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Autoeducarse asambleariamente y reeducar severamente al Estado con Autogestión y lucha antisistémica

Autoeducarse asambleariamente y reeducar severamente al Estado con Autogestión y lucha antisistémica

Autores: Ignacio Muñoz Cristi y Roberto Cofré Pinto/Fuente: Rebelion.org

 

Es nuestra convicción y nuestra práctica que para rebelarse y luchar

no son necesarios líderes, ni caudillos, ni mesías, ni salvadores. Para luchar

sólo se necesita un poco de vergüenza, un tanto de dignidad y mucha organización.

Subcomandante Galeano EZLN

Eso de educación popular a cargo del Estado es absolutamente inadmisible. Una cosa es determinar, por medio de una ley general, los recursos de las escuelas públicas, y otra cosa, completamente distinta, es nombrar al Estado educador del pueblo! Por el contrario, es el Estado el que necesita recibir del pueblo una educación muy severa.

Karl Marx  

Sin un embrión de poder popular no hay educación popular,

y sin semillas de educación popular, no hay ni habrá poder popular

Movimiento de Pobladores en Lucha – MPL  

Sobre el MPL y su Proyecto Histórico (1):  

Respecto a la educación popular y la autogestión de ella, en el MPL hemos entendiendo primeramente, que en el proceso mismo de involucrarnos en las luchas por la soberana producción del hábitat, estamos ya inmersos en un proceso educativo de enorme magnitud e importancia, transformándonos mutuamente en la convivencia social, descubriendo las realidades en que habitamos, compartidas por las grandes mayorías, en torno al mal vivir de la pobreza capitalista, con la consiguiente destrucción personal, social y medioambiental, siempre, para los nunca, para los sin, los nadie. Incluso pensamos, que el enfoque de educación popular autogestionario y antisistémico en torno a la constituyente producción social del hábitat, es uno de los más importantes y urgentes tipos de aprendizaje que pudiese tener por delante el mundo entero, especialmente las grandes mayorías, sean urbanas, campesinas o indígenas. En este proceso nosotras y nosotros nos hemos ido autoeducando en lo fundamental, desde los territorios, como pueblo, como clase popular oprimida y explotada, pero también como persona digna y comunidad repleta de riquezas humanas, cultura, saberes y prácticas populares. Persona y comunidad popular también auto asumida como necesario agente potencial de transformaciones democratizantes en el espacio público, plagado de opresión, explotación y discriminación.

El Movimiento de Pobladores y Pobladoras en Lucha es un movimiento urbano popular, que a través de la producción autogestionaria de ciudad y poder popular constituyente, va levantando y resguardando la semilla de un proyecto de civilización otra, no patriarcal ni capitalista, y por ahí va autoeducándose, va luchando, resistiendo y avanzando, desde, contra y sin el Estado, por abajo a la izquierda, contra los malos gobiernos y los dueños del capital transnacional, en el sendero del buen vivir hacia la vida digna, vía igualitaria, libertaria y fraternaria, abierta y orientada a las grandes mayorías y los pueblos del mundo, con sabiduría ancestral y popular.

Este 18 de julio de 2016, el MPL esté cumpliendo ya 10 años de existencia, y su proyecto revolucionario, aun teniendo que sobrevivir en la ultra periferia del sistema mundial, en la parrilla ardiente del neoliberalismo chileno, con todo en contra, incluso nuestras propias contradicciones, sigue sano, renovándose y creciendo. Para nosotras y nosotros esto significa 10 años de autogestión comunitaria y pública, 10 de educación popular y lucha de liberación, en un camino que es a la vez anti patriarcal, contra capitalista y descolonializante, que empieza por casa, comunidad, en los territorios, pero aspira a la emancipación nacional, latinoamericana y mundial. Camino de trabajadores-militantes intentando sin mapa, ir produciendo y reproduciendo otro modo de vida, una cultura y mentalidad autogestionaria, que permita cosechar autorrealización mutua y mutua emancipación social, política y económica.

En Chile, una de las sociedades más desiguales de Nuestra América, lo único que parece importar es asegurar la gobernabilidad suficiente para que el empresariado, tanto nacional y transnacional, se sienta seguro para invertir y obtener sus usuales altas tasas de ganancia. Así, la práctica cotidiana, es reprimir, cooptar e invisibilizar todo lo que vaya a contra pelo del sistema. Y si hay un movimiento social que ha sido invisibilizado y ninguneado en la historia nacional, es el de pobladores. Este libro abre una ventana a ese Chile profundo e invisible, el de las bases populares y de las y los militantes que son también productores autogestionarios de un hábitat otro. E invita a vincular estas propuestas y luchas educativas con las luchas históricas de los pobladores, tanto las de los sesentas y setentas con su construcciones de poder popular, como las vinculadas a la fuerza de los ochentas contra la dictadura.

Como es sabido, los movimientos populares se mueven, crecen y articulan en los tiempos largos de la historia, según ciclos y tendencias, a veces rápidas y visibles, otras lentas y difíciles de distinguir al mirar la esfera pública. La temporalidad histórica del movimiento de pobladores se remonta, como actor colectivo, a las luchas arrendatarias y conventilleras de comienzos de siglo XX, alcanzando su mayor desarrollo autogestionario en el periodo que va entre la toma de la victoria (1957) y la caída de la Unidad Popular (1973). Fin de ciclo, marcado por la brutalidad dictatorial que buscó desarticular a sangre y fuego el movimiento de pobladores, pero que sin embargo consiguió lo contrario, su radicalización, así, cuando comenzaron las Jornadas de Protesta Nacional de los años ochenta, que dieron al traste con la gobernabilidad que necesitaba el dictador para retener a sus inversores trasnacionales, fueron pobladores, en particular jóvenes y mujeres, quienes más audazmente se movilizaron y supieron encarar, con dolor y muchas bajas, la represión descarnada que antecedió la, nunca acabada, transición democrática. Sin embargo lo que no pudo la dictadura, lo pudieron los gobiernos de la Concertación, que entre gallos y medianoche pactaron con el diablo vendiendo el alma colectiva a las fuerzas de la derecha civil y militar, abriéndose con ello un ciclo de neoliberalismo salvaje que logró en buena medida, transformar el país, y embrutecer la conciencia de la clase popular a punta de fomentar y recompensar el individualismo , el clientelismo y el exitismo, consiguiendo, entre represión, abandono y lavado de cerebro, desintegrar hasta casi la medula el tejido social del pueblo pobre y trabajador.

Pero ahí, en la ultra periferia, la solidaridad, la alegre rebeldía y la esperanza, nunca fueron muertas, por el contrario, eran fuerzas altamente contagiosas esparciéndose por doquier, madurando, aprendiendo las lecciones de la historia, en particular la importancia de autogobernarse y autoeducarse con miras a la libración.

La Toma de Nazur (Peñalolén), en 1999, marcó la apertura de un nuevo ciclo del movimiento de pobladores, y siete años después, el 2006, nacía el MPL, que junto a la Federación Nacional de Pobladoras y Pobladores (FENAPO), fundada el fatídico día del terremoto de febrero del 2010, se han convertido hoy en día en dos de las organizaciones de pobladores más antiguas existentes. Y que al aprender de la historia y reconfigurar sus tácticas y estrategias, y a pesar del ninguneo de siempre, han devenido en una fuerza política y social que ha sabido marcar tendencia en el seno del movimiento popular.

El año 2006, cuando las fisuras del neoliberalismo chileno estaban dibujándose con cada vez más claridad, fue cuando resurge con fuerza el movimiento estudiantil en su “revolución pingüina”, y junto a ello la ingobernabilidad de las y los trabajadores, las y los pobladores y asambleas regionales. Fue el año en que con alegre rebeldía volvieron a alzar en alto el puño los sujetos populares, año en que se desafió la lógica del lucro, año en que el Partido Comunista pactó con la Concertación un contrato social cooptado y cupular, año en que, como año tras año, el capital transancional venía privatizándolo todo, y se sobrevive a pulso de crédito hasta para el pan.

2006, dos años antes que explotara una gigantesca y aún rodante recesión en la economía capitalista mundial, jóvenes pobladoras y pobladores organizados en los territorios dieron cara ante la gentrificadora retirada del Estado en la gestión de la vivienda social, decidiendo organizarse como movimiento social apuestan por la autogestión y construcción de las viviendas de sus vecinos, pero también, y más allá incluso del derecho a la ciudad, apuestan por la completa producción social del hábitat, es decir, por la construcción asamblearia de autonomía territorial, sectorial, comunitaria y nacional, que incluye la educación, la salud, el trabajo y todas las dimensiones del habitar humano, así como el uso de las herramientas de materialización política de su proyecto histórico, abriendo espacios para que la clase popular pueda ir autogobernando sus territorios asamblearia y constituyentemente según sus capacidades y necesidades.

Así nació el MPL, en Peñalolen, pero hoy, ha ido creciendo en Santiago, por San Joaquín, Renca y Pudahuel, y a comunas en otras dos regiones (Arica y Antofagasta), y como siempre, realizando constantemente proyectos comunes y ayuda mutua por diversos territorios de la periferia. En su seno, el MPL grupa alrededor de 900 familias organizadas en asambleas en torno a comités de vivienda, y a un núcleo de 50 militantes, donde todo lo realizado hasta la fecha, conjuntos habitacionales, centros educativos, cooperativas, etc., ha sido posible en un proceso de convergencia de miembros de asambleas, militantes, y colaboradores, quienes se integran diferencialmente a un proyecto común que funda y conserva la matriz identitaria del movimiento, la del Nuevo Poblador, quien construye la Nueva Población y la Nueva Ciudad, como realización actual y futura de la Vida Digna, la cual concebimos como el horizonte histórico de nuestro movimiento, un mundo de buen vivir sin patriarcado ni capitalismo.

En nuestro caminar, autoeducándonos, hemos descubierto, por un lado, la necesidad de dejar de pensar en términos de oposición reforma v/s revolución, para entender que usadas a largo plazo ambas estrategias pueden y deben ser mecanismos complementarios, y que la dinámica constituyente de poder popular levantado por los territorios se fortalece y defiende eficazmente si se lo puede articular con una herramienta de lucha estatal, en tanto esto se haga conservando la soberanía de los movimientos y asambleas, su autonomía y bienestar para las personas, comunidades, pueblos y la biosfera.

Para nosotras y nosotros la autogestión no es solo administrar recursos o producir riqueza, esa es sólo una de sus dimensiones. La autogestión es un proyecto de vida y de lucha para los que creemos que la respuesta a la crisis de la sociedad capitalista está en la población organizada. La autogestión es la manera emancipadora que tiene a la mano una comunidad organizada, para definir los asuntos vitales de su vida social, y para producir las condiciones materiales que posibiliten su existencia.

Como hemos señalado en diversas ocasiones, según el MPL la autogestión implica cuatro grandes dimensiones:

  1. El autogobierno asambleario en lo político, tanto territorial, gremial como electoral.
  2. El control económico sobre la riqueza socialmente producida.
  3. La soberanía cultural de los propios procesos de vida.
  4. La solidaridad y activo involucramiento mutuo del pueblo y entre los pueblos.

