Ultima Hora. Venezuela: La Otra Campaña demanda transparencia como garantía de los Derechos Políticos

*LA OTRA CAMPAÑA DEMANDA TRANSPARENCIA COMO GARANTÍA DE LOS DERECHOS POLÍTICOS

En el día de ayer millones de venezolanos expresamos nuestra voluntad en las urnas electorales. En un evento histórico, se buscaba avanzar a la reconstitucionalización del conflicto venezolano al tratar de dilucidar quién ejercerá la Presidencia de la República los próximos 6 años.
Aunque hubo un resultado oficial, anunciado por el Rector Elvis Amoroso, dando ganador al actual Presidente Nicolás Maduro, el mismo ha sido cuestionado por distintos sectores de la oposición, por organizaciones sociales y por ciudadanos que fueron testigos de los resultados de sus mesas electorales.
Resultan preocupantes las denuncias que hasta este momento circulan respecto a la falta de acceso de uno de los factores en pugna a las actas y a la transmisión de datos; así como la incompatibilidad entre los datos presentados por el CNE y el 40% de las actas en manos de un sector de la oposición. Este sector, tiene el deber de sustentar con datos sus denuncias. Cualquier vulneración a la expresión de la voluntad de las mayorías no es solo contra una parcialidad, sino contra el derecho que tenemos como pueblo venezolano a autodeterminarnos, a decidir nuestro futuro colectivo, en democracia. En ese contexto, corresponde al CNE cumplir escrupulosamente con su deber de transparencia y auditabilidad de actas y resultados. El acceso de todos los partidos involucrados en la contienda electoral, así como de la ciudadanía, al conteo público de los votos, y la clara divulgación de los resultados mesa a mesa, estado por estado, son garantías fundamentales para el ejercicio de los derechos políticos de todo el pueblo venezolano y una fuente de credibilidad del proceso electoral.
Frente al ejercicio del derecho a la manifestación de distintos sectores sociales a propósito del resultado electoral, La Otra Campaña exige a los cuerpos de seguridad, que actúen en estricto apego a los estándares de derechos humanos. Igualmente, exigimos a los liderazgos de todo el espectro político, que ejerzan sus derechos con responsabilidad y sin alentar la violencia.
*Gobierne quien gobierne, los derechos se defienden!*

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La crisis del capitalismo y el extravío ideológico en la praxis política

Por:  Isaac Enríquez Pérez

Succionar y vaciar a la política como praxis transformadora de la realidad social es la evidencia más contundente del triunfo incuestionable del individualismo hedonista (https://bit.ly/2QIhEMG), pero ello no es un cuadro completo si no observamos el destierro de los debates éticos e ideológicos en el espacio público; así como la carencia de respuestas de cara a la crisis global del capitalismo y a las promesas incumplidas del liberalismo en tanto fundamento del proceso civilizatorio iniciado dos siglos atrás.

 

La crisis del capitalismo es económico/financiera al acentuarse –salvo la excepción de China y pese al incremento de las ganancias y de las reservas en dinero que no es re-invertido por parte de las grandes corporaciones– el estancamiento de la economía mundial y la sobre-saturación de los mercados internacionales; así como al afianzarse un patrón neo-extractivista, rentista, ambientalmente depredador y concentrador de la riqueza. Es también una crisis política al exacerbarse el colapso de legitimidad de los Estados y al agotarse la misma hegemonía legitimada y consentida del capitalismo. Es también una crisis societal al recrudecerse la desigualdad extrema global y las conflictividades que ello genera y que termina por poner en entredicho la estabilidad de las estructuras de poder, riqueza y dominación: a lo largo de la segunda década del siglo XXI, el 1 % de la población mundial controló más del 50% de la riqueza mundial, en tanto que el 80% de los pobres solo logró acaparar el 5% de lo producido y distribuido. Este dato, en sí mismo, evidencia las ausencias y la inoperación de los Estados de cara al afán de lucro y ganancia disfrazado, sin fundamento, de libertad individual y de mano invisible del mercado.

