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ONU: Informe sobre los efectos del COVID-19 en América Latina y el Caribe

Para reconstruir mejor es necesario transformar el modelo de desarrollo de América Latina y el Caribe

A medida que el COVID-19 continúa extendiéndose por todo el mundo, América Latina y el Caribe se han convertido en un foco de la pandemia.

En un contexto en el que ya existen enormes desigualdades, niveles elevados de trabajo informal y servicios de salud fragmentados, las poblaciones y las personas más vulnerables son una vez más las más afectadas.

Las mujeres, que constituyen la mayoría de la fuerza de trabajo en los sectores económicos más afectados, ahora también deben soportar la carga de los cuidados adicionales.

Las personas de edad y las personas con discapacidad corren un riesgo mucho mayor de morir a causa del virus.

Los pueblos indígenas y las personas afrodescendientes, al igual que los migrantes y los refugiados, también sufren de manera desproporcionada, pues entre ellos la vulnerabilidad se multiplica.

Debemos hacer todo lo posible por limitar la propagación del virus y hacer frente a los efectos de la pandemia sobre la salud.

Además, debemos encarar sus repercusiones sin precedentes en el ámbito económico y social.

Los países de América Latina y el Caribe, y en particular los pequeños Estados insulares en desarrollo, no deben quedar excluidos de la asistencia mundial. Es necesario ampliar la respuesta multilateral internacional a los países de ingresos medios.

El informe de políticas que publicamos hoy subraya una serie de medidas urgentes y a largo plazo encaminadas a lograr una mejor recuperación.

En el informe se exhorta a los gobiernos a hacer más por reducir la pobreza, la inseguridad alimentaria y la malnutrición mediante, por ejemplo, un ingreso básico para situaciones de emergencia y ayudas contra el hambre.

La educación se ha visto interrumpida en toda la región. Es indispensable priorizar la educación a distancia y, de manera general, la continuidad de los servicios dedicados a la infancia.

Al mismo tiempo, la situación requiere urgentemente un mayor apoyo internacional.

He hecho un llamamiento para poner en marcha un paquete de rescate y recuperación equivalente a más del 10 por ciento de la economía global. Los países desarrollados lo están haciendo por sí mismos con sus propios recursos.

En el caso de América Latina y el Caribe, la comunidad internacional debe proveer liquidez, asistencia financiera y medidas de alivio de la deuda.

Los países de América Latina y el Caribe, y en particular los pequeños Estados insulares en desarrollo, no deben quedar excluidos de la asistencia mundial. Es necesario ampliar la respuesta multilateral internacional a los países de ingresos medios.

Debemos abordar también los desafíos estructurales más amplios.

Para reconstruir mejor es necesario transformar el modelo de desarrollo de América Latina y el Caribe.

En una región en la que los niveles de desigualdad se han vuelto ya insostenibles, ello supone desarrollar sistemas integrales de bienestar social accesibles para todas las personas.

Esto implica crear sistemas tributarios más justos, promover la creación de empleos decentes, fortalecer la sostenibilidad ambiental y reforzar los mecanismos de protección social.

También conlleva una mayor integración económica regional.

Y supone que las mujeres participen plenamente y en condiciones seguras en la vida pública y económica.

Por último, para reconstruir mejor, hay que reforzar la gobernanza democrática, la protección de los derechos humanos y el estado de derecho. En un momento en el que demasiados ciudadanos y ciudadanas se sienten excluidos, la rendición de cuentas y la transparencia son fundamentales.

Expreso toda mi solidaridad con los pueblos de América Latina y el Caribe, que al enfrentar esos desafíos deben guiarse por la solidaridad y la compasión.

Juntos podemos superar esta crisis y construir sociedades inclusivas y sostenibles para todos.

Gracias.

Fuente: https://www.un.org/es/coronavirus/articles/building-back-better-requires-transforming-development-model-latin-america-and-caribbean

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Ecuador: Cierre de Guagua Centros, un problema para las madres

América del Sur/Ecuador/05-07-2020/Autor(a) y Fuente: lahora.com.ec

Son 9.000 niños beneficiarios del proyecto. Sin estos espacios la brecha laboral ente hombres y mujeres aumenta.

Carmelina Cabezas es madre de un niño de 4 años, él tiene microcefalia y epilepsia. Conseguir un espacio donde cuidaran a su pequeño, con especialistas en discapacidad, fue complicado hasta hace dos años, cuando ingresó al Guagua Centro de Santa Mónica, especializado en discapacidad infantil.

“Para mi hijo ha sido como un segundo hogar y para mi una oportunidad de poder estar trabajando en paz”, dice Carmelina.

A inicios de mayo, el Municipio de Quito decidió suspender el trabajo de los 180 Guagua Centros (dos son especializados en discapacidad), enfocados en cuidar y estimular a pequeños entre 1 y 4 años, de forma gratuita.

Quienes trabajan en estos centros no tienen una relación de dependencia con el Municipio, explica la parvularia Gabriela Villacís. Cada directora firma un contrato y se convierte en asignataria del servicio.

La Unidad del Patronato San José, a través de un comunicado, indicó que planteó el inicio del proceso de “composición amistosa”. Una figura jurídica con la que buscan “una terminación de los convenios por mutuo acuerdo, debido a los riesgos sanitarios de ejecutarlos, tal como se encuentran planteados”.

Luego de esto, las asignatarias de los Guagua Centros pidieron acción de protección, para impedir el cierre; sin embargo, la Unidad Judicial negó el pedido. Ellas decidieron apelar.

Al ser consultada, la entidad, liderada por Lilia Yunda, señala que están a la espera a la decisión de la autoridad judicial; mientras tanto, no hay un proyecto alterno para los beneficiarios.

Trabajar o cuidar a los niños

Carmelina es madre soltera. “Soy el único sustento de mi hogar, tengo cuatros hijos”, dice la mujer que se siente preocupada, pues el Municipio no ha planteado un plan de acción para los beneficiarios del programa infantil. “Tampoco puedo buscar otros lugares, porque son particulares y no me alcanza”, dice. Aunque sus hijas de 16 y 14 años le ayudan, ella es conscientes de que no es el rol que les corresponde.

