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La educación en Brasil (II): La protesta

Por: Jaume Carbonell

Por la defensa de la jubilación (de las pensiones) y de la escuela pública; y contra la privatización y la censura. Y por muchas más cosas.

Asisto a la jornada de protesta del 13 de agosto de Gravataí, un municipio de Rio Grande du Sul. El paro docente y las manifestaciones se extienden por medio país. En Gravataí unos 300 estudiantes de secundaria, que también han convocado esta jornada en defensa de la educación pública, marchan a primera hora de la mañana, bajo una enorme pancarta. “No mates nuestro futuro”. Gritan consignas contra la reforma de las pensiones y los recortes en la educación pública y a favor del colectivo docente: “El profesor es mi amigo, se metió con él, se metió conmigo”. Jair Bolsonaro siempre está en el foco de las críticas: “Quiero estudiar para ser inteligente, porque de burro ya basta con el presidente”

A partir de las 14 horas, empieza la concentración final en Porto Alegre, la capital gaucha, frente al palacio del gobernador. La convoca, entre otras organizaciones, CPERS, el sindicato de los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza estatal. Junto al profesorado están los estudiantes y otros sectores del funcionariado y de la clase trabajadora. Se suceden los discursos y las consignas. Hay un relato general coincidente: la educación no está en venta y merece respeto; y una exigencia muy concreta: la defensa de las pensiones públicas y la oposición a cualquier reforma.

Uno de los manifestantes me explica las razones: “Quien sale ganando con la reforma de la Seguridad Social son los bancos… La jubilación deja de ser un derecho de todos y pasa a ser un negocio lucrativo para pocos”. Una mujer se añade a la conversación: “Esto se debe a la política neoliberal de Leite [el gobernador del Estado] y de Bolsonaro, que quieren cargarse las políticas sociales que tanto habían avanzado durante los gobiernos del PT [Partido de los Trabajadores] de Lula da Silva y Dilma Rousseff. Se las quieren cargar de golpe, dejando que las empresas y el gran capital entren a saco en la educación y en otros servicios sociales”.

Los discursos se prolongan durante horas, en este y en otro punto de la ciudad, mientras se aguanta estoicamente el frío invernal. Hay quien aprovecha el tiempo para repartir folletos y periódicos, mientras los vendedores ambulantes hacen su agosto. Varias personas portan la pegatina pidiendo la libertad de Lula y otras recuerdan en sus camisetas a la concejala de izquierdas de Rio de Janeiro, Marielle Franco, asesinada a golpe de metralleta cuando salía de una reunión con colectivos de mujeres negras; aún no se ha averiguado quiénes dieron la orden.

Más adelante, al cabo de casi cuatro horas, cuando ya oscurece, y la manifestación ha crecido –20.000 personas según la organización–, mi retina se fija en la leyenda de un par de pancartas: “Escola sem mordaça”; y “Escola sem censura”. Se trata de un movimiento que apuesta por el pensamiento crítico, el pluralismo y la libertad de expresión, frente a la amenaza de amordazarla por parte del nuevo gobierno de extrema derecha con el proyecto “Escola sem partido”. Una iniciativa cuyo objetivo es prohibir en las aulas la exposición o debate de cualquier tema socialmente comprometido e, incluso, de cualquier tópico social pegado a la realidad, instando a los propios estudiantes y a las familias a denunciar cualquier tipo de intervención docente que se mueva en esta dirección.

El proyecto de ley gubernamental trata de regular, precisamente, esta mordaza ideológica en los proyectos pedagógicos, contenidos, materiales didácticos y evaluaciones. La semana anterior, precisamente, un profesor fue expulsado de su centro privado donde trabajaba debido a las quejas y presiones de un sector de padres por haber proyectado y comentado un vídeo sobre los diversos sistemas de seguridad del país.