Esto implica un quiebre incluso en la manera que pensamos al ser humano, de cómo nos vemos a nosotros y nosotras mismas. Con la autogestión pasamos de una mirada sobre nuestras pobrezas y precariedades, hacia una mirada donde se resalten nuestras riquezas y potencialidades. No somos víctimas, somos luchadores/as de una nueva sociedad. Desde nuestra perspectiva la autogestión no es solo una cuestión económica, por ello ejercerla y defender su reconocimiento no es sólo para abaratar costos o construir mejores casas, sino más importante aún, la autogestión es para construir barrios organizados colectivamente, comunidades que avancen en la gestión de su hábitat de modo cooperativista, territorios donde vivamos en tiempo presente el socialismo. Desde nuestra visión, consideramos que la autogestión orientada a la realización de un socialismo autogestionario, ha de ser entendida en toda su complejidad y potencialidad, e implica la recuperación y gestión de los recursos estatales, aportados en último término por los ingresos del pueblo chileno.

De este modo el MPL ha ido complejizando la praxis autogestionaria en torno a una táctica-estrategia triple, que opera; sin, contra y desde el Estado, recuperando recursos fiscales (subsidios y subvenciones), pero también espacios decisionales desde la herramienta política que junto a otros movimientos y fuerzas de izquierda hemos implementado, el Partido Igualdad, abriendo así un sendero constituyente por abajo, que habrá de llevar décadas, trabajando en todos los frentes, buscando en último término, la desintegración del Estado burgués, de un modo paulatino, pero total. Mientras tanto hay que ir posibilitando dar a luz el embrión de un mundo otro, que habremos de ir amamantando cotidianamente contra viento y marea en un camino emancipatrorio transicional, cuyos resultados quizás ni siquiera lleguemos a vislumbrar, pero si nuestras hijas, hijos y nietos.

Toda esta praxis ha venido cristalizándose en una línea política que superó los bordes del MPL para hacerse parte de la política constitutiva de la Federación Nacional de Pobladores (FENAPO), Igualdad y La Vía Popular y de los Pueblos a la Constituyente Social. Se trata en último término, de la creación y ampliación de una Área Social (el desde), una Mesa Social (el sin), y una Constituyente Social (el contra).

En el MPL y sus coaliciones de alianza popular, todas las fuerzas anticapitalistas congregadas están luchando por expandir de facto el Área Social que arrebatan al mercado y al Estado, la cual se expresa en el conjunto de conquistas populares de vivienda, ciudad, educación, salud, trabajo, etc. Y en el camino del control social de todos los bienes comunes de un modo asambleario. La Mesa Social se activó con ocasión del acampe de la FENAPO en el Mapocho (2014), en que participaron diversos actores colectivos, como movimientos estudiantiles, sindicatos y organizaciones culturales y políticas de diversa clase, junto, por supuesto, a las y los pobladores federados. La Mesa Social llama, no al mero solidarizar sino, a unir las luchas y crear un consenso popular con dialogo e involucramiento mutuo, el cual se defiende en la Mesa y en la calle. Finalmente la Constituyente Social es el llamado a instaurar una vía popular y de los pueblos para la soberana deliberación constituyente, desde abajo, desde todas las asambleas para que “el pueblo mande”. Esta es la dimensión táctica contra el Estado, la cual no se orienta a crear meramente una nueva legislación, sino a unir las luchas populares y sus construcciones, para cambiar la correlación de fuerzas a nivel nacional, desde abajo a la izquierda.

Sobre la Política Pedagógica Autogestionaria del MPL:

La política pedagógica del MPL tiene tres dimensiones, dos informales y una formal. El primer espacio informal es el centro o fundamento desde el que se fundaron históricamente las otras dos, y consiste en concebir el proceso de producción social del hábitat, partiendo con la vivienda, como un proceso de educación permanente, el que se da en torno tanto a los requerimientos técnicos como a los cívico-asamblearios, propios del trabajo para la producción social de la vivienda, así como en torno a las luchas políticas que con el mismo fin han de librarse para lograrlo, y esto implica todo el tiempo involucrarse en las luchas de otras organizaciones hermanas, creando redes de apoyo y construcción conjunta, sean de vivienda o no, pero siempre populares y anticapitalistas. Como señala Guillermo González, militante histórico del MPL: “Aquí no se trata de entregarle a las personas la famosa llave en mano, esta es una invitación a luchar, autoeducarse y a autogestionar, invitación en torno a la cual las familias van llegando a descubrir las discriminaciones y trabas burocráticas que implica en Chile el acceso a la vivienda social, y así van llegando a ubicar también a los concretos enemigos políticos de la clase, tras esas dificultades, pero también descubren el gran potencial creativo y social que tenemos y que se potencia en la unidad de las y los que luchan. Por eso que se trata de lucha y autogestión.” En este proceso la EaGis (Entidad de Autogestión Inmobiliaria Social) del MPL, ha sido fundamental, constituyéndose no como una mera empresa o ONG, sino como una novedosa plataforma social de autoproducción y autoeducación de las asambleas del movimiento, quienes se involucran a lo largo de todo el proceso, en conjunto con los profesionales rebeldes que apoyan el trabajo de vivienda y formación.

El segundo espacio informal, también omnipresente, es aquel que concibe el horizonte vital del MPL, la Vida Digna, también como un camino de aprendizaje, en torno a la construcción relacional de la identidad del Nuevo Poblador y la militancia de nuevo tipo. Hay una forma de ser, una mentalidad y cultura autogestionaria que se espera sea aprendida en la convivencia, y que implica solidaridad, compañerismo, honestidad, responsabilidad, disciplina, autoeducación constante, y creatividad para lograr llegar a sobrevivir produciendo fuera del circuito de la mercantilización, y fuera de toda relación patriarcal de dominación, prefigurando así, hoy, utopísticamente, el horizonte del mañana. Como lo evocó acertadamente una vecina de nuestras asambleas: “El MPL para mí es un frente de lucha que representa todas mis necesidades de vida digna para todos y todas, no tan solo algo una cuestión de realización personal, que en algún minuto fue, al entrar en la organización. Fue un cambio total en mi vida po, un cambio total de conducta, de pensar, de ver las cosas, cambió todo. A como yo era antes, una persona más egoísta yo creo, una persona más no sé… conformista quizás tal vez, y ya entrando a la organización, compartiendo visiones con los compañeros y aprendiendo, porque para mí todo esto ha sido un aprendizaje constante”

Finalmente, el espacio de educación formal del MPL implica dos ámbitos, por un lado, donde se da un ejercicio continuo de ir abriendo diversos talleres, cursos y capacitaciones en los distintos territorios, y por otro, la orientación a la progresiva creación de unidades educativas permanentes (Jardín, Colegio, Diplomado, etc.), la primera de las cuales, y que funciona como herramienta jurídica de las demás es, la Corporación Educacional Poblar, a la que hoy se suma la Fundación Educacional para el Buen Vivir. Uno de los textos escritos para esta antología nos contará sobre nuestra herramienta Poblar, así que aquí no abundaremos en ello, pero enfatizaremos que a través de conjuntar el aprendizaje desde la praxis, arriba mencionado, y la creación de ciencia social popular, al servicio de los procesos de transformación y emancipación social, logramos dialécticamente “politizar la teoría y teorizar la lucha”.

Directamente vinculado a Poblar estuvieron tanto el Taller de Oficios, como el Diplomado en Movimientos Sociales Latinoamericanos y Autogestión Comunitaria. El primero ha sembrado espacios educativos que buscan capacitar y propiciar cooperativas de jóvenes y mujeres, y ha desarrollado a la fecha capacitaciones en albañilería, electricidad, diseño y producción de muebles. Por su parte el Diplomado es un ámbito formativo de corte teórico-político, el que ya va en su 6ta. versión, donde han participado más de 50 educadores nacionales e internacionales , y en el que han participado más de 250 estudiantes de los cuales 150 han sido dirigentes, delegados y o militantes de diversas organizaciones y movimientos de Chile y algunos de América Latina. Espacio el cual ha funcionado de modo completamente autónomo, autogestionado por el MPL y con el apoyo de los educadores, en parte militantes del MPL y en parte profesores universitarios con una trayectoria de investigación crítica.

También el MPL ha desarrollado una línea de educación temprana, la cual se está implementando aprovechando un nuevo tipo de establecimiento de educación comunitaria abierto por la JUNJI, los C.E.C.I. (Centro Educativo Cultural de la Infancia). Una vez más, aprovechando que el Estado abre un ámbito orientado a la empresa privada, pero en el cual el movimiento social puede insertarse y seguir construyendo poder popular, el MPL da un paso al frente y asumiendo las tensiones y contradicciones posibles, apuesta por la reformulación de la estructura institucional, abriendo posibilidades para una educación rebelde. El C.E.C.I. Epuwen (Dignidad en mapudungun), es un establecimiento, abierto a principios del 2013, bajo control del movimiento social, específicamente de las familias que habitan en la Comunidad las Araucarias (Peñalolen), primer conjunto habitacional del MPL en el que ya conviven 120 familias, y donde se construyó Epuwen. Las personas que lo dirigen y atienden son militantes del MPL y miembros de la asamblea de la comunidad.

El sentido profundo de este proyecto educativo tiene que ver tanto con brindar un espacio de educación para las nuevas generaciones del movimiento desde su más tierna infancia, centrado en las realidades culturales y políticas populares en que habitan las y los infantes, así como posibilitar espacios educativos que construyen y reconstruyan comunidad, desde el trabajo con las madres-padres, las familias y vecinos de quienes habitan en Las Araucarias, conjunto habitacional autogestionado por el MPL.

Otro espacio educativo de importancia fue el Colegio Paulo Freire del MPL, sobre el que no incluiremos un texto descriptivo, pero del que aquí hablaremos un poco y en el apéndice del libro se agregó un comunicado del 2015 sobre su lamentable situación actual. En su camino el MPL soñó tempranamente con levantar un colegio, como en Peñalolen nos fue imposible conseguir, hasta ahora, un terreno, buscamos en otras comunas hasta dar con el lugar indicado en San Miguel, donde el año 2013, el Colegio Paulo Freire del MPL, un C.E.I.A. (Centro de Educación Integral de Adultos), inició sus actividades. El MPL, siguiendo su lógica dialéctica, aceptó el reto de tomar una de las estructuras más usada en Chile para lucrar con la educación, la de colegio particular-subvencionado, y la transformó en una herramienta de educación popular autogestionaria. La primera gran diferencia es que ahí donde los privados cobran al estudiante, el colegio del MPL fue siempre gratuito. En segundo lugar, fue pensado como un establecimiento de corte cooperativista, al mismo tiempo bajo control obrero y del movimiento social, en que cada trabajador, recibía el mismo sueldo base (por hora trabajada), y las decisiones se tomaban en conjunto entre la asamblea de trabajadores (que incluía militantes del MPL) pero en línea con la política pedagógica de la comisión de educación del MPL. Se esperaba llegar a operar sin director, o hacerlo rotativamente, de modo que la asamblea de trabajadores fuera la que tomara las decisiones cotidianas en conjunto con la asamblea de estudiantes.

Nuestro Colegio nació orientado por la mencionada táctica-estrategia triple, la que subyace a la constitución de todas las unidades productivas y de servicio del MPL y a aquellas políticas, como la Concejalía Popular y el Partido Igualdad. Ahora bien, evidentemente no se pueden separar artificialmente las dinámicas sin, contra y desde, ya que en cada espacio operan las tres, solo que en cada una hay tendencias más marcadas en una u otra dirección.

