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Aldeas indígenas de Honduras vencen al hambre desde las escuelas

Por: Thelma Mejias

Tiene apenas 11 años, cursa sexto grado de primaria y sueña con ser agricultor para cultivar alimentos y lograr así que la comida nunca falte a los niños de su comunidad. Es Josué Orlando Torres, del pueblo indígena lenca, que vive en un apartado rincón del occidente de Honduras.

Él es parte de una historia de éxito que se escribe en esta aldea de Coalaca, de 750 habitantes, dentro del municipio de Las Flores, en el departamento de Lempira.

Aquí, desde hace cinco años se desarrolla el Programa de Alimentación Escolar Sostenible (PAES), que mejoró los niveles nutritivos en la zona y cuenta con amplia participación local, gubernamental e internacional.

Está orgulloso de su escuela, República de Venezuela, donde sus 107 alumnos, con apoyo de sus tres maestros, trabajan en un huerto pedagógico en el que cultivan legumbres, vegetales y frutas, usadas en su dieta escolar diaria.

Torres relata a IPS que antes no le gustaban las verduras, pero “ahora empecé a sentirles gusto y también me encantan las ensaladas y los jugos verdes”.

Aldeas indígenas de Honduras vencen al hambre desde las escuelas

“Es que aquí nos enseñaron a comer y también a sembrar productos para estar siempre nutridos. Tenemos un huerto en el cual todos sembramos cilantro, rábano, pepino, yuca (mandioca), zapallo (calabaza), mostaza, lechuga, zanahoria y otros productos nutritivos”, detalla mientras muestra cada planta en el huerto escolar.

Por eso, cuando sea adulto, Torres, no aspira a ser médico, ingeniero o bombero como otros niños a su edad. Él quiere ser “un buen agricultor para cultivar alimentos y ayudar así a mi comunidad, ayudar a los niños como yo para que estén nutridos y no se duerman en clases porque no habían comido y estaban enfermos”, como pasaba antes, afirma.

Las 48 escuelas esparcidas por Las Flores, junto a otras de Lempira, en especial las ubicadas en el llamado corredor seco de Honduras, caracterizado por la pobreza y los embates del cambio climático, forman parte de una serie de proyectos pilotos y sostenibles que impulsa la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre ellos el del PAES.

El propósito de estas escuelas sostenibles es mejorar el estado nutricional de los estudiantes y al mismo tiempo dar un apoyo directo a los pequeños agricultores, mediante una metodología integral y lazos efectivos entre lo local lo local, lo regional, el gobierno central y la cooperación internacional.

Gracias a este esfuerzo en comunidades de indígenas lencas y de ladinos (mestizos) como Coalaca, La Cañada, Belén y Lepaera, todas en Lempira, los escolares y maestros dijeron adiós a las gaseosas y a las golosinas, como parte de un radical cambio en sus hábitos alimentarios.

Los padres, los docentes, los alumnos, cada comunidad y cada gobierno municipal, tres secretarias (ministerios) del país y la FAO, entre otros, unieron fuerzas para que estas remotas regiones hondureñas estén despidiéndose de los problemas de hambruna y desnutrición que presentaban.

También se desarrolló una pequeña cadena de productores familiares que abastecen a las escuelas, para completar la producción de los huertos pedagógicos, y dotar así de alimentos a los escolares, que en promedio sobrepasan el centenar en cada centro.

Estos pequeños agricultores depositan cada lunes los productos en un centro de abasto, de donde vehículos de cada alcaldía lo distribuyen a las escuelas.

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Erlín Omar Perdomo, de la aldea La Cañada, del municipio de Belén, explica a IPS que al principio, “cuando nos organizó la FAO nunca pensamos llegar tan largo, nuestra preocupación inicial era aplacar el hambre que había aquí, ayudar a que nuestros hijos estuvieran mejor nutridos”.

