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En Glasgow, los pueblos indígenas golpean la mesa por sus derechos

Por: Emilio Godoy

GLASGOW – “Para mi pueblo, los efectos del cambio climático son la realidad diaria. La estación de lluvias es más corta y cuando llueve, hay inundaciones. Y hemos sufrido sequía”, aseguró la indígena wodaabe o mbororo Hindou Oumarou Ibrahim.

Para la fundadora de la no gubernamental Asociación de Mujeres y Pueblos de Chad, un efecto pernicioso es la violencia generada, porque “cuando pierde los recursos, la gente pelea por ellos, por el agua, por ejemplo”, relató a IPS luego de un foro sobre los avances de los grupos nativos en la cumbre climática de la ciudad de Glasgow, en el norte de Reino Unido.

En todo el mundo, los pueblos originarios enfrentan la ambigüedad de proteger ecosistemas, como bosques o zonas costeras, y al mismo tiempo padecen los embates de la furia climática desatada por la adicción de la humanidad a los combustibles fósiles, como sequías, tormentas destructoras y el aumento del nivel del mar.

Desde hace décadas, sus miembros han insistido en que sus conocimientos tradicionales pueden contribuir a la lucha climática. El surgimiento de la pandemia de covid-19 en 2020 ha corroborado el resultado de tratar a la naturaleza como una mercancía más.

Si bien en la última década la representación indígena ha saltado a la palestra de cumbres ambientales, como esta 26 Conferencia de las Partes (COP26) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) que inició el domingo 31 en esta ciudad escocesa. Pero ahora quieren más y no seguir siendo solo unos convidados de piedra.

“Esperamos que la cumbre tome en cuenta a las comunidades indígenas. Tiene que haber fondos que vayan directamente a los pueblos indígenas”, pidió ante IPS la indígena q’eqchí’ Graciela Coy, de la no gubernamental Ak’Tenamit  (nuestro pueblo, en q’eqchí’), que trabaja en el norte de Guatemala.

Los representantes de las organizaciones indígenas han conquistado estar en todos los escenarios de las COP. Participan como observadores en las sesiones oficiales donde se debaten los acuerdos, en la cumbre paralela de los movimientos sociales y en todos los demás foros que se enciman uno tras otro en las dos semanas de la conferencia climática.

Una de las expectativas indígenas en Glasgow es la aprobación del plan de trabajo por tres años de la “Plataforma para el intercambio de experiencias y mejores prácticas de los pueblos indígenas y las comunidades locales”, originada en la COP21, la que aprobó el Acuerdo de Paris en 2015.

Esa propuesta debe ser aprobada por el Grupo de Trabajo Facilitador, integrado por siete indígenas y siete representantes gubernamentales y avalado en la COP24, celebrada en la ciudad polaca de Katowice en 2018. Luego deberá ratificarla la plenaria de la 196 Partes de la COP y tiene que incluir actividades de fortalecimiento de capacidades de los grupos originarios, el mapeo de medidas para su participación dentro de la CMNUCC y de financiamiento.

Entre 2019 y 2021, el grupo efectuó 11 actividades, sin sesiones físicas por la pandemia.

Las políticas climáticas son el foco de la COP26, que concluye el 12 de noviembre, luego de ser pospuesta un año por la pandemia de covid-19.

Los delegados gubernamentales en la COP26 abordan las reglas de los mercados de carbono, el financiamiento climático por al menos 100000 millones de dólares anuales, las brechas entre las metas de reducción de emisiones y las disminuciones necesarias, las estrategias para neutralidad del carbono en 2050, planes de adaptación y el programa de trabajo sobre comunidades locales y pueblos indígenas.

Para la indígena kankanaey igorot Victoria Tauli-Corpuz, de Filipinas, es fundamental la inclusión de derechos humanos en el financiamiento a la reducción de emisiones y adaptación a los efectos de la crisis climática, así como en la creación de mercados de carbono.

“Los pueblos indígenas sufren también por las soluciones climáticas, como los proyectos de energía renovable. Debe haber salvaguardias efectivas que permitan la protección de los derechos de los pueblos indígenas” en las políticas climáticas, señaló a IPS quien fue relatora especial de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas entre 2014 y 2020.

Ese respeto se ha vuelto impostergable en zonas como la Amazonia, el principal macizo selvático de América Latina compartido por ocho países y un territorio francés, cuyos habitantes indígenas han sufrido el deterioro ocasionado por la incursión de empresas agropecuarias -ganadería y soja-, de hidrocarburos y mineras, además de las construcciones de represas, vías férreas, carreteras y puertos fluviales.

Por eso, el indígena shuar Tuntiak Katan, de Ecuador, coordinador general de la Alianza Global de Comunidades Territoriales, consideró a IPS que la salida de las actividades extractivas de ese ecosistema es una condición fundamental para perseverar en la protección climática.

“Los pueblos indígenas ya protegemos 950 millones de hectáreas en todo el mundo. Lo que pedimos es el cuidado de 80 por ciento de la Amazonía en 2025. Somos la voz de las mujeres, los niños y los ancianos” que sufren los impactos en los territorios, exhortó Katan, vicecoordinador de la no gubernamental Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica).

Un cúmulo de la evidencia científica más reciente demuestra que los pueblos nativos son los protectores más eficaces de los bosques tropicales, por lo cual se requiere de mayores esfuerzos para su conservación, ante las crecientes amenazas.

La indígena q’eqchí’ Graciela Coy (D), de Guatemala, pidió durante la cumbre climática de Glasgow que los fondos internacionales prometidos lleguen directamente a los pueblos originarios. Foto: Emilio Godoy / IPS

Prometer no empobrece

Ante los abundantes ofrecimientos efectuados en la primera semana de actividades de la COP26 para promover la tenencia indígena de la tierra y la reforestación, los pueblos originarios mostraron escepticismo y demandaron participación directa en esos esquemas.

Oumarou Ibrahim y Coy coincidieron en la definición necesaria de mecanismos para que los recursos ofrecidos lleguen directamente a los territorios.