Esta ofensiva reaccionaria en educación y en el conjunto de ámbitos sociales y culturales cuenta con una sólida mayoría en la Cámara de Diputados del país. Popularmente se conoce como la bancada de las tres b. La primera es la “bala”, que integra a las fuerzas armadas, policía y milicias que actúan sin control. La segunda es “boi” –buey en portugués–, y se refiere a la bancada vinculada a los grandes ganaderos y terratenientes. Su protagonismo es bien conocido en los numerosos incendios en la Amazonía, a quienes el fuego les sirve para ocupar legal o ilegalmente territorios protegidos para la extensión de sus pastos, la extracción de minerales o la construcción de macroinfrastructuras, siempre en perjuicio de la población indígena y de la preservación del planeta. La resistencia indígena y de organizaciones medioambientales se ha cebado con diversos asesinatos en el transcurso de los últimos años. Pero ya se sabe que dentro del gobierno Bolsonaro se niega el calentamiento global y, por eso, los controles contra incendios se han flexibilizado extraordinariamente. Y la tercera b es la “Biblia”, se identifica únicamente con la religión evangélica, uno de los inventos históricos más eficaces –la cosa viene de Ronald Reagan, que puso mucho dinero– para combatir la Teología de la Liberación. Antaño triunfó en Centroamérica –sobre todo en Guatemala y El Salvador– y hoy campa a sus anchas en Brasil, con una fuerte incidencia en las clases populares, con un crecimiento de seguidores espectacular. Con grandes dosis de demagogia y una puesta en escena muy teatral y musical –con gospel a toda pastilla–, con reparto de comida, confesiones públicas y exposición de milagros, se convierte en un show espiritual –a veces llega al éxtasis– que teje fuertes vínculos y llena templos con miles de fieles. En el hotel, cuando pulsas la televisión, empiezan a aparecer canales y canales evangélicos. Actualmente, cuentan con 600 emisoras de radio y 23 televisiones. Bolsonaro antes de las elecciones se hizo evangélico.

Y, finalmente, no hay que olvidar la firme alianza que se establece con otros grupos a la hora de emprender las políticas neoliberales para adelgazar el Estado y expandir el empresariado dentro de la educación. Entro ellos, destaca la Fundación Lemann, en alusión a Jorge Paulo Lemann, el hombre más rico del país, que a través de esta fundación “sin ánimo de lucro” se propone “formar líderes para resolver problemas del desarrollo social del país.” Con frecuencia, las salidas de tono y las excentricidades de Bolsonaro ocultan el bosque, la madeja de poderosos intereses que se ocultan en su interior.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2019/09/18/la-educacion-en-brasil-ii-la-protesta/

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Puerto Rico: Educación refuerza seguridad electrónica en las escuelas

Centroamérica/Puerto Rico/19 Septiembre 2019/Telemundo

El secretario del Departamento de Educación (DE), Eligio Hernández Pérez, anunció la incorporación de un sistema de vigilancia digital como parte del plan de seguridad integral en las escuelas públicas. Este sistema complementa la función de los guardias escolares que están durante el horario escolar en los planteles.

“A pesar de haber tenido unos recortes sustanciales en nuestro presupuesto, hemos logrado acceso a fondos de Restart que nos han permitido el desarrollo este proyecto de vigilancia virtual y, además, nos ha ayudado a la contratación de los guardias de seguridad para las escuelas”, expresó Hernández Pérez en una comunicación escrita.

Detalló que el programa Restart asignó un total de $24 millones para cubrir el proyecto por un periodo de dos años. La inversión del programa de vigilancia virtual ascendió a cerca de 18 millones de dólares.

“Hemos logrado capacitar a nuestros directores con el apoyo de nuestra oficina de Seguridad del Departamento de Educación, agencias estatales y federales a los efectos de que cada escuela tenga diseñado su propio plan de seguridad para atender incidencias. Este proceso de planificación ha sido complementado con adiestramientos y capacitaciones por expertos para que nuestras escuelas estén seguras en caso de alguna situación de emergencia. Será un proceso continuo donde cada cierto tiempo se van a revisar y actualizar los planes”, añadió el secretario.

De otra parte, el comisionado de seguridad de Educación, César González, detalló que este servicio conllevó el análisis de las instalaciones de cada escuela para identificar los equipos a ser instalados. Igualmente, requirió de diseños para la ubicación de servidores, cámaras, sensores, acceso a internet y la programación de los equipos electrónicos. Tras la activación de las alertas por parte de la compañía a cargo de la seguridad, se alerta a la Policía de Puerto Rico y a la policía municipal cuando hay algún incidente en alguna de las escuelas.