Lo mismo le pasa a Jesenia Sandoval, quien está a la espera de reincorporarse a su trabajo, en un restaurante.  “Cuando abramos no sé con quién le voy a dejar. Vivo con mis papás, pero igual trabajan. Estaba viendo para que mi hermana le cuide”, cuenta Sandoval, cuyos ingresos le permitían solventar los gastos de la casa junto a su esposo.  “Ahora tal vez me toque quedarme en la casa”, señala.

Araceli Vinueza también se plantea la idea de dejar su trabajo. Ella es empleada doméstica, pero no puede llevar a su pequeña, tampoco le alcanza para ir a un lugar particular. “Sí va a estar difícil. Trabajar es una posibilidad de ayudar a mi esposo y organizarnos en el hogar”.

Villacís señala que hay un gran porcentaje de madres solteras con trabajos informales que llevaban a sus hijos a los Guagua Centros. “También chicas que tuvieron su bebé a temprana edad y tratan de terminar sus estudios (…) Nosotros los cuidábamos de 07:00 a 16:00”, comenta la parvularia, quien no sabe si la reubicarán o quién asumirá el sueldo de abril que tienen pendiente.

El Patronato señala que al haber suspendido el convenio no hay base legal para pagar sueldos.

Desigualdad y falta de oportunidades

A Cristina Almeida, presidenta de la Fundación Nina Warmi, le parece una medida “insensible con la dura realidad que atraviesan todas esas mujeres y madres. Se está invisibilizando la urgencia de las madres jefas de hogar, que necesitan trabajar para sostenerse”.

Solo el 6,4% de los niños realiza actividades de estimulación con su papá. El 50,6% recae en la madre.Denisse Melo, abogada y activista, señala que esto trunca el derecho a trabajar de las mujeres lo que amplía la brecha de desigualdad que ya existe con los hombres. “Son miles de mujeres que se apartarán del ámbito laboral, porque la crianza y el cuidado sigue, erróneamente, recayendo en la figura materna”.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), a través de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), publicada en enero de 2020, dan razón de esto.

Los Guagua Centros funcionan desde 2014. Han sido reconocidos por organizaciones internacionales, como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.Se estima que a penas el 6,4% de padres cuida o se involucra en las actividades de los hijos. Mientras que este mismo rol lo cumple un 50,6% de madres. El porcentaje restante está en otros miembros del hogar, como hermanos, abuelos o tíos.

“Todavía hay una visión machista sobre el cuidado en el hogar y de los hijos. Además, casi siempre, en momentos de crisis las mujeres son las que prescinden del trabajo, porque ganan menos que sus parejas”, añade Melo.

ONU mujeres ha indicado que en Ecuador y otros países, en promedio, las mujeres ganan 77 centavos por cada dólar que ganan los hombres; ocupando los mismos cargos. (AVV)

Guagua Centros

Beneficiarios

  • 9.000 niños, aproximadamente, eran beneficiarios.
  • 720 educadoras.
  • 360 personas de personal de apoyo.
  • El Municipio pagaba $173,58 por menor al mes.
  • Eran 200 establecimientos, antes de la pandemia quedaron 180.

Con esto que cierran los Guagua Centros es un poquito difícil, no voy a poder ir a trabajar porque no tengo dónde dejarle”. Araceli Vinueza, beneficiaria.

Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102321781/cierre-de-guagua-centros-un-problema-para-las-madres

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El aporte del magisterio

De acuerdo con lo establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la tecnología ha demostrado ser una herramienta útil y necesaria para ayudar a garantizar que los gobiernos locales y regionales respondan en la primera línea de la emergencia, situación que se convirtió en el primer elemento de respaldo a las acciones gubernamentales generando una estrategia, que luego se convirtió en un proceso que en su conjunto se le denominó educación a distancia porque incluyó otros factores como cuadernillos impresos, radio, televisión, entre otros medios alternos para poder llegar al estudiantado.

Por otra parte, mucha tinta se ha trazado en los diferentes medios y redes sociales sobre las perspectivas negativas que tienen que ver con el alcance de dichas medidas sobre todo en los hogares de menores ingresos, que decir eso en nuestro país, equivale a casi la mitad de la población, con los efectos que ello tiene en el impacto del derecho a la educación de nuestras niñas, niños, adolescentes y jóvenes.

El derecho a la educación, el derecho a la información, al igual que el derecho al acceso a internet, son pieza fundamental si es que estamos ciertos que nuestro país debe de transitar por caminos en los que dichos derechos se lleven a quienes más lo necesitan, sin embargo, el atraso y la falta de inversión en muchos años, hace que dicho planteamiento no se encuentre previsible en el corto o mediano plazos.

En este sentido, es necesario que se tome en consideración el esfuerzo desarrollado por el magisterio para generar, en un tiempo por demás breve, la adaptación que tuvo que hacer para migrar no solo al aprendizaje de tecnologías, en donde, una vez más, la capacitación docente, corre por su propia cuenta, sin embargo en esta ocasión, además, fue a costas de su propia persona, de su presupuesto y de sus pertenencias, puesto que para los diferentes niveles de gobierno, la forma más sencilla de resolverlo, fue pedirle que, a partir de que se dictaron las medidas de distanciamiento social, debería de contar con herramientas tecnológicas, con elementos para su aplicación, además de tener que aplicar otra serie de medidas al interior del hogar para resolver las problemáticas que surgieron a la par de tener que contar con aparatos para que el resto de las y los integrantes de la familia respondieran a la emergencia en el trabajo, escuela, etc.

En este sentido, vale la pena hacer un reconocimiento al esfuerzo desarrollado por el magisterio, que haciendo uso de sus equipos tecnológicos, buscando su capacitación, pagando su electricidad, su servicio de internet, su equipo y plan de servicio telefónico, adaptar el plan de estudios, exceder sus horas de trabajo, el estrés, etc. con lo que ha respondido y con la frente muy en alto a la emergencia, y que decir con lo que ha hecho para hacer llegar a quienes no cuentan con dicho servicio y se ha buscado hacer llegar para sostener el derecho a la educación que está establecido en nuestra legislación nacional.

Blog: https://manuelnavarrow.com

Fuente: https://profelandia.com/el-aporte-del-magisterio/
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La pandemia agrava desigualdades en la educación: Unesco

Por: Unesco.

