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El sector universitario marchó en rechazo a las leyes que atentan contra el legado de Chávez. También manifestaron contra el decreto de Obama

Venezuela/ 18 marzo 2016/ Autor: Romer Viera/ Fuente: Correo del Orinoco

Según el viceministro Andrés Eloy Ruiz, la oposición quiere desmontar el marco jurídico creado en revolución para garantizar “la soberanía y la felicidad de todos los venezolanos”

Trabajadoras y trabajadores del sector universitario marcharon ayer para manifestar su descontento por los proyectos de ley que desde la Asamblea Nacional (AN) impulsan las diputadas y diputados del bloque opositor, los cuales calificaron como normas que “atentan contra el legado del presidente Chávez en materia educativa”.

Asimismo, las y los asistentes repudiaron la prorroga que el presidente Barack Obama dio al decreto contra Venezuela, en el que se señala al país como una amenaza latente “para el imperio del norte”.

La movilización se inició en la esquina El Chorro y culminó en la esquina de San Francisco. Desde allí la delegación del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, constituida por estudiantes, profesoras, profesores, empleadas, empleados, obreras, obreros, triunfadoras y triunfadores de la Misión Sucre y trabajadoras y trabajadoras de instituciones adscritas al organismo, se concentró para escuchar a las y los líderes políticos y gremiales que, desde el techo de un camión expusieron sus opiniones sobre las “acciones apátridas” que se promueven desde el parlamento.

“Estamos manifestando nuestro repudio hacia cualquier intento que tenga la AN de transformar la Ley de Educación Universitaria”, expresó Andrés Eloy Ruiz, viceministro de Educación y Gestión Universitaria, quien calificó la concentración como “un ejercicio de amor hacia el legado del comandante Chávez”.

Ruiz enumeró todas las leyes que en materia educativa se han creado durante los años de revolución, las cuales dijo, forman un marco que garantiza “la soberanía y la felicidad de todos los venezolanos”.

“Estamos frente a una derecha que pretende revertir el proceso revolucionario tanto de creación y soberanía como de empoderamiento de las comunidades y de los estudiantes. Le decimos a esa asamblea que vamos a defender nuestras leyes (…), y a la sociedad, que hay una necesidad activa de defender los logros de la revolución”, sostuvo el vocero.

IMPULSO PARA LA DERECHA

La multitud colmó una cuadra, desde la esquina Sociedad hasta la puesta de la Iglesia de San Francisco. Cientos de mujeres y hombres se concentraron alrededor de los camiones que servían de tarimas para escuchar y aprobar con consignas las disertaciones de viceministros, directivos de universidades, estudiantes y líderes políticos del proceso revolucionario.

Ruiz criticó la negativa de las y los diputados opositores de discutir y rechazar una resolución contra la patria que, a su entender, permitiría a la potencia del norte iniciar “un ataque sin justificación alguna”.

Para el viceministro, “la acción del decreto no se separa de la acción de modifica una ley”. En este sentido, se refirió a la tentativa opositora de modificar los artículos que, en el caso del sistema de misiones universitarias, se refieren a la legalidad de este logro de la revolución que beneficia a miles de personas.

Ruíz También condenó la intención de las y “los diputados contrarrevolucionarios de modificar los artículos de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación que obligan a las empresas a atributar un porcentaje de sus ganancias para fomentar la investigación.

CONTRA EL ENTREGUISMO Y LA DOMINACIÓN

Según Alejandrina Reyes, rectora de la Universidad Simón Rodríguez y presidenta de la Asociación de Rectores Bolivarianos de Venezuela, las y los asambleístas opositores insisten en aprobar leyes que atentan con la estabilidad democrática y posibilitan la entrega del país en manos del capitalismo.

Asimismo, opinó que la actitud guerrerista del gobierno estadounidense “no es nueva”. Rememoró el pensamiento visionario del libertador Simón Bolívar, quien auguró para América un futuro de “miserias” promovido por los gobiernos del país del norte.

No obstante recordó que el pueblo venezolano es digno descendiente de indígenas guerreros, libertadores históricos y de líderes revolucionarios contemporáneos como el comandante Hugo Chávez, por lo que a su entender, mediante la lucha en unidad, se logrará continuar con los logros de este proceso de cambios.

Fuente de la Noticia:

http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/sector-universitario-marcho-rechazo-a-leyes-que-atentan-contra-legado-chavez/

Fuente de la Foto: Roberto Gil

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Universidad de Rusia honra a Francisco de Miranda

Moscú/ 21 marzo 2016/ Autor y Fuente: Prensa Latina. Agencia Informativa Latinoamericana.

La facultad de Historia de la Universidad Estatal rusa Mijail Lomonósov rindió tributo hoy al precursor de la independencia de América Latina, Francisco de Miranda, con una conferencia internacional sobre su vida y pensamiento.

