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Entrevista a: El rector de la Universidad de Córdoba y presidente del Sistema Universitario Estatal, SUE, Jairo Torres Oviedo»Gratuidad en universidades públicas costaría $677 mil millones»

Entrevista/09 Julio 2020/Autor y fuente: Semana.com

Según el Sistema Universitario Estatal, la matrícula de 621 mil estudiantes de pregrado de las 32 instituciones está garantizada para el segundo semestre.

El rector de la Universidad de Córdoba y presidente del Sistema Universitario Estatal, SUE, Jairo Torres Oviedo, destacó el esfuerzo que han hecho el Gobierno y los entes territoriales para garantizar la educación de los más de 621 mil estudiantes de pregrado de las 32 universidades públicas del país. No obstante, hizo un llamado a mantener esta política en el tiempo y no aplicarla solo por la pandemia.

SEMANA: ¿Cómo ha avanzado el semestre académico para las universidades públicas en medio de la pandemia?
Jairo Torres Oviedo (J.T.O.): Desde 2018, las universidades públicas hemos tenido anormalidad académica, el paro nacional, que tuvo como resultado unos acuerdos históricos por 4,5 billones de pesos para las universidades. Eso retrasó a algunas instituciones. En 2019, las marchas y movilizaciones también afectaron el calendario académico. Por esta razón, cuando empieza la pandemia, 12 de las 32 universidades públicas no habían terminado ni siquiera el segundo semestre académico de 2019. Todo el tema del coronavirus, como es bien conocido, cambia el panorama de la educación superior y nos enfrenta a unas realidades que en este país nos han significado un verdadero reto para dar continuidad a la educación; por ejemplo, el tema de la brecha tecnológica.
SEMANA: ¿Pudieron terminar el semestre las universidades públicas?
J.T.O.: Hubo plataformas estudiantiles pidiéndonos que suspendiéramos el semestre debido a todas las dificultades. Mantuvimos el pulso, cada una de las universidades hizo esfuerzos importantes y las 12 universidades que venían culminando el pasado semestre académico lo hicieron y se disponen a iniciar el primer semestre académico de 2020. En las otras universidades culminamos semestre a tiempo.
SEMANA: ¿Qué balance tienen las universidades públicas tras cuatro meses de pandemia?
J.T.O.: Es positivo haber acabado el semestre y también lo es el hecho de que pudimos recibir apoyos por $97.500 milones por parte del Gobierno, para garantizar la educación de estratos 1 y 2, que están en condición de vulnerabilidad en las universidades públicas. Hemos solicitado apoyo para superar las brechas en materia de conectividad y hemos conseguido recursos. Esa parte es positiva.
SEMANA: Muchas universidades prevén un desplome en las matrículas. ¿Cuál es la proyección en las públicas?

J.T.O.: Como SUE hicimos un sondeo y evidenciamos que la deserción para el próximo semestre sería muy compleja debido a la crisis económica que ha generado el coronavirus. Hay que tener en cuenta que el 70,9 % de los 621 mil estudiantes matriculados en las 32 universidades públicas son de estratos 1 y 2. Sin duda, la deserción nos preocupa porque, por la pandemia, las familias de esos estudiantes se han visto afectadas, han perdido sus empleos. Por esa razón, para evitar esa deserción que creemos podía ser del 50 %, propusimos el modelo de gratuidad en la educación para las universidades públicas.

SEMANA: ¿Qué le propusieron al Gobierno respecto a la gratuidad?

J.T.O.: Pusimos como ejemplo lo que hicimos en la Universidad de Córdoba y que se ha replicado en otras universidades públicas. Hay que tener en cuenta varios factores. El 48 % de los recursos de las 32 universidades del SUE son propios. Eso equivale a 3,5 billones de pesos al año. De esos 3,5 billones, 1,1 billones equivalen a las matrículas, que 677 mil millones son de matrículas de pregrados y el resto son de posgrados. En ese orden de ideas, si el Gobierno quisiera montar una política pública de gratuidad para los estratos 1 y 2, eso costaría 677 mil millones de pesos al año. Eso les planteamos.

SEMANA: ¿Es factible tener esos recursos?
J.T.O.: Lastimosamente, no es la realidad. Por esa razón, las universidades buscan otras fuentes de financiación. Primera fuente: las matrículas de pregrado. Por eso, las matrículas en universidades públicas tienen un valor que oscila entre 380 mil y un millón de pesos en las universidades regionales. Por ejemplo, en Córdoba una matrícula de pregrado cuesta 500 mil pesos. Además, están las matrículas de posgrado, venta de servicios, laboratorios, diplomados, seminarios y cursos, que nos ayudan a constituir los recursos de ese 48 %. El Gobierno nos dio la línea de crédito para solventar nómina y los 97.500 millones para repartir entre las 32 instituciones públicas. Algunas recibieron 3.000 millones pesos; otras más y otras menos.
SEMANA: ¿Alcanzaron los 97.500 millones para el modelo que proponen? 

J.T.O.: En Córdoba, las matrículas de los 17 mil estudiantes nos cuestan 13 mil millones de pesos al año, es decir, por semestre son 6.500 millones. Una fuente fueron los $2.500 millones que nos tocaron del total que dio el Gobierno, la Gobernación nos dio 1.000 millones de pesos, la Alcaldía de Montería nos dio 600 millones, a lo que sumamos otros recursos que teníamos del monto que se consiguió durante el paro de 2018. Los teníamos destinados para otras cosas pero se usaron para la gratuidad. Ese mismo modelo lo hicieron Magdalena, Cartagena, Cundinamarca y la gran mayoría de instituciones. Pero es un modelo transitorio. El reto es volver este modelo permanente en el tiempo, porque después del segundo semestre la crisis no desaparecerá como si nada.
SEMANA: ¿Cómo establecer ese modelo de gratuidad de manera permanente?