“Este sistema ha sido de gran utilidad para lograr atrapar a algunas de las personas que han cometido actos vandálicos o robos en nuestras escuelas. La colaboración de la Policía de Puerto Rico y de las policías municipales ha sido exitosa para lograr identificar a las personas que escalan los planteles. Ya hay varios de estos casos en los tribunales en espera de radicación de cargos. Este servicio ha logrado la reducción de un 97 por ciento de los escalamientos y vandalismo en las escuelas”, informó González.

El comisionado de seguridad aprovechó el anuncio del plan de seguridad para hacer un llamado a la ciudadanía para que denuncie cualquier tipo de acto vandálico que esté ocurriendo cercano a las escuelas de sus comunidades.

Fuente: https://www.telemundopr.com/noticias/destacados/Educacion-refuerza-seguridad-electronica-en-las-escuelas-560576211.html

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La insostenible levedad escolar con los ODS

Por: Carmelo Marcén 

Si la escuela permanece adormecida, resignada, ante el mundo exterior, no es escuela, sino un lugar por el que se pasa; de ahí su levedad.

El silencio veraniego desaparece de las aulas. Ahora las llenan personas con intereses diversos, portan con ellas tanto esperanzas como rutinas: unas antiguas mientras que otras quieren ser nuevas. El inicio de curso tiene algo, o bastante, de renovación, pero una buena parte de las novedades de septiembre, en forma de ilusionantes compromisos, no siempre se consolidan. Curso tras curso las lecciones van y vienen; en ocasiones para quedarse definitivamente. Unas las traen los libros mientras que otras surgen del interés de los implicados en el hecho educativo: profesorado y alumnado, administraciones y familias.

Las lecciones potencian capacidades cuando se produce una alianza entre el profesorado y el alumnado, tal que se encuentra utilidad a los aprendizajes, más todavía cuando estos se experimentan de alguna forma en la vida. El resto de lo enseñado, útil o no, se olvidará o se guardará en la memoria; una buena parte desaparecerá una vez se haya esfumado el estímulo, limitado muchas veces a complacer a quienes enseñan y así obtener una buena nota.

La escuela debe ser ya el escenario de lo deseable para la vida, donde se comparta experiencia y búsqueda, pero también el lugar en el que se cuestionen definitivamente bastantes abstracciones con poco recorrido, como no sea para justificar las materias curriculares. Si la escuela permanece adormecida, resignada, ante el mundo exterior, no es escuela, sino un lugar por el que se pasa; de ahí su levedad. Para vigorizarse debería recoger más y mejor la trama de la vida y dejarse de contenidos curriculares poco útiles. Pero no puede hacerlo por sí sola; necesita el comprometido impulso de las autoridades educativas, junto con el incentivo y el acompañamiento de la sociedad que la sostiene. Lo logrará cuando se haga visible su entidad entre la vorágine diaria del entramado político y social, tan alejado de los intereses de quienes aprenden y enseñan. También le iría bien asomarse a los medios de comunicación, tan despreocupados de la escuela de la vida, aunque incorporen noticias de actualidad. Ambos espacios, política y medios de comunicación, contribuyen a sostener la levedad social frente a la escuela comprometida.

La vida es global, se construye en interacción personal y colectiva con el mundo exterior. De esa relación surgen los temas de interés, que podrían ser los del trabajo escolar. Cuando en todo el mundo gente se revuelve ante la crisis global que padece el planeta, solo cabe que la educación emerja como escenario múltiple y diverso, tanto en la educación informal o no formal como en las escuelas. Por desgracia, la mayoría de estas permanecen calladas o levemente alerta, ocupadas en el estricto cumplimiento de los mandatos curriculares, muy vigilados por los departamentos de Educación respectivos, que ni siquiera atienden a las demandas de la imprescindible gestión ambiental que les formulan desde sus centros.

