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Educación mediática, la clave para combatir las fake news

Por: Semana Educación

La proliferación de la desinformación llegó a dimensiones insospechadas en la era digital. Hoy más que nunca hay la necesidad de desarrollar nuevas competencias para moverse con criterio y estar a salvo de los engaños malintencionados en Internet.

Hace cerca de dos años se hizo viral el término“noticias falsas” y ahora no deja de aparecer en las noticias de verdad. De repente, estas mentiras disfrazadas de actualidad se volvieron la preocupación del mundo entero, la amenaza más notoria para la democracia. Y, en buena medida, con razón: aunque no está claro cuánto influyeron, sin duda hicieron parte en la consolidación de la opinión pública en las elecciones del Brexit en Reino Unido, de Donald Trump en Estados Unidos y del plebiscito sobre el acuerdo de paz en Colombia.

El interés por el tema es tal que ya varios actores de la sociedad han prendido las alarmas en busca de una estrategia para detenerlas. Entre otras iniciativas, varios medios como la BBC, Vice o Animal Político han liderado campañas dirigidas a promover la verificación de la información y Facebook anunció en enero un nuevo algoritmo que prioriza las noticias de los amigos y disminuye la exposición de los sitios de dudosa reputación. En Reino Unido, el gobierno de Theresa May creó a comienzos de año una Unidad Anti ‘Fake News’ (noticias falsas en inglés) con el único objetivo de combatirlas. Pero pocos se han preocupado por solucionar el problema de raíz: desarrollar el criterio de quienes consumen y reproducen estos mensajes.

Después de todo, las noticias falsas son solo un síntoma de un fenómeno mucho más grande en la que la democratización de los canales de información lleva a menos filtros de veracidad. Hay muchas personas con acceso a información, pero ignorantes de las fuentes de la que esta proviene, de sus intenciones y veracidad. Y, ante eso, difícilmente haya un mejor ‘algoritmo’ que el criterio propio: enseñar a la gente a consumir, producir y reproducir la información responsablemente, igual que se enseña a leer y a escribir. Es solo otro tipo de alfabetización.

Un mundo (más) caótico

Juan Pablo Ortega, profesor del Departamento de Ciencias Sociales en la Universidad Central, tiende a preguntarle a sus alumnos de Enunciación y Análisis del Discurso qué personaje admiran. La interacción sobre los intereses personales de sus estudiantes es algo que, dice, lo ayuda a conectarse más con ellos. Pero, no se esperaba la respuesta de una alumna cuando le contó el suyo:

-Popeye, profe.

-¿El… marino? –, replicó Juan Pablo.

-No, profe, el youtuber.

Popeye, el youtuber, cuyo nombre real es John Jairo Velásquez, fue sicario del Cartel de Medellín y parte del círculo de confianza de Pablo Escobar. Estuvo en la cárcel hasta 2014 cumpliendo una condena de 23 años y ahora se dedica a hacer videos en Youtube, donde promueve la tendencia ultraconservadora y la apología de la vida de Escobar (además de su nueva marca de ropa).

Pero a la estudiante le parecía “muy valiente, no sé, como que se enfrenta a todo”. El profesor tuvo que parar la clase para relatarle a sus alumnos el prontuario de Popeye, autor confeso de cerca de 250 asesinatos, y por qué quizás no es el mejor modelo a seguir. Eventualmente, la estudiante admitió que se encontraba en un error.

Como ella, muchas personas se están informando a través de medios descontextualizados o tendenciosos, fuentes muchas veces de la desinformación. Hoy, todo el conocimiento necesario para informarse a fondo sobre prácticamente cualquier tema (como las atrocidades del Cartel de Medellín) está en la web. Pero, como dijo el periodista de CNN Fareed Zakaria en la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (Wise, por sus siglas en inglés) de 2017, “la tecnología ha hecho muy difícil seleccionar los hechos verídicos de una masa basta de información donde no hay ninguna jerarquía, ni diferencia, entre la mentira y la verdad. De hecho, las falsedades tienen cierta ventaja porque son más sensacionalistas, y eso es más popular que la aburrida realidad”.

Por si fuera poco, la gente lee menos críticamente. Gloria Marciales, psicóloga y magíster en Educación de la Universidad Javeriana, explica que “estudios comparativos entre nativos e inmigrantes digitales demuestran que los primeros tienen muchas más habilidades técnicas para navegar por la red, pero menos competencias en la construcción de sentido a partir de lo que encuentran. Ante una desbordada oferta de información, generalmente no pasan del primer pantallazo que les llega. No le invierten mucho tiempo”.

