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Ministro dominicano por mejores condiciones para sector educativo

Centroamérica/República Dominicana/23 Julio 2020/prensa-latina.cu

El designado ministro de educación, Roberto Fulcar, invitó al magisterio dominicano a inaugurar una era de buenas relaciones en procura de mejores condiciones de vida para el sector, se divulgó hoy aquí.
En un encuentro celebrado en la sede de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), el Comité Ejecutivo Nacional de ese gremio y el próximo ministro de Educación pasaron balance a la crítica situación de la educación en el país.

Según el equipo de comunicación de la Comisión de Transición de ese ministerio, ambas partes intercambiaron impresiones sobre el nuevo año escolar y la Covid-19 que afecta a este territorio, la cual tiende a agravarse.

Fulcar manifestó que le anima la vocación de diálogo respetuoso y concertación productiva con todos los sectores relacionados al quehacer educativo, porque el de la educación es un tema nación el cual requiere el compromiso de todos para superar los grandes retrasos de su modelo educativo.

‘No trataremos a los maestros como adversarios, sino como aliados en la lucha por cambiar el modelo educativo y garantizar educación de calidad para nuestros niños, jóvenes y adolescentes’, afirmó.

Por su parte, la presidenta de la ADP, Xiomara Guante, sostuvo que ‘el magisterio alberga esperanzas de unas buenas relaciones con el nuevo ministro, en tanto es un educador de larga data, maestro de escuela, un gran conocedor del sistema educativo en todos sus ámbitos, además de ser un profesional de la carrera, algo deseado en el Ministerio de Educación.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=383548&SEO=ministro-dominicano-por-mejores-condiciones-para-sector-educativo
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Pandemia impacta a educación privada en Panamá

Centroamérica/Panamá/23 Julio 2020/prensa-latina.cu

La pérdida de empleos y solvencia económica en muchos hogares panameños a causa de la Covid-19 impacta hoy en la educación, donde más de mil 500 estudiantes emigraron del sistema privado al público.
Según la subdirectora general del Ministerio de Educación (Meduca), Anayka De La Espada, a esta situación se suma el cierre de algunas escuelas particulares por no contar con los recursos financieros necesarios para hacerle frente a los gastos, debido a que muchos padres no cuentan con el dinero para cumplir con el pago de la mensualidad.

Ante esta realidad, más del 60 por ciento de los alumnos afectados ya fueron reubicados en planteles públicos, independientemente del lugar de residencia y de la superpoblación estudiantil existente en muchos lugares, en aras de garantizar que terminen este año lectivo, precisó.

A juicio de algunos expertos, la pandemia también mostró la gran brecha que existe en la educación, pues no todos los estudiantes cuentan con los recursos tecnológicos necesarios para acceder a las clases virtuales, particularmente en las comarcas indígenas.

Pese a ello, cerca del 45 por ciento de los colegios públicos reiniciaron el pasado lunes las clases a distancia, con el objetivo de recuperar el actual curso escolar de forma gradual y progresiva a través de plataformas virtuales, guías, radio y televisión.

Esto significa que mil 145 centros docentes de los tres mil 142 existentes ya organizaron sus horarios y los docentes confirmaron los contactos con sus alumnos, según el Meduca.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=383570&SEO=pandemia-impacta-a-educacion-privada-en-panama
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Decálogo para la vuelta al cole (en septiembre)

Por: Jaume Carbonell

En cada lugar será distinta porque es difícil prever cual será el viaje del coronavirus: qué paradas realizará y con qué intensidad habitará en cada una de ellas. Toda cautela es poca pero la responsabilidad no puede derivar en miedos que nos paralicen e impidan el ejercicio de derechos tan fundamentales como el de la educación. Con el deseo que este se aplique con la máxima normalidad ahí van diez propuestas. (Igualmente son válidas en otros países con otro calendario lectivo).

1. El pleno derecho a la educación solo puede ser presencial.

Por encima de todo hay que atender el interés superior de la infancia (y, por extensión, el de la adolescencia y la juventud). Es el espacio donde se trabaja la igualdad de oportunidades, se desarrolla la educación integral, se opera el proceso de socialización y se combate el fracaso escolar. El profesorado ha de formarse y actualizarse al máximo con la tecnología, pero no para sustituir la presencialidad sino para enriquecerla, porque la modalidad online no es educación sino mero aprendizaje o instrucción. Es un recurso que cabría utilizar solo en casos extremos, muy extremos. Y no debería repetirse lo que sucedió en algunos países, donde las escuelas fueron el primer servicio en cerrar y el último en abrir.