 

La pandemia del nuevo coronavirus, que ya ha generado problemas sin precedentes en sistemas escolares, afecta aún más el acceso a la educación a estudiantes pobres, jóvenes y alumnos con discapacidades, afirma la Unesco en un informe divulgado el martes.

En un demoledor informe, la Unesco afirmó que unos 260 millones de niños no tuvieron acceso a la educación en el año 2018, aunque las disparidades aumentaron con la pandemia del nuevo coronavirus.

Los niños de las comunidades más pobres, así como las niñas, los discapacitados, los inmigrantes y las minorías étnicas se encontraban en una clara desventaja educativa en muchos países, señaló la entidad basada en París.

En 2018, «258 millones de niños y jóvenes fueron completamente excluidos de la educación, con la pobreza como el principal obstáculo para el acceso», apuntó el informe.

Esto representó el 17% de todos los niños en edad escolar, la mayoría de ellos en Asia meridional y central y África subsahariana.

Este cuadro se agravó con la pandemia del nuevo coronavirus, que afectó a más del 90% de la población estudiantil mundial por el cierre de escuelas, según el informe.

Mientras niños de familias con medios podían continuar estudiando desde su casa usando computadoras portátiles, teléfonos móviles e internet, millones de estudiantes quedaron desconectados por completo.

«Las lecciones del pasado -como con el ébola- han demostrado que las crisis de salud pueden dejar atrás a muchos, en particular a las niñas más pobres, muchas de las cuales nunca volverán a la escuela», escribió la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, en el prólogo.

Puestos al margen

El informe apuntó que en los países de bajos y medianos ingresos los adolescentes del 20% más rico de los hogares tenían tres veces más probabilidades de completar la primera parte de la escuela secundaria, hasta los 15 años, que los de hogares pobres.

Los niños con discapacidades tenían un 19% menos de probabilidades de lograr un dominio mínimo de lectura en 10 de estas naciones.

En 20 países pobres, principalmente en África subsahariana, casi ninguna niña rural completa la escuela secundaria, señaló la entidad.

En tanto, en las naciones más ricas, los niños de hasta 10 años que recibieron educación en un idioma diferente a su lengua materna obtuvieron un puntaje 34% menor que los hablantes nativos en las pruebas de lectura.

En Estados Unidos los estudiantes LGBTI tenían casi tres veces más probabilidades de haberse quedado en casa porque no se sentían seguros.

«Lamentablemente, los grupos desfavorecidos son puestos al margen de los sistemas educativos a través de decisiones más o menos sutiles que conducen a la exclusión de los planes de estudio, objetivos de aprendizaje irrelevantes, estereotipos en los libros de texto, discriminación en la asignación de recursos y evaluaciones, tolerancia a la violencia y negligencia de las necesidades», apunta el informe.

Segregación educativa

Dos países africanos aún prohíben a las niñas embarazadas de asistir a una escuela, 117 países permiten el matrimonio infantil y 20 aún no han ratificado una convención internacional que prohíbe el trabajo infantil.

Unos 335 millones de niñas asistieron a escuelas que no les proporcionaron los servicios de agua, saneamiento e higiene que necesitan para permanecer en clase mientras menstrúan.

En varios países de Europa central y oriental, los niños romaníes o gitanos están segregados en las escuelas convencionales. Y en Asia, a personas desplazadas como los rohinyás se les enseña en sistemas separados.

«Muchos países aún practican la segregación educativa, lo que refuerza los estereotipos, la discriminación y la alienación», señala el informe.

«Solamente 41 países en todo el mundo reconocieron oficialmente el lenguaje de señas y, en todo el mundo, las escuelas estaban más ansiosas por obtener acceso a internet que por atender a los estudiantes con discapacidades», apunta el documento.

La Unesco instó a los países a centrarse en los niños desfavorecidos cuando las escuelas vuelvan a abrir después de los cierres por la pandemia de coronavirus.

«Para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo, es imperativo avanzar hacia una educación más inclusiva», dijo Azoulay. «No actuar obstaculizará el progreso de las sociedades», apuntó.

 

Fuente de la reseña: https://www.jornada.com.mx/ultimas/sociedad/2020/06/22/la-pandemia-agrava-desigualdades-en-la-educacion-unesco-1029.html

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Tener, saber, ser: desigualdad normalizada y jerarquías omnipresentes

Por: Armando B Ginés

Pruebe usted a salir a la calle (compartir, pasear, trabajar, comprar, respirar, crecer, vivir) con la conciencia crítica en estado de alerta permanente y vea, también a sí misma, lo que sucede a su alrededor: gentes anónimas que van y vienen, entran y salen, miran y son miradas. Personas en calidad de sujetos y objetos que se relacionan desde la escala jerárquica superior/inferior, sea aquella de índole o ámbito laboral, social o académico.

Estamos tan acostumbrados a residir en un sistema jerárquico que nunca nos preguntamos a fondo sobre su razón de ser profunda. Suelen cerrarse estas disquisiciones mentales con el clásico siempre ha habido ricos y pobres. Asunto zanjado.

Pero esa normalidad que aprendemos desde la cuna nos hace aceptar esquemas ideológicos y sistemas políticos de sumisión al poder cristalizado en instituciones estatales, entes privados y tradiciones que usualmente no ponemos en duda. En la familia, en la educación, en la sanidad, en el trabajo y en la vida cotidiana adoptamos, según una escala de valores interna e invisible, los roles de sujeto activo u objeto pasivo de relaciones personales o grupales de muy diverso signo. Estamos preparados para mandar u obedecer de modo subliminal, casi automático y espontáneo. Igualmente reversible bajo ciertas condiciones.

Esta deriva psicológica (la socialización de lo imitativo y el control colectivo) tiene consecuencias muy graves en la convivencia cotidiana. Estamos perfectamente preparados para asumir situaciones extremas de racismo, xenofobia, aporofobia y machismo sin apenas apercibirnos de ello. El ambiente cultural siempre es propicio a dejarnos llevar por el sentido común, aunque la mala conciencia y la conciencia plena, cada cual, desde posturas divergentes a veces, viene a compensar el impulso de emulación inmediato de hacer lo que todos hacen.

De ahí que las luchas antirracistas, feministas y a favor de la igualdad no terminen de cuajar de una manera definitiva. Vivimos en sociedades que fomentan, a pesar de sus idearios teóricos de igualdad ante la ley y de garantías en letra de libertades individuales y públicas, las desigualdades jerárquicas que crean en el subconsciente unos sellos distintivos de estatus superior e inferior que más allá del evento concreto pueden operar como proyecciones en otros planos sociales, ideológicos, políticos, culturales y económicos.

