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Hablando del libro “Las pieles que vestimos”. Corporeidad y prácticas de belleza en jóvenes chiapanecas

Por: Rosalía Nalleli Pérez-Estrada

El libro las pieles que vestimos. Corporeidad y prácticas de belleza en jóvenes chiapanecas nos introduce a la defensa de la autora, Tania Cruz Salazar como chiapaneca y chamula, hacia la raza indígena, mientras manifiesta abiertamente que existe discriminación y racismo en la clasificación de  indígenas o mestizos en su estado y a la vez critica el amplio rechazo por lo local; en un listado de lo que se considera “bonito” o “feo” que impide encajar abiertamente en la sociedad actual, gracias al consumismo aplastante y empoderado por la pérdida de la identidad. La postura de la autora ante la tensión de la imposición y la resistencia, en su objeto de estudio, lleva al cuestionamiento de su postura, si esta es informativa, de convencimiento, de defensa o de justificación, entre la controversia de lo que escribe y lo que a diario vive en casa.

La recomendación del libro surge por la importancia de comprender porqué como sociedad se prefieren o se rechazan ciertos estereotipos de belleza, sin estar conscientes de ello. También se propone para disfrutar el recorrido histórico en su investigación documental y etnográfica que logra, en un periodo del 2004 al 2009 y de cómo describe la corporeidad y belleza hegemónica de los jóvenes en general y del cuerpo enculturado que ha cambiando del siglo XX al siglo XXI; con grandes transformaciones en el sistema mundial capitalista y de cómo el consumismo influye al ser humano, por tendencias o modas impuestas y lo atropella de manera invisible y desenfadada, especialmente en la sociedad chiapaneca que habita en San Cristobal de las casas.

Para la autora, la concreción del libro significa la presentación de su investigación, con una metodología en la que primero hubo un acercamiento con los sujetos de investigación y exploración de la zona, más la aplicación de técnicas como cuestionarios, entrevistas, diarios de campo, biografías, fuentes hemerográficas y de herramientas plásticas, como el dibujo y el recorte. También, significa presentar la  corporeidad que ella misma da a sus sujetos de investigación mientras narra sus prácticas de belleza, la concepción que ellos mismos tienen sobre el tema y sus formas de estar en el mundo actual, con jóvenes que muestran sus prácticas heredadas y modificadas, en una heterotopia de Foucault y los resultados formados por los medios de comunicación. En la escritura, se presenta la corporeidad y la belleza vistos como un espacio personal con expresión cultural, en una galería de entramados culturales que distinguen social, etaria y genéricamente a un sujeto,  desde la perspectiva antropológica, con aquello que se dice y se hace con el cuerpo, como manifestación de la existencia humana. Tania Cruz dice (P. 41) “arreglar el cuerpo es un acto de mediación entre el sí mismo y el mundo social, entre los gustos particulares de la persona y las normas sociales demandadas. Arreglar el cuerpo puede tener varias lecturas: i) componerlo privadamente para lucirlo públicamente, ii) incorporar una serie de convenciones y representaciones culturales o iii) encarnar las normas de belleza y las de género que corresponden a cada grupo cultural”.

También, en el libro se identifica cómo la autora alza la voz para mostrar su inconformidad contra el poder económico que rige los comportamientos corpóreos y ciertos patrones de conducta que conducen al consumismo de la producción en masa, para atender cuestiones de belleza, de manifestación corpórea  para insertarse en la sociedad global mientras se pierde la identificación individual. Un libro lleno de dicotomías, que expresa la discontinuidad relativa sobre el sujeto, entre lo que es innato (cuerpo) y lo que es transferido (cultura), lo que de él se dice y se piensa (concepciones) y lo que se hace con él (prácticas) y de la encarnación cultural mediante la incorporación de convenciones, representaciones  y toma de elecciones cotidianas.

La autora, desde su perspectiva Foucaultiana, mientras propone una tipología de prácticas de belleza que pueden también ser analizadas, dice (p 14) “Las pieles que vestimos es una ventana abierta al mundo de los espejos y de las miradas de lo que se maquilla y de lo que se revela, de lo que se adapta y de lo que se confronta, de lo que se distorsiona y de lo que se apropia, de lo que permanece y de lo que se transforma”. Para concluir, Las pieles que vestimos es una lectura obligada para acercarse a los hermanos chiapanecos mientras se tratan de comprender sus practicas de belleza y cómo sus diversas manifestaciones corpóreas los han ido segregando, así como la gran influencia que se recibe del exterior que provoca que entre su misma gente, se diga de dientes pa´ fuera que ama lo local, mientras que en sus acciones prefiere lo extranjero, lo cual no es malo, si primero se aprende a respetar y  aceptar lo que por herencia cultural y racial en verdad le pertenece. Finalmente, la autora dice (p139): “En la actualidad vemos que en San Cristóbal de Las Casas existe un sincretismo cultural imposible de negar, aunque también hay innovación, cambio, continuidad, adaptación y resemantización cultural. Los gustos se traslapan y las lógicas estéticas a nivel local son también heterotópicas.”

Fuente: http://www.educacionfutura.org/hablando-del-libro-las-pieles-que-vestimos-corporeidad-y-practicas-de-belleza-en-jovenes-chiapanecas/

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8 tesoros del «arte gay» del Museo del Prado que ayudan a entender la historia de la homosexualidad en el arte

Redacción: BBC Mundo

Inadvertidas, ocultas, perseguidas. Así fueron las relaciones homosexuales durante siglos en Occidente. También en el arte.

