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De Los Ríos: «San Juan planea comenzar las clases en marzo y en todos los niveles». Argentina

América del Sur/Argentina/08-11-2020/Autor(a) y Fuente: www.diariodecuyo.com.ar

De todas maneras, indicó que «todo va a depender de cómo evolucionen los contagios de Covid19 y el estado sanitario que tenga la provincia en ese momento».

Luego de que ayer el Consejo Federal de Educación determinara que cada provincia decidirá la fecha de inicio del nuevo ciclo lectivo, De Los Ríos afirmó a Télam (a diferencia de los medios locales a los que no atiende) que «en San Juan consideramos que para marzo podemos comenzar en todos los niveles y modalidades de enseñanza».

No obstante, indico que «todo va a depender de cómo evolucionen los contagios de Covid19 y el estado sanitario que tenga San Juan en ese momento».

La provincia fue «la primera en volver a clases presenciales en agosto, cuando San Juan estaba en Fase 3 y las condiciones sanitarias lo permitían», recordó el ministro.

«Tenemos protocolos actualizados para hacerlo» sostuvo sobre el regreso a clases presenciales y agregó que «en algunos casos podrá ser con el sistema bimodal que ya aplicamos», haciendo que la mitad del curso tenga clases presenciales una semana, mientras que la otra mitad lo haga online y a la semana siguiente invertir los roles.

El titular de la cartera educativa sanjuanina informó que «vamos a hacer un esfuerzo por alcanzar una nivelación tanto en la primaria como en la secundaria, para igualar a todos los alumnos con la cantidad de contenidos abordados en este año tan irregular».

Para eso dijo que «habrá evaluaciones de aquí al 18 de diciembre» y detalló que «algunos aprobarán y los que no aprueben tendrán una promoción acompañada con docentes designados».

Con respecto a 2021, De Los Ríos dijo que «hemos programado que en dos años se vayan dando intercaladamente los contenidos de ese año y los que quedan pendientes de 2020» y aseguró que «para eso en la primaria los chicos van a tener el mismo docente en todo el ciclo».

Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/sanjuan/De-Los-Rios-San-Juan-planea-comenzar-las-clases-en-marzo-y-en-todos-los-niveles-20201105-0050.html
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Educar fuera del aula, una oportunidad para combatir el coronavirus

Por: Educación 3.0

La voluntad del profesorado y la implicación de equipos directivos y familias es clave para que la educación al aire libre se convierta en una opción segura para los estudiantes en plena pandemia. Darío Pérez-Brunicardi, docente de la Facultad de Educación de Segovia (UVa) y coordinador de la Red Estatal de Educación Física en la Naturaleza, explica las ventajas de este tipo de educación para toda la comunidad educativa.

Sin apenas haber podido recargar las pilas tras el confinamiento y la pandemia (que sigue activa), en los centros educativos nos hemos enfrentado durante los últimos meses a una secuencia de ajustes y reajustes para hacer frente al virus. Entre todos (equipos directivos, profesorado, familias y estudiantes) hemos logrado convertir estos centros educativos en espacios seguros. También hemos ido anticipándonos a las exigencias de una educación a distancia, por cuarentenas o por confinamiento, con formación en tecnologías de comunicación en línea. Cada vez estamos mejor preparados.

¿Para qué ventilar las aulas si fuera tenemos el aire libre?

Sin embargo, hemos olvidado las ventanas y balcones y pasamos por alto que los espacios al aire libre son los más seguros. El arranque de este complicado curso nos ha maniatado. En pocas ocasiones se ha tenido la visión y la capacidad para darse cuenta de la oportunidad que nos ofrecen los espacios al aire libre como espacios educativos. ¡No, no! No se trata de sacar los pupitres al patio o a los porches; se trata de aprovechar las posibilidades educativas de los espacios a cielo abierto. Y no sólo los del centro, sino también los parques y otros espacios más allá de los colegios.

Las posibilidades de movimiento y de mirar lejos, la amplitud para mantener las distancias o el aire extraordinariamente ventilado se suman a las ventajas del aprendizaje auténtico, en la realidad, en tres dimensiones, más allá de las pantallas y los pupitres inmóviles.

educar fuera del aula

A pesar de la gran oportunidad que nos ofrecen los espacios al aire libre, también son muchas las incertidumbres sobre cómo hacer viable una educación sin techo ni paredes; sin el cobijo de un edificio que ahora hay que ventilar constantemente. ¿Para qué ventilar las aulas si fuera tenemos el aire libre?

Ejemplos sobre cómo hacer viable una educación sin techo ni paredes

A principio de curso, una docente de Latín de un instituto en Cartagena (Murcia), se planteó dar sus clases fuera del aula. Con decisión, creatividad e ilusión lo está logrando. Porque no es necesario ser docente de Educación Física para dar clase en el patio. Los nombres científicos de los árboles o las posibilidades de educar en un ‘ágora natural’ pueden ser nuestros aliados.

«No se trata de sacar los pupitres al patio o a los porches; se trata de aprovechar las posibilidades educativas de los espacios a cielo abierto»

Por otro lado, una amiga segoviana, maestra de Infantil en un colegio rural, lleva todos los viernes del curso a sus estudiantes de 3 a 6 años al campo más cercano, donde pasan casi toda la mañana con sus pequeñas mochilas, sus rollos de colchoneta, sus botas y abrigos. En ocasiones, buscando lo que todos llamaríamos ‘mal tiempo’, dedican más tiempo a abrigarse y prepararse en el aula que a jugar en la nieve, para luego volver a clase y dedicar otros 20 minutos a ponerse cómodos, secos y calentitos. El tiempo y esfuerzo invertido ha merecido la pena, y las familias se han dado cuenta de ello poco a poco, curso a curso. Ahora van mejor preparados a clase, porque el cole también está en la calle.

educar fuera del aula

Otra maestra de Infantil de un cole urbano ha implicado a toda la comunidad educativa para transformar el patio y reconquistar los terraplenes y esos espacios que antes se consideraban un peligro, cubiertos de ‘malas hierbas’. Ahora es todo el centro el que está inmerso en una transformación del patio que se presenta como una oportunidad para educar fuera del aula. Y ahora, esta decisión está más justificada que nunca.

Asimismo, podemos apreciar que existen ciertos ‘denominadores comunes’ en estas iniciativas:

  • Una voluntad del profesorado por buscar alternativas a la educación confinada, donde el alumnado está aislado e inmóvil en su pupitre.
  • Un esfuerzo por invertir tiempo y trabajo para lograr hacer viable el aula al aire libre.
  • Un compromiso de los compañeros y del equipo directivo para que apoyen o, al menos, permitan esta posibilidad.
  • Un proceso progresivo de convencimiento e implicación de las familias para entender las posibilidades educativas y de seguridad que ofrecen estos espacios.

