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Australia: Los académicos no están contentos. Es el momento de transformar nuestro problemático sistema universitario

Oceanía/Australia/Septiembre de 2016/Fuente: The Conversation

Académicos australianos muestran su descontento. Numerosas encuestas, libros y artículos han llamado la atención sobre esto con el paso de los años. La queja principal es la inseguridad del empleo.

Esto se aplica en particular al ejército de reserva de 67.000 personas que laboran más de la mitad en la enseñanza de las universidades australianas. Sin embargo, los académicos se enfrentan a otros retos. Ellos se ven abrumados por las cargas de trabajo inmanejables y demandas excesivas de una burocracia de rápida expansión de los gerentes y administradores universitarios. El desencanto es particularmente agudo entre los académicos de investigación de grado superior y académicos más jóvenes, a pesar de que afecta a todos los niveles de edad y disciplinas.


La disminución de la moral académica a pesar de las continuas quejas, las cosas parecen estar empeorando. Muchos académicos trazan su descontento hacia atrás a las reformas de Dawkins de la década de 1980. Las reformas entregan una masa mayor al mercado de la educación y la competencia feroz de las inscripciones de estudiantes. Los Grados fueron calificados como «productos» y los estudiantes reducidos a «clientes».No es de extrañar que las grietas han aparecido en la moral académica. Como era de esperar, los informes de problemas de salud mental entre los académicos están aumentando. Esto pone de relieve el costo humano de las políticas supuestamente económicamente racionales.

Sin embargo, la oposición académica del sistema universitario con problemas es más pronunciada que nunca.

Esto refleja las protestas estudiantiles generales por las alzas de tasas y otras políticas impulsadas por el mercado en Alemania, Italia, Francia, Inglaterra, Sudáfrica, Chile, Noruega, Canadá, Australia y otros países.

Tal oposición ha surgido en el contexto de una crítica más amplia del fundamentalismo de mercado.

Pedir una reforma

Los académicos han respondido pidiendo una reforma institucional para la gestión y la enseñanza, así como un fin a la  cuota, el empleo precario y lo que muchos consideran como la explotación de los estudiantes internacionales.

Las organizaciones como la Alianza de Australia Nacional de Universidades Públicas (Napu), que cuenta con más de 2.000 miembros, el Consejo para la Defensa de las Universidades Británicas (CDBU) y la Campaña sede en Estados Unidos para el Futuro de la Educación Superior (CFHE), todos demuestran esta acción colectiva en agenda.

Estas iniciativas tienen mucho en común, incluyendo su oposición a la profesionalización en educación, privilegiando la ganancia individual sobre el bien común, la precariedad y la disminución de la autonomía académica.

Mientras Napu coincide en gran parte con los académicos, la CDBU cuenta con una amplia participación de las principales figuras literarias, periodistas, premios Nobel, ex vicerrectores, miembros de la Cámara de los Lores y los ex ministros del gabinete.

Diversas asociaciones profesionales, sindicatos y federaciones de empleados, alianzas, consejos académicos y numerosas facultades también apoyan la CFHE.

Estas alianzas y campañas encajan con otros foros que se centran en las alternativas radicales al sistema universitario impulsado por el mercado de hoy. Los ejemplos incluyen el movimiento libre de la universidad, las escuelas de la libertad, la Ecoversity, escuelas de sostenibilidad, universidades indígenas y varios colegios progresistas como el Schumacher College en Devon y la escuela de la vida en Londres y Melbourne.

Muchos de los principales académicos de Australia han tomado de manera similar una fuerte posición en contra de la comercialización de la educación superior.

Un resultado clave de una reciente conferencia en torno a la privatización de las universidades era «La Declaración de Brisbane». Esta declaración general  describe las características centrales de un sistema universitario verdaderamente público.

La declaración afirma que las buenas universidades son:

las comunidades, las corporaciones no con fines de lucro
instituciones públicas democráticas para el bien social
financiado en su totalidad por el gobierno e independiente de la influencia corporativa
dedicada a ofrecer educación gratuita y de alta calidad
transparente y responsable
transformacional, no meramente transaccional
democráticamente cuenta a la sociedad en su conjunto
comprometido con un plan de estudios de ética y basada en el conocimiento que fomenta la reflexión crítica y la creatividad.

La declaración, que todos son bienvenidos a firmar, llama a las universidades para cultivar la colegialidad y la colaboración y fomentar el libre intercambio de ideas.

La creciente evidencia sugiere que estas condiciones son vitales para que la investigación y la generación de conocimiento prosperen.

La investigación muestra este entorno, lo que fomenta el reto intelectual y una ética de cuidado, es lo que los estudiantes también quieren.

La declaración también cuestiona las raíces patriarcales, científicas y colonialistas de las universidades. Se llama a la apertura de las universidades para incluir más eruditos indígenas y los que viven y trabajan en el Sur Global, así como el rechazo de la pedagogía de arriba hacia abajo y planes de estudio.

Estas llamadas se producen en un momento en el que los grupos históricamente marginados, incluidos los aborígenes australianos y los procedentes de medios socioeconómicos más bajos, continúan siendo pobremente representados entre el personal y los estudiantes. Esto refleja la falta de cumplimiento continuo de democratizar los campus universitarios australianos.

