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El hombre confinado

Por: Paola Ruiz-Huerta

Tal vez el hombre confinado pueda llegar a descubrir, en estos días, que salirse de la lógica productiva, patriarcal y machista genera cambios importantes y positivos en su vida y en la de quienes le rodean.

¿Qué les estará pasando a los hombres durante este periodo de encierro y confinamiento? ¿Cómo vivirán las 24 horas al día en el espacio doméstico, ese espacio privado, femenino, tan denostado por el patriarcado y que tanto amenaza su masculinidad? ¿Cómo llevarán el saberse menos productivos? ¿Cómo se sentirán los que hayan perdido el atributo identitario que es su trabajo? ¿Cómo estarán gestionando sus emociones: el miedo, la incertidumbre, la frustración, la rabia…?

¿Cómo afectarán a su identidad estos días de confinamiento en los que resulta tan complicado ser activo, racional y autónomo, los mandatos principales que determinan la masculinidad, según el sociólogo Antonio García? ¿Es posible que esta situación favorezca que algunos adopten posiciones más dominantes y aumenten su agresividad y violencia para sentirse así más masculinos y recuperar lo que Dona Haraway denomina la plusvalía de género?

Ayer, en Castellón, un hombre asesinó a una mujer. El 30º hombre que asesina a una mujer en lo que llevamos de año, según la última actualización de la plataforma Feminicidio.net. Otro, en Sevilla, intentó ayer cortarle el cuello a su pareja cuando le dijo que iba a dejarle.

La construcción de la subjetividad masculina está basada en la dominación, la crueldad y la falta de empatía. La subordinación, la complacencia y el agrado son atributos determinantes de «lo femenino». Y es sobre este orden mental de ambos géneros sobre el que tenemos que reflexionar, para deconstruirlo.

Por eso, quiero pensar también en cómo la incomodidad que para el género masculino produce este confinamiento puede ser una oportunidad para que los hombres reflexionen, se impliquen con el feminismo y hagan un proceso de transformación de sus vidas y de las relaciones de género, que tenga el consecuente impacto social.

El feminismo es imprescindible y positivo para todas las personas: para los hombres también. Les libera de esa fragilidad rígida y la carga que supone tener que liderar, competir y dominar todo el tiempo. Aunque sin perder de vista que los hombres en el Patriarcado tienen la posición privilegiada y dominante. El patriarcado oprime a los hombres, pero asfixia y mata a las mujeres.

Partiendo de la idea de Elisabeth Badinter de que la masculinidad se construye en oposición a tres grupos (mujeres, niños y homosexuales), ahora es el momento para cambiar el paradigma masculino y funcionar de otro modo. Para desarrollar, en la intimidad de la casa, habilidades que les permitan ser el hombre que querrían ser, si estuvieran dispuestos a perder privilegios. O a ser, quizás, «menos hombre».

Estas son algunas propuestas que me parecen imprescindibles para un cambio radical en las relaciones de género y el sistema patriarcal. Y que en este periodo de obligado encierro los hombres pueden ejercitar:

–Hacerse cargo de los cuidados. Es el momento para ver la cantidad de cosas que hay que hacer en un hogar y entender que los cuidados son responsabilidad de todos y todas. Los domésticos y los emocionales. Otorgarles el valor que merecen y la necesidad de ponerlos en el centro de la vida. Prestar atención a las personas con las que se convive. Ocuparse también de los padres, hermanos, amigos. Decir que les echas de menos. Que los quieres.

–Desarrollar la escucha. La empatía. Ponerse en el lugar de la otra persona tratando de entender, de verdad, lo que quiere decir. Escuchar en silencio, procurando no dar consejos ni «resolver vidas». Escuchar, además, sin ningún interés por medio, sexual o de cualquier otra índole, y sin cerrar a priori la posibilidad de aprender de la otra persona.

–Responsabilizarse de las emociones y necesidades. Estos días van a surgir muchas emociones y hay que aceptar cualquier sentimiento sin luchar contra él. Conectar con la propia vulnerabilidad, reconocer el sufrimiento y hacerse cargo de él. Puede ser un buen momento para llamar a algún amigo y compartir la ansiedad y la fragilidad.

–Descubrir la ternura: otra sexualidad es posible. Deconstruir la sexualidad patriarcal, la erotización de la dominación y la violencia y erotizar la empatía, los cuidados y el buen trato. Quizás sea momento para experimentar otras formas de placer, de explorar, sin prisas, nuevas maneras de relacionarse con el propio cuerpo y el de la compañera o compañero. Romper con la jerarquía de los placeres que nos enseña que hay unos superiores, como la cópula y el orgasmo, y otros inferiores. Dedicar más tiempo a las caricias, a la ternura y atreverse a experimentar nuevas sensaciones. A ver qué sucede.

