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Perú: Dos horas caminando en busca de la educación

América del sur/Perú/11 Junio 2020/Noticiero Cotabambas

Es una de las regiones ricas en minería, Apurímac, sin embargo, desde que inició el programa aprendo en casa, se ha visibilizado la precariedad en educación en estas zonas alto andinas de la sierra central, Haquira cuenta con 13 Comunidades, Ccocha, Lac-hua- Patahuasi- Conchayoc, Huancacalla Grande, Chico, Pauchi Marcallac, Ccochara, Qqueuñapampa, Patan, Cochac Despensa, Huancascca, Hampupampa, Villa Union, Icmapata, Ccosama, Mutuhuasi, Orqontaki, Hapuro, Umajuro, Challapucyo, Huicsupillo, Pampa San José, Huanca Umuyto, Pisco calla y otros, son algunas de las Comunidades con mayor cantidad de la población más vulnerables, además de ser centro de las empresas mineras como las Bambas, Anabi a pesar de ello son los más olvidados que no cuentan con servicio de telefonía móvil, ni menos con Internet.
La educación a distancia en estas zonas, a través por medios tradicionales como Radio, Tv, son con una presencia deficiente en algunos lugares, absolutamente nada, situación que preocupa a Padres de familia a estudiantes, tanto Inicial, Primaria, Secundaria no encuentran como llevar de manera adecuada el avance de año académico 2020 o clases a distancia, por otro lado, los Docentes de dichos alumnos brillan su ausencia.
Hasta la fecha de acuerdo a las manifestaciones recogidos de los padres de familia ellos acompañando a sus menores hijos hasta los cerros donde haya línea de Claro, tienen que caminar por lo menos dos horas a más. Cansado de la situación hacen sus pedidos, muestran sus malestares, peticionando al gobierno central, que existen pueblos que desean aprender, educarlos sus hijos, caso que no pueden realizar a la fecha por falta de esos servicios, es el caso del Centro Poblado la Merced Patan manifiestan que se atienda sus pedidos de urgencia colocando por lo menos una torre repetidora de cualquiera de las empresas, así salvar el año académico escolar, además de hacer pedido que las empresas mineras se sumen a esta causa cumpliendo con su responsabilidad social con las Comunidades Campesinas, de igual manera las autoridades locales,, en coordinación con el MINEN y Gobierno Central.
A las manifestaciones recogidas de parte de los padres de familia mencionan que acompañan a sus menores hijos hasta la cima de los cerros para captar línea, y poder ayudarlos en su avance, poder descargar tareas, ejercicios y avances de la plataforma de Aprendo en Casa.
Es una muestra que en nuestro país es totalmente desigual, las clases sociales hoy se muestran, el hombre del campo queda en segundo plano mientras en las ciudades por lo menos son atendidos, causa tristeza las palabras de Inclusión Social solo queda en papeles, en palabras mas no se hace una realidad.

https://www.facebook.com/noticierocotabambas/videos/198242644704739/

Fuente: https://www.facebook.com/noticierocotabambas/videos/198242644704739/?t=0

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¿Educación o instrucción a distancia?

Llevamos un tiempo, ya largo, hablando sobre las bondades de las TIC en educación. En el momento actual de confinamiento se ha generalizado la educación a distancia junto con el teletrabajo. De una manera urgente se están implantando distintas metodologías en las diferentes etapas educativas. A la par, también desde hace ya bastantes años, existe una narrativa sobre la calidad de la educación que,,dependiendo de los autores, ponen el énfasis en unos valores sobre otros.

Hay estudios que reflejan la utilidad de las TIC ante situaciones de aislamiento social. Gobiernos autonómicos como el de Aragón han puesto servicios educativos dependientes de estas tecnologías para acercar a alumnado disperso geográficamente; algo parecido a lo que nos sucede actualmente, que vivimos en islas familiares sin contacto con el exterior. Ante estas circunstancias, las tecnologías son un gran instrumento de trabajo académico.

Pero cuando se habla de cambio metodológico por la llegada de las TIC ¿de qué se está hablando? ¿Realmente hay un cambio de los procesos educativos? Hay quien piensa que gracias a ellas, los seres humanos ya analizamos, reflexionamos, observamos o imitamos de una manera distinta ¿Las TIC han cambiado en estos pocos años una herencia biológica que tiene millones de años? Para intentar arrojar algo de luz en las sombras, realizaré una exposición de por qué las TIC no pueden introducir ningún cambio metodológico en el proceso de enseñanza/aprendizaje.

El ser humano lleva a cabo este proceso a diario desde hace millones de años, aunque fuera hace unos centenares cuando ha institucionalizado una pequeña parte del aprendizaje en las escuelas; y aunque estas tienen la «exclusiva» de la educación formal encaminada a la obtención de un título, la mayoría del aprendizaje se realiza fuera.

¿Cuál o cuáles de los aprendizajes instrumentales básicos se podrían adquirir con la implementación de las TIC: el proceso de lectura, de escritura o el lenguaje matemático? Cualquier docente de educación infantil o de los primeros cursos de primaria contestaría fácilmente a esta cuestión. Ninguno de ellos se puede adquirir a través de las TIC; necesitan del apoyo y relación con alguien que facilite que el sujeto adquiera este conocimiento. No es posible adquirir una aprendizaje instrumental de una manera autónoma, entre otras cosas, porque cuando nos enfrentamos a ello no tenemos la madurez necesaria, suele ser en los primeros años de nuestra infancia. Estos aprendizajes, como todos sabemos, son básicos para seguir con la mayoría del resto de aprendizajes escolares.

El ser humano es un animal que en el momento de nacer dispone de una pequeña parte de conocimientos (innatos) en relación con todos los que adquirirá a lo largo de su vida. En sus primeros años los obtiene en gran medida por imitación y observación de las personas de su entorno, además de por la interacción verbal y corporal. Según vamos creciendo, aumentan las vías por las que podemos adquirir conocimientos, hasta llegar a un punto en el que somos lo suficientemente autónomos como para adquirir algunos conocimientos con baja interacción con el medio (podemos aprender por nosotros mismos de un libro o de internet).

El aprendizaje es un proceso cognitivo favorecido por la interacción con otros sujetos. Se construye a través de un andamiaje entre los antiguos saberes y los nuevos conocimientos, suceso que realizamos interiormente, pero que se genera en una interacción en el contexto social y cultural. La educación a distancia minimiza la relación con el medio, por lo que su principal sustento es la capacidad de “aprender a aprender” autónomamente, finalidad esta de cualquier sistema educativo. El aprendizaje autónomo es un continuo que se va adquiriendo a lo largo de la vida y es un proceso metacognitivo (no cognitivo como la mayoría de los aprendizajes). Por la complejidad que acarrea un proceso como este, no se desarrolla hasta que no adquirimos una madurez necesaria, normalmente a partir de la pubertad (con lo que la educación a distancia hasta tercero o cuarto de la ESO no tiene mucho sentido).

El medio es el “alimento” social y cultural que determina en gran manera nuestro futuro. Todos tenemos unas posibilidades individuales para realizar acomodaciones mentales, pero si nos encontramos en un contexto con pobres estímulos letrados, artísticos…, el desarrollo de las habilidades cognitivas necesarias para la lectura, la escritura, la música… se pueden ver perjudicadas o debilitadas. La escuela cumple una función compensadora de las desigualdades socioeconómicas, generando estímulos ante situaciones sociales deprimidas y, con ello, posibilitando el ascenso social (esto posibilitó que los hijos de obreros en los años 80 pudieran llegar a la Universidad).