Consejos para educar fuera del aula en tiempos de pandemia

El protocolo es sencillo y fácil de cumplir cuando estamos fuera:

  • Mascarilla. Salvo los menores de 6 años, empleamos mascarilla en todo momento para que si nos acercamos a menos de un metro y medio de distancia esto no sea un problema.
  • Se puede mantener la distancia de seguridad. Podemos realizar multitud de actividades que no pierden el sentido manteniendo la distancia de seguridad, aunque al aire libre, esta distancia es más laxa si se utiliza mascarilla.
  • Respetar los hábitos de higiene. Manteniendo los nuevos hábitos de higiene de manos, antes y después, podemos realizar múltiples actividades con materiales naturales o con materiales de uso individual.
educar fuera del aula
  • Actividades que no necesitan del contacto físico con los demás estudiantes. El senderismo, la orientación o el ciclismo no requieren de interacción ni contacto entre los estudiantes. No es necesario forzar un distanciamiento físico, sin perder la proximidad social.
  • Extremar las precauciones en algunas situaciones. Existen algunas excepciones al uso de mascarilla, como en el caso de ejercicio intenso o cuando se come o bebe. En estas situaciones, la clave está en asegurar la distancia.
  • Sostenibilidad. Educar al aire libre implica hacerlo de manera sostenible. Se ha de poner especial énfasis en sensibilizar al alumnado acerca del uso de mascarillas reutilizables o de la importancia de tirarlas a la basura, con los cordeles cortados.

A pesar de todo, nos podemos preguntar: ‘sí, ya, pero ¿si no me dejan?’ Una paradoja que no sé si seremos capaces de comprender algún día es la consigna, más o menos generalizada, de desaconsejar o prohibir las salidas, actividades complementarias y otras actividades educativas que se salgan del protocolo de accesos, circulaciones, agrupamientos y uso de aulas.

Existe la idea de que fuera se relajarán las medidas o que salir fuera es sinónimo de recreo y distracción. Sin embargo, los que usamos habitualmente los espacios al aire libre para educar sabemos que no tiene por qué ser así. Necesitamos convencer a los equipos directivos y éstos, a su vez, a las Consejerías de Educación de que tienen que permitir y favorecer estas actividades educativas al aire libre. Una vez nos quiten el ‘palo en la rueda’, podremos dar el paso con más seguridad.
Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/educar-fuera-del-aula/
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Cuba: Escuelas cubanas reabren sus puertas al disminuir contagios por coronavirus

América Central/Cuba/08-11-2020/Autor(a) y Fuente: spanish.xinhuanet.com

Los centros escolares de La Habana y otras 10 provincias de Cuba retomaron este lunes el curso interrumpido hace poco más de siete meses debido a la pandemia de la COVID-19.

Reportes transmitidos en el noticiero nocturno de la televisión cubana dieron cuenta de la higiene de los salones de clases y garantías del distanciamiento necesario para evitar el contagio.

También es obligatorio el uso de nasobuco o mascarilla y la desinfección de manos, entre otras medidas sanitarias, así como la prohibición de entrada a alumnos y maestros con síntomas respiratorios y de personas ajenas al centro,

Autoridades del sector informaron que el segmento final del curso 2019-2020 durará cinco semanas, con una organización que favorecerá el distanciamiento social y la seguridad epidemiológica por niveles educativos.

En el caso de la capital cubana, más de 1.200 instituciones educacionales retomaron el curso escolar interrumpido a finales de marzo.

Está previsto que el nuevo ciclo lectivo, que habitualmente comienza en septiembre, inicie su programa docente el venidero 7 de diciembre.

Otras provincias, donde la situación epidemiológica permitió abrir las escuelas hace dos meses, pudieron iniciar en este día el nuevo período de enseñanza 2020-2021.

La ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, expresó que «en estos momentos la vacuna contra la COVID-19 que tenemos es la disciplina, la autorresponsabilidad, la exigencia».

Solo tres provincias, Pinar del Río (oeste), Sancti Spíritus y Ciego de Avila (centro) mantienen cerrados sus recintos escolares, debido a la compleja situación epidemiológica en esos territorios por un rebrote del nuevo coronavirus.

Durante los meses de confinamiento, el ministerio de Educación impartió los contenidos para los diferentes niveles de enseñanza general a través de la televisión nacional, así como repasos para los exámenes de ingreso a la universidad.

En la última jornada, el ministerio de Salud Pública reportó 35 nuevos enfermos del virus SARS-COV-2, causante del coronavirus, y hasta la fecha el país acumula 6.970 casos confirmados y un total de 129 fallecidos desde el inicio de la epidemia en la isla, el 11 de marzo.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2020-11/03/c_139487419.htm

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Daños y saldos de la pandemia por Covid-19 en escuelas vulnerables: el caso de los Telebachilleratos Comunitarios en México

Por: Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

Carlota Guzmán Gómez

Centro Regional de Investigaciones  Multidisciplinarias, UNAM

Red Temática de Investigación de Educación Rural (RIER)

[1]

 

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el Campo estratégico en modelos y políticas educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticias del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

 

A partir de la llegada de la pandemia por Covid-19 a México y el subsecuente cierre de las escuelas por el confinamiento sanitario, el sistema educativo del país se ha visto severamente afectado. Las manifestaciones y efectos han sido diferentes, de acuerdo con características tales como el nivel educativo (preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior); el tipo de sostenimiento (público y privado), y la ubicación territorial (urbana, rural, urbano-rural), entre otros. Sin embargo, en todos los niveles y modalidades se han hecho visibles las grandes desigualdades sociales y económicas entre los alumnos frente al acceso a los aprendizajes y a los recursos para enfrentar esta crisis.

En este contexto de discusión y en aras de pensar en escenarios posibles, considero importante avanzar en el conocimiento de las especificidades de cada nivel y modalidad educativa. Me parece importante también conocer y documentar las maneras específicas como se expresan las desigualdades sociales y educativas. Por ello, en este espacio me voy a referir a los Telebachilleratos Comunitarios (TBC) que atienden a una población muy vulnerable en términos socioeconómicos y educativos. Hay que destacar que el Telebachillerato Comunitario es un subsistema de la Educación Media Superior que atiende a localidades con menos de 2 500 habitantes que no cuentan con un bachillerato a cinco kilómetros a la redonda. Inició como un programa federal en 2013 con la finalidad de ampliar la cobertura educativa y cumplir con el mandato de obligatoriedad decretado en 2012. Opera como un sistema escolarizado presencial, que se rige por el currículo del Bachillerato General y trabaja con libros de texto gratuitos. La planta se compone de tres docentes, uno de los cuales funge también como responsable del plantel. Cada uno cubre una de las tres áreas de conocimiento. En el ciclo escolar 2017-2018 se contaba 3 498 establecimientos y una matrícula de 13 561 estudiantes (SEMS-SEP, 2018).

