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Es hora de pensar en grande frente al desarrollo educativo y científico de Norte de Santander

Por: Jorge Ramírez.

 

 

Cuando se analizan los factores determinantes de la educación de calidad en Colombia; diversos estudios muestran que la formación docente y la inversión en educación son elementos detonantes de esta.

Los estudios muestran que existen otros  factores asociados a la calidad como la gestión, la planeación y la evaluación integral de instituciones y de programas educativos, aplica para los casos de la gestión del conocimiento y de la información en distintos niveles: primario, secundario y universitario, con el fin de desarrollar contenidos curriculares y extracurriculares pertinentes y de excelencia académica que facilitan que los niños y los jóvenes tengan un desarrollo integral en sus vidas.

Valga decir que Norte de Santander tiene enormes retos en lograr que la educación dentro de su sistema sea de calidad.

Expongo los argumentos.

Teniendo en cuenta que colegios y universidades han adoptado sistemas de aseguramiento de la calidad en procesos administrativos y en el manejo de los recursos financieros, debe decirse que la educación de calidad no se resume exclusivamente a esto, esta forma unívoca de entender la calidad ha llevado a que el sistema educativo nortesantandereano haya avanzado más rápido en la adopción de “normas ISO de calidad” y en menor medida en educación de calidad en su contenido académico, científico y en innovación.

Por ejemplo en los niveles de educación inicial, primario y secundario existen pocos antecedentes en logros en aseguramiento de la calidad institucional.

Pese a que es función de las secretarias de educación. En tal sentido, los avances están enfocados en el diseño e  implementación de planes de mejoramiento, sin ningún tipo de evaluación externa sobre su pertinencia, impactos o resultados.

Los resultados en aprendizajes en pruebas saber revelan que un pequeño grupo de colegios públicos y privados obtienen resultados superlativos. Mientras que la mayoría de los colegios alcanzan resultados muy regulares o deficientes (ICFES, 2018).

En el caso de la educación superior, ocurre algo parecido, Norte de Santander, cuenta con más de 280 programas universitarios y menos del 10% posee acreditación de calidad.

Mientras que una universidad ha logrado la acreditación institucional, como es el caso de la Universidad Libre a nivel multicampus; el resto se encuentran en proceso de autoevaluación con fines de acreditación, lo cual es un avance. Ahora en  cuanto a la oferta posgradual solo un programa ofertado desde instituciones de educación superior de Norte de Santander posee acreditación de calidad (CNA, 2019).

Esto puede llevar a pensar a los políticos, a los hacedores de política regional, al sector educativo y al sector privado a repensar la política educativa y a vincular los aspectos relacionados con el fomento y el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en cuanto a su contenido estratégico: metas, objetivos, programas y proyectos, así como en lo referente a la orientación y uso de los recursos disponibles del sistema general de regalías que deberían fortalecer los aspectos misionales de los colegios y las universidades. Esto implica que los rubros de inversión en calidad educativa, en formación docente y en investigación son un insumo de la política y no las metas mismas como suele ocurrir.

En consecuencia, los cuerpos colegiados del CUEE y del CODECTI de Norte de Santander no pueden ser solo espacios de contemplación para sus miembros, sino, cuerpos colegiados con capacidad para incidir en la toma decisiones que eviten el uso inadecuado de los recursos públicos. En breve, es hora de pensar en grande frente al desarrollo educativo y científico de la región, ojalá nunca más en el lucro de pocos.

Fuente del artículo: https://www.laopinion.com.co/columna-de-opinion/es-hora-de-pensar-en-grande-frente-al-desarrollo-educativo-y-cientifico-de-norte#OP

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La pedagogía de la ignorancia en México

Por: José Carlos Buenaventura

El mundo está en una grave crisis mundial del aprendizaje como lo señala la ONU.[2] Esto se ve claramente en México cuando en las aulas de clase de educación media superior de las zonas periféricas, y hasta en las principales ciudades, más de la mitad de los jóvenes no sabe leer, escribir o hacer operaciones básicas. Esto sucede incluso en la educación superior cuando en los primeros semestres se les pide resolver simples operaciones matemáticas relativas a las tablas de multiplicar así como un ejercicio de comprensión lectora. Un ejemplo de ello es cuando en un grupo de 40 estudiantes, sólo 6 saben las tablas de multiplicar, lo que representa un 15 por ciento. Alguien podría decir que eso no importa, ya que estamos en la sociedad de la información y del conocimiento y que tenemos instrumentos como las calculadoras, celulares o computadoras, para obtener el resultado buscado.

El problema implica que el estudiante, al no aprender esto, no desarrolla parte del pensamiento abstracto y formal (nivel cognitivo fundamental), además de que será mucho más difícil adquirir la llave para entrar al mundo de la ciencia. Los conocimientos básicos que se deberían de garantizar en la educación básica no se están transmitiendo a un alto porcentaje de los estudiantes en las escuelas. No se sabe con exactitud cuántos estudiantes están en esta situación en México, una situación que llamaré de ignorancia o también de un analfabetismo funcional, a pesar de que se haya cursado preescolar, primaria, secundaria y bachillerato. Es nuestra responsabilidad intelectual y política preguntar: ¿cómo hemos llegado a esto? La pálida paradoja contemporánea puede enunciarse así: cuanto más se impulsó el discurso de la calidad educativa (hoy “excelencia”), el máximo logro de aprendizajes, así como el discurso del aprendizaje basado en el estudiante, cuanto menos se ha aprendido realmente en las escuelas.

Los datos que aparecen con mayor exactitud son aquellos que nos señala el INEGI: hay 4, 744, 057 analfabetas en México, así como los datos de estudiantes excluidos de educación superior por no alcanzar los puntajes esperando para tener acceso a la educación superior en instituciones públicas de prestigio como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en donde, año con año, quedan fuera más del 90% de los estudiantes que desean entrar a estudiar alguna de las carreras ofertadas ahí. Por un lado, encontramos que no crece la matrícula de estas instituciones, ya que no se le otorga presupuesto público que haga posible esto, por lo cual se argumenta la necesidad de llevar a cabo procesos de selección a través de exámenes. Por otro lado, podemos formular una hipótesis: un alto porcentaje de estos jóvenes no alcanza la meta ya que sus conocimientos y habilidades conseguidos en niveles anteriores no son adecuados ante el nivel de exigencia de los retos universitarios. Este no-saber, esta ignorancia estructural, nos conduce negativamente a una pedagogía de la ignorancia, esto es, a un proceso continuo de exclusión epistémica que no es exclusivamente responsabilidad individual (de quien “no estudió lo suficiente”), sino que es una responsabilidad fundamentalmente estatal, además de social y colectiva.

