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Educación en América Latina: la hora de los gobiernos locales

Por: Otto Granados

Seguir avanzando en el ámbito escolar en la región requiere abrirse a nuevos mecanismos y experimentar para hacer más participativas las decisiones, comprender mejor las necesidades de las diversas geografías y gestionar de manera más eficaz la profesionalización de los docentes

En las últimas décadas, diversos países de América Latina y el Caribe (ALC) han emprendido reformas educativas de carácter sistémico y estructural orientadas a la calidad. Desde que en el siglo pasado se ejecutaron políticas públicas destinadas a satisfacer las necesidades básicas de alfabetización, infraestructura y escolaridad, llamadas también “reformas de acceso”, se han registrado avances que, en pleno siglo XXI, deben ser profundizados para que la educación de calidad sea una palanca de la mayor relevancia para el crecimiento, la innovación y la productividad de las economías de la región. Esto supone abrirse a nuevos mecanismos y experimentos sobre cómo hacer más participativas las decisiones educativas a nivel local, cómo comprender mejor las necesidades de las diversas geografías, cómo liderar con éxito una escuela y cómo gestionar de manera más eficaz la profesionalización de los docentes. O, dicho de otra forma, la conducción nacional ¿sigue siendo funcional para operar instituciones y políticas educativas con la suficiente flexibilidad y capacidad de adaptación para desempeñar su papel en entornos locales cambiantes e impredecibles? Parece que no.

Los procesos de descentralización o regionalización en diversos campos se volvieron algo más o menos común en ALC. En países con sistemas federales muy arraigados históricamente, regímenes políticos presidencialistas, burocracias centralizadas y una diversidad geográfica, cultural, étnica y lingüística particularmente compleja y persistente, la descentralización de la educación constituyó, hasta entonces, el hecho más significativo. La combinación de diversos instrumentos dio por resultado progresos en materia de provisión del servicio, cobertura e infraestructura escolar, pero también una concentración del poder político y presupuestario y, por supuesto, de las decisiones en diversos capítulos de la política educativa.

Con la apertura económica y la modernización del Estado, entre otras cosas, los países se dieron cuenta de que en las reformas de acceso lo relevante era la cobertura y no la calidad, y emprendieron procesos de descentralización educativa hacia los niveles subnacionales de gobierno considerando, por un lado, hacer copartícipes a los gobiernos locales de esta responsabilidad y, por otro, para llevar el hecho educativo más cerca de las comunidades donde éste se produce.

Sería inexacto, sin embargo, atribuir exclusivamente a la centralización los rezagos educativos, pues nadie discute sus resortes fundacionales, pero es evidente que algunos de ellos no se explican sin sus excesos: la presencia férrea de un sistema que ahogó casi por completo la creatividad de los actores locales del proceso educativo, produjo distorsiones muy serias en la asignación de recursos financieros, procreó una pesada burocracia y tejió inevitablemente un andamiaje corporativo, y en muchos casos corrupto, con los sindicatos, que en varios países de ALC llevó a la colonización de los propios ministerios de Educación y, por tanto, de la formulación y ejecución de muchas decisiones.

Intereses creados

La cantidad de intereses creados en torno a esa estructura reflejan también, por otro lado, las enormes resistencias para digerir la descentralización, las variadas formas de implementarla, los resultados heterogéneos y, sobre todo, el escepticismo e incluso la relativa oposición con que fue recibida por las autoridades subnacionales así como la carencia de una política explícita para desarrollar capacidades a nivel local para gestionar esta responsabilidad mayúscula. Más aún: quizá con excepciones, los Gobiernos centrales se reservaron el control del presupuesto educativo nacional, la relación política con los sindicatos y las políticas de ingreso, promoción y permanencia de los docentes, lo cual explica que normalmente hicieran poco por impulsar reformas sistémicas.