Ejemplos inspiradores de todo el mundo – como las universidades indígenas de Bolivia – muestran que la otra universidad, el tipo de los defensores de declaración, es posible. Mientras que Australia ha sido lento en la construcción de los movimientos progresistas de educación superior, esto se puede esperar para cambiar a medida que llegamos cada vez a entender que nuestra felicidad, y mucho más, depende de ello.

Fuente: https://theconversation.com/academics-are-unhappy-its-time-to-transform-our-troubled-university-system-62682

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¡Basta ya de pensar la educación desde posturas económicas!

Por: Alejandro Primiciero Calvo

“La educación colombiana ha sido pensada bajo lógicas eurocentristas, es decir, una lógica del dinero”

La educación en Colombia (Incluso en toda Latinoamérica) ha sido pensada bajo lógicas Euro centristas tal como se estableció en su momento durante la revolución industrial a mediados del siglo XVlll, es decir, en aquel entonces en Europa se diseñó un “currículo” para formar futuros empleados y trabajadores obedientes que lograran satisfacer las necesidades económicas del contexto y de esa manera aumentar la producción mercantil.  ¡Y sí que funcionó, porque dos siglos después, Colombia sigue esta lógica educativa, (o más bien, lógica económica), en los currículos y planes de estudio de preescolar, primaria y bachillerato de todo el país como si fuera verdad absoluta!

Una prueba de ello es la jerarquización de las asignaturas, NO es casualidad que las matemáticas y las ciencias estén en un grado mayor de importancia que las ciencias sociales y humanas en las instituciones educativas. Y ni que decir de las casi excluidas artes y el deporte. Pero ¿por qué esta jerarquía? Simple; Porque las que están en el tope son más relevantes para el mundo laboral y empresarial, (Producción-consumo). Esto se reafirma con el ya conocido y elaborado imaginario social que todos hemos escuchado;   “No seas pintor, ni fotógrafo, ni literato, y mucho menos estudia filosofía, pues no ganaras dinero ni saldrás adelante” o el discurso cliché de padre a hijo; “Si no mejoras las notas (números) te saco de las clases de música, teatro, danza o futbol”, y el otro imaginario del estudiante próximo entrar a la educación superior “Estudiaré tal o cual carrera porque da plata” pero no porque lo hará feliz o contribuirá a la sociedad. Evidentemente, el factor dinero se ha convertido en la cultura dominante y hegemónica dentro de los sistemas escolares.

Esta hegemonía se ha reforzado con el famoso Plan Nacional de Desarrollo en donde el gobierno pretende que Colombia sea las más educada de América Latina en el 2025. ¿Educada o perfilada a lo que exige el mercado Neoliberal?, además, ¿educada según quienes y para qué? Porque si educar es estar en los primeros puestos en la lista PISA  o cumplir todo lo que dice la OCDE apaguemos y vámonos. (El nombre PISA corresponde con las siglas del programa según se enuncia en inglés: Programme for International Student Assessment, es decir, Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos)OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). De nada sirve invertir en educación si es para hacer de lo mismo y jactarnos de un buen puesto en el Ranking mundial. ¡Por cierto, Hitler, Stalin y Pinochet también invirtieron en sus sistemas educativos y el desastre fue enorme! Por eso, no es suficiente invertir millonadas en educación, se necesita una pertinente y adecuada política educativa nacional.

Sin embargo, la jerarquización de las asignaturas no es el único componente que influye en este precario sistema educativo, y es aquí donde las pruebas saber ICFES y PISA dicen presente, pues a raíz de estas, la educación se ha convertido en todo un RITUAL de cifras, estadísticas, exámenes estandarizados, comparaciones cuantitativas que nada tiene que ver con educar. ¡Ministra, la educación no se trata de insumos, producción, distribución y marketing como McDonald’s! ni de encabezar tablas de clasificaciones internacionales como lo hace la FIFA. De hecho, Japón, Corea del Sur y Finlandia están en los top más altos de educación para PISA y sin embargo, estos mismos países a la vez tienen una de las tazas de suicidio más altas del mundo. Gran paradoja. ¿Ven lo inútil de medir la calidad del aprendizaje a través de exámenes estandarizados nacionales e internacionales?

A propósito de inutilidades que intervienen en la calidad  del aprendizaje, se han preguntado ¿En qué momento de la vida real es que se debe usar el álgebra del Baldor, o los elementos químicos que nos tocó memorizar, o a qué hora aplicamos a la vida diaria el teorema de Pitágoras y las palabras esdrújulas? No digo que no sea importante, pero hasta hoy, enseñar eso carece de sentido práctico y pedagógico en Colombia. Sin embargo, para quienes si tiene sentido, más financiero que pedagógico por supuesto, es para el ICFES, pues eso es lo que evalúan, puntúan y además cobran al momento de presentarlo.

No puedo evitar nombrar a Howard Gardner, psicólogo que estableció la teoría de las ocho inteligencias, todas con características diferentes e imposibles de “calificar” o categorizar en una prueba o test. ¿Saben cuántas de esas inteligencias evalúa y mide el ICFES? ¡NINGUNA! Porque el ser humano es tan complejo y diverso en sus habilidades cognitivas, sociales, afectivas, comunicativas y culturales que no pueden medirse con exámenes estandarizados.