No deja de ser interesante lo que sucedió con la nota “Estudio: 70% de los usuarios de Facebook solo leen el titular de las notas de ciencias antes de comentarlas”, publicada por el Science Post en junio de 2016. Esta fue compartida por 46.000 personas en menos de una semana, pero al darle clic solo abría una caja de texto, “lorem ipsum”, sin ningún contenido, una prueba clara de la lectura fácil y crédula que criticaba el engañoso titular.

Vulnerables

Ante este escenario, no sorprende la vulnerabilidad generalizada de las personas frente a la desinformación. Es difícil probar qué tanto, pero al menos el 75% de los adultos ‘caen’ frente a un titular falso, según una investigación realizada por Ipsos en Estados Unidos.

Incluso los nativos digitales son demasiado crédulos con el contenido que encuentran en Internet. Un estudio de la Universidad de Stanford puso a algunos estudiantes de la reconocida institución a distinguir entre un tuit real de Fox News y uno falso, y solo un cuarto de ellos reconoció el significado del sello azul que certifica en Twitter a una cuenta oficial. A más del 30% le pareció que la cuenta falsa era la original. Lo que es más grave: en una prueba similar, ocho de cada diez pensó que un publirreportaje, identificado con un pequeño texto como “contenido patrocinado”, era una noticia real.

Y si a esas falencias de lecturabilidad se le suman titulares escandalosos hechos para ser virales, como “Hillary Clinton maneja un negocio de tráfico sexual infantil”, «El papa apoya la candidatura de Donald Trump” o “Así intentaron robarse el plebiscito”, es la mezcla perfecta para un boom de noticias falsas y virales.

Como diría Zakaria en Wise 2017, “en este nuevo mundo, la tecnología está jugando un rol pernicioso. Nos lleva a la idea de que no hay hechos comprobables sino realidades relativas, donde nadie, no importa lo que haga, puede ser probado de cometer un error. Eso para mí es el declive de la civilización. Lo único que puede pararlo es que rescatemos la importancia de los hechos y de la educación”.

El papel de la educación

Hay un concepto que no se usa mucho, pero que lleva un buen tiempo rondado el escenario educativo: la alfabetización mediática. Es decir, la capacidad de leer críticamente y expresarse responsablemente en los medios, tanto los tradicionales como en las redes sociales.

En sí, el concepto no es nuevo. Desde los años noventa se empezó a hablar de ella (junto con las otras alfabetizaciones del siglo XXI), principalmente con el fin de instruir a los alumnos en las herramientas manipuladoras de la publicidad que veían en televisión. Aunque su campo de acción se amplió mucho con la llegada de las redes sociales. En 2011, la Unesco publicó un currículo de alfabetización mediática, llamando la atención a nivel internacional sobre la necesidad de desarrollar estas competencias desde la escuela.

Lastimosamente, este poco se había adoptado en los colegios y universidades. Pero ahora, con la creciente popularidad de las noticias falsas en Internet, está tomando un nuevo aliento.

En 2017, la Universidad de Washington introdujo una clase llamada Calling Bullshit in the Digital Age (algo así como: Identificando las mentiras en la era digital). No sorprende que haya sido un éxito entre los alumnos. En solo un minuto de la apertura de las inscripciones, ya había llegado a su cupo máximo con 160 inscritos.

Los pocos afortunados que alcanzaron a entrar aprenden a identificar las noticias falsas en las redes sociales mediante ejemplos, unos que analizan en clase y otros que los propios alumnos encuentran por su cuenta. El ánimo por participar y ‘pescar’ a los mentirosos fue tal que los profesores Carl Bergstrom y Jevin West abrieron una cuenta de Twitter (@callin_bull) en la que ‘cuelgan’ todos los casos. El curso se volvió así una suerte de veeduría social para todo el mundo.

Otras universidades, como la de Michigan, Georgetown, Stanford, Columbia y Oxford, han implementado programas similares. En el College de Brooklyn de la Universidad de Nueva York han tomado una aproximación más lúdica: estudiantes, profesores y funcionarios se reúnen una vez al año en el auditorio para participar en un juego formato concurso de televisión en el que votan cuáles noticias son falsas y cuáles no.

