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La subjetividad y la praxis como fundamentos de la ética

Por: Alberto Quiñónez

  1. La subjetividad, la praxis y la ética.

Como ha sido señalado por otros autores1, la obra de Georg Lukács es un intento por recuperar la dimensión subjetiva que subyace al proyecto de transformación del mundo propio del marxismo. Esto debe entenderse en un doble sentido que, por un lado, implica la amplificación de la problemática sobre la subjetividad en el seno de la teoría marxista y, por otro lado, las tareas que el marxismo mismo debe asumir para fecundar la subjetividad humana con un carácter eminentemente revolucionario o, siendo más explícitos, una subjetividad comprometida radicalmente con la construcción de una sociedad más justa y digna, compromiso y radicalidad que se expresarían en la coherencia del pensamiento y la acción.

Ahora, si la subjetividad asume una importancia capital en la transformación de la realidad, siendo esta última no sólo el resultado del desarrollo inercial de unas leyes históricas, el sentido que aquélla asuma será determinante para llevar a cabo la tarea transformadora en un sentido emancipatorio. En otras palabras, dado que la historia no está preestablecida por ninguna entidad trascendente, la acción humana concreta y la voluntad que sostiene dicha acción se vuelven fundamentales para empujar el desenvolvimiento de la historia. Esto desemboca inevitablemente en preocupaciones morales y éticas atinentes tanto a la filosofía como a la política y, por ello, de necesario abordaje teórico y práctico.

Sin embargo, es sabido que Lukács no publicó ni ejecutó -hasta donde se sabe- alguna reflexión sistemática sobre ética, más allá de algunos escritos breves. En tal sentido, el propósito de este escrito es sondear “arqueológicamente” algunas obras de Lukács y resaltar de ellas los elementos rudimentarios de un proyecto ético inconcluso; elementos que no carecen de utilidad a pesar de ser vestigios de algo inacabado, pues la construcción de una ética marxista sistemática es una tarea aún pendiente2. En ese sentido, se exploran dos categorías que son fundamentales para la ética: la subjetividad y la praxis como columnas sobre las que habrá de tejerse posteriormente un determinado marco axiológico.

  1. Los vestigios de una ética posible.

Para el marxismo entendido como una filosofía que debe hacerse cargo de la historia desde el sitio de las clases dominadas, en condiciones adversas y con una perspectiva emancipatoria, resulta contraproducente vaciar su aspiración teórica y política en la demostración positiva de unas leyes históricas. Tales leyes desembocan casi de forma ineluctable en la sustitución del sujeto histórico por un sujeto abstracto o trascendente (dios, el espíritu absoluto, la historia). Asumir la tarea de transformación de la historia que ya pregonaba Marx en las Tesis sobre Feuerbach, implica dimensionar y valorizar dos instancias fundamentales: la subjetividad y la praxis3. Estos a su vez son elementos que pueden formar parte de una ética sistemática en la medida en que permitirían reflexionar sobre el comportamiento humano concreto, en el plano de realidades históricas determinadas y de cara a la emancipación humana, es decir, de los elementos comportamentales que hacen de la emancipación humana un hecho realizable. Como se adelantó en la introducción, una reflexión de ese tipo no fue llevado a cabo por la Lukács y de hecho es un campo de relativa poca exploración desde una perspectiva marxista; no obstante, es posible relevar algunos puntos sobre las categorías de subjetividad y praxis atinentes al campo de la ética.

    1. Subjetividad.

Puede decirse que es Lukács uno de los primeros teóricos que rehabilitan en el seno del marxismo la noción de subjetividad. Ya Marx había sostenido, frente al materialismo de Feuerbach, que el idealismo filosófico se encontraba un paso adelante en la asunción del sujeto como entidad hacedora de la historia. No obstante el pensamiento de Marx, la versión oficialista del marxismo que se fraguó al amparo de la Segunda Internacional hasta consolidarse en la Tercera Internacional, recreó las falencias filosóficas y políticas que Marx había combatido. La subjetividad, en dicho planteamiento, estaba subsumida a la operación de las leyes históricas, por lo que su influencia sobre los procesos sociales, políticos, económicos, entre otros, estaba ya determinado por dichas leyes.

Sin embargo, Lukács sostiene que en el marco de operación de las leyes históricas, es decir, de las cotas que el desenvolvimiento histórico impone a la actividad de los seres humanos, estos son individuos libres que a través de sus acciones o, más precisamente a través de su praxis, hacen la historia. La subjetividad, entendida como el ímpetu y la voluntad del individuo, no es sólo una forma de manifestación de la historia, sino un ámbito que posee la capacidad de intervenir sobre la historia. La dialéctica así entendida no es sólo la forma en que la historia, como un ente abstracto, se niega a sí misma, sino la forma en que las fuerzas individuales, subjetivas, se convierten en palanca de negación de un momento histórico y, por ello, en fuerza motriz de la transformación.