Los líderes mundiales “deben ser nuestros socios. El financiamiento debe adaptarse a las necesidades de la gente. El asunto es cómo van a llegar los recursos directamente a los pueblos indígenas”, según Oumarou Ibrahim.

A juicio de Coy, la lucha climática requiere de asignación de fondos, que deben transferirse “a los pueblos indígenas, pues hay mucha ayuda internacional” que no siempre se materializa en las comunidades locales.

En una aceptación de lo que los pueblos originarios han reclamado por años, los gobiernos de Alemania, Estados Unidos, Noruega, Países Bajos, Reino Unido y 17 financistas privados anunciaron el 1 de noviembre la disposición de 1700 millones de dólares para ayudar a las comunidades indígenas y locales a preservar los bosques tropicales entre 2021 y 2025.

Se estima que cada año solo 270 millones de dólares se destinan al cuidado forestal y 46 millones llegan a los guardianes directos del bosque: los pobladores ancestrales.

El financiamiento multilateral directo a poblaciones aborígenes ha sido una barrera recurrente para los esfuerzos por proteger recursos naturales.

Por ejemplo, el Fondo Verde para el Clima (FVC), creado en la COP16 de Cancún de 2010, ha financiado 121 proyectos de medios de vida de comunidades y ha entregado para ello un total de 1400 millones de dólares.

Para el total de 190 proyectos, ha desembolsado 2000 millones de dólares y otros 6000 están bajo ejecución. Además, ha comprometido otros 10000 millones para emprendimientos. Asimismo, ha registrado a 113 instituciones para recibir fondos, pero ninguna de índole indígena.

Además, el 2 de noviembre más de 105 naciones se adhirieron a la “Declaración de los líderes de Glasgow sobre bosques y uso de la tierra” que estipula alcanzar la deforestación cero en 2030.

Los pueblos originarios demandan también su inclusión en las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, en inglés), los compromisos voluntarios adoptados por cada país para 2030 y 2050, a fin de cumplir con el Acuerdo de París y sobre los que recae la meta aspiracional de contener el recalentamiento planetario en 1,5 grados C.

“Solo necesitamos un empujón. Estamos seguros de lo que hacemos y por eso es bueno que ofrezcan financiamiento. Pero lo que se debe hacer es abandonar el extractivismo y sacar a las petroleras, mineras y las empresas agropecuarias de nuestros territorios, y aplicar una visión holística, con la visión de los pueblos indígenas”, urgió Katan.

Aunque la COP26 no arroje los resultados deseados por los pueblos indígenas, seguirán con el cuidado de los recursos naturales y con su exigencia de justicia climática.

IPS realizó este artículo con el apoyo de Iniciativa Climática de México y European Climate Foundation.

Fuente de la información e imagen: https://ipsnoticias.net

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Carlos Sanguino: Niñas que sufren, niñas que luchan contra la violencia sexual

El relato de vida de Nzadi está lleno de terror y miedo, y quizá por ello habla con voz serena y sabia. Su voz es una de tantas voces de niñas que han sufrido violencia sexual en todo el mundo, y que sufren terribles violaciones de derechos humanos en conflictos armados en lugares como Afganistán, Níger o Nigeria.

La violencia sexual se ceba con las niñas en todo el planeta. Según Naciones Unidas, la violación y el abuso sexual afectan a cerca de 1.000 millones de mujeres y niñas a lo largo de su vida. La Organización Mundial de la Salud afirma que el 35% de las mujeres de todo el mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja o violencia sexual fuera de la pareja.

Según Unicef, alrededor de 120 millones de niñas, algo más de una de cada 10, han sufrido “relaciones sexuales forzadas u otros actos sexuales forzados” en algún momento de su vida. En algunos países como Indonesia, Singapur, Jordania o India las relaciones sexuales forzadas de una niña por parte de su marido son legales. El abuso sexual de menores está marcado por el género, ya que en torno al 90% de los autores son hombres y las niñas suelen presentar tasas de abuso entre dos y tres veces superiores a las de los niños.

La guerra contra las niñas

“Estaba pasando por la calle y empezaron a llamarme, yo me negué a ir. Entonces me dijeron que si me negaba me matarían. Sacaron un cuchillo y unas pistolas, no tenía otra opción, acepté porque eran muchos hombres, pero fue su jefe el que los había enviado para que fueran a llamarme porque quería tener relaciones sexuales conmigo (…). Era un hombre muy mayor, yo tenía solo 15 años. No es normal que un hombre mayor se acueste con una niña de 15, pasé demasiado miedo”.

Las palabras guerra e infancia no deberían estar nunca unidas, pero por desgracia ocurre con frecuencia. La violencia sexual se utiliza como arma de guerra contra la infancia y sus familias para aterrorizarlos e intimidarlos, a menudo con fines políticos y militares. En otras ocasiones se utiliza para realizar limpiezas étnicas o castigar a la población civil por su presunto apoyo a las fuerzas opositoras.

En algunos países como Indonesia, Singapur, Jordania o India las relaciones sexuales forzadas de una niña por parte de su marido son legales

Según Save the Children, 72 millones de niños y niñas —el 17% de los 426 millones que viven en zonas de conflicto a nivel mundial, es decir uno de cada seis— viven cerca de grupos armados que ejercen violencia sexual contra ellos. El riesgo de sufrir violencia sexual por parte de la infancia es casi diez veces mayor ahora que hace 30 años (8,5 millones en 1990). El 98% de las víctimas son niñas.

El tránsito a las escuelas

Cuando una menor de edad prepara cada mañana su cartera para ir al colegio, espera divertirse con sus compañeras de clase, aprender cosas nuevas y jugar en el recreo. ¿O no? ¿Acaso teme por su seguridad, tiene miedo de sufrir tratos humillantes y violentos y espera simplemente superar un día más?

Las escuelas son un reflejo de la sociedad. Las mismas formas de violencia —física, sexual y psicológica— que las mujeres sufren a lo largo de su vida están ya presentes en el día a día de muchas niñas, tanto en sus centros escolares como en torno a ellos. Aunque la mayoría de los casos de violencia sexual se producen en el entorno más cercano, a manos de familiares y conocidos, también a diario, hay niñas que son agredidas o que sufren violencia sexual de camino a la escuela. En países azotados por la guerra, hay quienes son secuestradas por grupos armados, y algunas resultan heridas o muertas cuando se dirigen a su centro escolar o cuando este es blanco de ataques.

