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El mal nace en la escuela

Por:  Carlos Blanco

El colectivo de los profesores ha tragado el sapo de la pedagogía, y ahora su ruina corporativa es inevitable.

España no tiene futuro. Siento decirlo con estas palabras tan crudas, tan negras y derrotistas. Pero cuanto antes nos hagamos a la idea, antes podremos adoptar medidas que permitan al menos «salvar los trastos». Engañarse con patrioterismos, lucir banderas y eslóganes cuando hay tantos y tan aviesos enemigos no sirve de nada. Hay quienes piensan en recuperar el Peñón o rehacer imperios ultramarinos, cuando lo cierto es que toda una región española -¡españolísima!- como es Cataluña, está hoy ardiendo y desde esos incendios está a punto de iniciar el proceso de balcanización del país.

Éste, como otros males, es un cáncer que nace en la Escuela. La Escuela española, la Educación Primaria, es un fraude y es la semilla del mal de nuestra nación. No querer verlo es ceguera, o por mejor decir, es estupidez. No admitir esta tesis de que el mal de la nación empieza en la primera enseñanza es adoptar una posición suicida. Y el problema no es, única ni principalmente, el grado de adoctrinamiento al que los niños catalanes están llegando, como en la peor de las pesadillas totalitarias, desde hace generaciones. El problema no es, de manera exclusiva, este aberrante «Estado de las Autonomías» que ha entregado la Educación –instrumento de Estado y arma civilizatoria al mismo tiempo- a los mayores sinvergüenzas de la historia de España, gentes que arrancaban prebendas y privilegios del Estado sin ceder ni un ápice en sus pretensiones adoctrinadoras y separatistas (los Pujol, los Mas). Lo cierto es que los «grandes» patriotas y estadistas (Felipe, Aznar, Zapatero) serán juzgados dentro de un siglo con más dureza que los sátrapas regionales, de butifarra, sardana y birretina. En sus manos, las manos de presidentes del gobierno de la nación, estuvo la posibilidad de contener a los sátrapas y a los balcanizadores, en su obligación estaba el ver venir las cosas a largo término. Pues fue en La Moncloa, y no en Palau, donde se comenzó a destripar España.

Y se destripó mucho más, y mucho más gravemente, con las leyes educativas. Lo tremendo no es que no se pueda hablar en español en un colegio de España. Catalán y español siempre han convivido, y la Ley Fundamental establece esta convivencia. Lo tremendo es que ante el fraude de la Primaria estemos –docentes y administradores- deliberando sobre un «lenguaje inclusivo» o poner aseos «unisex», mientras la formación moral e intelectual de los futuros españoles, y no sólo catalanes, se va al inodoro. Se adoctrina siempre que no se educa. Y en España no se educa. Voy a hablar claro: no se educa y no dejan educar desde la LOGSE (1990). Se ha sustituido el magnífico entramado educativo del franquismo tardío por un engendro adoctrinador llamado «sistema educativo español», que sólo sirve para estabular niños y adolescentes, tiranos hoy y esclavos mañana.

En el presente artículo me centraré más en la Enseñanza Primaria. Debo decir bien alto que en la mayor parte de los colegios de nuestro país ya no se enseña. Los maestros, liberados de la responsabilidad de otorgar títulos al terminar sexto curso, que es el último año de Primaria, envían a los niños al Instituto de Secundaria sin hacer ninguna valoración realmente objetiva sobre las posibilidades de seguir estudiando con éxito. Al ser el título de graduado en E.S.O. [Educación Secundaria Obligatoria] el título más bajo que otorga el sistema educativo, expedido en el Instituto y no en la Escuela, ésta ni siquiera se siente obligada a emitir un informe objetivo sobre las capacidades de cada niño que, siendo díscolo, inquieto o torpe, abandonará (con gran alivio para los maestros de Primaria) el colegio de Primaria y se «integrará» en una Secundaria que, amén de obligatoria, es aluvialallí van a parar todos, mezclados y revueltos, como mandan los cánones del pensamiento pedagógico moderno.