La ética que se desprendería de una recuperación de la subjetividad, opone al carácter instrumental del ser humano propio de la absolutización de las leyes históricas, la noción de sujeto libre y consciente y, por ello, llamado a responsabilizarse de la realidad y de sí mismo. Este individuo está vinculado a los otros, a su clase, a su momento histórico, entre otros, como instancias de realidad de las que debe hacerse responsable. Es decir, a pesar del reconocimiento del individuo como una de las fuentes del quehacer histórico, éste no es reivindicado como un ente sin responsabilidad por su realidad, de ahí que propenda hacia la prescripción moral.

    1. Praxis.

Por otro lado, la praxis, como luego desarrollarán pensadores marxistas como Gramsci, Kosík o Sánchez Vázquez, es el eje sobre el que se estructura la especificidad del ser humano, lo cual es válido tanto en un sentido ontológico como epistemológico y ético; de ahí que la categoría de praxis trasvase cada uno de esos campos filosóficos y pueda servir para fundamentar una opción teórica y política enraizada en el mejor conocimiento del ser humano y de la historia. La categoría de praxis en Lukács sirve de asidero a la subjetividad. Con esto se quiere decir que la subjetividad entra en la historia precisamente porque es con su práctica que puede modificar la realidad, en la medida en que ello sea posible en las diferentes instancias de realidad que se presentan ante la subjetividad humana. Ello supone, a su vez, que el desenvolvimiento histórico no es una entelequia metafísica, que se suceda por la interacción de sustancias abstractas, sino que se desarrolla por las acciones eminentemente materiales de los individuos.

Pese al reconocimiento de la praxis como un eje constitutivo del ser humano, nuestra valoración es que no existe en Lukács un análisis sistemático de esta categoría, de cara a fundamentar su importancia filosófica para el marxismo. Ello no desdice la importancia capital que sus escritos tuvieron en la formación de un marxismo crítico, frente al dogmatismo del marxismo oficial de la URSS, pues es sobre esta base teórica que se remontan los aportes de Gramsci, por mencionar sólo uno de los más prolíficos teóricos del marxismo crítico o Sánchez Vázquez, que ha dedicado muchas de sus obras al esclarecimiento de la praxis como pieza fundamental del marxismo.

  1. Conclusión

Como se ha tratado de señalar, las categorías de subjetividad y de praxis son fundamentales para comprender las tareas que el marxismo asume frente a la realidad y los fines que persigue. Pero además, estas categorías ayudan a reflexionar sobre la acción del ser humano en su situación histórica y en su desenvolvimiento cotidiano, por ello, son esenciales en el trasfondo de toda construcción ética hecha en el marco del pensamiento crítico. Estas categorías se encuentran presentes, aunque no expresamente bajo una premisa ética, a lo largo de la obra de Georg Lukács. Tal presencia indica la actualidad que el pensamiento de Lukács puede tener para el quehacer teórico y político de izquierdas.

Para Lukács la subjetividad es imprescindible para comprender -y apuntalar- los procesos históricos. Esto sin desmedro de las condiciones objetivas, supone reconocer en la dialéctica de la subjetividad y la objetividad uno de los motores del desenvolvimiento histórico. La forma en que el individuo entra en la historia, está en la historia y hace la historia, sólo amplifica y complejiza la operación de las condiciones objetivas, pero no niega estas condiciones ni las anula. Si la subjetividad es primordial para hacer avanzar la historia –pese a cualquier mediación-, la ética se convierte en una reflexión necesaria para comprender la justeza de los códigos morales de cara al proyecto de realización humana.

Por su parte, la praxis como categoría que resume el carácter eminentemente interactuante del ser humano con la realidad, establece en el plano de la ética el ámbito sobre el cual todo comportamiento debe interpretarse. Es decir, no es sobre la base de una axiología abstracta y apriorística sino en el plano de las condiciones reales del ser humano, de sus necesidades de emancipación y de sus posibilidades de actuar libertariamente desde donde se deben pensar, comprender y juzgar los códigos morales que delimitan el contenido de los comportamientos humanos. En tal sentido, la praxis es tanto el vehículo de materialización de una ética prescriptiva como también el trasfondo de toda ética descriptiva que pretenda interpretar la moral.

No resulta extraño, a la luz de dicha rehabilitación de la subjetividad, que para Lukács la “ortodoxia marxista” sea más bien una cuestión de método y no un decálogo de principios inamovibles y mucho menos incuestionables que deban ser asumidos. Es este marxismo un marxismo abierto que, girando en torno a la totalidad de la realidad histórica, entiende que tanto el ámbito de la objetividad como el de la subjetividad interaccionan y van creando el desenvolvimiento de dicha realidad y que, por ello, no es atribuible a ninguno de esos ámbitos la exclusividad en la determinación de la dialéctica histórica. Más bien, es de la compleja interrelación de esos dos ámbitos que la dinámica de la historia va conformándose.

