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EDUCAR PARA LA SUSTENTABILIDAD, ¿CONTINUAMOS EN LA UTOPÍA?

Por: Luis palacios ortega*

El concepto de desarrollo sustentable para el mundo quedó definido en 1987 en el reporte: “Nuestro futuro en común”, producto de los trabajos de una comisión especial de las Naciones Unidas para el tema, liderada por la primera ministra de Noruega Gro Harlem Bruntland, popularizando el concepto en prácticamente en todos los ámbitos. El desarrollo sustentable sería definido como el que “[…] satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades” (World Comisión on Environment and Development, 1987, pag. 41).

Podemos afirmar que esta definición es la base en la que se ha sustentado el discurso empresarial, académico o político acerca de la sustentabilidad, digamos que se ha convertido en un slogan publicitario para justificar la atención a la degradación ambiental, y si leemos bien, con su respectiva carga de contradicción: un espíritu ambientalista encadenado al desarrollo con base en una economía (en este caso neoliberal), que destruye ecosistemas en pro de procesos de producción (Orr, 2004), una buena idea pero poco operable. A esto tendríamos que agregar la soberbia de pensar que la especie humana es la medida de todas las cosas, que somos los únicos que tenemos necesidades y que podemos controlar la naturaleza sólo en nuestro beneficio. Reflexionamos un poco, las bacterias han ocupado aproximadamente el 80% del proceso de evolución de la tierra y los seres humanos el 0.000008696% de la misma, en ese pequeñísimo lapso de tiempo hemos logrado poner en peligro 4600 millones de años de evolución terrestre (Guillaumín, 2015).

 El término “sustentable”, que tiene su origen en la Roma antigua (Engelman, 2013), y que significa: “capaz de mantenerse en existencia sin interrupción o disminución”, ha sido sobre-utilizado por el sistema económico global (Capra, 2005), como gancho para que los consumidores se sientan orgullosos de comprar productos que “cuidan el medio ambiente”. En el ámbito académico se estudian cursos, incluso carreras “sustentables” mientras que adquirir “viviendas sustentables”, ropa, productos de belleza, de limpieza, enseres domésticos y demás satisfactores de necesidades creadas por el mercado, es resultado del hábil manejo de la mercadotecnia, la psicología y los medios de comunicación, que canalizan conceptos fundamentales como: orgánico, verde, ecológico, amigable con el medio ambiente, en una estrategia que se conoce como “greewashing” (Terrachoice, 2010, pág. 11).

Podríamos resumir esta situación citando a Leff (2009), quien menciona que:

La degradación ecológica del planeta aparece como la explosión de una verdad ontológica negada por la teoría económica. Con la crisis ambiental, la economía ya no enfrenta problemas de escasez relativa (aquella que era resuelta por el progreso tecnológico y la apertura de nuevos campos de explotación de la naturaleza), sino una escasez global, como efecto de los niveles de entropía generados a escala planetaria por el proceso económico: desforestación y pérdida de cobertura vegetal, contaminación del aire, agua y suelos, calentamiento global (págs.133-134).

Leff hace alusión a la entropía, concepto clave para la Segunda Ley de la termodinámica, es decir, la entropía es la energía excedente, desechable, producto de la acumulación de la energía residual en la transformación en procesos industriales, sólo por citar alguno, por lo que podríamos afirmar que nuestra civilización, a partir de la Revolución Industrial, es una civilización entrópica, cuyo ejemplo más sentido es el calentamiento global y sus efectos (Cazau, 1995, Raffino, 2020).

En este contexto, ¿en dónde se encuentra nuestra educación? Una respuesta contundente sería que es parte activa de la crisis global que estamos viviendo, ya que, a causa de las reformas educativas de los últimos 25 años: 1) Ha perdido la autonomía de decidir hacia dónde es necesario que vaya el proyecto educativo. Actualmente las autoridades piensan que los “expertos” deben indicar qué se debe hacer y cómo hacerlo. 2) La educación pública se ha ido privatizando sistemáticamente y estandarizado hacia cumplir con los requerimientos de la “sociedad del conocimiento”, para “competir y tener éxito en relación con los cambios económicos y políticos […] una sociedad que está bien educada y que se basa en el conocimiento de sus ciudadanos para impulsar la innovación, el espíritu empresarial y el dinamismo de su economía” (OEA, 2014, pág. 1), y 3) La educación se ha centrado en transmitir contenidos abstractos y generales, en presentar un mundo predeterminado, que pretende sembrar una sola idea globalizada de progreso y desarrollo, que promueve repetir palabras en vez de decir la palabra propia, contrario a lo que propuso Freire y que resulta muy actual.