“Pero a medida que desarrollábamos la experiencia, nos prepararon para ser generadores también de alimentos. Hoy en esta comunidad, abastecemos a 13 escuelas de Belén con producto fresco y de calidad”, dice satisfecho este dirigente comunitario.

Para ello, se organizaron en Cajas Rurales, micro cooperativas de ahorro donde sus socios aportan pequeñas cuotas y financian proyectos o negocios, a bajo interés y sin necesidad de requisitos como en los bancos o del pago de abusivas tasas de interés,  como exigen los intermediarios o coyotes.

“Nosotros soñábamos no en la magnitud de ahora, la FAO nos envió a Brasil a conocer la experiencia de cómo el alimento llega a las escuelas a través de las familias y mire, aquí estamos contando este cuento”, acota Perdomo, de 36 años.

“Todos participamos, generamos ingresos y desarrollo a nuestras comunidades, al grado que en nuestras escuelas no existe deserción escolar y nuestras mujeres han entrado también al proceso, al organizarse en grupos que cada semana viene a la escuela a cocinar los alimentos de nuestros niños”, destaca.

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En 2012, un informe del Programa Mundial de Alimentos (PMA) reveló que Honduras era el segundo país con mayores niveles de desnutrición infantil en América Central, detrás de Guatemala. Según el PMA, uno de cada cuatro niños sufre de desnutrición crónica, siendo el sur y el oeste del país las regiones con el mayor problema.

Pero en el caso de Coalaca, La Cañada y otras aldeas y pueblos vecinos, la historia se empezó a revertir hace cinco años. El proceso iniciado por la FAO se apoya en la creación de una nueva cultura nutricional, con una experta que asesora y educa a las familias para tener una alimentación sana y balanceada.

“Nosotros ya no usamos condimentos para las comidas, los hemos sustituido por yerbas aromáticas, fuimos capacitadas por la FAO que nos enseñó la cantidad de nutrientes que tiene cada verdura, fruta o legumbre”, explica Rubenia Cortes.

“Mire, nuestros niños ahora tienen una piel bonita y no triste como antes”, explica con orgullo a IPS esta cocinera de la escuela Claudio Barrera, en La Cañada, una aldea de 700 habitantes, parte del municipio de Belén, con 32 centros en el PAES.

Cortes y sus compañeras son todas jefas de hogar que colaboran voluntariamente en la elaboración de los alimentos en la escuela. “Antes vendíamos las naranjas para comprar refrescos (gaseosas) o churros (golosinas), pero ahora no, porque mejor de las naranjas hacemos jugos y todos tomamos”, cuenta como ejemplo.

De lunes a viernes, los alumnos de las escuelas que integran el PAES tienen un menú altamente nutritivo que comen a media mañana.

El cambio es notorio, según Edwin Cortes, director de la escuela de La Cañada. “Los niños ya no se me duermen como antes. Yo les preguntaba, ¿entendieron la lección? Pero qué me iban  a responder, si ellos venían sin haber comido nada, ¡Cómo iban a aprender así!” exclama.

Para la representante de la FAO en Honduras, María Julia Cárdenas, lo valioso de esta experiencia es que “nosotros podemos salir del proceso, pero este no morirá porque todos se apropiaron de él”

“Es altamente sostenible y con modelos como este, dejan de existir fronteras porque todos se unen con un fin común que es la alimentación de los niños”, dice a IPS tras recorrer con una delegación de expertos y parlamentarios centroamericanos las historias no contadas que se dan en esta parte del corredor seco de Honduras.

Los escolares en educación primaria y básica en Honduras suman 1,4 millones, en un país de 8,7 millones de habitantes, en el cual coexisten siete grupos étnicos, el más numeroso el lenca, con poco más de 400.000 personas.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2016/07/aldeas-indigenas-de-honduras-vencen-al-hambre-desde-las-escuelas/

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México: Inicia proyecto para reforestar plantel escolar y crear Área Didáctica Forestal en Cancún

México/14 julio 2016/Fuente: La Revista Peninsular

Con el Programa de Cultura Ambiental, que mantiene de manera permanente la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente, participan más de 180 alumnos del Conalep II.