Pero, aunque prohibida e invisible para muchos, la homosexualidad fue representada de forma constante en la pintura y en la escultura.

Para verla solo había que saber -o poder- mirar. Ese es el ejercicio que propone el Museo del Prado de Madrid con motivo de la celebración del Día Mundial del Orgullo Gay que tendrá lugar en la capital española entre el 23 de junio y 2 de julio.

La principal pinacoteca de España vuelve la vista sobre su propia colección para sacar a la luz obras que muestran relaciones entre personas del mismo sexo, identidades sexuales que no se ajustaban a las normas sociales y cuerpos que no respondían a la división entre hombres y mujeres.

También ponen de relieve la persecución de aquellos artistas, modelos y coleccionistas castigados por no encajar en la norma.

La muestra «La Mirada del otro», que se exhibe hasta el 10 de septiembre consiste en un recorrido por 30 obras cuidadosamente seleccionadas. BBC Mundo escogió 8 de ellas y le preguntó a Carlos G. Navarro, curador de la exposición, cómo ayudan a entender la historia -muchas veces silenciosa- de la homosexualidad en el arte.

1.- El rapto de Ganímedes, de Pedro Pablo Rubens, 1636 – 1638.

El rapto de Ganimedes, de Pedro Pablo Rubens, 1636-1638Derechos de autor de la imagenMUSEO DEL PRADO

En este lienzo, el pintor belga Pedro Pablo Rubens, reproduce el mito del rapto por parte del dios Júpiter, convertido en águila, del joven Ganímedes, a quien quiere convertir en su amante.

Durante siglos, explica Carlos G. Navarro, para representar la homosexualidad había que recurrir a temas de la mitología en los que hombres y mujeres mantenían relaciones amorosas con personas del mismo sexo.

Pero la posibilidad de contemplar estas historias estaba reservada a la intimidad de los poderosos.

«Solo en espacios de privilegio y poder supremo como los palacios reales o cardenalicios se permite este tipo de escenas amatorias, siempre protagonizadas por los dioses no sometidos al imperio de lo cristiano», dice Navarro en diálogo con BBC Mundo.

«Sobre todo los amores de Apolo y de Jacinto, que los hemos representado en la exposición con uno de los bocetos de Rubens para la Torre de la Parada. O de Júpiter y Ganímedes, que también llevamos uno de los grandes lienzos que realiza Rubens», añade.

La Torre de la Parada, mandada construir por el rey Felipe IV de España, era un palacete de descanso que el monarca utilizaba tras sus jornadas de caza.

De sus paredes, apunta Navarro, colgaron «todos los caprichos de los dioses».

2.- David con la cabeza de Goliat, de Michelangelo Merisi Caravaggio.

David con la cabeza de Goliat, de Michelangelo Merisi CaravaggioDerechos de autor de la imagenMUSEO DEL PRADO

Pese a la permisividad de su representación en esos espacios reducidos, reservados a unos pocos, la homosexualidad estaba duramente castigada socialmente.

La exposición del Prado también llama la atención sobre los artistas que fueronperseguidos por su condición sexual.

«Es el caso por ejemplo de los artistas que fueron apresados por sodomía. No sabemos cuál era su identidad sexual, pero tuvieron que encarar la experiencia de responderle a un tribunal que les acusa», afirma Navarro.

Así le sucedió al pintor Michelangelo Merisi da Caravaggio, cuya obra David con la cabeza de Goliat forma parte de la muestra.

Caravaggio fue absuelto de los cargos de los que le había acusado sin pruebas un pintor rival, pero se vio obligado a abandonar Roma después de haber pasado por prisión preventiva.

«Así se encendió la llama de la leyenda negra sobre Caravaggio: se modifica la imagen biográfica pero también artística y la forma en que se han interpretado muchas de sus obras», explica Navarro.

3.- «El Maricón de la tía Gila, de Francisco de Goya.

El Maricón de la tía Gila, de Francisco de GoyaDerechos de autor de la imagenMUSEO DEL PRADO

La obra de Goya, desarrollada sobre todo en el siglo XIX, ofrece una mirada más contemporánea sobre las identidades que no encajan en la «norma social».

Y la forma de enfrentarse a la representación de la homosexual es diferente en el pintor aragonés a la del barroco de Rubens.

«‘El Maricón de la Gila’ nos está representando un personaje queer, un tipo ‘raro’ que no responde a la expresión de género normativa», señala Navarro.

Goya dibuja este retrato, y los de otros personajes ‘marginales’ -como locos y dementes- en uno de sus cuadernos a finales de la primera década y principios de la segunda del siglo XIX.

«Son personajes que se quedan en los márgenes y que nos suelen salir en los cuadros de costumbres que él mismo hace», indica el curador.

«Es una mirada de conmiseración. No es una mirada acusatoria Hay una dosis de realismo profundamente contemplativa. Remite a una imagen de rareza que no responde a los cánones», sugiere.

4.- Brígida del Río, la barbuda de Peñaranda, de Juan Sánchez Cotán, 1590.

