Sabemos que solo con equipamiento e infraestructura no alcanza para incorporar las tic en el aula ni para generar aprendizajes más relevantes en los estudiantes. Por ello los docentes son figuras clave en los procesos de incorporación del recurso tecnológico al trabajo pedagógico de la escuela. En consecuencia, la incorporación de las nuevas tecnologías, como parte de un proceso de innovación pedagógica, requiere entre otras cuestiones instancias de formación continua, acompañamiento y materiales de apoyo que permitan asistir y sostener el desafío que esta tarea representa.
Somos conscientes de que el universo de docentes es heterogéneo y lo celebramos, pues ello indica la diversidad cultural de nuestro país. Por lo tanto, de los materiales que en esta oportunidad ponemos a disposición, cada uno podrá tomar lo que le resulte de utilidad de acuerdo con el punto de partida en el que se encuentra.
En tal sentido, las acciones de desarrollo profesional y acompañamiento se estructuran en distintas etapas y niveles de complejidad, a fin de cubrir todo el abanico de posibilidades: desde saberes básicos e instancias de aproximación y práctica para el manejo de las tic, pasando por la reflexión sobre sus usos, su aplicación e integración en el ámbito educativo, la exploración y profundización en el manejo de aplicaciones afines a las distintas disciplinas y su integración en el marco del modelo 1 a 1, hasta herramientas aplicadas a distintas áreas y proyectos, entre otros.
El sistema necesita recursos, nueva organización y currículo, docentes mejor formados, perfiles de apoyo, participación de la comunidad para caminar hacia un sistema inclusivo.
Adrián es un niño con trastorno del espectro autista al que el gobierno de la Comunidad de Madrid ha obligado a matricularse en un centro de educación especial en contra de la voluntad de su familia. La Consejería de Educación alega que este alumno necesita más apoyo del que pueden ofrecerle en el centro ordinario en el cual estaba matriculado. Según informa la prensa, la familia solicitó a los tribunales medidas cautelares para paralizar la decisión administrativa, pero la justicia rechazo dicha petición alegando, según un medio tan acreditado como la cadena SER, “que podía perjudicar al resto de compañeros”.
Una decisión política que protege un inmovilismo insano del sistema educativo, y que tiene su fundamento en la ideología más conservadora, aquella que distingue la escuela para “listos” y la escuela para “tontos”. Un fallo judicial que se fundamenta en el más absoluto desconocimiento de las necesidades del sistema educativo y que avala las ideas más retrógradas sobre el papel de la escuela y los beneficios de la escolarización en el marco de un sistema educativo inclusivo. ¿Porqué estos jueces y gobernantes quieren impedir una educación saludable y humana para Adrián? Cerraría todo los centros de educación especial.
Estuve un año en un centro de educación especial de Málaga. Una mezcla de estudio sobre el terreno y voluntariado me llevaron hasta allí. Era muy joven. Pero a punto de cumplir los sesenta años lo que allí viví, observé y aprendí me ha acompañado durante todos estos años. Especialmente me impactaban las horas de recreo y ocio. Allí me encontré, perdido, a un niño –entonces tendría 10 u 11 años– al que había dado clases particulares en el verano de ese mismo año. Ni él entendía porque estaba allí, ni yo entendí nunca cómo había terminado allí. La imagen de este niño, y otros muchos de similar perfil, deambulando por la zona de recreo sin rumbo me ha acompañado estos años y me ha reafirmado en la creencia de que todo es más sencillo de lo que parece: hay políticas educativas cuyo objetivo es separar a las personas marcando el hecho diferencial como elemento de riesgo y políticas educativas cuyo objetivo es cohesionar, haciendo de todo aquello que nos une algo bello e importante y del hecho diferencial, sustancial a cualquier ser humano, un elemento enriquecedor de todo aquello que nos une.
Por todo esto considero que el decreto de educación inclusiva que el gobierno regional de Madrid pretende poner en marcha para dar respuesta a la diversidad del alumnado, con especial atención a los más vulnerables es una apuesta para que todo siga como está, incluso peor. Porque la normativa madrileña no entra al fondo del problema y deja a los centros a su suerte, sin recursos ni orientaciones. Será un decreto pensado para ocultar la suerte que siguen corriendo muchos niños, niñas y jóvenes en la Comunidad de Madrid: el ostracismo. La política del engaño y el engaño como política. Todo esto me suena a charanga y pandereta. A la España machadiana de Frascuelo y de María. La Administración educativa va a conseguir que dude incluso de la buena voluntad. De que se intenta hacer las cosas de buena fe, aunque no se consiga. Me suena todo a estrategia mal fabricada.
El sistema educativo necesita recursos humanos y materiales. Otra organización escolar. Otro currículo. Un profesorado mejor formado. Nuevos perfiles profesionales de apoyo al docente, al alumnado y a las familias. Un escenario de participación real de la comunidad educativa. Y todo para caminar con paso firme hacia un sistema de educación inclusivo. Imposible con la LOMCE. Inviable con tanto recorte en la inversión. Improbable con un pacto político por la educación que se está fraguando quién sabe dónde.
Emilio Ruiz apuesta, lo primero, por dejar de mirar el síndrome de Down y ver al alumno. Creer en lo que puede hacer. Después, en que la maestra, el maestro, trabajen para que “todos los alumnos salgan beneficiados”.