Me interesa dar cuenta de las estrategias que emplearon los docentes para continuar con el trabajo a distancia, los obstáculos que enfrentaron los estudiantes, así como las posibles repercusiones. Me baso en la información generada por medio de entrevistas en profundidad aplicadas a cuatro responsables de TBC y a cuatro docentes provenientes de dos planteles de Morelos y dos del Estado de México, durante los meses de mayo y junio de 2020.

 El cierre de las escuelas y los intentos por continuar a la distancia

Una vez declarada la crisis sanitaria, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció el 14 de marzo de 2020 que se adelantarían las vacaciones de Semana Santa (que estaban programadas entre el 6 y el 19 de abril). Más adelante, postergaron las fechas de regreso a clases y quedaron condicionadas a las decisiones de las autoridades sanitarias.

Los TBC vivieron el cierre de las escuelas como un golpe para el cual no estaban preparados. No tuvieron tiempo de planear la manera como se llevarían a cabo las actividades fuera de la escuela, ni de establecer estrategias de comunicación con los estudiantes.

En el caso de Morelos, no existieron lineamientos generales de las autoridades federales ni estatales. Cada uno de los docentes, con sus respectivos responsables de plantel, idearon la manera de continuar con las actividades a distancia. La Secretaría de Educación del Estado de México estableció una estrategia general para toda la entidad que siguieron los TBC. Lo primero que hicieron los responsables del plantel y los docentes de ambas entidades federativas fue intentar establecer comunicación con los estudiantes y padres de familia a través de los contactos que tenían previamente. En un principio, esta tarea fue relativamente fácil, ya que los grupos del TBC son reducidos y siempre ha existido una estrecha comunicación entre ellos. Sin embargo, los docentes no lograron contactar a todos los estudiantes, ya sea por falta de teléfono o porque algunos no quisieron dar respuesta.

En Morelos, las estrategias narradas por los docentes fueron múltiples. Algunos utilizaron el correo electrónico para enviar guías, tareas y materiales de apoyo. Otros, a través de WhatsApp, enviaban las tareas que los estudiantes realizaban en sus cuadernos y regresaban la foto con las evidencias por el mismo medio. También hubo docentes que utilizaron los libros de texto gratuito y solicitaron a los estudiantes que enviaran por WhatsApp los ejercicios resueltos. Los docentes buscaron retroalimentar y regresar, por el mismo medio, los trabajos entregados. En el Estado de México utilizaron básicamente la plataforma Classroom de Google, videos complementarios y los libros de texto.

A finales de abril, el gobierno federal puso en marcha el programa Aprende en Casa para dar continuidad a las actividades por medio de plataformas por Internet, radio y televisión. Pocos docentes utilizaron este programa y sólo de manera complementaria. De acuerdo con la SEP (2020), “El programa Aprende en Casa buscaba mantener las actividades educativas durante la emergencia sanitaria por Covid-19. Se planteó como una herramienta complementaria a los libros de texto gratuito, reforzando los Aprendizajes Fundamentales”.[2]

Los problemas que se presentaron al intentar continuar con el trabajo a distancia se encuentran estrechamente ligados a los altos niveles de precariedad en que viven las familias del medio rural. El primer problema que enfrentaron tanto docentes como estudiantes fue el deficiente servicio de luz en gran parte de las localidades y la falta de conectividad a Internet y de señal de telefonía. Los canales de televisión que trasmitían el programa Aprende en Casa eran de paga y, por tanto, gran parte de los estudiantes no tenía acceso a éstos.

Otro obstáculo importante para continuar la educación a distancia fue que los estudiantes no contaban con computadora personal. Como máximo, existía una en casa, que tenía que compartirse entre distintos miembros de la familia. Lo mismo sucedió con los teléfonos celulares, ya que no todos los estudiantes contaban con un dispositivo o, cuando sí, no tenía la capacidad para acceder al software y a las herramientas que se requerían. Las familias no podían sufragar los gastos para pagar “el saldo” del teléfono, sobre todo en el caso de las familias con varios hijos en edad escolar. En estas circunstancias, los estudiantes buscaron los medios para conectarse; por ejemplo, captaban la señal de wifi en lugares públicos, enviaban trabajos en la noche o desde la azotea de su casa para tener mejor señal o pedían prestados celulares para enviar tareas. Por su parte, las características de las viviendas de los estudiantes no resultaban propicias para el estudio, no encontraban espacios donde concentrarse y realizaban las tareas en el comedor de la casa, en el patio o sobre la cama.

Los aspectos emocionales también afectaron a los estudiantes, ya que perdieron un espacio de convivencia y de encuentro con sus pares, además de un canal de autonomía frente a sus familias que los hacía sentir “enojados”, “tristes”, “deprimidos” y “estresados”. El confinamiento no se realizó como estaba previsto por las autoridades sanitarias. Un rasgo común en estas localidades fue “no creer en la existencia del Covid-19” y considerar que se trataba de un “invento” y, por lo tanto, se comportaban como si todo siguiera igual.

En el contexto rural, para las mujeres “quedarse en casa” significó participar en los quehaceres domésticos y en el cuidado directo de hermanos y familiares, o bien, salir a trabajar en labores de limpieza en otras casas o como empleadas en comercios. Los hombres tuvieron que dedicarse a las labores agrícolas, ya sea en apoyo a sus familiares o de manera remunerada. También laboraban como albañiles, empleados en comercios, o desempeñaban algún oficio. Algunos estudiantes que antes de la pandemia trabajaban medio tiempo, ampliaron su horario cuando cerraron las escuelas. La decisión de trabajar o aumentar la jornada laboral fue para apoyar económicamente a sus familias, que siempre han tenido muchas carencias o que se vieron afectadas por la pandemia. Por tanto, los quehaceres domésticos y las actividades laborales absorbían gran parte del día y los estudiantes dejaban en segundo lugar las tareas escolares.

En lo que concierne a los procesos de enseñanza y de aprendizaje, un obstáculo muy importante es el alto rezago académico de los estudiantes de TBC frente a otros subsistemas de Educación Media Superior. Estos estudiantes llegan al TBC con deficiencias básicas en la lectura, escritura y matemáticas que les impiden acceder a los conocimientos estipulados por el Bachillerato General (Guzmán, 2018). Los docentes tienen que realizar una labor importante para nivelarlos y poder avanzar. Por ello, el cambio en las formas de trabajo impidió que los estudiantes recibieran la atención personalizada y el seguimiento al que estaban acostumbrados. Sólo algunos estudiantes pudieron realizar de manera autónoma las tareas exigidas. Aunado a las deficiencias en el aprendizaje, los estudiantes no contaban con las habilidades tecnológicas necesarias para el manejo de las plataformas por celular ni en computadora. Tampoco contaban con el apoyo de los padres de familia, puesto que ellos tienen niveles de escolaridad que no superan la secundaria (Guzmán, 2018).