  • Historia gráfica de Francisco de Miranda en Rusia atrae a jóvenes

Al hacer la introducción en nombre de la Cátedra «José Martí» de esa facultad, el doctor Vladimir Borodáev destacó que el acontecimiento organizado junto a la embajada del país suramericano en Moscú inicia un programa a propósito del aniversario 200 del fallecimiento del héroe independentista (14 de julio de 1816).

Consideró un privilegio la presencia de estudiosos sobre el tema a quienes calificó de sabios venezolanos como Carmen Bohórquez, coordinadora de la Red Internacional de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, y del presidente del Centro Nacional de Historia de ese país, Pedro Calzadilla.

Significó, igualmente, los aportes del ministro consejero de la embajada de Venezuela, José Gregorio Escalona, quien tras dos años de investigación, sobre la base de las nuevas tecnologías, presentó el libro de historia gráfica y la exposición Francisco de Miranda en el Imperio ruso.

A su turno, Álvaro Sánchez, encargado de negocios de la misión diplomática de Venezuela en Rusia, recalcó que los actuales nexos estratégicos entre Moscú y Caracas cumplieron recientemente su aniversario 71 en su mejor momento.

Sin embargo, subrayó enfático Sánchez, su verdadero origen se remonta a la llegada a Rusia de Miranda, hace 230 años.

En la ponencia Síntesis biográfica de Francisco de Miranda, el también exministro de Cultura Calzadilla, consideró esta reunión científica como uno de los puntos de unión de los pueblos, en una época en que las fuerzas desmovilizadoras pretenden banalizar el pasado.

Sobre la importancia de Miranda, insistió en que figura entre las personalidades que reflejan el espíritu renovador de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, y que representa como nadie en ese momento el carácter revolucionario latinoamericano.

La intensidad de la vida de este hombre se resume en que fue protagonista activo de los procesos revolucionarios de su época en Estados Unidos, Europa y en América Latina, dijo.

Autora de varias obras sobre Miranda, Bohórquez resaltó en su ponencia que el independentista llegó al imperio de Ekaterina la Grande empujado por el deseo de conocer en profundidad el alma rusa, y encontró aquí el eco que buscaba para la razón de su vida, la emancipación y la unidad de las colonias que España mantenía subyugadas.

Bohórquez explicó que Rusia fue la primera y única potencia de la época que verdaderamente brindó ayuda a Miranda para sus objetivos anticolonialistas, y que esto guarda relación con las solapadas contradicciones de ese imperio con España por Alaska, en el Pacífico.

Cerró la jornada teórica el historiador ruso Andrei Eser, quien informó sobre sus hallazgos de cartas y otros documentos hasta ahora desconocidos de Miranda en archivos de varios países de Europa.

Fuente de la Noticia:

http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=4718321&Itemid=1

Fuente de la Fotografía:

http://mundo.sputniknews.com/americalatina/20160321/1057874359/francisco-miranda-exposicion.html

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La pedagogía del opresor: educación por competencias

Por Olmedo Beluche

 

A los docentes que aún no comprenden la lógica subyacente a la «educación por competencias», les recomiendo el artículo «Educando para el fracaso» (Opinión, La Prensa), del ingeniero Juan Planells, quien lleva muchos años trabajando el tema educativo desde las perspectivas del sector empresarial. Planells va directo al grano: «¡Que se sepa: sacar buenas calificaciones no garantiza que al terminar sus estudios el graduado tenga un trabajo asegurado!«.

Todos sabemos que un título no garantiza automáticamente el empleo, pero lo novedoso del planteamiento de Planells, y lo que es el centro de las competencias, es que lo importante para las empresas no son los conocimientos adquiridos, sino las actitudes del trabajador.

Veamos: «Hoy, lo primero que hace la empresa cuando evalúa un candidato, incluso antes de considerar sus competencias laborales, es revisar cuáles son sus valores. Los departamentos de personal someten a los aspirantes a las vacantes a una serie de pruebas que muestren su comportamientos frente a diferentes situaciones emocionales críticas, para ver si las aptitudes que presentan en su historial estudiantil fueron adquiridas sobre la base de actitudes frente a la vida que le den un claro objetivo de desarrollo personal y social sano«.

¿Qué evalúan lo departamentos de recursos humanos de las empresas en esas pruebas? «Estos exámenes evalúan aspectos como el autocontrol, independencia, agresividad, dinamismo, liderazgo, así como prioridades y motivaciones, entre otras llamadas competencias no cognitivas o emocionales«, dice Planells.

Mucho más claro todavía: «La escuela parece no haber entendido ese mensaje y sigue apostando a evaluar seriamente solo las competencias cognitivas, asignando calificaciones y otorgando créditos y honores a los que mejor puntaje obtienen en una larga serie de asignaturas… La calificación de las actitudes o valores no aparece en las páginas amarillas de la escuela…».

De eso se trata, la educación por competencias nace desde el seno del sector empresarial y es impulsada por los organismos que regentan el sistema capitalista internacional, entre ellos el Banco Mundial, en función de aumentar la «eficiencia» y «productividad» de los trabajadores en tiempos de crisis del sistema, o sea, aumentar la explotación del trabajo.