Por decirlo de un modo llano y coloquial: mamamos la desigualdad con nuestra primera bocanada de aire. Y no es lo mismo la desigualdad naturalizada que la diferencia celebrada como singularidad creativa.

Tener, saber y ser son momentos cruciales de las jerarquías que habitamos cada día en situaciones muy dispares. Esos tres instantes existenciales nos obligan a doblegarnos ante el prestigio, la jefatura o el prejuicio sin advertir si esa postración social la prescriben argumentos razonados o supercherías ancladas en costumbres inveteradas.

El gran pedagogo brasileño Paulo Freire en una crítica total de los regímenes educativos al uso venía a señalar que la educación normalizada era de espíritu bancario y unidireccional: la sabiduría se convierte en profesor o profesora y la ignorancia en alumnado que necesita aprender lo que otros saben o dicen saber. La jerarquía salta a la vista. Y, además, su apariencia de naturalidad neutral resulta incontrovertible.

Freire aseguraba que la educación debería ser un acto de aprendizaje mutuo, social, multilateral: el acto de enseñar incluye el de aprender y viceversa. La autoridad severa se diluye en un proceso que va más allá de una fórmula matemática, una ley física o química, un erudito relato histórico o un magistral concepto filosófico. A la manera de Freire se destruye por completo la triada tener, saber y ser como elementos fijos e invariables de las relaciones políticas y sociales: nadie tiene más que nadie (tiene algo distinto y complementario), nadie lo sabe todo (todos vivimos en la sabiduría/ignorancia relativa) y nadie es más que nadie (no existen esencias personales ni sangres azules para establecer jerarquías arbitrarias e inamovibles).

Sin duda, Freire luchó por una sociedad igualitaria, de mujeres y hombres libres que pueden aprender unos de otros desde la cooperación y la diferencia individual sin entrar en conflictos de competitividad antisociales o bélicos. Su método, que llevó a la práctica con éxito en comunidades agrarias sudamericanas con personas adultas que no sabían leer ni escribir, es una apuesta radical por un mundo sin jerarquías gratuitas de alcurnia ni opresoras en el orden político, tampoco en el académico y económico. Sería más que interesante activar de nuevo su rico ideario de actuación en la realidad diaria, tanto como inspiración genérica como en el sector educativo.

En este mundo absurdo de jerarquías de las que es casi imposible escapar, una pregunta oportuna y con miga sería conocer el porqué de las superioridades que ejercen algunos y el papel subalterno que les corresponde a otros, la inmensa mayoría. Parece un interrogante baladí o estéril: los mayores saben más que los pequeños, los catedráticos más que los escolares y los empresarios más que los trabajadores. Claro que hay casos en los que las diferencias son directamente vulnerabilidades que precisan el cuidado especial y la atención supervisada de terceras personas: discapacidades severas ya sean físicas, psíquicas o neurológicas; enfermedades; minorías de edad… Esas excepciones son inobjetables. Nos referimos a situaciones normalizadas por las tradiciones, las normas legales y los usos culturales desde hace tiempos ancestrales. ¿Cómo se han transformado los sabios en sabios? ¿Por qué cobra más un futbolista que una médica? ¿Por qué está mejor considerado una modelo publicitaria que un enterrador? Por favor, reflexionen por encima de las respuestas obvias: en ocasiones lo evidente enmascara auténticos tesoros intelectuales.

Buscando razones para la institución transversal de la jerarquia merece un recuerdo entrañable el filósofo austriaco Iván Illich. Su inquisitivo pensamiento le llevó a descubrir que la clase capitalista había expropiado las habilidades propias del común para establecer sabidurías oficiales que suplieran su crasa ignorancia en asuntos de la vida corriente. Ese aserto de Illich viene a completar el clásico de Karl Marx: para echar a andar la revolución industrial necesitaba mano de obra que no encontraba en los suburbios urbanos por lo cual obligó a la gente de campo a marcharse a las sucias ciudades tras expropiar las dehesas y espacios de laboreo comunes y legalizarlos con títulos privados a favor de la aristocracia y la burguesía en ascenso.

Esto es, el capitalismo expropió al proletariado de su sabiduría teórica y práctica (labores agrícolas y ganaderas, construir su propia casa, fabricar su ropa, inventar instrumentos, aprender interactivamente con sus propios convecinos y de otras comunidades limítrofes) y también le robó sus medios de vida (los campos para el sustento). De estas dos expropiaciones surgen las dos jerarquías por excelencia de las sociedades actuales: la división del trabajo entre profesional y no cualificado y la de patrón y asalariado.

Por supuesto, antes de estas expropiaciones iniciáticas del capitalismo había jefes militares, dioses, sacerdotes y líderes políticos que igualmente oprimían la mente y el cuerpo de los súbditos y creyentes. Sin embargo, las dos expropiaciones antes reseñadas, la de Illich y la de Marx, inauguran y validan una nueva época de jerarquías invisibles que mantienen el orden establecido en una quietud inestable hasta nuestros días.

Estas desigualdades de estatus y en la praxis vital no suelen estallar habitualmente. Suelen vivirse en conatos normalizados por el uso cultural. El machismo sigue asesinando: manifestación, declaraciones de condena, nos vemos en la próxima. Un policía asfixia a un ciudadano negro: rabia, algaradas, emociones a flor de piel, nos vemos en la próxima. Varios inmigrantes se ahogan en cualquier océano: indignación, furia, propósito de enmienda, nos vemos en la próxima. Un compañero o compañera es despedido/a injustamente: abrazos de solidaridad, gritos revolucionarios, nos vemos en la próxima. Sumen y sigan. Por supuesto, hay que continuar manifestándose y oponiéndose radicalmente a las irracionalidades hijas del capitalismo excluyente y competitivo. Gritar nunca está de más: es el principio de la toma de conciencia colectiva. Pero sería muy relevante elaborar una crítica más coherente y amplia de las relaciones capitalistas que nos contienen a todos/as en la globalidad. Ese estético liberalismo de izquierdas, urbano e ilustrado que busca la transversalidad a cualquier precio orillando los valores en que descansan las democracias parlamentarias de corte capitalista persigue un imposible metafísico: la reforma moral de un sistema socioeconómico basado en la explotación y la desigualdad real como principios inalienables de su funcionamiento intrínseco. Idealismo puro de buenas gentes que eluden los intereses de clase como antiguallas de filosofías esotéricas. Que bajen al tajo de la precariedad vital y que luego hablen sería un consejo pertinente para sus mentes abiertas y transversales.