Sería bueno incorporar en los planes de aula el cómo hacer una hoja de vida, sacar el Rut, una finca raíz, el catastro, elegir una fruta madura, cocinar o hasta tejer, ¡y que las artes y las ciencias humanas tengan el mismo valor que las matemáticas y el lenguaje! Ahí si podríamos hablar de calidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje y quizás así Ministra podríamos ser los más educados en el 2025 de toda América Latina.

Por eso es que en una sociedad tan cambiante y llena de incertidumbres se deben eliminar los currículos fijos, pues el sistema educativo a sobrevalorado lo cognitivo. Esto precisamente me recuerda a una tesis meritoria elaborada por Guido NULE en una universidad “top” del país sobre, Ética y Responsabilidad social. ¿Ven a que me refiero? El impacto en la enseñanza debe ser social, cultural, afectivo, humano y ético. No solo económico.

Por ello, se trata entonces de educar para la integralidad del ser humano, sobre todo en un país como Colombia en donde violentar contra los derechos de las personas es ya lo habitual, es decir, el objetivo es formar estudiantes capaces de convivir con el otro a pesar de las diferencias, que reconozcan y garanticen los derechos humanos, que respeten una fila, un semáforo, que protejan el medio ambiente, que antepongan el dialogo por encima de la violencia, que sepan regular las emociones, que toleren la frustración, que sientan empatía y solidaridad por el otro y que sepan solucionar los problemas de la cotidianidad desde la ética y la cultura ciudadana. Y eso es algo que jamás el ICFES, OCDE O PISA podrán evaluar, medir, “Rankiar” y estandarizar, pues los estudiantes Colombianos son más que el resultado de esas pruebas.

Fuente: http://www.las2orillas.co/basta-ya-pensar-la-educacion-desde-posturas-economicas/

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Tenemos que dejar de imponer a los niños nuestra visión anticuada del mundo.

El paso de Marc Prensky por Colombia fue polémico. Semana Educación habló con él, a quien se considera el mayor experto en la conexión entre tecnología y aprendizaje del mundo.

Marc Prensky aterrizó en el país como uno de los protagonistas de la Cumbre Líderes por la Educación, organizada por esta publicación los días 14 y 15 de septiembre en Bogotá.

La expectación era alta. No en vano, el estadounidense es el mayor experto en educación y tecnología a nivel mundial, y uno de los grandes críticos del actual sistema educativo: niños que memorizan pero no cuestionan lo aprendido.

Su intervención sobre currículo y contenido no dejó a nadie indiferente. Mientras sus seguidores le aplaudieron hasta desgastarse las manos; sus detractores salieron conmocionados. Los pasillos del Cubo de Colsubsidio, donde se organizó el evento, eran un hervidero entre elogios y críticas una vez él se bajó del escenario. 

¿Cómo puede decir que comprar libros de textos es la peor forma de invertir en el futuro de los niños, que es un gasto de plata?, se le oyó decir a una mujer roja de la indignación. 

Este hombre no sabe de lo que habla, le respondía su acompañante, igual de rojo y encolerizado. 

Prensky tiene razón, la educación tiene que cambiar porque va a quedar obsoleta en 20 años, razonaba un hombre pegado a su frondosa barba.

Sí, hay que repensar el modelo para formar a nuestros hijos de cara al futuro, reconoció una mujer de tacones imposibles.

Prensky sabe que tiene un discurso polémico, pero no parece importarle. Habla con pocas pausas, mucho ritmo y seguridad, mirando a los ojos fijamente. Y no deja de sonreír. Sí, parece que las críticas le traen sin cuidado.

Semana Educación habló con él para conocer más impresiones de este experto internacional que no puede vivir sin su celular.

Semana Educación: Usted acuñó los términos ‘Nativo digital’ e ‘Inmigrante digital’, ¿qué significan?

Marc Prensky: Se tiende a creer que los nativos digitales saben todo sobre la tecnología, pero eso no es verdad. Son personas que han nacido en la era de la tecnología y crecieron con ella, creen que determinadas herramientas y valores son importantes, entonces las emplean. Por ejemplo, utilizar una grabadora en el ejercicio periodístico. Imagináte que un periodista de hace 50 años te dice que tienes que hacer entrevistas sin la grabadora. Ellos pensarían que está loca por emplearla y tú que ellos lo están por negarse a hacerlo. Cambia la perspectiva y los puntos de vista sobre las cosas. Por ejemplo, la cuestión de la privacidad. La gente antes pensaba que la privacidad era lo más importante y ahora no piensan igual: comparten su vida en Internet, se comunican por medio de la web y vuelcan contenido disponible para cualquiera que lo quiera ver.

