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La educación pública en la pandemia o el valor de lo esencial

«Yo no he visto institución tan funcional en la vida como la de la escuela. En antropología se define «Función» como la contribución que hace una institución para el mantenimiento de toda la estructura social. La escuela, esa contribución la hace a la perfección.» (Juan Izuzquiza: Borregos que ladran)

Llega a su fin un extraordinario curso académico, es decir, un curso ajeno a lo ordinario o fuera de lo normal. Sin duda esa fue una de las primeras señales en marzo del año pasado de que algo verdaderamente grave estaba pasando. Cuando por aquel entonces se hizo incontestable que nos estábamos enfrentando a una pandemia ante la evidencia de la incontrolada propagación del SARS-CoV-2, uno de los acontecimientos de entre los muchos que se fueron precipitando y que nos hicieron afrontar ineludiblemente la cruda realidad fue el cierre de los centros educativos. Su funcionamiento es uno de esos elementos de nuestra cotidianeidad que son esenciales para otorgarnos esa sensación de normalidad que se nos olvida de tan naturalmente instalados que nos encontramos en ella, pero que es imprescindible para poder disfrutar de una existencia civilizada, es decir, una existencia en la que se dan las condiciones necesarias para que cada cual pueda plantearse la realización de un proyecto de vida propio con cierto nivel mínimo de confianza o, lo que es lo mismo, conviviendo con un grado de incertidumbre psíquicamente tolerable (no ansiogénico).

Un detalle que sintetiza lo dicho es que a la vuelta de las vacaciones de verano cada año, cuando en los medios de comunicación se habla de «la vuelta al cole» se la presenta como el reinicio irreversible de «la normalidad», o sea, del fin de esa etapa veraniega en la que parece que tácitamente hemos consensuado darnos una tregua, suspender –al menos aparentemente– el frenético flujo de actividades con las que tenemos ocupado nuestro tiempo diario según dicta esta omnímoda cultura del rendimiento.

Ciertamente era importante volver a la escuela en este curso que apura sus últimos días en el momento que escribo estas líneas. Se dijo el año pasado antes de su inicio que era fundamental, porque no era lo mismo la enseñanza telemática que la presencial. Que impedía que la institución cumpliera con una de sus funciones esenciales en nuestro Estado, el cual no sólo se define constitucionalmente como democrático y de derecho, sino también como social, lo que quiere decir que ha de procurar el cuidado de las condiciones mínimas que permitan el bienestar de sus ciudadanos. Entre esos mínimos se encuentra sin discusión la procura de una educación para todos ellos sin excepción.

No hay derechos sin obligaciones. Si se reconoce el derecho a la educación se está asumiendo una obligación por parte del Gobierno de garantizarla. Como se había constatado que la enseñanza por medios digitales y a distancia durante el confinamiento no cumplía satisfactoriamente con dicha obligación (la así llamada brecha digital acentuaba las injustas desigualdades sociales) era imperativo que los alumnos volvieran a los centros educativos. Lo que –no lo olvidemos– en plena pandemia suponía asumir un importante riesgo.

El verano pasado fue de mucha preocupación para el colectivo de los docentes. Los trabajadores de la sanidad eran los que entonces ya llevaban un largo tiempo en primera línea en la lucha contra la propagación de la COVID-19. Y estaban pagando un alto precio por ello. Todos lo reconocíamos, aunque sin duda no suficientemente. A partir del inicio del curso, tras ese verano, éramos los maestros y profesores los que con un riesgo significativo nos incorporábamos al colectivo de «los esenciales». La vuelta de los jóvenes a las aulas suponía la convivencia durante jornadas de unas seis horas al día de grupos de personas de número considerable en espacios cerrados. Con niños y adolescentes, por muy enmascarados que acudiesen al aula, no cabía seguridad de que su comportamiento se fuese a ajustar responsablemente a las exigencias de prevención que imponía la situación de pandemia.