Brígida del Río, la barbuda de Peñaranda, de Juan Sánchez Cotán, 1590Derechos de autor de la imagenMUSEO DEL PRADO

Las mujeres barbudas muestran cuerpos diferentes a los convencionales que, de acuerdo con Navarro, sirven para escenificar la noción de ‘lo tercero’, que es como se refiere la literatura del Siglo de Oro a las realidades que no responden ni a hombre ni a mujer.

Durante años se creyó que el retrato de este tipo de personajes respondía a la curiosidad y a un interés meramente paramédico por parte de los pintores y de quienes les encargaban las obras.

Sin embargo, estas imágenes no están exentas de un juicio moral.

«El caso de Brígida del Río fue utilizado para mostrar esa imagen de ‘lo tercero’ como algo reprobable. Es una advertencia contra los hombres afeminados. Es algo que tiene una militancia profunda detrás al advertir contra ese tipo de posiciones», asegura el curador de la muestra.

5.- Hermafrodito, de Matteo Bonuccelli, 1652.

Hermafrodito, de Matteo Bonuccelli, 1652Derechos de autor de la imagenMUSEO DEL PRADO

Este «hermafrodito» del escultor italiano Matteo Bonuccelli, representa un ser mitológico mitad hombre mitad mujer.

Como las mujeres barbudas, esta obra muestra un cuerpo sexualmente ambiguoy fuera de lo común.

«En realidad nos escenifica un cuerpo de transexualidad, un cuerpo que es aparentemente femenino pero que contiene el pene mejor detallado de todas las colecciones del Museo del Prado para dejar claro que es una condición físicamente ambivalente», apunta Navarro.

6.- Aquiles descubierto por Ulises y Diómedes, Pedro Pablo Rubens, 1617 – 1618.

Aquiles descubierto por Ulises y Diómedes, Pedro Pablo Rubens, 1617 - 1618Derechos de autor de la imagenMUSEO DEL PRADO

Si el hermafrodito puede ser visto como una representación de la «transexualidad», este cuadro de Rubens nos muestra a un Aquiles «travestido», a mitad de camino entre un hombre y una mujer.

El héroe griego, disfrazado de mujer, trata de engañar a sus compañeros con el fin de evitar el ir a la Guerra de Troya. Y su posición central en el cuadro no es casual.

«Aquiles ocupa el espacio central y divide el mundo de los hombres y el mundo de las mujeres», explica Navarro.

7.- El Cid, Rosa Bonheur, 1879.

El Cid, Rosa Bonheur, 1879Derechos de autor de la imagenMUSEO DEL PRADO

¿Qué tiene que ver la cabeza de un león con la representación de «la mirada del otro»?

La respuesta hay que buscarla en la autora de esta obra de finales del siglo XIX: Rosa Bonheur.

«Es una pintora del siglo XIX que, en lugar de plegarse a las ideas predeterminadas que como mujer le correspondía en el universo del arte a mediados del siglo XIX, decide crear y hacerse su propio sitio, su propia identidad», destaca Navarro.

Una muestra de ese carácter independiente y a contracorriente es que Bonheur tenía permiso para llevar pantalones en una época en que las mujeres no podían hacerlo en público.

«Es una mujer que responde a un modelo bastante antinormativo. Si solamente nos fijamos en que hay una cabeza de león bien pintada nos perdemos esos otros detalles biográficos que explican y dotan de un significado mucho más profundo la obra que conserva el Prado», asegura el curador.

8.- San Sebastián, Guido Reni, 1617 – 1619.

San Sebastián, Guido Reni, 1617 - 1619Derechos de autor de la imagenMUSEO DEL PRADO

Semidesnudo y con el cuerpo atravesado por saetas como parte de su martirio, San Sebastián, soldado romano castigado por ser cristiano, es visto en la actualidad como un icono del erotismo gay.

Ya en su momento, la versión de Guido Reni que expone el Prado no fue considerada lo suficientemente recatada por su primera propietaria, Isabel de Farnesio, quien ordenó que se le cubriera una mayor parte del cuerpo.

Pero la versión que se conserva en el Prado no es el único San Sebastián de Reni cuyo erotismo suscitó reacciones acaloradas.

«Al del Palazzo Rosso de Génova, Oscar Wilde le dedica su primera poesía homoerótica, al que hay en Londres, el escritor Yukio Mishima le dedica amplias reflexiones eróticas. Y a otro que se conserva en EEUU, Tenessee Williams también le concede un protagonismo importante», enumera Navarro.

«No hemos querido hacer homoerotismo sino narrar la historia de la contemplación de lo homosexual a través de las pinturas», añade.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-40371673

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Afrofeminismo: la lucha contra la doble discriminación de las mujeres negras en España

Redacción: El Mundo/10-10-2018

En pleno auge feminista, las mujeres negras españolas reclaman su espacio: quieren hablar de la doble discriminación de ser mujer y negra en España

Tres libros publicados este septiembre analizan la vivencia de quienes son negras y españolas: la plasmación literaria de un fenómeno que crece al calor de las redes sociales

«¡Qué bien hablas español!». La primera en la frente. «¿De dónde eres?» La segunda, en las tripas. «¿Llegaste en patera?». En la tercera, el alma se cae a los pies. A preguntas como éstas -y a peticiones de identificación constantes por parte de las fuerzas policiales- se enfrentan, a menudo diariamente, las personas afro en España. Los afrodescendientes. Los que llegaron hace 10 o 20 años y se nacionalizaron españoles, los que tuvieron con ellos hijos, los que nacieron aquí y sus padres -o quizá sólo uno de ellos- en Guinea Ecuatorial, antaño provincia española; hoy y siempre África.