2. El alumnado más vulnerable debe recibir una atención especial.

El período de excepcionalidad sin escuela ha agudizado las desigualdades educativas y, más en concreto, la brecha digital: falta de conectividad, carencias telemáticas por parte del alumnado, escaso apoyo docente o familiar, condiciones de habitabilidad,… Porque la COVID-19 sí entiende de clases sociales, y se ceba especialmente en la pobreza, donde el porcentaje de abandonos temporales es preocupante. Es preciso organizar todo tipo de apoyos y ayudas, dentro del horario escolar y extraescolar, para recuperar el tiempo perdido hasta donde sea posible. El reto es tan necesario como ambicioso: movilizar amplios recursos para que la educación inclusiva, que atiende a todas las diversidades, sea posible.

3. El cuidado de la salud integral de la infancia y la juventud.

A día de hoy se saben más cosas sobre el coronavirus. Una de ella es su baja o mínima afectación, según se mire, en la infancia. Numerosos estudios de pediatras así lo avalan. No por ello hay que bajar la guardia y las medidas preventivas y de control -las PCR entre otras- siempre serán imprescindibles, porque conviven con personas adultas y las cadenas de transmisión son múltiples y el riesgo cero nunca existe. Pero hay que atender su salud integral: física, mental, emocional y social. Son conocidas las secuelas psicológicas del confinamiento y del aislamiento en algunos países: estados de ansiedad e irritabilidad, lloros incontrolados, tristeza, obesidad,… A veces la falta de contacto físico y de abrazos es más perjudicial.

4. El acompañamiento emocional y la cura mutua.

Esto es lo que han hecho muchos docentes durante el confinamiento y lo que tendrán que continuar haciendo en período lectivo para cicatrizar las heridas antes descritas. Pero, más allá de esta emergencia, este acompañamiento requiere un cuidado continuo entre todos los agentes de la comunidad educativa. Es lo que mi amigo Julio Rogero llama la escuela de la cura mutua. Por supuesto que hay que cuidar al alumnado, pero también debe hacerlo el profesorado u otro personal del centro. Porque el bienestar emocional es una de tantas condiciones que favorece una mejor educabilidad. Con relaciones humanas más cercanas, empáticas, colaborativas y solidarias.

5. Vivir la naturaleza.

Este ha sido el bien más preciado del que no han gozado muchas infancias durante el confinamiento y, lamentablemente, del que siguen privados muchos centros. Los hay que siguen viviendo de espaldas a la naturaleza. Huelga comentar los beneficios que suponen para la salud, el poder respirar aire puro, la luz solar, el movimiento,… La historia de la renovación pedagógica es pródiga en ejemplos que ponen en relación las nuevas corrientes higienistas y ecológicas con las oportunidades que brinda el entorno natural tanto para el crecimiento en libertad como para la adquisición más sólida y vivencial de un buen número de conocimientos. ¡Lo que se aprende en la naturaleza! A veces se encuentra un poco lejos pero otras la tenemos al lado, sobre todo cuando se transforman los patios en jardines y bosquecillos.

6. Currículum: lo más prioritario.

No es mi intención entrar en el análisis de los contendidos de un currículo, con frecuencia, excesivamente rígido y sobrecargado, sino poner el foco en algunos que me parecen cultural y socialmente relevantes: los que conciernen a la condición humana, a los bienes comunes, a la libertad y la igualdad, al sufrimiento humano, a los Derechos Humanos, a la conciencia planetaria,… Los que nos ayudan a entender mejor en qué mundo vivimos y cómo se puede contribuir a transformarlo. Algo que se hace tratando de convertir la información en conocimiento y en pensamiento, formando mentes críticas y libres, donde el dominio de la palabra -el hábito y la comprensión lectora- constituye la herramienta más poderosa para acceder a estos y otros contenidos relevantes.

7. Ratios, tiempos y espacios.

Las situaciones de excepcionalidad son también oportunidades para introducir medidas de calidad. Una de ellas, largamente reivindicada, es la reducción del número de alumnos por aula con el fin de atender mejor la amplia diversidad de alumnado, la personalización de su aprendizaje y su acompañamiento tutorial. Pero hay otras, como la disponibilidad de nuevos espacios o la transformación de los ya existentes, empezando por el aula y terminando por el patio, para adecuarlos a las diversas tareas: trabajo colaborativo, investigación, experimentación, talleres y ambientes de aprendizaje, etc. Asimismo, se requiere una mayor flexibilidad de los tiempos horarios: estos deberían fijarse en función de cada actividad y no al revés.

