Ecuador / iagua.es / 24 de Agosto de 2016
La Universidad tradicional estuvo marcada por dos situaciones, la primera relacionada con la separación en dos bandos entre ciencias duras y ciencias sociales; y, la segunda aquella que encasilló a la academia en el oscurantismo de la Edad Media, en la cual sólo los doctos podían acceder al conocimiento, mientras que el pueblo era apartado.
Por suerte, todas estas situaciones cambiaron, en el segundo caso gracias al componente de la vinculación con la sociedad y la empresa, tanto para que los conocimientos generados se pongan en beneficio de la población y que sean entendidos por ésta (divulgación científica), así como con la aplicación de los nuevos descubrimientos y estudios a la mejora en la producción y la industrialización de productos.
Sin embargo, en el caso relacionado con la disputa entre las “ciencias”, ha tenido que llegar una nueva generación de docentes e investigadores que comprendan que la academia no se trata de una competencia por conocer cuál rama de conocimiento es la mejor, sino que un fenómeno objeto de estudio puede ser abordado de mejor manera tanto de manera multidisciplinar o interdisciplinar; en el primer caso, cada profesional con su especialidad se encarga de emitir su criterio, sin que estos lleguen a mezclarse; y en el segundo, se permite la mezcla y la superposición de las disciplinas, saliéndose de los esquemas tradicionales y otorgando la posibilidad que distintas profesiones confluyan en el trabajo científico.
Por ello, hace algunas décadas era imposible pensar que dentro de la formación de un arquitecto, era fundamental conocimientos básicos sobre antropología, o que al abogado le estaba vetado totalmente conocer sobre finanzas y contabilidad. Tanto los nuevos programas de grado, así como los estudios de cuarto nivel, toman en cuenta el factor interdisciplinar dentro de la formación.
Bajo esta premisa, cuatro universidades de élite ecuatorianas: la Universidad de Cuenca, la Escuela Superior Politécnica del Litoral, la Escuela Politécnica Nacional, y la Universidad Técnica del Norte, dentro de la red “VLIR-network”, ofertan la Maestría en Ciencias de la Ingeniería para la Gestión de los Recursos Hídricos, la cual tiene por objetivo “ofrecer una educación del más alto nivel, basada en la investigación y en el entrenamiento en tecnologías, métodos y técnicas para una gestión sustentable del agua”.
En mí caso particular desde hace algunos meses tengo la suerte de ser parte de la planta docente de la Maestría, precisamente para otorgar esa interdisciplinariedad basada en el estudio de los aspectos institucionales, sociales, económicos y políticos de la gestión de los recursos hídricos. Situación que años atrás hubiese sido impensable, que alguien de las Ciencias Sociales colabore en un programa de posgrado de las ciencias duras.
En mi opinión, apuestas como la realizada por las universidades ecuatorianas ponen de relieve el nuevo concepto de educación que requiere el Ecuador, aquel que intente ser colaborativo, integral e interdisciplinario. Solamente así la Universidad volverá a ser protagonista de los cambios sociales y económicos del país.
Fuente: http://www.iagua.es/blogs/andres-martinez/estudios-interdisciplinarios-agua-ecuador