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8 de marzo; educación sexual para derrotar al machismo

Por: Pablo Ortiz.

 

Escribía Michel Onfray en su “Teoría del cuerpo enamorado” que “El discurso cristiano se erige sobre el modelo falocéntrico. Desacreditando el placer, los machos se dispensan de antemano de la obligación de estar a la altura física de sus impulsos. El libertinaje invita a aniquilar estas angustias, a superarlas y, por lo tanto, a querer a las mujeres como iguales, como compañeras y como cómplices. El libertinaje propone virilmente una doctrina feminista”

Vivimos tiempos raros, en pleno siglo XXI algunos mensajes que llegan a la opinión pública a partes iguales por “voceadores” y por presuntos responsables políticos son aquellos que pretenden volver a años pretéritos donde la mujer carecía de valor social más allá del de “producir en serie” mano de obra, y del de proporcionar placer y alivio genital a varones pudientes que ejercían y practicaban la doble moral como quien no quiere la cosa… una cosa que en miles de casos, llevaba al ejercicio de la violencia de ellos sobre ellas, pues entendían a sus parejas, no como un igual en derechos, sino como seres inferiores a los que poder utilizar a su antojo sin consecuencia alguna, incluso con la potestad de quitar la vida si se diera el caso.

Son mensajes que una parte de la sociedad española actual vuelve a “comprar” porque otra parte de esta sociedad, aquella que representa las “Derechas Españolas” (nada de centro político, a cada cosa por su nombre) no se cansa de repetir a la que les ponen un micro delante. Es más, y si no tienen micro, pintan en un autobús la cara del genocida Hitler y no dudan en equipararlo con el legítimo y necesario movimiento feminista. Pedir listas negras de trabajadores y trabajadoras contra la violencia de género, defender los vientres de alquiler, identificar aborto con asesinato, plantear la transexualidad y la homosexualidad como enfermedades psiquiátricas, blanquear a terroristas machistas diciendo que “son personas que no se portan bien”, falsificar datos sobre denuncias por violencia de género o agresiones a varones por parte de mujeres, e incluso permitirse el lujo de decir que una mujer necesita de un varón para “saber lo que llevan dentro” durante el embarazo, son una pequeña muestra de todo lo que nos viene encima si no somos capaces de desmontar estos mitos y estas “fake news”, además de seguir saliendo a la calle para defender que otra realidad y otro tipo de sociedad, equitativa e igualitaria, es posible.

8 de marzo volvemos a tener la oportunidad de practicar este ejercicio, el sano y democrático ejercicio de tomar la calle para reivindicar que otro modelo es posible, para demostrar que entre todas y entre todos sumamos más de 45000 voces (posiblemente multipliquemos por 50 o por 100 esta cifra en toda España) que al unísono le decimos a la derecha trifálica que ¡NO!, que España es un país moderno, un país igualitario, un país donde varones y mujeres vamos de la mano conquistando derechos sociales y sexuales, un país donde todos ellos no pueden tener hueco, ni espacios, ni representación alguna.

Pero todos los días han de ser 8 de marzo, para triunfar en la guerra de la razón, no basta con ganar una batalla. Tenemos que ser constantes, tenemos que luchar a diario, frente a la sinrazón tenemos que plantear la defensa argumental como un ejercicio de constancia. No todos los días podemos salir físicamente a la calle para combatir su ideología, pero sí todos los días, cada una y cada uno desde su ámbito más cercano, puede hacer su aportación para vencer al machismo. Desde el trabajo, desde la familia, la escuela, las redes sociales, los amigos… cualquier momento es bueno para desmontar aquellos posicionamientos que solo pretenden una regresión en derechos hacia una sociedad patriarcal, heterosexual y heterosexualizadora, genital y coitocentrista.

Yo, por mi parte, seguiré haciendo lo que sé y para lo que me formé: Educación Sexual Integral y Científica, una educación de y para los sexos alejada de ese imaginario colectivo donde la educación sexual es sólo enseñar a poner condones. Porque educar es mucho más que prevenir, hacer educación sexual es mucho más que hablar de interrupciones voluntarias al embarazo o de infecciones genitales. Una educación que va más allá de hablar de genitales y de prácticas eróticas. Una educación sexual que habla de comunicación, de habilidades sociales, autoestima, afectos, placeres, deseos, amor, relaciones, límites, orientaciones, identidades, cuerpos, vivencias y un largo etcétera. Mi apuesta es la misma que la que defiende la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología, además de firme y contundente: una educación sexual universal, intensa, extensa, sistemática, para la convivencia de los sexos y procuradora de nutritivas sinergias intersexuales. Una Educación Sexual que persiga la equidad y la igualdad, una educación sexual que debe ser impartida solo y únicamente por profesionales que tengan una cualificación acreditada por una formación adicional específica en Sexología con carácter de post-grado, en definitiva, una educación sexual del siglo XXI para combatir el machismo.

Fuente del artículo: https://www.periodicoclm.es/opinion/pablo-ortiz/educacion-sexual-derrotar-machismo/20190301182549009349.html

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Paraguay podría tener una mejor educación en 15 años

América del Sur/ Paraguay/ 04.03.2019/ Fuente: www.ultimahora.com.

 

Se trata de Alejandro Adler, investigador científico del Centro de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU (Naciones Unidas) del Instituto de la Tierra de la Universidad Columbia de Estados Unidos, quien consideró que a través de la reforma educativa Paraguay podrá mejorar en 10 a 15 años.

“En Paraguay hay condiciones para una transformación educativa. Hay mucha voluntad política, existen los recursos necesarios y hay motivación de los docentes y estudiantes que crean un panorama bastante promisorio”, destacó Adler en entrevista con Monumental 1080 AM.

El técnico explicó que la reforma es sumamente necesaria e implicará que los docentes cuenten con infraestructura, apoyo financiero y conocimientos para mejorar la enseñanza y aprendizaje de los niños y jóvenes.

Además, indicó que se deben coordinar acciones con el Poder Judicial y Legislativo para que el cambio no sea como una especie de parche, sino un cambio sistémico que genere resultados sólidos, al menos en una década de tiempo.

Adler se reunió este jueves con el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, para conversar sobre los trabajos que llevarán adelante. Él forma parte del equipo de trabajo del economista Jeffrey Sachs, asesor en desarrollo sostenible, educación y política energética del gobierno.

Al respecto, detalló que el primer paso será continuar con el diálogo para trazar una hoja de ruta a seguir a finales de este año. Posteriormente, indicó que buscarán alinear a los actores esenciales y aplicar una propuesta contextualizada a la realidad paraguaya para lograr el cambio.

“Hemos visto que la alfabetización es importante, pero si realmente queremos mejorar la educación y corromper la pobreza, tenemos que impulsar habilidades y competencias para la vida”, agregó.

