Saltar al contenido principal
Page 15 of 44
1 13 14 15 16 17 44

Los claroscuro de la educación a distancia

Por: Urania Cecilia Molina.

Al menos 400 mil estudiantes del sistema de educación oficial del país retomaron ayer el período escolar correspondiente al año lectivo 2020, el cual estaba suspendido desde el pasado 11 de marzo por la emergencia sanitaria causada con la llegada de la enfermedad Covid-19.

El regreso a clases —esta vez bajo la modalidad a distancia— representa un desafío para todos los actores del sistema, porque no todos tienen acceso a los diferentes dispositivos que necesitarán para conectarse y acceder a los contenidos o a las clases virtuales.

Por ejemplo, para asistir a las clases virtuales no solo se requiere el acceso a internet, sino también mantener la conectividad a través de una computadora. En el caso de la educación por televisión o radio se debe tener un aparato con señal y los cuadernillos y guías para las áreas en las que se requieran.

Durante la rueda de prensa en la que se oficializó el retorno al año escolar –que culminará el próximo 30 de diciembre–, la ministra de Educación, Maruja Gorday de Villalobos, informó que desde el pasado 6 de julio, cuando comenzó la semana de organización escolar, están levantando la data sobre la cantidad de escuelas que se está registrando para formar parte del proceso.

El trabajo que realizan, liderado por los directores de los planteles, les permite decir que hasta ayer tenían el 60% de las escuelas registradas, unas mil 635, lo que representa una cobertura de 350 mil a 400 mil estudiantes, expresó Gorday de Villalobos.

Acotó que todos los viernes actualizarán y publicarán la data, como parte de un proceso de transparencia y comunicación con la comunidad educativa.

La titular de Educación dijo estar consciente de que hay padres de familia preocupados porque aún no han sido contactados por los docentes. Aunque les pidió que esperen a que los educadores los contacten, también les dijo que pueden hacerlo ellos a través de los directores regionales.

El trabajo que se está realizando es para “no dejar a ningún estudiante atrás”, expresó.

Virtual & distancia

Una de las principales quejas de los padres de familia es la manera en que se van a conectar sus hijos. Las siguientes son algunas de las expresiones más comunes entre padres de familia e, incluso, docentes. “En mi casa no tengo internet”. “Soy del grupo de trabajadores con los contratos suspendidos, por lo que no tengo para comprar tarjetas de celular”. “El Meduca debió tener la internet para todos”.

Gorday de Villalobos indicó que la educación que comenzó ayer en el país es a distancia, y de esta parten los diferentes mecanismos que se utilizarán para conectar a los estudiantes.

El exministro de Educación Miguel Ángel Cañizalez afirma que existe una confusión en los conceptos de educación a distancia y educación virtual, que se refieren a estas como si fuera una misma cosa.

Cañizales recordó que la educación a distancia es la no presencial, es decir, la separación de los estudiantes de sus educadores.

De hecho, recordó —como dato histórico— que la educación a distancia comenzó con la correspondencia, es decir, mandando por correo el material de lo que se debía estudiar.

Sobre estas inquietudes, la directora nacional de la Organización de Estados Iberoaméricanos, Melissa Wong Sagel, considera que la educación a distancia tendrá sus retos, pero con los esfuerzos de todos, docentes, padres, alumnos, sector privado e incluso medios de comunicación será posible.

Wong Sagel dijo que confían en el trabajo que ha realizado Meduca, con respaldo de los organismos internacionales, en desarrollar un currículum de emergencia que garantice que los alumnos puedan adquirir, en este año escolar sin precedentes, los conocimientos más importantes según su nivel escolar.

Además, valora como positivo la inclusión de temas psicoemocionales que son fundamentales en estos momentos tanto para los alumnos como para los docentes, así como también el hecho de que en paralelo se esté trabajando en la modernización de la educación con la implementación de herramientas digitales que “poco a poco aumentarán su alcance para ir cerrando la brecha digital”.

Familia -docentes

El secretario general de la Asociación de Profesores de la Universidad de Panamá, Fernando Ábrego, explicó que ayer la aplicación de mensajería instantánea Whatsapp fue la más usada por los estudiantes.

Ábrego precisó que los docentes formaron grupos para poder comunicarse con sus estudiantes, y saber cuáles se pudieron conectar a la plataforma Ester y cuáles no. “La formación de los docentes es humanista, por lo que su deber es ayudar a los estudiantes”, indicó.

Mientras tanto, la Asociación de Padres y Madres organizados de Panamá se negó a que se den módulos a sus hijos como método de estudio, y exigió a las autoridades del Meduca una educación virtual en la que el docente y el estudiante puedan interactuar.

El grupo reconoció el trabajo realizado con las clases televisivas y radiales, pero consideró que los estudiantes merecen aún más de un país que ha gozado de mucha riqueza.

Fuente del artículo: https://www.prensa.com/impresa/panorama/los-claroscuro-de-la-educacion-a-distancia/

Comparte este contenido:

Venezuela: Clases presenciales solo se cubrieron en un 60%

Durante este año escolar 2019-2020, el 40 % de las clases presenciales no se cumplieron. Uno de los motivos que generó esta grave estadística es por los paros anunciados desde las federaciones de educación en reclamo a sus reivindicaciones, pero el que más golpeó la asistencia fue la cuarentena social, pues a pesar que continuaron las clases a distancia, según sindicatos, los objetivos educacionales trazados no se lograron.

Según registro diario que lleva LA PRENSA, en total fueron 79 días de las 190 jornadas de clase que establece el calendario escolar del Ministerio de Educación las que no se llevaron a cabo. Cabe recordar que el año no pintaba bien desde el día 1 cuando se registró la primera clase en la calle, pues los docentes en Lara protestaron por las bajas condiciones en la educación. Aunado a esas jornadas de protestas se deben contar paros anunciados por federaciones, protestas significativas y el mal reinicio de las clases en enero.

