27 de septiembre de 2017 / Fuente: https://www.isep.es/
Por: Mayka Gómez Alcaraz
Una jornada con familias y personas con necesidades especiales
Entre castillos de arena vemos a Sergio, un niño de 8 años, que ríe junto con sus compañeros de una asociación de discapacitados en una soleada tarde de junio. Nos encontramos en Gran Playa de Santa Pola, junto a diez niños y niñas, aprendiendo nuevos juegos en un entorno provisto de rampas, zona de sombra con tarima de madera, caseta para guardar material, sillas y muletas anfibias, grúa de transferencia, zona balizada, etc.
Sergio tiene Síndrome de Down. Es muy sociable y divertido, por ello, no tarda nada en presentarnos a sus amigos/as. Observamos que, con la supresión de barreras arquitectónicas y materiales adaptados, todos/as pueden disfrutar de un baño refrescante, a pesar de tener parálisis cerebral, espina bífida u otros síndromes que hacen difícil su movilidad en nuestra sociedad actual.
Paula, vicepresidenta de la asociación y madre de Sergio, comparte con nosotras, voluntarias de una ONG, la merienda organizada para todos/as los/as compañeros/as del grupo, y nos va explicando los motivos de su participación tan activa desde hace un año en esta asociación.
Afrontar la noticia de tener un niño con Sindrome de Down
“Sentí muchas dudas y miedos junto con mi pareja cuando nos dijeron el diagnóstico de Sergio. Pensaba que iba a ser más fácil el proceso de adaptación, al ser mi segundo hijo. Sin embargo, en aquel momento me vi sobrecargada, viví un estado de profunda tristeza al percibir que las cosas iban a ser muy diferentes a las soñadas. La incertidumbre y la falta de información, unida a los problemas de salud que tenía Sergio, hizo que me sintiera perdida. Poco a poco fui encontrándome con personas que me enseñarían un nuevo camino a seguir y me invitaron a recorrerlo con ellos. Ahora queremos ir creando más recursos para tener más calidad de vida. Sergio, siendo bebé, estuvo en atención temprana con distintos profesionales: fisioterapeutas, psicólogos y logopedas hasta la edad de seis años”.
Iván, padre de Sergio, nos explica el funcionamiento de la Asociación, dando detalles sobre los talleres de psicomotricidad, musicoterapia, fisioterapia, talleres para el desarrollo de la autonomía, habilidades sociales, lectoescritura, logopeda, jardinería y las actividades que favorecen la inserción laboral, en coordinación con distintas empresas del municipio.
Allí realizan una “Escuela de Padres” para transmitir información sobre las diferentes discapacidades, tratamientos, servicios y ayudas disponibles tanto de material como de prestaciones económicas.
También hay talleres de apoyo emocional tanto individual como grupal, en los que se aportan técnicas para el manejo de situaciones de estrés, de conflicto, que hacen disminuir sentimientos de culpabilidad y preocupaciones por el futuro. En ellos los padres también estarán trabajando habilidades sociales y de comunicación, mientras realizan talleres de mindfulness, psicoeducación, actividades de ocio y tiempo libre, favoreciendo el respiro familiar y la comunicación entre padres de usuarios/as.
La trabajadora social de la asociación, en coordinación con servicios sociales, da información sobre recursos existentes. Entre ellos, se encuentra la Ley de Promoción de Autonomía Personal y Atención a personas en situación de Dependencia, conocida como “Ley de Dependencia“. Dicha legislación está vinculada a personas que, por pérdida de autonomía física, mental, intelectual, sensorial o discapacidad mental; necesitan cuidados de otras personas para realizar actividades de la vida diaria que le ayuden a paliar su falta de autonomía personal. La psicóloga de la asociación también está en coordinación con los tutores de los niños/as, alumnos/as de los diferentes colegios del municipio.
La atención a la diversidad en el aprendizaje
Por otra parte, esta trabajadora social nos enseña un tríptico que tiene información interesante sobre una nueva visión dentro del aprendizaje en los centros ordinarios, que pretende hacer una “educación para todos/as y con todos/as”. Esto me recuerda a lo aprendido en mi módulo de atención a la diversidad, con Jose Luis Soler, y que quiero compartir con vosotros:
Diferencias entre la escuela integradora y la escuela inclusiva*
Escuela Integradora
Centrada en el diagnóstico, dirigida a la educación especial, basada en principios de igualdad y competición, la Inserción es parcial y condicionada, exige transformaciones superficiales, se centra en el alumno/a (se ubica en programas específicos), tiende a disfrazar las limitaciones para aumentar la posibilidad de Inserción.
Escuela Inclusiva
Centrada en la resolución de problemas de colaboración, dirigida a la educación en general(todos/as los alumnos/as), basada en principios de equidad, cooperación y solidaridad (valoración de las diferencias como oportunidades de enriquecimiento de la sociedad), la inserción es total e incondicional, exige rupturas en los sistemas (transformaciones profundas), se centra en el aula (apoyo en el aula ordinaria), no disfraza las limitaciones, porque son reales.
Es una meta a alcanzar llegar a hacer realidad una escuela inclusiva, en la que cada centro escolar se encuentra a cierta distancia, más o menos, en función de las condiciones que tiene en su proyecto.
Las condiciones para una escuela inclusiva, de acuerdo con un trabajo de investigación llevado a cabo en Cataluña en el marco del Proyecto UNESCO (1.995), concretamente de la experiencia de una de las escuelas participantes en dicho proyecto (Faro y Vilageliu 2000), se recogen los siguientes puntos (Giné 1998).
– Trabajo colaborativo entre profesorado: intervención conjunta de dos profesores/as en el aula, planificación conjunta de las unidades de programación, colaboración conjunta hacia el alumnado/a.
– Estrategias de enseñanza-aprendizaje: prácticas efectivas, trabajo colaborativo y cooperativo, organización del aula, optimización de recursos.
– Atención a la diversidad desde el currículo: mejora de la formación del profesorado en este campo, elaboración de objetivos compartidos y definidos, definición de criterios de Centro en el desarrollo del currículo, acuerdo con criterios de evaluación.
– Organización interna: autoevaluación y evaluación interna, estructura organizativa favorecedora de la cohesión, potenciar el intercambio entre profesorado, distribución de horarios coherentes con los fines.
– Colaboración escuela-familia: fortalecimiento de comunicación y vías de participación de los padres en la toma de decisiones, desarrollo de contactos formales e informales.
– Transformación de los servicios/ recursos destinados a la educación especial: para todo el Centro centrados en el currículo, el profesor/a de apoyo, psicopedagogo/a implicado/a en la estructura del centro, la transformación de los Centros de Educación Especial en Centros de recursos para la educación inclusiva.
Para poder poner todo ello en práctica, podemos establecer coordinación con centros y personas que ya han realizado aportaciones para hacer realidad la inclusión educativa. El “Aprendizaje basado en proyectos a través de las Inteligencias Múltiples“, desarrollado por Coral Elizondo, sería un claro ejemplo de buenas prácticas.
Ahora que ya se acaba el día, concluyo que la experiencia ha sido realmente enriquecedora, mientras nos despedimos de todos los chicos y miembros de la asociación porque ya todos/as se encuentran en el vehículo adaptado de vuelta a casa. Quedamos invitadas en ir a ver la Asociación un día e intercambiar experiencias que espero poder compartir con vosotros.
* Fuente: Arnaiz, 2003; Moriña, 2002.
Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-educacion/tratamientos-para-la-educacion-especial-una-mirada-diferente-a-la-discapacidad/