Numerosos orígenes diversos y un buen puñado de intenciones han cristalizado este mes de septiembre. De un lado, el auge feminista, que llega a todo puerto. Del otro, la necesidad de las mujeres negras de hacerse visibles. Es así como se explica que en el mismo mes del mismo año, éste, sean tres los libros publicados sobre el mismo asunto: ser mujer y negra en España.

Ése es el título –Ser mujer negra en España– del libro que la catalana Desirée Bela-Lobedde ha publicado con la editorial Penguin Random House. El segundo lo firmaAntoinette T. Soler, una de las tres fundadoras, en 2014, de la web Afroféminas; se titula Viviendo en modo afroféminas y lo publica la editorial catalana La Tija Ediciones. El tercero lo escribe una periodista, Lucía Asué Mbomío, que en la actualidad trabaja en el programa de TVE Aquí la tierra y cuyo libro se titula Las que se atrevieron (Grupo Editorial Sial Pigmalión), las españolas que, como su madre, rompieron tabúes casándose con guineoecuatorianos en España: «Hija, ¿no te habrás echado un novio negro?».

«Tenía que llegar este momento», sostiene el actor Armando Buika, hijo de guineoecuatorianos de Palma de Mallorca y responsable de The Black View, una organización que trabaja por la visibilidad de los actores, actrices y artistas negros en España. «Hemos vivido de los miedos de nuestros padres», piensa Buika, «pero no somos nuestros padres y todavía tenemos que gritar para que nos vean, tenemos que contar las cosas. Creo que cada uno debe reivindicar desde lo que conoce», apunta, cuando se declara feminista y aplaude el movimiento de las mujeres negras españolas.

Como Antoinette. De origen cubano, casada con un español, en España desde hace mucho, y con una hija en común. Su revista on line-un millón de visitas en el último año-, visibiliza los muchos perfiles de mujeres negras que, a día de hoy, viven y trabajan en este país. Primero, quiso visibilizar y empoderar. Ahora, sabe que el camino es otro: «El feminismo negro tiene que afrontar la innovación del discurso y de las formas de lucha. No estamos en los 70, no nos podemos quedar con el puño en alto porque, además, en España esto no sirve para nada».

Una apreciación, «no sirve para nada el puño en alto», que también expresó Buika a este periódico. Y Desirée, activista, no obstruye la tendencia. Personas afro, personas negras, que apuestan por una revuelta de conciencias más que de actos. Y cierta firmeza de pensamiento: «Las mujeres negras estamos reivindicando espacios. Porque tenemos el mismo derecho a ocuparlos que las mujeres blancas. Estamos en la era de la comunicación y las cosas que hacemos, por pequeñas que sean, se ven; esto ha hecho crecer la revolución afrofeminista», piensa Desirée.

Otro punto hay de convergencia: todos creen que «España es un país racista». «A dos horas de aquí, esto no sucede», afirma Antoinette, pensando en Francia. «Si seguimos creyendo que España es blanca tenemos un problema. En Francia, nadie te pregunta de dónde eres ni te dice qué bien hablas francés. Nadie se cuestiona su valía por su piel, y esto en España pasa con mucha normalidad. En París todo el mundo tiene claro que todo el mundo es de todo el mundo, y eso con el problema que tienen con el terrorismo».

Les suceden cosas. Piensan que Antoinette es la cuidadora de su hija cuando va al supermercado, o la asistenta cuando le saludan en el edificio en el que vive. Les piden los papeles por la calle y ellos sacan su DNI. «Que somos salvajes, impulsivos, irracionales», enumera Desirée, «España es un país racista, como cualquier país de Occidente, no tenemos mercados de esclavos en Sevilla pero quedan posos colonialistas, imperialistas, racistas y paternalistas».

Si sólo lo dijeran ellos… Pero lo dice también la Organización de Naciones Unidas(ONU). Hace apenas unos días se presentaba en el Consejo de Derechos Humanos el informe del Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes en España. El pasado febrero visitaron MadridBarcelonaAlmería Ceuta y evalúaron «las medidas adoptadas para prevenir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, la afrofobia y las formas conexas de intolerancia a las que se enfrentan los afrodescendientes en España». Se celebran los avances, pero el país no aprueba.

En el informe se señala que «los afrodescendientes son casi dos millones de españoles» -parecidas cifras maneja Antoinette- y se exhorta al Gobierno español a crear «un instituto cultural de los afrodescendientes en España, gestionado por afrodescendientes». Remarcan: «La investigación realizada indica que la inmensa mayoría (82,4%) de las personas encuestadas considera que la aplicación de las leyes varía en función de la persona que se trate».

Y lo más importante, el grupo de expertos encuentra «preocupante la falta de representación de los afrodescendientes a todos los niveles en el plano estatal, regional y municipal, así como en los poderes judicial y legislativo». Esta sería el gran paso, sostienen también las voces que hablan en este reportaje.