Hubo otros dos elementos que inhibieron el pleno arraigo de la descentralización: la falta de un verdadero compromiso político de los Gobiernos subnacionales para hacerse cargo del servicio educativo con todo lo que ello implica, y el riesgo de que el proceso mismo, que ha tenido sin duda avances, reprodujera a nivel local las malas prácticas nacionales. Las razones son varias pero destaca que los incentivos más importantes en favor de la descentralización, entre ellos redistribuir el poder, aumentar la eficiencia del servicio y mejorar los aprendizajes, entraron en conflicto directo con los intereses políticos de los Gobiernos centrales y locales y de otros agentes opuestos al cambio. De hecho, en algunos países, parecen estar resurgiendo tendencias hacia la recentralización de la gestión educativa.

En suma, ¿cómo evitar desandar el camino o, en otras palabras, cómo formular y ejecutar procesos de segunda generación que aprovechen los progresos logrados, empoderen a los actores locales y desarrollen nuevas capacidades para gestionar la educación? Se trata, en concreto, de discutir un nuevo y amplio arreglo descentralizador en materia educativa.

Desarrollo sostenible

El primer aspecto tiene que ver con el papel de los gobiernos locales. Hasta antes de la descentralización, los estados habían rehuido asumir la función educativa pues ésta era, a juicio de sus dirigentes, una fuente de problemas más que un abanico de oportunidades. La descentralización ha obligado a los líderes locales a aceptar, por lo menos en teoría, que la educación es fundamental para un desarrollo sostenible e integral de sus comunidades y regiones, que el impulso a otros sectores, como la economía y la industria, se retroalimentan positivamente de los avances educativos, que es viable encarar los problemas de distribución del ingreso mediante una buena oferta educativa de calidad, y que incluso, en el mediano plazo, la educación puede ser también una buena inversión política. Sin embargo, en la heterogeneidad geográfica, cultural y política de países como México, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia o Colombia, por ejemplo, este es un escenario todavía frágil en las provincias, departamentos o estados.

En segundo término, los padres de familia, los organismos intermedios o los gremios empresariales han empezado a interesarse más vivamente en la educación. Sin llegar todavía a mecanismos vinculantes de carácter institucional y permanente, se percibe, en algunas regiones de ALC, un mayor sentido crítico del desempeño de los profesores y las escuelas, pero aún subsisten prácticas de manipulación de padres de familia por parte de directivos escolares y sindicales, especialmente para apoyar reclamos salariales.

En tercer lugar, administrar localmente el sistema educativo hace factible introducir innovaciones que, con estructuras excesivamente centralizadas, es casi imposible. Planear por ejemplo nuevos diseños para la infraestructura escolar; experimentar con contenidos curriculares adaptados al espacio local o adoptados directamente de buenas prácticas internacionales; formular programas de actualización para maestros distintos y más audaces a los de carácter central; aprovechar más eficientemente los recursos financieros, entre otras acciones, son posibles cuando las autoridades locales cuentan con un adecuado espacio institucional, presupuestario y político para instrumentarlas, en estrecha cercanía con su propia comunidad educativa.

Un nuevo arreglo

Un nuevo arreglo debiera incentivar a los Gobiernos subnacionales a destinar mayores recursos propios para la educación y a presionar por nuevas fórmulas de asignación. Como las transferencias centrales tienen una estructura muy rígida y son limitadas o incluso discrecionales, los Gobiernos interesados en la educación y decididos a introducir proyectos innovadores, con altas tasas de retorno para la economía local, deben ir explorando fórmulas fiscales imaginativas (destinar parte de los impuestos locales como el de la propiedad o del impuesto al valor agregado a educación), mayor participación privada en la gestión de escuelas públicas, emisión de papel en mercados bursátiles etiquetado a financiamiento educativo, o integración de fondos nacionales que premien a las regiones con mejor desempeño educativo, de manera que pueda irse creando un sistema de incentivos diferenciados y competitivos que combinen virtuosamente cobertura, calidad e inclusión.