Haciendo un recorrido por los días del calendario escolar, las federaciones de educación anunciaron a través de un boletín que el 10 de octubre de 2019 se iban a un paro de 24 horas, en lo que algunos docentes  permanecieron en sus casas sin asistir a las instituciones, mientras que otros salieron a las calles a reclamar sus derechos. Esa misma actividad se replicó el 22 y 23 de octubre con un paro de 48 horas.

Desde el 12 al 14 de noviembre del año pasado fue la tercera convocatoria a paro por parte de las federaciones nacionales, siendo de 72 horas. En esos días se realizaron diferentes acciones sindicales y las instituciones educativas de primaria y bachillerato se mantuvieron con las puertas cerradas.

Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores de Lara, calificó el año escolar en la educación pública como «catastrófico» porque estuvo inmerso de acciones de docentes reclamando beneficios para mejorar su calidad de vida y la enseñanza diaria de los alumnos. «Por eso reiteramos que este fue el año más golpeado» y no fue por capricho, sino también por las malas condiciones de las infraestructuras en las escuelas que muchas de ellas no contaban con servicios básicos, lo que hizo también que los días de clases se disminuyeran a media jornada por los horarios de contingencia.

El 16 de enero de este año, los sindicatos llamaron a la calle por «La gran protesta nacional«, pues en Caracas los docentes protestaron frente al Ministerio de Educación, mientras que en los demás estados lo hicieron en las zonas educativas y Lara no fue la excepción.

Liliana Yépez, miembro del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de la entidad, dijo que las acciones sindicales no tuvieron repercusión en los días que se perdieron de clases, pues en el año escolar anterior fueron hasta tres meses consecutivos de acciones de calle. «Aquí lo que más impactó fueron las clases online«.

A distancia

Son 70 días los que se suman desde el 16 de marzo cuando el Gobierno nacional anunció la cuarentena social y las clases pasaron de presencial a distancia con el plan «Cada Familia Una Escuela» hasta el 30 de junio que culminó el año escolar 2019-2020, según el Ministro de Educación.

Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores, dijo que las clases a distancia iniciaron cuando ya iba a culminar el segundo momento del cronograma escolar, que no afectó mucho, «pero todo el tercer momento sí fue a distancia y eso incidió en la educación porque no se cumplieron con los objetivos por la mismas condiciones del país y de cada familia al no tener las herramientas tecnológicas».

Arroyo dijo que un estudiante no se puede formar de manera exitosa porque los docentes no llevan un seguimiento por las fallas que hay con la electricidad y el internet.

Docentes aseguran que los días de clases a distancia no los catalogan como uno presencial porque el Ministerio de Educación nunca adaptó el calendario y las actividades escolares porque son dos modalidades distintas y por ende significa que la estrategias deben cambiar, además que pidieron que debían ser «flexibles».

Adicional a eso, los docentes realizaron una serie de protestas en todos los municipios, pero no tuvieron repercusión en los días de clases presenciales, al igual que la paralización por situaciones como la falta de servicios básicos.

En todas las acciones de paros y protestas convocadas por la Coalición Sindical no participaban docentes de instituciones educativas bolivarianas, pues temían ser reprimidos por los las autoridades de la educación en Lara.

En desacato

Durante todo el año, los demás docentes vivieron en un desafío con el Gobierno nacional y el Ministerio de Educación, hasta el punto que durante las clases a distancia también se declararon en «rebeldía» el pasado 16 de abril y dejaron de enviar y recibir asignaciones, pues aseguraron que no contaban con las condiciones económicas tanto para cancelar plan de datos o para adquirir un equipo tecnológico, eso sólo ocurrió con aquellos docentes que están activos en las luchas gremiales y sindicales en el estado.

Fuente: https://www.laprensalara.com.ve/nota/18809/20/07/clases-presenciales-solo-se-cubrieron-en-un-60–en-porciento-

Comparte este contenido:

Shangai Sin electricidad, sin Internet, sin aprendizaje en línea: la historia de Lara

Asia/Shangai/https://teachertaskforce.org

Me desperté una mañana en las vacaciones del Año Nuevo Chino y descubrí que no íbamos a regresar a la escuela el 3 de febrero como se esperaba. En cambio, nos dijeron que nos preparáramos para enseñar en línea. A medida que la pandemia se extiende por todo el mundo, la educación debe reinventarse rápidamente. Los maestros de todo el mundo se han unido en las redes sociales para apoyarse mutuamente y compartir experiencias durante estos tiempos difíciles. Pero a medida que me familiarizo más con la enseñanza en línea, mi mente todavía no está a gusto. Soy uno de los privilegiados que tengo la suerte de tener acceso a una gran cantidad de recursos. ¿Pero qué hay de aquellos que no tienen tanta suerte? Mis pensamientos estaban con la gente de mi país de origen, Mozambique, y otros países en desarrollo donde la gran mayoría de la población no tiene acceso a la electricidad, y mucho menos el aprendizaje en línea.

Lara, una estudiante de octavo grado de 13 años, comienza su día ayudando a la familia con los quehaceres en la cabaña donde viven en lugar de ir a la escuela como solía hacer antes de la aterradora pandemia. Lara y su familia viven en Manhiça, en la provincia de Maputo, Mozambique. Ella asiste a la escuela Filipe Nyussi en Maluana. Ninguno de los padres de Lara ha completado la educación primaria. Su padre es el único proveedor de ingresos y gana alrededor de $ 45 por mes, que necesita administrar cuidadosamente entre alimentos para la familia y educación para Lara y sus siete hermanos y hermanas.

A pesar de las dificultades, el padre de Lara dice que su sueño es ver a su hija completar su educación. Él se enorgullece cuando describe a Lara como una estudiante inteligente, apasionada y dedicada. Lamentablemente, también expresa una gran preocupación por el futuro incierto.