Como parte de los objetivos del Programa de Cultura Ambiental, que mantiene de manera permanente la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente (SEMA), más de 180 alumnos del Colegio de Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), plantel II de Cancún, iniciaron un proyecto para reforestar su escuela y crear un área didáctica, con la siembra de especies preciosas de la región, como caoba y cedro.

La realización de actividades de reforestación en el entorno escolar tienen como principal objetivo implicar a la Comunidad Educativa en las tareas de defensa, conservación y recuperación de los recursos naturales, fomentando su estudio y conocimiento, informó el  jefe del Departamento de Protección y Salud Forestal, Agustín Olivares Aguilar.

Más allá de la propia reforestación, precisó, se intenta crear una relación afectiva con los árboles plantados, mediante tareas de mantenimiento y observación. La plantación actúa como eje, en torno al cual se busca articular una importante cantidad de contenidos relacionados con la preservación de nuestro entorno.

Lo anterior se realiza por indicaciones del gobernador Roberto Borge Angulo, y como parte del eje Verde del Plan Quintana Roo 2011-2016, así como a las acciones implementadas por el titular de la SEMA, Rafael Muñoz Berzunza.

Como primera etapa, refirió, se impartieron conferencias a los alumnos de diferentes semestres del plantel, tanto del turno matutino como del vespertino, con el objetivo de apoyar en la elaboración del Proyecto de Reforestación de la escuela.

En ese sentido, Olivares Aguilar dijo que se les hicieron las recomendaciones pertinentes para seleccionar los árboles idóneos para ese tipo de terreno, con énfasis en especies forestales endémicas, para que en un corto tiempo sea considerado como un  área didáctica para los alumnos.

En las pláticas con los alumnos, Francelia Hernández Mendoza, Jefa de Vinculación del Conalep II, destacó que se dieron las recomendaciones respecto a las densidades de plantación, las dimensiones de las pocetas, técnicas de fertilización, traslado de plantas y las labores de mantenimiento para el éxito de la plantación.

Fuente: http://www.larevista.com.mx/quintana-roo/inicia-proyecto-para-reforestar-plantel-escolar-y-crear-area-didactica-forestal-en-cancun-2984

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Venezuela: Próximo año escolar apunta a consolidar espacios productivos en los colegios

Venezuela/14 julio 2016/ Fuente: Venezolana de Televisión

El ministro para la Educación, Rodulfo Pérez, indicó que para el próximo año escolar 2016-2017 se debe consolidar los huertos escolares, como espacios productivos en las escuelas públicas del país.

Durante su participación en el programa En Contacto con Maduro, Pérez refirió que la Revolución Bolivariana ha fortalecido el derecho a la educación gratuita y de calidad durante los 17 años y recalcó que para este próximo año escolar el Ministerio tiene como meta «unificar la producción con la formación de nuestros estudiantes».

Recordó que este período escolar que acaba de concluir cerró con importantes metas alcanzadas, como la firma de la convención única y unitaria de los trabajadores del sector educativo, contratación que protege y reivindica los derechos de 729.000 venezolanos.

A pesar de la guerra económica de la derecha –subrayó Pérez– el Gobierno Nacional aprobó los recursos necesarios para pagar sueldos y salarios de todo el sector educativo.

«Este año tuvimos la creación del sistema integral de salud del Ministerio de Educación que atiende a más de 4.000.000 de venezolanas y de venezolanos. Por primera vez nuestros trabajadores y trabajadoras del ministerio tienen soberanía de los recursos que el Estado venezolano dispone», expresó.

Asimismo, indicó que para finales de julio se prevé entregar la canaimita número 5.000.000 y recordó que durante el año que pasó se otorgaron titularidades a personal docente, administrativo y obrero.