De modo artero y alevoso esta sociedad nos ha inoculado en vena que una mujer, un negro y un inmigrante son menos, un poco menos o casi iguales que un hombre, un blanco y un autóctono. Esos prejuicios sibilinos y graduales son juicios de valor adosados a la costumbre y operativos en el prejuicio que sale a flote en situaciones de pánico emocional intenso o crisis muy acusadas. Las jerarquías que aceptamos sin rechistar cada día de nuestra vida nos preparan para tragar con las inmundicias más lacerantes: el racismo, el machismo, la xenofobia, el fascismo de la pulsión violenta o el de esto no va conmigo: ambos son posturas éticas punibles.

La gran mentira de las sociedades de la globalidad es que incluso el últimísimo de la fila en rango de estatus social puede compensar sus inferioridades mediante el complejo de superioridad: tener, saber y ser, a veces, son términos muy relativos; hay que elegir adecuadamente el objeto preciso de comparación. En este baile de jerarquías ficticias y simbólicas siempre podemos hallar alguien por debajo de nosotros. Esa es la esencia del fascismo, transformar el complejo de inferioridad en una superioridad basada en la violencia y el anonimato de la masa. Si tengo un grupo que me acoge como igual no soy tan ignorante como dicen que soy. Cierto es, sigo siendo lo que soy (tal vez nada, un pobre diablo, un parado, un marginal…), pero en masa siento un poder mágico: dentro de la muchedumbre no ejercen las jerarquías, nadie es más que nadie (en apariencia). Los hooligans beben en este abrevadero, por eso el fútbol es una razón de Estado en todo el mundo.

En definitiva, conscientemente o no, la publicidad comercial y la propaganda ideológica nos están pidiendo que nos midamos con el otro, que comparemos nuestra fuerza (tener, saber y ser) de manera visceral: las respuestas neuróticas y los impulsos emocionales hacen el resto, establecer mentalmente jerarquías entre mi yo y el resto de yoes que compiten conmigo. Las jerarquías son compartimentos más o menos móviles y simbólicos para mantener el statu quo. Donde hay jerarquía hay violencia silenciosa y pueden darse cualquier tipo de situaciones irracionales guiadas por el esquema superior/inferior: racismo, machismo, xenofobia, explotación laboral. Querámoslo o no, nos preparan desde muy pequeños para asumir escalas de valor jerarquizadas y binarias: mandar/obedecer, hombre/mujer, blanco/negro, capital/trabajo, to be or not to be… Ese mundo maniqueo es básicamente el nuestro, digan lo que digan las transversalidades utópicas del liberalismo ilustrado.

Fuente: https://rebelion.org/tener-saber-ser-desigualdad-normalizada-y-jerarquias-omnipresentes/

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OVE entrevista a Lev M. Velázquez Barriga: “Una educación que ponga en crisis al neoliberalismo”

Entrevista realizada por Luis Miguel Alvarado Dorry en exclusiva para Otras Voces en Educación.

Conocimos a Lev Moujahid Velázquez Barriga en su participación en un conversatorio denominado “Educación Latinoamericana Siglo XXI. Pedagogía Crítica, Humanismo y Descolonización” a finales del mes de julio del año 2019 en la ciudad de Ensenada, Baja California, México, organizado por el Instituto McLaren de Pedagogía Crítica; al lado de distintos referentes de las Pedagogías Críticas y Educaciones Populares de nuestra América como: Ysabel Camacho Norzagaray (México), Luis Bonilla-Molina (Venezuela), Marco Raúl Mejía Jiménez (Colombia), Peter McLaren (Estados Unidos), entre otres. Su discurso estuvo impregnado de una aguerrida y combativa fuerza en defensa de la educación pública, en contra de la privatización de la educación y de las políticas educativas neoliberales en México y en el mundo.

Posterior a ello, fuimos conociendo el trabajo de Lev mediante sus textos publicados en “La Jornada” y, en esta coyuntura, a través de distintas videoconferencias denunciando los intereses del neoliberalismo ocultos en la educación virtual y del impacto que, a posteriori, tendrán en las políticas educativas.

Es un dinámico maestro rural y educador popular, tiene estudios de Postdoctorado en “Sistemas de Evaluación de la Calidad Educativa” por parte de la UPN-Centro Internacional Miranda en la ciudad de Zamora, Michoacán, México.  Doctorado en Pedagogía Crítica y Educación Popular por parte del Instituto McLaren de Pedagogía Crítica en la ciudad de Ensenada, Baja California, México. Actualmente es articulista en el periódico La Jornada, miembro de CINPECER-CLACSO y Secretario Técnico de Gestión Educativa de la CNTE Sección XVIII en el estado de Michoacán, México.

La gran utopía de Lev es la construcción de otros mundos posibles donde quepamos todes, esto a través de la educación, pero una surgida desde los intereses y necesidades del contexto y sus habitantes, una educación que libere de las ataduras de la alienación. Por ello, asevera que es inherente la construcción de educaciones alternativas que combatan la lógica del neoliberalismo y hace propio uno de los consignas de la CNTE “en las calles somos protesta, en la escuela somos propuesta”.

 

Lev Moujahid, ¿Cómo llegó a la educación crítica y contestataria y, a la lucha gremial y social? Cuéntenos un poco su historia de vida.

Desde niño vi a mi madre y a mi padre involucrarse en los partidos de la izquierda socialista, dirigir la ocupación de tierras federales con personas sin techo para que otros tuvieran un lugar para vivir; mi mamá simpatizaba activamente con los paros magisteriales y los maestros disidentes en las reuniones escolares cuando yo cursaba la educación básica; mi papá, siendo un abogado fenomenal, renunció al enriquecimiento personal y prefirió defender sin paga alguna a los estudiantes de los albergues universitarios, a los trabajadores precarizados, campesinos empobrecidos y habitantes de colonias populares; pero, no todo fue inspiración idílica, también me marcó la vida presenciar en mi propia casa la persecución política y el acoso policíaco-militar del que fue objeto mi papá y sus ausencias en el exilio cuando no había más remedio que irse por algunas temporadas.