¿Qué se debería hacer? Habla Isabelle Mamadou, que coordina el equipo de implementación en España del Decenio Internacional para los Afrodescendientes(2015-2024) de la ONU. «La sociedad civil afro debe ocupar los espacios donde se toman las decisiones políticas, económicas y de relaciones internacionales que nos afectan directamente. Mientras no estemos en esos espacios, seguirán siendo sólo las personas que no sufren discriminación racial las que determinen en qué medida nos afecta el racismo y cómo hay que erradicarlo. España debería tener una ley integral contra el racismo que garantice el acceso a la justicia de los afrodescendientes».

En esta línea, Antoinette reclama «que el problema se encare en las universidades». «Es complicado. Necesitamos personas que sepan trabajar estas cosas en las instituciones, porque los que están ahora no lo entienden. Afroféminas no quiere ir a buscar la solución del problema, lo que quiere es plantear el problema. De qué se habla cuándo se dice racismo. Porque si no seguimos en el mismo círculo vicioso en el que las instituciones dicen que lo están haciendo bien pero los problemas siguen siendo los mismos».

Un ejemplo: cuenta Antoinette, que a menudo ofrece charlas en institutos, colegios y universidades, que en una ocasión, al finalizar la conferencia, se le acercaron tres niñas peruanas, racializadas, y le preguntaron «qué tienen que hacer cuando las personas mayores les insultan». Antoinette les preguntó qué les decían exactamente. «Sois unas putas, panchitas, os tenéis que ir a vuestro país», le respondieron. Y analiza esta mujer de sonrisa amplísima y carcajada sonora y alegre: «Si fueron capaces de decírmelo es porque algo pasó. Por qué no lo dijeron antes. Hay algo en el discurso que les hizo sentirse seguras, y pudieron hablar».

Es constante también una referencia al proceso de construcción de la identidad.Como si hubiera de pasar el tiempo para que uno sepa quién es. Así lo cuenta Desirée, que escribe diarios desde niñas, en su libro Ser mujer negra en España, prologado, por cierto, por la periodista Lucía Asué Mbomío y donde también se menciona a Francine Gálvez, pues fue una de las primeras personas negras, como ella, que Desirée vio en la televisión. Tenía 13 años cuando, yendo a coger el autobús, le pidieron los papeles por primera vez.

Todos afirman haber callado mucho y durante años. «Ahora siento la responsabilidad. Tengo que hablar de esto, pero he callado mucho en el pasado por una explosiva mezcla de motivos. Existimos personas cuya rabia no está legitimada. Como esta sociedad es racista, en su estructura xenófoba se entiende que, para estar integradas, las personas racializadas debemos mostrar agradecimiento por la sociedad en que vivimos. Por eso, cuando expresamos rabia, cuando nos indignamos, cuando respondemos de forma violenta a las agresiones que vivimos estamos cumpliendo y validando todo ese estereotipo negativo, todo ese imaginario alrededor de nuestras personas. Así que he callado mucho por no confirmar ese imaginario tan negativo que se tiene sobre las personas negras».

¡Negras! En sus libros, estas autoras se acuerdan de aquel grito de la poeta afroperuana Victoria Santa Cruz. «¡Me gritaron negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!». Ninguna de ellas desdeña el término, mujeres negras se sientan, mujeres negras españolas. Peor les parece a todas aquel sintagma terrible: personas de color.

Fuente: http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/09/29/5bae1c6a468aeb1a658b4675.html

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Chile: Cultura de pueblos originarios busca ser una asignatura escolar obligatoria desde el 2020

Chile / 26 de septiembre de 2018 / Autor: Guido Focacci  / Fuente: BiobioChile

“Lengua y Cultura de los Pueblos Originarios” sería el nombre de una nueva asignatura que el Gobierno espera impartir, de Primero a Sexto año básico, desde el año 2020.

Para ello, el Ministerio de Educación se encuentra realizando difusión de información en línea para recoger ideas, invitando además a una Consulta Indígena a organizaciones, asociaciones, comunidades y personas naturales pertenecientes a pueblos indígenas reconocidos por la Ley N° 19.253.

“Esta propuesta ha sido construida participativamente con actores vinculados al ámbito educativo de los nueve pueblos indígenas, conocedores de su lengua y de su cultura”, asegura el Mineduc en el citado sitio web.

Gerardo Varela, jefe de la cartera, aseguró que las escuelas deben a puntar a ser espacios de interculturalidad. “La escuela es un espacio de encuentro entre diversas identidades y culturas; y nuestro trabajo hoy, apunta a que esas diversidades sean reconocidas, valoradas y respetadas (…) La base de esta asignatura ha sido elaborada en conjunto con educadores tradicionales, profesores de Educación Intercultural Bilingüe y sabios indígenas”, dijo el ministro al diario La Cuarta.

El proceso de consultas, que espera recibir propuestas para dar formato al nuevo ramo, estará abierto hasta diciembre donde se espera definir los temas específicos a enseñar. Una vez finalizado este proceso, la asignatura debería ser aprobada en 2019 y comenzar a ser impartida desde 2020.

Fuente de la Noticia:

https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2018/07/09/cultura-de-pueblos-originarios-podria-ser-una-asignatura-escolar-obligatoria-desde-el-2020.shtml

ove/mahv

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El Mexe y la renovación del normalismo rural

Por: Felipe Cuevas Méndez

A las normales rurales se le sacrifica mediante su cierre. Además de que se reducen sus espacios o se libra una batalla subterránea por privatizarlas por nuevas vías, encarecerla y marginar de ellas a las hijas e hijos del pueblo en condiciones de pobreza.