Debido a la pandemia, las escuelas en Mozambique han cerrado. La rutina diaria de Lara ha cambiado dramáticamente. Ella debe quedarse en casa mientras su padre camina a la escuela para recoger las tareas escolares. Cuando llega a casa después del trabajo, Lara completa las tareas y luego las envía para que los maestros las revisen y califiquen. Ocasionalmente, su padre ha tenido que recoger tareas dos veces, pagando hasta 160 meticais (alrededor de USD 2,40).

Lara está muy ansiosa por aprender. Está frustrada porque, aunque pasaría cuatro horas al día aprendiendo cuándo podría ir a la escuela, su rutina actual solo le permite estudiar durante una hora al día. La familia está de acuerdo en que el nivel de educación actual es extremadamente débil, pero desafortunadamente hay poco que puedan hacer. Se quejan de los costos adicionales para el material impreso.

Lara y su familia no tienen acceso a la electricidad y, en consecuencia, no tienen acceso a TV o Internet en el hogar. Este tipo de situación es muy común en todo el país. Por esta razón, las escuelas han recurrido a proporcionar material escrito preparado por los maestros para que los estudiantes estudien en casa. Muchos otros niños en áreas rurales, especialmente niñas, enfrentan desafíos similares. Si bien la escuela debe ser gratuita, muchos se han quejado de las tarifas del material impreso. Además, no ir a la escuela expone a chicas jóvenes como Lara a riesgos ocultos de matrimonios prematuros y / o embarazos.

Las escuelas privadas en las zonas urbanas están invirtiendo en la educación en línea para sus alumnos. Sin embargo, el nivel de inversión no está estandarizado y no es consistente entre las escuelas. Algunas escuelas privadas se están moviendo más rápido con plataformas en línea y clases en línea para satisfacer mejor las necesidades de sus estudiantes. Sin embargo, también dependen de la voluntad de los padres o la capacidad financiera para invertir en el acceso a la tecnología, como la conectividad a Internet, las computadoras y los dispositivos móviles.

Los estudios han demostrado que la calidad de la educación en Mozambique va a la zaga de la de sus países vecinos y el nivel de retención escolar de las niñas en el país sigue siendo un desafío. Además de eso, el país también lucha por proporcionar una capacitación adecuada a sus maestros.

La educación en línea no es una opción viable en un país donde la mayoría de las personas no tienen acceso a Internet. Si bien los docentes de todo el mundo se reúnen en las redes sociales para colaborar y dar un impulso a la educación, algunos docentes y escuelas en países menos privilegiados son olvidados.

Nadya Faquir

************************************************** ********

Esta pieza es parte de la campaña #TeachersVoices del Grupo de Trabajo de Maestros, creada para presentar las experiencias de los maestros que trabajan todos los días para garantizar que sus estudiantes continúen beneficiándose de una educación de calidad a pesar de la pandemia de COVID-19. Para participar,  vaya a nuestra página web dedicada .

Fuente: https://teachertaskforce.org/no-electricity-no-internet-no-online-learning-laras-story

Comparte este contenido:

Florencia Saintout «Nunca más discutamos si las Universidades sirven o no»

Al frente del Consejo Provincial de Coordinación con el Sistema Universitario y Científico, la ex decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP destaca el trabajo de las universidades en la emergencia sanitaria y habla del rol de estas instituciones tras el paso del coronavirus.

Florencia Saintout  llevaba más de una década de carrera política cuando fue elegida al frente del Consejo de Coordinación con el Sistema Universitario y Científico de la Provincia de Buenos Aires, el 12 de diciembre de 2019. Nada hacía pensar cuál sería el desarrollo de los acontecimientos en esos días. Pandemia, cuarentena y coronavirus eran palabras impensadas. Todo cambió, menos el trabajo entre las universidades y el Estado como garante de derechos e inclusión, reforzado en un contexto de emergencia sanitaria.

Ya pasaron casi cuatro meses de cátedras remotas para más de medio millón de estudiantes y 42 mil docentes en toda la Provincia. El foco no estuvo puesto en este tiempo de cuarentena sólo en la parte pedagógica, las universidades se pusieron en un rol activo desde y para la comunidad.

«Lo que me planteó Axel (Kicillof) era trabajar en la articulación entre el sistema científico, el universitario y el Ejecutivo. Que eso no quedara librado a la buena voluntad y al azar”, le contó al Suplemento Universidad la diputada provincial y ex decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de Universidad de La Plata.

– ¿En cuánto afectó la aparición del COVID-19 a aquellas ideas que tenía para el Consejo, en diciembre pasado?

– Más que nada, lo que hizo este contexto es acelerar procesos. Cuando surgió el coronavirus, todas las universidades empezaron inmediatamente a dar clases. Desde el Consejo tuvimos que reunirnos con todos los rectores via Zoom, no pudimos hacerlo presencial. Pero además de acelerar, se demostró que la articulación de las políticas públicas anti neoliberales (porque no es cualquier política pública) y el sistema científico-universitario, cuando trabajan juntos, resuelve problemas concretos de la sociedad.

Si alguien tenía dudas si eran necesarias tantas universidades o quiénes iban y quiénes no, en este periodo se demostró su valor. Todas las universidades, incluso desde diferentes conducciones políticas, están respondiendo en diferentes áreas y a diferentes problemas.

– ¿La continuidad pedagógica mediante plataformas es algo definitivo?

– Para eso es esencial disminuir la brecha digital. Tenemos un proyecto de ley que va en ese sentido, que surge a partir de la demanda de los estudiantes. La brecha digital con la que nos encontramos era incluso más grande de lo que habíamos imaginado, y obviamente se corresponden con brechas sociales y económicas. Esa es una de las preocupaciones en educación tanto de Nación como de Provincia, que están haciendo un trabajo estupendo con las plataformas AR. Hay que tomar una decisión política en ese sentido muy fuerte para acortar esa brecha. Incluso pensar distintas plataformas que nos permitan no ser tan dependientes del mercado, apuntando al desarrollo científico y tecnológico.