“Lo más interesante es que los estudiantes se vuelven conscientes del gran rol que juegan los medios en sus vidas. Antes de enseñarles a analizar los mensajes, la mayoría ni siquiera sentían cuánto los influían”, asegura Julie Smith, profesora y autora de Master the Media: How Teaching Media Literacy Can Save Our Plugged-In World.

Por eso, dice Smith, es una buena técnica empezar por el conocimiento previo que ya llevan los alumnos de los medios para contrastarlo con la teoría. En la misma dirección, Alfabetización mediática en la era de la información, de Robert Kubey, señala tres etapas del desarrollo de esta competencia: legitimar las experiencias y el conocimiento de los alumnos de los medios, formalizar este saber con teorías y conceptos de los medios y, finalmente, asistir a los estudiantes para que evalúen y critiquen tanto el comportamiento de los medios como el de ellos mismos.

En Colombia es raro encontrar experiencias educativas enfocadas en estos componentes. Muchos colegios los incluyen de alguna manera dentro de la formación en Ciudadanía Digital o en Literatura (como están parcialmente en los DBA). Iniciativas periodísticas, por otra parte, se han enfocado en enseñar a identificar las noticias falsas, como es el caso de No Coma Cuento, una campaña impulsada por un grupo de jóvenes para promover el consumo crítico de información, que ha llevado talleres a la Universidad de Cartagena, la Icesi de Cali, la Sergio Arboleda, la Uniminuto, la Javeriana y la Jorge Tadeo Lozano.

Por su lado, la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) cuenta con el proyecto Convivencias en Red, que ofrece herramientas para entender la desinformación existente on line, aprender a contar historias y construir espacios de respeto y de construcción colectiva en las redes. “Empezamos el año pasado, pero ya tenemos conversaciones con algunas Secretarías de Educación para llevarlo a los colegios. Eso es algo que tenemos en mente”, asegura Ricardo Corredor, director del FNPI. Estos recursos digitales se pueden encontrar en la página web del Centro Gabo.

Empezar por los mayores

Silvia Rosenthal, autora del libro Making Thinking Visible, Meaningful, Shareable, and Amplified, siempre le pregunta a los demás profesores si saben cómo leer un tuit, que tiene un hashtag, que los dirige a una conversación de TED, que tiene un ‘meme’ sacado de un blog en su sección de comentarios. “¿No? ¿Ustedes no saben cómo leer y contribuir en ese flujo? Entonces son unos analfabetas digitales, o están en camino de serlo”, dice.

Y es que es muy difícil enseñar a los alumnos a leer y escribir en los nuevos códigos de los medios si el maestro no sabe cómo. Conforme ha venido señalando Semana Educación, que sean nativos digitales no significa que sean expertos en el uso de la red. “Los chicos tienen la facilidad de usar la tecnología para moverse socialmente. No le temen a oprimir un botón y ver qué pasa. Pero no saben cómo usarla para aprender”, señala Rosenthal.

Por eso, el primer reto es que los maestros aprendan, también, el lenguaje de las redes sociales. Que el 45% de los centennials diga que Youtube es su medio preferido para el aprendizaje y el 47% de ellos pase más de tres horas diarias en esta plataforma –como encontró un estudio reciente de Pearson–, es un llamado a que los educadores investiguen cuáles son las herramientas retóricas que lo hacen tan atrayente para los niños (y las sepan incluir en su clase), y que los padres conozcan qué youtubers (y por qué) ve su hijo.

Es un proceso. Hasta ahora, los ejemplos de instituciones educativas en todo el mundo que abordan a fondo este tipo de alfabetización se cuentan casi con las manos. En especial en los colegios, donde el hecho de que sea un componente transversal contribuye a que se difumine o se fusione en otros programas de ciudadanía digital. Pero cada vez cobran más fuerza.

“Yo estoy optimista”, dice Smith, “pienso que el fenómeno de las noticias falsas ha avanzado la discusión sobre la alfabetización mediática en todo el mundo. La desinformación ha rondando siempre, pero ahora viaja a la velocidad de la luz y aparenta ser legítima. La responsabilidad queda sobre nosotros. ¡El mejor filtro ante las noticias falsas lo tenemos nosotros mismos entre oreja y oreja!”.

 Recomendaciones

1. Busque la fuente

Revise que las citas y referencias en una noticias sean reales. Muchas fábricas de noticias falsas usan un URL casi idéntico al de medios conocidos. Por otro lado, páginas como Wikipedia pueden tener contenido valioso siempre y cuando coteje que tenga fuentes suficientes y fiables.