En el Colegio del MPL se operó desde el Estado satisfaciendo la normatividad que este exige y aceptando de este el subsidio que le permite funcionar, operó sin el Estado en la autonomía desde la que pudo plantear su propia política pedagógica desde los vacíos en la red de poder que establece este, así como en todo lo que fueron y son las dinámicas que permitieron levantarlo sin mayores recursos económicos, y en todas las actividades autogestionarias (fiestas, peñas, etc.) que permitieron generar recursos para sostenerlo por sí mismo. Y operó contra el Estado, tanto al brindar una educación reflexiva y crítica que cuestiona los fundamentos del Estado y el sistema capitalista en general, así como abriendo espacios de formación y lucha política para sus estudiantes, como la Asamblea de Estudiantes, que en el periodo de dos años (en que se graduaron dos generaciones), bien pudo hacer gala de una autonomía poco común en los establecimientos educativos del país. Y también funcionó contra el Estado abriendo espacios que permitieron a trabajadores y estudiantes involucrarse en el devenir de las luchas populares anticapitalistas.

Como se señalaba en una presentación expositiva del Colegio, las orientaciones básicas eran: “Creemos en una educación liberadora, dirigida a re-pensar y transformar la realidad de las y los oprimidos. Una educación al servicio y de utilidad para la revolución política y social, para la emancipación de la clase y del género humano. Al mismo tiempo queremos una educación popular urbana, es decir que esté situada en la realidad de la gente, en sus condiciones territoriales y que piense su posibilidad de superación. Trabajamos desde una didáctica que apunte a: Politizar el acto educativo. Re-significar los contenidos. Situar los conocimientos y saberes en la realidad concreta de las/os estudiantes. Prefigurar nuevas relaciones sociales y formas de producción entre educadores/as y educandos/as.”

En Chile, el movimiento estudiantil ha estado luchando para conseguir educación pública gratuita y de calidad para todos. Logró instalar en la opinión pública el tema del lucro y desencadenar un proceso de politización general de diversos sectores del país. Estos grandes logros sin embargo no han derivado en la configuración de un movimiento estudiantil capaz de realizar por sí mismo las demandas que alza peticionistamente al Estado, y tampoco se lo puede considerar un movimiento antisistémico, ya que hasta hoy ha operado buscando reivindicaciones de mera reforma del sistema, no de superación dialéctica del mismo. Paradójicamente, el movimiento social más ninguneado en la historia chilena ha sido el que, precozmente, ya atravesó esa frontera, el movimiento de pobladores encarnado en el MPL, ya que de hecho logró, atravesando muchas dificultades y afrontando gran precariedad, realizar, a través de su Colegio, una propuesta educacional pública, gratuita y de calidad, de un modo autogestionario.

Como señalábamos ya en nuestro comunicado número 32, de agosto del 2012: “Hemos construido desde el seno del movimiento social, un espacio para su formación, para su reflexión, para su fortalecimiento. Importante ha sido el demostrarnos que sí se puede. Que es posible la creación de un mundo otro aquí y ahora, de impulsar una política prefigurativa que dibuje en el presente el embrión de la sociedad del mañana. Que el movimiento social puede ser una alternativa, en este caso educativa, para los pueblos. Somos capaces de lograr autonomía en nuestro saber, en nuestra producción de conocimiento. (…) Por ello, ante la situación de la educación en Chile tenemos la convicción que recuperando la confianza en nuestras propias fuerzas, la autonomía educacional desde abajo es posible. A diferencia de las derechas que afirman todo al mercado, y la izquierda tradicional que reivindica todo al Estado, nosotros gritamos todo para el pueblo. Ni Privatización, Ni Estatización: Autogestión.”

Ya el 2014, pensando la educación autogestionaria a nivel macro, propusimos siete principios generales y cinco elementos para un marco de acción en nuestro texto: “Incorporación al Nuevo Sistema Educativo Nacional de la Educación Autogestionaria”.

 Principios Generales

  1. La educación autogestionaria no es privada ni estatal, corresponde al área social de producción, es decir aquellas actividades que desarrollan los sectores populares para dar respuesta a sus necesidades negadas, donde el Estado no puede y Mercado no quiere.
  2. La educación autogestionaria si bien no es estatal, sí corresponde al área de lo público, por cual su fomento hace parte coherente de la necesidad de fortalecer la educación pública.
  3. La educación autogestionaria corresponde a los distintos centros educativos, de infantes, primaria y secundaria, permanente y flexible para jóvenes y adultos, e incluso de especialización universitaria que han debido mantenerse en los márgenes de la gestión estatal, o se han incorporado en ella bajo figuras institucionales privadas.
  4. La educación autogestionaria es emprendida por organizaciones populares y solidarias, de demostrada capacidad autogestionaria, tales como cooperativas, territoriales o funcionales que, sin fines de lucro, desarrollan acciones educativas concretas para suplir, y en los mejores casos superar, el deficiente sistema escolar actual.
  5. La educación autogestionaria necesariamente debe poder llegar a cumplir con formas de control directo en todos los niveles de su gestión, ya sea hacia dentro, trabajadores, apoderados y estudiantes y/o hacia fuera, las organizaciones y vecindad de la comunidad adyacente.
  6. La educación autogestionaria posee una estructura solidaria en su proceso productivo, no existen utilidades directas o pago a personal ajeno a la tarea propia del centro educativo. En caso de existir utilidades estas son redistribuidas entre los trabajadores y trabajadoras, inversiones en el centro mismo, o a través de fondos para la comunidad y/o los estudiantes.
  7. La educación autogestionaria apunta a la emancipación del género humano mediante la generación de una conciencia crítica de la realidad y el incentivo de su compromiso por transformarla. En efecto opera a contrapelo del currículo formal como de las metodologías tradicionales de transmisión de conocimiento.

Marco de acción

  1. El Estado debe garantizar los recursos para todas y todos los estudiantes participantes de los centros educativos autogestionarios, sin verse discriminados por su elección. En este sentido se propone un aporte basal universal destinado al sistema escolar estatal pero a su vez, a cada niño, niña, joven y adulto participante del área social.
  2. La defensa de la gratuidad de la educación autogestionaria necesita de un aumento sostenido de su inversión social evitando así toda forma de copago.
  3. El Estado debe facilitar, a través del Ministerio de Bienes Nacionales el acceso para los centros educativos autogestionarios a los inmuebles de propiedad fiscal, distribuyendo dentro del área de producción social el suelo público.
  4. Se debe crear una figura legal propia, que no sean ONG`s, Corporación o Fundación, sino propiamente como Centros de Educación Autogestionaria (CEA).
  5. Los espacios autogestionarios puede acceder a todos los recursos multisectoriales existentes, promoviendo el Estado a través del Ministerio de Educación su articulación. Estos recursos son de administración directa del CEA y de su competencia y responsabilidad ante la autoridad competente.
  6. Asimismo se requeriría que, dentro del MINEDUC se creara una Unidad de Gestión dedicada a la educación autogestionaria, tanto a su registro y certificación como su financiamiento y seguimiento.

De este modo, como centros educativos autogestionarios organizados en el MPL propusimos que: “El sistema educativo nacional es el conjunto organizado de acciones educativas reguladas y garantizadas por el Estado que hacen posible el derecho a la educación. Esto integrado por la gestión estatal, privada y [autogestionaria] que abarcan distintos niveles, ciclos y modalidades de la educación. Esta última corresponde a aquellas acciones que emprenden grupos organizados desde los mismos territorios con el objetivo de dar respuesta, sin fines lucrativos, al acceso a una educación gratuita, bajo control de la comunidad, y de calidad integral. Estas son modalidades solidarias de producción social orientadas a la emancipación cultural de los sectores más empobrecidos materialmente por este sistema”.

Lo que despertó abajo a la izquierda el 2006 por los territorios y que el 2011se hiso parte de una revolución mundial, no duerme y no dormirá, ni lo apaciguarán mañosas reformas ni pérfidas represiones. Con la temporalidad larga de los ríos subterráneos de la historia, la familia de los movimientos antisistémicos que luchan contra el patriarcal-capitalismo y por la Vida y Dignidad, está, a pesar de todo, reuniéndose, mirándose a los ojos, reconociéndose, involucrándose mutuamente en su producción de hábitat y en sus luchas y resistencias, en un proceso informal y permanente de autoeducación emancipatoria mundialista, que avanza dentro de la que llegará a ser, en medio de la crisis capitalista, la próxima gran épica popular en la historia de las civilizaciones, aquí, planeta tierra, donde está todo por comenzar.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215403

Fuente de la imagen: http://sexta-azcapotzalco.blogspot.com/2014/05/chile-pronunciamiento-del-movimiento-de.html

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Para una Pedagogía del Hacer

Facundo Ferreirós

Partiré sosteniendo que no es posible distinguir o separar entre el cuerpo, las emociones y los pensamientos críticos, si nos interesa construir una propuesta educativa liberadora. Concibo que en la práctica educativa, los diferentes aspectos que componen la subjetividad se expresan de forma unificada, por lo que no se puede divorciar uno de otro a la hora de pensar y echar a andar una propuesta educativa. Sabemos, porque lo hemos padecido, que la educación tradicional posiciona los aspectos cognitivos por sobre la corporalidad y los aspectos emocionales. Cómo veremos en capítulos siguientes, para la pedagogía tradicional, el cuerpo es la cárcel del alma -y de la mente- y por esto, es necesario apresarlo en un aula, en un pupitre, controlar sus movimientos (cuándo se puede uno levantar, cómo sentarse) y domesticado desde la Educación Física. Con respecto a las emociones, ocurre algo similar. A las emociones “hay que aprender a controlarlas con la razón”, porque “entorpecen el camino al conocimiento”.

La corporalidad y las emociones son un tema tratado en varias oportunidades por Paulo Freire. Particularmente la experiencia que el pedagogo brasileño vivió en Guinea Bissau, lo llevó a reflexionar acerca de los modos de conocer con el cuerpo. En un libro que recoge reflexiones que nacen a partir de su experiencia como Secretario de Educación de San Pablo, nos dice: Estudiamos, aprendemos, enseñamos y conocemos con nuestro cuerpo entero. Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón crítica. Jamás sólo con esta última. Es preciso atreverse para jamás dicotomizar lo cognitivo de lo emocional[1]”.

Entonces, volviendo al inicio, el sujeto no es desarmable. Tanto las y los educadores como las y los educandos se hacen presentes en un espacio educativo con sus cuerpos, sus emociones y sus razones. Más aún, posicionado desde una perspectiva contextual, sostengo que los sujetos y los procesos educativos que atraviesan los sujetos no están escindidos del contexto socio-cultural en el que se da dicho proceso y en el que los sujetos construyen su subjetividad. Por esto, no podemos escindir entre: a)lo que constituye al sujeto como tal en su corporalidad, su emocionar y su razonar; b) los modos en los que el sujeto conoce y las relaciones de conocimiento que establece consigo mismo, con los otros y con el mundo a partir de un proceso educativo; c) el contexto cotidiano donde se desenvuelve como sujeto;d) el contexto que nosotros y nosotras, educadores y educadoras, generamos y ofrecemos para su educación; y e) el contexto que finalmente surge a partir del grupo que se conforma para dicho proceso educativo.

