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La RAE interviene y explica quién tenía razón en el examen del niño de 7 años

España/22 octubre 2017/Fuente: laverdad/Autor:LV

Seguro que ya has visto el famoso problema de matemáticas que un maestro tachó a un niño de 7 años al considerar que la respuesta que había dado era incorrecta a pesar de que el niño lo que había hecho era interpretar el enunciado de otra forma también aparentemente válida.

La foto del ejercicio se ha hecho viral y por eso mismo la Real Academia Española (RAE) ha querido intervenir también para dictaminar cuál de las dos partes tenía razón: ¿el padre que decía que el profesor no se había enterado o el niño por responder algo que no se pedía en el enunciado?

Pues bien, según, la RAE, que ha contestado a través de su cuenta de Twitter, tal y como está planteado el enunciado, es el maestro el que tiene razón.

La explicación de la Real Academia alude a que por el contexto del enunciado se entiende que hay que escribir con letras «los números que se citan a continuación».

Por tanto, y aunque es cierto que el enunciado resultaba ambiguo y un niño con mayor capacidad de abstracción puede sentir confusión y responder como lo hizo el alumno, el maestro hizo bien al tachar el ejercicio si se valora de forma estricta lo que se pedía en él.

Fuente de la noticia: http://www.laverdad.es/sociedad/interviene-explica-razon-20171020153306-nt.html

Fuente de la imagen: http://static2.laverdad.es/www/multimedia/201710/20/media/cortadas/ejercicio-kasF-U401074693965SDD-624×385@La%20Verdad.j

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¿Es idóneo el examen de oposición?

Alberto Sebastián Barragán

El ingreso al servicio profesional docente consiste en un examen de oposición con dos o tres etapas, según la plaza a que se aspire. En la etapa uno, se ocupa un examen de conocimientos y habilidades para la práctica docente, donde los reactivos de cuatro opciones miden el nivel de dominio de contenidos y enfoques de enseñanza; así como las capacidades y habilidades para la resolución de problemas didácticos.

La etapa dos, consiste en un examen de habilidades intelectuales y responsabilidades ético-profesionales. Estos otros reactivos intentan arrojar información sobre las habilidades intelectuales del docente, e intuyen las capacidades de comunicación, estudio, reflexión y mejora continua, así como de las actitudes necesarias para la profesión docente.  Y la etapa tres consiste en aspectos complementarios para Educación indígena, Asignatura estatal, Artes o Tecnología para nivel secundaria.

Los instrumentos son independientes, sin embargo, los resultados que se obtienen se agrupan en los niveles I, II y III, según la puntuación obtenida.  Como se trata de instrumentos distintos se establecen diferentes puntos de corte. Y de la integración de los resultados se determina la idoneidad, o no idoneidad, del sustentante. Según la Ley General del Servicio Profesional Docente, un aspirante es idóneo, si obtiene al menos el Nivel II, en todos y cada uno de los instrumentos. Después de que los sustentantes hayan obtenido un resultado idóneo, se agrupan en otros niveles A, B, y C, para los que respondieron dos exámenes; así como A, B, C y D, para los de tres exámenes.

Para la Ciudad de México, el último proceso de ingreso a educación básica registró el 65% de docentes idóneos, de los cuales 1099 son de formación normalista, y 2655 estudiaron en otras instituciones de educación superior. Para educación primaria, se registraron 1472 participantes, de los cuales 978 resultaron idóneos. Según las cifras iniciales de la convocatoria, sólo había 210 plazas, pero la vacancia generada elevó la cantidad de plazas hasta 902.

En convocatorias de algunas entidades, para Preescolar, Primaria o Secundaria, las cifras de plazas vacantes se publicaron en ceros. Sin embargo, las cifras de vacantes alcanzadas hasta el 31 de mayo no se dieron a conocer en la página del Servicio Profesional Docente. Es decir, se trató de una apuesta hacia la jubilación o liberación de esas plazas para ocuparlas a partir de las listas de prelación.

Hasta este momento, se podría decir que esta modalidad de ingreso al servicio profesional docente, ha disminuido las prácticas perversas de la burocracia, de influyentismo, de venta o de intercambio de plazas. Es decir, la asignación basada en el mérito se ha percibido como un panorama favorable, sin embargo, es necesario señalar algunos puntos inadvertidos en la mirada general de la evaluación docente.

En primer lugar, la convocatoria pública y abierta es tan amplia, que se ha convertido en detrimento de la formación inicial de los profesores de educación básica. Hay que recordar que desde el inicio de la reforma educativa se planteó un fortalecimiento de las escuelas normales, y al mismo tiempo se concedió un periodo de gracia de convocatorias diferenciadas para escuelas normales. El fortalecimiento no llegó, pero sí se cumplieron los dos años de dos tipos de convocatorias, hasta llegar a una convocatoria general.

En este sentido, es importante reconocer las disparidades de número de instituciones de educación superior por cada entidad. Además, es necesario considerar el balance de instituciones públicas y privadas por cada estado. Y aunado a ello, es indispensable revisar la configuración social y política de las zonas económicas del país, que determinan la inversión en la formación inicial de docentes de educación básica. Las convocatorias diferenciadas tendrían que retomarse como una etapa de transición mientras se consolida el modelo de formación docente en las escuelas normales.

En segundo lugar, no debemos perder de vista que se trata de pruebas estandarizadas. Justo por la cualidad de ser exámenes a gran escala se convierten en instrumentos llenos de interés o de sospecha. En los exámenes de opción múltiple de las etapas mencionadas, el resultado genera un indicador cuantitativo de dominio de contenidos, pero no necesariamente de desempeño.

¿Es posible que un examen estandarizado ofrezca niveles de desempeño sobre las habilidades docentes, capacidad de respuesta, o actitudes ético-profesionales a partir de casos supuestos? Si la respuesta es afirmativa, entonces la idoneidad del examen de oposición también puede ser hipotética. Supongamos que sí es la mejor forma de seleccionar a los docentes, entonces la mirada la tenemos que dirigir hacia el trabajo que los prelados realizan en educación básica, y nos daremos cuenta de que la realidad, no apunta en el mismo sentido de la idoneidad. Además, eso ya no corresponde al examen de oposición, sino a la débil formación continua.

Aunque se perciba cierto avance, no hay que perder de vista la calidad educativa y la formación docente. Necesitamos revisar constantemente la brújula porque, el hecho de estar en movimiento, no significa necesariamente que vayamos con buena dirección.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/es-idoneo-el-examen-de-oposicion/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/04/evaluacion-extraordinaria-guerrero2-e1460132287865.jpg

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Argentina: Docentes con «machetes» en los exámenes para cargos jerárquicos

Mendoza / 09 de agosto de 2017 / Fuente: http://www.sinmordaza.com

Ocurrió en Mendoza, durante el denominado Concurso de Jerarquía Directiva 2017. Uno tenía machetes en su cuerpo e iba a copiarse al baño, mientras que una mujer escuchaba las respuestas grabadas mediante un auricular.

El sistema educativo argentino encuentra nuevos y novedosos mecanismos para volver a sorprender y, en algunos casos, para indignar al ciudadano. El último episodio vergonzoso se produjo en la provincia de Mendoza, durante el concurso para directores de escuelas en el que participaron miles de maestros: a dos docentes se les inició un sumario administrativo después de que se los encontrara copiándose durante sus exámenes.

Los casos ocurrieron en la ciudad de San Rafael y en el Gran Mendoza y causaron indignación en la mayor parte de la comunidad educativa provincial.

Todo sucedió el 31 de julio, durante la serie de exámenes denominado Concurso de Jerarquía Directiva 2017, en el que participaron 3.576 postulantes de la mayoría de las instituciones educativas de Mendoza. La idea principal es poder ocupar los 900 puestos vacantes que existen para los cargos de directores, vicedirectores y regentes de todos los niveles y modalidades del sistema público.