Tal vez el hombre confinado pueda llegar a descubrir, en estos días, que salirse de la lógica productiva, patriarcal y machista genera cambios importantes y positivos en su vida y en la de quienes le rodean. Cambiar el pequeño mundo de cada uno es la única manera de cambiar el mundo. Y será sólo a través de la toma de conciencia, el propio cuestionamiento, la responsabilidad y la renuncia de los privilegios que este sistema otorga a los hombres, por el hecho de nacer varones, como podremos acabar con este virus que es el patriarcado.

Fuente e Imagen: https://www.eldiario.es/tribunaabierta/hombre-confinado_6_1008659143.html

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Entrevista a Silvia Barrera Ibáñez: “No se puede dar un dispositivo conectado a Internet sin normas ni límites”

Por: Jennifer Tejada

¿Cuándo dar a los niños y niñas su primer teléfono móvil? ¿Cómo les afecta la ‘cultura del like’? ¿De qué forma pueden controlar los padres a sus hijos en la Red? Estos son algunos temas de los que hemos tratado con Silvia Barrera, inspectora de policía, experta en cibercrimen y autora de ‘Nuestros hijos en la red: 50 cosas que debemos saber para una buena prevención digital’.

“Lo primero que pensamos es: ‘Las desgracias solo le pasan a otros’… hasta que pasan”, afirma la inspectora de policía y experta en cibercrimen Silvia Barrera Ibáñez. Con un máster en Seguridad Informática y años de experiencia como jefa del grupo de investigación en redes sociales de la Policía y del grupo forense digital de la Unidad de Investigación Tecnológica, ha plasmado todos sus conocimientos en un libro: ‘Nuestros Hijos en la red: 50 cosas que debemos saber para una buena prevención digital’. En él analiza los riesgos y las consecuencias a las que se enfrentan los jóvenes cuando hacen un uso inapropiado de Internet y ofrece pautas básicas a los padres para evitar situaciones de adicción, estafas económicas, robo de datos o acoso, entre otros.

Pregunta: En su libro recoge 50 cosas que deben saber las familias para que sus hijos hagan un uso responsable de dispositivos electrónicos conectados a la red. ¿Cuáles destacaría de entre todas ellas y por qué?

Respuesta: Es difícil destacar alguna, cada una tiene su parcela de importancia. Es importante saber que a partir de una determinada edad, no es aconsejable prohibir a nuestros hijos que estén en la Red. Es el mundo en el que les ha tocado vivir y debemos conocer su cibermundo; que se manejen bien con la tecnología no implica que conozcan sus riesgos o que tengan herramientas de control. No deberían proporcionar un dispositivo conectado a Internet sin normas ni límites establecidos previamente y una supervisión de la navegación.

Y por último, como padres, debemos conocer los riesgos y enseñarles a navegar de la forma más segura posible porque no podemos exigirles ciertas precauciones cuando nadie se los han enseñado.

Niñas haciéndose un selfie - Silvia barrera

P: La generación Z está creciendo inmersa en la cultura del ‘like’ y de las correcciones físicas en fotos gracias a filtros de aplicaciones como Snapchat. Esto afectará su autoestima y su percepción de la realidad en el futuro. ¿Qué otras consecuencias reales se empiezan a ver a raíz de estas prácticas?

R: Lo primero que te pregunta un menor cuando le enseñas las redes sociales es cuántos seguidores tienes. Si tienes muchos, se sorprenden y te admiran porque entonces eres alguien ‘guay’ o importante. Por ello, cualquier comportamiento que contribuya a hacerles tan ‘guay’ como tú será seguir a referentes ¿Cuáles? Los que escuchen en el cole o con sus amigos que pueden no ser los más aconsejables.

Esto puede generar conductas imitativas, en cualquier sentido. Si los referentes (las personas a las que siguen) que escogen no son positivos, tendremos niños hipersexualizados, muy preocupados por su imagen, dependientes del móvil y del feedback que reciben de desconocidos. Pueden estar sobreexponiendo su identidad digital al tener mucha actividad virtual: publicando imágenes, vídeos o comentarios.

Además, corren el riesgo de volverse dependientes de un sistema de gratificación rápida y con poco esfuerzo; imitan conductas violentas, agresivas o contenido sexual típicas de adultos o generando relaciones afectivas tempranas bajo un control mutuo por medio del móvil.

P: El cibermundo puede ser vertiginoso y alberga una lista larga de riesgos: sexting, vishing, botnets, child grooming… ¿Cómo pueden los padres controlar y educar para que los jóvenes sepan actuar ante estas situaciones?