Emilio Ruiz es maestro, orientador, psicólogo educativo y formador de formadores, pero además es uno de esos raros conferenciantes que saben transformar cada una de sus charlas en un chute de energía para la audiencia. Coincidimos en el último encuentro de familias de Down España, que tuvo lugar en diciembre en Cádiz y en el que impartió una charla a familias y un taller a jóvenes y adultos con síndrome de Down. Asesor educativo de la Fundación Síndrome de Down de Cantabria y del Canal Down21, portal de referencia en España y Latinoamérica, hace años publicó Síndrome de Down, la etapa escolar. Guía para profesores y familias (CEPE), que sigue siendo una hoja de ruta plenamente vigente para padres y maestros. Su último libro, publicado en 2016, es Todo un mundo de emociones: educación emocional y bienestar en el síndrome de Down (CEPE).
Deme un consejo de urgencia para el maestro que por primera vez tiene en su aula a un alumno con síndrome de Down.
Yo siempre digo que para algunos maestros esa primera vez puede parecerse mucho a la del padre que recibe la noticia de que su hijo tiene síndrome de Down. También al maestro le acaba de nacer un alumno que no esperaba, o sea, que la primera reflexión es muy clara: es un niño. Y eso mismo les digo a los padres durante el proceso de aceptación, que culmina en el momento que dejan de ver el síndrome y ven al niño. Es un niño, con sus peculiaridades, pero lo principal es que es un niño. No mires al síndrome, mira al niño y cree en él.
Más consejos.
Lo primero que hace un niño en una escuela es echarle un pulso al maestro, a ver adónde llega. Y si te ve flojo, te va a dominar. El error en el que puede caer el maestro es no exigirle: pobrecito, es un niño con síndrome de Down, va a ser un niño toda su vida… Si vas con esa idea ese niño y tú no os entenderéis.
¿Y cuando te dice que ya tiene otros 25 en el aula y que este le da más trabajo que los otros?
En 2016 escribí un artículo con propuestas para la gestión del aula, que va en la línea de dar consejos que valgan para todos. Intenta trabajar en el aula de una manera que todos los alumnos salgan beneficiados. En las adaptaciones curriculares, que es el primer método con el que trabajé, tienes que hacer cosas distintas para el alumno con síndrome de Down, o sea que es un trabajo añadido. Por tanto, haz cosas que sean comunes a todos, y pongo un ejemplo. A un niño con síndrome de Down las explicaciones largas no le sirven, si le hablas más de 10 minutos se pierde, por lo que en mi aula no voy a dar ninguna explicación que dure más de 5 minutos ¿Le vale al niño con síndrome de Down? Sí ¿Les vale a los demás? También. Eso es una estrategia de aula. Otro ejemplo. Los niños con síndrome de Down perciben mejor por la vista. Pues mis lecciones van a estar acompañadas de fotografías, dibujos, gráficos, pictogramas… Eso beneficia al alumno con síndrome de Down y a todos los demás.
¿Entonces ya ha desestimado las adaptaciones curriculares?
Una vez ya he tomado medidas para todos, tengo en cuenta cómo aprende el niño con síndrome de Down y uso una metodología adaptada a él que sea útil para todos. Pero me puedo encontrar con que hay contenidos a los que no llega y que se tienen que adaptar. Por ejemplo, los demás están dando ecuaciones y el niño con síndrome de Down apenas multiplica. Hay materias como matemáticas en las que va a tener que ir a otro ritmo, con otros contenidos y otros objetivos, ahí hay que hacer la adaptación curricular. Pero es la última medida, cuando llega el momento de tomar decisiones sobre objetivos y contenidos que están muy apartados del resto de sus compañeros. Es una estrategia más, pero no se tiene que convertir en la única.
¿Para el profesor de secundaria el consejo sería el mismo: que vea al chico y no al síndrome?
Sin duda, pero la secundaria es una etapa más complicada. Se mezclan varios factores. Por ejemplo, la propia estructura del sistema educativo. Un alumno de primero de ESO tiene once asignaturas con once profesores distintos, y cada mañana da seis materias diferentes que cambian cada hora… Estás pidiendo a un chico con síndrome de Down que cambie su mente seis veces al día, para pasar de matemáticas a historia, de ciencias a lengua, de tecnología a música… Eso pedagógicamente es una barbaridad. Otro aspecto: el profesorado de secundaria, siendo sinceros y con el corazón en la mano, tiene en general una muy pobre formación pedagógica. Son especialistas en biología, en filosofía, en literatura… pero han hecho una formación bastante escasa en cuanto a pedagogía. Y en muchos casos consideran que lo único que tienen que transmitir son conocimientos curriculares.
Lo cual es un error.