S.E.: Entonces, es una cuestión de cambio de prioridades

M.P.: Sí, esa es la actitud que define a un nativo digital, mientras que los inmigrantes digitales son aquellos que nacieron sin tecnología o muy poca y tratan de imponer su visión antigua del mundo a sus hijos que ya son nativos digitales. “No tendrías que usar el computador más de una hora al día”, les dicen. ¿Y por qué no? Tú no tenías computadores cuando eras un niño, entonces no entiendes lo que es crecer con uno. Es su vida, son sus tiempos. Pero eso no significa que los adultos no puedan enseñar nada a los niños. Simplemente tenemos que ser muy cuidadosos en no adoptar actitudes de otras épocas que ya no se adecuan a las de la actualidad y no imponer esa visión anticuada a los niños.

S.E.: Bueno, pero es que quizá si el niño está 10 horas delante del computador, deja de hacer otras actividades que le pueden beneficiar, como leer

M.P.: No necesariamente. Ahora mismo puedes leer libros a través de tus oídos, escuchándolos. La razón por la que leemos libros es para aprender sobre el comportamiento humano. Entonces, ¿por qué no aprender pero haciendo uso de los diferentes formatos disponibles? Los libros han evolucionado, así que, no es una cuestión de dejar de leer libros, sino de combinar todas las posibilidades que ofrece la tecnología para leer un libro.

S.E.: ¿Como padre fomenta esa actitud de nativo digital en su hijo?

M.P.: Mi equilibrio en la enseñanza de mi hijo es mi mujer. Ella tiene objetivos diferentes en relación con la educación de nuestro hijo: quiere que aprenda a respetar los tiempos de las otras personas, que aprenda a comportarse bien, ella es estricta. Yo, en cambio, motivo otras habilidades, por ejemplo, que consuma toda la tecnología que quiera. Pero si no le gusta, está bien, no le fuerzo. Pero lo que hay que entender es que hoy todo es tecnología: el deporte, la música, las películas… Así que, sea lo que sea lo que le interesa, le aliento a que aprenda y utilice las nuevas herramientas tecnológicas que existen a cerca de esa materia.

S.E.: Hay sectores que alegan que la tecnología aisla y radicaliza a los niños. ¿Qué le parecen estas afirmaciones?

M.P.: Tomemos el ejemplo de Isis y cómo emplean Internet para difundir su ideología fundamentalista. Mi consejo es que hay que tener acceso a las ideas radicales pero también a las que no lo son. Lo que no se puede hacer como padres, maestros, gobierno es permitir que la tecnología se use solo en un sentido por medio de la censura. Necesitamos un mundo en el que todo el mundo tenga acceso a toda la información que le brindan las nuevas tecnologías. De este modo, las personas podrán sacar sus propias conclusiones del mundo que las rodea. Es estúpido criticar la tecnología porque ya forma parte de la vida, es una realidad. Todo es tecnología, desde la ropa que usamos, hasta las gafas que llevo puestas o el maquillaje. Las usamos y normalizamos. Pero cuando son algo nuevo nos asustamos y decimos: «Oh, no, esto lo va a cambiar todo y va a ser terrible». Y no lo es. El problema no es la tecnología, sino cómo se consume.

S.E.: Algunos argumentan también que la tecnología nos hace menos sociable.

M.P.: No, nos hace más sociables, mucho más. Mi hijo está en contacto con sus amigos todo el rato a través del celular. La tecnología nos hace la vida más fácil porque hay momentos en los que no queremos enfrentarnos al cara a cara y la tecnología evita que lo hagamos. Por ejemplo, cuando quieres romper con tu pareja. La tecnología nos ofrece más posibilidades en las relaciones interpersonales.

S.E.: En un contexto de posconflicto, ¿qué importancia puede tener la tecnología ligada a la educación?

M.P.: Bueno, llegados a este punto lo importante es no retroceder a un contexto de guerra. Seamos razonables, ¿quién puede querer la guerra? (se ríe). 50 años de guerra es suficientemente terrible, ¿quién querría volver a eso?

Así que, teniendo eso claro, la pregunta es cómo empleamos la tecnología para no devolvernos a un contexto de guerra y sí para seguir avanzando.

La respuesta debe ser a través de la colaboración, el trabajo conjunto y sabiendo qué se quiere alcanzar. Si nuestro objetivo es un escenario de paz, bueno, habrá que emplear la tecnología para combatir esas acciones que quieren volver a instaurar la guerra. Cada  persona tiene una visión diferente y propone soluciones diferentes, la educación y la tecnología pueden permitir llegar a un punto en común entre posturas y dar soluciones efectivas.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/entrevista-a-marc-prensky-sobre-educacion-y-tecnologia/494206

Imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2016/9/17/494204_1.jpg

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Roger Schank: “El álgebra es como una religión y no enseña a pensar”

Experto en Inteligencia Artifical y exprofesor en Yale, aboga por un cambio radical en la educación con programas abiertos

Roger Schank (Nueva York, 1946) cree que el actual sistema educativo se creó hace más de un siglo para la élite y los ricos; que se ideó para los intelectuales. Critica que en el instituto se estudie la obra de Cervantes o de Shakespeare que, en su opinión, no ayudan en nada a lo largo de la vida, y no se enseñe a saber buscar un trabajo. Su objetivo es tumbar el actual sistema educativo y construir una escuela online global con más de 500 programas académicos que permitan al alumno escoger lo que le interesa.

