Aprender no sólo de la ciencia en el salón de clase, sino de los saberes de los otros, porque existen muchas habitancias, vivencias sociales, políticas, económicas, tecnológicas y científicas, permite reflexionar acerca de la importancia de tener miradas del currículo como ese espacio de inclusión. La verdad es que pueden ser potentes todas las acciones que afectan la realidad vivencial, así como las relaciones interpersonales, intergeneracionales e interculturales, buscando a partir de allí la deconstrucción, reconstrucción y contextualización de éste; de su propia existencia vivencial y cómo se pueden construir sus realidades rurales libres de opresión. Mantener esos saberes que muchas veces son saberes incompletos es como se contribuye a mejorar la calidad de vida de los pobladores del campo, conservando el riesgo cultural, la incertidumbre y dudar a veces un poco de nosotros. Esta puede ser una salida esperanzadora en tanto se problematiza y se plantean estrategias de acción generando saberes locales, respetando la ecología rural y los saberes de nuestros antepasados campesinos, de tal forma que el currículo sea un acontecimiento que vincule y transfiera estas dimensiones para contribuir al legado de conocimientos y al patrimonio que esta generación debe dejar a la siguiente.
De acuerdo con Jurgen Habermas (1989) “La identidad cultural se construye desde la tradición, pero tiene con ello una relación crítica. No se refiere únicamente al pasado, sino también al presente al futuro y a lo que se quiere ser”. Las familias o acompañantes de los y las estudiantes, tienen un rol trascendental en este campo educativo, porque pueden asumir horizontes de sentido y para que la información sociocultural del mundo de la vida sea asumida como posturas de trabajo que convoque gestas y posibilidades para un agenciamiento de la cultura rural hacia un relevo generacional de sus hijos en el campo; es decir, donde exista sentido al territorio rural generado por las significaciones posibles y potentes, que transforman al hombre rural y su validación. En otras palabras, que estando en zona rural los saberes deben de estar en resonancia con el tipo de población, campesinos y sus familias, que el conocimiento esté al alcance de todos sin distinción ninguna. Que las tecnologías de la información y la comunicación no se representen en un computador o una tableta electrónica como se quiere hacer creer, sino que también se vivencien los contenidos y formas para compartir la información a la población rural o indígena o afro-descendiente tomando en cuenta sus realidades, calidad de vida, edad, cultura, de esta forma se pueden implementar mecanismos de valoración individual y colectiva. En las instituciones educativas agropecuarias debe existir un comité agropecuario compuesto por padres de familia, estudiantes, egresados, docentes, personas del sector productivo y directivos, donde se direccionan los proyectos investigativos agropecuarios de la Institución y se implementan políticas que benefician al sector. El modelo capitalista de la modernidad procura por homogenizar a campesinos, campesinos indígenas, mestizos, afrocolombianos que viven el ámbito rural y trabajan la tierra. Escuchar la separación discriminatoria de los campesinos en Colombia es absurdo, son dos conceptos que la misma ideología y filosofía capitalista separan, provocada y promovida por los monocultivos, por eso urge re-dirigirse hacia lo educativo y multicultural.
El aprendizaje, por su parte es un proceso activo en el cual el significado se desarrolla en función de la experiencia vivencial. En las instituciones educativas se debe tender por la inteligencia emocional, porque la emoción puede incitar a la inteligencia, más aún en las áreas rurales donde se puede aprovechar ese contexto que vincula las posturas ambientales con la producción agropecuaria, para que la empatía tenga cabida con los aprendizajes de tipo holístico. De esta forma, no se va a saturar la información en las clases, ya que se habla de muchas cantidades de información en una sola jornada escolar, sin estimular la inteligencia emocional.