Claro, ese profesor tiene que entender que se llama Educación Secundaria Obligatoria (ESO), y esa “O” final le obliga a atender a todo tipo de alumnado, no puede pensar que únicamente debe transmitir contenidos curriculares, sino que tiene que atender a las personas individualmente. Pero aún hay otra razón que hace difícil esta etapa: el propio alumnado con síndrome de Down tiene discapacidad intelectual, y en la secundaria los contenidos son tremendamente abstractos y conceptuales, son contendidos de una complejidad que en muchos casos se escapa de la capacidad de los jóvenes con síndrome de Down. O sea no hay que echar toda la culpa al sistema ni al profesorado, hay que pensar que hay una discapacidad intelectual y los contenidos son abstractos. De hecho, Piaget dice que esa es la etapa del pensamiento formal abstracto, y a ese pensamiento es al que no llegan los chicos con síndrome de Down, ya que normalmente funcionan con pensamiento concreto. A los datos me remito, el número de jóvenes con síndrome de Down que han obtenido el título de secundaria es muy limitado.
Eso puede depender de factores como la sintonía que tengas con tu centro o con tu inspector, o incluso de la laxitud de la legislación autonómica.
El título no me preocupa en absoluto. Sólo lo tomo como un dato de la dificultad de la secundaria en general. El nivel curricular de los chicos y chicas con síndrome de Down iría de tercero a quinto de primaria. Hablo en general. No podemos ocultar la realidad, su CI se mueve entre 40 y 65, y su nivel curricular se mueve de un tercero a un quinto de primaria. Por eso los contenidos de secundaria son demasiado complejos para ellos.
Sin embargo, tienen que hacer una secundaria inclusiva.
En eso estoy de acuerdo. Entonces hay que ver con qué estrategias. Yo propuse en su día un sistema de aulas abiertas. Una aula específica en un centro ordinario, en la que seis, ocho o diez chicos y chicas con un nivel intelectual semejante comparten un aula, trabajando objetivos adaptados a su nivel, posiblemente con contenidos prácticos para la vida diaria, etc. Y luego determinadas materias las comparten con los demás. Pero de verdad que me cuesta ver a la mayoría de adolescentes con síndrome de Down en un aula de secundaria dando seis materias distintas con el nivel de complejidad que tienen esas materias.
¿Ni con adaptaciones?
Pero es que en esos cursos están ya dando algunos contenidos inaccesibles. La adaptación es hacer una selección de objetivos y contenidos para ese niño en concreto, que sea lo más cercana posible a lo que están dando los demás. Pero hay un momento en que se abre una gran brecha y esa cercanía desaparece. A mí me gusta transmitir ilusión, pero lo digo siempre en mis charlas: los pies en el suelo y la cabeza en las estrellas. Vamos a luchar para que lleguen al máximo de sus posibilidades, pero con los pies en el suelo. No obligas a una persona ciega a sacar buenas notas en educación plástica o a una persona sorda en música, de hecho se les exime de estas materias porque están intrínsecamente unidas a su discapacidad. Al alumno con discapacidad intelectual no se le puede eximir de todas las asignaturas, pero el nivel es el que es.
No es lo que estamos acostumbrados a escuchar desde la óptica de la escuela inclusiva…
Yo creo en métodos como las comunidades de aprendizaje, en los que toda la escuela se convierte en escuela inclusiva, también el aprendizaje cooperativo o el aprendizaje por proyectos son metodologías maravillosas, pero vayamos a un instituto cualquiera, entremos y veamos qué hacen. Como orientador he visitado muchos. Y allí el profesor de matemáticas da matemáticas, el de filosofía da filosofía y el de inglés da inglés. Lo digo siempre: jamás he visto una manifestación de profesores gritando “¡queremos inclusión! ¡queremos inclusión!” Eso es poner los pies en el suelo y la cabeza en las estrellas. Yo sigo creyendo en todas esas metodologías, pero mientras esté en el mundo en el que estoy ahora tengo que buscar formas de trabajar que sean lo más inclusivas posibles. En realidad, muchas veces los límites entre integración e inclusión se difuminan, y lo que nos ofrecen como medidas inclusivas en realidad son integradoras o a veces incluso excluyentes.
Pero se ha avanzado mucho en poco tiempo…
La mayor parte de niños con síndrome de Down, alrededor del 80%, pueden llegar a leer y escribir de manera comprensiva y utilizar esa lectura para un puesto de trabajo o su tiempo de ocio, pero no te voy a decir que ni el 1% va a ir a la universidad porque eso no es cierto. Ahora mismo menos del 10% se están sacando el título de secundaria. Y llevamos 27 años desde la LOGSE. En cuanto se les empezó a enseñar a leer en poco tiempo se demostró que muchos podían leer. La mayoría también pueden trabajar en empresas ordinarias, y si ahora mismo no hay más trabajando es porque no se les está dando la oportunidad. Una minoría muy escasa pueden cursar la secundaria y una minoría que prácticamente es nula pueden ir a la universidad. Con esos datos me atrevo a ser realista y decir que la secundaria está complicada. Pero de la misma forma digo que por la secundaria hay que intentar pasar, para que los chicos con síndrome de Down remuevan la conciencia de los profesores, y para seguir luchando por una renovación en las estructuras de la etapa.
Sostiene que hay que educar en emociones a los chicos y chicas con síndrome de Down. ¿A qué se refiere?
