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Entrevista a Juana M. Sancho: «Me han sorprendido quienes afirman que la pandemia ha revelado la desigualdad, ¿De verdad no lo sabían?»

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Cuba reiniciará curso escolar el próximo 1 de septiembre

América Central/Cuba/21-06-2020/Autor(a) y Fuente: www.cibercuba.com

La ministra de Educación Ana Elsa Velázquez informó este viernes que el curso escolar 2019-2020 reiniciará en Cuba el próximo 1 de septiembre, como parte de la estrategia post-COVID diseñada por el gobierno de la isla.

El curso actual, suspendido en marzo por la pandemia de coronavirus, será retomado en esa fecha y culminará el 31 de octubre en la educación general, detalló la funcionaria en el espacio televisivo oficialista Mesa Redonda.

Dos días después, el 2 de noviembre, y coincidiendo con la tercera etapa de reapertura del país, se dará inicio al período escolar 2020-2021, el cual tendrá 37 semanas de clase y 4 de evaluaciones, explicó.

La ministra —quien fue muy criticada en marzo pasado por negarse a cerrar las escuelas del país en medio de la emergencia sanitaria—, dijo que el objetivo esencial de esta primera fase de vuelta a la normalidad es «garantizar las condiciones en las instituciones educacionales», para que el reinicio de clases sea seguro.

Entre las medidas para la nueva etapa, afirmó que se dará solución a los problemas de hacinamiento existente en algunos centros educativos, en particular en las escuelas primarias.

«Se atenderán las situaciones que tienen las instituciones educacionales para cumplir con las medidas higiénico-sanitarias, en especial para el lavado de las manos, las instalaciones hidrosanitarias y el suministro de agua potable», aseguró la funcionaria.

Asimismo, indicó que en la primera fase se otorgarán los «círculos infantiles para el segundo año de vida, a los niños nacidos en los meses de marzo, abril, mayo, junio y julio del 2019».

Según expresó, en la segunda fase los niños de la primera infancia, alumnos de primaria y educación especial permanecerán en las instituciones educativas de lunes a viernes.

Sin embargo, para los estudiantes de secundaria básica el horario será el siguiente:

Séptimo grado: De lunes a jueves, en la sesión de la mañana.

Octavo grado: De lunes a jueves, en la sesión de la tarde.

Noveno grado: Los viernes, el día completo.

Para preuniversitario también habrá algunas variaciones:

Décimo grado: Lunes, miércoles y viernes, en la sesión de la tarde.

Onceno grado: Martes y jueves en la sesión de la tarde, y sábados en la sesión de la mañana.

Duodécimo grado: De lunes a viernes en la sesión de la mañana.

Desde el 18 de junio, Cuba se encuentra en la primera fase de reapertura tras varios meses de cierre obligatorio en sus principales instituciones por la pandemia de COVID-19.

Fuente e Imagen: https://www.cibercuba.com/noticias/2020-06-20-u1-e199894-s27061-cuba-reiniciara-curso-escolar-proximo-1-septiembre-afirma

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El Salvador: “Preocupa, hay más riesgo”. Docentes con dolencias crónicas temen contagio tras regreso a clases

América Central/El Salvador/21-06-2020/Autora: Susana Joma/Fuente: www.elsalvador.com

Los educadores subrayan que su condición los hace vulnerables. Les preocupa la resistencia de los alumnos a acatar distanciamiento social en las escuelas.

“Volver a clases sería desastroso para mí”. La frase de Jannette Rocío De La Cruz encierra el temor que tiene la mayoría de educadores con enfermedades crónicas que deberán volver a las aulas cuando, aún en el marco de la pandemia por coronavirus, se reactive ese sector.

De La Cruz, quien atiende el cuarto grado en el Centro Escolar Centroamérica, de Santa Tecla, explica que hace dos años, como resultado de una mala práctica médica, perdió el riñón derecho y el que le ha quedado solo le trabaja en un 15 %.

Sustenta su temor ante el hecho de que en las escuelas los niños difícilmente respetan el distanciamiento social y que, en muchos casos, como estos provienen de comunidades pobres no tienen ni para comprar mascarillas, lo que deja a los maestros en mayor situación de vulnerabilidad.