2. Lea más allá

No hay que quedarse solo con el titular. Antes de compartir u opinar sobre una nota, léala completa.

3. Verifique la fecha

Mucha información, especialmente fotos y videos, vuelve a surgir descontextualizada tiempo después en las redes sociales. Por eso, asegúrese de que sea reciente. En páginas como Google Images puede subir una foto y encontrar si ya se ha usado en otros sitios.

4. Acuda al que sabe

Hay páginas de verificación, como el detector de mentiras de La Silla Vacía, y extensiones para el navegador, como Media Bias o B.S. Detector, que ayudan a identificar los sitios de contenido dudoso y el sesgo ideológico de diferentes portales en Internet.

5. Revise quién escribe

¿Es un autor o un medio reconocido? Lo más probable es que un portal con muchas visitas y una trayectoria reconocida cuide más la veracidad de sus fuentes. Las fábricas de noticias tienden a cerrarse y volverse a abrir con regularidad.

6. ¿Solo una?

Si la noticia es real lo más probable es que varios portales hablen de ella. Si lee algo que le llame la atención, búsquelo también en otras partes. Puede que encuentre otros enfoques o que no es verdad.

7. Cuidado con los chistes

¡Pilas! Muchas páginas como Actualidad Panamericana se dedican al contenido humorístico. Si es demasiado extravagante para ser verdad, lo más probable es que no lo sea.

8. Considere su sesgo

Tenga en cuenta que sus creencias pueden alterar su opiniónDespréndanse, busque opiniones, noticias y enfoques que contradigan lo que ya sabe. La confrontación de ideas solo enriquece el debate.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/conozca-como-prevenir-la-desinformacion-mediatica/597870

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¿Está en riesgo la diversidad lingüística en la era digital?

Redacción: Público

Traducciones automatizadas, análisis «inteligentes» de contenidos, minería de textos, asistentes de voz: lo digital en el ámbito de las lenguas es una realidad imparable. ¿Cuáles son las principales consecuencias de esta evolución?

Internet y la irrupción de la inteligencia artificial pueden comprometer la supervivencia de muchas lenguas que acabarán muriendo si no logran dotarse de recursos suficientes para saltar al mundo digital, ahora dominado por el inglés, dentro de un escaso grupo de idiomas grandes, advierten algunos expertos.

«Las lenguas que no puedan acceder al plano digital en igualdad de condiciones con el inglés y las otras lenguas mayoritarias corren un serio peligro de extinción», afirma en declaraciones Maite Melero, miembro de la Oficina Técnica General del Plan Nacional de Impulso de las Tecnologías del Lenguaje (TL), promovido por la Secretaría de Estado para el Avance Digital.

Traducciones automatizadas, análisis «inteligentes» de contenidos, minería de textos, asistentes de voz: lo digital en el ámbito de las lenguas es una realidad imparable.

La ciencia, la medicina, los negocios, la educación, cualquier área social o económica depende del análisis de datos textuales digitalizados. Todo apunta a que las interacciones futuras hombre-maquina serán orales y, si los robots sólo entienden unas pocas lenguas, mucha gente no podrá comunicarse con ellos.

Con asistentes virtuales cada vez más populares como Siri (de Apple), Alexa (de Amazon) o Google Home, los hablantes de lenguas minoritarias que quieran disfrutar de estos avances tecnológicos no podrán dirigirse a ellos en su lengua, porque no están programados para entenderlos y tendrán que hacerlo en otro idioma dominante, advierte Melero, quien además es miembro de la Universidad Pompeu Fabra (UPF).

El objetivo de este plan de impulso que colabora con proyectos de ámbito europeo es fomentar las tecnologías lingüísticas para el español y las lenguas cooficiales, particularmente en la administración pública con medidas que aumenten el número, calidad y disponibilidad de las infraestructuras lingüísticas.

«Cuando una lengua cuenta con un buen soporte tecnológico, resultan más fáciles los nuevos desarrollos», asegura la experta.

Más allá del inglés y un pequeño grupo de otros cinco o seis idiomas grandes, que incluyen el español, para los cuales sí se están desarrollando recursos tecnológicos, «la mayoría de las lenguas, incluso en Europa, carecen de los recursos tecnológicos necesarios», prosigue.