En cierta forma se les presiona para que lean, escriban, aprendan conceptos matemáticos, de conocimiento del medio, etc., es decir, que vayan adquiriendo conocimientos de carácter intelectual, y en cambio tenemos abandonado lo emocional. ¿Por qué pierde un puesto de trabajo un joven con síndrome de Down? Nunca lo pierde por falta de habilidad en el desempeño de sus tareas, porque con el sistema de empleo con apoyo ha habido una selección previa del puesto de trabajo, y se estudian las tareas para que ese trabajador las pueda desempeñar. Cuando pierden el trabajo es por falta de habilidades emocionales, porque no son capaces de recibir una crítica –baja tolerancia a la frustración–, porque uno le manda un mensaje a su jefa en el móvil diciendo que es muy guapa y quiere ser su novio –falta de empatía, de saber diferenciar entre un compañero y un superior jerárquico–, cosas así. Estamos empeñados en trabajar lo cognitivo cuando lo más importante es que sepan relacionarse socialmente y gestionar tus emociones. Defiendo que se aborde lo emocional, que por otro lado lo considero un punto fuerte del síndrome de Down.
¿En qué sentido?
Tienen facilidad para acercarse a los demás, tienen cierta capacidad para detectar emociones en otros, tienen gusto por estar con otras personas… También tienen carencias. Por ejemplo, tienen un enorme lío a la hora de nombrar emociones, confunden unas con otras. Pero es un campo en el que no se ha trabajado nada, y hay muchísimo que sembrar y muchísimo que recolectar. Tampoco está trabajado su gusto por la música, la inteligencia musical. Y en cambio les damos caña para que multipliquen y dividan, algo que para su vida futura tendrá una escasa utilidad. Su fortaleza emocional se tiene que aprovechar para sacar lo mejor de sí mismos, no son superdotados emocionalmente ni musicalmente, pero son campos que van desde lo positivo, puede sacarse mucho de ellos.
¿En qué consiste el programa que elabora con Down España?
Ya en 2004, desde que oí a Rafael Bisquerra, me interesó todo esto, y escribí un artículo sobre emociones y síndrome de Down. Durante dos años aplicamos un taller de educación emocional en Cantabria, se trataba de algo muy sencillo para reconocer emociones, relacionarlas, aplicar una relajación, entonces escribí sobre lo que habíamos hecho y me fueron llamando para que diera charlas… A eso le he seguido dando vueltas y en 2016 escribí “Todo un mundo de emociones”. Down España quería hacer un proyecto sobre educación emocional y me pidieron que coordinara el grupo de trabajo.
Habla de la creación de la figura del mediador emocional.
Esa idea es de Down España. En el programa de educación emocional se propone que cada asociación tenga un mediador emocional, siguiendo el modelo del mediador educativo, que hace de intermediario entre escuela y familia. El programa se divide en las que serían las cuatro funciones fundamentales del mediador emocional, que son sensibilizar a la institución y a la comunidad educativa sobre la necesidad de trabajar las emociones; en segundo lugar a los profesionales de la institución y de los centros educativos; luego a las familias; y en cuarto lugar las personas con síndrome de Down. Para estos últimos se ha editado un cuadernillo que contiene 20 actividades en cuatro bloques: conozco mis emociones, gestiono mis emociones, conozco como te sientes tú, que es la empatía, y gestiono las relaciones. En esos cuatro bloques hay una serie de actividades. Y ese es el cuadernillo del alumno, que va entrelazado con el cuadernillo del mediador emocional. Down España sugiere que cada entidad que lo desee cree la figura del mediador emocional, que sea la persona responsable de abordar estos temas a partir de estos cuatro bloques.
A su manera eso ya lo vienen haciendo las psicólogas de las asociaciones.
Lo que hemos querido aportar es la sistematicidad. Por ejemplo, sugerimos que ese cuadernillo sea aplicado de manera trimestral, con una o dos sesiones semanales. De la misma manera que el programa de lectura y escritura está asentado, y en todas las entidades se aplica hasta que el niño lee, tarde lo que tarde, vamos a introducir esto de manera sistemática, porque efectivamente los psicólogos de los centros abordan aspectos emocionales. Pero la diferencia entre la educación emocional respecto al abordaje psicológico de las emociones es que la psicología fundamentalmente ha abordado las emociones desde la perspectiva del déficit. Cuando la tristeza se convierte en depresión es cuando se decide que hay que ir a ver a la psicóloga. O cuando la ansiedad se convierte en estrés o la ira en pérdida de autocontrol. Un programa de educación emocional es preventivo, al chico se le enseña a conocer sus emociones y las de los demás, y a gestionarlas.
Un ejemplo.
Un joven con síndrome de Down que tiene hermanos pequeños que se van de casa. Esto ocurre a menudo. Ese adulto va viendo que se va quedando solo y va entrando en una depresión. Nunca ha entendido lo que es la tristeza, nunca le han hablado de emociones, y se va hundiendo sin saber qué le está pasando. Si desde pequeño le has puesto palabras a lo que siente podemos estar previniendo que en su momento ocurra una depresión.
¿A partir de cuándo se deberían empezar a aplicar?
En mis charlas digo que la educación emocional empieza desde el mismo instante que el bebé se pone en el pecho de la madre recién nacido. Porque esa mirada que le lanza la madre al niño y el niño a la madre es un lazo emocional que da inicio a su educación emocional. Por eso también hay un bloque para el trabajo con las familias, porque tienes que fortalecer y empoderar a las familias para que sean capaces también de gestionar sus propias emociones para ayudar a gestionar las de su hijo.