Durante esa jornada, la Dirección General de Escuelas decidió tomar el primer examen en las zonas Norte y Sur de la provincia. Precisamente, las pruebas de la última región se tomaron en 27 aulas de la escuela técnica Manuel Molina, en San Rafael.

Allí ocurrió el primer caso. Los responsables del examen advirtieron que uno de los postulantes presentaba una actitud nerviosa y sospechosa durante el desarrollo del mismo. Además, acudía constantemente al baño. Al indagar sobre su estado de ánimo, comprobaron que el docente tenía al menos diez de los conocidos «machetes» debajo de las mangas de su abrigo.

«Lo pescaron in fraganti con 10 machetes. En el momento se labró un acta ante un escribano y se dio aviso a las autoridades de mesa», aseguró el director de Asuntos Jurídicos de la Dirección General de Escuelas de la provincia, Francisco Fernández, a Radio Mitre de Mendoza.

El docente en cuestión ejerce como director suplente en una escuela técnica de San Rafael y ya fue objeto de una investigación sumarial llevada a cabo por la Dirección de Escuelas Secundarias.

«Debido a que el aspirante a director es docente titular y ejercía aquel cargo como suplente, ahora la Dirección de Secundaria evaluará sus antecedentes (…) Si se lo contempla como suplente con un informe motivado y fundado de su superior (en este caso un supervisor), se le puede dar de baja en su cargo y por un año no podrá presentarse a concursar ningún cargo», especificó Fernández.

El segundo caso resultó aún más insólito y fue cometido por una aspirante a directora de una escuela de educación especial. La responsable del papelón utilizaba nada menos que un dispositivo similar a un audífono para escuchar las respuestas a las preguntas del examen.

La mujer quedó en evidencia en el medio de la prueba. Cuando todo el aula se mantenía en silencio, de repente se empezó a escuchar cómo la docente activaba el audio de su dispositivo para escuchar las respuestas pertinentes.

«Los postulantes estaban todos callados y empezó a haber un ruido. Se escuchaba que alguien tenía una suerte de auricular puesto. Hasta que la descubrieron», aseguró Fernández.

El examen escrito forma parte de una evaluación global sobre las capacidades de los docentes. Luego de esa instancia se suma una pasantía que cada postulante deberá realizar en el nivel y modalidad al que aspiran y luego se finaliza con un examen oral.

En principio, Fernández confirmó que los dos docentes serán dados de baja de manera provisoria en sus cargos después de que finalice la etapa de descargó. Así, una vez que se resuelva la investigación administrativa, se determinará la sanción definitiva.

Por su parte, desde el Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación se mostró apoyo a los docentes que se copiaron: «Ellos tienen que contar con la posibilidad del derecho a defensa (…) No es un hecho para minimizarlo, pero tampoco para exagerarlo y encarnizarse con ellos», aseguró el titular de SUTE en Mendoza, Sebastián Henríquez al diario Los Andes.

En tanto, pese al comportamiento vergonzoso de los dos protagonistas de la historia, el inicio del proceso de exámenes fue considerado como un éxito para las autoridades: «Fue un día histórico para la provincia y para todo el sistema educativo porque hace ocho años que este examen no se realizaba», afirmó el director general de Escuelas, Jaime Correas. Se estima que desde 2009 hasta la fecha, un 40% de los cargos directivos estaban siendo ocupados por suplentes.

Fuente noticia: http://www.sinmordaza.com/noticia/435775-docentes-con-machetes-en-los-examenes-para-cargos-jerarquicos.html

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España: Los estudiantes llevarán al ministro de Educación el polémico examen de Historia de Selectividad

Cádiz / 14 de junio de 2017 / Por: SARA CANTOS / Fuente: http://www.lavozdigital.es/

La polémica suscitada este lunes en Cádiz con el examen de Historia de la nueva Selectividad ha derivado, veinticuatro horas después, en una queja masiva de alumnos que se han organizado para lanzar una iniciativa en la plataforma Change.org que ha recabado más de 16.000 firmas en un sólo día.

La iniciativa consiste en una carta en la que explican sus quejas por la gestión de las reformas incluidas en el nuevo modelo de Selectividad y, más en concreto, por el examen de Historia del que dicen sentirse «víctimas» y lo califican de «fracaso estrepitoso para la gran mayoría de alumnos que optaron por la opción B». El motivo principal es que «muchos institutos no han podido dar este tema» y los profesores «mal orientados en las reuniones que han tenido sobre Selectividad» aseguraron que ese tema no entraría. Al final cayó.

La carta, firmada por el estudiante Carlos Villegas, ha recabado 16.441 firmas en un sólo día y se remitirá al ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y por extensión al rector de la Universidad de Cádiz (UCA), Eduardo González Mazo, a quienes reclama «tomar medidas urgentes para solucionar este problema».

El texto íntegro de la carta detalla lo siguiente: «Los alumnos de 2º de Bachillerato hemos sido víctimas de una mala gestión del gobierno y de la Junta de Andalucía, se han introducido cambios de manera muy ineficaz e innecesaria, se ha tenido a miles de alumnos y profesores en el limbo sin conocer los contenidos preguntas y temas que se debían estudiar o enseñar.

El examen de selectividad ha sido un desastre estrepitoso para la gran mayoría de alumnos que optaron por la opción B del examen entrando un tema (los ‘Gobiernos Democráticos’) que es el tema final que se da en los institutos, muchos no han podido dar este tema, muchísimos, y los profesores mal orientados por las reuniones que han tenido sobre selectividad han asegurado a sus alumnos que ese tema no entraría.

Esto no es una queja de unos alumnos que se rebelan porque no han estudiado suficiente y han hecho mal un examen, somos unos alumnos que nos quejamos al Gobierno de estas reformas totalmente innecesarias que han fastidiado el futuro de la mayoría de jóvenes andaluces.

Pedimos medidas urgentes para solucionar este problema, por ello pedimos al Ministro de Educación de España a la presidenta de la Junta de Andalucía, a la consejera de educación de Andalucía y al rector de la Universidad de Cádiz que se pronuncien al respecto proponiendo medidas».

En el hilo de conversación de la iniciativa en Change.org se puede leer numerosos comentrarios y críticas que suscriben el contenido de la carta y las quejas. Por ejemplo, Miguel Román dice que su profesor de Historia «como el de muchos otros institutos nos avisó de que el tema ‘gobiernos democráticos’ únicamente caería como cuestión, habiendo entrado como tema de desarrollo…»; Andrea Domínguez habla de «injusticia»; Gemma Ruiz, escribe que «hice selectividad y no entraré a mi carrera» y Miriam Parrilla declara estar «totalmente de acuerdo», entre otros muchos.

Esta queja rodeó este lunes la celebración de la nueva Selectividad de la Lomce en Cádiz, y llevó caras de tristeza y enfado a un buen número de estudiantes gaditanos a la salida del examen de Historia.

Fuente noticia: http://www.lavozdigital.es/cadiz/provincia/lvdi-estudiantes-llevaran-ministro-educacion-polemico-examen-historia-selectividad-201706131636_noticia.html

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Perú: Más de 220 mil profesores participarán en prueba de nombramientos del Ministerio de Educación

América del Sur/Perú/28 Mayo 2017/Fuente y Autor: peru21

Más de 220 mil profesores participarán mañana en la Prueba Única Nacional, organizada por el Ministerio de Educación. El objetivo: acceder a una plaza de nombramiento o contratación docente.

La evaluación será en los 275 centros de evaluación en todo el país, y los postulantes deben asistir puntualmente a las 07:00 horas con su DNI o Carnet de Extranjería. Las puertas de los centros de evaluación se cerrarán a las 08:00 horas.

Estrictas medidas de seguridad se han dispuesto para la prueba; por ello, está prohibido ingresar a la evaluación portando algún aparato electrónico o cartera, maletín, mochila o similares.