Los saldos de la pandemia y del trabajo a distancia

La situación vivida durante estos meses en los que se ha intentado continuar con la educación a la distancia tendrá efectos a corto y mediano plazos. Desde el punto de vista de los docentes, un primer problema que tendrán que enfrentar es el rezago académico que se acumula al que se presentaba con anterioridad a la pandemia. Los docentes dudan de que, a pesar de su esfuerzo, los estudiantes realmente hayan aprendido y comprendido lo que estaba previsto. Tienen la impresión de que cumplieron con las tareas, pero que tendrán que abordar nuevamente los contenidos para poder avanzar a otro nivel. Hay partes del programa que no pudieron abordarse desde la distancia y quedaron pendientes, principalmente de matemáticas y ciencias experimentales. Será también una tarea importante regularizar a los estudiantes que no pudieron continuar con los trabajos escolares durante el confinamiento. Sin embargo, estos estudiantes no tendrán la oportunidad de cerrar el ciclo con los que egresan y se quedarán con huecos y dudas.

Los docentes también vislumbran un aumento en el abandono escolar. No están seguros de que todos regresen a las aulas el próximo ciclo. Algunos porque tendrán que seguir trabajando para apoyar a sus familias; otros porque preferirán trabajar y ganar dinero que continuar estudiando. Los docentes también dudan que los estudiantes que no pudieron realizar los trabajos escolares por trabajar o por falta de condiciones, quieran regresar a las aulas. También están en duda de volver quienes no pudieron salvar los obstáculos de las nuevas tecnologías o no se sintieron motivados para estudiar.

Según los docentes, el deterioro económico de las familias, la necesidad de trabajar y las dificultades experimentadas en el aprendizaje durante el cierre de las escuelas podrán traducirse en obstáculos para que los egresados de los TBC logren ingresar a la educación superior. Si antes eran muy pocos los que continuaban estudiando después del bachillerato, ahora calculan los docentes que serán menos.

A partir de las condiciones descritas, el regreso a clases representa un desafío para subsanar o mitigar los efectos causados por el cierre de las escuelas. Sin embargo, lo más importante consiste en establecer una política de mayor alcance que pueda proveer de mejores condiciones y oportunidades educativas a los estudiantes más vulnerables.

 

Referencias

Guzmán, C. (2018). Avances y dificultades en la implementación del Marco Curricular ComúnTelebachillerato estatal, Educación Media Superior a Distancia y Telebachillerato comunitario. México: Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.

SEMS-SEP (Subsecretaría de Educación Media Superior, Secretaría de Educación Pública) (2018). Adopción del modelo educativo para la educación obligatoria del Telebachillerato Comunitario. México: SEMS-SEP. https://www.dgb.sep.gob.mx/servicios-educativos/telebachillerato/normatividad/Documento-base-2018.pdf

SEP (Secretaría de Educación Pública) (2020). Se sustenta el programa Aprende en Casa en los Libros de Texto Gratuitos: SEP. Boletín, (98). https://www.gob.mx/sep/articulos/boletin-no-98-se-sustenta-el-programa-aprende-en-casa-en-los-libros-de-texto-gratuitos-sep?state=published

[1] Este texto apareció en Notas de Coyuntura del CRIM, No. 40, julio 2020 en web.crim.unam.mx

[2] Véase https://www.gob.mx/sep/articulos/boletin-no-98-se-sustenta-el-programa-aprende-en-casa-en-los-libros-de-texto-gratuitos-sep?state=published

Fuente: http://www.educacionfutura.org/danos-y-saldos-de-la-pandemia-por-covid-19-en-escuelas-vulnerables-el-caso-de-los-telebachilleratos-comunitarios-en-mexico/

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El momento para una educación de calidad, inclusiva, transformadora

Por: Giulia Pizzuti

  • La pandemia ha puesto bajo todos los focos las dificultades que enfrentaba el sistema educativo, ya fuera por el acceso a la educación de calidad e inclusiva, o para la continuidad en el sistema de miles de alumnas y alumnos que son expulsados por diferentes motivos. Este puede ser un buen momento para dejar atrás inercias de un sistema demasiado cercano al siglo XIX.

Desde el principio de la pandemia, hemos asistido a numerosos debates sobre las consecuencias y los aprendizajes generados por la COVID-19. Sin embargo, es ahora cuando se está manifestando con más claridad cómo las medidas tomadas para paliar sus consecuencias están afectando a la vida de las personas a medio plazo. En algunos ámbitos más que en otros es más fácil conocer y medir el impacto que están teniendo las políticas impulsadas por las administraciones. No es este el caso del sistema educativo. La falta de una base de datos centralizada para hacer seguimiento de la cantidad y el uso de las ayudas económicas que reciben los centros escolares y la ausencia de protocolos homogéneos para garantizar las medidas de seguridad a la hora de “volver al cole” son algunos de los elementos que están impidiendo una valoración real sobre cómo están funcionando las medidas implementadas para asegurar el derecho a la educación de calidad, inclusiva y para todas las personas junto al derecho a la salud de la comunidad educativa.

Estas son algunas de las razones por las que se ha impulsado la iniciativa Cole Seguro, lanzada por Plataforma de Infancia y Political Watch con el objetivo de proponer una herramienta de vigilancia ciudadana para conocer el funcionamiento y la eficacia de las políticas impulsadas por las administraciones a la hora de garantizar el derecho a la educación durante la pandemia. Como se evidencia también en el “Comunicado de la Red de educadores y educadora para una ciudadanía global ante la situación de la educación por la COVID”, las instrucciones recibidas están siendo profundamente cuestionadas por la sociedad civil y por la comunidad educativa, tal y como demuestran la ola de comunicados y protestas que desde julio han sido convocadas por sus distintos actores.

La situación que estamos viviendo resulta todavía más preocupante si se consideran los retos a los que se enfrentaba el sistema educativo ya antes del principio de la pandemia. En el encuentro organizado por Espai Sociedad Oberta para presentar y dar a conocer los primeros resultados recogidos en el marco de la iniciativa Cole Seguro, Ricardo Ibarra, director de la Plataforma de Infancia, remarca que “somos el país con la tasa de abandono escolar temprana más alta de la Unión Europea (que en 2019 alcanzó el 17,3% mientras que la media en la UE es el 10,2%) y con uno de los índices de segregación escolar más amplio. Tenemos una tasa de repetición altísima como solución al fracaso y tenemos datos de dificultad para la educación digital muy altos: casi un millón de niños y niñas no tienen acceso a las tecnologías necesarias (equipamiento informático o conexión) para acceder a internet”.

