Page 28 of 36
1 26 27 28 29 30 36

Argentina: Rescatan a Simón Rodríguez, silenciado impulsor de la educación popular

América del Sur/Argentina/18 Septiembre 2016/Fuente: La Capital/Autor:Alfredo Montenegro

Simón Rodríguez, con su proyecto educativo, muy actual, pedía que la escuela sea completamente abierta y que impulse a los chicos a ser creativos», señala Damián Ciappina, docente universitario y de secundario, al participar en uno de los debates realizados en el Congreso sobre la Democracia, en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

   »Seamos originales, tenéis que dispertar», indica Ciappina en el título de su ponencia sobre «La educación como aglutinador social», donde retoma y analiza el pensamiento de dos intelectuales: Manuel Belgrano y Simón Rodríguez (Caracas, Venezuela, 1769-1854).

   »Instruir no es educar. Enseñen y tendrán quien sepa; eduquen, y tendrán quien haga», decía Rodríguez, filósofo, educador, escritor y ensayista venezolano, tutor del libertador Simón Bolivar. Para Ciappina, esas revolucionarias ideas no fueron tomadas por la escuela tradicional.

Sostiene que «la escuela resulta fundamental para formar a los ciudadanos para que puedan participar en política y crear un sentimiento de que tenemos algo en común y decir: somos la Argentina».

Saberes de la élite

Agrega que hubo distintos proyectos: «No es parecido ese concepto de Rodríguez al considerar a todos por igual, al ideario de la llamada en Argentina «Generación del 80», cuando la escuela se establece gratuita y laica para todos, pero también aparece la escuela técnica donde ya no adquieren los mismos saberes que adquiere la élite».

   »Esa escuela priorizaba el homogeneizar. De norte al sur debía imponerse una misma ideología y se armaba un discurso común para que todos lo adopten y se identifiquen como parte de ese proyecto político», explica el docente de la materia pensamiento argentino y latinoamericano, de la Facultad de Ciencia Política.

   »En 1810 o 1820 no había mucho en común entre un salteño, descendiente de pueblos originarios, y un porteño. La Patria se construye con algunos adentro, pero con otros afuera. Terminé la secundario en el 97, en aquellos libros de geografía que usábamos en la escuela se decía que el país estaba conformado por un 90 por ciento de población blanca, había entonces una gran invisibilización porque tenemos componentes de sangre de pueblos originarios y de negros. Esa educación también marca la exclusión y cómo se intentó construir a la Patria», advierte.

   »Ya en la década de los años 20 y 30, — agrega — con el auge del nacionalismo, al preguntar de dónde venían los problemas sociales y los reclamos en el país, se señalaban que provenían de obreros que llegaron del extranjero y que no conforman la Patria. Eran italianos, españoles y alemanes, con ideología anarquista.

   Con el tiempo, también se señala que la inseguridad y la delincuencia vienen con los peruanos y bolivianos. El concepto de Nación se arma para dejar afuera a algunos».

Misión de argentinizar

   Remarca el docente que «ante la llegada de europeos que no querían hablar castellano y quiere seguir siendo italiano, español o alemán, la pedagogía debía ser quien hiciera que los hijos de esos inmigrantes fueran argentinos. Sarmiento se preocupa por esa cuestión, argentinizar y homogeneizar dentro de ese modelo de una nación blanca».

   Pero Ciappina sostiene que «debido a que pensaba que no había en el paísdocentes aptos para educar, trae maestras estadounidenses. Aún hoy estudiamos más geografía e historia de Europa que de Argentina. También conocemos aún la historia por el relato realizado por Bartolomé Mitre».

   Con el paso del tiempo, advierte que también se señala que «la inseguridad y la delincuencia vinieron con los peruanos y bolivianos. El concepto de Nación se arma para dejar afuera a algunos».

   Pluralidad. «La educación no persigue ese homogeneizar, hay mayor pluralidad, se trabaja con una apertura y se aceptan las distintas voces. Se pretende que la escuela sea abierta y un espacio del que se puedan apropiar alumnos y maestros, no es ya un lugar de imposición de ideas. También esa escuela integra una comunidad cuando tiene la impronta de salir al barrio y trabajar», remarca.

Con la comunidad

   »En una de las escuelas donde trabajo, docentes y alumnos discuten problemáticas y ven cómo llevar esos temas al barrio: violencia de género, educación sexual y adicciones, entre otros. Luego ese trabajo lo socializan en el barrio. Pero a veces una escuela no tiene un plantel para hacerlo. El proyecto Escuela Abierta, busca que la institución se abra al barrio, pero dependen de cómo trabajar ese proyecto».

   »El compromiso de los docentes también choca con que algunos trabajan en seis lugares y cuando suena el timbre deben salir para otro establecimiento. Ello dificulta el construir un vínculo con los chicos y la comunidad», advierte el docente, quien también está a cargo de las materias como historia, derecho, derecho económico y filosofía y trabaja en la Escuela Secundaria Nº 570, ubicada en Mendoza y Nicaragua. También ejerce en el Instituto Zona Oeste, de Sucre y Santa Fe, además de coordinar el espacio de la unidad de Pensamiento Argentino y Latinoamericano, en el Programa Universidad Abierta para Adultos Mayores, de la UNR, ubicada en la sede de Corrientes e Ituzaingó.

Fuente de la noticia: http://www.lacapital.com.ar/rescatan-simon-rodriguez-silenciado-impulsor-la-educacion-popular-n1244961.html

Fuente de la imagen:  http://www.correodelorinoco.gob.ve/wp-content/uploads/2013/11/Simon-Rodriguez.jpg

Comparte este contenido:

Notas sobre Educación Popular

Facundo Ferreirós

I.
En el supuesto pleno desarrollo de la “sociedad de conocimiento” que estaríamos atravesando hoy en día, pareciera muy poco atractivo reflexionar acerca de la producción, recuperación y recreación crítica del conocimiento vivo existente en las culturas de las comunidades, en los movimientos populares, en las organizaciones urbanas, en las variadas experiencias de Educación Popular, Centros Culturales, experiencias de Teatro del Oprimido, comunicación comunitaria, Organizaciones de Mujeres, Asambleas en defensa de los recursos naturales, así como también en algunas escuelas[1].

Hoy más que nunca, en esta “era del conocimiento”, pareciera que poco importa la reflexión en torno al acto de enseñar, a la tarea del educador, a la politicidad de la educación. Lo que pareciera importar es producir sofisticados diseños que se materializan en manuales que llamamos “a prueba de docentes”, que contienen el libro de texto, el cuadernillo de actividades y el libro del docente, donde se indica cada paso que el docente debe dar para llegar al objetivo que el libro se propone. Así, un buen docente es aquel que implementa paso a paso la propuesta del libro. Esto se ha “tecnologizado”: ahora estos “paquetes” vienen con software para proyectar la clase en pantalla gigante y para que los niños y niñas completen actividades en sus notebooks. Así, supuestamente incorporamos las “TIC’S” al aula.
Claro está que esto sucede en escuelas privadas de clase media para arriba. Algunos sociólogos de la educación han planteado hace algunas décadas la fuerte segmentación que existe en el sistema educativo, planteando la existencia de “circuitos educativos diferenciales”[2] por las que transitan los niños y niñas según la clase social de origen. Así, los niños y niñas de las clases populares circulaban a mediados del Siglo XX por escuelas que los formaban para ocupar un lugar específico en la “división social del trabajo”, el de obreros y obreras. Este modelo educativo entró en crisis a finales del milenio, cuando las políticas neoliberales produjeron un proceso de exclusión social en el que se desmoronó el mundo del trabajo como eje articulador de la sociedad, arrojando a amplias mayorías de la sociedad a la indigencia. Si bien no es mi intención desarrollar un análisis acerca de los cambios profundos que produjo el neoliberalismo en las matrices económicas de nuestros países, así como las modificaciones en el mundo del trabajo y las consecuentes repercusiones en la función social del sistema educativo, que ya han hecho muchos teóricos, no puedo dejar de mencionarlo para pensar hoy la función social de la escuela en el marco de estas profundas transformaciones.