¿Las escuelas hacen también un excesivo hincapié en los aspectos prácticos, como aprender a contar dinero, y deberían hacerlo más en los emocionales?
Sin ninguna duda. Creemos que ese programa se podría aplicar en cualquier centro y no solamente para niños con síndrome de Down, sino a cualquiera. La inteligencia matemática tiene una asignatura que se llama matemáticas, la inteligencia lingüística tiene lengua y literatura, la espacial tiene educación plástica y visual, la musical tiene música… todas las inteligencias tienen una representación en el ámbito educativo, mientras que la inteligencia emocional, el conocimiento y gestión de emociones y de las relaciones, no tiene ningún reflejo en el ámbito escolar. El hecho de que no se les esté educando en emociones no es únicamente una carencia de los niños con síndrome de Down, es una carencia del sistema educativo. Las emociones se tienen que abordar en la escuela sí o sí para todos los niños. Pero hay más.
¿…?
Un cerebro bloqueado por un secuestro emocional, bloqueado por la amígdala, no puede aprender. O sea, la capacidad de aprendizaje de un cerebro bloqueado emocionalmente, por ejemplo por la ira o por el miedo, es nula. No es que tengamos que educar en emociones para que puedan ser ciudadanos del futuro, sino también para que puedan aprender.
¿La educación emocional debería trabajarse transversalmente en cualquier materia o en las clases de tutoría?
Se puede llevar de distintas maneras. Una es introducirlo en el currículo de las distintas materias. Por ejemplo, si estoy trabajando ciencias naturales voy a trabajar lo que hablábamos, la amígdala, igual que aprendo el sistema circulatorio o digestivo podemos aprender cómo funciona el cerebro; si estoy trabajando lengua y literatura voy a introducir el vocabulario emocional, porque la primera estrategia de autocontrol emocional es poner palabras a las emociones. En educación física aprendo relajación, estrategia básica de autocontrol emocional. Etcétera. Otra forma es en extraescolares o asignaturas optativas. O también efectivamente en las horas de tutoría, que cada vez se están introduciendo más en primaria. Pero lo ideal es lo que Rafael Bisquerra llama sistema de programas integrados, puesto que la educación emocional interrelaciona todas las materias. Por ejemplo, entramos por la mañana y todos los profesores, al margen de su materia, dedican los primeros cinco minutos a preguntar a sus alumnos cómo se sienten. Eso ya se hace en algunos centros. O cuando afloran emociones en el aula, en lugar de “sentaros y callaros” es el momento de preguntar “qué ha pasado?, ¿qué hiciste?, ¿qué podías haber hecho?, ¿cómo gestionaste la emoción?, ¿qué sentiste?, ¿qué te obligó a hacer?”. O todos los alumnos al volver del recreo hacen una sesión de relajación porque eso les baja su nivel de activación, porque aprenden mejor si su cerebro está emocionalmente estable. En ese sistema de programas integrados de Bisquerra las emociones están inmersas en toda la estructura del centro. Eso requiere que el equipo directivo crea en ello y que el profesorado esté formado en la materia, incluso que se forme a los padres y trabajen en la misma línea. Una materia que se llamara educación emocional, y que se impartiera a lo largo de toda la escolaridad, sería la más útil para el alumno. Mientras no exista, hay estas otras formas de irlo introduciendo.
Déjeme cambiar de tema. Como usted tiene mucha relación con los países de Latinoamérica me gustaría preguntarle sobre la situación de las personas con síndrome de Down allí. Si es que se puede generalizar, ¿qué diferencias constata?
Efectivamente, en Canal Down 21 tenemos muchos seguidores en Latinoamérica y yo voy por ahí con relativa frecuencia. Hace poco he estado en Guatemala y en agosto estuve en Colombia. Primera gran diferencia con España: allí los niños con síndrome de Down nacen. Aquí cada vez tenemos menos. Esa diferencia es enorme y eso hace de toda Latinoamérica una región con unas potencialidades enormes para el síndrome de Down. En el aspecto de la inclusión están como nosotros hace 27 años, empezando a caminar. Lo que ocurre es que ahí, en general, y sigo generalizando con los riesgos que ello comporta, hay una diferencia enorme entre la educación pública y la privada. En las escuelas públicas hay un profesorado que trabaja en unas condiciones vamos a decir difíciles, con muchos alumnos por aula y que hace lo que puede. Es decir, una gran cantidad de niños, con una ilusión tremenda por la inclusión, lo que produce es un gran potencial, pero están empezando a caminar, y eso hace que tropiecen en algunas cosas.
Habrá diferencias entre países, claro.
Yo he conocido experiencias como la de la Fundación Complementa en Chile, que ha escrito un Manual de buenas prácticas para la inclusión escolar y una colección de cuadernillos, que se pueden descargar, sobre estrategias de inclusión para el profesorado, y esos cuadernillos son fabulosos. Y ahora en Guatemala he visitado la Fundación Margarita Tejada que cuenta con un centro escolar, el colegio Las Margaritas, donde tienen un 15% de alumnos con síndrome de Down y un 85% sin discapacidad. Esto es una modalidad absolutamente novedosa que yo consideraría inclusiva y que en España no se ha hecho, o sea se está experimentando con unos formatos inclusivos que aquí no se dan. Yo lo veo en conjunto como un continente lleno de ilusión y de posibilidades.