Mientras que los funcionarios de casi todas las administraciones teletrabajaban y/o se bunkerizaban  en sus despachos y oficinas con el fin de protegerse de los posibles contagios, incluso colocando a la puerta de los distintos edificios administrativos guardias jurado que impedían la entrada a todo usuario que no hubiese logrado con mucho trabajo una cita, nosotros, los integrantes del personal docente, teníamos que hacer lo de siempre: encerrarnos en nuestras aulas hora tras hora con clases, en muchos casos, de en torno a treinta alumnos.

Es verdad que se nos dieron unas instrucciones; aquí, en Andalucía, muy poco tiempo antes del comienzo de la actividad lectiva. De los equipos directivos que se encontraban al frente de los centros tuvieron que salir improvisados técnicos de prevención de riesgos para implementar las medidas que debían servir para disminuir la aparición de brotes de contagio. Eso supuso un trabajo monumental con el que se dejó totalmente solo al personal docente a cargo. De él saldría un responsable coordinador Covid, que ha sobrellevado una responsabilidad abrumadora pues ha estado al frente de la supervisión del dispositivo de prevención y control de contagios. Se nos endosó a los claustros de profesores la difícil decisión de cómo organizar la enseñanza para lograr que, sin renunciar a la presencia mayoritaria de los alumnos, no se pusiera en riesgo su salud y la de sus familiares. Nosotros, los docentes, teníamos que afrontar a diario una situación objetivamente de peligro, y solo iba a depender de nosotros, de nuestra precaución y suerte que no nos contagiásemos.

El curso dio comienzo –como es bien sabido– en septiembre: con mascarillas, con ventanas abiertas de par en par, con más limpieza. Dar una clase con mascarilla no es fácil cuando tratas de explicar contenidos académicos a nutridos grupos de chavales cuya atención has de captar, sobre todo cuando hace calor y notas que el sudor resbala por tu boca tras la dichosa tela. Entrar en un aula gélida las mañanas de invierno porque no se pueden cerrar puertas y ventanas para así evitar el efecto mórbido de los aerosoles exige mucho sentido del deber. Llevar adelante la enseñanza presencial cuando tienes que mantener la virtual duplica el trabajo, amén de convertirse en una tarea plagada de obstáculos cuando cuentas con una infraestructura informática obsoleta que no para de dar problemas y que requiere de un mantenimiento del que se encarga un profesor o profesora que, además, tiene que dedicarse a sus clases. Al mismo tiempo hemos sido vigilantes sanitarios de vanguardia tratando de detectar síntomas de contagio, en perpetuo contacto con los enlaces del servicio de salud, corrigiendo continuamente a los jóvenes que podían incurrir en un comportamiento que facilitara la transmisión del virus. En fin, ha sido duro, pero lo hemos hecho funcionar.

Hemos hecho funcionar la escuela, y al hacerla funcionar volvió la normalidad, esa normalidad tan necesaria para que esa esfera de nuestra existencia que parece haberse convertido en la dominante sobre todas la demás, a saber, la economía, echara a andar camino a la senda de recuperación que demanda el actual modelo capitalista en vigencia, y que exige el continuo crecimiento, porque la alternativa implica la ruina para muchos.

Creo que pocas inversiones tienen un efecto multiplicador tan alto en beneficios sociales como la educación. La inversión en educación –que no gasto– es el mejor factor favorecedor de la paz social. En las sociedades multiculturales como la nuestra es más preciso que nunca un espacio en el que se encuentren los integrantes de las nuevas generaciones donde se practique la convivencia de las diferencias culturales y de identidad procurando la corrección de las actitudes que puedan dar lugar a conflicto. La escuela es ese espacio, el único diría yo, en el que los jóvenes aprendices de ciudadanos no tienen más remedio que compartir su tiempo cada día con otros con los que sería difícil que pudiesen coincidir en otros lugares. Este ha sido un cambio notable del que yo he sido testigo en las últimas décadas: el paso de una sociedad como la española, relativamente homogénea desde el punto de vista de la identidad cultural, a una sociedad multicultural (la población extranjera pasó del 2% en 1990, por ejemplo, a casi un 13% en 2019) que puede correr el peligro en la actualidad de acabar fragmentándose y polarizándose más y más por el efecto de la tecnología digital que potencia las burbujas de filtro y las cámaras de eco, lo que facilita al mismo tiempo que prospere la ideología del rechazo al distinto.