Citó como habilidades el pensamiento crítico, la colaboración, toma de decisiones o la capacidad de trazar plan de vida que son las cuestiones que importan para tener éxito profesional y personal. “Lastimosamente en sistemas de educación obsoletos no se enseñan”, expresó.

Importancia del guaraní

Por otro lado, el investigador fue consultado sobre la situación del Paraguay como país bilingüe, a lo que contestó que es un elemento enriquecedor que se debe potenciar.

“Los idiomas rigen el cómo y por qué de nuestro pensamiento y hay que potenciar el guaraní en paralelo al español para ampliar nuestra experiencia cultural y nuestra mentalidad”, refirió.

Finalmente, destacó que modelos educativos como Finlandia, Singapur, China, Chile o Costa Rica son dignos de replicar en Paraguay, que, por el contrario, es uno de los países que cuentan con un sistema educativo bastante deficiente.

Tal es así que el último preliminar de las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos para el Desarrollo (Pisa-D) apunta que el país se ubica último en la región en Matemáticas y en Ciencias. Es además uno de los que menos invierten en el sector.

Pisa examina el rendimiento de los alumnos en áreas como Lengua, Ciencias y Matemáticas, haciendo énfasis en una de estas asignaturas cada año. Fueron evaluados 6.500 estudiantes paraguayos, de 120 colegios del país, pero solamente el 8% de los estudiantes paraguayos alcanzaron el nivel mínimo de competencia en Matemáticas.

Aunque también hay sectores que rechazan esta prueba por no tener en cuenta la realidad paraguaya.

El ministro de Educación, Eduardo Petta, manifestó en una oportunidad que el sistema educativo de Paraguay está en terapia intensiva y se tiene que hacer un proceso para poder cambiar la situación.

Fuente de la noticia: https://www.ultimahora.com/paraguay-podria-tener-una-mejor-educacion-15-anos-dice-experto-n2801586.html

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Limitar la cátedra, contrasentido de la educación

Por: Leonardo Fabio Martínez Pérez.

 

La movilización social en defensa de la educación pública, realizada por amplios sectores de la sociedad colombiana y especialmente protagonizada por los universitarios en el reciente paro estudiantil que duró más de 3 meses, no solo puso de presente la crisis de financiación que enfrentan las instituciones de educación superior públicas, sino también propuso en la agenda social el debate sobre la importancia y el papel de la educación en Colombia.

La educación volvió a estar en el centro de la opinión pública y el respaldo de los colombianos fue contundente al valorar que este proceso formativo es esencial para el desarrollo integral humano y que constituye la posibilidad de acceso a las ciencias, la cultura y los distintos campos del conocimiento humano, y a su vez la oportunidad de mejorar el bienestar de las personas.

Nuevamente surge un cuestionamiento frente al papel de la educación, ahora suscitado por el proyecto de ley 312 de 2019, radicado por un representante a la Cámara, mediante el cual se pretenden establecer prohibiciones al ejercicio de la docencia del profesorado colombiano. Como ha sido alertado por distintos sectores, este intento violaría lo previsto en el artículo 27 de nuestra Constitución Política que garantiza las libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra. Sin embargo, más allá de esta implicación jurídica que, a todas luces, es altamente preocupante, el citado proyecto estaría en contravía de lo que significa, per se, la educación.

Analicemos detenidamente el proyecto de ley 312 para establecer un punto de vista consistente. El objetivo del proyecto consiste en instituir prohibiciones comportamentales a docentes y directivos de las instituciones educativas del territorio nacional con el fin de preservar el orden legal, los derechos fundamentales, los valores humanos y la ética. De aprobarse este proyecto, los docentes y directivos que actúan en la educación preescolar, básica y media no podrían “realizar proselitismo político dentro de los planteles educativos” o usar asignaturas no relacionadas con las ciencias sociales para incitar discusiones políticas. No es conveniente justificar un proyecto en la presunción de la violación de la ley por parte de los docentes y directivos pues, efectivamente, desde el punto de vista jurídico y ético, estos actores no deben realizar proselitismo político; a todas luces, el ejercicio docente implica una responsabilidad ética y un compromiso social con la formación integral de los educandos que se aleja en sí misma de influenciar al estudiantado para apoyar alguna perspectiva ideológica. Bajo el argumento legítimo de proteger el libre desarrollo de los niños y su derecho a la libertad de aprendizaje, equivocadamente se juzga que es imposible usar asignaturas distintas a las ciencias sociales para incitar discusiones políticas, estableciendo una censura académica al papel que tienen las distintas áreas del conocimiento en la formación política de los estudiantes.

Prohibir la reflexión académica desde de otras asignaturas como las ciencias de la naturaleza, las matemáticas, el lenguaje, entre otras, para no incitar discusiones políticas es un contrasentido para la educación misma, pues estas áreas del conocimiento también poseen un alto contenido formativo en materia política, como ha sido reportado por innumerables estudios.

Los maestros y educadores que nos dedicamos a la formación en ciencias de la naturaleza sabemos que el conocimiento científico y tecnológico tiene unos efectos sociales, económicos y políticos que se deben analizar rigurosamente para que nuestros estudiantes fundamenten su formación ciudadana de manera amplia y crítica, de tal manera que cuenten con las herramientas conceptuales y metodológicas para participar activamente en la vida social.

Por ejemplo, cuando estudiamos el tema de hidrocarburos, no solo debemos entender su disposición en la naturaleza, sus propiedades y estructuras químicas, sino también analizar su importancia social, los procesos de explotación y los usos sociales que, en su mayoría, están asociados a la generación de energía a partir de la mezcla de hidrocarburos más famosa que conocemos en el mundo y que denominamos petróleo; al estudiar este tema no solo debemos comprenderlo científicamente, sino considerar simultáneamente que esta mezcla de sustancias orgánicas representa el componente central de la matriz energética del mundo y que produce serias implicaciones ambientales en la generación de dióxido de carbono, una de las sustancias responsables del calentamiento global que afecta el clima en el planeta y que puede generar riesgo para la vida de las distintas especies que lo habitamos.

La educación es un proceso formativo que implica una dimensión política, pues éticamente un profesor debe preguntarse para qué y por qué educa. Así, cuando el profesor enseña un tema particular de su especialidad debe comprender que está comprometido con un ejercicio complejo que implica abarcar los múltiples factores implicados en dicho tema. La misión del maestro no debe reducirse a un ejercicio meramente técnico e instrumental en el sentido de transmitir unos contenidos sin sentido e importancia social; por lo contrario, la educación constituye la forma de entender realidades y forjar transformaciones sociales y culturales.