En África subsahariana la violencia sexual expone a las niñas al riesgo de embarazos no deseados, con posibles implicaciones perjudiciales para su propia salud y la del bebé. En Suazilandia, el 17,4% de las niñas de 13 a 17 años han sido expulsadas de las escuelas por haber sido obligadas a mantener relaciones sexuales. Una quinta parte de estas violaciones tuvo lugar en la escuela o de camino a ella.

El peligro está en casa

Un total de 15 millones de niñas adolescentes de 15 a 19 años han experimentado relaciones sexuales forzadas en todo el mundo. En la inmensa mayoría de los países, las adolescentes son el grupo con mayor riesgo de verse forzadas a mantener relaciones sexuales (u otro tipo de actos sexuales) por parte de su marido, pareja o novio actual o anterior. De acuerdo con los datos disponibles para 30 países, tan solo un 1% de ellas ha pedido alguna vez ayuda profesional.

En numerosas ocasiones, la violencia es ejercida por los propios familiares. En la capital de Nicaragua (Managua), ocho de cada 10 víctimas de agresiones sexuales son niñas y adolescentes. Dos tercios de las jóvenes afganas no están escolarizadas, el 80% siguen siendo analfabetas, más de la mitad ha sufrido violencia machista en su propia familia y el 75% afrontan matrimonios forzosos, en muchos casos antes de los 16.

Niñas refugiadas

“Me acosaron mucho. Un contrabandista fue muy insistente. Me dijo: ‘Te enviaré a Alemania en avión, pero dame a tu hija’. Por supuesto, no lo hice, pero sigo teniéndoles miedo”.

Hay alrededor de 26 millones de personas refugiadas en el mundo, y las niñas y mujeres representan la mitad del total. Esta cifra nos confirma que, lamentablemente, todos los años miles de ellas huyen de sus países de origen buscando refugio en nuevos lugares para escapar de amenazas internas, como la violencia y la persecución, guerras civiles o falta de oportunidades económicas, entre otros. Y cuando no pueden salir del país la situación no es mejor. En Afganistán, en torno a cinco millones de personas se han visto desplazadas internamente por el conflicto, el 80% son mujeres, niñas y niños.

Al dejar su hogar no solo arriesgan su vida y se exponen —mucho más que los adultos— a ser víctimas de explotación, sino que también se separan de todo lo que les resultaba familiar y cercano: sus amigos, sus juegos, sus comidas, sus familiares y su escuela. Cuando una niña se convierte en refugiada, tendrá la mitad de posibilidades de cursar educación secundaria.

¿Cómo podemos mejorar la vida de estas niñas?

Los retos que tenemos por delante para lograrlo en todo el mundo son complejos. Diez agencias internacionales proponen un conjunto de medidas que abarcan siete esferas de intervención.

Por otro lado, Naciones Unidas plantea estas recomendaciones en los Objetivos de Desarrollo Sostenible:

  • Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo
  • Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación
  • Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina
  • Aprobar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas a todos los niveles

Pese a todo, numerosas niñas en todo el mundo deciden plantarle cara al futuro y tener una vida mejor. Su resiliencia y coraje nos anima año tras año a seguir apoyándolas en su lucha por sus derechos humanos y por una vida mejor. Jamás es tarde para una persona.

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“Es hora de pensar en medidas que permitan un desarrollo sostenible en la región”

Por: Karina Batthyány

Hoy, a propósito, de un documento que se acaba de presentar en la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) titulado “La paradoja en la recuperación en América Latina y el Caribe. Crecimiento con persistentes problemas estructurales: desigualdad, pobreza, poca inversión y baja productividad”. Este documento toca varios de los aspectos que hemos estado conversando en nuestras columnas de los miércoles. Para comentar el documento, que es muy amplio, elegí tres o cuatro cosas que creo es oportuno que las comentemos.

Lo primero, que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe elevó la estimación de crecimiento promedio para la región el 2021 a 5.2%. Esto es algo interesante, bueno, y que muestra un rebote desde lo que fue la contracción de 6.8% (estoy hablando siempre de producto bruto) anotada en 2020, que obviamente fue como causa del impacto de la pandemia. Entonces, tenemos un primer dato que es positivo. Se estima, para decirlo en un lenguaje más llano, un crecimiento económico de nuestra región del 5% en este 2021. Pero esta expansión o etapa de crecimiento no va a alcanzar para asegurar un crecimiento sostenido y la propia CEPAL dice por los impactos sociales de las crisis y los problemas estructurales que nuestra región tenía y que se han agudizado durante la pandemia. ¿Qué problemas estructurales? Entre otros, la desigualdad como hemos mencionado aquí en varias oportunidades, y que estos problemas obviamente se han agudizado y se van a prolongar en la etapa de recuperación.

Siempre de acuerdo a las proyecciones de la CEPAL, para el año 2022 en América Latina y el Caribe se habla de un crecimiento promedio menor al 3%, es decir, del 2,8 o 2,9 en promedio. Entonces, 5,2% para el 2021, allí ya se empieza a ver en la previsión para el año próximo una desaceleración de este “rebote” que podríamos llamar. ¿Por qué rebote? Porque el año anterior 2020 hubo una caída en estos números que permitió el rebote a 5 puntos en 2021, pero ya para el año próximo se prevé que esto sea menor al 3%.

Entonces, si miramos estos números, no podemos anticipar ni proyectar que la dinámica de bajo crecimiento que venía en América Latina y el Caribe antes de la pandemia (que era la tendencia previo a 2020), no podemos anticipar que esto vaya a cambiar. Es decir, vamos a seguir, a volver a esa dinámica de bajo crecimiento en la que ya estamos instalados como región antes de la pandemia. ¿Por qué nuevamente? Por estos problemas estructurales que limitan el crecimiento de nuestra región y, como ya dije, se agudizaron durante la pandemia.