R: Huyo de los anglicismos ahora tan de moda para poner nombre a conductas nocivas y, en otros casos delictivas, que muy pocos padres conocen.

También es aconsejable estar pendientes de sus hábitos a la hora de navegar y controlar sus reacciones emocionales y comportamientos poco habituales que puedan poner de manifiesto la existencia de situaciones de acoso, u otros problemas como dependencias, insomnio, retraimiento, excesivo recelo en el cuidado de su privacidad, etc.

adolescentes con sus teléfonos móviles

P: ¿Qué responsabilidad tienen las familias cuando sus hijos acosan a otros? ¿Qué pueden hacer?¿Realmente sirven de algo los controles parentales? ¿Son protección suficiente?

Hay que advertirles antes de facilitarles un móvil que este tipo de conductas tienen consecuencias, entre ellas castigos. Y, por supuesto, no justificar ni tolerar estos comportamientos.

Los controles parentales, bien configurados, son un medio, un plus más, para limitar de forma técnica los posibles riesgos y controlar parte de su navegación pero no son infalibles ni debemos delegar toda nuestra supervisión en ellos. Deben ir acompañados de más medidas de control. Además, tenemos que tener en cuenta que habrá hijos que traten de evadir (y encontrarán cómo) este tipo de controles.

Es aconsejable estar pendientes de sus hábitos a la hora de navegar y controlar sus reacciones emocionales y comportamientos poco habituales”

P: Cabe la posibilidad de que muchas familias consideren que estos peligros en la red son cosa de otros y que a sus hijos no les pasará. ¿Podría relatar un caso real que le haya dejado huella?

Si hay una situación que me llegó a angustiar de forma personal, fue al poco de empezar a investigar en redes, en el año 2006. El informe que surgió de ese trabajo fue muy impactante y fue una de las primeras llamadas de atención sobre los riesgos y conductas nocivas que nos podemos encontrar en la Red.

La Fiscalía de Menores nos solicitó un informe a petición del Defensor del Menor en el que había una web con cometido apologético de la anorexia y la bulimia.

Al comprobar su contenido, vimos que había imágenes de chicas jóvenes y menores anoréxicas, con tips para perder peso muy agresivos e historias donde las chicas relataban lo mal que lo pasaban teniendo que comer. Descubrimos que este blog enlazaba a más webs y estas a su vez, a otras, llegando a identificar más de 400.

Todas ellas narraban el sufrimiento de jóvenes, muchas de ellas menores (también había algún chico) con fotos escalofriantes, tips para no comer o para no ganar peso, muy lesivos y fotos con lesiones autoinfligidas por ‘saltarse’ la disciplina “autoprometida” de no comer.

Pueden estar sobreexponiendo su identidad digital al tener mucha actividad virtual: publicando imágenes, vídeos o comentarios”

P: El teléfono móvil, ¿a partir de qué edad?

R: Depende. No hay una edad. Hay encuestas que ponen de manifiesto que es el regalo estrella de la comunión o de los Reyes por anticipado, pero los niños están conectados desde que tienen uso de razón a través de los dispositivos que hay por casa o de los padres, que se los damos para que ‘se entretengan’.

Una vez que le compramos su primera tableta o móvil, adquieren más independencia pero, hasta ese momento, ya llevan años aprendiendo en Internet y consumiendo información (y no nos hemos dado cuenta). Y, si no hemos limitado el acceso, habrá visto muchas cosas siempre que le hayan suscitado interés. Cualquier cosa.

¿La edad? Teniendo en cuenta que viven y van a seguir conectados, sería aquella en la que decidamos enseñarles a navegar, poner normas y límites y supervisar su navegación. Si prescindimos de ese paso tan importante, ya podemos dejar de darle vueltas al tema de la edad porque los riesgos y las herramientas emocionales para gestionar un problema en la Red son los mismos tengan 12, 13 o 14. Nadie nace aprendido.

R: Desde contactar con desconocidos que usan identidades de menores para conocer a otros menores con fines sexuales, hasta cargos en tarjetas bancarias al efectuar micropagos para adquirir herramientas, superpoderes, avatares mejores, subir de nivel, etc.

Los videojuegos incorporan también chats online de forma que pueden hablar e interactuar con otros. Existe el riesgo de contactar con desconocidos que pueden tratar de enviarle enlaces maliciosos a sus ordenadores para infectarlos y obtener información personal como fotos y contraseñas, etc. Pero esto son casos extremos, si hay algo que sí ocurre con más frecuencia, son las adicciones como consecuencia de no limitar el tiempo de conexión.

