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Entrevista a Edgardo Álvarez:“Es necesario visibilizar en los estudiantes, la dimensión de ciudadano»

26 Junio 2016/Fuente y Autor: Revistadocencia

Edgardo Álvarez : Sociólogo, Planificador Social y Educador Popular. Desde 1996 es Investigador del Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE). Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo de Educación Popular de América Latina y El Caribe (CEAAL). Cuenta con diversas publicaciones sobre educación y desarrollo, escuela y comunidad, educación popular, educación de jóvenes y adultos, violencias urbanas y derecho a la educación, convivencia y ciudadanías.

La diversidad de las culturas juveniles y la generalmente homogeneizadora cultura escolar parecen dos mundos opuestos. Sin embargo, una escuela que aspira a formar ciudadanos activos y comprometidos necesita reconocer las propias formas de organización y participación de los jóvenes, a través de las cuales construyen una mirada crítica hacia la sociedad y articulan sus propuestas y demandas. Sobre la amplitud de estos desafíos en el marco de la nueva política de formación ciudadana, conversamos con Edgardo Álvarez, educador popular e investigador.

A partir de su larga experiencia de trabajo con organizaciones juveniles comunitarias, ¿qué opina de este diagnóstico que se repite acerca de una baja participación juvenil frente a lo político?

No lo comparto, creo que es un diagnóstico construido en oficina, que se hace sobre una estigmatización del mundo juvenil, es un diagnóstico que tiende a homogeneizar y no ver la diversidad que tienen las culturas juveniles. Una mirada muy “ochentera”, digo yo, porque en la década de los ochenta, en dictadura, si hay algo que se hizo, fue homogeneizar el mundo juvenil, cuando ese mundo es todo lo contrario. Esto genera una fuerte tensión en la escuela; mientras la cultura juvenil es diversidad, la cultura escolar es precisamente homogeneidad.

Lo que hacen los jóvenes en su territorio, en su espacio, son construcciones de ciudadanía autónoma, autogestionada, que tienen que ver con una noción de la ciudadanía que va más allá de un enfoque cognitivo sobre ciertos contenidos jurídicos, es decir, no estamos hablando de educación cívica, estamos hablando de una noción de ciudadanía mucho mayor. En las comunidades ves colectivos de jóvenes absolutamente movilizados, articulados, pero por fuera de este sistema político del cual desconfían y que está completamente desacreditado para ellos. No olvidemos que nosotros tenemos como país una deuda histórica con los jóvenes, porque hemos construido una noción de participación social bastante ficticia, bastante simbólica. No hemos construido políticas públicas desde las prácticas, experiencias y acumulados que tienen los jóvenes, sino que se les invita a participar con restricciones, con programas y proyectos que no promueven, sino que contienen, o se les invita cuando ya está todo decidido previamente.

Los jóvenes tienen nociones de construcción de democracia y de ciudadanía que se desprenden de una epistemología mucho más crítica; ellos tienen una visión, Chile les interesa (ese es precisamente el título de nuestro proyecto1, que tiene que ver con reivindicar la mirada política que tienen los jóvenes del país), es decir, ellos tienen narrativas, tienen imaginarios sobre el Chile que les gustaría construir y vivir. Y esa mirada, claro que es contrahegemónica y por lo tanto aparece en una marginalidad, no solamente territorial, sino también marginal desde el plano de las ideas. En definitiva, la exclusión no solo es territorial y socioeconómica, también es política.

Al respecto, quizás sería atingente hacer la distinción entre “la política” y “lo político”. Para estas culturas juveniles de organización comunitaria, ¿qué es lo político?

Para ellos lo político es entendido como acción colectiva destinada a la construcción de una capacidad local, esa es la acción política que realizan en sus territorios y por eso yo la asimilo mucho a esta idea de la dimensión política que tienen los movimientos sociales y las ciudadanías activas, que no es la que tiene el sistema político de representación tradicional, a través de los partidos, por ejemplo. Ellos tienen militancia activa en colectivos y movimientos sociales, en los cuales lo político tiene que ver con una acción concreta que tiene objetivos colectivos y que está orientada a la construcción de una capacidad local.

Para los jóvenes lo político es entendido como acción colectiva destinada a la construcción de una capacidad local, esa es la acción política que realizan en sus territorios.

¿A qué se refiere con capacidad local?

La capacidad local son aquellas habilidades, conocimientos, destrezas, competencias, que tienen las comunidades en el plano político, administrativo, territorial, para gestionar y efectivamente mejorar sus condiciones de vida; y esa capacidad local que se va construyendo es la que te permite entrar en diálogo con otros actores, sociales y políticos, con los cuales hay que interactuar. Entonces, cuando los jóvenes se entienden con el municipio, por ejemplo, se entienden desde una dimensión territorial y autónoma muy potente; al contrario, ¿cuál es la oferta de los municipios para los jóvenes? Los típicos talleres, una oferta muy limitada y vinculada al uso del tiempo libre, pero que no recoge efectivamente un sentido político de lo que es la participación social real que tienen los jóvenes en sus comunidades y en sus territorios.