En busca de esos objetivos, los conocimientos técnicos o especializados ya no son tan importantes, por un lado, porque pasan a ser controlados por una élite mundial cada vez más estrecha; por otro, porque los procesos de trabajo son tan genéricos que no requieren más que una base elemental y capacidad para aprender trabajando. Lo que Carlos Marx llamaba «trabajo abstracto» que remplaza al «trabajo concreto». El «arte» o capacidad personal del trabajador cada vez importa menos, porque los procesos de trabajo permiten que cualquiera pueda ser reemplazado.

La idea es que hay que iniciar desde la formación temprana de los trabajadores cuando aún son niños o jóvenes. Para ello, los énfasis de la educación deben cambiar, ya no interesa tanto el aprendizaje en sí, es decir, los conocimientos técnicos o profesionales, sino las actitudes. Porque la empresa privada lo que pide a la escuela es que le entregue personal dócil y maleable, capaz de afrontar situaciones críticas sin rebelarse.

Según la teoría de las competencias, el énfasis de la educación y la evaluación debe pasar del conocimiento a las actitudes. A eso responden los cuatro postulados básicos de la educación por competencias: a. Saber ser (actitudes); b. Saber hacer (no tanto como técnica, sino también actitudinal, trabajar en equipo, etc); c. Saber comunicar (relación con los demás); d. Saber-saber (aquí tampoco interesa el conocimiento técnico o especialista, sino la actitud para la autoformación permanente).

Esos cuatro postulados son divididos en tres niveles al momento del diseño del currículo, ya sea por materias o para toda una carrera o nivel educativo(Programas Analíticos por Competencias): a. Competencias básicas (énfasis en las comunicativas); b. Competencias genéricas (con énfasis en los valores y actitudes); c. Competencias específicas (que tampoco son los conocimiento técnicos tradicionales, o «saberes muertos» como le llaman, sino que están referidas a un modelo general impuesto desde la Unión Europea llamado «Competencias Tunning», que se refieren a capacidad análisis y síntesis, de resolver problemas, adaptación, etc.).

Planells tiene razón, los educadores «viejos», que fuimos formados en el modelo constructivista, ponemos el énfasis de la evaluación en la capacidad del estudiante por aprender las bases de la ciencia o la técnica que estemos enseñando. De manera que una ínfima parte de la evaluación, tratando de ser objetivos pero también de estimular al estudiante, es la apreciación, con la que evaluamos las actitudes.

Los empresarios no quieren eso, y tampoco es el objetivo de las «competencias», para ellos es al revés: el centro de la evaluación son las actitudes, si el estudiante aprende el fondo, no interesa. Por ejemplo, sobre la estructura de la célula, importa más si el estudiante usó «data-show», si trabajó en grupo, si tiene una personalidad comunicativa, a si en verdad comprendió la esencia del asunto.

La pedagogía constructivista, basada en los descubrimientos de Piaget, se trataba de buscar técnicas participativas para que el estudiantes construyeran un conocimiento real sobre el mundo y comprendieran a cabalidad los proceso implicados en su profesión.  Pero conocer implica comprender, no memorizar o repetir. Conocer y comprender implican la capacidad de realizar juicios críticos.

Paulo Freire desarrolló su «pedagogía del oprimido» sobre la base del constructivismo, para alfabetizar adultos de sectores marginales de Brasil, relacionando las palabras con el mundo que vivían, haciendo del alfabeto un instrumento para reflexionar sobre su realidad concreta y proclamarla a la sociedad. A decir de Ernani María Fiori, el método de Freire «no enseña a repetir palabras», sino a decodificarlas críticamente, para «decir y escribir su mundo, su pensamiento, para contar su historia».

Tanto los intereses empresariales, como la educación por competencias, no les interesa que el estudiante «sepa», que conozca, y menos aún que «comprenda críticamente». Alguien puede alegar: ¿Acaso es malo evaluar los valores y las actitudes? ¿Acaso no debemos fomentar la colaboración, el trabajo en grupo, las capacidades comunicativas? No es malo. Siempre han sido parte del proceso educativo.

El problema es que para Planells, para las empresas y para las «competencias», los valores y actitudes que desean promover están en función del sometimiento dócil a la voluntad del empresariado. En ese esquema la capacidad «crítica», es decir, reflexiva y comprensiva, no interesa. Y, aunque se habla de promover el «diálogo» se condena la lucha cívica por los derechos, de la cual el estudiantado de todas las generaciones ha aportado a la sociedad.

Planells dice: «Los encargados de recursos humanos deben explicarle a los educadores que por encima de tener puntuación de cinco en matemáticas y lengua, un joven que no pueda sustentar sus ideas en un diálogo y escoge la vía violenta en las calles está condenado al fracaso social...». ¿Son «fracasados sociales» los jóvenes que el 9 de Enero de 1964 se lanzaron a la calle para plantar una bandera? Gracias a ellos, todos podemos pasear por el canal, recibir sus beneficios económicos y, algunos empresarios aumentar su pecunio con las «áreas revertidas».