J.T.O.: Proponemos al presidente Duque que se incrementen esos 97.500 millones a 200 mil millones en forma permanente para la gratuidad. En Córdoba, a través de ordenanza de la asamblea, se creó el Fondo de Educación Superior, que lo componen 15 % del impuesto de registro y 5 % de licores; es decir, que va a manejar 3.200 millones fijos que se actualiza año tras año. Nosotros con ese fondo, que va a perdurar, tendremos la fuente de recursos. Propusimos al alcalde de Montería que haga un fondo similar. Creemos que ese modelo se puede replicar en todo el país.

SEMANA: ¿Entonces está asegurada la educación de los 620 mil estudiantes de universidades públicas de cara al segundo semestre?
J.T.O.: La educación de nuestros estudiantes en las 32 universidades públicas está garantizada. Como digo, por la procedencia de nuestros estudiantes, esos estratos 1 y 2 tienen su gratuidad. Eso está garantizado. Hay que reconocer el esfuerzo del Gobierno nacional y los entes territoriales.
SEMANA: ¿Qué pasa con el 30 % de otros estratos? La crisis ha tocado prácticamente a todos los sectores…
J.T.O.: La clase media está sin empleo. Sé que las prioridades de un padre de familia en esa situación no es el estudio para sus hijos. En las universidades públicas, al haber hecho el esfuerzo tan grande para la gratuidad en los estratos 1 y 2, también incluimos al resto de comunidad estudiantil. En Córdoba eran 350 muchachos. Los vinculamos en estos modelos de gratuidad y lo mismo se está aplicando en otras regiones. En un futuro se debe mirar el tema de esos sectores, teniendo en cuenta las posibilidades de cada estudiante y su familia. De eso se trata un modelo de gratuidad justo y equitativo: que cada quien aporte de acuerdo con sus posibilidades para garantizar la educación de los más vulnerables.
SEMANA: ¿En el segundo semestre del año volverán a la presencialidad?
J.T.O.: En el caso de las ocho universidades del Caribe, decidimos que no retomaremos la presencialidad, ya que esta región ha sido muy impactada por la pandemia. No queremos correr ningún riesgo con la alternancia. En las otras regiones cada universidad será autónoma, aunque otras se han sumado, como es el caso de la Universidad Nacional. Hay que tener en cuenta que adoptar los lineamientos del ministerio costaría a las universidades grandes inversiones, y en el momento no están los recursos.
Fuente e imagen tomadas de: https://www.semana.com/educacion/articulo/es-posible-la-educacion-superior-gratuita-entrevista-al-presidente-del-sue/683724
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Estados Unidos retira visas de estudiantes a extranjeros que tomen clases virtuales por COVID-19

América del Norte/Estados Unidos/07-07-2020/Autor(a) y Fuente: www.elsalvador.com

Estados Unidos -el país con más muertos por el coronavirus- suspendió también hasta finales de 2020 la entrega de visas de trabajo para proteger el empleo.

Estados Unidos anunció este lunes que suspenderá las visas para los estudiantes extranjeros cuyas clases sean trasladadas a un formato virtual por la pandemia del COVID-19.

La Oficina de Inmigración y de Aduanas de Estados Unidos indicó en un comunicado que los estudiantes con visas F-1 y M-1 cuyas escuelas operen solamente de forma en línea “deben abandonar el país o tomar otras medidas, como ser transferidos a una escuela con instrucción presencial”.

Si no lo hacen, los estudiantes se arriesgan a ser sometidos a un proceso de expulsión.

Según las nuevas normativas, cuando los estudiantes estén en un centro con un modelo mixto, van a tener que acreditar que están inscritos en la máxima cantidad de cursos presenciales para conservar su visa.

Estados Unidos -el país con más muertos por el coronavirus, con más de 130,000 fallecidos- suspendió también hasta finales de 2020 la entrega de visas de trabajo para proteger el empleo.

Muchas universidades y centros de enseñanza no retomarán las clases presenciales cuando comience el próximo curso lectivo en septiembre, en momentos en que todavía no hay vacuna contra la COVID-19 y los casos están en alza por un aumento de los contagios en el sur y el oeste del país.

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/noticias/internacional/estados-unidos-retira-visas-estudiantes-extranjeros-clases-virtuales-covid-19/730528/2020/

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La Agenda 2030 y el papel de las universidades latinoamericanas

Por: Paola Estrada Villafuerte

Las publicaciones recientes de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible, ofrecen una guía para las universidades en su camino hacia la implementación de los ODS.

A cinco años de la definición de los Objetivos y Metas de Desarrollo Sostenible (ODS), las instituciones educativas continúan detallando los pasos a seguir para su implementación en las comunidades universitarias. Estos 17 objetivos, adoptados por la ONU en septiembre del 2015, forman parte de la Agenda 2030 y dan continuidad a la Declaración del Milenio. Cada uno contiene metas específicas a alcanzarse en los próximos 15 años y aborda temáticas necesarias para el desarrollo humano óptimo dentro de los actores internacionales involucrados. Se plantean líneas de desarrollo en materia de igualdad de género, reducción de desigualdades, acción por el clima, educación de calidad, entre otros.

La Universidad, como institución principal de difusión de conocimiento, es pieza clave en el progreso de estas metas. Desde su incorporación, la academia ha tenido que establecer nuevas medidas educativas que se acoplen a la formación de ciudadanos y comunidades de aprendizaje con consciencia humana. La Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS), presentó durante el webinar, Las Universidades como Agentes del Cambio, dos distintos documentos de gran importancia en este eje temático: la guía «Cómo evaluar la contribución a los ODS de las universidades» y el dosier «Casos prácticos de Educación para los ODS». Ambos reflexionan sobre la transformación que las instituciones requieren para ocupar un papel de liderazgo en la acción de la Agenda 2030.

El papel de las universidades en la implementación de los ODS

La educación superior es incuestionablemente un potencializador de la innovación y de ciudadanos con sentido humano. Suele destacarse el papel de este actor precisamente en el cuarto ODS: educación inclusiva, equitativa y de calidad. Y para que esto se lleve a cabo, se espera que estos objetivos se aborden de forma transversal en todas las distintas áreas de la vida universitaria: formación, investigación y extensión. Siendo así que se debe involucrar a todos los que conforman las instituciones educativas de manera directa e indirecta.