La conformación de una ética de corte marxista es una labor aún en curso. A pesar de los aportes que han avanzado diversos autores en este campo, quedan aún espacios que no han sido satisfactoriamente llenados por la reflexión materialista histórica y, sobre todo, hace falta también mellar sobre el pensamiento hegemónico desde una praxis que sea consecuente con tal ética marxista y que debe, por su misma naturaleza, estar asentada sobre las premisas más universales posibles de justicia e igualdad, tener su asidero en la diversidad que hoy conforman las clases oprimidas por los diversos esquemas de dominación vigentes y reconocer en el crisol de esas clases oprimidas al sujeto histórico de la emancipación humana.

  1. Bibliografía
  • Bruno, D. “Las condiciones objetivas y subjetivas. El derrumbe capitalista y la acción revolucionaria en el joven Lukács”. En: En defensa del marxismo. No 44. Buenos Aires, Argentina. Disponible en: https://goo.gl/3sH8qq. Rec. el 25-05-2017.
  • Lukács, G. Historia y conciencia de clase. Editorial Quimantú. Santiago de Chile, Chile. 2008.
  • Lukács, G. Lenin, la coherencia de su pensamiento. Ocean Sur. 2014.

  • Lukács, G. La crisis de la filosofía burguesa. Versión digitalizada de Ediciones elaleph.com. 2000.
  • Marx, K. Los manuscritos de 1844. UCA Editores. San Salvador, El Salvador. 1987.
  • Sánchez Vázquez, A. Ética. Editorial Crítica. Barcelona, España. 1981.
  • Shishkin, F. Ética marxista. Ediciones pueblo. 1972.

Notas:

1 Bruno, D. “Las condiciones objetivas y subjetivas. El derrumbe capitalista y la acción revolucionaria en el joven Lukács”. En: En defensa del marxismo. No 44. Buenos Aires, Argentina. Sin fecha. Disponible en: http://www.po.org.ar/publicaciones/verNotaRevistaTeorica/44/las-condiciones-objetivas-y-subjetivas-el-derrumbe-capitalista-y-la-accion-revolucionaria-en-el-joven-lukacs. Recuperado el 07-06-2017.

2 De hecho, la ética y la estética –ambas preocupaciones lukacsianas- han sido los campos de la filosofía menos trabajadas desde el marxismo. Una de las primeras exposiciones sistemáticas fue la Ética marxista de Shishkin, aunque muy preñada del esquematismo propio del dogmatismo soviético; un planteamiento mucho más rico y abierto es el de Sánchez Vázquez en sus libros ÉticaEl valor del socialismo y Ética y política, Entre la realidad y la utopía, entre otros.

3 Precisamente estas dos instancias son cruciales en las Tesis sobre Feuerbach. La subjetividad, por un lado, denunciada por Marx como abandonada por el materialismo filosófico y los planteamientos mecanicistas y la praxis, por otro lado, como elemento que permite en última instancia la incidencia del ser humano sobre todos los ámbitos de la realidad social que constituyen la historia y, como tal, el puente de comunicación entre la mera objetividad y la subjetividad.

 Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=240646&titular=la-subjetividad-y-la-praxis-como-fundamentos-de-la-%E9tica-

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Ética de la superación

Por: Julio Maria Sanguinetti.

La tan cuestionada sociedad burguesa, fundada en la «libertad, igualdad y fraternidad», ha sido la constructora de los sistemas democráticos modernos. Nació enfrentando a la aristocracia feudal, como expresamente se lo reconocen Marx y Engels en el manifiesto comunista.

Luego, un largo siglo mostró que aquella construcción basada en una libertad individual, que incluía la propiedad como condición de la autonomía personal, llevó a las sociedades más libres y prósperas de la historia.

La concepción materialista, en cambio, negadora de esas libertades, defensora de la propiedad colectiva, resultó inevitablemente autoritaria y, al final de cuentas, tan injusta como fracasada. Los despojos remanentes (Cuba, hoy Venezuela) son la expresión de esa igualación hacia abajo que hunde en la mediocridad por la falta de estímulos personales y la asfixia de las libertades.

Aquella libertad «burguesa» concebía la propiedad como su expresión inicial y eso lo vemos claro en los regímenes socialistas, en que la primera gran batalla es por ser dueño de una vivienda y, paralelamente, tener la posibilidad de independizarse económicamente del Estado totalitario con un emprendimiento personal, por modesto que sea. A lo que se le ha sumado, con el correr de los años, la transformación de un Estado liberal, espectador de los procesos sociales, en una organización capaz de ofrecer las mayores garantías posibles a aquellos que fueran quedando rezagados en la competencia del mercado.

De ese modo se han construido la prosperidad y la libertad. El trabajo es concebido como una virtud y no simplemente una carga; es la dignidad del esfuerzo personal, cuyo resultado cada cual quiere conservar. Es lo que magistralmente ha explicado Max Weber como «espíritu del capitalismo» y base del desarrollo superior de los países anglosajones en el siglo XVIII.