En seis años de Primaria, muchos niños no disponen de verdadera experiencia de acercamiento al arte, la belleza, la historia, la ciencia, la moral. Son años «gamificados» (educación lúdica, basada en juegos, excursiones, conexión a internet). Muchos colegios rozan el rizo incorporando tabletas electrónicas, móviles y demás sistemas de «virtualización de la enseñanza» fomentado la tecnoadicción, los problemas visuales, la obesidad, y diversos trastornos psiconeurológicos (trastornos atencionales, hiperactivos, desórdenes en el procesamiento cerebral de la información). Los libros están siendo desterrados de la Enseñanza y, cuando hay lecturas obligatorias, ya no se recomiendan clásicos de la literatura infantil y juvenil sino autores actuales que preparan al niño como adolescente o pre-adulto, iniciándole prematuramente en los temas del sexo, la droga, la violencia. El papel de ciertas obras «literarias», además de charlas y documentales a la hora de crear una erotización de la infancia y una hiperestimulación en conductas cibernéticas, es del todo preocupante, y la Escuela está siendo un agente fundamental en este adoctrinamiento. Se busca (y se logra con notable éxito) un consumista prematuro: alguien fundamentalmente inculto, pero apto para gastar un dinero que él no gana, y que probablemente nunca llegará a ganar con su propio esfuerzo. El niño de Primaria, especialmente quien está agotando la etapa (4º, 5º y 6º), es, gracias a padres irresponsables y a maestros y pedagogos ineptos, un nuevo y terrible bárbaro. El españolito del futuro será –ya es, en muchos casos- un monstruo: alguien que a los doce años ya está «de vuelta» en materia de sexo…es un monstruo. La iniciación precoz en el sexo es el síntoma de que la Civilización europea, cristiana y española está muriendo. Otro tanto se diga del «enganche» o dependencia precoz que los niños sufren con respecto al móvil. Entre los ocho y diez años va creciendo el porcentaje de niños con teléfono móvil dotado de datos para acceder a internet, y con ello, con la posibilidad de acceder a golpe de clic a la más deleznable pornografía y violencia. Es evidente que el haber «liberalizado» de tal manera el acceso a la red desde sus inicios, sin pedir credenciales de edad e identificación (algo que la Policía de todos los Estados podría haber logrado, habiendo voluntad para ello) supone «nuevos yacimientos de negocio»: pedofilia, adoctrinamiento, iniciación en el hiperconsumo.

Y los maestros se están cruzando los brazos. Como la evaluación (que incluye calificaciones y decisiones sobre pasar de curso o «promocionar») se ha trivializado hasta extremos grotescos, los maestros del colegio dan el pase al instituto a todos los niños. En vez de firmar unas actas con calificaciones numéricas vinculantes, la pedagogía moderna ha permitido a los maestros informar estúpidamente de esta manera: «progresa adecuadamente», «competencia digital adquirida», «competencia emocional en vías de consolidación». Consecuencia: los niños de doce años llegan al Instituto sin ninguna valoración objetiva acerca de lo que saben y lo que no saben hacer. Es frecuente que los profesores de secundaria reciban unos niños en estado ferino, sin hábitos adquiridos en la Escuela, niños que se levantan de la silla cuando quieren, intervienen en clase o interrumpen cuando les viene en gana, no pongan una tilde, jamás escriben mayúsculas en los nombres propios, exhiban deficiencias en sus capacidades aritméticas, no sepan poner ningún país en el mapa… Lo peor es la carencia de normas y falta de memoria en estas nuevas generaciones de muchachos. Avezados en pulsar teclas en aulas de informática, en hacer «búsquedas» en su propio móvil o duchos en talleres de «inteligencia emocional» y «educación afectivo-sexual», estos niños de ahora no pueden memorizar una sola hoja de apuntes, y, por supuesto, nunca toman apuntes porque éstos están «colgados» en la red o volcados en su tableta digital. De otra parte, está llegando el momento en que los padres que no han solicitado una «adaptación curricular» para su niño van a parecer unos tontos, porque esto equivale a renunciar a las ventajas que supone alcanzar un aprobado o la titulación con el más mínimo esfuerzo. Cualquier niño que acuda a un «especialista» poseerá alguna «diversidad» (las que están más de moda son TDA, TDAH, y toda una suerte de sopa de letras de síndromes y trastornos) si éste «experto» se propone buscarlas. A veces hay una base real: la conexión de niños a dispositivos electrónicos con o sin acceso a la red está generalizada, y la voluntad, facultad que se encuentra en la base de la atención y demás sistemas cognitivos necesarios para la vida escolar, se ve con ello perturbada. Pero otras veces no hay base para tal diagnóstico: es una moda que el propio sistema potencia, porque «la diversidad mola».

«La diversidad mola» y lo mismo que trae ventajas que el orientador decrete la necesidad de «adaptaciones curriculares» (verbigracia: ponérselo más fácil al estudiante), también está trayendo ventajas la promoción del homosexualismo, de la ideología «trans», y de la ideología de género. El sistema educativo español, siguiendo consignas de organismos internacionales que planifican la ingeniería social mundial y una «superación de las barreras naturales», ha optado por la inflación legislativa y la promoción a bombo y platillo de unos sentimientos, comportamientos y dudas que, en un menor, digan lo que digan, no pueden ser definitivos, auténticos ni madurados. No es de recibo que un menor, a quien no le dejan salir de la verja del centro y que tiene que contar con la autorización firmada de los padres para ir con su clase de visita a un Museo que está en la acera de enfrente del Colegio, tenga en cambio, como sujeto, la capacidad para «autodeterminar» su identidad «de género» y que un Colegio o Instituto se ponga patas arriba para acoplarse a esa «autodeterminación».

Hemos perdido el norte, y los maestros y profesores son parte del problema. En un principio, las aberraciones de la LOGSE y demás leyes hijuelas suyas se atribuían a la abstrusa legislación en sí misma, al imperio omnímodo de doctrinas pedagógicas extranjeras y pseudocientíficas, a la ideologización y politización del propio sistema educativo. Pero ya es el momento de poner el dedo en la herida y señalar al colectivo de los docentes como corresponsables de este fracaso, de esta negación de toda posibilidad de hallar salida al suicidio de España.