– ¿Cómo se preparan para la pospandemia?

– Es difícil pensar en la pospandemia hoy y en esta zona tan complicada como es la Provincia. Pero no hay que solo pensarlo sino ponernos en acción. Creo que hay un aprendizaje de esta articulación entre Estado y universidades. Incluso de los no universitarios. La universidad tiene que ser un derecho para ellos. Y eso no significa solo acceder a la universidad, sino el derecho a usufructuarla, a gozarla, a utilizar el conocimiento que allí se genera.

Hoy las universidades empezaron a hacer máscaras, alcohol en gel, test de todo tipo, pero también investigaciones junto con espacios académicos internacionales para encontrar las vacunas.

Por eso digo que para lo que viene se va a necesitar un tipo de saber orientado al desarrollo, a la producción. Y desarrollo entendido en un sentido amplio, no solo desde una mirada economicista.

-¿Se viene una mirada de universidades enfocada tanto en lo urgente como en el desarrollo a futuro?

– Claramente. Algo que a mí me impactó mucho fue ver las universidades que se transformaron en hospitales de campaña, entonces este aprendizaje tiene que estar para lo que viene. ¿Qué quiero decir con eso? Que no será solamente aprender a cómo diseñar un test, sino en términos de que ese saber valioso sirva para transitar este tiempo que viene que es tan difícil.

En términos de desarrollo económico, hay universidades que están haciendo estudios de cómo será el impacto económico después de la pandemia. Incluso hasta desde la perspectiva de género. Eso después, para hacer políticas económicas focalizadas, va a ser fundamental.

Podemos tener universidades maravillosas y papers increíbles, pero si no tenemos un Gobierno que las convoque, no estamos al servicio de la población.

– Entonces se puede hablar de un nuevo enfoque de un sistema más apuntado a la sociedad…

– Hoy hay una gran conciencia en las universidades. Yo nunca vi una comunión tan fuerte entre instituciones tan distintas dispuestas a llevar adelante una política de cuidado de la población. Esos son los acuerdos de base para lo que viene. Creo que el aprendizaje de este momento histórico tiene que ser que podamos decir “nunca más discutamos si las universidades sirven o no sirven”.

En la universidad se debe discutir todo, pero si hay algo seguro es que es un derecho. El derecho a que ese conocimiento resuelva problemas concretos. Que ayuden al bienestar de la población y que eso que sucede no quede enclaustrado. Y eso tiene que ver con una posición política, del Gobierno Provincial y Nacional, que supieron que las universidades tenían que estar en las políticas públicas, mucho antes de la pandemia; y la creación del Consejo va en esa dirección. En tomar esa idea que esto es de todos y de todas.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/278658-nunca-mas-discutamos-si-las-universidades-sirven-o-no

Comparte este contenido:

Profesores al borde de un ataque de nervios

Por: Carlos Pérez y Rosario Mendía.

Los más de 100 días de educación a distancia empiezan a tener consecuencias en los docentes a nivel nacional. Reportan que entre encuentros de Zoom y mensajes de WhatsApp en las horas más insólitas han empezado a experimentar cuadros de estrés, insomnio, caídas de pelo y problemas cutáneos. Coletazos de una nueva normalidad lejos de las aulas que, por lo menos para ellos, no parece tener mejoría en el corto plazo.


Como una forma de contribuir a la información de calidad en un momento de crisis, La Tercera ha liberado de su muro de pago toda la información sobre la pandemia del coronavirus. Si quieres respaldar nuestro trabajo, te invitamos a suscribirte hoy.

Francisca es profesora jefe de prebásica en un colegio particular en Lo Barnechea. Hoy realiza 11 clases online a la semana, además de elaborar un cuadernillo, un video con ejercicios, guías para los alumnos, planificaciones semanales e informes para las familias. Normalmente, ella llegaba a las 7:50 a.m. al establecimiento y se iba a las 13:30 horas, menos un día que salía a las 5 p.m. “Ahora puedo estar hasta las dos de la mañana en el computador”, cuenta la docente, quien agrega que la pandemia le dio un giro radical a su rutina. “Quiero renunciar día por medio”, dice, más en serio que en broma.

”El primer mes y medio no dormía nada, de angustia, de no saber cómo funcionan las cosas, de no poder hacer participar a todos los niños, de no alcanzar a hacer las cosas”, confiesa Francisca. En julio, afirma, ya logra conciliar el sueño, pero todavía no descansa: “Me despierto en la mitad de la noche porque pienso, ‘¿agendé bien la clase?, ¿pedí los materiales correctos?’. O se me ocurren ideas, entonces me levanto de la cama y las anoto en post-it”, cuenta.

Testimonios como el de Francisca no son difíciles de encontrar en los establecimientos del país. La mayoría, eso sí, pide anonimato por temor a represalias, algo que se da sobre todo en colegios particulares pagados, donde la amenaza de los apoderados de dejar de pagar la mensualidad, por los cambios en el “servicio” entregado, han hecho que las escuelas les exijan a los docentes duplicar y a veces triplicar las clases en línea para así justificar el cobro.

Una encuesta hecha por el portal Educar Chile, respondida por 1.051 docentes y educadores entre el 19 de mayo y el 5 de junio, reveló que el 23% de ellos asocia la implementación de la educación a distancia con un estrés constante y un 20%, con aumento de presión.

“Mi sensación no es cansancio, es insipidez de sentir que estás haciendo lo mejor y le puedes dedicar toda tu cabeza, pero sientes que igual te quedas a medias”, dice la profesora Teresita Caraccioli.