Cuando ingresé a la educación media superior, tenía más gusto por la literatura subversiva que había en mi casa, que por muchos de los textos de filosofía, historia y economía política de las materias de la preparatoria universitaria. Cursé la licenciatura en historia y no me fue difícil distinguir las corrientes historiográficas conservadoras de los relatos de las clases subalternas, ahí fue donde me sentí atraído por la docencia, queriendo hacer visibles las contramemorias del poder, de modo que empecé a impartir clases en una escuela por cooperación, donde escuché hablar por primera vez de Paulo Freire.

Me inicié como maestro rural de telesecundaria en la región de tierra caliente al occidente del país, en una zona azotada por la narcoviolencia. Mis otros compañeres de generación de ingreso y yo, sabíamos reconocer que el currículo oficial estaba descontextualizado, se basaba en la educación para la competencia y la formación de mano de obra barata; entonces buscamos respuestas en la literatura freiriana, tratamos de hacer comunidad cultural y deportiva más allá de los horarios escolares para alejar a nuestros alumnos de la violencia.

Todos nosotros ingresamos al magisterio gracias a la lucha de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), la fuerza magisterial de izquierda con la mayor presencia y capacidad de movilización en el país. Cada quince días bajábamos del cerro para asistir a las reuniones sindicales, ahí discutíamos cómo defender nuestros derechos laborales de la reforma educativa neoliberal, cómo involucrarnos en las luchas del pueblo. A diferencia de otras organizaciones gremiales, teníamos un proyecto político y además pedagógico; la CNTE desobedeció la asistencia obligatoria a los cursos de actualización de la autoridad educativa, en su lugar organizó talleres paralelos de educación popular y ahí fue mi gran encuentro con las pedagogías del movimiento, de la resistencia, de la autonomía y con la escuela socialista.

Años después me involucré como educador popular en las Escuelas Integrales de Educación Básica, era el proyecto piloto de educación liberadora de la CNTE en Michoacán, se trataba de demostrar que era posible una escuela crítica y para el desarrollo holístico de los alumnos, capaz de organizar la emancipación social, cultural, económica, alimentaria y política en las comunidades, desde cualquier escuela pública que tuviera maestros comprometidos.

Tuve la oportunidad de ser parte de la comisión estatal que coordinaba el proyecto educativo alternativo, fue por eso que la Sección XVIII de la CNTE me envió a la escuela de formación de cuadros latinoamericanos del Movimiento Sin Tierra en Brasil (MST) y luego intervino para que el Instituto McLaren me diera una beca de maestría y doctorado, donde pude profundizar sistemática y académicamente las pedagogías críticas, así como el análisis del proceso de reforma educativa en México. A mi regreso del MST y paralelamente a los estudios de posgrado, se me encargó la fundación de la Escuela Popular de Formación Política y contribuir al impulso de las tareas académicas en el Centro Sindical de Investigación e Innovación Educativa (CSIIE), dos espacios que han sido fundamentales para el estudio y la difusión de las pedagogías críticas.

 

¿Cuáles considera que son los elementos más significativos de la crisis educativa en México y en toda América Latina?

El primero es que tienen una obsesión por las evaluaciones, de ese modo empobrecen el currículo haciendo creer que los estudiantes serán capaces de aprender lo esencial para resolver exámenes regionales o internacionales; la entrega de resultados negativos es cíclica y necesaria para profundizar la crisis de todo el sistema educativo y así, imponer el círculo vicioso de la calidad igual a mediciones estandarizadas de los docentes y los alumnos. Por más que simulen aprendizajes para la vida, basados en proyectos y currículos transversales, siempre terminan evaluando con sistemas parametrales del aprendizaje memorístico; su verdadera pedagogía es la del desarme cultural de los pueblos.

Es cierto que esta educación neoliberal ha sido un fracaso en tanto que está más centrada en resolver evaluaciones que en contribuir a resolver los problemas de la realidad, eso pensamos en la izquierda pedagógica y los sectores progresistas; pero, la derecha pro corporativa se regocija del éxito que han logrado instalando la subjetividad competitiva, alimentando la voraz industria de las evaluaciones estandarizadas, de los cursos de capacitación de la iniciativa privada para resolverlas y de  la elaboración de libros de texto como mercancías culturales de empresas editoriales aliadas con las que elaboran los exámenes, tal es el caso de  PEARSON-PISA.

El segundo tiene que ver con la incapacidad asistida para crear y desarrollar modelos educativos propios, emanados de la autonomía y la soberanía de las naciones, que recuperen su historia y sus experiencias pedagógicas, que sitúen sus características regionales en el contexto global.

El tercero se relaciona con la obsolescencia pactada de la escuela pública y sus contenidos de aprendizaje para que la industria cultural y de la economía digital ocupen paulatinamente su lugar; hay serias ausencias para tratar las problemáticas de la crisis multidimensional en el mundo, los nuevos paradigmas de la física cuántica y los procesos de cambio acontecidos vertiginosamente por las revoluciones tecnológicas de cuarta generación, así como los impactos de estas tres cosas en la vida de las personas. El complejo cultural industrial está ganando la batalla en el abordaje de estas temáticas: la serie de dibujos digitales  animados de Netflix “Ghost in Shell:SAC_2045” basada en un manga oriental, no tuvo problemas para abordar los impactos de la recesión mundial en la privatización de las pensiones de los jubilados y en cómo sus ahorros personales se esfumaron o perdieron poder adquisitivo con el cambio a las criptomonedas virtuales; lo mismo trata sobre las consecuencias de la guerra sostenida para el impulso de la economía armamentista que de las limitaciones de las clases sociales bajas para comprar espacio en la arquitectura de nube o acceder a la computación cuántica. Algunos de estos tópicos, habrá que decirlo, también están ausentes en las pedagogías críticas y las educaciones populares.

Lev Moujahid, ¿La relación entre los gobiernos y los gremios en su estado y en el país es fluida? ¿Por qué?