Estamos en un escenario en que debemos replantearnos la relación entre lo social y lo político, eso es un elemento sustantivo para poder incluso pensar el diseño de políticas públicas, porque si no, seguimos teniendo un actor invisibilizado como han sido los jóvenes, que en términos de política pública tienen un bajo estatus. El tema juventud, desde la política pública, es una de las mejores expresiones de intersectorialidad, pues permite realizar política pública hacia los jóvenes desde un arco de organismos que van desde el Ministerio de Educación hasta el del Trabajo. Sin embargo, por ejemplo, el Instituto Nacional de la Juventud es muy débil, hay que ser honestos, no es una instancia institucional que pueda articular mesas ministeriales para poder accionar desde la intersectorialidad y la especificidad del mundo de los jóvenes.

Entonces, no solo desde el Estado, también desde la sociedad civil, desde el mundo de la investigación y de las organizaciones no gubernamentales, es un desafío replantearse los modelos de articulación con los movimientos sociales, con la comunidad y con las ciudadanías activas, es un desafío entrar en este mundo porque la desconfianza y la falta de credibilidad es hacia la institucionalidad en general, los jóvenes no solamente desconfían del Gobierno.

Para estas formas de organización juvenil, ¿qué sería la ciudadanía?

Cuando empiezas a explorar en las comunidades te encuentras con un sinnúmero de esfuerzos y de experiencias que despliegan ciudadanías de manera muy potente. Yo diría que los ejes de esa construcción de ciudadanía entre las organizaciones comunitarias juveniles tienen que ver con autonomía, identidad, gestión territorial, proyecto de vida y lazos afectivos. Esas cinco ideas centrales sostienen las experiencias que hemos sistematizado.

Los ejes de esa construcción de ciudadanía entre las organizaciones comunitarias juveniles tienen que ver con autonomía, identidad, gestión territorial, proyecto de vida y lazos afectivos.

Entonces, cuando hablo de ciudadanía, estoy hablando de la capacidad que tienen los jóvenes de apropiarse de su realidad, de apropiarse de su entorno y transformarlo. Tú no puedes incidir en la política pública si no lo haces en tu territorio, los profesores no pueden incidir solamente en la política pública educativa si no son capaces de transformar los proyectos educativos en su escuela, y es lo mismo que sucede con los jóvenes, ellos/as inciden políticamente transformando los contextos en los cuales se desenvuelven. Es una política que se hace desde lo cotidiano, de manera colectiva.

¿Qué tipo de prácticas de construcción ciudadana desde la juventud ha investigado usted?

Actualmente, estamos sistematizando cinco experiencias de trabajo juvenil colectivo en sectores populares con un fuerte componente de autonomía y de historia barrial. En Peñalolén, principalmente en Lo Hermida, tomamos tres experiencias de jóvenes: las “Kolor Crew”, un grupo de chicas que bailan caporal (bailes nortinos) y preparan carnavales, murgas y batucadas, pero fundamentalmente bailan, y su apuesta es recoger el mundo cultural de los carnavales. Ahí mismo en Lo Hermida, una segunda experiencia que estamos acompañando son “Los maestros del subsuelo”, bailarines de break dance, de baile callejero. Y la tercera es un colectivo de cultura hip-hop con una fuerte apuesta artística y política a la vez. Ahí hay un claro ejemplo de que ellos tienen posiciones políticas, porque cuando escuchas sus letras hablan de lo cotidiano, del país, de la sociedad chilena, con una mirada no solo crítica, sino también bastante propositiva.

Además, en La Pintana, nos encontramos sistematizando dos experiencias, una del sector nororiente, Santo Tomás, donde estamos acompañando –en esta idea de buscar ciertas diversidades de experiencias juveniles– al “Grupo Yaganes”, un colectivo de jóvenes que juegan básquetbol con una mirada muy interesante de lo que significa el espacio público para el desarrollo comunitario. La última experiencia es en El Castillo, La Pintana, un sector histórico hacia el suroriente de la comuna, y se trata de un colectivo de rap que se llaman LSD, con una propuesta cultural y social que expresan en sus composiciones musicales.

Lo interesante de las cinco experiencias, es que tienen una posición política, que se expresa en su mirada sobre cómo gestionar los espacios públicos y cómo ellos entienden su posicionamiento en el espacio público desde el punto de vista de la construcción de esta ciudadanía.

Ahora, considerando estos aspectos que caracterizan las prácticas de lo político en las organizaciones comunitarias juveniles, ¿cómo se relacionan con la cultura escolar o cómo la interpelan?

Yo creo que el problema es que no hay relación, es decir, lo que ha hecho la escuela durante los últimos años es hacer educación a espaldas de la comunidad, y hoy día estamos pagando ese costo. Por un lado, está la fuerte tendencia de entender la calidad de la educación desde una perspectiva solamente cognitiva y no de esta otra dimensión más formativa, priorizando la instrucción por sobre la formación. Por otro lado, se percibe la ausencia de la dimensión comunitaria en los proyectos educativos de nuestras escuelas, que cuando están, aparecen solamente de una manera declarativa, es decir, no hemos logrado que los proyectos educativos en nuestras escuelas desarrollen el componente comunitario desde una gestión escolar integral. Y por último, hemos ido construyendo una cultura escolar que es la negación de la diversidad. La cultura del mundo juvenil que se sostiene en la diversidad irrumpe al interior de la escuela y se enfrenta con la cultura escolar, y es por ello que nuestros profesores se ven desafiados por una realidad que los desborda, y no hemos sido capaces de entender que los procesos formativos también tienen un fuerte componente de convivencia democrática.

