Cinco millones de niños habrían visto interrumpida su educación tras el inicio de la guerra en Ucrania

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que ayude a garantizar las oportunidades de aprendizaje de la infancia en Ucrania y en los países de acogida de refugiados, cifrando en más de 5 millones los niños y niñas que han visto interrumpida su educación tras 11 meses de guerra. Desde el 24 de febrero de 2022, cuando Rusia inició su invasión de Ucrania, más de cinco millones de menores de edad han visto interrumpida su educación, motivo por el que UNICEF ha pedido en el Día Internacional de la Educación un mayor apoyo internacional para garantizar que la infancia «no se siga quedando atrás». «Las escuelas y los entornos educativos para la primera infancia brindan una sensación crucial de estructura y seguridad a los niños y niñas, y perder el aprendizaje podría tener consecuencias para toda la vida», ha señalado la directora regional de UNICEF para Europa y Asia Central, Afshan Khan. «No hay botón de pausa

Desde el 24 de febrero de 2022, cuando Rusia inició su invasión de Ucrania, más de cinco millones de menores de edad han visto interrumpida su educación, motivo por el que UNICEF ha pedido en el Día Internacional de la Educación un mayor apoyo internacional para garantizar que la infancia no se siga quedando atrás. Las escuelas y los entornos educativos para la primera infancia brindan una sensación crucial de estructura y seguridad a los niños y niñas, y perder el aprendizaje podría tener consecuencias para toda la vida, ha señalado la directora regional de UNICEF para Europa y Asia Central, Afshan Khan. «No hay botón de pausa. Simplemente no es una opción posponer la educación de los niños y niñas, y volver a ella una vez que se hayan abordado otras prioridades, sin arriesgar el futuro de toda una generación», ha agregado Khan.

El uso continuo de armas explosivas, incluso en áreas pobladas, habría llevado a que miles de escuelas, jardines de infancia y otras instalaciones educativas en todo el país hayan resultado dañadas o destruidas. Al mismo tiempo, muchos padres, madres y cuidadores son reacios a enviar a los niños y niñas a la escuela por motivos de seguridad, según ha podido detallar la agencia. Dentro de Ucrania, UNICEF está trabajando con el Gobierno ucraniano para ayudar a que los niños vuelvan a aprender, en las aulas cuando se considere seguro y a través de alternativas en línea o basadas en la comunidad si la educación presencial no es posible.

«Aunque más de 1,9 millones de niños y niñas accedían a oportunidades de aprendizaje en internet y 1,3 millones de niños se inscribieron en una combinación de presencial y online, los recientes ataques contra la electricidad y otras infraestructuras energéticas han provocado apagones generalizados y han dejado a casi todos los niños y niñas en Ucrania sin acceso sostenido a la electricidad, lo que significa que incluso asistir a clases virtuales es un desafío continuo», ha advertido la organización en un comunicado. En este sentido, ha recalcado que la situación fuera de Ucrania «también es preocupante», subrayando que dos de cada tres niños refugiados no están inscritos actualmente en el sistema educativo de los países de acogida. Esto se debería, según UNICEF, a varios factores como la escasez de recursos educativos, y el hecho de que, al comienzo de la crisis y durante todo el verano, muchas familias de refugiados habrían optado por el aprendizaje en línea, en lugar de asistir a las escuelas locales, ya que esperaban poder regresar a casa rápidamente. «UNICEF seguirá trabajando con el Gobierno de Ucrania y los gobiernos de los países de acogida para dar soluciones que ayuden a los niños y niñas en áreas de conflicto, así como a aquellos que han resultado desplazados de sus hogares, a continuar con su educación», ha indicado Khan.

Dentro de Ucrania, la agencia de la ONU reclama el fin de «los ataques» a las instalaciones educativas y otros bienes civiles, incluida la infraestructura energética de la que dependen los niños, niñas y sus familias. Asimismo, también ha pedido un mayor apoyo para garantizar que los niños y niñas tengan acceso a materiales y suministros educativos, de manera que puedan seguir aprendiendo y permanecer conectados con sus compañeros y maestros. En los países de acogida de refugiados, UNICEF ha solicitado que se priorice la integración de los niños y niñas refugiados ucranianos en los sistemas educativos nacionales, especialmente en la educación infantil y primaria, con maestros cualificados, materiales educativos y espacios disponibles para apoyar su aprendizaje cara a cara, desarrollo y bienestar.