Aunque parezca absurdo y anacrónico, es lo que está detrás del debate sobre la seguridad social. El Uruguay, pionero en la materia ya en el siglo XIX, construyó un gran sistema de reparto solidario que, al llegar a mediados del siglo pasado, estaba agotado. Así es que en 1996 se le salva de la quiebra mediante un régimen mixto, en que hay un tramo general, obligatorio, administrado por el Banco de Previsión Social, que asegura los mínimos, y otro voluntario de ahorro personal. No se fue a un régimen totalmente de ahorro individual como Chile, sino a uno mixto, reconocido hoy como el más equilibrado. El trabajador tiene su cuenta individual, su ahorro personal transparentemente registrado y un fondo que es propiedad suya y no del Estado ni de las AFAP. Los 15.904 millones de dólares que hoy tiene el fondo de ahorro personal no son propiedad del Estado sino del 1.190.000 afiliados voluntarios. La AFAP es sólo su administradora, para que vayan rindiendo lo necesario como para sustentar el sistema.

Es contra eso que están quienes quieren desbaratar el régimen. Condenan que el trabajador ahorre. Creen que ahorrar es egoísmo burgués, que no existe el derecho a sentir el estímulo de trabajar y guardar. Este sentimiento, este pensamiento, es el que fue desestimulando al trabajador en los regímenes socialistas, hasta llevarlos al fracaso económico. Se diluyó la ética del trabajo. Daba lo mismo producir que no hacerlo.

Esta misma mentalidad es la que se ha trasladado al sistema educativo. Es idéntico estudiar que no estudiar, rendir que no rendir. Todo el mundo pasa en la escuela hasta 6º año y luego rebota en el primer año de liceo, donde la mitad deserta. Los que quedan, vivirán un proceso parecido en la educación media, hasta que queden en el camino o la mayoría rebote también al pretender el ingreso a la enseñanza terciaria. Todas las mediciones oficiales de rendimiento educativo muestran con elocuencia nuestro atraso.

Sabemos que la repetición no es una panacea, pero solo puede sustituirse por sistemas de apoyo pedagógico que compensen a los rezagados. Seguir adelante sin más es instalar el antivalor de que es lo mismo esforzarse que «hacer la plancha», como popularmente se dice.

En otro orden, no hace mucho que el Centro de Estudios Judiciales se vio obligado a bajar los niveles de exigencia porque solamente el 20% de los abogados que presentaban su aspiración de ingresar a la magistratura pasaban el examen de ingreso. Y algo parecido ocurrió en Relaciones Exteriores. Siempre el cambio es bajando la exigencia.

¿Alguien cree que en esta sociedad globalizada y fieramente competitiva, un país puede mirar hacia el futuro sobre estas débiles bases? ¿No advertimos que están en riesgo la mayoría de los puestos de trabajo actuales, sustituidos por mecanismos robóticos que solo darán espacio a la gente más preparada? Eso ya está ocurriendo y a velocidad exponencial. La condenación del esfuerzo individual, el castigo al espíritu de superación personal, fue la muerte de los sistemas socialistas. No puede ser la agonía de nuestras sociedades democráticas.

Fuente: http://www.elpais.com.uy/opinion/columnistas/julio-maria-sanguinetti/etica-superacion.html

Imagen: http://1.bp.blogspot.com/-eOzdvfyPZ4c/UIMlPsVGSTI/AAAAAAAAADA/gpzYAZfagNo/s1600/L.jpg

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La filosofía en los ideales y prácticas educativas del Anáhuac.

Por: Lourdes Velázquez

La ética no es solo aquella que encontramos en los tratados de Filosofía Moral, sino que abarca un campo mucho más basto. Esencialmente  consiste en un esfuerzo de proponer reglas de conducta y de vida buenas, es decir que tiene un fin intrínseco educativo. Por consiguiente para reconstruir la ética de una cultura, un instrumento fundamental es estudiar sus ideales y prácticas educativas.

México es un país privilegiado: asiento de grandes culturas como la olmeca, teotihuacana, maya, tarasca, entre otras que formaban parte de la civilización del Anáhuac, una de las seis más antiguas y con origen autónomo. Tan antigua como Egipto o Mesopotamia, en la que ser conocedores de la interioridad psicológica y estar en armonía con los buenos sentimientos alojados en el corazón era primordial.  “La Tlacahuapahualiztli (arte de criar y educar hombres)  no se limitaba a la capacitación de un oficio o de un arte, sino a la enseñanza de los valores morales y éticos de la comunidad. Si bien se les enseñaba el cultivo, también se les infundían el amor por la tierra, la gratitud a los dioses, el gusto por el trabajo, el deseo de compartir el sustento con los suyos y con los necesitados. En toda actividad se les inculcaba un gran sentido de la familia y del grupo humano porque un rostro y un corazón no andan solos en el mundo, sino cerca, a un lado o enfrente de muchos otros rostros y muchos otros corazones”.

La educación en la civilización del Anáhuac, era parte indispensable de la humanización. El Tollan o la ciudad, se concebía a partir de personas educadas que vivían en comunidad, con un objetivo o propósito social muy elevado y compartido por todos los integrantes, a partir de un milenario proceso educativo, en el que el “servicio” a la comunidad era fundamental. Y es de esta manera que se pueden entender los largos, periodos, de esfuerzo constructivo del México antiguo. Como por ejemplo ocurrió en Mitla, Monte Albán y Chichenitza por citar algunos.