“Se ha puesto en evidencia la necesidad de actuar y acelerar los procesos en marcha para lograr la transformación de nuestras sociedades, para lo cual las universidades son piezas fundamentales”.

Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La Universidad de Alcalá, explica que la academia desempeña un papel fundamental en la formación de la ciudadanía global, misma que construye estrategias socialmente responsables en sus estudiantes, quienes serán en un futuro agentes de cambio necesarios. Gran parte la educación directa que debería abordar problemáticas trascendentes, se desarrolla en el área docente y de investigación. Para entonces, generar una retroalimentación activa en la sociedad donde la universidad se desarrolla.

En este sentido, la universidad debería entonces también incorporar en estos campo las competencias adecuadas para la transmisión de visiones en el cumplimiento de los ODS. Desde una enseñanza  y búsqueda de información orientadas a la mejora social, se logra dar respuesta a los problemas que la Agenda 2030 aborda. Utilizar estos objetivos como referentes para la administración educativa, significa no sólo un progreso notable en su implementación oportuna, sino también una ventaja para aquellas universidades que deseen propiciar la construcción de alianzas con otros actores implicados y el acceso a diversas fuentes de financiación.

“México reprueba en ocho de los 17 ODS, mientras que en los nueve restantes, obtiene un puntuación intermedia, ya que a nivel regional en América Latina y el Caribe los principales desafíos tienen que ver con los altos niveles de desigualdad, de violencia e inseguridad”.

La guía “Cómo empezar con los ODS en las universidades”, publicada en el 2017 por la SDNS Australia/Pacific, fue de las primeras en su tipo y proporcionó información en cuanto a las herramientas necesarias en el vínculo de la Agenda 2030 y las instituciones educativas. Aquí se respondió la pregunta, ¿qué pueden hacer las universidades?

¿Qué pueden hacer las universidades para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible?

  • Dotar al alumnado de conocimientos, habilidades y motivación para entender y abordar los ODS.

  • Crear más oportunidades para la creación de capacidades de estudiantes y profesionales de países en desarrollo para abordar los desafíos relacionados con los ODS.

  • Apoyar todo el espectro de enfoques de investigación necesarios para abordar los ODS, incluida la investigación interdisciplinar y transdisciplinar.

  • Apoyar y fomentar la innovación para soluciones de desarrollo sostenible

  • Alinear las estructuras de gobierno universitario y las políticas operativas con los ODS.

A partir de esta publicación, la Red Española para el Desarrollo Sostenible, desarrolló eventualmente la importancia del papel de la actividad docente en su dosier mencionado anteriormente. Aquí, se proyectaron experiencias sobre la implementación de los ODS en esta área. Algunos de los más significativos logran servir como inspiración para otras universidades que se encuentran en el camino de la aplicación de la Agenda 2030 en sus comunidades educativas.

Igualmente, se plantea que una correcta iniciativa gira entorno a “proporcionar  a los  estudiantes  y  al  personal  de  la  universidad  los conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para abordar los complejos desafíos del desarrollo sostenible a través de cualquier carrera o trayectoria vital que tomen”. Además de “implementar los ODS en la forma más apropiada a su  propio  marco  académico: estrategia y cultura de la universidad; particularidades de cada centro, titulaciones y asignaturas; así como los intereses y capacidades de su comunidad universitaria”. De modo que cada institución diseñe sus propios medios y planes de desarrollo, construidos a partir de la información proporcionada pero siempre en función de sus capacidades.

La guía “Cómo evaluar los ODS en las universidades”, brindó una propuesta de herramientas útiles para evaluar y monitorear la contribución de las universidades en el desarrollo de los ODS. Con una serie de tres indicadores para cada objetivo y estrategias que permiten su valoración, se intenta dar el seguimiento necesario para saber si su ejecución se está cumpliendo y si se presentan resultados significativos en áreas estudiantiles, docentes y de investigación. Más que la creación de una rúbrica estricta para la designación de un ranking institucional, la REDS brinda la oportunidad a las universidades de autoevaluar su progreso en la transmutación de valores de desarrollo sostenible.

Esta misma red también plantea que para que esta evaluación y el desarrollo mismo de los objetivos sean completos, se debe dar pie a la transdisciplinariedad. Las instituciones con un sistema de división rígido, podrían llegar a presentar dificultades en el desempeño por la búsqueda de los objetivos. “Es fundamental el trabajo en proyectos compartidos entre distintas facultades dentro del campus universitario, favoreciendo así los procesos de integración entre disciplinas, y contar con personas que lideren y dinamicen estos procesos de cambio”, explica Javier Benayas de la UAM.

Academia latinoamericana

Desde el 2017 en México, se implementó la Estrategia Nacional para la Puesta en Marcha de la Agenda 2030 y la instauración del Consejo Nacional de la Agenda 2030. Estas instituciones se proyectaron entonces como un paso concreto en la visión del 2030 con las universidades mexicanas. Un año después, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior publicó el documento “Visión y acción 2030”. Este sugiere y crea un trazo claro del proceso que la academia mexicana debe atravesar para convertirse en un agente de cambio activo.

“Es fundamental el trabajo en proyectos compartidos entre distintas facultades dentro del campus universitario, favoreciendo así los procesos de integración entre disciplinas, y contar con personas que lideren y dinamicen estos procesos de cambio”.

Las instituciones líderes del país, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Tecnológico de Monterrey, se situaron en el sitio número 62 y número 101, respectivamente, en el Ranking de Impacto publicado por el Times Higher Education. Ambas universidades coordinan en conjunto la SDSN de México, establecida apenas hace un año y de primera mano con su entidad en Chile. Esta red de instituciones se mantienen desarrollando propuestas que propicien el involucramiento en problemáticas locales y globales. Desafortunadamente, “nuestro país reprueba en ocho de los 17 ODS, mientras que en los nueve restantes, obtiene un puntuación intermedia, ya que a nivel regional en América Latina y el Caribe los principales desafíos tienen que ver con los altos niveles de desigualdad, de violencia e inseguridad”, explica Miguel Ruiz Cabañas para CONECTA.