Igualdad lingüística

En este contexto, el Parlamento Europeo ha aprobado recientemente con el apoyo de algo más de 590 diputados y sólo 45 votos en contra y 44 abstenciones, una moción en favor de la igualdad lingüística en la era digital, presentada por la eurodiputada galesa del grupo de los Verdes, Jill Evans. En su desarrollo han participado expertos como la propia Maite Melero o Iñaki Irazabalbeitia y Kepa Sarasola, del grupo IXA de la Universidad del País Vasco.

El multilingüismo representa uno de los principales activos de la diversidad de Europa y al mismo tiempo uno de los desafíos más importantes para la creación de una Unión verdaderamente integrada, según la citada moción sobre igualdad lingüística.

Aunque EEUU y Asia dominan el mercado de las tecnologías lingüísticas y la traducción automática con gigantes estadounidenses como Google o Facebook, Europa no debe quedarse atrás, según muchos eurodiputados que reclaman mayor apoyo a estas tecnologías que pueden ayudar a alcanzar los objetivos del mercado único digital.

La brecha entre aquellas lenguas bien dotadas de recursos digitales frente a las que no lo están va en aumento, advierte Melero, quien propone a los parlamentos autonómicos en el caso español apoyar iniciativas como las de la UE para apoyar a las lenguas más débiles en esta nueva era digital.

La experta concluye que «el futuro será para las lenguas que sepan proveerse de recursos lingüísticos útiles para el desarrollo tecnológico», como diccionarios, corpus bien anotados, ontologías (sistemas de datos que definen las relaciones existentes entre los conceptos de un dominio) y grandes cantidades de datos de calidad que incluyan el soporte digital.

Fuente: https://www.publico.es/ciencias/tecnologias-riesgo-diversidad-lingueistica-digital.html

 

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México: Así visualiza Microsoft el futuro de la educación en 2030

México / 21 de octubre de 2018 / Autor: Ricardo Dorantes / Fuente: Alto Nivel

Microsoft cree que es claro el rol que jugarán las escuelas y el sistema educativo mexicano para el futuro del país: el cambio tecnológico en los empleos.

En 2030, la generación que hoy inicia la educación básica estará pisando las aulas universitarias. Y Microsoft ya trata de visualizar ese salón de clases.

Será tan impresionante como suena, de acuerdo con Anthony Salcito, vicepresidente global de Educación para Microsoft.

Sí, habrá Inteligencia Artificial, uso de Big Data, computadoras en cada pupitre, softwares diseñados especialmente para generar una mayor comprensión y entendimiento de los temas con la vida práctica. Sin embargo, la tecnología no es el objetivo, sino un medio.

Así lo dice Salcito, un hombre que se aleja de la imagen geek de los oráculos de la era digital: peinado perfecto, traje negro a la medida y la seguridad que debe tener el que sabe que su trabajo es diseñar el entorno del futuro para millones de personas.

“Lo primero en lo que se debe pensar es en un cambio de cultura, pues hay mucha negatividad en torno a esta conversación. La transformación de aulas y escuelas es muy mal vista por ciertos sindicatos y algunos grupos de profesores”, lanzó el directivo durante la más reciente edición de Bett Latin America, el encuentro que reúne a los visionarios de la educación en diferentes ámbitos.

México es, precisamente, una de esas economías en donde el sindicato educativo juega más como un actor político que defiende en ocasiones una burocracia oxidada, así como un elefante blanco que enriquece a sus líderes, más que como un ente especializado en el desarrollo de la educación y los profesores en el país.

“El periodo de transición en México busca cancelar la agresiva reforma educativa de la administración que sale. Una de las cosas que tenemos que hacer es estar seguros de continuar hacia adelante, de priorizar y construir los cambios que debemos hacer en las escuelas y en los salones de clases”, dice Salcito, en entrevista exclusiva con Alto Nivel.

Uno de los primeros mensajes del Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, fue asegurar que se cancelará la Reforma Educativa impulsada durante el sexenio que termina.

Reuters.

AMLO y el paquete de reformas.

La idea del nuevo Gobierno es, hasta el momento, una nueva Reforma que considere la opinión de maestros y enfocada a la equidad en la educación.

Hoy más que nunca, añadió Salcito, es claro el rol que jugarán las escuelas y el sistema educativo mexicano para el futuro del país, no sólo porque los trabajos demandan una conexión de las habilidades que se encuentran en la educación, sino porque los empleos cambiarán radicalmente con la influencia tecnológica y los jóvenes que ingresen al mercado laboral deberán contar con la confianza y habilidades para marcar diferencia a nivel local y global.