Fuente: http://www.vtv.gob.ve/articulos/2016/07/13/proximo-ano-escolar-apunta-a-consolidar-espacios-productivos-en-los-colegios-4923.html

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España: ¿Cuánto tiempo tarda un residuo en desaparecer del medio natural?

España/ ABC Natural / 13 de Julio de 2016.

Una colilla, un tique de autobús, un calcetín de lana, una lata, una botella de vidrio, una bolsa de plástico…

Cada año, diez millones de toneladas de residuos terminan en los mares y océanos, apunta la Agencia Europea del Medio Ambiente. Y la «plastificación» de los océanos, en concreto, causa la muerte de 100.000 mamíferos marinos y de un millón de aves durante el mismo periodo.

El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a través de la Fundación Biodiversidad, cuenta desde 2012 con el programa «Playas, ríos, voluntariado y custodia del territorio», dirigido a la mejora y conservación del litoral y las cuencas hidrográficas españolas.

Desde hace algún tiempo más, dos décadas, Surfrider Foundation Europe reúne a miles de voluntarios de todo el mundo en torno a un objetivo común: luchar contra el aumento de las basuras marinas.

Vanessa-Sarah Salvo, coordinadora en España de esta organización sin ánimo de lucro dedicada a la protección costera y sus usuarios nos explica su trabajo.

¿Cómo y cuándo surge Surfrider Foundation Europa? ¿Y la delegación española?

Surfrider Foundation Europe nace en el año 1990, en Biárriz (Francia), cuando un grupo de surfistas se une frente a la contaminación marina del océano atlántico en la costa vasca francesa. Hace más de 25 años que se inicia la organización a nivel europeo con el apoyo de Surfrider Foundation de EE.UU. En la actualidad tenemos varias oficinas en Francia (París, Brest, Burdeos y Marsella) y dos delegaciones fuera de ésta (en Bruselas y España). Además, contamos con 36 grupos de voluntarios en 14 países europeos con más de 1.700 personas involucradas a diario en nuestras campañas.

Surfrider España se localiza en San Sebastián e inicia su andadura en 2009 con un proyecto de cooperación territorial europeo llamado «Mare Urdina», enfocado en la protección y valorización del patrimonio natural costero a través de la educación ambiental.

De sus campañas de sensibilización más recientes, ¿podría destacar alguna que haya tenido un mayor respaldo de la sociedad civil?

Los ejes de trabajos en Surfrider Foundation Europe son: calidad del agua y salud, basura marina, transporte marítimo e infraestructuras, patrimonio y olas, cambio climático y gestión costera. En España desarrollamos, sobre todo, campañas sobre basura marina, patrimonio y olas y cambio climático.

Una de las campaña más conocida es «Ocean Initiatives». El programa de voluntariado ambiental internacional que desde 1995 involucra cada año a más de 40.000 voluntarios realizando recogidas, clasificaciones e identificaciones de residuos marinos según una metodología estandarizada.

A partir del esfuerzo de los voluntarios elaboramos un informe sobre el estado de avance del impacto de la basura marina en nuestros mares y lo publicamos a mediados del año sucesivo en nuestra web. El estudio brinda los datos por regiones marítimas europeas e identifica el top ten de los residuos.

La campaña se inicia en marzo de cada año, quedando la convocatoria abierta hasta marzo del año siguiente. Los voluntarios pueden apuntarse en nuestra web a título personal o ser organizadores de una acción de recogida (universidades, centros escolares, organizaciones sin ánimo de lucro, colectivos, grupos de empleados, grupos de amigos). Surfrider ofrece todo tipo de apoyo logístico, así como información sobre cómo elegir una localización o reunir los permisos necesarios para actuar y distintos tipos de materiales educativos, como carteles que presentan el ciclo de vida de los principales residuos que encontramos en nuestras costas o sobre las conductas que debemos adoptar para proteger nuestros oceanos, lagos y ríos.