A medio plazo, un arreglo de este tipo obligará a los Gobiernos nacionales a profundizar programas compensatorios para determinados Estados o regiones, pues el éxito de unos y el fracaso de otros muy probablemente tenderá a acentuar disparidades y desequilibrios. De otra manera, las regiones que mejor funcionen van a seguir produciendo un capital humano de alta calidad, van a tener un mejor desempeño económico, indicadores sociales más balanceados e ingreso per cápita más alto, en oposición a los que exhiban mayor atraso y que, por ende, no lograrán salir del círculo vicioso y estarán más cerca de ser estados fallidos, como de hecho ya sucede en algunos países. Pero esto supone una oportunidad también para los ministerios nacionales porque podrán concentrar mucho mejor sus energías y recursos en las áreas que más los necesiten, y dejar que el resto desarrolle más capacidades propias y vaya entrando a la edad adulta en la gestión de los sistemas educativos.

Finalmente, será inevitable una reforma que deje a los ministerios nacionales de Educación única y exclusivamente con atribuciones normativas, transfiera más competencias a las regiones, y encuentre fórmulas para aislarlos de los ciclos políticos y partidistas, a semejanza de los procesos que orientan en muchos países las políticas monetarias, comerciales o de competencia, por ejemplo, de tal manera que aseguren razonablemente la continuidad de los líderes, las políticas y las reformas educativas a mediano y largo plazo, más allá de los períodos de gobierno.

Todo parece sugerir, en suma, que en materia educativa ha llegado una nueva hora para los gobiernos locales.

Fuente: https://elpais.com/educacion/2020-07-13/educacion-en-america-latina-la-hora-de-los-gobiernos-locales.html

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¿Cómo va la educación en América Latina?

Por: Revista Semana Educación

Según datos del Instituto de Estadística de la Unesco, la región y Colombia van por buen camino. Sin embargo, la calidad es un desafío pendiente y quedan todavía brechas que afectan particularmente a la población más vulnerable.

La educación se ha convertido en un tema de agenda y detectar las falencias de los sistemas educativos en los diferentes países es una prioridad para el progreso y desarrollo de las naciones. Sin embargo, a pesar de los múltiples esfuerzos, todavía queda mucho camino por recorrer; y eso es lo que está sucediendo en el mundo, América Latina y sobre todo en Colombia.

De acuerdo con los datos actualizados del Instituto de Estadística de la Unesco, un total de 617 millones de niños y adolescentes en todo el mundo carecen de un nivel mínimo en lectura y matemáticas. Según el organismo internacional, más de 387 millones de niños con edad para estar en primaria (un 56  por ciento) y 230 millones de adolescentes con edad para cursar el primer ciclo de secundaria (un 61  por ciento) no alcanzan ese nivel mínimo.

Se trata de una “crisis de aprendizaje” que podría amenazar con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se han trazado las Naciones Unidas para 2030.

Uno de los elementos que sorprenden más a la Unesco es que de los 387 millones de los niños con edad de cursar primaria en el mundo y que no saben leer, 262 millones van a la escuela.

Según el diagnóstico de la organización, estas estadísticas ponen en evidencia tres tipos de carencias. La primera se refiere a la de los niños que no están escolarizados, con pocas posibilidades de conseguir los conocimientos útiles en lectura y matemáticas. Las otras dos tienen que ver con la incapacidad para mantener escolarizados a los niños, así como la calidad de la enseñanza.

En cuanto a la región de América Latina y el Caribe, aunque todavía se presenten varias falencias, los sistemas educativos han podido cubrir las necesidades de la población y los resultados se están viendo. “Colombia participó en las pruebas Pisa en el año 2012 y sacó 376 puntos, luego en 2015, obtuvo un resultado de 416”, contó Atilio Pizarro, jefe de Planificación de la Unesco durante la XV asamblea anual de la Fundación Empresarios por la Educación.