Las aulas son hoy por hoy un lugar fundamental en el que aprender la práctica de la convivencia democrática. Todos los centros educativos de la red pública conforman una república del acogimiento cívico, formalmente exenta de factores que incidan en el agravamiento de las diferencias sociales, económicas, étnicas, culturales (la religión incluida), y de los que no hay garantías que estén libres los colegios propiedad de instituciones privadas como la Iglesia Católica o empresas que hacen de un derecho constitucional básico su negocio.

La escuela pública es el albergue social que a todos acoge dedicado a dar forma al complejo proceso de humanización, porque no hay humanidad en el individuo sin su integración social. A nuestros hijos les da la oportunidad de vivir la experiencia social extramuros de sus familias, porque cada particular familia no es la sociedad. Los expone en una primera ágora, imprescindible sobre todo en comunidades multiculturales como las nuestras. En sus aulas tienen que relacionarse con sus pares diversos con los que tendrán la oportunidad de comunicarse, intercambiarse ideas y creencias, contrastarlas y discutirlas. En este sentido nunca se subrayará suficientemente la importancia del componente laicista en una escuela pública verdaderamente democrática, que garantice el efectivo cumplimiento del derecho de libertad de conciencia.

En el muro exterior de un instituto en el que di clase durante bastantes años se podía leer una pintada que perduró curso tras curso. Rezaba así: «sistema de enseñanza, enseñanza del sistema». Es la condición paradójica de la educación institucionalizada de las sociedades democráticas. Por un lado es una pieza primordial sin la cual sería imposible el mantenimiento del sistema, pues transmite valores y conocimientos asentados como válidos de una generación a la siguiente; por otro lado, se supone que tiene que dotar a las ciudadanas y ciudadanos en formación de ese componente imprescindible para mantener la salud de tales sociedades y que no es otro que el libre pensamiento, la capacidad de contemplar con ojos críticos lo dado, lo recibido en herencia de las sucesivas generaciones a través de la tradición cultural; y aprender a procesar de manera razonable el conflicto, ineludible en  sociedades como la nuestra donde se asume la diversidad y la discrepancia ideológica como hechos naturales.

¿Sería practicable nuestro estilo de vida sin los colegios e institutos? En una sociedad del rendimiento que sacraliza el trabajo, para el que parece que es éticamente justificable que no se conciba límite en cuanto al tiempo que se le dedica, la institución educativa contribuye a eso que se llama la conciliación entre la vida familiar y la laboral, que a mi modo de ver, en un modelo de sociedad como el nuestro actual, tiene más de disputa que de conciliación. Podría decirse que criar hijos en estos tiempos tiene mucho de heroicidad. No es de extrañar, pues, que los índices de natalidad en nuestro país, y en Europa en general, estén por los suelos.

No es capítulo menor en el asunto del modelo educativo la cuestión sobre el grado de autoridad y confianza que le otorgamos al maestro. Creo que pocos servidores públicos están tan sujetos a una continua inspección como lo está el docente. Sospechoso de adoctrinar para unos, de indolencia profesional para otros, obligado a dar cuenta permanentemente de las decisiones que toma ante sus alumnos, los padres de estos y la propia administración educativa, el salario emocional que se recibe en el desempeño de este oficio (del económico, mejor no hablar) es ciertamente escaso. No es de extrañar, pues, que entre los trabajos con mayores niveles del síndrome llamado burn out (o desgaste emocional por el desempeño de la profesión) se encuentre el docente.

Con el paso del tiempo y la evolución de la sociedad –sobre todo en lo referente a la situación de la mujer y la complejidad de los modelos de familia– el papel del maestro de educación primaria y del profesor de secundaria se ha ido cargando de responsabilidades que van más allá de su tarea de enseñanza de unos determinados conocimientos académicos. A menudo conducen a que el docente se vea implicado en aspectos emocionales y familiares muy delicados que afectan al alumnado. Es indiscutible que lo puramente académico ha ido perdiendo peso comparado con todo lo que tiene que ver con el bienestar físico y afectivo de los jóvenes. Ahora bien –quede esto claro–, no puede la institución educativa pública asumir como misión la corrección del creciente repertorio de taras sociales de origen extraescolar, máxime cuando colegios e institutos son territorios asediados por las presiones ideológicas de toda laya. Tanto poder no tienen. Lo tienen mucho más el inabarcable universo de las pantallas.