Con los videojuegos, “Existe el riesgo de contactar con desconocidos que pueden tratar de enviarle enlaces maliciosos a sus ordenadores para infectarlos y obtener información personal como fotos y contraseñas, etc.”

P: ¿Un último consejo para los padres?

R: Internet es una herramienta estupenda, llena de posibilidades, pero los niños no nacen aprendidos y somos los responsables de velar por su seguridad, enseñándoles a navegar. Debemos conocer y estar en su cibermundo porque son nativos digitales y la presencia en la Red es algo que no podemos evitar, tarde o temprano, querrán estar ahí, como el resto.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/silvia-barrera-dispositivo-conectado-internet-sin-normas/

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Libro(PDF): «Escenarios para el desarrollo del pensamiento crítico»

Reseña: CLACSO

Este libro muestra una diversidad de miradas acerca de cómo se puede percibir o estudiar el pensamiento crítico, tratar la formación del mismo desde escenarios como la literatura, la televisión, los textos auténticos o las imágenes. Esta investigación representó un reto para los autores, quienes tienen visiones desde contextos económicos, políticos, sociales y culturales para determinar los escenarios en los que quieren trabajar el concepto que los reúne. Para todos son fundamentales los conceptos de lector, lectura, espectador e historia.

La multiplicidad de visiones nos lleva a leer, en un principio, cómo un uso del pasado nos construye como humanos en una sociedad que cuenta su propia historia con ironía. En un segundo momento, se nos revela un concepto íntimamente ligado al pensamiento crítico: la conciencia histórica, analizada desde los productos culturales masivos. Así mismo, se muestra la manera en la que la imagen puede ser leída críticamente y desde otra visión junto al texto y cómo esta construcción social se configura desde el contexto de la modernidad en el objeto del libro. En un cuarto momento, llega el impacto de una lectura crítica con enfoque de género, tocando temáticas de la violencia y la política. Luego, nos encontramos con un trato de la literatura de la violencia, la cual analiza la emoción y la emocionalidad que puede llegar a producir la lectura en el lector, este último como sujeto preponderante en el que se revelan los toques íntimos de una reflexión profunda. Por último, se tratan los textos auténticos con respecto a lo intercultural y lo pedagógico como construcción del sujeto.

Autores (as): 

Eugenia Varela Sarmiento. [Editora]

Andrés Alarcón Jiménez. Mónika Contreras Saiz. Eugenia Varela Sarmiento. Amor Arelis Hernández Peñaloza. Orfa Kelita Vanegas Vásquez. Natalia Angélica Pérez Pedraza. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO. Universidad de La Salle.

Año de publicación: 2019

País (es): Argentina; Colombia

Idioma: Español.

ISBN: 978-958-5486-79-9

Descarga: Escenarios para el desarrollo del pensamiento crítico

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1833&pageNum_rs_libros=1&totalRows_rs_libros=1373

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Vídeo: Cómo educar para que le pasen cosas buenas a tus hijos, por Marian Rojas Estapé

Por: Gestionando Hijos.

«Cuando comprendes cómo funciona tu mente, cuando aprendes a gestionar tus emociones y enseñas a tus hijos a gestionarlas de forma correcta, les estás impulsando para que les pasen cosas buenas. El cerebro es plástico, crece, cambia, se modifica según el entorno, el cariño y la actitud. Aprender de estos temas ayuda a mejorar nuestra vida. Además, podemos aprender a ser felices, o lo más parecido a la felicidad que se alcanza en la tierra. Los estudios respaldan esta teoría, y cuanto antes enseñas a tus hijos, más probabilidades tienes de que tu hijo se enfrente a la vida de la mejor manera posible» nos cuenta Marian en esta maravillosa ponencia. Sigue a Gestionando hijos en redes: Facebook: @gestionandohijos Instagram: @gestionandohijos Twitter: @GestionaHijos

Fuente del vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=Pmxn6Vj3_PI

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Entrevista a Joaquín Ortega: “La crianza consciente es una crianza a favor de la familia”

Por: Laura Román

Para Joaquín Ortega, la crianza consciente forma parte de la ‘edad invisible’, el primer periodo vital de los niños hasta los tres años de edad y que revela elementos cruciales para el crecimiento de los niños. Pero, ¿por qué tiene que ser esta edad ‘invisible’? Nos lo cuenta en esta entrevista.

La llegada de un nuevo miembro a la familia siempre conlleva grandes cambios para los adultos. Y así lo analiza el educador  y escritor Joaquín Ortega en su libro ‘La edad invisible. Crianza consciente en la primera infancia’ poniendo especial atención a la etapa comprendida entre los cero y los tres años de edad.