De acuerdo con otras cifras presentadas por el experto, para 2030, América Latina tendrá un 96,6 por ciento de cobertura en educación primaria; y para 2042, se proyecta que la cobertura sea universal en este nivel. En cuanto a educación media, para 2030, se espera que la región tenga un 90 por ciento de cobertura y en 2066 sea total. Por último, en educación media superior, la cobertura será de un 72,7 por ciento en 2030 y se proyecta que la cobertura será universal para 2095 en la región.

En cuanto al tema de docentes, en la región de América Latina y el Caribe, solo el 85 por ciento de los maestros de primaria tienen formación. El análisis de encuestas de población activa de 13 países de la región mostró resultados muy similares a los países de la Ocde.

 Al mismo tiempo, un tema preocupante para la región es el de los maestros, su formación y salarios. Según contó Pizarro, los profesores de América Latina ganan menos que otros profesionales. “Los docentes de preprimaria y primaria ganaban el 76 por ciento de lo que logran otros profesionales o técnicos, mientras que los profesores de secundaria ganaban el 88 por ciento”, dijo.

Por último, un tema que tocó el representante de la Unesco fue el de Desarrollo Sostenible y la Ciudadanía Mundial. “En cuanto a la educación en derechos humanos, en muchos países, no más de dos tercios de la población está familiarizada con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El 68 por ciento de los estudiantes en la región apenas tienen conocimientos sobre este tema”, dijo.

Pero, ¿cómo mejorar?
A pesar de las falencias, hay que reconocer el avance de la región y de Colombia también en materia de educación. No obstante, la Unesco ha hecho una serie de recomendaciones para alcanzar las metas para 2030 en materia educativa.

Aún cuando América Latina presentó un importante avance en educación en los últimos 15 años, la calidad es un desafío pendiente en la región, donde quedan todavía brechas que afectan particularmente a la población más vulnerable. “La educación debe ser de calidad, formando estudiantes con habilidades que permitan enfrentar los desafíos del mundo de hoy, sin que nadie sea excluido. Más de la mitad de los estudiantes se concentran en los niveles más bajos de desempeño”, contó Pizarro.

Por otro lado, los expertos recomiendan un enfoque de aprendizaje que se dé a lo largo de la vida, y para ello se requieren políticas públicas más ambiciosas, integrales, de largo aliento y que articulen múltiples oportunidades educativas, tanto formales como no formales.

“Se necesita repensar los sistemas educativos tradicionales. Los gobiernos deben ofrecer a los jóvenes y adultos, oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida. Los jóvenes demandan una pedagogía activa, conectada con la vida y sus intereses”, explicó el jefe de Planificación de la Unesco.

Además, la Unesco recomienda que las políticas sobre docentes tienen que ser integrales y sistemáticas; pues la región debe avanzar en la certificación de sus profesores en los niveles de primaria y secundaria.

Por último, para poder impulsar la educación técnica, es clave impulsar la conexión de los distintos actores del sistema. De acuerdo con el organismo internacional, se necesita complementariedad, pertinencia y actualización de la formación que ofrecen las instituciones educativas. “El verdadero desafío de los sistemas de educación terciaria de la región es que se asegure la equidad de su expansión, transformándose en palancas de promoción y movilidad social”, concluyó el experto.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/informe-unesco-sobre-educacion-en-america-latina/542592

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Esteban Bullrich: «América, unida por la educación»

América del Sur/Argentina/19 Febrero 2017/Fuente: lanacion/Autor:Esteban Bullrich

Se realizó en Buenos Aires, organizada por la Unesco y el gobierno argentino, la Primera Reunión Regional de Ministros de Educación de América Latina y el Caribe, con la asistencia de delegaciones de veintitrés países. El tema central fue promover en nuestra región un abordaje conjunto de la agenda para desarrollar el tema del encuentro: «Garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos».

En nuestro gobierno creemos que todo es causa y consecuencia de la educación. Sabemos que donde hay educación hay progreso y donde falta educación sobra la pobreza.