Sin embargo, las recientes publicaciones ofrecen para estos países el seguimiento oportuno para el trabajo continuo en la búsqueda de los ODS. La propuesta de evaluación, será una herramienta indispensable para todas aquellas universidades que se encuentran interesadas en la acción de la Agenda 2030 dentro de sus comunidades de aprendizaje.

¿Puede la crisis actual acelerar las acciones para contribuir a la Agenda 2030?

La REDS plantea que la pandemia de COVID-19  ha proporcionado el escenario ideal para comprender la importancia de la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Es fundamental identificar y fortalecer las herramientas que serán de gran utilidad para mantener su cumplimiento sobretodo en este panorama. “Se ha puesto en evidencia la necesidad de actuar y acelerar los procesos en marcha para lograr la transformación de nuestras sociedades, para lo cual las universidades son piezas fundamentales”.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/rol-de-las-universidades-agenda2030

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Educación Superior, un deber del Estado

Los países que invierten en educación e investigación son mas ricos, tienen mayor bienestar, saben resolver problemas con menos odio y entender mejor el valor de la vida, no es por ser ricos que invierten màs en ese campo. La inversión en educación se pone a prueba en su capacidad de respuesta colectiva a las crisis y se valida la investigación medida por impactos respecto a asuntos vitales, como este de ahora de salud, higiene cuidado del cuerpo y equilibrio mental, en el marco de relaciones entre el yo-el otro- y el entorno. La recuperación laboral y social de la profunda crisis del 2008, que dejo 230 millones de trabajadores sin empleo y acrecentó las migraciones y destierros, fue superada mas rápidamente allí donde había mayores recursos del PIB en educación e investigación. De esta crisis la quedo a América latina la Declaración final de la Conferencia Regional de Educación Superior (Cartagena) que concluyó de manera ejemplar que: “La Educación Superior es un bien público social, un derecho humano universal y un deber del Estado” (OEI.es). Como todo derecho, su reconocimiento de universalidad implica que las garantías de realización deben ser cubiertas por el estado con recursos de la nación. La educación como derecho, no como libertad, queda a cargo del estado, de tal manera que en este momento de crisis, el gobierno tiene todo a su favor para replantear su posición y de las enormes cifras económicas que se prevé movilizar en el contexto de la covid 19 (117 Billones, U. Javeriana), no resultaría oneroso destinar al menos un adicional no mayor del 20% al presupuesto asignado y cubrir las matriculas de los estudiantes del sistema universitario estatal.

En el presente inmediato la justificación es irrebatible: El impacto económico sobre los 22.5 millones de personas que reciben salarios muestra un alto impacto de retroceso del derecho al trabajo con todos sus contenidos. Hay cálculos que anuncian 8 millones de personas que quedarán sin trabajo, procedentes especialmente de los 10.5 millones de la clase trabajadora (48% de la fuerza laboral, antes de la pandemia) que recibe un salario mínimo y de los otros 9 millones de empleados que alcanzan ingresos de 2 millones de pesos (larepublica.co, dic 2019). Solo 3 millones de personas ganan mas de 2 millones al mes. Globalmente se esperan pérdidas económicas de entre $4,6 billones y $5.9 billones por mes, que representan entre 0,5% y 6,1% del PIB nacional y son los servicios, donde se destacan las actividades de alojamiento comida, inmobiliarios, administrativos, actividades profesionales y técnicas, construcción y comercio, los más afectados (Banco de la republica, mayo 2020). En estos sectores se originan los recursos para pagar la educación universitaria.

Las composición del presupuesto de las universidades publicas se divide entre un aproximado 50% de recursos de la nación y otro 50% que debe producir cada una, de esos entre el 10% y el 20% viene por matriculas, es decir, están desfinanciadas, como se indico ampliamente con las movilizaciones de 2018. La ventaja para el gobierno es que al asumir la educación como derecho puede de manera inmediata adicionar los presupuestos y mediante decreto anunciar la gratuidad. No resulta ajeno comparar que las demás instituciones publicas como Congreso, poder judicial, fuerzas militares, incluso educación básica y media o el SENA, aunque padezcan afectaciones por aplazamientos o recortes presupuestales, no están obligadas a producir para vender. Las instituciones publicas por su naturaleza dependen de los ingresos de la nación, los orientados a educación son inversión, no gasto.

Redireccionar recursos para el alivio social, decretando transitoriamente la gratuidad, como paso hacia la nacionalización definitiva de la educación superior en todos los niveles y modalidades, aparte de un gesto amable, es necesario, evitará un aumento de la desigualdad, hará justicia con las diferencias y brechas territoriales y evitará una deserción irreparable. La salida generosa de las entidades territoriales trasladando recursos podrá apoyar un lado y desfinanciar otro. América Latina tiene ejemplos de inversión en educación a seguir para el mediano plazo, Cuba invierte el 12,9% de su PIB, Costa Rica 7.4%, Bolivia 7%; otros como Dinamarca 8.7%, Islandia 7.6%, Ghana 8.1%, (BM), que permiten mostrar que no es riqueza o pobreza lo que define a la educación como derecho humano sostenible como inversión, si no que es el compromiso y voluntad política del gobierno y de estado. Lo que ocurre en esos países quizá se refleja en los resultados de la pandemia.