“Realmente estoy muy preocupada”, subrayó. Ella, por su condición, únicamente soporta laborar la jornada matutina, porque como el riñón no filtra bien al final de la misma termina sin fuerzas.

“Ojalá la ministra haga una excepción con nosotros, que nos sigan dejando (trabajar) en casa, o busquen un decreto para que nos podamos ir (jubilados) y no afectar a los niños, porque ellos no tienen que pagar por nuestras enfermedades”, subrayó la profesora.

Según comentó, a ella el anuncio que el gobierno hizo el fin de semana, en el que contemplaba que los administrativos y docentes tenían que volver el martes a las escuelas, le generó mucho estrés y angustia al punto que sufrió dolores de espalda.

Paz Zetino Gutiérrez, secretario general de Bases Magisteriales y Daniel Rodríguez, secretario general de Simeduco, explicaron que tras advertir a los titulares de Educación que las condiciones para que los docentes retornen no están dadas, la ministra de Educación, Carla Hananía de Varela, emitió el lunes por la tarde la circular No. 12 en la que les aclaró que la presencia no era necesaria.

Gutiérrez detalló que muchos educadores, especialmente mujeres, quienes más atención ponen a su salud, le llaman para expresar inquietud, temores.

“Como las personas con enfermedades crónicas son las más vulnerables están preocupadísimas por el reinicio y peor que hoy se sabe que los hospitales están sin capacidad de nada”, agregó.

El representante de Bases coincidió con la maestra De La Cruz en el hecho de que los estudiantes son reticentes a acatar normas, algo que él observa aún más en los grados superiores. “Los estudiantes entre más grandes van usted tiene que decirle más de dos veces para que cumplan indicaciones; son más necios”, citó.

Daniel Rodríguez, de Simeduco, expresó que según tienen conocimiento en el sistema educativo público hay 18,000 profesores con enfermedades crónicas, que son tratados en el Instituto Salvadoreño de Bienestar Magisterial (ISBM). En la actualidad el sistema educativo tiene alrededor de 41,000 docentes.

Ambos dirigentes gremiales señalaron que la hipertensión, la diabetes, la insuficiencia renal son parte de la lista de males crónicos que afectan a los miembros del gremio, a los que se suman otros como el cáncer.

De acuerdo con sus palabras, las jornadas estresantes con los alumnos, y otras situaciones que viven como parte del mismo trabajo, pueden ser factores que inciden en esta situación.

Gutiérrez planteó que es momento de que se concreten cambios en la legislación de pensiones, los cuales permitan que estos educadores se puedan retirar con pensión digna.

Rodríguez por su parte señaló que, como la circulación del virus podría estar presente por mucho tiempo, todos los sindicatos tendrán que buscar la manera de ayudar a los profesores con males crónicos, para que no retornen incluso cuando se abra a la educación presencial.

El sindicalista de Simeduco planteó que una alternativa puede ser que estos docentes sigan atendiendo a los estudiantes de manera virtual.

Adán Cortez, un docente de 60 años que dirige el Centro Escolar Anastacio Aquino, del cantón San Antonio Abajo, en Santiago Nonualco, La Paz, es otro a quien el retorno a clases lo tiene entre la espada y la pared por su condición de persona diabética e hipertensa.

“Preocupa porque más (con) esto (de) que ya están las fases (de apertura) y ver la cantidad de gente que anda, eso significa que hay más riesgo”, expuso el profesor.

Cortez, quien lleva dieciséis años luchando con la diabetes y dos con la hipertensión, es también de los que consideró que se debería mejorar las pensiones para que puedan dejar el magisterio y dar paso a docentes jóvenes.

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/maestros-dolencias-cronicas-temen-contagios-regreso-clases/724554/2020/

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Mayoría de franceses rechaza regreso obligatorio a clases el lunes

Europa/Francia/18 Junio 2020/prensa-latina.cu

Alrededor del 60 por ciento de los franceses rechaza el regreso obligatorio de los niños a las escuelas y los colegios del país a partir del lunes, revela hoy una encuesta realizada por Odoxa-Dentsu Consulting.
De acuerdo con el sondeo realizado para el diario Le Figaro y la cadena Franceinfo, con la participación en línea de mil personas, para el 56 por ciento de los entrevistados se trata de una mala decisión, criterio que sube al 59 por ciento en los casos de padres.