En esto, como en casi todo lo que tiene interés educativo y social, es mejor ver el vaso medio lleno. Si bien no faltan escuelas que vierten en el suyo sostenibilidad y compromisos, habrá que inundar más vasos y, además, evitar que las aguas se estanquen. Por eso, el recipiente, que en este caso se llama enseñanza y aprendizaje, deberá tener la boca ancha para permitir evaporaciones que impregnen el ambiente y acoger nuevos caudales, cargados de materias renovadoras.

Lo deseable para el futuro debe impulsar la vida cotidiana escolar; la escuela y la vida han de estar en sintonía. Hoy son más valiosas escuelas ecosociales, bien sea por convicción ante los desafíos del futuro o, si se quiere, por necesidad.

Resulta que los gobiernos de los estados han firmado los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y están empezando a construir sus Agendas 2030. Sin embargo, no hemos oído que consideren que el alumnado que transita por la enseñanza primaria y secundaria deba cambiar sus estilos de aprendizaje y preparar sus capacidades de cara a ese año 2030 en el que se hará el primer balance de los cambios consolidados; cuando serán actores principales de vida. ¡Asombroso!, pero cierto.

Si no se puede construir un Pacto educativo de verdad, habrá que intentar y conseguir, al menos, una coalición sobre un programa educacional, entre todos los actores políticos y educativos, que impulse permanentemente los ODS en la enseñanza obligatoria y postobligatoria, igualmente en la educación no formal e informal.

La sostenibilidad social y ecológica es una necesidad de hoy para mañana. No se puede leer lo que pasa en el mundo con los aprendizajes tradicionales; son necesarios nuevos escenarios de búsqueda de capacidades personales y colectivas. La necesaria rebelión educativa consiste en encontrar una utilidad manifiesta del hecho educativo a partir de la lectura crítica de lo que pasa en el mundo cercano o lejano, que invite al compromiso y a la participación, sin olvidar la rigurosa gestión ambiental de las instalaciones escolares. ¡Basta ya de complacencias marcadas en la aproximación a “lo verde”!, por más que estas estén sostenidas por un buen hacer profesional.

Todo esto es, más que nada, una invitación a cambiar el futuro; al menos a empezar a verlo de otra manera.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2019/09/13/la-insostenible-levedad-escolar-con-los-ods/

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¿Servicio público o escuela pública?

Por: Jaume Martínez Bonafé

La escuela pública es de todos y todas y para todos y todas, y eso significa gestión directa, hablar cara a cara familias, profesorado y gestores de lo público, para diseñar un modo de democracia escolar participativo y recuperar el debate sobre el sentido profundo emancipatorio de la educación.

El servicio público de la educación abre las puertas nuevamente. Se inicia el curso, y una vez más saltan a la palestra de nuestra conciencia crítica los derechos adquiridos en el largo proceso de luchas populares por la inclusión educativa: que las desigualdades socioeconómicas y culturales de origen sean compensadas por el proyecto educativo del país o que, al menos, la escuela no sea un aparato de reproducción de esas desigualdades.

El recorrido de los Movimientos de Renovación Pedagógica y otros movimientos sociales, sindicales, vecinales, ciudadanos y políticos fueron materializando un estatus jurídico que cristalizó en un sistema de derechos y deberes que en educación se concretan en la oferta de un servicio público de educación que debería garantizar la posibilidad y la voluntad emancipadora intentando detener a través de la educación la reproducción de las desigualdades de origen. Ese era el discurso.

Pero la garantía del derecho a la educación desde el servicio público no es suficiente en el combate contra la desigualdad. La oferta privada, y especialmente la oferta privada confesional, sigue gozando de privilegios en los recursos, las instalaciones o los mecanismos de selección del alumnado. Los curricula, academicistas, separados de la experiencia cotidiana, fragmentados, basados en una epistemología elitista, androcéntrica y colonial, en nada facilitan que el conocimiento se convierta en una herramienta emancipadora. La formación del profesorado olvidó los referentes fundamentales de la renovación pedagógica para sostenerse sobre un concepto de innovación educativa tecnológico, disciplinar y vaciado de cualquier tipo de compromiso social.