El bienestar general esta lastimado por desigualdades, inequidades, discriminaciones y violencias desbordadas e incontrolables, que convocan al gobierno a dar atención inmediata a ciertos sectores prioritarios y entre estos a la educación superior, ahora que tiene a su favor la declaratoria de la emergencia Económica, Social y Ecológica y recursos posibles que puede adicionar, en tanto su destino único y exclusivo será impedir una crisis de alto impacto social por deserción y abandono de las aulas y así conjurar en este sector la crisis desatada por la Covid -19.Es momento para que de los recursos anunciados de crédito por 1250 millones de dólares con el BM (actualidad.rt.com), 10.800 millones de dólares del FMI por línea de crédito flexible (imf.org), los aproximados 21 billones siguiendo el decreto 444 y otros, reinvierta con un adicional de menos del 20% de los 4.7 billones de 2020, suficientes para aplicar la gratuidad de la matricula universitaria. La educación es un derecho y un deber del estado, hay que protegerlo de la Covid19. Quizá resulte poco pedir cuando las violencias y desigualdades han dilapidado tantas vidas, sueños y rebeldía de sus jóvenes, es momento para reinvertir en el bienestar y esperanzas de sus universitarios y hacer que la vida sea su mayor riqueza universal.

Fuente: https://rebelion.org/educacion-superior-un-deber-del-estado/

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Educación y emancipación en la era de las crisis múltiples

El desarrollo de un modelo social sustentado en el éxito individual y las ganancias corporativas hizo que por años la discusión en torno a la naturaleza de la educación fuera desplazada por nociones provenientes del mundo de los negocios.

La inminente bancarrota de este modelo de sociedad abrirá un intenso debate que afectará los aspectos más determinantes de la vida pública. En este artículo desarrollaré un análisis reflexivo sobre el papel que la enseñanza superior debe asumir frente a la crisis múltiple que sufre nuestro país, para ello me apoyaré en la visión moral de Aristóteles, Kant y Marx y en la pedagogía crítica de Paulo Freire y Henry Giroux.

En su Ética a Nicómaco Aristóteles dice que toda acción humana tiende hacia algún fin, y la consecución de ese fin constituye un bien (Aristóteles, 1993, p. 129). Cabe preguntarse cuál es el bien que persigue la educación. El fin supremo al que tienden todas las cosas, nos dice el filósofo griego, es la felicidad (Aristóteles, 1993, p. 139). Estos términos puede que resulten abstractos, nos parecerán más adecuados si tomamos en cuenta que para Aristóteles la felicidad humana solo se logra bajo la mediación de la sociedad. El hombre, dice, es un animal social (Aristóteles, 1988, p. 50). Para Aristóteles el Estado (la comunidad humana) es una instancia natural, en el sentido de que solo a través de ella el ser humano puede realizarse satisfactoriamente. La sociedad humana existe únicamente con el fin de satisfacer las exigencias de la propia realización del ser humano1.

Distinta es la apreciación ética presente en la obra de Kant. Gestado en plena modernidad, su pensamiento resta importancia al medio social en favor del individuo. La ética kantiana es deontológica (Ponce, 2007) centrada en el deber como norma que guía los actos humanos. Se trata de una ética apriorística y de validez universal, regida por un principio moral de carácter racional denominado imperativo categórico. En su formulación más general el imperativo categórico establece el deber de concebir al individuo siempre como fin y nunca como medio (Kant, 1996, p. 202).

Tanto el naturalismo aristotélico como el formalismo moral kantiano reciben un tratamiento integral en el pensamiento de Marx. Tratar a las personas como fines significa para Kant respetar su dignidad, reconociendo un valor incondicional en ellas que no emana de circunstancias contingentes. Justamente este es uno de los puntos de crítica esgrimidos por Marx en contra de la moderna sociedad capitalista. A lo largo de su obra, Marx critica el hecho de que bajo el dominio de las relaciones sociales capitalistas los seres humanos ven mermada su dignidad, hasta el punto de ser reducidos “al nivel de las máquinas” (Marx, 1982, p. 564). En la Introducción a la Filosofía del Derecho de Hegel Marx señala la existencia de un imperativo categórico que exige “echar por tierra todas aquellas relaciones en que el hombre es un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable” (Marx, 1982, p. 497). Dicho de otro modo, puede sostenerse que para Marx existe el deber moral de acabar con aquellas condiciones en las cuales los individuos son tratados de manera sistemática como objetos el lugar de ser fines en sí mismos. En otro lugar caracterizará a la sociedad moderna como una instancia en la que el hombre se ve rebajado al papel de simple medio para la satisfacción del interés egoísta. La sociedad moderna “se resiste a considerar al hombre como fin en sí mismo” ((Marx, 1982, p. 488).

Este es especialmente el punto en el que el pensamiento político de Marx encuentra similitud con el de Aristóteles. Ambos coinciden en que la plena realización humana solo es posible en el seno de una sociedad establecida conforme a las exigencias de la actualización de las capacidades humanas. El hecho de que la sociedad capitalista trate sistemáticamente a los seres humanos como cosas es lo que mueve a la conciencia filosófica a convertirse en una “crítica implacable de todo lo existente” (Marx, 1982, p. 458).

Estas consideraciones nos permiten acercarnos al ideal de educación que debe regir a la Universidad de El Salvador. La obra de Freire nos será útil al respecto. El educador brasileño concibe la educación más allá de la simple instrucción, tomando en cuenta la relación entre la teoría social, el compromiso moral y la lucha radical. Haciendo eco de la exigencia de Marx Freire combina el lenguaje de la crítica con el lenguaje de la esperanza.

La obra de Freire constituye una crítica del modo en el que las instituciones educativas colaboran con el poder. La educación, entendida como simple instrucción adquiere un sentido instrumental y cosificante, rompiendo con el mandato moral de concebir a las personas como fines. Una educación de este tipo de hecho silencia las voces y presencias de los oprimidos, convirtiéndose en una forma sutil de complicidad con el poder. Frente a este tipo de educación que conduce a las personas a posiciones quietistas, se trata de reivindicar un tipo de educación que haga del ser humano “un ser consciente en su transitividad, críticamente o cada vez más racional” permitiéndole “ganar la fuerza y el valor para luchar, en lugar de ser arrastrado a la perdición de su propio ‘yo’, sometido a las prescripciones ajenas” (Freire, 1986, p. 85).