De allí la importancia de la escuela, la defensa de la educación pública y el derecho a la educación tiene que ver con que efectivamente recuperemos el espacio de la escuela como la construcción de lo público, desde la diversidad.

A partir del segundo semestre de 2016 las escuelas deben implementar planes de formación ciudadana, ¿cómo debiera preparase la escuela para este desafío?

La defensa de la educación pública y el derecho a la educación tiene que ver con que efectivamente recuperemos el espacio de la escuela como la construcción de lo público, desde la diversidad.

Me parece que es un proceso en que hay que acompañar a la escuela, no quedarse solamente con estas nuevas orientaciones que entrega el Ministerio de Educación. A la escuela van llegando siempre programas a implementar, pero todavía no se termina de ejecutar uno cuando ya está llegando otro, no cerramos procesos. Mi temor y mi preocupación es que esta sea una anécdota más, y la escuela está llena de anécdotas, está demandada permanentemente.

Creo que hay que hacer apuestas muy concretas y acompañadas. Preguntarse: ¿qué significa hacer formación ciudadana desde el currículum?, ¿qué significa hacer formación de formadores para preparar estos temas?, ¿qué significa la convivencia democrática y la educación para la paz en la escuela? Y eso asumirlo como un desafío didáctico, un desafío estratégico.

Y lo último que yo señalo con mucha fuerza, es que la formación ciudadana no se enseña, la ciudadanía es una experiencia de vida, por lo cual sería adecuado pensar cómo generamos las condiciones en la escuela para que, a través de lo que desarrollan, y sin pedirles más cosas, puedan generar condiciones para que nuestros estudiantes vivan experiencias ciudadanas al interior de la escuela. Se trata de cómo la escuela genera condiciones y se adecúa, para que esa ciudadanía se viva.

Desde la micro política de la escuela –que es el proyecto educativo institucional (PEI)–, hay que hacer de la formación ciudadana un elemento sustantivo, es decir, si no está en la propuesta educativa de la escuela, va a estar rondando entre una actividad marginal o se ubicará en lo extraprogramático. Hay que vivir la ciudadanía desde el quehacer de la escuela, no hay que hacer ningún proceso de instalación formal, pues la ciudadanía se vive desde lo cotidiano; y aquí es necesario visibilizar en los estudiantes no solamente la dimensión de alumno, sino también la de ciudadano, de manera que efectivamente, bajo un enfoque de derechos, nuestros estudiantes se transformen en sujetos críticos.

Las condiciones están. Por ejemplo, existen los planes de mejoramiento, la dimensión de convivencia; puedes desarrollar y visibilizar los gobiernos escolares, los centros de alumnos. Es decir, adaptar lo que existe en una sintonía que dé cuenta de la cotidianidad de la escuela, no se trata de incluir más cosas al currículum, ni de tener más actividades extraprogramáticas, porque la escuela ya no aguanta más, está colapsada. La apuesta tiene que ser una concepción nueva de escuela pública donde se entienda que la calidad educativa también tiene que ver con estas vivencias. Hay calidad educativa cuando hay convivencia democrática en la escuela, cuando hay educación para la paz, cuando hay inclusión, y eso también es ciudadanía.

Un proyecto que realmente se proponga formar ciudadanos en la escuela tiene que generar una transformación en las relaciones entre todos los actores. ¿Cómo generar un proceso que involucre a la comunidad completa?

Yo creo que en esto hay que ser bastante subversivo y atreverse, en el sentido de romper con un esquema de gestión escolar poco participativa y centralizada, y apostar por que la articulación entre los actores que conviven al interior de la escuela tenga que ver con un proyecto educativo colectivo y no de unos pocos; es un cambio cultural que requiere transformación de las prácticas y de los quehaceres instalados históricamente en la escuela.

Por ejemplo, necesitamos equipos directivos que realmente efectúen liderazgo pedagógico −que concentren su gestión en el involucramiento y participación colectiva− y no “patrones de fundo” que todavía gestionan la escuela de manera autoritaria e individualista. También sugeriría darles más importancia a los asistentes de la educación, que generalmente son olvidados en todas las dinámicas y planificaciones, a pesar de que son actores educativos clave, pues manejan una cantidad de información increíble, son los que más cerca están de los estudiantes, un porcentaje importante de ellos vive en el barrio, y por lo tanto conocen el territorio. Además, hay que sacar provecho de la misma capacidad que tienen los estudiantes, muchos son líderes comunitarios que desarrollan actividades muy importantes y potentes, y que la escuela no considera, pues mira muy poco hacia la comunidad. Este joven cuando entra a la escuela es un alumno, pero cuando sale de la escuela es un líder comunitario.