Como diría Paulo Freire: “Y no se diga que, si soy profesor de Biología, no puedo me extender en otras consideraciones, que debo apenas enseñar Biología, como si el fenómeno de lo vivo pudiera ser entendido por fuera de las tramas histórico-sociales, culturales y políticas. Como si la vida, la pura vida pudiera ser vivida de manera igual en todas sus dimensiones en los barrios populares, en los estrechos lugares donde vive mucha gente pobre o en una zona feliz de los ‘jardines’ de São Paulo. Si soy profesor de Biología, obviamente, debo enseñar Biología, pero al hacerlo no puedo desarticularla de aquella trama”.

Aprobar un proyecto altamente punitivo para los docentes y directivos que se atrevan a incitar discusiones políticas en sus clases, constituye un peligro para el ejercicio profesional del profesor y para la misma construcción de una cultura política democrática, que con responsabilidad ética debe propiciarse en las instituciones de educación básica primaria y media. Al contrario de esta pretensión, debemos fortalecer la formación política como baluarte de la educación.

Fuente del artículo: https://www.elespectador.com/opinion/limitar-la-catedra-contrasentido-de-la-educacion-columna-842537

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ONU realiza consulta electrónica sobre el derecho a la educación

América del Sur/ 04.03.2019/ Fuente: redclade.org.

 

La iniciativa busca recoger aportes para la revisión del estado de cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4, referido a la educación. CLADE participa y considera la consulta una importante oportunidad para que la sociedad civil colabore con el seguimiento al ODS 4 y a la realización del derecho a la educación

Hasta el 22 de este mes, educadoras y educadores, estudiantes, docentes, especialistas, investigadoras e investigadores, activistas y personas interesadas y que defienden el derecho a la educación, pueden participar en una consulta electrónica sobre la implementación del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4, referido a la educación. La consulta temática es promovida por la División para los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (UN-DESA).

La iniciativa quiere mejorar el acceso a la información de las personas interesadas en el tema y promocionar la participación de la sociedad en el monitoreo y revisión de la implementación del ODS 4. La Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) participa, y considera la consulta una importante oportunidad para que la sociedad civil colabore con el seguimiento al ODS 4 y a la realización del derecho a la educación pública, gratuita, inclusiva, de calidad y emancipadora para todas las personas.

“El 2019 es un año clave, pues el ODS 4 está entre los objetivos que se enfocarán en la revisión de los ODS durante el próximo Foro Político de Alto Nivel de la ONU, que se realizará en julio en Nueva York y es el mecanismo de seguimiento y revisión de esta agenda a nivel mundial. Esta consulta permite reunir y tomar en cuenta contribuciones de la sociedad civil para este balance”, explica Camilla Croso, coordinadora general de la CLADE.

¿Cómo y hasta cuándo participar en la consulta?

Para enviar sus aportes sobre la implementación del ODS 4, basta con acceder al formulario y contestar a las preguntas hasta el 22 de febrero.

¿Qué es el ODS 4?

En septiembre de 2015, en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible celebrada en Nueva York, los Estados Miembros adoptaron oficialmente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que deben cumplirse hasta el 2030. La Agenda contiene 17 objetivos, entre los cuales figura el ODS de número 4, referido  a la educación. El ODS 4 establece que los Estados tienen la obligación de “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”, desde siete metas y tres medios de implementación.

Este objetivo se diseñó y acordó mediante consultas, debates y negociaciones internacionales, que tuvieron amplia participación de la sociedad civil.

La CLADE participó en este proceso y aportó para que el espíritu, el sentido y el contenido de estos compromisos estuvieran centrados en la perspectiva de la educación como un derecho humano fundamental promotor de los demás derechos y de todos los ODS.

Se desarrolló una estrategia amplia, que articuló alianzas y esfuerzos para sensibilizar a la ciudadanía, así como acciones de movilización e incidencia a nivel nacional, regional e internacional. En particular, se empeñó en el diálogo con los Estados miembros involucrados en este proceso y en la participación activa en las consultas y espacios de toma de decisión.

Desde la adopción de la Agenda de Educación 2030 en el 2015, la CLADE participa en los espacios de seguimiento al ODS 4, monitoreando su implementación a nivel regional y nacional y actuando por su realización.

Fuente de la noticia: https://redclade.org/noticias/onu-realiza-consulta-electronica-sobre-el-derecho-a-la-educacion-participe/

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Cuando aprender se convierte en una experiencia inolvidable

Por: Santiago Moll.

El aprendizaje profundo proporciona a los estudiantes una educación competencial y consigue que el aprendizaje perdure en el tiempo. Así lo afirma el profesor de Secundaria Santiago Moll

Edgar Morin, filósofo y sociólogo francés, escribía en 1994 en el prólogo del libro titulado ‘Introducción al pensamiento complejo’ estas palabras:

“Nunca pude, a lo largo de toda mi vida, resignarme al saber parcelado, nunca pude aislar a un objeto de estudio de su contexto, de sus antecedentes, de su devenir. He aspirado siempre a un pensamiento multidimensional. Nunca he podido eliminar la contradicción interior. Siempre he sentido que las verdades profundas, antagonistas las unas de las otras, eran para mí complementarias, sin dejar de ser antagonistas. Nunca he querido reducir a la fuerza la incertidumbre y la ambigüedad”.

Si he querido empezar este artículo con esta reflexión de Edgar Morin, es porque creo que define a la perfección uno de los grandes retos a los que se enfrenta la educación a día de hoy: conseguir que el aprendizaje sea significativo y perdurable en el tiempo por su utilidad, su reflexión y su capacidad crítica y, sobre todo, colaborativa. Dentro de estos grandes retos es donde entra en juego el denominado aprendizaje profundo.

Un aprendizaje perdurable en el tiempo

La educación actual no puede seguir dando la espalda a los grandes temas que vive la sociedad tanto dentro como fuera de las aulas. Temas como la injusticia social, el reparto no equitativo de la riqueza, los movimientos migratorios, los efectos del cambio climático, la violencia de género o la incertidumbre a la que aludía el propio E. Morin. Grandes temas que la escuela debe entender como una oportunidad para el crecimiento integral de los estudiantes.

La educación actual no puede seguir dando la espalda a los grandes temas que vive la sociedad tanto dentro como fuera de las aulas

Tenemos la gran suerte de vivir en una época extraordinaria. Una época donde la tecnología nos simplifica y soluciona muchos aspectos de la vida personal, laboral y académica. Gracias a esta tecnología podemos recordar hechos históricos con facilidad, realizar operaciones matemáticas sin esfuerzo u obtener una cantidad ingente de información en cuestión de segundos en cualquier parte y en cualquier momento. Pero lo que no alcanza la tecnología es a la imaginación, a la capacidad de aprender del otro, a la adaptación a los cambios y al entorno, a la formulación de preguntas para aprender, a la cooperación o al espíritu crítico. Y es ahí, donde interviene el aprendizaje profundo, un término que por otra parte va íntimamente l aprendizaje superficial (orientado a la reproducción o repetición) y el aprendizaje estratégico ligado, que no opuesto, a otros dos aprendizajes: e (orientado al logro o rendimiento personal).