En su discurso a la nación el domingo, el presidente Emmanuel Macron anunció la decisión como parte del impulso al desconfinamiento, ante los progresos en la lucha contra la Covid-19.

La respuesta de la población habría sido otra si el mandatario hubiese dejado a los padres escoger qué hacer con sus hijos, opinó a propósito de la encuesta el presidente de Odoxa, Gael Sliman.

El 11 de mayo, con el comienzo del desconfinamiento, inició el regreso paulatino a las aulas, con medidas como el respeto a la distancia entre alumnos, en aras de evitar el contagio con el coronavirus SARS-CoV-2.

De cumplirse lo señalado por Macron, todos los niños de las escuelas primarias y los colegios (nivel secundario) estarían en clases por dos semanas antes de las vacaciones, aunque al parecer muchos progenitores no los enviarían por el temor a la enfermedad.

El ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, insistió en la necesidad del retorno a las aulas, salvo por problemas de salud.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=375168&SEO=mayoria-de-franceses-rechaza-regreso-obligatorio-a-clases-el-lunes
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Educar en y para la incertidumbre

Por: Julio Rogero 

La experiencia que estamos viviendo entre la preocupación y el desconcierto nos hace reflexionar sobre las perplejidades, dudas y falta de respuestas seguras (imponderables). Hemos de aprender a construir pequeñas certezas que debemos consolidar para controlar los miedos y riesgos que hagan posible una vida digna de ser vivida.

Lo imprevisible siempre ha estado presente en las sociedades humanas, cuyo quehacer se ha centrado en construir previsibilidad y certezas que hicieran posible vivir con los menores sobresaltos y amenazas potenciales. Sin embargo, hoy vivimos una incertidumbre abrumadora. Lo que nos parecía imposible está sucediendo, lo impensable y lo inaudito acontece. Desde la inseguridad sobre nuestra propia salud, a las incertidumbres laborales producto de una crisis económica sin precedentes, pasando por un cambio climático solo aplazado aún más.

En las crisis sociales de todo tipo por las que ha pasado la sociedad española en los últimos cincuenta años (1968, 1973, 1989, 1992, 2008), siempre se ha apuntado la necesidad de una posible salida que beneficiara a la mayoría de los ciudadanos. En realidad, han sido crisis bien aprovechadas por el modo capitalista de producción y consumo para salir beneficiado. Sin embargo, ahora vivimos la conjunción de una crisis lenta, pero inexorable, producida por el cambio climático, y de otra producida por el coronavirus, que nos ha sorprendido por su rapidez y la respuestas a ciegas que se le están dando. Es ahora cuando se nos muestra con mayor crudeza la tan reconocida “sociedad de la incertidumbre”.

Entre las emergencias más sobresalientes de la crisis que vivimos está la incapacidad de predecir lo que viene. No se sabe qué es el coronavirus, ni cómo afrontarlo eficazmente. No hay vacunas. La ciencia ayer dijo una cosa y hoy dice otra diferente o contraria. No sabemos bien cómo hemos de actuar. Los políticos están desconcertados y prueban por ensayo-error las decisiones que toman. Se improvisan respuestas a las urgencias de la pandemia. El mundo se detiene. La naturaleza salta de alegría en una primavera explosiva de vida. Los enjaulados somos los humanos. No sabemos hasta cuándo y cómo ir abriendo la jaula. Unos se precipitan acelerando la “vuelta a la normalidad”, poniendo por encima de todo el “bien superior” de la economía. Otros piden prudencia y precaución.

La experiencia que estamos viviendo entre la preocupación y el desconcierto nos hace reflexionar sobre las perplejidades, dudas y falta de respuestas seguras (imponderables). Hemos de aprender a construir pequeñas certezas que debemos consolidar para controlar los miedos y riesgos que hagan posible una vida digna de ser vivida.

Nuestra sociedad es cada vez más compleja. No saber lo que va a pasar nos puede llevar al miedo incontrolado, al estrés, a la tristeza, al cierre en sí mismos, a la desconfianza y a la sospecha y temor a lo desconocido. Pero también puede llevarnos a la búsqueda de lo común, de la cooperación, de construir lo colectivo, a la creatividad, al equilibrio emocional, a la alegría de vivir, a la apertura a todo lo que nos rodea, a la confianza en los seres humanos, al apoyo y cuidado mutuos. Por eso en estos tiempos de incertidumbre estamos expectantes, pero no de forma pasiva, sino aprendiendo que cada situación concreta que surge y que vivimos requiere respuestas ajustadas a este momento y que, muy probablemente, pueden no servir para otras situaciones.