Pese a reconocer el papel de las instituciones educativas en el sostenimiento de la dominación, Freire se separa de las nociones críticas más pesimistas que confieren a las escuelas el lugar de agentes de reproducción social, económica y cultural (Bourdieu y Passeron, 1996) o bien únicamente como parte de los Aparatos Ideológicos del Estado (Althusser, 2003). En lugar de ello, la atención recae sobre la forma en la que los seres humanos construyen sus voces y dotan de validez a sus experiencias, dentro de marcos y restricciones históricas específicas. Lejos de representar un aspecto todopoderoso de la existencia humana, la reproducción de las relaciones sociales capitalistas constituye solo un componente político en el proceso de dominación, descifrable y superable dentro del discurso, las experiencias y la historia de los propios oprimidos (Freire, 2005).

En tal sentido, las instituciones educativas constituyen importantes espacios de socialización que permiten a los profesores desarrollar prácticas políticas a partir de la experiencia concreta de escuchar a los oprimidos y aprender de ellos. No se trata de imponer una teoría “desde afuera” sino de la producción de formas de discursos articulados a partir de diversas situaciones sociales específicas.

Hay que tener en cuenta que la educación no es un proceso unidireccional sino dialógico en el que tanto el educador como el educando se involucran de manera activa (Freire, 2005). Los profesores se convierten en lo que Gramsci denominó intelectuales orgánicos (Gramsci, 2016) es decir, pensadores fundidos orgánicamente con la cultura y las actividades prácticas de los oprimidos, desarrollando así un conocimiento contextualizado, original y profundo al servicio de la liberación.

Este es solo el primer paso, todo profesor universitario debería convertirse en lo que Henry Giroux denomina un intelectual transformativo (Giroux, 1997) en aras de redefinir a la universidad como esfera pública de oposición, cuyo papel principal descanse en la conformación de ciudadanos activos y en la consolidación de ciudadanía crítica. Una instancia que, más que servir a la reproducción de las lógicas sociales imperantes, nutra la alfabetización política y el compromiso moral.

La labor de los profesores como intelectuales públicos rebasa los muros de los salones de clases. No debe ser subestimada la importancia que tiene el que los maestros empleen sus habilidades y conocimientos en alianza con los movimientos sociales y otros trabajadores culturales, haciendo de ese modo lo político más pedagógico y lo pedagógico más político. Es crucial entender que toda agencia de cambio solo puede venir a través de la educación emancipadora.

Referencias

Althusser, L. (2003). Ideología y aparatos ideologicos del Estado. Freud y Lacan. Buenos Aires: Nueva visión.

Aristóteles. (1988). Política. Madrid: Gredos.

Aristóteles. (1993). Ética Nicomaquea. Madrid: Gredos.

Bourdieu, P., & Passeron, J.-C. (1996). La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza. México: Editorial Laia.

Freire, P. (1986). La Educación como práctica de la libertad. México: Siglo XXI Editores.

Freire, P. (2005). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI Editores.

Gramsci, A. (2016). Para la reforma moral e intelectual. Madrid: Catarata.

Kant, I. (1996). Crítica de la razón práctica. Barcelona: Círculo de lectores.

Marx, C. (1982). Escritos de Juventud. México: Fondo de Cultura Económica.

Ponce, O. (2007). Iniciación al estudio Filosófico: Un recorrido de la filosofía primera a la Epistemología. San Salvador: Universidad de El Salvador.

1 Los hombres, dice Aristóteles, “no han creado una comunidad solo para vivir, sino para vivir bien” (Aristóteles, 1988, p. 175).

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Costa Rica: Sindicatos de las universidades públicas rechazan informe de Comisión del FEES

Redacción: CR Hoy

Los sindicatos de las universidades públicas de Costa Rica rechazan categóricamente el informe de mayoría de la llamada “Comisión Especial que Estudie, Analice y Eventualmente Proponga Proyectos de Ley o Reformas en Relación con la Administración del Fondo Especial de la Educación Pública (FEES)”, Expediente Legislativo 21.052, y denuncian ante la sociedad costarricense el intento de un grupo de diputados para aprovechar la integración de dicha comisión como una excusa para atentar contra la autonomía universitaria y el modelo de educación superior pública del país.

Al respecto, aseguran que lo que los diputados llaman una “investigación” seria sobre el accionar de las universidades públicas y el cómo utilizan sus presupuestos (FEES), no pasa de ser una burda conspiración, que no considera un análisis con un mínimo de rigor académico, científico y profesional (como debería ser en una comisión del primer poder de la República), sobre la veracidad de sus conclusiones.

De acuerdo con los representantes de los gremios sindicales, “este dictamen está basado, además, en una serie de prejuicios y juicios de valor de un grupo de personas que no cuentan con respaldo técnico ni formación alguna que les permita presentar una investigación y un análisis serios, objetivos y éticos, obtenidos de un método riguroso, del cual se colijan conclusiones claras y apegadas a la realidad. En lugar de lo mencionado, contamos con un grupo de políticos de turno, con ínfulas de investigadores, y una agenda clara en cuanto a menoscabar las universidades públicas con el fin de desfinanciarlas, supeditándolas a los intereses político-electoreros de los partidos políticos, así como a los intereses egoístas y hegemónicos del gran empresariado, que pretenden convertir a las universidades en maquilas de tecnócratas formados, cual autómatas, para servir al gran capital”.

Insisten en que es inaceptable una “investigación” cuyo desarrollo parte de ideas preconcebidas y sustentadas en información seleccionada a conveniencia para “respaldar” sus turbios intereses, lo cual no solo genera desinformación, sino que expone una falacia sobre la realidad del quehacer universitario y atenta contra la verdad histórica, al borrar el aporte de las universidades públicas, en cuanto a constituirse en los mayores agentes de cambio y movilidad social de nuestra sociedad: tal contribución se da no solo al permitir que miles de estudiantes, becados en su gran mayoría, provenientes de colegios públicos, de zonas rurales y representantes de los estratos de menor ingreso, se conviertan en profesionales críticos que aportan a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y democrática, sin dejar de lado que en las universidades públicas se realiza más del 80% de la investigación científica de Costa Rica, cuyo impacto es transcendental y directo en la sociedad, el cual repercute tanto en las diferentes instituciones públicas y privadas del país, como en las comunidades, a través de la transferencia tecnológica, la extensión y la acción social, tal y como se ha hecho, más que evidente en la actual coyuntura de emergencia sanitaria. No en vano, las universidades públicas costarricenses ostentan lugares de honor, a nivel latinoamericano y mundial, precisamente, por el trabajo comprometido de miles de trabajadores y sus aportes al desarrollo del conocimiento y de la sociedad en general.