Yo creo que el desafío supone una escuela que recupere su rol de espacio donde se forma lo público, y desde ese punto de vista transitar desde la integración a la inclusión, construir colectivamente un espacio educativo a la luz de esta diversidad. ¿Cómo ser innovador en estos contenidos, en estos campos? Abrir la escuela a la comunidad, articularse, trabajar en redes con otras organizaciones, no todo es soporte y resolución al interior de la propia escuela, porque son escenarios en los cuales aún no se han desarrollado ni acumulado competencias. La escuela puede articularse con otros actores en sus territorios para mejorar su propuesta educativa.

Por otro lado, el profesor está inserto en una institución que legitima relaciones de poder y subordinación como su forma normal de funcionar, y sin embargo se le está pidiendo que sea un agente formador de ciudadanos en ese mismo contexto. ¿Cómo hacer esa transformación cuando están estas condiciones?

Yo comparto que las condiciones y la estructura no es facilitadora de procesos de formación ciudadana y menos del protagonismo del profesor en este tránsito que estamos conversando. Siempre he pensado que lo primero es recuperar la idea del profesor como un formador, quebrar con esta lógica de profesor relator (el sistema efectivamente te invita a hacer solamente relatoría, porque además tienes que estar en una escuela y después irte a otra, y a otra), pues un profesor que está en esas condiciones no va a tener nunca adhesión, pertenencia o involucramiento con un proyecto educativo. Ahí hay un elemento que debiera variar a partir de la Carrera Docente y otras políticas que se están haciendo actualmente en el marco de la reforma educacional que estamos viviendo.

Lo segundo es comprender que el profesor es un investigador, es decir, debe tener capacidad de “sorpresa epistemológica”; un profesor que está abierto a sorprenderse epistemológicamente, que investiga desde su práctica, que sistematiza su experiencia, es un profesor que produce conocimiento desde su quehacer. Ese es un elemento fundamental para la transformación, pero esto tampoco es facilitado por el sistema.

Un tercer elemento es que, finalmente, a pesar de todas las dificultades que existen estructuralmente, yo siempre les digo a los profesores que hay un nivel de libertad al que accedes cuando cierras la puerta en tu sala de clases, ahí eres tú y el colectivo de muchachos, ahí no hay nadie que te diga nada; es cierto que tienes ciertos parámetros con los cuales te tienes que mover, planificaciones que respetar, pero ahí estás tú y puedes ejercer un nivel de libertad que supone también tener una concepción del poder democrático, lo que a su vez supone asumir la construcción colectiva sobre un objetivo común. Yo invito siempre a los profesores a ser subversivos en ese sentido, a que rompan, a que busquen los espacios de libertad que, por muy mínimos que sean, todavía existen.

Por otro lado, hay que mirar cómo los profesores gestionan el poder al interior del aula, es un elemento sustantivo para entender su percepción de calidad. Es decir, los estudiantes, más allá de sus condiciones sociales o económicas específicas, son sujetos de derecho, y tú como docente debes partir de esa base; respetar sus conocimientos acumulados, las historias personales, sus prácticas y experiencias son también puntos de entrada para desarrollar currículum.

¿Nos puede describir alguna experiencia concreta al interior de la escuela de formación ciudadana transformadora e innovadora en que ustedes hayan trabajado?

Claro, hemos ido desarrollando algunas experiencias piloto preparándonos para este escenario 2016 de formación ciudadana, de una manera bastante flexible y poco formal. Por ejemplo, experiencias de participación ciudadana vinculada al deporte con la realización de un campeonato de “baby futbol sin reglas”, donde no solamente se gana por los goles, sino que también por el nivel de convivencia en el respeto, pues no hay árbitros. Se pone énfasis en la construcción de valores colectivos, de un quehacer que se sostiene en el respeto y reconocimiento del otro.

Otra experiencia se ha dado en el marco de la educación para la paz que desarrollamos con una red de escuelas latinoamericanas, a propósito de un proyecto que realizamos hace un par de años con Unesco. Registramos acá en Chile un par de experiencias de cómo se podía desarrollar la paz desde el currículum, más específicamente desde las artes escénicas y artísticas como didáctica para la formación ciudadana, es decir, la convivencia democrática, el respeto por los derechos humanos y comprometidos con la paz.

Fuente de la entrevista: http://www.revistadocencia.cl/es-necesario-visibilizar-en-los-estudiantes-no-solamente-la-dimension-de-alumnos-sino-tambien-la-de-ciudadanos/

Fuente de la imagen:  http://www.revistadocencia.cl/new/wp-content/uploads/2016/05/04-58.jpg

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Los campos de refugiados franceses, un infierno para los niños

Francia/23 junio 2016/Fuente: Orain

Los niños sufren explotación sexual, tráfico y abuso en Calais y Dunkerque.

En los campamentos de refugiados y migrantes del norte de Francia, como Calais o Dunkerque, se están cometiendo verdaderas atrocidades contra los niños que esperan poder cruzar a Reino Unido. La explotación sexual, la violencia y los trabajos forzosos son una constante en sus vidas, así lo denuncia UNICEF en su último informe y coincidiendo con el Día Internacional de Refugiado que se ha celebrado este lunes.