Como resultante a lo anterior, ha habido una pérdida de importancia de la realidad local y regional mediante una creciente abstracción en los objetivos de la formación que se desvinculan de la vida de las personas en sus lugares. Esta situación se hace más evidente en las comunidades rurales y las zonas periféricas urbanas, por medio del proceso educativo estandarizado al que me he referido. De esta manera, a los niños y los jóvenes no se les provee de las habilidades cognitivas y prácticas que les permitan comprender su propia situación social, cultural, económica y ambiental y posibilitar así la transformación de sus realidades, fortaleciendo al mismo tiempo su sentido de identidad.

¿De qué manera los estudiantes están en posibilidades de comprender las situaciones y problemas de nuestros tiempos? ¿Cómo pueden los profesores impartir conocimientos que ayuden a los niños y jóvenes a entender las realidades de sus contextos locales/regionales, nacionales y globales en los están inmersos, si no se les provee de principios y habilidades que les permitan organizar las miríadas de informaciones a las que están expuestos cotidianamente? Es evidente que nada de esto será posible mientras los estudiantes estén enfrascados en la solución de los problemas que la misma educación crea. Se debe reconocer que la educación está siendo sometida a enormes pruebas y desafíos en un mundo que ya no puede ser pensado, mucho menos aprehendido, desde un esquema mental tradicional heredado del paradigma cartesiano y newtoniano (Guillaumín, 2006).

Un ejemplo de estas problemáticas lo señaló John Dewey (2011) hace más de 150 años, y no ha perdido vigencia:

Desde el punto de vista del niño, el gran desperdicio en la escuela proviene de su inhabilidad para utilizar las experiencias que obtiene fuera de la escuela de manera libre y completa. Mientras que, por otra parte, no puede aplicar en su vida cotidiana lo que está aprendiendo en la escuela. En eso consiste el autismo de la escuela: su separación de la vida. Cuando el niño entra al salón de clases, tiene que dejar afuera sus ideas, intereses y actividades que predominan en su casa y en su vecindario (pág. 46).

En este contexto han surgido áreas emergentes de la psicología, me refiero a la psicología ecológica, que afirma que la dinámica actual ha separado el mundo externo del mundo interno de las personas, reprimiendo nuestro “inconsciente ecológico”, es decir, nuestra conexión con la evolución en la tierra (Louv, 2008), recordemos que uno de los cambios más importantes que ha provocado el llamado “desarrollo” es haber “devorado” nuestros espacios vitales convirtiéndolos en basureros, edificios, estacionamientos, hemos vivido una  sobreexposición a la luz artificial, al aire “acondicionado”, etc. Nuestros niños y adolescentes han establecido relaciones sociales a través de los dispositivos y plataformas electrónicas existentes, lo que genera efectos nocivos por la radiación de los dispositivos y provoca sedentarismo. A partir de esto han surgido expresiones de patologías como “desorden por déficit de naturaleza” (nature-deficit disorder), que se refiere a los costos humanos producto del alejamiento físico y mental de la naturaleza, uso de los sentidos, enfermedades físicas y emocionales (Louv, 2088), y que se ha relacionado con desordenes como el trastorno por déficit de atención entre otros.

En resumen, continuamos en la utopía, pero, ¿cómo le entramos a educar para la sustentabilidad de forma consistente y con impacto visible en el medio ambiente? Llevamos décadas de retórica en relación al tema de la sustentabilidad y la educación, se ha incluido en cursos de formación docente, se llevan a cabo foros, seminarios, congresos pero, no se vislumbran avances, de hecho se han privilegiado un sinnúmero de competencias menos la ecológica y ha aumentado el deterioro ambiental al grado de que se ven cercanos problemas, por ejemplo, con el suministro del agua o la escases de alimentos de la llamada “canasta básica”.

Lo primero sería revisar una conceptualización de sustentabilidad que nos permita establecer líneas de formación, acción y atención a las problemáticas enunciadas en párrafos anteriores y que permita sentar las bases para ello. Retomo la conceptualización propuesta por el Dr. Arturo Guillaumín Tostado, académico de la Universidad Veracruzana:

Sustentabilidad es la cualidad emergente de un sistema autoorganizado que le permite de manera autónoma transformar y circular la materia y la energía del entorno local, para producir su propia organización y estructura con la mínima disipación posible de energía en calor, sin disminuir esa cualidad en otro sistema (Guillaumín, 2015, pág. 114).