8. Equipos docentes ampliados.

La actual pandemia, en tanto no remita, obliga a los centros a ampliar sus plantillas con personal de limpieza y enfermería: porque el profesorado no puede ni debe asumir esta responsabilidad sanitaria. Pero además de los maestros y maestras de grado y especialistas, hay otras figuras profesionales que, tanto ahora como en el futuro, tendrían que formar parte del equipo docente, pues son pocos los centros que disponen de ellas ya sea de forma exclusiva o compartida. Me refiero a orientadores, educadores sociales, logopedas, equipos psicopedagógicos, personal para atender alumnado con diversidades funcionales específicas,… Asimismo, se precisa una ampliación del personal administrativo para liberar a los equipos directivos de la sobrecarga de tareas burocráticas.

9. Complicidad y conciliación familiar.

Durante el confinamiento ha habido de todo: familias absolutamente desconectadas y abandonadas por parte de los centros y casos en los que se han generado nuevas complicidades y, sobre todo, nuevas necesidades que requieren una colaboración de confianza mutua entre escuela y familia. Hay que preguntarse si los actuales cauces de relación y participación son suficientes o habría también que explorar otras fórmulas más imaginativas, actualizadas y eficientes. Por otro lado, si algo ha supuesto el confinamiento ha sido la intensidad de la vida familiar, aunque como decíamos al principio en condiciones muy diversas, algunas ciertamente muy duras. Ello, no obstante, abre un debate recurrente: ¿no sería necesario modificar algunos horarios escolares -también los laborales, claro- para garantizar la tan demandada conciliación familiar?

10. El derecho a la educación, más allá de la escuela.

En el primer punto se ponía el énfasis en el derecho a la educación mediante la presencialidad escolar, como no puede ser de otra manera. Pero este derecho, para ser más amplio y efectivo, se complementa con el acceso a las actividades extraescolares, vacacionales y de otro tipo. Porque el conocimiento curricular se enriquece con la cultura del entorno, con la posibilidad de desarrollar diversas habilidades y de disfrutar del patrimonio artístico y natural. Por esto, el currículo escolar debería ofrecer estas otras oportunidades educativas a toda la población, con políticas de ayudas y becas para el alumnado socialmente más vulnerable.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2020/07/15/decalogo-para-la-vuelta-al-cole-en-septiembre/

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Un verano para repensar: el sistema educativo y nuestro rol como educadores

Reseñas/23 Julio 2020/Autora: Beatriz Lucas/elpais.com

Tras un curso que ha evidenciado nuestras carencias educativas a todos los niveles, toca reflexionar y rearmarnos de cara a un septiembre repleto de incertidumbres

Tras un curso que ha evidenciado nuestras carencias educativas a todos los niveles, toca reflexionar y rearmarnos de cara a un septiembre repleto de incertidumbres

Mirando al mar, paseando por el monte, o incluso en la hora de la digestión puede ser un buen momento para pensar sobre lo ocurrido y replantear el porvenir. Esta semana en EL PAÍS Educación te hemos dado algunas pistas que pueden ayudarnos a iluminar el túnel veraniego para llegar más fuertes a un septiembre que, por ahora, se nos presenta lleno de incertidumbres. Como dice la educadora Gema Cotallo, en el reportaje en el que hablamos de cómo recuperar los límites, «toca observar lo que hemos hecho y hacerlo mejor a partir de ahora».

Muchas gracias por recibirnos en tu casa y compartir esta newsletter en la que te damos algunas pistas para que todos podamos hacerlo mejor. Si tienes alguna historia educativa que crees que nos puede ayudar a seguir aprendiendo, por favor, compártela con nosotros en educacion@elpais.es

1. Desconexión digital, libros y límites para recuperar la infancia perdida

Si la semana pasada hablábamos de que la mejor manera de recuperar a nuestros niños y niñas perdidos durante el confinamiento era dejándolos en paz, esta semana te hacemos algunas propuestas un poco más intervencionistas aunque respetuosas con sus procesos, dentro de la serie veraniega Planea un verano con hijos. Para que los niños puedan disfrutar plenamente de su verano lo primero que necesitaremos es reducir la sobreexposición a las pantallas a las que nos han arrastrado las circunstancias. En la segunda entrega de la serie te ayudamos en este proceso con los consejos de varios especialistas: Desenchufa al niño: la desconexión digital en 5 pasos.  Además, te damos algunas pautas para mantener a la lectura como el aliado educativo que fue en la cuarentena y que puede seguirlo siendo también en verano. Y nuestra última propuesta de la semana para nuestra infancia perdida tiene que ver con cómo recuperamos los límites que el teletrabajo se llevó.  Y esta semana contaremos con dos nuevas entregas de nuestra serie.