La educación en su sentido más amplio, estaba totalmente inmersa en el tejido social. Lo mismo en la casa, que en los espacios públicos. En los objetivos de la familia, del calpulli y del Estado.  Y se aplica a la organización social. La ética y la moral, entendidos como los juicios de valor de carácter personal y social, son trasmitidos-aprendidos a partir de procesos directos e indirectos educativos, formales e informales. Es entonces la educación, la que permite que el individuo, la familia y la comunidad, puedan alimentarse, mantener la salud, organizarse y vivir en armonía en la sociedad. Pero más aún, la educación es la que puede concretar el mantenimiento del propósito social y alcanzar los más elevados proyectos abstractos de una civilización a través del tiempo.

El patrimonio cultural se divide en dos vertientes, el patrimonio cultural tangible, que se refiere a “los objetos”, como pirámides, estelas, cerámicas, códices, etc. Y el patrimonio cultural intangible, que se refiere a “los sujetos”, es decir a las personas. Este patrimonio se percibe en los conocimientos, sentimientos, tradiciones, usos y costumbres de un pueblo. La forma particular de entender el mundo y la vida.

El patrimonio cultural intangible es el más importante, en tanto, que es el  “productor y reproductor” del patrimonio tangible. De esta manera, se puede considerar a la educación, como el bien más importante del patrimonio cultural, y en consecuencia, la herencia cultural más valiosa para construir un futuro más humano, justo y armonioso.

De las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad, la civilización del Anáhuac fue la única que creó un sistema educativo público, obligatorio, gratuito que desarrollaron por milenios, formando sucesivas generaciones de jóvenes educados e instruidos en valores y conocimientos de carácter moral, ético, científico y artístico. Sustentando como lo hemos ya mencionado, su sociedad, en la educación, razón por la cual podemos, con gran orgullo, sustentar que las nuestras fueron las primeras sociedades totalmente escolarizadas, sin importar el rango social o el poder económico familiar.  Siendo así un ejemplo para el mundo. El francés Jacques Soustelle en su libro “El Universo de los aztecas, escribía en 1955:
“Es admirable que en esa época y en ese continente, un pueblo indígena de América haya practicado la educación obligatoria para todos y que no hubiera un solo niño mexicano del siglo XVI, cualquiera que fuese su origen social, que estuviera privado de escuela”.

Recordemos que en Europa el primer sistema educativo público, obligatorio y gratuito se implanto en Italia en 1597 gracias a José de Calasanz.
La educación básica se llevaba a cabo desde los seis hasta los doce años. Los padres a esta edad acompañaban a sus hijos al Tepochcalli o al Calmecac, en este último había un anexo destinado a las niñas, a quienes se les impartía una educación fundamentalmente moral y se les preparaba a fin de que pudieran cumplir con todas sus obligaciones dentro del matrimonio. El saber era como dice, León Portilla, “el sustantivo mismo de la vida”. Cuando el niño o niña ingresaba a la educación básica ya tenía conocimiento de muchas cosas que los padres le habían enseñado. Se entendía que el vivir no era otra cosa que el ejercicio de aprender.  Todos eran educados, porque la ignorancia era concebida como algo vergonzoso, más aún doloroso, que debía ser evitado.

Si partimos que la educación trasmite valores y que en el Anáhuac se mantuvo presente con cobertura total, por lo menos durante tres mil años consecutivos.  Se explica el hecho de que en México, las personas que tienen generaciones de “no ir a la escuela” o no tener ni siquiera la primaria completa, “son personas muy educadas, con sólidos valores éticos y morales”.

Esta educación en valores (no académica y no escolarizada), trasmitida a través de la cultura ancestral, permite que las personas, familias y pueblos, tengan mejores hábitos alimenticios y puedan comer “de la nada”, lo mismo en un desierto que en un bosque. Pero también, esta educación transmitida en las tradiciones, usos y costumbres, les permite tener buenos hábitos higiénicos y conocer métodos curativos, que incluyen plantas, insectos, minerales y ancestrales técnicas. Estos conocimientos están implícitos en métodos y técnicas de construcción, siembra, reforestación, organización comunitaria e impartición de justicia.

Es decir que la educación prepara desde la infancia a los individuos de una comunidad a servirla, a obedecer y respetar jerarquías, aprendiendo que es más importante el interés comunitario que el individual y que se manda obedeciendo.
Por eso el respeto a los padres y abuelos, así como a los hermanos mayores, la relación con la familia ampliada, es decir tíos, tías, parientes políticos resultaba fundamental en el desarrollo del niño.

Los niños eran integrados, como miembros muy valiosos, a la vida social y familiar.
Y en este núcleo era dónde se formaban los valores, principios y actitudes que regirían el resto de su vida. La educación en el hogar era práctica y por imitación. El ejemplo del núcleo familiar era básico, comenzando por los padres quienes enseñaban a sus hijos, a temprana edad a cumplir con todas las obligaciones con el hogar y con la comunidad. Las tareas se daban según la edad y los propios alumnos instruían a los más pequeños, de modo que se alentaba la responsabilidad de los hermanos menores y el trabajo en equipo.