De incumplirse esta indicación, el postulante será retirado e impedido de participar.

El concurso de nombramiento permitirá el acceso de 20 mil maestros a la Carrera Pública Magisterial. Quienes ingresen en el tercio superior recibirán un bono de S/18,000 en tres armadas.

Tras este primer examen, se hará otra evaluación que considera la observación en aula, una entrevista y la trayectoria profesional del docente.

Fuente de la noticia: http://peru21.pe/actualidad/ministerio-educacion-mas-220-mil-profesores-participaran-prueba-nombramientos-2283324

Fuente de la imagen: http://cde.peru21.pe/ima/0/0/4/6/8/468412.jpg

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La buena educación: Diálogo con Fourier, Montessori y Morin

Por:  Emma Rodríguez

Hablemos de lo que hablemos, siempre acabamos refiriéndonos a la educación. Cuando analizamos el presente: la crisis de valores, las políticas neoliberales, los daños ecológicos, el conflicto migratorio, la banalización del pensamiento, de la cultura, y tantos y tantos otros asuntos preocupantes que reclaman nuestra atención, siempre terminamos siendo conscientes de la importancia de la educación. No puede haber transformaciones profundas sin cambios en el sistema educativo; no podemos avanzar hacia sociedades más solidarias si no se enseña a los jóvenes a valorar y respetar a los otros; no es posible acabar de raíz con la corrupción si se siguen poniendo como ejemplos a seguir a quienes son capaces de saltar por encima de la ética, de la dignidad, con tal de enriquecerse; no se puede alcanzar la igualdad entre los sexos sin una enseñanza que la reivindique abiertamente y la promueva. En todo esto coinciden Charles Fourier, María Montessori y Edgar Morin, protagonistas de este artículo, tres voces que dialogan desde tiempos y circunstancias diferentes.

A los tres he llegado convencida de que la educación nos atañe porque es algo que nos toca muy de cerca, porque nos preocupan nuestros hijos y el devenir de las próximas generaciones. Porque valoramos a quienes ejercen la enseñanza con pasión y entusiasmo, saltando por encima de recortes y nefastos planes educativos en la medida de sus posibilidades. Porque no podemos evitar llevarnos las manos a la cabeza y firmar las peticiones y manifiestos que haga falta cuando se elaboran leyes que pretenden arrinconar, silenciar, las Humanidades.

Hemos apoyado las reivindicaciones de la Marea Verde en los últimos años, hemos defendido la Educación Pública, su mejora, sabedores de que es una causa común, una causa que nosotros, la gente corriente, enarbolamos con orgullo. Y cada vez tenemos más claro que para construir un mejor futuro hacen falta ciudadanos activos, críticos, con capacidad de reflexión, no dormidos, no adocenados, no sumisos, no obedientes en demasía; sí respetuosos, sí honestos.

Fotografía © Enrique de la Peña

Todo pasa por la educación. No nos cabe duda. El tema está en la calle, a todos los niveles. No dejo de percibirlo en mi entorno: en las conversaciones que mantengo con amigos y conocidos, en las entrevistas que realizo. “No hay forma de salir de la la monstruosa educación deformadora de los exámenes constantes. La idea del control permanente es algo absolutamente inquisitorial, y por supuesto castrante, aniquilante, porque el conocimiento, el “bienser”, se educa desde la libertad y la libertad se educa desde el diálogo, desde la apertura del diálogo con los otros y sobre todo con los libros. La lectura es el ejemplo más clásico de la libertad de inteligencia, de pensamiento. Leer es libertad, nos permite salir de nosotros mismos, de nuestro entorno pequeñito, y abrirnos a un universo nuevo”, indica el filósofo Emilio Lledó, a quien ahora recurro como telonero, telonero de Fourier, de Montessori, de Morin.

El ser humano es lo que la educación hace de él. Si a ti de pequeño te meten únicamente frases hechas en la cabeza; si te introducen lo que yo llamo grumos pringosos, ya no vas a poder pensar, ya no vas a poder ser libre, ni tener un espíritu creador, ni siquiera racional…”, prosigue el pensador. Y a su lado, interviene, también preparando el terreno el profesor italiano Nuccio Ordine, autor del revelador manifiesto La utilidad de lo inútil.

Emilio Lledó: “El ser humano es lo que la educación hace de él. Si a ti de pequeño te meten únicamente frases hechas en la cabeza; si te introducen lo que yo llamo grumos pringosos, ya no vas a poder pensar, ya no vas a poder ser libre, ni tener un espíritu creador, ni siquiera racional…”

“No se va a la escuela, al instituto, a la universidad, para conseguir un diploma, una licenciatura, sino que se estudia en primer lugar para mejorar como personas. Debemos ayudar a los jóvenes a eliminar esa idea, propia de estas sociedades utilitarias, de que se estudia con el objetivo de conseguir algo material”, declara. “Los chicos deben escoger en la universidad las disciplinas que aman. Hay que evitar esa degeneración de la enseñanza dirigida a obtener resultados como única meta, olvidando que el saber debe llevar a los estudiantes a entenderse mejor a sí mismos y al mundo que les rodea, amar el bien común, a ser tolerantes, a comprender que la solidaridad es una de las cosas más importantes de la vida de un ser humano”, seguimos sus palabras, dando paso a otros dos participantes en este debate abierto: el también filósofo Santiago Alba Rico y la catedrática y académica Aurora Egido.

Actualmente, como consecuencia de las políticas privatizadoras, de la reducción de presupuestos, la educación ha quedado en manos de profesores y maestros heroicos y desautorizados que están haciendo una labor que muchas veces no tenemos en cuenta y que hay que recordar para también cambiar de políticas y de gobiernos que se preocupen de proporcionarles los medios que les podrían permitir descansar un poco de su heroísmo. No puede ser que en una sociedad el mantenimiento de la civilización repose en el heroísmo y la abnegación de unos cuantos maestros, de unos cuantos médicos, de unas cuantas enfermeras…”, seguimos la argumentación del primero, con quien coincide ampliamente Egido: “Los profesores de enseñanza media son los verdaderos héroes de nuestro tiempo, sin descontar, por supuesto, a los de la primera enseñanza, a los maestros. Ahí es donde el vacío es enorme, empezando porque la literatura se ha convertido en una “maría”, como se decía antes. La han ido denigrando cada vez más en los sucesivos programas. Se ha optado por fragmentarla, por transmitirla  a través de una serie de textos, de fragmentos, donde a pequeñas dosis se intenta suplir lo que es la lectura de una obra completa…”

Fotografía © Enrique de la Peña

Son muchos los diálogos mantenidos en “Lecturas Sumergidas” en los que los protagonistas opinan sobre la educación. Y también son muchos los libros leídos, tanto de ficción como de no ficción, que acaban transitando por la misma senda o cruzándose con ella. Oigamos, por ejemplo, lo que dice Erich Fromm, una de las referencias de esta publicación al respecto: “La educación generalmente intenta preparar al estudiante para que tenga conocimientos como posesión, que por lo general se evalúan por la cantidad de propiedad o prestigio social que probablemente tendrá más tarde (…) Las escuelas son las fábricas que producen estos paquetes de conocimientos generales, aunque usualmente afirman que intentan poner a los estudiantes en contacto con los logros más elevados del pensamiento humano (…)  En el modo de ser, el conocimiento óptimo es conocer más profundamente. En el modo de tener, consiste en poseer más conocimientos”.

