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La reivindicación de los sujetos populares y la educación de jóvenes y adultos en América Latina

Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el campo estratégico en modelos y políticas educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticas del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

El estado de las sociedades latinoamericanas en el marco de un mundo cada vez más interconectado, pero a la vez más desigual es muestra del posicionamiento de la democracia como significante vacío al que diversos sectores recurren como fuente de legitimación de sus proyectos. Así, los movimientos políticos que han contado con un amplio apoyo popular muestran cadenas equivalenciales diversas coaligadas en torno a liderazgos de rasgos populistas. Así, las centrales obreras en Brasil llegaron a converger con el liderazgo de Luis Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores; las clases medias pauperizadas y los sectores de trabajadores del Estado, entre ellos los docentes se aglutinaron en torno a la propuesta de los Kirchner en Argentina. La larga tradición aymara de autogobierno ha sido la base de la refundación de Bolivia en clave plurinacional con la llegada al poder de Evo Morales.

Estas experiencias han sido representativas de los movimientos político-sociales surgidos como respuesta ante las crisis generadas por las políticas neoliberales de ajuste, así como del retorno de la democracia en los contextos postdictadura. Estos liderazgos populistas se entienden en el marco de la frontera política trazada entre el conjunto de la población agraviada por las crisis padecidas entre las décadas de 1990 y 2000 y las desprestigiadas clases políticas que impulsaron las políticas emanadas del Consenso de Washington. Sin embargo, la tensión sigue presente y la vulneración de la democracia como expresión de la voluntad popular se encuentra amenazada. La propia fragilidad de las experiencias neopopulistas, que basaron sus programas redistributivos en un repunte favorable que experimentaron las exportaciones en el mercado internacional, revelaron su vulnerabilidad a partir de la crisis financiera de 2008.

A partir de entonces, se han posicionado los llamados golpes blandos de Estado, que vulneran la democracia a través de mecanismos legales con los que se han destituido a gobiernos representativos, elegidos democráticamente. Tales son los casos recientes de Honduras en 2009, Paraguay en 2012 y de Brasil en 2016. La confluencia del predominio del capital financiero internacional con los intereses de las oligarquías nacionales conforma las condiciones de producción de este contexto de vulnerabilidad de los regímenes elegidos democráticamente y de las políticas redistributivas que se basaron en lógicas compensatorias.

Dicho contexto plantea la necesidad de radicalizar el vínculo democrático en las experiencias basadas en liderazgos populistas. La reivindicación de las luchas populares va más allá de demandar una efectiva representación. Por el contrario, debe apuntar a conducir un proyecto de nación incluyente, que retome las revolucionarias ideas de Simón Rodríguez en torno a fundar el proyecto de instrucción pública como medio de cohesión sobre la base de los actores subalternos. Este horizonte apunta a revertir la dicotomía civilización/barbarie instalada por la tradición sarmientina que creó dualidades jerárquicas como la de ciudad/campo, dualidades basadas en la imposición de una cultura occidental sobre las diversas culturas populares. El normalismo como dispositivo de formación de un sujeto destinado a ejercer una labor de disciplinamiento en la escuela también creó una tendencia a la homogeneización. Dicha tendencia se recicla en el presente con el énfasis otorgado a las pruebas estandarizadas nacionales e internacionales, que miden el logro de aprendizajes en función de indicadores, lo cual resulta en un reduccionismo del acto educativo.

La tensión que se produce entre el reconocimiento de las culturas populares y una educación enfocada en los requerimientos del mercado, repercute en la orientación que se imprime a los sectores subalternos del sistema educativo, como lo son los adultos en condición de rezago o analfabetismo. Su misma condición es evidencia de las desigualdades intrínsecas del sistema educativo. Asimismo, es muestra de la necesidad de ampliar los espacios de socialización por fuera de la escuela para llevarlos a los lugares en que estos sujetos se desempeñan, ya sea en sus distintos contextos laborales o en función de los requerimientos de desarrollo de sus referentes regionales. En ese sentido, se mantiene la disputa por el proyecto de educación pública, tras las reformas descentralizadoras de la década de 1990 que fragmentaron el sistema educativo en sus niveles locales, con consecuencias en el acceso equitativo a una educación gratuita y de calidad, ya que la descentralización administrativa no se tradujo en una descentralización de la dotación de recursos y en cambio afloraron las desigualdades regionales junto con las políticas de subvención a la oferta privada.[i]