La propuesta de Educación Popular que vengo sosteniendo en estas páginas surge de experiencias concretas, experiencias que centran su práctica educativa en el “hacer”. El hacer promueve una normatividad tácita[2] a partir del cual se constituye toda una propuesta micropolítica que entrelaza los pensamientos, las emociones –y el co-emocionar-, generando una ética del trabajo colectivo que busca formar unas “otras” subjetividades en el hacer. Subjetividades “otras” no sujetadas a las matrices coloniales, patriarcales y capitalistas que nos fueron impuestas desde la conquista para acá.

Una propuesta de Educación Popular con niños y niñas debe ser una educación unificadora frente a la constante fragmentación de la subjetividad que padecemos en el estado de situación actual. Una propuesta educativa crítica será aquella que se enfrente a la compartimentación del conocimiento tal como es concebida en la educación tradicional, que separa el cuerpo de la mente, la razón de la emoción, el trabajo del estudio, la matemática de la geografía, etc.

Baste algunos ejemplos para comprender esto. En mi experiencia personal, me propuse para el trabajo con grupos conformados por niños y niñas, desplegar dispositivos didácticos desde el hacer, como la creación de una cooperativa autogestionada y la puesta en marcha de una huerta. Estos dispositivos me han permitido, entre otras propuestas, poner en práctica unos “otros” modos de vincularnos con nosotros mismos, con los demás y con el mundo. De generar otro tipo de relaciones entre nosotros como colectivo, de producir y trabajar de unos otros modos, de relacionarnos con la naturaleza, con nuestros cuerpos –y con la alimentación, la salud, la sexualidad, el movimiento- con nuestras manos, con los materiales, con el tiempo y con el espacio.

En primer lugar, me referiré a la cooperativa. Nos reunimos el educador y una veintena de niños y niñas. Tenemos que producir fideos para vender en el barrio. Mientras desayunamos conversamos acerca de lo que tenemos que hacer durante esa mañana. Al terminar, un grupo de 4 niños y niñas levanta las tazas y las paneras, pasa un trapo sobre las mesas y barre el suelo. Mientras, el resto se va a lavar las manos. Alguno pone música. Luego abrimos el armario, sacamos las cajas donde guardamos las 5 Pastalinda y las armamos. Las fijamos a las mesas (son 2 mesas grandes, de 2,5m x 0,80cm). Extraemos los utensilios y la materia prima. En un tacho hermético guardamos la harina.  Lo abrimos y extraemos con una taza medidora los 5 kilos. Nos ponemos a producir. Hacemos la masa. Luego, dividimos la masa en 5 partes y, en grupos, comienzan a estirarla y a pasarla por la Pastalinda. Finalmente, procedemos al corte de las cintas y los colgamos prolijamente de un secadero artesanal que armamos con palos de escoba en un rincón.

Dos días después, ya secos los fideos, los extraeremos del secadero, los cortaremos para tengan el mismo largo, y los empaquetaremos. Finalmente, en grupos, saldremos a venderlos en el barrio. Entre el día de producción y el día de comercialización, un grupo anotó en el libro diario el costeo de lo producido. La cantidad de harina, aceite, sal, huevos. Para esto hubo que hacer la cuenta de lo gastado en ese día ya que utilizamos 5 kg. de harina pero habíamos comprado un bolsón de harina de 50kg, lo mismo con las proporciones del resto de los ingredientes, ya que disponíamos de un bidón de aceite, un maple de huevos y un paquete de sal de kilo y sólo usamos una parte.

Al finalizar la venta, contábamos el dinero y anotábamos en el libro diario los ingresos. Durante el almuerzo, conversamos sobre la producción, si va a hacer falta comprar materia prima, si trabajamos parejo, si surgió algún inconveniente y cómo lo resolvimos o lo podríamos resolver. Conversamos acerca de la satisfacción de producir con nuestras manos. Conversamos acerca de lo diferente que saben los fideos caseros de los de paquete. Conversamos acerca de la venta, qué funcionó, qué fallo, qué podemos mejorar. Hablamos de la timidez o vergüenza de algunos niños para vender. Hablamos también de la dignidad de producir con nuestras manos y de la convicción de que estamos entregando un producto valioso. Tiramos algunas ideas acerca de qué queremos hacer con el dinero. La compañera delegada del grupo propone charlar sobre eso más profundamente en la próxima asamblea.

Otro día de la semana lo dedicaremos a trabajar en la huerta. Si bien diariamente, un grupo rotativo se encarga de regar, extraer maleza, agregar restos orgánicos a la compostera, apuntalar algún tutor o alertar sobre la presencia de algún bicho, ese día necesitamos dedicarlo entero al trabajo de la huerta ya que tenemos que armar plantines de lechuga, cosechar arvejas y acelga, y preparar la tierra en un nuevo sector para sembrar. Ese día, cada niño y niña se llevará un bolsón con acelga, arvejas y un ramito de perejil. Un niño extrae una hoja de lechuga y la prueba. “Qué sabor diferente, está re-piola”, dice. Convida a los demás. Se miran con las cejas levantadas en expresión de sorpresa, sonríen, asienten. En grupos armados espontáneamente, algunos se dedican a la cosecha, otros trabajan con los plantines sobre una mesa y otro remueve la tierra en el nuevo sector. Al terminar, alguno propone jugar un poli-ladron hasta que esté listo el almuerzo. Antes de almorzar, para bajar un poco los decibeles, dibujamos en los cuadernos lo cosechado y escribimos acerca de lo que hicimos en el día. Los niños tienen entre 6 y 8 años.

Desde el hacer, hemos problematizado cuestiones como las diferencias de género y la división sexual del trabajo, la división étnica, social e internacional del trabajo, las características del trabajo asalariado y las alternativas que los pueblos vienen poniendo en marcha, la soberanía alimentaria, la distribución de la tierra, el agronegocio y la agroecología, la diferencia entre alimento y producto alimenticio ultraprocesado, el desarrollo y sus alternativas, etc. Quizás sin ponerles estos nombres pomposos, pero sí comprendiendo cómo operan en nuestras vidas, las de nuestras familias y en la vida del barrio. Es decir, creamos una “otra cotidianeidad” prefigurando otros modos de ser y de hacer, a partir de lo cual pudimos problematizar la cotidianeidad propia y las matrices que nos constituyen, y ponerle nombre a las dificultades que atravesamos en el diario vivir. La pedagogía del hacer se constituye en “espacio de buen gobierno” y de “buen vivir”, desde el estar juntos, hacia otros “estares”, ensayando otras opciones educativas, éticas y políticas.

Cabe mencionar que estas experiencias no son “proyectos”, ni se corresponden con los denominados“métodos activos” o el “aprendizaje social-colaborativo”, ni nada por el estilo. Se trata de una pedagogía del hacer, una pedagogía para la vida y desde la vida, donde cada uno y cada una, a su ritmo y ánimo, junto con el resto, va estableciendo relaciones de conocimiento consigo mismo, con los otros y otras, y con el mundo, y así, construyendo conocimiento colectivamente. Pedagogía del hacer que ensaya una“otra” cotidianeidad prefigurativa en la que los sujetos nos asociamos libremente, dando lugar a una práctica colectiva basada en una nueva ética y una nueva política colectivista; donde conocer es un ejercicio de las razones, de las emociones y de los cuerpos; donde se hacen públicos los deseos de conocer y transformar-nos; donde, desde de la conspiración (inspiración mutua), se van construyendo nuevos conocimientos poblados de sentido y potencia transformativa.

[1] Freire, P. Cartas a quien pretende enseñar. Editorial Siglo XXI, 1994.

[2] Cusicanqui, S. Sociología de la Imagen. Miradas ch’ixi desde la historia andina. Tinta Limón Ediciones. Buenos Aires, 2015. Pág. 302.

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Educación popular y lucha social

Por: Pablo Díaz

Revista Hemisferio Izquierdo / Nro 4

“De lo que se trata es de ir abriendo, a nivel local, nacional y continental … espacios cada vez más amplios de autonomía con respecto a la dictadura del mercado trasnacional y a su cultura; autonomía primero intelectual y moral, es decir capacidad de pensar con su propia cabeza y de escoger el sistema de valores que corresponde a las aspiraciones más profundas de cada uno; autonomía, por supuesto, política, expresada en las organizaciones populares, sociales y políticas; autonomía económica en formas de autogestión y de cooperativas”…“El papel de la vanguardia puede ser el de dirigir desde arriba las luchas, elaborando los proyectos, tomando las decisiones fundamentales, bajando sus orientaciones al pueblo y limitándose a buscar su consenso; o puede ser el de promover la iniciativa del pueblo, estimulando su búsqueda, su reflexión colectiva, su investigación participativa, respetando la autonomía de las distintas instancias de poder popular” Giulio Girardi (1).

En Educación Popular decidimos tomar partido por el pueblo como sujeto, el sujeto popular en un largo proceso de emancipación y resistencia (Rebellato). Camino superador, complejo y dialéctico.

Pero debemos advertir que “no jugamos a ganar” para salir de la marginalidad, porque no jugamos del lado de los “favoritos” vencedores de la historia sino del lado de los vencidos de hoy. No jugamos a ganar, sino a ganar-perder-ganar…, y estamos dispuestos a una nueva Redota, si la misma implica ganar la dignidad que somos, o la dignidad que pueda quedar en la idea de política que conservaremos en una nueva síntesis.

Para esa “nueva” (vieja-nueva…) política educamos al pueblo, nos auto-educamos como sujeto popular en movimiento constante, caminando por las rayadas huellas de la historia.

Esta idea de una síntesis política y educativa en constante superación puede ser (y de hecho es) pasto para las fieras posmodernas del análisis del discurso y la retórica. Muy a tono en cualquier clase media intelectual de cualquier metrópoli latinoamericana, formadora a su vez de la tecnocracia que nos gobierna y “nos educa”. En la pedagogía nacional también el snob ha sido la regla, mientras que los problemas del Sistema Educativo mantienen tendencias invariables desde la época de la CIDE (2) (por ejemplo, en enseñanza media superior). Una pedagogía de espaldas a la educación, muda-enmudecida ante la política, sin horizonte.

Pero ¿con qué herramientas contamos para avanzar? Nos enseñaron que la construcción del sujeto popular se basa en arribar a una síntesis que referencia al conjunto pero: ¿cómo? ¿Representamos las iniciativas populares o generamos espacios para el protagonismo popular directo?

El vino nuevo en odres nuevos. Para nosotros la lucha social vale en sí misma, no precisa que alguien la represente, porque se puede presentar ella misma y disputar poder. Para la política partidaria convencional la lucha social es incompleta, requiere de la polea del partido. Por eso comprender la diferencia entre el momento de coincidencia y de divergencia de las valoraciones de las luchas sociales nos puede ayudar a trazar una estrategia política que no le llene las bodegas a “un partido de representantes” que sintetizan y se alimentan de las luchas sociales que representan, pero que terminan fagocitados por el sistema, sin espacios de autonomía política.

Lo otro ya es conocido: el perfilismo, la retórica, etc. Educar a “nuestros representantes” es lo que hemos tratado de hacer como pueblo, haciéndole el caldo gordo a… el progresismo. Básicamente nuestros antecesores le dieron la oportunidad al Frente, que “representaba” a un movimiento popular ausente en el sistema político. Pero a nuestros descendientes deberíamos dejarles el botón de muestra que como generación la historia nos exige.