2. Revolución en la universidad

Llevamos varias semanas hablando de las novedades que el Ministerio de Universidades está abordando para reformar el sistema universitario y las carencias que también esta situación ha puesto en evidencia. Y en ello está la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) que debe contribuir a la mejora de la calidad del sistema de educación superior mediante la evaluación, certificación y acreditación de enseñanzas, profesorado e instituciones. Su directora Mercedes Siles, que ha comparecido en el Congreso, confesó en esta entrevista que están abordando una pequeña revolución en el sistema universitario a todos los niveles revisando todo el trabajo del organismo, desde los criterios de evaluación a las comisiones examinadoras.

Una revolución necesaria, a juzgar por la tribuna del profesor de Humanidades en la Universidad Pompeu Fabra, Jordi Mir: Universidad ¿generar precariedad o revertirla? En ella contrapone dos vertientes de la universidad. Por un lado cómo los estudios universitarios son una garantía para una mejor situación laboral, y por otro cómo la universidad a través de la figura de los profesores asociados, un 44% de los docentes en Cataluña, puede convertirse en generadora de precariedad: ya que, explica «es un contrato temporal, breve, con un sueldo muy bajo, no permite hacer carrera académica, obliga a realizar diferentes trabajos simultáneamente para poder llegar a un sueldo mínimo…». Y así, el profesor concluye: «La universidad genera precariedad y es capaz de revertirla; hay que decidir qué queremos que haga».

Y mientras conocíamos que los resultados de la prueba de acceso a ese sueño dorado universitario para miles de alumnos andaluces están más cerca, ya que en la selectividad este verano ha habido en Andalucía más de un 90% de aprobados, descubríamos un contrapunto interesante de la mano de un estudio de Google y Telefónica, Situación y retos de las universidades españolas ante la transformación digital. En él se desvelaba que la Universidad ha perdido el monopolio de las mejores salidas profesionales. Las empresas piden ya más perfiles de FP que universitarios ya que creen que las universidades no son ágiles y no adaptan a tiempo los grados a las necesidades del mercado. «Incluso cuando lo consiguen, la burocracia es tan lenta que los contenidos quedan, en muchas ocasiones, obsoletos en el momento del lanzamiento», concluye el informe en el que han participado 34 de las 83 universidades españolas y 225 expertos en educación superior.

3. Apuesta por la FP

Y la misma semana que se presentaban las conclusiones de este informe, el Ministerio de Educación anunciaba que el Gobierno aporta 265 millones a las comunidades para crear nuevas plazas de FP. Se trata de un fondo extraordinario para potenciar esos estudios, crear 60.200 plazas nuevas, formar al profesorado en competencias digitales y crear nuevas aulas de emprendimiento e innovación para esos alumnos.

Varias de las claves y carencias que hemos visto en esta cuarentena educativa y que también hemos abordado en el espacio de Formación esta semana, en la que se mostraban las competencias digitales como clave para salir de la crisis económica del coronavirus. En él se refleja como el 46% de las empresas españolas tiene problemas para encontrar los perfiles digitales que necesitan, según un informe de IDC para Microsoft, por no contar con los conocimientos tecnológicos necesarios.

4. Destellos y sombras educativas

Aunque hay excepciones que iluminan nuestro optimismo. Como la historia que contamos esta semana en la que el colegio Escolapios de Sevilla un grupo de alumnos de bachillerato recibió un premio por sus competencias digitales en plena pandemia. Su gesta: diseñar un prototipo de mascarilla reciclable y que con luz ultravioleta esteriliza el aire respirado.

Y también nos dio qué pensar esta semana el dato que demuestra que la escuela concertada en Barcelona está asumiendo el rol de escolaridad equitativa que se le presupone a la enseñanza sostenida con fondos públicos. Allí la escuela concertada aumenta la acogida de alumnos vulnerables hasta el 37%. Quizás deberían revisarse qué políticas públicas han implantado para garantizar que los recursos públicos se invierten en el bien común.