Pensamos, desde el gobierno del presidente Macri, que es necesario abordar las causas y las consecuencias de nuestros problemas, que son la educación o la carencia de ella. Porque cuando un joven de diecisiete años toma un camión y lo conduce contra una multitud y mata a ochenta personas, eso no es un problema de inmigración, ni es un problema de terrorismo, ni un problema de pobreza: es un problema de educación. Cuando los rankings que se hacen a partir de algunas evaluaciones son vistos como una competencia entre países, en lugar de disparar el espíritu solidario y comprender que cuanto mayor sea la distancia que haya entre el primero y el último en una de esas listas, en términos de resultados, más desigualdad y más pobreza va a haber en el mundo, también estamos ante un problema de educación.

En la Argentina de hoy, la mitad de los jóvenes no termina el secundario; en la Argentina de hoy, la mitad de los jóvenes que termina el secundario no comprende textos. Alguien que no tiene comprensión lectora no tiene libertad. Alguien que no puede conformar y construir su propio pensamiento a partir de la propia lectura y la elaboración de ideas propias no es un hombre libre ni una mujer libre en el siglo XXI. Queremos que los jóvenes sean autónomos y libres, y plenos en nuestro país y en el mundo.

Nuestros sistemas educativos han sido diseñados en esencia en el siglo XIX, para el siglo XIX y con las condiciones y el contexto del siglo XIX. No ha habido grandes reformas del sistema, sino que ha habido adaptaciones; hemos puesto tecnología dentro de las aulas, pero eso no cambia el sistema. Los sistemas, además, con el tiempo se vuelven más resistentes a los cambios; por ende, si no se sostienen políticas a largo plazo en las reformas, es probable que con la alternancia propia de la democracia no se consoliden y el sistema vuelva atrás. Es por eso que esta tarea demanda un esfuerzo mayor.

Todos queremos un futuro con progreso y sin pobreza, desarrollo sin exclusión, libertad sin dogmas, maestros sin frustraciones.

Queremos que a nuestros niños y jóvenes el futuro se les presente como un desafío alegre y no como una incertidumbre angustiante. Todos los países de la región tenemos que trabajar en acreditaciones conjuntas para nuestras universidades, en validaciones de títulos, en una formación docente dinámica, conjunta, regional y moderna. Debemos establecer coordinadamente la idea de que nuestros maestros son los pilares de nuestra educación y nuestros alumnos tendrán éxito si y sólo si aprenden a aprender y también a desaprender. La creatividad se educa tanto como la posibilidad de aprender a investigar, a descubrir, a innovar.

Sabemos que tenemos que emplear al máximo la tecnología para ser más precisos, profundos y rápidos en el proceso de enseñanza-aprendizaje, como también enseñar a que nuestros chicos aprendan con autonomía, administrando sus tiempos, destrezas, talentos y habilidades. Nuestra propuesta y nuestra acción hoy están orientadas al estudiante, a los maestros, al aprendizaje, a garantizar que los jóvenes adquieran los conocimientos necesarios para ser ciudadanos plenos del siglo XXI, que puedan ejercer con libertad real la capacidad de ser ciudadanos globales en el siglo XXI.

La educación hoy ha unido a nuestra región. Todos juntos vamos a trabajar con un gran compromiso para honrar a nuestros niños, jóvenes y maestros con una educación de calidad.

Fuente de la noticia: http://www.lanacion.com.ar/1985352-america-unida-por-la-educacion

Fuente de la imagen: http://bucket1.glanacion.com/anexos/fotos/76/2362676w280.jpg

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¿Puede América Latina unir fuerzas para mejorar la educación pública?

Por: Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

América Latina ha estado experimentando un fenómeno único en los últimos años. Líderes empresariales y comunitarios han unido sus fuerzas en muchos países con un objetivo común: hacer del tema educativo una prioridad nacional y trabajar codo a codo con el sector público y privado para ofrecer ideas, conocimientos y recursos que mejoren la calidad de la educación.