¿Podemos anticipar el futuro viviendo ya de otra manera? La amenaza mayor es la crisis ecosocial, más lenta que la del coronavirus, pero quizás más destructiva y mortal. Aun cambiando nuestras formas de producción, consumo y relación social la incertidumbre, eso sí, esta vez cargada de esperanzas, seguirá marcando nuestras vidas. Nunca como hoy se nos ha mostrado que la única certeza que tenemos es la incertidumbre en la que vivimos. Pero seguiremos buscando seguridades porque no podemos vivir en una incertidumbre permanente.

Siempre vuelvo mi mirada a la educación y a la escuela. En este cambio ineludible hacia otra educación, se hace necesario aprender a vivir en la incertidumbre. En primer lugar, me parece imprescindible reconocer la relación de la educación con este no saber lo que nos espera. Se nos ha educado siempre para tener certezas, seguridades y organizar nuestras vidas para tener lo que nos da estabilidad económica, afectiva y emocional. Nos decían que, si seguimos obedeciendo, si cumplimos el esfuerzo requerido, si rendimos lo esperado, si aprendemos lo que nos mandan aprender y creemos las ensoñaciones en que nos hacen vivir, se cumplirían las promesas de un futuro seguro. Sin embargo, hemos de reconocer, cada vez con más evidencia, que nada de lo anterior es cierto, que somos los protagonistas de nuestro destino y no del destino que nos asigna el poder para que seamos su servidumbre.

Philippe Meirieu hace tiempo que ya hablaba de cómo educar en un mundo sin referencias. Los padres de hoy no tienen escrito qué es lo que han de hacer para educar, ni tienen escrito su oficio de padres en ninguna parte. No saben cómo dar respuestas a los problemas que les plantean sus hijos. Parece que al profesorado y a la escuela les pasaba lo mismo. Ahora se acentúa el desconcierto de todos. Ahora, en el mundo de la educación la incertidumbre es total. No se sabe bien qué hacer. Además nadie se atreve a garantizar nada.

Sin embargo, a medida que el peligro va pasando, las familias necesitan conciliar la vida familiar y laboral en una sociedad que no está preparada para ello porque a quienes la dirigen nunca les ha interesado dar una respuesta razonable. Los problemas están ahí y presionan para que se vuelva a las aulas como refugio y respuesta a los problemas que la sociedad tiene con la infancia y sus familias. Pero surgen multitud de interrogantes. Después de intentar reproducir la escuela en la casa y sus actividades ¿alguien sabe cómo volver a la escuela y qué escuela nos vamos a encontrar? ¿En qué momento? ¿Todos a la vez? ¿En qué condiciones? ¿Cuáles son los recursos necesarios para garantizar una mínima seguridad y el derecho a la educación para todos? ¿Volver como si nada hubiera pasado y a hacer lo mismo que se hacía sin más? No percibo respuestas claras a tantos interrogantes. No hay garantías de acertar. Sigue siendo la incertidumbre quien nos acompaña, también en la escuela.

En segundo lugar, cada vez es más urgente educar en la incertidumbre porque ha adquirido una centralidad ineludible en nuestras vidas. No es una reflexión nueva. Ya Francisco Gutiérrez y Daniel Prieto (1993), y antes otros, escribieron sobre la necesidad de la “educación para la incertidumbre”. Cuestionaban radicalmente las certezas en las que se asienta la educación transmisiva, academicista y autoritaria, basada en los libros sagrados de texto como portadores de la verdad que hay que aprender a toda costa. Dicen que esta enseñanza era una negación y ocultación sistemática de la incertidumbre. La situación que vivimos ahora nos lleva a que hagamos de ella un elemento central en la educación que emerge de esta crisis.