En el lado oscuro, el riesgo de desaparición de la cultura clásica que, según alertaba en su tribuna Jesús de la Villa, presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, trae aparejada la LOMLOE. Para él, el que ni siquiera aparezcan citadas en la ley es una Sentencia de muerte para Latín y Griego.

«El área de las enseñanzas clásicas no tiene ninguna materia troncal reconocida a lo largo de todo el ciclo educativo de secundaria, así que nada garantiza que estas asignaturas vayan a impartirse si las autoridades de un centro, como ya sucede, hacen su opción inviable». Quizá al borde de la piscina o mirando al mar deberíamos pensar qué nos aportaron a nosotros el Latín y el Griego para que se consideren materias indispensables en la Secundaria.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2020/07/20/actualidad/1595239394_926695.html

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Confinamiento, educación y libros de texto

Por: David González Gándara

A raíz de las actividades docentes durante el confinamiento, se ha reavivado una cuestión, que aunque siempre ha interesado, no era la que más ruido hacía últimamente. Estoy hablando de los libros de texto. Algunos opinamos que son un grave problema del sistema educativo que hay que extirpar, otros opinan que aportan una buena manera de tener una colección de recursos y materiales organizados que alivian la carga de trabajo del cuerpo docente y facilitan el estudio independiente del alumnado. Aunque me cuesta entender cómo vamos a afrontar nuevas situaciones educativas si nos limitamos a seguir guías elaboradas por editoriales a cientos de km de distancia, no voy a entrar otra vez en ese clásico debate, en el que no se van a reconciliar las dos posturas. Quiero hablar sobre la libertad que debe haber de tomar partido por una u otra postura. En mi opinión, un docente tiene que ser libre de utilizar un libro si es lo que encaja con su estilo de enseñar; pero también otro docente tiene que poder prescindir de él si supone un obstáculo para el diseño de las experiencias educativas que ha diseñado para su grupo de alumnado. Esta libertad sí que puede ayudar a gestionar mejor situaciones insólitas.

He trabajado en un puñado de centros en los que cada uno tiene libertad para programar sus clases. Sin embargo, principalmente en primaria, hay algunos centros donde se ejerce mucha presión para utilizar el libro seleccionado por el equipo como oficial. En la mayor parte de estos casos, es una presión emocional, en la que se explica al docente que llega al centro, que si quiere enseñar sin libro, tiene que aprobarse la retirada de este del listado oficial, ya que si no, las familias lo comprarán y habrán gastado el dinero para nada. En la mayor parte de estos casos, el docente usa el libro un par de veces para justificar ese gasto hasta que se aprueba la retirada del libro del listado. En realidad, que el libro esté en el listado no obliga a su uso. Es un listado de los libros que hay que usar en el caso de que se quieran usar. De hecho, la gran mayoría de los centros retrasan la «lista de la compra» para septiembre esperando a que el profesorado decida si los usa o no. Esta solución es la que permite realmente respetar la libertad del equipo docente. Respeta tanto al que lo quiere usar, que tiene la opción del texto oficial en el listado, como del que no quiere.

Pero existe un tercer tipo de centros, uno de los cuales tuve hace unos años la mala suerte de encontrar. Cada vez que me he trasladado a un nuevo centro, lo primero que he hecho es hablar con el equipo directivo para explicarles que no uso libro. Después solía tomarse una decisión sobre como informar a las familias de que no lo comprasen. Alguna que otra vez hubo alguna tirantez, pero durante casi veinte años no tuve mayor problema. Pero cuando llegué a este centro del que estaba hablando, y planteé este tema, me contestaron que eso no funcionaba así, que debía utilizar el libro en clase. Lo que hice fue explicarles que no había ninguna normativa que diga esto, y de haberla, sería contraria a la libertad de cátedra, y por lo tanto nula, ya que la Constitución no se puede contradecir. Lejos de acabar ahí el tema, el equipo directivo puso el tema en conocimiento de la inspección educativa. Pensé que inspección les explicaría lo mismo que yo, pero ante mi sorpresa, me dijeron que tenía que usar el libro en clase. Eso sí, «por lo menos en una sesión». En un arranque de estupidez, decidí que no estaba dispuesto a pasar por el aro, así que les dije que me obligaban a incumplir sus instrucciones ya que atentaban contra mis libertades fundamentales, y las de todas mis compañeras y compañeros, claro. El resultado fue que se me abrió un expediente disciplinario que resultó en una suspensión de empleo y sueldo de quince días.