La idea detrás de las organizaciones sociales que han surgido en muchos países latinoamericanos es que los ciudadanos también deben exigir y apoyar políticas educativas efectivas. Si bien la responsabilidad de brindar una buena educación a los niños recae principalmente en estados, escuelas y maestros, también los líderes de familias, comunidades y empresas deben comprometerse con ello.

En América Latina, la calidad de la educación aún está rezagada en comparación con países desarrollados y 23 millones de niños de 4 a 17 años ni siquiera asisten a la escuela. Considerando estas cifras, las organizaciones decidieron que el momento de actuar es ahora si quieren ver resultados en los próximos años. Y optaron por hacerlo de forma conjunta.

El 16 de septiembre, Brasilia, la capital de Brasil, atestiguó la creación de una red de organizaciones civiles y sociales que prometieron en su declaración constitutiva garantizar los derechos de los niños y jóvenes latinoamericanos, intercambiar conocimientos, aprender conjuntamente y unir sus voces en su lucha por una mejor educación.

Hay 13 organizaciones en esta red, cada una de un país diferente en la región: Argentina; Brasil; Chile; Colombia; Ecuador; El Salvador; Guatemala; Honduras; México; Panamá; Paraguay; Perú y República Dominicana. La red cuenta con el apoyo de la División de Educación y el Sector de Conocimiento y Aprendizaje del BID, que ha colaborado no solo en la creación de la red sino también en la estrategia de difusión de conocimiento entre sus miembros. Esta iniciativa también cuenta con la ayuda del movimiento brasileño “Todos por educación”, una exitosa iniciativa digna de ser contada.

Todo comenzó en 2007, cuando un grupo de líderes empresariales formó una alianza y estableció cinco objetivos que deben ser cumplidos para el año 2022. El primero de estos objetivos, por ejemplo, es asegurarse de que todos los niños brasileños entre 4-17 años no abandonen la escuela.

Luego, periodistas, artistas, académicos y otros líderes comunitarios fueron reclutados para apoyar los objetivos del programa en una masiva campaña pública que resaltó la importancia de preocuparse por la educación hoy, no mañana, aunque los resultados se vean a largo plazo.

Funcionó. Según una columna escrita por el periodista Andrés Oppenheimer en su libro “¡Basta de historias!”, una encuesta realizada en 2009 en Brasil reveló que ofrecer una buena educación se convirtió en la segunda prioridad más importante para la población, por detrás de los problemas de inseguridad.

Como tal, el gobierno del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva decidió adoptar los objetivos de “Todos por la educación” y dar a la organización el apoyo que necesita desde el sector público.

Hay más organizaciones –que ahora son parte de esta nueva red- que vienen trabajando sobre lo mismo en otros países. Por mencionar algunas: EducAr 2050 en Argentina ha estado trabajando desde 2002 para mejorar la calidad de la educación en el país; ExE Colombia también intenta hacer lo mismo con la ayuda de líderes empresariales, así como Mexicanos Primero México, fundada en 2005.

Ahora estos líderes cívicos y empresariales unieron sus caminos con la esperanza de que América Latina oiga su voz, en un llamado que sin duda resonará en todo el continente.

Fuente: http://www.iadb.org/es/temas/educacion/pueden-los-latinoamericanos-unirse-para-mejorar-la-educacion-publica,4176.html

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Eficiencia de A.Latina se logra con política pública

Por: Jan Felipe Sierra Suárez

América Latina debe dejar de buscar responsables y causas externas que, supuestamente, son las que le impiden crecer en productividad y desarrollo como región.

Hay que dejar atrás esos sofismas para que sea mediante políticas públicas eficientes como aumenten indicadores de eficiencia y productividad.

Así es que el director de la Unidad de América Latina de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), Ángel Melguizo, considera que el atraso de la región se podrá resolver, evidentemente con mejores políticas públicas enfocadas en infraestructura, educación e innovación, por ejemplo.

“Es el camino para que América Latina pueda dar el salto de ser una región de ingreso medio a una de ingreso alto”, destacó Melguizo a EL COLOMBIANO.