Conductas de protección de oceános, ríos y lagos

¿Podría adelantarme alguna de las ideas en las que trabajen en la actualidad para ponerlas en marcha en el futuro?

Estamos con un proyecto de investigación sobre basura marina flotante para la pesca de residuos con sistemas de teledetección y modelización, así como con la creación de grupos de expertos a nivel europeo para la armonización de los sistemas de identificación y clasificación. Se trata de una iniciativa en la que colaboran Francia y España y se iniciará en septiembre de 2016.

¿Reciben financiación de alguna institución pública o privada?

Surfrider se mantiene gracias a sus socios, miembros y voluntarios. Además participa en subvenciones públicas a nivel nacional y europeo y colabora con organizaciones privadas para la realización de proyectos para promover un cambio de hábitos, como la campaña «Ban the Bag» para la eliminación de las bolsas de plástico de un solo uso.

¿Qué valores intentan transmitir a los niños? ¿Qué les explican sobre la basura marina? ¿Cómo son sus talleres de educación ambiental?

A los niños, que son el futuro, les trasmitimos la importancia del respeto por la naturaleza y la posibilidad de poder actuar con activismo para la protección de un patrimonio que nos pertenece a todos y del que, por tanto, todos somos responsables. En particular con los niños realizamos talleres utilizando cómics de los pitufos por cada uno de los ejes de trabajo de Surfrider con historias, experimentos y juegos.

También organizamos encuentros y acciones muy diferentes entre sí, como el Festival Clímax (ya va por su 2ª edición), que permite un mix de música, deporte, medio ambiente y arte.

Playa

El tiempo de vida de los residuos

Bote de conservas: de 10 a 100 años.

Mechero: 100 años.

Botella de plástico: de 100 a 1.000 años.

Lata de refresco: de 200 a 500 años.

Colilla de cigarro (con filtro): de 1 a 2 años.

Pañuelo de papel: 3 meses.

Chicle: 5 años.

Tablero de madera: de 13 a 15 años.

Botella de cristal: 4.000 años.

Cerillas: 6 meses.

Troncho de manzana: de días a 6 meses.

Calcetín de lana: 1 año.

Cuerda: de 3 a 14 meses.

Bolsa de plástico: 450 años.

Tique de autobús: de 3 a 4 años.

Fuente:http://www.abc.es/natural/vivirenverde/abci-cuanto-tiempo-tarda-residuo-desaparecer-medio-natural-201607131326_noticia.html

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México: Fomentan la educación ambiental con visores de realidad virtual

México/Novedades Quintana Roo/ 13 de Julio de 2016.

Nakawe Projets imparte pláticas en las escuelas y ahora busca patrocinios.

Adrián Barreto/SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- El agua dulce y salada, los arrecifes y las especies de flora y fauna marinas que rodean a la costa quintanarroense son parte del temario que Nakawe Projects lleva a los estudiantes de diversos niveles como parte de su programa de educación ambiental.

Oscar Carranza Uribe, presidente para México de esta organización, informó que para la segunda mitad del año y que en el inicio del ciclo escolar 2016-2017 buscarán patrocinios para asistir de forma independiente a realizar estas actividades, debido a que acompañan a DH Bus.

“El problema es que estamos limitados, porque tenemos tres visores y es difícil que todos los niños puedan vivir esta experiencia de la realidad virtual»

“Tenemos un patrocinador que se llama Good Water que produce agua a través de la humedad del aire, y nos patrocinan los visores de realidad virtual, pero si hay otra empresa que nos pueda apoyar lo pueden hacer a través de una pequeña donación para comprar equipos de realidad virtual”, comentó.

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Tienen tres visores de realidad virtual, en donde los niños tienen oportunidad de adentrarse en las profundidades der mar, lo mismo que en un río subterráneo o estar en contacto con algún animal.

“El problema es que estamos limitados, porque tenemos tres visores y es difícil que todos los niños puedan vivir esta experiencia de la realidad virtual, aunque sí llevamos más material con un proyector y conferencias”, agregó.