«Es importante que las autoridades pertinentes identifiquen y superen las barreras regulatorias y administrativas que dificultan el acceso de los niños y niñas a la educación formal en todos los niveles y aporten información clara y accesible a las familias de refugiados. Cuando el acceso al sistema educativo no se pueda garantizar de inmediato, UNICEF pide que se proporcionen otras vías de aprendizaje, especialmente para los niños en edad de asistir a la escuela secundaria», esgrime la misiva de la organización.

https://www.eleconomista.es/actualidad/amp/12120183/Cinco-millones-de-ninos-habrian-visto-interrumpida-su-educacion-tras-el-inicio-de-la-guerra-en-Ucrania

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Yemen: The number of children facing education disruption in Yemen could rise to 6 million, UNICEF warns

The number of children facing education disruption in Yemen could rise to 6 million, UNICEF warns

SANA’A, 5 July 2021 – Six years on, Yemeni children’s education has become one of the greatest casualties of Yemen’s devastating and ongoing conflict, according to a new report published by UNICEF today.

Just over 2 million school-age girls and boys are now out of school as poverty, conflict and lack of opportunities disrupt their education. This is double the number of out-of-school children in 2015 when the conflict started.

The report, ‘Education Disrupted: Impact of the conflict on children’s education in Yemen’, looks at the risks and challenges children face when out of school, and the urgent actions needed to protect them.

“Access to quality education is a basic right for every child, including for girls, displaced children and those with disabilities,” said Philippe Duamelle, UNICEF Representative to Yemen. “The conflict has a staggering impact on every aspect of children’s lives, yet access to education provides a sense of normalcy for children in even the most desperate contexts and protects them from multiple forms of exploitation. Keeping children in school is critical for their own future and the future of Yemen.”

The report highlights that when children are not in school, the consequences are dire, both for their present and their futures.

Girls are being forced into early marriage, where they remain trapped in a cycle of poverty and unfulfilled potential. Boys and girls are more vulnerable to being coerced into child labour or recruited into the fighting. More than 3,600 children in Yemen were recruited in the past six years.

To make matters worse, two-thirds of teachers in Yemen – over 170,000 teachers in total – have not received a regular salary for more than four years because of the conflict and geopolitical divides. This puts around four million additional children at risk of disrupted education or dropping out as unpaid teachers quit teaching to find other ways of providing for their families.

Children who do not finish their education are trapped in a self-perpetuating cycle of poverty. If out-of-school children or those who have dropped out recently are not properly supported, they may never return to school.

The combined effects of the prolonged conflict and the latest assault on education in the form of the COVID-19 pandemic will have devastating and long-lasting effects on the learning as well as the mental and physical well-being of children and adolescents in Yemen.

In the report, UNICEF calls for all stakeholders in Yemen to uphold children’s right to education and work together to achieve lasting and inclusive peace. This includes stopping attacks on schools – there have been 231 since March 2015 – and ensuring teachers get a regular income so that children can continue to learn and grow, and for international donors to support education programmes with long-term funding.

About UNICEF

UNICEF works in some of the world’s toughest places, to reach the world’s most disadvantaged children. Across more than 190 countries and territories, we work for every child, everywhere, to build a better world for everyone.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/press-releases/number-children-facing-education-disruption-yemen-could-rise-6-million-unicef-warns

 

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Educación interrumpida, educación reconstruida

Por: Andreas Schleicher.

 

Entramos con el director de educación de la OCDE a las aulas del futuro. Más foco en ayudar a los alumnos a pensar por sí mismos y a comprender los límites de la acción individual y colectiva serán algunas claves.

Amedida que el mundo está cada vez más interconectado, los riesgos a los que nos enfrentamos también lo están. La pandemia de covid-19 no se ha detenido en las fronteras nacionales y ha afectado a las personas independientemente de su nacionalidad, su nivel educativo, sus ingresos o su sexo. Sin embargo, no sucede lo mismo con las consecuencias, que han sido más graves para los más vulnerables. Esto vale también para la educación. Los estudiantes privilegiados consiguieron sortear rápidamente las puertas cerradas de los centros y encontrar vías hacia oportunidades de aprendizaje alternativas apoyados por sus padres y deseosos de aprender; los de familias desfavorecidas se quedaron fuera cuando las escuelas cerraron.

