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Presidente Maduro reconoce aportes de Jesús Rivero al desarrollo de la educación popular en Venezuela

Venezuela/20 marzo 2017/Fuente: avn

El presidente de la República, Nicolás Maduro, reconoció este sábado los aportes de Jesús Rivero (1938-2004) al desarrollo de la educación popular y de la metodología de la Investigación Acción-Participativa en Venezuela.

«(Jesús Rivero) fue un extraordinario ser humano, un sabio. Si hoy tuviéramos que buscar a alguien que se acercara al espíritu creador, propio, auténtico, del Sócrates de América, nuestro Simón Rodríguez, sin lugar a duda, ese hombre que tuvimos entre nosotros, ese maestro, ese revolucionario, fue Jesús Rivero», expresó el jefe de Estado durante un acto de graduación de la Universidad Bolivariana de Trabajadores que lleva el nombre de este maestro.

En declaraciones transmitidas por Venezolana de Televisión, desde la Plaza Bicentenario del Palacio de Miraflores, en Caracas, el Mandatario Nacional recordó el recorrido realizado por Rivero en la década de los 60 y 70 y su trabajo, como voluntario, en diferentes países de América Latina, en especial en Nicaragua, en el ámbito de la enseñanza y la investigación.

«La Revolución Sandinista, en el espíritu de Sandino, convocó al encuentro de todas las corrientes revolucionarias del continente. Ahí llegaron muchos, uno de ellos Jesús Rivero, que supo atender, aprender de las tesis que se levantaban y cuando regresó a Venezuela, después de haber colaborado en universidades y en movimientos de bases de Nicaragua, trajo las muy novedosas, la muy creadora tesis de la metodología de la educación popular y la metodología de investigación-acción», destacó el presidente Maduro.

Resaltó que Rivero apoyó la construcción de paz en El Salvador, tras la firma del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y el gobierno de esa nación.

«Jesús Rivera se incorpora a quienes fueron a formar a la juventud salvadoreña, que había tomado las armas para hacer la revolución y de la tesis de la educación popular y de la metodología, comenzar a formar los nuevos cuadros y líderes de base para que El Salvador construyera la paz», recordó Maduro.

Rivero promovió la tesis de una educación para el conocimiento científico transformador. De ahí que impulsara la creación de universidad los trabajadores que lleva su nombre y de la cual egresaron este sábado 239 profesionales en el área industrial.

Fuente noticia: http://www.avn.info.ve/contenido/maduro-reconoce-aportes-jes%C3%BAs-rivero-al-desarrollo-educaci%C3%B3n-popular-venezuela

Fuente imagen: http://minci.gob.ve/wp-content/uploads/2017/03/001_FB_3772_W.jp

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Libro: Educaciones y pedagogías críticas desde el Sur (Cartografías de la Educación Popular)

quimantu.cl

Una de las contribuciones de esta obra es la revalorización de la Educación Popular como estrategia de emancipación de la sociedad civil desde sus múltiples subalternidades. Es reconocer, a través de la historia, una serie de experiencias que desde el mundo popular han surgido como respuesta a la violencia cultural y económica del sistema capitalista. Las propuestas metodológicas, concepciones teóricas, objetivos, logros y problemáticas, contribuyen a los debates teóricos y prácticos que desde nuestra Latinoamérica se siguen desarrollando en diferentes rincones de nuestro continente.
Autor:
Marco Raúl Mejía Jiménez
Páginas: 253 / Tamaño: 24×17 cm /

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México: Realizan campamento sobre saberes comunitarios

México/Marzo de 2017/Autora: Diana Manzo/Fuente: El Imparcial

La Casa de las Ciencias de Oaxaca con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) organizaron el campamento de saberes comunitarios en donde participaron estudiantes de once escuelas de secundarias técnicas junto con maestros y padres de familia de la escuela anfitriona, que es el plantel San Dionisio del Mar.

El evento se realizó durante tres días consecutivos en diversos rincones de la localidad ikoots de San Dionisio del Mar en donde los jóvenes participaron en 14 talleres relacionados con los saberes comunitarios desde construcción de instrumentos ancestrales, saberes astronómicos de los pueblos originarios, Sabiduría de los abuelos, Historia oral, Mitos y leyendas, Aromas y sabores de mi pueblo, Tejiendo vidas, Medicina tradicional y Saberes de la pesca entre otros.

Mientras los jóvenes conocían su mar, los padres de familia contaban sus anécdotas y experiencias, además realizaron recorridos por zonas naturales y descubrieron plantas y frutos que sus abuelos comían y que ahora se han dejado de consumir.

Roel Salinas Antonio, responsable del Proyecto pedagógico “La Ciencia en la escuela” expresó que con este Campamento de saberes comunitarios, la intención es lo pedagógico, construir desde las escuelas un movimiento educativo transformador, que haga posible resultados que redunden en alumnos reflexivos y críticos y en comunidades con mayor progreso en todos los ámbitos, por lo que rechazan totalmente la Reforma educativa que impulsa el gobierno federal de Enrique Peña Nieto.

Rogelio Vargas Garfias, integrante de la Casa de las Ciencias de Oaxaca explicó que el campamento es una estrategia para rescatar y sistematizar los saberes comunitarios y convertirlos en contenidos educativos que generen experiencias de aprendizaje y posibiliten el proceso de transformación social desde la escuela.

“Este es un esfuerzo que busca transformar a la educación pública de Oaxaca y privilegia el Plan para la Transformación Educativa de Oaxaca (PTEO), el cual es una propuesta alternativa de educación de la Sección 22, y creemos que los jóvenes deben tener una formación crítica, la comprensión y modificación de su entorno, recuperando los conocimientos, los saberes pedagógicos y comunitarios a través de la construcción colectiva de programas y proyectos”, dijo.