Para cortar por lo sano, la única posibilidad que nos queda es devolver al maestro y al profesor su soberanía en materia calificadora. Evaluar es duro, es un acto administrativo de gran seriedad y que exige mucha responsabilidad. Pero para hacer esto con objetividad es preciso quitarse de encima las moscas que revolotean en torno al docente. Todo docente que ha tenido que poner las notas tomándose en serio su trabajo puede contar docenas de casos en que todo tipo de moscas aterrorizaron sobre su acta de evaluación: el director, el orientador, el jefe de estudios, el padre influyente, la madre con ascendientes, el inspector y el defensor del pueblo, si me apuran. Todo el que pasa por delante de la nariz del profesor tiene «algo que decir», y la amenaza de reclamaciones y papeleos infernales está siempre pendiente, cual espada de Damocles. Así hemos creado, desde la LOGSE de 1990, varias generaciones de docentes timoratos, aterrorizados, gandules cuyo lema «haz que pase» se ha hecho proverbial. Nadie quiere líos, sólo se piensa en cobrar a fin de mes y escaparse en los puentes y fiestas de guardar, «desconectando» de la Escuela y viviendo con la venda en los ojos. Los maestros y profesores saben que sus decisiones no cuentan con el apoyo de nadie y que lo que predomina es ese lema de Pedro Sánchez: «haz que pase», que el niño gandul y caradura pase de curso, y cuente con unas notas infladas. Llegará el día en que ese niño se haga mayor y el Sistema se lo coma crudo. Carne de cañón para todo género de dependencias, débil ante poderes mundiales de control social, carente de voluntad y capacidad crítica, el niño que ha pasado de curso con «empujoncitos» paternalistas, con buenismo irresponsable, con corrupción inherente al Sistema (por medio de presiones, amenazas o reclamaciones de nota sin fundamento), ese será el futuro votante, consumidor y esclavo. Quedémonos nada más que con esa palabra: esclavo. Un suspenso a tiempo, igual que un bofetón a tiempo, han salvado a millones de españolitos de otros tiempos. Los han salvado de la gilipollez extrema. Pero estos de hoy son otros tiempos. Tiempos en los que la Escuela ya hace décadas que no funciona, y la Escuela ha arrastrado sus males y su «pedagogismo» a los Institutos y a la Universidad.

Que en la calle vemos niños con sexualidad precoz cuando no aberrante: Haz que pase. Que en casa vemos niños tecnoadictos. Haz que pase. Que al niño se le concede un «derecho de autodeterminación». Haz que pase. Que al niño se le imparten charlas adoctrinadoras en lugar de enseñarles a leer, escribir y hacer bien sus cuentas. Haz que pase. Que el maestro y el profesor sean, nada más, que unos «mediadores de aprendizajes», es decir, unos tipos sin prestigio alguno, cuyas decisiones vienen cuestionadas por parte de cualquiera (incluyendo sus propios «compañeros» de profesión)… Haz que pase.

En España dejamos pasar a todo el mundo, y tragamos carros y carretas. Ningún partido político ha dicho palabra sobre este descalabro. Nadie articula ni pergeña una reforma legal que restablezca la autoridad (disciplinaria y calificadora, ambas) al profesorado, ni tampoco nadie ha diseñado un plan para modificar el acceso a la profesión docente. Al menos desde los tiempos de Zapatero, los sindicatos docentes se han convertido en agentes para la admisión masiva de interinos, esto es, de graduados universitarios que nunca han aprobado un examen de oposición en su relajada existencia pero que «por su cara bonita», y por el populismo sindical y autonómico, han visto que se les daba plaza fija de por vida. Y nadie habla de retirar para siempre todas esas asignaturas típicas de «iniciación al turbocapitalismo» (Economía, Administración de Empresas, Iniciación para Emprendedores, Robótica, Informática, Tecnología, Talleres varios…) que quitan tiempo y espacio a la necesaria formación científica y humanística de la persona.

¿Los niños catalanes adoctrinados? ¿Los vascos? Sí, y los castellano-manchegos, y los andaluces, y los extremeños. Adoctrinar es lo opuesto a educar. La revolución en la enseñanza sería volver a hacer dictados, clases magistrales, leer a Cervantes y a Homero, mandar muchas cuentas y ejercicios para hacer cada tarde, poner de rodillas a quien se porte mal, cerrarle la puerta al padre que entre en un Colegio dándole voces al tutor o al mismo director. Revolución sería contar con inspectores formados en las materias específicas y ajenos al populismo (nada hay más populista que darle la razón a unos padres-clientes y quitársela al funcionario, sujeto como está por una nómina y sometido a una autoridad jerárquica).

Me río y me distancio, como de la peste, de una derecha que quiere poner la bandera rojigualda en el Peñón o que clama por detener a Torra, pero elude todas estas cuestiones de que hablo. Me río, y me aparto como si fuera el diablo, de una izquierda que habla de pedagogías «emancipadoras» y prepara, en cambio, a los niños de hoy, para ser perfectos esclavos sin voluntad y sin cacumen en el turbocapitalismo que está ya aquí.

Apéndice:

En contra de la pedagogía.

