Juan Calmaestra es profesor de la Universidad de Córdoba y colabora con la Fundación Barça en un proyecto de prevención del bullying en escuelas de primaria de Cataluña. Después del primer año de pilotaje, presentan resultados en los que aseguran que la colaboración de la comunidad educativa es clave para crear un programa que sea universal.
Juan Calmaestra es profesor de primaria de formación, pero en vez de desarrollar su carrera en aulas de escuela, se quedó en la universidad, tal como él mismo afirma. Después de realizar el máster y doctorarse, el ahora profesor de la Universidad de Córdoba, dedica sus esfuerzos y conocimientos en el tratamiento y prevención del bullying. Actualmente trabaja codo a codo con la Fundación Barça, con la que han desarrollado un programa piloto de prevención de este tipo de discriminación en las aulas.
Se trata de un programa que se ha aplicado en 10 escuelas catalanas, desde primero a sexto de primaria, trabajando varios elementos acordes a la edad de los alumnos: desde la expresión emocional hasta la empatía pasando por las ahora inevitables TIC. Los estudios, dice Calmaestra, muestran que los programas globales de prevención del bullying no funcionan en centros de alta complejidad (por el contrario, son necesarios programas individualizados a los alumnos problemáticos) pero el cordobés afirma que el proyecto que tiene entre manos con la Fundación Barça aspira a ser “universal, que se pueda aplicar tanto en centros en los que el hecho de que te digan idiota es algo cotidiano, como en los que es un agravio extraordinario”.
Ahora usted está en Barcelona para presentar los resultados del primer curso en que aplique este programa piloto de prevención del bullying. ¿Qué tal ha ido?
Se trata de un proyecto en el que diseñamos materiales curriculares para que los maestros aborden el bullying desde la prevención, atendiendo a la evolución que se da en los alumnos desde primero hasta sexto, es decir, con sesiones específicas para cada curso. Estamos muy contentos con las valoraciones de las 10 escuelas en las que hemos estado este curso y la ayuda de la comunidad educativa está siendo indispensable para ver donde hemos diseñado de más y donde menos.
¿Es un programa pensado para aplicarse de primero a sexto continuamente o se puede realizar en cursos aislados?
Lo ideal es hacerlo durante toda la primaria, pero se puede abordar en cualquier momento. Damos una formación a los maestros y los orientamos para el que afrontarán en las clases: los que necesitan saber ellos y que los niños, así como algunos recursos para explicarlo. Las ventajas de aplicarlo durante los seis cursos son evidentes: partimos de un trabajo previo bien fundamentado. Por ejemplo, la educación emocional está pensada para primero, que es cuando están desarrollando las capacidades expresivas y de control emocional.
Las emociones en primero, y ¿para el resto de los cursos?
En segundo ciclo trabajamos las discriminaciones, por cualquier motivo. Asimismo, también es el momento en que empiezan a ver la empatía y las exclusiones. En los últimos cursos, quinto y sexto, es cuando nos focalizamos en el fenómeno del acoso per se: el rol de los espectadores, como detener las conductas de riesgo, instamos a ponernos en el lugar de las víctimas … Para que estas son las edades en que el bullying empieza a ser más cruel y más estable.
También son los cursos en que empezamos a hacer mención al ciberbullying y la seguridad TIC. Hemos estado haciendo diagnósticos de cuáles son las redes sociales que más se utilizan en Cataluña para poder hablar con los alumnos de sus potencialidades, pero también de sus peligros. Porque la tecnología es algo contra la que no podemos luchar, o la convertimos en amiga o nos dará una vez.
Hasta cuarto de primaria se trabaja la prevención, pero en quinto ya hable de agresores y víctimas. ¿Cuándo comienza el bullying?
El bullying se puede dar desde primero de primaria. La teoría dice que en Infantil no debería haber, aunque hay algunos compañeros docentes que me han descrito casos de niños de cinco años muy prototípicos de acoso. Este tipo de agresión debe tener tres características: ser repetido en el tiempo, porque una situación, por muy dura que sea, no es Bullying; debe haber desequilibrio de poder que haga que la víctima no pueda defenderse y debe darse intencionalidad por parte del agresor de hacer daño.
¿Y en niños y niñas de cinco años se puede dar esta intencionalidad?
Es extraño, pero sí hay casos de violencia mantenida sobre una sola persona en estas edades. Normalmente se dan casos de violencia repetida y con desequilibrio de poder, para que un niño o niña puede ser ya más fuerte que el otro, pero generalmente se da que “tal niño pega”, en general. No suele ser violencia sistemática contra una sola persona, sino que el niño que pega, pega a todos.
Los patrones y la selección de víctimas por acosarlos sólo a ellas se pueden encontrar en Infantil, aunque raramente, pero son en primaria cuando se empiezan a ver claramente.
¿En qué se basan las discriminaciones en niños y niñas tan pequeños?
A estas edades suele ser igual el color de piel, el origen, el idioma o la orientación sexual. Puede tratarse de una obsesión irracional o bien inducida por comentarios de adultos: ellos todavía no ven las diferencias, pero si se las hacemos ver aquí puede germinar una discriminación. Lo que nos dice esto es que la prevención del bullying debe comenzar lo antes posible.