Son un proyecto histórico educativo de trascendental importancia y actualidad para el pueblo mexicano, las normales rurales son proyectos que plantean la labor de recomunalidad en el seno del pueblo mexicano, su profesionalización incluye la lucha por la reconstitución del tejido social en las comunidades. En el caso de la Normal de El Mexe, siendo patente su contribución en la formación del magisterio hidalguense y nacional, también se percibe su ausencia con dolor y estragos educativos sociales después de que el gobierno neoliberal decidiera cerrar el Internado por razones represivas y antipopulares. La propia Secretaría de Educación Pública de Hidalgo (SEPH) reconoce la falta de maestros y maestras en Educación Básica, la carencia se refleja sensiblemente en la falta de especializaciones hacia áreas cada vez de mayor importancia para la educación de la niñez, los adolescentes y la juventud hidalguense.

Dicho proyecto formativo y del conjunto de las Normales Rurales del país abiertas o cerradas desde hace varias décadas, tienen las condiciones que permitirían la apertura de su sistema de enseñanza pedagógica e investigativa altamente calificada a nivel licenciatura y posgrado para hijos e hijas del pueblo, tanto como para su magisterio. En general la línea educativa y pedagógica del normalismo rural potencia las perspectivas de contribuir a elevar la formación y cantidad de maestros y maestras para los niveles de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato de que tanto estamos necesitando en las diferentes regiones del país.

El normalismo rural es un bastión de la revolución mexicana, además, constituye un punto de apoyo para la formación de las consciencias en sentido crítico, revolucionario y popular; para lo cual debe mirarse el despojo al que fue conducido, afrontando el deber de impulsar su sentido y posibilidades de contribución a la educación popular en las actuales circunstancias históricas.

El Mexe

De esta forma particularmente El Mexe pronto podría aportar culturalmente en el ámbito de Normal Rural como institución universitaria de la educación y la pedagogía enfocada a la enseñanza popular atrayendo intelectualidades que aportasen a esas perspectivas. Las y los egresados de la normal, en conjunto con otras organizaciones sociales y comunitarias recibimos de primera mano la manifestación de necesidad y oportunidad de reabrir El Mexe para el pueblo, en condiciones en que realmente su proyecto tenga arraigo entre las generaciones de jóvenes, estimule su desarrollo y contribución hacia la sociedad y su cultura.

Para estos propósitos tomamos en consideración varias estrategias:

a) Posibilidades autogestionarias dado el espacio para la exploración y explotación agropecuaria en protección del medio ambiente, que además de complementar diversas necesidades, amplifican la red de conocimientos a desarrollarse desde sus instalaciones.

De esta manera se introducirían materias optativas en función con los potenciales productivos de los Internados, fomentando el sentido de cooperativismo, la recomunalidad y el trabajo de campo.

b) Por otra parte, el presupuesto estatal que se le conceda tendría que enfocarse con toda transparencia a cubrir algunas de sus prioridades ante académicos, trabajadores y alimentos, en tanto otros recursos pueden obtenerse de sus actividades agrícolas propias y otras posibles obras productivas. Se requeriría una verdadera contribución oficial en equipamiento didáctico y otros recursos necesarios.

El Mexe es una alternativa muy importante para los hijos e hijas del pueblo en las condiciones actuales de capitalismo salvaje que les despoja, expulsa y condena a una vida de miseria. El Internado permitiría a varios miles de jóvenes optar por un trabajo gratificador, digno y profundamente necesario al país. Pues sus egresados formados en el arraigo comunitario y la potenciación de la formación popular comunitaria acrecientan el desarrollo cultural local.

Por lo que se refiere a la Universidad Politécnica de Francisco I Madero, esta instancia podría fusionarse en la renovación de la educación Normal con nuevas implicaciones. Donde haya una trasfusión y complementariedad entre las asignaturas y formación politécnica con las áreas educativas para abrir nuevas posibilidades de profesionalización de los jóvenes estudiantes. Al tiempo que la formación de las siguientes generaciones de maestras y maestros se formen en el conocimiento politécnico muy necesario para su desempeño profesional en las comunidades.

Para que sea posible y sustentable en términos de una justa organización interna cuyo propósito sea fortalecer un nuevo sistema de enseñanza popular acorde con las necesidades emergentes en la población del estado, consideramos indispensable practicar una administración autónoma que sea una combinación colectiva entre autoridades, personal, estudiantes y comunidad.

Se necesitaría una consejería general, académica, estudiantil amplia que custodie el buen desempeño de su labor administrativa y pedagógica. Consejo integrado por el cuerpo académico, administrativo, trabajador, estudiantil, comunitario y organizacional de los sectores interesados en su adecuado funcionamiento. A la par de recuperar terreno en las diversas áreas pedagógicas a nivel licenciatura y de atender las carencias formativas que van manifestándose; podría crear programas de maestrías y doctorado en áreas específicas de educación crítica para un cuerpo externo de educandos principalmente venidos de la propia base magisterial urgida de acceso a estudios superiores.

Se priorizaría la formación de planes de estudio acordes con las necesidades educativas del estado y sus distintas vertientes de licenciatura en la enseñanza primaria (educación física, educación artística, educación secundaria, psicología educativa, educación indígena, investigación educativa, especialidades en las diversas ramas de la enseñanza básica, educación básica general, educación especial, historia, etc.), al paso que tiene expectativas de instruir en la enseñanza primaria y alfabetización verdadera de la población rural, además de dar cabida a nuevas carreras tecnológicas y de biodiversidad destinadas a la educación y producción en el campo mexicano.