Al igual que el Antropólogo César Carrillo Trueba, asesor de la Casa de las Ciencias de Oaxaca e Investigador de la Facultad de Ciencias de la UNAM, explicó que en este campamento los estudiantes visitaron el paisaje natural de su comunidad y por la noche observaron el cielo con telescopios para reafirmar sus saberes astronómicos.

En los subsecuentes días, los estudiantes exploraron las zonas aledañas como islas, cerros, llanos y ribera del mar de San Dionisio y crearon investigación, finalmente en la clausura cada grupo de estudiantes presentaron sus análisis y lo compartieron con el resto de los participantes.

En este evento se contó también con la presencia del jefe del sector de Escuelas Secundarias Técnicas escolar que encabeza el profesor Augusto Carrasco Orozco y el director del plantel, Severino Rodríguez Espinoza.

Fuente: http://imparcialoaxaca.mx/istmo/h3J/realizan-campamento-sobre-saberes-comunitarios

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Rosa Luxemburgo: de la educación popular a la (auto)formación de las masas

Por:Hernán Ouvina

Traer al presente a Rosa Luxemburgo, la marxista, educadora popular, política y militante. Una revolucionaria que nos sigue enseñando

En un nuevo aniversario de su muerte, ocurrida el 15 de enero de 1919

Rosa Luxemburgo (1871-1919) fue una de las marxistas que, en tanto educadora popular, más esfuerzos destinó en favor de los procesos formativos como algo prioritario para la militancia. Paradójica y erróneamente, se la sigue caricaturizando como una “espontaneísta” que denostaba la teoría y la necesidad de la organización política, algo alejado por completo de su concepción revolucionaria. Desde sus primeros pasos como activista clandestina en su Polonia natal, hasta su destacado papel en el seno de la izquierda alemana y europea, siempre abogó por construir y dotar de centralidad a los espacios orgánicos y a los momentos del autoaprendizaje de las masas.

De hecho, al poco tiempo de sumarse a militar en Alemania es invitada a incorporarse en la escuela de formación del Partido Socialdemócrata por su experiencia en ese plano. Salvo en los diferentes interregnos que estuvo encarcelada, Rosa dedicó buena parte de su militancia diaria a esta tarea, a razón de cuatro veces por semana, desde 1907 hasta 1914 (momento en el que, como consecuencia de su agitación contra la guerra, sufrirá sucesivos y prolongados períodos de encierro en la cárcel). En los talleres y cursos que coordinaba por aquellos años, no permitía que se tomasen notas en el momento, ya que consideraba que era mejor que quienes asistían pudiesen seguir, sin interrupción y con la mayor atención posible, la dinámica de intercambio y exposición que orientaba a cada encuentro. “Uno no quiere simplemente repetir”, convertirse “en un fonógrafo”, sino “recoger material fresco para cada nuevo curso, ampliar, cambiar, mejorar”, que se fomente la discusión y “un tratamiento profundo de la materia mediante preguntas y conversación”, confesará en una de sus cartas.

Una parte sustancial de estas clases, en cuyos borradores Rosa trabajó para su publicación incluso durante los años que estuvo en la cárcel, fue editada póstumamente bajo el título de Introducción a la economía política, y vale la pena leer estos manuscritos porque no solamente desmitifica en ellos al pensamiento de los “sabios burgueses”, sino debido a que aborda de manera detallada -y hasta reivindica- las formas comunitarias de vida social existentes en la periferia del mundo capitalista, entre ellas las de los pueblos indígenas que aún perduran hoy en día en Nuestra América. Podemos imaginarnos lo que implicó que una mujer, polaca y judía ingrese como “profesora” en ese espacio construido y habitado casi de manera exclusiva por hombres, que además de subestimar la capacidad intelectual y política de las mujeres, en no pocas ocasiones reproducían los peores prejuicios antisemitas.

Hoy sabemos que la batalla de Rosa fue en varios frentes: contra el capitalismo como sistema de dominación múltiple, que además de intensificar la explotación de la clase trabajadora, exacerbaba el militarismo bélico y desplazaba su crisis hacia los países coloniales y la periferia global a través de la acumulación por despojo, pero también contra lo que Raya Dunayevskaya llamó “chauvinismo masculino”, que imbuía al propio partido en el que ella militaba, incluyendo a sus principales referentes teóricos y políticos, Karl Kautsky y August Bebel. Algunos de sus textos más disruptivos son producto de las querellas libradas contra las tendencias burocráticas al interior de la organización, que subestimaban de manera simétrica la capacidad de lucha y autoconsciencia de las clases populares. Uno de sus primeros escritos ¿Reforma o revolución?, constituye una brillante respuesta a las hipótesis reformistas de Eduard Bernstein, donde además explicita la centralidad del estudio y la discusión teórica: “no se puede arrojar contra los obreros insulto más grosero ni calumnia más indigna -dirá- que la frase ‘las polémicas teóricas son sólo para académicos’”. Es que para ella, como afirmará en una de sus cartas, “el socialismo no es precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepción del mundo”, por lo que la disputa intelectual y la formación política tenían una relevancia ineludible.

Pero esto no significaba desmerecer las acciones militantes en la calle, sino por el contrario concebirlas, también, como profundamente formativas, en un ida y vuelta con la reflexión crítica. Huelga de masas, partidos y sindicatos, otro de sus libros más sugerentes, es un claro ejemplo de su concepción dialéctica de la realidad y del autoaprendizaje en torno a ella. A partir de la reconstrucción y análisis del proceso revolucionario vivido en Rusia en 1905, demuestra cómo la supuesta “espontaneidad” de las masas populares en las calles y barricadas de ese “bárbaro” país oriental, tenía mucho para enseñarle a la cómoda dirigencia socialdemócrata de Alemania e incluso al conjunto de Europa, respecto de cuál era el horizonte de lucha al que apuntar: “un año de revolución ha dado al proletariado ruso esa ‘educación’ que treinta años de luchas parlamentarias y sindicales no pueden dar artificialmente al proletariado alemán”, sentenciará en sus páginas más ardientes. Tal enfado generó este opúsculo escrito por Rosa, que la dirección de los adormecidos sindicatos alemanes decidirá destruir e incendiar la edición que esperaba ser difundida por esas tierras. Este texto en particular brinda una enseñanza vital en términos formativos, debido a que postula que la experiencia práctica, el aprender haciendo, resulta fundamental en el proceso autoeducativo de las masas en su caminar revolucionario.