Venimos de un cambio en el gobierno que se autodenominó de la Cuarta Transformación, en alusión a los tres momentos históricos de revoluciones anteriores: independencia, guerra de reforma y revolución mexicana. Acabar con la corrupción e instituir un régimen de austeridad fueron sus banderas centrales para romper con cuatro décadas de neoliberalismo; para el sector  educativo fue decisiva la promesa de cancelar la reforma educativa anterior que se había centrado en la “calidad”, entendida como máximo logro de aprendizajes, para situarla en la medición de las evaluaciones estandarizadas y en el establecimiento de un sistema de precariedad docente que despojó a los maestros de su estabilidad laboral; de ahí que el respaldo de los maestros fuera muy amplio.

Sin embargo, aunque se eliminó el concepto de calidad, apareció el de excelencia con el mismo sentido; se desligó la evaluación de la permanencia en el servicio docente, pero no se eliminó el régimen de excepción ni de precariedad laboral. Sustancialmente se abrió un proceso de diálogo directo de la CNTE con el presidente de la república, una situación histórica luego de constantes represiones contra el magisterio en lucha; se tuvieron avances fundamentales, pero incompletos, para resarcir las consecuencias de la reforma anterior: reinstalación de cesados y excarcelamiento de presos políticos; sin embargo, la normalización paulatina de los efectos de las nuevas leyes tensa la relación con el magisterio democrático, que tiene complicaciones para organizar el descontento ante la legitimidad del actual gobierno y la propia expectativa de cambio que todavía se sostiene en el gremio.

Paralelamente al diálogo con la disidencia, el gobierno nacional establece alianzas estratégicas público privadas para darle rumbo y contenido educativo a lo que llamaron la Nueva Escuela Mexicana; estas alianzas también implican la participación empresarial en la privatización del sistema educativo. A pesar de que hay cambios en materia laboral que traerían como consecuencia la democratización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, no hay la vigilancia correcta para que esto suceda, por el contrario, cada vez son más visibles las alianzas con las expresiones patronales del magisterio en la idea de establecer un nuevo corporativismo que diluya la izquierda magisterial.

En lo que respecta a la relación con los gobiernos de los estados, es variable, en Michoacán padecemos un régimen de derecha, rayando con el autoritarismo que ha tenido como flanco de ataque sistemático a los maestros de la CNTE, a las escuelas públicas formadoras de docentes; por estos días los estudiantes normalistas fueron atacados con armas de fuego por la policía estatal, se les encarceló y se les expulsó de sus normales porque se opusieron a la disminución de la matrícula estudiantil y como parte de la represión también fueron cesados seis maestros acusados de inspirar la rijosidad de los jóvenes.

Como pedagogo crítico y educador popular ¿considera que la formación inicial y continua de les docentes corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI? ¿Por qué? ¿Cuáles serían sus propuestas?

Por principio de cuentas, las escuelas formadoras de docentes no han dejado de ser objeto constante de medidas de aniquilamiento: recortes presupuestales, disminución de matrícula y reformas para propiciar el apagón pedagógico. Las instituciones públicas de formación continua fueron desmanteladas, con eso abrieron un amplio mercado de cursos chatarra, fortalecido con la cultura de la autogestión de sí mismo y la inversión personal para el desarrollo de mi capital humano.

En ambos casos la formación estratégica y pedagógica fue sustituida por competencias, por nociones mediocres de credencialismo educativo para la certificación y de administración gerencial escolar. La cultura impuesta por la industria de las evaluaciones y la meritocracia, trazan una hoja de ruta de trayectos formativos docentes para el éxito personal; los valores éticos y patrióticos, así como la formación de sujetos culturales fue desplazada por una nueva subjetividad individual que modela la competitividad, enseñada con el ejemplo.

Es cierto que hacemos una defensa férrea de las escuelas normales, pero eso no quiere decir que no hayan sido penetradas por las pedagogías de la rentabilidad, tampoco que los contextos rurales sean inmutables. Hoy enfrentamos desafíos relacionados con las migraciones internas y externas, la inoculación del narcotráfico y las violencias que eso genera, los megaproyectos de muerte y la crisis ambiental, estas situaciones no son parte de la formación docente.

Los desafíos pedagógicos del siglo XXI y de la cuarta revolución industrial, implican un tipo de formación del docente crítico que no asuma pasivamente la intencionalidad del fabricante de los dispositivos, que no se vea como un consumidor arrastrado por las innovaciones, sino que pueda entender el lenguaje de las tecnologías para construir un sentido social, comunitario y emancipador de la educación, del conocimiento libre y la comunicación independiente. Los educadores populares ya no se pueden pensar en el contexto de la época de oro de la educación popular, hay disputas propias de este tiempo histórico en el terreno de los cambios del paradigma científico, de las epistemologías y de las tecnologías que tienen que ser pensados desde abajo y al sur de las epistemes de la rebelión.

 

¿Qué ha significado el confinamiento por el Coronavirus COVID-19 en lo educativo? ¿Considera que las medidas educativas tomadas en el contexto de la pandemia afectan al derecho a la educación? ¿Por qué?

El COVID-19 vino a recrudecer las crisis del sistema mundo capitalista y de la escuela neoliberal, su inviabilidad para enfrentar los problemas del planeta, para salvar el espacio ecosistémico y  todas sus formas de vida;  el asunto es mayúsculo porque en el terreno educativo no se ve un cambio de rumbo, se están agudizando las medidas excluyentes de la educación, las repuestas de los gobiernos no redujeron la brecha de la desigualdad, sino que las abrieron más una vez que plantearon estrategias a distancia, dejando fuera a millones de alumnos sin acceso a las tecnologías.

Estas tecnologías no acercaron la educación a las clases vulnerables, las distanciaron más; con la mediación de la realdad virtual los territorios lejanos se hicieron más lejanos todavía; la única emergencia fue el medio, el contenido siguió siendo el mismo que antes del confinamiento; las trayectorias escolares continuaron en las casas sin maestros y sin escuela, como si no hubiera pandemia; había que ir a la siguiente página del  libro de texto donde no se hablaba nada del virus; la idea de funcionalidad se construyó al margen de la realidad. En conclusión, con la educación virtual, a muchos se les negó el derecho de aprender y a casi todos, de entender lo que estaba pasando en el mundo.

¿Cuál es la radiografía de las sociedades en el confinamiento obligatorio y la ponderación de las virtualidades en la vida cotidiana?