De entre las muchas definiciones que existen acerca del aprendizaje profundo, tal vez la que más me guste por su simplicidad y claridad es que define este término como el ‘aprendizaje capaz de dotar de significado una nueva información’ (Biggs y Tang) o, lo que es lo mismo, la estrategia que permite a una persona comprender y retener un determinado aprendizaje a lo largo del tiempo. Es más, también pretende que ese aprendizaje que perdura en el tiempo sea capaz de utilizarse para la resolución creativa de un problema en un contexto determinado en cualquier momento de la vida.

aprendizaje profundo

También me gustaría insistir en un aspecto que me parece crucial a la hora de abordar este tipo de aprendizaje y es que el aprendizaje profundo y el aprendizaje superficial no son aprendizajes opuestos, sino que se complementan entre sí y son ambos imprescindibles, dada su complementariedad (Hattie).

Y ahora viene la gran pregunta: ¿se puede enseñar a nuestros estudiantes a aprender para siempre? Y si es así, ¿cómo se consigue? Si volvemos a la cita de Morin que abría este artículo, leemos un concepto muy interesante: pensamiento multidimensional. Si lo aplicamos a la escuela, una de las claves para trabajar el pensamiento profundo radica en la superación de lo que entendemos por materia o asignatura, y así apostar por el trabajo por ámbitos (lingüístico, científico-técnico…) o por proyectos multidisciplinares donde la colaboración se convierte en un elemento clave para el éxito de cualquier reto.

Una de las claves para trabajar el pensamiento profundo son los proyectos multidisciplinares donde la colaboración es un elemento clave para el éxito de cualquier reto

Una de las claves para trabajar el pensamiento profundo son los proyectos multidisciplinares donde la colaboración es un elemento clave para el éxito de cualquier reto. Posible sumario, la idea está sacada del párrafo de más arriba

Los estudiantes, protagonistas del aula

También resulta fundamental la motivación, concretamente la motivación intrínseca, aquella que fomenta el aprendizaje no solo como una fuente de conocimiento, sino también de placer, de satisfacción personal. ¿Y por qué? Porque dicho conocimiento conecta con la vida real, mejor dicho, con problemas de la vida real que ahora tenemos la oportunidad de resolver dentro de las aulas y hacerlo desde una perspectiva crítica, analítica y a partir de la generación de buenas preguntas; es decir,  fomentando la metacognición.

Tenemos una gran oportunidad para ir más allá de una escuela en la que los estudiantes aprenden solo para aprobar, donde se memorizan datos que se olvidan a las pocas semanas, donde lo que se enseña no guarda conexión con lo que se encuentran los alumnos fuera de las aulas, donde las tareas que predominan son mecánicas, repetitivas y poco motivadoras.

Es por esto que verbos como preguntar, crear, producir, dialogar, discutir, evaluar, secuenciar, comparar, justificar, aplicar o proponer deben convertirse en los grandes agentes del aula. Unos verbos y unas acciones que deben permitir a los alumnos seguir aprendiendo y entender e interactuar con el mundo que les rodea.

Y para ese cambio, para esa transformación educativa, el aprendizaje profundo tiene claro que el docente ya no es el centro del aprendizaje, sino un facilitador del mismo. Porque los verdaderos protagonistas del aprendizaje en el aula pasan a ser los estudiantes que aprenden haciendo, que entienden la evaluación como un aspecto clave para su aprendizaje, que toleran y defienden la diversidad que existe tanto dentro como fuera del aula.

Hacia una educación competencial

Por último, me gustaría referirme a otra cuestión que creo que también es esencial a la hora de entender una enseñanza significativa, útil y permanente. Se trata del desarrollo de las competencias, es decir, preparar a nuestros alumnos para que en un futuro sean conscientes de lo que saben hacer, capacitarlos para afrontar problemas desde una perspectiva constructiva y enseñarles a tomar decisiones de manera consciente y responsable.

Tenemos una gran oportunidad para ir más allá de una escuela en la que los estudiantes aprenden solo para aprobar

En definitiva, enseñarles a que sean capaces de dar una paso más del que les hemos enseñado en nuestras aulas. Una educación competencial que se consigue, entre otras actuaciones, fomentando la cooperación e implantando metodologías que promueven la ayuda mutua, pero también la autonomía personal como, por ejemplo, la metodología del aprendizaje cooperativo. Y todo ello fundamentado en un tipo de evaluación formativa, es decir, una evaluación que valore el proceso por encima del resultado o del producto, que entienda el error como una forma más de aprender y que fomente la retroalimentación desde el diálogo y el pensamiento crítico.

El aprendizaje profundo no viene a sustituir o a eliminar una escuela que define, recuerda, describe o clasifica. Lo que pretende es dotar a los docentes de nuevas estrategias que permitan, precisamente, analizar, sintetizar y evaluar entre otras muchas acciones. En definitiva, convertir el aprendizaje en una experiencia inolvidable, saliendo de esas ‘parcelas’ a las que aludía en la cita de Mourin; unas parcelas que deben abrirse al mundo para entenderlo, interpretarlo y, por qué no, mejorarlo.

 

Fuente del artículo: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/aprendizaje-profundo/99915.html

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Argentina: Comunidades educativas de Buenos Aires logran anulación del cierre de escuelas públicas nocturnas

América del Sur/ Argentina/ 04.03.2019/ Fuente: redclade.org.

Estudiantes, trabajadoras/es de la educación y CADE celebran el resultado de su lucha contra una resolución del Ministerio de Educación de la ciudad, que establecía el cierre de escuelas públicas

La Multisectorial Contra el Cierre de las Escuelas Nocturnas, de la que la Campaña Argentina por el Derecho a la Educación (CADE) participa activamente en alianza con las comunidades educativas del país, logró que la Ministra de Educación de Buenos Aires anulara una resolución que determinaba el cierre de escuelas públicas secundarias nocturnas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Por la resolución 2018-4055, el Ministerio de Educación de la ciudad había anunciado que 14 liceos y escuelas secundarias comerciales que funcionan en horario nocturno serían cerradas a partir del 2019 y se suprimirían cursos en otros 9 centros similares.

Estas modalidades educativas atienden de manera prioritaria a jóvenes de comunidades más pobres, quienes concurren en horario nocturno porque trabajan o buscan trabajo durante el resto del día. La CADE se pronunció en diciembre del año pasado para rechazar la resolución anunciada, la cual consideró intempestiva porque fue adoptada sin un diálogo previo con las comunidades educativas, sobre las mejores formas de solucionar los desafíos de los establecimientos educativos.