 

Con la pandemia del Covid-19 se aceleró esa crisis sistémica y ecosocietal que condensa el crónico estancamiento del capitalismo, las recurrentes crisis económico/financieras, la decadencia de la hegemonía norteamericana, el agotamiento de un patrón energético/tecnológico, y el mismo colapso civilizatorio (https://bit.ly/3l9rJfX). Y ante ello, la vida pública y el ejercicio de la praxis política fueron socavados y vaciados de sustancia en aras de resolver los múltiples problemas públicos. Monotematizada la pandemia al reducirla mediáticamente a un asunto meramente sanitario y coyuntural, se pierde de vista su sentido como hecho social total (https://bit.ly/3kAjxVA) y su carácter red de sistemas complejos (https://bit.ly/3j7iwmV). Ante ello, la praxis política se muestra postrada, inoperante e incapaz de brindar respuestas y de facilitar la comprensión cabal de cara a las múltiples problemáticas que se entrelazan con la crisis epidemiológica global.

 

La erosión del pensamiento utópico, entendido como capacidad para imaginar el futuro y edificar alternativas de sociedad (https://bit.ly/30kbnsV), así como el mismo abandono de la política en tanto escenario para la formación de cuadros y para la construcción de respuestas relativas a la génesis de los problemas públicos, explican el extravío ideológico de las élites. La caída del Muro de Berlín fue lapidaria al respecto al instaurar la resignación y el fin de la historia proclamado por Francis Fukuyama. 1989 significó no solo una reconfiguración geopolítica y geoeconómica, sino también la pérdida de referentes ideológicos y el arribo del capitalismo como fatalidad incuestionable, eterna e inmutable. De allí su distancia con el año de 1789 y con los valores que se condensaron en la llamada Revolución Francesa y en el proceso de occidentalización que ésta perfiló. El fundamentalismo de mercado ensayado en las siguientes décadas no hizo más que llevar a sus últimas consecuencias la postración y captura del Estado, su carácter inoperante y sus múltiples ausencias que conducen a una orfandad ciudadana.

 

El extravío ideológico que experimentan los tomadores de decisiones y quienes aspiran a un cargo público desde los sistemas de partidos, se explica por la despolitización y desciudadanización de las sociedades contemporáneas, así como por la adopción de un pragmatismo a ultranza que exacerba el individualismo hedonista, la lapidación de la palabra (https://bit.ly/3aDAs7x) y la consecuente entronización de la imagen y las emociones pulsivas en las redes sociodigitales.

 

Más que el apego a una ideología por parte de la clase política y de sus facciones, seguidores y votantes, lo que se despliega es el ascenso irrestricto del sectarismo pulsivo que perfila una aparente polarización de las sociedades a partir de la instigación del odio, la estigmatización, la denostación y el ninguneo “de el otro” que siente –más no piensa– diferente. Esa sociedad de los extremos (https://bit.ly/3oWfhlT) es una forma de inmovilizar al votante y de conducirlo por senderos propios de los dispositivos de control de la mente, la cuerpo y la conciencia. La polarización es falsa o aparente porque ninguna de las posturas encontradas plantea salir de los círculos viciosos del capitalismo genocida en las sociedades contemporáneas. El objetivo del enfrentamiento y de la “grieta” es la burda defensa de intereses creados y la alianza con poderes fácticos.

 

Ni demócratas y trumpistas republicanos, ni europeístas y nacionalistas, ni peronistas y antiperonistas, ni chavistas y antichavistas, ni morenistas y antilopezobradoristas, ni ninguna otra dicotomía se rige por un sistema ideológico cohesionado y dotado de fundamentos filosóficos y éticos sólidos. Más bien, instalados en ese pragmatismo ramplón y sin referentes, despliegan una narrativa dicotómica, del “ellos y nosotros”, de blanco y negro, apelando a los instintos y no a la razón del votante. El miedo y las posturas mesiánicas del “rescate” juegan un papel crucial en ello, relegando a los confines del olvido y la desmemoria toda posibilidad de comprender a cabalidad el origen de los flagelos sociales y de desprenderse de los parámetros del patrón de acumulación imperante, y que es una de las principales causas de el malestar en la política y con la política (https://bit.ly/2ZKkZgg).

 

Entonces, si el sectarismo priva por encima de la diversidad ideológica, el debate razonado y la propuesta meditada, el atrincheramiento en alguna postura se hace a partir del predominio de intereses creados regidos por la mezquindad –en el caso de las élites– y de la ausencia del pensamiento crítico entre un electorado desinformado y que reproduce esos esquemas de odio transmitidos desde la televisión y las redes sociodigitales. La política como un espectáculo y parodia (https://bit.ly/3fOUa2F), y como un ramplón mercadeo (https://bit.ly/33ZaKWR) que privilegia la difusión de ilusiones y estafas (https://bit.ly/3vx7tt3), hace el resto para sepultar los referentes ideológicos y éticos que le darían forma a la cultura ciudadana y al ejercicio pleno de derechos políticos.