En México 4 de cada 10 laboran en la informalidad; en las primeras semanas del confinamiento se perdieron 360 mil empleos; 1 de cada 8 niños menores de 5 años tiene desnutrición; 4 de cada 5 personas padecen algún tipo de pobreza y la secuela de la pandemia dejará 9 millones de más pobres; la mitad de los hogares no tienen internet y sólo el 35 % de ellos cuenta con una computadora. Con esta radiografía, es imposible que la mayoría pueda mantenerse confinado, porque perderían el empleo, porque no podrían llevar alimentos a su casa.

Las familias pobres están más preocupadas por conseguir alimentos que por continuar con la educación a distancia, otras tienen que buscar la manera de mantenerse en el trabajo o encontrar cualquier otro para pagar los datos de los teléfonos celulares. Creció la tensión en las familias y la violencia de género; además, se acumuló el trabajo para quienes hacen labores desde el hogar al tener que acompañar las tareas pedagógicas.

Mientras las estrategias a distancia burocráticas, carentes, estresantes, excluyentes, descontextualizadas y deshumanizantes se convirtieron en parte del problema, otros buscaron soluciones; por ejemplo, las y los docentes de la CNTE que vieron en las protestas por hambre y por trabajo el síntoma de la desigualdad social de la pandemia, decidieron hacer acopio de alimentos y donar un día de salario para llevar comida hasta las zonas marginales de las ciudades y las comunidades rurales.

 

Estimado Lev Moujahid, finalmente, desde las pedagogías críticas y, a partir de sus experiencias docentes y sociales ¿cuáles serían algunas de las propuestas que considere importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?

Experiencias alternativas, comunitarias, regionales y autónomas existen expresadas en el trabajo de multiplicidad de sujetos de la emancipación, incluidos los docentes; pero, si hablamos del sistema educativo, creo que la idea de un proyecto ligado a la cuarta transformación estaba bien pensada, siempre que diera pie a una nueva Constitución del mismo modo que las anteriores transformaciones, eso abriría un marco referencial constituyente de la revolución pacífica. No obstante, se hicieron cambios epidérmicos manteniendo la continuidad neoliberal, esto se expresa no sólo en lo macro, también en la instrumentación de la política educativa: ruta de mejora escolar para la gestión gerencial, organismos de mejora basados en la evaluación, excelencia como principio excluyente y competitivo de la educación, meritocracia docente. El lenguaje que nombraría y organizaría la transformación se desvaneció en el camino de la continuidad.

Una “Nueva Escuela Mexicana” era otra vía de cambios esperanzadores para la creación de una educación basada en la soberanía nacional, arraigada en la historia propia de la pedagogía, en la originalidad de las cosmovisiones ancestrales de los pueblos indígenas, pero tomando los desafíos del siglo XXI; en el mismo sentido, tendría que recuperar las experiencias regionales hechas artesanalmente por las y los maestros de a pie, así como por los sectores de la diversidad.

Paradójicamente, esa escuela que está tomando cuerpo y contenido, apropiándose de las iniciativas de la ciudanía corporativa, cuyo embajador de la falsa filantropía y neutralidad había sido el actual secretario de educación, tampoco es nueva y menos mexicana, porque se afianza de las agendas de los organismos de la globalización, no plantea ningún punto de quiebre o de distanciamiento mínimo y no se vincula con proceso alguno de liberación.

Una educación que ponga en crisis los cuarenta años anteriores de neoliberalismo en México, debería plantear una reforma curricular para la institución de los valores de la democracia protagónica, poner en el centro la vida en su expresión más amplia, pensar en el desarrollo de las potencialidades humanas, impulsar una cultura para la paz y para el respeto de todas las diversidades; enfrentar el reto de las revoluciones tecnológicas y científicas desde la perspectiva de la justicia cognitiva; sin embargo, no hay tal reforma curricular para la cuarta transformación, sólo cambios cosméticos en los libros de texto que contienen la misma noción imperante de la política moderna, los saberes eurocéntricos, las visiones androcéntricas del pensamiento, los desarrollos simplificadores del homo economicus, las memorias del poder y la subjetividad para el performance del sujeto neoliberal artífice de su propia explotación.

En tanto no sucedan estos cambios institucionales, digamos estas condiciones mínimas que ya han sido infinidad de veces dialogadas con el gobierno “progresista” de mí país, la educación liberadora seguirá siendo, fundamentalmente, una tarea de las colectivas feministas, las rebeliones indígenas y afros, de la diversidad LGBTI, los movimientos campesinos, los sindicalismos democráticos, las autonomías, las cooperativas, los barrios populares y las nuevas organizaciones de hackers.

Muchas gracias

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Libro(PDF): «La religión ante los problemas sociales. Espiritualidad, poder y sociabilidad en América Latina»

Reseña: CLACSO

Nadie puede negar el papel cada vez más destacado que tienen los movimientos religiosos en nuestro continente, así como las transformaciones a las que están siendo expuestos. SinLibro(PDF): » embargo, no se ha producido aún una reflexión sistemática en torno a los modos en que las religiones operan sobre sectores y sujetos sociales caracterizados como vulnerables: indígenas, mujeres en situación de prostitución, campesinos, migrantes, pobres, huérfanos y ancianos. ¿Qué conflictos desatan estas intervenciones? En estas páginas, las discusiones surgidas en el Grupo de Trabajo Religiones, espiritualidades y poder en América Latina y el Caribe inauguran nuevas líneas temáticas y perspectivas de análisis para quienes están interesados en uno de los temas cruciales del siglo XXI: cómo incide la fe en los modos en que percibimos y actuamos sobre el mundo y los otros.

Autor (a):   Verónica Giménez Béliveau. [Compiladora]

Verónica Giménez Béliveau. Carlos Alberto Steil. Rodrigo Toniol. Joaquín Algranti. Mariana Bordes. Lucí Faria Pinheiro. Fabio Lozano. María Soledad Catoggio. Rolando Pérez. Cristian Parker Gumucio. Gabriela Robledo. Reneé de la Torre. Aldo Ameigeiras. Fortunato Mallimaci. Damian Setton. Mariela Mosqueira. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-424-5

Descarga: La religión ante los problemas sociales. Espiritualidad, poder y sociabilidad en América Latina

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2125&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1400

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