Esta conceptualización implica el estudio de varios conceptos, en este momento quisiera clarificar uno que considero importante: emergente o emergencia es el resultado de la interacción entre los componentes  de un sistema y de ninguno de ellos en particular (Johnson, 2001), a partir de esto valdría la pena reflexionar acerca de si, como lo mencionaban Descartes y Newton, el todo es la suma de las partes, esto nos permite vislumbrar que la sustentabilidad es un fenómeno sistémico, no la produce un elemento del sistema, por lo que no pueden existir casas o autos sustentables (Guillaumín, 2015). La sustentabilidad implicaría una visión de eficiencia energética, como lo realizan los seres vivos con la capacidad endosomática, con la que cuentan, cuya diferencia es que los seres humanos contamos con medios externos para ello, los instrumentos exosomáticos (Georgescu-Roegen, 1971).

Reflexionando con mayor profundidad en la conceptualización, podríamos concluir que se hace necesario que la educación:

  • Se re-oriente hacia promover la autorregulación, la autoorganización, aprender del entorno y evolucionar.
  • Sus contenidos y procesos apunten hacia la recuperación y revaloración de ámbito local, ámbito trastocado por el enfoque globalizador.
  • Cuente con nuevos conocimientos científicos que no estén “secuestrados” por las corporaciones.
  • Incluya en sus planes de estudio conocimientos tradicionales provenientes de la observación y conocimiento profundo de la naturaleza y de los entornos locales y regionales.
  • Modifique el paradigma educativo hacia transformar el control en emergencia; la especialización y estandarización en diversidad (como la de los ecosistemas); la centralización en autoorganización y la subordinación en autonomía, lo que permitiría avanzar hacia cambiar la eficiencia costo/beneficio por eficiencia energética.

Lo segundo es ofrecer algunas pistas que pudieran ayudar al cambio paradigmático que he esbozado en este escrito, y que apuntarían a transitar de la utopía a la realidad. No es una receta, es una propuesta de trasladar una visión compleja de la realidad educativa-local-ecológica a ciertos principios orientadores, lo cual implica incorporar otras perspectivas como la Educación Basada en lo Local (Base place education) (Sobel, 2005), el eco-alfabetismo, propuesta de Frijot Capra (2002) y un currículum orgánico (Palacios, 2018). Los principios a los que me refiero son los siguientes:

a) La articulación de lo artificial a lo natural. Me refiero a encontrar las interacciones entre lo artificial (lo creado/construido por el hombre, nuestras infraestructuras) con lo natural y sus procesos, lo que permitiría entender que la naturaleza no necesita que la cuide el hombre, ella puede hacerlo sola.

b) El trabajo a pequeña escala. Se hace necesario transitar de un enfoque por competencias hacia una visión integradora y orgánica del currículum (contenidos, procesos, vigencia), el papel del docente y las actividades escolares hacia la transformación del entorno a pequeña escala, con lo que se tenga a la mano, encontrándole sentido a lo que hacen. El tránsito hacia entornos sustentables comienza en los entornos inmediatos que habitamos, por lo que un efecto positivo de esto sería el arraigo.

c) Orientar la educación hacia una visión integradora y transdisciplinaria. Ambos conceptos requieren acabar con la fragmentación disciplinaria que vivimos, es necesario el abordaje de las matemáticas, la ciencia, el lenguaje desde una comprensión de su relación con los fenómenos socio-naturales, observables, en términos simples, la complejidad abordada desde el pensamiento complejo.

Este es un panorama general y un esbozo de lo que, a mi juicio, pudieran ser las primeras pistas de hacia dónde orientar los esfuerzos educativos, no son las últimas ni las únicas, debemos abrirnos a las opciones para pasar de la utopía a la realidad, a las realidades…

REFERENCIAS

Capra, F. (2002), Las conexiones ocultas. Implicaciones sociales, medioambientales,

económicas y biológicas de una nueva visión del mundo, Editorial Anagrama, Barcelona.

Capra, F. (2005). Preface: “How nature systems the web of life” en Michael K. Stone y

Zenobia Barlow (eds.) Ecological literacy. Educating our children for sustainable world. San Francisco. Sierra Club Books.

Cazau, P. (1995). La teoría del caos. Recuperado de

http://www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/Teoria%20del%20caos.pdf

Dewey, J. (2011). The school and society & the chid and the curriculum. Thousands Oaks. BN

Publishings.

Engelman, R. (2013). Beyond sustainabble, en The Worldwatch Intitute of the World 2013: “Is

sustainability still posible”, Washington. Island Press.