Sus palabras no serían tomadas en serio de no ser por los más de 30 años que dedicó a la docencia en universidades como Stanford. Considerado uno de los principales investigadores del mundo en Inteligencia Artificial, fue profesor de Ciencias de la Computación y Psicología en Yale y en los setenta se dedicó a investigar cómo educar a los ordenadores para que se comportasen como humanos. Cuando sus hijos comenzaron la escuela cambió el foco de su trabajo; se dio cuenta de que el verdadero reto era descubrir la mejor fórmula para educar a los humanos. A finales de los ochenta creó el Instituto de Ciencias de la Educación en la Universidad de Northwestern, en Chicago.

Hoy ofrece sistemas alternativos de aprendizaje basados en la enseñanza virtual desde su empresa Socratic Arts y dirige Enginees for Education, una organización sin ánimo de lucro que asesora a los estudiantes en la búsqueda de su vocación.

Pregunta. ¿Cuál es su principal crítica al sistema educativo actual?

Respuesta. La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos todavía no hay asignaturas de programación o ingeniería medioambiental. ¿Cómo se explica eso?

P. ¿Cree que habría que eliminar contenidos como el álgebra?

R. El álgebra es como una religión, todo el mundo cree que tiene beneficios pero no existe evidencia científica. No te podría decir la cantidad de personas que me han dicho que el álgebra enseña a pensar mejor, cuando no existe ninguna investigación que lo demuestre. Por eso digo que es como una religión; te dicen que Jesús visitó una montaña y, aunque no hay evidencias, la gente lo cree. Una vez terminado el instituto, nadie recuerda esos temas porque son inútiles y el 99% de los adultos nunca los han utilizado. Muchos estudiantes se sienten idiotas por no entender ese tipo de contenidos, genera frustración, hace a la gente llorar e incluso abandonar la escuela.

P. ¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela?

R. Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber. Por poner un ejemplo, estudiar El Quijote en el instituto es un error. No te ayuda ni un segundo en tu vida, más allá de poder mantener una conversación sobre Cervantes. Es un sistema pensado para los intelectuales, pero hoy hacen falta otras competencias, como saber programar o conseguir un trabajo. Es importante ayudar a los niños a descubrir lo que más les gusta y para ello hay que ofrecerles programas abiertos y dejarles que decidan. Si un estudiante quiere ser médico, con programas de realidad virtual se pueden simular operaciones con pacientes reales y así puede descubrir si realmente le apasiona.

P. ¿Cuál es el principal freno para la modernización de la escuela?

R. Siempre digo que todos los problemas de la educación empiezan por p: políticos y padres. Una vez tuve una discusión con el ministro de Educación de Italia porque presumía de ser el único país de Europa que exigía saber latín. Yo le dije que ese era el motivo por el que estaban tan atrasados. Si hablamos de los padres, se echarían a la calle si les decimos que sus hijos ya no van a estudiar trigonometría. Evitan el cambio porque presumen que la escuela que tenemos es la correcta. Que me enseñen la evidencia de que ayuda al mejor desarrollo del cerebro.

P. Universidades como la de Texas, Rutgers o la de Mondragón en México ya están utilizando sus plataformas online de aprendizaje. ¿En qué se diferencian de la metodología tradicional?

R. Soy psicólogo y he estudiado el funcionamiento de la mente toda mi vida. Los humanos comunican mejor las historias reales, son las que recuerdan, por eso las clases magistrales no funcionan. En las conversaciones reales se toman turnos y cada uno de los participantes no suele hablar más de dos minutos. Eso explica por qué somos capaces de mantener la atención. He analizado cómo funciona el aprendizaje y la base es hacer preguntas, intentar hacer cosas, fallar, pedir ayuda e intentarlo otra vez. Es lo que llamamos learning by doing (aprender haciendo) y es lo que hace mi plataforma; simula experiencias que permiten a la gente practicar, identificar qué hacen mal y corregirlo. Nadie quiere ser enseñado. Los niños aprenden solos, simulan construir ciudades con bloques, imaginan cómo ser padres con muñecos y ocasionalmente piden ayuda. En nuestra plataforma se trabaja por proyectos en lo que llamamos Story Centered Curriculum -programa basado en historias-. Tenemos ya uno de análisis de datos y ahora estamos diseñando otro en ciberseguridad.

P. Critica la fórmula de las universidades y sin embargo trabaja con ellas.

R. Tengo que confesarte que ya no queremos seguir trabajando con universidades porque no quieren romper con lo establecido, quieren continuar con las clases magistrales y los exámenes. Ahora nos interesa más ofrecer los programas directamente a grandes empresas que quieren enseñar a sus empleados a hacer bien su trabajo y ponerse al día con nuevas técnicas de análisis de datos. Esta es mi forma de ganarme la vida, pero mi interés real es destruir el sistema educativo.

P. ¿Cómo casa su forma de pensar con la cantidad de años que dedicó a docencia en universidades de élite como Yale?

R. Cuando llegué a Yale, pensaba que era uno de los mejores lugares del mundo para trabajar. Con los años, renuncié como profesor porque me di cuenta de que estábamos generando un perjuicio intentando ir de algo que no éramos. Un docente de Yale es sobre todo un investigador que publica en revistas científicas y da charlas. Su misión es hacer de los estudiantes futuros investigadores y si ellos no quieren serlo, se equivocaron de universidad. Ellos no saben que están en la mejor escuela, pero de investigación.