Las TIC posibilitan que haya una “educación” a distancia, pero a la par. Dejamos a nuestro alumnado más vulnerable a expensas de unos contextos culturales poco favorecedores, con lo que se retiran los estímulos extra necesarios para la función compensadora, y las diferencias sociales se reproducen. Con ello, la escuela comienza a fomentar la desigualdad, justo una de los principales asuntos que tiene que combatir. Por no hablar de la “brecha digital”, que no deja de ser pobreza y que imposibilita acceder a un bien ya básico para la vida.

Cuando yo estudié en los años 80, lo más importante en la escuela era el aprendizaje que preconizaba el ámbito cognitivo. Actualmente ya sabemos que la separación casi absoluta entre los ámbitos cognitivo y afectivo-motivacional es contraproducente. Ambas esferas influyen en el aprendizaje, son dimensiones del psiquismo humano que mantienen estrechas relaciones entre sí. Esto es más evidente si cabe cuando consideramos el proceso de enseñanza/aprendizaje escolar. ¿Las TIC van a sustituir el placer de ir a clase con tus amigos? ¿Van a decirte algo bonito cuando haces algo bien? ¿Te van a dar un abrazo, una sonrisa?

El autoconcepto cumple una función primordial a nivel motivacional, aspecto este, clave para el éxito educativo. La valoración sobre nosotros mismos influye en los modos de interpretación, almacenamiento y utilización de la información. La representación de cómo se ve uno a sí mismo y de las capacidades que se atribuye se adquiere en la interacción con otras personas, aspecto, claro, vinculado al ámbito afectivo-motivacional, y que es esencial para el desarrollo pleno de las personas. ¿Las TIC van a ser capaces de realizar un seguimiento del autoconcepto del alumnado para corregir las visiones deformadas que pueda tener?

Las TIC nos pueden ayudar a difundir información, a realizar una presentación de un tema, a enlazar recursos, a realizar trámites… y nosotros tendremos que enseñar a buscar información, a filtrar y a analizar, puesto que no podemos obviar que son unas herramientas muy válidas para la vida actual.

El ser humano aprende dialogando, imitando, observando, analizando, reflexionando… en sociedad. Todos sabemos que hay puntos determinantes en el éxito del aprendizaje: el tiempo que dedica el adulto a tutorizar este proceso; el tiempo dedicado a la observación y a la manipulación; el desarrollo fonológico, la interacción física… ¿En cuál de estas variables nos pueden ayudar las TIC? Lo que sí sabemos es que su uso hace que utilicemos masivamente la lectura vertical, poco profunda y que condiciona la reflexión y el análisis. Promueven el consumo de máquinas cada día “más potentes” y un progreso sin ética ni valores. Incluso, actualmente se está poniendo en tela de juicio el “efecto Flynn”, por el cual se considera que cada generación es más inteligente que la anterior. Hoy en día esto ya no se puede asegurar.

¿Podemos imaginar una escuela sin contacto entre personas, sin miradas o sonrisas, ni alegrías y abrazos? ¿Desde nuestras islas digitales vamos a construir solidaridad, empatía, respeto, honradez o sinceridad? El ser humano es un ser social que aprende por medio del diálogo y la emoción en comunidad.

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Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/27/educacion-o-instruccion-a-distancia/?hilite=%27%C2%BFEducaci%C3%B3n%27%2C%27instrucci%C3%B3n%27%2C%27distancia%3F%27

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Venezuela: Campaña Maestros al Teléfono de Fe y Alegría busca optimizar la educación a distancia

América del Sur/ Venezuela/ 02.06.2020/ Fuente: efectococuyo.com.

 

Vencer barreras. Para lograr un mejor acompañamiento de los maestros de Fe y Alegría a sus alumnos durante la cuarentena por el COVID-19, se inició una campaña para dotar a los educadores de teléfonos inteligentes y así mejorar la calidad de la educación a distancia.

Debido a la suspensión de las clases presenciales por el nuevo coronavirus, docentes y directores del movimiento educativo han tenido que reinventarse para garantizar el derecho a la educación y la igualdad de oportunidades de 102.982 niñas, niños y adolescentes que forman parte de la institución. Sin embargo, para quienes no cuentan con esta herramienta tecnológica, el proceso se hace más difícil.

Desde que se detectaron los primeros casos de COVID-19 en Venezuela, solo el 58% de los docentes de la organización han podido trabajar a distancia. Mientras, solo el 43% de los estudiantes pudo participar en las actividades remotas, mientras que 57% no pudo ser localizado.

Por eso el programa Escuelas de Fe y Alegría, junto con la asociación Unidos en la Misión, lanzaron la iniciativa en redes sociales que llamaron Maestros al Teléfono. El objetivo es recaudar fondos para dotar de teléfonos inteligentes a sus 4.581 docentes de los 176 planteles que tienen en todo el país.

Intercambio cercano

La profesora Noelbys Aguilar, directora del programa Escuelas, explicó a Radio Fe y Alegría que la telefonía móvil “se ha convertido en este contexto de cuarentena social, en un medio tecnológico que facilita los procesos de enseñanza” y les permite a los educadores “estar más cerca” en esta situación.

Añadió que un teléfono inteligente cuenta con una variedad de funciones “que podemos poner al servicio educativo, permitiendo que el maestro produzca e intercambie contenido, estar en contacto con sus estudiantes y los representantes y así facilitar este proceso de educación a distancia”.

La educadora también detalló que la campaña Maestros al Teléfono va dirigida a todas las personas que dentro y fuera de Venezuela que puedan colaborar, “al igual que a instituciones y organizaciones que estén en condiciones de contribuir para generar las condiciones y seguir cambiando vidas a través de la educación“, reseña el sitio web de Radio Fe y Alegría.

Inclusión e igualdad

Los retos de no contar con un celular inteligente para la educación a distancia los conoce bien Irais González, la maestra de quinto grado de la escuela de Fe y Alegría San Judas Tadeo, en el barrio La Cruz de El Valle. Relató a Efecto Cocuyo cómo debe apoyarse en familiares y vecinos para poder recibir las guías de la dirección y hacérselas llegar a sus estudiantes, o para mantener contacto con los representantes.

También le ha tocado elaborar instructivos a mano y algunos alumnos que viven cerca de la zona acuden a su hogar a tomar fotos o a copiar las asignaciones en una hoja. Como mamá de un adolescente que está en bachillerato, también tiene dificultades para integrarse a grupos de WhatsApp de padres y para bajar las tareas de su hijo que se envían por correo.

“No espero que sea solo para mi, sino para todos mis compañeros, sí creo que haría una gran diferencia porque en estos momentos es indispensable la tecnología”, dijo.

La campaña confía en que “la implementación de tecnologías móviles hará que el aprendizaje sea más inclusivo, accesible e igualitario a lo largo de toda la vida de nuestros estudiantes. Si logramos poner por lo menos 5 teléfonos móviles por escuela, estaremos reduciendo el porcentaje de estudiantes no localizables y ampliando las oportunidades educativas”.

Fuente de la noticia: https://efectococuyo.com/la-humanidad/campana-maestros-al-telefono-de-fe-y-alegria-busca-optimizar-la-educacion-a-distancia/

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¿Estudios a distancia? A propósito de la ley de educación

Miguel Andrés Brenner
Facultad de Filosofía y Letras /Universidad de Buenos Aires Mayo de 2020

No haremos alusión al período de incertidumbre en el que nos encontramos, sea desde el punto de vista político, económico o sanitario. Son cuestiones de las que se dice mucho en la actualidad, hasta una saturación desinformante. Es por lo que iremos directamente al tema que nos convoca: el artículo 1091 de la Ley Nacional de Educación 26.206/2006 y las modificaciones que se pretenden acerca del mismo.

Dicha ley fue sancionada en el año 2006. La tecnología educativa no tenía en aquella época el mismo desarrollo que hoy, es por ello que en el texto de la norma correctamente se escribe “estudios a distancia”. Y en la modificación del artículo se mantiene dicha categoría, “estudios a distancia”. Es aquí donde necesitamos hacer una precisión conceptual, pues hay mucha confusión, y también de parte de la casi totalidad de los legisladores.