En este marco, en América Latina hacia 2015 la tasa de alfabetización de las personas de 15 a 24 años fue de 98.2%, de 98.4% en mujeres y 98% en hombres.[ii] Sin embargo, esta disminución en el analfabetismo se ha debido más por la ampliación de la escolarización en el nivel primaria que por la acción de políticas exprofeso para la alfabetización de adultos.[iii] Este problema se relaciona con el hecho de que el sistema educativo “no elimina las desigualdades, sino que las recicla y traslada a otros momentos del proceso de escolarización”[iv]. En esa lógica se inscriben los programas gubernamentales enfocados a la reducción del analfabetismo en la población mayor de 15 años. Uno de los más sobresalientes es el Plan Iberoamericano de Alfabetización y Educación Básica de Personas Jóvenes y Adultas (PIA), cuyo objetivo es cubrir a un universo de 34 millones de adultos analfabetos. Otro es el programa cubano “Yo sí puedo” creado en 2003 y que opera en 12 países latinoamericanos, entre los que se encuentran Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Panamá y Venezuela. Mientras que en México el Modelo de Educación para la Vida y el Trabajo (MEVyT), dirigido a personas mayores de 15 años que no concluyeron sus estudios elementales, atiende cada año a 12,000 personas en sus 3 módulos básicos del nivel inicial.[v]

Sin embargo, en la mayoría de estos programas los alfabetizadores son voluntarios,[vi] lo cual indica que en América Latina la Educación para Jóvenes y Adultos (EPJA)  experimentó un reflujo hacia un enfoque compensatorio. Esto se relaciona con el hecho de que los programas que atienden a la EPJA se enmarcan en la política de discriminación positiva, que despliega distintos programas de acuerdo a las diferentes necesidades para obtener resultados equiparables en cuanto al logro de aprendizajes significativos. Estructuralmente, esta política genera una segregación que perpetúa las desigualdades generacionales y tiene su raíz en una escuela homogénea con respecto al servicio que los educandos reciben, que no reconoce la diversidad social y cultural. En este filtro del acceso a la escolarización influye la educabilidad, como factor que predispone a amoldarse al requerimiento de ser alumno. Este requerimiento tiene en mente a un alumno idealizado, con el consiguiente problema de demandar a los maestros la formación prescriptiva de ese sujeto que inevitablemente debe amoldarse a una cultura occidentalizada, ajena a su historicidad. A la vez, se genera una fragmentación en la diversidad de modalidades que integran el sistema educativo, creándose un archipiélago de circuitos educativos inconexos.[vii] En cambio, sigue siendo necesaria una concepción de escuela entendida como un espacio democrático que debe asociarse a la justicia social y a la igualdad de oportunidades.[viii]

A pesar del horizonte de equidad que se persigue a través de los distintos informes y encuentros internacionales, no se asume que la inequidad educacional en el caso de América Latina ha ido en aumento. Tal situación obedece a las políticas neoliberales que enfatizan el rendimiento de la inversión desvinculado del bienestar social y sólo comprometido con las ganancias. En consecuencia, los organismos internacionales pese a que plantean metas loables no asumen que las políticas neoliberales son parte de la causa del problema, siendo difícil avanzar en muchas materias educativas, si no se modifica la lógica neoliberal que se ha impuesto en las últimas décadas en la región.