El objetivo de esta «pedagogía de los opresores», es un estudiante dócil y manipulable, por ello las primeras víctimas son las materias que ayudan a reflexionar sobre la realidad social, que el empresariado no quiere que se sigan impartiendo: filosofía, historia, sociología. Según la lógica de las competencias los  contenidos de esos cursos son «saberes muertos», sin utilidad para la vida práctica. Para la «vida práctica», según esa pedagogía de los opresores, interesa más que el estudiante sepa inglés y manejar una computadora que rudimentos de lógica o la historia de su país.

A la larga, también serán devaluados los títulos académicos o tendrán validez temporal, en un mundo capitalista que impone la precariedad laboral a los trabajadores. Desde la lógica de «las competencias», a mediano plazo, será irrelevante si el título dice profesor, sociólogo o economista, después que el titulado tanga buena actitud para adaptarse a la voluntad de la empresa.

Al final, la educación también es un campo de batalla de la lucha de clases. Es un campo de batalla ideológico. Los educadores debemos ser concientes de que el ataque que se sufre en los derechos laborales, en las campañas de desprestigio contra nuestros gremios y dirigentes, en la inestabilidad laboral, son parte de un nuevo modelo educativo que responde a la «pedagogía que conviene a los opresores», la de «las competencias».

Como dice Ernani M. Fiori: «En un régimen de dominación de conciencias, en que los que más trabajan menos pueden decir su palabra, y en que inmensas multitudes ni siquiera tienen condiciones para trabajar, los dominadores mantienen el monopolio de la palabra,  con que mistifican, masifican y dominan. En esa situación, los dominados, para decir su palabra, tienen que luchar para tomarla. Aprender a tomarla de los que la retienen y niegan a los demás, es un difícil pero imprescindible aprendizaje: es ‘la pedagogía del oprimido’«.

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Universities Are Becoming Billion-Dollar Hedge Funds With Schools Attached

Las universidades se están convirtiendo en mil millones de dólares los
fondos de cobertura escuelas adscritas

TheNation/03-08-2016/Por: Astra Taylor

Resumen: A propósito de la disminución del apoyo estatal a la educación superior,
las Universidades públicas y no públicas de los EE.UU., vienen invirtiendo
en fondos de cobertura, que le permite a los miembros de la junta hacer
negocios con la universidad. Mientras la matrícula de las universidades
aumenta, la deuda de éstos con las universidades asciende también
vertiginosamente, lo cual obliga a disminuir el grado de la universidad. El
estado de la educación superior es un ejemplo de la austeridad en los
Estados Unidos, que beneficia a los banqueros con el fundamentalismo en el
libre mercado. Este mecanismo de enriquecimiento bajo los fondos de
cobertura, se esconde en la excusa que proporcionan una “cobertura” para
proteger las carteras de los inversores en tiempos difíciles, pero en
realidad, son vehículos libres de supervisión e impuestos, lo que significa
que no están regulados, se enfrentan a requisitos mínimos de divulgación y
pueden participar en todo tipo de apuestas arriesgadas y manipulaciones del
mercado. No hace mucho tiempo, las universidades eran administradores
cuidadosos de ingresos por donaciones y evitar así este tipo de
situaciones. A principio de los 70, universidades como Harvard y Yale,
idearon políticas de inversión éticas para las dotaciones que consideraban
como impacto social. Sin embargo, en los 90 las cosas empezaron a cambiar,
pues, las escuelas públicas y privadas se convirtieron en jugadores de alto
riesgo superando la recaudación de fondos como el principal motor de
crecimiento de la dotación. Con ello el tema devino en cascada al observa
que instituciones educativas públicas exentas de impuestos hacen negocios
con empresas para esquivar impuestos en paraísos fiscales. Las que más se
benefician son las escuelas de élite quienes atraen a mayores donantes y
ganan mayores rendimientos de las inversiones, polarizando aún más el
sistema educativo. En la noticia, Taylor, destaca el informe titulado
«logros educativos y la crisis financiera,» de Joshua Humphreys, presidente
y miembro principal Croatan Instituto, quien apunta a una consecuencia aún
más inquietante de las prácticas de inversión de riesgo. Al adoptar
tácticas especulativas comerciales, fondos de cobertura y de capital
privado, «dotaciones jugaron un papel en magnificar ciertos riesgos
sistémicos en los mercados de capitales». En otras palabras, la dotación no
eran simples víctimas inocentes de la crisis financiera de 2008, pero en
realidad ayudaron a activarlo.