PRECISIÓN CONCEPTUAL: no son lo mismo enseñanza a distancia, virtual, on-line, remota de emergencia.

· Enseñanza a distancia. El soporte es en papel. Puede acompañarse o no de clases presenciales. Tiende, erróneamente, a identificársela con una enseñanza cuyos soportes son digitales.

· Enseñanza virtual. El soporte es digital, por lo que no hay distancia ni espacial ni temporal, se habla de espacio/tiempo cero, porque inmediata e instantáneamente, desde cualquier lugar del mundo, puede acudirse a la misma. Se presenta de manera sincrónica (con los alumnos en línea) o de manera asincrónica (se puede acceder a la información en cualquier tiempo y lugar).

· Enseñanza on-line. Es la enseñanza virtual, aunque en tal caso sea siempre sincrónica.

Estos tipos de enseñanza, en la educación superior, suponen el previo aprendizaje de los docentes de la tecnología que se ha elegido a tal efecto y que se tiene a mano, suponen una planificación adecuada, suponen la elección previa de los alumnos con los medios tecnológicos pertinentes y el acompañamiento de tutores. En la educación básica es lo mismo, pero con la elección de los padres y con el acompañamiento de los padres en lo que se denomina “home learning” o “aprendizaje en el hogar”. Este último es el preferido por la Secretaria de Educación (equivalente a Ministra) Betsy Devos de los EE.UU., bajo la presidencia de Donald Trump, porque favorece disminución del presupuesto educativo, la compra de paquetes tecnológicos de enseñanza a emprendimientos privados y un aislamiento social programado con la institución de ermitaños digitales. Por otro lado, hay que considerar que la enseñanza virtual necesita por área de conocimiento, para que trabajen conjuntamente, un especialista en contenido, un especialista en tecnología y un especialista en didáctica.

· Enseñanza Remota de Emergencia. Este tipo se da ante un imprevisto, con o sin el previo aprendizaje al respecto de los docentes del medio tecnológico a usar -que puede tenerse a mano o no-, con o sin la planificación adecuada, con o sin la tecnología adecuada, con o sin los medios tecnológicos por parte de los alumnos, con o sin la habituación en el uso de aquellos tecnológicos por parte de los estudiantes, con o sin tutores, con o sin los espacios/tiempos adecuados al aprendizaje, con o sin la elección de los alumnos (o padres en caso que corresponda), con o sin los medios tecnológicos adecuados. Y en el caso de la educación básica con o sin el necesario acompañamiento de los padres o de los adultos en general (dentro de la dinámica del “home learning”). Cuando en la presente pandemia se habla de “a distancia”, en realidad debiera decirse “enseñanza remota de emergencia”.

Y aquí nos encontramos con un serio problema: de golpe tanto padres, alumnos, docentes, familias fuimos como “arrojados” a la misma. Por ende, ¿hay que negarla? No, podríamos decir “más vale algo que nada”.

Empero, consideremos que las nuevas tecnologías no fueron construidas para hacer lo mismo que se hace presencialmente en las escuelas. Por ello, desde el pensamiento neoliberal capitalista, se las asocia a la “escuela del futuro”, “del siglo XXI”, donde el docente es solo un “facilitador” en el uso de las tecnologías, mientras que el alumno busca información bajo la orientación, también, del “facilitador”, finalizando siempre con un producto final, observable y medible, comparable con otros productos finales. Es el llamado Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), que prepara emprendedores cuya única relación con una empresa es el trabajo por proyectos, sin relación laboral alguna.

Por eso, “tirarle” a los alumnos actividades y textos de diferente índole para luego evaluar, a partir de esa perspectiva, no tiene sentido. Ciertamente, desde las áreas ministeriales, ante la pregunta de cualquier padre, se negará que ese “tirar” sea la normativa, aunque si alguna de ellas se da, siempre bajo la palabra de algún director/a de escuela, que nunca aparece escrita. Mientras tanto, las autoridades ofrecen discursos grandilocuentes por su calidad pedagógica, que aún pueden ser motivo para que los docentes “se sientan culpables” al no lograr el aprendizaje por parte de sus alumnos. Hay que considerar que el docente que no se compromete con la tarea de educar en clase, tampoco lo hará con la “enseñanza remota de emergencia”. Ésta es muy trabajosa para el docente comprometido y con múltiples problemas al no tener los alumnos medios adecuados pertinentes (espacio, tecnología, acompañamiento sea de los padres o sea de tutores, etc.).

ALUMNOS FUERA DE LA LEY, INCUMPLIENDO LA LEY. Si se aprueba la modificación de Diputados del Art. 109 de la Ley de Educación, quienes por ser pobres no tengan los instrumentos necesarios para la mal denominada “enseñanza a distancia”, merecerían ser sancionados. UNA LEY ESTÁ PARA CUMPLIRSE, QUIEN NO LA CUMPLE ES UN INFRACTOR. EL POBRE SERÍA UN INFRACTOR. No es éste el espíritu de los legisladores, pero una modificación de tamaña magnitud, aunque aparentemente no lo sea tal, involucra a la escuela en todo momento debido a la precariedad en las condiciones existenciales de los alumnos y las serias dificultades que ocasionan para el aprendizaje.

Ante los considerandos mencionados, sería conveniente un debate educativo donde se escuchen a docentes, alumnos y padres.

Si la pandemia amerita modificar el Art. 109 de la Ley Nacional de Educación, con ese criterio también ameritaría modificar el Art. 14- bis de la Constitución Nacional porque nunca se cumple, por ejemplo, cuando el texto dice “retribución justa; salario mínimo vital y móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección”.

Son muchos los conversatorios on-line que existen en la actualidad. Excepcionalmente, alguno con ideas realmente interesantes. Así como en esta educación llamada a distancia (que de educación nada tiene) se reiteran y profundizan las malas experiencias de la educación presencial, esos conversatorios on-line dados por reconocidos “expertos” tienden a ser una nueva forma de educación “bancaria”, que tanto criticó Freire, “nos llenan de contenidos la cabeza”. Pero…

  1. no se utiliza la tecnología para indagar qué dificultades didácticas tenemos hoy los docentes (si bien no puede hacerse masivamente, sí, por muestreo al azar o de otro tipo), para luego establecer dinámicas de debate on-line entre los mismos docentes, con la posible participación de alumnos y padres,

  2. preguntándonos cuáles de esas dificultades ya venían desde antes de la imprevista pandemia,

  3. y qué habría que considerar para la época pos pandemia cuando volvamos a clases a fin de mejorar nuestra didáctica,

  4. amén de proponer los cambios efectivos posibles a realizar desde las políticas educativas.

Concluyendo, a modo de conversación

Enseñanza Remota de Emergencia. Me dice un papá: «¿Por qué a mi hija del 6º grado de la escuela primaria le dan cuadernillos (en el hogar no hay acceso a internet) con muchas actividades, mientras que, en las clases normales presenciales, la maestra le daba muy pocas tareas?» Le respondí: «Porque los cuadernillos ‘bajan’ del Ministerio de Educación, mientras que, para su maestra, en condiciones normales, eran otros sus criterios.» Le aclaré: «es importante que la madre y/o el padre la acompañe en las tareas.» Me contestó: «Durante el día yo trabajo, la madre no se da ingenio para ello, además tenemos varios hijos.»

Este ensayo vale a fin de ser los docentes instituyentes de una práctica educativa, en el aula de la escuela pública, liberadora de las injusticias, en particular, de las poblaciones más precarizadas en sus condiciones de existencia. Mientras seamos instituidos, y no colectivamente instituyentes, difícilmente acontecerá un nuevo nacimiento, a pesar de las innumerables “reformas” educativas.