Consideró que es importante que se tenga este tipo de apoyo académico debido a que ofrecen una alternativa, no sólo de entretenimiento sino pedagógica, y se puede incentivar a los próximos biólogos.

Nakawe Projects pretende realizar en el corto plazo cursos para la certificación de buceo a bajo costo, pues en el mercado un curso oscila entre los siete mil y 10 mil pesos; la iniciativa la trabajan con el Sindicato de Buzos del Caribe que preside Francisco Chan.

“Tratamos de fomentar estas actividades entre la gente local para que conozca los tesoros naturales que tenemos y por qué es importante cuidar lo que hacemos aquí arriba; el agua se contamina fácilmente, desde nuestra casa y hasta los grandes hoteles, y tratamos de crear conciencia”, agregó.

Fuente:http://sipse.com/novedades/playa-del-carmen-agua-dulce-salada-actividades-patrocinios-temario-flora-fauna-animales-ecologia-212974.html

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Proyectos Educativos Sustentables

12 de julio de 2016/

Raúl Calixto Flores Coordinador (CV)
Instituto Pedagógico de Estudios de Posgrado
calixto07@gmail.com

La vinculación impuesta por la economía, entre desarrollo y sustentabilidad, constituye una argumentación estructural para prevalecer una política económica fundamentada en el desarrollo. Paradójicamente, la sustentabilidad dirige la atención hacia una perspectiva diferente, en la cual, la vinculación debería ser con la solidaridad. Es decir, se debería de abordar la solidaridad sustentable, como una vía para mejorar la calidad de vida de las personas y cerrar las brechas entre quienes todo tienen, y de quienes carecen de todo. El desarrollo  refleja el predominio de una racionalidad instrumental en la mayoría de las actividades humanas.
La racionalidad instrumental debe quedar en el pasado en el ámbito educativo, y fundamentar el diseño de los proyectos educativos en la racionalidad sustentable. El cambio de perspectiva en la planeación de proyectos educativos, es necesaria, para comprender las complejas y múltiples expresiones de los fenómenos de la realidad. Al articular el componente social con el cultural y natural, se logra el abordaje crítico del ambiente, generando proyectos educativos sustentables.
Los proyectos que comprende este libro, han adoptado una perspectiva sustentable, que significa asumir una visión crítica y una actitud propositiva ante la problemática ambiental, con miras a cumplir con las expectativas del presente, considerando las necesidades de las generaciones futuras.

Descargar en:http://www.eumed.net/libros-gratis/2016/1530/index.htm

Imagen: http://www.eumed.net/libros-gratis/2016/1530/pgr.png

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Uruguay: Así viven los niños en la primera escuela pública sustentable.

www.ecoportal.com/Por: Mauricio Rabuffetti

De los niños se dice que son como «esponjas» a la hora de absorber conocimiento, y en un mundo que enfrenta el cambio climático, aprender a cuidar el medio ambiente es fundamental, y así lo demuestra la primera escuela pública sustentable de América Latina, construida en Uruguay.

temperatura exterior es de 7.5 grados centígrados, en una mañana de invierno, de cielo plomizo sobre la localidad de Jaureguiberry, 85 kilómetros al este de Montevideo. Sin embargo, dentro de la escuela294, la temperatura alcanza casi 20 grados.

No hay aire acondicionado para combatir el crudo invierno ni el calor del verano. La escuela no está conectada a la red eléctrica ni a tuberías de agua. Su presencia se distingue por su arquitectura peculiar. Sin embargo, su construcción asegura que el rastro que dejará en la Tierra será leve: está pensada para que ningún residuo se arroje al entorno.

«Estamos bien. Tenemos más de 50% de carga. Tenemos solo energía solar», explica a la AFP la maestra y directora Alicia Alvarez, de 51 años. «Les explico lo que yo sé», aclara mientras muestra el sistema de condensadores que almacena la energía para el edificio. «Apago un poco la luz para no gastar», añade mientras estira automáticamente la mano hacia una llave.