Erich Fromm: “Las escuelas son las fábricas que producen estos paquetes de conocimientos generales, aunque usualmente afirman que intentan poner a los estudiantes en contacto con los logros más elevados del pensamiento humano”

Podría seguir recopilando aquí pareceres e ideas –os animo a repasar nuestro sumario–, pero mejor no extender más este prólogo y abrir las puertas a nuevas voces. Enlazando con lo anterior os digo que, muy atenta a lo que pasa a mi alrededor, inspirada por tantas reflexiones enriquecedoras, me animé a seguir indagando, desde mi posición de lectora inquieta, nunca de especialista en la materia. Y me alegró enormemente encontrar en las librerías, publicado por Errata Naturae, un ensayo con un atractivo interrogante como título: ¿Cómo educar para la libertad y la felicidad?, de Charles Fourier (1772-1837), pensador francés libertario, crítico a ultranza del capitalismo, defensor del cooperativismo y de un tipo de enseñanza absolutamente visionaria en su tiempo  e inspiradora hoy de proyectos renovadores, alternativos, como bien indican los editores en la contraportada, citando como ejemplos a Waldorf, Montessori y todo tipo de Escuelas Libres, Escuelas Democráticas y colegios públicos excepcionales que apuestan por proyectos heterodoxos.

En pocas líneas, a modo de resumen, los responsables de Errata dicen mucho acerca de todas estas experiencias que trabajan por promover nuevos valores: “educar desde la empatía, desarrollar la inteligencia emocional, favorecer en todo momento las decisiones y el libre juicio de los alumnos, adaptar a los educadores al ritmo de los pequeños y no al revés, transformar los espacios educativos para facilitar la creatividad y la interactividad entre niños de todas las edades, establecer la conciencia ecológica y el respeto de la diferencia como valores pedagógicos centrales, educar por igual el cuerpo y la mente, dedicar tanto tiempo a la supuesta “inteligencia práctica” como a la sensibilidad y la apreciación estética, y, por supuesto, sin distinción de género…”

¿De verdad todo esto es nuevo? se nos pregunta en este breve texto que, sin duda, consigue el efecto deseado: que vayamos al principio, a la fuente de la que siguen brotando muchas de las teorías educativas más avanzadas ahora mismo. La utopía de Fourier, su idea de comunidades autosuficientes (falanges o falansterios) más allá de las normas y reglas morales de la sociedad de su época, dentro de un estado al que daba el nombre de “Armonía” sigue cautivándonos y sorprendiéndonos. La educación para él es una parte esencial de esa aventura integradora. En muchas de sus líneas básicas coincide con la pedagoga italiana María Montessori, otra adelantada a su época con la que, asimismo, en muchos de sus principios está de acuerdo Edgar Morin, quien nos habla desde la más inmediata actualidad. Pero vayamos paso a paso, por partes.

CHARLES FOURIER: LA SIEMBRA DE PASIONES

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Charles Fourier

Si algo se permitió Charles Fourier fue imaginar, soñar, poner en acción su energía creativa. Os advierto que para acceder a sus teorías, a sus ideas, hay que dejar fuera los zapatos, entrar en su mundo descalzos de prejuicios, de verdades preconcebidas, y estar dispuestos a aprovechar sus indicaciones. Al leer a este hombre nos asombra que hayamos avanzado tan poco. Si sus ideas escandalizaron a la gente bienpensante de su tiempo, muchas siguen haciéndolo ahora. En un presente en el que el poder y los medios de comunicación tradicionales se afanan por imponer discursos homogéneos y en apariencia políticamente correctos –aunque en el fondo les anime el interés y les afee el cinismo– Fourier sigue siendo un provocador, un espíritu a contracorriente.

Confieso que a mí me han resultado extrañas algunas de sus propuestas y de sus terminologías; que me he movido por las páginas del ensayo entre anonadada y sumamente atraída, tanto por su contenido como por el estilo jovial, no exento de humor, de ironía, del autor. Reconozco que precisamente esa extrañeza, esa sensación de estar ante un libro agitador, ante una obra que a ratos me hacía sentir identificada y a ratos me sumía en el desconcierto, resultó ser un aliciente para seguir adelante, un estímulo añadido. Las ideas de Fourier, expresadas hace ya dos siglos, resultan desafiantes. Este ensayo que tengo entre las manos es capaz, tanto tiempo después, de abrir un debate necesario e inteligente. No se trata de creer a pies juntillas en todo lo que se expone, pero sí en tomar en consideración sus planteamientos, en tirar de su hilo para iluminar el presente e intentar mejorarlo.

Uno de los primeros consejos que recibe todo padre o madre que se decida a abrir las páginas de ¿Cómo educar para la libertad y la felicidad? es que hay que huir de inculcar a los hijos los propios deseos, de animarles a realizar lo que no pudo ser cumplido. “Los padres condenan las inclinaciones más loables si parecen alejadas de sus propios puntos de vista. De ese modo, orientan a sus hijos hacia profesiones incompatibles con su naturaleza, lo que les conduce con frecuencia al desastre tras obligarles a languidecer de mediocridad”, señala el pensador, quien, a partir de ahí, considera que los niños no deben ser sometidos a la voluntad de padres ni de preceptores; que basta con guiarlos a través de la atracción, de la pasión por aprender, para que, guiados por su propia naturaleza, por sus gustos y capacidades, alcancen los objetivos básicos de “vigor, destreza e instrucción”.

A grandes rasgos, en las escuelas de Fourier, organizadas en grupos, los más pequeños aprenden trabajos y conocimientos emulando a los de más edad. Van pasando de una escala a otra, de una cuadrilla infantil a otra, según adquieren habilidades, fomentándose entre ellos la colaboración y también una sana competencia que les conduce a avanzar mientras la función de los adultos es de mera vigilancia. No hay órdenes ni castigos; las amonestaciones proceden de sus iguales. Lo único que se precisa es “ofrecer a los niños trabajos capaces de excitar en ellos la atracción” para que nunca más haga acto de aparición la pereza o la desgana.

En las escuelas de Fourier, organizadas en grupos, los más pequeños aprenden trabajos y conocimientos emulando a los de más edad. Van pasando de una escala a otra, de una cuadrilla infantil a otra, según adquieren habilidades, fomentándose entre ellos la colaboración y también una sana competencia que les conduce a avanzar mientras la función de los adultos es de mera vigilancia.

Las manualidades, la artesanía, la agricultura, la cocina, entran en este modelo educativo en el que desde un primer momento los niños participan en el bienestar de la comunidad con sus pequeñas aportaciones al trabajo colectivo, recibiendo incluso gratificación material, “una parte de los beneficios societarios”. ¿Niños, trabajo, salario? ¿Cómo puede ser? He aquí uno de esos puntos ante los que no podemos evitar sentirnos contrariados. Pero los trabajos de los que habla Charles Fourier, las labores múltiples en huertos, jardines y talleres, nada tienen que ver con la obligación, ni con el esfuerzo, sino con el placer, incluso con el juego, con la diversión, con el gusto por participar, por compartir tareas. Hacer conservas, recoger fresas, dar de comer a los animales, limpiar los gallineros… Se trata de fomentar, de estimular,  el interés por estas actividades, que se compaginan con otras como el ejercicio físico o el ballet. No sólo una ocupación, sino muchas ocupaciones, lo más variadas posibles, convertirán a los niños en seres autónomos, adaptados a los cambios, capacitados tanto para la vida práctica como para la creativa e intelectual, que se desarrollará en etapas más avanzadas de su formación.