1 Modificación pretendida que, en el articulado de la presente ley, solo permite los “estudios a distancia” a partir de los 18 años. ARTÍCULO 109.- “Los estudios a distancia como alternativa para jóvenes y adultos sólo pueden impartirse a partir de los DIECIOCHO (18) años de edad. Para la modalidad rural y conforme a las decisiones jurisdiccionales, podrán ser implementados a partir del Ciclo Orientado del Nivel Secundario. Excepcionalmente, previa declaración fundada del Ministerio de Educación en acuerdo con el Consejo Federal de Educación, o con la jurisdicción según corresponda, cuando la escolaridad presencial – total o parcial – sea inviable, y únicamente en caso de epidemias, pandemias, catástrofes o razones de fuerza mayor que impidan la concurrencia a los establecimientos educativos, sólo en esos casos será permitido transitoriamente el desarrollo de trayectorias educativas a distancia para los niveles y las modalidades de la educación obligatoria para menores de DIECIOCHO (18) años de edad.”

Artículo enviado por su autor a la redacción de OVE

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Educación a distancia: ¿panacea del aprendizaje por otros medios o normalización de la segregación social?

María Ángela Petrizzo Páez

“Vivimos en una sociedad de la información. La gestión, la calidad y la
velocidad de la información son esenciales para la competitividad
económica. Dependientes de la mano de obra más calificada, las
tecnologías de información y comunicación tienen características que
no sólo contribuyen para el aumento de la productividad, sino que son
también incubadoras de nuevos servicios donde la educación asume un
lugar destacado.” (de Sousa Santos, B. 2007:34)

Resumen

Si aceptamos que la conducción del aprendizaje de forma autogestionada bajo una modalidad diferente a la presencial sea referida comúnmente como educación a distancia, también deberemos aceptar como moneda común, que la mediación de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en los procesos de aprendizaje autogestionado es en realidad la tendencia más fuerte, entre las otras opciones disponibles para habilitar la educación a distancia. Por ello, en este artículo se pretende explorar cómo el establecimiento de la educación a distancia mediada por TIC como opción privilegiada para asumir las actividades educativas en condiciones de crisis, puede redundar en una profundización de los procesos de exclusión y segregación ya agudizados en algunas sociedades por los sistemas económicos y las dinámicas propias del capital.

Palabras clave: Educación a distancia, segregación social, segmentación social, aprendizaje en línea.

Lo que entendemos por educación a distancia.

La educación a distancia es una actividad desarrollada bajo distintas modalidades, que supone la conducción de procesos de aprendizaje de forma autogestionada y no mediada por la presencia física en un aula de clases. Por autogestionada, entendemos que ocurre cuando en el ámbito individual se toman decisiones como el espacio donde se realizan las actividades de aprendizaje, así como la duración e intensidad y el momento en que se harán. Del lado de la gestión educativa, se conservan sin embargo, aspectos como la planificación y la estructuración de los contenidos, por ser aspectos inherentes al seguimiento, evaluación y control del proceso educativo.

En muchas ocasiones, la educación a distancia se entiende como sinónimo de formación en línea o de educación en línea. Sin embargo, es importante establecer que la educación a distancia tiene en las opciones mediadas por las TIC apenas una opción, sin que ello suponga negar que, en las actuales condiciones de hiper-conexión de un porcentaje nada despreciable de personas a escala global, sea una tendencia muy significativa el asumir actividades de aprendizaje a través de aplicaciones y plataformas en línea.

Por ello, resulta mucho más útil aproximarse a una perspectiva más bien amplia con respecto a la educación a distancia, entendiéndola como toda experiencia pedagógica que no tenga como condición funcional su realización de forma presencial y mediada por una persona en ejercicio de carrera docente. Así, todo aprendizaje informal y no conducente a título, puede ser contemplado como ejercicio de un modelo de educación a distancia, siempre que suponga un espacio a través del cual la persona que lo utiliza recibe información y conocimiento y lo gestiona en función de sus propias posibilidades de tiempo, interés y dedicación.

Entran aquí experiencias particularizadas de algunos canales temáticos dentro de la plataforma Youtube, como Julio el profe1, y otros como Geography Now2, páginas web con contenido sobre temas específicos, o con aspiraciones de ser una plataforma para el aprendizaje de contenidos diversos como Khan Academy3 y Coursera4, por ejemplo, sin ser una lista exhaustiva. Pero también deben ser consideradas como tales, los cursos por entregas a los cuales se tiene acceso por correo postal, los cursos con asistencia de material sonoro o audiovisual para aprendizaje de algún idioma por ejemplo, o cursos facilitados a través de programas de televisión, y aquellos que se disfrutan a través de emisoras de radio. El carácter de ser a distancia, viene marcado por su posibilidad de autogestión por parte de quien es aprendiz, y la condición de no presencialidad, mucho más que por su carácter orgánico dentro de una estructura educativa al uso o virtualizada. De hecho, antes de que se priorizara recientemente su uso, la educación a distancia ya formaba parte de los dispositivos de conocimiento utilizados por muchos de los estudiantes y docentes en la realización de sus actividades pedagógicas y de aprendizaje.

Indica la UNICEF (2020), en el caso de una suspensión sobrevenida por circunstancias extremas del entorno como la reciente pandemia por la COVID-19 que,

Para darle continuidad a la educación de los alumnos y alumnas en sus casas, hay que usar todas las herramientas y los canales disponibles, ya sea a través de radio, televisión, internet o celulares. Solo podremos enfrentar este reto a través de un esfuerzo conjunto de los Estados, del sector privado, de los padres y de los niños y niñas”

La diversificación de los medios utilizados por las instituciones educativas, sin embargo, puede llegar a suponer una situación inmanejable en especial cuando consideramos que se asume la educación a distancia no como una experiencia marginal dentro del sistema educativo, sino una modalidad priorizada en situaciones sobrevenidas como las vividas a escala global durante los primeros meses del presente año, con el advenimiento de la pandemia por SARS-COVID2 y, por tanto, sustitutiva de la modalidad presencial, en lugar de ser complementaria a ésta.

La continuidad de la educación en situaciones de crisis.

Si se entiende las crisis como situaciones de disconformidad entre lo que ocurre y lo que se espera que ocurra, se puede entonces admitir que hay situaciones críticas prácticamente a diario, a escala individual, local, regional y mundial. Cierto es que, en términos generales, nuestra percepción y autoconcepción sobre lo que es o no una crisis, se construye con la mediación de muchos factores, entre otras cosas, de la información que recibimos a través de medios de comunicación y nuestros círculos de contactos o de personas a quienes concedemos credibilidad.

Dicho ésto, se puede entrever que también la superación de las crisis, en especial las que involucran a quienes integran una comunidad, demandan acciones de distintos niveles y con impacto en distintas dimensiones también. Por ello, los gobiernos nacionales y los organismos multilaterales, con frecuencia asumen la tarea de construir directrices de trabajo para los gobiernos ante situaciones sobrevenidas de índole sanitario, natural o económico. Con frecuencia, y luego de un tiempo, las actividades cotidianas más básicas, buscan su propio ritmo de recuperación adquiriendo, sin embargo, algunos matices particulares en función de adaptarse a las nuevas condiciones existentes.

La educación es una de esas actividades que, de alguna u otra forma, van progresivamente acoplándose a los nuevos escenarios. En condiciones de guerra, por ejemplo, y gracias a la mística y el compromiso docente por ofrecer espacios en los márgenes, los niños, en función de que su seguridad e integridad lo permitan, se reúnen generalmente bajo el formato de aulas integrales de forma de dar continuidad a sus procesos formales de aprendizaje. En estas condiciones, las aulas cumplen el doble propósito de satisfacer una necesidad de ofrecer conocimiento a los estudiantes, generar dinámicas de interacción social, espacios de entre ayuda, y de abstraer a los niños de las dinámicas propias de la rudeza de la guerra.