El sistema educativo en Estados Unidos se ha arruinado por universidades como Harvard, que recomienda ser muy bueno en materias como álgebra o trigonometría para sus pruebas de admisión, basándose en el programa de 1892. Los institutos mantienen ese programa para intentar generar potenciales alumnos para Harvard. Es una fórmula que hace mucho más fácil cribar entre 30.000 solicitudes anuales, pero está desfasada.

P. ¿Qué le recomendaría a un chaval de 18 años?

R. Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas. En mi país hablamos de sexo, drogas y rock & roll, eso es lo que les toca a esa edad. ¿Alguien cree que tiene sentido pagar 50.000 dólares de matrícula para hacer eso?

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2016/07/26/actualidad/1469530199_692638.html

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Entrevista a Roger Schank: ‘El álgebra no enseña a pensar»

07 Agosto 2016/Fuente: La Vanguardia/Autor: El País
Experto en Inteligencia Artificial y exprofesor en Yale, aboga por un cambio radical en la educación con programas abiertos
Roger Schank (Nueva York, 1946) cree que el actual sistema educativo se creó hace más de un siglo para la élite y los ricos; que se ideó para los intelectuales. Critica que en el instituto se estudie la obra de Cervantes o de Shakespeare que, en su opinión, no ayudan en nada a lo largo de la vida, y no se enseñe a saber buscar un trabajo. Su objetivo es tumbar el actual sistema educativo y construir una escuela online global con más de 500 programas académicos que permitan al alumno escoger lo que le interesa.

-¿Cuál es su principal crítica al sistema educativo actual?-
“La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos todavía no hay asignaturas de programación. ¿Cómo se explica eso?”

-¿Cree que habría que eliminar contenidos como el álgebra?-
“El álgebra es como una religión, todo el mundo cree que tiene beneficios pero no existe evidencia científica. No te podría decir la cantidad de personas que me han dicho que el álgebra enseña a pensar mejor, cuando no existe ninguna investigación que lo demuestre. Por eso digo que es como una religión; te dicen que Jesús visitó una montaña y, aunque no hay evidencias, la gente lo cree. Una vez terminado el instituto, nadie recuerda esos temas porque son inútiles y el 99% de los adultos nunca los han utilizado. Muchos estudiantes se sienten idiotas por no entender ese tipo de contenidos, genera frustración, hace a la gente llorar e incluso abandonar la escuela”.

-¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela?-
“Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber. Por poner un ejemplo, estudiar El Quijote en el instituto es un error. No te ayuda ni un segundo en tu vida, más allá de poder mantener una conversación sobre Cervantes. Es un sistema pensado para los intelectuales, pero hoy hacen falta otras competencias, como saber programar o conseguir un trabajo. Es importante ayudar a los niños a descubrir lo que más les gusta y para ello hay que ofrecerles programas abiertos y dejarles que decidan. Si un estudiante quiere ser médico, con programas de realidad virtual y así puede descubrir si realmente le apasiona”.

¿Cuál es el principal freno para la modernización de la escuela?-
“Siempre digo que todos los problemas de la educación empiezan por p: políticos y padres. Una vez tuve una discusión con el ministro de Educación de Italia porque presumía de ser el único país de Europa que exigía saber latín. Yo le dije que ese era el motivo de su atraso. Si hablamos de los padres, se echarían a la calle si les decimos que sus hijos ya no van a estudiar trigonometría. Evitan el cambio porque presumen que la escuela que tenemos es la correcta. Que me enseñen la evidencia de que ayuda al mejor desarrollo del cerebro”.

-Universidades como la de Texas, Rutgers o la de Mondragón en México ya están utilizando sus plataformas online de aprendizaje. ¿En qué se diferencian de la metodología tradicional?-
“Soy psicólogo y he estudiado el funcionamiento de la mente toda mi vida. Los humanos comunican mejor las historias reales, son las que recuerdan, por eso las clases magistrales no funcionan. En las conversaciones reales se toman turnos y cada uno de los participantes no suele hablar más de dos minutos. Eso explica por qué somos capaces de mantener la atención. He analizado cómo funciona el aprendizaje y la base es hacer preguntas, intentar hacer cosas, fallar, pedir ayuda e intentarlo otra vez. Es lo que llamamos learning by doing y es lo que hace mi plataforma; simula experiencias que permiten a la gente practicar. Nadie quiere ser enseñado. Los niños aprenden solos, simulan construir ciudades con bloques, imaginan cómo ser padres con muñecos y ocasionalmente piden ayuda. En nuestra plataforma se trabaja por proyectos en lo que llamamos Story Centered Curriculum -programa basado en historias-. Tenemos ya uno de análisis de datos y ahora en ciberseguridad”.

-Critica la fórmula de las universidades y sin embargo trabaja con ellas-
“Tengo que confesarte que ya no queremos seguir trabajando con universidades porque no quieren romper con lo establecido. Ahora nos interesa más ofrecer los programas directamente a grandes empresas que quieren enseñar a sus empleados a hacer bien su trabajo y ponerse al día con nuevas técnicas de análisis de datos. Esta es mi forma de ganarme la vida, pero mi interés real es destruir el sistema educativo”.