En el caso del campo de la EPJA convive la necesidad de matizar los índices de escolaridad, que ocultan importantes rezagos al interior, con un desplazamiento en el sentido economicista que se le ha otorgado a la EPJA, así también se advierte la importancia de recuperar su sentido más integral de formación a lo largo de la vida. Esta recuperación  emergente es una oportunidad para revitalizar el sentido inicial de la EPJA en el marco del derecho a la educación, que consiste en promover y preservar el acervo cultural que representa el patrimonio intangible que se encuentra en los “saberes, hábitos comunitarios, herencias artísticas y técnicas”.[ix] Dicho patrimonio se refiere a una comunidad en movimiento de la que son parte los sujetos de la EPJA, como portadores de tal acervo que, al formar parte de la tradición oral quedan invisibilizados para la ciudad letrada[x] en tanto que el analfabetismo persiste como una barrera que separa ambas culturas. El acercamiento entre las esferas orales y letradas se sitúa como un itinerario más en el campo de la EPJA.

[i] Stubrin, F. (2006). “Protesta magisterial y reformas educativas en América Latina” en Cadernos de Sociologia e Política. V. 9, p. 112.

[ii] CEPALSTAT (2016). América Latina y el Caribe: perfil socio regional demográfico. Consultado en: < http://estadisticas.cepal.org/cepalstat/Perfil_Regional_Social.html?idioma=spanish>

[iii] UNESCO (2015). América Latina y el Caribe Revisión Regional 2015 de la Educación para Todos. Santiago. pp. 200

[iv] Blanco, E. (2012) “El reciclaje de la desigualdad: exclusiones educativas en América Latina”. En Puchet, Martín; Rojas, Mariano; Salazar, Rodrigo; Valenti, Giovanna; Valdés Ugalde, Francisco (Coords.) América Latina en los albores del siglo XXI. 2. Aspectos políticos y sociales. México, FLACSO.

[v] CEPAL (2010). Panorama social de América Latina 2010. Capítulo 2: “La educación frente a la reproducción inter-generacional de la desigualdad y la exclusión, situación y desafíos en América Latina”.

[vi] Infante, M., Letelier, M. (2013). La alfabetización de personas jóvenes y adultas

en América Latina y el Caribe: análisis de los principales programas. Santiago, CEPAL. Pp. 38

[vii] Blanco, “El reciclaje…” Op. Cit.

[viii] Rivero, J. (2000). “Reforma y desigualdad educativa en América Latina”. Revista Iberoamericana de Educación Número 23 ¿Equidad en la Educación? mayo – agosto.

[ix] Rojas, M. (2009). “La responsabilidad cultural de la universidad pública” en Latinoamérica. Revista de Estudios Latinoamericanos, UNAM, México, núm. 48, enero-junio, pp. 9-27.

[x] Rama, A. (1998). La Ciudad Letrada. Montevideo, Arca.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/la-reivindicacion-de-los-sujetos-populares-y-la-educacion-de-jovenes-y-adultos-en-america-latina/

Fuente de la imagen:http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/07/Conape-educacion-superior-cantidad-otorgada_ELFIMA20130108_0007_1-e1437072590638.jpg

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La Cultura Popular Va A La Escuela: El carácter Pedagógico de la Cultura popular