“Al cerrarlas, numerosos y numerosas estudiantes ven seriamente comprometidas sus posibilidades de continuar estudiando, más allá de los traslados que se proponen, y, sobre todo, muchxs docentes titulares, interinxs, suplentes y auxiliares docentes, perderán sus puestos de trabajo” afirmaba la declaración ante el cierre de las escuelas comerciales nocturnas.

La CADE, en alianza con organizaciones sociales, estudiantiles y juveniles de Argentina, difundió esta declaración y participó en movilizaciones en las calles y a través de las redes sociales, para denunciar que este tipo de medidas, en tiempos de ajustes presupuestarios, afectan el derecho a la educación pública y los derechos de los sectores con menos recursos que habitan la ciudad.

“Hacemos un llamado a las autoridades para que reconsideren estas medidas y procuren consensuada y participativamente, los mejores caminos para fortalecer las instituciones educativas y garantizar el derecho a la educación de lxs estudiantes que cursan en estas escuelas -y lxs que podrían hacerlo- y el derecho al trabajo de lxs docentes y auxiliares”, afirmó la declaración.

Como resultado, el último 30 de enero, Soledad Acuña, Ministra de Educación de la ciudad de Buenos Aires, anuló la resolución que cerraba las escuelas nocturnas.

“Ha sido un gran logro de la lucha de toda la comunidad educativa, con participación activa de la CADE. ¡Estamos muy contentXs! La lucha y la movilización siguen siendo herramientas importantes para defender la educación pública y el derecho a la educación”, afirma Alberto Croce, secretario nacional de la CADE.

Fuente de la noticia: https://redclade.org/noticias/buenos-aires-comunidades-educativas-logran-anulacion-del-cierre-de-escuelas-publicas-nocturnas/

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Paulo Freire: el maestro de la América relegada y su proyecto de educación alternativa.

Por: Dr Luis Miguel Cisneros Villanueva. 

 

Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer.

Paulo Freire

 

El extraordinario pensamiento pedagógico del educador brasileño Paulo Reglus Neves Freire sigue vigente en el siglo XXI, en gran medida porque su proyecto de educativa alternativa responde a la solución de muchos problemas de la educación tradicional actual. El gran Paulo Freire fue un crítico destacado de la política educativa de su época, pero su crítica estuvo acompañada de una posición educativa alternativa donde planteó los cambios posibles para la transformación de la educación.

 

Para Freire la educación es un derecho fundamental del ser humano: todas y todos tienen derecho a recibir una formación humanista e integral; la educación por tanto es un proceso socializado específicamente humano, es praxis (reflexión-acción) del ser humano para transformar el mundo. Paulo plantea en su libro: la educación como práctica de la libertad (1969) la urgencia de la concienciación del pueblo para que éste sea el actor principal del cambio y construya una sociedad más democrática.

 

Es verdad que la educación por sí sola no cambia el mundo, pero sí cambia a las personas que van a cambiar el mundo; por consiguiente el objetivo de la educación freirana es crear en los sujetos la capacidad de una actitud de crítica permanente para construir un mundo diferente; este es el tipo de educación imprescindible para las sociedades democráticas pues éstas sólo progresan con personas capaces de pensar crítica, creativa y solidariamente.

 

Paulo Freire plantea que la educación está permeada por cierta ideología y siempre va ligada a la política, porque todo acto educativo es un acto político; los educadores que asumen esta posición educativa reafirman el compromiso político y social para humanizar el mundo; es decir, la educación politizada exige que el educador se pregunte: “qué contenidos enseñar, a favor de qué enseñarlos, a favor de quién, contra qué y contra quién. Quién elige los contenidos y cómo se enseñan. ¿Qué enseñar? ¿Qué aprender? ¿Cómo se dan las relaciones entre aprender y enseñar? (Freire, 1993, p. 165).

 

Las preguntas antes mencionadas reafirman que la educación no fue, no es, ni será nunca neutra porque siempre responderá a cierta ideología; por tanto, es fundamental que los profesores tengan claridad en su elección ética, política y pedagógica. “La opción (…) está entre una “educación” para la “domesticación” alineada y una educación para la libertad. “Educación” para el hombre-objeto o educación para el hombre sujeto (Freire, 1969, p. 26). La elección de una educación emancipadora y problematizadora supera la visión bancaria de la educación tradicional, la cual omite intencionalmente que todas y todos pueden aportar elementos importantes para construcción de los conocimientos; lo anterior porque se asume que los saberes y conocimientos son una donación de la clase dominante para depositarlos a los oprimidos. Esta perspectiva evidencia la transmisión instrumental de la ideología conservadora.

 

Por su parte la educación liberadora supera la contradicción educador-educando dado que en esta opción enseñar no es transferir conocimiento sino crear las posibilidades para su producción o su construcción. En este orden de ideas Freire (1997, p. 25) precisa: “Quién enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender (…) Enseñar no existe sin aprender y viceversa y fue aprendiendo socialmente como, históricamente, mujeres y hombres descubrieron que posible enseñar”. Dicho de otro modo; “nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo”. (Freire, 1970, p. 75).

 

La educación para la libertad es problematizadora porque no asume la “transmisión” de conocimientos acabados, ni la memorización mecánica, sino al diálogo problematizador convirtiendo al hombre en verdadero sujeto de transformación. La relación horizontal entre el educador y el educando posibilita la interacción fraterna que permite enseñar y aprender al mismo tiempo. Efectivamente,  la educación liberadora construye el conocimiento colectivamente y plantea que no se debe: “a) dicotomizar la práctica de la teoría; b) dicotomizar el acto de conocer el conocimiento hoy existente del acto de crear el nuevo conocimiento; c) dicotomizar el enseñar del aprender, el educar del educarse”. (Freire, 1977, p. 122).

 

Por lo expuesto anteriormente, se precisa que educar es crear en los sujetos una crítica constante de la realidad, de tal suerte que la concienciación les permita reflexionar, repensar y transformar su contexto. Ahora bien ¿Cuáles deben ser los elementos de la práctica educativa? Paulo Freire responde con una serie de elementos al afirmar:

La práctica educativa tiene un momento gnoseológico, que se refiere al acto de conocer; tiene un momento político que atraviesa toda la práctica, tiene un momento estético que se refiere a la belleza de esa práctica y tiene un momento ético, que consiste en la dimensión moral de la educación. (Freire citado en Díaz y Dos Reis, 2009, p. 164).