He aprendido varias cosas de todo esto. Lo primero es que ha quedado claro que la ley sí que protege la libertad de cátedra en cuanto que no se puede obligar a alguien a seguir un libro en sus clases. Si esto fuese así, se me habría sancionado por no usar el libro oficial, pero realmente me sancionan por incumplir las órdenes de la dirección. Incluso en la sentencia del contencioso la jueza dice que sí me podían obligar a usarlos, pero sigue siendo una contradicción que no me sancionen por eso. Es más, si en lugar de decir que no, hubiera dicho que sí pero no los hubiese usado, no me habrían sancionado. Es decir, que si un docente quiere no usar libro, que no tema, mientras no le diga que no al equipo directivo y a inspección que no les va a hacer caso, no pasará nada.

La segunda enseñanza es que no se puede esperar mucho de la justicia. He descubierto que para casos pequeños como estos, no hay recurso posible a la sentencia. No podría explicar los términos jurídicos, pero es así. Lo único que se puede hacer es presentar un recurso al Tribunal Constitucional. El problema es el mismo, al ser un caso pequeño, hay muchas posibilidades de que no se admita a trámite. Está claro que hay una justicia diferente dependiendo qué tipo de ciudadano seas. Como es una sanción pequeña, te la comes que te sale más a cuenta. Y así conseguimos que la administración pueda hacer en general lo que quiera porque a casi nadie le compensa el proceso judicial.

Por último, he aprendido que merece la pena defender nuestros principios. Aún como en mi caso, que parece que he perdido, en realidad he ganado. Durante el curso educativo en cuestión, mi alumnado disfrutó de las experiencias educativas que estoy convencido eran mejores para ellos que haber aceptado las condiciones que me imponían, que habrían resultado en unas clases con un maestro desmotivado, haciendo algo en lo que no creía, y haciendo lo mínimo para seguir cobrando a final de mes. Mereció la pena.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/confinamiento-educacion-y-libros-de-texto/

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Uruguay: 9% de los docentes reporta burnout, según estudio del Ineed

Se relevó la salud y el bienestar de casi 5.000 docentes de todos los subsistemas.

El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) presentó este martes los resultados del estudio de salud ocupacional docente que hizo en 2019. La encuesta llegó a 159 centros y 4.734 docentes (74% de cobertura) y con ella se relevaron datos sobre el empleo docente, el ambiente y las condiciones de trabajo, la percepción sobre las demandas y recursos del trabajo, y los efectos en la salud y el bienestar de los docentes.

La presidenta del Ineed, Alex Mazzei, dijo en la presentación de los resultados de la investigación que relevar la salud ocupacional y el bienestar docente “ha sido una de las preocupaciones desde que empezó el instituto; hay muy pocos antecedentes, lo hemos tomado como una responsabilidad para poder aportar elementos rigurosos y confiables para lograr una mejor forma de vínculo del docente con su profesión y con los estudiantes”.

El estudio evalúa la percepción docente sobre las demandas de trabajo; esto significa, sobre todo, las sobrecargas cognitiva, cuantitativa y emocional a la que están expuestos los docentes. Los investigadores concluyen que estas demandas “son percibidas en mayor medida por las mujeres, quienes trabajan en inicial y primaria pública, y quienes tienen mayor edad y antigüedad (exceptuando el tramo final, cuando vuelven a disminuir)”.

En esta línea, señalan también que “los docentes con mayor formación presentan más sobrecarga cognitiva y emocional”, y subrayan que “cuantas más horas y en mayor cantidad de centros se trabaje”, más aumenta la percepción de estas demandas. Por otra parte, observaron que “los docentes efectivos suelen tener una percepción de mayor sobrecarga respecto a los interinos y suplentes”.

Asimismo, se relevó la percepción que tienen los docentes de los recursos disponibles tanto a nivel organizacional del centro (organización del trabajo, confianza, reconocimiento, equilibrio, esfuerzo, recompensa) como a nivel personal (autoeficiencia, resiliencia, satisfacción, significatividad). A nivel general concluyen que “la percepción de los docentes sobre sus recursos organizacionales y personales –salvo el reconocimiento– tiene un punto alto al comienzo de la carrera o dentro de los más jóvenes, va descendiendo en la etapa de desarrollo profesional, para volver a tener un punto alto hacia el final de la carrera o a mayor edad”.