Contando con que España es uno de los países más afectados por la COVID-19, resultan aún más impactantes los datos que la sitúan en la cola europea en cuanto a digitalización de la enseñanza y al profesorado español como el que menos incentivos recibe para incorporar la enseñanza digital en sus actividades didácticas (OCDE, 2020).

Estos datos resaltan la urgencia de tomar medidas adecuadas para revertir la tendencia que relaciona la procedencia socioeconómica de un niño o niña con la posibilidad de poder acceder y disfrutar del derecho a la educación. Además, nos recuerdan que garantizar el derecho una educación inclusiva y de calidad no supone sólo la digitalización de la escuela, sino también su adaptación a los desafíos que una ciudadanía global ha de enfrentar.

En este sentido, sigue pendiente una firme apuesta por una educación que consiga incorporar tanto en las aulas como en las políticas de los centros escolares contenidos, metodologías y enfoques para hacer de la educación una herramienta de transformación social dirigida a generar conocimientos y valores útiles para enfrentarse a los retos de la realidad actual y facilitar el impulso de un modelo social, político y económico respetuoso con todas las personas independientemente de su origen, sexo y orientación sexual.

Israel García Bayón, profesor en el IES Murillo (Sevilla) remarca que “todas las medidas que se anunciaron a principio del curso escolar tienen como denominador común la falta de la inversión necesaria para cumplir con el derecho a una educación de calidad y para todas las personas y, además aludiendo a la autonomía de los centros, se ha delegado en sus equipos directivos y docentes la seguridad en los mismos y el éxito de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, desde el principio de la pandemia se han activado distintas iniciativas para facilitar desde la experiencia docente y en el marco de la Educación para una Ciudadanía Global que se siga apostando por una enseñanza de calidad, inclusiva, equitativa y transformadora”. Con el objetivo de reforzar y compartir estas iniciativas, la Red de educadores y educadoras para una ciudadanía global organizará el 12 de noviembre el encuentro online “Escuela pandémica para tiempos de mudanza. Propuestas y reivindicaciones”. Mientras, la Red sigue elaborando recursos y materiales para trabajar con el alumnado en formato online o presencial distintas temáticas, entre ellas los ODS, la igualdad de género, las migraciones, el cambio climático y los derechos humanos.

Los grandes retos de la educación siguen siendo similares a los que existían antes de la pandemia que, sin embargo, los ha evidenciado y acentuado. Quizás en esta ocasión nos encontramos con más fuerza frente a la posibilidad de quedarnos con los métodos e inercias de la escuela del s. XIX y de apostar por una educación de calidad, inclusiva, transformadora, capacitada en facilitar la construcción de personas críticas y comprometidas con la construcción de una realidad más justa y sostenible.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/10/29/el-momento-para-una-educacion-de-calidad-inclusiva-transformadora/

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Entrevista a Anthony Salcito: “Incluso en un entorno dominado por la tecnología, la valoración de los profesores nunca ha sido más clara”

Entrevistas/Noviembre 2020/Autor: Nacho Meneses/elpais.com

Anthony Salcito, vicepresidente de Microsoft Education, reflexiona acerca de los efectos de la pandemia sobre los modelos de aprendizaje y el papel que debe tener la tecnología

Siete meses después del estallido de la pandemia, el panorama educativo ha cambiado en gran parte del mundo. La misma incertidumbre que domina el futuro laboral y económico de millones de personas y el temor por nuevos contagios inunda de dudas el debate en torno a la mejor manera de garantizar el acceso de los jóvenes a la mejor educación posible. Abocados repentinamente a un confinamiento sin precedentes durante los últimos meses del pasado curso, la mayoría de los estudiantes volvieron a las clases presenciales al inicio de este; pero el aumento de casos hace que las instituciones educativas estén preparándose ante los efectos de un posible nuevo cierre escolar. Anthony Salcito, vicepresidente de Microsoft Education, reflexiona acerca de los efectos de la covid-19 en el entorno escolar y sobre cómo debería ser la educación en un futuro próximo.

Pregunta. Hace ya más de siete meses que estalló la pandemia. ¿De qué manera cree que la covid-19 ha impactado en el panorama educativo?

Respuesta. Creo que han cambiado muchas cosas, pero gran parte de ese cambio no es nuevo. En la época del coronavirus se han intensificado una serie de aspectos que ya valorábamos antes, como la equidad y el acceso a la información, el valor de un uso responsable de la tecnología y la importancia de los educadores. Una de las cosas que ha cambiado es que escuelas e instituciones tienen por fin una mejor comprensión del verdadero papel de la tecnología en la educación. Durante décadas esta tuvo un papel secundario en el contexto educativo: el enfoque estaba en la instrucción en el aula, mientras que la tecnología se quedaba para tomar apuntes, o investigar en la biblioteca. El giro que se ha producido es que el papel de la tecnología va más allá de la clase, y que el aprendizaje puede suceder en contextos muy diferentes.

El otro aspecto positivo es que la sociedad ha sido por fin capaz de comprender el valor de los educadores. Antes de la pandemia, muchos profesores temían que un aumento de la tecnología pudiera disminuir su valor, e incluso que estaban compitiendo para evitar ser sustituidos por ella. Pero lo que hemos visto con el coronavirus es que, incluso en un entorno dominado por la tecnología, la valoración de lo que los profesores hacen cada día nunca ha sido más clara. A medida que el aprendizaje viajó a las mesas de cada cocina, los padres han podido apreciar el valor que los docentes tienen para sus hijos. Debemos recordar que la tecnología puede ser un catalizador más allá de las aulas, y que el valor de los profesores se ve potenciado por la tecnología, y no al revés. Y lo más importante es que hemos de motivar a los estudiantes con habilidades que necesitan potenciar en la escuela si queremos que estén listos para la futura economía global, que desaten sus talentos y puedan cambiar el mundo.

P. Muchos expertos aseguran que esta digitalización de la educación no tiene marcha atrás. ¿Es posible que, una vez superada la pandemia, muchos profesores decidan simplemente volver a las clases tal y como eran antes?

R. Ese es un tema que hemos tratado con responsables de muchas escuelas en todo el mundo. Una vez que se ha conseguido expandir los límites del aula y se ha creado esta conexión digital, no debe haber marcha atrás. En la era de la covid, hemos visto escuelas que se han reconvertido completamente en un modelo remoto y después han vuelto a abrir sus puertas a los estudiantes. Lo primero que ha sucedido entonces es que hay presión por parte de los propios estudiantes, para que lo que hoy hacen en clase sea lo mismo que a lo mejor hacían la semana pasada en una videoconferencia por Teams. Piden que se optimice la manera en que se usa lo digital, la experiencia y el valor de esa conexión en remoto. Y también conseguir que el tiempo que pasamos cara a cara sea verdaderamente significativo.