Es verdad que el sistema educativo es demasiado rígido y está sujeto a servidumbres políticas y sociales que le impiden desarrollar todo el potencial que podría si se confiase más en el trabajo docente. Tendría que aligerarse de burocracia y admitir un mayor margen de creatividad, al menos durante las etapas educativas en las que no entra en juego el factor de la competitividad, el cual exige el sometimiento a la evaluación de estándares cuantificables mediante los cuales clasificar a los jóvenes según las carreras académicas y profesionales que podrían cursar. Seguramente este aspecto escapa a las posibilidades de decisión de lo que quiere ser la escuela, pues tiene que ver más con lo que quiere ser la sociedad en la que la institución educativa se halla inserta. Es en ésta donde cabe detectar los talentos de los jóvenes, por lo que debe contar con las condiciones necesarias para que los profesores puedan hacerlo, que estos sepan reconocerlos y que tengan a su disposición los medios necesarios para cultivarlos y sacarles partido. Es esencial para un país que quiera estar vivo y con posibilidades de prosperar.

Fuente: https://rebelion.org/la-educacion-publica-en-la-pandemia-o-el-valor-de-lo-esencial-2/
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Nigeria: más de 100 estudiantes están desaparecidos, tras ataque de un grupo armado a una escuela

Un grupo de hombres armados irrumpió en un internado del estado de Kaduna, en el noroeste de Nigeria y secuestró a decenas de estudiantes en madrugada de este lunes. Las autoridades atribuyen el hecho a bandas de delincuentes que generalmente operan bajo esa modalidad para luego pedir dinero por el rescate.

Ir a la escuela en Nigeria y permanecer a salvo es un acto de valentía y un desafío para cientos de estudiantes y sus padres que intentan que sus hijos tengan educación pese a las constantes amenazas a su seguridad.

Cerca de las 02:00 del lunes, cuando los estudiantes dormían, un grupo de hombres armados atacó a los guardias de seguridad del internado Bethel Baptist High School, en la localidad de Chikun, estado de Kaduna, en el noroeste del país.

Los atacantes irrumpieron con disparos, según confirmó el portavoz de la Policía, Mohammed Jalije. En el lugar se encontraban cerca de 180 jóvenes y decenas de ellos fueron secuestrados. Se cree que al rededor de 150 menores fueron raptados, aunque las autoridades no han dado aún una cifra oficial.

Un comunicado de la Policía dijo que 26 personas, incluida una maestra, habían sido rescatadas. La información coincide con la suministrada por el reverendo John Hayab, fundador de la escuela, quien dijo en una entrevista a la agencia de noticias Reuters que unos 25 estudiantes habían logrado huir.

Decenas de padres de estudiantes secuestrados en un camino que conduce a la escuela Bethel Baptist High School después de que cien estudiantes internados fueron secuestrados por hombres armados en el estado Kaduna, noroeste de Nigeria, el 5 de julio de 2021.
Decenas de padres de estudiantes secuestrados en un camino que conduce a la escuela Bethel Baptist High School después de que cien estudiantes internados fueron secuestrados por hombres armados en el estado Kaduna, noroeste de Nigeria, el 5 de julio de 2021. © AFP/Kehinde Gbenga

Docenas de padres angustiados llegaron hasta el recinto escolar en las primeras horas de la mañana, tras ser informados de lo ocurrido; algunos llorando y gritando, mientras esperaban noticias.

«Recién esta mañana, a eso de las 06:00, recibí una llamada telefónica que entraron a la escuela secuestradores, que se llevaron a todos nuestros hijos, incluida mi hija (…) Corrimos hasta aquí y lo confirmamos», dijo con la voz entrecortada, John Evans, uno de los padres.

Decenas de zapatos se encontraban esparcidos por el lugar y los dormitorios que se encontraban desiertos. «Que Dios les quite las lágrimas y el sufrimiento que enfrentarán a manos de los secuestradores», dijo una mujer señalando un agujero en el perímetro de la escuela por donde entraron los atacantes.