 

Por otra parte, Freire propone una escuela original y autóctona para latinoamérica que evite la tradición enajenada de copiar modelos pedagógicos extranjeros (Europa o EE.UU) que nada tienen que ver con las cosmovisiones de los pueblos latinoamericanos. En nuestro contexto actual, la política educativa mexicana es impuesta por organismos de financiamiento internacional que no escuchan y no valoran la opinión de los docentes, estudiantes y comunidad educativa resultando una escuela extranjerizada, autoritaria y elitista que privilegia lo cognitivo, reproduce el pensamiento único, la violencia, la injusticia e inequidad social.

 

En efecto, la escuela vigente no escucha (sorda), no observa (ciega) y no habla (muda) sobre los problemas graves de la sociedad actual como el desastre ambiental, el consumismo excesivo, la obesidad infantil, la violencia de género, la intolerancia cultural, entre otros. Su única preocupación son los números, cifras y estadísticas, se enfoca en la memorización de contenidos, no facilita el diálogo, expulsa y castiga a los marginados y, finalmente, impide el desarrollo cultural de las comunidades. Por lo anterior, es necesario diseñar y construir una escuela popular que responda a las necesidades de cada contexto latinoamericano, urge replantear las políticas educativas actuales y enfocarlas en el desarrollo del pensamiento crítico, creativo y solidario utilizando el diálogo como elemento central en la relación educadores-educandos-comunidad; es decir, una escuela democrática “en la que se piensa, en la que se actúa, en la que se crea, en la que se habla, en la que se ama, se adivina la escuela que apasionadamente le dice sí a la vida. Y no la escuela que enmudece y me enmudece”. (Freire, 1994, p. 70).

 

La escuela vigente está fundamentada en la pedagogía de la respuesta, privilegiando la memorización y silenciando las dudas de los estudiantes; pero, ¿Cómo revertir esta propuesta? No hay duda que una alternativa está en el libro de Paulo titulado Por una pedagogía de la pregunta (2010) donde propone incorporar a la práctica docente elementos esenciales para superar la educación basada en respuestas a preguntas irrelevantes, intrascendentes o incluso inexistentes. La pedagogía de la pregunta rescata la curiosidad innata del sujeto (educador-educando). A partir del diálogo y el cuestionamiento es posible analizar problemas para construir soluciones creativas y asumir responsabilidades sociales.

En la medida en que él dialoga con los educandos, debe llamar su atención a otros puntos, menos claros, más ingenuos, problematizándolos siempre. ¿Por qué? ¿Será así? ¿Qué relación, ve Ud., entre su afirmación y la de su compañero “A”? ¿Habrá contradicción entre ellas? ¿Por qué? (Freire, 1973, p. 59).

 

La incorporación de la pedagogía de la pregunta implica “cambiar la cara” a la escuela obsoleta con acciones concretas como: refundar su plan de estudios con principios y valores éticos que sirvan para edificar una escuela democrática, tolerante, creativa, critica, cariñosa y dialógica. Pero, ¿Por qué cambiar la cara de la escuela vigente? Paulo Friere apremia en terminar con la:

Escuela que expulsa a los alumnos (lo que ha sido llamada deserción), que reproduce las marcas de autoritarismo (…) que ha bloqueado la entrada de los padres y de la comunidad a la escuela, no tiene una «cara» de la que se pueda estar orgulloso y mantenerla. (Freire citado en Díaz, 2010, p. 94).

 

Por otro lado, las reformas educativas neoliberales impuestas en los países latinoamericanos son promotoras de la calidad[1] educativa basada en políticas empresariales para la formación de la mano de obra barata. Paulo Freire por el contrario propone una educación y una escuela con calidad social para la formación integral de todos los usuarios de la escuela.

La calidad de esa escuela deberá ser medida no sólo por la cantidad de conocimientos transmitidos y asimilados sino igualmente por la solidaridad de clase que haya construido, por la posibilidad que todos los usuarios de la escuela –incluidos los padres de la comunidad- tuvieron de utilizarla como un espacio para la elaboración de su cultura. (Freire, 1997b, p. 19).

 

En efecto, la calidad social de la educación rescata el conocimiento y saberes comunitarios para el fortalecimiento de la cultura de los pueblos; por tanto, es preciso erradicar la política de “calidad” educativa impuesta a los países sociodeudores porque responde a políticas empresariales promotoras de la formación limitada y utilitaria.

 

La escuela alternativa popular asume una pedagogía pensada y dirigida desde y para los sectores populares en la construcción constante de una sociedad mejor, es decir; una pedagogía construida por los pueblos oprimidos y no impuesta desde espacios ajenos; una pedagogía para superar la opresión a partir de la reflexión y lucha por la emancipación y humanización de los pueblos.

 

En relación al educador, es necesario precisar que la práctica docente jamás es neutra; incluso si el profesor se considera “neutral” se está afirmando en la opción conservadora porque se educa a favor de alguien y en contra de alguien; por tanto, le corresponde al educador progresista superar su estado de confort, apatía e indiferencia ante los problemas comunitarios para ser congruente en su discurso y acción haciendo manifiesta su opción ética-política en la construcción de sociedades democráticas, solidarias y progresistas.

 

Lo anterior es una tarea impostergable hoy que ideología fatalista posmoderna se impone e inmoviliza al magisterio argumentando que la realidad social, educativa y cultural está definida, y poco o nada se puede hacer para transformarla. La “imposibilidad” para cambiar la realidad es asumida por maestros fatalistas que no se comprometen socialmente con los oprimidos; en contraparte, el educador popular acepta el desafío de educar en la esperanza y en la integralidad para contribuir de manera intencionada a la concientización y politización de las masas oprimidas que aún se encuentran condenadas, dominadas, domesticadas y codificadas por los mitos de la sociedad capitalista.

 

Pero, ¿Cuáles son las cualidades que el educador progresista debe poseer? En las cartas a quien pretende enseñar (1994) Paulo Freire enumera las cualidades indispensables que el educador popular debe tener. Estas son: la humildad, amorosidad, valentía, tolerancia, decisión, seguridad, paciencia y alegría de vivir; asimismo debe recordar y convencerse que su práctica educativa no se agota con la simple enseñanza de los contenidos escolares o con el trabajo áulico solamente, porque su posición ética-política le obliga a organizar la comunidad para alcanzar la justicia social. En esta perspectiva Freire precisa:

Nosotros somos militantes políticos porque somos maestros y maestras: Nuestra tarea no se agota en la enseñanza de la matemática, de la geografía, de la sintaxis o de la historia (…) nuestra tarea exige nuestro compromiso a favor de la superación de las injusticias sociales. (Freire, 1994, p. 87).

 

El educador popular considera a los estudiantes como seres históricos e inconclusos y, por tanto, le corresponde establecer un diálogo fraterno-constructivo en su práctica docente y en la vida misma. El diálogo debe estar sujeto a ciertas condiciones de equivalencia; la relación horizontal entre el educador-educando-comunidad se fundamenta en que los “otros” tiene la misma capacidad dialógica y reflexiva para fortalecer la cultura autóctona.