 

Have you heard the latest wisecrack about Harvard? People are calling it a
hedge fund with a university attached. They have a point—Harvard stands at
the troubling intersection between higher education and high finance, with
over 15 percent of its massive $38 billion endowment invested in hedge
funds. That intersection is getting crowded. Yale’s comparatively modest
$26 billion endowment, for example, made hedge fund managers $480 million
in 2014, while only $170 million was spent on things like tuition
assistance and fellowships for students. “I was going to donate money to
Yale. But maybe it makes more sense to mail a check directly to the hedge
fund of my choice,” Malcolm Gladwell tweeted last summer, causing a
commotion that landed him on NPR

What has gotten less attention is how it’s not just universities with
eating clubs and legacies that are getting into the game. Many
«public» universities are also doing so, in part because state support for education has been
cut, but also to compete with richer schools by rapidly increasing their
more limited wealth. Though the exact figure is hard to determine, experts
I consulted estimate that over $100 billion of educational endowment money
nationwide is invested in hedge funds, costing them approximately $2.5
billion in fees in 2015 alone. The problems with hedge funds managing
college endowments are manifold, going well beyond the exorbitant—some
would say extortionate—fees they charge for their services.

Consider the problem of conflict of interest on endowment boards of both
public and private colleges. One 2011 survey showed that 56 percent of
endowments allowed board members to do business with the university. In
2013, Dartmouth came under fire when it was revealed that some
trustees—including Stephen F. Mandel Jr., who was both chairman of the
board of trustees and head of the hedge fund Lone Pine Capital—also managed
investments for the school. The trustees were blasted, in a widely cited
open letter, for recycling a portion of their “sky high fees” back to the
university as “donations” for which they were often rewarded by having a
building named in their honor.

Marcie Smith, executive director of the Responsible Endowment Coalition,
calls this a “rage-inducing picture.” “Universities raking in a record $40
billion in 2015, Wall Street stacked boards of directors approving
self-dealing investments, all while tuition continues to rise, student debt
continues to mount, and value of a college degree declines,” she says. “The
state of higher education is yet another example of austerity in America,
and signals the dangerous creep of a free-market fundamentalism that thinks
all institutions in society exist to enrich the bankers.”

Combine all of the above with the recent stories about hedge fund managers
being exploitative sociopaths—the kind willing to inflate the price of
lifesaving medicine or force elementary schools in Puerto Rico to close to
make a buck—and one wonders why public institutions are doing business with
them at all. Given the history of successful college divestment movements,
one can easily imagine a provocative next step: campaigns that aim to force
universities to stop doing business with hedge funds altogether. While they
declined to give specifics since they are still in the planning phases,
organizers I spoke to said just such a movement is brewing.

All told, hedge funds have over $3 trillion worth of assets under
management globally. In theory, they exist to provide a “hedge” to protect
investor portfolios in tough times. Hedging, seen in this light, is simply
one investment strategy among many. In practice, however, hedge funds are
alternative investment vehicles that tend to be housed offshore to avoid
oversight and taxes, which means they are largely unregulated, face minimal
disclosure requirements, and can engage in all sorts of risky bets and
market manipulations.

Not long ago, universities were, in the words of one report, “careful
stewards of endowment income” and avoided such shenanigans. In the early ’70s,
Harvard and Yale spearheaded committees on investor responsibility and
devised ethical investment policies for endowments that considered things
like social impact. In the ’90s, things began to change. Many schools,
private and public, have become high-risk gamblers, with finance overtaking
fundraising as the main engine of endowment growth. A more aggressive
approach to investing paid off—until the economy melted down and caused
some endowments to lose up to 30 percent of their value.

But experts and activists have other concerns. Some commentators, for
example, are troubled by public tax-exempt educational institutions doing
business with companies notorious for dodging taxes in offshore havens.
More generally, tax exemption is a giant government subsidy that
disproportionately benefits elite schools (the ones that attract the
biggest donations and earn the largest investment returns), thus further
polarizing an educational system already separated into haves and have-nots.

And it gets worse. In a report called “Educational Endowments and the
Financial Crisis,” Joshua Humphreys, president and senior fellow at Croatan
Institute, points to an even more disturbing consequence of risky
investment practices. By embracing speculative trading tactics, exotic
derivatives, hedge funds, and private equity, “endowments played a role in
magnifying certain systemic risks in the capital markets,” Humphreys
writes. What’s more, their initial success encouraged other institutional
investors (think pension funds, sovereign wealth funds, and foundations) to
follow in their footsteps, amplifying the system’s overall volatility and
instability. In other words, endowments were not just innocent victims of
the 2008 financial crisis, but actually helped enable it.

“Hedge funds, as they were initially conceived, have a potential role to
play in a long-term endowment seeking to ‘hedge’ certain risks,” Humphreys
told me, making clear he’s hesitant to write them off entirely. “But their
arbitrarily high fee structures, the excessive compensation of their
managers, and their deliberate evasion of taxes and transparency make hedge
funds easy targets for stakeholders rightly concerned about the simmering
crisis of higher education today.”