El pasado 11 de marzo del año en curso, la Organización Mundial de la Salud (WTO por sus siglas en inglés), informó al planeta que la COVID-19 alcanzaba rango de pandemia, y recomendaban a los gobiernos nacionales extremar las medidas orientadas hacia la reducción de la tasa de contagio. Acciones tendientes a lo que se conoció como “aplanar la curva”5, llevaron a los gobiernos de muchos países a tomar medidas de confinamiento y distanciamiento social, prohibición de actos públicos y aglomeraciones en general. La aplicación de estas medidas ha variado entre los distintos países pero, además de las medidas sanitarias comunes, han tenido otro denominador común en casi todos los casos: la suspensión parcial o total de las actividades académicas de aula.

En nuestro país, la gestión gubernamental del sistema educativo, lo mantiene fraccionado en dos subsistemas: el de educación primaria y secundaria y el de educación universitaria, cada uno con gestiones distintas. Las acciones tomadas por ambos ministerios han seguido la pauta de suspensión de actividades de aula y la búsqueda de opciones alternativas para paliar la ausencia de éstas.

En ambos casos el llamado ha sido a la búsqueda de medios alternativos para que los estudiantes puedan dar continuidad a sus actividades de aprendizaje. Desde el Estado se han activado a través de canales estatales y radios públicas, disposición de contenidos educativos de refuerzo de los contenidos para estudiantes, en especial para educación básica. En términos generales, se ha permitido la decisión a docentes e instituciones educativas, sobre determinar cuáles medios se utilizarán para cumplir la directriz de trasladar la imposibilidad de realizar actividades presenciales, a al cumplimiento de objetivos por la vía remota.

Esta decisión, sin embargo, no deja de verse impactada por el paradigma educativo predominante, al menos en educación básica, media y diversificada, el cual asume en términos generales: 1) que el estudiante es un objeto de educación, 2) que el docente es un vehículo del aprendizaje, 3) que las instituciones educativas habilitan esos procesos, sin cuestionar en la mayoría de los casos los contenidos y modos; y 4) que la rendición de informes de gestión se haga en formatos diseñados para recoger números correspondientes a indicadores sin un sentido de contribución y vinculación con una política educativa integradora conducida desde las instituciones públicas. Una realidad bastante similar puede verse para el sector universitario, aunque habrá algunas variaciones según desde cual Institución de Educación Universitaria (IEU) se observe y su naturaleza (pública, privada, nacional o regional).

En los países de la región, el llamado ha variado de tenor y alcance. Desde una suspensión temporal de actividades, hasta una realización de actividades académicas de forma remota, como el caso de nuestro país, en donde se ha hecho un llamado contundente e insistente hacia la continuidad, a un ritmo distinto pero constante, de actividades de enseñanza-aprendizaje, desde las nuevas condiciones que suponen la declaración de la pandemia en nuestro planeta.

En docentes y estudiantes, subyacen, sin embargo, algunas condiciones que han venido progresivamente mermando el avance de las actividades educativas a distancia y que han afectado de forma clara su arraigo en la población que debería beneficiarse, algunas de las cuales son, fundamentalmente habilitadoras y que, según se argumentará después, vienen acentuando las ya marcadas diferencias en el acceso a la educación:

  1. Infraestructura normativa: no todos los países cuentan con una infraestructura normativa que permita dar un sentido orgánico a la incorporación de la educación a distancia en el sistema educativo como ruta alternativa, complementaria o sustituta de la educación por medios convencionales.

  2. Acceso continuo a servicio eléctrico y otros servicios como agua y combustible: el acceso al servicio eléctrico de manera constante es una condición para asumir la realización de actividades de investigación desde el hogar. Aunque parezca irrelevante, estas condiciones se ven afectadas también por las limitaciones en servicios como agua y combustible. El acceso a estos servicios, por medios públicos o a través de soluciones privadas, marca una diferencia significativa entre el alumnado.

  3. Familias monoparentales: encargar a los padres la supervisión, ayuda y acompañamiento diario de las asignaciones escolares de los hijos, manteniendo el formato en el cual la escuela asigna y el estudiante copia, supone una complicación adicional para los hogares monoparentales, en los cuales esa misma persona, por razones propias de la precarización laboral, no ha podido interrumpir sus actividades laborales, pese a tener a hijos en casa.

  4. Cobertura de servicio de internet y conectividad: el pago de proveedores de servicios de internet supone un costo oculto dentro del proceso de conducción de la educación a distancia durante el periodo de confinamiento, en especial cuando esta se realiza de forma priorizada a través de TIC.

  5. El acceso a equipos electrónicos: la falta de disponibilidad de equipos electrónicos en estos momentos, se convierte en un factor añadido de segregación al implicar una diferencia significativa en el acceso a los procesos de formación cuando estos son mediados por el uso de tecnologías de información y comunicación.

  6. El significado de la tecnología y del hecho tecnológico: no sólo tener un equipo electrónico para acceder y manejar información puede marcar una diferencia significativa entre estudiantes y docentes. También la aproximación hacia la tecnología como fenómeno, y la responsabilidad colectiva sobre su conocimiento, las formas de aprehenderla y de asumirla de forma crítica, impactarán positiva o negativamente en cómo se integran los estudiantes a las actividades a distancia.

  7. La doble desigualdad en el caso de las mujeres: ha sido establecido en varios espacios académicos formales y no formales, que la asignación de las labores de reproducción social de forma prioritaria a las mujeres6, incide notablemente en su incorporación a actividades productivas, educativas, impactando notablemente en sus niveles de satisfacción personal y profesional.

  8. Aspectos territoriales de segregación social: no resulta exagerado afirmar que las desigualdades territoriales tienen también una expresión tangible en el día a día de las personas, generando en ellas condiciones diferenciadas de acceso a bienes y servicios. Por ejemplo, muchas personas están limitadas por el acceso a transporte público, pues su uso es incompleto, el pago debe hacerse en efectivo o porque su pago diario supone disponer de un porcentaje alto de los ingresos familiares mensuales. Esto hace que muchas personas opten por buscar trabajos cercanos a su residencia habitual, incluso son empleos informales. Teniendo en cuenta que el acceso a empleos informales supone también una precarización sostenida de otras condiciones sociales, laborales, educativas e, incluso, familiares, no resulta entonces difícil de aceptar que son también un factor adicional generador de discriminación y desigualdades trasladables a la educación a distancia.

  9. El contenido de las actividades de formación a distancia: la instrucción de continuar actividades a distancia no ha acompañado en todos los casos, una preparación previa en docentes y estudiantes, a fin de facilitar la toma de decisiones sobre la construcción de dinámicas de su desarrollo. De hecho, muchos docentes enfrentan el dilema sobre si utilizar o no los dispositivos disponibles para educación a distancia mediada por TIC, puede suponer una desmejora en su desempeño docente o en la calidad de la formación ofrecida pues, tal como afirma Castells (1998), “la calidad de la educación aún se asocia con la intensidad de la interacción cara a cara” (p.430).

La anterior lista, sin embargo, no pretende ser exhaustiva. Ayuda, empero para poner de relieve cuán a traspiés pudo haber tomado esta coyuntura a quienes ejercen la docencia y a quienes participan como estudiantes.

Sobre la docencia, concurren distintas dinámicas tanto en el ámbito de la educación básica como el universitario, que han conducido a enajenarla del proceso de investigación, a enajenarla de la acción pedagógica y a buscar la normalización de los estudiantes, en lugar de respetar la diversidad, alimentándola.