La posible colaboración educativa de este centro y otro tipo de universidades permitiría resolver las lagunas y problemas recurrentes de actualización de los conocimientos o experiencias, siendo por tanto viable el establecimiento de puntos de contacto a estos niveles. Subsanando en este sentido las anteriores deficiencias programáticas tendientes al teoricismo, pensando en una adecuada combinación práctico-teórica-técnica comunitaria basada en las prioridades de la enseñanza real en el Estado.

A ciencia cierta existen compromisos para la reapertura de la Normal, en ese sentido, existe corresponsabilidad para la reconstitución de la Normal Rural en condiciones que le permitan sustentabilidad económica, pedagógica e integracionista en el seno de la sociedad hidalguense y mexicana.

Así mismo, conscientes de la falta de posibilidades de estudios superiores de posgrado para las maestras y maestros en la dirección de desarrollar nuestras concepciones pedagógicas y otras áreas educativas de importancia; en sus espacios se cabe integrar cursos, diplomados, maestrías y doctorados.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246799

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España: Los libros de feminismo salen del «gueto» tras años de oscuridad

Redacción: Público

Ensayos, novelas, tebeos y teorías han encontrado su espacio en las estanterías para arrojar luz sobre el movimiento feminista, que comenzó su primera ola en el siglo XVIII y sigue en plena lucha hoy en día.

Los libros de feminismo, hasta hace poco relegados en librerías especializadas, han salido del «gueto» y ahora irrumpen con fuerza en el espacio público con títulos como «Morder la manzana», «Feminismo para principiantes», «Leonas y zorras» o reediciones de «Teoría King Kong» o «Mujeres que corren con los lobos».

Ensayos, novelas, tebeos y teorías han encontrado su espacio en las estanterías para arrojar luz sobre el movimiento feminista, que comenzó su primera ola en el siglo XVIII, y que en el XXI lucha, todavía, por la igualdad plena de derechos entre mujeres y hombres.

«Yo diría que, claramente, el feminismo ha conseguido ser central en muchos aspectos de la vida pública, de la política, la cultura y el arte, y también de la industria del libro. Eso tiene que ver con el avance y la hegemonía del feminismo, que es el resultado de una conquista de las mujeres», explica Clara Serra, filósofa, política y autora de «Leonas y zorras».

«El feminismo ha conseguido ser central en muchos aspectos de la vida pública, de la política, la cultura y el arte, y también de la industria del libro»

Ese título, editado por Catarata, no ha sido el único que ha irrumpido en la industria. «Morder la manzana», de Leticia Dolera; «Todos deberíamos ser feministas», de Chimamanda Ngozi Adichie o «Microfísica sexista del poder», de Nerea Barjola, también se agrupan en los estantes de pequeñas librerías o grandes cadenas.

Se unen a ellos los clásicos para leer con las «gafas moradas», que vuelven a reeditarse ahora que el feminismo ha conquistado el debate público.

«Hay nuevas ediciones de libros clásicos del feminismo, de Simone de Beauvoir, Kate Millett, Virginie o Despentes y sus libros de cabecera de las feministas, que ahora pueden ser libros accesibles para más gente», apunta Serra.

«Que los libros de feminismo salgan de los guetos donde estaban es bueno, siempre, porque queremos que todo el mundo lea un libro de feminismo. Creo que es una cosa a celebrar y a aprovechar, como una gran oportunidad para contar un montón de cosas que ahora sabemos que un montón de gente va a leer«, añade.

De todo tipo y para todos

Aunque, en este «boom» del feminismo, también «puede haber libros malos o regulares», reconoce Serra, y otros «más superficiales» que cumplan la «interesante función» de «contar por primera vez el feminismo a los lectores».

«Pero también tiene que haber más libros escritos por mujeres, no sólo de feminismo», apunta Serra, al tiempo que añade que el «matiz» de este auge es la «capitalización» y que «hay gente que se sube al carro» para sacar beneficios, pero «no hay que dejar de verlo como un éxito del feminismo».

'Morder la Manzana', de Leticia Dolera.

«Morder la Manzana», de Leticia Dolera.

Coincide con ella Nerea Pérez, periodista y promotora de los vídeos virales «Feminismo para torpes», que también pone énfasis en la «capitalización» del movimiento feminista, no solo en la industria editorial, sino en otras como la textil.

«Volverse mainstream tiene dos caras. Hay cosas igual de muy poca calidad, de pasarlo por encima o comercial, pero por otro lado es fantástico porque del millón de chavales que se han enterado de que Beyoncé es feminista o que han leído un ‘panfletillo ilustrado’, igual rascan más en el tema y conocen por lo que se está luchando de verdad«, explica.

No deja de ser una «buena noticia», porque «se están recuperando muy buenos textos y muy didácticos», apostilla Pérez, que menciona «Feminismo para principiantes», de Nuria Varela, o «Historia ilustrada del feminismo», de Marta de la Rocha.