Es necesario educar en la incertidumbre y para afrontarla. La humanidad, desde sus albores, es y se organiza en lucha contra las amenazas de lo imprevisible. La educación debería tener hoy esa función central: la de consolidar una actitud positiva y esperanzada en la construcción de comunidad donde se entretejen las pequeñas certezas que nos ayuden a vivir. La escuela, como lugar de encuentro de las personas, tiene la función insustituible de crear una comunidad donde se hagan realidad las relaciones, los afectos, el cariño, la ternura compartida, el humor y la amistad. Sabemos que la educación puede mostrarnos algunos de los los instrumentos que nos ayuden a afrontar las incertidumbres y perplejidades que vivimos: las relaciones de cuidado y de apoyo mutuo, la cooperación y las tareas compartidas, las respuestas posibles a las preguntas y búsquedas comunes, la calma, la serenidad y el darse tiempo.

El riesgo de la educación es que vuelva a aferrarse a las viejas verdades de los currículos oficiales, de la autoridad impuesta, a la seguridad de determinados conocimientos “útiles” frente a otros “inútiles”. Por eso nos parece necesario hacer una aproximación a lo que puede significar educar para la incertidumbre: aprender a preguntar de forma permanente a la realidad cotidiana; a informarse, como sujeto activo, lo que implica localizar, reconocer, procesar y utilizar la información; es educar para conocer los problemas humanos ecosociales e implicarse en las respuestas que necesitan; es educar para reconocer las propuestas mágicas de certidumbre, desmitificarlas y poder así resignificarlas; es educar para crear, recrear y utilizar críticamente los recursos tecnológicos.

Así pues, educar para la incertidumbre significa impulsar una actitud activa y crítica ante aquella, a fin de abandonar la ilusión de las verdades y las certidumbres con que nos embaucan, y de moverse con una mente abierta y creativa a los cambios y a las transformaciones personales y colectivas necesarias para poder vivir con dignidad en la compleja sociedad en que vivimos.

Propongo un acercamiento a posibles características de una pedagogía de la incertidumbre:

Mostrar lo impredecible del presente y del futuro. Muchos proyectan un futuro al que aspirar, que se suele frustrar en cada crisis. Ahora parece que vivimos un tiempo sin tiempo, un tiempo de espera en un ahora permanente. Decía Bertrand Russell que “la vida cotidiana se construye para sobrevivir en un océano de incertidumbre”.
Generar pequeñas certidumbres que nos ayuden a afrontar lo que provoca dolor, sufrimiento, dudas, no saber, inseguridad, infelicidad. Tomando conciencia de que la vida es un enigma que hemos de comprender juntos sabiendo que nunca vamos a llegar a hacerlo porque es un misterio indescifrable.

Promover educadoras y educadores con una formación asentada en la capacidad de tejer tramas de cooperación, solidaridad y empatía, que consoliden la pasión por conocer y vivir con dignidad en estos tiempos inéditos.
Aprender a confiar en uno mismo y en los demás para salir del miedo. Hagámoslo desde la magnanimidad (alma grande) y la longanimidad (alma extensa) (Alex Rovira) porque es lo que necesitamos para generar una convivencia empática con todos y con todo.

Saber que estamos en un punto crucial que parece sin salida pero que sí la tiene. Por eso en la incertidumbre pasan al primer plano la búsqueda, la creatividad, la construcción y desarrollo de muchas dimensiones y valores de la vida, arrinconados hasta ahora por un sistema deshumanizado.

Aprender a hablar sin miedos de lo impredecible, de lo imponderable, de lo arriesgado, de lo incierto. También de lo vulnerables que somos.

Ofrecer espacios y tiempos donde hacerlo todo sin prisa, con serenidad y calma para generar relaciones educativas confiadas.

Proyectar futuro desde nuestra práctica educativa siendo perseverantes en la esperanza (a veces contra toda desesperanza). Como nos decía M. Luther King: “Incluso si supiera que mañana el mundo se desmoronara, igual plantaría mi manzano”.

Aprender a discernir la incertidumbre que somos capaces de soportar, pues ese será un signo de profundo conocimiento de nosotros mismos.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/06/17/educar-en-y-para-la-incertidumbre/

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Puerto rico: Estas son las medidas a seguir durante el regreso a clases en agosto

Centroamérica/Puerto rico/18 Junio 2020/noticel.com

Una de ellas será alternar los grados por día, educación a distancia, o una combinación de ambos.