“Como estado emocional, los profesores en general tienen preocupación y ansiedad”, explica la antropóloga Ana María Raad, exdirectora del portal Educar Chile y hoy al frente de EcosiSTEAM, un programa de la Universidad de Harvard para acelerar el aprendizaje. Para ella, esta realidad se da por la “combinación de rutinas, el aumento de la carga laboral y mucho tiempo de estarse adaptando y reinventándose sin mucha claridad tampoco de cuál es el siguiente paso”.

Teresita Caraccioli es profesora de Biología del Liceo Amanda Labarca, en Vitacura, donde hace clases en seis cursos entre quinto básico y cuarto medio y, también, lleva la jefatura de un segundo medio. Ella además de ser docente es madre de Tomás, de apenas un año, y cuenta que se despierta todos los días a hacer clases y organizar su material mientras su pareja cuida a su hijo. “Cuando uno está con él, el otro está trabajando y cuando el otro está trabajando, uno lo cuida. Y después hay que hacer las cosas de la casa: aseo, lavar la ropa, cambiar las sábanas…”, así dice que se le pasa el día.

Pero a pesar de que la suya es una rutina de locos, cree que el cuerpo no le ha pasado aún la cuenta: “Mi sensación no es cansancio, es insipidez de sentir que estás haciendo lo mejor y le puedes dedicar toda tu cabeza, pero sientes que igual te quedas a medias”.

La culpa

Raúl -quien no se llama así, pero pidió ser identificado con ese nombre- llegó en marzo desde Santiago a trabajar en un colegio subvencionado de Alto Hospicio. Si bien no era su principal motivación para irse de la capital, su nuevo plan de vida consideraba disfrutar de la playa y el clima de Iquique, pero nada fue así. “Pensaba meterme en un deporte playero, pero hoy sólo pensar en bajar a la playa me distrae”, cuenta, y agrega que desde que llegó a esta ciudad sólo pudo pisar un día la arena, un domingo de marzo cuando recién habían comenzado las clases.

“Ha sido muchísimo trabajo, yo diría que el doble o el triple de lo habitual”, opina Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores.

En su establecimiento la mayoría son alumnos de escasos recursos, que muchas veces presentan problemas de conectividad en las clases a distancia. “Me estresa enseñar así, es una pega super de asistente social porque tienes que estar ‘persiguiendo’ a las familias, ya que hay algunas que tienen un montón de problemas. Hay mamás que me dicen que no tienen cómo conectarse a la plataforma del colegio, porque es pagar internet o la luz. ¿Cómo no le voy a decir que no se preocupe por las tareas de su hija?”, reconoce, al reflexionar sobre el escenario que ha extendido sus jornadas de trabajo. “Estoy viviendo con culpa. Cada vez que quiero ver una película ya son las 10 de la noche, pero estoy subiendo algo del colegio”, explica.

Este tipo de reportes han llegado al Colegio de Profesores. Según Mario Aguilar, presidente del organismo, esto sucede porque nadie -ni el Ministerio de Educación ni los sostenedores ni los profesores ni los alumnos-, estaba preparado para la educación a distancia, lo que ha resultado en más trabajo para los docentes. “En los hechos, el profesor trabaja y sigue conectado a veces hasta altas horas de la noche, porque hay familias donde los padres trabajan y en la noche recién pueden consultar, llamar, enviar un WhatsApp o un correo electrónico y hay que responder. Ha sido muchísimo trabajo, yo diría que el doble o el triple de lo habitual”, opina Aguilar.

El dirigente dice que si bien no manejan cifras sobre la incidencia del estrés o de licencias médicas en el profesorado, éstas deberían aumentar en relación con el período anterior a la pandemia. “Preliminarmente, me atrevería a decir que va a haber un alza en las tasas habituales de licencias médicas porque se está reportando muchísimo estrés, agobio, agotamiento y cansancio”, comenta.

Alguien que podría engrosar este registro es Alejandra, guía de salón -algo así como la profesora jefe- en el preescolar de un colegio Montessori del sector oriente de Santiago. Ahí ha debido adaptarse, modificando su metodología de educación a la pantalla y lidiando con padres que reclaman que el trabajo que hace es insuficiente para educar a sus hijos, una dinámica que ha impactado en su salud. “Me ha generado un montón de alergias, me ha dado dermatitis nerviosa, se me empezó a caer el pelo, duermo mal todas las noches y tengo como un cansancio generalizado”, reconoce la docente, quien para contrarrestar estos problemas comenzó a meditar y a hacer rutinas de ejercicios de media hora.

”Creemos que el uso de las tecnologías de teletrabajo va a generar también un compromiso mayor de la salud mental de los profesores”, opina Dante Castillo.

Ella dice que detenerse tampoco es una alternativa, porque de la dirección del colegio le piden atender las solicitudes de los padres sin mucha posibilidad de queja. “Al final tengo la presión de que esto tiene que salir sí o sí porque necesito la pega. Esa es una de las grandes presiones que tenemos hoy los profesores porque nadie puede decirle que no al trabajo”, explica.

Si bien no existen cifras sobre el momento de la salud mental de los profesores, pronto las habrá gracias a un estudio pedido por el Colegio de Profesores y que está realizando el sociólogo y doctor en educación Dante Castillo, director del Centro de Estudios e Investigación Enzo Faletto de la Facultad de Humanidades de la Usach. Ahí medirán dos tipos de expresiones sicosociales en los docentes: la tecnoansiedad -la vinculación emocional con el uso de las tecnologías- y la tecnofatiga -los sentimientos de cansancio y agotamiento mental y cognitivo asociados a su uso-.

Las preguntas se les están haciendo llegar actualmente a profesores de educación básica y media de establecimientos municipalizados, subvencionados y particulares pagados y los resultados que serán publicados durante este mes serán homologables a trabajos que se están haciendo en universidades de España, Francia y Brasil. Castillo cuenta que hizo un estudio preliminar en noviembre del año pasado, en el contexto del estallido social cuando algunos establecimientos debieron recurrir a clases online. Los resultados mostraron que un 11% de los docentes manifestó algún tipo de patología de alta intensidad. O sea, estaba tecnoansioso o tecnofatigado.