Unos datos que se derivan de la respuesta de los propios niños que ocupan esos campamentos y que tanto las milicias civiles como las fuerzas de seguridad y los traficantes tiene como objetivo a los niños.
Violaciones y prostitución forzosa tanto a niños como a niñas. Además, algunas de las jóvenes aseguran haber intercambiado sexo por la promesa de un pasaje a Reino Unido o de acelerar su viaje. Casos de esclavitud por deudas y actividades criminales forzosas, como por ejemplo ayudar a los traficantes en los muelles.

Muchos de estos niños han huido solos de conflictos en países como Afganistán, Iraq o Siria y han llegado al norte de Francia tras pagar una cifra de entre 2.700 y 10.000 euros y atravesar un camino lleno de peligros.

Una mayor presencia de las fuerzas de seguridad empuja a los niños a manos de estos traficantes o les fuerza a asumir mayores riesgos para pasar sin pagar, en algunos casos escondiéndose en camiones frigoríficos.

Todos coinciden en que es una experiencia “traumática”. En la mayoría de los campamentos además los traficantes cobran una “cuota de entrada” para permitir que los menores se queden.

Las quejas por el frío y el cansancio son comunes, no hay acceso a educación regular pese a ser obligatorio y algunos niños han expresado su voluntad de ser hospitalizados en un centro psiquiátrico tras sufrir colapsos mentales y episodios agresivos y violentos.

La mayoría se encuentran literalmente atrapados. Permanecen unos cinco meses de media en estas “junglas”, aunque algunos llevan nueve meses y uno en concreto más de un año.

“Cuanto más tiempo tengan que esperar estos niños, más desesperados pueden llegar a estar y más fácil será que arriesguen sus vidas huyendo de las terribles condiciones de los campamentos, para reunirse con sus familias”, ha valorado la directora ejecutiva adjunta de UNICEF Reino Unido, Lily Caprani.

UNICEF reitera que la protección de los menores no acompañados es una obligación para los Estados, como queda establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño. Pero la respuesta que se está danto es muy limitada y los procesos no tienen como objetivo central el interés superior del niño.

En marzo de 2016 había 500 niños no acompañados viviendo en siete puntos del Norte de Francia, incluyendo Calais y Dunkerque, y unos 2.000 niños han atravesado solos el Canal de la Mancha durante el último año.

Fuente: http://www.orain.eus/los-campos-de-refugiados-franceses-un-infierno-para-los-ninos/

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Venezuela: Estudiantes promueven la integración latinoamericana en Vargas

Venezuela/16 junio 2016/Autor: M.Martínez/ Fuente: Últimas Noticias

Estudiantes representantes de siete unidades educativas participaron en una jornada de integración latinoamericana que se llevó a cabo en la sede de la escuela República de Panamá.

La actividad se efectuó como parte de la celebración del aniversario 190 de la instalación, en Venezuela del Congreso Anfictiónico de Panamá (22 de junio de 1.826) convocado por el libertador Simón Bolívar.

Los asistentes levantaron diferentes cubículos donde lograron recrear las funciones y labores de organismos internacionales como el Celac, Alba y Unasur. Al evento asistieron como invitados especiales; Yolanda Alemán, agregada comercial de la Embajada de Panamá en el país; Humberto González, viceministro de Educación e Irlanda Rodríguez, jefa de la Zona Educativa del estado Vargas.

En el cronograma cultural, el grupo de danzas de la escuela anfitriona ejecutó una interpretación del baile típico del país canaleño, “La Murga”.

“Me sentí como en casa”, agregó Alemán.

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/comunidad/otras-regiones/estudiantes-promueven-la-integracion-latinoamericana-vargas/

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¿Cuál es el panorama de la mujer trabajadora en Egipto?

Egipto/23 junio 2016/Fuente: America Economía

De acuerdo con un sondeo oficial del Centro de Encuestas de Opinión Pública de gabinete egipcio realizado en el 2010 y vuelto a emitir en el 2016, el 87% de los hombres y el 78% de las mujeres del país árabe más populoso prefieren a las amas de casa sobre las mujeres que trabajan, si la situación económica de la familia es buena.

Cada mañana de día hábil en Egipto, las calles, las estaciones de autobuses, los microbueses de pasajeros y los vagones de metro están llenos de mujeres que salen a trabajar en una comunidad dominada por hombres que prefiere a las amas de casa sobre las mujeres que trabajan.

De acuerdo con un sondeo oficial del Centro de Encuestas de Opinión Pública de gabinete egipcio realizado en el 2010 y vuelto a emitir en el 2016, el 87% de los hombres y el 78% de las mujeres del país árabe más populoso prefieren a las amas de casa sobre las mujeres que trabajan, si la situación económica de la familia es buena.

«Prefiero que mi esposa se quede en casa y que no salga a trabajar. En general, que una esposa se quede en la casa es mucho mejor debido a los degradantes modos de hoy y a la falta de respeto entre las personas, lo que hace que un esposo se preocupe por el lugar de trabajo de su esposa», dijo Ashraf Ibrahim, un hombre casado de 36 años y con hijos, en una estación de autobuses de la provincia de Giza cerca de la capital, El Cairo.