Autor: Víctor Manuel Hermoso

América del Sur/Venezuela/Julio de 2016

Compartir unos mensajes en el marco de la temática general: Cultura popular y Pedagogía que desarrolla el Centro Internacional Miranda (CIM), es tamizado por algunas reflexiones acerca de la vigencia de la llamada pedagogía y luego sobre el carácter pedagógico de la cultura popular. Uno de las categorías del conocimiento mas cuestionada en los últimos cincuenta años es el de PEDAGOGÍA. En la medida que lo pedagógico se desterritorializa de la Escuela, se van creando fisuras que cuestionan lo pedagógico. Sin embargo, en el existenciario de los grandes maestros en Venezuela (Simón Rodríguez, Andrés Bello, Luis Beltrán Prieto Figueroa… El ser pedagógico es una amalgama de pensamiento y acción, de ruta de emancipación, de amor por la Tierra, por la gente… es una invitación a la trasformación: al pensar con criticidad, al compartir sueños, realidades, doxa y episteme. Pedagogía es para ellos signo y símbolo de dedicación plena, de despliegue de facultades artísticas para impulsar la labor formativa y sobre todo camino de entendimiento entre los hombres, de denuncia de las impenitencias del hombre y se los abusos del poder. Pero, el ser pedagógico, tal y como ha sido desplegado, es bastante común en maestros que trascienden (no solo los que están en las escuelas), cada uno de nosotros tendrá en la memoria uno o mas de estos cultores de la humanidad.
La Cultura popular presenta heterogeneidades que podemos clasificar en dos grandes territorios: La cultura popular tradicional y la cultura popular in extremis. La primera es el vínculo con el pasado que dejó huella, dota de una historicidad que recuerda que estamos sobre un planeta que está en permanente cambio pero, que hay aspectos que perduran. Por eso las manifestaciones populares son fuente de identidad, de resistencia y de sentido de pertenencia. El protagonista de esas manifestaciones que perviven es el cultor popular tradicional.
El cultor popular tradicional sintetiza el carácter pedagógico en raíces con sabor a lo que somos. Por consiguiente es importante desvelar cuales son sus cualidades. Una manera de acercarse a tal empresa, es sumergirse en su mundo de relaciones. Partamos de un concepto de Cultor popular tradicional venezolano: Los cultores populares tradicionales son aquellos que están impregnados de las tradiciones de las cuales son su expresión. En sus interpretaciones pueden tener como horizonte histórico los orígenes étnicos. La impronta cultural lo ata a las tradiciones que son capaces de modificar en concordancia con los recursos del ambiente. Sus producciones son una síntesis de tradición y cambio. La huella de la tradición lo enmarca dentro de un gran respeto por las creencias populares ancestrales que, por lo demás, cultivan con esmero. Son portadores de secretos que con frecuencia, le son trasmitidos por vía oral y por vivencias. Como portadores de “cajas negras” son miembros de cofradías, donde ejercen liderazgo.
Los cultores populares son intérpretes de su ambiente el cual plasman en sus creaciones…Ellos sincretizan lo artístico, científico y religioso de un pasado que es necesario comprender.
El arte popular es el producto de un cultor popular que esta plasmando su cotidianidad. Esta cotidianidad está impregnada de su vertiente artística pero forma un todo con lo religioso y lo científico. Aquí científico implica una vivencia curiosa en el escenario de los acontecimientos, un preguntarse por el como y el porqué de acontecimientos. Al ser un personaje que construye desde la episteme popular presenta formas de aprendizaje y de apropiación que le dan una identidad que está sustentada en la relacionalidad. En este sentido la relación es plasmada en cada uno de sus actos de vida, esta relación lo hace intérprete del mundo de vida popular y de su entorno sociocultural. Al ser intérprete del mundo – de – vida popular sus productos generados están ligados a la cultura popular.
El cultor popular tradicional es defensor de la forma de trabajar del pueblo y expresa su cotidianidad desde su forma de aprehender los saberes. En esa sabiduría popular están los símbolos y signos tradicionales.
La segunda (la cultura popular in extremis), Tiene su territorialidad en el barrio. El barrio es el espacio- tiempo donde se despliega la pobreza, es decir la carencia y la abundancia. La carencia por ser heredera de la exclusión. Limitaciones en los alimentos, vivienda, servicios de salud educación que van mas allá de los esfuerzos no comprometidos de entes del Estado venezolano. La abundancia en el horizonte de valores como la solidaridad, el humor que sosiega, la habilidad parea sortear la escasez, las enfermedades… El barrio es también el escenario de la cultura popular in extremis que se caracteriza por la contingencia y la sobrevivencia. En la cultura popular in extremis hay un tiempo existencial en donde se mezclan pasado presente y futuro incierto. Se es hoy sin dejar de ser ayer. La participación es obligante, comprometida hasta la implicación, que matiza lo que hace y piensa.
En consonancia con esas características, los cultores populares in extremis, están impregnados en el “día a día” de los cuales son su expresión. Su horizonte histórico es contingente, hay un apego por el pasado en cuanto a procesos de supervivencia que le dan una idea de como enfrentarse a las cambiantes situaciones a las cuales se enfrenta. La carencia incita al uso de todo tipo de conducta que le pueda ser útil. Frente a los valores tradicionales, es irreverente, con tendencia a respetarlo en la esencia y no en la forma. Poseen una gran habilidad para el liderazgo ante situaciones cambiantes. La supervivencia implica la necesidad de un compromiso extremo.
También el significado de Escuela como centro de saberes, de reproducción y de creación ha sido cuestionado. En las sociedades disciplinarias la escuela es una institución disciplinaria “…que forma parte de una difusa red de dispositivos o aparatos que producen y regulan costumbres, hábitos y prácticas productivas” ((Negri y Hardt, 2002, p.35).La escuela asegura la obediencia a reglas y a mecanismos de inclusión y / o exclusión, propias de esa sociedad disciplinaria.
Escolio 1
La sociedad disciplinaria es desarrollada por Michel Foucault en carios textos, muy especialmente en “Vigilar y castigar” y “Microfísica del poder”.