En el contexto del desencadenamiento de la primera guerra mundial, Rosa utilizará su pluma -bajo seudónimos varios- como arma de combate y polémica contra las fuerzas nacionalistas que instaban al intervencionismo militar alemán en el conflicto bélico y advertirá sobre una disyuntiva civilizatoria que pasará a la historia como consigna de las causas populares a nivel mundial: “¡Socialismo o barbarie!”. Pero también tendrá oportunidad de realizar una lectura crítica de los primeros momentos del proceso revolucionario vivido en la Rusia soviética de 1917. Escrito entre rejas, el manuscrito Crítica de la Revolución Rusa resulta un texto clave no solamente para todo proyecto de formación política en cuanto a su método de análisis y autocrítica fraterna desde el marxismo, sino porque en él se explicita la centralidad que este tipo de propuestas adquiere en la transición al socialismo, e incluso antes de él.

“El dominio de clase burgués -dirá Rosa sin medias tintas- no tenía necesidad de una instrucción y de una educación política de las masas populares, por lo menos más allá de ciertos límites muy estrechos. Para la dictadura proletaria, en cambio, ambas cosas constituyen el elemento vital, el aire, sin el cual no podría subsistir”. En efecto, la nueva sociedad implica la participación activa y consciente del pueblo, razón por la cual “la práctica socialista exige una completa transformación espiritual en las masas degradadas por siglo de dominación burguesa”. De acuerdo a la militante espartaquista, “la escuela misma de la vida pública, de la más ilimitada y amplia democracia, de la opinión pública”, es lo que iba a permitir el avance hacia un socialismo no burocratizado ni autoritario. Por ello concluirá afirmando que “la democracia socialista no comienza solamente en la tierra prometida”, sino que debe prefigurarse en el presente, ensayarse como proyecto formativo de autogobierno cotidiano.

Incluso en los momentos más duros y adversos, Rosa no temió ejercitar de manera fraterna y honesta la autocrítica, en aras de evitar un desencuentro cada vez mayor entre libertad e igualdad, algo que vislumbraba como peligro en la Rusia soviética: “La libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido (por numeroso que este sea) no es libertad en absoluto. La libertad es siempre libertad para el que piensa de manera diferente”, se atrevió a advertirles de manera premonitoria a los camaradas bolcheviques en uno de los párrafos finales de su manuscrito, donde a la vez denuncia la falta de canales de participación real de las masas y la ausencia de debate público en torno a los principales problemas que aquejaban al proceso revolucionario. Sin embargo, sus propios compañeros espartaquistas la regañaron y le sugirieron no difundir el escrito producido por ella en la cárcel, por miedo a que le hiciera “el juego a la derecha”.

A contrapelo, para Rosa el análisis autocrítico y (en caso de ser necesaria) la rectificación, constituían un ejercicio teórico-político ineludible, ya que según su convicción, flaco favor se le hace a los proyectos emancipatorios si la militancia se convierte en mera aplaudidora de sus virtudes y, “haciendo de la necesidad virtud”, omite sus contradicciones, ambigüedades, errores y flaquezas por temor a ser excomulgada o considerada “traidora”. Hay que asumirlo de una vez por todas: ausencia de reflexión crítica, estancamiento y dogmatización van de la mano, y de acuerdo a Rosa nos sumergen en un círculo vicioso del que es cada vez más difícil salir.

Por ello, además del ejercicio de la autocrítica como una responsabilidad ética de todo/a militante, para ella resultaba imperioso romper con dos flagelos que, de una u otra manera, tienden a permear a buena parte de las organizaciones de izquierda: “recaer en la secta o precipitarse en el movimiento reformista burgués”. Para superar ambos vicios que rascan donde ni pica, se requiere según Rosa establecer un nexo dialéctico entre, por un lado, las múltiples luchas cotidianas que despliegan las clases populares y, por el otro, el objetivo final de trastocamiento integral del capitalismo como sistema, de manera tal que cada una de esas resistencias, potenciadas entre sí, devengan mecanismos de ruptura y focos de contrapoder, que aporten al fortalecimiento de una visión estratégica global y reimpulsen, al mismo tiempo, aquellas exigencias y demandas parciales desde una perspectiva de largo aliento.

Esta es, en última instancia, la verdadera diferencia sustancial entre una perspectiva socialista y una de tipo reformista: mientras que la primera considera siempre las reivindicaciones inmediatas y las conquistas parciales en relación con el proceso histórico contemplado en toda su complejidad y apostando al fortalecimiento de un poder popular y de clase antagónico, en la segunda se evidencia la ausencia total de referencia al conjunto de las relaciones que constituyen a la sociedad capitalista como sistema de dominación múltiple, lo que lleva a desgastarse en la rutina de la pequeña lucha cotidiana por reformas que -al no estar conectadas con el objetivo final de ruptura y superación revolucionaria del orden burgués- terminan perpetuando la subordinación de las clases populares.

En plena ebullición obrera en las calles de Berlín, y pocas horas antes de ser asesinada junto a Karl Liebknecht el 15 de enero de 1919, Rosa no dudó en redoblar su confianza en la capacidad autoemancipatoria de las masas, exclamando: “El liderazgo ha fallado. Incluso así, el liderazgo puede y debe ser regenerado desde las masas. Las masas son el elemento decisivo, ellas son el pilar sobre el que se construirá la victoria final de la revolución. Las masas estuvieron a la altura; ellas han convertido esta derrota en una de las derrotas históricas que serán el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y esto es por lo que la victoria futura surgirá de esta derrota”. A la vuelta de la historia, y en un nuevo aniversario de su desaparición física, su herencia se mantiene más viva que nunca en la infinidad de proyectos e iniciativas que germinan, desde abajo y a la izquierda, en diversas latitudes del mundo, con la plena certeza de que muchas derrotas renacerán -más temprano que tarde- como luminosas victorias. Porque las revoluciones venideras serán la conquista del pan, pero también el florecimiento de las Rosas.