Georgescu-Roegen, N. (1971). The entropy and the economic process. Cambridge. Harvard

University Press.

Guillaumín, A. (2015). Contra el desarrollo. Textos universitarios. Universidad Veracruzana.

Xalapa, Veracruz, México

Johnson, S. (2011). Emergence. The connected lives of ants, brains, cities and software. New

York. Scribner.

Leff, E. (2009). Racionalidad ambiental. La reapropiación social de la naturaleza.

Louv, R. (2008). Last child in the Woods. Saving our children from nature déficit disorder.

Chapel Hill. Algonquin Books of Church Hill.

Organización de los Estados Americanos (OEA) (2014). Sociedad del conocimiento.

Recuperado de: www.oas.org/temas/sociedad_conocimiento.asp.

Orr, D. (2004), Earth in Mind. On education, environment, and the human prospect.

Island Press, Washington

Palacios, L. (2018). Hacia un currículum orgánico para la educación normal. Tesis Doctoral.

Universidad Popular Autónoma de Veracruz, México.

Raffino, M. (2020). «Entropía». Disponible en: https://concepto.de/entropia/. Consultado: 27

de octubre de 2020.

Sobel, D. (2005). Place-based Education: Connecting Classrooms & Communities. The

Orion Society. USA

Terrachoice. (2010). The sins of Greenwashing. Home and family edition. Recuperado de:

http://sinsofgreenwashing.com/index35c6.pdf

World Comisión on Environment and Development (1987). Our common future. New York.

Oxford University Press


Luis palacios ortega. *Académico de la BENV.

Fotografía: Responsabilidad social

Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com/

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Libro (PDF): De la protesta a la propuesta : 50 años imaginando y construyendo el futuro

Reseña: CLACSO

David Barkin arribó a México en 1962. Sus investigaciones en torno a la obra de Lázaro Cárdenas fueron el inicio de una serie de críticas de las políticas públicas que se estaban implementando en aquella época. A pesar de su participación activa en los airados debates universitarios sobre la política económica en México y otras partes, él se alejó de la tendencia de incorporarse a la administración pública para reformar los caminos trazados por los defensores de los regímenes; recibió el Premio Nacional de Economía Política por identificar las contradicciones teóricas y reales de la política económica de la época. Su posición crítica se fortaleció con la incorporación de dimensiones socio-ambientales, generando una activa participación en los debates en torno a la integración económica internacional y norteamericana.

 

Autor/a:                               Barkin, David 
Editorial/Editor: Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
Siglo XXI Editores
Año de publicación:  2018

 

País (es): Mexico
Idioma: Español
ISBN : 978-607-03-0919-9
Descarga:   Libro (PDF): De la protesta a la propuesta : 50 años imaginando y construyendo el futuro
Fuente e imagen:

http://biblioteca.clacso.edu.ar/
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Cambio climático: de las calles a las aulas

Por: elmostrador.

El año pasado, jóvenes de todo el mundo dejaron las aulas para reivindicar en las calles acciones más contundentes en la lucha contra el cambio climático. ¿Y si parte de la solución está en las salas de clases?

Un viernes más la joven activista sueca Greta Thunberg protestó acompañada de un grupo de jóvenes activistas del movimiento ‘Viernes por el Futuro’, que aparca las clases escolares ese día para presionar a los gobiernos y reclamar una mayor acción climática. Esta demanda se llevó a cabo un par de días antes del Día Mundial de la Educación Ambiental que se celebró este domingo.

Unicef aboga por invertir en educación ambiental y cambio climático para «brindar a los niños y jóvenes las habilidades necesarias para contribuir a un futuro sostenible», tal y como se recoge en la ‘Declaración intergubernamental sobre los niños, niñas y jóvenes y la acción climática’. Promovida por la organización internacional, se dio a conocer en la pasada cumbre sobre el clima COP25 y fue suscrita por España, Chile, Perú y Costa Rica, entre otros países.

En el marco de la misma, se lanzó la iniciativa ‘Educación Ambiental Mundial’, que pretende «la educación ambiental sea obligatoria en todos los niveles educativos, enfocándose específicamente en la educación y conocimiento sobre cambio climático», dijo a DW Tiahoga Ruge, portavoz de Earth Day Network Mexico, una de las organizaciones detrás de esta iniciativa, que «nace para asegurar que la educación ambiental sea obligatoria en México y los países del Acuerdo de París».

Además de la iniciativa de Unicef (foto), la COP25 fue el escenario de la presentación de 'Educación Ambiental Mundial', cuyo objetivo es que durante la próxima cumbre en Glasgow, todos los países firmen un Acuerdo Global de Educación Climática y Ambiental para el Desarrollo Sostenible.