Estas dinámicas, lamentablemente se refuerzan desde el ámbito de la gerencia educativa, cuando la información manejada no es generada con miras a su utilización en procesos de generación de políticas públicas en el sector, sino sólo con propósitos informativos. Se hace referencia aquí a la búsqueda de los números por los números, evidente en el empeño por conocer el número de estudiantes que se incorporaron a actividades a distancia y el porcentaje de avance en evaluaciones, por ejemplo, por encima de conocer diagnósticos precisos sobre las dificultades afrontadas por instituciones educativas, docentes y estudiantes en la realización de éstas. De modo que, en términos muy generales, no sólo la docencia se encuentra enajenada de la pedagogía, la investigación y el sentido ontológico de la docencia y formación; sino también la gerencia educativa se encuentra aislada de cualquier posibilidad de mejora, pues recoge información descontextualizada e inútil en procesos de planificación educativa, y el tiempo de recogida de esta información no siempre resulta pertinente al proceso mismo de construcción de políticas públicas del sector.

Las opciones

En estas condiciones, definitivamente el planteamiento de continuidad de las actividades educativas, debería movilizar a evaluar, en primer término, cómo hacerlo de forma de generar un impacto menor en quienes participarán en ellas y, sobre todo, cómo no profundizar con ello, aún de forma inadvertida, las diferencias preexistentes. Cabría evaluar el impacto de opciones multi modales7, en la profundización de las desigualdades enunciadas, pues, aún cuando estas permitieran dar cuenta de todas las dificultades experimentadas por estudiantes y docentes, quizás no garanticen su superación, en especial en caso de mantenerse el uso prioritario de la educación a distancia.

Por otro lado, aunque la utilización de TIC para generar y ofrecer contenidos no es la única opción para la educación a distancia, lo cierto es que se trata de un nicho dentro del mercado de opciones educativas y de formación desde hace ya varios años, cuyo auge a raíz del decreto de la pandemia por la COVID-19 es evidente. Sin embargo, como ya se adelantó antes, no en todos los países se cuenta con una infraestructura legal y tecnológica propias y autónomas, que permitan sustentar su aplicación en sustitución de las modalidades convencionales de educación. Por ello, asumir la educación a distancia como obligatoria aún sin tener una infraestructura legal para sustentarlo, deviene en una vulnerabilidad marcada para la educación orientada por el Estado como política pública, pues no permite a los gobiernos nacionales ofrecer garantías de su realización, ni de acompañamiento a los resultados obtenidos. Además, según dice Domínguez A., R. (2009):

(…) Existen poderosos motivos económicos que hacen que las TIC sean un elemento de carácter estratégico y de competitividad a nivel económico y político, lo que implica que sus “dueños” no van a ceder sus derechos de forma altruista. La cesión para el uso y disfrute de las TIC está además diseñada para que los usuarios sólo tengan el producto final y no el diseño, planificación y desarrollo, lo que nos obliga a mantenernos dependientes durante mucho tiempo hasta que comenzamos a producir por nuestros propios medios y recursos” (p. 9)

Si el uso de las tecnologías para garantizar el acceso a los contenidos en línea plantea, en sí mismo, una limitación y dependencia sostenidas por parte de los usuarios, mención aparte requiere el proceso de producir, por nuestros propios medios los contenidos útiles para la educación a distancia. Tanto si se asume como educación a distancia el dictado de clases o la generación de contenidos disponibles en línea, como si se utilizan TIC para generación de contenidos que serán dispuestos de forma física, se requiere una aproximación a la tecnología distinta de la de meros usuarios. Esto es, comprender la tecnología y, además, desarrollar un conocimiento sobre la técnica que ello implica para su uso y apropiación.

En este escenario, la propuesta presentada por educadores de distintas partes del mundo y recogida por la UNESCO con respecto a desarrollar Recursos Educativos Abiertos (Open Educational Resources, OER por sus siglas en inglés), resulta muy útil para abonar las limitaciones multidimensionales que plantea la educación a distancia. No en vano, la UNESCO al recoger el planteamiento para los OER, elaboró un borrador de recomendaciones para su implementación que es presentado como una estrategia para avanzar en la construcción de sociedades de conocimiento8, y la adopción de una perspectiva del concepto abierto sobre los recursos educativos, demuestra la denuncia de que los contenidos digitales utilizados para la formación en línea son, hoy por hoy, un modelo de negocio que cierra el acceso por parte de los usuarios finales, tal como lo describe Domínguez en la cita anterior.

En todo caso, aún con la posibilidad de uso y reuso de los recursos educativos abiertos, subyace el necesidad de solventar las debilidades en el acceso por parte de estudiantes y docentes, en especial si se insiste en plantear como única vía para el aprendizaje la educación a distancia mediada por TIC. Estas desigualdades, de hecho, pueden llevarse también a las instituciones educativas, siendo que no todas se encuentran en condiciones de asumir, de forma integral, la gestión de plataformas de educación a distancia, o la incorporación a su estructura orgánica, de la infraestructura y gestión necesarias para articularlas y darles seguimiento.

En las actuales circunstancias de pandemia por la COVID-19, la decisión asumida en muchos países, ha sido, en términos generales, dejar a consideración de los docentes y los gestores de las instituciones educativas, la decisión sobre cuáles mecanismos, dispositivos y metodologías serán conducidas las actividades a distancia. Esto afecta de modo importante el seguimiento que desde la gerencia educativa pueda hacerse a las actividades desarrolladas por los estudiantes. Sin embargo, vistas las desigualdades preexistentes y la poca capacidad para varios países de superarlas en el corto plazo, quizás tampoco podríamos hablar de una única solución para todos los casos.

Por otro lado, ante debilidades tanto la infraestructura tecnológica como en la infraestructura normativa que habilitaría la realización de las actividades a distancia mediada por TIC, quizás el propósito último sea el de ofrecer una actividad placebo, organizada con el propósito de generar otras dinámicas hacia el aprendizaje y favorecer la diversificación de experiencias pedagógicas en estudiantes, al tiempo que reduce la interrupción de contacto de estudiantes con su proceso de aprendizaje.

Efectivamente, la superación de las desigualdades señaladas antes, no es viable a través de una solución única para atender la educación a distancia. En buena parte de los países de Sudamérica que han cerrado escuelas durante la pandemia y continuado actividades a distancia, los soportes más utilizado han sido el correo electrónico, la mensajería instantánea (Whatsapp principalmente aunque también Telegram), y la mensajería de texto. Esto, en conjunto con una vuelta de tuerca a las estrategias pedagógicas y de trabajo con los estudiantes, ampliando los plazos de recepción de las asignaciones y de envío de respuestas, y posibilitando la elaboración acumulativa de asignaciones para una posterior consignación al término de las restricciones de reunión y movilización, supone el andamiaje sobre el cual, de forma privilegiada, se han asumido las actividades a distancia durante la pandemia de la COVID-19.

Por una parte, encontramos a los que reclaman que la enseñanza ha de modernizarse desde la apertura de puertas a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), proponiendo una reestructuración total de la concepción existente de escuela y de organización escolar, donde se flexibilicen los procesos y se rompa por fin con la tradicional visión de la enseñanza como transmisión del saber en un espacio físico cerrado y presencial. Los miembros más radicales de esta corriente llegan a pedir la supresión total de los centros educativos actuales y su transformación en centros virtuales de enseñanza. Estemos o no de acuerdo con esta propuesta, consideramos que está teoría desescolarizadora es hoy por hoy una utopía, entre otras razones por la falta de medios materiales, económicos, humanos pero fundamentalmente formativos. Los docentes aún tienen mucho que aprender para introducir las TIC en su desarrollo profesional y aún más para llegar al planteamiento citado de una total enseñanza virtual en todos los niveles educativos. Y podríamos entrar aquí, en las críticas que harían otros especialistas en lo referido por ejemplo a las carencias que tendrían los alumnos en lo referido a las relaciones interpersonales, de comunicación, de aceptación de órdenes, etc.” (Domínguez A., R. 2009:10)

Esto supone un esfuerzo por superar el acceso a la tecnología como la limitación más acuciante. Sin embargo, la práctica casi excepcional de la lectura en los estudiantes, hace de los libros impresos un objeto casi en desuso y, por tanto, inexistente en muchos hogares, lo cual supone un escollo adicional en especial para otras modalidades alternativas de educación a distancia. La superación de la fase más crítica de la pandemia, supondrá el regreso progresivo a las actividades, en otras condiciones diferentes a las que dejamos y con una forma de normalidad con un significado aún por construir.