“Con su informe, dicho grupo evidencia su completo desconocimiento acerca de cómo funciona la universidad pública al servicio de la sociedad y del país, así como del sistema de educación superior público de Costa Rica. Su limitada visión y su evidente mala intención les permite verter criterios retrógrados en contra de la formación humanista, crítica e integral que las universidades públicas ofrecen a sus estudiantes, al tiempo que evidencia su inclinación por el conocimiento técnico e inmediato como el único que interesa al país, lo cual se corrobora en ese informe con afirmaciones como la siguiente: “Las universidades deberían estar generando un valor público que sobrepase las necesidades estudiantiles y que, además, esté al servicio de la ciudadanía” ¿No les es evidente el valor público de las universidades?”, señalan.

Los representantes de los gremios universitarios reconocen “la difícil situación que enfrenta el mundo entero y dentro de este, nuestro país, estamos claros que, para salir de esta situación de crisis, se requiere mayor inversión en las instituciones emblemáticas del Estado Social de Derecho, especialmente en el sector educación, y, dentro de este, en la educación superior pública. Ya las trasnochadas recetas neoliberales de recortes presupuestarios y privatización de la educación han demostrado su efectividad, para sumergir a los países en las mayores crisis que podamos recordar. En este sentido, la actual Asamblea Legislativa se ha dedicado a recortar, de forma inconstitucional, el financiamiento de la educación, tal y como ha sucedido en los últimos años, a lo que cabe agregar que NUNCA se ha respetado el mandato constitucional de la asignación del 8% del PIB para la educación pública de calidad que merece este país”.

En este informe, los legisladores recomiendan que que las universidades públicas pasen a la caja única del Estado, lo cual -según representantes universitarios- limita la independencia financiera de las universidades, al violentar la autonomía financiera, además de que, de forma reiterada, se afirma que las universidades deben generar sus propios recursos -algo que,afirman, ya sucede- y suplir el FEES con recursos propios, lo que implicaría una privatización de la educación superior pública.

“Reconocemos, además, que en estas circunstancias difíciles, las universidades deben evolucionar hacia mayores estados de eficiencia, eficacia y pertinencia, tal y como históricamente lo han hecho, pero esto debe ser asumido desde el marco del respeto absoluto de la autonomía, independencia y libertad de cátedra de estas instituciones. Las universidades públicas están comprometidas con un proceso de revisión y autoanálisis permanente, con el fin de prestar un servicio óptimo a la sociedad que así lo demanda: un contexto en el que se impulsen mayores procesos de regionalización, vinculación con el sector productivo y los planes de desarrollo, entre otros, como forma de ser cada vez más pertinentes para la sociedad, sin perder con ello, la autodeterminación y la libertad que le otorga la autonomía constitucional y el deber del Estado de financiar la educación superior pública”, indican en un pronunciamiento.

Las universidades públicas no pueden ni deben, politizarse o someterse a los intereses mezquinos de los grupos económicos que buscan maximizar sus ganancias a costa de las instituciones y servicios públicos del país.

Los representantes sindicales universitarios hacen un llamado al estudiantado universitario y a los trabajadores que actualmente forman parte de la comunidad universitaria de Consejo Nacional de Rectores (CONARE) “para defender la educación superior pública del país como un derecho supremo de la sociedad costarricense y, de igual manera, solicitamos el apoyo de todos los egresados que se han visto beneficiados del sistema público que les permitió formarse, establecerse y contribuir con la sociedad y a la población en general: hacemos un especial llamado para que, de forma crítica y objetiva, se sopese y valore los alcances e importancia de la educación, investigación, extensión y acción social pública de calidad”.

De igual forma, alertan a la población, en general, “para que no se deje engañar ante este burdo intento de desprestigiar y destruir a las universidades públicas, baluartes en la construcción de la Costa Rica solidaria e inclusiva, construida a partir de la década de 1940, por aquellas mentes visionarias que, con gran acierto, concibieron que estas instituciones solo podían cumplir con su misión histórica, si eran dotadas del mayor rango de autonomía y libertad posible, así como del financiamiento adecuado, para que, además de ser instituciones democráticas, se convirtieran en instituciones democratizantes”.

Finalmente, los sindicatos de las universidades públicas de este país enfatizan su misión en cuanto a velar por el cumplimiento de los objetivos y los compromisos que la sociedad costarricense ha depositado en nuestras instituciones y en nuestros funcionarios: estamos al servicio de Costa Rica.

Fuente: https://www.crhoy.com/enterese/sindicatos-de-las-universidades-publicas-rechazan-informe-de-comision-del-fees/

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¿Cómo perciben los docentes la preparación digital de la Educación Superior en América Latina?

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Tres de cuatro docentes en Latinoamérica no se sienten preparados para incorporar nuevas tecnologías en el aula ante la emergencia del COVID-19, revela un estudio del Tec de Monterrey y el BID.

La pandemia por el COVID-19 ha acelerado la integración tecnológica en la enseñanza universitaria. Sin embargo, tres de cuatro docentes en la región no se sienten preparados para incorporar nuevas tecnologías digitales en el aula. Esto de acuerdo con un estudio regional realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Tecnológico de Monterrey entre febrero y marzo 2020, en el cual se consultó a más de 800 docentes universitarios sobre la penetración de las tecnologías digitales en las universidades.

El estudio encontró que la falta de recursos tecnológicos y financieros, planeación estratégica y capacitación son considerados los principales retos para su integración. Además, incrementar los espacios de colaboración, el diagnóstico de habilidades digitales y las oportunidades de capacitación docente, son esenciales para afrontar los desafíos educativos que impone la pandemia.