¿De qué problemas estructurales estamos hablando? Estamos hablando de los problemas vinculados a las causas o los elementos que están por detrás de las desigualdades. En ese sentido, este documento que acaba de presentar la CEPAL nos muestra, además, que la tasa de crecimiento actual no es sostenible y se pronostica que volvamos a crecimientos o trayectorias más mediocres que no permitan recuperar totalmente el empleo y que tengan mayores consecuencias o mayor deterioro en términos ambientales.

Allí estamos hablando, además, del impacto de la pobreza que lo hemos mencionado en otras columnas y ese impacto de la pobreza especialmente para las mujeres y para las personas mayores. Recordemos que esta crisis de la pandemia ha llegado a nuestra región en un momento de estancamiento y con una crisis justamente de largo plazo en empleo, inversión, diversificación productiva sostenible, es decir, que no deteriore aún más el medio ambiente.

Solo para recordarles también que estas proyecciones se ubican en una región que ha sido de las más afectadas por el coronavirus. Último dato disponible: al 30 de junio la región latinoamericana y caribeña acumulaba más de 1.260.000 muertos (digamos 1.300.000) por causas del Covid-19, representando un tercio de los fallecimientos mundiales cuando en realidad nuestra región sólo es el 8% de la población mundial. Y recordemos también las enormes brechas de vacunación que observamos hoy dentro de América Latina y el Caribe y a su vez la brecha general entre nuestra región latinoamericana y caribeña y las regiones de los países desarrollados.

Todo esto nos vuelve a hacer reflexionar sobre algunos de los puntos que planteamos en nuestra columna pasada, donde nos referimos a las alternativas para la región latinoamericana y caribeña, que las habíamos colocado a propósito del documento de trabajo para la CELAC. Entonces, ¿de qué alternativas estamos hablando? Una vez más, de esas políticas que se necesitan para una recuperación en nuestra región, pero para una recuperación transformadora, no una recuperación que continúe profundizando las brechas y las desigualdades: políticas industriales, políticas tecnológicas, que permitan impulsar el crecimiento de sectores más intensivos en tecnología y generadores de empleo de calidad, reestructurar los sistemas de salud, los sistemas de educación, sostener las transferencias que algunos países latinoamericanos están realizando como transferencias de emergencia por la pandemia y, más aún, plantear el ingreso básico o la renta básica como la queramos llamar de manera universal para nuestra región. Asegurar el acceso a la canasta básica de alimentos, asegurar también el acceso a la conectividad que es un problema hoy en nuestros países, plantear el tema de la deuda externa y la necesidad de una nueva arquitectura financiera a nivel internacional. Es decir, distintas medidas que realmente permitan en lo que queda de 2021 y en el 2022 (que como ya vimos no hay una proyección de gran crecimiento para nuestra región) empezar a cambiar las cosas.

Allí un tema especial que quiero dejar para la próxima columna, que también se menciona en este informe que estamos haciendo referencia hoy, es la cuestión ambiental. Este informe (CEPAL) nos llama la atención sobre el impacto ambiental que se observa en nuestra región. Dice: Si bien hubo una cierta recuperación en los momentos más duros de la pandemia de mayor confinamiento, particularmente en lo que tiene que ver con la calidad del aire, la reducción de las emisiones de gas en efecto invernadero, ya no lo estamos observando a partir de que se retoma la actividad de 2021.

Entonces, empecemos a pensar en medidas que permitan un desarrollo sostenible y por lo tanto un desarrollo que no tenga impactos tan fuertes a nivel medioambiental con lo que estamos observando hoy y todos los días en nuestra región.

-Me quedaba pensando: qué sensación de oportunidad perdida que tengo por lo menos cuando iba escuchando los datos que ibas dando… Porque da la sensación que de la tragedia de la pandemia había un marco para pensar en lógicas alternativas, escuchaba los números y me daba la sensación de una posibilidad perdida o por lo menos no sé si perdida por completo. Porque entiendo que todavía son cuestiones que están en discusión, pero daría la sensación que no se está aprovechando a fondo para pensar en formas alternativas de salir y planteos diferentes… -No. Por eso es bueno insistir en esas alternativas que ya hemos planteado muchas veces aquí en InfoCLACSO, pero hay que insistir en tratar de construir esas alternativas. Y no mencioné solamente para ahorrarnos el mal trago… Durante la columna los últimos datos de pobreza, pero ya que tú lo traes en tu mención, la tasa de pobreza extrema en nuestra región alcanzó ya el 12.5% de la población y la de pobreza es 33.7%, es decir, superó a una de cada tres latinoamericanos y latinoamericanas viviendo en esta situación. Y lo mismo el crecimiento cuantitativo en lo que es inseguridad alimentaria, ya sea inseguridad moderada o grave, que alcanza a más de 40% de la población latinoamericana. Y eso es un crecimiento de casi 7 puntos en relación a la situación pre-pandemia: 44 millones de personas más en inseguridad alimentaria en nuestra región.

https://www.clacso.org/es-hora-de-pensar-en-medidas-que-permitan-un-desarrollo-sostenible-en-la-region/

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Crece el número de trabajadores migrantes en el mundo

Los trabajadores migrantes, entre los más vulnerables del mundo, siguen en aumento y pasaron de 164 a 169 millones entre 2017 y 2019, informó este miércoles 30 la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Se trata de una tendencia creciente porque esos trabajadores eran 150 millones en 2013, aunque el informe entregado por la OIT en esta ciudad suiza reconoce que la pandemia covid-19 debió ralentizar el flujo desde comienzos de 2020, debido a los cierres de fronteras y confinamientos forzados por la crisis de salud.

Ya constituyen cinco por ciento de la fuerza de trabajo mundial, y “la pandemia ha revelado la precariedad de su situación”, observó Manuela Tomei, directora de Condiciones de Trabajo e Igualdad en la OIT.

“Los trabajadores migrantes, con frecuencia, son los primeros en ser despedidos, tienen dificultades para acceder al tratamiento y muchas veces están excluidos de las respuestas políticas nacionales a la covid-19”, afirmó Tomei.