Las alternativas para asumir la educación a distancia, más aún en una situación como la actual, tal y como hemos visto, depende de las opciones que estudiantes y docentes tengan disponibles para organizar, de un modo más o menos cohesionado, la atención de las distintas unidades curriculares. Sin que la diversidad de opciones y estrategias sea la opción más idónea, tal parece que hay algunos sacrificios que hacer en aras de garantizar, al menos, la inclusión y participación en condiciones equivalentes, si no iguales.

En países como España, por ejemplo, los docentes acusan agotamiento emocional pues la atención a estudiantes durante el confinamiento les ha supuesto un esfuerzo mayor para comprender y atender el uso de las herramientas dispuestas a su alcance para la educación a distancia, y garantizar la incorporación de todos sus estudiantes a su uso. En el caso de nuestro país, como se dijo antes, ha habido un uso mayoritario del Whatsapp como herramienta útil para distribuir contenidos entre estudiantes y representantes de los niveles de educación básica, media y diversificada. También las universidades han debido echar mano de esta plataforma con miras a organizar, en conjunto con otras herramientas como mensajería de texto y correo electrónico, el envío de materiales y abordaje de los contenidos a impartir. Ciertamente ésta herramienta no garantiza la bidireccionalidad en la interacción durante el proceso educativo, de forma que, en términos pedagógicos, su uso privilegiado ha supuesto un importante retroceso en las aspiraciones de ofrecer el aprendizaje como parte del proceso de formación de una conciencia crítica sobre los fenómenos estudiados.

Hasta aquí se han enunciado varios aspectos relevantes al abordaje del aprendizaje a distancia en situaciones de crisis. Resulta evidente pues, que no hay una situación que pueda utilizarse de forma transversal en los distintos contextos a los cuales deba responderse. Además, resulta cada vez más notoria la necesidad de diseñar e implementar acciones en todos los niveles y en distintas dimensiones de profundidad pero, sobre todo, cuya flexibilidad permita hacerlas particulares y contextualizadas para con ello permitirles construir un sentido común de lo colectivo.

No es útil insistir en una educación a distancia mediada por TIC, cuando hay importantes carencias de redes públicas estables de servicios de interconexión; o cuando los espacios útiles para su acceso en sectores al margen de los centros urbanizados, son inaccesibles o no están disponibles. Un obstáculo claro en la construcción de soluciones colectivas es, en realidad, no tener como sociedad, mucha experiencia en ello; y una debilidad a superar para hacer esa experiencia alcanzable, es re construir los espacios de aprendizaje como lugares de entre ayuda y de búsqueda por soluciones comunes a problemas comunes.

A modo de conclusión. El riesgo de normalizar la educación a distancia y suprimir la interacción entre pares en todas las etapas de la educación.

Bien se sabe que el sistema educativo no sólo arroja como resultado personas con titulaciones. Buena parte del papel de los sistemas educativos estriba en contribuir al sostenimiento de la arquitectura social y del mantenimiento de las otras instituciones que la sustentan. Cierto es que, en este contexto no sólo aprender el conocimiento útil para los sectores productivos, sino también todas las contribuciones desde el ámbito educativo son necesarias, incluidas aquellas que suponen la generación de masa crítica que pueda objetar la arquitectura social de la que son parte.

Por otro lado, el sistema educativo, tal y como lo conocemos, es objeto de presiones de distinta índole para capturarlo como dispositivo a través del cual universalizar una suerte de realización remota de las relaciones interpersonales. Trasladar a los procesos educativos parte de ese “ordene desde su casa” que ya viene instalándose en un número importante de las actividades productivas, viene de la mano con procesos de precarización pedagógica progresiva y profundización de los factores de alienación que ya hemos establecido antes. Sin embargo, Castells, M. (1998) tiene sus reservas ante la inminencia de este cambio:

“(…) “Refugiarse en el hogar” es una tendencia importante de la nueva sociedad. No obstante, no significa el fin de la ciudad. Porque los lugares de trabajo, los colegios, los complejos médicos, las oficinas de servicios al consumidor, las zonas de recreo, las calles comerciales, los centros comerciales, los estadios deportivos y los parques aún existen y existirán, y la gente irá de unos lugares a otros con una movilidad creciente debido precisamente a la flexibilidad recién adquirida por los dispositivos laborales y redes sociales” (p. 431)

Esta flexibilización soterrada en los procesos laborales que hasta ahora en muchos países formaba parte de una economía marginal y sumergida9, ha sido reivindicada como una opción de necesaria aplicación en aras de mantener la vinculación laboral pese a las restricciones establecidas durante la pandemia por la COVID-19. De forma que, aquello que Castells enunciaba en 1998 como una tendencia importante dentro de la nueva sociedad de la información y sociedad en red, hoy por hoy es en muchos casos la única opción de mantener una actividad productiva de forma constante. Esto, lo sabemos, conlleva el crecimiento importante de la sociedad de los servicios y, además, viene de la mano con el desarrollo de nuevas instancias en las cuales la precarización laboral y la segregación social puede llegar a arraigarse.

En el caso de la educación, mientras se resuelve cómo dar cuenta de lo que quede de año escolar, no debería dejarse pasar la oportunidad de retomar esfuerzos, ya avanzados años atrás, por dotar de piso jurídico y organizacional a una práctica de la cual las IEU y el sistema educativo en general pueda beneficiarse, todo ello en aras de avanzar en la superación de las asimetrías que una educación a distancia sustentada prioritariamente en TIC, y planteada de forma acrítica, por si misma no ayuda a resolver.

Como gestores educativos, la tendencia general será hacia la búsqueda de soluciones monolíticas que incluyan un todo en uno, en aras de facilitar la supervisión y evaluación de su desempeño y los resultados. Sin embargo, las condiciones y asimetrías descritas suponen también el trabajo conjunto en diseñar una estrategia con varias rutas de acción, empujado por el empeño por adaptar las respuestas a las capacidades y posibilidades de uso de nuestras instituciones educativas y de nuestros estudiantes. Las opciones a incluir en esa estrategia deberán, en todo caso, considerar como máxima la necesidad de que sea una solución que no traslade o refuerce en el ámbito digital o a distancia, las desigualdades y factores de segregación ya presentes en el espacio físico.

Entre otras cosas, pensar en el papel del conocimiento dentro del ámbito del sistema educativo y sus resultados puede suponer un punto de partida en la tarea de configurar esa estrategia de educación a distancia. Al respecto, Pérez L., A. (2016) nos dice:

“En el contexto actual de cientificación de la sociedad, de informatización y de globalización, la función del conocimiento se ha replanteado tanto a nivel mundial como en América del Sur. Pero “la sociedad del conocimiento” que muchos han anunciado como un proceso inevitable no ha de instalarse si no existe un consenso estratégico de los actores sociales en esa dirección.” (p.71)

Este consenso pasa, entre otras cosas, por la determinación de cuotas de aportes y compromisos desde cada uno de los sistemas que conforman esa arquitectura social que enunciamos arriba y por la comprensión de su condición de interrelacionados y codependientes, de forma que la suerte de cualquiera de esos sistemas depende de la suerte de todos los demás.