En los primeros años de infancia la intuición debe tenerse en cuenta en el aprendizaje de las instituciones educativas para que emerjan consecuentemente las capacidades de los estudiantes y que esa verdadera educación que habla de sacar afuera, sean fundamental para convocar el contacto con el medio ambiente, siendo el maestro un acompañante de procesos provocando los autoaprendizajes entre estudiantes y la intersubjetividad e intercambio de saberes. El mundo actual es un desorden absoluto a niveles emocionales, debido a que la originalidad se está perdiendo por los artefactos tecnológicos y porque los jóvenes prefieren la simulación de la realidad a la realidad pensante y vivencial objetivizada, lugar donde impera el adoctrinamiento y la cultura del ocio. Ahora las personas mayores son apartadas del mundo actual, mientras que en muchas culturas aún se les considera como las más experimentadas y pensantes, los jefes de la tribu, debido a su experiencia y madurez recorrida de toda una vida.
Dice Edgar Morin (1994) que “el proceso del pensamiento es un proceso dinámico solo crea el que construye” son los jóvenes quienes deben y tienen que tomar ese relevo, como quien entrega el testimonio en atletismo, para continuar con ese legado de saberes, ellos pueden hacer muchas cosas aun cuando o se les considere expertos. Es de esta manera cómo de forma holística se debe comprender a temprana edad la psicomotricidad, la fuerza física y la no imitación para percibir el mundo, el juego libre. Esto se puede lograr con un proceso de vinculación al contacto vivencial con los seres vivos y la naturaleza del contexto rural, donde lo inherente pasa desapercibido al tener un aprendizaje con el medio agropecuario que el reconoce y donde se desenvuelve, para finalmente facilitar que ese estudiante de la niñez tenga ese paso hacia la adolescencia entre ese claro oscuro entre gris, que no es negro, ni blanco, pero que se toman posturas de aprendizaje intelectual.
Nuestra sociedad debe ser integral y a la par como se construye el conocimiento se debe de construir la sociedad de acuerdo con las características de ésta, al perfil del sujeto y su integralidad, porque no es lo mismo hablar del sujeto colombiano y europeo del siglo XVIII y XIX, a referir al sujeto colombiano y europeo del siglo XXI. Antes se hablaba del sujeto de conocimiento, ahora se habla de sociedad de la información. ¿Qué quiere decir esto? se debe detallar que nuestros jóvenes y estudiantes en la actualidad no construyen conocimiento, se valen de toda la red de información y su globalización para emplearla de segunda mano, sin argumentar, ni proponer, ni mucho menos interpretar la información. Es decir, no tienen una estructura sólida para generar conocimiento porque creen muchas veces que todo está hecho o creado.
Se debe realizar un diagnóstico preliminar para luego buscar los senderos que salgan a los caminos más correctos desde sociedad. Así como quien realiza una propuesta de investigación en educación debe de realizar un proceso diagnóstico de la comunidad ubicada en la sociedad hasta generar salidas de sociedad. De allí, la necesidad para los maestros investigadores de generar una pedagogía que tenga como objetivo de referencia a la condición de humanidad, en la formación humana Se debe tener una base social muy marcada debido al proceso humano que arraiga o interesa, es así que cuando se habla de modernidad, referida a sujetos en colectivo encasillados de forma mitológica, esto porque la modernidad quiere la homogeneidad del pensamiento de las personas y los cuerpos sumisos debido a las influencias tan estrechas entre la tecnología, la globalización de la información y el encasillamiento en los paradigmas emergentes de las comunidades que integran al sujeto. Es decir que la formación humana que se hablaba en el párrafo anterior no interesa y lo que realmente importa es el adiestramiento humano y la parametrización humana para beneficio de unos pocos.
En la viabilización de un conocimiento científico por lo regular al lado se puede encontrar el conocimiento tradicional, de ahí la necesidad de realizar un empoderamiento de las miradas sobre lo local y regional, evitando su burocratización a las zonas rurales han llegado sistemas de producción más complejos que alguna vez utilizaron los saberes campesinos, donde sólo importan las lógicas científicas que han marginado las geografías del conocimiento en una brecha que divide en raza, estrato, cultura, genero, etnia, religión lo que ha incidido sobre la territorialización de la educación y de las ciencias.