Con “pedagogía de la ignorancia” nos referimos, entonces, a un conjunto de mecanismos, prácticas e instituciones que han funcionado básicamente dentro de los marcos del neoliberalismo, doctrina que niega por principio la capacidad política y social de transformación de la realidad, reconociendo en el silencio ideológico que el conocimiento es poder, aunque en el artículo 3° constitucional esté prohibido educar en la ignorancia, es decir, en la incapacidad de lograr acceder a una vida pública realizada plenamente. La pedagogía de la ignorancia transmite reproductiva y mecánicamente el no-saber resolver problemas de diversas índoles en la realidad social de los ciudadanos, esto es, acrecienta la incapacidad de lograr el acceso a niveles más altos de estudio que por último han de contribuir (según ha quedado estipulado en nuestra Carta Magna) no sólo a la prosperidad personal sino sobre todo a la prosperidad colectiva, nacional. Esto no quiere decir que alguien sea un ignorante total, sino que los conocimientos e información que se transmiten no permiten resolver nacionalmente problemas sociales, culturales, económicos, tecnológicos, académicos, religiosos entre tantos otros de cuya resolución adecuada depende realmente nuestra auténtica independencia.

Esta pedagogía de la ignorancia ha funcionado a través de diversos mecanismos de control hacia los docentes y en general sobre la educación pública, lo que ha conducido a un desastre de la educación pública nacional, aunque no se mantengan constantes estos acuerdos, sino que son intermitentes, el problema es que crean en la cotidianidad prácticas en los docentes y en los diferentes actores educativos. Un ejemplo de esos acuerdos fue el 648 de la Secretaría de Educación Pública (SEP) donde los estudiantes de primero y segundo no podrían ser reprobados, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 2012. Nuevamente, para el 29 de marzo 2019 se publica el acuerdo 11/03/19, por el secretario de Educación Esteban Moctezuma, donde vuelve a tomar la misma idea de la no reprobación a los estudiantes de primero y segundo grado de primaria: sólo con asistir pasan. En tercero, cuarto y quinto grado deben tener un promedio mínimo de 6 y haber aprobado sólo 6 de las asignaturas cursadas y en sexto grado se dice que deben tener un promedio mínimo de 6 en todas las asignaturas, sólo que por la carga de trabajo los docentes no han reprobado a muchos estudiantes a lo largo de los años, ni lo harán en un futuro probablemente. Algo muy importante es que ha perdido valor la enseñanza del español y las matemáticas, que como lenguajes permiten conocer el mundo, ya que los estudiantes pueden reprobar estas asignaturas y acreditar otras. Además, que los padres de familia presionan para que sean acreditado su hijo o hija, así tengan que presionar al maestro, al director, ir a las supervisiones o a las direcciones operativas, ellos comprenden que el derecho de su hijo es pasar, más no el conocimiento. Volviendo a la retórica de la reprobación como el chivo expiatorio y responsable de que los estudiantes no aprendieran. Sin embargo, no se profundizaba en las causas de los malos resultados como eran y siguen siendo problemas de aprendizaje a nivel individual, la pobreza, el desempleo de los padres, la alimentación, la discriminación, la violencia estructural que se vive en los diferentes estados de la República o simplemente porque los maestros no pueden dar una atención individualizada y especializada cuando los grupos son mayores de 40 estudiantes, lo que nos lleva  a plantear que se necesitan más profesores y más escuelas que puedan dar más tiempo y atención a los estudiantes, ya que, hoy por hoy, en 60 minutos un maestro puede darle un minuto y medio de atención a cada estudiante; en seis horas 9 minutos; no sobran sino faltan muchos docentes en un país necesitado de una educación digna.

Los problemas educativos, no son sólo problemas educativos o didácticos, sino problemas sociales en determinados espacios y temporalidades. La salida fácil ha sido no reprobar. Mientras tanto, a los largo de los años nos endulzaban el oído con el discurso políticamente correcto de que cada día iban más personas a la primaria, a la secundaria y hasta al bachillerato, no importa si aprenden, sino que estén allí para ser guardados y controlados por docentes que no pueden cumplir con sus misión histórica que ha sido la enseñanza. Por otro lado, surgió un discurso conservador de los derechos humanos, donde el maestro perdió su figura social de autoridad (de una autoridad sapiencial y moral) y sólo se ha limitado como mero “cuidador” o en el mejor de los casos como “facilitador”, siempre y cuando no estresen ni incomoden a los estudiantes, ya que si esto pasa se violarían sus derechos fundamentales (aunque la contradicción es que tanto padres de familias como estudiantes no conocen estos derechos ni han sido formados en este horizonte).

Una última característica a mencionar es que la pedagogía de la ignorancia es una pedagogía que no toma en cuenta los conocimientos originarios de esta nación. Se relega, se niega o se destruye la enseñanza de las lenguas y culturas originarias de México, diciendo que su desaparición es un proceso natural y evolutivo y que sólo se pueden rescatarlas haciendo registros escritos de sus conocimientos para guardarlos en archivos, bibliotecas y museos o quizás sólo enalteciendo a una de ellas como el náhuatl (cuando en México existen más de 364 variantes lingüísticas en 68 agrupaciones lingüísticas y 11 familias lingüísticas de acuerdo al INALI). Recordemos que de acuerdo al INALI todas las lenguas originarias están en riesgo de desaparición. Se presume un cierto indigenismo, siempre y cuando no estén los indígenas de carne hueso. Esto es sumamente grave, ya que. como señala Noam Chomsky, uno de los sectores sociales nos está enseñando cómo controlar y confrontar el cambio climático, problema que pone en riesgo la vida humana, son precisamente los pueblos originarios de acuerdo con sus conocimientos ancestrales. Sin embargo, mientras siga imperando en la educación mexicana una pedagogía de la ignorancia no se nos permitirá por último la dignidad de nuestra historia, ya que siempre estamos preocupados en resolver los problemas que vienen del Centro económico internacional, que están representado por las naciones extrajeras y por los grandes empresarios nacionales e internacionales. Quizás, precisamente por eso, por estar nuestra mirada siempre orientada al exterior, es que nuestras políticas educativas han sido creadas para seguir manteniendo una dependencia (amarga y estéril para nosotros; dulce y fecunda para otros) que iniciara violentamente, acallando voces y alternativas, hace más de 500 años.

[1] Coordinador del Seminario de Perspectivas Críticas en Educación de México y Latinoamérica, que se realiza en la Facultad de Filosofía y Letras UNAM. Agradezco las sugerencias y correcciones de David Elías Hernández y Jorge Alberto Reyes, integrantes del seminario.

[2]https://www.jornada.com.mx/2019/08/18/sociedad/029n1soc?fbclid=IwAR1tzihy5U4Z_rlLIhnxuFPMLBC2jQl-ywuwt88CmreCIFeAV_3Am7onGSo

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-pedagogia-de-la-ignorancia-en-mexico/

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África contra el complejo de ‘salvador blanco’: a juicio por la muerte de 105 niños

Redacción: El Confidencial

Una estadounidense sin estudios ni experiencia como médica dirige una clínica para tratar a niños malnutridos en Uganda. Sobre ella pesa una denuncia por la muerte de más de 100.