Además de la iniciativa de Unicef (foto), la COP25 fue el escenario de la presentación de ‘Educación Ambiental Mundial’, cuyo objetivo es que durante la próxima cumbre en Glasgow, todos los países firmen un Acuerdo Global de Educación Climática y Ambiental para el Desarrollo Sostenible.

Un derecho reconocido

El año pasado, México dio un paso adelante en esta cuestión con la modificación de su Constitución para incorporar la comprensión y el respeto del mundo natural como un requisito básico de la educación. Se trata de un hecho que, en América Latina, solo se había producido en Colombia, cuyo artículo 67 de la Carta Magna determina que «la educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia, y en la práctica del trabajo y la recreación para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del ambiente», recordó a DW Adriana Valenzuela, punto focal de jóvenes y educación de ONU Cambio Climático, con sede en Bonn (Alemania).

No obstante, «la educación ambiental en México tiene una larga tradición», aseguró Ruge. «Fue uno de los primeros países en desarrollar la Estrategia Nacional de Educación Ambiental para el Desarrollo Sustentable, en el marco del Decenio de la Educación para el Desarrollo Sustentable convocado por Unesco (2005-2014)», recordó.

Para Jorge Martínez Pérez Tejada, portavoz de ‘Viernes por el Futuro’, «México normalmente tiene bien la parte teórica en sus leyes. El problema es llevarlo a la práctica». Así, aunque el movimiento juvenil ve con buenos ojos la iniciativa mexicana, «consideramos que urge un cambio en los currículos en diversos niveles educativos y que se incluya el tema ambiental, con un énfasis en particular a la crisis climática y a la Agenda 2030». Para ello, consideran que se necesitan alianzas con expertos, así como financiamiento.

Igualmente, «los primeros que necesitan capacitaciones en materia ambiental son los directores de escuelas y el cuerpo docente», dijo a DW el joven mexicano, que dejó su puesto de trabajo como profesor en una escuela para dedicarse plenamente al activismo.

Desde este mes se están capacitando a los profesores en Italia, donde la educación climática se llevará a cabo semanalmente en todas las escuelas del país, a partir de septiembre de este año.

Desde este mes se están capacitando a los profesores en Italia, donde la educación climática se llevará a cabo semanalmente en todas las escuelas del país, a partir de septiembre de este año.

Educar para proteger

En Colombia, «la necesidad de vincular la educación como estrategia para el manejo y conservación de los recursos naturales se concibe desde 1974», explicó a DW Santiago Aldana, asesor ambiental en el Congreso. No obstante, no es hasta 2002 que se establece la Política Nacional de Educación Ambiental, que «entiende que la educación ambiental debe tratarse de forma integral y paralela a todas las asignaturas», recalcó.

Así, se desarrolla a través de Programas Ambientales Escolares (PRAE), que se aplican desde la etapa preescolar hasta la universidad y «buscan incentivar la sensibilización en temas de sostenibilidad ambiental, donde se centran en promover programas de manejo de residuos, creación de semilleros de investigación y cátedras ambientales para enfrentar los retos de lograr un desarrollo sostenible en el país», detalló.

El joven colombiano aseguró que se dedica a temas medioambientales gracias a la educación que recibió en su colegio público, uno de los 13.400 centros existentes en el país. «Desde el Congreso se sigue trabajando y hay dos propuestas de proyectos de ley que buscan volver la educación ambiental más vinculante, como la réplica de la propuesta de Italia de crear la Cátedra de Cambio Climático», avanzó.

«Colombia es un modelo para los países de América Latina», consideró Valenzuela, recalcando los avances de la región en dicha cuestión. «En República Dominicana está incluida en las políticas públicas», subrayó, agregando que Cuba cuenta con «un modelo de prevención de desastres». No obstante, reconoció la falta de «coordinación a nivel interinstitucional de los ministerios de Educación con los de Medio Ambiente, Agricultura y Energía». Igualmente, lamentó que, si bien «hay conocimiento, no se traduce en cambios en los comportamientos». «El reto es pasar del conocimiento a la acción», concluyó.

 

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¿Quieres ser maestro? Por: Armando Estrada

Por: TEDxPaseoSantaLucía.

Educar no es tarea exclusiva de la Academia. La Educación para que transforme al mundo necesita el apoyo y el compromiso de todos los sectores de la sociedad. Armando Estrada propone un nuevo sistema educativo basado en la Corresponsabilidad.