La pedagogía es una de las pseudociencias más peligrosas y dañinas que han surgido en los últimos tiempos. En un falso saber que, formalmente, se arroga el derecho a recomendar e imponer métodos de enseñanza basándose única y exclusivamente en prejuicios ideológicos. Precisamente al presentarse como «ciencia» y el recibir el interesado respaldo de organismos mundiales encargados de aplicar la ingeniería social (UNESCO, ONU, etc.) y de los partidos y sindicatos, los poderes han hecho de la Pedagogía una peligrosa arma de control social capaz de provocar estragos terribles en la infancia y la juventud. Como recordaba el profesor Ricardo Moreno Castillo en una reciente entrevista [https://latribunadelpaisvasco.com/art/11665/ricardo-moreno-castillo-el-desprecio-por-el-saber-ha-convertido-a-los-alumnos-en-autenticos-analfabetos sólo el desprecio y la envidia hacia el verdadero saber y únicamente el interés por crear un mundo de analfabetos explican el poder cada vez más omnímodo de esta herramienta de control social llamada «pedagogía».

En nombre de la pedagogía han surgido un sinfín de «expertos» en Orientación Escolar, Psicopedagía e Inspección que –salvo contadas y loables excepciones- no hacen sino controlar ideológicamente a los profesores, les coaccionan para que regalen los aprobados, halagan populistamente a los padres y a los chicos zascandiles o introducen burocracia inútil y verborrea en los centros educativos. Todo esto tuvo lugar de manera desatada a partir de la tristemente famosa LOGSE, la llamada «Reforma» de la cual son hijuelas todas las legislaciones posteriores, hasta llegar a la actual LOMCE.

El colectivo de los docentes españoles se haya tan dividido, alienado y adocenado, que jamás ha tenido una respuesta ante esta pseudociencia que les controla y que interfiere con su labor profesional: nunca han pasado de las burlas condescendientes y las ironías inocentes a la hora de relacionarse con estos comisarios de su labor académica. La jerga pedagógica llegó a resultar risible cuando al recreo se le hizo llamar «segmento de ocio», a las lecciones o temas a explicar había que llamarlos «bloques de contenido» o «unidades didácticas», etc. Si el peligro de la jerga pedagógica hubiera consistido únicamente en llamar a las cosas de otro modo para que así se quedaran contentos ciertos funcionarios, no habría tiempo que perder en quejas y lamentos. Pero los pedagogos y psicopedagogos, en la medida en que ocupan puestos de dirección y gestión importantes en los centros y en la administración educativa, son capaces de hacer algo peor, ellos pueden dañar gravemente la neutralidad y objetividad de las labores académicas de los profesores. Cualquier profesor, en su ejercicio docente, tanto a la hora de determinar el nivel y rigor de sus lecciones como la justicia y justeza de sus calificaciones, se ha tenido que topar alguna vez en su carrera, al menos desde la LOGSE (1990), con interferencias de orientadores, psicopedagogos e inspectores que manejan la jerga y la pseudociencia de la Pedagogía.

Así las cosas, hoy es habitual que el profesor se inhiba de ser objetivo a la hora de poner las notas de alumnos vagos y maleducados, so pena de enfrentarse con reclamaciones de padres y de advertencias de los propios orientadores y pedagogos, cuando éstos no alientan aquellas. Siempre hay algún criterio pseudocientífico de los pedagogos que sirve para minar la labor del profesor, cuestionando las más sólidas y contrastadas técnicas artesanales de la enseñanza académica. Algunos de los «éxitos» de la pedagogía española son –por ejemplo- el elevado nivel de analfabetismo funcional entre titulados de Educación Secundaria por medio de «hallazgos» como la «promoción automática» (pasar de curso con todas las materias suspensas), las «adaptaciones curriculares» (pedir menos de la décima parte de los contenidos a determinados alumnos supuestamente «distintos» para que aprueben y titulen, sea como sea), los «planes de refuerzo individualizados» (poner en gruesos informes lo que tiene que estudiar un zascandil para así recuperar una asignatura que, sea como fuere, no la va estudiar). Un dato grave en la normativa española en materia educativa es que el cargo de director o jefe de estudios de un centro puede ser ejercido por un orientador escolar del mismo, contraviniendo así la necesaria cercanía de los cargos directivos a las aulas, y siendo «juez y abogado defensor» simultáneamente, en cuanto a decisiones académicas (notas, títulos) referidas a los alumnos. No se entiende que los orientadores (que no dan clase) dirijan los centros en tantas ocasiones, y puedan presionar –sin embargo- en materia de notas, casi siempre en beneficio de los perezosos y gamberros. El colectivo de los profesores ha tragado el sapo de la pedagogía, y ahora su ruina corporativa es inevitable.

Por muchas razones, la sociedad debería posicionarse en contra de la pedagogía. ¿De dónde brota su «ciencia»? ¿Qué fundamento tiene? ¿Por qué al profesor de matemáticas o filosofía le tienen que enseñar cómo ha de trabajar unas personas desconocedoras por completo de éstas u otras especialidades? ¿Hasta cuándo debemos tolerar necedades tales como «aprender a aprender», las «competencias» o los «estándares de aprendizaje»?