Serving His Children es una organización que proporciona asistencia hospitalaria a pacientes con desnutrición grave, alimentación suplementaria en hogares en los que viven niños con desnutrición moderada y madres embarazadas o lactantes en Uganda. Se presenta como un «ministerio inspirado y dirigido por Dios», asociado con el Gobierno del país, donde «hasta el 45% de las muertes de menores de cinco años se deben a la desnutrición». Detrás de este centro está una misionera estadounidense, Renee Bach, nacida en la ciudad independiente de Bedford, en el estado de Virginia, que decidió viajar a Uganda después de terminar el instituto, en 2007, sin saber muy bien a qué quería dedicar su vida. Dos años después de llegar al país africano, del que se «enamoró», constituyó esta fundación, de la que es directora.

En 2018, en la plataforma Medium se publicaba un artículo en primera persona, aunque sin nombre y apellidos, de alguien que había viajado a Uganda en 2010, cargado de un «complejo de salvador blanco» reforzado al conocer a Bach. «Así que con la educación superior y poca o nula experiencia, fundé otra ONG en la misma ciudad que ella tenía su proyecto». Su experiencia, relata, le valió para ver cómo en la fundación vecina, la de Bach, la norteamericana practicaba la medicina sin estudios ni experiencia. Y allí dice haber visto alguna muerte por negligencia. La cosa no pareció quedarse ahí: el pasado mes de enero, la organización ugandesa en defensa de las mujeres Women’s Probono Initiative (WPI) y dos madres, Gimbo Zubeda y Kakai Annet, presentaron una denuncia contra Renee Bach por negligencias practicadas en su clínica que llevaron a la muerte de sus bebés. Los datos ofrecidos por la defensa de la propia Bach definen el número de niños que fallecieron en su clínica: un total de 105. El pasado mes de marzo tuvo lugar la primera audiencia, y se espera que el juicio se celebre a principios de 2020.

Según las denunciantes, la demandada violó el «derecho de sus hijos a asistencia médica apropiada al ser tratados en una instalación médica ilegal en Masese«, ejerciendo «sin licencia», sin «experiencia médica apropiada ni certificación», lo que supone una violación de la Constitución ugandesa. En la querella (que se puede consultar completa aquí), aseguran que los servicios sociales del distrito de Jinja ordenaron el cierre de la clínica en 2015 —dato que fue confirmado por el responsable de Salud del distrito de Jinja, Dyogo Peter— y el posterior traslado de los niños en tratamiento a centros gubernamentales, pero que esta siguió operando y «admitiendo a niños enfermos». Las dos madres que presentan la denuncia junto a la WPI aseguran que creían que Bach era médica, y que a menudo se la veía vestida con «bata blanca, un estetoscopio y administrando medicamentos a niños a su cargo».

Varios exempleados de la supuesta clínica también creyeron que Renee Bach era médica, según las declaraciones juradas presentadas en apoyo de la demanda; confirmaron que vestía bata blanca y que se asumía que era una profesional de la medicina. La acusada no ha hecho muchas declaraciones públicas, pero el pasado mes de junio explicó a la cadena Fox News que «nunca» se había presentado a sí misma como «profesional de la medicina». «He asistido a nuestro equipo médico, en situaciones de crisis, pero nunca he practicado la medicina (…), ni me he puesto bata blanca ni nada de eso», señaló. Su abogado, David Gibbs, del Centro Nacional para la Vida y la Libertad, emitió un comunicado a la cadena CNN en el que aseguraba que Renee Bach «trabajó junto a los profesionales médicos ugandeses y aprendió a proporcionar asistencia en casos de necesidad, y a menudo ayudó a enfermeros y otros profesionales de salud a prestar servicios en situaciones de crisis», aunque, insisten, no practicó nunca la medicina.

En la denuncia se habla de «cientos de muertes», aunque no citan ninguna cifra concreta. La defensa de Renee Bach sostiene que murieron 105 niños de los más de 3.600 que fueron tratados en su centro; según la organización de medios sin ánimo de lucro NPR, de 2010 a 2015 trató a 970 niños con malnutrición severa, de los que 105 perdieron la vida. En una de las declaraciones juradas, el que fuera conductor de la SHC Charles Olweny aseguró que había trabajado para esta organización durante ocho años y que llevaba «de siete a diez cadáveres cada semana» a las diferentes aldeas; ofreciendo 50.000 chelines ugandeses (algo más de 12 euros), un pequeño ataúd y una bolsa de harina de maíz a cada familia, como forma de condolencia.

«Con esa tasa de mortalidad estaríamos hablando de miles de niños fallecidos, y ese dato no es exacto», defiende el abogado de la voluntaria. «Tremendamente inexacto», insiste. Con estas cifras, en ocho años se estimarían entre 2.900 y 4.100 muertes. El pasado mes de marzo, en una primera audiencia ante la justicia, se presentaron diferentes archivos, vídeos y artículos publicados en el blog de la página web del centro en los que Bach explicaba cómo trabajaba.

En un país pobre te pones una bata blanca de médico y la gente, desesperada, confía en ti

En uno de ellos, titulado ‘Patricia’ y que ya no existe en este blog, se podía leer el siguiente texto, escrito por la ahora demandada: «La llevé a la clínica, le puse oxígeno y me puse a trabajar. Mientras le tomaba la temperatura, le puse una vía intravenosa, le revisé el azúcar en sangre, la examiné para detectar si tenía malaria (…). Necesitaba una transfusión de sangre. A los 30 minutos de la transfusión, comenzó a a mostrar signos de una reacción anafiláctica. No era bueno, nada bueno. En 15 minutos le afectó a la respiración, que iba de mal en peor: la garganta empezaba a cerrársele… Le pusimos antihistamínico y nos fuimos a Kampala». Según la propia Bach, tuvo que recibir una segunda transfusión, y sostiene que sobrevivió. Después de haber sido trasladada a un hospital de Kampala.

Arthur Caplan, fundador y director de la División de Ética Médica en la Universidad de Nueva York, denunció que lo que Bach estaba haciendo en Uganda es «éticamente horrible». «Cuando tú estás en un país pobre y te pones una bata blanca, llevas un estetoscopio y hablas como un médico la gente, desesperada, confía en ti. Traicionar esa confianza es lo peor que alguien puede hacer. Creo que quiso hacer el bien, pero ese impulso de querer gestionar situaciones de salud muy difíciles la llevó por un camino equivocado, y no sirve como excusa».

Imagen de Renee Bach en una campaña de GoFundMe para recaudar fondos para la demanda contra la estadounidense
Imagen de Renee Bach en una campaña de GoFundMe para recaudar fondos para la demanda contra la estadounidense

Organismos como ‘No White Saviors‘ acusan a Bach de haber aprendido a realizar algunas prácticas sanitarias a través de tutoriales de YouTube, mientras su abogado insiste en que «señalarla de fingir ser médica o de presentarse como enfermera no tiene sentido». «Renee tiene una gran experiencia médica, ha aprendido a hacer RCPs, o a colocar una vía intravenosa… pero nunca ha sido doctora. Así que solo ayudaba cuando podía ser útil«.