 

Más aún, mientras persista esa sociedad de los extremos y la ausencia de mínimos consensos, el extravío ideológico de las élites políticas y empresariales aleja toda posibilidad de construcción de renovados pactos sociales orientados a trascender la crisis del capitalismo y sus distintas manifestaciones –incluso aquellas impuestas por el mismo consenso pandémico. Si las sociedades contemporáneas continúan estancadas en ello, entonces la era del desencanto y la desilusión persistirá por tiempo ilimitado a la par del recrudecimiento de los lacerantes sociales.

 

La lucha del poder por el poder se impone como criterio de actuación en el escenario público y las rivalidades no son ideológicas, sino regidas por intereses sectarios de grupos sin escrúpulos que no les importa el civismo ni la solución de los problemas que enfrenta cotidianamente el ciudadano de a pie. Importa gestionar esos problemas, construir clientelas controlables, y evitar que la inestabilidad ponga en predicamento el patrón de acumulación. Importan los arreglos con los poderes fácticos, pero no remontar el sentido de la exclusión del ciudadano respecto a las decisiones que impactan en la dinámica de las sociedades.

 

La construcción de ideas en o para el debate público es fundamental más allá de los cascarones vacíos y retóricos que representan nociones como democracia, progreso, libertad económica, entre otras. De ahí la relevancia de remontar la resignación y de reivindicar el pensamiento utópico para pensar en el futuro y en el retorno a la política como praxis para la construcción de consensos y no para estimular pulsivamente la polarización.

 

Fuente de la información e imagen:    www.alainet.org
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Brasil: Razones y dilemas de Lula

Razones y dilemas de Lula

Emir Sader

En este artículo el autor defiende que el PT presente a Lula o a Haddad como candidato en las elecciones presidenciales de 2022.


Lula da Silva vive una situación similar a la que vivió en 2018. Condenado, espera el desenlace de su situación jurídica, para tomar una decisión definitiva. Pero Brasil está atravesando una situación diferente y esto puede marcar la diferencia en las razones y los dilemas de Lula. Pude conversar con él para entender mejor su posición.

Sabe que las situaciones son similares, pero con varias diferencias significativas. En 2018, a pesar de que fue arrestado y condenado, era el favorito para ganar en la primera ronda, como lo demuestran las encuestas. Extendió el plazo al máximo, esperando que su situación cambiara y fuera candidato. Cuando consideró que se habían agotado los plazos, lanzó a Fernando Haddad como candidato.

Ahora la expectativa es formalmente la misma, pero en un escenario político muy diferente. Con la extinción de la operación Lava Jato que había dirigido el ex ministro de Justicia Sergio Moro y la erosión de la imagen del presidente Jair  Bolsonaro, el clima político y legal es muy distinto. Incluso en sectores  de los que no cabe esperar que sean lulistas hay consenso para reconocer no solo la inocencia de Lula, sino también que hubo un operativo creado expresamente para evitar su elección. Algo que se puede considerar como una forma de reconocer que hubo un golpe de Estado contra el Partido de los Trabajadores (PT) y que la elección de Bolsonaro fue producto de una manipulación gigantesca.

Y que, por lo tanto, Brasil no vive en democracia, hay que restaurarla. Contrariamente a la afirmación del juez del Supremo Tribunal Federal, Luis Roberto Barroso, quién reiteradamente difunde en los medios de comunicación la idea de que “vivimos en una democracia muy consolidada”.  Por supuesto, esta gente todavía necesita atar algunos cabos para que el razonamiento sea completo, pero el consenso es favorable a Lula, independientemente de las decisiones del poder judicial.

Pero la posición de Lula es, en esencia, la misma que terminó adoptando en 2018:  preferiría ser candidato, solo no lo sería si la Justicia se lo impidiera. Sabe que en el año 2022 la disputa será dura y decisiva, pero está dispuesto a afrontarla si cuando llegue el momento ya hubiese recuperado sus derechos políticos.

Lula también saca conclusiones de la experiencia de 2018. No cree que tenga derecho a dejar el PT a la espera de una situación similar. Por eso le dijo a Haddad que ocupara sus espacios, que no se quedara esperando, pendiente de la situación de Lula, que se estiró mucho. Aunque tiene mucho más tiempo, se hace más largo.