Tenemos que evitar volver a lo de antes, y abrazar estas nuevas oportunidades de transformación. Todos queremos volver a clases y a la colaboración cara a cara, con los estudiantes en las aulas, pero necesitamos seguir extendiendo el valor de la colaboración digital, conseguir que el contenido esté disponible para otros alumnos que lo necesiten después de una lección presencial. Y también dotar de flexibilidad al sistema, ya sea porque los estudiantes están enfermos, viajando o porque hay otro brote de covid-19 que vuelve a llevarnos a un modelo educativo remoto e híbrido.

P. ¿De qué manera pueden inspirarse en la tecnología alumnos y profesores para mantener unos elevados estándares de calidad en un modelo que alterna clases presenciales y en remoto?

R. Hay una incertidumbre muy grande. En este contexto, lo más importante, y tenemos que reconocerlo en un momento en el que la tecnología está en el centro de todo, es que la mentalidad y el bienestar social y emocional de profesores, alumnos y demás personal de los centros educativos es lo prioritario. Debemos asegurarnos de que los estudiantes tienen la mentalidad y la energía adecuada, y de que abordamos todas las incertidumbres que ahora forman parte de nuestra vida diaria. Para construir una cultura escolar idónea, es necesario ser considerados con la fatiga y el estrés del entorno.

Las escuelas deberían aproximarse a un modelo de educación híbrida, una mezcla de interacción física, colaboración digital y una amplia gama de modalidades que van desde una actividad en vivo, dentro de un curso virtual, hasta un profesor grabando una clase magistral, los estudiantes viendo esa clase a su propio ritmo y luego colaborando con sus compañeros digitalmente, haciendo preguntas en un formato digital. Podría ser una mezcla de clases enteras y pequeños grupos digitales de estudiantes, donde estos se unen para realizar proyectos y actividades. Lo que las instituciones deberían hacer, con la vuelta a los campus, es continuar desarrollando este acercamiento multihíbrido, con una mezcla de lo físico y lo híbrido, aprendiendo dentro de clase y más allá, con aprendizaje síncrono y asíncrono, interacciones en grupos pequeños y grandes… Y usando entonces herramientas digitales que favorezcan la colaboración y los comentarios.

Herramientas como Teams, One Note o Flipgrid, de Microsoft, se están utilizando mucho más allá de la conexión digital. La colaboración en Teams no se limita solo a la reunión, sino que se extiende después de ella. Con Flipgrid, los estudiantes están grabando vídeos para reflexionar sobre lo que están aprendiendo y compartiendo sus opiniones con otras clases; unas experiencias síncronas que van a ser muy necesarias en el futuro. Es importante que las instituciones sean ahora rigurosas, para que las transiciones de vuelta a lo remoto sean después mucho más sencillas.

P. Muchos expertos recomiendan el método de la clase invertida, que en numerosos casos ya estaban aplicando con anterioridad a la pandemia de coronavirus. ¿Cuál es la mejor manera de aprovecharse de este proceso de digitalización acelerada que venimos experimentando?

R. Estos meses hemos visto muchas buenas prácticas. Por lo general, las instituciones que movieron su currículum, su programación didáctica y su agenda a lo digital, y siguieron haciendo lo mismo con una cámara en la pantalla, han tenido problemas con el nivel de compromiso de los estudiantes, la fatiga de alumnos y profesores, y unos resultados peores como consecuencia de todo ello. Los ejemplos exitosos son aquellos que realmente construyeron este modelo, con aulas invertidas e incluso con clases magistrales tradicionales: si tengo una clase el viernes que llevo esperando una semana, porque es sobre un tema interesante, y hay ciertas tareas que he tenido que completar antes, también puede ser muy emocionante. Pero si simplemente estoy añadiendo otra llamada por Teams a una agenda escolar, no resulta tan atractivo. Las instituciones que realmente sopesen todas las formas en las que pueden utilizar la tecnología son las que tendrán un mayor éxito en la nueva normalidad.

Anthony Salcito.
Anthony Salcito. MS.

P. ¿Qué importancia tiene la gestión de datos en este nuevo entorno?

R. Hay que optimizar el valor de los datos. Cuanto más tiempo pasemos online, con educación en remoto, más oportunidades tenemos de extraer información de esos datos que nos ayude a personalizar el entorno del aprendizaje a medida que avanzamos. Hacer eso de una manera segura es vital no solo para los estudiantes, sino también para nuestro propio recorrido de aprendizaje permanente. Las economías y los mercados están cambiando, y la movilidad y fluidez profesional van a ser elementos necesarios en la nueva economía, hasta el punto de tener múltiples carreras en tu vida laboral. Y eso conlleva una necesidad constante de reciclaje y de adquisición de habilidades que no puede darse solo en la etapa educativa, sino que se extiende a lo largo de toda nuestra vida profesional.

P. El pasado mes de julio, Microsoft presentó, junto a LinkedIn and GitHub, una iniciativa para mejorar las habilidades digitales de la población (y, en especial, de aquellos más afectados laboralmente por el coronavirus). ¿Qué efecto ha tenido, tres meses después?

R. Hemos hecho una gran inversión para ayudar a la gente a que desarrolle esas habilidades y encuentren trabajo. Hemos expandido Microsoft Learn para proveer acceso gratuito a cursos y contenidos, y que estudiantes y profesores estén preparados para avanzar en sus carreras. A lo largo de estos tres meses, Microsoft ha facilitado la formación en habilidades digitales de 193.000 personas solo en España; una inversión que va a continuar. También mantendremos programas como Imagine Cup e Imagine Cup Junior, para que los jóvenes den rienda suelta a su talento mientras abordan desafíos globales como la pobreza, el hambre o la enfermedad en el mundo, y usen la tecnología como base para solucionar cada problema y compitan con otros estudiantes alrededor del mundo.

Microsoft se ha comprometido con la formación online y ha facilitado el acceso gratuito a sus contenidos para escuelas y universidades. Hemos desarrollado una asociación con LinkedIn y GitHub para elaborar una propuesta de valor en la que puedas desarrollar tus habilidades con Microsoft Learn, demostrarlas y prepararte para un trabajo con LinkedIn y colaborar desde un punto de vista tecnológico en GitHub, y hacerlo de una manera tan constante como sea posible para que las instituciones la implementen.