A continuación presentamos algunos de los hallazgos clave de este estudio.

El COVID 19 ha situado a las tecnologías digitales como protagonistas en los procesos de enseñanza y aprendizaje

  • En la educación superior, la pandemia ha afectado a más de 26 millones de estudiantes y 1.4 millones de docentes que pasaron súbitamente a un ambiente de enseñanza remota de emergencia para dar continuidad a los procesos educativos.

  • Pre-COVID-19, solo el 19 % de los programas se centraba en educación a distancia y 16 % utilizaban modalidades híbridas (blended) en las universidades con enfoque virtual.

Falta de capacitación efectiva, acceso a internet y financiamiento, se perciben como los principales retos para la incorporación de tecnologías digitales en las universidades

  • El 90 % de los docentes considera útiles las tecnologías digitales para mejorar los procesos de aprendizaje. Sin embargo, existen importantes retos para su adopción.

  • En Argentina y Perú, 40 % y 30 % de los docentes, respectivamente, consideran que la falta de acceso a internet es el principal obstáculo.

  • El 27 % de los docentes en Colombia y 22 % en México considera la falta de financiamiento y acceso a nuevas tecnologías como los principales retos.

  • En todos los países participantes, la falta de capacitación docente presenta una de las principales dificultades para la implementación de tecnologías digitales para el aprendizaje.

¿Cuáles son los obstáculos o retos para usar tecnologías digitales en el proceso de enseñanza aprendizaje?

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Preparación docente para la inclusión de tecnologías digitales en el aula

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Disponibilidad y efectividad de programas de capacitación digital docente en las universidades

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Uno de cada cuatro docentes se siente totalmente preparado para incorporar nuevas herramientas digitales en sus cursos

  • El 74 % de los docentes reporta conocer nuevas tecnologías aplicables a los cursos y disciplinas que enseñan.

  • El 30 % de los docentes con entre 6 y 20 años de experiencia se sienten totalmente preparados para incorporar nuevas tecnologías. Solo 20 % y 22 % de los docentes con experiencia entre 0 y 5 o más de 20 años de experiencia lo hace.

  • Mientras que el 19 % de los docentes en instituciones privadas se siente poco o nada preparado, el 26 % de los docentes en universidades públicas tiene esta percepción (no existiendo diferencias significativas entre las edades ni años de experiencia entre los dos grupos).

Siete de cada diez docentes consideran el costo o la falta de recursos para el licenciamiento de la tecnología digital, un factor que dificulta su adopción

  • La brecha entre la disponibilidad de programas de capacitación digital reportados por docentes de universidades públicas y privadas es de 23 puntos porcentuales.

  • Seis de cada diez docentes que reportan contar con programas de capacitación, los encuentran efectivos.

  • Un 59 % de los docentes reporta que su universidad no ha desarrollado ningún sistema de incentivos para promover el desarrollo de proyectos utilizando tecnologías digitales.

  • Del total de docentes de universidades públicas, 64 % no considera que existan sistemas de incentivos. Esta proporción es de 54 % en universidades privadas.

Cuatro de cada diez docentes reportan no tener o que la velocidad de acceso a internet en su institución no es óptima

  • En Argentina, el 60 % de los docentes encuestados reporta tener una baja o ninguna conexión a internet dentro de sus IES, en México o Colombia esta proporción es inferior al 35 %.

  • Mientras 19 % de los docentes de universidades privadas reportan no tener acceso a internet o su velocidad es baja, esta proporción asciende al 55 % en universidades públicas.

  • El 75 % de los docentes encuestados reportó que su Institución contaba con alguna plataforma tecnológica para la gestión de los aprendizajes.

  • Esta proporción es el 86 % de los docentes de universidades privadas y sólo el 68 % de universidades públicas.

El costo de licenciamiento es uno de los obstáculos más importantes para la apropiación de tecnología digital

  • Siete de cada diez docentes consideran el costo o la falta de recursos para el licenciamiento de la tecnología digital un factor que dificulta su adopción.

  • Esta percepción es mayor entre docentes en universidades públicas (76 %) que entre docentes de universidades privadas (67 %).

  • Entre los países del estudio, esta proporción va desde el 69 % de los docentes en Argentina, hasta el 77 % de los docentes en Colombia.

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Uno de cada cuatro docentes considera que su institución no tiene una visión de cómo utilizar las tecnologías digitales para mejorar la enseñanza y el aprendizaje

  •  Esta relación es de uno de cada cinco (17 %) para docentes de universidades privadas y de uno de cada tres en universidades públicas (32 %).

  • Tres de cada siete docentes considera que no existen espacios colegiados de discusión para promover y planificar el uso de tecnología para la mejorar los aprendizajes.

  • Esta proporción es de 38 % entre los docentes de universidades privadas frente al 50 % en universidades públicas.

  • Seis de cada diez docentes que reportan contar con programas de capacitación digital los encuentran efectivos.

Las herramientas digitales son ahora centrales para la educación superior, es esencial aprovechar las oportunidades disponibles para acelerar su adopción

  •  Facilitar espacios para el intercambio de experiencias entre universidades públicas, privadas o entidades no universitarias puede facilitar el aprendizaje horizontal entre docentes.

  • Países como Colombia y México han abierto amplios espacios para la discusión e intercambio de experiencias digitales como programas de apadrinamiento entre docentes dentro y fuera de las universidades.

  • Estrategias para la digitalización docente como DigCompEdu en la UE y herramientas de autoevaluación digital docente como Check-In pueden mejorar su preparación digital y los aprendizajes durante y después de la emergencia.

Para más información visita:

Web: publications.iadb.org/es/nota-cima-21-covid-19-tecnologias-digitales-y-educacion-superior-que-opinan-los-docentes
Twitter: @BIDEducacion
Contacto: education@iadb.org

Referencias:
UNESCO, 2020.
OECD (2015, p. 68) “E-Learning in Higher Education in Latin America”.

Fuente de la reseña: https://observatorio.tec.mx/edu-news/encuesta-preparacion-digital-docentes-universitarios-america-latina

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