Fuente: http://www.tradicionviva.es/2019/12/01/el-mal-nace-en-la-escuela/

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La educación superior: entre la droga y la violencia

Por: José Alejandro Cheyne

Resulta paradójico que en las regiones colombianas cuya riqueza natural y posición estratégica son una ventaja comparativa para el desarrollo, sea precisamente donde el flagelo de la producción y comercialización de coca se ha convertido en el principal enemigo de la comunidad para avanzar en su agenda de bienestar.

Resulta paradójico que en las regiones colombianas cuya riqueza natural y posición estratégica son una ventaja comparativa para el desarrollo, sea precisamente donde el flagelo de la producción y comercialización de coca se ha convertido en el principal enemigo de la comunidad para avanzar en su agenda de bienestar.

En el mes de agosto el presidente Iván Duque lanzó el programa Zonas Futuro, como estrategia para la recuperación de la presencia institucional en territorios caracterizados por la ilegalidad, pobreza, inequidad e injusticia, como el Pacífico sur (Nariño), Catatumbo (Norte de Santander), Arauca, Bajo Cauca (norte de Antioquia) y el Parque Nacional Chiribiquete (Guaviare y Caquetá) y sus alrededores.

El lanzamiento de este programa se realizó en Tumaco, lugar en el que sus habitantes han buscado estrategias para disminuir los cultivos de coca y eliminar el estigma de ser el principal productor en el mundo.  Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), en el 2018 Tumaco hizo parte de los 10 municipios que representaron el 44% del total de cultivos de coca del país.

Entre los esfuerzos realizados, se encuentra la sustitución de siembra de productos como el cacao y el plátano, la producción de camarón y frutales, la renovación de la palma, y el turismo. Quienes realizan estas actividades, desafortunadamente, reciben amenazas tanto de la resiembra de coca como de la violencia, por oponerse a los intereses del narcotráfico ante la falta de presencia integral del Estado colombiano.

Sin embargo, aun cuando esta realidad podría parecer bastante pesimista, existe un factor determinante que está dispuesto a cambiar el futuro. Según el Dane, en 2018 el 25,9% de la población colombiana se encontraba en edades jóvenes (entre 15 y 29 años), estando los departamentos de las Zonas Futuro, por encima del promedio nacional en población juvenil: Guaviare (28,5%), Arauca (28,2%), Caquetá (28,1%), Nariño (26,6%), Norte de Santander (26,5%) y Antioquia (26,1%).

Lo anterior es fundamental, teniendo en cuenta que son precisamente los jóvenes la mayor ventaja competitiva de estas regiones y quienes con su talento diverso y emprendedor, y su capacidad de resiliencia, están dispuestos a encontrar nuevas alternativas para sus comunidades afectadas por el narcotráfico. Sin embargo, para cumplir este propósito, requieren de nuevos espacios de educación, en particular de educación superior, necesarios para disminuir su vulnerabilidad y desarrollar sus competencias de acuerdo con las apuestas productivas de las regiones. Entendiendo que la educación es el único camino para una transformación social, se deben enfrentar las siguientes restricciones:

  1. Los jóvenes no cuentan con los recursos económicos para financiar su matrícula ni para su manutención durante el tiempo que están invirtiendo en educación, aun más cuando el 57% de los hogares en zonas cocaleras viven en medio de la pobreza, de acuerdo con la caracterización hecha por la Unodc. No podemos olvidar el costo de oportunidad o costo de renuncia para los jóvenes, como resultado de las tentaciones a trabajar en actividades ilícitas.
  1. Desafortunadamente, algunos jóvenes que desean ingresar a la educación superior tienen restricciones pedagógicas, fruto de las debilidades durante su proceso de formación básica y media, razón por la cual es muy importante establecer estrategias de acompañamiento psicopedagógico que les permita cerrar las brechas y desarrollar su proyecto de vida en su dimensión académica, física y espiritual. Un testimonio interesante en Tumaco es cómo a través del desarrollo de diferentes expresiones artísticas, los jóvenes encuentran una pedagogía diferente para desarrollar competencias.
  1. Una oferta de educación superior insuficiente para las necesidades de estas regiones, como es el caso de Tumaco que tiene apenas cuatro Instituciones de Educación Superior (IES) que ofrecen programas presenciales. Adicionalmente, los recursos financieros, de infraestructura e infoestructura, entre otros, son escasos para cumplir adecuadamente con los procesos de enseñanza-aprendizaje adecuados, así como la capacidad para desplazar la frontera de conocimientos con procesos de investigación pertinentes para la región.
  2. La oferta laboral en estas regiones no siempre garantiza el retorno de la inversión en educación a los jóvenes. Por esta razón, se debe asegurar que no se dé una migración por búsqueda de mejores alternativas laborales, haciendo que el esfuerzo de educación en la región sea en vano.

Este desafío educativo en las regiones permeadas por el narcotráfico requiere del aporte de todos los actores (alcaldía, gobernación, líderes sociales, empresarios, fuerzas armadas, autoridades espirituales, entre otros) para articular esfuerzos, aprovechar los recursos limitados y generar un consenso sobre las apuestas educativas de la región.