La atención diferenciada de las personas con necesidades educativas especiales (NEE) constituye la clave del éxito para esta enseñanza que hoy celebra su aniversario 56.
De su creación a la fecha, la Educación Especial (EE) en Cuba —que hoy 4 de enero celebra su aniversario 56— ha «crecido» no solo en número de instituciones y docentes, sino también en su carácter científico y en los aportes pedagógicos de una enseñanza que, quizás como ninguna otra, sea especial en el sentido más estricto de la palabra.
Si más de medio siglo atrás se daban los primeros pasos, pues en aquel entonces el país no contaba con la calificación y preparación requeridas para atender las diversas NEE, en estos momentos la EE constituye un referente importante para muchos países de la región, y en lo cual resulta válido resaltar el apoyo y la sensibilidad que siempre tuvo del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Los avances de la Educación Especial en nuestro país mucho tienen que ver con el impulso y el apoyo que siempre tuvo por parte del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Diversidad, inclusión, atención personalizada, son algunos de los términos que la experiencia y la práctica han validado en aras de alcanzar una educación de calidad para todos. A propósito de ello y de la fecha, CubaSí conversó con la Doctora Marlén Mederos, directora nacional de la EE.
¿Por qué resulta esencial hablar de una escuela inclusiva?
«Los seres humanos somos diversos y, por lo tanto, cada individualidad requiere una educación determinada. Ello significa atender los intereses, las motivaciones y preocupaciones, de cada uno de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, cuyos ritmos de aprendizajes son también diversos.
«La diversidad es, por tanto, la expresión del reconocimiento de las diferencias de sexo, de culturas, de desarrollo y del aprendizaje de los alumnos que, necesariamente, deben ser tomados en cuenta para su educación, no para la exclusión.
«De ahí la importancia de hablar de una escuela inclusiva, que sea flexible, que responda a las necesidades y potencialidades de los educandos, al contexto donde viven, a las familias de procedencia».
¿Cuál es entonces el papel del docente para lograr este propósito?
«Lo primero es la motivación que debe poseer para atender la diversidad. De ahí que resulte vital que los maestros estén conscientes de la necesidad de elevar el nivel profesional, de la autosuperación, de trabajar sobre la base del diagnóstico y la caracterización de cada uno los educandos.
«Es importante que asuma que cada acto de aprendizaje requiere determinadas actividades y medios didácticos; debe saber cómo graduar los niveles de exigencia. Si un niño necesita más tiempo, permitirlo. ¿Quién niega que pueda ser de otra manera? En nuestra realidad todo ello es posible, pues nuestros maestros son muy creativos».
Cuando hablamos de inclusión, ¿eso implica que los niños con necesidades educativas especiales se puedan formar en escuelas de la enseñanza general?
«En la actualidad el país tiene más de 12 mil niños, adolescentes y jóvenes que reciben su educación en los contextos regulares, desde la Primera Infancia hasta la Educación de Adultos.
«En la Educación Especial estamos hablando de más de 35 mil en 365 instituciones en todo el país. No obstante, en cada curso escolar disminuyen las matrículas entre 900 y mil. Ello no significa que no entran aquí y van a la escuela regular, sino que es el resultado de los procesos de detección y atención cada vez más temprana que se tienen de las NEE y por lo cual se actúa en correspondencia».
¿Qué valor le atribuye a la intersectorialidad en esta labor?
«Es relevante lo que ahora estamos haciendo a partir del Tercer Proceso de Perfeccionamiento de la Educación Cubana, pues hoy fomentamos el trabajo en red. Nos referimos al pleno conocimiento que debemos tener en relación con el contexto donde está ubicada la escuela y los principales recursos humanos y materiales con que cuenta.
«Trabajar de conjunto con otros profesionales en la formación de los niños, adolescentes y jóvenes resulta fundamental. De ahí que podamos resaltar el vínculo estrecho que en este sentido ha tenido siempre Educación con otros ministerios, tales como Salud Pública, Trabajo y Seguridad Social, Cultura, y el INDER.
«Debemos tener presente cuánto puede aportar una Casa de Cultura, un combinado deportivo, un centro laboral cercano a la escuela; un padre o una madre que, con determinadas aptitudes, pueden contribuir con las actividades que ellos deben realizar en sus espacios. En fin, la labor intersectorial es indispensable para avanzar».
Como directora nacional de la enseñanza, y desde su experiencia personal, ¿qué limitantes existen para lograr la plena atención a la diversidad?
«Sumar en este empeño a los demás factores de la sociedad es un reto para la escuela, en aras de poder construir esa participación que tanto necesitamos y que, además, constituye un derecho humano.
«Hay que contar con todos, con la familia, con los vecinos, con la comunidad donde está situado el centro. Asimismo, resulta imprescindible elevar los niveles de preparación de los docentes para brindar una educación personalizada, reconociendo que lo individual en las NEE está estrechamente vinculado con posibilidades, intereses, niveles y ritmos de aprendizajes.