P. ¿Qué habilidades digitales serán más necesarias a medida que avanzamos?

R. Será necesario entender cómo crear usando la tecnología. No necesitamos que todos sean programadores, pero es importante entender cómo funciona la tecnología para acceder a la información. La tecnología va a tener un papel en todas las industrias, y algunas disciplinas requerirán habilidades más técnicas, pero siempre se necesitará alguien que entienda el valor de la tecnología como catalizador para crear, fabricar y comunicar ideas. Estamos trabajando en ello con una mezcla de recursos, empezando desde edades tempranas con Minecraft, donde los estudiantes no están necesariamente programando, pero aprenden a dar forma y a crear con el lienzo abierto que es Minecraft, donde pueden colaborar en un proyecto, soñar con algo y convertirlo en realidad, y entender desde el análisis espacial a cómo funcionan los sistemas. Me encanta cuando las escuelas proponen a los estudiantes desafíos que requieren el uso de la tecnología para solventar un problema, de manera que los alumnos perciban la tecnología como una herramienta para lograr hacer cosas, más que una disciplina en sí misma.

P. ¿Cuáles son los principales beneficios del uso de tecnología en las escuelas?

R. Obviamente, que podemos aprender en cualquier momento y lugar. Tenemos la oportunidad de mezclar la implicación presencial y la remota, pero sobre todo la posibilidad de conectar más allá de las paredes de la escuela. Para los estudiantes que están acostumbrados a aprender a través de tres o cuatro horas frente a sus profesores, la posibilidad de aprender donde y cuando sea, e incorporar contenido de cualquier parte del mundo, representa un cambio de paradigma para las instituciones.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/economia/2020/11/04/actualidad/1604486544_404711.html

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Educación Híbrida

Por: Darío Balvidares

No son pocas las voces que se han escuchado promover la educación híbrida en el escenario de la pandemia mundial, pero gracias al shock producido por el covid-19 en las poblaciones, la estrategia de la hibridez educativa parece instalarse como permanente.

Lo que llamábamos educación a distancia, como una cuestión excepcional o privativa del mundo de la educación superior; ahora se naturaliza, porque la “normalidad” estalló en crisis, pero no como “educación a distancia”, sino como híbrida.

Sin embargo, lo que parece semejante, educación a distancia y educación híbrida, no lo es. En el primer caso no está en cuestión el modelo educativo, sobre todo si hablamos de universidades públicas; en el segundo, sí se cuestiona el modelo educativo, es más, se lo somete a otra crisis.

La educación híbrida, con carácter universal y no excepcional (sólo para la emergencia), encubre el papel, no neutral, de la tecnología en un “nuevo” modelo educativo en el que “lo tecnológico” adquiere mayor relevancia que los propios actores del hecho educativo, incluso sustituyendo la acción pedagógica por tecnologías del aprendizaje.

De la “normalidad” a la “nueva normalidad”

Es cierto que lo excepcional de la pandemia ha dejado aun más al descubierto las venas abiertas de América Latina, con el aumento desmedido de la pobreza y desproporcionalmente, el aumento desmedido de la riqueza.

Por cierto, el último informe de UNICEF para Argentina indica los nuevos números de la pobreza infantil y juvenil y el crecimiento anualizado.

“Las nuevas estimaciones del organismo alertan que, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020, la cantidad chicas y chicos pobres pasaría de 7 a 8,3 millones (…)  en diciembre de este año, el porcentaje de niños y niñas pobres alcanzaría el 62,9%…”[1]

En ese marco, otro dato importante revelado por el propio Ministerio de Educación de la Nación, nos muestra que la realidad dista mucho de los discursos sobre la posibilidad concreta de la educación híbrida, puesto que fragmentaría aún mas lo que ya está estallado.

“El 53% (de los alumnes) no cuenta con una computadora liberada para uso educativo. El piso tecnológico de los hogares que asisten a escuelas del sector privado duplica al de los que asisten al sector estatal”[2]

Esa es la fotografía de la “normalidad”, heredada, corregida y aumentada por la “nueva normalidad”. Lo que queda demostrado es que desde hace muchísimos años las políticas públicas sólo debilitaron el tejido social y las áreas estratégicas como salud, vivienda y educación, transformados en grandes mercados especulativos.

Una personalidad, integrante del propio sistema, como Philip Alston, que fuera relator de la ONU entre 2014 y 2020 en un interesante artículo, sentenció lo siguiente:

“El coronavirus no ha hecho más que destapar una pandemia de pobreza que venía de antes. La COVID-19 llegó a un mundo en el que crecían la pobreza, la desigualdad extrema y el desprecio por la vida humana. Un mundo en el que las leyes y las políticas económicas se conciben para crear y mantener la riqueza de los poderosos, no para acabar con la pobreza. Esta es la elección política que se ha hecho…[3]

Y justamente hablando de concentración de la riqueza, vemos que los “ricos tecnológicos”, en algunos casos disfrazados de “filántropos”, son los 7 multibillonarios que se encuentran en los primeros 15 puestos de la revista Forbes (julio 2020) y que entre los 7 tienen una fortuna personal que sumada da 476 mil millones de dólares, frente a la mitad de la población mundial que vive con 5,50 dólares al día y aproximadamente un tercio de ellos sólo con 1,9 dólares.

Estos son solo datos objetivos que muestran que muy lejos están de hacer “filantropismo” a pesar de las máscaras son los mismos que en el Foro Económico Mundial de este año, hacen subir sus acciones promocionando como única posibilidad de educación, la tecnología.

“El COVID-19 ha provocado el cierre de escuelas en todo el mundo. A nivel mundial, más de 1.200 millones de niños están fuera del aula.

Como resultado, la educación ha cambiado drásticamente, con el aumento distintivo del aprendizaje electrónico, mediante el cual la enseñanza se lleva a cabo de forma remota y en plataformas digitales.

La investigación sugiere que se ha demostrado que el aprendizaje en línea aumenta la retención de información y toma menos tiempo, lo que significa que los cambios que ha causado el coronavirus podrían estar aquí para quedarse”[4]

Por supuesto que estás afirmaciones son totalmente incentivadas por los propios organismos internacionales desde hace muchos años, entre otros, la OCDE y la UNESCO; es decir, las oficinas globales que redireccionan nuestras políticas coloniales, ahora con el nombre de “nueva normalidad”, en la que los “protocolos” son las nuevas “leyes de indias”.

De la pedagogía colonial del siglo XXI y el vaciamiento de contenidos críticos

Andreas Schleicher, Director de Educación y Habilidades de la OCDE y asesor de la editora Pearson PLC, la que realiza el gran negocio de las pruebas Pisa, dijo:

“Los sistemas escolares necesitan encontrar formas más efectivas de integración, la tecnología en la enseñanza y el aprendizaje para proporcionar a los educadores entornos de aprendizaje que apoyen las pedagogías del siglo XXI y proporcionen a los niños las habilidades del siglo XXI que necesitan para triunfar en el mundo del mañana.  (…)  La tecnología es la única forma de ampliar drásticamente el acceso al conocimiento. Para cumplir las promesas que ofrece la tecnología, los países deben invertir de manera más eficaz y asegurarse de que los docentes estén a la vanguardia del diseño y la implementación de este cambio”[5]

De donde surgen las habilidades del siglo XXI, que no es más que lo que dieron en llamar, la educación por competencias, una educación basada en cálculos, resolución de problemas, compresión lectora, conocimientos básicos de ciencia, colaboración y, ahora con la “nueva normalidad”, todo eso depende de las habilidades para las tecnologías del aprendizaje,

En síntesis, estos son los caballitos de batalla para imponer un modelo escolarizado, carente de contenidos y tendiente a la estandarización del mundo escolarizado.