En el país ya se han puesto en práctica algunas iniciativas relacionadas con la interacción tecnológica en el salón de clases, como Educator Exchange, las cuales tienen como principal objetivo llevar la experiencia de las nuevas herramientas al campo de la funcionalidad.

Sin embargo, esto es solo el principio del camino. Salcito hace énfasis en uno de los errores más comunes en la planeación de los sistemas educativos.

“Muchos países, no solo México, consideran los cambios en el sistema educativo a un plazo de 5 o 6 años, es decir, un periodo de elección. Así es como perdemos el panorama importante: las transformaciones educativas se deben pensar a 20, 30 o 40 años”, advierte.

Otra de las razones del fracaso de la actualización educativa, y que contribuye más al rezago que a dar pasos hacia el frente, es el mal entendimiento que hay en torno a la tecnología.

“Se cree que la manera en la que se llega al cambio es la adquisición de las cosas –de los equipos tecnológicos–, pero el cambio se debe dar de adentro hacia afuera: hay que preguntarnos primero qué tan abierta es la mentalidad para adoptar nuevas tecnologías, enfoques y conexiones”, señala el experto.

De ahí que, para Salcito, las bases de la transformación educativa abordan por factores esenciales en donde la tecnología ni siquiera tiene un lugar.

“Lo primero es tener claro el propósito de lo que hacemos y para quién lo hacemos. Luego, un objetivo claro para lo que los alumnos están aprendiendo. Finalmente, hay que reconocer el valor del cambio de paradigmas, enfocarnos en la cultura y en la mentalidad, antes que en la infraestructura y la tecnología”, explica.

La tecnología, por otro lado, sí jugará un papel importante, pues no sólo servirá para llevar la educación a distancia –suplir falencias como la infraestructura educativa que persiste en zonas como Michoacán o Guerrero–, sino también para que los estudiantes puedan generar una conexión personal con aquello con lo que están aprendiendo.

Durante su presentación, Salcito expone el caso de unos jóvenes del Caribe mexicano, quienes diseñaron, a partir de un software de Minecraft, una estructura para albergar y preservar el coral en Cozumel.

Al final, se aprecia a los estudiantes colocando su diseño en el océano.

El objetivo es tan sencillo, y tan complejo, como querer impactar en el mundo que habitan. La tecnología es el medio. La mentalidad y la cultura, al final, el gran reto y la losa más pesada para que esto sea una realidad general.

Fuente de la Noticia:

https://www.altonivel.com.mx/educacion/asi-visualiza-microsoft-el-futuro-de-la-educacion-en-2030/

ove/mahv

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UA insta a trazar políticas para aumentar alfabetización digital

África/27 Septiembre 2018/Fuente: Prensa Latina

Las economías africanas deben consolidar sus esfuerzos para acelerar la alfabetización digital a fin de lograr una transición total a la sociedad basada en el conocimiento, consideró hoy la Unión Africana (UA).
De acuerdo con un comunicado emitido por la UA, los Estados miembros necesitan habilidades al respecto para trabajar, aprender y comunicarse de forma productiva.

Solo así se podrá evitar la exclusión de la era digital que vive el orbe, detalló el texto.

Para que África logre el avance, el acceso de Internet y otras variantes debe ampliarse en todas las comunidades, especialmente en los entornos rurales, en opinión de la UA.

‘Los jóvenes, de manera especial, deben ser los beneficiarios directos de inversiones en este sector’.

El bloque comunitario participa con una delegación de alto nivel en la XIII Conferencia y Exposición Internacional sobre Nuevas Tecnologías para la Educación, la Capacitación y el Desarrollo de Habilidades que sesiona en Kigali, capital de Ruanda.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=214469&SEO=ua-insta-a-trazar-politicas-para-aumentar-alfabetizacion-digital
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China se alista para el futuro y evalúa incluir la inteligencia artificial en su currículum

Redacción: El Futuro

La nación asiática publicó un libro especialmente desarrollado para estudiantes, en el que explica la historia y usos del procesamiento automático y aprendizaje desde los datos. 

Ming Ming vive en el año 2028. Por las mañanas despierta con la voz de un asistente virtual que le indica la hora, mientras que desde la cocina un robot se encarga de prepararle el desayuno. Todo está programado para no atrasar su entrada al trabajo, una tarea que los creadores de su vehículo autónomo también se toman en serio: el auto está programado para identificar el camino más rápido hasta la oficina.