Dentro de las conclusiones generales, los investigadores afirman que “las mujeres, y en mayor medida las de inicial y primaria pública, son las que perciben más demandas y menos recursos”. Además, aseguran que “a mayor carga global de trabajo, mayores demandas y menores recursos, lo que se relaciona con menores niveles de bienestar en todos los subsistemas”.

Estresados

La investigación también buscó saber más sobre el bienestar de los docentes uruguayos. Lo midieron siguiendo tres constructos: la dedicación y el entusiasmo, los síntomas de estrés, y el síndrome de burnout.

En cuanto a la dedicación y el entusiasmo, las respuestas fueron de puntuaciones “altas”: “60% o más señala que siempre o casi siempre se siente con energía, está entusiasmado o está compenetrado con su trabajo”. Por otra parte, es “baja la proporción de docentes que reporta que nunca o casi nunca percibe en su trabajo las emociones planteadas”.

Se consultó sobre los 12 síntomas que diagnostican el estrés. Los investigadores detallan que “algunas veces dan cuenta de la presencia de ansiedad y somatización; son consecuencia de experiencias de estrés crónico o bien se presentan por la sumatoria de estresores agudos”.

El síntoma que aparece con más frecuencia fue el sentirse tenso o alterado (14% de los docentes señala que “lo ha tenido bastante o mucho”, le sigue las náuseas o malestar en el estómago (10%), y en tercer lugar debilidad en partes del cuerpo (8%). A nivel general, 51% de los docentes señala no tener síntomas de estrés.

En relación al síndrome de burnout, los investigadores explican que quienes lo padecen “muestran altos niveles de agotamiento, cinismo e ineficacia”. Los resultados se dividieron en tres grupos: los que no padecen el síndrome, los que lo padecen y no sienten culpa, y los que lo padecen y sienten culpa (crítico). El informe del Ineed marca que “7% de los docentes reporta burnout” y solo 2% tiene el síndrome en un nivel crítico. Inicial y primaria pública encabezan la lista del subsistema con más docentes con burnout con 10% de los encuestados; le sigue secundaria pública con 7%, y educación técnica con 6%. En el ámbito privado, media tiene 5% y primaria 3%.

En cuanto a las enfermedades más frecuentes, aparecen la disfonía o alteraciones de la voz (51%). Luego, con más de 40%, problemas de columna, musculares y gastrointestinales, y cerca del 20% de los docentes reportan obesidad (24%), tendinitis (22%), hipertensión (20%) y colesterol alto (19%).

Bienestar

Basados en el burnout, la dedicación y entusiasmo, y los síntomas de estrés, los investigadores midieron el bienestar. El grupo de docentes con bienestar bajo conforma 26% del total. Estos profesionales presentan “mayores niveles de culpa, desgaste emocional, indolencia y síntomas de estrés, y, a su vez, menores niveles de ilusión por el trabajo y dedicación y entusiasmo. Con las características opuestas se encuentra el grupo con bienestar alto (28%), mientras que el resto de los docentes está en el grupo de bienestar medio.

En educación inicial y primaria pública hay una mayor proporción de docentes con un nivel de bienestar bajo (33%); le sigue secundaria pública (28%), técnica (26%), inicial y primaria privada (16%) y, por último, secundaria privada (15%). 27% de las mujeres presenta un nivel de bienestar bajo, mientras que esa cifra baja a 21% para los hombres. Por otra parte, en el interior del país hay mayor proporción de docentes en el nivel bajo de bienestar que en Montevideo (27% y 23%, respectivamente).

A nivel general los investigadores concluyeron que “menores niveles de dedicación y entusiasmo, mayores niveles de síntomas de estrés y burnout se encuentran asociados con niveles bajos de bienestar”. Además de que “los docentes con menores niveles de bienestar son los que presentan mayor prevalencia de enfermedades”, incluso “muestran mayor prevalencia de enfermedades que la población general”.

Fuente e Imagen: https://ladiaria.com.uy/educacion/articulo/2020/7/9-de-los-docentes-reporta-burnout-segun-estudio-del-ineed/

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Ecuador: ‘Profesores contagiados tras asistir a instituciones educativas’

América del Sur/Ecuador/19-07-2020/Autor(a) y Fuente: lahora.com.ec

Educadores dicen que contrajeron coronavirus durante la recepción de textos escolares. M. de Educación afirma que siguió los protocolos.