¿Cómo funciona una sesión de su programa en las aulas?
Nosotros somos finitos y no llegamos a todas partes, por eso es importante que las sesiones se realicen por los maestros. Además, hemos comprobado que cuando hacemos nosotros las intervenciones, lo que enseñamos se va con nosotros, no se queda en la escuela. Formando los maestros, la sensibilidad se queda con ellos. Ya sea con nosotros o a través de un libro para docentes, en el que estamos trabajando, las formaciones apelan a un programa universal que pueda ser aplicado por cualquier docente en cualquier curso.
Ya en el aula partimos de un enfoque de aprendizaje cooperativo. Comenzamos las sesiones con un disparador: un vídeo, un cuento o una historia. Intentamos vincular las sesiones en los ratos de tutoría y nos adaptamos a los contenidos curriculares de educación física. Con ello, el maestro de esta materia no pierde el tiempo con la prevención del bullying, sino que trabaja el que curricularmente tiene que trabajar, además de tratar la integración.
Nos inventamos algunos juegos, como cuentos motores para trabajar la psicomotricidad en que el leit motivsón situaciones de bullying para los más pequeños. Después del ejercicio se proponen momentos de reflexión que son reforzados en las sesiones de tutoría. También se trabaja la expresión de emociones y el fomento de la autoestima, ya en cursos más avanzados.
¿Cree que a edades tan tempranas ya reconocen el bullying como tal?
Quizás no saben el nombre, pero la dinámica la tienen. La terminología no es importante: precisamente, a petición de las escuelas no usamos la palabra bullying en primero, sino que describimos situaciones. Los maestros son los expertos y los que dirigen las sesiones, que son todas flexibles. Así, son los mismos docentes los que pueden rebajar o aumentar la dureza de los cuentos o situaciones descritas, porque sabemos que hay escuelas problemáticas en que “idiota” puede ser la manera en que te saludan por las mañanas y en otros centros más exquisitos puede suponer una palabra demasiado fuerte para que los padres permitan que se utilice con sus niños.
Como queremos que sea un programa universal, pedimos a la Fundación Barça que nos buscara escuelas diversas: tenemos centros de las cuatro provincias, algunos con muchísima diversidad y otros con nada … la intención es trabajar para seguir ampliando la muestra.
¿Cómo trabaja las TIC?
Yo soy muy frikie, me encantan. Mis hijas tocan la tableta desde los tres años: creo que lo que hay que hacer es educar, más que prohibir. La utilizarán, nos guste o no y debemos enseñar para que puedan llegar a autorregularse. En cuanto a las redes, creemos que en primaria no deberían ser fomentadas, porque legalmente los niños y niñas no pueden tener cuenta, pero si tienen que ser trabajadas desde la prevención, la seguridad y la privacidad. Si se han de hacer un perfil, que le harán, que sea lo más seguro posible.
Deben ser conscientes de que no todo lo que ven en las redes es verdad, tienen que aprender a ser críticos: si están chateando con un niño de 12 años, puede que no sea un niño ni tenga 12 años. Se debe enfatizar que en las redes sólo tengan amigos que conozcan físicamente, porque los otros no los conocen. También deben entender que las conductas que tengan en las redes pueden hacer daño a otras personas.
La figura del espectador es crucial para que el bullying exista. ¿Se ve aumentada exponencialmente cuando hablamos de ciberbullying?
Cualquier agresión en perfiles públicos de redes sociales cuenta con espectadores. Y estos, incluso, pueden convertirse en agresores cuando retuitean, comentan o comparten. Y es una agresión que no da la sensación de estar haciendo nada malo, pero debemos enseñarles el daño que se puede hacer a otro, por el simple hecho de compartir un post.
Aquí, el papel de los adultos es fundamental, porque acompañamos mucho los niños en su vida física pero poco en la virtual. Y no podemos escudarnos en un salto generacional; yo, que tengo dos hijas, soy migrante digital. A las familias se les debe decir que no tengan miedo de la tecnología: si no la conocen, que pidan a sus hijos que se lo expliquen y que sean los adultos los que pongan la cabeza. Quizás no sabes que es Facebook, pero sí puedes hacer reflexionar a los niños sobre la privacidad y la empatía.
Las familias deben ser conscientes de lo que pasa detrás de las pantallas, que cuando tu hijo está con el móvil no está en el sofá, sino que puede estar en cualquier parte del mundo, haciendo daño a otro aunque, aparentemente, esté muy tranquilo. Así, si una maestra viene y les dice a unos padres que su hijo es un agresor o un burxador, deben entender que no está yendo en su contra, sino que los está ayudando a que tenga un futuro mejor. Por eso la formación es básica para las familias, para que éstas también deben ser parte de la comunidad educativa. Los profesores se sienten muy solos y la familia perdida: nos pasamos la vida tirándonos la pelota unos a otros y los niños quedan en medio y no los ayudamos.
Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/07/16/cuando-un-maestro-dice-que-tu-hijo-es-un-agresor-no-va-en-tu-contra-te-ayuda-a-conseguirle-un-futuro-mejor/