Con este relato comienza el primer capítulo de Fundamentos de la Inteligencia Artificial, el libro de texto que hoy es lectura obligatoria en 40 colegios chinos. Se trata de un libro desarrollado especialmente para introducir a los estudiantes de enseñanza media a esta materia. En sus nueve capítulos se cubren temas que van desde la historia de la inteligencia artificial hasta su uso actual en sistemas de seguridad pública.

«El sector de la inteligencia artificial se enfrenta a una escasez de talentos en todo el mundo. La publicación del libro es un avance, porque saca este tipo de tecnología de la torre de marfil y la hace parte del aprendizaje de la escuela», explica Lin Dahua, profesor de la Universidad de Hong Kong, institución que colaboró con la creación del libro. La publicación se inserta en un plan mucho mayor que comenzó hace seis meses, cuando el gobierno chino anunció que el país aspiraba a liderar la carrera mundial en el campo de la inteligencia artificial para el año 2030.

El Ministerio de Industria y Tecnologías de la Información lanzó un documento de 28 páginas en el que identifican a los jóvenes como actores clave dentro de este plan, y en el que alientan a los colegios a crear alianzas con universidades y empresas para potenciar talentos.

Si este piloto de un año con las primeras 40 escuelas trae buenos resultados, China espera incluir la asignatura de inteligencia artificial en los planes educativos de todo el país.

«Esto es similar a cuando se introdujo el computador en las aulas como una forma de apoyar el estudio de la matemática y las ciencias, o cuando se introducen talleres de robótica con el mismo motivo. En ese sentido, no es que haya una necesidad de preparar a los jóvenes en el campo específico, pero sí es una excelente oportunidad para, usando los avances tecnológicos, enseñar las habilidades que serán imprescindibles en la actualidad y en los siguientes 20 años», cree Jorge Pérez, académico de la U. de Chile dedicado a la investigación en el área de la inteligencia artificial.

Esta área ya deja ver sus avances a través del procesamiento automático y aprendizaje a partir de datos: el autocorrector del celular, el sistema que detecta spam en el correo electrónico o las aplicaciones que reconocen las caras dentro de una fotografía son algunos ejemplos prácticos. La publicidad que se recibe desde una página web o los sistemas de recomendación en sitios de compras también dan cuenta de sistemas que van aprendiendo de las preferencias pasadas de sus usuarios.

Consultado respecto de la plausibilidad de llevar el estudio de la inteligencia artificial a las aulas chilenas, Pérez dice que -siempre y cuando se haga bien- esto podría ayudar a acercar a los estudiantes a la tecnología, «en particular a la tecnología computacional, la programación y el manejo de datos. Lo que me preocupa de Chile es que en general nos quedamos en la moda, en el márketing… en el regalar el computador o inaugurar un nuevo programa escolar. Y nos olvidamos de los fundamentos, las bases y de la calidad. Si uno se fija, la idea del libro de China es comenzar con la historia y las bases científicas y computacionales. Esa es la buena forma de hacerlo, como en cualquier caso en que se quiera impartir una buena enseñanza».

Fuente: http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=483373

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Un manifiesto para diseñar el mundo digital que queremos

Queremos que se hable, se debata y reflexione pero, sobre todo, queremos apropiarnos de nuestro presente para construir el futuro de la sociedad digital.

Por Liliana Arroyo y Jordi Jubany

Un manifiesto digital, pero no el primero

Somos conscientes de que no somos los primeros que sueñan el futuro digital en forma de manifiesto y por eso hemos procurado reunir los manifiestos de educación para inspirarnos. En una búsqueda amplia, hemos revisado propuestas de diversos ámbitos. Explicar todas necesitaría otro artículo entero, así que, destacamos las propuestas que más nos han inspirado para crear este Manifiesto por una Cultura Digital.

Nos han gustado el tono inclusivo y transformador de Colectic(antes conocidos como TEB Raval). Sobre todo la capacidad de crear espacios de aprendizaje de las tecnologías vinculadas a un propósito, combinándolas como herramientas de transformación social. En este sentido, es inspirador revisar la Guía de Alfabetización Digital Crítica (Colectivo ondulado) y compartimos la llamada a crear una cultura digital crítica y comprensiva con el contexto que nos rodea. Esto significa aprender a utilizar las nuevas herramientas más allá de su parte instrumental. La tecnología nunca es neutra, y aquí nos encontramos con la gran pregunta: “para qué” o “para qué lo queremos”. Porque como dice el manifiesto digital de Die Spektrum y su manifiesto Contra los Ciudadanos programados, incluso las sociedades pluralistas pueden llegar a ser leviatanes digitales.