Hoy, el “circuito educativo diferencial” se traduce en una desigualdad extrema: las escuelas de los barrios populares están en condiciones edilicias paupérrimas, sin acceso a servicios necesarios para el desarrollo de una propuesta educativa medianamente equitativa. Por citar un ejemplo, cuando un docente concurre a concursar para un cargo en una escuela pública en Provincia de Buenos Aires, se encuentra con la división entre escuelas “de primera categoría” y “de segunda categoría”. Es decir, este “circuito diferencial” no se manifiesta únicamente en la división público-privado, sino que incluso se da hacia el interior de la escuela pública, según la zona donde esté ubicada y las características socio-económicas de la población que asista.

Esto nos lleva a pensar ¿Cuál es la función social de la escuela hoy? En el marco de la fuerte segmentación existente en el Sistema Educativo: ¿Cuál es la función social de la escuela de los barrios populares hoy? ¿Qué tiene preparado el capitalismo en su fase actual para nuestros niños y niñas?
Si a principios del Siglo XX la intención era identificar fuertemente a los niños y niñas de los sectores populares como miembros de una nación, mediante un proceso de homogeneización y normalización; si en la segunda mitad del Siglo pasado la función social de la escuela era formar una clase trabajadora “adaptándola” al mercado laboral para disponer de su fuerza de trabajo; hoy, en una fase del Sistema Capitalista Post-industrial en la que se precisa cada vez menos mano de obra, ¿para qué forma la escuela a los niños y niñas de los sectores populares?
Podríamos arrojar algunas líneas de investigación para pensar qué tiene entre manos el Capitalismo actual para el sistema educativo en términos macrosociales. Podríamos también analizarlo desde un marco más “micro” y estudiar la formación de la subjetividad en el marco de esta etapa de crisis de la producción del Sistema Capitalista: las transformaciones vinculadas a la pérdida de identidad de clase en el marco de un modelo de competencia, los discursos acerca del espíritu empresarial, la capacidad de los sujetos de constituirse en “empleables”, la transformación de la subjetividad del proletario en la de un “pequeño capitalista”, la promoción de sujetos “competentes”, el doble proceso de individuación y fragmentación del sujeto colectivo, etc.
Está claro que a esta altura que existen proyectos educativos que promueven la producción y reproducción del Sistema Capitalista. Estos proyectos constituyen la hegemonía de los discursos y prácticas educativas en el campo educativo. Está claro también que una práctica educativa que vaya a contracorriente del modelo hegemónico no va a transformar la sociedad. Es muy probable que no podamos torcer el rumbo de la economía neoliberal desde una “otra” propuesta educativa. Paulo Freire ya nos ha alertado acerca del peligro de una postura ingenua que considere que la educación es la palanca de la transformación social. El dirá que la educación es un espacio de poder que debemos conquistar, y que puede producir algunas transformaciones, aunque no todas. Como educadores y educadoras populares, nuestra tarea será entonces “desterrritorializar la escuela (y la educación toda, diría yo) de la función social actual para reterritorializarla en el campo de lo popular”[3], como dice Marina Ampudia.

Tal como se dijo más arriba, esta tarea de reterritorializar la educación en el campo de lo popular significa, a nuestro entender, producir, recuperar y recrear críticamente el conocimiento vivo existente en las culturas de las comunidades, en los movimientos populares, en las organizaciones populares urbanas, en variadas experiencias de Educación Popular, entre muchos otros espacios. Freire sostiene que “la escuela debe ser un centro irradiador de la cultura popular, a disposición de la comunidad (…) un centro de ideas, soluciones, reflexiones, donde la organización popular va sistematizando su propia experiencia”.[4]
Ahora bien, lo que nos gustaría hacer en este apartado es dar vuelta la pregunta acerca de la función social de la escuela. Nos gustaría que podamos pensar: ¿Qué tenemos pensado nosotros para nuestros niños y niñas? ¿Cuál queremos nosotros que sea la función social de la escuela? ¿Qué lugar queremos ocupar?
Con estas preguntas no pretendemos “hacer la vista gorda” al sistema de dominación capitalista, a sus estrategias de explotación y a sus intenciones políticas detrás de la formación de sujetos en instituciones educativas. Pero la invitación es a recuperar al sujeto en tiempos de “tecnocracia educativa”, y con él, recuperar la reflexión en torno a nuestra práctica como educadores y educadoras, a las transformaciones que deseamos producir tanto en las instituciones educativas como en las subjetividades de los niños, niñas y jóvenes con quienes trabajamos diariamente. Estela Quintar nos provoca con la siguiente pregunta: “¿Dónde estamos situados nosotros, los sujetos históricos que deberíamos construir los sentidos de un proceso de transformación?”[5] Y también: “¿Qué hacemos los educadores? ¿Para qué existimos los educadores en nuestros países? ¿Por qué estamos educando los educadores? ¿Qué significa estar en una práctica de formación de sujetos en América Latina? ¿Qué hacemos cada uno en estas prácticas de formación? ¿Qué estamos haciendo actualmente los educadores en términos de la formación de sujetos?”[6]