Fuente: http://www.lahaine.org/rosa-luxemburgo-de-la-educacion

 

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Rosa Luxemburgo: pensamiento crítico y educación popular

Por: Zur Pueblo de Voces

En un nuevo aniversario de su asesinato, el politólogo argentino Hernán Ouviña analiza la trayectoria política y teórica de esta referente del pensamiento emancipador, en un recorrido que va “de la educación popular a la (auto)afirmación de las masas”.

Rosa Luxemburgo (1871-1919) fue una de las marxistas que, en tanto educadora popular, más esfuerzos destinó en favor de los procesos formativos como algo prioritario para la militancia. Paradójica y erróneamente, se la sigue caricaturizando como una “espontaneísta” que denostaba la teoría y la necesidad de la organización política, algo alejado por completo de su concepción revolucionaria. Desde sus primeros pasos como activista clandestina en su Polonia natal, hasta su destacado papel en el seno de la izquierda alemana y europea, siempre abogó por construir y dotar de centralidad a los espacios orgánicos y a los momentos del autoaprendizaje de las masas.

De hecho, al poco tiempo de sumarse a militar en Alemania es invitada a incorporarse en la escuela de formación del Partido Socialdemócrata por su experiencia en ese plano. Salvo en los diferentes interregnos que estuvo encarcelada, Rosa dedicó buena parte de su militancia diaria a esta tarea, a razón de cuatro veces por semana, desde 1907 hasta 1914 (momento en el que, como consecuencia de su agitación contra la guerra, sufrirá sucesivos y prolongados períodos de encierro en la cárcel). En los talleres y cursos que coordinaba por aquellos años, no permitía que se tomasen notas en el momento, ya que consideraba que era mejor que quienes asistían pudiesen seguir, sin interrupción y con la mayor atención posible, la dinámica de intercambio y exposición que orientaba a cada encuentro. “Uno no quiere simplemente repetir”, convertirse “en un fonógrafo”, sino “recoger material fresco para cada nuevo curso, ampliar, cambiar, mejorar”, que se fomente la discusión y “un tratamiento profundo de la materia mediante preguntas y conversación”, confesará en una de sus cartas.

Una parte sustancial de estas clases, en cuyos borradores Rosa trabajó para su publicación incluso durante los años que estuvo en la cárcel, fue editada póstumamente bajo el título de Introducción a la economía política, y vale la pena leer estos manuscritos porque no solamente desmitifica en ellos al pensamiento de los “sabios burgueses”, sino debido a que aborda de manera detallada -y hasta reivindica- las formas comunitarias de vida social existentes en la periferia del mundo capitalista, entre ellas las de los pueblos indígenas que aún perduran hoy en día en Nuestra América. Podemos imaginarnos lo que implicó que una mujer, polaca y judía ingrese como “profesora” en ese espacio construido y habitado casi de manera exclusiva por hombres, que además de subestimar la capacidad intelectual y política de las mujeres, en no pocas ocasiones reproducían los peores prejuicios antisemitas.

Hoy sabemos que la batalla de Rosa fue en varios frentes: contra el capitalismo como sistema de dominación múltiple, que además de intensificar la explotación de la clase trabajadora, exacerbaba el militarismo bélico y desplazaba su crisis hacia los países coloniales y la periferia global a través de la acumulación por despojo, pero también contra lo que Raya Dunayevskaya llamó “chauvinismo masculino”, que imbuía al propio partido en el que ella militaba, incluyendo a sus principales referentes teóricos y políticos, Karl Kautsky y August Bebel. Algunos de sus textos más disruptivos son producto de las querellas libradas contra las tendencias burocráticas al interior de la organización, que subestimaban de manera simétrica la capacidad de lucha y autoconsciencia de las clases populares. Uno de sus primeros escritos ¿Reforma o revolución?, constituye una brillante respuesta a las hipótesis reformistas de Eduard Bernstein, donde además explicita la centralidad del estudio y la discusión teórica: “no se puede arrojar contra los obreros insulto más grosero ni calumnia más indigna -dirá- que la frase ‘las polémicas teóricas son sólo para académicos’”. Es que para ella, como afirmará en una de sus cartas, “el socialismo no es precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepción del mundo”, por lo que la disputa intelectual y la formación política tenían una relevancia ineludible.

Pero esto no significaba desmerecer las acciones militantes en la calle, sino por el contrario concebirlas, también, como profundamente formativas, en un ida y vuelta con la reflexión crítica. Huelga de masas, partidos y sindicatos, otro de sus libros más sugerentes, es un claro ejemplo de su concepción dialéctica de la realidad y del autoaprendizaje en torno a ella. A partir de la reconstrucción y análisis del proceso revolucionario vivido en Rusia en 1905, demuestra cómo la supuesta “espontaneidad” de las masas populares en las calles y barricadas de ese “bárbaro” país oriental, tenía mucho para enseñarle a la cómoda dirigencia socialdemócrata de Alemania e incluso al conjunto de Europa, respecto de cuál era el horizonte de lucha al que apuntar: “un año de revolución ha dado al proletariado ruso esa ‘educación’ que treinta años de luchas parlamentarias y sindicales no pueden dar artificialmente al proletariado alemán”, sentenciará en sus páginas más ardientes. Tal enfado generó este opúsculo escrito por Rosa, que la dirección de los adormecidos sindicatos alemanes decidirá destruir e incendiar la edición que esperaba ser difundida por esas tierras. Este texto en particular brinda una enseñanza vital en términos formativos, debido a que postula que la experiencia práctica, el aprender haciendo, resulta fundamental en el proceso autoeducativo de las masas en su caminar revolucionario.

