La falta de acceso a recursos educativos de calidad sigue siendo un problema mundial. Sin embargo, según Cable Green, la educación abierta está facilitando el acceso a esos recursos y abaratando su costo para mayor beneficio de los estudiantes del mundo entero.
EEUU/ Cable Green
Vivimos una época de información profusa que, por primera vez en la historia, nos da la posibilidad de tener acceso a los conocimientos que deseamos adquirir. Esta revolución ofrece nuevas oportunidades para instruirse y su clave estriba en los Recursos Educativos Abiertos (REA). Esta expresión designa el conjunto de materiales educativos de libre acceso que se pueden descargar, modificar y compartir en beneficio de los educandos, sin problema legal alguno.
Hace ya veinte años que existen recursos pedagógicos (manuales, vídeos, cursos, programas para titulaciones académicas, etc.) nacidos directamente en formato digital para enseñar a leer y escribir, adquirir rudimentos de física, o desarrollar el espíritu crítico. Aunque continúan utilizándose textos impresos y recursos pedagógicos creados fuera de Internet, todos esos materiales se pueden digitalizar o están ya digitalizados. Gracias a Internet, al bajo costo del espacio en disco y a los sistemas informáticos en nube, hoy en día se pueden copiar, almacenar y distribuir recursos educativos con un costo prácticamente nulo.
Sin embargo, ¿cómo pueden compartirse legalmente contenidos educativos digitalizados, sin infringir los códigos de propiedad intelectual?
La principal característica distintiva de los REA es contar con licencias de uso libres de derechos y gozar de las subsiguientes autorizaciones legales que facultan al público para utilizarlos, modificarlos y compartirlos. No son REA aquellos recursos educativos para los que no se especifica claramente que son de dominio público o que cuentan con una licencia de uso libre.
El medio más corriente para que los recursos educativos protegidos por el derecho de autor se conviertan en REA, consiste en dotarlos de una licencia “Creative Commons”(link is external) (CC). Estas licencias estandarizadas de uso libre son gratuitas y se aplican ya – según el “Informe ‘Creative Commons’ 2015”– a más de 1.200 millones de obras protegidas por el derecho de autor que se pueden encontrar en unos nueve millones de sitios web. Cuando un autor escoge una licencia CC para su obra, conserva sus derechos sobre ésta y la pone gratuitamente a disposición pública con las modalidades y condiciones que determine.
Aprovechar plenamente el potencial de los REA
Cabe destacar que “abierto” no significa “gratuito”. En efecto, todos los REA son abiertos, o sea libremente accesibles, pero no todos los contenidos abiertos son REA. Por ejemplo, muchos de los cursos masivos en línea (MOOC) son gratuitos, pero no abiertos. Aunque el acceso al contenido de algunos de estos cursos no sea de pago, sólo se consideran REA aquellos MOOC cuyos contenidos son de licencia abierta o de dominio público. Esta diferenciación es de suma importancia cuando se desea traducir un curso MOOC a idiomas diferentes del original o modificar su contenido para adaptarlo a contextos locales, a fin de responder a las necesidades de los estudiantes.
Sin infringir la legislación en materia de derechos de autor, los REA permiten realizar con toda libertad las siguientes operaciones: copiar sus contenidos originales para su reutilización; revisarlos con vistas a su adaptación, corrección o modificación; combinarlos con otros contenidos para elaborar un recurso nuevo; y difundirlos para su aprovechamiento compartido con terceros. Por lo tanto, si se quiere aprovechar plenamente el potencial de los REA, es preciso que la totalidad de los docentes y educandos tengan acceso en todo lugar a infraestructuras de tecnologías de la comunicación y la información (ordenadores, aparatos portátiles y conexiones con Internet).
En suma, los factores que hacen posible la existencia de los REA son: 1) la existencia de muchos recursos educativos en formato digital, que no sólo se pueden poner a disposición de los educandos de forma digital o impresa, sino que además se pueden copiar, almacenar y distribuir con un costo prácticamente nulo; 2) la utilización de Internet, que permite compartir fácilmente contenidos digitales y 3) las licencias de uso libre de “Creative Commons”, gracias a las cuales los creadores de recursos educativos conservan fácil y legalmente sus derechos de autor y pueden compartir con toda legalidad el fruto de sus creaciones.
Las ventajas de los REA
Los centros de enseñanza superior que optan por usar REA propician una serie de impactos positivos en el sistema educativo. El primero es acrecentar la igualdad de acceso a los recursos educativos, ya que desde el primer día de clase todos los estudiantes tienen a su alcance la totalidad de los contenidos pedagógicos concebidos para que culminen sus estudios con éxito. En este sentido, cabe señalar que incluso en los Estados Unidos dos tercios de los estudiantes universitarios carecen de medios para comprar el conjunto de libros de texto que se les exigen en sus clases.
El segundo impacto positivo es que todos los estudiantes pueden acceder a contenidos educativos pertinentes y contextualizados concebidos para ellos. Un docente de Mumbai (India), por ejemplo, puede descargar en Internet un manual bajo licencia de uso libre creado por una universidad de Barcelona (España), traducirlo al hindi y acompañarlo de ejemplos específicos pensados para sus estudiantes.