II.
Durante años hemos tenido que leer artículos académicos de diversos teóricos que han trabajado cuestiones vinculadas al Currículum y a la Didáctica desde perspectivas tanto explicativas como prescriptivas. Así, seguramente hemos recorrido páginas de libros que proponían complejas estructuras conceptuales que daban lugar a –supuestamente- exitosas propuestas didácticas; hemos leído acerca de las llamadas “teorías del currículum”; de una supuesta “historia” de la didáctica con un arraigo a las teorías psicológicas que rozaban el aplicacionismo; nos hemos formado en las corrientes didácticas “por objetivos” y “por proceso”; hemos observado situaciones de enseñanza desde enfoques tales como el institucional, el ecológico, las teorías de grupo, y las teorías de la complejidad; hemos analizado documentos de organismos internacionales sobre la temática, documentos curriculares nacionales y provinciales, planes de estudio, proyectos educativos institucionales, planificaciones de docentes, bitácoras de clase, etc. Siempre el eje de la reflexión didáctica ha estado puesto en la reproducción o, en el mejor de los casos, a una crítica a las teorías didácticas provenientes de Europa y Estados Unidos. Pero no hemos conocido en nuestras formaciones académicas propuestas didácticas desarrolladas en América Latina.
Fue en el marco de la Educación Popular, que nos encontramos con la propuesta de Diana Edith Otálvaro Ramírez y Diego Muñoz Gaviria[7], quienes sostienen que existe una “Didáctica Crítica Latinoamericana” que se ha desarrollado como una propuesta propia nacida en nuestro territorio, por fuera de la mera reproducción o incluso de la resistencia a las didácticas eurocentradas. Así, situamos con autores referentes de la educación popular como lo son Alfonso Torres Carrillo y Marco Raúl Mejía[8], a Paulo Freire como iniciador de esta corriente didáctica. En la actualidad, los autores proponen en la misma línea a los postulados de la “Didáctica no Parametral” propuestos por la Dra. Estela Quintar.
En tiempos de pedagogías de sujetos ausentes, donde importa más el contenido que el sujeto, el aprendizaje que los aprendientes, la enseñanza antes que los enseñantes, nos atrevemos desde esta porción del mundo a generar una didáctica que se propone partir de la realidad recuperando la centralidad de un sujeto colectivo, siempre situado, como productor de conocimientos, que se transforma y transforma la realidad en ese proceso de creación, recuperación y recreación crítica de un conocimiento vivo.
Es desde la Didáctica Crítica Latinoamericana que nos situamos al compartir estas reflexiones sobre la educación y las propuestas que siguen. Consideramos que los márgenes que tenemos los educadores y educadoras para llevar adelante las transformaciones que anhelamos son amplios, incluso en aquellas instituciones tan cristalizadas como la escuela. Si bien nuestra práctica se lleva a cabo dentro del Sistema Capitalista, existen grietas por donde transitar otras experiencias, si es que queremos ser otra cosa y hacer otras cosas que las que nos impone la pedagogía hegemónica. Está en nosotros ser meros funcionarios de un sistema de dominación o, asumiéndonos como parte de este sistema de dominación, considerarnos, en tanto educadores y educadoras, trabajadores de la cultura en el marco de las transformaciones sociales que anhelamos.
¿Por dónde empezar? Dirá Quintar “Yo invitaría a ‘re-ver’ nuestras prácticas, nuestra cotidianidad, nuestro mundo de vida como referente empírico pero también epistémico. Esto en el intento de promover un proyecto de construcción de conocimiento. De este modo estaríamos intentando nombrar lo que no nombramos y dejando atrás las palabras discursivas del poder dominante, que nombra más allá de los sujetos históricos sociales nombrados”.
III.
Nos gustaría introducir en este momento de la reflexión una categoría que consideramos fundamental. Podríamos definirlo desde tres autores trascendentales para los educadores y educadoras populares latinoamericanos. Se trata de aquello que Mariátegui denominó “Prefiguración”, el autor boliviano contemporáneo Luis Tapia llama “Factualización de Alternativas”, y que podríamos encontrar en Freire con su concepto “Inédito Viable”.
Luis Tapia dirá: “Uno de los rasgos del desarrollo de un movimiento social es que su accionar tiende a incluir ya no sólo la protesta o la demanda, sino también la factualización de las formas alternativas de apropiación, gestión, organización y dirección de recursos y procesos sociales y políticos. La factualización de alternativas es un arma de lucha dirigida a convencer al estado y a la sociedad civil de la posibilidad de hacer, organizar, dirigir y vivir las cosas de otro modo; la capacidad ya desarrollada por el movimiento para pasar de la crítica a la reorganización de las cosas.” 
Según Mariátegui, dirá Miguel Mazzeo: “el socialismo no emerge como doctrina forastera y experiencia yuxtapuesta, su universalidad tiene un sitial en el corazón de Nuestra América, tiene raigambre, vive en la historia de sus explotados y sus luchadores, late en sus conflictos sociales (en la misma lucha de clases), sucede en los movimientos, comunidades y organizaciones de base que prometen y prefiguran la nueva sociedad.”
Y Freire dirá: “el ‘inédito viable’ (…) se concreta en la acción que se lleva a efecto, y cuya viabilidad no era percibida. Existe, así, una relación entre el ‘inédito viable’ y la conciencia real, entre la acción que se lleva a cabo y la ‘conciencia máxima posible’”. 
Con estas categorías “primas hermanas” nos referimos a la posibilidad que tenemos quienes luchamos diariamente por transformar nuestras sociedades en general, y de la educación en particular, de ir poniendo en práctica algunas de esas transformaciones que anhelamos. Asumiendo que vivimos en un sistema de explotación y alienación, nos animamos a vivir otros modos de ser, de relacionarnos entre nosotros y nosotras, y de vincularnos con la naturaleza.
Los educadores y educadoras podemos ir practicando otras maneras de aprender y enseñar, recreando espacios y tiempos, dando lugar a las emociones, los cuerpos y los pensamientos críticos, recuperando la curiosidad, habilitando deseos y pasiones, generando autonomía y auto-organización en nuestros lugares de trabajo. Esto es lo que Hernan Ouviña define como “Pedagogía Prefigurativa” y que, considera el autor argentino, ya estaba presente en Gramsci[9].
Pero no sólo podemos “factualizar alternativas” en lo que refiere a la práctica educativa: como militantes de la vida que somos los educadores y educadoras populares, podemos habilitar(nos) otra forma de producir y de consumir, de alimentarnos y de vivir nuestro cuerpo, otras maneras de experimentar el arte y de expresarnos, de producir y recrear cultura, de acceder y generar información, una “otra” manera de comunicarnos y de gestionar medios de comunicación, otros modos de construir vínculos amorosos, otras maneras de criar a nuestros hijos e hijas, etc. Y esto lo podemos hacer porque ya existen en América Latina movimientos y organizaciones que llevan adelante procesos de economía popular y solidaria, de comunicación comunitaria, de desarrollo de la cultura popular, de la música, el teatro, la plástica, la danza, el cine, la artesanía, el juego, todo esto en el marco de la lucha por una sociedad más humana. Movimientos campesinos y urbanos, fábricas recuperadas, cooperativas autogestivas, redes de comercio justo, radios comunitarias, medios gráficos, productoras audiovisuales, centros culturales, teatros y circos populares, encuentros como el ENTAPI, el Cabildo de Juegos, el Campamento Latinoamericano de Jóvenes, la Escuela de la Memoria Histórica, el Encuentro Nacional de Educación para el Cambio Social, el Seminario Internacional Paulo Freire, así como otros tantos espacios promovidos constantemente por estas organizaciones para la formación y el intercambio de experiencias, nos abren a una multiplicidad de “frentes” que se constituyen en retos para desarmar la subjetividad capitalista, patriarcal y colonizada que nos ha venido forjando y construir -en el medio de las contradicciones que esto genera- las alternativas que soñamos.
Así, como educadores y educadoras populares, no sólo denunciamos el mundo injusto en el que vivimos, no sólo anunciamos un mundo más humano en el que podríamos vivir, sino que nos atrevemos a poner en práctica aquello que soñamos en cada una de las dimensiones de nuestra humanidad, asumiendo las tensiones que produce intentar modos de vivir contrahegemónicos.
Esto nos permite colocarnos ante nosotros mismos, los otros, y el mundo desde una otra perspectiva, fundando así un otro mundo de vida, una nueva episteme, una nueva manera de conocer y, por lo tanto, una nueva política, una nueva ética, una nueva estética.
Para terminar me gustaría compartir las palabras del educador popular argentino “Tato” Iglesias:

“Es necesario volver a retomar sin miedos ni prejuicios el tema de la revolución.
Una revolución que necesariamente tiene que partir de esta realidad. Aceptando que vivimos en el sistema capitalista, debemos pensar, actuar y animarnos a vivir desde otros paradigmas.
No sólo diciendo sino haciendo, buscando coherencia entre la palabra y el gesto. Poniendo la paciencia impaciente en esta construcción.
Y tenemos que ir todos sin discriminaciones, los intelectuales y los artistas, los cojos, los mudos y los ciegos, los que pueden y los que no pueden.
Es darnos ánimo, encendernos los fueguitos, recuperar los ideales, tener siempre encendidas las luces del circo de la vida.
Aunque los payasos estén tristes, la soga de los trapecistas derruidas y la carpa remendada, el circo de una nueva vida debe continuar.
Está en nosotros…”
[1] Nos referimos a aquellas escuelas que conciben lo pedagógico en tanto “pedagógico-cultural”, como propone Carla Wainsztok: “en nuestro país ‘la pedagogía hegemónica’ dejó en la puerta de la escuela, los saberes populares, las prácticas y las experiencias populares, por lo tanto la pedagogía fue definida como sinónimo de lo escolar. Lo pedagógico-cultural incluye a las pedagogías pero lo trasciende. Nuestras pedagogías vienen a intentar reunir el cuerpo con la razón, el pensar y el sentir. Lo que había quedado y aún queda por fuera de las escuelas: las prácticas, las experiencias y los saberes de las clases populares.” EN Wainsztok, C. “De nombres y pedagogías”, disponible en: http://congresoute2014.blogspot.com.ar/2014/09/denombres-y-pedagogias-por-carla.html
[2] Braslavsky, C
[3] Elizalde, R., Ampudia, M. (comps.), Movimientos sociales y educación. Ed. Buenos Libros, Buenos Aires, 2008.
[4] FREIRE, Educación en la Ciudad.
[5] Quintar, E. Didáctica no parametral: sendero hacia la descolonización. IPECAL-Universidad de Manizales. México, 2008. Pág. 22.
[6] Quintar, E. Ibidem. 2008. Pág. 9.
[7 ] OTÁLVARO RAMÍREZ, D. MUÑOZ GAVIRIA, D. (2013) “Reflexiones en torno a la didáctica latinoamericana: aportes pedagógicos críticos de Paulo Freire y Estela Quintar”. Medellín, Revista Itinerario Educativo N| 62. ISSN 0121-2753. Pág. 47.
[8] OTÁLVARO RAMÍREZ, D. MUÑOZ GAVIRIA, D. (2013) Ibidem. Pág. 48.
[9] “Para Gramsci, desde sus primeros años de incursión en la militancia socialista y la labor periodística, la pedagogía siempre debía entenderse desde una óptica política, y a la inversa, toda práctica política que pretendiese aspirar a transformar la realidad de raíz ameritaba ser concebida sí o sí en términos pedagógicos, vale decir, profundamente educativo.
”Solo así cabía pensar en una verdadera liberación integral del género humano. Pero a diferencia de las tradiciones más ortodoxas del marxismo, esta praxis emancipatoria no debía ser realizada a posteriori de la toma del poder, sino que comenzaba a ser ensayada en diversos espacios de autoeducación proletaria y popular gestados por las propias masas durante su lucha. A esta propuesta innovadora que conjuga medios y fines la llamaremos pedagogía prefigurativa.” EN: http://www.gramscimania.info.ve/2014/06/la-pedagogia-prefigurativa-en-el-joven.html
Fuente del articulo: http://descolonizarlapedagogia.blogspot.com/2016/01/notas-sobre-educacion-popular.html
Fuente de la imagen: http://2.bp.blogspot.com/-48bzsL6-AtM/VpWeBLw8diI/AAAAAAAAIfw/GuX9SAFGnIc/s1600/mst.jpg
Comparte este contenido:

Entrevista con Oscar Jara Holliday, sociólogo y educador popular. La educación popular, camino de liberación

Centro América/Costa Rica/10 Septiembre 2016/Autora: Claudia Korol/Fuente: Leer y Difundir

Oscar Jara Holliday nació en Perú, pero vivió los últimos treinta años en Costa Rica y Centroamérica. El sociólogo y educador popular es uno de los mosqueteros de la experiencia de la Red Alforja (junto a Carlos Núñez, del Imdec de Guadalajara, y Raúl Leis, del Ceaspa de Panamá, entre otros compañeros y compañeras). Trabaja en el Centro de Estudios y Publicaciones de Alforja en CEP en Costa Rica, y ha sido reelegido para la presidencia del Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe (Ceaal).

¿Cómo empezaste a vincularte a la educación popular?

“Empecé en los años 70, trabajando con grupos juveniles en barrios populares de Lima. Vivía en uno de esos barrios, y empezamos a hacer un periodiquito, a tener reuniones, a hacer sesiones de cine. Traíamos de la embajada cubana películas que proyectábamos en la calle. Fueron las primeras experiencias buscando que la gente se organizara. Se iniciaba el gobierno de Juan Velasco Alvarado. Había muchos cambios en el país, y me inserté en esa dinámica.

Estudiando en la Facultad de Filosofía, dijeron que había un curso para enseñar un método de alfabetización de un brasileño que estaba en Chile y que se llamaba Paulo Freire. Al terminar el curso había que hacer una práctica. Empecé en el barrio, con cinco señoras. Fue mi primer grupo de alfabetización. Ahí me empecé a dar cuenta de la importancia del diálogo, del encuentro con las compañeras, partir de las situaciones y palabras concretas, y lo que era el proceso pedagógico. Luego fui a trabajar a Huancayo, y apareció la necesidad de alfabetización en algunas comunidades. Como yo tenía supuestamente experiencia, me llevaron allá. Cuando estaba en esas, surgió un gran proyecto en el norte del Perú, el Cipca, para la promoción de la participación campesina en la Reforma Agraria. Las grandes haciendas estaban siendo cooperativizadas, y la idea era que los obreros agrícolas pasaran a ser los propietarios y gestores de las nuevas haciendas. En ese trabajo había formación técnica, administrativa, y de alfabetización. Realmente ahí aprendí lo que era la alfabetización porque trabajé con compañeros y compañeras que ya tenían un manejo más detallado del método y de la propuesta.

Pasamos tres meses recorriendo las comunidades de la zona del Bajo Piura, en Catacaos, viviendo en donde nos dieran lugar. La idea era recoger el universo vocabular de las personas y registrarlo. Había cientos de palabras que yo nunca había escuchado, sobre cientos de cosas que no conocía. Empezamos a ver cómo era la vida en el campo, cómo la nombraban, y a partir de ese universo vocabular fuimos creando las palabras para la alfabetización”.

APRENDER ENSEÑANDO

“Ese proceso fue fundamental. Me permitió entender que parecía que uno iba a enseñar, pero que en realidad lo que uno hacía era ir a aprender de la gente y su cultura. Ellos nos estaban alfabetizando a nosotros sobre su manera de ver el mundo. En las noches nos poníamos a cantar, a escuchar leyendas. Había grupos de teatro. Se diseñó un programa de matemáticas concientizadoras, porque la gente tenía interés en aprender las cuentas para que no los engañaran a la hora de pesar los productos y el algodón.

Había una zona del Alto Piura donde no se estaba aplicando todavía la Reforma Agraria y los hacendados empezaron a sacar las máquinas. Hubo un gran movimiento de tomas de tierras campesinas. Nos fuimos involucrando. Fue mi entrada en la práctica política y de lucha social. Empecé a vincular esta idea de movilización, defensa de los derechos, recuperación de la identidad, como elementos de la educación popular. Entendí que organización popular y educación popular no pueden ir desvinculadas. El desarrollo de la conciencia tiene que provenir de la propia práctica organizativa.