De la nada a la medicina

Bach había estado siempre implicada en programas de voluntariado: según el diario ‘News Advance’, periódico local del condado de Bedford y otros adyacentes también en Virginia, su familia tenía un terreno, la Granja de las Muchas Bendiciones, en las que practicaban la hipoterapia (terapias con caballos), y al terminar los estudios consideró que su año sabático lo dedicaría a algo relacionado con los niños. «Me interesaba trabajar en un orfanato; creo que es bastante común cuando no sabes nada del mundo y piensas en niños que se te ocurra lo del orfanato (…). Nunca había oído hablar de Uganda. Es como un país tan pequeño… no sabía mucho del país, ni conocía a nadie que hubiera estado allí, pero di un ‘salto de fe’ y sentí que era donde el Señor me estaba llamando para que fuera», explicó al citado diario.

Nunca había visto antes desnutrición (…) pero decidí que este era un campo que el Señor me estaba mostrando como necesidad urgente

Su año sabático terminó y regresó a Estados Unidos, donde trabajó en otra organización para personas con necesidades especiales, pero volvió a sentir la llamada. «Sentí que había una necesidad que satisfacer y que aquella comunidad no estaba consiguiendo, y que tal vez yo podría formar parte de ello». Así que regresó, se instaló en el barrio de Masese, un área «marginal» de la ciudad de Jinja, y fundó su organización. «Pensé que era extraño, porque nunca antes había visto antes desnutrición, y era como ‘¿qué está pasando?’, era muy raro (…). Pero después de haber visto a 12 niños malnutridos pasar por diferentes hospitales, y tener malas experiencias, decidí que este era un campo que el Señor me estaba mostrando como una urgente necesidad, y que ahí era donde teníamos que poner el foco».

Después de un periodo de prueba tratando a niños malnutridos, SHC se registró como centro de rehabilitación, en acuerdo con el Gobierno de Uganda. Lauri Bach, madre de la misionera y responsable de la organización en Estados Unidos, sostiene que le costó unos 25.000 dólares ejecutar el trabajo durante el primer año, aunque en 2017 el gasto se elevaba a 17.000 dólares mensuales. Y aunque la directiva está compuesta únicamente por familiares de Bach, los empleados son nacionales porque, según la propia fundadora de SHC, «los ugandeses son capaces y no necesitan un salvador blanco«.

«Creo que esta es la mentalidad de muchas personas, incluso yo la tuve cuando llegué por primera vez. Pensaba que simplemente no podrían hacerlo. Pero claro que pueden. Y definitivamente lo aprendí muy rápido, que a mí no me necesitaban allí«.

«No solo había desnutrición, había enfermedad»

En declaraciones a NPR, una enfermera recién egresada de Dakota del Norte, Jackie Kramlich, se unió a Bach en su centro de Uganda, al que entró con «mucha admiración» en el verano de 2011, cuando el centro solo tenía unos años, y se gestionaba desde la propia vivienda de Bach. Había tres enfermeras ugandesas contratadas, y una habitación que llamaba ‘la clínica’ con equipo médico: en el centro había más de una decena de niños en tratamiento al mismo tiempo. Pero cuando llegó, Kramlich fue consciente de que los niños que había allí no solo tenían malnutrición, sino otras enfermedes más complicadas: «Había neumonía, parásitos intestinales, tuberculosis… muchos incluso estaban en la etapa 4 de VIH», aseguró. Y casi cada semana moría un niño.

Tal y como Kramlich relató a la NBC, su preocupación aumentó cuando fue consciente de que Renee Bach no conocía el síndrome de realimentaciónun desequilibrio electrolítico que tiene lugar cuando a los niños desnutridos se les ofrece comida y bebida demasiado rápido, y que puede llegar a ser mortal. Kremlich confirma, además, que Bach practicó procedimientos médicos, tales como medición de medicinas, inicio de vías intravenosas o realización de transfusiones de sangre. No obstante, la gota que colmó el vaso fue la historia de Patricia, historia que desapareció del blog del SHC. «Estaba horrorizada. Ahí pensé que esto no iba de ayudar a niños, sino de que alguien quería involucrarse en esto para su propio beneficio».

Kramlich abandonó SHC tras poco más de tres meses, a causa del comportamiento de Bach, y se sumó a la demanda contra su organización ofreciendo su testimonio. La fundadora de Serving His Children, no obstante, quiso rebatir sus críticas por el caso de Patricia: «Entró en ‘shock’ anafiláctico, sí. Pero eso pasa en Uganda. No es raro.La gente contrae el VIH a través de transfusiones sanguíneas», dijo Bach, quien defiende que ella no fue la encargada de realizarla, aunque «los profesionales que le habían enseñado a hacerlo, tanto en Uganda como en Estados Unidos» le habían trasladado que «era una habilidad en la que era buena».

Contra los ‘white saviors’

La propia Kramlich, junto a otra compañera, está ahora detrás de la campaña Barbie Saviortras una década trabajando como voluntarias en Uganda, comenzaron hace algunos años esta iniciativa para criticar a los recientemente calificados como ‘influencers sin fronteras’, aunque no tienen actividad en las redes sociales desde hace más de un año. Su idea era parodiar a la gente que viaja a países subdesarrollados y publica en las redes sociales su ‘selfies’ rodeados de niños o de mujeres de las comunidades, imágenes que refuerzan los estereotipos de estos países.

Se denomina ‘salvadores blancos’ a esos voluntarios que actúan supuestamente para ayudar a otras personas no blancas, pero en un contexto que puede concebirse como egoísta. Las críticas saltan cuando detrás de este ‘salvamento occidental’ están personas famosas, como ocurrió con la ‘influencer’ Dulceida en un viaje patrocinado al continente africano, donde regaló una serie de gafas de sol a varios niños africanos. «Tu viaje de voluntariado a África te beneficia más a ti que a África«. así definen desde AfroPunk la realidad de los ‘white saviors’ que viajan, en la mayor parte de los casos temporadas incluso cortas, para «ayudar a los demás».

Desde No White Saviors denuncian toda esta actividad, que perjudica más de lo que beneficia al país. En las últimas semanas, desde esta organización incluso han criticado cómo en países como Estados Unidos se están llevando a cabo adopciones de niños huérfanos que, en realidad, no lo son. No es ninguna novedad: en noviembre del año pasado, el diario ‘The Nation‘ llevó a cabo una investigación que destapó el mercado de adopciones en Uganda, detrás de la cual había otros ‘salvadores blancos’.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/2019-08-15/white-savior-uganda-centro-ninos-nutricion-muertes_2176283/

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¿Por qué es equivocado evaluar a las universidades mediante pruebas Saber Pro?

Por: Julián De Zubiría. 

El pedagogo propone cambiar el sistema de evaluación de la calidad de la educación superior, de manera que el país pase a utilizar pruebas de valor agregado. Estos son sus argumentos.