Un tercer impacto es que los resultados del aprendizaje mejoran o se mantienen al mismo nivel, mientras que los costos disminuyen hasta prácticamente cero. Cuando todos los alumnos de una clase tienen acceso a la totalidad de los recursos pedagógicos desde el primer día, su éxito académico está casi garantizado. Un estudio realizado en 2015 con más de 16.000 alumnos de enseñanza pública postsecundaria puso de manifiesto que los educandos usuarios de REA obtienen los mismos resultados, e incluso mejores, que aquellos de sus compañeros que usan materiales pedagógicos tradicionales (Lane Fischer, John Hilton, T. Jared Robinson y David Wiley: “A multi-institutional study of the impact of open textbook adoption on the learning outcomes of post-secondary students” [Encuesta en diversos centros de postsecundaria sobre las repercusiones de la adopción de manuales “abiertos” en los resultados de aprendizaje de los alumnos], artículo publicado en el Journal of Computing in Higher Education(link is external), 2015).
En cuarto lugar, se observa también una mejora de los índices de finalización de estudios. Un control del uso de los REA efectuado en el Tidewater Community College de Virginia (Estados Unidos) mostró que los índices de aprovechamiento escolar y finalización de estudios de los estudiantes usuarios de recursos abiertos en diferentes formatos fueron un 11% superiores a los de sus demás compañeros (Lane Fischer, John Hilton, David Wiley y Linda William: “Maintaining momentum toward graduation: OER and the course throughput rate” [Mantener la dinámica hacia la titulación – Los REA y el índice de rendimiento escolar],artículo publicado en 2016 en The International Review of Research in Open and Distributed Learning).Cuando se les da acceso a todos los recursos educativos que precisan, los alumnos aprueban y terminan sus estudios. Gracias a los REA, los centros docentes ayudan a los estudiantes a cubrir sus objetivos académicos con mayor rapidez y mejores resultados, lo cual redunda en la eficacia de las inversiones públicas.
El último impacto positivo es que, cuando se introducen los REA en las aulas, los estudiantes y profesores empiezan a “aplicar prácticas colaborativas consistentes en crear, utilizar y reutilizar esos recursos educativos abiertos, así como prácticas pedagógicas basadas en las tecnologías participativas, el aprendizaje entre colegas, la creación y el aprovechamiento compartido de conocimientos y la autonomía de los educandos”. Esto es lo que señala Catherine Cronin en su artículo “Openness and praxis: exploring the use of open educational practices in higher education” [Apertura y praxis – Exploración del uso de prácticas educativas abiertas en la enseñanza superior], publicado en 2017 en The International Review of Research in Open and Distributed Learning. Según Cronin, los estudiantes se convierten en coproductores y generadores de conocimientos, llegando a ser capaces de crear, actualizar y mejorar los REA en el transcurso de sus estudios.
Políticas de apoyo
Un medio sencillo al alcance de los gobiernos para la educación abierta es exigir licencias de uso libre para los recursos educativos financiados con fondos públicos.
Esto se logra insertando cláusulas obligatorias de incorporación de licencias de uso libre a los instrumentos existentes para financiar la creación de recursos educativos, ya sean subvenciones, contratos o acuerdos de otro tipo. Así, los contenidos de esos recursos financiados con fondos públicos se convierten en REA y se consigue que el acceso por defecto a ellos pase de ser “cerrado” a “abierto”. Esta propuesta en materia de políticas educativas se basa en un argumento sólido: habida cuenta de que es el público quien financia la creación de esos recursos, lo lógico es que sea él quien tenga derecho a usarlos sin costo adicional y disponga de todos los derechos requeridos para adaptarlos a las necesidades locales.
Aunque esto parece obvio, no es la regla general. Por desgracia, casi siempre esos recursos creados con fondos públicos se comercializan de tal modo que sólo pueden acceder a ellos los ciudadanos dispuestos a pagarlos por segunda vez. ¿En nombre de qué lógica se impone a la ciudadanía pagar dos veces un mismo recurso?
Los gobiernos, fundaciones y centros docentes pueden y deberían aplicar políticas de acceso abierto a los recursos educativos creados con sus presupuestos, exigiendo que a dichos recursos se incorporen licencias de uso libre. Una política firme en este ámbito requiere definir claramente esas licencias e imponer su obligatoriedad. A este respecto, lo ideal sería recurrir a la licencia “Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY)”(link is external) de “Creative Commons”, que otorga a cualquier usuario un pleno derecho a reutilizar los recursos educativos y sus contenidos con la mera condición de mencionar a sus autores.
Por fortuna, estas políticas existen. En junio de 2012 la UNESCO convocó en su sede el I Congreso Mundial sobre Recursos Educativos Abiertos, en el que se que adoptó la Declaración de París sobre los REA. El texto recomienda a los gobiernos “promover el uso de licencias abiertas para los materiales educativos financiados con fondos públicos”. Felizmente, son muy numerosos los gobiernos que han seguido esta recomendación.
Para concluir, diremos que la sensibilización universal a la importancia de los REA, el apoyo sistemático a su utilización y la adopción global de políticas de concesión de licencias abiertas en el ámbito de la educación son condiciones imprescindibles para generalizar estos recursos, disponer de contenidos que satisfagan las necesidades locales en todos los niveles de enseñanza, disciplinas e idiomas, y obtener una financiación sustancial que permita crear dichos recursos, implementarlos y actualizarlos. El día en que todos los educadores defiendan con pasión el acceso libre y gratuito a los REA y hayamos logrado cambiar las reglamentaciones sobre pagos y hacer que sea “abierto”, y no “cerrado”, el acceso por defecto a los recursos educativos financiados con fondos públicos, ese día viviremos en un mundo en el que cada uno de nosotros tendrá acceso a la educación que desee.