El tema del algodón te conectaba inmediatamente con el mercado internacional. De un hilito de algodón uno podía dar la vuelta al mundo, viendo las condiciones de trabajo, las inversiones financieras. Descubrimos que los temas, aunque parecieran muy pequeñitos y locales, estaban conectados con una realidad global. Ahí fue donde el pensamiento de Paulo Freire se fue haciendo cada vez más parte de la manera como yo empezaba a ver las cosas. Siento que Pedagogía del oprimido , así como La educación como práctica de la libertad , me dieron luces para entender lo que estaba viviendo. No fue que estudié la teoría de la educación popular, y después vi cómo se hacía. Fue como un hilo donde se vinculó esa práctica, con estas comprensiones teóricas. Por un lado Paulo Freire, por otro la Teología de la Liberación. Yo tuve el privilegio de estar en el grupo de la UNEC (Unión Nacional de Estudiantes Católicos) que se reunía a discutir elementos de la Teología de la Liberación. Gustavo Gutiérrez venía con los borradores de lo que después iba a ser el libro Teología de la Liberación , para leer y discutir con nosotros. Esa entrada a Paulo Freire, a Gustavo Gutiérrez, coincidió con el curso de filosofía que hicimos sobre La Ideología Alemana , y los Manuscritos Económico Filosóficos de Marx. Fue una tríada que me revolvió la cabeza, el corazón, y creo que es el origen de esta pasión que es impulsar aprendizajes”.

LA EXPERIENCIA DE ALFORJA

La experiencia de educación popular en América Latina se formó con los aportes de Alforja. Cómo analiza esa experiencia.

“Un elemento muy importante fue cómo el contexto nicaragüense nos convocó en esos años. La Revolución Sandinista fue como una llama, una luz que se encendió en muchas partes, y generó una actitud de solidaridad que hizo que llegáramos gente de varios países a trabajar allá. Raúl Leis coordinaba el Comité de Solidaridad con Nicaragua en Panamá, Carlos Nuñez en Guadalajara; con el obispo Samuel Ruiz en Chiapas y con el obispo Sergio Méndez Arceo de Cuernavaca, estaban en un comité de solidaridad con Nicaragua en México. Yo estaba con Esteban Pavletich y Lucía Silva, en el comité peruano. De ese trabajo nace la idea de ir a Nicaragua y ahí nos encontramos con compañeros del Cencoph de Honduras, que trabajaban en comunicación popular, de Idesac de Guatemala, que tenían un trabajo con organizaciones campesinas, y de Funprocoop de El Salvador, que tenían un largo trabajo con comunidades. Nicaragua fue una especie de crisol, donde se fundió lo que cada quien traía.

Después del 79, cualquier iniciativa nos colocaba en dimensiones insospechadas. Llegamos una vez a charlar con Fernando Cardenal, que dirigía la Cruzada Nacional de Alfabetización de Nicaragua, y nos dijo: ‘Quiero que me apoyen en el programa de post-alfabetización. Van a haber 700 mil personas alfabetizadas, y no tenemos diseñado qué pasará después’. Le dijimos: ‘Nosotros tampoco sabemos qué se puede hacer, pero nos ponemos a trabajar con usted’. Luego vino Freddy Morales, que estaba en el Instituto de Reforma Agraria y nos dijo: ‘Necesitamos hacer un proceso de capacitación para los 150 mil obreros agrícolas de las empresas de Somoza, que han sido estatizadas, y necesitamos generar formación técnica, política, organizativa’. Le dijimos igual: ‘No sabemos cómo, pero vamos’. Fueron proyectos muy concretos que nos juntaron. Se fueron fundiendo los saberes que traía cada quien al calor del proceso. En menos de un año hicimos 19 talleres conjuntos con distintos sectores. Cada uno nos abría un mundo nuevo, nos daba dimensiones que en ninguno de nuestros países podíamos haber abordado, y generaba mucho entusiasmo, mucha emoción. No había límites para el tiempo, la dedicación, etc.

Regresábamos después a nuestros países, y eso que habíamos aprendido queríamos hacerlo. Teníamos que redefinir y recrear lo que habíamos aprendido. En el año 82 se nos ocurrió hacer un encuentro de sistematización y creatividad. Identificamos 19 talleres que habíamos hecho, y analizamos: ¿Cuáles fueron los contenidos? ¿Cuáles las metodologías? ¿Cuáles han sido las técnicas? ¿Cuáles son las diferencias entre técnicas y metodologías? ¿Cuál es la diferencia entre apropiación y aprendizaje? Ahí nace esta idea de la sistematización de experiencias, como fuente de construcción de nuestros propios aprendizajes”.

PARTIR DE LA REALIDAD

“Analizamos que el punto de partida siempre tenía que ser la realidad, lo que la gente piensa y sabe. Empezamos a hablar de ‘partir de la práctica’. A partir de ahí teníamos que desarrollar el proceso de teorización. Ir generando conceptos desde la práctica. Y no valía quedarse en la teoría, sino que eso lo teníamos que volver a poner en la práctica. Así se generó esta propuesta de ‘partir de la práctica, teorizar, y volver a la práctica para transformarla’.

Luego eso se redujo a la idea de que la metodología de la educación popular era una cosa de tres pasos. La otra reducción, fue a partir del hecho de que lo más visible eran las técnicas. Nosotros desarrollando esas técnicas participativas, sacamos un libro: Técnicas participativas para la educación popular , que tuvo la responsabilidad de hacer creer que el centro de la educación popular era hacer técnicas. Fue un periodo en el cual hubo mucha difusión, pero también mucha simplificación, lo que quitó el sentido pedagógico-político central al proceso de educación popular. Ése fue el aporte contradictorio de ese periodo. Después nació el Ceaal, y muchos de los centros de educación popular nos afiliamos. Empezamos a descubrir procesos más globales de educación popular. Se llamaban de ‘educación de adultos’, porque en el contexto de las dictaduras que existían sobre todo en el Cono Sur, no era lo mismo decir ‘yo trabajo en un programa de educación popular’, que ‘yo trabajo en un programa de educación de adultos’.

Hemos ido descubriendo, que los procesos de educación popular son participativos, críticos, creadores, y tienen que responder a las dinámicas organizativas, políticas, culturales, de cada contexto. Segundo, que las técnicas son una herramienta, pero que si no se ubican dentro de una dimensión de largo plazo, de incidencia política, pueden ser muy entretenidas, pero no logran el objetivo político. Tercero, que los procesos de intercambio entre las personas son muy importantes, pero no sólo las grandes ideas, los proyectos, sino también las afinidades, los encuentros. La educación popular feminista nos permitió desarrollar la dimensión de la subjetividad -la intersubjetividad- expresar más nuestras emociones, valorar los encuentros personales como algo muy importante que vincula lo público con lo privado. Por otro lado, el acercamiento a gente que estaba haciendo otras formas de producción de conocimientos, nos ha ido abriendo a nuevas maneras de repensar cómo investigar.

En ese proceso surge la sistematización de experiencias como un componente muy importante de los procesos de educación popular. Es decir que las prácticas de lo que estamos haciendo es una fuente esencial para construir aprendizajes, de manera sistemática, organizada, que nos permita apropiarnos de lo que hacemos, y dialogar desde las prácticas no de forma descriptiva, sino intercambiando aprendizajes.