Quizás el Frente Amplio se esté acercando a lo que implicó en el país vecino el “peronismo”: en constituirse la oposición y el oficialismo a la vez (ser en sí mismo un “sistema de partidos”) y en domesticar a las expresiones organizadas de la sociedad civil.

Pero igualmente bajo el progresismo ¿no les parece que cuando luchamos y conquistamos la dignidad con independencia nos sentimos dueños de nuestro propio esfuerzo? Sin embargo no hemos sido capaces de hacer de nuestra independencia un espacio pedagógico, ni de acumulación de poder, corriendo el riesgo de alimentar la vieja mecánica política de la polea de transmisión.

Educar al sujeto colectivo que somos implica poner la independencia arriba de la mesa y hacer de ella un desafío, que acompañe nuestra pelea por un proyecto popular nacido, sentido y defendido desde abajo.

Este problema político-educativo (el de la auto-educación colectiva del sujeto popular) nos lleva a ser creativos en buscar otras combinaciones entre la dinámica instituyente e instituida, entre el contra-poder y el doble poder, entre lucha social y disputa política.

En este sentido, el economista y pedagogo brasileño Marcos Arruda enseñaba a fines del siglo pasado que hay dos factores que pueden explicar lo “terminal o no” de esta crisis del sistema: “el agravamiento de las las contradicciones del propio capitalismo” y la “capacidad creativa de los trabajadores” de “introducir nuevas formas de organización del trabajo, de la producción, el consumo, las finanzas, el comercio, el conocimiento y el poder político”. Cuando coincidan estos dos factores una gran transformación ocurrirá.

Para ese otro “futuro posible” me parece más acertado el Tambero que el Tropero de Buenaventura. Dice la “Experiencia” del Tambero que a veces no hay que cuidar la “punta” porque el pueblo se encarga. El pueblo es el estratega.

* Profesor de la Universidad de la República. Integrante del Movimiento por la Tierra.


Notas

(1) Giulio Girardi (1999): “Desafíos ético-políticos de la Educación popular en la Transición al siglo XXI”, IIPS-CENTROTAC, La Paz, Bolivia (p. 149)

(2) CIDE: Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico (1960-1967)

Fuente: http://www.hemisferioizquierdo.uy/#!Educación-popular-y-lucha-social/nnsaa/5797dc1b0cf24688e1992a65

Imagen: Fragmento de «La maestra rural», Diego Rivera (1922-1923)

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Fiji: The Magic Of Education

Oceanía/Fiji/12 de Agosto de 2016/Autor: Nemani Delaibatiki/Fuente: Fiji Sun

RESUMEN: Cuando se tiene en cuenta que más de 10.000 personas se han graduado con certificados en varias disciplinas, las implicaciones son significativas. Significa que tenemos una fuerza cada vez mayor de personas cualificadas que serán útiles en cualquier desarrollo. FTP (Técnico de Formación Profesional de Educación) para FNU ha aumentado en popularidad debido a que está haciendo una diferencia en la vida de muchas personas. Se elimina el factor de los viajes y el costo que ha sido un obstáculo para acceder a la formación antes sólo estaban disponibles en ciudades y pueblos. Ahora FNU ha tomado el programa a las zonas habitadas. Los beneficios para las personas y el impacto económico son mayores que el costo de FNU y de Gobierno.Cuando las vidas se transforman y las personas están facultadas para obtener puestos de trabajo y participar en las actividades económicas, sabemos que el programa es eficaz. Ahora que tienen los certificados de la responsabilidad está en los graduados para utilizarlos. Eso significa que van a ser proactivo en busca de trabajo o para continuar su educación.

You have to see it to believe it. The facial expressions, the smiles, the hugs, kisses and high fives say it all. The euphoria was electrifying.

In two weeks more than 500 people between 15 years of age and 85 years  went through an extraordinary transformation from no qualification to a certificate holder.

This is the magic of education. It’s empowering impact is life-changing.

A  20-year-old  who dropped out of secondary school has found a new lease of life in a certificate in basic carpentry.

He believes the certificate is a passport to getting a job in the building industry. He is even contemplating further education towards a diploma. Why not, he is still young and he now has a clear pathway and options to go with it.

He was one of the more than 500 students who graduated with certificates in vocational subjects after a two-week training organised by the Fiji National University at Vutia, Rewa. The students came from the Rewa delta and outside of Rewa from as far as Nadroga. The unprecedented interest in this programme is evidence of its success as it snakes its way into rural areas. More graduates are finding jobs, starting their own business, and becoming more productive citizens.

The unmistakable sparkle in the eyes of many graduates on Friday spoke volumes of the sensational feelings going through them.

A father of three young children in his 30s who has hardly had any formal education now has a certificate to repair an outboard engine. He could not contain his joy. He feels proud and empowered knowing that he has a qualification that can provide opportunities for him to earn money for his young family.

And then you have this 85-year-old woman, the oldest graduate, who is an inspiration to everyone. She enrolled because she wanted to learn bread-making skills before she dies. Her message to all: “You are never too old to learn. You keep learning until your time is up on this earth.”

In a rural setting a variety of skills is needed to survive whether it is for home needs or commercial purposes.

After the graduation, Vutia, for example would have no problems finding qualified people to repair outboard engines, carry out fiberglass boat maintenance, bake bread, buns, pies and a wide range of cakes and pastries, fix electricity faults, repair water pipes, build houses, make coffins, do screen printing, sew clothes and a host of other vocational work.

When you consider that more than 10,000 people have graduated with certificates in several disciplines, the implications are significant. It means we have a growing force of skilled people who will be useful in any development.

TVET (Technical Vocational Education Training) for FNU has risen in popularity because it is making a difference in the lives of many people. It eliminates the travel and cost factor which has been a hindrance to accessing training previously available only in cities and towns.

Now FNU has taken the programme to where people live.  The  benefits to the people and the economic impact outweigh the cost to FNU and Government.

When lives are transformed and people are empowered to get jobs and participate in economic activities, we know that the programme is effective.

Now that they have the certificates the onus is on the graduates to use them. That means they will be proactive to look for work or to further their education.

Fuente: http://fijisun.com.fj/2016/08/08/the-magic-of-education/

Fuente de la imagen: http://mapasandmaps.blogspot.com/2014/06/bandera-de-fiyi.html

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Buscamos derribar paradigmas de dominación: Venezuela en la Cumbre de Medicina Ancestral de Ecuador

América del Sur/Venezuela/12 de Agosto de 2016/Fuente: Agencia Andes – Aporrea

Las experiencias y avances sobre interculturalidad en la República Bolivariana de Venezuela fue uno de los paneles que se presentaron en la I Cumbre de Medicina Ancestral, Ancestral, espiritualidad e Interculturalidad que se desarrolla este 9 y 10 de agosto en la universidad Amazónica de Ikiam.

Pedro Márquez, representante de la embajadora de Venezuela en Ecuador, explicó sobre cómo los conocimientos ancestrales permiten derribar los paradigmas de dominación que pesan sobre los pueblos de Latinoamérica.

“Estamos tratando de derribar paradigmas que nos han construido en 500 años de dominación. Y por eso estamos trayendo al escenario del debate a la medicina ancestral, la agricultura urbana, las tradiciones indígenas», señaló.

Sobre los avances que Venezuela ha experimentado en los últimos años dijo que se vive un verdadero avance en derechos para los pueblos indígenas y que justo hoy que se celebra su día internacional el presidente Nicolás Maduro ha firmado financiamientos para más de 200 proyectos que surgen del corazón de estos pueblos indígenas.

“De modo que los pueblos indígenas tienen un papel estelar, protagónico, participativo (…) y ese es un logro para la revolución bolivariana desde el año 2007 cuando se crea el Ministerio de Poder Popular para Pueblos Indígenas”, aseguró el funcionario.

Dice que sus aportes son necesarios para la dinámica de la sociedad y que por ello se crearon leyes que los amparan y les permiten colocar sus artesanías en espacios que les permitan comercializarlos. Además, los pueblos indígenas están aportando en materia educativa construyendo instituciones educativas bilingües en las que se enseña en el idioma originario de los pueblos.

En cuanto a la importancia que tiene la medicina ancestral, señaló que: “hoy en día cuando las grandes empresas farmacéuticas están escondiendo de manera criminal las medicinas, estamos volteando hacia el campo no solamente para sembrar o comer sino también para aprovechar sus bondades para curar el cuerpo”.

Para Márquez hay que luchar contra el primer obstáculo que es cambiar la percepción de las personas y que conozcan que las medicinas naturales sí pueden curar, y considera que este es el momento perfecto para hacerlo.

“Estamos volviendo a las medicinas de la abuela, volviendo a la matica (plantas) que teníamos en el patios de la casa para curarnos el dolor de cabeza. Creo que este momento está naciendo la oportunidad para que sean nuestros pueblos indígenas, las creencias ancestrales, su gran sabiduría la que nos lleve por otros caminos distintos”, puntualizó.

Sobre la propuesta para que estás creencias ancestrales lleguen a la universidad y que se incluya una materia en la malla curricular, Márquez señaló que se puede lograr con el liderazgos que existen en la región con jefes de Estado como Rafael Correa en Ecuador, Nicolás Maduro en Venezuela y Evo Morales en Bolivia.

“Apostamos a que se puedan dar y este tipo de iniciativas que se hacen desde el Ecuador tienen que llegar a otros espacios como Venezuela o Bolivia para generar acciones concretas. Yo creo que si se puede dar, en Venezuela estamos en esa discusión también”, detalló.

Es por ello que aseguró que tienen buenos augurios para la declaratoria final de esta primera Cumbre. “Esperamos que los resultados de este primer encuentro regional de medicina ancestral de muchos resultados importantes que se puedan elevar a otros países, que además puedan permitir que instancias como Unasur, Celac y como Alba acojan esas ideas y las podamos ver cristalizadas, materializadas y funcionando frutos para nuestros pueblos”, finalizó.

Fuente: http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/n295134.html

 

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Realizará la CNTE en México, Curso del Educador Popular, espacio fundamental en la lucha pedagógica y política contra la Reforma Educativa.

America del Norte/ México / Ciudad de Morelia

Del 15 al 19 de agosto del 2016, se llevará a cabo el Curso Taller del Educador Popular en la ciudad de Morelia, México. Esta es la edición número XIII en la que las y los docentes pertenecientes a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), es decir, la corriente magisterial opositora a la Reforma Educativa neoliberal que se impulsa en este país,   se reunirán para definir el rumbo de su movimiento pedagógico, político y sindical.

Es importante mencionar que en la geografía educativa latinoamericana, la CNTE ha hecho importantes aportes a la pedagogía de los movimientos sociales, que se materializan en un mosaico de experiencias emergidas desde las epistemologías que se construyen al sur del mundo, rompiendo con el paradigma del capitalismo y que por lo tanto constituyen una esperanza para resarcir una nueva civilización en medio de la crisis sistémica.

El Educador Popular de la Sección XVIII de la CNTE ha sido ejemplo para que otras secciones democráticas en todo México tracen su propia ruta en la construcción de proyectos alternativos de educación. Ha sido también un espacio para el intercambio de saberes y tácticas de lucha contra las reformas educativas antipopulares a nivel continental.

Fuente: Guadalupe Luquín, Coordinadora del Centro Sindical de Investigación e Innovación Educativa de la Sección XVIII-CNTE.