El secuestro, un flagelo en aumento contra los estudiantes en Nigeria

De acuerdo con las autoridades, este es el décimo secuestro masivo en una escuela en el noroeste de Nigeria desde diciembre.

La Policía atribuye este tipo de violencia a hombres armados, de bandas locales que han creado una industria del secuestro de estudiantes para luego pedir pagos por los rescates.

Archivo-Decenas de niñas que fueron secuestradas en un internado hacen una fila luego de ser liberadas, en el estado Zamfara, en el noroeste de Nigeria, el 2 de marzo de 2021.
Archivo-Decenas de niñas que fueron secuestradas en un internado hacen una fila luego de ser liberadas, en el estado Zamfara, en el noroeste de Nigeria, el 2 de marzo de 2021. © Reuters/Afolabi Sotunde

El noroeste del país y especialmente el estado de Kaduna es el más golpeado por este flagelo. Cerca de 1.000 estudiantes han sido raptados en centros educativos desde diciembre de 2020. Si bien, algunos han sido rescatados o han logrado escapar, se estima que más de 150 personas siguen desaparecidas.

Estos grupos criminales también han atacado carreteras, residencias privadas e incluso hospitales. De hecho, también este domingo hombres armados secuestraron a seis personas, incluido un niño de un año de edad, en un hospital de Kaduna.

El pasado febrero, el presidente del país, Muhammadu Buhari, instó a los gobiernos estatales a «revisar su política de recompensar a los bandidos con dinero y vehículos», y advirtió que caer en el juego de los delincuentes podría tener un efecto desastroso.

Los secuestros se han convertido también en un problema político para Buhari, un general retirado y exgobernante militar, que ha afrontado crecientes críticas por la continuidad de este tipo de ataques de las pandillas.

Fuente: https://www.france24.com/es/%C3%A1frica/20210705-nigeria-secuestro-estudiantes-kaduna-internado

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México: que el gobierno federal sepa que no nos vamos a callar»: padres de normalistas de Mactumactzá

Por: Erika Lozano

«Queremos que el gobierno federal sepa que no nos vamos a callar, somos campesinos y tenemos el derecho de clamar por justicia», advirtió Jacob Marroquín Morales, padre de uno de los 95 estudiantes detenidos en mayo y que hoy lleva su proceso fuera de la cárcel. Agregó que los normalistas «no son terroristas como han dicho en los medios» y recalcó que la escuela Normal Rural de Mactumactzá ha sido un gran beneficio para los pueblos indígenas, pues «vivimos del campo y queremos que nuestros hijos tengan un mejor futuro».

Estudiantes de la Normal Rural de Mactumactzá, Chiapas, así como padres y madres, se movilizaron este miércoles en la Ciudad de México para exigir que el gobierno federal atraiga el caso, y que retire los cargos contra los 95 jóvenes detenidos tras la represión ocurrida el 18 de mayo.

Por su parte, Fredy Flores Jiménez, padre de uno de los 95 normalistas denunció que como familiares no han obtenido respuesta por parte del gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón. «Escandón no tiene la capacidad de dar una solución, ni el valor de sentarse con campesinos, obreros e indígenas. Nosotros somos la gente que sostiene al país y trata a nuestros hijos como terroristas», denunció.

«Somos campesinos y no tenemos la oportunidad de mandar a nuestros hijos a una escuela privada porque no tenemos recursos. Esperamos que la ciudadanía nos apoye para pedir al gobierno federal que nos de una solución, porque después de dos meses no hay ningún avance», señaló en entrevista Luis Sánchez Parcero, de Palenque, Chiapas.

Los estudiantes fueron acusados de daños, motín, atentados contra la paz, integridad corporal y patrimonial de la colectividad, luego de que protestaran el 18 de mayo de este año en la caseta Chiapa-Corzo para exigir que el examen de admisión a la normal se realizara de manera presencial. Hasta la fecha, esta demanda tampoco ha sido cumplida, denunciaron.