”En este nuevo estudio, el porcentaje de profesores con alguna patología va a ser mayor por temas de agotamiento emocional. Creemos que el uso de las tecnologías de teletrabajo va a generar también un compromiso mayor de la salud mental de los profesores”, opina Castillo, y explica que este instrumento lo están pensando para prepararse y adelantar los escenarios para cuando ocurra la vuelta a clases presenciales.

Jorge Poblete, subsecretario de Educación, dice que en el ministerio están periódicamente levantando las inquietudes y preocupaciones de la comunidad educativa. “Los cambios y adaptaciones que han tenido que hacer los profesores durante este período nos han impulsado a realizar diversas iniciativas de contención y apoyo socioemocional para nuestros docentes”, explica.

En ese sentido, destaca que la semana pasada lanzaron la “Bitácora para el Autocuidado Docente”, una herramienta de trabajo personal, voluntario y autónomo para que los profesores puedan desarrollar su propio aprendizaje socioemocional. “Esta herramienta también ayuda a la regulación de las emociones y entrega recomendaciones específicas para trabajar la motivación, la recuperación de energías y, así, avanzar hacia el bienestar socioemocional”, dice Poblete. Esta medida se suma a un ciclo de conferencias online lanzadas hace algunos meses por el ministerio y que están destinadas específicamente al desarrollo socioemocional de todos los actores de la comunidad educativa.

En esa cancha emocional le ha tocado jugar mucho en estos meses a Isabel, profesora de prebásica en un colegio en Cerro Navia, que, además de las actividades académicas, tiene que llamar por rutina una vez a la semana a los apoderados de sus 28 alumnos. “El otro día me llamó una apoderada a las 20:30 horas y yo pensé que era por algo importante porque lloraba y lloraba, pero era para contarme algo nada que ver, sobre un accidente de tránsito”, recuerda la docente y agrega otra “anécdota” sobre lo mismo: “Me pasó con una apoderada que me decía ‘tía, yo estoy super mal emocionalmente, mi hijo me ve mal y él también está estresado’. Ahora me di cuenta de que tengo que estar preguntando cómo está el niño y cómo está él o ella, porque de eso también depende el aprendizaje de mi alumno”.

Para Ana María Raad, esa responsabilidad emocional es otro de los factores que se suma al cansancio de los docentes. “En este momento también se ha potenciado o amplificado ese rol porque también están haciendo de resorte emocional con los niños y de la comunicación con las familias”, afirma la experta.

”Hay muchos papás que dicen ‘para eso te pago, lo mínimo es que hagas algo’… ¿Los colegios? Toman una postura de servicio al cliente, de ‘estamos para servirle’. Las decisiones de aumentar las clases en línea las toman por estos reclamos, jamás se ha hecho una encuesta al profesorado, pero sí a los apoderados”, dice Paula.

Isabel cuenta que no duerme bien, termina de trabajar y a las 19:00 horas empiezan los WhatsApp de los papás que le envían las tareas y muchas veces le piden consejos. Dice que duerme en la pieza que convirtió en una sala de clases y que habla con sus amigos por donde mismo se comunica con los apoderados. “No hay separación de trabajo y vida privada”, se queja.

El cliente siempre tiene la razón

Paula enseña Lenguaje y Ciencias Sociales a niños de segundo y tercero básico en un colegio particular de Las Condes, y tiene claro cuál ha sido su mayor problema en este período: “Me causa una contradicción hacer clases a través de una pantalla; estoy violando mis principios porque sé que no les hace bien a los niños”, dice, y después detalla un trance que han vivido muchos profesores de colegios privados. Cuenta que partieron con dos clases online a la semana, pero los apoderados reclamaron argumentando que no estaban recibiendo un servicio al nivel de lo que pagaban y un día el gerente de finanzas del establecimiento los llamó a una reunión.

”Comparó la situación del colegio con la de Latam. ‘¿Vieron lo que pasó ahí? Nosotros no quisiéramos llegar a algo así’, nos dijo. Fue una especie de amedrentamiento que me pareció super evidente”, recuerda la docente al referirse a una situación que, según afirman algunos profesores, ha ocurrido en varios establecimientos. “Hay muchos papás que dicen ‘para eso te pago, lo mínimo es que hagas algo’… ¿Los colegios? Toman una postura de servicio al cliente, de ‘estamos para servirle’. Las decisiones de aumentar las clases en línea las toman por estos reclamos, jamás se ha hecho una encuesta al profesorado, pero sí a los apoderados. Nadie nos ha preguntado nuestra opinión como expertos en educación sobre tener a niños de tercero básico 45 minutos frente al computador. Pero al cliente sí se le pregunta”, alega Paula.

Desde el Colegio de Profesores, Mario Aguilar dice que se trata de un fenómeno que han visto recurrentemente. “Hay colegios pagados que tratan de mantener la ‘clientela’ o el ‘servicio’, que son dos conceptos que para mí están muy distorsionados respecto de lo que debe ser la educación. Han ejercido muchísima presión hacia el profesorado para que responda mensajes a toda hora y estar poco menos que 24/7 conectado y disponible”, opina.

“Llevamos cuatro meses en este ritmo, después de tener unas vacaciones ridículas que se pusieron cuando no eran necesarias. ¡Las necesito ahora!”, comenta Pilar, profesora.

Esta mirada más economicista de la educación es denunciada por algunos docentes. Francisca -la profesora de un colegio de Lo Barnechea con que partía el artículo-, recuerda que “al principio teníamos cuentas de Zoom gratis y a la media hora se nos cortaba la clase, entonces no alcanzábamos a despedirnos o a explicarles algo a los niños”. Si la clase se acababa sorpresivamente las profesoras enviaban un mensaje a los apoderados pidiendo disculpas y un mensaje de despedida a los niños para que entendieran que se terminaba la clase. Aunque a los receptores, esto no siempre les caía bien. “Las que ponen la cara para todos esos errores somos nosotras. Entonces, nos dicen que las profesoras cortamos las clases, cuando es el colegio el que no es capaz de pagar Zoom; que las profesoras son las que agendan mal las clases, cuando en realidad la plataforma es la que falla; que los niños se aburren porque la rutina es todo el rato igual, cuando el colegio no nos permite hacer más clases u ocupar otras herramientas”, se queja.

