 años. «No han pisado el colegio desde los primeros días de marzo de 2020, al inicio de la pandemia», relata al teléfono desde el municipio de La Cisterna. Acuden a un establecimiento en La Pintana, una zona popular de la capital, que no ha abierto en estos 16 meses. «En diciembre terminan las clases, no creo que se reincorporen hasta 2022», se lamenta.

En la región, Uruguay, es el país que menos días ha tenido escuelas cerradas

Uruguay, en tanto, ha sido el país de Sudamérica que menos días ha mantenido las escuelas cerradas. En junio de 2020, cuando gran parte del continente luchaba por detener la expansión del coronavirus y evitar el colapso de sus sistemas hospitalarios, el número de casos en ese país era muy bajo y el Ejecutivo liderado por Luis Lacalle Pou anunció el regreso de las clases presenciales.

Fue un caso único y la decisión se mantuvo el resto del año, pero el panorama cambió en los primeros meses de 2021, cuando el país alcanzó su pico de contagios. A finales de marzo, el Gobierno decidió el cierre de todas las escuelas y el regreso ha sido escalonado. La vuelta fue acompañada del anuncio de que los jóvenes de entre 12 y 18 años serían incluidos en la campaña de vacunación.

La presencialidad de los alumnos de las escuelas primarias se retomó el pasado lunes 7 de junio, día en que retornaron los alumnos de 1º, 2º y 3º año de Primaria de Montevideo, Canelones y Salto. Posteriormente, el lunes 14 regresaron los cursos de 4º, 5º y 6º de Primaria de todo el país, salvo en Montevideo y Canelones. Finalmente, el día lunes 21 de ese mismo mes retornaron esos grupos en los departamentos de Montevideo y Canelones. Las vacaciones de invierno fueron entre el 28 de junio y el 10 de julio, tanto en las instituciones públicas como privadas de todo el país.

Desde el lunes 12 de julio se concretó el retorno a la presencialidad de la Educación Básica de Secundaria y Técnico Profesional. También primero y tercero de educación media superior de Secundaria y técnico profesional. Además, en esa fecha retornó la educación técnica Profesional (UTU) inició las prácticas en distintas especialidades. En tanto, el 19 de julio, retornaron los estudiantes de segundo y tercer año de Educación Media Básica de Secundaria y Técnico Profesional, y también el segundo año de Educación Media Superior de Secundaria de Técnico Profesional. Una vez cumplido los procesos de regreso a la presencialidad, las autoridades de Primaria y Secundaria apuestan a este formato, al tiempo que la virtualidad se mantiene pero en casos puntuales.

Por su parte, en la educación terciaria, estas fueron retomando la presencialidad desde mitad del mes de julio, pero no en todas las facultades. Mientras algunas mantienen un segundo semestre con virtualidad, otras ya están trabajando en formato presencial, pero con los protocolos y medidas dispuestas por el Ministerio de Salud Pública (MSP).

Las medidas, tomadas entre las autoridades de la educación (ANEP – CODICEN) y el Poder Ejecutivo, fueron acompañando la caída de casos positivos, pacientes internados y fallecimientos, y al mismo tiempo el avance de la campaña nacional de vacunación contra el Covid-19, impulsada desde el MSP.

República

La escasez de vacunas y la falta de infraestructura complican el regreso a clases en América Latina

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