Hay términos (“sectas”, “pequeñas hordas”…) e imágenes en la obra de Fourier que, como os decía antes, nos llevan a sentir cierta desconfianza. Como indica el profesor y filósofo francés René Schérer en el preámbulo de la edición de errata naturae, en algunas de sus descripciones (desfiles, movimientos de grupos, niños a caballo…)resuenan ecos marciales, evocadores, en varios sentidos, de las escuelas napoleónicas, los colegios militares, las paradas gimnásticas, las juventudes hitlerianas, los pioneros soviéticos, los voluntarios iraníes, etc”. Pero “tal objeción”, nos dice,”debe abordarse de frente, pues no se trata sino de un prejuicio. Sólo si la educación armonista (o unitaria) de Fourier implicase cierto alistamiento, entonces pasaría efectivamente a prefigurar un tipo de educación totalitaria, siendo mucho menos utópica de lo que se cree (…)”

Fotografía © Enrique de la Peña

He aquí algunas de mis extrañezas. Frente a ellas la luz y el estímulo que me abren conceptos como “siembra de pasiones”, con el que se alude a lo ya señalado anteriormente, la atracción, el resorte del trabajo atrayente, como fuente fundamental del aprendizaje, así como la defensa a ultranza de la igualdad, de la eliminación de clases en el acceso a una enseñanza que ha de proporcionar los mismos medios y gratificaciones tanto a pobres como a ricos. Fourier habla de “una educación para todos” (“un monarca civilizado no podría, ni siquiera derrochando sus tesoros, proporcionar a su hijo una educación equivalente a la que la Armonía ofrecerá gratuitamente al niño más pobre”, le leemos) y aboga por librar a los jóvenes de todo temor, por alejarlos de preceptos religiosos que introducen en su vida la noción de mal, de pecado, de castigo. El Creador es visto como una figura luminosa, benéfica, que procura el bien, en esta pedagogía, mejor antipedagogía, como la denomina René Schérer, que hace saltar por los aires los resortes tradicionales y se adelanta tanto a su tiempo que algunos de sus argumentos resultan absolutamente actuales y están en el centro de debates como el feminista.

“Un monarca civilizado no podría, ni siquiera derrochando sus tesoros, proporcionar a su hijo una educación equivalente a la que la Armonía ofrecerá gratuitamente al niño más pobre”, leemos a Fourier, quien aboga por librar a los jóvenes de todo temor, por alejarlos de preceptos religiosos que introducen en su vida la noción de mal, de pecado, de castigo.

Así cuando aún no hemos superado la imagen ideal y tópica de la buena madre, nos encontramos a Fourier señalando que no todas las madres tienen que dedicarse al cuidado de sus hijos o sentirse culpables por preferir otras ocupaciones. “Hay mujeres que se creen modelos de las virtudes republicanas porque les complace cuidar a los pequeños, mujeres intolerantes que difaman y condenan a aquellas otras que, demostrando gustos diferentes, dejan a los críos para acudir a reuniones de carácter placentero”, seguimos sus palabras, entendiendo que cuando habla de reuniones placenteras se refiere a los distintos trabajos que, siempre por gusto, por elección, se desarrollan en las comunidades (falanges), donde el reparto necesario de las labores es otro de los argumentos que demuestran que, también a nivel práctico, organizativo, lo mejor no es que todas las mujeres se dediquen a lo mismo.

Resulta muy recomendable este capítulo para todas aquellas profesionales que sufren por no dedicar todo su tiempo al cuidado de sus pequeños. No es el tiempo lo que importa, sino el disfrute y la calidad de ese tiempo, el amor, los mimos, la capacidad de alentar los apetitos y pasiones de los hijos, se extrae de la lectura de Fourier, sin duda un precursor del feminismo, algo de lo que no cabe ninguna duda cuando le escuchamos decir: “Nuestros civilizados, cuando enganchan en el mismo carro a la mujer y al burro, están lejos de pensar que el creador ha destinado a la mujer a competir con el hombre en todas las funciones sociales y a funcionar como contrapeso de la influencia del hombre, siempre ruda y opresora, puesto que no se basa sino en la fuerza”. O más adelante: “El salvaje envilece a la mujer por necesidad, el bárbaro por envidia y el civilizado por equivocación. La segmentación industrial, al originar una enormidad de tareas domésticas, destina a las mujeres a las labores más insulsas, de las que son apartadas por la naturaleza”.

La Civilización, con sus normas, con sus condicionamientos, distorsiona por completo el orden natural. La Civilización no es más que “una prisión política concebida para fastidio y tormento del género humano”, señala este hombre al que no le convencían nada los dogmas de la Iglesia ni las rigideces de instituciones como el matrimonio y que se manifestó ferozmente contra los males del capitalismo. “Sin duda resulta especialmente peligroso inspirar el gusto por la riqueza en una sociedad en la que normalmente sólo puede amasarse una fortuna recurriendo al engaño”, nos dice Fourier. Y también que a los niños hay que enseñarles a “amar sin hipocresías la riqueza, pero ganándosela honradamente”.

“Sin duda resulta especialmente peligroso inspirar el gusto por la riqueza en una sociedad en la que normalmente sólo puede amasarse una fortuna recurriendo al engaño”, nos dice Fourier. Y también que a los niños hay que enseñarles a “amar sin hipocresías la riqueza, pero ganándosela honradamente”

Es, repito, absolutamente sugerente, revelador, este ensayo que da cuenta de las distintas etapas de la educación, hasta llegar a la adolescencia, con la aparición del sentimiento amoroso y el despertar sexual (aquí se introduce la figura de los jóvenes de ambos sexos que postergan ese momento en aras de la amistad y la orientación de los menores) y que desgrana los objetivos de Armonía en comparación con la educación convencional y civilizada, como la denomina Fourier.

Para finalizar, un último extracto: “El niño societario de tres o cuatro años comprenderá, en una sola lección, que Dios ha provisto para hacerlo feliz, para llevarlo a desempeñar, gracias a la atracción, veinte trabajos útiles, cuyos beneficios siempre acaba recogiendo (…) Creerá en la providencia universal de Dios porque verá su bendición recaer sobre él y sobre cuanto le rodea. Tal doctrina resultaría incomprensible para un niño civilizado que se ve oprimido, condenado al trabajo y fustigado en la escuela bajo pretexto moral, y que ve cómo a los demás niños a su alrededor les falta el pan y el vestido. ¿Cómo podría creer en una providencia benefactora o formarse de ella una idea justa?”, se planteaba Charles Fourier. Os queda mucho por descubrir. Apenas os he puesto en antecedentes.

MARÍA MONTESSORI, EL VALOR DE SER UNO MISMO

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María Montessori

Mucho más conocidas sus ideas pedagógicas que las de Charles Fourier, la pedagoga italiana María Montessori (1870-1952), cuyas escuelas siguen siendo una corriente educativa innovadora en nuestros días, coincide en muchos de sus principios con el pensador francés. También en este caso partimos de la formación del niño en libertad, identificando sus potencialidades y encauzándolas en un ambiente adecuado, con la figura del maestro en segundo plano, consciente de que su papel debe ser el de guiar a los jóvenes desde la humildad, en la construcción de sí mismos, enseñándoles a utilizar correctamente los materiales de aprendizaje y limitando sus intervenciones a lo meramente necesario.

Aunque, frente a la visión global de Fourier, la de nuestra segunda protagonista se limita al ámbito educativo, también ella creyó firmemente en la importancia de la educación para transformar las sociedades, también soñó con colectivos formados por mujeres y hombres conscientes, críticos, coherentes, comprometidos. Ahora que  se conmemora la apertura de la primera escuela Montessori en 1907 en el barrio romano de San Lorenzo, bajo la denominación de “Casa dei bambini”, la editorial Herder pone en las librerías dos volúmenes que recuperan y analizan las ideas de esta mujer inquieta, abierta a múltiples intereses y actividades: Dios y otros escritos inéditos, muy interesante para profundizar en la fe religiosa que animó todo su trayecto, y De la casa de los niños y la morada del ser, un estudio de Juan Carlos Mansur Garda, catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México, que nos acerca a su aventura pedagógica.

Humanista por encima de todo, católica, pacifista y feminista, Montessori, que se procuró una formación esmerada en los campos de la filosofía y la medicina, con especial atención a la psiquiatría y la psicología, señalaba que la educación es “poner al individuo en condiciones de labrarse en la vida su propio camino”. He aquí, sin duda, una de las ideas más enriquecedoras de toda su filosofía, una base de la que tan necesitados estamos hoy, cuando las voluntades tienden a uniformarse y la disidencia se combate. Al hablar de la búsqueda del propio camino se refiere la educadora a la formación de seres capaces de vivir en plenitud, de pensar por sí mismos, de tomar decisiones propias, en base a sus convicciones, aunque muchas veces no se correspondan con las imposiciones de la sociedad, con los discursos oficiales.