En cierto sentido, esta crisis ha puesto al descubierto las numerosas deficiencias y desigualdades de nuestros sistemas educativos, desde la banda ancha y los ordenadores necesarios para la educación por Internet hasta la incapacidad de atraer a los profesores más competentes a los grupos de alumnos más problemáticos, pasando por los entornos favorables, imprescindibles para centrar la atención en el aprendizaje. Pero, puesto que en esta época de crisis las desigualdades se amplifican, el momento ofrece también la posibilidad de no instalarse otra vez en el antiguo estado de cosas cuando todo vuelva a la “normalidad”. La naturaleza de nuestras respuestas colectivas y sistémicas a las perturbaciones será lo que determine cómo nos afectarán. Allí donde sea necesario cerrar los centros educativos durante un tiempo, podemos mitigar los efectos del cierre para los estudiantes, las familias y los educadores, en particular para los de los grupos más marginados. Tenemos la posibilidad de colaborar a escala internacional a fin de compartir de manera recíproca los recursos docentes disponibles en Internet y las plataformas digitales de aprendizaje, y animar a las empresas tecnológicas a que se unan a la iniciativa. Asimismo, podemos mejorar rápidamente las oportunidades digitales de aprendizaje de los profesores y fomentar la colaboración de estos más allá de las fronteras. Y lo que quizá sea más importante: está en nuestras manos emplear la energía del momento para adaptar los planes y los entornos docentes a las necesidades del siglo XXI.

Educar a los estudiantes para su futuro, no para nuestro pasado. Vivimos en un mundo en el que lo que es fácil de enseñar y evaluar también se ha convertido en fácil de digitalizar y automatizar. El reto del futuro consiste en armonizar la inteligencia artificial de los ordenadores con las capacidades cognitivas, sociales y emocionales y los valores de los humanos. Nuestra imaginación, nuestra conciencia y nuestro sentido de la responsabilidad serán los que nos ayuden a sacar partido de la tecnología para crear un mundo mejor. Actualmente, el éxito en la educación tiene que ver con la identidad, la capacidad de intervención y las metas. También con el fomento de la curiosidad abriendo las mentes y de la compasión abriendo los corazones, así como con el valor y con la movilización de nuestros recursos cognitivos, sociales y emocionales para actuar. Estas serán, al mismo tiempo, nuestras mejores armas contra las principales amenazas de nuestra época: la ignorancia, la mentalidad cerrada, el odio, la dureza de corazón y el miedo, enemigo de la acción.

Para ir por delante de los avances tecnológicos hay que perfeccionar nuestras cualidades

En nuestra época, los algoritmos que hay detrás de las redes sociales nos clasifican en grupos de individuos afines, creando burbujas virtuales que a menudo amplifican nuestra manera de pensar, pero nos aíslan de las perspectivas que difieren de las nuestras, homogeneizando opiniones y polarizando nuestras sociedades. En consecuencia, las escuelas del futuro tendrán que ayudar a los estudiantes a pensar por sí mismos y a sumarse a los demás con empatía en el trabajo y en la sociedad, así como a desarrollar una conciencia fuerte de lo que está bien y lo que está mal, una sensibilidad a las demandas que nos hacen los demás y la comprensión de los límites de la acción individual y colectiva. En el trabajo, en casa y en la comunidad, vamos a tener que conocer en profundidad cómo viven los demás en diferentes culturas y tradiciones, y también cómo piensan, ya sean científicos o artistas. Independientemente de cuáles sean las tareas en las que las máquinas puedan sustituir al trabajo humano, las demandas para que contribuyamos de manera significativa a la vida social y ciudadana con nuestros conocimientos y capacidades seguirán aumentando.