El sentido tolteca de la práctica educativa se sustentaba en valores, que se debían trabajar cotidianamente con los estudiantes, a través de actividades físicas, mentales y artísticas, que desarrollaran hábitos, y que estos, a través del tiempo, formarían el carácter o como refiere el simbolismo náhuatl de la educación: formar “el rostro propio y el corazón verdadero” del estudiante.
Este rostro, sólido como una piedra, y éste corazón, firme como un tronco, definirían con el tiempo el destino de sus vidas.

Finalmente diremos que ante los desafíos que está enfrentando la educación y el maestro del siglo XXI, se requiere re-pensar la filosofía de la educación en México. Para ello, debemos de dejar de buscar afuera lo que nuestra propia educación familiar y comunitaria, en nuestros valores y principios existe desde hace miles de años.

El futuro de México y la educación está en su pasado. El maestro debe recobrar la memoria histórica y fortalecer su identidad para despertar la consciencia de sus alumnos. Requiere revalorar y descolonizar su patrimonio cultural, su historia ancestral y su Cultura Madre. Esa cultura Madre que ha tenido en el vértice superior de su pirámide de desarrollo, la trascendencia espiritual de la existencia. Su propósito social ha sido concebido de manera comunitaria. El ser humano es hijo de la Tierra y ella es entendida como un ser vivo y sagrado.  El ser humano tiene como responsabilidad superior decantar su energía espiritual y coadyuvar para mantener el “equilibrio” del planeta y las misteriosas fuerzas del universo.

La “Matria” basa sus fuerzas sustentadoras en la conciencia espiritual del individuo, la unión de la familia en los valores y actitudes ancestrales, el respeto absoluto a la Naturaleza. La cohesión de la comunidad y el comunitarismo, por lo que rechaza la propiedad privada, el uso de la moneda, el atesoramiento y la explotación. La organización y dirección como lo hemos ya mencionado, se basa en “el servicio a la comunidad, a través del “mandar obedeciendo”

“ La Matria nos ha legado cinco actitudes ante la vida y el mundo:
Los valores acendrados que unen a la familia y a la comunidad.
Un infatigable espíritu constructor
Un permanente optimismo por la vida
El amor y respeto a la naturaleza
Una visión mística y espiritual ante el mundo y la vida”.

Conclusión
“El futuro de México es su pasado”  como diría el Maestro Guillermo Marin
La civilización del Anáhuac sigue viva y presente en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. Somos los descendientes de nuestros antepasados, por eso debemos saber y dar a conocer su herencia, que es nuestra y constituye nuestra riqueza. Tenemos que recuperar la memoria histórica y conocer la verdad sobre nuestro grandioso pasado.
Debemos investigar cuáles fueron los valores y principios humanos con los que se constituyó la civilización que logró, a lo largo de muchos siglos, el grado más avanzado de vida en sociedad que ha alcanzado la humanidad.
Necesitamos comprometernos en la investigación y el profundo análisis del pasado anahuaca, porque constituyen los más profundos cimientos de lo que somos en esencia y que podemos ser. Necesitamos comenzar a hacer, “arqueología del Espíritu” en lo más profundo de nuestro ser.

Notas:
DIAZ INFANTE Fernando. –La educación de los aztecas.-Panorama. México 1996. p.p.41-42.
SOUSTELLE JACQUES. –La vida cotidiana de los aztecas.- Fondo de Cultura Económica. México 1955.
Cfr. DIAZ  INFANTE F. Op. cit. p.57
Cfr. MARÍN GUILLERMO. –Pedagogía Tolteca- Filosofía de la educación en el México antiguo. Educayotl. A.C. México 2012.
Cfr. LEÓN PORTILLA Miguel.-La filosofía Náhuatl. UNAM. México 1979.
MARÍN GUILLERMO. –Anáhuac esencia y raíz de México. Educayotl. A.C. Oaxaca, México 2010.p.27
Fuente: http://www.cartademexico.com/web/cn.php?id=20315

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Libro: El cine como recurso didáctico para la enseñanza de la Filosofía en el Bachillerato General Unificado según la pedagogía crítica

Ecuador / 2 de diciembre de 2017 / Autor: Baculima Ayala, Diana Carolina / Fuente: Universidad de Cuenca

La asignatura de Filosofía en los primeros años de bachillerato es muy importante, ya que se basa en un conjunto de categorías filosóficas sobre ámbitos fundamentales centrados en el quehacer humano que son de relevancia actual, lo cual permite potenciar el desarrollo de las capacidades crítico-reflexivo de los estudiantes. Desde esta perspectiva, esta monografía tiene como objetivo general: Elaborar una propuesta del uso del cine como un recurso didáctico para la enseñanza de la Filosofía en el Bachillerato General Unificado, según la Pedagogía Crítica. La metodología a utilizar será cualitativa de corte transversal, el instrumento con el que se trabajará las películas: Los niños del cielo de Mayid Mayidí Ética y Azul de Krzysztof Kieslowski para la Estética. De esta manera se pretende que esta propuesta aporte a la asignatura de Filosofía, desarrollando el pensamiento crítico y reflexivo en los estudiantes, tomando como referente la Pedagogía Crítica propuesta por Paulo Freire.