Nota enviada por sus autores a la redacción de OVE

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Diálogo de Saberes en la construcción del conocimiento: aportes de la praxis educativo-política de los movimientos sociales en América Latina

Por: Lia Pinheiro Barbosa

Revista Hemisferio Izquierdo / Nro 4

Para iniciar la reflexión:

 “Vale recordar que tanto el despojo como la enajenación de nuestro saber, inició una resistencia y una lucha por el reconocimiento, es decir del ich’el ta muk”.Xuno López (1)

El año del calendario es el 2015, la geografía es la Universidad de la Tierra – CIDECI, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, sureste mexicano (2). Las palabras de Xuno López (3) inician este escrito por dos razones: la primera, para enfatizar la importancia histórica del Seminario El Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista, en la perspectiva de la confluencia de un legítimo diálogo de saberes para pensar claves interpretativas del capitalismo en nuestro tiempo histórico y las alternativas para su enfrentamiento desde abajo y a la izquierda, el lugar dónde late el corazón. En segundo lugar, por demarcar una de las marcas profundas desde la colonización hasta nuestros días – la enajenación de nuestro saber – y por lanzarnos una semilla-palabra (4) fundamental, el ich’el ta muk’ que, en palabras de Xuno López puede significar, en maya tseltal, justicia, democracia, libertad, condición imprescindible para la dignidad humana.

El reconocimiento del ich’el ta muk recorre el tiempo histórico de lo que fue la larga noche de los 500 años (5), en la resistencia histórica indígena y campesina de América Latina, la cual es poseedora de otras semillas-palabras para reivindicar su dignidad y lanzarse en el enfrentamiento del Estado y de un modelo de desarrollo económico que prima por despojar sus territorios, su lengua, su cultura y, por ende, extirpar sus identidades como pueblos originarios y pueblos del campo. Sin embargo, conforme enfatiza la palabra zapatista, la rebeldía es parte de una memoria histórica y se hace historia. Más precisamente (EZLN: 1996):

“[…] la rebeldía que hoy tiene rostro moreno y lengua verdadera, no se nació ahora. Antes habló con otras lenguas y en otras tierras, muchas montañas y muchas historias, ha caminado la rebeldía contra la injusticia. […] La rebeldía no es cosa de lengua, es cosa de dignidad y de ser humanos”.

Desde la conquista, América Latina posee un calendario y una geografía histórica que expresa múltiples experiencias de rebeldía y resistencia, inspiradas en la insumisión e insurgencia de los pueblos originarios, afrodescendientes y campesinos, en su búsqueda incesante por la dignidad, la justicia, la paz…el ich’el ta muk, que seguramente encontrará su correlato en otras semillas-palabras.

En ese contexto, emerge la denuncia histórica del carácter deshumanizador de la educación, en tanto pilar en los procesos de colonialidad del poder (Quijano: 1999), del saber (Lander: 2000) y en el antagonismo de clases, en la perspectiva subrayada por Paulo Freire (1987). De ahí la necesidad histórica de concebir otra educación, otra(s) pedagogía(s), otra(s) escuela(s), camino fundamental para la conformación del sujeto histórico-político y en la consolidación de la emancipación humana como principio y proyecto político.

En nuestra historia reciente, observamos como los movimientos sociales han avanzado en ese debate y en elaboración de otra concepción de educación y de pedagogías alternativas genuinas, que demarcan la centralidad de un proyecto educativo-político e histórico de conocimiento (6). Para fines de la presente reflexión, quisiera subrayar dos experiencias que considero emblemáticas en la historia reciente de nuestra región y que mucho han aportado en el tejer de un proyecto educativo-político: el Sistema Educativo Rebelde Autónomo Zapatista de Liberación Nacional (SERAZ-LN) y la Educación del Campo, síntesis del proyecto educativo-político del Movimiento Zapatista y del Movimiento de los Sin Tierra, respectivamente (7).

Para dialogar con el extracto del habla de Xuno López al inicio de ese escrito, me parece pertinente, más que adentrar en la estructura de ambos proyectos educativo-políticos, detenerme más bien en algunos ejes que articulan el proyecto histórico de conocimiento llevado a cabo por ellos, lo que implica una concepción de educación, de pedagogía y de elaboración del conocimiento propia, corazón del proceso educativo-formativo de ambos movimientos. En esa dirección, la intención es la de demarcar la centralidad del Diálogo de Saberes en la conformación del sujeto histórico-político Zapatista y Sin Tierra y de una teoría corazonada, que nace desde/con/para la praxis política de los movimientos.

De la educación como proyecto político

Herederos de la resistencia histórica de sus respectivos países y en perspectiva latinoamericana, las y los Zapatistas, las y los Sin Tierra han comprendido la siguiente cuestión: históricamente la educación (con una pedagogía y una escuela propia) fue la responsable por consolidar los signos en el campo simbólico-ideológico de una subordinación cultural y dominación política. Conforme el EZLN (1996: p. 123):

“Uno de los pilares fundamentales de la reproducción del sistema político es la educación, la cual se ha utilizado como instrumento para legitimar la gobernabilidad a través de una dinámica que busca formar una masa de población productiva, pero no reflexiva o crítica; que impulsa la homogeneización y anula las diferencias culturales y de género, ignorando absolutamente la idiosincrasia de los medios rurales y las lenguas autóctonas; que fomenta el individualismo y la competencia reforzando el sistema de mercado, la desigualdad y la discriminación; que no respeta, ni considera las necesidades vitales ni el derecho de elección del tipo de vida”.

Enfrentarse al papel histórico de la educación significa elaborar otra concepción de educación y de pedagogía, primer paso para conformar el sujeto político revolucionario responsable de su proceso de liberación y emancipación humana. En esa perspectiva, son más de tres décadas de maturación del papel histórico-político de la educación, de la necesaria apropiación de su concepción, de su praxis y de su intencionalidad en la trayectoria política de ambos movimientos. El debate educativo representa, para el MST (2005, p. 05-06):

“[…] una relación de origen: la historia del MST es la historia de una gran obra educativa. Y, de hecho, frente a una ocupación de tierra, de un campamento, de un asentamiento, de una Marcha, de una escuela conquistada por el Movimiento, es cada vez más pertinente preguntar: ¿cómo cada una de estas acciones educa a las personas? ¿Cómo se forma una determinada forma de ser humano? ¿Qué aprendizajes personales y colectivos juegan en cada una de ellas?”

De esa manera, estos dos movimientos sociales han logrado consolidar un proyecto educativo-político, responsable por insertarse en el campo de disputa de proyectos educativos en sus respectivos países y demostrando al mundo que no sólo es posible concebir otra educación, otra pedagogía y otra escuela, sino también construir un conocimiento que demarca / recupera otro paradigma para pensarse a sí mismos, en sus calendarios y geografías.

En esa labor, cobra particular importancia la dimensión epistémica de la educación, es decir, el saber o conocimiento de la realidad de las cosas, que deriva de un conocimiento situado en un tiempo y espacio. La dimensión epistémica presupone un posicionar preteórico ante la realidad, que permita establecer una relación dialéctica y dialógica entre realidad y conocimiento, que posibilite al sujeto histórico-político no sólo interpretarla, sino también teorizar acerca de ella (Barbosa; Gómez-Sollano: 2014). Esta dimensión puede ser considerada el corazón del proyecto educativo-político del Zapatismo y del MST, en la consolidación del SERAZ-LN (EZLN: 1996) (8) y en la concepción de la Educación del Campo (Arroyo; Caldar; Molina: 2004) (9) y de la Pedagogía del Movimiento (Caldart: 2004).

Es menester destacar que en los contextos histórico-políticos de Brasil y México, los procesos de colonización y, ulteriormente, de legitimación de un proyecto de modernidad se dieron bajo la destrucción de una matriz multilingüe e instauración de una matriz monolingüe, con la sustitución forzosa de las lenguas originarias por las lenguas del colonizador – el español y el portugués – con la incorporación del conjunto de signos lingüísticos y referentes de orden epistémico. En el ámbito educativo, la mediación pedagógica existente en el espacio escolar viabilizó la constitución de un lenguaje que solventa la racionalidad dominante, cristalizadora de las relaciones de poder y dominación. Un lenguaje que regula y legitima un discurso histórico de negación del “otro” representado por los pueblos originarios y campesinos, que culminó en un olvido, explotación y expropiación históricos, ampliamente denunciados por el EZLN y el MST, en el conjunto de documentos y comunicados producidos por ambos (10).

Otro elemento a considerar es aquel, predominante en Brasil, de la contradicción histórica entre ‘campo-ciudad’, igualmente debatida y combatida por el MST. Una racionalidad que acentúa un menosprecio por el campo, considerado el espacio del retraso político-económico y cultural; también de la campesina y del campesino como individuos culturalmente inferiores. Una racionalidad que reforzó, cabalmente, el éxodo rural en Brasil (Caldart: 2004; Barbosa: 2014, 2015a) y que encuentra su correlato en México.

En el proyecto educativo-político de los Sin Tierra y de los Zapatistas, el Diálogo de Saberes expresa la apropiación de los referentes epistémicos, y representa un verdadero telar en que son entretejidos los hilos que compondrán las matrices constitutivas del sentir-pensar-saber-ser que dan cuenta del pensamiento y de praxis educativo-pedagógica-política del sujeto colectivo Sin Tierra y Zapatista.

El Diálogo de Saberes en la praxis educativo-política del Zapatismo y del MST

El MST y el Movimiento Zapatista han recuperado la memoria histórica de la resistencia para constituirse en tanto sujeto histórico-político, es decir, nutrirse de los aprendizajes legados a lo largo de la travesía de la larga noche, nutrirse de las semillas-palabras, de los métodos para avanzar en la consolidación de un proyecto histórico de conocimiento. En esa perspectiva, parto de afirmar que el Diálogo de Saberes constituye el gran semillero en el cruce de estos aprendizajes históricos, una vez que constituye (Martínez-Torres; Rosset, 2014):

«La construcción colectiva de significación emergente, basada en el diálogo establecido entre personas o pueblos cuyas experiencias, cosmovisiones y maneras de conocer son específicas e históricamente diferentes, particularmente cuando se enfrentan a los nuevos desafíos colectivos de un mundo cambiante. Dicho diálogo se apoya en el intercambio entre las diferencias y en la reflexión colectiva. A menudo, ello propicia la re-contextualización y la re-significación, lo cual da lugar a saberes y significados emergentes, que se relacionan con historias, tradiciones, territorialidades, experiencias, procesos y acciones de los distintos pueblos. Las nuevas y colectivas comprensiones, significancias y saberes, pueden llegar a constituir la base para acciones de resistencia colectivas y para la construcción de procesos nuevos.»

El Diálogo de Saberes incide directamente en tres planes: en la formación del sujeto histórico-político, aquí representado por el yo-colectivo Zapatista y el yo-orgánico Sin Tierra; en el proyecto histórico de conocimiento que deriva del proyecto educativo-político, al demarcar las raíces teórico-epistémicas que darán forma y contenido al proceso de teorización desde-con-para los movimientos sociales y, por ende, en la propia praxis político-pedagógica articulada por los movimientos (11).