Sin embargo, este esfuerzo requiere también del aporte y solidaridad de las universidades colombianas, muy especialmente de aquellas acreditadas en alta calidad, que generalmente cuentan con mayores recursos y con estándares internacionales para apadrinar la educación en las Zonas Futuro y, de esta manera, construir una agenda de competitividad con las regiones.

Fuente: https://www.semana.com/opinion/articulo/la-educacion-superior-entre-la-droga-y-la-violencia-columna-de-jose-alejandro-cheyne/632387

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Paraguay: La marihuana es la droga más consumida por los estudiantes

Redacción: Última Hora

La Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) compartió su informe sobre el Segundo Estudio Departamental Sobre Prevalencia de Consumo de Drogas en Jóvenes Escolarizados, que se realizó con estudiantes de instituciones públicas, subvencionadas y privadas de entre 12 a 17 años.

Según el informe, la marihuana es la droga más expandida en jóvenes escolares. El estudio revela que en colegios privados el 7,3% de los alumnos encuestados afirmaron haberla consumido alguna vez en la vida, el 4,9% que la utilizaron en el año y el 2,8% dijo que la consumió el último mes.

En alumnos de escuelas públicas el 5,3% dijo haber tenido contacto con la marihuana una vez en la vida, mientras que el 3,4% de los estudiantes manifestó que su uso se produjo en el año y el 2,3% indicó que lo hizo en el trascurso del mes.

Cocaína. El 2,7% de los estudiantes encuestados de instituciones públicas consumieron cocaína al menos una vez en la vida, el 1,5% una vez en el año y el 0,8% la usó en el último mes.

En instituciones privadas y subvencionadas los estudios revelan que el 1,7% probó cocaína una vez en la vida, el 1% consumió en el año y el 0,6 en los últimos 30 días.

Fuente: https://www.ultimahora.com/la-marihuana-es-la-droga-mas-consumida-los-estudiantes-n2819762.html

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Canadá advierte: “No dejen la marihuana al alcance de los niños”

Redacción: El País

Agencias gubernamentales y organismos comunitarios inciden sobre un posible incremento de las intoxicaciones de menores tras la legalización del cannabis

La legalización del cannabis recreativo en Canadá, que entró en vigor el pasado 17 de octubre, ha encendido las alarmas entre instituciones públicas y asociaciones civiles por un posible incremento de intoxicaciones en niños que consuman accidentalmente la hierba o sus derivados. Es por ello por lo que recomiendan, entre otras medidas, almacenar estos productos en lugares seguros en los hogares. La nueva reglamentación permite la posesión de un máximo de 30 gramos. Las personas mayores de 18 o 19 años (según la disposición de cada provincia) pueden adquirir hierba seca, cigarrillos liados, aceites y atomizadores en sitios autorizados. Sin embargo, la venta de comestibles a base de cannabis aún no está permitida. El Gobierno federal estudia abrir este mercado el próximo año.

“Aún es muy temprano para publicar datos sobre intoxicaciones en niños tras la legalización. Creemos que estarán disponibles en unos tres meses. Hay que precisar que se dieron numerosos casos cuando la marihuana era ilegal. Es un tema que merece especial atención”, comenta a este diario un portavoz de la Oficina de salud pública de Montreal. Desde hace algunos años, medios canadienses han informado sobre el consumo accidental entre infantes en diversas ciudades, principalmente por golosinas y galletas elaboradas a base de cannabis, aunque también algunos niños a edad muy temprana se llevaron a la boca la hierba seca. Cabe destacar que estos casos se duplicaron en Colorado a raíz de la legalización en 2014.

En julio, un niño de cuatro años fue hospitalizado en Halifax (Nueva Escocia) tras haber ingerido trozos de una barra de chocolate que contenía cannabis. De igual forma, una menor recibió asistencia médica a principios de octubre en Vancouver (Columbia Británica) luego de comer varios ositos de gominolas –con fuertes concentraciones de THC- que halló en el asiento trasero de un vehículo. Según cifras oficiales, 24 niños menores de cinco años visitaron las salas de urgencias en 2017 en las provincias de Alberta y Ontario por esta situación. Los menores presentaban somnolencia, náuseas, palidez, convulsiones y alteraciones motrices, entre otros efectos.

Un punto del nuevo marco legal criticado por diversos expertos en salud pública ha sido justamente no haber autorizado la venta legal de los comestibles a base de cannabis desde el 17 de octubre, dejando aparcado el tema para el próximo año. La razón es que se podrían establecer mecanismos para evitar su consumo accidental. Por ejemplo, exigir a la industria empaques de difícil apertura y sin elementos llamativos. Actualmente –y como sucede desde hace varios años- estos productos se adquieren en el mercado negro.

El Ministerio de Salud de Canadá estableció que la hierba seca y demás presentaciones cannábicas que ya se pueden adquirir legalmente deben estar empaquetadas y contener la inscripción “No se deje al alcance de los niños” en inglés y francés, las dos lenguas oficiales del país. Asimismo, no se permite el uso de materiales metálicos o brillantes en sus envolturas. El ministerio recomienda a las personas no consumir la hierba en presencia de un menor. También pide que los productos se guarden en lugares de difícil acceso para los niños (como debería ocurrir normalmente con los medicamentos y el alcohol) y, de preferencia, bajo llave. Otros organismos piden de igual forma que los padres tengan cuidado si deciden preparar comestibles a base de cannabis en el hogar, ya que no se pueden notar las diferencias a simple vista respecto a los que se cocinan con otros ingredientes.