Last summer, Garrett Shishido Strain, a 27-year-old graduate student in
public policy at the University of Washington, filed a public records
request to learn exactly how much of the university’s $3.1 billion
endowment is invested in hedge funds. After some months, officials finally
claimed the information was “exempt from public inspection” on the grounds
that “such information, if revealed, would reasonably be expected to result
in loss to the University of Washington consolidated endowment fund or to
result in private loss to the providers of this information.” When reached
for comment, Ann Sarna in the school’s Treasury Office claimed to have no
knowledge of Strain’s request. First she said the information is available
to the public on the university’s website—it is not—and then she said she
could not provide a figure. “We don’t track hedge funds as a separate
investment strategy,” she wrote in an email.

Strain is disappointed with the administration’s stonewalling, but not
surprised. A report by Preqin, an organization that provides research to
investors, states that the school’s investment in hedge funds is around
$500 million. Given that hedge funds operate on what’s called the “2 and
20” model, which means they charge a baseline of 2 percent of assets under
management while taking 20 percent of any profits, the school could be
spending well over $10 million a year on hedge fund fees alone. Meanwhile,
administrators only recently acquiesced to the demands of student,
custodial, and food service workers who have been rallying under the banner
“raise wages, not tuition,” finally agreeing to pay Seattle’s celebrated
$15 minimum wage—but not until 2017.

Strain, however, doesn’t just find it objectionable that money managers are
so lavishly compensated while staff are underpaid and students overcharged.
He also objects to the fact that by funneling money to hedge funds, public
universities are, incongruously, supporting the antisocial policies hedge
fund managers are notorious for rallying behind: rolling back corporate
regulation, slashing the minimum wage, eliminating pensions, privatizing
public schools, trammeling unions, cutting taxes for the wealthy, and
forcing broke nations further into insolvency (through “vulture” funds that
specialize in distressed sovereign debt).

 

This is true for the University of Washington specifically. Public records
show that it does business with various hedge funds—including the
aforementioned Lone Pine Capital—associated with the Managed Funds
Association, “the voice of the global alternative investment industry.” Or,
to be more blunt, the industry’s lobbying arm.

And what does the voice of industry call for? According topublic filings,
the Managed Funds Association has crusaded against various policies
designed to curb inequality. For example, in 2014 it fought the Inclusive
Prosperity Act, which aimed “to impose a tax on certain trading
transactions to…stop shrinking the middle class.” The act would have levied
a small tax on financial transactions, including stock trades, and funded
things like low-income housing assistance, public transit, and—here’s the
kicker—student debt relief.

The time has come for students to connect the dots between ballooning
student debt, the poor treatment of campus workers, and the obscene wealth
of hedge fund oligarchs. Once they do, they can fight back by following in
the footsteps of recent mobilizations against the financial sector. In
2013, a group called Kick Wall Street Off Campus forced Minnesota’s
Macalester College to move some, though not all, of its money out of Wells
Fargo to protest the bank’s role in community foreclosures. In June of last
year, Santa Cruz County pulled together to get its money out of five giant banks—including Citicorp, JPMorgan Chase, and Barclays—that pleaded guilty last spring to felony charges that they
rigged the world’s foreign-currency market. Similar campaigns could easily
be waged against university endowment partnerships with hedge funds.

Of course, kicking hedge funds off campus won’t solve the college crisis or
instantly reform the financial sector. Nevertheless, targeting hedge funds
remains a promising tactic for uniting students and workers against hedge
funds’ efforts to increase inequality, and using our tuition dollars and
public subsidies to do so. This tactic would be especially effective at
public institutions, where divestment campaigns should be coupled with
calls for increased state funding for higher education and better pay for
low-wage workers.

“It’s easy to feel powerless, but hedge funds need university endowments,
just like they also need public pensions. If that money was taken away, it
would really affect them,” Strain says, and he’s right. Campus divestment
movements have a proven track record, going back to campaigns against
apartheid in the 1980s. Over the last few years, climate activists have
pressured school trustees to divert trillions of dollars from fossil fuels,
and last year Columbia became the first university to divest from private
prisons. Hedge funds deserve to be next on the chopping block.

Fuente de la noticia:
www.thenation.com/article/universities-are-becoming-billion-dollar-hedge-funds-with-schools-attached/

 

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¿Por qué China construye una universidad a la semana?

China/18 marzo 2016/ Autor: Andreas Schleicher Jefe de Educación de la OCDE/ Fuente: http://www.bbc.com/

Durante décadas, EE UU tuvo la mayor proporción de profesionales universitarios. Pero esto está cambiando | Foto: BBC

Durante décadas, EE UU tuvo la mayor proporción de profesionales universitarios. Pero esto está cambiando | Foto: BBC

Como un reflejo de esta antigua supremacía, casi un tercio de los graduados de entre 55 y 64 años en las economías más grandes del mundo son ciudadanos estadounidenses

China ha estado gestando una revolución silenciosa que está causando un giro importante en la composición mundial de egresados universitarios.

La potencia asiática ha estado construyendo el equivalente a casi una universidad por semana.

Durante décadas, Estados Unidos tuvo la mayor proporción de estudiantes universitarios. Y por esto, también dominaban el mercado profesional.

Como un reflejo de esta antigua supremacía, casi un tercio de los graduados de entre 55 y 64 años en las economías más grandes del mundo son ciudadanos estadounidenses.