Ya ha vivido esa situación y prefiere no repetirla. Está listo para pelear. Cuando le dicen que regrese a las calles lo antes posible, reacciona con entusiasmo. Pero también tiene mucha consideración y confianza en Haddad. Da la impresión de que, si es el candidato y vuelve a ser presidente de Brasil, Haddad tendrá un lugar esencial en su gobierno. Y, de hecho, si no puede ser candidato, apoyará a Haddad.

La diferencia está en la gigantesca presencia de la imagen de Lula, que lo llevó a ser gran favorito en 2018 y las dificultades de la candidatura de Haddad. Por supuesto, Haddad fue víctima de una brutal operación de oposición mediática y de la estrategia de evitar debates electorales por parte de Bolsonaro, quien contaba con la complacencia del poder judicial y de los medios de comunicación.

Bolsonaro ya demostró, en su enfrentamiento con el Parlamento, que utilizó todos los recursos para derrotar a sus oponentes en el campo de la derecha -Joao Doria y Rodrigo Maia, después de haber logrado marginar a Moro-, para demostrar que la batalla de 2022 será la madre de todas las batallas.

La izquierda debe hacer todo lo posible para contar con Lula, el mejor candidato para enfrentar a Bolsonaro. Si la izquierda es consciente de que su principal objetivo es derrotar a Bolsonaro, restaurar la democracia y retomar un modelo de desarrollo con distribución de ingresos, tiene que luchar por la candidatura de Lula como objetivo central.

Todos en la izquierda deben enfrentar los desafíos que definirán el destino de Brasil durante mucho tiempo. No es de extrañar que el PT quiera estar a la altura de sus responsabilidades y que presente su propia candidatura en la primera vuelta, que tendría que ir a la segunda vuelta y que contaría con los votos de los otros candidato de izquierda en la segunda vuelta. El PT debe estar presente en el ballotage, con Lula o Haddad. La victoria depende de la capacidad para unir todas las fuerzas, elegir las mejores alternativas y llegar unidos a la segunda vuelta.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/razones-y-dilemas-de-lula/

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América Latina: clases de democracia

América Latina: clases de democracia

Juan Carlos Miranda Arroyo

¿Cómo conciben las comunidades escolares la coyuntura política que se vive en México y en América Latina?

¿Cuál es la percepción que tienen los estudiantes (niños, niñas y jóvenes) cuando se habla en la escuela, en los medios de comunicación convencionales o en las redes sociales digitales sobre una “democracia participativa” o una “democracia representativa”; o de un “golpe de Estado” o una “desestabilización política y económica”? ¿Los procesos sociales en América Latina (incluido por supuesto lo que sucede en nuestro país) tienen algún significado para nuestros estudiantes? Sería interesante gestionar una encuesta mediante un cuestionario, dirigido tanto a las y los estudiantes como a las y los docentes y directivos escolares, para indagar acerca de sus opiniones y conocimientos al respecto.

Mientras tanto, los hechos recientes acontecidos en Ecuador: una prominente revuelta callejera, debido al incremento de las tarifas de combustible o al retiro del subsidio público hacia los combustibles; las protestas en varias ciudades de Chile casi por las mismas razones, que trajo como consecuencia la dimisión del gabinete del presidente Piñera, y la posibilidad de crear una nueva Constitución Política; el triunfo del neoperonismo en las recientes elecciones constitucionales en Argentina; la libertad del ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, luego de más de un año de reclusión; o el conflicto poselectoral que tuvo lugar hace unos días en Bolivia y que derivó, lamentablemente, en un golpe de Estado, con la participación de militares, contra el gobierno de Evo Morales.

Clases de democracia: Todos estos acontecimientos, sucesos, fenómenos y procesos significativos, históricos, para el conjunto de los pueblos que integramos la región latinoamericana. Sería interesante que los docentes de Primaria y Secundaria, así como de las materias especializadas en los procesos políticos, económicos, sociales y culturales voltearan la mirada hacia los análisis y los registros de hechos de la coyuntura actual, para enriquecer los conocimientos, las estrategias de enseñanza y aprendizaje, así como los procesos de construcción de la conciencia social en las aulas.

¿Cómo conciben las comunidades escolares la coyuntura política que se vive en México y en América Latina? Precisamente, la semana pasada, el presidente López Obrador hablaba acerca de las intentonas, subterráneas o abiertas, encubiertas o cínicas, en nuestro país, para promover la desestabilización política interna. Aunque se refirió de manera sutil, al rememorar hechos del pasado, a los efectos negativos o adversos que traería consigo un golpe de Estado. Sin embargo, el mandatario afirmó que “en México no existen las condiciones para que se cometa un atropello de tal magnitud” como sucedió en nuestro país al iniciar el siglo XX.