«Esta preparación tiene mucho que ver con la voluntad, los deseos y las motivaciones de los maestros para atender la diversidad que hoy está en las aulas, así como las diferencias en cuanto al color de la piel, procedencia social, condición de género y las discapacidades de cualquier tipo (físicas, motoras, sensoriales e intelectuales)».
Puerto Rico/09 de enero 2018/Por: Agencia EFE/Fuente: www.elnuevodia.com
La Cámara de Representantes de Puerto Rico investigará los servicios de terapia que se ofrecen a los estudiantes adscritos al programa de Educación Especial, incluyendo la contratación de estos servicios por parte del Departamento de Educación y las tarifas pagadas a los profesionales.
La Cámara baja informó hoy a través de un comunicado de que los legisladores José Aponte y Rafael Rivera presentaron una resolución para extender los términos de la pesquisa hasta finales de la tercera sesión ordinaria de la entidad legislativa, pautada a concluir en junio.
«Ciertamente, la Comisión a la que se le otorgó la responsabilidad y jurisdicción para llevar a cabo la investigación ordenada ha realizado las gestiones pertinentes para dicha tarea, pero aún se encuentra en el proceso de consultar a diversas agencias gubernamentales concernidas», señaló Aponte.
«Con el propósito de hacer viable que la Comisión cuente con el tiempo necesario para culminar la investigación en curso, este Cuerpo Legislativo estima meritorio extender el término provisto para continuar la investigación», dijo Aponte.
Mediante la resolución de la Cámara 208, según aprobada el 6 de junio de 2017, se ordenó la realización de una investigación sobre los servicios de terapia que se ofrecen a los estudiantes de Educación Especial, incluyendo la contratación de estos servicios por parte del Departamento de Educación y las tarifas pagadas a los profesionales que ofrecen los mismos.
Específicamente, la resolución plantea que, el cumplir con la responsabilidad de proveer una educación adecuada, requiere de la prestación de ciertos servicios que respondan a las necesidades particulares para cada estudiante con discapacidad.
Como el Departamento de Educación, se aduce, no puede ofrecer directamente los servicios que necesita esta población a la que sirve, contrata entidades privadas y profesionales de diversas disciplinas para que los ofrezcan.
Entre los servicios que se contratan se encuentran las terapias, que incluyen terapia del habla-lenguaje, terapia ocupacional, terapia física y terapia sicológica.
UGT reclama al conseller de Educación negociar la readmisión de 1.200 docentes interinos ya despedidos por la orden lingüística.
UGT-PV ha pedido a la Conselleria de Educación una reunión para negociar la readmisión de 1.241 docentes interinos despedidos como consecuencia de la aplicación de la Orden de catalogación lingüística de determinados puestos de trabajo en los centros educativos dependientes de la Generalitat. Es más, otros 500 profesores pueden perder su empleo por esta misma exigencia del título de capacitación y conocimientos del valenciano.
Según asegura el sindicato en un comunicado, si continua aplicándose esta normativa en los términos que está redactada, «el número de profesorado interino que será despedido puede llegar a cerca de 1.700 docentes, del total de más de más de 10.000 docentes interinos que trabajan en los centros públicos ocupando una vacante de curso completo.
El sindicato de los trabajadores de la Enseñanza Pública de UGT, integrado en la Federación de Empleadas y Empleados de los Servicios Públicos (FeSP-UGT PV), ha presentado un escrito dirigido al conseller de Educación, Vicent Marzà, y al secretario autonómico de Educación e Investigación, Miguel Soler, para solicitarles la reunión.
UGT PV pide negociar la reincorporación del profesorado despedido como consecuencia de la aplicación de la Orden 90/2013, de 6 de noviembre, de catalogación lingüística de los puestos de trabajo correspondientes a los maestros, profesorado de Enseñanza Secundaria y profesorado técnico de FP) en los centros educativos públicos dependientes de la Generalitat.
También quieren proponer medidas que a su juicio «se deben adoptar para evitar que la ampliación de esta normativa también provoque, en su momento, el despido del profesorado de los cuerpos docentes de las enseñanzas de régimen especial (EeOI, catedráticos y profesorado de Música y Artes Escénicas, y profesorado y maestros de taller de Artes Plásticas y Diseño).
Veteranos
UGT denuncia que los cerca de 1.200 docentes interinos con vacante hasta el 1 de agosto de 2017 que fueron despedidos a partir del 1 de septiembre «se han visto en la calle con 45, 50 o 60 años de edad, sin poder terminar dignamente su carrera y actividad profesional y acceder en las mejores condiciones posibles a la jubilación».
Esta situación, asegura, se verá «agravada» por la nueva orden de catalogación lingüística que prepara el conseller y que elevará a 1.700 los docentes despedidos. «Una agresión en toda regla al profesorado valenciano, que desde UGT no podemos aceptar».
Por ello, UGT ha rechazado estas ordenes y ha pedido su retirada y la modificación de la Orden 90/2013, así como que se readmita al profesorado despedido.
A su juicio, la catalogación de los puestos de trabajo con el requisito lingüístico del valenciano «no puede servir para despedir a los trabajadores de la enseñanza o sustituirlos por otros. Eso es inadmisible».
UGT señala que comparte el fin que se persigue con esta normativa (la catalogación lingüística de los puestos de trabajo docente), pero no los medios que se han utilizado para conseguirlo (el despido del profesorado que los ocupaba por no tener el requisito lingüístico que se pide y su sustitución por otro profesorado que si los reúne)».