Pero ese panorama está cambiando rápidamente entre las generaciones más jóvenes. En términos de «producir» egresados, China ha superado a Estados Unidos y a los sistemas combinados de universidades en los países de la Unión Europea.

La brecha existente se va acentuar todavía más. Las predicciones más modestas estiman un crecimiento para 2030 del 300% de graduados entre 25 y 34 años, comparado con un aumento del 30% esperado en Europa y EE UU.

Costoso

Jóvenes chinos revisan tabletas y celulares

En EE UU., muchos estudiantes se enfrentan a dificultades para costear sus estudios superiores. En Europa, la mayoría de los países han puesto un freno a la expansión de universidades, ya sea al no destinar fondos públicos o al no permitir que las instituciones recauden dinero por sí mismas.

Y mientras Occidente ha estado pasivo, China y otros países asiáticos como India adelantan el paso.

No se trata únicamente de un aumento en el número de estudiantes. Los jóvenes chinos e indios tienden a estudiar matemáticas, ciencia, computación e ingeniería –las áreas más relevantes para los avances tecnológicos y de innovación.

En 2013, el 40% de los graduados chinos completó sus estudios en una carrera relacionada con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Más del doble que los egresados estadounidenses.

Esto quiere decir que los egresados que son el motor de la prosperidad en las economías basadas en el conocimiento cada vez más tendrán origen chino o indio.

Para el año 2030, China e India podrían formar el 60% de los egresados de carreras STEM, en comparación con solo un 8% de europeos y un 4% de estadounidenses.

Sueldos altos

Países como China e India están apostando su futuro con esta transformación.

Con el incremento de estudiantes en instituciones superiores, se podría pensar que podría haber un exceso de «sobre calificados».

Estudiantes hacen una larga fila para hacer un examen a la entrada de una universidad en la ciudad de Wuhan

Pero esto no está ocurriendo. En los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que tienen un mayor registro de graduados, la mayoría observa una remuneración que también asciende.

Esto sugiere que un aumento en los «trabajadores del conocimiento» no conduce a una disminución de su salario, a diferencia de la forma en que los avances tecnológicos y la globalización han reducido los ingresos de los trabajadores sin educación universitaria.

El verdadero reto de los países occidentales será prepararse para una futura competencia con las economías asiáticas dentro del sector del conocimiento.

Calidad

Hay quienes cuestionan la calidad y relevancia de los títulos universitarios otorgados en China.

Una graduanda china se toma una fotografía

En efecto, todavía no hay una metodología directa que permita comparar los procesos de aprendizaje de los egresados en diferentes universidades y países.

Pero China ha demostrado que es posible inculcar calidad y cantidad simultáneamente en sus escuelas.

En las más recientes pruebas PISA de la OCDE, el 10% más desfavorecido entre los niños de 15 años de edad en Shanghái obtuvo mayores calificaciones en matemáticas que el 10% de los niños de 15 años más privilegiados en EE UU.

La rápida expansión de China en la educación superior muestra la magnitud del desafío para Occidente y que el futuro podría ser indiferente a la tradición y reputación del pasado.

El éxito será de aquellos individuos, universidades y países que se adapten rápidamente y se abran a los cambios. La tarea para los gobiernos será asegurarse de que sus países asuman estos desafíos.

Fuente de la Noticias y Fotografías:

http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/03/160316_china_universidad_semana_popular_ps

Información de las Fotografías:

Primera Foto: Durante décadas, EE.UU. tuvo la mayor proporción de profesionales universitarios. Pero esto está cambiando.

Segunda Foto: China está pasando de ser una economía de productos a muy bajo costo a una de conocimientos especializados.

Tercera Foto: Estudiantes se conglomeran en la entrada de una universidad en la ciudad de Wuhan, en el centro de China.

Cuarta Foto: La mayoría de los estudiantes chinos cursan carreras de ciencia, computación, matemáticas e ingeniería.

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| Vídeos | Fórum Social da Educação Popular – Encontro da Educação Popular e Universidades: Experiências e Desafios

O Fórum Social da Educação Popular surgiu de um diálogo entre a Flacso Brasil, o Centro de Estudos Sociais – Universidade de Coimbra e o projeto ALICE, a UPMS, o CEAAL, o CLACSO e o CODESRIA, como possibilidade de reunir universidades com atividades de Educação Popular assentes na ideia de que a democratização das sociedades passa necessariamente pela democratização do conhecimento. Em pouco tempo, muitas organizações sociais, movimentos, universidades e governos juntaram-se para tornar realidade o que um dia foi apenas uma ideia. Assim surgiu um encontro mais amplo, para discutir a Educação Popular no mundo atual. Considerando que a Educação Popular, por um lado reage ao elitismo das universidades, democratizando o acesso ao conhecimento; e, por outro, promove o diálogo entre saberes, encontrando na Pedagogia do Oprimido de Paulo Freire uma das grandes referências, defendendo a educação para a libertação e para a cidadania, entendeu-se este encontro como uma oportunidade de desafiar o contexto atual de crise económica, política e social em que se encontra o mundo a partir da prática da Educação Popular (ver site do fórum: http://www.forumeducacaopopular.org/).