Se puede convocar la interculturalidad, donde se puedan rescatar el enriquecimiento mutuo que puede iniciarse desde posturas claras curriculares para facilitar una interrelación entre las familias rurales y sus jóvenes que los sucederán o reemplazarán siendo conscientes de su interdependencia, transfiriendo saberes pedagógicos hacia la comunidad y transfiriendo saberes campesinos hacia los maestros. Se puede en las jornadas de clase contar con las experiencias vivenciales de los integrantes de la comunidad educativa, es decir aprovechar las historias de los jóvenes rurales en cuanto a las actividades de compartir familiar en sus hogares, también las vivencias de los abuelos o integrantes mayores del núcleo familiar campesino mediante su experticia y trayectoria de vida agropecuaria, así como los padres complementar el compartir cultural dentro de las familias para que por supuesto el docente se haga participe de igual manera y desarrollar un proceso intercultural que aporte al currículo para la vida misma y la de los integrantes de su comunidad de influencia. Como se ha establecido que “Educar, por tanto, no se puede entender como “trabajo” sino como acción” (Arendt, 1993).
Es en esa etapa donde confluyen los procesos reales de trabajo vivencial con los jóvenes rurales teniendo la información cultural de sus vidas de desempeño de campo con sus familias, saber qué procesos desde lo productivo del agro, ha desarrollado para conformar el saber previo. De esta manera, se pueden establecer conexiones que permitan establecer qué hace falta por moldear de esos contenidos académicos. De igual forma, son los estudiantes quienes, de acuerdo con sus propias vivencias y ese avance en los procesos empíricos, pueden apoyar a los docentes en sus prácticas pedagógicas con el fin de nivelar y transferir esos procesos a sus compañeros de clases, siendo monitores académicos liderado esto desde su saber extra escolar.
Los jóvenes rurales se toman por sus familias hasta cierta edad como fuerza de trabajo rural, mientras que sus padres tienen las riendas del hogar; sin embargo, su imaginario es el de salir de sus parcelas de trabajo hacia las ciudades debido a sus grandes posibilidades, algunos tendrán éxito, pero serán prácticamente los cuerpos útiles del capitalismo, mientras que otros serán los cuerpos útiles de la delincuencia y de los problemas socioculturales del país. A su vez, los jóvenes rurales están con sus padres en zona rural son jóvenes desempleados, trabajan con poca o sin remuneración familiar, por lo que su proyecto de vida se entrecruza entre las opciones urbanas. De otro lado, existen familias que como imaginario quieren que sus hijos no sufran lo que ellos vivieron trabajando la tierra, entonces los llevan a las ciudades supuestamente a mejorar sus condiciones y calidad de vida, perdiendo esa transmisión de valores y saberes agropecuarios.
Hay que tener en cuenta que la propiedad de la tierra en el país siempre ha sido un factor de lucha de clases y la tierra que antes era productiva en grandes extensiones y ha sido muchas veces parcelada para ser repartida en casa-lotes a los herederos o las mejores tierras han pasado a grandes terratenientes con poderes económicos y políticos; por eso, cuando se refiere a las familias y jóvenes, se debe tener en cuenta los factores económicos, políticos, tecnológicos, sociales y ambientales. Esas casa-lotes que existen en la zona rural son improductivas desde lo agropecuario y no dejan de ser un problema social; muchas veces son vendidas a precios muy bajos para que allí construyan condominios campestres o chalets que hacen de tierras muy fértiles, las tierras del turismo y los problemas que ello conllevan como prostitución, drogadicción, contaminación ambiental entre otros.
Esas vivencias se relacionan de forma directa con el contexto rural, han cambiado ahora lo llaman paisaje cultural cafetero, patrimonio mundial, que se ha prestado para celebraciones y fiesta, pero que representa un reto enorme, pues tal denominación impuesta por la UNESCO demuestra que somos frágiles, lo que es un llamado sobre los riesgos existentes desde lo social, lo cultural, económico, tecnológico, arquitectónico y ambiental. De ahí la importancia de rescatar la alteridad, la justicia cognitiva, la razón activa y la mentalidad colectiva mestiza, sin olvidar la ancestralidad y el porvenir que facilitan la identificación de otros saberes y otras consideraciones porque no hacen parte de la mono-cultura del saber, el cual se toma como la única verdad y es básicamente la rigidez del conocimiento científico.
Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/perdiendo-los-estudiantes-rurales-ii