En el contexto del desencadenamiento de la primera guerra mundial, Rosa utilizará su pluma -bajo seudónimos varios- como arma de combate y polémica contra las fuerzas nacionalistas que instaban al intervencionismo militar alemán en el conflicto bélico y advertirá sobre una disyuntiva civilizatoria que pasará a la historia como consigna de las causas populares a nivel mundial: “¡Socialismo o barbarie!”. Pero también tendrá oportunidad de realizar una lectura crítica de los primeros momentos del proceso revolucionario vivido en la Rusia soviética de 1917. Escrito entre rejas, el manuscrito Crítica de la Revolución Rusa resulta un texto clave no solamente para todo proyecto de formación política en cuanto a su método de análisis y autocrítica fraterna desde el marxismo, sino porque en él se explicita la centralidad que este tipo de propuestas adquiere en la transición al socialismo, e incluso antes de él. “El dominio de clase burgués -dirá Rosa sin medias tintas- no tenía necesidad de una instrucción y de una educación política de las masas populares, por lo menos más allá de ciertos límites muy estrechos. Para la dictadura proletaria, en cambio, ambas cosas constituyen el elemento vital, el aire, sin el cual no podría subsistir”. En efecto, la nueva sociedad implica la participación activa y consciente del pueblo, razón por la cual “la práctica socialista exige una completa transformación espiritual en las masas degradadas por siglo de dominación burguesa”. De acuerdo a la militante espartaquista, “la escuela misma de la vida pública, de la más ilimitada y amplia democracia, de la opinión pública”, es lo que iba a permitir el avance hacia un socialismo no burocratizado ni autoritario. Por ello concluirá afirmando que “la democracia socialista no comienza solamente en la tierra prometida”, sino que debe prefigurarse en el presente, ensayarse como proyecto formativo de autogobierno cotidiano.

Incluso en los momentos más duros y adversos, Rosa no temió ejercitar de manera fraterna y honesta la autocrítica, en aras de evitar un desencuentro cada vez mayor entre libertad e igualdad, algo que vislumbraba como peligro en la Rusia soviética: “La libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido (por numeroso que este sea) no es libertad en absoluto. La libertad es siempre libertad para el que piensa de manera diferente”, se atrevió a advertirles de manera premonitoria a los camaradas bolcheviques en uno de los párrafos finales de su manuscrito, donde a la vez denuncia la falta de canales de participación real de las masas y la ausencia de debate público en torno a los principales problemas que aquejaban al proceso revolucionario. Sin embargo, sus propios compañeros espartaquistas la regañaron y le sugirieron no difundir el escrito producido por ella en la cárcel, por miedo a que le hiciera “el juego a la derecha”.

A contrapelo, para Rosa el análisis autocrítico y (en caso de ser necesaria) la rectificación, constituían un ejercicio teórico-político ineludible, ya que según su convicción, flaco favor se le hace a los proyectos emancipatorios si la militancia se convierte en mera aplaudidora de sus virtudes y, “haciendo de la necesidad virtud”, omite sus contradicciones, ambigüedades, errores y flaquezas por temor a ser excomulgada o considerada “traidora”. Hay que asumirlo de una vez por todas: ausencia de reflexión crítica, estancamiento y dogmatización van de la mano, y de acuerdo a Rosa nos sumergen en un círculo vicioso del que es cada vez más difícil salir.

Por ello, además del ejercicio de la autocrítica como una responsabilidad ética de todo/a militante, para ella resultaba imperioso romper con dos flagelos que, de una u otra manera, tienden a permear a buena parte de las organizaciones de izquierda: “recaer en la secta o precipitarse en el movimiento reformista burgués”. Para superar ambos vicios que rascan donde ni pica, se requiere según Rosa establecer un nexo dialéctico entre, por un lado, las múltiples luchas cotidianas que despliegan las clases populares y, por el otro, el objetivo final de trastocamiento integral del capitalismo como sistema, de manera tal que cada una de esas resistencias, potenciadas entre sí, devengan mecanismos de ruptura y focos de contrapoder, que aporten al fortalecimiento de una visión estratégica global y reimpulsen, al mismo tiempo, aquellas exigencias y demandas parciales desde una perspectiva de largo aliento.

Esta es, en última instancia, la verdadera diferencia sustancial entre una perspectiva socialista y una de tipo reformista: mientras que la primera considera siempre las reivindicaciones inmediatas y las conquistas parciales en relación con el proceso histórico contemplado en toda su complejidad y apostando al fortalecimiento de un poder popular y de clase antagónico, en la segunda se evidencia la ausencia total de referencia al conjunto de las relaciones que constituyen a la sociedad capitalista como sistema de dominación múltiple, lo que lleva a desgastarse en la rutina de la pequeña lucha cotidiana por reformas que -al no estar conectadas con el objetivo final de ruptura y superación revolucionaria del orden burgués- terminan perpetuando la subordinación de las clases populares.

En plena ebullición obrera en las calles de Berlín, y pocas horas antes de ser asesinada junto a Karl Liebknecht el 15 de enero de 1919, Rosa no dudó en redoblar su confianza en la capacidad autoemancipatoria de las masas, exclamando: “El liderazgo ha fallado. Incluso así, el liderazgo puede y debe ser regenerado desde las masas. Las masas son el elemento decisivo, ellas son el pilar sobre el que se construirá la victoria final de la revolución. Las masas estuvieron a la altura; ellas han convertido esta derrota en una de las derrotas históricas que serán el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y esto es por lo que la victoria futura surgirá de esta derrota”. A la vuelta de la historia, y en un nuevo aniversario de su desaparición física, su herencia se mantiene más viva que nunca en la infinidad de proyectos e iniciativas que germinan, desde abajo y a la izquierda, en diversas latitudes del mundo, con la plena certeza de que muchas derrotas renacerán -más temprano que tarde- como luminosas victorias. Porque las revoluciones venideras serán la conquista del pan, pero también el florecimiento de las Rosas.