Los dirigentes de la Unión Nacional de Educadores (UNE) hicieron público su descontento ante lo que llamaron “desamparo de las autoridades”, durante una rueda de prensa virtual.

Isabel Vargas, presidenta de la UNE, dijo que fue “irresponsable la entrega de textos,  en el contexto de salubridad” que vive el país, pues aseguró que a raíz de esa actividad, que inició el primero de julio, en Pichincha, dos docentes contrajeron el Covid-19 y 6 reportan síntomas.

La presencia del virus se manifiesta entre 7 y 14 días después de haberlo contraído y, dependiendo del laboratorio, los resultados de un PCR pueden tardar entre dos y cinco días.

Los dirigentes señalaron que uno de los contagiados acudió el primero de julio a la escuela y el 8 su examen dio positivo.

Desde el Ministerio de Educación indicaron que existen contradicciones cronológicas en el tiempo de contagio, aunque no niegan que el docente esté enfermo, añaden que es difícil comprobar que fue durante dicha actividad que se enfermó.

En contexto

A mediados de junio, el Ministerio de Educación anunció un cronograma para que los padres de familia del régimen Sierra- Amazonía entreguen los textos escolares de sus hijos, con el objetivo de promover el cuidado ambiental.

Vargas sostiene que los docentes fueron a las escuelas sin que hayan sido desinfectadas y que, además, ni el Ministerio de Educación ni el de Salud, les entregaron insumos, como gel antiséptico, alcohol o mascarillas.

Señalaron que no se conocía tampoco el estado de salud de los representantes que acudían a las entregas.

Al ser consultado, el Ministerio de Educación respondió, mediante un comunicado, que “la entrega de los portafolios y textos se hicieron siguiendo todos los lineamientos de bioseguridad”.

La tarde de ayer, la Cartera de Estado se comunicó con LA HORA y explicó que siguieron todas las recomendaciones del COE: “que se cumpla el distanciamiento social, controlar que usen la mascarilla y medidas de higiene (uso de gel y desinfectante)”.

Sobre la entrega de insumos, el Ministerio de Educación cita al COE nacional. “Es de responsabilidad personal adoptar medidas para el control de la pandemia”; es decir, que cada padre de familia y docente era responsable de llevar sus insumos.

Por su parte, Vargas dijo que se solidariza con los docentes y los padres de familia que han sido contagiados “por cumplir con esta exigencia”. La dirigente añadió que están levantando datos, a través de una encuesta, para determinar cuántos profesores han contraído el virus.

Cinco en Pichincha

Klever Hidalgo, presidente de la UNE de Pichincha, dijo que responsabilizan a las autoridades por la salud de Fernando Galeano, profesor de la Unidad Educativa Mitad del Mundo, quien se está batiendo entre la vida y la muerte. “No le quisieron recibir en varios hospitales de Quito”, aseguró Hidalgo.

El otro caso confirmado es Sergio Paredes, docente de la Unidad Educativa San Gabriel. “Dio positivo tras ir a la entrega de los textos, el 1 de julio”. A esto se suma la esposa de Paredes, quien presenta síntomas y otros seis docentes: Rosa Rosero, Sandra Mora, Narcisa Pisco, Diana Carrera, Olga Morales y Walter Álvarez.

Según la OMS, 1 de cada 5 personas con coronavirus presenta un cuadro grave y experimenta dificultades para respirar. Los dirigentes pidieron que se les realice pruebas de diagnóstico PCR, se fumigue escuelas y se les entregue insumos de bioseguridad. De no cumplirse tomarán acciones legales.

El Ministerio afirmó que no es su responsabilidad realizar pruebas diagnósticas. Si alguien presenta síntomas, confirmaron, se debe llamar al 171. (AVV)

Responsabilizamos de la vida de nuestros compañeros docentes, al Gobierno Nacional y a la Ministra de Educación”, Klever Hidalgo, presidente de la UNE de Pichincha.

Los docentes no pueden exponerse a riesgo de contagios, puesto que desde la patronal no se ha entregado un mínimo de insumos”,
Isabel Vargas, presidenta de la UNE.

Manifestación a nivel nacional

La Unión Nacional de Educadores manifestó que los maestros tienen un retraso de 13 días en su salario, por lo que hicieron un llamado a la movilización a nivel nacional el jueves. Isabel Vargas, presidenta de la UNE, dijo que saldrán con todas las medidas de bioseguridad.

Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102322719/profesores-contagiados-tras-asistir-a-instituciones-educativas

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