Durante la protesta del 18 de mayo, los estudiantes fueron reprimidos por elementos de la policía estatal, muchos corrieron hacia los cerros para protegerse, recuerda uno de los normalistas. Fue ahí que detuvieron a 91 estudiantes de la normal de Mactumactzá y a cuatro personas desplazadas del municipio de Chenalhó quienes se sumaron a la movilización, entre ellas, dos menores de edad. Las normalistas denunciaron haber sido torturadas sexualmente por los policías.

Fuente de la información e imagen: https://desinformemonos.org/
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Colombia: Estas son las directrices del Ministerio de Educación para el regreso a clases presenciales

Infobae

Entre las medidas de reposición se deben evitar jornadas extenuantes y modificaciones en los calendarios que no sean aprobadas por el Gobierno.

El pasado domingo 4 de julio, el Ministerio de Educación emitió la circular 17 del 2021, en la cual explicaba las orientaciones sobre cómo sería la recuperación efectiva del tiempo de trabajo académico por los días no laborados por parte de los directivos y docentes que participaron total o parcialmente en las actividades del paro nacional. Ello, en el marco del regreso a clases presenciales en el país.

Cabe recordar que las jornadas de protestas en contra de la administración del presidente Iván Duque iniciaron el pasado 28 de abril y se extendieron hasta el 15 de junio, fecha en la cual el Comité del Paro anunció el cese temporal de estas manifestaciones. Entonces, en ese periodo de tiempo, se sumarían 32 días laborales, descontando los fines de semanas y los dos festivos que ocurrieron.

Los docentes agremiados a la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) habían afirmado en varias ocasiones que en varias regiones del país todavía no existían las condiciones de bioseguridad para que retornar a las clases de manera física.

Sin embargo, luego de meses de discusiones, los educadores acordaron que se regresaría a las aulas de clase este martes 6 de julio, tras haber terminado las vacaciones de mitad de año en los colegios cuyo calendario así lo dispusiera.

¿CUÁLES SON LAS DIRECTRICES?

Para el diseño e implementación de los planes de reposición se deberán tener en cuenta los siguientes aspectos, entre otros:

– La regulación de tiempo de trabajo académico con estudiantes para evitar jornadas extenuantes para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, que afecten su desarrollo personal y la convivencia familiar.

– La imposibilidad de usar los días de receso escolar de que trata el artículo 2.3.3.1.11.1. del Decreto 1075 de 2015 para actividades académicas con estudiantes.

– La articulación de proyectos, estrategias y planes necesarios para la prestación del servicio, como el Programa de Alimentación Escolar.

– El tiempo necesario para el servicio social estudiantil obligatorio de los estudiantesde la educación Media.

– La recuperación del tiempo de trabajo académico se debe adelantar de manera presencial, de conformidad con las disposiciones sanitarias vigentes.

En la citada circular el Gobierno, primeramente, hizo un llamado para que los entes territoriales faciliten el proceso de retorno a clases presenciales a través de diversas estrategias que se ajusten a los calendarios escolares, y cumpliendo así con los derechos de los estudiantes.

“Las Secretarías de Educación deberán asegurar el cumplimiento de los programas y contenidos curriculares de cada establecimiento educativo estatal en forma presencial y con la plena garantía y respeto del derecho fundamental a la educación lo cual puede implicar la implementación de diversas estrategias pedagógicas yeventualmente la modificación del calendario académico en el marco de la normatividad vigente”, puntualizó el documento.

Además, en el documento también es explícito que la reposición no aplica para los profesores que sí cumplieron con el plan académico previsto, sin interrupciones y de manera oportuna. Y, de igual modo, se estipula que cualquier plan de reposición de las cátedras deben ajustarse a la la intensidad de horas de clase que los estudiantes venían recibiendo:

“En caso de que la Secretaría de Educación presente un plan de reposición de tiempo de trabajo académico presencial para su territorio, en donde se precise la reposición efectiva de los días no laborados por parte de los directivos docentes y docentes que no prestaron el servicio educativo, deberá garantizar el ofrecimiento a los estudiantes de las horas efectivas de intensidades académicas dejadas de recibir. La reposición no puede aplicar para los educadores que sí prestaron el servicio educativo sin interrupciones y de manera oportuna”, concluyó.

https://www.infobae.com/america/colombia/2021/07/07/estas-son-las-directrices-del-ministerio-de-educacion-para-el-regreso-a-clases-presenciales/

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Mundo: OMS, Unesco y Unicef piden pruebas de coronavirus en escuelas para evitar volver a clases virtuales

Estas organizaciones consideran que hubo un resultado nefasto con el cierre de las aulas.