Ibrahim sigue pensando que el trabajo de una mujer es útil siempre y cuando trabaje en un ambiente seguro «como el de maestra de escuela, enfermera en un hospital, etc».

Pero Hany Victor, farmacéutico, tiene una opinión diferente pues cree que las mujeres tienen derecho a trabajar y a no ser sólo amas de casa. «¿Para que las educan? Si una mujer es educada, culta y civilizada, ¿por qué tiene que quedarse en casa?»

El sondeo señala que el 95 por ciento de los hombres y el 98 por ciento de las mujeres considera importante que una mujer complete la educación secundaria, pero el porcentaje baja en relación con la educación universitaria con 80 por ciento de hombres y 88 por ciento de las mujeres que creen que una mujer debe recibir educación superior.

«Mi madre era empleada y nos crió a todos con educación. El deber de la mujer no se limita a la cocina y la cama. Es humillante. Una mujer tiene los mismos derechos que un hombre y tiene derecho a establecerse», dijo a Xinhua el joven de treinta y tantos años.

De acuerdo con el sondeo, la mayoría de los hombres egipcios rechazan a mujeres en empleos masculinos. El 71% de los hombres y el 43% de las mujeres rechazan a una mujer como jefa de Estado.

«Esto es un reflejo de la esquizofrenia de un país en el que las mujeres constituyen el 30 por ciento de la fuerza laboral oficial y el 70 por ciento de la no oficial. Casi todos los hogares de Egipto tienen una mujer que trabaja», dijo a Xinhua Nehad Abol-Komsan, directora del Centro Egipcio para los Derechos de las Mujeres (CEDM).

Abol-Komsan señala que los egipcios se oponen en teoría al trabajo femenino, pero que la realidad es diferente.

«A las mujeres no les disgustaría quedarse a descansar en su casa, pero no hay garantías en cuanto a los derechos financieros de una mujer desempleada si se divorcia. ¿Qué haría una mujer si su esposo muriera en una sociedad que no ofrece ningún derecho o garantía?», preguntó.

También dijo que no culparía de esto a la sociedad «dominada por hombres» porque hay mujeres que se oponen con firmeza a los derechos de las mujeres y recordó que el 78 por ciento de las mujeres prefieren un ama de casa sobre una mujer que trabaja.

Hala Yassin, maestra de cuarenta y tantos años, dijo que si el trabajo de una mujer casada afecta sus deberes en el hogar, entonces lo mejor es quedarse en su casa.

«Yo he trabajado durante 22 años como maestra y logré equilibrar el trabajo con los deberes en el hogar», dijo Yassin a Xinhua, e indicó que la ley la ayudó porque cuando sus hijos eran pequeños ella trabajaba medio tiempo y recibía la mitad del salario con lo que podía atender su casa y aún así mantener su empleo.

Un taxista viejo de una de las concurridas calles de El Cairo, dijo que su generación aprendió de sus abuelos que lo mejor es casarse con una mujer que se quede en su casa y no con una mujer que trabaje.

El profesor de sociología Ali Hassan de la Universidad Ain Shams considera que el sondeo es preciso y su interpretación es simple.

«En las sociedades pobres, los niños que no tuvieron la suerte de que sus madres hicieran un sacrificio y se quedaran en casa son en su mayoría niños de la calle, drogadictos, pacientes en clínicas psiquiátricas y personas con vidas miserables», dijo el profesor a Xinhua.

«Si la recompensa financiera es débil es mejor quedarse en casa», dijo el profesor Hassan. «Una mujer en casa es una especie de seguridad para sus hijos pues los hijos de las mujeres que trabajan están socialmente más sujetos a desviaciones, adicciones a las drogas y vagancia».

Fuente:http://mba.americaeconomia.com/articulos/reportajes/cual-es-el-panorama-de-la-mujer-trabajadora-en-egipto

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Ecuador: Walid Ayash, el tatuador de Belén que lleva la religión en la piel

 Ecuador/17 de Junio de 2016/  Entorno Inteligente

Por:

Peregrinos y turistas suelen volver de Belén con cirios, rosarios o pesebres de madera de olivo. Otros prefieren llevarse de recuerdo los símbolos religiosos tatuados en el cuerpo gracias a la destreza de Walid Ayash.

Este palestino con aires de hípster, barba corta y bigote moldeado, es un tatuador especializado en motivos y versículos cristianos. En su catálogo hay un centenar de diseños: cruces simples o elaboradas y retratos de Cristo o de la Virgen María.

Walid Ayash, de 39 años, es un fervoroso católico que dice, en un árabe salpicado de palabras en inglés, profesar su fe ayunando y participando en todas las procesiones.

Lleva tatuada en el torso la basílica de la Natividad, construida en el lugar donde presuntamente nació Cristo en Belén (Cisjordania).

Ayash comenzó su carrera de tatuador hace más de 12 años. Anteriormente, ayudaba a su padre en una peluquería ubicada en la planta baja de su estudio actual. Aprendió solo con la ayuda del internet. Después perfeccionó su arte en Israel ya que “no hay escuelas para tatuadores en Palestina”.