Interesante reflexión la que deja el presidente de México, porque un atropello así iría en contra de las instituciones establecidas; sería una violación a lo establecido por la Constitución Política, y nos colocaría en el sentido contrario a lo que expresó la mayoría de la sociedad mexicana, democráticamente, en las urnas en julio de 2018. Ojalá que las tentaciones desestabilizadoras queden desechadas y que los actores políticos (con y sin partidos) se den a la tarea de contender abiertamente en los espacios de la política, por las vías democráticas.

El sistema de partidos y los derechos políticos que tenemos los ciudadanos en México (los eventuales candidatos sin partido), otorgan la posibilidad de participar de manera directa y abierta en los procesos electorales; por lo tanto, el régimen de Estado de derecho que tanto ha costado construir a nuestra nación, es el marco que nos da la posibilidad de ejercer tales derechos. Esas son las clases de democracia que habremos de consolidar con las jóvenes generaciones. Justamente para que jamás se repitan estos atentados a la democracia, tan lejanos y tan cercanos a la vez de nuestros países latinoamericanos.

Considero que la más importante inversión que podemos hacer como país, es destinar recursos para fortalecer la formación de las y los docentes, a efecto de enriquecer la preparación de las niñas, los niños y los jóvenes, no solamente en habilidades y destrezas útiles para la vida en el trabajo (saber cómo), sino también que dediquemos más energías a la formación cívica, ética y orientada a la participación social responsable (saber qué y para qué).

Con ello podremos asegurar una vida democrática y evitaremos, cada vez con mayor rigor, la vulnerabilidad de nuestra independencia y soberanía nacionales. Justamente así lo escribí ayer por la mañana: América Latina: Ahí donde la OEA mete la mano y se asume como un poder supranacional, es donde se debilitan las soberanías y las precarias democracias locales.

La educación, entonces, no sólo es una palanca para el desarrollo económico, sino también una plataforma para reivindicar la política, la democracia y la soberanía del país en un entorno de paz y de resolución consensuada de las controversias.

jcmqro3@yahoo.com

Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo

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La historia de las mujeres a un lado, en medio, ‘la historia’

Por: Elena Simón

Las mujeres estamos aún en el primer estadío de la democracia: el del derecho al voto, a la voz y a la representación política, pero muy lejos de la influencia y el prestigio necesarios para que las propuestas propias, en las que la vida se ponga en el centro, lleguen a buen puerto.

Me interesa hablar y aprender de Historia, porque es una disciplina que está siendo arrinconada como casi inútil y suplantada por discursos varios que abogan por mirar hacia adelante y sólo hacia adelante, ni siquiera al presente. Pero la cultura milenarísima humana no es sólo futuro (porque estaría por ver), ni presente (porque aún no se ve bien lo que está ocurriendo). La Historia también fue sociología y antropología, cuando sólo se podía describir lo que se estaba viendo. Nuestra cultura de la inmediatez y de las falsas noticias, prejuicios recurrentes y trending topic no nos deja mirar de dónde venimos y ofusca la memoria confundiéndonos a diario entre lo vivido, lo escuchado, lo leído o lo narrado, hasta el punto de desubicarnos de nuestra propia realidad.

Ya sé que todo esto se debe en gran parte al tráfico infernal de noticias, datos, sucesos, comentarios y opiniones. Y a la predisposición masiva para dejar de mirar en direcciones divergentes a las de los discursos oficiales y machacones.
Realizo estas consideraciones previas para enmarcar la cuestión que quiero tratar: la ausencia de conocimientos y datos contrastados sobre la historia política de las mujeres y sus consecuencias. La historia política de las mujeres está casi por escribir, puesto que de la consecución de los derechos políticos no se ha derivado una historia diferente, ignorada hasta ahora.

Como estamos en época electoral intensiva, no está de más que reflexionemos sobre los derechos políticos de las mujeres en los sistemas democráticos y sus consecuencias. Los derechos políticos empezaron por el sufragio, tanto pasivo (poder ser electas) como activo (poder ser electoras). La política tenía una herencia patriarcal indiscutible desde los tiempos más remotos: los hombres dominantes de cada tiempo y lugar, legislaban, juzgaban y ejecutaban acciones para el resto y, casi siempre, en su propio beneficio. El bien común fue siempre la portada presentable de la Política, pero ahora también es así.