Traslados y exenciones
Propone la readmisión del profesorado despedido mediante la ampliación de la moratoria, y cuando esta venza permitir al profesorado interino que todavía no tenga la capacitación lingüística que pueda continuar trabajando en las localidades y comarcas que la Llei d’Us i Ensenyament del Valencià establece como de predominio lingüístico castellano.
También reclama concretar en el nuevo sistema transitorio que se establezca el plan y programa de formación que la Administración educativa se obliga a realizar específicamente con este profesorado sin capacitación lingüística.
Asimismo, pide eximir del requisito lingüístico y la capacitación a todo el profesorado mayor de 45 años y con una experiencia docente mínima de 10 años.
«Nuestro apoyo a la amplia Oferta de Empleo Público Docente (OEPD) para el cuatrienio 2018-2021, exige ciertos compromisos del Consell deXimo Puig y la negociación de un pacto de estabilidad que garantice el empleo del profesorado interino mayores de 45 años y 10 años de servicios durante los próximos cursos, especialmente a partir de 2021, cuando finalice esta amplia OEPD, para que puedan finalizar dignamente su carrera profesional», afirma.
América del Norte/México/ 07.01.2018/ Fuente: reporteroshoy.mx.
En Yucatán se realizan esfuerzos para que ningún infante esté en rezago en su aprendizaje, es por ello que través de las Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (Usaer) y los sistemas escolarizados que se otorgan en los Centros de Atención Múltiple (CAM), en el pasado ciclo escolar se dio cobertura a 14 mil 843 educandos con necesidades especiales.
“Es importante que reconozcamos que cada estudiante tiene diferentes formas de aprender. Queremos lograr que estos jóvenes estén preparados para la vida y logren ser felices. Es nuestra obligación y compromiso sentar las bases desde la enseñanza para que la sociedad pueda dar oportunidades a todos”, afirmó el secretario de Educación del Estado, Víctor Caballero Durán.
Las Usaer ofrecen servicios a primarias y secundarias en las que existen educandos con necesidades educativas especiales, con o sin discapacidad. De esta forma se brinda atención prioritaria a las discapacidades de tipo visual, auditivo y motriz intelectual, así como a la integración de niñas, niños y adolescentes con aptitudes sobresalientes.
A través de estos espacios se busca que el personal adquiera los elementos técnico-pedagógicos necesarios para dar respuesta a esas necesidades. En ese sentido, la permanencia de las Usaer en la escuela regular debe concebirse como un apoyo temporal.
Para efectuar esta tarea las Unidades cuentan con un equipo interdisciplinario de profesionales, conformado por docentes, especialistas en audición y lenguaje, así como psicólogos. Todos acuden a los planteles a capacitar a las y los maestros, a brindar atención al estudiantado con necesidades educativas especiales tengan o no discapacidad, a orientar, a sensibilizar y a brindar asesoría a quienes son sus mentores, así como a las madres y padres de familia.
Durante 2017, se brindó apoyo a 781 escuelas, de las cuales ocho son centros de educación inicial, 268 preescolares, 482 primarias y 23 secundarias, tanto en la modalidad general como en la itinerante. De esta manera se observó a 11 mil 516 niñas, niños y adolescentes. Esto representa un incremento en la cobertura de este tipo de servicios, ya que en el ciclo anterior se contempló a ocho mil 748 en 471 centros educativos.
En comparación con el ciclo 2015-2016, en el actual se amplió la utilización de estas Unidades en el nivel preescolar, cerca de 30 por ciento. Además, se crearon 10 módulos para 84 preescolares, alcanzándose la cifra de 268 jardines con esta labor, tanto de la modalidad general como indígena.
De las 14 regiones educativas, Mérida registró el mayor número de escuelas atendidas con 356, seguida de Valladolid y Mérida-Kanasín, ambas con 59 planteles. Aquellas regiones con el menor número fueron Peto con 14, Yaxcabá con 17, así como Ticul y Hunucmá con 20 cada una.
Asimismo, como parte de los servicios de apoyo que se otorgan se encuentra la modalidad itinerante, la cual se conforma por un equipo interdisciplinario integrado por un psicólogo, un especialista en lenguaje y dos en problemas de aprendizaje, así como un docente.
Cabe destacar, que con esta modalidad se ha logrado ampliar la cobertura, respondiendo a las necesidades de la educación básica en el estado. En 2017, el 31.7 por ciento de las y los educandos recibieron servicios de apoyo a través de la Usaer Itinerante.
Mérida fue la región que registró el mayor número de estudiantes con dos mil 150 atenciones a través de la modalidad Itinerante. Mientras que al interior del estado, las regiones Valladolid y Tekax reportaron la mayor proporción de matrícula cubierta con 204 y 114, respectivamente.
“Si impulsamos modelos de atención bajo un enfoque de equidad e inclusión, estamos dando importantes pasos para construir un lugar más justo, con oportunidades para que todos se desarrollen y vivan con bienestar”, aseguró el titular de la Segey.
Fuente de la noticia: http://reporteroshoy.mx/wp/fomentan-educacion-inclusiva-estudiantes-yucatecos.htm
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