Referencias.

Castells, M. (1998). La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1 La sociedad red. España: Alianza Editorial

_________ (1998a). La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 2 El Poder de la Identidad. España: Alianza Editorial

de Sousa Santos, B. (2007). La Universidad del Siglo XXI. Para una reforma democrática y emancipatoria de la universidad. Bolivia: ASDI, CIDES-UMSA.

Domínguez, R. (2009). La sociedad del conocimiento y los nuevos retos educativos. Año VII Número 8. Abril de 2009. [Revista Electrónica] (Consulta: 2020, abril 28)

Pérez L., A. (2016). El modo 3 de producción de conocimiento, las universidades y el desarrollo inteligente de América del Sur. Revista Integración y Conocimiento, N°5, vol, 2 año 2016, pp. 70-81.

UNICEF (2020). COVID-19: Más del 95 por ciento de niños y niñas está fuera de las escuelas de América Latina y el Caribe. Comunicado de prensa de UNICEF. [Documento en línea] Disponible desde https://www.unicef.org/venezuela/comunicados-prensa/covid-19-m%C3%A1s-del-95-por-ciento-de-ni%C3%B1os-y-ni%C3%B1as-est%C3%A1-fuera-de-las-escuelas-de (Consulta: 2020, abril 28)

3Disponible desde https://es.khanacademy.org/

4Disponible desde https://coursera.org

5Es decir, reducir la tasa de contagio que, para el caso de la transmisión del SARS COVID-2, causante de la COVID-19, es exponencial y afecta de forma más grave a hombres, de más de con comorbilidades como diabetes, enfermedades cardiovasculares y respiratorias entre otras.

6Castells, M. (1998, p.160) reseña la cuádruple jornada laboral asignada a las mujeres (trabajo remunerado, tareas del hogar, cuidado de los hijos y turno nocturno para el esposo), definiéndola como una carga insoportable a la vida de las mujeres.

7Es decir, aquellas que involucran varias estrategias de contacto con estudiantes para la entrega, socialización, internalización y evaluación de contenidos educativos.

8La información disponible desde el portal de la UNESCO sobre los OER, puede consultarse desde este enlace: https://en.unesco.org/themes/building-knowledge-societies/oer

9Hablamos aquí del teletrabajo, algo que en países de la OCDE se encuentra regulado, pero que en muchos países no cuenta con una regulación clara y su funcionamiento permanece en una zona gris.

Artículo enviado a la redacción de OVE por su autora

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Putin descarta que la teleenseñanza suplante la convencional en Rusia

Europa/Rusia/28 Mayo 2020/elpais.cr

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, criticó las declaraciones de que en Rusia la educación a distancia es capaz de sustituir la presencial.

«Veo como una verdadera provocación todos los rumores e informaciones falsas que afirman que la teleeducación reemplazará por completo u ocupara el lugar de la educación presencial, que las escuelas y universidades convencionales cerrarán», dijo Putin este jueves en una reunión sobre el impacto que tiene la pandemia de coronavirus en el sistema educativo ruso.

El mandatario afirmó que la educación a distancia no es capaz de sustituir la convencional, ya que el sistema educativo en Rusia no solo enseña sino también educa a los alumnos, en gran medida ayuda a formar su personalidad, transmite los valores y tradiciones en los cuales se basa la sociedad rusa.

Entre las características beneficiosas de centros docentes, el presidente destacó también la comunicación en vivo entre el maestro y el alumno, el ambiente creativo y el trabajo en equipo.

«Estoy convencido que esta experiencia (la teleenseñanza) definitivamente servirá para el futuro. Especialmente dado que ahora es necesario asimilar nuevos conocimientos casi durante toda la vida», expresó el líder ruso.

Putin también puntualizó que la educación a distancia generó carga adicional para los profesores y padres, mientras para los alumnos la teleeducación representó un «examen serio, una prueba de responsabilidad y de independencia, cuando la motivación principal es el deseo de aprender».

El mandatario expresó su agradecimiento a todos los alumnos escolares, estudiantes universitarios, profesores y padres por su paciencia y apoyo mutuo.

Este jueves, el ministro de Educación, Serguéi Kravtsov, en la misma reunión informó de que «más de 16,5 millones de estudiantes escolares y 2,5 millones de alumnos que reciben formación secundaria profesional» pasaron a la teleeducación el pasado 15 de marzo de acuerdo con la decisión correspondiente de las autoridades rusas.

El último balance del coronavirus en Rusia es de 317.554 casos confirmados, incluidas 3.099 muertes y unas 92.681 personas que se han recuperado.

Fuente: https://www.elpais.cr/2020/05/21/putin-descarta-que-la-teleensenanza-suplante-la-convencional-en-rusia/

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Coronavirus en la Argentina: diputados proponen una «tarifa social» de Internet para garantizar la educación a distancia

América del Sur/ Argentina/ 26.05.2020/ Fuente: www.lanacion.com.ar.

 

Un grupo de diputados del interbloque de Juntos por el Cambio impulsa un proyecto de ley para establecer una «tarifa social» de Internet y achicar así la brecha tecnológica en materia de acceso a la educación. La propuesta impulsa que se subsidie Internet tal como se subsidian la luz y el gas, reconocidos como servicios esenciales. Promueve también que se liberen datos en los teléfonos móviles con fines educativos.

«Más del 47% de los hogares con niños y adolescentes no cuentan con conexión a Internet. Nos preocupa la enorme desigualdad que existe en las aulas virtuales o para acceder a los contenidos», dijo el diputado nacional Marcelo Orrego, presidente del bloque Producción y Trabajo en la Cámara de Diputados e impulsor del proyecto, que cuenta con el apoyo de otros 13 legisladores del interbloque de Juntos por el Cambio.

«Hoy la señal debe ser considerada un servicio esencial», dijo Orrego. «Me llamaron profesores que se van durante horas a estaciones de servicio para poder captar señal de WiFi, dar clases o subir contenido a las plataformas», relató.

El retorno a las aulas no tiene fecha prevista. El jueves pasado, la Cámara de Diputados aprobó y envió al Senado el proyecto de ley que permite la educación a distancia de los menores de 18 años cuando exista una emergencia, tal como ocurre ahora con las restricciones impuestas por el aislamiento social, preventivo y obligatorio ante la pandemia del coronavirus.

El proyecto de Orrego propone que también sean reconocidos como un servicio esencial «los servicios de datos móviles» para garantizar el apoyo educativo, y que no se puedan gestionar cargos por la navegación, a través de teléfonos móviles, en páginas gubernamentales de dominio «.gov.ar» y «.gob.ar», para la realización de trámites (como por ejemplo, gestionar el permiso para circular), para la descarga y utilización de la aplicación CuidAR, y para la navegación por plataformas educativas «.edu.ar» y «uba.ar».

En marzo, el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina (UCA), presentó un informe que advirtió que «el déficit de acceso a la información en la infancia y adolescencia en tiempos de pandemia adquiere una relevancia mayúscula» y es determinante en términos de «desigualdad social». El informe destaca que hoy muchos niños y adolescentes acceden a la educación a través de una PC con conexión a internet desde su casa. «Los más aventajados de la sociedad tienen clases casi regularmente a través de plataformas donde se encuentran con sus docentes y compañeros de clase», dice, pero relata otras dos realidades: la de quienes tienen un acceso, pero limitado, y la de quienes directamente «no tienen PC en casa ni conexión adecuada para sostener este proceso de formación» en el hogar. Se trata de «una parte muy relevante» de la población -advierte el informe- porque 48,7% no tiene PC y 47,1% no tiene acceso a servicio de internet.

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