Pregunta: Afirma que la ‘edad invisible’ es esa etapa que abarca los tres primeros años de vida. ¿Invisible para los niños o para las familias? ¿Por qué razón ocurre?

Respuesta: La llamo la ‘edad invisible’ porque comprende tres años de adaptación vertiginosa y esa intensidad es la responsable de que, en ocasiones, esta etapa pase desapercibida. Las familias actuales viven una realidad que se desenvuelve a una velocidad frenética y se ven sometidas a muchas presiones. Estas presiones tienen una vertiente tanto externa, por exigencias profesionales y sociales, como interna, por las propias expectativas que tienen las familias, tanto de ellos mismos como padres como del bebé en su figura de niño ideal en que esperan que se transforme. Esto acelera el ritmo en el que se desarrolla la crianza, y evita la calma y serenidad que preceden al verdadero disfrute que puede obtenerse en esta etapa.

P: Dicho concepto lo relaciona con la crianza consciente, ¿en qué consiste?

R: Es a la vez un viaje y un ejercicio de introspección, es tomar la decisión de detenernos a considerar el cambio que supone incorporar un nuevo miembro a nuestra familia. En un ritmo vertiginoso y pese al sacrificio y la entrega de las familias, se pierden de vista en ocasiones las necesidades de los más pequeños porque les incorporamos a nuestro propio ritmo de vida, a nuestra prisa.
crianza

P: ¿Cuáles son los pasos que seguir para que ese periodo no pase por alto?

·         Observación. Estos años pasan desapercibidos porque nos olvidamos de observar a los bebés mientras juegan, mientras se relacionan con el mundo. Prestar atención a sus frustraciones sin facilitarles el éxito ni evitar el fracaso, comprobar su reacción frente a los estímulos, entender sus ritmos… Observar para conocer quién es el niño o niña que tenemos a nuestro lado, sin proyectar en él o ella los deseos que tenemos todos para nuestro hijo o hija ideal.

·         Acompañamiento. Es estar a su lado sin intervenir. No significa atender todos sus deseos tan pronto los expresan, sino descubrir sus necesidades y satisfacerlas para que se sientan queridos y seguros, dentro de unos ritmos y límites sanos y acordes con la familia a la que pertenecen.

·         Juego libre. El juego es la clave, la herramienta fundamental para entender y acompañar a los niños y niñas entre 0 y 7 años. Un juego libre, a través del cual empezarán a relacionarse con el mundo y con las personas que les rodean, pero no por ello caótico, sino acorde a sus aptitudes y habilidades, a sus ritmos.

«La ‘edad invisible’ comprende tres años de adaptación vertiginosa y esa intensidad es la responsable de que, en ocasiones, esta etapa pase desapercibida»

P: Habla de ‘ajuste’ cuando las familias y los educadores tienen que entender y adaptarse a las necesidades de los niños en la primera infancia. ¿Cuál sería el ‘ajuste educativo’ correcto para estas edades?

R: Las necesidades básicas de un niño son: alimentarse de forma saludable, descansar el tiempo necesario, estar y sentirse limpio, disfrutar de un entorno seguro (en lo físico y en lo emocional) y jugar. De este modo, la calidad en los alimentos es directamente proporcional a la calidad del combustible que necesitan nuestros hijos. Pero no sólo es importante lo que comen – apostando siempre por la calidad y la variedad – sino cómo lo comen, por eso, es importante transmitir valores relacionados con los tiempos dedicados a la comida.

El descanso es un punto de fricción en las familias, dado que es muy difícil poner en común los horarios de los adultos con los de los más pequeños, y ahí es donde entra el trabajo de gestión de tiempos, la previsión por parte de los adultos. Pero en esta tarea no están solos: es función de los educadores acompañar a las familias en este proceso y ayudarles en la coordinación y adaptación de todos los miembros de la familia a un nuevo ritmo común.

En el equilibrio niño-adulto está el cuidado: el niño tiene que pasar de momentos en que está sucio a que luego el adulto le asista a limpiarse, generando entonces el entendimiento de la existencia de un proceso en el que el niño puede ensuciarse porque luego el adulto le ayudará en el aseo.

Y jugar, jugar y jugar. El juego es así de importante porque es el trabajo de los niños y niñas. Los niños que juegan crecen en autoestima, calma, habilidad, felicidad, en la fortaleza de su propio físico. Para ellos todo lo que hay es el juego, con la ventaja añadida de que cada minuto que están jugando están creciendo, se están desarrollando.

P: ¿Es necesario que los niños hasta los tres años tengan una rutina? ¿Cuál es su función?