De la mano de TricLab hemos visto la importancia de disponer de metodologías para educarnos sobre cómo comunicar en entornos digitales. Y en este sentido, como que la red está inundada de trolls y discursos odio, recuperamos también elManifiesto por la Comunicación no Hostil, donde nos recuerdan que lo virtual también es real, que las discusiones deben ser desde el respeto o que a veces el silencio también es una opción. Y a veces, la mejor forma de comunicar.

Y como no, nos encanta el aprendizaje dinámico y transmedia y que entendemos que debería reflejarse en las escuelas y los sistemas educativos al completo. Así de claro lo ven los firmantes del Manifiesto 15, muy enfocados al aprendizaje en evolución. También queremos destacar la experiencia deWyred, un proyecto con financiación europea en la que los propios niños y jóvenes participan en la redacción de los propios derechos digitales, invitándoles a sentarse en la mesa de los expertos. Nos ha llamado la atención tambiénHeutagogia, presente sobre todo en el APRENDIZAJE online, donde el aprendizaje es el centro y el propio ritmo y la curiosidad son el motor. Combinado con las herramientas para generar contenidos por parte de los propios alumnos permite formar en la adaptabilidad a un futuro incierto más que en los contenidos caducos.

Y por último, queríamos incorporar una mirada más filosófica. Entre el desarrollo tecnológico hemos encontrado buenas trazas de reflexión humanista y de debates éticos. Por ejemplo, de la mano del Instituto ITED nos confirma que ser digitales es pensar más que nunca en las personas y en su potencial. O los amigos de Time Well Spent, donde en lugar de hablar de adicción, lo que quieren es que recuperamos la autonomía y la decisión sobre qué tiempo dedicamos a qué y dónde ponemos nuestra atención. En cierto modo, una vez sabemos que las pantallas están diseñadas para llamarnos la atención constantemente. Como antídoto a esta “crisis de atención” crean un movimiento para alinear la capacidad tecnológica con los intereses y las necesidades humanas.

Con todo esto y siguiendo de cerca la actualidad digital en la prensa, hemos puesto las primeras piedras (ni las únicas ni las mejores) para este debate que encontramos tan urgente como necesario en torno al humanismo digital. Y estamos dispuestos a deconstruir en cualquier momento, al igual que hicieron los de ConventMaker en buena compañía con el Manifiesto Maker. Porque no queremos presentar una solución mágica, lo que queremos es plantar semillas para el debate.

Un manifiesto a tu medida

El manifiesto por una cultura digital es una declaración hecha desde la fascinación por lo que las tecnologías pueden ser, desde una mirada integral, crítica, positiva y propositiva. La perspectiva es ampliamente social, más allá de los entornos estrictamente educativos. Así, presentamos 10 principios o ejes que nos han parecido importantes, abordando temas desde derechos humanos a cultura digital, pasando por datos abiertas y la responsabilidad de las empresas tecnológicas. La voluntad es aportar otra mirada, más amplia, más interrelacionada sobre el fenómeno digital, y los efectos sobre nuestras vidas individuales y colectivas. Por eso, cada punto es en realidad un eje, una preocupación o un tema que creemos importante dentro de este universo de la digitalidad.

Nuestro sueño es que este manifiesto esté vivo, sea dinámico y adaptable. Al igual que internet. Porque este no es el “nuestro” manifiesto. Es la versión 0, una propuesta beta que queremos ofrecerle para que hablemos, porque la debatimos, porque la mejoramos y la refinamos entre todos. Que el hacemos evolucionar según aparecen nuevos retos y necesidades. También nos encantaría ver cómo se lo apropiado y la discuta en sus centros, sus hogares, sus familias o sus clubes deportivos. Insistimos: lo que queremos es que se hable, se debata, se reflexione, pero sobre todo, que nos apropiemos de nuestro presente para construir el futuro.

Aquí está la cuestión: quedarnos como consumidores pasivos o reivindicar la ciudadanía digital, con el derecho a participar y transformar la sociedad, aprovechando las herramientas que tenemos al alcance para aprender y construir juntos un futuro más digital, inclusivo, responsable y donde las oportunidades superen los riesgos. ¿Empezamos?

http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/14/un-manifiesto-para-disenar-el-mundo-digital-que-queremos/Fuente:

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