De acuerdo con la oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Europa, los test PCR y de antígenos son necesarios en ciertos casos en los centros escolares para evitar recurrir otra vez a la enseñanza a distancia.

“Los meses de verano representan para los Gobiernos una ocasión ideal para poner en práctica un conjunto de medidas que contribuirán a reducir las tasas de contagio y evitar recurrir al cierre de las escuelas”, dijo Hans Kluge, director para Europa de la OMS.

En un comunicado conjunto con la Unesco y Unicef, el responsable consideró que el cierre de las escuelas tuvo “un efecto nefasto en la educación y el bienestar social y mental de nuestros niños y jóvenes”.

Según las nuevas recomendaciones publicadas el viernes, las pruebas “deberían ser realizadas en prioridad a niños que tengan síntomas” de COVID-19 y que pertenecen a un grupo de riesgo.

Sin embargo, las pruebas de contagio “también deben ser contempladas” en caso de infección para los casos de contacto asintomáticos.

“En cambio, los test no son recomendables cuando ningún caso ha sido detectado en la escuela”, precisó la OMS.

“No podemos permitir que la pandemia prive a los niños de su educación y su desarrollo”, abundó Kluge, que en varias ocasiones ha pedido a los Gobiernos de los 53 territorios que conforman la región Europa de la OMS que luchen para evitar que los estudiantes pierdan sus vínculos con la escuela debido a la enseñanza a distancia.

Para las instituciones de la ONU, el cierre de los centros escolares solo debería plantearse en último recurso si se produce “una explosión de casos o la transmisión en la comunidad no puede controlarse con otra medida”. (I)

Fuente: https://www.eluniverso.com/noticias/internacional/oms-unesco-y-unicef-piden-pruebas-en-escuelas-para-evitar-volver-a-clases-virtuales-nota/
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“La educación pública no merece un ministro como Raúl Figueroa”: diputados socialistas anuncian acusación constitucional contra titular del Mineduc, Chile

No solo los diputados PS apoyarán la acusación contra Figueroa pues, desde el Partido Comunista señalaron que ya tienen recopilados una serie de antecedentes para dar curso a dicha herramienta constitucional.

Este miércoles, diputados del Partido Socialista anunciaron que comenzarán a trabajar en una acusación constitucional en contra del ministro de Educación, Raúl Figueroa.

En representación de la Bancada PS, el diputado Juan Santana explicó que la medida es consecuencia de la insistencia del secretario de Estado por el regreso presencial a clases en tiempos de pandemia.

Sobre ello, el legislador sostuvo que “el ministro ha expuesto gravemente la salud de estudiantes, profesores y asistentes de la educación. Con sus constantes llamados a retornos de clases presenciales, se ha vulnerado una de sus principales obligaciones consagrada en el artículo 19 que es resguardar la integridad física y psíquica de las personas”.

El diputado PS, agregó que  esto se da “en circunstancias en que, también, existen profundas desigualdades que se expresan en que una parte importante de estudiantes vulnerables no tiene acceso a internet y por tanto a clases online, como también las enormes precariedades en las infraestructuras de establecimientos educacionales”.

La educación pública no merece un ministro como Raúl Figueroa, que una y otra vez ha tenido como última prioridad la salud de las comunidades escolares en medio de lo que ha significado el coronavirus en el país”, concluyó el diputado PS Juan Santana.

No solo los diputados PS apoyarán la acusación contra Figueroa pues desde el Partido Comunista señalaron que ya tienen recopilados una serie de antecedentes para dar curso a dicha herramienta constitucional. Así lo explicó la diputada Camila Vallejo.

“Hace un tiempo atrás que venimos con nuestro equipos asesores recogiendo antecedentes que nos ha brindado también la comunidad educativa, lo hemos conversado con los diputados del PS también, para configurar lo que sería una acusación constitucional, hay una decisión de presentarla dado el abandono que este ministro ha realizado a las escuelas de nuestro país“.