La gran mayoría de los trabajadores migrantes, 86,5 por ciento, está constituida por adultos, entre 25 y 64 años, pero crece, ya 10 por ciento, la proporción de los más jóvenes, entre 15 y 24 años.

Las mayores concentraciones están en los países ricos, con 24,2 por ciento en Europa septentrional, meridional y occidental; 22,1 por ciento en América del Norte, y 14,3 por ciento en los Estados árabes.

“Los trabajadores migrantes, con frecuencia, son los primeros en ser despedidos, tienen dificultades para acceder al tratamiento y muchas veces están excluidos de las respuestas políticas nacionales a la covid-19”: Manuela Tomei.

Le siguen Europa oriental (ocho por ciento), África subsahariana (7,4 por ciento), Asia sudoriental y el Pacífico (7,2), Asia central y occidental (5,6), Asia meridional (4,2), América Latina y el Caribe (3,5) y Asia oriental (2,5 por ciento), según las cifras de la OIT al cierre de 2019.

La mayoría de los trabajadores migrantes, 99 millones, son hombres, y 70 millones son mujeres.

En calidad de trabajadoras migrantes, las mujeres enfrentan más obstáculos socioeconómicos y tienen mayores probabilidades de migrar como miembros de la familia acompañantes por razones distintas a la de buscar trabajo, indicó el reporte.

Esas trabajadoras “pueden experimentar discriminación de género en el empleo y es posible que no tengan contactos con personas afines, lo cual dificulta el equilibrio entre la vida profesional y familiar en un país extranjero”, se agregó.

Muchos trabajadores migrantes ocupan empleos temporales, informales o no protegidos, lo cual los expone a un riesgo mayor de inseguridad, despidos y el deterioro de las condiciones de trabajo.

La crisis de la covid “ha agravado estas vulnerabilidades, sobre todo para las trabajadoras migrantes, ya que están sobrerrepresentadas en empleos mal remunerados y poco calificados, y tienen un acceso limitado a la protección social y menores oportunidades de acceso a los servicios de apoyo”, sostiene la OIT.

Del total de trabajadores migrantes internacionales, 66,2 por ciento se encuentra en el sector de los servicios, 26,7 por ciento en la industria y 7,1 por ciento en la agricultura. Son 41 por ciento de la fuerza laboral en los Estados árabes.

El informe insistió en que los trabajadores migrantes internacionales “aportan contribuciones vitales a sus países, sociedades y economías de destino y ejercen oficios esenciales en sectores críticos como la asistencia sanitaria, el transporte, los servicios, la agricultura y el procesamiento de alimentos”.

Sin embargo, con la pandemia parte de esos trabajadores “han perdido su trabajo y han sido obligados a volver a sus países de origen”, admitió Tomei.

Al ofrecer las cifras sobre trabajadores migrantes, Rafael Diez de Medina, director de Estadística de la OIT, confió en que “estas estadísticas pueden ayudar a los países a responder a los cambios en la oferta y demanda de empleo, estimular la innovación, el desarrollo sostenible y la transferencia y actualización de las competencias”.

Fuente: https://rebelion.org/crece-el-numero-de-trabajadores-migrantes-en-el-mundo/

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Así podrá vivir la experiencia de una clase en Nueva Zelanda

Así podrá vivir la experiencia de una clase en Nueva Zelanda

El evento Latin America Masterclasses reunió a más de 10.000 personas para asistir a una clase al estilo del país kiwi. De estas, 6.859 fueron colombianos.

El evento Latin America Masterclasses fue realizado por Education New Zealand los pasados 3,4,5 y 6 de mayo. Este encuentro virtual reunió a más de 10.000 personas para asistir a una clase neozelandesa, siendo los colombianos los de mayor número de registros con un total de 6.859.

Los espacios de aprendizaje se abrieron con ánimo de comprar el estilo de enseñanza práctico y colaborativo del país oceánico, el cual proporciona a los estudiantes habilidades y conocimientos para un futuro exitoso.

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Este encuentro virtual reunió a más de 10 mil personas para asistir a una clase neozelandesa, siendo los colombianos los de mayor número de registros con un total de 6.859. – Foto: Getty Images

Hasta el próximo 6 de junio, los interesados en asistir a las clases podrán revisarlas -o revivirlas- en el página oficial del evento aquíAsí tendrán la oportunidad de vivir la experiencia de aprender de los profesores asociados a diversas instituciones de educación superior del país kiwi.

Para Javiera Visedo, directora de Educación de Education New Zealand para Chile y Colombia, “con el evento Latin America Masterclasses quisimos traer a Latinoamérica y a sus ciudadanos una experiencia educativa diferente y mostrarles cómo el sistema educativo neozelandés los preparará para afrontar los retos del futuro y la nueva era. Estamos muy contentos con la respuesta e interacción que tuvimos en cada una de las clases. Sin duda es un evento que acercó Nueva Zelanda a Latinoamérica”.

Las clases

Los asistentes pudieron aprender sobre tecnología, realidad virtual aplicada a la educación, turismo, emprendimiento, energías renovables, telecomunicaciones y ciencias administrativas, además de otras áreas relacionadas con la sostenibilidad.

Estas clases fueron impartidas por decanos y profesores de siete universidades de Nueva Zelanda, quienes en espacios de 30 minutos hablaron sobre los principales desafíos que enfrenta el mundo actualmente, tales como la transición hacia modelos de educación a distancia de calidad y la revolución de habilidades que necesita el mercado laboral.

La idea era explicar cómo la educación y las distintas áreas del conocimiento pueden ser aliadas para abordar dichos retos.

La vicedecana de Ingeniería en funciones y directora del Instituto Geotérmico de University of Auckland, Rosalind Archer, impartió una clase sobre cómo Nueva Zelanda aprovecha el potencial de las energías renovables, enmarcadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Por su parte, Jeff Stangl, director de Asociaciones Estratégicas e Internacionales, y Jens Mueller, profesor de Práctica Gerencial, ambos docentes de Massey University, hablaron sobre competitividad empresarial y cómo esta está ligada a las tendencias de las nuevas generaciones que pertenecen a la fuerza laboral y de consumo. Su objetivo: explicar cómo las empresas pueden alinear sus metas con los nuevos profesionales y si visión de sostenibilidad.