Y las familias se han instalado en una perspectiva clientelista sobre la escuela, de la que solo demandan resultados con valor de cambio. Por otra parte, las llamadas fuerzas progresistas con voluntad política para la gestión del Estado, desunidas y sin diálogo verdadero sobre el sentido político de la educación, gestionan más de lo mismo y, en el mejor de los casos, intentan corregir las desigualdades económicas que gestionó la derecha, pero sin un sentido transformador del concepto de educación y de escuela. (No tienen ustedes más que mirar qué se premia como innovación o qué se entiende como apoyo económico a la inclusión).

Por ese camino no hay escuela pública, porque la escuela pública es de todos y todas y para todos y todas, y eso significa gestión directa, hablar cara a cara familias, profesorado y gestores de lo público, para diseñar un modo de democracia escolar participativo y recuperar el debate sobre el sentido profundo, radicalmente emancipatorio de la educación. Por tanto, escuela pública significa también una revisión en profundidad de los currícula vigentes para fomentar saberes de responsabilidad, armonía, compromiso social y equilibrio con la Naturaleza. En una reciente conferencia Boaventura de Sousa Santos animaba a los estudiantes a formarse como rebeldes competentes. Quizá también el profesorado podríamos iniciar ese camino de rebeldía competente, es el camino hacia la escuela pública.

Estamos en los primeros días, tenemos todo el curso por delante. Pero hay que estar en el camino. De lo contrario, tal como está el ciclo reaccionario global en el que vivimos, puede que, un día, ni escuela pública ni servicio público de educación.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/09/12/servicio-publico-o-escuela-publica/

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Jordania: Maestros jordanos siguen en huelga

Asia/Jordania/19 Septiembre 2019/Prensa Latina

Más de 100 mil maestros de escuelas públicas en Jordania continuaron hoy en huelga para dos semanas en paro en demanda de un aumento salarial de 50 por ciento.
Los docentes exigen que el Gobierno cumpla su promesa de hace cinco años del incremento de sueldos en el sector educacional para paliar una creciente inflación que impone a los ciudadanos comunes insoportables condiciones de vida.

Por el paro de los educadores, unos 1.3 millones de estudiantes aún esperan por el inicio del curso escolar.

Los maestros de escuelas públicas apenas viven con el salario que devengan y muchos de ellos, asumen otros empleos para mantener sus familias, indicó uno de los docentes en huelga.

La semana pasada, decenas de miles protestaron ante la sede del Gobierno y en otras provincias para exigir del primer ministro Omar al-Razzaz mayor atención de las quejas de los docentes, en vez de delegar en subordinados.

Las estadísticas reflejan que un maestro jordano gana un salario limítrofe con la línea de pobreza absoluta.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=306330&SEO=maestros-jordanos-siguen-en-huelga
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Venezuela: “La educación está en crisis, estamos a la orilla del precipicio”

Por: eldiariodeguayana.com.ve

La presidenta de la Federación Venezolana de Maestros (FVM) en el estado Bolívar, Lina Maradei, considera que el recrudecimiento de la crisis en el país empaña inicio del año escolar

Este 16 de septiembre  según lo establecido por el Ministerio de Educación, comenzó el período escolar 2019-2020 en Venezuela, y aunque las instituciones educativas en el estado Bolívar abrieron sus puertas, en las aulas predominó la ausencia de estudiantes.

“Las escuelas están solas porque no hay condiciones para iniciar el año escolar. Los niños no tienen comida  ni uniformes y los maestros están haciendo un esfuerzo muy grande para presentarse en las aulas”, así lo aseguró la presidenta de la Federación Venezolana de Maestros (FVM) en el estado Bolívar, Lina Maradei.

A juicio de la doctora Maradei, la emergencia humanitaria que vive el país hoy en día, perjudica considerablemente el inicio de este nuevo ciclo escolar y todo lo relacionado con el gremio.

Manifestó, que la FVM siente preocupación ante la falta de programas de prevención por parte del Gobierno destinados a la infraestructura de escuelas y liceos del Estado.

Al respecto, hizo referencia a la situación nacional del sector educativo y mencionó que de 17 mil colegios en el país,  5073 no cuentan con la infraestructura adecuada ni servicios básicos para iniciar actividades.