-¿Cómo casa su forma de pensar con la cantidad de años que dedicó a docencia en universidades de élite como Yale?-
“Cuando llegué a Yale, pensaba que era uno de los mejores lugares del mundo para trabajar. Con los años, renuncié como profesor porque me di cuenta de que estábamos generando un perjuicio intentando ir de algo que no éramos. Un docente de Yale es sobre todo un investigador que publica en revistas científicas y da charlas. Su misión es hacer de los estudiantes futuros investigadores y si ellos no quieren serlo, se equivocaron de universidad. Ellos no saben que están en la mejor escuela, pero de investigación.
“El sistema educativo en Estados Unidos se ha arruinado por universidades como Harvard, que recomienda ser muy bueno en materias como álgebra o trigonometría para sus pruebas de admisión, basándose en el programa de 1892. Los institutos mantienen ese programa para  generar potenciales alumnos para Harvard. Es una fórmula que hace mucho más fácil cribar 30 mil solicitudes anuales, pero está desfasada”.

Qué le recomendaría a un joven de 18 años?-
“Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas. En mi país hablamos de sexo, drogas y rock & roll, eso es lo que les toca a esa edad. ¿Alguien cree que tiene sentido pagar 50 mil dólares de matrícula para hacer eso?”

Roger  Schank es considerado  uno de los principales investigadores del mundo en Inteligencia Artificial. Fue profesor de Ciencias de la Computación y Psicología en Yale. En los ochentas creo  el Instituto de Ciencias de la Educación en la Universidad de Northwestern, en Chicago.

Fuente de la entrevista: http://www.vanguardia.com.mx/articulo/roger-schank-el-algebra-no-ensena-pensar

Fuente de la imagen:

http://image.vanguardia.com.mx/sites/default/files/styles/paragraph_image_large_desktop_1x/public/c06_algebra_1.jpg?itok=rvFxs2Zt&timestamp=1470189686

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Película: Esperando a Superman

Esperando a Superman

  • Título original: Waiting for Superman
  • Año2010: Duración102 min.
  • País: Estados Unidos
  • Director: Davis Guggenheim
  • Guión: Davis Guggenheim, Billy Kimball
  • Productora:Electric Kinney Films

Sinopsis: Documental denuncia del sistema educativo público de USA, dirigido por Davis Guggenheim (ganador del Oscar por «An Inconvenient Truth») y que se centra en lo que Bill Gates (productor del film) y el propio cineasta aseguran es «un desastroso sistema educativo en las escuelas públicas norteamericanas».

El documental relata la situación pública educativa estadounidense que- a pesar de tratarse de un potencia económica mundial- persisten las brechas socio-económicas entre una zona del país y otra, o entre diferentes instituciones de educación. En las zonas de mayor riesgo la educación no asegura movilidad social creando un aire de desesperanza entre sus estudiantes quienes-aceptando la idea de que no podrán ingresar a una universidad- dejan de lado la formación académica de sus vidas. Las mayores trabas son para los niños de escuelas públicas, ya que dependen de la disponibilidad de espacios que la escuela pueda ofertar año con año.

Fuente de la reseña:

  • http://www.filmaffinity.com/es/film298841.html
  • https://psicoeducat2013.wordpress.com/2013/10/31/analisis-documental-esperando-a-superman/

Fuente de la imagen: http://pics.filmaffinity.com/waiting_for_superman-416099347-large.jpg

 

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¿Cómo usar las herramientas audiovisuales en la escuela?.

América del sur/Argentina/Fuente:http://www.rosarioplus.com/

Por:Juan Mascardi.

Lo que no se graba no existe. La premisa del registro total puede ser el punto de partida para entender las prácticas sociales de las nuevas generaciones que celular en mano intentan registrar sus entornos de forma constante. Grabar y compartir en redes sociales. Un rasgo central de la experiencia audiovisual en las sociedades contemporáneas 

Cámaras de videovigilancia, microcámaras que pueden navegar por nuestras venas, cámaras en los lentes. Portátiles, livianas, insignificantes y diminutas las cámaras se colaron en las sociedades y permiten un flujo de comunicación que va de la vigilancia absoluta hasta establecer lazos afectivos en distintos puntos del continente.  “La vida moderna se desarrolla en la pantalla”, afirma Nicholas Mirzoeff. Y mientras ese registro se potencia, desde las instituciones modernas se repiensa la forma de incorporarlas como herramientas de comunicación. Un caso emblemático es la experiencia Cortos 72 horas, Jornada de Realización Audiovisual que se desarrolla en Cañada de Gómez, en el sur de Santa Fe, desde hace cuatro años. 