Hombre riendo durante la videoconferencia. Concepto de oficina en casa.

Otra de las experiencias que vivieron los asistentes fue de la mano del colombiano, Jairo Gutiérrez, profesor de Tecnología de la Información en Auckland University of Technology, y John Lowry junto a Cadey Korson, profesores titulares de la Escuela de Personas, Medio Ambiente y Planificación de Massey University.

Los docentes abordaron el tema de las nuevas tecnologías como herramientas esenciales en un mundo hiperconectado, en el que los servicios y productos basados en TIC se han vuelto un elemento recurrente en los diferentes ámbitos de la vida.

¿Qué dicen los asistentes?

Para Mariana Graciano, “fue una experiencia maravillosa e informativa, todos los profesores son muy educados, dedicados y abiertos a responder preguntas. Me gustó mucho y me dejó con ganas de seguir investigando acerca de cómo es la educación en Nueva Zelanda”.

“Estas clases nos dejaron una gran experiencia, fueron claras y concisas, los profesores explicaron muy bien los temas y la información dada es muy útil para empezar a ampliar nuestro conocimiento y motivar a más estudiantes latinoamericanos a ir a estudiar al exterior”, agrega Paula García.

Por su parte, Shirley Zambrano resalta que su experiencia “fue increíble, además, de que los maestros son muy profesionales y presentaron una variedad de temáticas que nos hicieron crear conciencia. Me encantó poder participar y desearía que muchas personas más y de otros países pudieran asistir y participar en espacios para que conozcan esta educación tan maravillosa. Gracias por la oportunidad que nos brindan de poder conocer, aprender y buscar un mejor futuro”.

Fuente de la Información: https://www.semana.com/finanzas/trabajo-y-educacion/articulo/asi-podra-vivir-la-experiencia-de-una-clase-en-nueva-zelanda/202149/   

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La UNESCO quiere que la educación ambiental sea un componente clave de los planes de estudio para 2025

Más de 80 ministros y viceministros, y 2.000 especialistas en educación y medio ambiente se comprometieron a tomar medidas concretas para transformar el sistema de aprendizaje en pro de la supervivencia de nuestro planeta, adoptando la Declaración de Berlín sobre la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) al final de la Conferencia Mundial virtual que se llevó a cabo durante tres días (17 al 19 de mayo) en Berlín.

La Conferencia, seguida en línea por más de 10.000 personas, fue organizada por la UNESCO en cooperación con el Ministerio Federal de Educación e Investigación de Alemania y con el apoyo generoso de la Comisión Alemana para la UNESCO como socio asesor.

La UNESCO ha pedido que la educación para el desarrollo sostenible sea un componente central de los sistemas educativos en todos los niveles para 2025.

La educación puede ser una poderosa palanca para transformar nuestra relación con la naturaleza. Debemos invertir en este campo para preservar el planeta.

Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO

El lanzamiento por parte de la UNESCO de una nueva publicación en la que se analizan los planes de educación y los marcos curriculares de unos 50 países ha avivado el debate. La Organización señala que más de la mitad de ellos no hacen referencia al cambio climático, mientras que sólo el 19% se ocupa de la biodiversidad.

La Declaración de Berlín menciona una serie de políticas destinadas a transformar la educación en un sentido amplio, abarcando la enseñanza, el aprendizaje, la formación profesional y el compromiso cívico. También destaca la necesidad de aplicar la Educación para el Desarrollo Sostenible centrándose en las habilidades cognitivas, el aprendizaje social y emocional, la colaboración, la capacidad de resolver problemas y el fomento de la resiliencia, entre otros.

La educación para el desarrollo sostenible no debe ser un privilegio, sino accesible a todos. El éxito del programa de Educación para el Desarrollo Sostenible 2030 nos acercará a todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Angela Merkel, canciller alemana

«La educación para el desarrollo sostenible no debe ser un privilegio, sino accesible a todos. El éxito del programa de Educación para el Desarrollo Sostenible 2030 nos acercará a todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible», dijo la canciller alemana Angela Merkel en su discurso de bienvenida. Se refirió a la amplia red de socios alemanes que trabajan por la sostenibilidad en todos los niveles de la educación y la formación.

Durante la conferencia, los países compartieron sus planes de Educación para el Desarrollo Sostenible. Anja Karliczek, Ministra Federal de Educación e Investigación de Alemania, compartió los compromisos de 18 países de la Unión Europea para implementar el marco de la Educación para el Desarrollo Sostenible 2030, destacando que es una fuerza motriz para lograr todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Debemos centrarnos no sólo en ampliar el acceso y mejorar los resultados del aprendizaje, sino también en el tipo de educación que necesita nuestro mundo. La Educación para el Desarrollo Sostenible estará en el centro de la reinvención de la educación.

Amina Mohammed, Secretaria General Adjunta de la ONU

Para Laurent Fabius, quien presidió la COP21 que dio lugar al Acuerdo Climático de París, «la lucha contra el cambio climático empieza en la escuela.” Recordó los compromisos de este acuerdo en materia de educación y pidió que se redoblen los esfuerzos para mejorar la formación del profesorado en materia de Educación para el Desarrollo Sostenible, al tiempo que se incrementa la financiación: «2021 es el año en que superaremos la pandemia y nos embarcaremos en un modelo de desarrollo sostenible para el futuro que debe incluir la EDS. Si perdemos esta oportunidad, perderemos décadas. Es una carrera contra el tiempo.”

A lo largo de la conferencia, las voces de los jóvenes (que hicieron el llamamiento al cambio para poder #AprenderPorElPlaneta) ocuparon un lugar destacado.

Construir un nuevo estilo de vida no es fácil, pero poco a poco y juntos estoy seguro de que podemos hacerlo. La educación debe darnos las herramientas para hacerlo. Aprender no sólo sobre nuestro planeta, sino también para nuestro planeta, debería formar parte de la educación de todos los jóvenes, en cualquier parte del mundo.