Obvio que Schleicher, cuando dice que las habilidades del siglo XXI son las “que necesitan para triunfar en el mundo del mañana”, no hace más que un eslogan publicitario, puesto que 3.400 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, vive con 5.50 por día y 736 millones con menos de 1.9 dólares.

Así que más de la mitad de la población mundial no ha podido “triunfar”, producto de las políticas que esos mismos organismos estimulan.

Aquí es importante mostrar la influencia de la pedagogía de la obediencia, puesto que México, justamente, es miembro de la OCDE, junto con Chile que tiene el sistema más privatizado de Latinoamérica.

Un interesante artículo aparecido en el diario La Jornada en junio del corriente da cuenta de las “recomendaciones” de la OCDE.

“Como en muchas otras partes del mundo, la pandemia ha sido un escenario perfecto para la expansión operativa de grandes corporaciones dedicadas a la tecnología educativa, como Microsoft, Google y Discovery Education. En pocos meses, dichas firmas han logrado mejorar sustancialmente su situación presente al tiempo de construir condiciones más favorables hacia el futuro. Por un lado, han sumado millones de usuarios nuevos a sus plataformas, como efecto del seguimiento de trabajo y clases a distancia y, por otro, han podido expandir su influencia en sistemas educativos públicos de todo el mundo, con lo cual buscan garantizar el desarrollo de una posterior fuerza de trabajo joven, quienes llenará(n) la cartera de candidatos potenciales para unirse a nuestras empresas un día, según el liderazgo de Discovery Education. La irrupción de dichas empresas en el campo educativo ha provocado que la educación a distancia, mediada por el software provisto por ellas, se convierta en un elemento esencial de los sistemas educativos en el mundo, lo cual se está cocinando ya en México”[6]

Así las cosas, ya se “cocinó”, tres meses más tarde de este artículo que ya adelantaba lo que iba a suceder… ¡sucedió!

El titular de la Secretaría de Educación Pública de México, Esteban Moctezuma Barragán en la Reunión Anual de Industriales adelantó la hibridez educativa.

“Cuando los estudiantes regresen a clases tras haber superado la pandemia del Covid-19, existirá un modelo multiplataforma, el cual estimulará las competencias de la educación 4.0 con las clases presenciales…

Estamos en un periodo de cambio educativo que no esperábamos se diera de manera tan intensa y veloz, dijo al recordar que la migración las plataformas digitales, las video conferencias y otras formas de educación a distancia se dieron con altibajos”[7]

En esa misma línea, Audry Azoulay, Directora General de la UNESCO, también afirma que:

“La educación en nuestro planeta se ha convertido en algo virtual (…) la magnitud de este desafío exige innovación, cooperación y solidaridad (…) aprendamos de la crisis para el futuro de la educación…”[8]

Lo que dice la directora de la UNESCO es en el marco del video de la presentación de la Coalición Mundial para la educación COVID-19, compuesta por miembros de la ONU; Organizaciones de la Sociedad Civil (ong y fundaciones corporativas); Empresas de Comunicación y de Tecnologías de la Información.

Negocio redondo por una parte, e imposición de un modelo educativo global que imprime el imperativo de las tecnologías del aprendizaje para el desarrollo, en nuestros niñes y adolescentes, de las  “habilidades del siglo XXI”.

¿Y en Argentina qué?

En Argentina, también, porque la “nueva normalidad” ya lo ha impuesto, pero una cuestión es la emergencia en la que por supuesto no hay que exponer a les estudiantes, ni a les docentes, pues no se trata de desafiar al virus, como intentan algunos gobernadores de algunas provincias que han tenido que recular, o como pretende la Ciudad de Buenos Aires con sus “deseos” contrahechos de la realidad.

Ni la hibridez del gobierno nacional, a través de su ministro de educación, que cada vez queda más expuesto con un ministerio que en definitiva no tiene más sentido que el de continuar las políticas que se deciden en los organismos internacionales, como lo demuestra su participación en la Reunión extraordinaria de jefes de Estado y de gobierno[9] convocada, otra vez, por la UNESCO, para seguir bajo el manto de la política colonial del siglo XXI y poder recibir ayuda económica.

Como vimos durante el recorrido del artículo, las políticas de hibridez educativa, no son neutrales, existen múltiples intereses en la educación híbrida, pero tal vez la estrategia mas radical sea la de ir desplazando al docente en el mediano plazo, “readecuando” el estatuto que regula su actividad (puesto que también es una de las recomendaciones OCDE 2017 para Argentina), es decir, flexibilizando derechos, a la vez que se imponen nuevas obligaciones.

Vimos que en México el anuncio de la educación híbrida se realizó en una reunión de industriales, no con les docentes.

Lo más categórico de estas “nuevas normalidades” de la educación, es que se deciden sin la presencia de los docentes y por lo tanto, prescindiendo de su consulta.

Algo parecido a lo que sucedía con la lectura del “Requerimiento de Obediencia”, cuando Colón desembarcó de este lado del océano; se leía en el monte, en plena noche y sin interprete, en presencia del notario y ningún indio[10].

[1] https://www.unicef.org/argentina/comunicados-prensa/segunda-encuesta-rapida-pobreza

[2] https://back.argentina.gob.ar/sites/default/files/resumen_de_datos_informes_preliminares_directivos_y_hogares_0.pdf

[3] https://www.eldiario.es/internacional/theguardian/coronavirus-destapado-pandemia-beneficia-ricos-pobreza_129_6104077.html

[4] https://www.weforum.org/agenda/2020/04/coronavirus-education-global-covid19-online-digital-learning/

[5] http://www.oecd.org/education/new-approach-needed-to-deliver-on-technologys-potential-in-schools.htm

[6] Mauro Jarquín Ramírez. https://www.jornada.com.mx/2020/07/26/opinion/018a2pol

[7] https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/10/28/regreso-a-clases-puede-seguir-modelo-de-educacion-mixta-sep-9817.html

[8] https://www.youtube.com/watch?v=LGbqjso8BlA

[9] https://es.unesco.org/news/reunion-extraordinaria-jefes-estado-y-gobierno-auspicios-unesco-reafirma-compromiso-educacion-y

[10] Eduardo Galeano. Espejos. Siglo XXI. Buenos Aires 2008.

Artículo enviado por el Autor a Ediciones OVE

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