Link para la descarga:

http://dspace.ucuenca.edu.ec/bitstream/123456789/28623/1/Trabajo%20de%20Titulaci%c3%b3n.pdf

Fuente:

http://dspace.ucuenca.edu.ec/handle/123456789/28623

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Ghana: Las 7 lecciones del mejor profesor del mundo

Ghana / 26 de noviembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: Semana

Dejó su trabajo en Microsoft para perseguir el sueño de crear una universidad en su país. Hoy su modelo educativo es un ejemplo.

Patrick Awuah es un ingeniero ghanés, de 52 años, elegido el pasado miércoles como el mejor profesor del mundo en la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación celebrada en Doha, capital de Catar. El Premio WISE, por sus siglas en inglés, es considerado uno de los galardones educativos más importantes del mundo junto con el Global Teacher Prize, que entrega cada año en Dubai, Emiratos Arabes Unidos, la Fundación Varkey.

Estas son las 7 lecciones que deja Awuah con su ejemplo de vida y también con su labor al frente de la Universidad de Ashesi, ubicada en cercanías a Accra, la capital ghanesa.

1. El pensamiento crítico debe prevalecer sobre el aprendizaje de memoria: para Awuah lo más importante es que los alumnos aprendan a pensar por sí mismos, superando los procedimientos tradicionales para adquirir conocimientos de memoria. Todos los programas ofrecidos incentivan a los estudiantes a cuestionar lo establecido, para que no se limiten a reproducir lo que les cuentan los profesores sin dudar de su veracidad.

2. La evaluación continua es más importante que los exámenes finales: un elemento diferenciador del método de Awuah frente a otras universidades de Ghana es que el examen final representa solo un porcentaje menor de la nota. Allí se da mucha más importancia al proceso de aprendizaje a través de proyectos que preparan los alumnos para la práctica profesional, y su evaluación se hace de forma continua.

3. La empatía es igual de importante al conocimiento: en la Universidad de Ashesi todos los estudiantes participan durante cuatro años en un seminario de liderazgo sobre ética, colaboración y espíritu empresarial que termina con una sección de aprendizaje con base en el servicio. Esto incentiva el respeto por las opiniones contrarias y la capacidad de identificación de los estudiantes con los habitantes del territorio y sus problemáticas.

4. “Las humanidades son la clave para formar a los líderes del futuro”: con esta frase Awuah afirma que sus estudiantes deben ser capaces de plantearse grandes preguntas sobre cómo construir una sociedad mejor, antes que cómo convertirse en altos ejecutivos. Está muy ligada a su visión ética de la educación y por eso destaca que en 2008 los estudiantes establecieron el primer código de honor de una universidad africana, con el cual se responsabilizan de todos sus comportamientos, como respuesta al problema de la corrupción.

5. Hacer prevalecer la ética sobre el desarrollo económico personal también paga: el sector privado ha aportado con becas para el 50 por ciento de los estudiantes de la Universidad, 20 por ciento totales y 30 por ciento parciales, que ayudan a cubrir los 9.000 dólares que cuesta la matrícula anual. Además, uno de los principales criterios del jurado para otorgar el reconocimiento de medio millón de dólares a Awuah por ser el mejor profesor, fue premiar emprendimientos que no se basen solo en el desarrollo económico, sino que cultiven la altura moral de los ciudadanos.

6. Perseguir los sueños es más importante que la estabilidad: Awuah renunció a su cargo en Microsoft porque su sueño siempre fue montar una universidad en su país natal. Pidió ayuda al sector privado y con todos sus ahorros y los de su mujer reunieron un capital de 2,5 millones de dólares. Aunque los inicios fueron difíciles y modestos, porque empezaron dando clase a 30 estudiantes en una casa alquilada, hoy la universidad alberga 600 alumnos en un campus de cerca de 100 hectáreas.

7. Enseñar con el ejemplo es más efectivo: lo primero que hará Awuah con el medio millón de dólares recibido por el premio será incrementar las becas para estudiantes de la universidad. Lecciones como esta son producto de la filosofía humanística que inspira este modelo académico, y por eso hay casos de estudiantes con negocios exitosos, que también han donado parte de sus utilidades para el desarrollo de proyectos que benefician a comunidades en Ghana.

Fuente de la Noticia:

http://www.semana.com/educacion/articulo/las-7-lecciones-del-mejor-profesor-del-mundo/548086

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Ética y calidad de vida

15 de noviembre de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Javier Pombo

Es necesario retomar, desde la academia, la orientación hacia el bien común y/o social que prevalece en la Constitución Nacional para un mejor bienestar de los miembros de la comunidad. 