La complejidad cada vez mayor de la vida actual para los individuos, las comunidades y las sociedades implica que las soluciones a nuestros problemas también serán complejas. En un mundo desequilibrado desde el punto de vista estructural, la necesidad imperativa de reconciliar en escenarios locales diferentes perspectivas e intereses que a menudo tienen repercusiones mundiales significa que tenemos que mejorar nuestra manera de abordar las tensiones y las disyuntivas. A la hora de lograr el equilibrio entre demandas contrapuestas —equidad y libertad, autonomía y comunidad, innovación y continuidad, eficacia y proceso democrático—, rara vez nos encontraremos solamente ante dos opciones, o incluso ante una única solución. Tenemos que pensar de una manera más integrada que reconozca las interconexiones. Nuestra capacidad de sortear la ambigüedad se ha vuelto fundamental.

Un profesor de música con sus alumnos.
Un profesor de música con sus alumnos. JEAN-LUC LUYSSEN GETTY IMAGES

La cuestión de fondo es que, si queremos ir por delante de los avances tecnológicos, tenemos que descubrir y perfeccionar las cualidades únicas de nuestra condición de seres humanos, las cuales, antes que competir con las capacidades que hemos creado en nuestros ordenadores, las completan. Las escuelas tienen que crear seres humanos de primera clase, no robots de segunda.

El problema reside en que desarrollar estas capacidades cognitivas, sociales y emocionales exige un enfoque muy diferente del aprendizaje y la enseñanza, y una nueva categoría de enseñantes. En los contextos en los que el propósito de la enseñanza es impartir conocimiento prefabricado, los sistemas educativos se pueden permitir una baja calidad del profesorado. Y cuando esta es baja, los Gobiernos suelen decir a sus enseñantes exactamente qué hacer y cómo quieren que se haga, utilizando una organización industrial del trabajo para obtener los resultados deseados. El reto es convertir la docencia en una profesión de trabajadores del conocimiento avanzados que desempeñen su función con una gran autonomía profesional y dentro de una cultura de la colaboración.

Pero esta clase de personas se negarán a trabajar como piezas intercambiables de sistemas educativos organizados como talleres tayloristas basados principalmente en formas administrativas de responsabilidad y sistemas burocráticos de mando y control para dirigir su actividad. Para atraer a las personas precisas, los modernos sistemas de enseñanza tienen que transformar la forma de organización del trabajo en otra en la que las normas profesionales de control sustituyan a los procedimientos de control burocráticos y administrativos. En el pasado, el saber se recibía; en el futuro tiene que generarlo quien vaya a utilizarlo.

Antes, la educación era básicamente temática; en el futuro deberá basarse más en proyectos, en construir experiencias que ayuden a los estudiantes a pensar más allá de los límites de las disciplinas temáticas. El pasado era jerárquico; el futuro será colaborativo y reconocerá que tanto los enseñantes como los estudiantes son recursos y cocreadores.

Las escuelas tienen que crear seres humanos de primera clase, no robots de segunda

En el pasado se enseñaba de la misma manera a estudiantes diferentes. En el presente, los sistemas de aprendizaje tienen que abrirse a la diversidad con enfoques docentes diferenciados. Los objetivos del pasado eran la normalización y la docilidad. Los estudiantes se organizaban por grupos de edad, seguían el mismo programa estándar y se evaluaba a todos al mismo tiempo. En el futuro habrá que desarrollar la formación a partir de las pasiones y las capacidades de los alumnos, ayudarlos a personalizar su aprendizaje y su evaluación de manera que se fomente su interés y su talento. Se tratará de animar a los estudiantes a ser ingeniosos.

El pasado también estaba dividido. Los profesores y los contenidos se repartían por temas, y los alumnos se separaban en función de las expectativas relacionadas con sus futuras perspectivas profesionales; los centros de enseñanza estaban diseñados para que los que estudiasen se quedasen dentro y el resto del mundo fuera; no había relación con las familias y sí renuencia a asociarse con otros centros. El futuro tendrá que ser integrado y conceder importancia a la interrelación de los temas y la integración de los estudiantes. También tendrá que estar conectado, de manera que el aprendizaje guarde una relación estrecha con los contextos del mundo real y los temas contemporáneos y abierto a la riqueza de recursos que hay en la comunidad.