En la calle

Libros que salen del «gueto», pero también, literalmente, a la calle. La Acampada Feminista Sol, que desde el pasado 22 de junio ocupa parte de la Puerta del Sol, organizó el 19 de agosto un intercambio de libros gracias a la colaboración de entidades como Librería Mujeres, Ciento Volando y Biblioteca de Mujeres.

'Feminismo para principiantes', de Nuria Varela y Antonia Santolaya.

«Feminismo para principiantes», de Nuria Varela y Antonia Santolaya.

«Morder la manzana»; «Teoría King Kong», de Virginie Despentes; títulos de Simone de Beauvoir, y otros en inglés de Virginia Woolf, se dieron cita en esta iniciativa que espera convertirse en un evento «periódico».

«La iniciativa tenía dos objetivos: el patriarcado no se esperaba que las mujeres se iban a juntar a hablar, y el capitalismo no se esperaba que íbamos a dejar de consumir. Esto —intercambiar— ya es otra forma de economía», explica Anna, una de las portavozas de la Acampada.

«Hace diez años no te ibas a encontrar una estantería con libros feministas, o en el ‘prime time’ de un telediario no iban salir feministas a hablar. Ahora la palabra feminista ya está casi en la boca de todo el mundo, y eso es muy interesante», concluye esta activista sobre una lucha que «no es un sprint, es una maratón».

Fuente: https://www.publico.es/culturas/mujeres-libros-feminismo-salen-gueto-anos-oscuridad.html

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La imaginación desobediente

Por: Gabriela Jauregui

Nos anuncian que el gran arrecife de coral ha muerto, que las capas de hielo polares se derriten a un ritmo sin precedente, el presidente de una de las potencias mundiales tiene un dedo en el gatillo nuclear y el otro tecleando en Twitter su política exterior; en México, específicamente, nos enteramos de que las compañías mineras contaminan los ríos y violentan a las poblaciones que se les oponen, que estudiantes desaparecen y siguen desapareciendo, no dejamos de leer acerca de los millones y millones de pesos que han desviado entre algunos gobernadores impunes, y vivimos con rabia y terror cotidiano al escuchar que asesinan a siete mujeres al día. En pocas palabras, estamos sumergidos, si no es que hundidos, en una crisis.

Aquí surgen varias publicaciones que buscan, desde el pensamiento crítico, pensar la situación que atravesamos. Pero si crisis y crítica tienen la misma raíz, cómo hacer para no quedarnos en el mismo círculo retórico; es decir, tratando de salir del problema desde la raíz misma, con el riesgo de quedarnos allí: criticando sin proponer. Me parece que, además del pensamiento crítico, hay algunas publicaciones que hacen llamado a la imaginación, y este me parece el giro de tuerca necesario para no quedarnos estancados en el pesimismo que suele caracterizar mucha de la crítica política, sobre todo en año electoral. La imaginación es lo que requerimos para escribir y posicionarnos desde la esperanza, algo que va más allá del pesimismo de siempre o del optimismo estúpido.

Supongo que cada generación tiene su crisis y esta es la nuestra

Como apunta Rebecca Solnit, autora y editora de pensamiento filoso y matizado, “la esperanza se ubica en la premisa de que no sabemos qué pasará y que en el espacio de la incertidumbre hay holgura para actuar. Cuando reconoces la incertidumbre, reconoces que puedes influenciar los resultados —tú solo o en concierto con una docena o varios millones más de personas—. La esperanza abraza lo desconocido y lo que no puede llegar a conocerse, una alternativa a los pesimistas y a los optimistas. Los optimistas piensan que todo estará bien sin que haga falta involucrarse; los pesimistas se posicionan desde el lado opuesto; ambos se eximen de actuar. Es la creencia de que lo que hacemos importa, aun si el cuándo y el cómo importe y a quién y qué impactará no es algo que podamos saber de antemano. Tal vez no lo sabremos después tampoco, pero importa de igual forma…”.

Los políticos viven, justamente, en el eterno presente de la falta de imaginación y de esperanza, y nos venden en cambio programas baratos para ahoritita. Nuestra labor como autores, siento, está en buscar hablar desde fuera del poder, adentrarnos en la imaginación desobediente. No serán solamente entonces los politólogos o analistas de la coyuntura quienes escriban los textos más interesantes, sino historiadores, abogados, artistas, lingüistas, narradores, poetas, como lo demuestran los autores antologados en El futuro es hoy: ideas radicales para México, colección de ensayos a la cual me invitaron y a la cual acepté enviar un texto, no sólo porque los compiladores, Humberto Beck y Rafael Lemus, me parecen autores y editores interesantes de mi generación (Beck recién publicó un importante libro sobre Iván Illich), sino además porque su invitación me pareció clave: justamente pensar el futuro, es decir, necesariamente posicionarnos ante lo desconocido (el territorio de la esperanza, de la posibilidad), o, como decían ellos, apelar a la imaginación política, una suerte de oxímoron que me pareció esencial explorar.

2018: año electoral, pero también año que marca ya medio siglo cumplido desde las sublevaciones estudiantiles de 1968. ¿Qué futuro imaginaban esos estudiantes? Seguramente no el que vivimos hoy. O en algunas cosas tal vez sí. Las cosas no siempre han sido iguales, y no siguen iguales desde ese entonces. Será que las semillas que se plantaron afloren ahora. O que las que plantemos ahora, algún día devendrán bosque.

Fuente: https://elpais.com/cultura/2018/03/29/babelia/1522312892_464495.html

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