R: Los ritmos, adecuados al momento en que esté el niño o niña le dan seguridad, pero en esta búsqueda del ritmo no debemos olvidar la observación a la necesidad del momento y atenderla. ¿Cómo saber en qué momento está nuestro hijo o hija y qué ritmo necesita? Mediante nuestra atención, observación, escucha y estableciendo unos límites coherentes, firmes y, por supuesto, en los que nosotros creamos.

crianza familia

P: ¿Cuáles son los aspectos emocionales que hay que cuidar en esta, ‘edad invisible’?

R: Estos primeros años sientan las bases de la relación con nuestros hijos e hijas. Dentro de sus necesidades básicas está la seguridad y el amor; con nuestra entrega podemos atender su salud emocional y cultivar una relación sólida mediante:

  • La prioridad por el cuidado. En estos primeros años de vida es fundamental el sueño, la alimentación, la higiene; lo son ahora y lo serán el resto de la vida. Darles la importancia que tienen, y sobre todo hacerlo con amor, ayudará a crear unos hábitos y entornos saludables.
  • La comunicación. En un principio será fundamentalmente no verbal por su parte, por la nuestra hay que intentar comunicarnos con ellos de forma sincera, tanto en lo que decimos como en la coherencia entre lo que decimos verbalmente y lo que comunicamos con nuestros gestos. Además, hay que intentar comunicarnos siempre desde el respeto.
  • Comprensión. Intentar ponernos en su lugar, comprender dónde y cómo está el niño o niña. Podemos no compartir o no estar de acuerdo, pero hay que intentar tener presente que, para él o ella, en su situación, en el momento que está viviendo, es algo importante.
  • Confianza. En el niño, en su capacidad, en lo que nos transmite; estar ahí para lo que necesite demostrando que puede confiar en nosotros. Confianza también en nosotros mismos, en lo que hacemos y queremos para nuestro hijo o hija.

P: ¿Podría darnos tres consejos o prácticas educativas para las familias con hijos de 0 a 3 años?

R:  Ritmos. Cada familia tiene un ritmo, que es el correcto siempre y cuando esté en línea con la esencia de cada uno de sus miembros, con quiénes son y no con las exigencias ni las expectativas que reciben. Saber adaptarse a los ritmos de un nuevo miembro en la familia sin perder estos ritmos propios.

Belleza. Una práctica indispensable es la diversión. Siento que es esencial divertirse mucho en familia. Si los adultos conseguimos pasarlo bien mientras acompañamos a nuestros hijos en actividades como las comidas, el juego, el aseo…, entonces los niños se divertirán con nosotros. El amor en familia se alcanza en los momentos más insospechados, disfrutemos de la belleza de compartir los actos y momentos sencillos.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/joaquin-ortega-crianza-consciente-es-crianza-a-favor-familia/

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La escucha activa: respeto, empatía y concentración en el aula

Por: Laura Román

Escuchar de manera activa conlleva una serie de habilidades relacionadas con la empatía, el interés o la concentración hacia lo que nos están contando. Explicamos en qué consiste y cómo aplicarlo con el alumnado o los hijos gracias a los consejos de la psicóloga Rocío Rivero.

Oír no es lo mismo que escuchar. Según las definiciones de ambos conceptos en la RAE, oír es, literalmente, “percibir con el oído los sonidos” mientras que escuchar es “prestar atención a lo que se oye”. El segundo de los términos se puede aprender a través de la ‘escucha activa’, una práctica que trata de enseñar a los seres humanos a realizar dicha acción desde la compresión y que requiere una serie de habilidades que se pueden entrenar en el aula o en familia, como la atención, la participación, la empatía o la concentración.

¿En qué consiste la escucha activa?

Esta forma de comunicación interpersonal, que fue creada por el psicólogo estadounidense Carl Rogers en la década de los cuarenta, se centra en aprender a escuchar. Para ello y según explicó el propio Rogers: “Escuchamos no sólo con nuestros oídos sino con nuestros ojos, con nuestra mente, corazón e imaginación”. Es decir, este tipo de técnica se basa en una serie de comportamientos por parte del oyente que preparan a la persona para escuchar y para concentrarse en el mensaje de su interlocutor realizando un vínculo especial con sus emociones.

escucha activa

La escucha activa requiere de atención, intención y también de la capacidad para no juzgar al otro. Rogers declaraba que la tendencia natural del oyente de evaluar al que está hablando o de aprobar o desaprobar lo que está diciendo lo consideraba como una de las principales barreras en una comunicación interpersonal de éxito.

¿Cómo se puede aplicar en el aula?