Últimamente hay una voluntad de vincularnos con los movimientos sociales por la defensa de los territorios, contra las represas, la defensa ambiental, las luchas populares contra las empresas transnacionales. Nos estamos redefiniendo. Tenemos acuerdo en la definición de que los procesos de educación popular tienen que ser impulsados desde los movimientos, no desde las ONGs, y que tenemos que ser parte de esos procesos”

Fuente: http://www.leerydifundir.com/2016/08/la-educacion-popular-camino-liberacion/

Comparte este contenido:

Educación popular por los derechos de las mujeres y la igualdad

Por: Laura González Velasco.

Libros de lectura con dibujos de mamás cocinando y papás mirando el diario, rincones con cunas y bebotes para chicas o de bloques y autitos para varones, rosa o celeste, juegos tranquilos o fútbol en el patio, arte o ciencia, aplicación o genialidad, sensibilidad o razón. Estereotipos socio-culturales de géneros en los que nos formamos en nuestras familias, escuela, sociedad capitalista y patriarcal de la que las mujeres somos parte llevando la desventaja.

La lucha feminista tuvo enorme impacto en el último siglo en la conquista de derechos igualitarios, particularmente desde los años 60 junto con reivindicaciones de otros “sectores subalternos” discriminados por su origen étnico, socio-económico, cultural, religioso o de diversidad sexual. Las transformaciones económicas, sociales y culturales sostienen una relación dialéctica con la institución escuela. Muchas cosas se han modificado en estos años, no tantas como parece.

El curriculum oculto escolar sigue funcionando en la transmisión de prejuicios y mitos sexistas que refuerzan eficazmente medios de comunicación masiva o redes sociales. Se naturaliza un rol asignado históricamente a la mujer, pasivo, doméstico, subordinado al deseo y poder masculino. Esto funciona con princesas que esperan a su salvador en cuentos tradicionales como en telenovelas. En modelos publicitarias como en la imagen que posan las adolescentes en facebook. ¿Qué representaciones construímos las mujeres de nosotras? ¿Qué parámetros de belleza y conductas reproducimos para ser aceptadas? ¿Cómo fortalecemos nuestra autoestima y autonomía para garantizar el cuidado de nuestro cuerpo y deseo para poder decir “no”? ¿Cómo desnaturalizamos los valores hegemónicos para cuestionarlos con identidades y relaciones más libres e igualitarias?

La educación es clave como reproductora o contra-hegemónica respecto del statu quo, puede tener una concepción “bancaria” depositando saberes y mandatos para que nos adaptemos a un orden social donde riqueza, palabra y poder tienen dueños o puede ser crítica promoviendo transformar el mundo con un sentido de justicia en la opción por los intereses de oprimidos y oprimidas. La educación que deseamos construir para edificar otra cosmovisión, para que nos pensemos como protagonistas de la historia, es una educación pública y popular no sexista.

Abordar la prevención de las distintas problemáticas que padecemos las mujeres fortaleciendo nuestra subjetividad, autonomía económica y soberanía sobre nuestros cuerpos, educarnos para la igualdad de derechos entre los sexos en los distintos niveles del sistema educativo, incluir la perspectiva de educación sexual integral en el proyecto institucional, incorporar la educación no sexista como proyecto central en la formación docente y profesional son acciones claves para visibilizar, cuestionar y modificar las relaciones de desigualdad de género en las que vivimos.

Garantizar los derechos de las mujeres como se expresó el 3 de junio con el grito #NiUnaMenos es una cuestión de derechos humanos que debe ser política pública específica y transversal, con planificación, prioridad y presupuesto. En la construcción de ciudadanía abordar una perspectiva no sexista es estratégico para modificar relaciones de poder. El Estado debe implementar las Leyes de Educación Sexual Integral 26.150 Nacional y 2110 de la Ciudad convocando a actores sociales como las organizaciones de mujeres que aporten al desafío que tiene hoy la escuela pública para socializar conocimiento para el ejercicio de derechos sexuales y reproductivos, pero también para re-codificar sentidos y representaciones sobre nuestra identidad como hombres y mujeres.

La educación popular es herramienta de transformación al interior de los movimientos de mujeres en construcción de conciencia, fortalecimiento de organización colectiva, reflexión y lucha callejera, praxis que revoluciona al feminismo histórico desde las mujeres protagonistas de los movimientos sociales populares y desde las jóvenes generaciones con su propia impronta creativa y rupturista. A la vez este nuevo feminismo popular en construcción es indispensable a la concepción y experiencia de una educación pública popular, de una escuela nueva que incorpore todos los desafíos de su tiempo histórico.

Y como la historia no empieza nunca con nosotras, sino que nos empuja a escribirla desde la fuerza de montones de mujeres, ahí están Marta Samatan o Luz Vieira Mendez, ahí está Olga Cossetini, maestra, pedagoga, innovadora, creadora de la Escuela Serena o Activa en la que se amaba y respetaba a niñas y niños, se rompían las fronteras entre escuela y comunidad, se trabajaba por la pluralidad y la no discriminación, contra todo conservadurismo y por una educación en valores humanistas, construyendo libertad. Educadora comprometida, o en sus propias palabras “una maestra identificada con los problemas vitales de un pueblo, que si no se resuelven, el enseñar a leer carece casi de sentido”.

Laura González Velasco es Educadora, Profesora para la Enseñanza Primaria y Licenciada en Letras. Fue Coordinadora Nacional del Area de Educación Popular del Movimiento Barrios de Pie, Directora Provincial de Educación y Trabajo, y de Educación de Adultos en la Provincia de Buenos Aires. Representa a Mumalá en el Parlamento de Mujeres de la Legislatura Porteña. Consejera Titular del Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires. Candidata a Diputada Nacional

Ilustración: Miriam Gartor 

Fuente: https://lapiedraenelzapato.com/2015/10/09/no-nos-gusta/

Comparte este contenido:

Venezuela: El Inces tiene como meta para el 2016 formar 500 mil personas

América del Sur/Venezuela/26 de Agosto de 2016/Autora: Ana Maneiro/Fuente: Correo del Orinoco

El presidente del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces), Ángel Wuikelman, expresó este miércoles que la institución educativa que dirige tiene como meta para el 2016 formar 500 mil venezolanos y venezolanas.

“Nosotros nos hemos puesto como meta este año una cifra récord, que son 500 mil. Nunca antes el Inces había formado esa cantidad, y en medio de estas circunstancias, al día de hoy, tenemos 270 mil participantes que acuden a nuestro espacios en todo el territorio nacional”, dijo Paredes.

Explicó que además el Inces tiene programas que se desarrollan en los propios centros de trabajo.

“Trabajamos con el ministerio del Poder Popular para las Comunas y los Movimientos Sociales, donde están las iniciativas productivas, en las instalaciones militares y en los centros penitenciarios, atendiendo a nuestros privados de libertad”, informó, al finalizar la actividad que se realizó, en la sede principal de esta institución, para brindarles un reconocimiento a los trabajadores y trabajadoras del Inces.

Resaltó que este organismo “siempre está muy cerca de las clases populares, que se han formado en esta importante institución, que se originó del pensamiento del maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa”.

En especial, consideró que la institución tiene una profunda pertinencia en estos días, “en momentos en que el pueblo venezolano está consagrado a superar el rentismo y trabajando para desarrollar el modelo económico-productivo”.

El rol de este organismo, según el funcionario, es formar a las nuevas generaciones, en particular, para la activación de las cadenas productivas guiados por los 15 motores y la Agenda Económica Bolivariano.