Humanista por encima de todo, católica, pacifista y feminista, María Montessori, que se procuró una formación esmerada en los campos de la filosofía y la medicina, con especial atención a la psiquiatría y la psicología, señalaba que la educación es “poner al individuo en condiciones de labrarse en la vida su propio camino”

Ella misma demostró poner en práctica estos principios cuando la Italia de Mussolini, que la había alabado en un principio por la labor de sus escuelas, quiso utilizarla para promover la formación de jóvenes adictos a los principios del régimen. Entonces hubo de negarse a colaborar y optó por exiliarse. Sus centros, abiertos a la alegría, a la sana creatividad, que tanto habían hecho por el bien de los niños más pobres, fueron cerrados en 1933, y no fue hasta mucho más tarde, en 1947, cuando regresó a Italia y siguió desarrollando su labor pedagógica.

En ese “labrarse su vida propia” nos habla Montessori del valor de ser uno mismo, de la congruencia y del desarrollo de la personalidad, retos a los que la educación debe tender en un presente en el que parece que gozamos de más libertad que nunca, pero donde la toma de decisiones no resulta fácil; en un mundo cada vez más complejo y lleno de posibilidades, donde tan complicado resulta atisbar la senda a seguir, interpretar correctamente la realidad. De ahí la importancia de anclar profundamente los principios, de armarse de auténticos valores que den sentido a la vida en medio de las contradicciones inherentes al ser humano. De ahí la necesidad de seguir escuchando la voz de María Montessori cuando nos dice que la educación debe formar a seres humanos en unidad, sin dobleces, decididos, maduros y responsables de sus propios actos; cuando nos habla de apertura y generosidad hacia los otros, de la búsqueda del bien común, punto en el que, como indica el profesor Mansur Garda, “el ser humano trasciende o asume la vida material y penetra en el mundo espiritual y moral”.

Consciente de que los estudios convencionales eran “áridos, fatigosos, sin altura, con la única finalidad de ayudar a encontrar un trabajo, a pesar de todo incierto e inseguro”, la pedagoga se afanó en la tarea de imponer el ser al tener, de fomentar la creatividad y la sensibilidad, dando mucha importancia a la socialización de los niños, porque es en el contacto con los demás, con personas de distinta condición y edad, donde cada cual acaba comprendiendo y comprendiéndose. Un recorrido rápido por los conceptos básicos de su modelo de enseñanza nos lleva a asumir nociones como la de la “espontaneidad de la vida interior del niño” y nos aparta de los principios tradicionales de la obediencia, el exceso de deberes, los premios y los castigos.

Fotografía © Enrique de la Peña

Montessori se refiere a los diversos períodos sensitivos de la edad infantil y recomienda respetar los tiempos, los ritmos de aprendizaje de cada pequeño en particular, aludiendo a la construcción amorosa de su yo y del entorno, así como a la necesidad de la concentración y a la felicidad, la alegría, que surgen como resultado de la autocreación. ¿Y en cuanto al papel de los padres? Hay verbos que definen muy bien el espacio que deben ocupar: Animar, acompañar, amar, respetar… “El adulto podría realizar una especie de misión: la de ser inspirador de las acciones infantiles, un libro abierto en que el niño pudiera descubrir las directrices de sus propios movimientos y aprender todo lo necesario para obrar bien”, seguimos las palabras de Montessori.

A partir de ellas el autor del ensayo que tengo entre las manos señala la importancia del papel de la familia para desarrollar felizmente la personalidad del niño y servirle de puente en su relación con los otros, en su desarrollo en sociedad. Aquí cabe detenerse en una interesante reflexión que hace el profesor Mansur Garda sobre la dificultad para encontrar en la actualidad ideales, modelos, ejemplos adecuados para orientar la educación de los más jóvenes. “¿Qué decir del modelo de poder económico que es tan atractivo como peligroso? ¿Qué decir del hombre que vive en la irrealidad y demencia del poder, donde el éxito económico es el único motivo de su felicidad? Emparentado con éste está el modelo de poder político, donde se puede justificar cualquier medio con tal de lograr el fin último, el vasallaje de los ciudadanos y su nación”, argumenta, y se refiere también a la presión social” a la que se ven sometidos los educadorespara formar a los niños hacia alguno de estos modelos e imágenes y terminar por convertirlos en un producto “vendible” para el mercado laboral”.

“El adulto podría realizar una especie de misión: la de ser inspirador de las acciones infantiles, un libro abierto en que el niño pudiera descubrir las directrices de sus propios movimientos y aprender todo lo necesario para obrar bien”, seguimos las palabras de la pedagoga italiana.

Situar todos estos valores propios del neoliberalismo y huir de ellos en la medida de lo posible no es tarea sencilla en estos tiempos que vivimos. Se trata de retos que deben ser asumidos en familia, convirtiéndose las familias, como señala el filósofo Santiago Alba Rico, en núcleos de resistencia fundamentales, en impulsoras de las sociedades transformadas (sociedades de la empatía, de la igualdad, de los cuidados) que tantos anhelamos. Es importante dar ejemplo en el modelo educativo de María Montessori, pero siempre con prudencia, evitando la tendencia a la imitación, alentando que los niños manifiesten sus propias ideas y pareceres, aplaudiendo las iniciativas y acciones donde expresan el criterio propio, el carácter que les hace únicos e irrepetibles.

El poder de desarrollar la propia persona se debe a que somos seres libres. Hay un “secreto” en el niño que permitirá que se desarrolle y se construya de acuerdo con su vida interior y con cómo reacciona frente al medio ambiente”, ponía de manifiesto María Montessori. En el durísimo tiempo que le tocó vivir, tiempo de entreguerras, esta mujer entregada trabajó por la educación de jóvenes capaces de vivir en plenitud, dispuestos a la paz. “En una época en que la humanidad sigue sufriendo la explotación laboral, la violencia, el deterioro ecológico y la transmutación de valores, producto por un lado de la ignorancia de la gente, pero también de la proliferación de sistemas educativos que explotan y reducen todo a precio y riqueza, María Montessori ayuda a dar luz sobre cómo educar en la verdadera libertad centrada en la coherencia, la responsabilidad, el amor a la verdad y el bien, así como la dignidad y el valor de las cosas, no por cuánto cuestan, sino por ser dignas de aprecio”, señala Juan Carlos Mansur Garda. Tomemos sus palabras a modo de resumen y como puente de paso hacia Edgar Morin y su Enseñar a vivir (Manifiesto para cambiar la educación), publicado por Paidós.

EDGAR MORIN, EL COMBATE POR LA LUCIDEZ

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Edgar Morin. Créditos: Despatin&Gobeli / Opale / Ediciones Fayard

La enseñanza, la ecología, el rumbo de Europa, están en el centro de las reflexiones del veterano pensador francés Edgar Morin (París, 1921). En realidad, se trata de ramas de un mismo árbol, la preocupación por la deriva del presente. La necesidad de preparar a las jóvenes generaciones para adaptarse a vivir en sociedades cambiantes, caracterizadas por la incertidumbre, es el punto de partida de Enseñar a vivir, un ensayo, que, en este caso sí, nos sitúa en la inmediata actualidad, una actualidad que conocemos bien, pero que no siempre acabamos de comprender. “¿Se puede llevar una vida razonable en un mundo desquiciado? ¿Dónde podemos hallar la sabiduría en el seno de nuestra civilización de la desmesura?”, se pregunta quien parte de la propia experiencia para argumentar que es esencial dudar, aprender de las equivocaciones, huir en la medida de lo posible de los conocimientos parciales y reductores, no aceptar ninguna verdad como absoluta, aprender a moverse entre las múltiples opciones de una realidad compleja.