Es imprescindible retomar en los establecimientos educativos la formación ética desde la multidisciplinariedad y fortalecer como área obligatoria y fundamental  la educación ética y en valores humanos tal y como lo establece el artículo 23 de la Ley 115 de Febrero 8 de 1994 o Ley General de Educación, la cual ya es hora de que se revise tal y como lo propuse en este artículo, ya que entre otras cosas la formación que se le brida a los estudiantes colombianos a partir de la ley citada, no ha servido para disminuir los casos de corrupción que se presentan con frecuencia en nuestro contexto colombiano.

Es necesario retomar desde la academia la orientación hacia el bien común y/o social que prevalece en la Constitución Nacional para un mejor bienestar de los miembros de la comunidad. Cuando en el diario vivir practiquemos todos los colombianos el anterior principio, tendremos una mejor calidad de vida, tanto para nosotros como para las futuras generaciones.

La vida en sociedad no es fácil, entre otras cosas porque somos seres sociales por naturaleza pero debemos aprender a convivir.

La vida en sociedad no es fácil, entre otras cosas porque somos seres sociales por naturaleza pero debemos aprender a convivir, razón por la cual fue necesarios crear normas de convivencia como son las morales, legales y culturales.

Moral: conjunto de reglas que se proponen hacer al hombre bueno. Ley: conjunto de reglas cuyo propósito es armonizar las relaciones de los individuos.

Cultura: la manera de vivir juntos, que moldea nuestros pensamientos, imágenes y valores.

La democracia ideal es aquella en que los tres sistemas de regulamiento conductual -moral, cultura y ley- generen un buen trato hacia los demás y de esta manera evitar la corrupción, el terrorismo y en general cualquier forma de violencia y discriminación.

En Colombia predomina “cuanto tienes, cuanto vales” o “usted no sabe quién soy yo”, lo cual desde mi punto de vista es error ya que uno de  los propósitos de le ética es no hacer daños a los demás a través de la autorregulación, de la cual carecen los corruptos y violentos que tanto daño le hacen al país.

Es necesario hablar de ética y moral, proponer diferentes actividades donde se platique y reflexiones de este tema en las universidades y colegios, ya que hay muchas personas que no tienen claro que es moral y que es ética y en la medida en que no se interiorizan y practican los valores pues nos toca adaptarnos a vivir en una sociedad donde impera la ley del más fuerte o en nuestros tiempos seria del más rico. Hay un pasaje bíblico que dice que “nuestra recompensa viene de nuestras obras”.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/articulos-informativos/etica-y-calidad-de-vida

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Adela Cortina: Erradicar la pobreza pasa por «empoderar a los pobres»

España/07 de noviembre de 2017/Fuente: http://www.eldiario.es

La directora de la Fundación Étnor y catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universitat de València, Adela Cortina, ha asegurado hoy que erradicar la pobreza pasa por «empoderar a los pobres», y ha pedido a las empresas que tengan un «papel protagonista» en este objetivo.

Cortina ha inaugurado con la ponencia «Erradicar la pobreza: combatir la aporofobia» el XXVII Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación Étnor, una iniciativa que quiere ser un foro de diálogo para abordar los profundos cambios a los que se enfrenta la sociedad y las organizaciones, según un comunicado de la entidad.

En su opinión, la solución de la pobreza pasa por «empoderar a los pobres, porque realmente la pobreza es falta de libertad. Tendríamos que conseguir que las personas, que son un fin en sí mismas, puedan llevar adelante sus planes de vida, que es un deber moral y una exigencia de justicia».

La pobreza, según Cortina, afecta al conjunto de la sociedad porque «tiene externalidades» y ha señalado que el siglo XXI tiene que ser «el siglo que acabe con la pobreza y, para ello, es necesaria la colaboración de organizaciones, economía y empresas».

A nivel global, se ha mostrado optimista y ha dicho que, «del mismo modo que en 2015 se logró en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir la pobreza a la mitad, ahora podríamos, trabajando juntos, reducir las desigualdades y superar las situaciones de vulnerabilidad».

Cortina ha explicado que una de las grandes novedades que aportan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son que se pide a las empresas y a la economía que se impliquen y aprovechen las oportunidades de negocio que se derivan de éstos.

De hecho, señala que pueden generar al menos 12 billones de dólares y 380 millones de empleo hasta 2030 por las oportunidades en áreas como alimentación, energía o medioambiente, y en acciones que mejoren la sociedad, porque «el futuro será social o no será».

Para Cortina, «la renta básica de ciudadanía es un deber de justicia, pero junto a ello las empresas tienen que crear empleo, y ahí hay una oportunidad de negocio para ellas».

Para la catedrática de Ética, las empresas tienen que trabajar en tres niveles: desde su propio negocio y actividad, con el compromiso social y sensibilizando y contribuyendo a que haya leyes justas.

Fuente:

http://www.eldiario.es/sociedad/Adela-Cortina-Erradicar-pobreza-empoderar_0_700630205.html

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