Ana María Raad dice que la visión de los educadores en Latinoamérica es bastante distinta a la del mundo anglosajón y al europeo. “Ahí tienen un reconocimiento, una admiración y una valoración de la profesión de los docentes. Aquí estamos acostumbrados a tener una relación más bien de exigencia de servicios educativos y muy poca comprensión del rol del profesor”, explica.

Ante esta presión han surgido iniciativas como la campaña #RecesoPedagógico, iniciada desde organizaciones de docentes, con el argumento de que las vacaciones de invierno que fueron adelantadas por el Ministerio de Educación y que se extendieron entre el 13 y el 24 de abril no sirvieron para aplacar el cansancio de los docentes.

Una de las que plantea eso es Pilar, profesora de Arte en un colegio de Las Condes. “Llevamos cuatro meses en este ritmo, después de tener unas vacaciones ridículas que se pusieron cuando no eran necesarias. ¡Las necesito ahora! En otros colegios van a dar semanas, pero sin avisarles a los papás porque si no, van a alegar. Ojalá que este artículo remueva el alma de las personas y digan: ‘es que se lo merecen’”, exhorta la docente.

“Hay que darle certidumbre al sistema. Tanta incertidumbre es parte del agotamiento, porque no se sabe si se vuelve o no; eso genera un estrés adicional muy fuerte”, opina Aguilar.

Según Raad, este cansancio del profesorado es una realidad mundial, tal como lo reportó un estudio hecho por la Universidad de Harvard con la OCDE que dio cuenta de profesores sobrepasados en distintos países. “No hay una disposición ministerial respecto a las vacaciones y hoy hay colegios que han decidido entregar unos días y otros que no lo han hecho, pero ahí no tengo una respuesta oficial. Lo que sí está clarísimo es que se requiere por lo menos un tiempo de descanso, no sólo para los niños, sino para los profesores. Eso es transversal a los colegios privados y públicos, porque cuando se tomó la decisión de adelantar las vacaciones de invierno no se veía este escenario en julio”, opina la antropóloga.

En ese sentido, desde el Colegio de Profesores explican que ya le hicieron una petición formal al Ministerio de Educación para que se concrete un receso durante este mes. El subsecretario Poblete afirma que “los establecimientos educacionales tienen la posibilidad, dentro de un marco flexible, de adecuar sus actividades durante el período de cuarentena. Esto podría significar, por ejemplo, un cambio de actividades, jornadas de reflexión del cuerpo docente, actividades de contención socioemocional, entre otras”.

Raad dice que hay una expectativa de que se dé una señal más formal o institucional con respecto a las vacaciones de invierno, “aunque eso signifique que el año escolar va a durar más tiempo, pero en realidad se recomienda llegar a puerto en buenas condiciones que hacerlo todos reventados”. Aguilar alude a otra razón importante para una nueva detención de las clases: disminuir la incertidumbre. “Hay que darle certidumbre al sistema. Tanta incertidumbre es parte del agotamiento, porque no se sabe si se vuelve o no; eso genera un estrés adicional muy fuerte”, comenta el presidente del Colegio de Profesores.

Un agotamiento al que no se acostumbran los docentes y que algunos aseguran les ha dejado un “trauma”. Pilar -la profesora de Arte de un colegio de Las Condes- cuenta que a pesar de los vaivenes que han tenido en los últimos meses aún tienen formas de distraerse. En su caso se reúne virtualmente algunas noches con otras docentes a través de videollamada, un canal que no a todas les gusta: “Tengo una amiga que es del grupo y siempre le aviso que nos vamos a juntar por Zoom, pero me responde ‘llevo 12 horas frente a la pantalla, por favor no hagamos un encuentro por ahí… no quiero saber de Zoom ni de Meet ni de nada’. Así estamos”.

Fuente del artículo: https://www.latercera.com/tendencias/noticia/profesores-al-borde-de-un-ataque-de-nervios/TC4ZS5LEVZBO5A7FVR7KH6AOVM/

Comparte este contenido:

México: Expertos llaman a reducir brecha digital para la educación a distancia

América del Norte/ México/ 07.07.2020/ Fuente: www.jornada.com.mx.

 

Para avanzar en la educación a distancia es indispensable aumentar la conectividad y hacer del Internet un derecho y un bien público, con lo cual se reduciría la brecha digital, señalaron participantes en seminario virtual organizado por la Internacional de la Educación (IE), con motivo de las afectaciones de la Covid-19 en el sector educativo a nivel global.

Además, recomendaron regularizar el trabajo en línea, a fin de de que se tome en cuenta la situación de género, ya que en América Latina y en particular en México, la mayoría de docentes son mujeres, quienes duplicaron o triplicaron sus jornadas, al atender labores de enseñanza, responsabilidades del hogar y brindar apoyo escolar a sus hijos, que también recibían clases vía Internet, televisión o radio.

Los representantes de educadores de diferentes países hicieron un llamado a que las autoridades capaciten profesionalmente a los maestros en el manejo de tecnologías, que les permitan mayor calidad en sus clases a distancia.

Durante la conferencia de la IE -la mayor federación de sindicatos del mundo, que representa a 32.5 millones de trabajadores de la educación de 384 organizaciones de 178 países-, los ponentes coincidieron en que si bien ninguna tecnología puede sustituir la interacción personal entre alumnos y maestros, el regreso a clases debe darse una vez que esté controlado la enfermedad.