Armando es durangueño, ingeniero y Fundador y Director de Vía Educación A.C una red internacional de especialistas en Educación y desarrollo sustentable para el diseño, implementación y evaluación de estrategias educativas-

Forma parte de la Red Internacional de Emprendedores Sociales ASHOKA. Es Miembro del Consejo Social Consultivo de Evaluación de la Educación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación; de la Academy for Systemic Change.Y es miembro de Harvard Global Innovation Iniative iniciativa liderada por el Dr. Fernando Reimers para el fortalecimiento de las habilidades del siglo XXI.

Armando es Máster en Política Educativa Internacional por Harvard University y es Ingeniero Industrial y de Sistemas por el ITESM, Campus Monterrey.

Le gusta cultivar árboles, compartir tiempo con sus hijos y escuchar música de Marisa Monte. Le apasiona trabajar por una mejor educación, pues está seguro que es un medio para superar las desigualdades.

Fuente del documento: https://www.youtube.com/watch?v=huluC8zgq0w

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Medio Ambiente y educación, clave para el desarrollo sustentable

Por: Mauricio Zanotti. 

Chile enfrenta importantes desafíos en dirección a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y generar estrategias para alcanzar un desarrollo sustentable.

Entre los esfuerzos que se llevan a cabo para definir un modelo de crecimiento sustentable, destaca la descarbonización de la matriz eléctrica hacia 2040, alcanzar un 20% de generación eléctrica con fuentes renovables a 2025 y la electrificación del transporte público, entre muchas otras iniciativas.

A esto debemos sumar que Chile organiza la COP25, instancia que si bien reconoce nuestro trabajo realizado en temas ambientales, también implica una gran responsabilidad para un país en vías de desarrollo.

Para alcanzar las metas propuestas es necesario realizar un esfuerzo que no se limita a las iniciativas impulsadas por el Estado o por incrementar las exigencias ambientales a la industria en sus respectivos campos de acción; también requerimos de una ciudadanía consciente, informada y comprometida con estos desafíos.

Es en este último punto donde la educación entra a jugar un rol preponderante, desde el nivel básico hasta formación técnica y universitaria, junto al trabajo con las comunidades. Ésta es un pilar clave en la concreción de los objetivos país propuestos en materia ambiental.

Desde hace varios años Chile ha ido generando avances en este ámbito. El primer paso se dio en los año 90, a través de la Ley de Bases del Medio Ambiente, que define a la Educación Ambiental como un “proceso permanente de carácter interdisciplinario, destinado a la formación de una ciudadanía que reconozca valores, aclare conceptos, y desarrolle las habilidades y las actitudes necesarias para una convivencia armónica entre seres humanos, su cultura y su medio biofísico circundante”.

En el marco de lo anterior, la Comisión Nacional de Medio Ambiente (que luego pasaría a ser el ministerio de Medio Ambiente), el ministerio de Educación, la CONAF, UNESCO, la Asociación Chilena de Municipalidades y el Consejo de Desarrollo Sustentable, crearon el Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales (SNCAE), como una estrategia sistémica de la educación ambiental para Chile.

El SNCAE tiene por objetivo abordar la educación ambiental y promover la sustentabilidad en la educación parvularia, básica y media, a través de una certificación que incorpora el ámbito curricular, la gestión y las relaciones con el entorno de un establecimiento educacional.

En 2009, en tanto, el Gobierno aprobó la Política Nacional de Educación para el Desarrollo Sostenible que tiene por objetivo generar estrategias en pro de una ciudadanía activa en la construcción del desarrollo sustentable del país.

Tanto en el SNCAE, que incorpora la relación con el entorno dentro de sus ámbitos de acción, como en la Política Nacional de Educación para el Desarrollo Sostenible, podemos destacar la conexión entre el trabajo realizado en establecimientos educacionales y la participación ciudadana al momento de hablar sobre educación ambiental.

El potencial que ofrece un establecimiento educacional para la generación de acciones que concienticen a la comunidad sobre la importancia del cuidado del medio ambiente en nuestro diario vivir es muy alto. Esto producto de la constante creación de contenidos que se produce en estos espacios y porque en ellos habitan quienes más interés tienen por divulgarlos: niñas y niños que serán los futuros agentes de cambio.

En 2015, La Ruta Solar dio inicio al proyecto AtreveTec, una iniciativa que implementa talleres de acompañamiento en distintas escuelas de Antofagasta, donde se abordan temas como la gestión energética, la eficiencia hídrica y la educación ambiental, para estudiantes de 5° a 8° básico.