Rocio Rivero es psicóloga y muchos de los centros educativos en los que trabaja ponen en práctica la técnica de la escucha activa entre los estudiantes por los beneficios que aporta en distintos aspectos académicos y personales. “La escucha activa favorece la asimilación de contenidos porque obliga al estudiante a estar atento no solo al mensaje, si no también a los gestos y a las emociones de la persona que nos lo está transmitiendo. Y cuando conectamos un contenido con las emociones, el proceso de aprendizaje mejora ya que se fija en la memoria”.

escucha activa aula

Rivero también establece una serie de aspectos positivos en el propio desarrollo personal de estudiante: “El alumnado que practica la escucha activa es más respetuoso con los demás, desarrolla un buen grado de empatía con la persona a la que está escuchando y tiene más seguridad en sí mismo porque siente que lo que cuenta es interesante para sus compañeros”.

La experta aconseja introducir esta técnica en el aula a través del juego o establecer una serie de indicaciones para comprobar que el alumnado está atendiendo realmente. “Hay que hacer hincapié en que los estudiantes miren a la persona que está hablando para enterarse bien de lo que está diciendo y cómo lo está diciendo. Por ejemplo, podemos pedirles que tomen notas porque serán ellos quienes tengan que exponer un tema al resto de compañeros”.

En el caso del alumnado de Infantil se puede hacer uso del dibujo. “Tras escuchar lo que se le dice, tendrán que dibujar algo relacionado con ello, además de una carita con la emoción que han sentido o creen haber sentido mientras el docente les hablaba”.

Mensajes ‘activos’

La escucha activa se fomenta a través de características basadas en el interés, la no interrupción y el entendimiento hacia el interlocutor. Para aplicarla en el aula o en casa, Rivero propone colocar un tablero en la pared con mensajes como los siguientes:

  • ‘No se puede interrumpir al que habla’
  • ‘Cuando alguien habla, el resto escuchamos sin juzgar’
  • ‘No puedo estar hablando todo el tiempo. Tengo que dejar tiempo para los demás’.
  • ‘Cuando no entiendo algo lo pregunto y no me quedo con la duda’.
Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/escucha-activa-respeto-empatia-concentracion-aula/118929.html
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¿Por qué la hipervigilancia no es una solución para las escuelas?

Por: Sofía García-Bullé

¿Cuántas medidas de seguridad son demasiadas?

Mantener a los alumnos seguros mientras estudian es una prioridad de carácter muy sensible, tanto a padres como a maestros nos aterra la idea de un tiroteo escolar, un suicidio en nuestro grupo, un caso severo de bullying que no detectamos y detuvimos a tiempo. Todas estas son situaciones que pueden prevenirse estando atentos y tomando las decisiones correctas.

Sin embargo, con las estrategias de seguridad que implementamos para vigilar a los alumnos que tenemos bajo nuestro cuidado, podríamos estar cayendo en un exceso con dimensiones tan desastrosas como las que queremos evitar en un principio. El tema amerita una reflexión mayor que simplemente reaccionar ante el temor a una amenaza, o las consecuencias de un evento negativo. Es necesario considerar si la hipervigilancia es la mejor manera de mantener seguros a los estudiantes.

La transparencia que no resuelve

El tiroteo en la Escuela Secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida (Tiroteo de Parkland) y el anterior sucedido en la escuela Sandy Hook (Connecticut), entre otros, además de los casos recientes en México, como el de Monterrey y Coahuila, han obligado a las instituciones educativas a replantear estrategias de seguridad. En el caso particular de Estados Unidos, ante una continua negación de la sociedad y el aparato de poder americano con respecto a la necesidad de controlar el flujo de armas en el país, las autoridades educativas se tornaron hacia lo único que podían controlar: los estudiantes.

El objetivo principal es no permitir que un arma de fuego vuelva a entrar a una escuela, la única forma de lograrlo, según consideraron, es poder ver exactamente lo que lleva cada estudiante en su mochila. Fue así como algunas escuelas empezaron a implementar las mochilas transparentes como medida obligatoria (medida que también se ha implementado en algunas escuelas de México); otras recurrieron a la popular medida de instalar detectores de metal en sus entradas, mientras que otras buscaron incluso el apoyo de la policía.

Sin embargo, no se han mostrado ni cifras ni estadísticas definitivas que demuestren que el uso de las mochilas transparentes sea una medida que disminuya la frecuencia de tiroteos escolares. Sí puede decirse que son buenos disuasorios para muchos estudiantes, evitando que ingresen a la escuela con artículos no permitidos, pero esta disminución institucional de la privacidad estudiantil podría estar potencializando otro viejo problema de la experiencia educativa: el bullying.