“Todo el mundo se burlaba de mí y me decía: ‘¿En qué te estás metiendo?’“, recuerda con una sonrisa este nativo de Belén, padre de cuatro hijos.
Prueba de la gracia de Dios

Sentado en un sillón de cuero, Florentino Sayeh, de 13 años, prepara su teléfono para filmar. Se tatuará en el interior de la muñeca derecha una cruz rodeada de la frase en árabe: “Hágase tu voluntad”.

“Este tatuaje me servirá de recordatorio cada vez que haga algo malo”, asegura el adolescente, ante la mirada medio nerviosa, medio divertida de su madre.

La temporada alta para Walid Ayash es la Pascua, cuando cristianos de todo el mundo visitan Jerusalén y Belén. Durante este periodo grupos enteros suben las escalinatas de piedra que llevan hasta su estudio. Los peregrinos se tatúan uno tras otro, recitando cánticos o plegarias en árabe y armenio.

“La mayoría son coptos egipcios, sirios, libaneses, iraquíes, a veces armenios. Quieren una cruz con la fecha de su visita. Eso forma parte de su peregrinación, es la prueba de que vinieron hasta aquí y recibieron la gracia de Dios”, comentó.

Los cristianos de Oriente estuvieron mucho tiempo sin poder hacer esta peregrinación a Cisjordania, un territorio palestino cuyas fronteras, con excepción de las que tiene con Egipto y la franja de Gaza, están controladas por Israel.

El difunto Papa copto de Egipto prohibió las peregrinaciones mientras durara la ocupación israelí, pero el nuevo Papa suavizó la regla.

Un negocio en expansión

La tradición entre los coptos es tatuarse una pequeña cruz en la palma de la mano, pero las peticiones han evolucionado, y Walid Ayash se adapta a ellas.

“Recientemente tatué una cruz en la cabeza de una mujer siria”, cuenta el artista, “cuando se suelta el pelo, la cruz no se ve. Ella quería ese tatuaje pero no podía hacérselo en un lugar visible porque deseaba regresar a Siria”, país en guerra donde los yihadistas multiplican los abusos contra los cristianos.

Sin embargo, Walid Ayash admite que no todo son tatuajes religiosos.

Con un colega de Jerusalén decidió abrir un nuevo taller en la profana Ramala, corazón de la política palestina y refugio de la moda juvenil.

Porque, dice, “algunos también quieren un tatuaje estético para lucir en verano cuando la ropa se hace más ligera”.

Fuente:  http://www.entornointeligente.com/articulo/8577377/Tomas-Elias-Gonzalez–ECUADOR-Walid-Ayash-el-tatuador-de-Belen-que-lleva-la-religion-en-la-piel

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Rusia: En la tundra se abre la primera guardería nómada

Europa/Rusia/19 Junio 2016/Fuente y Autor:Sputnik

La primera guardería nómada se inauguró en la tundra de la Comarca Autónoma de los Nenets, informó la administración de esta región del norte de Rusia.

«Es un proyecto piloto que se lleva a cabo por iniciativa del gobernador Ígor Koshin con el fin de preservar las tradiciones indígenas. Veintidós niños de la comunidad Kanin se irán preparando para la primaria directamente en la tundra, donde llevan una vida nómada junto con sus padres», precisa el comunicado oficial.

Por el momento, la guardería tendrá una educadora en cuya tienda de campaña habrá juegos didácticos y material docente.

La guardería ambulante, que atenderá a niños de tres a siete años de edad, se desplazará por la tundra junto con los criadores de renos.

Actualmente, sus hijos están abocados a la condición de internos.

«Desde luego, está bien para la calidad de la enseñanza, pero también debemos introducir otros métodos de educación que permitan a los niños pasar más tiempo en la familia», explica el gobernador Koshin.

El programa de la guardería nómada tendrá en cuenta la edad y la idiosincrasia de los niños que en el proceso de estudios jugarán, aprenderán a dibujar trajes étnicos, esculpirán juguetes y se familiarizarán con el folclore nenets.

Fuente de la noticia:http://mundo.sputniknews.com/rusia/20160607/1060490652/rusia-tundra-guarderia-nomada.html

Fuente de la imagen:http://cdn2.img.mundo.sputniknews.com/images/106049/62/1060496297.jpg

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Educación superior, derecho y política educativa

Chile/17 de Junio de 2016/ La Tercera

Por: José Julio León

Dado el contexto de movilizaciones estudiantiles, paros indefinidos y tomas en varios establecimientos, el principal desafío que ahora enfrenta el Ministerio de Educación consiste en superar el clima de disputa o controversia (que pone énfasis en el conflicto y busca “derrotar” al adversario); para abrir espacio a la lógica del diálogo racional -que está en la esencia de la labor universitaria- con miras a diagnosticar adecuadamente los problemas, alcanzar acuerdos y facilitar la cooperación. Para que ese paso sea posible es necesario centrar la atención en el objeto del debate.