El proyecto, que es presentado por Minera Escondida, busca transformar las escuelas de nuestro país en Comunidades Sustentables promoviendo un trabajo colaborativo entre autoridades, docentes y alumnos, por medio de clases en aula y talleres que se alinean al Currículum Nacional del Ministerio de Educación.

Los talleres ofrecen un desafío distinto para cada nivel en el que son implementados. De esta forma, en 5° básico los niños construyen pequeños autos solares, mientras que en 6° elaboran un Zootropo solar, en 7° fabrican esculturas de animales utilizando sólo material reciclado y en 8° desarrollan su primera lámpara solar.

La primera edición de AtreveTec en Antofagasta, contó con la participación de 4 cursos y 160 estudiantes, mientras que en 2018 trabajamos con 34 cursos y llegamos a un total de 1.400 escolares, quienes finalizaron la actividad exponiendo sus proyectos en un interescolar que se llevó a cabo en la escuela Gustavo Le Peige.

Este año La Ruta Solar organiza una nueva edición de AtreveTec en Antofagasta, e integrará a 200 apoderados dentro de los talleres, con el fin de hacerlos parte de la experiencia y puedan colaborar activamente con sus hijos e hijas en el desarrollo de los proyectos. A esto se suma el hecho de que el interescolar se realizará en un lugar abierto al público, con el fin de integrar de mejor manera a la comunidad antofagastina.

Resulta importante aprovechar iniciativas como AtreveTec, para que desde el aula invitemos a la ciudadanía a participar de los temas claves para el desarrollo sustentable del país. Para lograrlo, es necesario potenciar la tremenda fuente de conocimientos y contenidos que ofrecen los establecimientos educacionales y el entusiasmo que muestran las futuras generaciones por compartir este conocimiento.

Construir una sociedad sustentable desde la educación parece ser el camino indicado a seguir, sólo debemos aprovechar la oportunidad y actuar.

Fuente del artículo: https://opinion.cooperativa.cl/opinion/medio-ambiente/medio-ambiente-y-educacion-clave-para-el-desarrollo-sustentable/2019-08-21/083919.html

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¿Qué es la Agenda 2030 y dónde estamos?

Por: Lucila Giammatteo

El año 2030 es considerado como la fecha límite para que el efecto de la intervención humana en el planeta sea irreversible (Naciones Unidas, 2016). La agenda 2030 es una iniciativa global de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que establece objetivos específicos para alcanzar un desarrollo sustentable. Los objetivos que se plantearon fueron delimitados para el año 2030 y abarcan diversos sectores como acción por el clima, agua limpia, energía asequible y no contaminante, vida submarina, vida de ecosistemas terrestres, producción y consumo responsable, educación de calidad, fin de la pobreza, salud y bienestar, trabajo decente y crecimiento económico, así como también paz, justicia e instituciones sólidas, entre otras categorías.

En la actualidad se percibe un aumento en las campañas de concientización ecológica para proteger el medio ambiente, así como también más gente ocupada tratando de hacer un cambio positivo en su entorno. ¿Qué has hecho para contribuir en este esfuerzo? Si ya formas parte de alguna iniciativa en comunidad o personal, ¡te felicito!, porque todo esfuerzo suma. Si es la primera vez que escuchas sobre la Agenda 2030 no te preocupes, el primer paso es informarse para saber dónde estamos.

Anualmente la ONU publica un reporte que muestra estadísticas de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDGs por sus siglas en inglés) por país. Estos reportes pueden encontrarse en línea, en la página oficial.

La mala noticia es que en 2018 el desempeño de México no fue bueno. Se encuentra en el ranking con 65.2 puntos, lo que sugiere que hemos alcanzado el 65 % del mejor resultado posible. Ocupa el lugar 84 de 156 países del ranking. En los primeros lugares están Suecia, Dinamarca y Finlandia con un puntaje de 85, 84.6 y 83, respectivamente. De América Latina, los países mejor posicionados son Costa Rica (lugar 33), Chile (lugar 38) y Cuba (lugar 42).

Evaluación de México en la Agenda 2030

La siguiente figura muestra la evaluación de México en 2018 para cada uno de los objetivos establecidos en la agenda. Se utiliza un sistema de cinco colores que indican qué tan cerca se encuentra el país de cumplir con los objetivos, a partir de una extrapolación matemática. El color verde indica que el valor incrementa o se mantiene de tal manera que el objetivo se cumplirá para 2030. El color amarillo indica que el valor se incrementa a una velocidad superior al 50 % requerido. El color naranja implica que el valor se ha mantenido, o que la velocidad de incremento es inferior al 50 % requerido. El color rojo, que establece que el país se está moviendo en la dirección incorrecta, se asocia a un valor disminuido con respecto a años anteriores.