La gerencia del Departamento de Educación (DE) y representantes de organizaciones sindicales discutieron este lunes y martes el protocolo para el reinicio de clases en agosto, informó hoy el secretario de Educación, Eligio Hernández Pérez.

Aunque no hay una determinación final de la modalidad para el regreso a clases y el proceso está en etapa de ajustes y borrador, Educación adelantó el plan a los gremios para que, en conjunto, pudiesen culminar la propuesta para el inicio del año escolar, sea de forma presencial, en línea o un híbrido.

“La administración del Departamento de Educación, en su interés para que todas las partes estén orientadas, discutió el plan con todos los representantes sindicales que agrupan a los empleados de la agencia. Es un proceso inclusivo, amplio y lo que persigue es tener las recomendaciones de estas organizaciones. Una vez finalicemos el plan, evaluaremos y presentaremos en las próximas semanas la propuesta final que, sobre todo, lo que busca es proteger la salud y seguridad de todos los miembros de las comunidades escolares”, puntualizó el secretario en declaraciones escritas sobre el cónclave con la Asociación de Maestros-Local Sindical, la Asociación de Comedores y el Sindicato Puertorriqueño de Trabajadores.

La propuesta de Educación para agosto incluye, entre otras medidas, la reducción de grupos de estudiantes, alternar los grados por día, educación a distancia o una combinación de estos posibles escenarios. Para esto, la agencia comenzó en mayo un plan de tecnología para maestros y personal adscrito a las escuelas en el que se adiestrará sobre el uso de las herramientas, como Teams y sus funcionalidades, así como orientaciones sobre la utilización adecuada de los equipos electrónicos (laptops y tabletas) y sus aplicaciones. Al terminar el proceso, el personal docente obtendrá una computadora para su trabajo; los estudiantes también recibirán un dispositivo electrónico.

Algunas de las medidas contenidas en el plan propuesto y en evaluación son:

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Aprovechan suspensión de clases en Guatemala para reparar escuelas

Centroamérica/Guatemala/18 Junio 2020/prensa-latina.cu

Cerca de mil escuelas públicas en Guatemala son hoy remozadas, un tiempo que el Ministerio de Educación aprovecha para priorizar temas pendientes como servicios de agua y sanitarios en función de la etapa postCovid-19.

El reinicio de clases es aún una incógnita en este país en momentos en que la etapa crítica de la enfermedad está en su apogeo y este sector sería el último en abrir, pero la titular de la cartera Claudia Ruiz aseguró que los establecimientos deben tener ambientes seguros cuando llegue la esperada reactivación.

De acuerdo con Ruiz, ya se remozan 986 centros escolares a nivel nacional, con énfasis en garantizar el abastecimiento de agua, un aspecto clave para prevenir el contagio de la enfermedad y poder cumplir la recomendación del lavado constante de manos, sobre todo en las olvidadas áreas rurales.

Huehuetenango y Quiché son los departamentos con mayor cantidad de escuelas intervenidas con 156 y 115, respectivamente, un plan que responde a indicadores de problemas detectados por la Dirección de Planificación Educativa con el apoyo de las Organizaciones de Padres de Familia, precisó Ruiz.

Estas últimas manejarán los fondos, velarán por la marcha del programa y la contratación de personas de la localidad para realizar los arreglos, una forma de incentivar la economía local en este momento de crisis sanitaria, explicó.

A juicio de María del Carmen Aceña, ex ministra de Educación, este es un buen momento para que, con los fondos aprobados, se procure también conexión eléctrica ante la probabilidad de que los ciclos deban dividirse y se alarguen los horarios y días para asistir a clases.

En la estrategia futura de desconfinamiento diseñada por el Gobierno de Alejandro Giammattei, la apertura de los centros educativos aparece en la última fase por considerarlos un foco seguro de contagio y de transmisión del virus, entre el 20 y 60 por ciento.

Los niños son igual de infecciosos que los adultos, pero el peligro es que la mayoría no presenta síntomas o son muy leves, por lo que al reanudarse el ciclo escolar se debe garantizar que los estudiantes tengan las condiciones sanitarias adecuadas dentro de las escuelas, todo un reto en el sector público, alertaron analistas.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=374255&SEO=aprovechan-suspension-de-clases-en-guatemala-para-reparar-escuelas
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