Veamos algunos referentes epistémicos centrales para la génesis del yo-colectivo Zapatista: el Popol Wuj – libro sagrado de los pueblos k’iche’ maya de Guatemala, conocido como Libro de los Consejos o Libro de la Comunidad – constituye uno de sus principales referentes identitarios. La historia oral ha sido la forma de transmisión de los saberes, de las experiencias y de todo el conocimiento acerca de la vida y de sí mismos como comunidades. De acuerdo a Recinos (2012, p. 09) los pueblos originarios de México y Guatemala “lograron conservar sus historias y otros escritos por medio de pinturas en lienzos. Había cronistas e historiadores que conocían las historias acerca de los orígenes […] y que la transmitían por medio de la historia oral o por medio del arte pictográfico”. Igualmente había el cómputo del tiempo, la forma de nombrar a los niños, además del papel social de los sueños (12), agüeros y supersticiones. La manera como ha sido apropiado y difundido el legado cultural, lingüístico y político del Popol Wuj expresa la conjugación de diferentes elementos en la recuperación y fortalecimiento de la identidad sociocultural y en la conformación de un sujeto histórico-político. El Popol Wuj constituye un referente epistémico, pedagógico y político fundamental en el pluralismo de las comunidades mayas, y dialoga dialécticamente con otras culturas y resistencias políticas de América Latina (13).

En el campo discursivo y literario, el corazón místico del Zapatismo está representado por el Viejo Antonio y sus cuentos, relatados por el Subcomandante Insurgente Marcos. La figura metafórica del Viejo Antonio remite a dos referencias directas del Popol Wuj: en la primera, de raíz maya-quiché, el “viejo” hace referencia a “abuela y abuelo”, el Ixpiyacoc e Ixmucané (que en lengua maya significa viejo o vieja – ixnuc.), los amparadores y protectores, narradores de todo lo que es el principio de la vida y el principio de la historia. La segunda, de raíz tolteca-mexicana, reporta a sus equivalentes, los dioses mexicanos Cipactonal y Oxomoco, responsables por inventar la astrología judiciaria y el calendario, con su propio contaje del tiempo. El referente epistémico del Viejo Antonio nos permite adentrar a la polisemia de la cultura y simbología maya y conocer las interfaces del encuentro de dos mundos: el indígena y el mestizo o, en las palabras de Fernanda Navarro (2011), del mexicano con su memoria.

Un segundo referente en el proceso de recuperación del yo-colectivo Zapatista se vincula a la cosmovisión, la cultura y a la matriz lingüística maya, y que sitúan el lugar del yo y del nosotros en la racionalidad indígena. Un ejemplo es la palabra maya tseltal p’ij yo’tan – es único tu corazón – que presupone una autonomía personal, del ser como único en su singularidad, pero también es interpretada como un proceso de integración colectiva, de carácter comunal y de capacidad de lograr consensos (Paoli, 2003). Un segundo ejemplo, lo constituye la desinencia de la lengua maya tojolabal tik – nosotros – que expresa una identidad colectiva y no individual, es decir, una intersubjetividad comunitaria (Lenkersdorf: 2005).

Un tercer ejemplo de recuperación del yo-colectivo, en tanto sujeto colectivo en el proceso de construcción del conocimiento, lo articulan tres concepciones claves de la lengua maya tseltal: el  o’tan – corazón, el stalel y el ch’ulel – alma-espíritu-conciencia. López-Inztín (2013) afirma que “en la cultura maya-tseltal no sólo surge y pasan por la mente las reflexiones, los pensamientos y saberes, también emanan del corazón y éste se vuelve el centro más importante en la cosmovisión y pensamiento nuestros. Por lo que todo se corazona”. El o’tan constituye un concepto central en la cultura y en el pensamiento de los pueblos mayas tseltales, en tanto núcleo de su cosmovisión. De él se derivan las percepciones acerca de la vida y del sernos en el mundo que se orienta desde una lógica enraizada en el Ya’yel-snopel ya’yel-sna’el: sentir-pensar – sentir-saber (López-Intzín, 2013).

Por su parte, el MST recupera sus referentes epistémicos del legado histórico de la resistencia negra y de las insurgencias campesinas en Brasil en el periodo colonial, momento de una expropiación de tierras sin precedentes y de consolidación del gran latifundio en ese país (Fernandes; Stédile: 2004). También de aquellas previas al periodo de la dictadura militar, como las Ligas Campesinas, todas ellas en defensa del territorio, de la tierra, de la reforma agraria y del ethos identitário con el campo. Una semilla-palabra central para el MST lo constituye el concepto de organicidad, “una palabra que creamos para designar la relación que debe tener una parte de nuestra organización con las demás partes. Sin embargo, no puede ser una relación teórica, sino que también física, práctica y mística”. (MST: 2001, p. 30-31).

El sentido epistémico del concepto de organicidad está presente en la narrativa política del MST, en el conjunto de los documentos y materiales didácticos utilizados en la formación educativo-política de sus cuadros. En uno de los documentos utilizados en los cursos de formación política, el MST plantea la centralidad de la organicidad en el proceso de organización política de su yo-orgánico como Movimiento (MST: 2009, p. 22):

“La organicidad tiene, al mismo tiempo, la función de transformar el movimiento de masa, disminuyendo su espontaneidad y, por otro lado, garantizar su permanencia histórica. Por tal razón, la organicidad tiene el poder de, en cualquier momento, colocar a la masa en movimiento, como también mantenerla agrupada por medio de los núcleos”.

Por otro lado, el MST y el Zapatismo son inspirados por los principios de la Teología de la Liberación, de la Teología Indígena, además de los aportes teórico-políticos de revoluciones latinoamericanas, como la Revolución Mexicana, la Cubana y la Sandinista, las dos últimas inspiradas por el marxismo-leninismo y el maoísmo, matrices teóricas igualmente presentes en la identidad política en los orígenes del MST y del EZLN (Leyva-Sollano: 1994; Le Bot: 1997; Fernandes; Stédile: 2004). La consigna la tierra es de quien en ella trabaja, de Emiliano Zapata, sintetiza el horizonte político común a ambos movimientos: tierra, libertad y justicia.

Ahora bien, con base en la síntesis de los hilos que tejen el Diálogo de Saberes en la conformación del yo-colectivo Zapatista y del yo-orgánico Sin Tierra, podemos inferir que el proceso de construcción del conocimiento en su praxis educativo-política prescinde de los mismos elementos epistémicos que les da identidad cultural y política. En las escuelas autónomas zapatistas, por ejemplo, se suele utilizar como material didáctico los Cuentos del Viejo Antonio, además de otros cuentos conocidos en las comunidades y que están traspasados por los referentes epistémicos del Popol Wuj y de la cosmogonía y cosmovisión maya. Los relatos del Viejo Antonio entretejen la sabiduría maya presente en sus mitos y leyendas con una racionalidad propia y que da el tono del ser-estar-sentirse en el mundo. Uno de los libros utilizados, Arte en Rebeldía trae la historia de los hombres y mujeres verdaderos, en alusión al mito fundacional del Popol Wuj, los hombres de maíz (14).

Igualmente utiliza de las imágenes pictográficas precolombinas, como las pirámides mayas, para abordar contenidos de la etnomatemática, de la historia de sus ancestros, de geografía, de las lenguas mayas, de política. De igual manera, las escuelas autónomas y en otros espacios de las comunidades Zapatistas están repletos de murales que evidencian el Diálogo de Saberes. Para las y los Promotores de Educación responsables por la elaboración colectiva del libro, “los murales explican nuestra lucha, nuestro trabajo y nuestra historia. Ellos nos recuerdan nuestra dignidad y son nuestra memoria. Ellos expresan nuestro arte” (EZLN, s/f, p. 10). Para ellos, los murales son considerados zapatistas porque “explican y dibujan la lucha, la historia y los símbolos zapatistas” (EZLN, s/f, p. 23).

El libro Arte en Rebeldía aborda la dimensión política del arte, y logra interpelar la histórica separación entre el trabajo manual, el trabajo intelectual y la dimensión creativa del ser humano, reflexión presente en el proceso educativo llevado a cabo en las escuelas autónomas zapatistas. En esa dirección, expresa un lenguaje traspasado por la dimensión intersubjetiva de las lenguas mayas y que “atañe a la relación entre pensamiento-lenguaje-mundo y acción” (Navarro: 2011, p. 05). Para el Comandante Zebedeo (2007):

“Los objetivos de la educación zapatista es que fortalezca nuestra cultura, lengua, la educación en nuestra propia familia, el colectivismo, la unidad, la disciplina, el compañerismo, aprender a resolver la necesidad de nuestros pueblos, el respeto a nuestras culturas, a defendernos con dignidad, nos enseñe a trabajar, que una el trabajo a la vida, a nuestra madre naturaleza […] El objetivo de nuestra educación es que todos entiendan la situación en que vivimos”.

Por su vez, el Diálogo de Saberes igualmente se hace presente en toda la praxis educativo-política del MST. Una primera expresión es la llamada mística que se realiza al inicio de cada día de jornada educativa y de lucha política, comprendida como momento de la ritualización de los valores del MST (González Castells: 2002), entre ellos, el de la dignidad y de la memoria; remite a una dimensión interpretativa de la lucha política por medio de la sensibilidad y de una polisemia simbólica para expresar un conjunto de temas y sentimientos que tienen una relación directa o indirecta con la histórica resistencia campesina y la centralidad de la lucha por la tierra y por la reforma agraria popular. Otras dos nociones están presentes en ese proceso de interiorización de los valores y principios del MST: la conciencia social y política propia del marxismo, del latinoamericanismo, del internacionalismo y la dimensión de la humanidad y comunión de la historia vivida por el hombre y la mujer del campo, tradición política de la Teología de la Liberación (González Castells: 2002; Barbosa: 2015b).

El MST se ha dedicado a la producción de documentos y materiales didácticos propios para embazar teórica y pedagógicamente sus experiencias educativas. Por ejemplo, los Boletines de Educación presentan la concepción de educación, de pedagogía y de escuela para el MST, además de una sistematización de sus experiencias educativas. Con respecto a la praxis pedagógica, el MST recupera los fundamentos de la Pedagogía Socialista y de la Educación Popular, sobre todo aquellas elaboradas por Makarenko, Pistrak, Guevara y Paulo Freire.

Una de las grandes colaboraciones del MST y del conjunto de movimientos campesinos de la Vía Campesina – Brasil fue la elaboración del Diccionario de la Educación del Campo (15). El diccionario reúne un conjunto de 113 conceptos provenientes de un Diálogo de Saberes entre los aportes de la teoría crítica y del conjunto de experiencias y saberes socialmente construidos en el ámbito de la resistencia campesina en Brasil. Los conceptos están organizados bajo cuatro ejes que dan cuenta de la dimensión política de elaboración del diccionario: campo, educación, políticas públicas y derechos humanos. Un aspecto fundamental del Diccionario de la Educación del Campo consiste en que los conceptos son una elaboración teórica de los propios movimientos sociales. Expresan una mirada teórico-epistémica y política acerca del fenómeno de la Educación del Campo, de sus principios filosóficos y pedagógicos, además de una serie de conceptos y categorías de análisis directamente relacionadas con la lucha por la tierra, por la reforma agraria y por el derecho a la educación para los pueblos del campo en Brasil.