Utilizar ventajosamente la tecnología. La tecnología será parte inseparable del futuro de la enseñanza. Con ella no solo es posible cambiar los métodos de enseñanza y aprendizaje, sino también elevar la función de los docentes de transmitir conocimiento recibido a trabajar como cocreadores de conocimiento, como formadores, mentores y evaluadores. La tecnología puede permitir que los profesores y los estudiantes accedan a material especializado mucho más allá de los libros de texto, en múltiples formatos y de maneras capaces de salvar el tiempo y el espacio. La tecnología ofrece la posibilidad de formar comunidades de estudiantes que hagan el aprendizaje más social y divertido, así como comunidades de enseñantes para compartir y enriquecer los recursos y las prácticas docentes, y colaborar en el crecimiento profesional y la institucionalización del ejercicio de la profesión. España acertó cuando, en la primera fase de la crisis, dio impulso al aprendizaje por Internet. Pero imaginemos una plataforma gigante de colaboración abierta distribuida en la que los profesores, los pedagogos y los expertos en política españoles colaborasen para supervisar los contenidos y las prácticas pedagógicas más relevantes a la hora de cumplir los objetivos educativos, y en la que los alumnos de cualquier lugar del país tuviesen acceso a las experiencias educativas mejores y más innovadoras.

Una profesora da clases por ordenador desde un aula vacía en Alemania.
Una profesora da clases por ordenador desde un aula vacía en Alemania. KAY NIETFELD GETTY IMAGES

No obstante, mientras que muchos centros de enseñanza están equipados al menos con el mínimo de tecnología necesaria para el aprendizaje por Internet, uno de cada cinco directores de colegios españoles denunciaba que la escasez o la deficiencia de la tecnología digital obstaculizaba el aprendizaje bastante o mucho. A esto hay que añadir que las ventajas de la tecnología dependen de que esta se utilice bien. Según la Encuesta Internacional de Enseñanza y Aprendizaje (TALIS, por sus siglas en inglés), el 51% de los profesores españoles permiten frecuentemente o siempre que sus alumnos utilicen las tecnologías de la información para los proyectos o el trabajo en clase. En Dinamarca o Nueva Zelanda el porcentaje es del 80% o más, y en Finlandia, Israel o Rumania las cifras se han duplicado con creces en los últimos cinco años.

Dar autoridad a los enseñantes y posibilitar la innovación. Pero la esencia del aprendizaje no es la tecnología, sino la pedagogía y la titularidad. Ni siquiera el mejor ministro de Educación puede hacer justicia a las necesidades de millones de estudiantes, cientos de miles de enseñantes y decenas de miles de centros educativos. El desafío consiste en apoyarse en la experiencia de los profesores y los directores de las escuelas, y captarlos para que hagan frente a los retos. Podemos fijarnos en Estonia y Finlandia, los países con mejores resultados en el informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), cuyos sistemas educativos están construidos totalmente desde la base. En parte, los candidatos a profesores se seleccionan en función de su capacidad para transmitir su fe en la misión decisiva de la educación pública y se forman básicamente en los centros de enseñanza. La preparación que reciben está diseñada para desarrollar una mentalidad de responsabilidad individual en la enseñanza y el bienestar de los alumnos a su cargo. El nivel de confianza que la comunidad en general extiende a sus escuelas genera un fuerte sentimiento de responsabilidad colectiva en el éxito de cada estudiante. A su vez, el alto nivel de coherencia de las políticas, gracias a la cual las decisiones se mantienen a través de los ciclos electorales y las Administraciones políticas, hace que los enseñantes finlandeses y estonios confíen en sus líderes en materia de educación, que por su parte cuentan con la capacidad de los enseñantes para poner en práctica lo que les dicen. No menos importante es que estos sistemas logran ajustar los recursos a las necesidades y reconciliar equidad con calidad (lo cual, en la crisis actual, constituye un reto aún más formidable), consiguiendo así que la escuela más cercana sea siempre la mejor.

El mayor riesgo de la crisis es que se fracture el tejido social creado en y por las escuelas

Mucha gente me dice que no podemos dar más autonomía a los enseñantes y a los líderes educativos porque no tienen la capacidad ni la experiencia para estar a la altura, pero limitarse a perpetuar nuestra visión prescriptiva de la enseñanza no funcionará en este momento de crisis, que exige de los profesores no solo que reproduzcan sus clases en otro medio, sino que descubran respuestas totalmente nuevas a qué, cómo, dónde y cuándo se aprende.