Fuente: http://www.zur.org.uy/content/rosa-luxemburgo-pensamiento-cr%C3%ADtico-y-educaci%C3%B3n-popular

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España: La PAH, el movimiento en defensa de la vivienda y la Escola Popular de Manresa

Europa/ España/ 9 Enero 2017/ Autora: Esperanza Escribano/ Fuente: Kaos en la Red.

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) se ha convertido en toda una institución en la protección del derecho a la vivienda a base de parar desahucios. Pero desde 2012, año en el que nació la Obra Social de la PAH, la plataforma ha extendido su forma comunitaria de lucha a otros derechos: desde los suministros básicos a la educación. Plataformas como las de Manresa o Sabadell han puesto en marcha proyectos tales como una escuela popular o una red de alimentos.

Manresa y la nueva Escola Popular

Aunque muchos ya no existen, en estos cuatro años la PAH ha ocupado 49 bloques para realojar a unas 3.500 familias en todo el Estado español. “La contabilización es difícil porque se están recuperando bloques masivamente”, explica Berni Sorinas, portavoz de la Obra Social de la PAH y miembro de la PAHC de Manresa (Plataforma de Afectados por la Hipoteca y el Capitalismo), “pero ahora habrá unos 12 activos en toda Catalunya “.

La PAHC con más bloques es la de Manresa, con seis, seguida por las de Vallecas, con cinco, y Sabadell, con 4. La ‘C’ que añaden a su nombre las PAH de Manresa y Sabadell no es casual. Son las que más han progresado “al entender que el problema va más allá de la burbuja inmobiliaria”.

La acción principal de la Obra Social es garantizar el derecho a la vivienda que la Administración no puede asegurar.

En el Estado español, sólo el 1% de la vivienda pertenece al sector público, mientras que en Europa la media es del 24%. La PAHC de Manresa se enfrenta a situaciones abusivas como la sobreocupación: “hay familias en precario que se juntan y entre dos comparte una casa que quizás sólo tiene dos habitaciones”, aclara el portavoz. Frente a este panorama, la Obra Social defiende la ocupación para dar un uso social a las viviendas vacías en manos de la banca.

En este contexto, la asamblea vio “que las hijas de la PAHC crecían con ciertas carencias educativas, porque viviendo en pisos en mal estado o con la amenaza del desahucio, sus casas no eran espacios de afecto, porque sus padres no podían pagar clases particulares o porque no tienen la formación para darles el refuerzo que necesitan “, explica Sorinas. Fue así como nació la idea de construir en los bajos de uno de los bloques ocupados la Escola Popular de Manresa.

El proyecto, que arrancó en octubre, funciona de lunes a viernes con 20 orientadores voluntarios que dan clase a 50 niños de primero a sexto de primaria. El trabajo más importante es el de autoprotección, en un espacio “que entiende que la educación popular es esencial para que el proyecto sobreviva y los jóvenes de mañana puedan seguir liderando las luchas”. Cada dos niños tienen un acompañante “que es un poco un referente de vida, alguien en quien apoyarse si la cosa en casa está jodida, un educador de calle”, resume el portavoz. El acompañante tiene relación con la familia, el colegio y el niño, de modo que coordina que todo funcione. La hermana de Sorinas se encarga de una niña y él pone el ejemplo de las matemáticas; si en el colegio le dicen que necesita refuerzo, ella se encarga.

La escuela funciona también para personas que no están en la PAH. “Nos dimos cuenta de que hay familias que quizás tienen vivienda, pero necesitan nuestro apoyo en educación” explica Sorinas, para quien las experiencias de la PAH les han enseñado que deben cubrir muchas necesidades, incluidos los suministros. “La PAH tiene que transformarse en un movimiento por el derecho a la ciudad”, manifiesta, y afirma que si no están haciendo más es porque “la realidad en vivienda es tan bestia que no llegamos”.

La PAH se está convirtiendo “en un paraestado que realoja a familias que han agotado todas las vías para acceder a una vivienda pública”, comenta Sorinas. Cuando se procede a recuperar casas de los bancos, las familias lo hacen con un informe socioeconómico en la mano en el que la administración reconoce que no dispone de vivienda social para una familia en situación de vulnerabilidad. “Necesitamos llenarnos de argumentos para ganar el debate sobre lo que es legal frente a lo que es legítimo en el relato público”, comenta.

Antes de okupar cualquier bloque, la PAH se pone en contacto con el banco propietario o con Sareb para pedir el alquiler social, “porque las familias lo que quieren es tener una situación regularizada y no el miedo al desalojo”. Pero Sorinas explica que Sareb no reconoce a la PAH como interlocutor político: “nunca nos han cogido el teléfono ni nos han llamado”, señala, “a pesar de que el 75% [del capital de Sareb es público”.

Todas las nuevas líneas de actuación de cada PAH surgen de una reflexión colectiva. Si en algo ha triunfado el movimiento, es en la ruptura del individualismo al que aboca el sistema capitalista. Así, los bloques de la PAH se han ido convirtiendo en redes de autodefensa: “es complicado que se desaloje a la fuerza un edificio entero, en comparación a un piso solo”, explica el portavoz de la Obra Social.

El próximo proyecto que la PAHC de Manresa pondrá en marcha será una lavandería popular en un espacio que contará con cinco lavadoras y tres secadoras, “porque hay muchas familias que no pueden pagar las facturas de la luz o el agua”, detalla el portavoz. La lavandería popular será también un espacio autogestionado con el objetivo de seguir generando espacios comunitarios, “la principal tarea de la PAH”. Eso se diluye en decenas de actividades pequeñas como las de los padres que se organizan para llevar a sus hijos al colegio o vecinos que cocinan para varias familias porque disponen de más tiempo. “Al final, se trata de defender el derecho a una vida digna”, concluye Sorinas.