Rajwa Pandhita, , una estudiante de Indonesia

La adopción de la Declaración de Berlín dará un impulso a la aplicación de la Hoja de Ruta de la EDS para 2030, el marco de esta década de la Educación para el Desarrollo Sostenible. Se pedirá a cada Estado miembro de la UNESCO que cree una red de actores que juntos puedan poner en práctica esta ambiciosa visión de la educación.

Después de Berlín, el año 2021 debería ofrecer a los Estados otras oportunidades para concretar este compromiso, especialmente en dos conferencias de la ONU, la COP15 sobre biodiversidad en Kunming (China) y la COP26 sobre cambio climático en Glasgow (Reino Unido).

Fuente: https://es.unesco.org/news/unesco-quiere-que-educacion-ambiental-sea-componente-clave-planes-estudio-2025

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América Latina y el Caribe: Cierre de asimetrías, financiamiento para el desarrollo y bienes públicos globales, claves para una recuperación transformadora en línea con la Agenda 2030

Cierre de asimetrías, financiamiento para el desarrollo y bienes públicos globales, claves para una recuperación transformadora en línea con la Agenda 2030

Participantes en los debates del segundo día de la cuarta reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, que se celebra de forma virtual bajo la Presidencia de Costa Rica, plantearon la necesidad de cerrar las actuales asimetrías financieras, climáticas y sanitarias presentes en el mundo, garantizar financiamiento para el desarrollo y crear bienes públicos globales -entre ellos una vacunación equitativa contra el COVID-19- para avanzar hacia una recuperación transformadora en línea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Durante la Mesa 1: Salud y economía ¿un falso dilema? se destacó el hecho de que “sin salud no hay economía ni sociedad posible” y que el bienestar de la población es prerequisito para una recuperación sostenible en América Latina y el Caribe. También se enfatizó la urgencia de contar con instituciones sólidas para enfrentar la actual pandemia, fortalecer la capacidad de los Estados de anticiparse a nuevas crisis, garantizar la participación de todos los actores, entre ellos de la sociedad civil, y fomentar la transparencia y la rendición de cuentas de parte de las instituciones públicas.

El panel se inició con reflexiones de Carissa F. Etienne, Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y continuó con intervenciones de Joy St. John, Directora Ejecutiva del Organismo de Salud Pública del Caribe; Alejandro Werner, Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI); y Blanca Margarita Ovelar de Duarte, Senadora Nacional del Paraguay y Presidenta de ParlAméricas.

A ellos se sumaron Mónica Jasis, punto focal del grupo de interés Personas Migrantes y Desplazadas por Desastres o Conflictos, de la Mesa de Vinculación del Mecanismo de Participación de la Sociedad Civil en la Agenda de Desarrollo Sostenible y en el Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible; Román Macaya, Presidente Ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social de Costa Rica; Daniel Innerarity, Director del Instituto de Gobernanza Democrática de España; y Martha Delgado Peralta, Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, con la moderación de Alberto Arenas, Director de la División de Desarrollo Social de la CEPAL.

En una intervención especial, Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), reiteró la importancia del multilateralismo ante las graves asimetrías globales, regionales y nacionales que se han evidenciado y magnificado durante la pandemia, entre ellas, las asimetrías financiera, climática y la de salud y de acceso a las vacunas contra el COVID-19. “Es el momento de que América Latina y el Caribe piense colectivamente” y potencie su integración a través, por ejemplo, de mecanismos como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), especificó.

“Nuestra sociedad tiene que construir resiliencia y la única salida es crear una sociedad del cuidado, que privilegie la protección social, los bienes públicos, a través de nuevos pactos políticos y sociales”, dijo.

La Mesa 2: Crisis, recuperación y transformación en la década de acción para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en tanto, contó con la participación de Cristina Gallach Figueras, Secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe de España; Camillo Gonsalves, Ministro de Finanzas, Planificación Económica, Desarrollo Sostenible y Tecnología de la Información de San Vicente y las Granadinas y Presidente del Comité de Desarrollo y Cooperación del Caribe (CDCC); y André Lara Resende, Investigador Principal Adjunto en la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Columbia.

Intervinieron también José Francisco Pacheco, Director de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica; Maurizio Bezzeccheri, Director para América Latina de Enel; y Laura Becerra Pozos, punto focal suplente del grupo de interés Redes, Colectivos, Organizaciones y Plataformas de ONG, de la Mesa de Vinculación del Mecanismo de Participación de la Sociedad Civil en la Agenda de Desarrollo Sostenible y en el Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, con la moderación de Mario Cimoli, Secretario Ejecutivo Adjunto de la CEPAL.

La pandemia ha obligado a los países a reaccionar rápidamente a numerosos desafíos y hace imperativo repensar las actuales políticas para acelerar una recuperación transformadora, plantearon los representantes en dicho panel. Esto implica aumentar la productividad y preparar las economías para el futuro, así como eliminar la pobreza y reducir la desigualdad social. La necesidad de avanzar hacia Estados de bienestar en el marco de un cambio del modelo de desarrollo también fue resaltada, así como la importancia de la cooperación internacional.

En sus palabras de cierre, Alicia Bárcena alertó sobre los diversos riesgos a los que se enfrentan los países de la región en su camino hacia un futuro distinto, entre ellos, la reprimarización de las economías y la ineficiencia de la insostenibilidad ambiental y la desigualdad. “El actual modelo de desarrollo está anclado a una estructura y nuestras sociedades no están creando riqueza, sino extrayéndola”, explicó, citando a la economista Mariana Mazzucato. “Tenemos que generar valor. Ahí hay una fuente de desigualdad muy grande”, expresó.

“El llamado que nos hace el Caribe es muy importante. Se necesita alivio de la deuda hoy, es un imperativo, es insostenible. La única forma en que puede salir adelante es con inversiones en adaptación climática”, concluyó.

La cuarta reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, que por primera vez en su historia se realiza de manera virtual, reúne a más de 1.200 representantes de gobiernos, sociedad civil, organismos internacionales, sector privado y academia, quienes hasta el jueves 18 de marzo revisarán los avances y desafíos de la implementación de la Agenda 2030 en América Latina y el Caribe, la región en desarrollo más impactada por el COVID-19 desde el punto vista sanitario, económico y social.