“La ingesta accidental de cannabis por parte de los niños es un problema muy serio de salud pública, tema largamente documentado en numerosos estudios”, declaró Steve Podborsiki, presidente de Parachute, una semana antes de la entrada en vigor de la legalización. Parachute, organización canadiense dedicada a la prevención de accidentes, también recomienda almacenar la marihuana y sus productos derivados en sitios seguros, además de eliminar cualquier resto en los hogares, informar a amigos y familiares sobre esta problemática y tener al alcance los números telefónicos para servicios de urgencia.

La Sociedad Canadiense de Pediatría y la Agencia de Salud Pública de Canadá comenzaron hace unas semanas un estudio, que cubrirá los primeros dos años de la legalización, para documentar los casos de intervención médica por intoxicaciones severas de cannabis entre menores. Este ejercicio incluye tanto el uso recreativo entre los adolescentes como la ingesta accidental en niños.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/11/28/mamas_papas/1543394218_436203.html

 

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La violencia escolar daña por igual a víctimas y testigos

Redacción: Tendencias 21/26-09-2018

Deja secuelas psicológicas, sociales y escolares que se manifiestan dos años después

Los alumnos que presencian actos de violencia en el colegio padecen dos años después los mismos efectos psicológicos, sociales y escolares que las víctimas de esas agresiones. Esos efectos se traducen en drogas, delincuencia, depresión, ansiedad social y menor rendimiento escolar. La responsabilidad colectiva y la intolerancia son claves para impedirlo.

Los alumnos que presencian actos de violencia en el colegio a los 13 años corren el riesgo de encontrar dificultades psicosociales y escolares a los 15 años, según una investigación en la que han participado científicos canadienses, belgas y franceses publicada en la revista Epidemiology and Community Health.

Los investigadores analizaron a un colectivo de 4.000 alumnos a lo largo de sus estudios de secundaria y testado estadísticamente la relación entre el hecho de ser testigo de algún episodio de violencia en la escuela en el segundo curso, y los comportamientos antisociales (consumo de drogas, delincuencia), el estrés emocional (ansiedad social, depresión) y el rendimiento y compromiso escolar dos años más tarde.

Asimismo, analizaron la contribución relativa de las diferentes formas de violencia escolar que los alumnos pueden presenciar y las han comparado con el hecho de ser directamente víctima de violencia en el colegio.

Los investigadores explican en un comunicado que para el desarrollo de este trabajo disponían de información previa sobre el estado de salud psicológica de los alumnos antes de que fueran testigos de un episodio de violencia en el colegio.

Mismo efecto

Esta información les permitió aislar los casos en los que pudiera haber otros factores que influyeran en el comportamiento de los alumnos tras presenciar un episodio de violencia escolar, así como compararlos al observar los efectos años más tarde.

Según explica una de las autoras de la investigación, Linda Pagani, “ser testigo de un acto de violencia en el segundo curso de secundaria anuncia dificultades escolares y psicosociales en cuarto año de secundaria, al mismo tiempo que las consecuencias vividas por estos testigos son muy parecidas a las que viven los alumnos que han sido víctimas de esa violencia”.

Los investigadores pudieron precisar incluso los efectos de las diferentes formas de violencia. Si un alumno es testigo de un episodio de violencia grave, como una agresión física con arma, esa vivencia está asociada, dos años más tarde, con un aumento en el consumo de drogas y de la delincuencia. El efecto es el mismo ya se trate de robo o vandalismo.

Por otro lado, ser testigo de una violencia menor, como amenazas e insultos, provocará años más tarde en el alumno no sólo un aumento en el consumo de drogas, sino también ansiedad social y depresión, así como una disminución en el rendimiento y la participación escolar.

Responsabilidad e intolerancia

El profesor Janosz, otro de los autores de esta investigación, señala que “es evidente que los esfuerzos en materia de prevención y de intervención (en los casos de acoso escolar) deben incluir los testimonios, tanto de las víctimas como de los agresores, así como abarcar a cualquier forma de violencia escolar”.

Y añade: “es evidente que las relaciones familiares y comunitarias sólidas representan recursos importantes para facilitar las estrategias de adaptación en los alumnos expuestos a episodios que implican daños psicológicos o físicos. Estas relaciones previenen asimismo una desensibilización emocional de la violencia, elemento susceptible de engendrar comportamientos agresivos en los jóvenes.”

Insiste en la importancia de utilizar los resultados de este estudio para ayudar a los jóvenes: “creemos que los programas de intervención mejorarían una aproximación universal que aliente y generalice la preocupación por los demás y la intolerancia hacia la falta de respeto. Y más importante todavía: las escuelas deben alentar a los alumnos que presencian violencia a reaccionar y no sentirse impotentes ante estas situaciones. Callarse no sólo puede ser nefasto para el testigo, sino que además anima a los agresores. La mejor manera de ofrecer ayuda a los que la necesitan, de evitar alimentar un individualismo y egocentrismo que minan el bienestar colectivo, es desarrollar en los alumnos un sentimiento de responsabilidad colectiva. Nadie debería sentirse impotente”, concluye.