Sabadell: autogestión y apoyo mutuo

La vivienda es la punta del iceberg de muchos otros problemas asociados que las asambleas de la PAH intentan combatir. En Sabadell hay varios grupos, entre ellos el de Autogestión y el Grupo de Apoyo Mutuo, que han avanzado en otras direcciones.

“Nuestras asambleas son cada vez mayores y se nos complicaba el tratamiento de la parte más emocional, como se merece” aclara Emma Giné, portavoz de la PAHC de Sabadell, que reúne cada semana alrededor de 200 personas. Sin un funcionamiento estructurado, los martes se encuentran los que lo desean para compartir una merienda o simplemente charlar de lo que vaya surgiendo. Entre otras dinámicas, el grupo de apoyo mutuo organiza una cena de Navidad al que puede asistir quien quiera.

Una acció de la PAHC de Sabadell. / PAHC Sabadell

Una acción de la PAHC de Sabadell. / PAHC Sabadell

El grupo de autogestión ha puesto en pie, entre otras cosas, una red de alimentos. Sus miembros acuden a las grandes superficies a buscar la comida que se tira y los viernes preparan unos lotes que se reparten entre los que lo necesitan. Además, también consiguen muebles, electrodomésticos o ropa: “si una familia que acaba de okupar un piso en uno de los bloques necesita mobiliario, lo apuntan en una lista que se pone en conocimiento del grupo de autogestión que intentará conseguirlo “. El único requisito es que se participe en el proceso de recolecta en general. Es una manera de combatir la caridad.

Hace cuatro años que el grupo comenzó también una pequeña campaña de recogida de juguetes que se reparten el 4 de enero con la Cabalgata de Reyes de la PAHC, que este año puede contener sorpresas como las Reinas Magas. Para recibir los juguetes, el grupo plantea dos requisitos: que no sean sexistas ni bélicas. Todos los niños reciben un juguete con el que se intenta inculcar la igualdad.

El secreto para conseguir la implicación de todos los miembros se encuentra en el funcionamiento de la asamblea. Los miércoles se tratan “absolutamente todos los casos, no se diferencia entre hipotecas, alquileres u okupaciones”, aclara Emma Giné. La reunión empieza a las 19 h y en ella se tratan primero los temas que tienen que ver con la organización y las acciones, y luego los casos. En esta segunda parte, se ponen en una urna papelitos con el nombre de cada persona que tenga alguna novedad o duda y se van sacando de forma aleatoria para que cada uno exponga su problemá y se asesore colectivamente. “Es una forma para que la gente entienda dónde está y vea que la PAH es un colectivo, no una gestoría”, explica la portavoz.

Otro brazo del pulpo de la PAHC de Sabadell lo constituye la comisión de mujeres. Creada hace dos años, surgió a raíz de la detección de algunos casos de violencia machista en los bloques. Además del protocolo de tolerancia cero, que supone la expulsión inmediata del agresor del edificio, este grupo comenzó a reunirse con colectivos de Sabadell como Justa Revolta, que hace muchos años que trabajan sobre temas feministas.

Con ellas proporcionaron formación para que el grupo fuera capaz de combatir el machismo, detectar casos de violencia de género o estudiar el acompañamiento que se puede facilitar a las víctimas. La portavoz razona que “las personas muchas veces no saben dónde acudir y no es lo mismo que te anime a denunciar una asistente social que una igual a ti, compañera de asamblea, que conociéndote puede ser más sensible”. Muchas de las actividades, como clases de autodefensa, se han abierto al resto de mujeres de la PAH que no participan en el grupo.

En marzo de 2016 se celebraron por primera vez los Campamentos de Aprendizaje y Servicio de los Minyons i Escoltes de Catalunya, en el bloque Guillem Aguiló de la Obra Social de Sabadell. Durante cuatro días se organizaron talleres con los niños de la PAHC, como un programa de radio, un taller de swing, o uno sobre el miedo. “Los acogimos en los pisos que quedaban vacíos en el bloque”, relata Giné, emocionada porque “la presencia de una institución como Escoltes ayuda mucho a normalizar la realidad de quienes viven en los bloques”.

Cerca de uno de los bloques de la PAHC de Sabadell, sus vecinos decidieron okupar un solar vacío y convertirlo en un huerto que hoy en día está abierto al resto de vecinos del barrio. Lo gestionan entre todos, con asamblea y funcionamiento propios.

Terrassa: recuperación de vivienda y suministros

Cuando se le pregunta a Rosi Aribo sobre la actividad de la Obra Social de la PAH de Terrassa, lo tiene claro: “ayudar a las personas a recuperar viviendas y que puedan vivir en ellas con un alquiler social”. En el último año han conseguido firmar 40 arrendamientos de este tipo. “Antes eran víctimas de desahucios por hipoteca, pero ahora lo son por alquileres” explica Aribo, que en los últimos años se ha encontrado también con muchos casos de imposibilidad de acceso a los servicios básicos.

Desde ayudarles a pinchar la luz o el agua (siempre de suministros públicos) a guiarlos en los servicios sociales, la Obra Social de Terrassa que por ahora no tiene ningún bloque okupado, ayuda en todo lo que puede al que lo necesita. “No hemos tenido necesidad de okupar porque últimamente hemos conseguido que las familias a las que querían desahuciar entraran en la mesa de emergencia y el ayuntamiento les facilitara un alquiler social, y eso es muy satisfactorio”, afirma Aribo.

Disponible: http://kaosenlared.net/la-pah-el-movimiento-transformado-en-institucion-en-defensa-del-derecho-a-la-vivienda-y-mas-alla/

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Sí se puede: los de abajo como sujetos

Por Raul Zibechi

Cuando los de más  abajo, los jóvenes (varones y mujeres) pobres de las periferias, los ninguneados de siempre, toman las riendas de sus vidas y además lo hacen en colectivo, es porque algo muy profundo está cambiando. Un mundo nuevo comienza a despuntar cuando el intelectual, el dirigente, el estratega (en masculino), se disuelve por la potencia de lo colectivo que anuncia un vendaval político, social y cultural de largo aliento.