Los paneles solares se observan a simple vista en el techo del recinto, diseñado por el famoso arquitecto estadounidense Michael Reynolds, conocido como «el guerrero de la basura» por sus construcciones que sacan residuos del medio ambiente, tales como ruedas de autos, latas y botellas, incorporándolos a sus obras.

La escuela, que contó con el visto bueno de las autoridades de la educación, pudo hacerse también gracias a financiamiento privado y al esfuerzo de una ONG. Comenzó a funcionar en marzo pasado.

Tiene 39 alumnos. Algunos niños son muy pequeños y otros están terminando su educación primaria. Todos tienen algo en común y lo saben: su escuela es especial y única, como su relación con el medio ambiente.

Saben que tirar basura está mal y aprendieron que con los residuos orgánicos pueden hacer compost, un fertilizante natural que utilizan para la huerta que crece, verde intenso, en un cantero delante de los tres salones de clase.

Plantas de albahaca, tomates, frutillas y acelgas, berenjenas o brócolis, y también un banano poco adaptado al frío invernal, se desarrollan gracias a la temperatura controlada y el riego permanente.

En el techo, el agua de lluvia se recoge mediante canaletas que van hacia un sistema de filtrado. De allí a los baños, a la huerta, para terminar, el sobrante, en un humedal donde todo se descompone con impacto mínimo sobre el entorno.

Aquí nada se desperdicia.

Cambiar la cabeza

«Es una escuela llena de vida», resume Paula, que tiene siete años y con sus compañeros elabora una lista de cosas a hacer -y a evitar- para cuidar el planeta.

Esta mañana, en la clase de la maestra Rita Montans, de 45 años, trabajan en escritura espontánea y organización de conceptos. El tema disparador: ¿cómo cuidar el medio ambiente?

Los niños proponen y anotan ideas en sus cuadernos: «Cuidar las plantas»; «No tirar basura»; «No tirar las botellas«; «Las plantas nos ayudan a que podamos respirar aire más puro». «Si no hubiera árboles, no estaríamos más», dice contundente Sebastián, también de siete años.

El objetivo final, explica la maestra Rita, es crear una suerte de código de conducta para cuidar el entorno, y una «cruz ambiental» o «cruz verde» que podrían llevar los alumnos, tal como la «Cruz roja» que todavía existe en algunas escuelas del continente.

Los maestros siguen una capacitación especial para dar clases en la escuela sustentable, tanto a nivel de adaptación de programas de cursos, como para un manejo más autónomo del edificio.

Construido a partir de neumáticos rellenos de arena, latas usadas y botellas, el todo unido por hormigón, con grandes estructuras de madera y troncos de eucaliptus para sostener un techo verde y el peso de la tierra utilizada como aislante, el inmueble tiene una forma particular. Es luminoso y tiene espacios bien distribuidos. Nada parece estar apretado.

Una vez por semana, los niños tienen una hora de clase de huerta y cosechan frutas y legumbres que ellos mismos cultivan, y que se incorporan a las ensaladas servidas en el comedor.

Sebastián dice que cosechó tomates cherry. «‘Tan buenos», afirma Felipe, de ocho años. En cambio, las berenjenas no se pueden cosechar aún. «Todavía no podemos comer porque no están ‘hechas», explica Patricia, de siete años, con gesto de resignación.

Algún rayo de sol se cuela entre las nubes. Un bus turístico se detiene delante de la escuela y decenas de personas sacan fotografías desde las ventanas del vehículo.

No cabe duda de que aunque su marca ambiental será mínima, la escuela sustentable dejará un rastro indeleble entre los niños que allí estudien.

Es que «no hay mejor aprendizaje que vivirlo», dice convencida la maestra Alicia. «Más allá de que (los niños) puedan aplicar o no» lo que aprendan «la semilla está plantada», concluye confiada.

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