Referencia
Witnessing violence in early secondary school predicts subsequent student impairment. Michel Janosz et al. J Epidemiol Community Health doi: 10.1136/jech-2018-211203

Fuente: https://www.tendencias21.net/La-violencia-escolar-dana-por-igual-a-victimas-y-testigos_a44755.html

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Documental: ¿Qué escuela queremos? Crítica de 16 a 18 (2018)

Redacción: Escribiendo Cine

El documental se construye básicamente en base a una serie de testimonios frente a cámara de un grupo de chicos que, por diferentes motivos, debieron abandonar sus estudios tradicionales y más tarde, por propia voluntad, reingresaron al sistema educativo pero no en una escuela clásica sino en otra que propone otro modo de enseñanza.

La propuesta de Samyn es interpelar al grupo sobre tópicos que tienen que ver con la educación, la familia, las drogas, el bullying, la violencia, las carencias y los diferentes conflictos a los que deben enfrentarse en el día a día. Pero también trazando un paralelismo con la situación económica del país desde la crisis de 2001 a la actualidad para reflejar como la deserción o incorporación al sistema educativo van en total sintonía con esta.

En los últimos tiempos varios trabajos cinematográficos han abordado el tema de la educación, pero lo novedoso en 16 a 18 es que el eje del relato lo llevan los propios alumnos. No son los profesores, ni los directivos, ni funcionarios, ni los padres quienes expresan las falencias del sistema educativo como lo conocemos, sino que a través de chicos y chicas con diferentes problemáticas Samyn realiza un mapa sobre el fracaso de la educación pública convencional.

En su mayor parte, 16 a 18 se compone de fragmentos con alumnos hablando frente a cámara, algo que lo vuelve cinematográficamente pobre, pero más allá de esta falencia lo relevante es ver la articulación de un relato en donde queda claro que el sistema educativo actual necesita ser reformulado si lo que se quiere es evitar la deserción escolar de los adolescentes en estado de mayor vulnerabilidad.

Fuente: http://www.escribiendocine.com/critica/0004404-que-escuela-queremos/

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Paraguay: Drogas y deserción escolar

Paraguay/16 de Junio de 2018/ABC

 La droga que causa mayor deserción escolar en Paraguay es la marihuana. Según datos de la Senad, 7 de cada 100 alumnos de entre 12 y 18 años alguna vez la probó y 4 de ellos la fuman habitualmente. Destacan la necesidad del acompañamiento familiar.

La marihuana es la droga que más “autoexpulsa” a los adolescentes de las instituciones educativas, según Graciela Barreto, directora de la oficina de Reducción de la Demanda de la Secretaría Nacional Antidrogas, Graciela Barreto. “Siete de cada 100 alumnos de colegio alguna vez probó marihuana; cuatro de ellos ya la consumen habitualmente y uno de ellos es mujer”, detalló esta mañana en contacto con ABC Cardinal.

Barreto explicó que numerosos adolescentes dejan de ir al colegio una vez que se convierten en fumadores habituales de marihuana, una de las drogas cuyo principal efecto secundario es la apatía y el desgano. “La marihuana es la que más conflictos en el comportamiento nos está generando; genera mucha deserción”, agregó.

En ese contexto, destacó que la problemática va acompañada de la “autoexpulsión” de sus casas. “Los primeros cinco meses los padres ni se dan cuenta”, afirmó.

La representante de la Senad dijo que han cambiado el método de intervención en los colegios, debido a que las charlas grupales ya no brindan resultados y hasta se convierten en una pérdida de tiempo. Por ese motivo, los funcionarios de la entidad trabajan con los referentes de las instituciones educativas: maestros, empleados administrativos y familiares de los adolescentes.

Destacó que el principal problema justamente es la falta del acompañamiento de los padres o familiares de los alumnos, ya que a las reuniones convocadas asiste un porcentaje ínfimo. Además, aseguró que los chicos solo escuchan a las personas cercanas a su entorno y, a la hora de decidir si drogarse o no, recuerdan solo lo que les dijeron sus padres o seres queridos sobre las consecuencias.

Entre las causantes, destacó en primer lugar los problemas del hogar, ya que los estudiantes siempre alegan consumir las drogas para huir de ellos. Es seguido por la curiosidad, la presión de los amigos y la soledad. Esta última causante suele derivar luego en los suicidios, agregó.

Barreto advirtió además que las drogas no distinguen clases sociales y que en cualquier institución educativa, sin importar su nivel económico, puede haber grandes cantidades de consumidores.

La directiva de la Senad precisó también que en el país se perciben “consumos muy evidentes de marihuana, de crack y de alcohol”, esta última sustancia habitual entre un 52% de los paraguayos entre 12 y 18 años, según datos publicados por la agencia EFE ayer.

Fuente: http://www.abc.com.py/nacionales/la-marihuana-causa-de-desercion-escolar-1712314.html

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