Es vasta la producción teórica de los militantes del MST que ocupan el latifundio del saber de la universidad, en los cursos de licenciatura y posgrado (16). En esa dirección, avanza la elaboración teórica relacionada a la concepción de Educación del Campo, Pedagogía del Movimiento, Agroecología, Diversidad Sexual, Género y Comunidad LGBT Sin Tierra, Infancia y Juventud Sin Tierra, Reforma Agraria, para citar algunas temáticas debatidas a profundidad.

Por lo dicho, el MST considera que la educación “no es sinónimo de escuela. Ella es mucho más amplia porque se refiere a la complejidad del proceso de formación humana, que tiene en las prácticas sociales el principal ambiente de aprendizajes del ser humano”. (MST 2005: 233). Para el MST, la construcción de un proyecto de Reforma Agraria Popular no se consubstanciaría sin la ruptura con el “latifundio del analfabetismo y de la educación burguesa, haciendo la Reforma Agraria también del saber y de la cultura”. (MST 2005: 31).

Seguir el caminar… preguntando, escuchando, teorizando…

Afirma el Subcomandante Insurgente Marcos (2007: p. 322-3):

“Entender lo que decimos, hacemos y haremos, es imposible se no se siente nuestra palabra. Yo sé que los sentimientos no tienen cabida en la teoría, cuando menos en la que ahora anda a los tropiezos. Que es muy difícil sentir con la cabeza y pensar con el corazón. […] para nosotros, nosotras las zapatistas, el problema teórico es un problema práctico. No se trata de promover el pragmatismo o de volver a los orígenes del empirismo, sino de señalar claramente que las teorías no sólo no deben aislarse de la realidad, sino deben buscar en ellas los mazos que a veces son necesarios cuando se encuentra un callejón sin salida conceptual”.

La crítica realizada en la cita pone de relieve las ausencias de una teoría que, todavía, se aleja de pensar la construcción del conocimiento en estrecho vínculo con una realidad dinámica, en movimiento permanente y que, por tal razón, innova sus marcos reflexivos, el posicionamiento del sujeto histórico-político y su propuesta ante las contradicciones de orden cultural y político-económica. No obstante, el MST y el Zapatismo son ejemplos concretos de la emergencia de una teoría propia de los movimientos sociales (Barbosa: 2013) (17), una teoría corazonada, que siembra semillas-palabras en tanto conceptuación propia, refrendada por un mirar epistémico que revela un proceso de escucha permanente de la palabra del yo-colectivo Zapatista, del yo-orgánico Sin Tierra, sujetos colectivos constructores de conocimiento.

En el proyecto histórico de conocimiento que se anhela desde la Educación Autónoma Zapatista y la Educación del Campo, los sujetos educativos son la comunidad, las y los niños Zapatistas y los Sin Tierrita, la juventud, las y los ancianos. Cada uno de ellos es parte del proceso educativo-político; desde su palabra se amplía el sentido epistémico-político de la teoría corazonada. En términos pedagógicos, se abre camino para la emergencia de saberes que se transforman en conceptos políticos incorporados a la identidad política y a su agenda de lucha.

Quisiera destacar que el proceso de construcción del conocimiento desde/con/para los movimientos sociales toma dos elementos importantes: una resistencia lingüística, es decir, de fortalecimiento de la dimensión epistémica de la lengua materna y su racionalidad intersubjetiva (para el caso del Zapatismo) y de recuperación de la cultura, de los valores y del ethos identitario con la tierra y el territorio. En segundo lugar, una geopedagogía del conocimiento (Barbosa: 2014, 2015a), relación que se establece entre la praxis pedagógica y los elementos de orden sociocultural y del territorio que conforman el conjunto de saberes y la multiplicidad de elementos constitutivos de la praxis política, los cuales incidirán en la construcción del conocimiento en el marco de la resistencia.

Por ende, considero que la Pedagogía de la Milpa (18) pone en movimiento dialéctico las semillas-palabras que brotan del Diálogo de Saberes. Expresa el sentido epistémico del acto educativo, por articular diferentes elementos en la formación educativa y política del sujeto histórico-político, propios de una cosmovisión, de la lengua, de una cultura, de otra racionalidad derivada de otras epistemes en la elaboración teórica. En la Pedagogía de la Milpa, el proceso educativo está traspasado por los saberes ancestrales, por la identidad cultural, pelas consignas políticas, pero también por la poesía hecha canción, la pintura, el arte escénico e iconográfico, entre otras manifestaciones del arte insurgente, rebelde y subversivo, que también son semillero en la construcción y práctica del conocimiento.

Un proceso de re-apropiación cultural que termina por fortalecer la organización colectiva y política y su capacidad de forjar un proyecto histórico de conocimiento hecho semillas-palabras, siempre articulado a un Ser-Estar, un Sentir-Pensar, es decir, un posicionarse de forma corazonada. Y volviendo al inicio de este escrito, el Seminario El Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista, así como el Festival CompArte por la Humanidad y el I Festival de Arte y Cultura de la Reforma Agraria (19)19 constituyen espacios de expresión del Diálogo de Saberes en la expresión del pensamiento y teoría corazonada.

* Socióloga brasileña, doctora en Estudios Latinoamericanos (UNAM). Docente en el Programa de Pós-Graduação em Sociologia, de la Universidade Estadual do Ceará (UECE). Investigadora del Programa Alternativas Pedagógicas y Prospectiva Educativa en América Latina (APPeAL-UNAM). Es autora de numerosos trabajos sobre educación y movimientos sociales, entre otros, el libro «Educación, resistencia y movimientos sociales: la praxis educativo-política de los Sin Tierra y de los Zapatistas» (Ciudad de México: LIBRUNAM, 2015). Correo electrónico: lia.pbarbosa@gmail.com


 Notas:

 1) “Yo’taninel bajtik, re-ch’ulel-izarnos y revivir lo sagrado desde nuestra propia humanidad como matriz del del fin de la Jow-hidra capitalista, participación de Xuno López el día 08 de mayo del 2015 en el Seminario El Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista.

 2) Hago referencia a la expresión “calendarios y geografías” en alusión al análisis del Subcomandante Insurgente Marcos (2007) acerca de los tiempos y calendarios de las resistencias en todo el mundo, los cuales dialécticamente interpelan los calendarios, la geografía y la teoría hegemónica, y demarcan un posicionamiento histórico-político de los subalternizados, los de abajo.

 3) Maya-tzeltal, antropólogo, cofundador del Colectivo Yip Sch’ulel Ko’tantik y de la Red de Comunicadores Comunitarios, Artistas y Antropólogos de Chiapas (RACCACH).

 4) Escuché por primera vez la expresión semilla-palabra en el 2010, en un diálogo colectivo con los Promotores de Agroecología del Caracol Oventik. Igualmente es usada por Xuno López, en su exposición en el Seminario El Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista. Claramente representa a los conceptos y categorías de análisis que emergen desde el pensamiento y la praxis de los movimientos y organizaciones en resistencia.

 5) Metáfora utilizada por las y los Zapatistas, en alusión a los procesos de colonización.

 6) Para citar algunos ejemplos de experiencias educativo-pedagógicas alternativas: los Bachilleratos Populares (Argentina), los Institutos Agroecológicos Latinoamericanos (LVC-CLOC), la Universidad Popular Madres de la Plaza de Mayo, además de las experiencias de Universidades Autónomas Indígenas, en Colombia, México, Ecuador, Bolivia.

 7) En Barbosa (2015a) desarrollo un análisis más profundizado acerca del proyecto educativo-político del MST y del Zapatismo.

 8) El SERAZ-LN comprende la Educación Primaria Rebelde Autónoma Zapatista y la Educación Secundaria Rebelde Autónoma Zapatista. Como parte del proyecto autonómico Zapatista, las escuelas autónomas no reciben ningún presupuesto por parte del Estado, tampoco son reconocidas por la Secretaría de Educación (SEP) de México. Las Promotoras y Promotores de Educación no reciben un sueldo por su labor educativa y la mediación pedagógica es de carácter comunal, es decir, toda la comunidad se hace responsable por el proceso educativo-formativo de la niñez y la juventud Zapatista. En ese sentido, la comunidad, en asamblea, decide el contenido abordado en las escuelas autónomas y garantiza la alimentación de los jóvenes y de las y los Promotores de Educación durante el periodo escolar.

 9) El MST posee sus escuelas de formación política de carácter autónomo, como la Escola Nacional Florestan Fernandes (ENFF), el Instituto de Educação Josué de Castro (IEJC), el Centro de Formação Frei Humberto, además de los IALAS, articulados por la Vía Campesina. Sin embargo, también ha avanzado en el campo de disputa de proyectos educativos, con las Escuelas Itinerantes (MST: 2008) y la Educación del Campo, proyecto educativo-político que reivindica el derecho constitucional a la educación para los pueblos del campo. En esa perspectiva, se reivindica la implementación de una política pública, la Política Nacional de Educación del Campo, que reglamente y financie los proyectos educativos articulados por los movimientos sociales del campo, desde la Educación Básica hasta la Educación Superior. Además de los autores mencionados, hay otros estudios que profundizan dicho debate: (Kolling; Ceriolli; Caldart: 2004); Barbosa (2015a; 2016).

 10) Es muy amplia la producción documental y teórica de ambos Movimientos, mucha de ella disponible en sus páginas web, respectivamente:http://www.mst.org.br/ y http://www.ezln.org.mx/.

11) Para este escrito seleccioné aquellos referentes epistémicos que considero más emblemáticos para los casos del Zapatismo y del MST, a la vez que permiten puentes dialógicos con otras experiencias educativo-pedagógicas alternativas de nuestra región. En otros escritos desarrollo con más detenimiento la dimensión epistémica de sus proyectos educativo-políticos (Barbosa: 2014, 2014a).

12) Sin bien los cargos son decididos en las asambleas, es menester mencionar que es común que algunos jóvenes expresen su deseo para asumir un cargo en razón de haberlo soñado, es decir, que el sueño le reveló la responsabilidad a asumir en su comunidad.

13) Existe una serie de documentos elaborados por el movimiento de resistencia cultural en Guatemala, los cuales plantean principios étnico-filosóficos anclados en el Popol Wuj. Para un mayor análisis, sugiero la tesis doctoral de Almaguer (2015).

14) Los hombres de maíz consiste en el mito fundacional del Popol Wuj. En el libro Arte en Rebeldía está en el “Tema 5 – Historia del Arte”, seguido del nombre maíz en tzeltal – ixim – y de la cita extraída del Libro de los Consejos.

15) Participaron un número expresivo de militantes de movimientos sociales y de investigadores de diferentes universidades brasileñas, en un total de 107 autores.

16) En Barbosa (2015a) presento la trayectoria del MST en la demanda por la democratización del acceso a la educación superior a los pueblos del campo en Brasil.

17) Me parece pertinente mencionar a Gunderson (2013) y su análisis acerca de los orígenes intelectuales del Zapatismo y el proceso de consolidación de una teoría revolucionaria.

18) Hago alusión a la milpa, del náhuatl: milli (parecela sembrada) y pan (en cima), agroecosistema mesoamericano destinado a la siembra del frijol, de la calabaza, del maíz y del chile. En las comunidades indígenas siempre hay una milpa. En el SERAZ la milpa es uno de los espacios educativos de los niños y jóvenes.

19) Éstos dos últimos festivales se llevaron a cabo en julio, el primero organizado por el EZLN, y el segundo por el MST.

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