Las Jornadas Intensivas de Realización Audiovisual son organizadas por la Municipalidad de Cañada de Gómez. Una experiencia de alfabetización audiovisual sin precedentes en la región. Durante cuatro jornadas, más de doscientos estudiantes de escuelas secundarias formados en equipos tienen la misión de realizar un cortometraje.  Días atrás se proyectaron los cortos ganadores y además es tiempo para la reflexión sobre cómo derrama la experiencia en el proceso de aprendizaje. “No es nada original decir que la escuela tradicional está en crisis, pero cuando se dan este tipo de experiencias el contraste se evidencia con mayor crudeza una vez que concluyen las setenta y dos horas y hay que regresar al colegio”, afirma Fabián Rodríguez, responsable de área de Comunicación municipal y organizador del evento. 

“De todas las instituciones educativas que participan de la experiencia, existen algunas que tienen directivos que comprenden que es vital extender el formato 72 horas al interior de los espacios curriculares y con ellos trabajamos cómodamente hacia el interior de las escuelas, con otras experiencias similares”, agrega el comunicador social. Rodríguez está convencido que la jornada sumada a otras estrategias de aprendizaje similares deben calar en lo más profundo de cada escuela “sino queremos seguir reproduciendo el fracaso del sistema educativo”. 

La mirada de los pibes:

Los estudiantes parten de la temida hoja en blanco. “Uno de nuestras mayores críticas al sistema educativo formal, es que en los distintos espacios curriculares a los estudiantes se los encorseta en macro temas a la hora de producir un trabajo. Entonces sucede que quedan atrapados en relatos grandilocuentes y terminan reproduciendo discursos artificiales, aleccionadores”, agrega Rodríguez.  Desde Cortos 72 Horas procuran interpelar a los jóvenes para que se despojen de esos ‘macro temas’ y traten de narrar su cotidianidad. De algún modo empujan a los estudiantes a que vuelvan a mirar su realidad, su contexto con otra óptica.  

“El resultado es que terminan abordando diferentes temáticas pero más como una consecuencia que como una búsqueda. En los inicios de esta experiencia los chicos llegaban y te decían queremos hacer un corto sobre ‘el bullyng’, ‘la anorexia», ‘la trata’, ‘la droga’. Hoy quizás siguen tocando esos temas pero no están prisioneros de ellos”, argumenta Rodríguez. 

Estos son los cortos ganadores del 2016

«Uno igual al resto», Mejor Cortometraje 2016. Cuenta la historia de Thiago, un adolescente que atraviesa diversos conflictos de sociabilidad, tanto en su casa con sus padres, así como en la escuela, lo cual desencadena una sucesión de conflictos que desembocan en un desenlace inesperado. Con una puesta en escena sobria, solidas interpretaciones y una factura técnica impecable, recoge de forma cabal una de las consignas claves de Cortos 72 Horas; contar algo de la cotidianidad juvenil de forma extraordinaria.

 «Desvalijados», Cortometraje Elegido por el Público. Cuatro amigos ganan de forma inesperada un viaje. Pero para poder irse deberán superar  una serie de obstáculos que les presentan sus vidas cotidianas. Los propios chicos le ponen el cuerpo a una enérgica y fresca comedia, con grandes y desopilantes momentos que invitan a la carcajada. Interpretaciones a tono y un gran trabajo de realización integral. Hacer reír no es fácil, menos en un formato de cinco minutos; sin embargo el corto supera con creces su objetivo de arrancar una sonrisa al espectador.
«Inexorable», Mención Especial por Realización Integral. Un detective con métodos poco ortodoxos debe dar con un psicópata que está a punto de dar su golpe maestro. Soberbio trabajo de fotografía, un montaje osado que emplea los recursos más nobles del lenguaje audiovisual, un titánico trabajo de producción por el contexto en el que se realizó y un elenco acorde hacen de este trabajo una pequeña gema, que enorgullece a todos los que hacemos Cortos 72 Horas. Contar con este hallazgo en nuestro acervo audiovisual es sumamente estimulante.
Mención Especial por Mejor Actuación. Compartida entre Marcos Gordillo («Fue más o menos así»), Augusto Scrivano («El camino más corto») y Gabriel Albornoz («Uno igual al resto). 
 En el caso de Marcos y Augusto se trata del tercer cortometraje que encarnan para Cortos 72 Horas, con un gran compromiso y despliegue de recursos interpretativos. 

El proyecto está totalmente subvencionado con recursos del estado municipal. No existen sponsors externos ni aportes de otros estamentos gubernamentales. Se autogestiona en su totalidad ya que prima una decisión política inclusiva. “Este año hubo un salto cualitativo en la evolución narrativa. Los mismos jóvenes lo detectan cuando bucean en Youtube, encuentran cortos de la primera o segunda edición y los comparan con los suyos. Creo sinceramente que los jóvenes, incluso muchos docentes, cuando regresamos al aula luego de la intensa experiencia de Cortos 72 Horas, sentimos cierta desazón, cierto sabor amargo o imposibilidad de cristalizar en el aula el mismo formato de aprendizaje debido a la cantidad de reglas propias de la ‘Institución Escuela’”, remata Rodríguez.  

Fuente: http://www.rosarioplus.com/enotrostemas/Como-usar-las-herramientas-audiovisuales-en-la-escuela-20160716-0004.html

Imagen: http://www.rosarioplus.com/__export/1468678421582/sites/rosarioplus/img/2016/07/16/cortos_72_horas_ganadores0.jpg_501420591.jpg

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