Mantener el tejido social de las escuelas y las comunidades. Tal vez el mayor riesgo de la crisis es que se fracture el tejido social creado en y por las escuelas. El aprendizaje no es un proceso transaccional en el que los estudiantes son consumidores pasivos de contenidos; las escuelas, proveedores de servicios, y los padres, clientes. El aprendizaje siempre tiene lugar a través de la interacción y en un entorno de bienestar y percepción de la propia eficacia tanto para los alumnos como para los profesores. Un factor determinante de los resultados que obtengan los estudiantes en las próximas semanas y meses, en particular los de grupos desfavorecidos, es el mantenimiento de una relación estrecha con sus profesores. En esta crisis, los centros de enseñanza tienen que facilitar maneras de que los docentes sigan estando socialmente próximos en la distancia física. TALIS muestra que esto es algo que los profesores hacen de manera natural: 9 de cada 10 declararon que ejercían la docencia para ayudar a cambiar la vida de los niños, y tres cuartas partes se refirieron expresamente a la posibilidad de favorecer a los socialmente desfavorecidos. La función de los sistemas educativos es apoyar a los enseñantes en esta misión.

Por importante que sea que los enseñantes sigan conectados con sus alumnos, la crisis actual pondrá aún más de relieve la necesidad de que los profesores sigan conectados entre ellos. Sabemos que esto es difícil incluso en épocas de normalidad. La media de profesores españoles que observan con regularidad las clases de sus compañeros y comparten con ellos sus observaciones es tan solo del 5%, mientras que los que participan en sesiones de aprendizaje profesional colaborativo al menos una vez al mes o dan clases en equipo como mínimo mensualmente se limita al 21%. Sin embargo, son precisamente estas actividades las que guardan relación con unos niveles más altos de percepción de la propia eficacia entre los docentes. Las grandes diferencias en el tiempo y entre países demuestran que la situación puede ser diferente. En Vietnam, el 78% de los profesores se preocupan de observar otras clases con regularidad; en Shanghái, el 70% participan en el aprendizaje profesional colaborativo, y en Austria, Italia y Japón la enseñanza en equipo es habitual.

El aprendizaje no es un proceso donde el estudiante es un consumidor pasivo

Redefinir el liderazgo. Tal vez lo que esta crisis haya puesto más de relieve es la necesidad de un liderazgo eficaz a todos los niveles del sistema educativo. En las épocas de gran incertidumbre, las personas buscan algo a lo que asirse que sirva para restaurar el orden. En la educación, los líderes de los centros de enseñanza serán los que den respuesta a las necesidades inmediatas de los alumnos, las familias, el personal y las comunidades mientras se preparan para los cambios que tendrán lugar en el mundo del aprendizaje y la enseñanza. Esta tarea no parece fácil ni siquiera en épocas de paz. En TALIS, tan solo una media del 37% de los directores de centros educativos declararon que el año anterior a la encuesta habían colaborado con los directores de otros centros a la hora de abordar tareas complejas. Nos enfrentamos a un desafío extraordinario, y no es momento de oponer lo público a lo privado, sino de que ambos colaboren.

Otro aspecto no menos importante es que el momento requiere líderes de sistemas capaces de enfrentarse a las estructuras institucionales construidas demasiadas veces en torno a los intereses y hábitos de adultos más que de los estudiantes; líderes comprometidos con el cambio social, imaginativos a la hora de diseñar políticas y capaces de emplear la confianza que se ganan para ser artífices de un verdadero cambio. En este momento de crisis, no se pregunten cuántos profesores siguen sus instrucciones, sino cuántos son capaces de participar activamente en una colaboración eficaz.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2020/05/26/eps/1590510443_831577.html

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Congo-Kinshasa: Conflict in Central Congo Forces 150,000 Children Out of School – UN

Congo/19 de Junio de 2017/Allafrica

Reseña:  Más de 600 escuelas primarias y secundarias han sido dañadas por ataques.

En el centro de la República Democrática del Congo, decenas de miles de niños faltan a la escuela en medio de la violencia entre milicianos y fuerzas de seguridad y ataques contra civiles, dijo el viernes el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). 

More than 600 primary and secondary schools have been damaged by attacks

Tens of thousands of children in central Democratic Republic of Congo are missing out on school amid violence between militia fighters and security forces and attacks against civilians, the United Nations children’s fund (UNICEF) said on Friday.