Por su parte, desde el PPD indicaron que están evaluando los antecedentes expuestos por los socialistas, aunque el diputado Rodrigo González dio claras señales de respaldar la iniciativa impulsada desde el PS.

“Hemos decidido estudiar en conjunto con los otros partidos la acusación constitucional y coincidimos con la bancada socialista en que existen todos los antecedentes para ésta, en especial la falta de apoyo y abandono total en que el ministro ha sostenido a la educación pública”, sostuvo.

Además, desde el Frente Amplio, también han manifestado estar de acuerdo con la acusación constitucional a Figueroa.

“Chile es uno de los pocos países que no invirtió más en educación en pandemia, cuando muchos niños, niñas y adolescentes ni siquiera tienen acceso adecuado a la conectividad”, declaró Camila Rojas, diputada de Comunes.

Fuente: https://radio.uchile.cl/2021/06/30/la-educacion-publica-no-merece-un-ministro-como-raul-figueroa-diputados-socialistas-anuncian-acusacion-constitucional-contra-titular-del-mineduc/

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Argentina: Cuatro gremios docentes exigieron la inmediata reapertura de la paritaria

Docentes porteños y porteñas exigieron a la ministra de Educación de la CABA frente a la urgencia de las familias frente a la pandemia.

Cuatro gremios docentes de la Ciudad de Buenos Aires exigieron durante este miércoles a la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, la urgente convocatoria a la Mesa de Condiciones Laborales y Salariales ante «la evidente pérdida del poder adquisitivo de los ingresos». Fue firmada por las conducciones del Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop), de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), de la Asociación de Docentes de Enseñanza Media y Superior (Ademys) y de la Unión Argentina de Maestros y Profesores (Camyp).

A través de un extenso comunicado, se exigió la reapertura de la paritaria. «Ante la evidente pérdida del poder adquisitivo como consecuencia de los elevados índices inflacionarios de los últimos meses, a lo que se suma las proyecciones anuales, los gremios consideran que es urgente discutir una actualización salarial«, afirmaron. Al mismo tiempo señalaron: «El desajuste salarial es muy elevado y se profundizará si hay que aguardar una nueva negociación hasta el 1° de octubre próximo, cuando hacia principios de año se determinó esa fecha para la revisión del acuerdo».

Cabe destacar que hace más de un mes, los diferentes gremios sostienen un plan de lucha en rechazo de la presencialidad educativa ordenada por el Gobierno porteño. «Una vez más el frío se hace sentir en las escuelas porteñas. Ante la ola polar de esta semana, el Gobierno de la Ciudad sigue sin dar soluciones a la falta de calefacción en los edificios escolares», manifestaron. Por ejemplo, la UTE detectó más de 100 edificios escolares sin calefacción que afecta a la salud de más de 100 mil alumnos y alumnas, docentes, trabajadores y trabajadoras no docentes.

Las críticas a la gestión de Cambiemos vuelven a hacerse presentes en el conflicto: «Tanto la situación de pandemia como la ola de frío son dos factores que todos preveíamos, pero evidentemente para la desidia y la política marketinera de Horacio Rodríguez Larreta no tiene importancia». Y remarcaron: «No hizo ninguna obra, para el 2021 el presupuesto de infraestructura escolar se redujo en un 78% y tampoco se hicieron las obras de educación y mantenimiento correspondientes».

Para cerrar, remarcaron una serie de «recomendaciones» por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de cara a la ola polar como que los chicos y las chicas concurrieran con «varias capas de ropa liviana superpuesta», «que también pueden llevar una manta» y que se «propondrán actividades pedagógicas que involucren movimiento». Sobre esto, sentenciaron: «A la desidia y falta de interés por las condiciones de enseñanza y aprendizaje, Larreta sumó el cinismo y desprecio por la comunidad educativa».

Fuente: https://www.eldestapeweb.com/sociedad/educacion/ciudad-cuatro-gremios-docentes-exigieron-la-inmediata-reapertura-de-la-paritaria-202163022580

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