Colombia tiene el sistema de evaluación más robusto de toda América Latina. Desde el año 2000 el país cuenta con un modelo diseñado a partir del concepto de competencia, el cual permite un seguimiento de cada uno de los ciclos, ya que incluye evaluaciones censales en los grados 3º, 5º, 9º, 11 y los realizados al culminar la universidad. Muy acertadamente han sido seleccionadas algunas de las competencias genéricas más importantes para trabajar en la educación: lectura crítica, argumentación, deducción y competencias ciudadanas. Así mismo, incluyen las principales competencias específicas, tanto para la educación básica, como para la superior. Han sido aplicadas de manera consistente en las últimas dos décadas, lo que permite concluir que el avance en la calidad de la educación ha sido ínfimo y que, a medida que aumentan los grados, los resultados satisfactorios son menores. Dicho en un lenguaje coloquial: estamos muy mal y hemos avanzado muy poco en la calidad desde el año 2000. Tal vez, antes tampoco, pero las pruebas aplicadas hasta 1999 no eran comparables porque evaluaban informaciones y estaban organizadas bajo norma y no a partir de criterios.

Sin embargo, el objeto de esta nota es reflexionar sobre el beneficio que ha alcanzado el país al poseer un sistema tan robusto de seguimiento y evaluación de la calidad de la educación. En este caso me concentraré en el equivocado uso que se está dando a los resultados en las pruebas que se practican a todos los egresados de la educación superior en Colombia: las pruebas Saber Pro.

Publicar los resultados de las pruebas Saber Pro sin ponderaciones y ajustes a los niveles alcanzados al ingreso a la universidad, sería similar a que se revelaran los resultados de una carrera de 10 kilómetros, pero sin informar que algunos corredores arrancaron 9 kilómetros adelante de la meta, algunos salieron desde la raya y no faltaron los que tuvieron que recorrer algunos kilómetros para llegar al punto de partida. Es un acto de injusticia totalmente inadmisible, que se repite cada semestre, cuando se divulgan los resultados de las pruebas y que, a través del silencio, ha sido avalado por el Estado y el Ministerio de Educación Nacional (MEN).

Nos han hecho creer que las mejores universidades son las privadas que trabajan con estudiantes de estratos 5 y 6, lo cual no es cierto. Lo que sucede es que los estudiantes que ellas admiten provienen de colegios privados de muy alta calidad y con familias que presentan notables ventajas económicas, sociales y culturales; lo que les permite alcanzar excelentes resultados en las pruebas Saber11. Por tanto, en estas universidades los estudiantes arrancan la carrera de 10 kilómetros con 9 kilómetros de ventaja. Es cierto que llegan a la meta antes, pero de allí no se infiere que sean las universidades que brindan educación de más alta calidad

Para saber cuáles son las mejores universidades, el país cuenta con toda la información necesaria: las pruebas de ingreso y egreso de todas las universidades del país, organizadas por programas y con la ponderación del estrato promedio para cada una de las facultades. Con esta información, la solución al problema de la evaluación de la calidad es elemental: se trata de descontar al valor alcanzado en Saber Pro, el valor de ingreso en las pruebas Saber 11. Eso se puede hacer, en especial, para las pruebas de Lectura crítica, Razonamiento numérico, Competencias Ciudadanas, Inglés y Comunicación Escrita; es decir, para las competencias genéricas. Todos esos datos están en poder del ICFES desde 2013, para todas las universidades, facultades, sedes y programas.

El Icfes está trabajando en una solución parcial al problema previamente señalado. Mediante un trabajo sistemático y muy profundo, han logrado estimar el aporte relativo que viene realizando cada uno de los programas, respecto a todos aquellos que admitieron estudiantes con un resultado muy similar en sus pruebas Saber 11. Es un problema mucho más complejo de resolver que el que estoy planteando en esta columna. Con satisfacción, debo informar que ya lo tienen prácticamente resuelto y lo están validando ante expertos, para ver si es necesario hacerle algunos ajustes. El cálculo que han hecho, le permitirá a cada programa y facultad compararse con otros que presentan características similares en sus resultados iniciales de Saber 11 y de estrato socioeconómico. De esta manera, los directivos podrán determinar en qué competencias están trabajando mejor que otros programas de condiciones muy similares. El trabajo que han adelantado es notable y será de muy buena ayuda para decanos y directivos para saber qué ajustes deberán llevar a cabo a futuro. Es una excelente utilización de la evaluación con una finalidad formativa.  Felicito al Icfes por la iniciativa, por el esfuerzo y por la información que va a compartir para ayudar a trabajar en el mejoramiento de la calidad de la educación superior.

Sin embargo, hago pública la solicitud que hice ante la directora del Icfes, cuando muy amablemente fui invitado a comentar sobre el proyecto en curso. Mi solicitud a la Ministra de Educación y a la directora del Icfes, es que, divulguen los resultados de las pruebas de valor agregado de todas las universidades según programas. Si lo hacen, se podrá corregir una enorme injusticia que se ha cometido en Colombia con las universidades que reciben a los estudiantes con peores resultados en las pruebas Saber 11, pues los castigan en los rankings. Estas universidades alcanzan menores niveles en las pruebas Saber Pro, porque en ellas sus estudiantes arrancan la carrera de los 10 kilómetros con notable desventaja frente a las otras: deben recorrer varios kilómetros antes de llegar al punto de partida. La injusticia es doble si se tiene en cuenta que los castigan por provenir de colegios de baja calidad educativa y de familias con menor acervo cultural. Lo más grave es que el error cometido al divulgar las pruebas Saber Pro sin ninguna ponderación, ha sesgado la política pública educativa del país en beneficio de las universidades privadas que atienden estudiantes de estratos altos, tal como quedó plenamente demostrado en el programa Ser Pilo Paga.

Tengo en mi mano los resultados para el año 2015 y sé que el MEN tiene los resultados para el año 2017. Pero no soy yo la persona que debe divulgarlos, sino el propio Ministerio. Al divulgarlos, darían un paso para corregir la injusticia que se ha cometido con universidades públicas regionales y algunas privadas que atienden población de estratos medios y bajos. Algunas de estas instituciones, pese a realizar un excelente trabajo, no logran ser visibles en los rankings. Sé que el Icfes no quiere publicarlos, porque cree equivocado hacerlo. La pregunta es si es preferible que con su silencio avale unos resultados falaces sobre la calidad de la educación superior, que son los que actualmente conocemos. Lo único que puedo decir es que el país se sorprendería al concluir que la mejor educación superior no es, necesariamente, la privada de estratos 5 y 6 ¿Será por eso que no se divulgan en Colombia los resultados de las pruebas de valor agregado?

Para que esta solicitud sea completamente viable es necesario que se garantice que todas las universidades del país incluyan como criterio de admisión las pruebas Saber 11. Muchos no lo saben, pero solo en el país del Sagrado Corazón sucede que las universidades oficiales no utilizan como criterio de admisión las pruebas elaboradas por el Icfes, sino que han construido otras. Al hacerlo, cobran a los estudiantes una cifra adicional; pero lo que es más grave: las pruebas aplicadas en las universidades oficiales son más tradicionales al evaluar informaciones y no competencias. Es así como evalúan los conocimientos matemáticos y no el razonamiento numérico y dejan de lado el nivel de pensamiento, de lectura crítica, y de competencias ciudadanas, alcanzados hasta el momento por los estudiantes. Sin duda, a las universidades oficiales ingresan estudiantes de muy alto nivel, ya que tan solo son admitidos entre el 8 y el 10% de los aspirantes. Lo ideal es que los admitidos fueran evaluados con las mismas pruebas que utilizan las universidades privadas en su selección y las cuales son elaboradas por el Icfes: Las pruebas Saber 11 que evalúan las competencias argumentativas, interpretativas y propositivas de los estudiantes.