“Esta institución representa un referente importante en el imaginario de nuestro pueblo, en su conciencia….ese pueblo encuentra, ahora, en estos espacios, los contenidos que requiere para desarrollar los 15 motores productivos y las cadenas productivas, porque el Inces también esta presente en las empresas recuperadas y en las industrias básicas e intermedias”, agregó Wuikelman Paredes.

Para el presidente de esta organización, con casi 60 años de labores formando a la población del país, la institución “está haciendo un gran esfuerzo en la activación y potenciación de cadenas productivas en función de garantizar la producción de bienes y servicios en suelo patrio, sustitución de importaciones y además, promover exportaciones”.

“El Inces cumple, sin lugar a dudas, un rol de primera línea en la lucha contra la guerra económica y fundamentalmente en la construcción de una conciencia que nos lleve a una cultura productiva, a una nueva visión del trabajo”, aseguró para finalizar.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/impacto/inces-tiene-como-meta-para-2016-formar-500-mil-personas/

Comparte este contenido:

Entrevista: «Una experiencia de Educación Popular en la universidad»

Entrevista/23 de agosto de 2016/Fuente: debatebuenaeducacion

Los comentarios son de Alfredo Manuel Ghiso Cotos, educador popular, docente, investigador universitario y miembro del Laboratorio Universitario de Estudios Sociales

Foto: libresdelsurlaplata.blogspot.pe

Desde hace tres décadas he venido planteando la formación en investigación social de estudiantes de pre y postgrado desde la opción ética, política y pedagógica de la educación popular. La voz de los y las estudiantes, participantes en la experiencia formativa, permitirá describirla y descubrir los componentes fundantes.

Una charla en Facebook, mayo del 2015:

22 de mayo a las 20:38· –Sí niña, sí… la palabra no se regala… la palabra se conquista… Investigación social I… ¿te acordás?
22 de mayo a las 20:42· –Me acuerdo perfectamente… Fue mi propia conquista… Y gracias a esos encuentros hoy puedo expresarme y saber que mi palabra tiene un gran valor… Igual que la de cada persona a mi alrededor… Ahí el valor de la escucha…
22 de mayo a las 20:46· Me alegra y emociona saber eso…
22 de mayo a las 20:48· Gracias profe… A veces necesitamos quien nos recuerde que más allá de ser y estar para el mundo y un sistema de producción… Hay un encuentro con el otro que nos «hace» y nos construye como sujetos políticos y sociales… Un encuentro de diálogo, de reconocernos y reconocer al otro…Y a partir de allí posibilitar nuevos conocimientos y experiencias en torno a la realidad que vivimos… Gracias por posibilitarlo… Y seguiré compartiendo con otros esa misma experiencia.

La educación popular como opción pedagógica se podría caracterizar desde la voz de las y los estudiantes universitarios:

  • “Un espacio en el que uno se cuestiona su proceso de formación, su manera de relacionarse con los otros, de construir conocimiento frente a la realidad que vivimos y los problemas sociales que nos aquejan…”.
  • Me parece curioso que en la mayoría de cursos «comparto» con compañeros, a los cuales ni siquiera me les sé el nombre y, en cursos como estos, es que nos preguntamos por el otro y construimos en conjunto…”.
  • “En cada encuentro construía peldaños académicos y de vínculos, donde nunca se sintió competencia, al contrario eran escenarios de construcción con el otro, de apoyo mutuo, de escucha…”.
  • “Es el momento mismo de encontrarse con las diferentes miradas de quienes nos rodean, de los sentires, de las experiencias, de los relatos”.
  • “Una experiencia, donde se le dio el sentido real a todo y donde partimos de mirarnos a nosotros mismos, para luego mirarnos con los demás y en relación a la diversidad que nos caracteriza…”.
  • “Una forma de aprendizaje con el Profe, con los compañeros de curso”.
  • “Donde la palabra y el valor de la misma permitía un tejido de cada uno y cada una….” “Este curso, ha sido de vital importancia para mi vida profesional y personal, más porque he comprendido la importancia que tiene cada momento de la vida, en interacción con el otro…”.
  • “Lo que más me ha gustado ha sido que la clase se tome en forma de círculo, de manera que todos nos miremos y nos reconozcamos. Me gusta porque rompe el esquema de sentarse, mirar y escuchar al profesor dando una cátedra que pocas veces te da la oportunidad de cuestionar. Aquí tenemos la oportunidad de conocernos a nosotros mismos y a los demás, de reflexionarnos y enfrentarnos a una realidad.
  • “Más que un curso, es un espacio de aprendizajes, que permite el intercambio y la retroalimentación de saberes, a partir del encuentro con las y los otros. Ningún conocimiento es verdad absoluta, simplemente se pone en discusión lo que cada uno y cada una ha aprendido a lo largo de su formación, aportando al grupo diferentes percepciones sobre la realidad social. Valoro mucho el hecho de que personas pertenecientes a diferentes programas de la facultad puedan reunirse en un mismo espacio, ojalá pudiera extenderse a toda la universidad porque es necesario rescatar el sentido de lo humano en la formación profesional”.
  • “La verdad, es que tenía muchas expectativas del curso, que me hacían sentir atemorizada, sin embargo se han ido dando las cosas y creo que contigo no es tan terrible como decían. He aprendido mucho y los temas que trabajamos en clase han sintonizado con mi experiencia de vida, en el ejercicio de algunas actividades que realizo en el orden de lo social. Siento que realmente he aprendido mucho y que he podido entablar relaciones con lo que vivo cotidianamente”1.

El dispositivo pedagógico creado desde la opción de la educación popular, para la formación de estudiantes universitarios en el área de la investigación y de la pedagogía social se caracterizó por constituirse como un acontecimiento humano que los participantes denominaron “encuentro” y el encontrarse fue una experiencia de la que pueden dar cuenta, porque no solo se encuentran con otros diversos, diferentes, sino que también lo hacen con el conocimiento y consigo mismos.

El encuentro es la mediación pedagógica, allí se reconquista, recupera o se conquista la palabra: palabra/pensamiento, palabra/participación/democracia, palabra/confianza/solidaridad, palabra/libertad/autonomía/apropiación. El encuentro es condición de circularidad del poder, el saber, la palabra –círculo como otra espacialidad–, que rompe con la unidireccionalidad propia del autoritarismo. El encuentro es, también “conversación” – dar vueltas en torno a un tema con otros–.

Es en el encuentro donde circula la palabra, donde surge la cotidianidad, el contexto, la realidad en la que vivimos que pone en duda las verdades absolutas, que problematiza y cuestiona los argumentos reguladores del pensamiento, los dogmatismos naturalizados por los medios de comunicación. El encuentro, la palabra recuperada permite nombrar e interrogar las prácticas y discursos, con los que operamos y comprendemos la realidad. La pregunta mueve al diálogo que recupera, deconstruye, contrasta, acuerda aquello que operará como planteamiento, argumento o hipótesis de investigación.

El diálogo visto desde el autoritarismo como pérdida de tiempo, como proceso educativo poco eficiente, es la clave de la apropiación del conocimiento solidario–emancipador. En el diálogo se afinan comprensiones, se precisan términos, se cuestionan seguridades, se ajustan planteamientos. En el diálogo se configura la experiencia de la construcción colectiva del conocimiento.