Connor Fulbright, alumno de preparatoria en el Distrito Escolar Independiente Cypress-Fairbanks inició una petición en Change.org especificamente dirigida a Mark Henry, el superintendente del distrito. “Una mochila transparente no hará nada más que aumentar el riesgo de otra tragedia, la raíz de la mayoría de los tiroteos escolares es el bullying. Exponer los artículos personales de los estudiantes aumentará las instancias de bullying e inevitablemente elevará el riesgo de un tiroteo escolar”, mencionaba la petición.

El estudiante sosntiene que el bullying es el primer indicador de que una escuela no es segura, el canario en la mina, si los estudiantes en una institución educativa sufren de acoso escolar frecuentemente, es mucho más probable que lleven armas a la escuela.

De acuerdo con un reporte del Centro Nacional de Estadísticas de Educación publicado en 2017, 16 % de los estudiantes entre los 12 y 9 años declararon haber portado armas, 4 % reportaron haber entrado a sus escuelas con ellas. Un alarmante 95 % de los autores de violencia por arma de fuego en instituciones educativas son educandos. 

Un estudio del Centro Nacional de Análisis de Amenazas encontró que la mayoría de los estudiantes que cometen ataques en las instituciones educativas en la última década han experimentado bullying severo y presentado problemas tanto de disciplina como de conducta que nunca fueron reportados.

“Una mochila transparente no hará nada más que aumentar el riesgo de otra tragedia, la raíz de la mayoría de los tiroteos escolares es el bullying. Exponer los artículos personales de los estudiantes aumentará las instancias de bullying e inevitablemente elevará el riesgo de un tiroteo escolar”.

El talón de Aquiles de la mochila transparente y cualquier otra medida restrictiva, como los detectores en las entradas o la vigilancia cibernética, es que estas medidas se enfocan en controlar en vez de solucionar.

El problema real no son los objetos con los que los alumnos entran a la escuela ni las redes sociales a las que están suscritos, sino la falta de una estrategia educativa que entrene las conductas necesarias para que los alumnos no presenten la compulsión de agredir o el miedo a ser agredidos. Que sepan manejar el estrés ante una situación adversa, que tengan las herramientas para resolver conflictos, sin sentir la necesidad de atacar. Estas medidas pueden hacer mucho más por la seguridad en una escuela que cualquier instancia de control y vigilancia sobre los estudiantes.

Estrategias que educan más allá de solo vigilar

Observar y restringir con base en lo que se observa es una estrategia muy visible, del tipo que se implementa cuando se quiere mostrar que se está haciendo algo por evitar que un incidente violento se vuelva a repetir en las escuelas pero, ¿se dirige a las raíces que provocaron el incidente violento en primer lugar?

La Dra. Susan Rivers, cofundadora y subdirectora del Centro de Inteligencia Emocional en Yale, explica las implicaciones de diversos enfoques para mantener la paz en las escuelas. “Hay maneras efectivas y no tan efectivas de lidiar con el bullying.” Rivers elabora citando estrategias inmediatas, pero sin fondo, como reportar los incidentes, decir a los alumnos que paren o poner en práctica protocolos legales. Para la Dra. Rivers, estas opciones son una moneda al aire, pueden funcionar si el problema no es severo, pero si se trata de una situación frecuente y crónica, estas soluciones pueden ser desde inútiles hasta contraproducentes y destructivas.

Un mejor camino, argumenta Rivers, empieza por descifrar por qué los niños cometen acoso escolar. Bajo este contexto, la mayoría de las veces los estudiantes ejercen este tipo de maltrato cuando no han aprendido a regular efectivamente sus emociones, ni a crear y mantener relaciones con base en el apoyo mutuo. Cuando les falta esa seguridad y “suelo emocional” es posible que se abrumen de emociones negativas que dirijan sus acciones, así como pueden darse incidentes violentos en las escuelas.

Existen programas que parten de estrategias con base en el desarrollo de la inteligencia emocional y la empatía, así como la comunicación efectiva para equilibrar desbalances de poder en relaciones de pares y el acompañamiento a través de problemas como la depresión, la ansiedad y el estrés.

Ya sea como maestros o como padres de familia, el problema de la seguridad en las escuelas siempre será prioridad, pero para obtener resultados que perduren, es indispensable entender que sin importar cuantas medidas de vigilancia y control se apliquen, es imposible tener a los estudiantes (y lo que hacen) a la vista todo el tiempo. Lo que es más importante y necesario es darles las herramientas y las habilidades para confiar que estarán seguros en un ambiente escolar en el que todos tendrán mecanismos para generar una convivencia no violenta.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/hipervigilancia-escuelas

Imagen: https://pixabay.com/es/photos/prisi%C3%B3n-ddr-la-stasi-monitoreo-4759937/

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