Pero, en tiempos de postmodernidad la sociedad disciplinaria tiende a ser desplazada por la sociedad de control. Veamos la posición al respecto de Antonio Negri y Michael Hardt, en su libro: “Imperio”: “Y la sociedad de control surge en la <postmodernidad<, desarrollándose en un medio más <democrático< buscando a su vez manejar tanto los cuerpos como la mente de las personas, mediante sistemas tales como los medios de comunicación o los sistemas de bienestar… la finalidad del poder es por consiguiente, manejar cada vez mas la vida, su producción y reproducción” (Martínez Posada, 2010, p.63).
Una vía de conciliación para una escuela donde, entre otras cosas, haya presencia sistemática de la cultura popular es des-territorializar la escuela. Des-territorializar en el sentido de conectarla en la comunidad. Debemos aclarar que estamos contestes de la presencia permanente de la cultura popular en las escuelas actuales. Ésta se manifiesta a través de los mundos socioculturales de los estudiantes, docentes profesionales, maestros en casa que despliegan saberes, costumbres, formas de percibir el mundo, de pensar, de hablar… sin embargo, en una sociedad de control, en el sentido Negri y Hardt, la escuela es visitada, bombardeada por los medios de comunicación de masa cuyos mensajes de ordinario tienen tendencia transculturizante. No es necesario que se usen en el salón de clases la radio, la televisión, la red, el celular… estos ya está, instalados en la mente y el cuerpo de los estudiantes y docentes. En otras palabras la escuela es un espacio-tiempo de muchos, para la confrontación entre los mundos socioculturales que contienen la cultura popular y los saberes incrustados desde los medios de comunicación de masa.
La situación es marcadamente compleja. Un vector de complejidad proviene del carácter itinerante de los saberes de la cultura popular y la de otras formas de cultura (de elite, de masa). Al estar instalados esos saberes en el pensar y en el quehacer de estudiantes y enseñantes, los acompañan a los escenarios de la sociedad donde hay juegos de poder y juegos de palabras. Denomino juegos de poder: a la presencia simultánea, en un espacio tiempo, de diversos ejercicios de poder, es decir, cada hablante tiene formas de poder que tiende a ejercitar y construye reglas que faciliten ese ejercicio de poder. Los juegos de palabra en el horizonte de Ludwig Wittgenstein: el uso cotidiano de las palabras multiplica los sentidos.
La cultura popular tradicional se ejercita a través de juegos de poder y juegos de lenguaje. En este sentido actúa como un trasfondo que permite la construcción de mensajes con un toque de cotidianidad. La cultura popular in extremis se ejercita como una manera de cuestionar el lenguaje oficial, es decir aquel que tiene privilegios de poder, permiso para ser usado en cualquier escenario sin producir rechazos.

En ambientes de tendencia emancipadora, el hablante tiene la oportunidad de construir sus mensajes tomando como insumos las palabras y frases generadoras tanto de sus mundos socioculturales como el de los mundos socioculturales del maestro o del autor del material impreso.