SIN COMIDA, UNIFORMES, NI DINERO

En este mismo orden de ideas, la dirigente del federación añadió que no solamente la falla de adecuación de los centros educativos estropea el inicio de esta temporada, ya que a este escenario se suma la privación de comida que hay en muchos hogares, la dificultad que tienen los padres, representantes y maestros para adquirir los costosos útiles y uniformes de sus hijos.

“Estamos arrancando el año escolar y los educadores no tienen jabón para bañarse, no tienen dinero para comprar zapatos para ellos ni para sus hijos, y ni siquiera disponen para pagar el pasaje del transporte público. Hay quienes no tienen alimentos y deciden no mandar a los muchachos a la escuela, y todo esto afecta el estado emocional del entorno familiar”, advirtió la licenciada.

De la misma manera, la profesora Maradei mencionó que según cifras de la FVM, más de 100 mil docentes abandonaron sus funciones al término del año 2018-2019, como consecuencia de las pésimas condiciones laborales e incumpliendo de convenciones colectivas.

Asimismo, señaló que de acuerdo al informe presentado por la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet; a datos suministrados por la encuestadora Hercon Consultores, Unicef y Encovi, el   22% de los niños menores de cinco años sufren desnutrición crónica y el 30% población de infantes entre cero y dos años tiene retardo de crecimiento por falta de seguridad alimentaria, lo cual genera alarma en el ámbito educativo,  ya que toda esta situación guarda estrecha relación con la carrera docente.

Otras de las inquietudes manifestadas por la pedagoga, fue  sobre el anuncio efectuado por el Gobierno nacional en relación a la incorporación de los integrantes del Plan Chamba Juvenil a las aulas, quienes serán sumados a las vacantes que han dejado educadores que se profesionalizaron a lo largo de cinco años.

A propósito de esta y el resto de las circunstancias expuestas,  la representante de la FVM en el estado Bolívar consideró que la educación venezolana está atravesando una crisis profunda.  “Estamos a la orilla del precipicio, casi viviendo el apocalipsis”, consideró.

REALIZARÁN ASAMBLEA

Maradei aclaró, que a pesar de que las federaciones nacionales han llamado a paro, los educadores del estado Bolívar evaluarán la situación en asamblea general para poder tomar decisiones y fijar posición sobre las acciones que se llevarán a cabo en defensa  de las reivindicaciones salariales y la educación, la cual es columna vertebral en el desarrollo del país. Nancy Suárez Albino/nsuarez@eldiariodeguayana.com.ve

*Fuente: https://www.eldiariodeguayana.com.ve/la-educacion-esta-en-crisis-estamos-a-la-orilla-del-precipicio/

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Educación y sociedad

Por: Graziella Pogolotti.

En medio del bombardeo de noticias cotidianas llama la atención la coincidencia de los movimientos huelguísticos que, en desafío a los poderes recientemente constituidos, se han producido en países como Brasil y Chile, ambos alineados al dominio hegemónico imperial y a su instrumento ideológico, la filosofía neoliberal.

En Brasil, el Gobierno ha lanzado una ofensiva contra la universidad pública que ha contado en ese país con centros de reconocido prestigio.Las medidas propuestas no se limitan a la reducción de las fuentes de financiamiento estatal. Con definida posición política se ciernen también sobre los profesores y los programas de estudio, en razón de una supuesta contaminación de ideas socialistas.

En Chile, los sindicatos de profesores se han organizado en repudio a decisiones con respecto a los planes de la secundaria básica. Sus demandas no tienen carácter gremial. Se fundamentan en la defensa de la formación integral ciudadana de las nuevas generaciones. A partir de lo recién aprobado, asignaturas como la Historia, la Educación Física y el Arte quedan relegadas a la condición de optativas. Son, por tanto, descartables.

Al parecer, en Brasil y en Chile estudiantes y maestros han tomado conciencia del vínculo esencial entre educación y sociedad, acentuado en un panorama internacional donde está en juego nada menos que la instrumentalización del ser humano, la supervivencia de la especie y la preservación de la vida en el planeta.