Su punto de vista lo entregó en la reciente reunión de Lacea-Lames que finalizó el sábado en Medellín y en la que el economista español y experto en el desarrollo latinoamericano, advirtió del retroceso en productividad que está teniendo América Latina.

“Basta con comparar a un trabajador latinoamericano con uno estadounidense. El primero solo es un tercio de productivo de lo que es el segundo. Lo más preocupante es que hace 10 años el latino era más productivo, porque era la mitad de lo que podía alcanzar el estadounidense, pero ahora está por debajo de ese nivel”, apuntó Melguizo.

Por eso habló del cambio de paradigma que se debe concretar en la región, en la que se busquen caminos para aumentar el ingreso de las personas, eso sí, haciéndolo con equidad e inclusión social.

“Estas políticas públicas deben contribuir a generar mejores oportunidades económicas y sociales, con altos índices productivos. Son las competencias las que hay que impulsar en la economía actual”, añadió.

Visión de Colombia

Para el caso del país, a dicha receta se le debe agregar la reforma tributaria, porque es la manera efectiva de fortalecer el presupuesto público.

“Vemos que el proyecto de reforma tributaria está formulado en la dirección correcta, porque Colombia puede ser una economía con alto ingreso y a la vez, con más equidad y movilidad social”.

Melguizo indicó que este paso es fundamental para soportar el verdadero crecimiento económico de Colombia.

El reto está fijado porque el país recauda actualmente cerca de 20 puntos del producto interno bruto (PIB), un punto por debajo de lo que se recauda en América Latina en promedio y 14 puntos menos que los países de la Ocde.

“Es una brecha que debe recortar Colombia en lo fiscal porque aquellos países que dieron su salto de ingreso medio a ingreso alto, mejoraron el recaudo de impuestos”, añadió el experto.

Dicho de otra manera, es la forma como el país garantiza recursos para planear su infraestructura, generar habilidades en el talento humano desde la educación, brindar calidad de vida en salud y al final, depender menos de los ingresos provenientes del petróleo, combinación ideal que sugiere la Ocde.

De otro lado, la reforma tributaria colombiana debe incentivar la creación de empresas competitivas, estimular la formalidad laboral, canalizar la inversión y aumentar los ingresos de la economía como un todo.

Fuente:http://www.elcolombiano.com/negocios/economia/eficiencia-en-a-l-se-logra-con-politica-publica-clara-HA5367810

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Políticas de privatización, espacio público y educación en América Latina

Autor/a; Rodríguez Gómez Guerra, Roberto A. – Autor/a; Ruiz-Caro, Ariela – Autor/a; Herrera, Diego – Autor/a; López Segrera, Francisco – Autor/a

Año: 2009

País/Ciudad: Argentina

Editorial: CLACSO

ISBN 978-950-808-587-0

Sinopsis: Este libro contribuye a desentrañar las dimensiones multifacéticas de los procesos de privatización que han marcado las políticas educativas en América Latina y el Caribe durante las últimas dos décadas. Los capítulos que lo componen presentan diversos abordajes y análisis, perspectivas e interpretaciones críticas que nos aproximan
a un balance riguroso y fundamentado de los procesos de reforma educativa promovidos por los gobiernos neoliberales en casi toda la región. También, nos alertan sobre el complejo e inestable proceso de resistencia a estas políticas protagonizado por movimientos y organizaciones populares, indígenas, estudiantiles, sindicales
y, particularmente en los últimos años, por un conjunto de nuevas administraciones gubernamentales que han surgido como fruto de los procesos de movilización social contra las iniciativas de privatización y ajuste. Políticas de privatización, espacio público y educación pretende aportar al necesario debate sobre el presente
y el futuro de nuestras realidades educativas, sumergiéndose en la trama de los procesos de dominación y resistencia que, con su implacable dialéctica, marcan las luchas por el derecho a la educación en toda América Latina.
Los capítulos de esta obra componen un conjunto de bloques temáticos articulados.

Descargar: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20100611010211/Gentili.pdf

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