El viernes 19 de noviembre una multitud de más de 20 mil personas caminó la décima Marcha de la Gorra, en Córdoba (Argentina). Había que ver y sobre todo sentir a esos chicos danzando, cantando, gritando en la cabecera de la marcha, esos que día a día son golpeados, asesinados y desaparecidos por la policía provincial, una de las más letales del país. Una marcha que comenzó en 2007 exigiendo la derogación del Código de Faltas, hoy travestido en Código de Convivencia, que equipara las faltas con los delitos penales, una trampa jurídica del poder provincial para perseguir jóvenes peligrosos. O sea, pobres que viven en las periferias.

En Córdoba existe un Estado policial funcional a un capitalismo militarizado, que tiene en el extractivismo soyero y en la especulación inmobiliaria urbana sus núcleos de acumulación de capital. Los que no consumen sobran; no existen ni para el poder ni para los medios, son los culpables de la inseguridad y, como señala Giorgio Agamben, pueden ser asesinados sin que eso se considere delito. El Código de Faltas aprobado en 1994 es la pieza legal de este engranaje.

El año pasado fueron detenidas 73 mil personas, en su mayoría por portación de rostro, o sea, por su aspecto, por ser jóvenes de piel más oscura, llevar gorras y ropas sospechosas para los uniformados. Unos 200 chicos son detenidos cada día. Desde 2011, más de 150 fueron asesinados y varios miles golpeados y heridos. La figura legal que utiliza la policía es el merodeo, que puede ser confundido con pasear, caminar o circular. El 80 por ciento de los jóvenes de 18 a 25 años fueron detenidos alguna vez.

Lo peor es que el código otorga a la policía la potestad para detener, instruir y juzgar en cualquier punto de la tramitación del hecho. Impunidad es la palabra más adecuada. No les permiten salir de las periferias. La policía los detiene sistemáticamente en los puentes y en las salidas de los barrios y los persigue cada vez que retornan a sus casas.

La definición de Estado policial la sintetiza Huayna, militante de la Federación de Organizaciones de Base, en Barranca de Yaco, un barrio periférico de casas precarias levantadas sobre un basural. Llamamos a la ambulancia y viene la policía. Llamamos a los bomberos y viene la policía. Es el único servicio que tiene el Estado para nosotros.

Esos chicos que encabezan la marcha con los retratos de sus amigos asesinados, como Güere Pellico, de 18 años, fusilado por la espalda cuando volvía a su casa en moto, han recorrido un largo camino. Ahora son capaces de redactar un texto memorable, como la Carta abierta al Estado policial, la proclama que se leyó al finalizar la caminata.

No pretendo echar luz sobre la acción pública que, finalmente, es similar a las que protagonizan los abajos a lo largo y ancho del mundo. El punto central fue cómo los jóvenes pobres se convirtieron en sujetos.

Desde el ciclo de protestas 1997-2002, cuyo pico fue el levantamiento del 19 y 20 de diciembre de 2001, decenas de estudiantes universitarias y licenciadas (mayoría mujeres) trabajan en barrios pobres creando talleres de teatro, murga, revistas y radios comunitarias con base en la educación popular. Hacia 2007, relata la sicóloga comunitaria Lucrecia Cuello, los jóvenes de los barrios comenzaron a reunirse en grandes asambleas hasta de 300 integrantes. Ahí se produjo un hecho formidable.

Nos dijeron que las decisiones las querían tomar ellos, que querían salir a la calle y no sólo hacer talleres. Nos dijeron que los técnicos nos apartáramos a un lado y que luego nos volverían a llamar, explica Cuello. Se apartaron y esperaron. Pero, sobre todo, comprendieron que su lógica académica de trabajo reproducía el tutelaje colonial sobre los pobres, que siguen siendo subalternos en relación a las ONG y los partidos de izquierda. De esos encuentros nació el Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos que convoca las Marchas de la Gorra.

Con el tiempo y la permanencia en los territorios, un puñado de licenciadas acompañaron a los jóvenes que desbordaron la educación popular gracias al encuentro que tuvieron entre ellos, que fue determinante para romper con el técnico y con el militante que va al territorio. Se trata de una explicación similar a la que ofrecen Huayna y otros militantes de la decena larga de organizaciones sociales que trabajan en las periferias. Nosotros por nosotros, sería la síntesis, aunque cada vez más se debería usar el femenino, ya que ellas empezaron a tallar fuerte en los años recientes.

Hasta ahí, en apretada síntesis, el relato de ese ponerse de pie que hizo posible la Marcha de Gorra, desde la doble mirada de las periferias y de los técnicos. Se agolpan las preguntas. ¿Estamos en condiciones de pensar, y de sentir, que los más pobres pueden ser sujetos? Los que nos decimos militantes, ¿aceptamos colocarnos a un lado para simplemente acompañar a los sujetos de abajo? ¿Sentimos realmente que pueden cambiar el mundo sin vanguardia política o intelectual?

Llegados a este punto, ¿cuál es el papel de los militantes, o como le llamemos a esa actitud de vida? Lo primero, comprender con la piel, hacer nuestros los dolores colectivos. Lo segundo, acompañar un proceso sin dirigirlo. Lo tercero, regocijarnos por ser aceptados como uno/una más. Lo cuarto, decir lo que pensamos cuando nos lo pidan y guardar silencio el resto del tiempo. Políticas de la ética y la humildad. De lo contrario, nuestra revolución se limitará a reproducir el colonialismo y el racismo.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/11/25/opinion/024a2pol

Imagen tomada de: http://tiempoyforma.com/img/publicaciones/chiapas-primer-lugar-de-pobreza-extrema-en-mexico-coneval.jpg

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