Lo que yo aporto no es una receta, sino medios para despertar y estimular las mentes en su lucha contra el error, la ilusión, la parcialidad y, sobre todo en esta época nuestra de desorientación, de dinamismos incontrolados y acelerados y de oscurecimiento del porvenir, contra errores e ilusiones que en la crisis actual de la humanidad y de las sociedades pueden ser peligrosos y tal vez mortales”, deja claro desde un principio, desde su postura de observador, pues en este caso no estamos ante un visionario como Fourier, capaz de imaginar una sociedad mejorada y de poner el modelo en práctica, ni de una pedagoga sobre el terreno como Montessori. Su perfil es el de un filósofo de la proximidad que ofrece su privilegiada, esclarecedora, visión de hombre reflexivo, de testigo privilegiado del siglo XX y de los bruscos inicios del XXI.

“¿Se puede llevar una vida razonable en un mundo desquiciado? ¿Dónde podemos hallar la sabiduría en el seno de nuestra civilización de la desmesura?”, se pregunta Edgar Morin, quien parte de la propia experiencia para argumentar que es esencial dudar, aprender de las equivocaciones, huir en la medida de lo posible de los conocimientos parciales y reductores, no aceptar ninguna verdad como absoluta, aprender a moverse entre las múltiples opciones de una realidad compleja.

Morin hace suyas las teorías de otro analista del hoy, Patrick Lagadec, sobre la actual “civilización del riesgo”, capaz de “fabricar” catástrofes económicas, políticas, ecológicas y culturales de manera sistémica”, y, a partir de ahí, nos dice que para enseñar a vivir también hay que enseñar a afrontar las incertidumbres y los riesgos. Son muy sugerentes, atractivos, los puntos de vista que nos ofrece el filósofo en esta breve e intensa obra cargada de preguntas, tras cuya lectura salimos aún más convencidos de que la buena educación es algo mucho más profundo de lo que se suele enseñar en las aulas, que su sentido está más allá del conocimiento de las distintas materias, de la superación de pruebas y exámenes.

La tendencia tecnoeconómica, cada vez más poderosa e influyente, tiende a reducir la educación a la adquisición de competencias socioprofesionales en detrimento de las competencias existenciales, que pueden regenerar la cultura e introducir temas vitales en la enseñanza”, señala el pensador, poniéndose del lado de Rousseau, quien le inspira con la propuesta de su célebre Émile: “Debemos enseñar a vivir”. “Ciertamente no hay recetas de vida”, prosigue Morin, “pero se puede enseñar a relacionar los saberes con la vida. Se puede enseñar a desarrollar lo mejor posible una cierta autonomía y, como diría Descartes, un método para conducir bien la mente, lo cual permite afrontar de una forma personal los problemas del vivir. Y se puede enseñar a cada individuo aquello que ayude a evitar las trampas que permanentemente nos tiende la vida”.

La comprensión, la solidaridad, son palabras que se repiten una y otra vez en la escuela ideal de Morin, una escuela no sólo para jóvenes; también para adultos interesados en graduarse en el buen vivir. El filósofo, que se adhiere a la vía de la sobriedad feliz propugnada por Pierre Rabhi (de quien ofrecemos otro amplio artículo en “Lecturas Sumergidas”), señala que “la palabra bienestar se ha degradado al identificarse con las comodidades materiales y las facilidades técnicas que produce nuestra civilización”; que no se trata solo del “bienestar de los sillones mullidos, del mando a distancia, de las vacaciones exóticas, del dinero siempre disponible”, que “existe una clara oposición, tantas veces señalada entre ser y tener”; que no todo es cálculo y cantidad; que no todo se paga y tiene un valor monetario; que debemos abrir una senda que tenga en cuenta valores de tipo psicológico y moral; que, más allá de la necesaria razón, la vida también requiere goce, amor, estética, pasión y un mínimo de insensatez.

Señala Morin que no se trata solo del “bienestar de los sillones mullidos, del mando a distancia, de las vacaciones exóticas, del dinero siempre disponible”, que “existe una clara oposición, tantas veces señalada entre ser y tener”; que no todo es cálculo y cantidad; que no todo se paga y tiene un valor monetario; que debemos abrir una senda que tenga en cuenta valores de tipo psicológico y moral.

La sabiduría moderna debe ser un poco loca. O mejor dicho, debe ser reemplazada por un arte de vivir continuamente renovado, continuamente inventado”, escuchamos a Morin, quien también pone de manifiesto el rechazo de las ideas de venganza y castigo; la necesidad de aprender a distanciarse de uno mismo, objetivarse, descubrirse, examinarse, criticarse y aceptar las críticas de los demás. Todo eso, del mismo modo que la introspección, la meditación, la reflexión, resulta indispensable para la comprensión propia y de los demás, “algo vital, pero que actualmente no se enseña”, nos dice.

He aquí lo que una filosofía renovada podría aportar a los alumnos desde la edad más temprana”, le seguimos. Le seguimos cuando declara: “La filosofía debe dejar de ser considerada como una asignatura para convertirse en motor y guía de la enseñanza para la vida. Debe volver a ser socrática, es decir, diálogo y debate constantes. Debe volver a ser aristotélica, es decir, “poner en ciclo” (enciclopediar) los conocimientos adquiridos y las ignorancias descubiertas por nuestra época. Debe volver a ser platónica, es decir, ha de interrogarse acerca de las apariencias de la realidad. Debe volver a ser presocrática y lucreciana, reinterrogando al mundo a la luz y la oscuridad de la cosmología moderna”.

Fotografía © Enrique de la Peña

Mostrar tanto las certidumbres como las incertidumbres de la ciencia, el carácter cambiante de las teorías científicas, es otro de los aspectos sobre los que pone el foco Edgar Morin, insistiendo en la importancia de enseñar a cultivar la duda. “La necesidad de la duda se ve incrementada en esta época nuestra, en que falsas informaciones, rumores y habladurías no sólo circulan a través del boca a oreja, sino que se propagan a una velocidad y con una amplitud inauditas por Internet. No obstante, también es preciso saber que la duda incontrolada e ilimitada se transforma en la certidumbre paranoica de que todo es falso o simplemente mentira. También hay que saber dudar de la duda”.

La buena educación debe alentar la formación de niños despiertos, de jóvenes capaces de pensar por sí mismos, de contrastar las informaciones, de reflexionar profundamente y no dejarse confundir, de no tener miedo a manifestar sus opiniones en libertad, de tomar decisiones en la medida de lo posible libres de presión, de contaminación mediática. La buena educación ahora debe partir de los principios de riesgo, incertidumbre e imprevisibilidad que definen el siglo XXI, un siglo en el que no puede haber una enseñanza que de la espalda al daño ecológico, al peligro nuclear. Edgar Morin nos habla desde el hoy, pero en muchos aspectos coincide completamente con Fourier, con Montessori. Como ellos insiste en la que debe ser la misión básica de toda educación: la autonomía y la libertad mental. Una misión donde la cultura es fundamental, y que, me atrevo a añadir, los gobernantes mediocres se afanan en obviar, porque no interesa la formación de ciudadanos capaces de desenmascarar los intereses, las mentiras, las trampas, del poder.

“La necesidad de la duda se ve incrementada en esta época nuestra, en que falsas informaciones, rumores y habladurías no sólo circulan a través del boca a oreja, sino que se propagan a una velocidad y con una amplitud inauditas por Internet. No obstante, también es preciso saber que la duda incontrolada e ilimitada se transforma en la certidumbre paranoica de que todo es falso o simplemente mentira. También hay que saber dudar de la duda”, argumenta Edgar Morin.