Al participar como uno de los ponentes, el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Alfonso Cepeda Salas, señaló que en México, a pesar de la pandemia y la crisis económica mundial, los maestros tienen certeza laboral, situación que les permite y motiva a dedicar el ciento por ciento de sus capacidades a la continuidad de la educación.

Tras escuchar las exposiciones de representantes sindicales, como el de Kenia, Constantine Wasonga, quien informó que, debido a la pandemia, los profesores tienen afectaciones en su salario, y Alison Barnes, de Australia, en donde ha habido recortes de personal auxiliar de los titulares en el nivel superior, Cepeda Salas aseguró que en nuestro país todos los maestros de educación pública conservan íntegro su salario, prestaciones y seguridad social. “No tenemos ningún despido”, dijo.

Al abordar el tema principal de la conferencia, “Apoyar y promover la educación postsecundaria, la educación superior y la investigación en el contexto de la crisis de la Covid-19”, los participantes de Kenia, Reino Unido, Australia, Argentina y México, consideraron que las condiciones de trabajo del personal de la educación superior y de los investigadores se han visto seriamente afectadas por la pandemia; aun así, mantienen una importante contribución en la búsqueda de soluciones a la crisis generada por la emergencia sanitaria y económica.

En el caso de México, el maestro Cepeda Salas aprovechó el foro para “reconocer a las instituciones públicas de Educación Superior -tecnológicos, Politécnico y universidades- por sus aportaciones al sistema de salud para enfrentar la pandemia, desde diseñar y reparar ventiladores, producir a bajo costo caretas para protección en la atención hospitalaria, hasta investigar sobre los medicamentos para atender la Covid-19, y contribuir con sus estudios al análisis para el desarrollo de una vacuna”.

Fuente de la noticia: https://www.jornada.com.mx/ultimas/sociedad/2020/07/05/expertos-llaman-a-reducir-brecha-digital-para-la-educacion-a-distancia-796.html

Comparte este contenido:

El otro lado de la distancia

Por: Manuel Gil Antón

No le hace si suena raro: cuando andábamos juntos estábamos más distantes. Nada tiene un solo lado. Ni porque sea plano de plano, o por falta de variedad en los puntos de vista. Suele sorprender que otra manera de ver o vivir lo que aparenta ser lo mismo, sea tan factible y real como la propia.

¿Quién duda que la distancia separa? A partir del día en que la educación en el país dejó de ser presencial como recurso para mitigar la expansión de la pandemia, el supuesto general fue que los vínculos propios del proceso pedagógico se cortaban. Algo esencial del lazo educativo disminuía la riqueza de esa relación única, compleja y diferenciada, orientada al aprendizaje.

La condición del “cara a cara”, cercana y presente, no podría ser sustituida por mecanismos que implicasen lejanía. Ni hablar: era una emergencia y ese costo era menor al riesgo de enfermar.

Dicen los sabios que la vida escribe derecho en renglones torcidos. Llevan razón. Hace días, conversando con un grupo de maestras y profesores del nivel básico, detuve – no acierto a saber por qué – la tendencia a cuestionar algo a sabiendas de la respuesta que espero. ¿Cuántas veces no preguntamos de verdad,  sino como recurso para suscitar el eco de nuestra voz en otras y así confirmar la verdad que poseemos?

Es cuestión de escuchar. ¿Cómo han vivido la experiencia de la escolarización remota de emergencia? Antes de sugerir respuestas para que fuesen expresadas como propias, una profesora dijo: yo nunca había pensado que la distancia de estas semanas fuera tan importante. Por primera vez tuvimos que reducir los contenidos de los programas oficiales, y nos tocó hacerlo a nosotras mismas. Lo hicimos y es verdad que los programas están llenos de información inútil que soterra lo básico, lo que de verdad es importante aprender. Descubrir lo que es fundamental, oculto entre tanta paja, ha sido un gran aprendizaje.

Otra cosa fue ejercer la libertad. Aunque algunos funcionarios atosigaban pidiendo evidencias para mostrar que se hacía lo mismo en todos lados, en mi grupo docente tomábamos decisiones, compartíamos aciertos y fracasos, y por nuestra cuenta tomábamos caminos pedagógicos a explorar. No todos dieron resultado, para que más que la verdad, pero la sensación que estábamos trabajando con libertad ha sido muy buena: qué curioso, en estas semanas tan difíciles tuvimos la oportunidad de ser profesionales, no marionetas de lo que dicta la autoridad.

Pero lo que más quiero compartir es algo que de veras me asombra: alejados, sin estar juntos en la escuela y los salones, hemos andado más cerca de las niñas y los niños. Hemos aprendido mucho más quiénes son, cómo viven, con quién conviven y el modo en que se esfuerzan desde sus casas. Ha habido acercamiento con las madres y algunos padres de familia y entre nosotros, los docentes. Nunca había hablado tanto con ellos: a veces con su celular o el de la familia, por mensajes o cuando iban a recoger los cuadernillos junto a la comida en la escuela cada lunes. ¿Cómo está, señora? ¿Ya está mejor tu abuela? ¿Sigue saliendo a bolear tu papá como antes? Para decirlo de una buena vez: en la distancia más unidos que cuando cerca.

Con autonomía, de manera no tutelada sino libre, grupos de maestros y profesoras tomaron decisiones, como expertos, para dedicarse a lo básico y dejar a un lado lo superfluo. La distancia física les llevó a acercarse como no parecía necesario en el acontecer diario de estar yuxtapuestos. Conversaron, coincidieron, en algunos asuntos discreparon. Fue para bien. Escuchar enriquece.

No hay duda: el cristal con que se mira afecta a lo mirado, y en los asuntos educativos la diversidad es la regla. Es así. Ni hablar y para bien.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-otro-lado-de-la-distancia/

Comparte este contenido:
Page 15 of 44
1 13 14 15 16 17 44
OtrasVocesenEducacion.org