Hundreds of people have been killed and more than a million displaced in Congo’s Greater Kasai region since fighting broke out last August between a local militia and government forces.

The violence has kept at least 150,000 children in the region out of the classroom, while more than 600 primary and secondary schools have been damaged by attacks, UNICEF said.

Some schools have been occupied by fighters, leaving pupils and teachers unwilling or unable to return, and others are being used as emergency shelter for families uprooted by the violence.

«Schools should be safe places where children can learn and begin to recover from the stress of the displacement or the memories of what they might have seen,» said Tajudeen Oyewale, UNICEF’s acting representative in Congo.

 «Returning to the classroom can give children a small sense of normality in troubled times,» he said in a statement.
 More than one in 10 children of primary school age in Greater Kasai have seen their education disrupted by violence, and many schools have been shut for several months, UNICEF said.

Ethnic violence in Congo, Africa’s second-largest country, has spread and worsened since December when President Joseph Kabila refused to step down at the end of his mandate.

The total number of displaced throughout Congo has more than doubled to 3.7 million since August 2016, with 1.3 million of them uprooted within the Kasai region, according to the U.N. Office for Humanitarian Affairs (OCHA).

 The U.N.’s human rights chief called on Friday for an international investigation into massacres and other crimes committed in Kasai, where at least 42 mass graves were found.

The government had said it would accept U.N. assistance but wanted to retain control of the inquiry in response to a Thursday deadline by U.N. High Commissioner for Human Rights Zeid Ra’ad al-Hussein for Congo to agree to a joint probe.

But in his statement on Friday, Zeid said the government «response to date falls short» and urged the U.N. Human Rights Council, which is holding a session until June 23, to act.

Fuente: http://allafrica.com/stories/201706160585.html

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Siria: Toda una generación está en riesgo

Asia/Siria/29 de noviembre de 2016/Fuente: UNICEF

Siria lleva más de 5 años sufriendo uno de los conflictos más brutales de la actualidad

La violencia y las privaciones llevan a millones de familias a huir de sus casas en busca de un lugar seguro. Más de 8 millones de niños necesitan ayuda humanitaria urgente, incluyendo los 2,5 que viven como refugiados en los países vecinos: Líbano, Jordania, Iraq, Turquía y Egipto. 3,7 millones de niños han nacido en medio del conflicto y nunca conocerán el país que sus padres recuerdan: las bombas han reducido a escombros sus casas, escuelas, hospitales, bibliotecas y plazas. Si no actuamos rápido, podemos perder a toda una generación de niños.

“Los brazos me duelen mucho”

Fatimet-Zahra, una niña de 10 años en Aleppo.

Fatimet-Zahra es víctima de los corte deliberados de agua en su ciudad. Su madre trabaja todo el día para mantener a la familia y Fatimet-Zahra es la encargada de traer agua de la fuente. Normalmente transporta baldes de 10 litros, demasiado pesados para sus pequeños brazos. Camina a través del barro y sube largos tramos de escaleras hasta llevar el agua al refugio en el que vive su familia.

Los niños se enfrentan a muchos desafíos en medio del conflicto:

  • Refugiados: 2,5 millones de niños refugiados en los países vecinos (Líbano, Jordania, Iraq, Turquía y Egipto) y más de 500.000 en Europa. Más de 300.000 niños han nacido como refugiados desde el inicio de la guerra.
  • La lucha por sobrevivir: sólo 1/3 de los hospitales sigue operativo y se ha llegado a bombardear 7 instalaciones de salud en un sólo día. Los niños tienen más riesgo de ponerse enfermos y han reaparecido enfermedades antes erradicadas como la polio.
  • Educación interrumpida: 2,8 millones de niños sirios (2,1 en Siria y 700.000 en los países vecinos) no pueden ir a la escuela. En 2015 se registraron 40 ataques a escuelas. Si los niños no vuelven a la escuela, el daño en capital humano puede suponer una pérdida de más de 10 mil millones de dólares.
  • Acceso a agua potable: los cortes de agua se utilizan como arma de guerra. En el verano del 2015 hubo cortes deliberados en más de 40 ocasiones, que afectaron a casi 8 millones de personas.

Fuente: https://www.unicef.es/causas/emergencias/conflicto-en-siria

 

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