Las pruebas de valor agregado tienen la solución al problema señalado y el Icfes tiene toda la información para calcularlas y divulgarlas. Esperamos que lo haga pronto. Si lo logramos, fortaleceríamos la democracia, la calidad educativa y la equidad.

Fuente del artículo: https://www.semana.com/opinion/articulo/por-que-es-equivocado-evaluar-a-las-universidades-mediante-pruebas-saber-pro-por-julian-de-zubiria/627665

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Clases de civismo: una oportunidad para enseñar habilidades del siglo 21

América del Norte/ México/ 19.08.2019/ Fuente: observatorio.tec.mx.

Aunque no ha sido aceptada aún, la nueva Ley de Educación en México ha generado mucho nerviosismo en el país. Lo que busca es rescatar valores éticos y morales por medio de clases de civismo para ofrecer a los alumnos una preparación más integral.

El civismo es importante porque ayuda a fortalecer los valores y cultura cívica a las nuevas generaciones. Es una clase que permite a los niños practicar varias de las habilidades poderosas que desarrollan su pensamiento crítico. En este tema, los alumnos aprenden a discernir entre buenas y malas conductas en la sociedad, así como a estar informados y conscientes sobre sus derechos y deberes en la sociedad.

Según un estudio del 2016, realizado por la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA por sus siglas en inglés), aquellos países con un buen programa de educación cívica son los que mejor salieron evaluados. Esos programas que ellos ofrecen están bien consolidados y enfocados en formación de estudiantes de kínder hasta educación superior, así como preparación de docentes especializados.

Entre los países con mayor desempeño se encuentran Suecia, China, Dinamarca, Noruega y Finlandia. En América Latina de los países que les fue mejor fueron Chile y Colombia, seguidos por México, aunque se encuentran por debajo de la media.

La educación cívica en las distintas etapas

La educación cívica debería de iniciar desde el kínder ya que ayudaría al estudiante a entender los conceptos de civismo, dignidad, responsabilidad, tolerancia y ética. Se inicia enseñando sus deberes ciudadanos y la importancia de cumplirlos. Además, entre más aprenda el estudiante sobre el tema, más oportunidad tendrá de “vivir” el significado del civismo, derechos humanos y de conocer su rol en su comunidad.

Conforme el estudiante vaya avanzando en su educación, y quede asentado lo básico sobre civismo, se volverá más sencillo ir enseñando conceptos más complejos. Esos temas pueden abarcar desde ciudadanía, justicia, equidad, legalidad, e institucionalidad.

Al llegar a secundaria los jóvenes deberían tener la capacidad de aprender y entender sobre el orden y funcionamiento de la sociedad y el rol que desempeñan dentro de la misma.

 Ya en bachillerato y educación superior el estudiante debe dominar los temas de democracia, estado de derecho, equidad social, resolución de conflictos y derechos humanos.

En la clase de civismo se deben abordar los temas con una metodología adaptada a cada etapa estudiantil y verla como una materia transversal ya que cualquier otra materia puede ser compatible.

El juntar diversas clases con civismo también ayuda a ofrecer distintas oportunidades para enseñar sobre valores y ciudadanía, siempre y cuando vaya de la mano de un programa de formación cívica.

Con el gran auge de las habilidades poderosas, las asignaturas como civismo deberían de ser imprescindibles en la educación de los alumnos de cualquier etapa. No sólo porque los ayudará a desarrollar habilidades como el pensamiento crítico sino porque ayuda a formar ciudadanos modelo en la sociedad.

El Observatorio quisiera saber: ¿De qué manera se aplica las clases de ética en su escuela? ¿Existe algún programa o ley que busque enseñar cívica en los salones de clase?

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La filosofía educativa en el ámbito universitario

Por: María Alejandra Rodríguez.

 

Resumen

La educación superior en Venezuela, como fundamento formativo para el desarrollo educativo, cultural, filosófico y  social puede ser un punto de referencia crucial  en función de la construcción de una sociedad humana, justa y libre. Los pedagogos y filósofos de renombre  suelen ser considerados como idealistas cuyas propuestas  han sido sueños ingenuos, pero que al final han influenciado en la creación de nuevos modos educativos. Se trata de educar más allá del bienestar individual y colectivo propuesto por una sociedad del éxito personal y del consumo, trabajar en función  del porvenir de la civilización y la supervivencia de la raza humana y del planeta; ya que una persona consciente de su compromiso existencial puede alcanzar grandes logros e impactar en el bienestar de los demás gracias a un humanismo trascendental y verdadero. Por eso la educación universitaria debe considerarse como el modo formativo humanista para emprender cualquier objetivo elevado, verdaderamente humano, comunitario y social, sea a través del currículo de carácter ético-espiritual de todas las profesiones, o de una formación filosófica en torno a las dimensiones antropológicas existenciales del sentido de la vida desde el compromiso social.

Palabras clave: Educación Universitaria,  Filosofía, Compromiso, Humanismo.

Abstract

The highest education in Venezuela as basis training to the educative, cultural, philosophic and social development can be a very important reference point in function to the building of a human, just and free society. The philosophers and pedagogues used to be considered as idealist which proposals have been naïve dreams, but that it has influenced in the creation of new educative ways. It’s treats to teach beyond to the individual or collective wellness proposed by a society of personal success, to work in function of the civilization future and the survival of the human beings and the planet; because of a person aware of his existential commitment can achieve big goals and impact in the wellness of others thanks to a true and transcendental humanism. That’s why the university education should consider as the humanist training mode to begin any high objective, human, communitarian and social, either through the curriculum of the ethic-spiritual character of every professions or a philosophic training around the existential anthropologic dimensions  of the life sense since the social commitment.

Key Words: University Education, Philosophy, Humanism.

La  educación superior es hoy uno de los retos más trascendentales para filósofos y educadores; y representa uno de los retos antropológicos y sociales más trascendentales. Al parecer las asignaturas actuales no responden a las verdaderas necesidades humanas en cuanto a su formación existencial, o búsqueda de sentido de la vida misma; las asignaturas apuntan hacia el “Hacer”, dejando de lado, y casi en el olvido, las dimensiones del “Ser” de los estudiantes. Sin duda, se está muy lejos, en la Venezuela actual,  de vivir en armonía con nuestros semejantes y no hemos conseguido razones existenciales para el compromiso social, como elemento esencial del ser humano concebido desde la antropología del encuentro, quedando en el fondo, un vacío existencial que reclama ser allanado desde el ámbito de la formación universitaria desde los planteamientos de la filosofía.