En tales circunstancias, la confrontación se libra en el terreno económico, en el desarrollo y empleo de las nuevas tecnologías, en la construcción de imaginarios, en el enmascaramiento de la política tras el show mediático de sus personeros y, en última instancia, en el plano  de las ideas.

Cierta retórica académica, ampliamente divulgada, ha intentado imponer, como verdad incontrovertible, la desaparición entre las alternativas de los conceptos y programas tradicionalmente situados a la derecha y a la izquierda del espectro ideológico. Es una nomenclatura heredada de la Revolución Francesa, adoptada luego por la lucha a favor de la emancipación humana en formulaciones específicas según los contextos epocales.

Estrechamente entrelazadas, sociedad y educación construyen al ser humano que somos, incluidos todos aquellos que van creciendo ante nuestros ojos. Lo hacen a través de un complejo entramado institucional en el que intervienen la congruencia entre la palabra y los hechos, así como los estilos en la dirección, decisivos no solo en los niveles más altos, sino también en la base, donde se afrontan de manera concreta los grandes y pequeños conflictos de la cotidianidad. Forman parte de este proceso los medios de comunicación, vías de conocimiento de la realidad y forjadores de sueños, modelos, expectativas y aspiraciones de vida.

Indiferente o sobreprotectora, la familia también constituye una institución social, tanto como el sistema de enseñanza donde, más allá de la transmisión eficaz de los contenidos de los programas y su instrumentalización metodológica, actúan las manos del maestro y del director del centro. Aunque padecemos deficiencias en el plano de la instrucción, educar significa mucho más. Equivale a formar en el plano de los valores, estimular la inteligencia y las capacidades potenciales de niños y jóvenes, y cultivar el territorio aún más impalpable de los sentimientos. Se trata de contribuir a la preparación integral, consciente y participativa.

A ese propósito se encamina una de las vertientes del actual programa de perfeccionamiento. Es una empresa ardua y urgente. Requiere una intensa labor de superación de los formadores, a la vez que un cambio de las mentalidades. No podrá asumirse como el mero cumplimiento de tareas específicas, sino como una misión alentada por la real comprensión por parte de todos los actores de los propósitos y alcance de las obras  emprendidas. En la fase experimental y en su extensión a lo largo del país, cada paso debe contar con el apoyo y el acompañamiento de la investigación científica y de un método de observación crítica participante.

A contracorriente del discurso hegemónico de la posmodernidad, proyectado hacia la fragmentación del conocimiento de la realidad, el predominio del ahora mismo sobre cualquier otra consideración, la subordinación de los programas de enseñanza en función de la demanda inmediata del mercado laboral y la exaltación de la competitividad tendiente a acrecentar el individualismo, nosotros aspiramos a desarrollar un proyecto humanista integrador de los más diversos conocimientos acumulados en los libros, y de aquellos otros que germinan y se renuevan en la práctica concreta del hacer cotidiano. En este proceso todos somos actores.

La interacción que proponemos entre sociedad y educación no puede orientarse hacia el modelo de las muy productivas colmenas, presidido por la reina fecundada por los zánganos que la rodean y sostenida por el mecánico laboreo de las obreras. Con esa imperturbable estratificación, entregan una materia prima a quienes disponen de los recursos y las inventivas necesarias para multiplicar la fuente originaria en numerosos derivados.

Por lo contrario, el bienestar deseado en lo material y en lo espiritual  habrá de lograrse cuando nos sintamos dueños de nosotros mismos, con plena conciencia de nuestro papel. En palabras de Roberto Fernández Retamar: «Con las mismas manos de acariciarte estoy construyendo una escuela».

Dentro de la comunidad, esas manos son las de cada uno de nosotros, maestros, directores, padres, trabajadores de la cultura y el deporte. De esa forma, limpiaremos las manchas que enturbian nuestro entorno con manifestaciones de indisciplina social, desidia, comportamientos corruptos y complicidad con lo mal hecho. En la batalla por el mejoramiento humano y el cambio de mentalidad estamos implicados todos.

Fuente del artículo: http://www.cubadebate.cu/opinion/2019/06/16/educacion-y-sociedad/#.XQbixNIzbMw

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