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EEUU: Jack Daniels’ Secret History Shows the Recipe Was Actually Developed by a Black Slave

América del Norte/EEUU/Julio 2016/Autor: Shaun King/ Fuente: New York Daily News

ResumenNinguna historia es más verdadera y profundamente americana que la historia del whisky Jack Daniels y la familia Brown. George Garvin de Brown aprendió a hacer whisky de un hombre negro llamado Nearis Green. Nearis, un destilador altamente cualificados, un estadounidense esclavo que era propiedad de Dan Call.

Listed at #20 on the Forbes list of America’s wealthiest families is the Brown family. Their combined net worth is $12.3 billion. Their most known product?

Jack Daniels whiskey. It’s now sold in over 170 countries and is a complete cash cow — racking up billions of dollars a year for investors and for the Brown family itself. George Garvin Brown, their great-great-great-grandfather, founded the company exactly 150 years ago this year. Jack Daniels is now the best selling whiskey in the world. Its iconic black logo and angular bottles are instantly recognizable.

They’ve kept it in the family. George Garvin Brown IV is now the chairman of the company board. He’s filthy rich, received degrees all over the world, fancies ski vacations, and considers himself a «wine geek.»

No story is more truly and deeply American than the story of Jack Daniels whiskey and the Brown family. By truly and deeply I mean that the company, a century-and-a-half after its founding, is now publicly admitting that the down-home story they’ve always told about George Garvin Brown learning how to make the whiskey from an old white preacher named Dan Call is a lie.

George Garvin Brown learned to make whiskey from a black man named Nearis Green. Nearis Green, a highly skilled distiller, was also an enslaved American owned by Dan Call.

So, please allow me to reframe the story of Jack Daniels whiskey a bit.

A white Christian preacher in Lynchburg, Tenn., «owned» people. One of those people he «owned» was Nearis Green, a black man who was a skilled distiller of liquor. That black man, a slave, taught George Garvin Brown how to make whiskey. The recipe and methods were deeply African.

For 150 years the story of how this whiskey came to be, who taught George Garvin Brown how to make it, and why it succeeded, though, was as white and Eurocentric as a story could be.

Even as late as last year, Jack Daniels was distributing carefully crafted infographics on the founding of the company — that never mention a single word about Nearis Green. Hundreds of thousands of people per year have been touring the Jack Daniels museum without a single mention of Nearis Green — not because his contribution was only recently discovered, but because the reality and truth of the company is far more complex and messy than they’ve ever really wanted to admit.

That, ladies and gentlemen, is the United States of America in a nutshell. How this country was founded, how wealth was made, and how it all has been maintained for centuries is not beautiful, but ugly and often malicious.

Cultural appropriation is not just white women wearing cornrows or Bantu knots and pretending like they came up with it. It is also taking what an enslaved black man taught you, building a multi-billion dollar corporation off of it, then erasing his entire contribution from the history books as if he never existed.

Nearis Green was a highly skilled genius, but all of the benefits from such a fact have been reaped by generation after generation of another man’s family.

Now, think of the story of Nearis Green and read this quote from the recent speech Jesse Williams gave at the BET Awards:

«We’ve been floating this country on credit for centuries, yo. And we’re done watching and waiting while this invention called whiteness uses and abuses us, burying black people out of sight and out of mind while extracting our culture, our dollars, our entertainment like oil, black gold. Ghettoizing and demeaning our creations, then stealing them, gentrifying our genius, and then trying us on like costumes before discarding our bodies like rinds of strange fruit. The thing is though, that just because we’re magic doesn’t mean we’re not real.»

Cultural appropriation is not cultural appreciation. It’s theft. It’s plagiarism. It’s revisionist history.

Fuente de la noticia: http://readersupportednews.org/opinion2/277-75/37771-jack-daniels-secret-history-shows-the-recipe-was-actually-developed-by-a-black-slave

Fuente de la imagen: http://readersupportednews.org/images/stories/article_imgs21/021677-jd-070116.jpg

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