Así, el proceso dialógico es acompañado por categorías como el amor, la confianza, el respeto, la tolerancia y la humildad que permitan la construcción de saberes y conocimientos para el bien colectivo. “El diálogo auténtico -reconocimiento del otro y reconocimiento de sí en el otro- es decisión y compromiso de colaborar en la construcción del mundo común. No hay conciencias vacías; por esto, los hombres no se humanizan sino humanizan el mundo”. (Freire, 1970, p. 26).

 

La escuela alternativa promueve el diálogo auténtico reconociendo y valorando el aporte de los sujetos, permitiendo la participación de todos sin importar el lugar o rango que ocupan en ella; la toma de decisiones horizontal y colectiva fortalece la cultura de la comunidad y la construcción de la democracia participativa. En este orden de ideas Paulo Freire (1994, p. 102) afirma: “Si soñamos con la democracia debemos luchar día y noche por una escuela en la que hablemos a los educandos y con los educandos, para que escuchándolos podamos también ser oídos por ellos”.

 

En la actualidad no sólo se debe luchar contra la escuela verbalista, autoritaria e indiferente a los múltiples problemas, sino también con las prácticas rígidas del docente, caracterizado como el “sabelotodo”, el que tiene todas las repuestas y el único protagonista de la educación, lo anterior consigue estudiantes sumamente pasivos, insensibles y conformistas. Por tanto, la tarea del educador popular es avanzar en el diálogo horizontal con todos para posibilitar la reflexión, crítica y fundamentalmente la acción solidaria en la construcción de los nuevos escenarios educativos y comunitarios.

 

De la misma forma, el educador progresista debe dejar claro a sus estudiantes que: “El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es una acto de consumir ideas, sino de  crearlas y recrearlas”. (Freire, 1984, p. 53). Efectivamente, aprender no es consumir conocimientos “estáticos”, acabados y hechos por otros, sino crear los contextos para la deconstrucción, reconstrucción y construcción de los conocimientos. De igual forma, una tarea importante del educador popular es mostrar a la comunidad educativa su “capacidad de amar, claridad política, la coherencia entre lo que dice y hace, su tolerancia; es decir, su capacidad de convivir con los diferentes para luchar con los antagónicos. Es estimular las dudas, la crítica, la curiosidad, la pregunta, el gusto del riesgo, la aventura de crear”. (Freire, 1997, p. 63).

 

Si la educación es esencialmente un acto ético, le corresponde al educador popular trabajar desde su práctica concreta la refundación de la escuela y la sociedad, a partir de su opción ética, política y pedagógica porque su intervención solo se puede enmarcar en dos opciones: o se educa para reproducir el estado de cosas o para emancipar a sujetos y a pueblos.

 

Las maestras y los maestros democráticos intervenimos en el mundo a través del cultivo de la curiosidad y de la inteligencia esperanzada, (…) justamente, en la medida en que nos tornamos capaces de cambiar el mundo, de transformarlo, de hacerlo más bello o más feo, nos volvemos seres éticos. (Freire, 2003, p. 34).

 

Por otra parte, una de las enseñanzas más grandes de Paulo Freire es la coherencia demostrada en su discurso y acción en la defensa –permanente- por la educación pública, la cual sigue siendo amenazada y destruida sistemáticamente por las políticas neoliberales que buscan privatizarla. A propósito Freire (1994, p. 54) afirma: “Se hace urgente que aumentemos las filas de la lucha por la escuela pública (…) popular, eficaz, democrática y alegre con sus maestros y maestras bien pagados, bien formados y en permanente capacitación”.

 

En efecto, ante la eminente privatización de la escuela pública es necesario que los maestros, estudiantes y comunidad defiendan la educación pública dentro y fuera del salón de clases, porque la educación es un derecho social alcanzado a través de luchas sociales; la educación de todos y para todos es un legado histórico que los gobiernos neoliberales pretenden convertir en propiedad privada donde los nuevos dueños impongan su currículo, condiciones de ingreso, permanencia y egreso. Sin embargo, lo más grave es la imposición de su visión de mundo condenando a la desaparición de las cosmovisiones subalternas. Al respecto, Freire (1996, p. 86) afirma: “No acepto cierta posición neoliberal que, viendo perversidad en todo lo que el Estado hace, defiende una privatización “sui generis” de la educación. Se privatiza la educación pero el Estado la financia”.

 

Paulo, el maestro de la América relegada, fue un crítico importante de su época; sus críticas constantes fueron al nuevo contexto global[2], a las políticas neoliberales y a los promotores del discurso capitalista, quienes ubicaban a ese sistema como la mejor opción para el progreso de la humanidad. Freire cuestionó estas “verdades” y las supuestas bondades del capitalismo argumentando lo siguiente:

Que excelencia será esa que puede “convivir con más de mil millones de habitantes del mundo en desarrollo que viven en pobreza”, por no decir en la miseria, (…) Que excelencia será esa que registra tranquilamente en las estadísticas los millones de niños que llegan al mundo y no se quedan, y cuando se quedan se van temprano, en la infancia todavía, y si son más resistentes y consiguen quedarse, pronto se despiden del mundo. (Freire, 1993, p.120).

 

El contexto descrito marcó a Paulo Freire, quien se autodenominó como un pedagogo profundamente indignado porque las crisis económicas y culturales generadas por el sistema capitalista se evidenciaban excluyendo, discriminando y sobreexplotando a millones de personas obligados a sobrevivir en la miseria. Sin embargo, la indignación de Paulo se convirtió en esperanza al proponer un modelo de acción política, ética y pedagógica para alcanzar la justicia social, propuso combatir el discurso posmoderno fatalista, la desutopía y el mundo cosificado asumiendo que “la realidad no es así, la realidad está así (…) esta realidad está así porque de este modo sirve a determinados intereses del poder. Nuestra lucha busca cambiar esta realidad y no acomodarnos a ella”. (Freire, 2003, p. 71).

 

En efecto, el desafío inmediato de la escuela es enseñar a pensar críticamente reformulando su currículo en coherencia con la opción política, ética y pedagógica de y por los marginados; el reto es refundar la escuela pública reorganizando la educación del país; esta tarea no es nada fácil si se considera las múltiples diferencias –de todo tipo- en la sociedad mexicana. Sin embargo, no se debe caer en el pesimismo que engrosa largas filas de desesperanzados que piensan que poco o nada se puede hacer para cambiar la educación y la sociedad.