El reparto o redistribución de bienes materiales e inmateriales entre el conjunto de la población es relativamente reciente, no tiene aún ni siquiera un siglo. El reparto de bienes y la oferta de servicios públicos es fruto del ascenso de las clases no dominantes a los derechos de ciudadanía. Pero en esta redistribución (muy desigual, por cierto, y arrancada a duras penas) no sólo influyó la clase sino el género, las razas y el origen de las personas. Los parlamentos no han representado proporcionalmente las diversidades humanas, pues están en gran parte copados por personas que ostentan caracteres hegemónicos. Aunque parezca un tópico: varones heterosexuales, urbanos, de la raza dominante, con estudios.

Mirando un poquito hacia atrás y un poquito al presente, las cosas han cambiado poco. Vemos a mujeres en los escaños ( por precepto de ley), pero las vemos también en segundos planos, subsidiarias, “segundo sexo”. Parecen fastidiosas, inoportunas, con pocas habilidades políticas, con discursos aprendidos de sus hombres y repetitivos. Las mujeres en número suficiente tendrían que haber cambiado las políticas del bien común, tendrían que haber conseguido poner en el centro a las personas, a ellas mismas.

Pero seguimos sin tener la influencia y el respeto necesarios para hacernos oir con voz propia, tanto en el interior como en el exterior de los partidos. La voz de mujer agrada cuando es aduladora y apoya las acciones masculinas, cuando es dulce y amorosa, pero no si es asertiva, exigente, reivindicativa y contundente. Entonces sobra.

Sé que a muchas mujeres de los partidos les encomiendan la redacción de las partes blandas de los programas electorales: igualdad, dependencia, servicios sociales, juventud, educación, salud. Todo aquello de lo que se les considera experimentadas y se supone que harán tan bien como en sus casas. También les encomiendan luego los departamentos correspondientes, que han de gestionar con los pocos recursos que los hombres deciden que haya para estos asuntos menores. Como en las casas: administrar lo que se otorga por parte de los hombres, que no tienen tiempo de descender a esas minucias tan minuciosas y poco llamativas. En el mejor de los casos un agradecimiento de compromiso y postureo. Igual que cuando algún hombre ilustre del campo de la literatura, la ciencia o las artes, nombra en público a su mujer como impresciendible para su brillo y fama.

Las mujeres estamos aún en el primer estadío de la democracia: el del derecho al voto, a la voz y a la representación política, pero muy lejos de la influencia y el prestigio necesarios para que las propuestas propias, en las que la vida se ponga en el centro, lleguen a buen puerto.

La política está apenas tocada de feminismo y sí calada hasta la médula de androcentrismo y misoginia.
Como alternativa de presente y futuro: ¿Ponemos la historia de las mujeres en el centro?

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/04/30/la-historia-de-las-mujeres-a-un-lado-en-medio-la-historia/

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Revista 521 de ALAI: Internet y derechos económicos, sociales y culturales

Revista 521 de ALAI (coedición con APC)

Internet puede contribuir al ejercicio de los DESC, pero también los puede afectar.

 Contenido/Conteúdo:

A la vez que internet puede ser un poderoso habilitador de derechos humanos, también puede afectar seriamente el ejercicio de derechos reconocidos. En los debates, sin embargo, poca atención se ha prestado a los derechos económicos, sociales y culturales y las políticas públicas correspondientes. La edición 521 (febrero 2017) de América Latina en Movimiento de ALAI aborda este tema a partir de un reciente estudio de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC). (Coedición con APC).

Contenido:

Internet y DDHH

Sally Burch

¿Por qué enfocarnos en los derechos económicos, sociales y culturales?

Anriette Esterhuysen

Internet, desarrollo y derechos

David Souter

Consideraciones clave acerca de los DESC e internet

Alan Finlay y Deborah Brown

Costa Rica: Polos tecnológicos rurales

Kemly Camacho

Colombia: El rol de las TIC en la paz como proceso

Olga Paz Martínez

Panamá: Teletrabajo

Krizia Matthew

Uruguay: La estrategia de desarrollo humano informacional

Ana Rivoir y Santiago Escuder

Chile: El programa “Salud+Desarrollo” y su impacto en los grupos excluidos

Valentina Hernández

Peru: Las TIC dan voz a las lenguas indígenas

Roberto Anguis y Juan Bossio

Argentina:

Derechos de las culturas indígenas e internet

Florencia Roveri

Venezuela:

Internet y redes sociales en tiempos de escasez

Sandra L. Benítez U.

Descargar:  alem521_edicion_digital_final.pdf

Fuente: http://www.alainet.org/es/revistas/521

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