Por esto, desde una actitud fenomenológica y existencial, el hombre de la sociedad actual se plantea las preguntas sobre el sentido de la vida: ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Qué es el hombre? ¿Qué es la felicidad? ¿Por qué la muerte? ¿Por qué la injusticia? ¿Por qué el amor? Evidentemente, en el ámbito universitario, las preguntas surgen de un yo personal propio del joven estudiante quien se encuentra sumergido en la vorágine de la sociedad del siglo XXI. En este contexto,  Gevaert (1976) plantea lo siguiente:

Los interrogantes sobre la esencia del hombre y sobre el significado de su existencia, tanto hoy como en el pasado, no nacen en primer lugar de una curiosidad científica, encaminada al aumento del saber. Los problemas antropológicos se imponen por sí mismos, irrumpen en la existencia y se plantea por su propio peso. La existencia, al hacerse problemática, requiere una respuesta y obliga a tomar posiciones (p. 14)

Los intereses de la sociedad actual, dentro de la cultura de Occidente,  se han encausado al desarrollo de la  ciencia en función de la tecnología, economía y a la globalización de un modo particular de modelo antropológico centrado en el éxito personal como horizonte existencial, en donde solamente importa el yo-egoísta por encima de lo comunitario y social, enfocados en un modo filosófico totalmente envuelto en el pragmatismo. En este contexto, Barbera (2005) sostiene la dificultad de valorar la formación filosófica en la universidad pragmática, tecnológica y comercial propia de la sociedad capitalista actual:

Reflexionar acerca de la importancia de la Filosofía, dentro de una sociedad sumergida hasta el alma en el Pragmatismo más crudo que se haya vivido a lo largo de la historia de la humanidad, puede resultar un esfuerzo que probablemente carezca de significado , el recuerdo insignificante de  un momento de la vida universitaria, donde un profesor del montón habló de una asignatura del Pensum de estudio, referente a cosas extrañas y ajenas a la vida  real, no sólo de los estudiantes, sino de  la casi  totalidad del profesorado; tal vez, ajena y extraña de la vida concreta de los mismos profesores del Departamento de Filosofía, quienes muchas veces  reducimos la Filosofía a la utilidad que nos produce. Nosotros tendríamos que ser los primeros en hacernos la pregunta sobre la importancia de la Filosofía, pero, en el “Pensum de la vida misma. (p. 241)

Es decir, el crecimiento personal, humano, antropológico, existencial carece de interés por parte de una universidad al servicio del pragmatismo de la sociedad actual, la formación filosófica, ética, social, comunitaria, vocacional ha sido opacada por la formación técnica y comercial. El problema de fondo parece ser que no existe interés real, no solamente a nivel de discurso, que invierta espacio y tiempo en la formación humana de los diferentes egresados de las universidades venezolanas. ¿Hasta cuándo debemos esperar para empezar a construir una nueva sociedad, un nuevo ser humano comprometido vocacionalmente con la comunidad, con la sociedad y con el bienestar del planeta Tierra? Y sin dar la espalda a la realidad,  ¿Cómo educar para combinar tecnología y humanismo? Sin duda, la formación filosófica, desde las dimensiones antropológicas centradas en la trascendencia del compromiso como modo de existencia, conllevan a la trascendencia de la formación reducida al hacer tecnológico.

Hacia una formación existencial desde lo humano

Se tiene la convicción epistémica de que la Educación formal en el nivel superior, está plenamente justificada cuando se orienta al mejoramiento, tanto en cantidad como en calidad del sistema productivo de un país; es decir, la ciencia se convierte en tecnología y comercio; a pesar de que “la Universidad como formadora de generaciones futuras de profesionales y la Industria como lugar de producción en serie de bienes son realidades diferentes en cuanto a objetivos, lenguaje, valores, organización y percepción de procesos de formación humana. No resulta tan evidente lo homogéneo en cuanto a su naturaleza entre el mundo industrial y comercial, y las aulas de clases universitarias.

La estrecha unidad que se supone debe existir, se ha formulado desde un pragmatismo antropológico que gira en torno a la producción, la ganancia y el correspondiente éxito personal como sujeto que lleva adelante los procesos del capitalismo actual, que ha obviado el carácter humanista de la formación universitaria.

Hace mucho que se induce al hombre moderno a tener una visión economicista de la historia y del futuro personal y de la humanidad. Este sometimiento de lo humano a lo económico y tecnológico, empieza a provocar en el ámbito mundial resultados catastróficos a nivel planetario y de justicia social, tal como lo señala Solana (2012), en su llamada a volver a lo humano, a lo existencial:

Es necesario -a pesar del “mundo globalizado que demanda una respuesta directa e innovadora en relación con la ciencia y la tecnología”-, volver a los objetivos originales: aquellos que hicieron que la escuela, como institución rectora de la sociedad, llegara a existir, aquellos que enseñaron Aristóteles, Rousseau, Dewey y Kant entre tantos otros; al menos socializarlos, colocar al ser humano como elemento prioritario, por encima de las máquinas. (p. 42)

“Dentro de este contexto de reflexión filosófica y social, en búsqueda del sentido humano que pueda permitir la sociedad actual, Córdova (2009) apunta hacia la denuncia de las injusticias del hombre contra el hombre que  produce el pragmatismo llevado a sus últimas consecuencias:

Nuestra producción ha crecido en los últimos años, pero este crecimiento no ha permitido aún cambios significativos para el bienestar humano y la justicia social”; persiste la pobreza, la carencia de alimentos y de vivienda; sin embargo, se ha incrementado la delincuencia y la paz social se ve, más que nunca, seriamente amenazada. “No podemos seguir midiendo el mejoramiento de una sociedad sólo por el número de productos y de servicios que se ofrecen para su consumo. ” (p. 97)

Si se concibe el desarrollo de una sociedad como la capacidad de las personas para elevar, individual y colectivamente, la calidad de su vida, la educación humanista cobra la prioridad que le corresponde entre las acciones que realiza el Estado moderno. La persona humana es por excelencia el centro y razón de ser de la universidad. No se trata solamente de egresar “peones sociales”; sino seres humanos en el más trascendental sentido de lo humano; el ser humano no puede ser reducido a un hacedor, a una cosa producida en serie, el hombre es trascendencia en sí mismo, y su calidad de vida se da en el ser, en esa dimensión trascendental de la existencia, y no en el laborar mecánico con el cual se conforma el pragmatismo tecnológico.