 

Para superar el pesimismo actual, el maestro progresista debe superar su apatía luchando consigo mismo para comprender que el cambio es difícil pero posible porque los hombres son actores de su propia historia; por tanto, la transformación de la educación y sociedad debe ser acompañada de sueños y utopías concretadas en un proyecto emancipador, insistiendo en la organización colectiva para “luchar por la educación popular, por la participación creciente de las clases populares en los consejos de comunidad, de barrio, de escuela. Significa incentivar la movilización y organización (…) como condición fundamental de lucha democrática con la finalidad de la transformación necesaria y urgente”. (Freire, 1997, p. 56).

 

Por otra parte, no hay duda que las obras de Paulo Freire son lecturas obligadas para los educadores dado que cuestionan a la educación tradicional deshumanizada. En este orden de ideas Henry Giroux (citado en McLaren 2001, p. 202) afirma que “los escritos de Freire incorporan un modo de lucha discursiva y de oposición que no sólo resta a la maquinaria opresora del Estado, sino también apoya a la formación de nuevos temas culturales y de movimientos comprometidos con la lucha”. En efecto, la propuesta educativa freirana aporta elementos importantes al debate educativo necesario y urgente al proponer una educación eminentemente humanizadora, problematizadora, crítica, y finalmente liberadora.

 

La esperanza por un mundo mejor es elemento central en la lucha por revertir la desigualdad económica, social y cultural de los pueblos; en esta perspectiva, los educadores populares deben hacer suyas las palabras de Paulo cuando afirmaba: “como educador, como político, como hombre que piensa la práctica educativa, sigo profundamente esperanzado. Rechazo el inmovilismo, la apatía, el silencio”. Y agrega: “No es posible vivir plenamente como ser humano sin esperanza. Conserven la esperanza”. (Freire, 2003, p. 25).

 

Además, el ejemplo de Paulo Freire es otra cualidad digna de rescatar, sobre todo por la coherencia con su opción ética, política y pedagógica, porque no sólo escribió obras para y desde la educación popular, sino también fue un militante político activo, un intelectual reconocido por su crítica y aporte a la educación, pero sobre todo por su compromiso y empatía con todos los oprimidos. Al respecto, Peter McLaren afirma que:

Paulo Freire, en la práctica, sabia trabajar con varias disciplinas al mismo tiempo: la etnografía, la teoría literaria, la filosofía, la política, la economía, la sociología, (…) Además de eso él trabajaba al mismo tiempo con varias perspectivas teóricas: la del militante político, del filósofo liberador, del cientista, del intelectual, del revolucionario. (McLaren citado en Díaz y Dos Reis, 2009, p. 149).

 

Las palabras y el ejemplo de Paulo Freire invitan a soñar con otro mundo común y posible, a luchar contra las injusticias de todo tipo y a erradicar la “ética” de mercado deshumanizadora, recordando que “somos seres condicionados pero no determinados”. Por lo anterior, es posible imaginar, pensar y construir un mundo mejor.

A modo de cierre abierto.

La educación nunca fue, no es y jamás será neutra porque siempre está permeada de cierta ideología de tal suerte que se enmarca sólo en dos opciones: o sirve para reproducir o para transformar. ¿Cuál debe ser la posición adoptada por los maestros progresistas? Sin duda, el contexto actual evidencia una sociedad deshumanizada, producto del sistema capitalista, que reclama una educación que revierta el desigual e irritante orden social, económico y cultural prevaleciente. En esta perspectiva, la vigencia y pertinencia del pensamiento pedagógico de Paulo Freire permite imaginar a la nueva sociedad humanizada; sin embargo, es necesario asumir que todo acto educativo es un acto político y viceversa; de ahí la importancia de definir la opción ética, política y pedagógica a favor de un proyecto social, popular y emancipador.

¿Para qué, en favor y en contra de qué educamos? Estos cuestionamientos requieren ser contestados de forma permanente por la comunidad educativa de tal suerte que la respuesta sea el horizonte para consolidar el proyecto de educación popular que fortalezca la cultura local con la utopía de humanizar al mundo. Desde esta perspectiva no se puede concebir a la educación como un proceso aislado, frío o indiferente a las problemáticas comunitarias, sino como un proceso social vivo y dialógico donde los sujetos se respetan, valoran y educan mutuamente siempre mediatizados por su contexto.

 

Por otra parte, el proceso de transformación de la sociedad implica la refundación de la educación pública ubicando como objetivo central la concientización y humanización del sujeto, además  de promover la praxis para la emancipación individual y colectiva. ¿Qué se requiere para concretar estos fines? Fundamentalmente, otorgar la palabra a todos los usuarios de la escuela, especialmente a los oprimidos, rompiendo así con la verticalidad en la enseñanza, asumiendo que todos y todas pueden aportar en la deconstrucción, reconstrucción y construcción del conocimiento. Porque no hay duda que cuando se enseña se aprende al enseñar y del mismo modo cuando se aprende se enseña al aprender.

Referencias

  1. Díaz, C. (2010). Pensamiento pedagógico de Paulo Freire. México: Pelicanus.
  2. Díaz, C. y Dos Reis, A. (2009). Paulo Freire: Pedagogo del Derecho a la Educación y Maestro de América. Santiago: Olejnik.
  3. Freire, P. (1969). La educación como práctica de la libertad. México: Siglo XXI.
  4. Freire, P. (1970). Cartas a Guinea-Bissau, aportes de una experiencia pedagógica en proceso. México: Siglo XXI.
  5. Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI.
  6. Freire, P. (1973). ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural. México: Siglo XXI.
  7. Freire, P. (1984). La importancia de leer y el proceso de liberación. México: Siglo XXI.
  8. Freire, P. (1993). Pedagogía de la esperanza, un reencuentro con la pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI.
  9. Freire, P. (1994). Cartas a quien pretende enseñar. México: Siglo XXI.
  10. Freire, P. (1996). Política y educación. México: Siglo XXI.
  11. Freire, P. (1997). Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. México: Siglo XXI.
  12. Freire, P. (1997b). La educación en la ciudad. México: Siglo XXI.
  13. Freire, P. (2003). El grito manso. México: Siglo XXI.
  14. Freire, P. (2012). Pedagogía de la indignación, cartas pedagógicas en un mundo revuelto. Buenos Aires: Siglo XXI.
  15. McLaren, P. (2001). El Che Guevara, Paulo Freire y la pedagogía de la revolución. México: Siglo XXI.

 

[1] El concepto de calidad propuesto en la educación neoliberal es muy ambiguo, porque no se ha logrado establecer una definición consensuada y además porque no tiene un fundamento epistemológico educativo.

[2] Paulo Freire planteaba que el desmoronamiento del “socialismo real” no significaba la inviabilidad de este sistema, pero tampoco significa que este hecho hubiera demostrado la “excelencia” y el “triunfo” del capitalismo.

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