Los contenidos en un curso universitario son pasajeros, transitorios, reciclables, lo que distingue una práctica de educación popular en la universidad de otra que no lo es: se visualiza y reconoce en el dispositivo pedagógico que busca emancipar al sujeto en el encuentro con los otros, con la realidad, con el conocimiento y consigo mismo. En el dispositivo formativo construido desde la opción de la educación popular operan mediaciones que se entrelazan: la palabra, el diálogo, la circularidad, la pregunta que problematiza y la construcción colectiva de descripciones, explicaciones, comprensiones y de estrategias de acción.

Un educador popular en la universidad

Desde la experiencia reflexionada como docente en educación superior, en las áreas de la pedagogía y la investigación social, pensamos que un educador popular en la universidad latinoamericana hoy requiere tener opciones ético/políticas, compromiso, rigor metodológico, amorosidad, creatividad y la convicción de que el cambio es posible para formar profesionales de las ciencias sociales y humanas, como sujetos pertinentes de estudio, discurso y acción.

También hace falta conocer y tener un vínculo crítico y desnaturalizador con la vida cotidiana que permita además de describir y explicar, desarrollar acciones transformadoras, soportadas en capacidades de compromiso, imaginación y coraje, que unidos a la construcción de un conocimiento y de una ciencia solidaria, socialmente legítima, holística y crítica, sea capaz de sortear las amenazas contra la vida y el buen vivir de las personas. La docencia universitaria, desde la educación popular, es docencia para la vida digna, por ello se propone dinamizar múltiples y diversas conversaciones, además de abrirse a diferentes espacios y momentos que faciliten el superar aquellos obstáculos, frustraciones y tristezas que nos afectan a todos. En estos espacios y momentos la palabra que teje el encuentro entre personas aporta a la sanación y liberación, de opresiones y las desesperanzas con las que el sistema sociopolítico y económico hegemónico, hoy pretende someternos.

Necesitamos coraje e imaginación para convertirnos en seres humanos, profesionales pertinentes de estudio y acción, constructores y defensores de un modelo de sociedad justa que nos dignifique. Constructores y defensores de una propuesta económico/político/ambiental que nos reconcilie con el territorio, con las víctimas de la guerra, con los excluidos en la historia y con la naturaleza. La educación popular en la universidad ha venido respondiendo, en este caso, a la formación de investigadores e investigadoras sociales críticas que con otros, esperamos, sean capaces de abrir espacios para intervenir solidariamente, en la definición del futuro.

______________________
* Este texto forma parte de un artículo titulado: FORMAR SUJETOS PERTINENTES DE ACCION Y DE ESTUDIO
La educación popular en la formación de profesionales. Revista Piragua N. 41 CEAAL.

Alfredo Manuel Ghiso Cotos es Educador popular argentino, residente en Colombia, Docente, investigador Universitario emérito, Miembro del Laboratorio Universitario de Estudios Sociales. Docente de los seminarios de Pedagogía Social Contemporánea y Perspectiva pedagógica de lo psicosocial, Investigación social cualitativa (Escuela de Postgrados de la Fundación Universitaria Luís Amigó). Docente a cargo del seminario de Autor e IAP, en varios postgrados. Docente emérito en los cursos de Investigación social y Pedagogía social, Universidad de Antioquia, Medellín. Fue coordinador latinoamericano de la red de alfabetización del CEAAL. Colaborador emérito del Programa de Sistematización CEAAL y autor de artículos, capítulos y compilador de libros. Correo electrónico: amghiso@gmail.com

1 -Algunos testimonios fueron presentados en el artículo “La fugaz verdad de la experiencia” en: Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, Volumen 9, Nº 25, 2010, pp. 137–163.

Fuente: http://www.debatebuenaeducacion.org/index.php/entrevistas/48-entrevista-una-experiencia-de-educacion-popular-en-la-universidad

Imagen: www.debatebuenaeducacion.org/images/art-ghiso.jpg

Comparte este contenido:

Argentina: En septiembre se hará el HCD Estudiantil para educación superior

América del Sur / Argentina / 21 de agosto de 2016 / Por: El Argentino Diario

La Dirección de Educación Popular de la Municipalidad prepara para el mes de septiembre una jornada intensiva donde estudiantes de educación superior puedan vivir la experiencia de ser concejales estudiantiles, elaborar proyectos de ordenanza y realizar una sesión para debatirlos y votarlos.
En septiembre se hará el HCD Estudiantil para educación superior
Tomando la experiencia positiva que a lo largo de los años tuvo el HCD Estudiantil, en la que los estudiantes de educación media pueden vivir su experiencia de ser un concejal estudiantil, ahora se prepara una instancia similar para estudiantes de educación superior.
“La idea es abrir un espacio de participación en donde todos los estudiantes de educación superior puedan conocer las técnicas legislativas y qué cuestiones hay que tener en cuenta, queremos que sea un espacio pedagógico y democrático”, explicó el profesor Sergio González que integra el equipo de trabajo de la Dirección de Educación Popular.
“Como fecha tentativa pusimos el 30 de septiembre para llevar adelante una sesión en una jornada intensiva para que los chicos de nivel superior puedan participar, y no le genere inconveniente con el cursado de las materias”, manifestó.
“Este año queremos hacer una prueba piloto y solamente esté restringido a dos profesorados, la idea es a partir del año que viene abrirle el juego a todos, e inclusive las tecnicaturas y carreras universitarias, queremos que los chicos conozcan cómo es el funcionamiento de un Concejo Deliberante, que no sólo se vea el día de la sesión cuando se esté votando, sino que también puedan conocer todo el trabajo previo que hay y la averiguación de los antecedentes de los temas a tratar”, remarcó González.
“La idea es poder llevar adelante la jornada para fines de septiembre luego del paseo del estudiante y el Día del Docente, más adelante, en octubre tenemos el fin de semana largo del Día de la Diversidad Cultural y después vienen los parciales. Además tenemos que tener en cuenta que hay muchos chicos que vienen de ciudades del interior del departamento a estudiar a nuestra ciudad y eso lo tenemos que tener en cuenta”.
El docente adelantó que: “la prueba piloto la vamos a realizar con el profesorado de Ciencias Políticas del Instituto Inés Elizalde y el Profesorado de Historia del Sedes Sapientiae. La idea es hacer algo acotado para probar la metodología y que el tema no sea demasiado amplio y ver qué grado de participación y de interés despierta en los chicos”.
En base a lo que resulte en la prueba piloto, se va a modificar la Ordenanza del HCD Estudiantil para incorporar esta actividad educativa, dentro del cronograma de actividades del Concejo, para el año que viene.
A su vez, para la primaria se están preparando talleres educativos referentes al manejo legislativo y lo mismo sucederá con la educación media de adultos que funciona a la noche.
“Los chicos que cursan sus estudios en escuelas nocturnas, no pueden participar del HCD Estudiantil porque las actividades siempre son a la mañana y a esa ahora están trabajando. Nos pasó en el concurso de video que realizamos la semana pasada en el marco de las celebraciones del Bicentenario, en la que participaron dos Escuelas de Jóvenes y Adultos en donde los chicos no podían participar en la presentación de su video porque ese día trabajaban, entonces estamos pensando en actividades que sean en horarios nocturnos para que ellos también puedan participar”, adelantó.

Fuente: http://www.diarioelargentino.com.ar/noticias/166751/En-septiembre-se-har%C3%A1-el-HCD-Estudiantil-para-educaci%C3%B3n-superior

Comparte este contenido:
Page 28 of 36
1 26 27 28 29 30 36