Lo dado como “algo”, reduce al hombre a una cosa, y el hombre es un ser personal, un ser para la trascendencia, de eso se trata el sentido antropológico de lo educativo en las universidades formadoras de la juventud venezolana. Dentro de este marco reflexivo, Morales (2005) expresa el verdadero sentido trascendental y personalista como eje orientador del proceso educativo en todos los niveles de la educación formal:

En segunda instancia, educar para la trascendencia requiere ver el sentido de lo educativo, la perspectiva a desarrollar implica la educación como espacio tiempo de trascendencia, a ello se refiere el autor como el punto clave donde se deslindan otros aspectos como superar la estructura academicista y de didácticas centradas únicamente en el conocimiento como finalidad. La trascendencia surge en el compromiso de establecer lo humano como centro único de interés, el aula se convierte en encuentro de subjetividades, el otro no es visto como la negación del yo sino como fundamento de apertura a un tú. Trascender es apropiarse de la expectativa de futuro que posee el otro y generar la alteridad. El problema es que el costo de la trascendencia es el compromiso ontológico, un sujeto que emerge después de la postmodernidad con todo la esperanza de seguir siendo. Nadie podrá eliminar la “necesidad” perenne del ser humano por realizarse, ni siquiera un psicologismo reductor a una conciencia animal.  (p. 67)

Desde el paradigma positivista y pragmático, se concibe que los objetivos del sistema industrial se ajustan a la vida concreta de los seres humanos, quienes son formados como piezas del sistema de producción, que no poseen rostros, ni nombres propios, y que al final son remplazados como cualquier pieza de la maquinaria. De hecho, si se impone el positivismo pragmático de la filosofía de la producción y comercialización del actual sistema social; entonces, nuestras vidas carecerán de existencia, estarán al servicio de la maquinaria de producción y de comercialización; y en el fondo, esos serán los objetivos reales, más allá del currículum de la educación superior. De este modo el tener y el hacer en función de ese tener constituirán el verdadero marco de filosofía antropológica desarrollada en las universidades venezolanas.

Si, por el contrario, el sistema industrial y de comercialización es sólo una parte de la vida, y no la vida misma; entonces, lo humano emerge en modo espiritual, cultural y trascendental; aparece la familia, la comunidad, el  compromiso social como horizontes existenciales de la vida; es decir, aparece la antropología del ser. Así, pues,  los valores estéticos, morales, espirituales, tendrían preferencia; quienes dediquen su vida al compromiso de la formación filosófica, antropológica y existencial, no estarán sujetos a los fines reduccionistas del sistema comercial e industrial; sino que éste estará subordinado a los objetivos elevados del ser humano y sin duda, habrá más oportunidad de descubrir el humanismo real, comprometido en lo comunitario, social y planetario, tal como lo señala Morin (2000) al referirse al pensamiento complejo, el cual exige la capacidad de sinceridad epistémica y existencial en la comprensión de la naturaleza real del universo, como lo expresa en Los siete saberes necesarios a la educación, donde plantea un modo distinto de ontología y de la antropología filosófica correspondiente como modo alternativo de entender lo humano como habitantes de un mismo hogar planetario, biológico y universal:

Estamos en un gigantesco cosmos en expansión constituido por miles de millones de galaxias y miles de millones de estrellas y aprendimos que nuestra Tierra es un trompo minúsculo que gira alrededor de un astro errante en la periferia de una pequeña galaxia de suburbio. Nuestro planeta erra en el cosmos. Debemos asumir las consecuencias de esta situación marginal, periférica, que es la nuestra. Como seres vivos de este planeta, dependemos vitalmente de la biosfera terrestre; debemos reconocer nuestra muy física y muy biológica identidad terrenal (p.53)

Se trata de cumplir prioritariamente con los objetivos humanos, sin descuidar aquellos que nos permitirán vivir dignamente como familia, comunidad, nación y sociedad humana. De hecho, sería muy razonable pensar que cuanto mejor sea nuestro nivel de vida en el sentido estrictamente humano, más allá de la vida por el tener; mejor podremos enfocar las actividades destinadas a producir los mismos bienes que requiere la sociedad a través de sus procesos de industrialización, ya sea incrementando bienes o mejorando servicios. Ciertamente, al priorizar la formación humanista se promueve la formación de un mejor profesional, porque se atienden los aspectos más importantes como compromiso vocacional, con sentido existencial de la vida misma. Se trata de producir con sentido humano. Lo que requiere no hombre seriados, sin personalidad; sino, de seres realmente humanos, cuyo trabajo sea humano y con sentido trascendental.

 

Bibliografía

Barbera, G (2005) Sobre el Concepto y la Importancia de la Filosofía. Revista Ciencias de la Educación  Nº 26.  Editorial. Universidad de Carabobo. Valencia-Venezuela.

Córdova, E (2009) “Principios de la Educación humanista” Revista Magistralis, Abril. Universidad Iberoamericana-Puebla.

Gevaert, J. (1976) El problema del hombre. Salamanca: Sígueme.

Morales (2005) Fundamentos Epistemológicos para la Educación más allá de la Postmodernidad. Educar para la Trascendencia. Artículo publicado en la revista Anthropos – Venezuela

Solana, Fernando (2012). XX Sesión de la Conferencia General de la UNESCO, en París el 26 de octubre de 1978 y publicado por la SEP.

Fuente del artículo: http://www.eleutheria.ufm.edu/ArticulosPDF/161221_MARodriguez_La_Filosofia_Educativa.pdf

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FECH rechaza idea de Chile Vamos de impulsar proyecto Aula Segura para educación superior

América del Sur/ Chile/ 06.07.2019/ Fuente: www.biobiochile.cl.

 

Desde la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) rechazaron la idea planteada por diputados de Chile Vamos, que buscan impulsar un proyecto de ley como Aula Segura para la educación superior, tras los últimos hechos de violencia que han afectado a alumnos de ese plantel.

La agresión sufrida el 10 de julio pasado por la estudiante Polette Vega -militante de una organización de centroderecha- y la golpiza que recibió el hijo de la diputada del PPD Cristina Girardi, ambos en el Campus Juan Gómez Millas de la Universidad de Chile, serán analizados por la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados durante la sesión de esta tarde.

Sin embargo, desde Chile Vamos lanzaron la idea de presentar un proyecto de ley para abordar estos hechos, similar a lo que se estableció con la Ley Aula Segura para los colegios, pese al fracaso que ha significado esta norma para terminar con la violencia escolar.

Fue la diputada de la UDI e integrante de la Comisión de Educación, María José Hoffmann, quien planteó la idea.

La iniciativa fue rechazada de plano por la presidenta de la FECH, Emilia Schneider, quien junto con condenar la violencia que se ha vivido en el plantel, señaló que la idea es poder buscar soluciones más profundas y no repetir malas fórmulas legislativas.

Desde la FECH además emitieron un comunicado sobre las situaciones de violencia que se han registrado al interior del campus mencionado. En el escrito condenaron la agresión contra el hijo de Girardi al igual que “todo hecho de violencia que afecte integrantes de nuestra comunidad y la ciudadanía en general”.

“Por ello hacemos un llamado a la comunidad universitaria y en especial a las autoridades a abordar la problemática en su complejidad, comprendiendo este hecho asociado inherentemente a problemas estructurales de relación, comunicación y descomposición de la convivencia universitaria”, añadieron.

En el comunicado además pidieron el retiro del personal de Carabineros que se encuentran en las inmediaciones del campus Juan Gómez Millas.

“El campus se encuentra vigilado permanentemente por FFEE y Carabineros de Chile, generando un clima de conflicto, propiciado a la violencia y muchas veces violentando de diversas formas a integrantes de nuestra comunidad”, aseguraron.

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