El programa completo de la cuarta reunión del Foro está disponible en el sitio web especial del encuentro.

 

Para consultas relacionadas con la cobertura periodística del evento, contactar en Santiago de Chile a la Unidad de Información Pública de la CEPAL. Correo electrónico: prensa@cepal.org; teléfono: (56) 22210 2040.

Participantes en los debates del segundo día de la cuarta reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, que se celebra de forma virtual bajo la Presidencia de Costa Rica, plantearon la necesidad de cerrar las actuales asimetrías financieras, climáticas y sanitarias presentes en el mundo, garantizar financiamiento para el desarrollo y crear bienes públicos globales -entre ellos una vacunación equitativa contra el COVID-19- para avanzar hacia una recuperación transformadora en línea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Durante la Mesa 1: Salud y economía ¿un falso dilema? se destacó el hecho de que “sin salud no hay economía ni sociedad posible” y que el bienestar de la población es prerequisito para una recuperación sostenible en América Latina y el Caribe. También se enfatizó la urgencia de contar con instituciones sólidas para enfrentar la actual pandemia, fortalecer la capacidad de los Estados de anticiparse a nuevas crisis, garantizar la participación de todos los actores, entre ellos de la sociedad civil, y fomentar la transparencia y la rendición de cuentas de parte de las instituciones públicas.

El panel se inició con reflexiones de Carissa F. Etienne, Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y continuó con intervenciones de Joy St. John, Directora Ejecutiva del Organismo de Salud Pública del Caribe; Alejandro Werner, Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI); y Blanca Margarita Ovelar de Duarte, Senadora Nacional del Paraguay y Presidenta de ParlAméricas.

A ellos se sumaron Mónica Jasis, punto focal del grupo de interés Personas Migrantes y Desplazadas por Desastres o Conflictos, de la Mesa de Vinculación del Mecanismo de Participación de la Sociedad Civil en la Agenda de Desarrollo Sostenible y en el Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible; Román Macaya, Presidente Ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social de Costa Rica; Daniel Innerarity, Director del Instituto de Gobernanza Democrática de España; y Martha Delgado Peralta, Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, con la moderación de Alberto Arenas, Director de la División de Desarrollo Social de la CEPAL.

En una intervención especial, Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), reiteró la importancia del multilateralismo ante las graves asimetrías globales, regionales y nacionales que se han evidenciado y magnificado durante la pandemia, entre ellas, las asimetrías financiera, climática y la de salud y de acceso a las vacunas contra el COVID-19. “Es el momento de que América Latina y el Caribe piense colectivamente” y potencie su integración a través, por ejemplo, de mecanismos como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), especificó.

“Nuestra sociedad tiene que construir resiliencia y la única salida es crear una sociedad del cuidado, que privilegie la protección social, los bienes públicos, a través de nuevos pactos políticos y sociales”, dijo.

La Mesa 2: Crisis, recuperación y transformación en la década de acción para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en tanto, contó con la participación de Cristina Gallach Figueras, Secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe de España; Camillo Gonsalves, Ministro de Finanzas, Planificación Económica, Desarrollo Sostenible y Tecnología de la Información de San Vicente y las Granadinas y Presidente del Comité de Desarrollo y Cooperación del Caribe (CDCC); y André Lara Resende, Investigador Principal Adjunto en la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Columbia.

Intervinieron también José Francisco Pacheco, Director de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica; Maurizio Bezzeccheri, Director para América Latina de Enel; y Laura Becerra Pozos, punto focal suplente del grupo de interés Redes, Colectivos, Organizaciones y Plataformas de ONG, de la Mesa de Vinculación del Mecanismo de Participación de la Sociedad Civil en la Agenda de Desarrollo Sostenible y en el Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, con la moderación de Mario Cimoli, Secretario Ejecutivo Adjunto de la CEPAL.

La pandemia ha obligado a los países a reaccionar rápidamente a numerosos desafíos y hace imperativo repensar las actuales políticas para acelerar una recuperación transformadora, plantearon los representantes en dicho panel. Esto implica aumentar la productividad y preparar las economías para el futuro, así como eliminar la pobreza y reducir la desigualdad social. La necesidad de avanzar hacia Estados de bienestar en el marco de un cambio del modelo de desarrollo también fue resaltada, así como la importancia de la cooperación internacional.

En sus palabras de cierre, Alicia Bárcena alertó sobre los diversos riesgos a los que se enfrentan los países de la región en su camino hacia un futuro distinto, entre ellos, la reprimarización de las economías y la ineficiencia de la insostenibilidad ambiental y la desigualdad. “El actual modelo de desarrollo está anclado a una estructura y nuestras sociedades no están creando riqueza, sino extrayéndola”, explicó, citando a la economista Mariana Mazzucato. “Tenemos que generar valor. Ahí hay una fuente de desigualdad muy grande”, expresó.

“El llamado que nos hace el Caribe es muy importante. Se necesita alivio de la deuda hoy, es un imperativo, es insostenible. La única forma en que puede salir adelante es con inversiones en adaptación climática”, concluyó.

La cuarta reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, que por primera vez en su historia se realiza de manera virtual, reúne a más de 1.200 representantes de gobiernos, sociedad civil, organismos internacionales, sector privado y academia, quienes hasta el jueves 18 de marzo revisarán los avances y desafíos de la implementación de la Agenda 2030 en América Latina y el Caribe, la región en desarrollo más impactada por el COVID-19 desde el punto vista sanitario, económico y social.

El programa completo de la cuarta reunión del Foro está disponible en el sitio web especial del encuentro.

 

Para consultas relacionadas con la cobertura periodística del evento, contactar en Santiago de Chile a la Unidad de Información Pública de la CEPAL. Correo electrónico: prensa@cepal.org; teléfono: (56) 22210 2040.

Fuente de la Información: https://www.cepal.org/es/noticias/cierre-asimetrias-financiamiento-desarrollo-bienes-publicos-globales-claves-recuperacion

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