El tema central, hoy, viene dado por las expectativas o demandas del movimiento estudiantil (la CONFECh consiguió reunirse el viernes pasado con la Ministra de Educación para conocer detalles del proyecto de reforma a la educación superior y ha presionado, con las movilizaciones, para que esas demandas sean consideradas). Ahora bien, es curioso que los voceros de la CONFECh señalen que lo que tiene de particular esta movilización (respecto de la de 2011) es que ahora cumplen un rol central los estudiantes de universidades privadas, a los que se presenta como “los más precarizados” y víctimas “del negocio de la educación superior”. Más aún, tres dirigentes estudiantiles de universidades privadas, en una carta publicada en La Tercera el jueves 9, dijeron que los estudiantes de las entidades privadas se movilizan “para acabar con las condiciones que caracterizan a nuestras instituciones: falta de democracia, incertidumbre en la toma de decisiones y lucro”. Para tales dirigentes, la movilización tendría por objeto la expansión de la educación pública y la regulación de las instituciones privadas.

Es claro que nuestro sistema de educación superior necesita reformas. Pero es fundamental que éstas reposen en amplios consensos, buenos diagnósticos y se funden en los mejores argumentos. La CONFECh, hace un año, en su documento sobre la Reforma proponía: “poner en el centro el Derecho Social a la educación como espacio de integración, cohesión, democracia y cambio social, con pluralidad pedagógica y libertad para el desarrollo de proyectos educativos, vinculada al desarrollo del país”. Tales principios, perfectamente, podrían servir de base al Ministerio de Educación para propiciar acuerdos; el debate versaría entonces sobre las medidas adecuadas y proporcionales para operacionalizarlos.

Las reacciones posteriores a la reunión de la Ministra Delpiano con la CONFECh, con todo, no son auspiciosas. La ministra parece pedir excusas por no penalizar (como delito) el lucro y por el apoyo a las universidades estatales, en circunstancias que ambas decisiones son razonables. Los estudiantes cuestionan que no se modifiquen el sistema de financiamiento, en especial el crédito con aval del Estado (CAE), y la gobernanza de las instituciones, con lo que no se avanzaría en erradicar el mercado del sistema educativo.

Los planteamientos de ambas partes no son inconciliables. La educación, ciertamente, debe ser democrática, mirar el interés general y fundarse en la igualdad de los estudiantes. No es coherente con el pluralismo y la libertad, con todo, esgrimir ahora la dicotomía pública/privada de manera excluyente y estigmatizando a las entidades privadas creadas post 1981 como “educación de mercado”.

La propia CONFECh definió la educación pública, sin limitarla a lo estatal, como aquella que contribuye a “la construcción del país”, “a la expansión de la cultura, las artes y las ciencias”, a la dinamización e integración –sin discriminaciones- de la sociedad. De ello se sigue ciertamente un compromiso del Estado con sus instituciones educativas, siempre que ellas cumplan una función preferente que no sea exigible (tampoco prohibido) a instituciones privadas. La participación de los estamentos es necesaria y coherente con lo anterior; pero este principio no justifica una forma de gobierno análoga a la de la comunidad política. No se conocen experiencias de gobierno universitario basadas exclusivamente en el principio “una persona un voto” (de hecho, no las hay de gobierno estrictamente tri-estamental, en que cada estamento tenga el mismo “peso” en las decisiones).

La naturaleza de la universidad, que busca la excelencia tanto como cumplir funciones de bien público, se aviene mejor con una concepción sustantiva tanto acerca del rol democrático del sistema educativo público (que debe ofrecer oportunidades diversas, en especial a los que hoy son postergados, y expresar una pluralidad de proyectos educativos) como del rol de las instituciones educativas en la “esfera pública” (un espacio en que todos deben tener igual derecho a expresarse, a informarse, y donde todas las decisiones deben estar justificadas).

Algo similar cabe decir de la aspiración de gratuidad “universal”, que no es condición necesaria ni suficiente para desarrollar una política pública centrada en los derechos de los estudiantes. Podría, dependiendo de la limitación de recursos y los mecanismos de selección que se empleen, incluso perjudicar la igualdad. Centrar el debate en la gratuidad “para todos y ahora” es un error, porque elude los problemas de fondo y podría significar –al poner foco en el tema financiero- un cambio “gatopardista”, dejando el resto de las cosas igual.

Que las instituciones deban organizarse como personas sin fines de lucro, contar con formas de gobierno participativas, cumplir con estándares de investigación, calidad, transparencia y carrera académica, ser inclusivas y contar con mecanismos de selección que no discriminen a las minorías, parecen ser requisitos razonables para acceder a un régimen de lo “público”. Pero no se pueden poner tantas condiciones que ahoguen la diversidad o lesionen la autonomía, ni imponer por ley un solo modelo de universidad.

La deliberación que tiende al acuerdo supone evitar estrategias de “esto o nada”. La improvisación, el apuro, el veto y las acciones de fuerza que niegan los argumentos ponen en riesgo los logros alcanzados y la posibilidad de avanzar sustantivamente desde aquí. Y, de paso, pone en riesgo los derechos de nuestros(as) estudiantes. Justamente lo que los líderes estudiantiles dicen defender.

Fuente: http://voces.latercera.com/2016/06/17/jose-julio-leon/educacion-superior-derecho-y-politica-educativa/

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