Roda de Conversa: A relação entre Universidade e Educação Popular – Atual Momento Histórico
Boaventura de Sousa Santos (CES/UPMS) e comentários de Naomar de Almeida Filho (UFSB), Lía Córdoba Garrido (UPP), Cláudia Rose Ribeiro da Silva (Museu da Maré), Jesús Alejandro Vera Jiménez (UAEM).

Encontro Educação Popular e Universidades – Abertura

Encontro Educação Popular e Universidades – Parte 1 – Intervenção de Boaventura de Sousa Santos (Centro de Estudos Sociais/Projeto ALICE e Universidade Popular dos Movimentos Sociais)

Encontro Educação Popular e Universidades – Parte 2 – Comentário de Naomar de Almeida Filho (Universidade Federal do Sul da Bahia – UFSB)

Encontro Educação Popular e Universidades – Parte 3 – Comentário de Lía Córdoba Garrido (Universidad Popular de los Pueblos – UPP)


Encontro Educação Popular e Universidades – Parte 4
– Comentário de Cláudia Rose Ribeiro da Silva (Museu da Maré)

Encontro Educação Popular e Universidades – Parte 5 – Comentário de Jesús Alejandro Vera Jiménez (Universidad Autónoma del Estado de Morelos – UAEM)

Encontro Educação Popular e Universidades – Encerramento – Comentários finais de Oscar Jara (Consejo de Educación de Adultos de America Latina) e Boaventura de Sousa Santos (Centro de Estudos Sociais/Projeto ALICE e Universidade Popular dos Movimentos Sociais)

Por ALICE

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“Sin papeles y sin miedo”, fue la consigna en la UIC, Chicago

Bajo el tinte de una campaña que exhibe un discurso encaminado a enfadar a los estadounidenses y latinos en los EE.UU., el pasado 11 de marzo de 2016,el candidato a la presidencia, Donald Trump se vio obligado a suspender el mitin en la Universidad de Illinois en Chicago (UIC), debido a la intervención de activistas, organizaciones comunitaria y estudiantes de dicha casa de estudio. Desde el 7 de marzo de 2016 dirigentes estudiantiles de la UIC y algunos políticos de Chicago, habían emprendido una campaña para que dicho mitin no se produjera, levantados en protesta ante un discurso racista, discriminatorio y amenazante en relación al delicado tema de los inmigrantes, sobre todo los de descendencia latina.

Muchos de estos manifestantes simpatizan con el candidato Bernie Sanders, tildado por Trump, de “comunista”; compuesto por estudiantes y grupos
religiosos (pastores cristianos), algunos políticos y organizaciones civiles en pro de los inmigrantes (Sin Fronteras y Familia Unida). Sin embargo, lo particular de la manifestación ocurrida en la Universidad de Illinois tiene que ver con el hecho que los manifestantes en su mayoría eran estudiantes, refiriéndose del candidato como alguien que no tenía cabida en una institución educativa debido a la naturaleza de su ideales no cónsono con un mundo donde debe prevalecer la garantía de los derechos humanos, la solidaridad entre países, la regularización de un sistema migratorio con controles más humanos y menos instigadores y la voz al unísono del “no racismo”. En el fondo de este escenario nos deja entrever situaciones como la explotación de latinos, la sub-valorización de la mano de obra latina, el irrespeto a los derechos humanos y sociales que vive esta sociedad, donde son los estudiantes de una universidad pública quienes se pronuncian conscientemente en contra de estos elementos, tan amalgamados de forma cancerígena en la sociedad anglosajona. Asimismo, a pesar de la carta firmada y enviada por 38.500 estudiantes indocumentados (organización estudiantil Fearless Undocumented Alliance) al rector de la Universidad, para que no se llevara a cabo un acto político que promueve el odio y la intolerancia, no fueron escuchados por éstas, más allá de ello, justificaron el evento como uno más de los que permite la casa de estudios por fines administrativos al ceder un espacio en alquiler.

Por otro lado, las llamadas a la protesta de Chicago, fueron enviadas por las redes sociales bajo la consigna “Stop Trump 2016-Chicago”, llegando a reunir a más de 14.000 personas (civiles, estudiantes, adeptos a organizaciones, etc.) en la protesta pacífica frente a la universidad y 7.800 aproximadamente dispuestas a reservar un lugar en el auditorio de la Universidad con el fin de restar espacio a los simpatizantes del candidato. Es el interesante resultado de un contexto de lucha estudiantil, con los integrantes de una académica que luchan entre emanciparse o seguir los parámetros impuestos desde una sociedad hegemónica.

Para ampliar la información consultar la fuente:
www.laraza.com/2016/03/11/estudiantes-universitarios-y-activistas-en-chicago-expresaron-multitudinariamente-su-rechazo-a-trump/

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