El avance del logro de los objetivos se monitorea cada año y se actualizan con más detalle. Por ejemplo, aunque en México no hemos alcanzado el primer objetivo, la flecha verde indica que sí hemos avanzado respecto a años anteriores. Utilizando un sistema similar al de colores mencionado anteriormente, y visto de una manera más gráfica, se utilizan flechas para mostrar las tendencias.

Es evidente que tenemos mucho por hacer. Existen diversas ONG en México que en apoyo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) impulsan la agenda 2030 con programas de concientización y de acción social. Además, las escuelas se están involucrando a partir de la generación de proyectos invitando a los alumnos a que se sumen a esta iniciativa.

En el Tec de Monterrey hemos desarrollado diferentes propuestas interdisciplinarias para contribuir a la Agenda 2030 a partir del cuidado de recursos y campañas de conocimiento. En los cursos que imparto sobre Materia, Entorno y Sostenibilidad a los alumnos de PrepaTec Campus Estado de México, se plantearon las siguientes formas de involucrarse:

  1. Una reforestación de más de 200 árboles en un área protegida del Estado de México.

  2. Una campaña de concientización involucrando a familiares y vecinos sobre el consumo responsable.

  3. Una investigación sobre el consumo de agua y electricidad en el campus en conjunto con planta física. Como resultado de la investigación los alumnos propusieron diversas formas de reducir su consumo.

Este proyecto llevó a los alumnos a ser más conscientes sobre su impacto en el medio ambiente y a involucrarse con acciones cotidianas que puedan aportar directamente a las métricas de los objetivos de desarrollo. Además, pudieron relacionar sus vivencias en clase con su experiencia Tec en el extranjero, ya que en muchos países se llevan a cabo programas en conjunto con las comunidades para que los habitantes se involucren en la Agenda 2030. Por ejemplo, los alumnos involucrados en la campaña de consumo responsable que participaron en el semestre itinerante, notaron que en ciertas ciudades de Italia se llevan a cabo actividades por semana para promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Si te interesa conocer más acerca del proyecto, puedes revisar el artículo The 2030 Agenda for Sustainable Development: How to Get Students Involved? publicado en World Journal of Educational Research DOI: https://doi.org/10.22158/wjer.v5n4p358 Este proyecto lo presenté en el congreso (IUPAC) International Union of Pure and Applied Chemistry 2019, donde recibí el premio al mejor póster en educación química.

A partir de los resultados obtenidos para México, podemos ver que el camino por recorrer es largo si queremos alcanzar los objetivos propuestos para el año 2030. La mejor forma de lograrlo es involucrarnos activamente desde nuestro entorno ya que hasta la contribución más pequeña puede lograr un cambio significativo si todos colaboramos. Empecemos por cambiar hábitos en nuestra vida cotidiana que puede tener un impacto positivo en el medio ambiente.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/que-es-la-agenda-2030-y-donde-estamos

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¿Quieres ser maestro? Por Armando Estrada

Por: TEDx Talks.

 

Educar no es tarea exclusiva de la Academia. La Educación para que transforme al mundo necesita el apoyo y el compromiso de todos los sectores de la sociedad. Armando Estrada propone un nuevo sistema educativo basado en la Corresponsabilidad. Armando es durangueño, ingeniero y Fundador y Director de Vía Educación A.C una red internacional de especialistas en Educación y desarrollo sustentable para el diseño, implementación y evaluación de estrategias educativas- Forma parte de la Red Internacional de Emprendedores Sociales ASHOKA. Es Miembro del Consejo Social Consultivo de Evaluación de la Educación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación; de la Academy for Systemic Change.Y es miembro de Harvard Global Innovation Iniative iniciativa liderada por el Dr. Fernando Reimers para el fortalecimiento de las habilidades del siglo XXI. Armando es Máster en Política Educativa Internacional por Harvard University y es Ingeniero Industrial y de Sistemas por el ITESM, Campus Monterrey. Le gusta cultivar árboles, compartir tiempo con sus hijos y escuchar música de Marisa Monte. Le apasiona trabajar por una mejor educación, pues está seguro que es un medio para superar las desigualdades. This talk was given at a TEDx event using the TED conference format but independently organized by a local community. Learn more at http://ted.com/tedx

Fuente del documento: https://www.youtube.com/watch?v=huluC8zgq0w

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