En política la libertad es un riesgo (…) Enunciar una idea no conforme con la convicción colectiva (la de las inteligencias engañadas o ignorantes) es un peligro. La libertad puede ser peligrosa desde el momento que contradice las verdades establecidas”, escribe el pensador, para quien el fondo de la enseñanza de la libertad consiste en “aprender a ser consciente de lo que uno elige, consciente de los peligros, de las incertidumbres, de los cambios de sentido de la acción (…), de la apuesta que entraña toda elección…”

En línea con todo lo expuesto hay una dura crítica en este manifiesto para cambiar la educación a la reducción de las humanidades en los actuales planes de estudio. Muy cercano a lo que expone el profesor italiano Nuccio Ordine en su libro La utilidad de lo inútil, Morin declara: La vulgata tecnoeconómica hoy dominante considera las humanidades como algo carente de interés o como un lujo, lo cual lleva a reducir las horas de historia, de literatura, y a eliminar las clases de filosofía por tildarlas de mera cháchara. El imperialismo de los conocimientos calculadores y cuantitativos progresa en detrimento de los conocimientos reflexivos y cualitativos”, constata, poniendo el foco en la universidad, donde se imponen cada vez más los criterios empresariales, alertando del grave peligro que todo esto supone para la cultura y haciendo un llamamiento a recuperar los puentes, las comunicaciones rotas, entre la rama científica y la humanística, que están en la base de la crisis de la enseñanza.

Son muchos los puntos de interés de este ensayo que desemboca en la visión de la crisis de civilización en la que estamos inmersos; que no elude temas tan problemáticos como la violencia en las escuelas o el conflicto de la integración entre distintas culturas, especialmente llamativo en Francia, donde hace poco estalló la polémica por la utilización del velo islámico en las aulas. La incomprensión, la insolidaridad, la falta de empatía, de diálogo… ¿Puede hoy una buena educación dar la espalda a tantos conflictos y carencias? ¿Puede dejar de lado a las humanidades, puertas de entrada necesarias para luchar contra todo esto, para fomentar la proximidad?

El filósofo apuesta por todo lo contrario. Por más humanidades. Somos muchos los que lo secundamos. Sugiere recurrir cada vez más a la literatura, a la poesía, al cine, como medios para impartir lecciones de la comprensión humana. Y también a superar los compartimentos estancos que impiden una comunicación entre las distintas disciplinas comunicación esencial para acceder a un conocimiento global, integrado de la realidad. Morin aboga por la ética del diálogo y alerta, del mismo modo que Emilio Lledó, contra el mal del sistema de evaluaciones asfixiantes, cuantitativas. En un momento el pensador nos dice que de lo que se trata es de “armar las mentes para el combate vital por la lucidez”. El camino es, pues, luchar por reformar el conocimiento, el pensamiento, la educación. “Promover algo más que una reforma, algo aún más rico que una revolución, una metamorfosis”, propone nuestro protagonista. Impliquémonos pues, desde todas los ámbitos, como educadores, como padres, como ciudadanos comprometidos, en la formación de hombres y mujeres capaces de “saber vivir, pensar, actuar en el siglo XXI”.

Fotografía © Enrique de la Peña

En este artículo se habla de los siguientes libros:

  • ¿Cómo educar para la libertad y la felicidad?, de Charles Fourier, publicado por Errata Naturae. Introducción y selección a cargo de René Schérer. Traducción: Javier Palacio Tauste.
  • De la casa de los niños a la morada del ser. Conocer a la persona a partir del pensamiento de María Montessori, de Juan Carlos Mansur Garda. Editorial Herder.
  • Enseñar a vivir. Manifiesto para cambiar la educación, de Edgar Morin, editado por Paidós. Traducido por Núria Petit Fontserè.
  • Todas las fotografías en B/N de los niños son de © Enrique de la Peña, a quien podéis seguir en blogscriptum.

Fuente: https://lecturassumergidas.com/2016/10/30/la-buena-educacion-dialogo-con-fourier-montessori-y-morin/

 

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Entrevista a Robert Swartz: «Los exámenes prueban la memoria y no la inteligencia»

26 Marzo 2017/Fuente: webdelmaestrocmf./Autor:Noticias Galicia

El profesor emérito de la Universidad de Massachusetts (EEUU) Robert Swartz considera en una entrevista con Efe que el sistema de evaluaciones escolares puede probar puntualmente la memoria del alumnado, pero no muestra su inteligencia y creatividad y tampoco contribuye a su desarrollo.

Swartz, que participa en un seminario en el colegio Peleteiro de Santiago de Compostela sobre “Creatividad, pensamiento crítico e innovación en el currículum”, opina que ese tipo de pruebas “suelen poner a prueba la memoria” de los alumnos, pero no sus capacidades, habilidades y conocimientos.

Advierte además de que a menudo se da la circunstancia de que el profesorado llega, incluso, a “preparar a los alumnos para las pruebas”, mediante un método que consiste en repetir una serie de conocimientos aprendidos, para lo que es necesario que tengan que “repasar”, y eso puede conllevar que olviden luego lo interiorizado para ese fin examinador y que, por ende, “el aprendizaje se vuelva un aburrimiento”.

Filósofo y director del Centro Nacional para la Enseñanza del Pensamiento (NCTT, siglas en inglés), una especie de ‘think-tank’ o laboratorio de ideas para fomentar un aprendizaje más participativo y creativo de los alumnos, Swartz apunta que en Estados Unidos “los exámenes se han convertido en un negocio” para algunas empresas que son vendedoras de ese tipo de productos.

Indica así, con añoranza, que la iniciativa primigenia del programa internacional de evaluación de estudiantes, conocido como “PISA”, estaba inicialmente diseñada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para contrastar los resultados en unos y otros países, y para mostrar “algo más que memoria”.

Confiesa ser consciente de que eso ha suscitado muchas críticas en diversos países de los que ven que esos exámenes obvian, precisamente, muchas de las potencialidades de los alumnos. Sin embargo, estima que PISA es una herramienta indicativa para ver la evolución y los progresos, aunque considera conveniente un debate profundo sobre ese tipo de pruebas para “poder mejorarlas”.

En cuanto al hecho de que los resultados en España figuren en algunos indicadores por debajo de la media de países de la OCDE, que incluye a los estados más desarrollados del planeta, señala que “hay que tomarse seriamente la manera en que se educa” a las generaciones futuras.

Swartz explica que hace medio siglo que visitó España como estudiante y tuvo la oportunidad de viajar a diversos puntos de la Península Ibérica, aunque nunca a Galicia, pero observa que en los últimos años, en los que ha regresado para impartir programas de formación dirigidos a profesores a cargo del NCTT, ha constatado que los educadores aseguran que el modelo actual “no está funcionando”.

“Algunos me dicen incluso que es un fracaso completo”, comenta el profesor estadounidense, que trata de persuadir de que el papel del docente sea más de “guía de aprendizaje” para “abrir la mente” a los alumnos e invitarlos a tener “capacidad crítica” y a descubrir por sí mismos.

Afirma este especialista que las tecnologías han permitido abrir nuevas ventanas al conocimiento y constituyen una “verdadera revolución”, por lo que el papel del profesorado está cambiando y debe adecuarse también a proporcionar “referencias” para que los alumnos puedan distinguir por sí mismos, porque “deben ser conscientes de que en internet cualquiera puede poner lo que quiera”.

“No se trata de censurar” sino de facilitar que esas nuevas tecnologías, que entrañan también “riesgos”, puedan ser “herramientas útiles” que susciten el interés por el conocimiento, enfatiza. Swartz asegura que sus propuestas de aprendizaje, que impartirá en un taller junto a la profesora Carol McGuinness de la norirlandesa Queen’s University, llevan a los alumnos a estar “más felices, más comprometidos y más interesados en sus tareas” y, asimismo, a tener “mejores resultados en los exámenes”.

Fuente de la entrevista: http://webdelmaestrocmf.com/portal/el-profesor-swartz-dice-que-los-examenes-prueban-la-memoria-y-no-la-inteligencia/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook

Fuente de la imagen:http://webdelmaestrocmf.com/portal/wp-content/uploads/2016/11/1-12.jpg

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